"El propósito primordial del hombre es glorificar a Dios y regocijarse en Él para siempre." El Catecismo Menor de Westminster
¿Cómo hace una persona para glorificar a Dios? Ninguna pregunta es más práctica o más significativa. El propósito supremo en la vida de cualquier hombre o mujer -para cualquiera que haya nacido en este mundo- es glorificar a Dios. Eso es de lo que se trata la vida. Glorificar a Dios es el resultado final de la vida cristiana. La madurez espiritual es simplemente concentrarse y enfocarse en la persona de Dios hasta que estamos sumergidos en Su majestad y Su gloria.
Me gustaría sugerir algunas maneras prácticas para el cristiano de glorificar a Dios:
• Confiese sus pecados. La confesión del pecado glorifica a Dios porque si usted perdona su pecado, se absuelve a sí mismo de la responsabilidad y culpa a Dios por permitirle meterse en un lío. Adán es un ejemplo de esto. Cuando Dios lo enfrentó, ¿cuál fue su excusa? "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí" (Génesis 3:12). Prácticamente estaba diciendo: "Tu lo hiciste, Dios. Si no me hubieras dado esta mujer, nada de esto hubiera ocurrido".
Hacer eso es culpar a Dios y por lo tanto asignarle culpa a Él. Pero Dios nunca tiene la culpa cuando pecamos. Dar a entender que Él es de alguna manera responsable mancilla Su santidad. Así que aquellos que tratan de evadir la absoluta responsabilidad por su propio pecado cometen un grave pecado contra la gloria de Dios.
Primera de Juan 1:9 dice: "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." La palabra griega para "confesar " es homologeo, que significa "decir lo mismo." Confesar significa estar de acuerdo con Dios que el pecado es nuestra culpa y arrepentirnos. Ese acto glorifica a Dios. No tenemos que suplicar perdón a Dios. Él es fiel y justo para perdonar tan pronto estamos de acuerdo con Él.
• De frutos. En Juan 15:8 Jesús dijo a los discípulos: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto." ¿Por qué? Porque entonces el mundo puede ver los resultados de una vida llena del Espíritu. Para eso estamos aquí - para mostrar a Dios al mundo.
Colosenses 1:10 dice: "Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra." Las buenas obras son fruto. Cuando vivimos una vida de buenas obras, el mundo verá y glorificará a nuestro Padre que está en los cielos.
• Alabe a Dios. El Salmo 50:23 dice: "El que sacrifica alabanza Me honrará." La alabanza honra a Dios. Una manera de alabar a Dios es darle crédito por todo. En 2 Samuel 12:26-31, cuando Joab obtuvo la victoria contra Rabá y se apoderó de la corona del enemigo, envió por David para poder presentarle la corona a él. Éste es un buen ejemplo de cómo el cristiano debe actuar para con el Maestro. Usted gana una victoria en su vida, pero no lleva la corona. Se le da al Señor, quien ha ganado la victoria por usted.
• Esté conforme. Podemos estar descontentos con nosotros mismos y nuestras circunstancias. Pero, ¿quién nos creó? Dios. Y Él promete suplir todas nuestras necesidades. Cuando estamos conformes, reconocemos la soberanía de Dios en nuestras vidas y eso le da gloria. Si estamos descontentos, es lo mismo que cuestionar la sabiduría de Dios. Eso no le glorifica.
Pablo testificó: "He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación" (Filipenses 4:11). Pablo estaba seguro que Dios usaría todas las cosas - la pobreza, así como la abundancia; la comodidad, así como el dolor- para el bien de Pablo y la gloria de Dios (Romanos 8:28). Él no dijo: "Voy a dar gloria a Dios a pesar de mi dolor." Él dijo: "Voy a dar gloria a Dios por ello."
Un cristiano que está descontento por algún motivo - trabajo, cónyuge, finanzas - es un terrible testimonio de la bondad de nuestro Dios. ¿Qué clase de Dios tenemos? ¿Es Él realmente soberano? ¿Puede realmente ser de confianza? Glorificar a Dios significa que lo alabamos con satisfacción absoluta, sabiendo que nuestro destino es el plan de Dios para nosotros ahora.
• Ore según la voluntad de Dios. Jesús dijo: "Todo lo que pidáis en Mi nombre, Yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14:13). El nombre de Jesús significa todo lo que Él es y todo lo que Él quiere. Orar en Su nombre significa orar de acuerdo con Su carácter y Su voluntad. Y Dios se complace en revelar Su gloria en la oración contestada. Es por eso que Él nos manda a orar, para que pueda mostrarnos Su grandeza y podamos darle la alabanza que Él es digno de recibir.
• Proclame la Palabra de Dios. Pablo escribió: "Hermanos, orad por nosotros para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros" (2 Tesalonicenses 3:1). ¿Cómo era la Palabra glorificada a través de los creyentes? Ellos la escuchaban y la creían. Confiaban en Cristo y habían nacido de nuevo - y Dios era glorificado.
La presentación de la Palabra con claridad y precisión siempre le da gloria a Dios. Cada vez que un maestro de escuela dominical enseña a niños en una clase, cada vez que un líder de estudio bíblico abre la Palabra en la casa de alguien, cada vez que un padre se sienta con su familia y empieza a hablar de la Palabra de Dios, Dios es glorificado. Nosotros lo honramos dando a conocer y comprendiendo Su palabra.
• Lleve a otros a Cristo. Dios también recibe la gloria cuando la gente es redimida. Él es glorificado cuando la prisión de Satanás es abierta y los hombres y las mujeres son liberados del poder del maligno. La gente es salvada de sus pecados con el fin de dar gloria a Dios. Así que mientras más personas se conviertan, más acción de gracias acontece y más personas hay en el coro cantando: "¡Aleluya!" (2 Corintios 4:15).
¿Cómo disfrutar de Dios?
Cuando vivimos para glorificar a Dios, Él responde dándonos un gozo abrumador. Usted dirá: "Bueno, yo tengo una vida dura. Yo no tengo ningún gozo."¿Puedo sugerir una respuesta? Comience a glorificar a Dios.
El gozo no necesariamente siempre hace que la tristeza, el desánimo, el dolor y el fracaso se alejen, sino que permite que los cristianos puedan experimentar gozo sobrenatural, incluso en medio de esas cosas. De hecho, el pecado es, en última instancia, la única cosa que puede robar el gozo de los cristianos. Cuando nuestro gozo comienza a desaparecer, es un signo seguro de la usurpación del pecado o la incredulidad. ¿Qué podemos hacer en momentos como ese? Ponernos de rodillas y confesar el pecado en nuestras vidas. Tenemos que orar con David: "Vuélveme el gozo de Tu salvación" (Salmo 51:12). Entonces, nos sometemos al Espíritu Santo y el gozo vuelve.
Jesús desea que Su gozo esté en nosotros (Juan 15:11). Su regocijo que ahora conocemos en parte, es lo que conoceremos a la perfección en el cielo. Tal vez, la mayor promesa en toda la Biblia es 1 Tesalonicenses 4:17: "Estaremos siempre con el Señor." ¡Eso sí que es gozo!
Texto adaptado del libro The Keys to Spiritual Growth por John F. MacArthur ©2001 Crossway
Books.
Extraído de How to Live for God’s Glory por John F. MacArthur ©1996. Usado con permiso de Good News Publishers. Para mas información, visite www.goodnewstracts.org.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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