A todos nos gusta sentirnos felices – llenos de alegría, sentirnos bien y tener todo bajo control. No hay nada malo en ello. Dios desea personas gozosas, entusiasmadas, contentas y con el ánimo bien alto. El problema está en cómo se genera esa alegría. Algunas personas piensan que la encontrarán en una botella de licor o en narcóticos. Pero ninguna de esas es la fuente de gozo del cristiano.
Efesios 5:18 dice: “Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución”. Pablo no trata de demostrar que la embriaguez es incompatible con el cristianismo, simplemente da la orden. Una vez que una persona es cristiana, dice adiós a la vida que una vez vivió en ebrio libertinaje – la vida de fiesta no debe tener lugar en la vida del creyente.
Usted se estará pensando si le daré un discurso sobre los males del alcohol y que eso es algo que ya ha escuchado. ¿De veras? Encontré un estudio que dice que el año pasado 14 millones de americanos fueron clasificados como personas que abusan del alcohol o alcohólicos – eso es 1 de cada 13 adultos. Millones más se emborrachan regularmente o abusan del alcohol; y más del 50 por ciento de los americanos reporta que uno o más de sus familiares cercanos tienen problemas con el alcohol. Con estadísticas así, ¿cree que a lo mejor algunas de esas personas asiste a su iglesia? ¿Era usted una de esas personas?
No le daré un sermón sobre los peligros del alcohol –sin duda usted está dolorosamente consciente del problema. La embriaguez causa violencia, accidentes, abuso y endeudamiento; y nosotros pagamos millones de dólares en impuestos para limpiar el daño. La embriaguez se cobra un tremendo precio en nuestra sociedad, directa e indirectamente.
El Espíritu y la Botella
Entonces, si los cristianos no deben emborracharse con vino, ¿dónde encontrarán gozo y alegría? La respuesta está en la segunda parte de Efesios 5:18: “Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu” (énfasis agregado). Su entusiasmo, su júbilo y su gozo deberían ser el resultado de ser lleno del Espíritu Santo; no de estar lleno de vino.
Es probable que le sorprenda el lenguaje de ese versículo. Parece que Pablo está diciendo que debemos estar embriagados con el Espíritu Santo. De hecho, observadores del comportamiento excesivo de los apóstoles en el día de Pentecostés concluyeron equivocadamente que habían estado bebiendo desde muy temprano por la mañana (vea Hechos 2:1-4; 13-18). Pero la idea es la siguiente: ser lleno del Espíritu Santo resulta en un comportamiento marcado por el gozo, la audacia y la falta de inhibición. Aún una persona apacible puede convertirse en una persona audaz y sin temor cuando vive bajo la influencia del Espíritu Santo.
Parece lo que sucede cuando una persona se emborracha, ¿no es cierto? Pero Pablo en realidad está haciendo un contraste, no una comparación, entre el vino y el Espíritu Santo. El vino controla a una persona por completo; y obra maldad en su corazón y vida. El Espíritu Santo también controla por completo, pero Él nos inviste de verdadera justicia. La influencia del Espíritu provee combustible divino para una vida diferente, libre y desinhibida vivida para la gloria de Dios.
Ser lleno
Notará usted que Efesios 5:18 tiene un mandamiento positivo: “Sed llenos del Espíritu”. ¿Qué significa eso? Primero, déjeme decirle lo que no significa. Ser lleno del Espíritu no significa ser habitado por, ser bautizado en o ser sellado por el Espíritu Santo.
Pablo nunca dice: “Sé habitado por el Espíritu”. Si usted es cristiano, el Espíritu ya vive en usted (1 Corintios 6:19).
Pablo nunca dice: “Sed bautizados en el Espíritu”. Si usted es cristiano, ya fue bautizado con Él en el momento de su conversión (1 Corintios 12:13).
Pablo nunca dice: “Sed sellados con el Espíritu”. Si usted es cristiano, ya ha sido sellado con el Espíritu (Efesios 1:13).
Estos tres eventos ocurrieron en el momento en que usted fue salvo.
