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¿Puede una iglesia funcionar apropiadamente si sus miembros nunca se reúnen físicamente?
El artículo de The Christian Post que hemos estado examinando da por sentado que sí es posible. El artículo destaca la Iglesia Oasis VR, que se reúne exclusivamente a través del metaverso de Facebook, como alternativa a las reuniones en persona. La iglesia Life.Church de Craig Groeschel, también abrió recientemente una puerta para crear una "congregación" en el metaverso. Sorprendentemente, ninguno de estos grupos exige que sus miembros se reúnan físicamente, lo que redefine el significado de una iglesia bíblica.
Además de esta preocupación, separar indefinidamente a los miembros de la iglesia, contradice fundamentalmente una ilustración común que el Nuevo Testamento presenta de la iglesia: Un cuerpo humano.
Muchos Miembros, Muchos Dones
En Romanos 12:4-5, Pablo escribe: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.
Su analogía no es difícil de entender. Al igual que un cuerpo humano, el cual está compuesto por varias partes que desempeñan diversas funciones, lo mismo ocurre con la Iglesia. Por eso Pablo dice a continuación: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada… úsese conforme a la medida de la fe” (v.6).
Comentando este pasaje, John MacArthur escribe:
“Pablo se enfoca ahora específicamente en la naturaleza única y diversa de cada miembro para el desempeño adecuado del cuerpo. El apóstol enuncia la verdad obvia de que en un cuerpo: ‘Tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función’.
“La palabra ‘función’ se traduce de praxis, que tiene el significado básico de hacer algo concreto, es decir, un acto. Más adelante, vino a implicar cualquier cosa que se hiciera o practicara de manera ordinaria, como una ‘función’ normal o habitual.
“Los dones espirituales no siempre corresponden a lo que se hace referencia comúnmente en términos de cargos eclesiásticos, tales como apóstol, profeta, evangelista, pastor, maestro o diácono. La mayoría de los miembros de una iglesia no tiene un cargo o título específico, pero todo creyente, desde el más joven hasta el más viejo, desde el más nuevo hasta el más maduro, cuenta con una capacidad dada por el Espíritu para ministrar al cuerpo de Cristo mediante algún don espiritual. El uso apropiado de ese don es la ‘función’ que Dios ha ordenado para esa persona dentro de Su reino.
“En el organismo espiritual que es la iglesia de Cristo, cada parte constituyente, bien sea obvia e importante como lo es el brazo, o escondida e imperceptible como los vasos sanguíneos y las glándulas, tiene un papel crítico que desempeñar para su funcionamiento correcto como un todo. Pablo explica: ‘Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros’”[1]John MacArthur, Romanos 9-16, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Portavoz, 2010), 174-75..
Pablo vuelve a hacer referencia a esta ilustración en 1 Corintios 12:12-14: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”.
Al igual que en Romanos 12, aquí Pablo utiliza la ilustración de un cuerpo humano para ilustrar los diferentes dones que Cristo ha concedido a cada creyente. Y después, él explica la importancia de cada uno de los miembros diciendo:
“Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo” (1 Corintios 12:15-20).
De nuevo, John MacArthur explica el énfasis de este pasaje:
“Pablo les recuerda que un cuerpo no podría funcionar de ninguna forma si todas las partes fueran iguales. ‘Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?’. El sentido común les debería haber dicho a los corintios que, como un compañerismo de creyentes, podrían operar más eficazmente con miembros que llevaban a cabo diferentes ministerios”[2]John MacArthur, 1 Corintios, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Portavoz, 2010), 366..
Por si no estuviera suficientemente claro, Pablo utiliza de nuevo la ilustración del cuerpo en Efesios 4:15-16, diciendo: “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Al igual que en los dos ejemplos anteriores, Pablo emplea la analogía del cuerpo para resaltar la importancia del servicio de cada cristiano para la Iglesia.
MacArthur comenta una vez más:
“‘La actividad propia de cada miembro’ recalca la importancia del don de cada creyente (v. 7; cp. 1 Co. 12:12-27). El crecimiento de la iglesia no es un resultado de métodos sagaces, sino de que cada miembro del cuerpo haga uso pleno de su don espiritual en contacto estrecho con otros creyentes. Cristo es la fuente de la vida, y poder y crecimiento de la iglesia, lo cual Él facilita por medio de los dones de cada creyente y el ministerio mutuo en coyunturas que permiten el contacto entre los creyentes. El poder en la iglesia fluye a partir del Señor mediante creyentes individuales y relaciones personales entre los creyentes”[3]John MacArthur, Gálatas, Efesios, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Portavoz, 2010), 203..
