About Grace to You

El Ministerio

El 20 de julio de 1969, el mundo contuvo la respiración y observó mientras que Michael Collins, Edwin Aldrin y Neil Armstrong llegaron a una culminación dramática de un viaje de 370.000 kilómetros por el espacio. En una ventisca de polvo blanco, se habían posado sobre la superficie de la Luna.

El impacto de Apolo 11 y el "salto gigante" de Neil Armstrong se ha sentido en cada generación desde entonces. La NASA llevó la ciencia a la sala de estar, demostrando que con el trabajo en equipo y la inteligencia dada por Dios, lo que parecía improbable o imposible estaba realmente a su alcance.

Por eso parece apropiado que 1969 -un año de lanzamientos importantes, misiones improbables y resultados impredecibles- fuera el año en que Gracia a Vosotros en inglés comenzara.

El lanzamiento de Gracia a Vosotros en inglés fue sin alardes. Pocos meses antes de que aterrizara Apolo 11, John MacArthur llegó a una pequeña iglesia en las afueras de Los Ángeles. Concebir un ministerio en los medios de comunicación que se extendiera a todos los rincones del mundo era impensable -la prioridad del joven pastor simplemente era enseñar la Palabra de Dios.

Pero un hombre en la congregación inmediatamente vio una oportunidad y actuó. Al darse cuenta de que algunos miembros estaban demasiado enfermos para asistir a los servicios, ese miembro de la iglesia comenzó a grabar las lecciones de John. Esa primera cinta contenía un mensaje titulado "Cómo jugar a la Iglesia" y fue el primer recurso producido por lo que se convertiría en Grace to You.

En los primeros años, el incipiente ministerio capturó las lecciones de John en grandes grabadoras de bobina a carrete; y todo el trabajo era realizado por voluntarios de media jornada. En 1973, las cintas circulaban por toda la iglesia y más allá. Para satisfacer la demanda, uno de los voluntarios, Rick Draa, fue contratado a tiempo completo.

En 1977, aparentemente por equivocación, algunas cintas de Grace to You salieron al aire en Baltimore, Maryland, y la radio "Grace To You" nació. La radio cristiana se estaba desarrollando, convirtiéndose en un poderoso medio personal para alimentar el hambre de la Palabra de Dios y estábamos en la cresta de la ola. Para algunos, nuestra media hora de enseñanza era un suplemento a su fuerte iglesia local. Para otros, era un salvavidas.

La radio no sólo nos permitió el acceso diario a millones de personas, sino que fomentó la demanda de otros recursos. Cuando John comenzó a escribir, Grace to You se convirtió en la plataforma de lanzamiento para desarrollar, editar y distribuir sus libros y guías de estudio.

A medida que ampliamos nuestros recursos de audio e impresos, también aumentó nuestra necesidad de espacio y de personal. Gracias a una familia leal de usuarios y donantes, Grace to You se convirtió en una compañía independiente, autofinanciada y sin fines de lucro a principios de la década del 80 y, posteriormente, compró su propio edificio. Nuestro personal pronto abarcaría una increíble variedad de áreas, incluyendo ingenieros de sonido, técnicos, escritores, editores, artistas gráficos, secretarias, personal de contabilidad y nuestro equipo de servicio al cliente. También continuamos dependiendo de personal voluntario, tal como lo hacemos hoy en día.

El resto es historia. Dios finalmente permitió que nuestros recursos fueran más allá de las fronteras de Estados Unidos -empezamos a plantar oficinas en todo el mundo angloparlante. Hoy, usted nos encuentra en Canadá, India y Europa.

No sólo hemos podido atravesar fronteras geográficas, sino que hemos atravesado varias fronteras tecnológicas. Ya han pasado las cintas de carrete y la edición con navajas. Desde finales de los años 90, nuestro programa ha sido grabado, editado y entregado a estaciones de radio usando tecnología informática. Este sitio web y nuestras aplicaciones de Biblia y Sermones ofrecen un permanente suministro de artículos, videos y materiales de estudio. Ofrecemos todos los mensajes de John en formato MP3, así como "Gracia a Vosotros" a través de podcast.

Nuestro nivel actual de ministerio habría parecido imposible en el año 1969. En términos humanos, lo era. Lo que hemos visto suceder en más de cuarenta años de ministerio no es un monumento a John MacArthur, ni a nuestro personal, ni a nuestra iniciativa, sino a la fidelidad de Dios para bendecir Su Palabra. Es Dios quien ha hecho lo que nosotros no podríamos hacer. Debido a Su poder, estamos listos para enfrentar los obstáculos que nos esperan en el futuro. Después de todo, si podemos enviar a un hombre a la Luna . . .

Nuestra oficina

Desde su comienzo, Grace to You nunca ha sido acerca de un edificio. El enfoque central ha estado en lo que hacemos; y no desde dónde lo hacemos. Nuestra visión no es una de hormigón y acero, sino una de personas -almas siendo alcanzadas y transformadas por la poderosa Palabra de Dios. A medida que Dios bendijo nuestro trabajo y extendió nuestro alcance, la necesidad interna, tras bambalinas, de un espacio mayor y más apropiado, alcanzó un punto crítico. En el año 1999, con la aprobación unánime de nuestro Consejo Directivo, comenzamos un proyecto de construcción que culminó con las instalaciones que ocupamos desde la primavera de 2001.

Nuestro hogar actual es un monumento sólo a Dios y a Su fidelidad por bendecir a aquellos que ministran -y que son ministrados- por Su Palabra.

Cuando John comenzó a enseñar la Palabra de Dios en el año 1969, Grace to You tenía un producto -cintas- y todo el procedimiento cabía en un recinto. Pero 30 años después -después de docenas de libros, cientos de guías de estudio, miles de programas de radio, doce millones de mensajes de audio (hasta 1999), un sitio web y varios edificios- nos encontramos listos para otra mudanza.

Estábamos pensando en un inmueble hecho a medida que fuera el doble del tamaño de cualquiera que habíamos ocupado. Construir desde cero significaba volver a pensar todo lo que hacemos. El lanzamiento del proyecto parecía bastante simple -el arquitecto nos dio una página en blanco y nos dijo que elaboráramos una lista de deseos para el nuevo edificio. ¿Por dónde comenzar?

