El legendario detective de Sir Arthur Conan Doyle —Sherlock Holmes— es una de las creaciones más intrigantes de la ficción literaria. Es, sencillamente, extraordinario. Su famoso compañero, el Dr. John Watson, es ordinario, al menos en comparación. A menudo se ha retratado erróneamente a Watson como torpe, pero eso va en contra del intento de Doyle de que el lector promedio se identifique con Watson.
En este conocido diálogo entre Holmes y Watson, vea con qué personaje se identifica más:
HOLMES: Tu ves, pero no observas. La diferencia es clara. Por ejemplo, has visto con frecuencia los escalones que conducen desde el vestíbulo a esta habitación.
WATSON: Con frecuencia.
HOLMES: ¿Con qué frecuencia?
WATSON: Bueno, cientos de veces.
HOLMES: Entonces, ¿cuántos hay?
WATSON: ¿Cuántos? No lo sé.
HOLMES: ¡Exacto! No has observado. Y sin embargo, has visto. Ese es precisamente mi punto. Yo sé que hay diecisiete escalones, porque los he visto y los he observado.[1]Sir Arthur Conan Doyle, The Complete Sherlock Holmes (La colección completa de Sherlock Holmes) New York: Doubleday, 1927.
Probablemente no sepa cuántos escalones sube cada día, y por eso se identifica con Watson. Pero aquí Holmes está planteando una idea similar a la que Jesús plantea en Mateo 6:25‒34. Allí, Jesús aborda directamente el tema de la preocupación, diciéndonos qué hacer al respecto y por qué. Al igual que Holmes, dice que debemos mirar bien a nuestro alrededor y observar, o pensar profundamente sobre el significado de lo que vemos. Esto es lo que Jesús nos dice que meditemos si queremos liberarnos de la preocupación:
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
”Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
”Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
”No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
”Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (énfasis añadido).
La frase repetida con frecuencia “No os afanéis” es el tema principal. El Señor está emitiendo una orden de cese y abandono contra la ansiedad, basada en el cuidado soberano del Dios amoroso y omnipotente. Mientras que muchos profesionales mundanos ofrecen sugerencias terapéuticas y farmacológicas para controlar la preocupación, Jesús nos ordena que la dejemos por completo.
La próxima vez analizaremos más detenidamente Sus instrucciones.

(Adaptado de Venza la ansiedad)