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¿Qué debe ser la iglesia? Y vamos a darle simplemente un bosquejo básico de lo que Dios quiso que la iglesia de Jesucristo fuera. En Hechos, capítulo 2, versículo 42, simplemente, leyendo el texto ahí por un momento, Hechos 2:42 dice esto describiendo la vida de la primera iglesia: “Y perseveraban continuamente en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones. Y el temor sobrecogió toda alma; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Y todos los que creyeron estaban juntos y tenían todas las cosas en común; y vendieron sus posesiones y bienes, y las repartieron a todos los hombres, conforme cada uno tenía necesidad. Y continuaban diariamente en un sentir en el templo, partiendo el pan de casa en casa, comiendo su alimento con gusto y unidad de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habrían de ser salvos”. Ahora, ahí usted tiene una descripción de la primera iglesia, lo cual realmente es básico para entender el propósito de la iglesia, particularmente, versículo 42, y el efecto de la iglesia, del versículo 43 al 47.

Ahora, nosotros, los que amamos a Jesucristo, somos la iglesia. Somos el cuerpo de Cristo. Somos redimidos. Somos invisibles en el sentido de que el mundo no nos puede ver y con frecuencia, ni siquiera podemos vernos a nosotros mismos. Como usted sabe, algunas veces luchamos con el hecho de que, si realmente alguien es un creyente o no, pero pertenecemos al único cuerpo que existe en términos colectivos. Estemos vivos o en la gloria, todavía somos parte de un cuerpo, el cuerpo de Cristo. Somos la iglesia de Cristo, porque lo amamos. Somos Su ἐκκλησία (ekklesia), los llamados. Su asamblea de hijos amados. La iglesia básicamente es personas llamadas por Dios para ser Sus hijos. Nos hemos vuelto uno, posicionalmente siendo unidos por la fe en Jesucristo. Y fue Jesús quien dijo: “Edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Y cuando Él dijo eso, Él quiso decir que Él congregaría a su cuerpo. No estaba hablando de edificios. Él estaba hablando de personas.

Somos la iglesia de Jesucristo. Nosotros quienes le amamos y le conocemos. Somos uno el uno con el otro, porque hemos nacido en la familia de Dios, por el Espíritu de Dios, mediante la fe en Jesucristo. Somos la iglesia viviente del Primogénito. Somos la asamblea general escrita en el cielo, como el escritor de Hebreos lo afirma. Simplemente, somos hombres debido a Cristo. Somos un cuerpo viviente, una comunidad de aquellos que somos lavados en la sangre de Jesucristo. Esa es la iglesia invisible. El mundo realmente no puede ver quiénes somos. No pueden discernirnos. Solo ven únicamente la iglesia visible, no la invisible. Esto es los que son cristianos reales y los que no lo son.

Pero también, hay una iglesia visible y creo que el Señor quiso que hubiera una iglesia visible. Como Pablo lo mencionó al principio, no Pablo el apóstol, Pablo el director de jóvenes. Como Pablo mencionó hace un momento, básicamente, tenemos un testimonio hacia el mundo como una iglesia visible. Cuando nos congregamos el Día del Señor, somos un testimonio para el mundo, de hecho, de que Cristo ha resucitado. Y la iglesia visible tiene un testimonio que darle al mundo.

Ahora, algunas personas están diciendo, no necesitamos ningún edificio, y deberíamos ser puramente espontáneos, sin organización, sin edificios, sin estructura en absoluto. Pero, no creo que Cristo lo señaló así en absoluto. Creo que, si usted regresa a Mateo 18, por ejemplo, usted encuentra de manera muy clara ahí que Cristo profetizó que la iglesia sería una estructura con forma, que se congregaría en un lugar dado. Mientras que en Mateo 18 en particular hay varios versículos que creo que indican esto, versículo 15 de Mateo 18: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”. Si tu hermano hace algo mal, ve y dile. “Pero si no te oyere, toma contigo a uno o dos, para que por boca de dos o tres testigos sea afirmada toda palabra. Y si él no te quiere oír, dilo a la iglesia”.

