En mi último artículo, comencé a considerar los comentarios de John Piper en el episodio 215 de la emisión del programa Pregúntele al Pastor John. Interactuando con sus afirmaciones interpretativas, el artículo se extendió bastante; por lo que decidí tener compasión por el lector, finalizar ese artículo y retomar donde quedé.
Para ponerlo al corriente, aquí está la definición del don de la profecía que John da en el episodio 215:
Yo considero [al don de la profecía] como algo que espontáneamente Dios trae a la mente en el momento; y ya que somos falibles en el modo en cómo lo percibimos y el modo en cómo reflexionamos acerca de eso y el modo en cómo lo expresamos, no tiene ese mismo nivel infalible, de autoridad de la Escritura.[1]
Como lo he señalado anteriormente, esa es una desviación sustancial de ambas - de la definición de profecía del Antiguo Testamento y de la interpretación histórica de la Iglesia de la naturaleza de la profecía. La Biblia ha descrito al don de la profecía constantemente, desde Génesis a Apocalipsis, siempre como verbal, proposicional, infalible y autoritaria. Pero los continuacionistas como John Piper y Wayne Grudem modifican la definición de la profecía, creyendo evidentemente que el Espíritu Santo le dio a la Iglesia un don menor que consiste en impresiones espirituales que son ambiguas y sin autoridad.
John señala tres pasajes para apoyar su punto de vista. En mi artículo anterior, abordé el primer pasaje (1 Tesalonicenses 5:19-21). En esta publicación, me gustaría considerar su interpretación de 1 Corintios 11:4-5. La próxima vez, veremos 1 Corintios 13:8-13.
En 1 Corintios 11:4-5, Pablo escribe: “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza.” Piper dice acerca de este texto, y cito: “No veo cómo las mujeres profetizando en la asamblea encaje con el nivel infalible de autoridad de la Escritura cuando Pablo prohíbe que las mujeres ejerzan ese tipo de autoridad sobre los hombres en la Iglesia en 1 Timoteo 2:12. [2]
Es cierto que el escenario de 1 Corintios 11 plantea algunas preguntas de interpretación que no son fáciles de responder; no sólo debido a la prohibición en 1 Timoteo 2:12, sino también a la luz de lo que Pablo dice unas páginas más adelante:
Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. (1 Corintios 14:33b-35)
Entonces, ¿están las mujeres autorizadas a profetizar en la congregación en el capítulo 11 pero se les prohíbe hacerlo en el capítulo 14? ¿Cómo conciliar estas declaraciones?
Los continuacionistas como John Piper, Wayne Grudem y D.A. Carson creen que 1 Corintios
14:34–35 no debería ser visto como una prohibición a las mujeres de profetizar en la Iglesia, ya que en el capítulo 11, versículo 5, parece que lo están practicando con el consentimiento de Pablo. Más bien, ellos dicen que 14:34-35 es una prohibición a las mujeres profetas a juzgar a las profecías. En otras palabras, Pablo está enseñando que las mujeres no pueden jugar las profecías de los profetas masculinos ya que eso sería “ejercer dominio sobre el hombre” y transgrediría 1 Timoteo 2:12. [3]
La pregunta obvia en respuesta a eso es: “¿Cómo pueden las mujeres profetizar sin enseñar y ejercer autoridad sobre un hombre?” Y su respuesta es inferir, sin ninguna orden actual explícita, que este don de la profecía debe ser una versión suavizada del don histórico de la profecía - ya no infalible y autoritaria, sino tan sólo el compartir un consejo que es inferior incluso a la enseñanza.
Pero, pregunto nuevamente: ¿es la única respuesta legítima para inferir una redefinición tan radical del don de la profecía, especialmente sin un solo comentario explícito de cualquier autor del Nuevo Testamento? ¿Hay otra interpretación, que se adapte a todos los registros bíblicos, que no dependa de la deducción y que requiera menos explicación fuera de prohibiciones evidentes? De hecho, existe una manera más sobresaliente.