El punto de Pablo en estos pasajes es inequívoco: Cada cristiano está dotado por Dios para servir en la iglesia. Pedro coincide diciendo: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10, énfasis añadido).
La Amputación de los Miembros de la Iglesia
Entonces, ¿qué tiene que ver esta clara enseñanza bíblica con la meta-iglesia?
El hecho es que muchos dones espirituales no pueden ejercerse correctamente a distancia. Como vimos en el último blog, los seres humanos no somos espíritus sin cuerpo. Estamos compuestos de cuerpo y alma. Por lo tanto, nuestro servicio mutuo no debe quedar relegado a una especie de servicio virtual sin cuerpo. ¿Se puede realizar a distancia un ejercicio genuino de servicio, exhortación, entrega, dirección o misericordia (Romanos 12:7-8)?
Sin embargo, incluso suponiendo que algunos dones se puedan utilizar para el servicio de la iglesia estando a distancia, excluir los dones de un solo creyente del cuerpo es un rechazo flagrante de la enseñanza de las Escrituras.
Pablo es directo en 1 Corintios 12:21, cuando dice: “Ni el ojo puede decir a la mano: ‘No te necesito’, ni tampoco la cabeza a los pies: ‘No tengo necesidad de vosotros’”.
Sin embargo, cuando una congregación sólo se reúne virtualmente, en realidad está diciendo: "No te necesito" a ciertos miembros del cuerpo. Lo cual es una clara contradicción de 1 Corintios 12:22-25:
“Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros”.
Creo que la mayoría de los cristianos estaría de acuerdo en que no hay miembros sin importancia en el cuerpo de Cristo. Pero al aislar a los miembros e impedir que sirvan en la iglesia, los defensores de la "iglesia virtual" dan a entender que el cuerpo puede ser saludable, aunque excluya a ciertos miembros.
La Mutilación de la Iglesia
Separar a los miembros del cuerpo de Cristo debe tener necesariamente efectos desastrosos. En primer lugar, la congregación pierde el beneficio de los miembros amputados. Como señalamos antes, 1 Pedro 4:10 dice que los dones son para el servicio espiritual de unos a otros; de la misma manera, 1 Corintios 12:7 dice que se dan para el provecho común. Así que eliminar a cualquier miembro del cuerpo, priva a todo el cuerpo del servicio de ese miembro.
El teólogo Thomas Schreiner escribe:
"Si algún miembro del cuerpo piensa que puede prescindir de los miembros más débiles, pronto descubrirá que está radicalmente equivocado… El orgullo introduce una grave debilidad en el cuerpo, y tal engreimiento en nosotros mismos debe ser identificado y puesto a muerte diariamente"[4]Traducido de Thomas Schreiner, Spiritual Gifts: What They Are & Why They Matter (Nashville: B&H Publishing Group, 2018), 42-43..
Cualquier eclesiología que diga funcionalmente: "No te necesito" a los miembros del cuerpo de Cristo debe ser rotundamente rechazada.
En segundo lugar, separar a los miembros del cuerpo de cualquier manera desvincula a la Iglesia de su cabeza—recuerde, es Cristo quien edifica la Iglesia (Mateo 16:18). Es Cristo quien da los dones (Efesios 4:11-12). Es Cristo quien da ministerios a los miembros (1 Corintios 12:5). Como la cabeza de la iglesia (Efesios 4:15; 5:22; Colosenses 1:18), es prerrogativa de Cristo distribuir dones a los miembros y reunirlos como Él decida. Por lo tanto, cuando cualquier hombre intenta reorganizar el cuerpo de Cristo para adaptarlo a sus propios gustos, está usurpando la posición de Cristo como Señor de la iglesia.
Por estas dos razones, entre otras, debemos rechazar firmemente la noción de que una iglesia puede permanecer saludable mientras sus miembros permanezcan separados. Aunque la realidad virtual puede ser una herramienta útil en algunos aspectos, no sustituye al cuerpo de Cristo: “Bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, [por medio de las cuales Cristo causa] su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:16, modificación incluida).