Ahora, él debe estarse refiriendo a un grupo visible de personas. La iglesia ni siquiera ha comenzado aún. No comenzará hasta pentecostés. Cristo está prediciendo que en la iglesia tendrá una forma visible, un grupo de personas reuniéndose en un lugar especial, con el propósito de tener comunión, adoración; y aquí, con el propósito de disciplina. Entonces, en el Nuevo Testamento está la indicación definida de que Dios quiso en Su diseño que hubiera una iglesia visible.

Sería imposible llevar este problema a la iglesia invisible. Tendría que haber un cuerpo congregado para estar con este individuo, consistiendo por lo menos de más de tres personas. Cristo predijo entonces que la iglesia sería una asamblea visible de personas congregándose en cierto lugar, que tendría estructura y que tendría forma. Y entonces, conforme comenzamos a leer el libro de los Hechos, encontramos que la iglesia invisible se vuelve visible con mayor claridad. Y, en primer lugar, la iglesia invisible y la iglesia visible eran lo mismo. En la actualidad, la iglesia invisible y la iglesia visible no siempre son la misma. Hay congregaciones que se reúnen, que parecen ser una iglesia visible, que no son la iglesia verdadera en absoluto. Son la iglesia falsa, son la ramera, son la iglesia prostituta.

Pero, inicialmente, la iglesia invisible se volvió visible, conforme comenzaron a congregarse en el libro de los Hechos, conforme comenzaron a reunirse visiblemente ante el mundo. Se reunieron en primer lugar en casas, y después, conforme las casas se volvieron pequeñas, se expandieron y se reunieron en un anexo construido ahí en la casa, y pronto, por lo menos ya para el siglo III, la iglesia se estaba reuniendo en sus propios edificios conforme creció.

Ahora, esta mañana quiero que veamos dos aspectos bíblicos de la iglesia. Y le di un bosquejo más bien extenso porque quiero que tenga estas referencias para su estudio futuro. Pero, quiero que vea dos puntos generales de la iglesia: la fundación de la iglesia, y el ministerio de la iglesia. Quiero que vea la historia de la iglesia, dónde fue, y quiero que vea el patrón de ella, dónde supuestamente debe estar hoy día, su historia y su patrón para hoy día. Y quiero que sepa que lo que la iglesia fue cuando comenzó básicamente es lo que debe ser en la actualidad. Ahora, hay nuevas maneras de comunicarse, hay nuevos métodos, hay nuevos problemas que enfrentamos en el siglo XX, y creo que el Señor quiere que seamos la iglesia del siglo XX. Pero debemos tener básicamente desde un nivel de principio espiritual, los principios idénticos que la iglesia del primer siglo tuvo.

En primer lugar, quiero que vea la fundación de la iglesia, porque mucho puede aprenderse de la historia. Como leímos en Hechos capítulo 2, aquí en los versículos 42 al 47, la primera asamblea local se reunió en Jerusalén. Y consistió primordialmente de gente humilde, pescadores y demás. Muchas personas pobres. Hubo algunas personas que tenían un poco de bienes, pero en número, la mayoría de personas eran pobres, como es certificado por el hecho de que todo mundo que había perdido mucho estaba dispuesto a darlo a aquellos que no tenían nada. Y entonces, tuvieron todas las cosas en común. Fueron perseguidos, les fue difícil operar dentro de su sociedad, siendo aislados debido a la fe en Jesucristo. Tuvieron una cantidad tremenda de personas pobres y, por lo tanto, era una carga pesada sobre ellos el proveer para los pobres que estaban en medio de ellos. Y, por lo tanto, tuvieron todas las cosas en común.

