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Esta respuesta tal vez le sorprenderá.

Para la mayoría de las personas, la Navidad es el tiempo cuando nos imaginamos a Cristo en un pesebre. Aunque el nacimiento de Cristo sí es un evento milagroso, no es en lo que nos debemos enfocar. La verdad más importante de la historia de la Navidad es esta: El Niño de la Navidad es Dios.

Dios en el pesebre

La Navidad no se trata de la infancia de nuestro Salvador; sino de su deidad. La realidad que Dios iba a nacer en el mundo con el humilde nacimiento de Cristo nunca fue ocultado.

Pero el punto de vista del mundo moderno de la Navidad hace precisamente eso.  Consecuentemente, para la mayoría, la Navidad ni siquiera tiene significado.

No suponemos que es fácil para cualquier persona imaginarse el verdadero significado que tiene el nacimiento de Dios en un pesebre. ¿Cómo se puede explicar que el Todopoderoso fue un niño? Nuestras mentes finitas no pueden entender todo sobre la encarnación de Dios.

Ni se puede explicar cómo Dios pudo haber sido un bebe. Pero sí lo fue. Sin dejar a un lado Su divina naturaleza y sin disminuir Su deidad, nació a nuestro mundo como un pequeño infante.

Fue enteramente humano, con todas las necesidades y emociones que son comunes a todo hombre. Pero al mismo tiempo fue completamente Dios—todo sabio y todopoderoso.

A través de aproximadamente 2000 años, ha existido la pregunta sobre quién verdaderamente es Jesús. Algunos han dicho que es uno de muchos dioses, un humano creado, un ángel de alta jerarquía, un buen maestro, un profeta, etcétera. Lo que tienen en común estas teorías, es que hacen Jesús inferior a Dios.  Pero la evidencia bíblica de que el niño en el pesebre era la encarnación de Dios es abrumadora. 

Colosenses 1:15-20 dice: 

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;  por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

¿Una ilusión fantasma?

Pablo les escribía a los cristianos de Colosas. La ciudad estaba bajo la influencia de lo que en el segundo o tercer siglo se conoció como el gnosticismo. Los que se aferraban a esta filosofía ocultista creían que eran los únicos que tenían acceso a la verdad, la verdad que ellos pensaban que era tan compleja que la gente común no la podía entender. Y sobre otras cosas, ellos enseñaban el dualismo filosófico—la idea que la materia era mala y que el espíritu era bueno. Ellos creían que como Dios es espíritu, Él es bueno, pero que Él nunca pudo haber tocado la materia porque era mala.

Por lo tanto, también concluían que Dios no pudo haber sido el creador del universo físico, porque si Dios hizo la materia, Él sería responsable por la maldad que existe. Y enseñaron que Dios nunca pudo haberse convertido en hombre, porque como hombre Él tuviera que vivir en un cuerpo hecho de materia.

Esos precursores del gnosticismo explicaban la encarnación diciendo que Jesús era un ángel bueno cuyo cuerpo era solamente una ilusión. Esa enseñanza y otras se infiltraron en la primera iglesia; la mayoría de las epístolas del Nuevo Testamento específicamente refutaron estas ideas erróneas. En realidad el apóstol Juan atacó los fundamentos de la enseñanza del gnosticismo cuando escribió, “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (1 Juan 4:2). 

 El apóstol Pablo refutó esa misma herejía cuando escribió, “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16). Él específicamente afirmó que Jesús es Dios en la carne—el Creador de todo.

Tal Padre, tal Hijo

Irónicamente, algunos cultos que niegan la deidad de Jesús tratan de usar Colosenses 1:15-20 para apoyar su punto de vista. Por ejemplo, dicen que la frase “la imagen del Dios invisible” (v.15) insinúa que Jesús fue solamente un humano creado quien sostuvo la imagen de Dios en la misma manera que lo hace toda la humanidad. Pero la verdad es que aunque fuimos creados en Su imagen, solamente somos semejantes a Él. Pero Jesús es la imagen exacta de Dios. La palabra griega traducida “imagen” significa una copia perfecta y precisa. Pablo estaba diciendo que Dios mismo es manifestado en la persona de Su Hijo, quien es Jesucristo. Él es la imagen exacta de Dios. Jesús mismo lo dijo, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). 

Hebreos 1, es un pasaje paralelo a Colosenses 1:15-20 en muchos puntos importantes.  Por ejemplo, para la declaración que Cristo es la imagen de Dios mismo, Hebreos 1:3 hace una afirmación idéntica: “el cual, siendo resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.” Cristo es para Dios lo que es el caluroso brillo de la luz del sol. Él trajo a Dios desde un sitio cósmico hacia los corazones de los hombres. Él nos da luz y vida.  Él nos revela la verdadera esencia de Dios. No pueden ser divididos, y nunca ha existido uno sin el otro. Ellos son uno (Juan 10:30). 

La Escritura nos dice repetidamente que Dios es invisible (Juan 1:18; 5:37; 1 Timoteo 1:17; y Colosenses 1:15). Pero por medio de Cristo, el Dios invisible se ha hecho visible.  La semejanza de Dios es revelada en Él. Colosenses 1:19 nos dice: “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.” No es solamente la imagen de Dios; Él es completamente Dios. Colosenses 2:9 es más explícito: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Nada le falta. Ningún atributo está ausente. Él es Dios en el sentido más profundo, la perfecta imagen. 

El heredero legítimo

En Colosenses 1:15 Pablo dice que Jesús es “primogénito de toda creación.” Aquellos que rechazan la Deidad de Cristo suponen que esta frase significa que Dios fue solamente un humano creado. Pero la palabra traducida “primogénito” nos explica su rango, no Su origen. El primogénito de una familia hebrea era el heredero, el que tiene más rango, el que tenía el derecho a la herencia. En una familia real, él tenía el derecho al reinado.

Así que Cristo es el que recibe la herencia de toda la creación y el derecho de reinar sobre ella. No quiere decir que nació en primero orden, porque no fue así.

En el Salmo 89:27 Dios dice de David, “Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.” Eso es lo que quiere decir primogénito—Cristo es el Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 17:16).

Hebreos 1 nos da otra declaración paralela. Versículo 2 dice que Dios ha nombrado a Su Hijo como el “heredero de todas las cosas.” Él es el Primero, el Hijo quien tiene derecho a la herencia, la Persona de rango verdadero, el Señor de todo, heredero de toda la creación. 

Creador y Rey

La afirmación que la palabra “primogénito” significa que Cristo es un humano completamente creado, ignora el contexto de Colosenses 1:15. Recuerde que usted ya ha visto que los versículos 16 y 17 claramente lo nombran como el Creador de todo.  Cristo no es parte de la creación; Él es el Creador, la mano de Dios, él participó en la creación del universo y de toda criatura, animal y bestia que vino a existir. Juan 1:3 dice, “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Eso no podría ser verdad si Él solamente fuera un humano creado.

Hebreos 1:2 también identifica a Cristo como el Creador. Cristo era la Persona de la Trinidad por y para quien fue creado el mundo.  

El tamaño del universo es incomprensible.

¿Quién lo hizo todo? Algunos científicos dicen que hubo una gran explosión que eventualmente formó un pantano primordial, y…La ciencia no lo puede explicar. Dios creó todo.

¿Quién?

El bebe de Belén. Él lo creo todo.

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