Fuera de la congregación
Creo que la respuesta más simple es que la prohibición de que las mujeres hablaran viene de un contexto específico, es decir, “en las congregaciones” (1 Corintios 14:34). En 1 Corintios 11, Pablo no comienza tratando a los corintios en el contexto de su congregación sino hasta los versículos 17 y 18. El versículo 18 dice: “Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia…” El primer asunto que Pablo aborda con respecto a la congregación es el problema de la división; y eso no aparece hasta el capítulo 11, versículo 18. Por lo tanto, especialmente a la luz de 14:34-35, es muy probable que la referencia de Pablo a orar y profetizar en 11:4-5 no esté destinada a ser entendida en el contexto de una reunión de personas. Las mujeres podían ejercer su don de profecía autoritario, instructivo, fuera de la Iglesia congregada.
Ciertamente no era desconocido que los profetas del Nuevo Testamento profetizaban fuera de la asamblea, tal como en el caso de Agabo (Hechos 21:10-11). Y aún hoy, nosotros, quienes creemos que las mujeres no deben enseñar o ejercer dominio sobre el hombre en la Iglesia, proveemos, sin embargo, todas las oportunidades para que las mujeres con talento enseñen a los niños y a otras mujeres (Tito 2:3-cuatro). La enseñanza en el ministerio de los niños o liderando un estudio bíblico de mujeres no transgrede 1 Timoteo 2:12, así como tampoco lo hace su profecía. No existe ningún motivo para que el Espíritu no pueda haber proporcionado a algunas mujeres el mismo don de la profecía que le otorgó a los hombres; y sin embargo limitar su uso afuera de la congregación reunida. [4]
Las profetisas del Antiguo Testamento no socavaron al complementarianismo
Además de esto, tenemos evidencia bíblica explícita de que una mujer que ejerce un don profético autoritario a nivel de la Escritura no menoscaba el complementarianismo bíblico. Miriam (Éxodo 15:20), Débora (Jueces 4:4), Hulda (2 Reyes 22:14) y Ana (Lucas 2:36) eran todas profetizas en la época del Antiguo Testamento. Esto significa que ellas ejercitaban el modelo del don profético del Antiguo Testamento - a saber, profecía infalible, acreditada.
Piper no diría que los roles de los hombres y las mujeres han cambiado de igualitarismo en el Antiguo Testamento al complementarianismo en el Nuevo Testamento. Pero se ve obligado a esta posición problemática si desea mantener su objeción a la profecía infalible basado en 1 Timoteo 2:12. Si ambos, los hombres y las mujeres en el Antiguo Testamento podían profetizar con un don profético infalible y autoritativo, y no violaban los roles de género establecidos en el orden creado, ¿por qué debemos suponer que eso ha cambiado en el Nuevo Testamento?
“Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán”
Es más, cuando Pedro anunció el comienzo del ministerio del Espíritu en el día de Pentecostés, diciendo: “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:… vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán” (Hechos 2:16-17) no hay ninguna indicación de que estas hijas recibirían un don profético radicalmente redefinido. Por el contrario, Pedro identifica explícitamente al don del Antiguo Testamento con el don del Nuevo Testamento. Siendo él mismo un profeta del Antiguo Testamento, Joel no pudo haberse estado refiriendo a otra cosa que la profecía del Antiguo Testamento, la cual todos estamos de acuerdo que es infalible y tiene autoridad a nivel de la Escritura. Y es precisamente el don de la profecía del Nuevo Testamento - recibido por ambos, hombres y mujeres - que Pedro cita como el cumplimiento de esa promesa. La conclusión es ineludible: las mujeres ejercían un don profético infalible y autoritario.
Conclusión
Por lo tanto, si la profecía del Nuevo Testamento es infalible, autoritaria y a la par con las Escrituras, tal como afirmamos, entonces, 1 Corintios 11:4-5 no contradice la enseñanza de Pablo en 1 Timoteo 2:12. Estos textos concuerdan sin tener que redefinir radicalmente el don de la profecía.
La próxima vez, voy a tratar los comentarios de John Piper acerca de 1 Corintios 13, que muchos continuacionistas ven como uno de los textos más importantes del debate continuista/cesasionista. Asegúrese de permanecer atento.
[1] Ask Pastor John, Episodio 215, 1:04–1:37.
[2] Ask Pastor John, Episodio 215, 3:49–4:09.
[3] D. A. Carson, “Silencio en las iglesias: acerca del rol de las mujeres en 1 Corinthians 14:33b-36,” en Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism, eds. John Piper and Wayne Grudem (Wheaton, IL: Crossway, 2006), pp. 140–53.
[4] Vea John MacArthur, 1 Corintios, MNTC (Chicago: Moody, 1984), pp. 256–57.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR ©2019 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.