En primer lugar, queríamos ofrecer a nuestros queridos voluntarios el espacio que necesitaban para estacionar sus automóviles y hacer su trabajo. También queríamos unificar a todos nuestros departamentos que estaban dispersos para que la gente que trabaja junta, pudiera estar junta. El edificio necesitaba suficiente espacio para un estudio que manejara el creciente número de programas de radio que producimos. También buscamos proveer un espacio funcional para nuestro nuevo ministerio en español en desarrollo.

Dios proveyó todo eso y más. El nuevo edificio nos permitió incrementar nuestra eficiencia en áreas de ministerio claves. Los diversos departamentos ahora están organizados de modo que nuestro proceso de producción fluye fácilmente de principio al fin. El diseño de la edificación nos ha permitido servir mejor a nuestros clientes, con espacio suficiente para manejar las demandas crecientes de materiales de enseñanza Bíblica fidedignos.

Es difícil creer que hemos estado en esta instalación desde el año 2001. Ha superado los sencillos objetivos que establecimos en las primeras fases del proceso de planificación. Pero aún más importante, a lo largo de todo esto, hemos visto a Dios utilizar a nuestro nuevo edificio como un medio para cumplir con la meta más cercana a nuestros corazones desde el comienzo: “Desatar la verdad de Dios, un versículo a la vez”.

Estos son algunos datos interesantes acerca de nuestro edificio actual y la organización del ministerio:

  • La instalación actual de Grace to You es un edificio de 40,000 pies cuadrados en 2.79 acres.
  • La construcción, de principio a fin, duró desde mayo del 2000 hasta abril del 2001.
  • La sede de Harrison Parkway es la quinta instalación en la que funciona Grace to You desde 1969.
  • Hay dos voluntarios por cada personal de tiempo completo, todos los cuales ayudan a que el ministerio funcione. Los voluntarios no sólo son personas queridas para nosotros, sino que son una parte indispensable de Grace to You.
  • Grace to You emplea a personas en un amplio espectro de responsabilidades laborales. Los cargos incluyen:
    • Contador
    • Asistente Administrativo
    • Diseñador
    • Editor de Libros
    • Editor de Programas
    • Ingeniero de Trasmisión
    • Redactor
    • Representante de Atención al Cliente
    • Ingeniero de Sonido
    • Técnico de Producción
    • Empleado de Paquetería
    • Supervisor
    • Desarrollo de Contenido
    • Desarrollo de Página Web
    • Programador
  • Grace to You está organizada bajo la dirección de nuestro Equipo de Gerentes en los siguientes departamentos:
    • Contabilidad
    • Trasmisión
    • Servicio al Cliente
    • Desarrollo
    • Recursos Humanos
    • Informática
    • Ministerios Internacionales
    • Ministerio de Internet
    • Producción de Medios de Comunicación
    • Publicaciones
    • Ministerio en Español “Gracia a Vosotros”
    • Envío, Recibo y Depósito

El treinta por ciento de nuestro personal ha estado con nosotros durante diez años o más. Más de la mitad, ha estado con nosotros durante cinco años o más.

Declaración de propósito

Como creyentes comprometidos con Dios y con caminar en obediencia a Él, afirmamos el propósito de Grace to You, el cual es enseñar la Verdad bíblica con claridad, aprovechando varios medios de comunicación masiva para expandir el alcance del ministerio de enseñanza de John MacArthur.

Utilizamos los medios masivos de comunicación para exponer la enseñanza del Pastor John MacArthur a una audiencia tan amplia como sea posible, “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:12).

Una de nuestras principales tareas es la de proteger a los creyentes para que no sean “niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (v.14). Aceptamos la responsabilidad dada a nosotros por Dios de “hablar la verdad en amor” (v.15) y nos esforzamos por el crecimiento de la iglesia y la gloria del Señor, antes que enaltecer y dar honor a los hombres.

Nuestra función no es reemplazar el ministerio de la iglesia local, sino apoyarlo al proveer recursos adicionales para esos creyentes que están hambrientos por la Palabra de Dios. Los medios de comunicación masivos nunca pueden sustituir la participación en una iglesia bíblica, grupos de estudio bíblico o la interacción con un maestro de la Biblia. Sin embargo, sentimos la necesidad de recursos más profundos, evidenciada por muchos cristianos y líderes cristianos en todo el mundo que dependen de nuestro ministerio para complementar su propio estudio.

Nuestro deseo es que Dios sea glorificado mediante los recursos de Grace to You en su ministerio en español, “Gracia a Vosotros”. El Señor Jesucristo es la Cabeza de este ministerio y deseamos desempeñar nuestro trabajo para Él, para reflejarlo a Él a todas las personas que encontremos y para actuar no con nuestra propia fuerza, sino mediante Su poder (Filipenses 4:13).

Lo que enseñamos

Prefacio

Reconociendo que la Biblia es la Palabra misma del Dios Vivo para el hombre y comprendiendo la prioridad de conocer y obedecer sus verdades, Gracia a Vosotros está comprometida a enseñar las Escrituras con diligencia y autoridad.

Por lo tanto, el ministerio central de Gracia a Vosotros es la declaración continua de la verdad bíblica al pueblo de Dios para que ellos puedan estar equipados para hacer la obra del ministerio.

Esta declaración presenta nuestras convicciones con respecto a las verdades teológicas de la Biblia, construidas a lo largo de años de estudio y enseñanza. Son las principales doctrinas de la fe cristiana y reflejan el corazón de la enseñanza de Gracia a Vosotros.

John MacArthur

Las Sagradas Escrituras

Enseñamos que la Biblia es la revelación escrita de Dios al hombre y, de esta manera, los sesenta y seis libros de la Biblia que nos han sido dados por el Espíritu Santo constituyen la Palabra de Dios plenaria (inspirada en todas sus partes por igual) (1 Corintios 2:7-14; 2 Pedro 1:20-21).

Enseñamos que la Palabra de Dios es una revelación objetiva, proposicional (1 Tesalonicenses 2:13; 1 Corintios 2:13), verbalmente inspirada en cada palabra (2 Timoteo 3:16), absolutamente inerrante en los documentos originales, infalible y exhalada por Dios. Enseñamos la interpretación literal, gramatical-histórica de la Escritura, la cual afirma la creencia que los capítulos de apertura de Génesis presentan la creación en seis días literales (Génesis 1:31; Éxodo 31:17).