Un principio incidentalmente que existe en ninguna otra iglesia a lo largo del libro de los Hechos. No fue la práctica en común de la iglesia ser una comunidad en la nadie poseía nada. No fue la práctica en común de la iglesia compartir todo de manera comunista o socialista, de ninguna manera. Pero puramente en Jerusalén, debido al tremendo número de personas pobres y las circunstancias excepcionales de la iglesia en Jerusalén.

Ahora, la iglesia en Jerusalén nació en una reunión de oración. Nació en el día de Pentecostés. El Espíritu vino y llenó a aquellos que estaban esperando en el aposento alto, y la iglesia comenzó en ese punto. El cuerpo fue formado. El bautismo del Espíritu se llevó a cabo ahí. Y la primera congregación local fue formada el mismo día, el día de Pentecostés. Fue una iglesia emocionante. La primera iglesia de Jerusalén, literalmente. Lo que fue interesante fue que todos ministraron, todos fueron llenos del Espíritu Santo. Todos estaban ejerciendo sus dones, y la unidad del Espíritu y el amor de Cristo era obvio para todo el mundo.

Y crecieron de manera más bien rápida. Tuvieron 3.000 que se añadieron el primer día. Inmediatamente, se volvieron una congregación grande. La iglesia de Jerusalén nació entonces en un día con 3.000 personas. Dice usted: “Bueno, no puedes hace eso. No tienes tiempo para que eches a andar tu programa”. Es correcto. Es correcto. El ministerio del Espíritu de Dios cumplió el propósito. Fue la dirección del Espíritu. Fue el ministerio del Espíritu que hizo que sucediera todo esto de una manera excepcional. Y lo que es interesante, como si no fuera lo suficientemente grande y esas 3.000 personas fueron salvas, muchos de ellos estaban visitando de otros lugares, cuando comenzaron a regresar sus hogares, más se añadieron de tal manera de que la iglesia creció, y creció, y creció y se volvió una iglesia grande.

Y después, se movió a varias áreas del campo, se esparció, y se esparció y se esparció por toda la tierra de Israel. Como mencioné al mostrarle las transparencias el domingo por la noche hace un tiempo atrás, encontraron un lugar en Capernaum que creen que era la casa de Pedro, uno de los lugares en donde la primera iglesia se reunió, porque se abrió, y hay todo tipo de evidencias de que una iglesia se reunió en ese lugar. Entonces, la iglesia en Jerusalén se esparció y establecieron congregaciones a dondequiera que iban por toda la tierra de Israel.

Ahora, quiero que observe en el versículo 42, los ingredientes básicos de su vida como iglesia. Doctrina de los apóstoles, comunión, el partimiento del pan, lo cual es la Mesa del Señor en comunión y oración. Y eso era todo. Eso era todo. Lo único que usted puede añadir a eso, fue la predicación de las buenas nuevas de Jesucristo. En las calles lo predicaban, en el templo lo predicaban, en casas, a dondequiera que tenían un lugar para abrir su boca. La primera iglesia predicaba a Jesucristo. Se reunían para tener comunión, para el partimiento del pan, la doctrina de los apóstoles y la oración, y después, se diseminaban para esparcir la Palabra al mundo. Tuvieron miles de predicadores en su congregación y su impacto fue fantástico. En el versículo 47 dice que: “El Señor añadía a la iglesia cada día los que habían de ser salvos”.

Ahora, con ese tipo de situación, tenían todos los ingredientes que necesitaban para tener una iglesia que operaba, bendecida por Dios, dirigida por el Espíritu. No necesitaba nada más. No había atracción humana involucrada. No había metodología humana. No había trucos. No había técnicas humanas, ni globos, ni competencias. El equipo que tenían puramente fue provisto por el Espíritu Santo, Él mismo. El ministerio estaba equilibrado. El ministerio estaba completo. Al ministerio no le faltaba ni una sola cosa. Y la razón fue que el Espíritu de Dios estaba dirigiéndola, número uno. Pero, en segundo lugar, la gente estaba siguiendo la dirección del Espíritu.

