En el blog anterior, exploramos la realidad de Satanás como el enemigo más tangible para todo creyente, el cual es descrito por Pedro como “león rugiente, [que] anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P. 5:8). Junto con sus representantes demoniacos, Satanás nunca descansa, y como un depredador en medio de su propia oscuridad malvada, Satanás caza para destruir. Sin embargo, para comprender el origen de su odio a los creyentes, es crucial entender lo que las Escrituras revelan sobre su relación histórica con Dios. Aunque las Escrituras narran muy pocos acontecimientos históricos de Satanás, estos momentos lo presentan siempre en oposición a Dios o tratando de imitarlo a través de falsificaciones.
Su oposición a Dios
Las pocas referencias bíblicas no se refieren a que el Diablo haya permanecido inactivo durante los últimos dos milenios. Estas pocas menciones son representativas de un patrón diabólico continuo, que involucra al siempre activo “príncipe de este mundo” (Jn. 12:31; 14:30; 16:11), quien está constantemente manos a la obra en la tierra durante el presente siglo. No solo “anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P. 5:8), sino que también está involucrado en un sinfín de otras actividades: dice mentiras (Jn. 8:44); influye en las personas para que mientan (Hch. 5:3); se disfraza de ángel de luz (2 Co. 11:13–15); arranca el evangelio de los corazones incrédulos (Mt. 13:19; Mr. 4:15; Lc. 8:12); mantiene a los incrédulos bajo su poder (Ef. 2:2; 1 Jn. 3:8–10; 5:19); pone trampas a los incrédulos y los engaña, los retiene cautivos para que hagan su voluntad (2 Ti. 2:26), tienta a los creyentes para que pequen (1 Co. 7:5; Ef. 4:27); busca engañar a los hijos de Dios (2 Co. 11:3); se aprovecha de los creyentes (2 Co. 2:11); procura destruir la fe de los creyentes (Lc. 22:31); atormenta a los siervos de Dios (2 Co. 12:7); frustra el progreso del ministerio (1 Ts. 2:18) y libra batalla contra la iglesia (Ef. 6:11–17).
Gran parte de la obra de Satanás está encubierta. Sin embargo, cuando el Señor Jesús apareció, hizo salir a los demonios de sus escondites en las personas. Satanás y sus secuaces demoníacos estuvieron ocupados con mayor intensidad durante el ministerio terrenal de Cristo. Si miramos hacia adelante, sus maniobras irán de nuevo in crescendo durante la septuagésima semana de Daniel, especialmente en la segunda mitad. El siguiente resumen resalta las incursiones satánicas individuales a lo largo del tiempo.
Antiguo Testamento. De los once acontecimientos del Antiguo Testamento, cuatro (el 36 por ciento) tratan de la creación de Satanás, de su caída moral, de su engaño a Eva y de la maldición edénica. De las veinticinco ocasiones en total, en toda la Biblia, esas cuatro del Antiguo Testamento y seis más en el Nuevo Testamento, aluden al comienzo o al final de los tiempos (40 por ciento). Los acontecimientos veterotestamentarios incluyen los siguientes:
- La creación de Satanás: el principio de la creación (Neh. 9:6; Job 38:7; Sal.148:2, 5; Ez. 28:13, 15; Col. 1:16)
- La caída moral de Satanás: la poscreación (Is. 14:12–13; Ap. 12:4)
- El engaño a Eva: caída posmoral (Gn. 3:1–6; 2 Co. 11:1–3; 1 Ti. 2:14; Ap. 12:9; 20:2)
- La maldición edénica: el posengaño (Gn. 3:15; Jn. 16:11; Ro. 16:20)
- La acusación a Job: ca. 2250 a.C. (Job 1–2)
- La disputa con Miguel: ca. 1405 a.C. (Jud. 9)
- La provocación a David: ca. 975 a.C. (1 Cr. 21:1)
- La mentira a Acab: ca. 853 a.C. (1 R. 22:1–40; 2 Cr. 18:1–34)
- Influyó al rey de Babilonia: ca. 700–681 a.C. (Is. 14:12–14)
- Influyó al rey de Tiro: ca. 590–570 a.C. (Ez. 28:12–17)
- La acusación al sumo sacerdote: ca. 480–470 a.C. (Zac. 3:1–2)
Algunos han sugerido que el Salmo 82 está relacionado con la represión que Dios hace del gobierno de Satanás o de los demonios. Sin embargo, parece mejor entender que este salmo implica que Dios confronta a los gobernantes terrenales y humanos, por (1) la naturaleza de los salmos; (2) su lenguaje, que se entiende de forma más natural como humano; y (3) el uso que Cristo hace de Salmos 82:6 en Juan 10:34, que apunta a los gobernantes humanos terrenales y no a seres espirituales.
Nuevo Testamento. De los catorce acontecimientos del Nuevo Testamento, cinco tratan de la vida de Cristo desde el nacimiento hasta la crucifixión, y seis describen el final de los tiempos, juntos suman casi el 80 por ciento de las entradas del Nuevo Testamento. Los sucesos neotestamentarios incluyen los siguientes:
- El nacimiento de Cristo: ca. 5–4 a.C. (Ap. 12:4)
- La tentación de Cristo: ca. 27–28 d.C. (Mt. 4:1–11; Mr. 1:12–13; Lc. 4:1–13)
- Debilitó a una mujer: ca. 29–30 d.C. (Lc. 13:16)
- Zarandeó a Pedro: ca. 30 d.C. (Lc. 22:31)
- La deserción de Judas: ca. 30 d.C. (Lc. 22:3; Jn. 13:2, 27)
- Influyó en la mentira de Ananías: ca. 31–32 d.C. (Hch. 5:3)
- Estorbó a Pablo: ca. 51 d.C. (1 Ts. 2:18)
- Aguijoneó a Pablo: ca. 55–56 d.C. (2 Co. 12:7)
- Expulsión final del cielo: en la mitad de la septuagésima semana de Daniel (Ap. 12:7–13)
- Empoderamiento del anticristo y del falso profeta: en la mitad de la septuagésima semana de Daniel (Ap. 13:2, 4)
- Realización de falsas señales: en la segunda mitad de la septuagésima semana de Daniel (Ap. 16:13–14)
- Encarcelamiento milenial: reino milenial de Cristo (Ap. 20:1–3)
- Batalla final: fin del reino milenial de Cristo (Ap. 20:7–9)
- Juicio final: fin del reinado milenial de Cristo (Is. 27:1; Ap. 20:10)
Imita a Dios
Satanás opera como incomparable experto del disfraz (gr. metasiematizo, 2 Co. 11.13–15). Hace que lo malo parezca bueno. Decora la conducta pecaminosa para que parezca justa. Sus mentiras suenan atractivamente mejor que la verdad. Predica de forma convincente la distorsión de que lo malo es bueno, y lo correcto es incorrecto. Sigue siendo el mensajero de la oscuridad, aunque se hace pasar por un ángel de luz. Proporciona un aspecto falsamente pulido de autenticidad a todo lo que es una imitación espiritual.
El diablo sustituye las cosas santas que le brindan gloria eterna a Dios por otras mundanas que les proporcionan a las personas un placer instantáneo. Camufla sus mentiras diabólicas para que sean tan atractivas que los seres humanos rechacen la verdad de Dios. Eleva los pensamientos respecto al “yo” hasta tal punto que las personas llegan a adorar a la criatura en lugar de al Creador (Ro. 1:25).
Satanás remeda e imita las cosas santas y divinas mientras que, a la vez, sus sustitutos baratos siguen siendo las cosas abominables del príncipe de las tinieblas. Satanás remeda a Dios disfrazando lo falso para que parezca genuino, y lo usa como señuelo para atraer a los pecadores a sí mismo y alejarlos de Dios.
Las principales falsificaciones de Satanás enumeradas en las Escrituras incluyen las siguientes:
- La Trinidad, como (1) dragón/Satanás (Ap. 13:4), (2) la bestia/el anticristo (Ap. 13:4), y (3) el falso profeta (Ap. 13:11; cf. 16:13)
- El reino, pero en realidad la “potestad de las tinieblas” (Col. 1:13)
- Los ángeles (Mt. 25:41; 2 Co. 11:14; 12:7; Ap. 12:7)
- El trono (Ap. 2:13)
- Las iglesias (Ap. 2:9; 3:9)
- La adoración (Ro. 1:25; Ap. 13:4)
- Los obreros (2 Co. 11:13, 15)
- Los cristos (Mt. 24:5, 24; Mr. 13:22; 1 Jn. 2:18, 22)
- Los profetas (Mt. 7:15; 24:11, 24; Mr. 13:22; 2 P. 2:1)
- Los apóstoles (2 Co. 11:13; Ap. 2:2)
- Los maestros (2 P. 2:1)
- Los creyentes (Mt. 13:38, 40; 2 Co. 11:26; Gá. 2:4)
- El evangelio (Gá. 1:6–7)
- La teología (1 Ti. 4:1)
- Los misterios (2 Ts. 2:7; Ap. 2:24)
- Los milagros (Mt. 7:21–23; 2 Ts. 2:9; Ap. 16:13–14)
- La comunión (1 Co. 10:20–21)
No es de extrañar que sea a través de una falsa apariencia que Satanás se presenta a la iglesia, pues como hemos estudiado, es parte integral de su naturaleza. De hecho, su estrategia es más efectiva cuando no aparece como un enemigo abierto, sino como falso aliado; no cuando persigue a la iglesia desde fuera, sino cuando se infiltra en ella; no cuando ataca el púlpito, sino cuando lo ocupa. Sin embargo, ni Satanás ni sus siervos lograrán mantener su engaño para siempre.
(Adaptado de Teología sistemática)