Enseñamos que la Biblia constituye el único estándar infalible de fe y práctica (Mateo 5:18; 24:35; Juan 10:35; 16:12-13; 17:17; 1 Corintios 2:13; 2 Timoteo 3:15-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21).

Enseñamos que Dios habló en Su Palabra escrita mediante un proceso dual de autores. El Espíritu Santo guió de tal manera a los autores humanos que, a través de sus personalidades individuales y diferentes estilos de escritura, compusieron y escribieron la Palabra de Dios para el hombre (2 Pedro 1:20-21) sin error en el todo o en parte (Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:16).

Enseñamos que, mientras que puede haber varias aplicaciones de algún pasaje en particular de la Escritura, no hay más que una interpretación verdadera. El significado de la Escritura debe ser encontrado al aplicar de manera diligente el método de interpretación literal gramatical-histórico bajo la iluminación del Espíritu Santo (Juan 7:17; 16:12-15; 1 Corintios 2:7-15; 1 Juan 2:20). La responsabilidad de los creyentes consiste en estudiar para llegar a la verdadera intención y significado de la Escritura, reconociendo que la aplicación apropiada es obligatoria para todas las generaciones. Sin embargo, la verdad de la Escritura está en una posición en la que juzga a los hombres, quienes nunca están en una posición de juzgarla.

Dios

Enseñamos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5-7; 1 Corintios 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Juan 4:24), perfecto en todos Sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas—Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14)—mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.

Dios el Padre

Enseñamos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo a Su propósito y gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6). Él es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9). Como el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, Él es soberano en la creación, providencia y redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36). Su paternidad involucra tanto Su designación dentro de la Trinidad, como Su relación con la humanidad. Como Creador, Él es Padre de todos los hombres (Efesios 4:6), pero Él únicamente es el Padre espiritual de los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18). Él ha decretado para Su propia gloria todas las cosas que suceden (Efesios 1:11). Él continuamente sostiene, dirige y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11). En Su soberanía, Él no es ni el autor ni el que aprueba el pecado (Habacuc 1:13; Juan 8:38-47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17). En Su gracia, Él ha escogido desde la eternidad pasada a aquellos a quienes Él ha determinado que sean Suyos (Efesios 1:4-6); Él salva del pecado a todos los que vienen a Él por medio de Jesucristo; Él adopta como Suyos a todos aquellos que vienen a Él; y Él se convierte, al adoptarlos, en Padre de los Suyos (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).

Dios el Hijo

Enseñamos que Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad, posee todos los atributos divinos y, en estos, Él es igual a Dios, consustancial y coeterno con el Padre (Juan 10:30; 14:9).

Enseñamos que Dios, el Padre, creó de acuerdo a Su propia voluntad, mediante Su Hijo, Jesucristo, por medio de quien todas las cosas continúan existiendo y operando (Juan 1:3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2).

Enseñamos que en la encarnación (Dios hecho hombre) Cristo hizo a un lado únicamente las prerrogativas de deidad, pero nada de la esencia divina, ni en grado, ni en tipo. En Su encarnación, la segunda persona de la Trinidad, existiendo eternamente, aceptó todas las características esenciales del ser humano y de esta manera, se volvió el Dios-Hombre (Filipenses 2:5-8; Colosenses 2:9).

Enseñamos que Jesucristo representa a la humanidad y deidad en una unidad indivisible (Miqueas 5:2; Juan 5:23; 14:9-10; Colosenses 2:9).

Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo nació de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23, 25; Lucas 1:26-35); que Él era Dios encarnado (Juan 1:1, 14); y que el propósito de la encarnación fue revelar a Dios, redimir a los hombres y gobernar sobre el Reino de Dios (Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25-26; 1 Pedro 1:18-19).

Enseñamos que, en la encarnación, la segunda persona de la Trinidad hizo a un lado Su derecho a todas las prerrogativas de coexistencia con Dios y se atribuyó una existencia apropiada a un siervo, mientras que nunca se despojó de Sus atributos divinos (Filipenses 2:5-8).

Enseñamos que nuestro Seños Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio del derramamiento de Su sangre y de Su muerte sacrificial en la cruz; y que Su muerte fue voluntaria, vicaria, sustituta, propiciatoria y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24-25; 5:8; 1 Pedro 2:24).

Enseñamos que debido a que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue eficaz, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga, el poder y, un día, de la presencia misma del pecado; y que él es declarado justo, se le otorga vida eterna y es adoptado en la familia de Dios (Romanos 3:25; 5:8-9; 2 Corintios 5:14-15; 1 Pedro 2:24; 3:18).

Enseñamos que nuestra justificación es asegurada por Su resurrección literal, física de los muertos y que Él, ahora, después de haber ascendido, está a la diestra del Padre, en donde ahora Él es nuestro mediador como Abogado y Sumo Sacerdote (Mateo 28:6; Lucas 24:38-39; Hechos 2:30-31; Romanos 4:25; 8:34; Hebreos 7:25; 9:24 1 Juan 2:1).

Enseñamos que, en la resurrección de Jesucristo de la tumba, Dios confirmó la deidad de Su Hijo y demostró que Dios ha aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús también es la garantía de una vida de resurrección futura para todos los creyentes (Juan 5:26-29; 14:19; Romanos 1:4; 4:25; 6:5-10; 1 Corintios 15:20-23).

Enseñamos que Jesucristo regresará para recibir a la iglesia, la cual es Su cuerpo, en el rapto; y al regresar con Su iglesia en gloria, establecerá Su Reino milenial en la tierra (Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20).

Enseñamos que el Señor Jesucristo es Aquel a través de quien Dios juzgará a toda la humanidad (Juan 5:22-23):

  1. Creyentes(1 Corintios 3:10-15; 2 Corintios 5:10)
  2. Habitantes de la tierra que estén vivos cuando Él regrese en gloria (Mateo 25:31-46).
  3. Muertos incrédulos en el Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15).

Como el Mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5), la Cabeza de Su Cuerpo que es la iglesia (Efesios 1:22; 5:23; Colosenses 1:18) y el Rey universal venidero, quien reinará en el trono de David (Isaías 9:6; Lucas 1:31-33), Él es el Juez que tiene la última palabra de todos aquellos que no confían en Él como Señor y Salvador (Mateo 25:14-46; Hechos 17:30-31).

Dios el Espíritu Santo

Enseñamos que el Espíritu Santo es una Persona Divina, eterna, no derivada, que posee todos los atributos de la personalidad y la deidad, incluyendo el intelecto (1 Corintios 2:10-13), emociones (Efesios 4:30), voluntad (1 Corintios 12:11), eternalidad (Hebreos 9:14), omnipresencia (Salmo 139:7-10), omnisciencia (Isaías 40:13-14), omnipotencia (Romanos 15:13) y veracidad (Juan 16:13). En todos los atributos divinos y en sustancia, Él es igual al Padre y al Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 28:25-26; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17).

Enseñamos que es la obra del Espíritu Santo ejecutar la voluntad divina en relación a toda la humanidad. Reconocemos Su actividad soberana en la Creación (Génesis 1:2), la encarnación (Mateo 1:18), la revelación escrita (2 Pedro 1:20-21) y la obra de salvación (Juan 3:5-7).

Enseñamos que la obra del Espíritu Santo en esta época comenzó en Pentecostés, cuando Él descendió del Padre, como fue prometido por Cristo (Juan 14:16-17; 15:26) para iniciar y completar la edificación del Cuerpo de Cristo, el cual es Su iglesia (1 Corintios 12:13). El amplio espectro de Su actividad Divina incluye convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; glorificando al Señor Jesucristo y transformando a los creyentes a la imagen de Cristo (Juan 16:7-9; Hechos 1:5; 2:4; Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18; Efesios 2:22).

Enseñamos que el Espíritu Santo es el Agente sobrenatural y soberano en la regeneración, bautizando a todos los creyentes al Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13). El Espíritu Santo también mora, santifica, instruye, los capacita para el servicio y los sella hasta el día de la redención (Romanos 8:9; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).

Enseñamos que el Espíritu Santo es el Maestro divino, quien guió a los apóstoles y profetas en toda la verdad conforme ellos se entregaban a escribir la revelación de Dios, la Biblia. Todo creyente posee la presencia del Espíritu Santo, quien mora en él desde el momento de la salvación; y el deber de todos aquellos que han nacido del Espíritu, consiste en ser llenos del (controlados por) Espíritu (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20, 27).

Enseñamos que el Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia. El Espíritu Santo no se glorifica ni a sí mismo, ni a Sus dones por medio de despliegues ostentosos, sino que glorifica a Cristo al implementar Su obra de redención de los perdidos y edificación de los creyentes en la santísima fe (Juan 16:13-14; Hechos 1:8; 1 Corintios 12:4-11; 2 Corintios 3:18).

Enseñamos, con respecto a esto, que Dios el Espíritu Santo es soberano en otorgar todos Sus dones para el perfeccionamiento de los santos en el día de hoy; y que hablar en lenguas y la operación de los milagros de señales en los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de apuntar hacia y certificar a los apóstoles como reveladores de Verdad Divina, y su propósito nunca fue el de ser característicos de las vidas de creyentes (1 Corintios 12:4-11; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).

El Hombre

Enseñamos que el hombre fue directa e inmediatamente creado por Dios a Su imagen y semejanza. El hombre fue creado libre de pecado con una naturaleza racional, con inteligencia, voluntad, determinación personal y responsabilidad moral para con Dios (Génesis 2:7, 15-25; Santiago 3:9).

Enseñamos que la intención de Dios en la creación del hombre fue que el hombre glorificara a Dios, disfrutara de la comunión con Dios, viviera su vida en la voluntad de Dios y, de esta manera, cumpliera con el propósito de Dios para el hombre en el mundo (Isaías 43:7; Colosenses 1:16; Apocalipsis 4:11).

Enseñamos que en el pecado de desobediencia de Adán a la voluntad revelada de Dios y a la Palabra de Dios, el hombre perdió su inocencia, incurrió en la pena de muerte espiritual y física; se volvió sujeto a la ira de Dios; y se volvió inherentemente corrupto y totalmente incapaz de escoger o hacer aquello que es aceptable a Dios fuera de la gracia divina. Sin poder alguno para tener la capacidad de restaurarse a sí mismo, el hombre está perdido sin esperanza alguna. Por lo tanto, la salvación es, en su totalidad, la obra de la gracia de Dios por medio de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo (Génesis 2:16-17; 3:1-19; Juan 3:36; Romanos 3:23; 6:23; 1 Corintios 2:14; Efesios 2:1-3; 1 Timoteo 2:13-14; 1 Juan 1:8).

Enseñamos que, debido a que todos los hombres de todas las épocas de la historia estaban en Adán, se les ha transmitido una naturaleza corrompida por el pecado de Adán, siendo Jesucristo la única excepción. Por lo tanto, todos los hombres son pecadores por naturaleza, por decisión personal y por declaración divina (Salmo 14:1-3; Jeremías 17:9; Romanos 3:9-18, 23; 5:10-12).

Salvación

Enseñamos que la salvación es totalmente de Dios por gracia basada en la redención de Jesucristo, el mérito de Su sangre derramada y que no está basada en méritos u obras humanos (Juan 1:12; Efesios 1:7; 2:8-10; 1 Pedro 1:18-19).

Regeneración

Enseñamos que la regeneración es una obra sobrenatural del Espíritu Santo mediante la cual la naturaleza Divina y la vida Divina son dadas (Juan 3:3-7; Tito 3:5). Es instantánea y es llevada a cabo únicamente por el poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios (Juan 5:24), cuando el pecador, en arrepentimiento, al ser capacitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión Divina de la salvación. La regeneración genuina es manifestada en frutos dignos de arrepentimiento que se demuestran en actitudes y conducta justas. Las buenas obras serán su evidencia apropiada y fruto (1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10) y serán experimentadas hasta el punto en el que el creyente se somete al control del Espíritu Santo en su vida a través de la obediencia fiel a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21; Filipenses 2:12b; Colosenses 3:16; 2 Pedro 1:4-10). Esta obediencia hace que el creyente sea conformado más y más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 3:18). Tal conformidad llega a su apogeo en la glorificación del creyente en la venida de Cristo (Romanos 8:17; 2 Pedro 1:4; 1 Juan 3:2-3).