Ahora, en la actualidad hemos cambiado muchas cosas, y tenemos muchas más técnicas y muchos más globos, y muchas más competencias y mucho más entretenimiento para tratar que la gente entre a la iglesia. Y en la medida, en cierta manera, es una compensación por el hecho de que los cristianos no están aceptando la responsabilidad de seguir la dirección del Espíritu en su ministerio en la vida. Y toda la basura que ha entrado en la iglesia en la actualidad es para traer a personas, sustituyendo el hecho de que la gente no está haciendo lo que es correcto.

Ahora, tenían algo de vida social. No todo era trabajo y nada de comunión, obviamente. Tenían lo que llamaban como el ἀγάπη (ágape), o la fiesta de amor, lo cual era la cena de traje de la primera iglesia. Y para cuando la iglesia de Corinto ya existió, estaban teniendo problemas, porque los ricos estaban trayendo su propia comida y se la comían, y dejaban que los pobres trajeran la suya, y se comían la suya, y perdieron el ministerio de compartir en el ἀγάπη (ágape). Entonces, Pablo les tuvo que dar algo de instrucción en eso. También la convirtieron en una orgía en Corinto, y entonces, se deterioró.

No obstante, en su comienzo, la iglesia se reunía para tener comunión en torno a la mesa y compartían, compartían su comida. La gente de manera libre le daba el uno al otro, se ministraban de manera gratuita el uno al otro. Pero, quiero volver a añadir que no fue una vida comunal. La iglesia nunca se echó a andar para vivir todos de manera socialista. Tenemos estos grupos que se están levantando en todos lados, los “hijos de Dios” y todos estos grupos, y no han entendido el concepto de esto. Eso no es un concepto del Nuevo Testamento.

Y creo que una gran ilustración de eso, está en el capítulo 5 de Hechos, en el versículo 4. ¿Usted se acuerda de Ananías y Safira, que mintieron al Señor? En el versículo 4, dijeron esto, y esto, claro, fue la instrucción de Pedro a ellos. Tenían una propiedad, y habían dicho: “Si la vendemos, le vamos a dar tanto al Señor”. Entonces, la vendieron y no le dieron tanto como habían prometido al Señor, y entonces, le mintieron, lo cual fue su pecado. Pero, el versículo 4, él dice: “Mientras que permanecían, ¿no era tuya?”. En otras palabras, no hay un mandato ahí porque eran creyentes, que tenían que vender su propiedad y entregarla ahí a la comunidad. Era de ellos, pero dice: “Si no lo hubieran vendido habría sido de ustedes, era su propia propiedad. Después de que fue vendida, ¿no estaba bajo su propio poder?”. Cuando recibieron el dinero para ello, era su dinero. En otras palabras, él nunca esperó que se lo entregaran todo a la iglesia para que se volviera un tipo de sociedad comunista.

Pero el problema fue: “¿Por qué has concebido esto en tu corazón? No le has mentido a los hombres, sino a Dios”. El problema no es que vendiste tu propiedad y no le diste todo a Dios. Él no te pidió que le dieras todo, el problema es que dijiste que le ibas a dar tanto y diste menos y mentiste. Y debido a que fue la primera iglesia y la disciplina tenía que ser estricta, debido a la naturaleza crítica, de la fundación de la iglesia, ambos cayeron muertos ahí por mentirle así al Espíritu Santo.

¿No le da gusto que esta es la iglesia del siglo XX? ¿Con qué frecuencia le ha prometido usted a Dios, si tan solo llega este cheque, se lo voy a dar al Señor? Es el mismo pecado, amigos míos. Nada más que Dios muestra un poco más de gracia hoy día. No sé por qué, pero le doy gracia a Él por ser así. Y como dije, en las iglesias que vinieron después, no vemos nada de este tipo de compartir, este tipo de compartir todo, acá vemos el ministerio de la ofrenda, del don de ofrendar, de dar para cubrir las necesidades de aquellos que tienen necesidad. 