En su lugar, el mandamiento de Pablo tiene en vista nuestra santificación. Aunque en español suene un poco raro, el verbo griego significa “ser lleno continuamente” o “mantener lleno”. En efecto, está diciendo: “Permite que el Espíritu de Dios – que ya está en ti – te controle continuamente”. No es una segunda obra de gracia, una experiencia única o un paso a un nivel superior. Es una experiencia continua de la vida cristiana.
Entréguese y Sométase
Ser lleno del Espíritu Santo significa que usted está continuamente sometiendo su voluntad, mente, cuerpo, tiempo, talentos y tesoros – cada área de su vida – a Su control. El contexto muestra que cada área de su vida será afectada cuando esté lleno con el Espíritu. Note cómo una persona llena del Espíritu se somete a otras (5:21-6:9). La esposa llena del Espíritu se somete a su esposo. El esposo lleno del Espíritu ama a su esposa. Los hijos llenos del Espíritu obedecen a sus padres. Un padre lleno del Espíritu no provoca a ira a sus hijos. Un empleado lleno del Espíritu trabaja diligentemente para su patrón. Un patrón lleno del Espíritu es justo con sus empleados. Todas estas son manifestaciones de una vida llena del Espíritu.
Usted entonces preguntará si esto es algo de lo que Dios se encarga. Apenas. Vea la respuesta a la pregunta “¿Cómo me entrego?” en Colosenses 3:16. Dice: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros”. El efecto de la Palabra de Cristo morando en usted es un paralelo exacto a lo que pasa cuando está lleno del Espíritu (vea vv.16-23). Todo está allí – alabanza, sumisión, amor, obediencia, crianza de los hijos piadosa, diligencia y justicia. Entonces, ser llenos del Espíritu es exactamente lo mismo que permitir que la Palabra de Cristo more en usted en abundancia. Conforme usted estudie la Palabra de Dios, conforme habite en usted en abundancia, sus pensamientos estarán saturados con Cristo. Uno estará centrado en Cristo, consciente de Cristo en todo momento – y eso es ser lleno del Espíritu.
Cambio de Actitud
Ya hemos visto el comportamiento de una persona llena del Espíritu, pero ¿dónde está el gozo que he mencionado anteriormente? Escondido entre el mandamiento y el cambio de comportamiento hay un comentario muy importante sobre las actitudes del cristiano lleno del Espíritu. Efesios 5:19-20 dice: “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. En estos dos versículos, Pablo está viendo el fruto de dos actitudes que demuestran la vitalidad de la vida cristiana – gozo y gratitud.
El gozo y la gratitud le caracterizarán cuando esté bajo el control del Espíritu Santo. Sea que esté en público o en privado, por dentro o por fuera, el gozo inducido por el Espíritu produce un canto que viene desde el corazón. ¿A quién le canta? Canta “el uno al otro” y “al Señor”. Tenga eso en mente la próxima vez que cante en la iglesia. Sus canciones no deben ser una actuación – no son entretenimiento. Más bien, deben ser un testimonio sincero de su gozo en el Señor. Cuando expresa su deleite en el Espíritu Santo a través del canto, satisface al Señor mismo.
Junto con el gozo está la gratitud (cf. 1Tes. 5:16-18). Si la ingratitud amarga y oscurece el alma; la gratitud la endulza y la ilumina. La gratitud es más que el hecho de decir gracias o enviar una nota de agradecimiento – es una actitud del corazón. Sin la actitud, el acto es pura hipocresía.
El gozo y la gratitud producidos por el Espíritu son indómitos. Cuando Jesús dijo: “Tu tristeza será cambiada en gozo”, usó el ejemplo de la mujer que da luz a un hijo. Aunque el dolor de dar a luz es angustiante, cuando nace el hijo, el gozo es, a la misma vez, inigualable e desenfrenado – nada lo puede quitar. Ésa es la clase de cambio que produce el Espíritu Santo en todos los que viven bajo Su control.
La vida llena del Espíritu rebosa de gratitud, gozo, relaciones correctas y buen comportamiento – un gran contraste con aquellos dominados por el alcohol. Es probable que no esté buscando su gozo en las drogas o el alcohol, pero ¿está buscando ser lleno del Espíritu? Sus recursos están disponibles de inmediato; y Él desea engendrar nueva vida en usted. ¿Qué está esperando?
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