Gran parte de nuestra ansiedad nace de las preocupaciones y la incertidumbre sobre nuestro futuro. Nos dejamos llevar por nuestros planes y programas, pasando por alto las bendiciones del presente y obsesionándonos con detalles incontrolables que se vislumbran en el horizonte.
Jesús dijo: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt. 6:34). En efecto, estaba diciendo: “No te preocupes por el futuro. Aunque tendrá sus problemas, preocuparse por ellos ahora no sirve de nada. Simplemente afróntalos cuando surjan, porque no hay forma de resolverlos por adelantado”.
Planificar y proveer para el mañana es bueno, pero preocuparse por ello es pecado, porque Dios es el Dios del mañana, al igual que es el Dios del hoy. Su ansiedad por el futuro es en realidad una duda en el control soberano del Señor. Lamentaciones 3:23 nos dice que sus misericordias “nuevas son cada mañana”. Ponga su confianza en la gracia y la provisión diarias del Señor y será menos propenso a entrar en pánico por un futuro incierto.
La preocupación paraliza a sus víctimas, dejándolas demasiado alteradas para lograr cualquier otra cosa. Secuestra su atención y le obliga mentalmente a pensar en el mañana, ocupando su mente con dudas sobre detalles que no puede controlar. El Señor dice que ya tiene suficiente con que lidiar hoy. Aplique los recursos de hoy a las necesidades de hoy o perderá el gozo de hoy.
La falta de gozo es un pecado para el pueblo de Dios. Al preocuparse por el mañana, muchos creyentes pasan por alto la victoria que Dios les daría hoy. Eso no es justo para Él. “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él” (Sal. 118:24, énfasis añadido). Dios le da el glorioso regalo de la vida hoy; viva en la luz y en el gozo pleno de este día, utilizando los recursos que Él le proporcione. No se aferre al futuro y renuncie al gozo de ese día por un mañana que tal vez nunca llegue. Hoy es todo lo que realmente tiene, porque Dios no permite que ninguno de nosotros viva en el mañana hasta que se convierta en hoy.
Comprenda que Dios le da fuerzas un día a la vez. Le da lo que necesita, cuando lo necesita. No le carga con un equipaje innecesario.
Quizás su mayor temor sea cómo manejaría la muerte de un ser querido. Como pastor que ha acompañado a muchos cristianos que se han encontrado en esa situación, le aseguro que esta es la actitud que más frecuentemente encuentro: “¡Es maravilloso cómo Dios me ha sostenido! Naturalmente extraño a mi ser querido, pero siento una fuerza y confianza increíbles, y una alegría en mi corazón porque mi ser querido está con el Señor”. Dios nos da Su gracia en el momento en que la necesitamos. Si nos preocupamos ahora por el futuro, duplicamos nuestro dolor sin tener la gracia para afrontarlo.
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (He. 13:8). Eso significa que mañana Él hará lo mismo que hizo ayer. Si usted tiene alguna pregunta sobre el futuro, mire hacia el pasado. ¿Le sostuvo en aquel momento? Entonces, Él le sostendrá en el futuro.

(Adaptado de Venza la ansiedad)