Entonces, fue una congregación que comenzó en la energía del Espíritu Santo y continuó en la energía del Espíritu Santo, y estaban preocupados con el poder del Espíritu y con ministrar para Jesucristo. Ahora, el liderazgo de esta primera iglesia fueron los doce apóstoles. Estaban en liderazgo porque tomó tiempo desarrollar líderes. Poco después, habría ancianos y diáconos, pero no podía haber novatos. No podía haber nuevos convertidos. Y todo mundo era un nuevo convertido en la primera iglesia; entonces, Dios dejó a los doce apóstoles con esa iglesia en Jerusalén por lo menos por siete años, quizás diez años, y les ministraron. Actuaron como ancianos y diáconos, de hecho, lo hicieron todo. Los apóstoles, literalmente, servían el alimento. Ellos atendían las mesas, hacían todo, eran los líderes de esas personas en esa primera iglesia, esa primera congregación. Y más adelante, después de todos esos años que habían pasado, pensaron que algunos de los hombres habían llegado y se habían desarrollado al punto de que hubiera un liderazgo espiritual real, y tenían madurez. Y comenzaron a escoger algunos de ellos para que fueran ancianos y diáconos a partir de esa congregación.

Más adelante, algunos de esos ancianos, fueron tan fieles y algunos de esos diáconos fueron tan fieles que fueron promovidos por Dios para que se volvieran evangelistas y pastores que enseñaban. Mientras tanto, los apóstoles ministraron a ellos como sus líderes y los profetas también, que fueron el fundamento de la iglesia.

Finalmente, después de por lo menos siete años, estaban listos para enviar otro misionero y comenzar otra iglesia. Les tomó siete años antes de que enviaran a Bernabé a Antioquía para establecer la iglesia en Antioquía. Quisieron esa cantidad de tiempo para prepararse, y encontrar su propia fortaleza, y establecerse a sí mismos antes de que enviaran a alguien a hacer algún otro trabajo en algún otro lugar. Siete años.

Ahora, usted se puede imaginar cuando comenzaron en un lugar tan pequeño, que habrían estado muy apresurados por sacarlo por todo el mundo. Sin embargo, en la sabiduría del Espíritu, se quedaron siete años, por lo menos antes de que comenzaran a salir. Después, más iglesias crecieron aquí y ahí; y a dondequiera que fueron, se apareció el apóstol Pablo, plantó algunas de ellas con Silas, y Bernabé y otros. Y cada iglesia se volvió independiente. Cada iglesia fue ministrada por el Espíritu Santo. No hubo denominaciones que las asociaban en términos organizacionales. ¿Por qué molestarse? Ya eran uno en el Espíritu ¿Por qué tener una organización para mantenerlas juntas? Solo hay una razón por la que usted necesita una organización para mantener todo unido y es si usted no está unido. Pero si ellos entendieron que fueron uno en el Espíritu, era lo que necesitaban; y eso lo cubrió.

Sin embargo, había un vínculo en común. En Romanos 16:16, Pablo dice: “Las iglesias de Cristo saludan”. Había una unidad con cada congregación local siendo independientes. Sin embargo, había una unidad. Y estaban constituidas de todo tipo de creyentes: judíos, gentiles, toda clase de creyente, ricos, pobres, preparados, no preparados, todo el espectro de la sociedad. Y todos estaban funcionando juntos, ministrando juntos como uno. Y la única estructura organizacional que tuvieron, la única forma que tuvieron, fue aquella que fue instituida por el Espíritu Santo.

Ahora, esa es la fundación básica de la iglesia, y así es como creció de Jerusalén. Pero la iglesia ha cambiado mucho ¿No es cierto? Se ha vuelto muy compleja. Muy parecida a un negocio. La iglesia en la actualidad se ha vuelto en muchas maneras como una organización masiva, con denominaciones, con comisiones, con comités, el concilio mundial, el concilio nacional, con comités y programas. Hacen que funcione como un negocio, no un cuerpo, o una fábrica, no una familia; una corporación, no una comunidad. La iglesia en la actualidad también se ha vuelto un juego de éxito con metas superficiales y el premio va al que hace que venga la mayoría de la gente en la mayoría de los domingos.