Elección

Enseñamos que la elección es el acto de Dios mediante el cual, antes de la fundación del mundo, Él escogió en Cristo a aquellos a quienes Él, en Su gracia, regenera, salva y santifica (Romanos 8:28-30; Efesios 1:4-11; 2 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 2:10; 1 Pedro 1:1-2).

Enseñamos que la elección soberana no contradice o niega la responsabilidad del hombre de arrepentirse y confiar en Cristo como Salvador y Señor (Ezequiel 18:23, 32; 33:11; Juan 3:18-19, 36; 5:40; Romanos 9:22-23; 2 Tesalonicenses 2:10-12; Apocalipsis 22:17). No obstante, debido a que la gracia soberana incluye tanto el medio para recibir la dádiva de salvación como también la dádiva misma, la elección soberana resultará en lo que Dios determina. Todos aquellos a quienes el Padre llama a sí mismo vendrán en fe y a todos los que vienen en fe, el Padre los recibirá (Juan 6:37-40, 44; Hechos 13:48; Santiago 4:8).

Enseñamos que el favor inmerecido de Dios que concede a los pecadores totalmente depravados no está relacionado con ninguna iniciativa de su parte, ni con que Dios sepa lo que podrían hacer de su propia voluntad, sino que es absolutamente a partir de Su gracia soberana y misericordia, sin relación alguna a cualquier otra cosa fuera de Él (Efesios 1:4-7; Tito 3:4-7; 1 Pedro 1:2).

Enseñamos que la elección no debe ser vista como si estuviera basada meramente en la soberanía abstracta. Dios es verdaderamente soberano, pero Él ejercita esta soberanía en armonía con Sus otros atributos, especialmente Su omnisciencia, justicia, santidad, sabiduría, gracia y amor (Romanos 9:11-16). Esta soberanía siempre exaltará la voluntad de Dios de una manera que es totalmente consistente con Su persona, como se revela en la vida de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 11:25-28; 2 Timoteo 1:9).

Justificación

Enseñamos que la justificación delante de Dios es un acto de Dios (Romanos 8:33) por medio del cual Él declara justos a aquellos quienes, a través de la fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados (Lucas 13:3; Hechos 2:38; 3:19; 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:10; Isaías 55:6-7) y lo confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9-10; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 4:5; Filipenses 2:11). Esta justicia es independiente de cualquier virtud u obra del hombre (Romanos 3:20; 4:6) e involucra la imputación de nuestros pecados a Cristo (Colosenses 2:14; 1 Pedro 2:24) y la imputación de la justicia de Cristo a nosotros (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21). Por medio de esto, Dios puede ser “el Justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26).

Santificación

Enseñamos que todo creyente es santificado (apartado) para Dios por la justificación y, por lo tanto, declarado santo; y, por lo tanto, identificado como santo. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva. Esta santificación tiene que ver con la posición del creyente, no con su vida práctica actual o condición (Hechos 20:32; 1 Corintios 1:2, 30; 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 2:11; 3:1; 10:10, 14; 13:12; 1 Pedro 1:2).

Enseñamos que, por la obra del Espíritu Santo, también hay una santificación progresiva mediante la cual el estado del creyente es traído a un punto más cercano a la posición que disfruta por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y a la capacidad dada por el Espíritu Santo, el creyente es capaz de vivir una vida de mayor santidad en conformidad a la voluntad de Dios, volviéndose más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17, 19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 5:23).

Con respecto a esto, enseñamos que toda persona salva está involucrada en un conflicto diario—la nueva naturaleza en Cristo batallando en contra de la carne. Pero hay provisión adecuada para la victoria por medio del poder del Espíritu Santo Quien mora en el creyente. No obstante, la batalla permanece en el creyente a lo largo de esta vida terrenal y nunca es terminada en su totalidad. Toda afirmación de que un creyente puede erradicar el pecado en su vida en esta vida, no es Bíblica. La erradicación del pecado no es posible, pero el Espíritu Santo provee lo necesario para la victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).

Seguridad

Enseñamos que todos los redimidos, una vez que han sido salvos, son guardados por el poder de Dios; y de esta manera, están seguros en Cristo para siempre (Juan 5:24; 6:37-40; 10:27-30; Romanos 5:9-10; 8:1, 31-39; 1 Corintios 1:4-8; Efesios 4:30; Hebreos 7:25; 13:5; 1 Pedro 1:5; Judas 24).

Enseñamos que el privilegio de los creyentes es regocijarse en la certidumbre de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios, el cual, no obstante, claramente nos prohíbe el uso de la libertad cristiana como una ocasión para vivir en pecado y carnalidad (Romanos 6:15-22; Gálatas 5:13, 25-26; Tito 2:11-14).

Separación

Enseñamos que, a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento, claramente se llama a la separación del pecado; y que las Escrituras claramente indican que, en los últimos días, la apostasía y la mundanalidad se incrementarán (2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Timoteo 4:1-5).

Enseñamos que, a partir de una profunda gratitud por la gracia inmerecida de Dios que se nos ha sido otorgada, y debido a que nuestro glorioso Dios es tan digno de nuestra consagración total, todos los salvos deben de vivir de tal manera que demostremos nuestro amor reverente a Dios y de esta manera, no traer deshonra a nuestro Señor y Salvador. También enseñamos que Dios nos manda a que nos separemos de toda apostasía religiosa y prácticas mundanas y pecaminosas (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 5:9-13; 2 Corintios 6:14-7:1; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11).

Enseñamos que los creyentes deben de estar separados para nuestro Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 1:11-12; Hebreos 12:1-2) y afirmar que la vida cristiana es una vida de justicia obediente que refleja la enseñanza de las Bienaventuranzas (Mateo 5:2-12) y una búsqueda continua de santidad (Romanos 12:1-2; 2 Corintios 7:1; Hebreos 12:14; Tito 2:11-14; 1 Juan 3:1-10).

La Iglesia

Enseñamos que todos los que ponen su fe en Jesucristo son inmediatamente colocados por el Espíritu Santo en un Cuerpo espiritual unido, la iglesia (1 Corintios 12:12-13), la novia de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:23-32; Apocalipsis 19:7-8), de la cual Cristo es la Cabeza (Efesios 1:22; 4:15; Colosenses 1:18).

Enseñamos que la formación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, comenzó en el Día de Pentecostés (Hechos 2:1-21, 38-47) y será completada cuando Cristo venga por los Suyos en el rapto (1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Enseñamos que la iglesia es un organismo espiritual único diseñado por Cristo, constituido por todos los creyentes que han nacido de nuevo en la época actual (Efesios 2:11-3:6). La iglesia es distinta a Israel (1 Corintios 10:32), un misterio no revelado sino hasta esta época (Efesios 3:1-6; 5:32).

Enseñamos que el establecimiento y la continuidad de las iglesias locales está claramente enseñado y definido en las Escrituras del Nuevo Testamento (Hechos 14:23, 27, 20:17, 28; Gálatas 1:2; Filipenses 1:1; 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:1) y que los miembros del Cuerpo espiritual son mandados a unirse en las asambleas locales (1 Corintios 11: 18-20, Hebreos 10:25).

Enseñamos que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo (1 Corintios 11:3; Efesios 1:22; Colosenses 1:18) y que el liderazgo de la Iglesia, dones, orden, disciplina y adoración son determinados por medio de Su soberanía como se encuentra en las Escrituras. Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos (también llamados obispos, pastores y pastores-maestros; Hechos 20:28; Efesios 4:11) y diáconos. Tanto los ancianos como los diáconos deben de cumplir con los requisitos bíblicos (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-5).

Enseñamos que estos líderes guían o gobiernan como siervos de Cristo (1 Timoteo 5:17-22) y tienen Su autoridad al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a su liderazgo (Hebreos 13:7, 17).

Enseñamos la importancia del discipulado (Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2), responsabilidad mutua de todos los creyentes los unos a los otros (Mateo 18:5-14), como también la necesidad de disciplina de miembros de la congregación que están en pecado de acuerdo con los estándares de la Escritura (Mateo 18:15-22; Hechos 5:1-11; 1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6-15; 1 Timoteo 1:19-20; Tito 1:10-16).

Enseñamos la autonomía de la iglesia local, la cual es libre de cualquier autoridad externa o control, con el derecho de gobernarse a sí misma y con libertad de interferencias de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5). Enseñamos que es escritural que las iglesias verdaderas cooperen entre ellas para la presentación y propagación de la fe. No obstante, cada iglesia local, a través de sus ancianos y su interpretación y aplicación de la Escritura, debe ser el único juez de la medida y método de su cooperación. Los ancianos deben determinar todos los demás asuntos de membrecía, políticas, disciplina, benevolencia, como también gobierno (Hechos 15:19-31; 20-28; 1 Corintios 5:4-7; 13:1; 1 Pedro 5:1-4).

Enseñamos que el propósito de la iglesia es glorificar a Dios (Efesios 3:21) al edificarse a sí misma en la fe (Efesios 4:13-16), al ser instruida en la Palabra (2 Timoteo 2:2, 15; 3:16-17), al tener comunión (hechos 2:47; 1 Juan 1:3), al guardar las ordenanzas (Lucas 22:19; Hechos 2:38-42) y al extender y comunicar el Evangelio al mundo entero (Mateo 28:19; Hechos 1:8; 2:42).

Enseñamos el llamado de todos los santos a la obra del servicio (1 Corintios 15:58; Efesios 4:12; Apocalipsis 22:12).

Enseñamos la necesidad de que la iglesia coopere con Dios conforme Él lleva a cabo Sus propósitos en el mundo. Para ese fin, Él da a la iglesia dones espirituales. Él da hombres escogidos con el propósito de equipar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:7-12); y Él también da capacidades únicas y especiales a cada miembro del Cuerpo de Cristo (Romanos 12:5-8; 1 Corintios 12:4-31; 1 Pedro 4:10-11).

Enseñamos que hubo dos clases de dones dados en la iglesia primitiva: dones milagrosos de revelación divina y sanidad, dados temporalmente en la era apostólica, con el propósito de confirmar la autenticidad del mensaje de los apóstoles (Hebreos 2:3-4; 2 Corintios 12:12); y dones de ministerio, dados para equipar a los creyentes para edificarse los unos a los otros. Con la revelación del Nuevo Testamento ahora terminada, la Escritura se vuelve la única prueba de autenticidad del mensaje de un hombre, y los dones de validación de una naturaleza milagrosa ya no son necesarios para certificar a un hombre o a su mensaje (1 Corintios 13:8-12). Los dones milagrosos pueden llegar a ser falsificados por Satanás al punto de engañar aún a creyentes (1 Corintios 13:13-14:12; Apocalipsis 13:13-14). Los únicos dones en operación en el día de hoy son aquellos dones no revelatorios que equipan para edificación (Romanos 12:6-8).

Enseñamos que hoy en día, nadie posee el don de sanidad, pero que Dios sí oye y responde a la oración de fe y responderá de acuerdo con Su propia voluntad perfecta a los enfermos, a los que sufren y a los que están afligidos (Lucas 18:1-6; Juan 5:7-9; 2 Corintios 12:6-10; Santiago 5:13-16; 1 Juan 5:14-15).

Enseñamos que a la iglesia local se le han dado dos ordenanzas: el bautismo y la Cena del Señor (Hechos 2:38-42). El bautismo Cristiano por inmersión (Hechos 8:36-39) es el testimonio solemne y hermoso de un creyente mostrando su fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y su unión con Él en su muerte al pecado y resurrección a una nueva vida (Romanos 6:1-11). También es una señal de comunión e identificación con el cuerpo visible de Cristo (Hechos 2:41-42).

Enseñamos que la Cena del Señor es la conmemoración y proclamación de Su muerte hasta que Él venga, y siempre debe ser precedida por una solemne evaluación personal (1 Corintios 11:28-32). También enseñamos que, si bien los elementos de la Comunión sólo simbolizan la carne y la sangre de Cristo, la Cena del Señor es, de hecho, una comunión real con el Cristo resucitado, quien mora en cada creyente y, por lo tanto, está presente en comunión con Su pueblo (1 Corintios 10:16).

Ángeles

Ángeles Santos

Enseñamos que los ángeles son seres creados y por lo tanto no deben ser adorados. Aunque son un orden más alto de creación que el hombre, han sido creados para servir a Dios y para adorarlo (Lucas 2:9-14; Hebreos 1:6-7, 14; 2:6-7; Apocalipsis 5:11-14; 19:10; 22:9).

Ángeles Caídos

Enseñamos que Satanás es un ángel creado y el autor del pecado. Él incurrió en el juicio de Dios al rebelarse en contra de su Creador (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19), al llevar a varios ángeles con él en su caída (Mateo 25:41; Apocalipsis 12:1-14) y al introducir el pecado a la raza humana por su tentación de Eva (Génesis 3:1-15).

Enseñamos que Satanás es el enemigo abierto y declarado de Dios y el hombre (Isaías 14:13-14; Mateo 4:1-11; Apocalipsis 12:9-10), el príncipe de este mundo, quien ha sido derrotado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo (Romanos 16:20); y que será eternamente castigado en el lago de fuego (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).

Las Últimas Cosas (Escatología)

La Muerte

Enseñamos que la muerte física no involucra la pérdida de nuestra consciencia inmaterial (Apocalipsis 6:9-11), que el alma de los redimidos pasa inmediatamente a la presencia de Cristo (Lucas 23:43; Filipenses 1:23; 2 Corintios 5:8), que hay una separación entre el alma y el cuerpo (Filipenses 1:21-24) y que, para los redimidos, dicha separación continuará hasta el rapto (1 Tesalonicenses 4:13-17), el cual inicia la primera resurrección (Apocalipsis 20:4-6), cuando nuestra alma y cuerpo se volverán a unir y serán glorificados para siempre con nuestro Señor (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:35-44, 50-54). Hasta ese momento, las almas de los redimidos en Cristo permanecerán en comunión gozosa con nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 5:8).

Enseñamos la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a vida eterna (Juan 6:39; Romanos 8:10-11, 19-23; 2 Corintios 4:14) y los inconversos a juicio y castigo eterno (Daniel 12:2; Juan 5:29; Apocalipsis 20:13-15).

Enseñamos que, en la muerte, las almas de los que no son salvos son guardadas bajo castigo hasta la segunda resurrección (Lucas 16:19-26; Apocalipsis 20:13-15), cuando el alma y el cuerpo de resurrección serán unidos (Juan 5:28-29). Entonces, aparecerán en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) y serán arrojados al infierno, el lago de fuego (Mateo 25:41-46), separados de la vida de Dios para siempre (Daniel 12:2; Mateo 25:41-46; 2 Tesalonicenses 1:7-9).

El Rapto de la Iglesia

Enseñamos el regreso personal, corporal de nuestro Señor Jesucristo antes de la tribulación de siete años (1 Tesalonicenses 4:16; Tito 2:13) para sacar a Su iglesia de esta tierra (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:15-5:11) y, entre este acontecimiento y Su regreso glorioso con Sus santos, para recompensar a los creyentes de acuerdo a sus obras (1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10).

El Período de Tribulación

Enseñamos que inmediatamente después de sacar a la iglesia de la tierra (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18) los juicios justos de Dios serán derramados sobre un mundo incrédulo (Jeremías 30:7; Daniel 9:27; 12:1; 2 Tesalonicenses 2:7-12; Apocalipsis 16) y que estos juicios llegarán a su apogeo para el tiempo del regreso de Cristo en gloria a la tierra (Mateo 24:27-31; 25:31-46; 2 Tesalonicenses 2:7-12). En ese momento, los santos del Antiguo Testamento y de la tribulación serán resucitados; y los vivos serán juzgados (Daniel 12:2-3; Apocalipsis 20:4-6). Este periodo incluye la septuagésima semana de la profecía de Daniel (Daniel 9:24-27; Mateo 24:15-31; 25:31-46).

La Segunda Venida y el Reino Milenial

Enseñamos que, después del período de tribulación, Cristo vendrá a la tierra a ocupar el trono de David (Mateo 25:31; Lucas 1:31-33; Hechos 1:10-11; 2:29-30) y establecerá Su Reino Mesiánico por mil años sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-7). Durante este tiempo, los santos resucitados reinarán con Él sobre Israel y todas las naciones de la tierra (Ezequiel 37:21-28; Daniel 7:17-22; Apocalipsis 19:11-16). Este Reino será precedido por el derrocamiento del Anticristo y el Falso Profeta y eliminación de Satanás del mundo (Daniel 7:17-27; Apocalipsis 20:1-7).

Enseñamos que el Reino mismo va a ser el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel (Isaías 65:17-25; Ezequiel 37: 21-28; Zacarías 8:1-17) de restaurarlos a la tierra que ellos perdieron por su desobediencia (Deuteronomio 28:15-68). El resultado de su desobediencia fue que Israel fuera temporalmente hecho a un lado (Mateo 21:43; Romanos 11:1-26), pero volverá a ser despertado mediante el arrepentimiento para entrar en la tierra de bendición (Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:22-32; Romanos 11:25-29).

Enseñamos que este tiempo del Reino de nuestro Señor estará caracterizado por armonía, justicia, paz, virtud y larga vida (Isaías 11; 65:17-25; Ezequiel 36:33-38) y finalizará al libertar a Satanás (Apocalipsis 20:7).

El Juicio de los Perdidos

Enseñamos que después de que Satanás sea soltado después del Reino de Cristo de mil años (Apocalipsis 20:7), Satanás engañará a las naciones de la tierra y las reunirá para combatir a los santos y a la ciudad amada; y en ese momento, Satanás y su ejército serán devorados por fuego del cielo (Apocalipsis 20:9). Después de esto, Satanás será arrojado al lago de fuego y azufre (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10) después de lo cual Cristo, quien es el Juez de todos los hombres (Juan 5:22), resucitará y juzgará a los grandes y pequeños en el Juicio del Gran Trono Blanco.

Enseñamos que esta resurrección de los muertos no salvos a juicio será una resurrección física; y después de recibir su juicio (Romanos 14:10-13), serán entregados a un castigo consciente eterno en el lago de fuego (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:11-15).

La Eternidad

Enseñamos que después de la conclusión del milenio, la libertad temporal de Satanás y el juicio a los incrédulos (2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 20:7-15), los salvos entrarán al estado eterno de gloria con Dios, después del cual los elementos de esta tierra se disolverán (2 Pedro 3:10) y serán reemplazados con una tierra nueva en donde sólo mora la justicia (Efesios 5:5; Apocalipsis 20:15; 21-22). Después de esto, la ciudad celestial descenderá del cielo (Apocalipsis 21:2) y será el lugar en el que moren los santos, en donde disfrutarán de la comunión con Dios y de la comunión mutua para siempre (Juan 17:3; Apocalipsis 21-22). Nuestro Señor Jesucristo, habiendo cumplido Su misión redentora, entonces entregará el Reino a Dios, el Padre (1 Corintios 15:24-28) para que en todas las esferas, el Dios Trino reine para siempre (1 Corintios 15:28).

Qué significa ser cristiano

Ser cristiano es más que identificarse con una religión en particular o afirmar un cierto sistema de valores. Ser cristiano significa que usted ha aceptado lo que la Biblia dice acerca de Dios, la humanidad y la salvación. Considere las siguientes verdades que se encuentran en la Biblia.

Dios es el Creador Soberano

El pensamiento contemporáneo dice que el hombre es producto de la evolución. Pero la Biblia dice que fuimos creados por un Dios personal para amar, servir y disfrutar una comunión infinita con Él. El Nuevo Testamento revela que fue Jesús mismo quien creó todo. (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, todo Le pertenece y domina sobre todos (Salmo 103:19). Eso significa que Él tiene autoridad sobre nuestras vidas y que le debemos lealtad, obediencia y adoración absoluta.

Dios es Santo

Dios es absoluta y perfectamente Santo (Isaías 6:3), por lo tanto, Él no puede cometer o aprobar el mal (Santiago 1:13). Dios también requiere santidad de nosotros. Primera de Pedro 1:16 dice: “Sed santos, porque Yo soy santo”.

La Humanidad es Pecaminosa

De acuerdo a la Escritura, todos somos culpables de pecado: “No hay hombre que no peque” (1 Reyes 8:46). Eso no significa que somos incapaces de hacer actos humanos piadosos. Pero somos completamente incapaces de comprender, amar o aceptar a Dios por nuestra propia cuenta (Romanos 3:10-12).

El Pecado Demanda un Castigo

La santidad y justicia de Dios demandan que todo pecado sea castigado con la muerte (Ezequiel 18:4). Es por eso que tan solo cambiar nuestros patrones de conducta no puede solucionar nuestro problema con el pecado o eliminar sus consecuencias.

Jesús es Señor y Salvador

El Nuevo Testamento revela que fue Jesús mismo quien creó todo. (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, todo Le pertenece y domina sobre todos (Salmo 103:19). Eso significa que Él tiene autoridad sobre nuestras vidas y que le debemos lealtad, obediencia y adoración absoluta. Romanos 10:9 dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. A pesar de que la justicia de Dios demanda la muerte por el pecado, Su amor ha provisto a un Salvador quien pagó la pena y murió por los pecadores. (1 Pedro 3:18). La muerte de Cristo satisfizo las demandas de Dios de justicia y la vida perfecta de Cristo satisfizo la demanda de Dios de santidad (2 Corintios 5:21), permitiéndole, por lo tanto perdonar y salvar a aquellos que ponen su fe en Él (Romanos 3:26).

El Carácter de la Fe Salvadora

La verdadera fe siempre está acompañada de arrepentimiento de los pecados. El arrepentimiento es concordar con Dios que usted es un pecador, confesarle sus pecados a Él y tomar la decisión consciente de apartarse del pecado (Lucas 13:3,5; 1 Tesalonicenses 1:9) y buscar a Cristo (Mateo 11:28-30; Juan 17:3) y obedecerle (1 Juan 2:3). No es suficiente creer ciertos hechos acerca de Cristo. Aún Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero (Santiago 2:19), pero ellos no Le aman y obedecen. La verdadera fe salvadora siempre responde en obediencia (Efesios 2:10).

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Respetamos y estamos comprometidos con la protección de su privacidad. Esa es la razón por la que hemos adoptado esta Política de Privacidad. Nuestra Política de Privacidad le permite a usted saber cómo es procesada y utilizada su información personal. Nos comprometemos a manejar su información personal únicamente en maneras que son compatibles con esta Política de Privacidad.

¿Qué información están recolectando y cómo lo hacen?

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Nosotros utilizamos esta información para examinar nuestro tráfico en términos colectivos, pero no recolectamos y evaluamos esta información en términos individuales. Nuestros servidores de Internet no registran las direcciones de correo electrónico de los visitantes.

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De vez en cuando, Gracia a Vosotros puede enviar una “cookie” a su computadora. Una “cookie” es una pequeña pieza de datos que es enviada a su navegador desde un servidor de Internet y es almacenada en el disco duro de su computadora. Una “cookie” no puede leer datos de su disco duro o leer archivos de cookies creados por otras páginas y no daña su sistema.

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¿Qué otra información solicitamos?

Es posible que también solicitemos su dirección de correo electrónico o domicilio para efectos de proveer servicios adicionales o información o materiales que usted haya solicitado.

Cuando solicitamos la identidad de una visita, indicaremos claramente el propósito de la solicitud, antes de que la información sea solicitada. Mantenemos una política estricta de no enviar correos electrónicos no deseados, lo cual significa que no buscamos vender, rentar o dar su dirección de e-mail a terceros sin su consentimiento.

Además, Gracia a Vosotros no le enviará correos electrónicos que no haya aceptado recibir. No obstante, enviamos un correo electrónico para hacerle saber que hemos recibido su correo electrónico en Gracia a Vosotros o cuando usted envía un comentario mediante nuestra página web.

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¿Darán a conocer la información que recopilan a terceros?

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  • Cumplir con los edictos de la ley o cumplir con un proceso legal llevado a cabo en gracia.org
  • Proteger y defender los derechos o propiedad de Gracia a Vosotros o las visitas de gracia.org
  • Identificar a personas que puedan estar violando la ley, la notificación legal o los derechos de terceros
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¿Qué responsabilidad tengo con enlaces de terceros?

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Usted puede consultar esas páginas para determinar su política de privacidad. Recuerde que siempre que usted da a conocer información personal en línea, por ejemplo, mediante correo electrónico, listas de diálogo u otras maneras, esa información puede ser recolectada y utilizada por otros. En resumen, si da a conocer información personal en línea, que es accesible al público, es posible que reciba mensajes de otros sitios que usted no solicitó.

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