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Información de la EditorialSí los hay, definitivamente—Salmo 19 y 119 vienen inmediatamente a mente. El pastor MacArthur a predicado un mensaje sobre el Salmo 19 (80-19), que le aseguramos le beneficiara, así que vamos a enfocarnos aquí en el Salmo 119, un salmo completamente dedicado a la Palabra de Dios y su papel en la vida del creyente.
Cuando usted cuidadosamente lee el Salmo 119, la primera cosa de la cual se dará cuenta es que habrá un número de símbolos extraños entremezclados por todo el texto. ¿Alguna vez se ha preguntado lo que son? Pues son las letras del alfabeto Hebreo, organizadas en veintidós secciones de 8 versículos por cada sección.
Si usted pudiera ver un Salmo en una Biblia Hebrea, usted observaría que cada línea en las veintidós secciones empieza con la misma letra Hebrea. La primera sección empieza con la primera letra del alfabeto hebreo, la segunda sección con la segunda letra, y así continua. El patrón continúa así por el salmo entero hasta que todas las veintidós letras hebreas son usadas en orden.
El Salmo 119 es uno de varios salmos que siguen un arreglo acróstico o alfabético (véase Salmo 9, 10, 25, 34, 37, 111, 112, 145). Los salmistas no diseñaron este arreglo para hacer bosquejos del pensamiento de cada salmo, sino que fueron preparados de una manera para ayudarles a memorizarlos.
Cuando vaya leyendo el texto, tome nota de los temas que se repiten. Ocho palabras diferentes se repiten por el salmo y se refieren a la Escritura: La ley, los testimonios, los preceptos, los estatutos, los mandamientos, los juzgamientos, la palabra, y las ordenanzas. Casi cada versículo en los salmos contiene uno o más de estos términos, haciendo que el Salmo 119 sea como un libro de sinónimos de la Palabra de Dios.
Aquí está un ejemplo de las afirmaciones que nos hace el Salmo 119 de la Escritura:
La Palabra de Dios refleja el carácter de Dios. Vea los atributos de Dios a los que se atribuye la Escritura:
- Recto (vv. 7, 62, 75, 106, 123, 138, 144, 160, 164, 472)
- Digno de confianza (v. 42)
- Verdadero (v. 43, 142, 151, 160)
- Fiel (v.86)
- Nunca cambia (v. 89)
- Eterno (vv. 90, 152)
- Luz (v. 105)
- Puro (v. 140)
- La manera principal en que usted puede obtener consejo espiritual es por la aplicación de la Palabra de Dios por el Espíritu de Dios a su corazón (véase v. 98-100).
- La Palabra de Dios nos provee iluminación para poder caminar sin tropezar.
- Como plata refinada siete veces (véase Salmo 12:6), la Palabra es pura, inerrante en todo lo que declara (v. 140).
- La Escritura nos revela claramente el camino a la salvación (v. 155).
Cuando lea el Salmo 119, muy pronto se dará cuenta que no es seco ni un antiguo tratado. En realidad es un salmo enteramente de oración a Dios de un corazón ejercitado por el pecado e iluminado por gracia a amar a Dios y Su Palabra... Siguiendo el ejemplo de la oración del salmista, usted también puede aprender a responder correctamente a la Palabra de Dios:
- La oración suprema que el salmista respire es una confesión de su insuficiencia y la suficiencia de Dios (véase v. 18, 98, 99, 105, 130).
- El salmista apasionadamente deseaba obedecer la Palabra de Dios (véase v. 4, 8, 30-32, 44, 45, 51, 55, 57, 59-61, 63, 67, 68, 74, 83, 87, 101, 102, 106, 110, 112, 129, 141, 157, 167, 168).
- El salmista pide ayuda para poder dejar de hacer actividades vanas y desear las cosas de mayor valor, incluyendo la Palabra de Dios (véase v.14, 72, 127).
Confiamos que usted va a derribar un beneficio que le durará por el resto de su vida de este alfabeto de oro de alabanza por la Palabra de Dios.
Pero si el pecado hace que su apetito por la Palabra de Dios se disminuya, segure juntar su voz junto a este salmista y la oración que hizo en la última sección del Salmo 119:
Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; Dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegue mi oración delante de ti; Líbrame conforme a tu dicho. Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñes tus estatutos. Hablará mi lengua en tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia. Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido. He deseado tu salvación, oh Jehová, y tu ley es mi delicia. Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden. Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos. (V. 169-176)
Para más información sobre este tema, escuche la serie de mensajes de John MacArthur, titulada Como estudiar la Biblia.