Cuando yo jugaba fútbol americano en la universidad, mis entrenadores constantemente nos daban esta admonición: "¡Jueguen su posición!" Lo tenían que repetir seguido porque cuando veíamos que la jugada se desplegaba hacia otro lugar en el campo, estábamos tentados a correr hacia allá y tratar de empujar al muchacho con el balón. En ese momento, la jugada se regresaba a la dirección del lugar que acabábamos de dejar.
Uno de nuestros mejores jugadores era muy agresivo y muchas veces se alejaba de su posición. Él estaba por todo el campo, derribando a los jugadores del otro equipo; y frecuentemente, a los jugadores a los que no debía de tirar. Finalmente, se quedó en la banca. Aunque era un buen atleta, comprobó ser inútil al equipo ya que no se quedaba en su posición.
Todos solíamos tender a cometer el mismo error; y el entrenador nos llevaba de vuelta a los vestuarios para dibujar las jugadas en una pizarra. Primero, aclaraba la posición de cada uno, y después explicaba cómo es que las jugadas debían ser. Hay un paralelo a la experiencia del cristiano. Dios le ha puesto en Su equipo y le ha dado los recursos y la obligación de "jugar" su posición en el Cuerpo de Cristo. Él le ha dado dones espirituales para llevar cumplir su tarea.
Su primera obligación como cristiano es aprender acerca de su posición en el Cuerpo de Cristo. Debe estudiar el pizarrón, por así decirlo, y ver cuál es su situación; ver quién está en cada lado suyo, quién está detrás de usted y quién está al frente. Desafortunadamente, muchos cristianos no saben cómo vivir, en parte porque no conocen su posición. Yo quiero dibujar su posición en el pizarrón espiritual para que pueda ser un jugador eficaz en el partido.
Básicamente, el regalo de Dios de la salvación en Cristo trae al creyente a una posición de justicia. Dios imputa la justicia perfecta de Su Hijo al creyente; y así lo declara justo posicionalmente. Pero como usted bien sabe, los creyentes aun tienen pecado en sus vidas – los cristianos no son usualmente justos 100 por ciento del tiempo. Sin embargo, es sobre la base de nuestra justicia posicional, que somos exhortados a esforzarnos por la justicia práctica en nuestras vidas diarias.
Si usted puede poner su lucha personal con el pecado de lado por un momento, quiero que considere lo que la Biblia dice acerca de su posición en Cristo. Como cristiano usted: está espiritualmente vivo para Dios, ha muerto al pecado, ha sido perdonado, ha sido declarado justo, es un hijo de Dios, es posesión de Dios, es heredero de Dios, ha sido bendecido con toda bendición espiritual, es un ciudadano del cielo, siervo de Dios, está libre de la ley, ha sido crucificado para el mundo, es una luz en el mundo, victorioso sobre Satanás, limpio del pecado, declarado santo y sin mancha, puesto en libertad por medio de Cristo del dominio del pecado, está seguro en Cristo, se le ha concedido la paz y el descanso y es guiado por el Espíritu Santo.
Probablemente esté pensando que la Biblia puede decir todo eso, pero no está seguro de estar siempre a la altura de esas descripciones. Es por eso que en el Nuevo Testamento, por cada una de esas declaraciones sobre su posición, existe una práctica correspondiente que debe seguir. Por ejemplo, el Nuevo Testamento le dice:
• Ya que para Dios estás vivo espiritualmente, vive de acuerdo con esa nueva vida.
• Puesto que has muerto al pecado, no le des al pecado lugar en tu vida.
• Puesto que has sido está perdonado, cuenta con eso y no vayas por la vida sintiéndote culpable.
• Ya que has sido declarado justo, vive justamente.
• Ya que eres un hijo de Dios, actúa como uno de los hijos de Dios.
• Dado que eres posesión de Dios, entrégate a Él con humilde sumisión.
Estoy convencido que si usted sinceramente estudia su posición en Cristo, su vida cambiará. Usted entenderá que el fracaso en algún aspecto de la vida cristiana no significa que usted pierde su posición. La posición de un verdadero cristiano está establecida para siempre - es inmutable y permanente. Y por otra parte, al igual que tropezar no empeorará su posición, tampoco el crecimiento sumará para mejorarla. El favor de Dios no depende de sus obras. Dios "nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito Suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2 Timoteo 1:9).
Posicionalmente, no se puede aumentar o disminuir en el favor de Dios. Como cristiano genuino, nada de lo que haga o no haga puede cambiar en lo más mínimo su posición perfecta delante de Dios - porque "vosotros estáis completos en Él" (Colosenses 2:10).
Dichosamente, esa integridad no significa que cuando usted entiende su posición usted seguirá siendo como es - no, podrá ver cambios en su vida. El Nuevo Testamento enfatiza continuamente su identidad como creyente y le insta a entender y a aplicar sus recursos espirituales. A medida que continúe madurando en Cristo, no sólo llegará a una mayor comprensión de quién usted es, sino que también dependerá de manera más permanente en sus recursos -los concedidos a usted como resultado de su posición en Cristo- para manejar los aspectos prácticos de la vida cristiana. Esa es la idea central de la apelación de Pablo en Efesios 4:1: "Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados."
¿Y usted, que es cristiano, sabe su posición? Si no es así, regrese al vestuario y estudie la pizarra - la Biblia - y descubrirá de nuevo la alegría de quién usted es en Cristo. Si es así, incorpórese al partido, juegue en su posición y conviértase en la práctica lo que usted ya es en su posición.
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