Bruce Larson dijo: “Casi sin excepción, las iglesias exitosas y los pastorados son medidos en términos de cuánto reciben, y cómo crece su membresía. La implicación obvia es que los numero que se incrementan y un presupuesto que va creciendo, son las metas primordiales de la iglesia local”, fin de la cita.

Y sabe una cosa, es interesante, si usted revisa la situación de una iglesia, ¿Cuándo se aterra? No se preocupan mucho cuando la enseñanza es insípida, no se preocupan mucho cuando hay problemas espirituales. Cuando entran en terror, en pánico, es cuando la línea comienza bajar en la gráfica por la falta de asistencia y las finanzas, el dinero. Las iglesias también se vuelven en muchos casos un centro de entretenimiento con actuaciones que se les da a un grupo de personas improductivas e impotentes que asisten.

Y todas las técnicas apuntan a hacer que la gente venga, no a hacer algo con ellos una vez que vienen. Y quiero decirle a partir de mi corazón y del corazón de nuestros ancianos y el liderazgo de esta iglesia, por el poder de Dios, y por el ministerio de usted de oración y por su dedicación en usar sus dones, nosotros, como ancianos, vamos a hacer todo lo que podamos para permitirle al Espíritu Santo que nos muestre exactamente lo que Grace debe ser; y debemos comenzar con un patrón bíblico. Y habiendo establecido ese patrón bíblico, conforme el Espíritu Santo lo diseñó, entonces vamos a tomar el siguiente paso a partir de ahí.

Ahora, quiero que vea lo que el ministerio bíblico de la iglesia es. Segundo punto principal. Y quiero que veamos tres cartas en el Nuevo Testamento: 1, 2 de Timoteo y Tito. Porque en estas, tenemos el patrón para la organización y la estructura, y la forma de la primera iglesia o de cualquier iglesia. Ahora, Timoteo y Tito fueron dos evangelistas. Un evangelista en la primera iglesia plantaba una iglesia. Iba a un área en donde Cristo no era nombrado, él ganaba algunas personas para Cristo y establecía una congregación. Él se quedaba con esa congregación tanto como un año, quizás inclusive más, dos o tres años, hasta que él les había enseñado lo suficiente para que algunos de ellos hubieran madurado. Cuando algunos de ellos habían madurado, él entonces designaba ancianos en esa ciudad, para cuidar de esa iglesia y que enseñaran en esa iglesia y ministraran en esa iglesia. Entonces él pasaba a otro lugar en donde Cristo no era nombrado, ganaba algunas personas más para Cristo, establecía otra congregación, se quedaba ahí durante unos años, ordenaba ancianos en esa ciudad para seguir. Iba a otra ciudad y él seguía haciendo eso. Esa era la obra de un evangelista. Él plantaba iglesias.

Ahora, Timoteo y Tito hicieron eso. Ocasionalmente, también llevaron a cabo la obra de pastor maestro, lo cual era instruir a la congregación. Incluso un evangelista era llamado a hacer eso. Pero conforme vemos estas tres cartas, 1 y 2 Timoteo y Tito, vemos el patrón para la iglesia. Y para mostrarle eso, vaya a 1 Timoteo 3:14: “Estas cosas te escribo, esperando ir a verte pronto”. Ahora, Pablo, le está escribiendo a Timoteo, quien es un evangelista plantando iglesias, y aquí está lo que le dijo: “La razón por la que te escribo, pero si me tardo, sepas”, aquí está la razón por la que te estoy escribiendo, “sepas cómo conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”. En otras palabras, te estoy escribiendo para que sepas cómo conducirte en la iglesia. Te estoy dando la base de lo que debe ser la iglesia. Los principios de la vida en la iglesia. Ahora, son muy claros. No son nebulosos. