Fue Martín Lutero quien dijo:
"En la actualidad, el mundo está discutiendo de manera sagaz cómo apagar la controversia, la contienda por la doctrina y la fe; y cómo llegar a una concesión entre la Iglesia y el papado. Dicen que todas las personas preparadas, sabias, -como los obispos, los emperadores y los príncipes- cumplan la función de mediadores. Cada lado puede ceder fácilmente en algo; y es mejor ceder en algunas cosas, que pueden ser vistas de acuerdo a la interpretación de cada persona, en lugar de que se permita tanta persecución, derramamiento de sangre, guerra y disensión y destrucción tan terribles e interminables”.
"Aquí hay falta de entendimiento, ya que el entendimiento comprueba mediante la Palabra, que tal manera de remendar las cosas no es conforme a la voluntad de Dios sino que la doctrina, la fe y la adoración deben ser preservadas puras y sin ser adulteradas. No no debe mezclarse con la insensatez, opiniones o sabiduría humanas”.
"Las Escrituras nos dan esta regla ‘Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres’ (Hechos 5:29)”.
Es interesante especular cómo sería la iglesia en el día de hoy, si Martín Lutero hubiera tenido la tendencia a hacer concesiones morales. Él enfrentaba una fuerte presión para que cambiar su enseñanza, suavizar su mensaje y dejar de molestar al papado. Aún muchos de sus amigos y personas que lo apoyaban, alentaron a Lutero a ponerse de acuerdo con Roma por el bien de la armonía en la iglesia. Lutero mismo oró fervientemente para que el efecto de su enseñanza no fuera divisivo.
Cuando clavó sus 95 Tesis a la puerta, lo último que quería hacer era dividir la iglesia.
Sin embargo, algunas veces la división es conveniente y aún hasta saludable para la iglesia. Especialmente en tiempos como los de Lutero -y como los nuestros- cuando la iglesia visible parece estar llena de cristianos falsos, es correcto que el verdadero pueblo de Dios se manifieste.
En algunas ocasiones, la concesión moral es un mal peor que la división. Segunda de Corintios 6:14-17 no solo está hablando del matrimonio cuando dice:
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán Mi pueblo.
Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor.
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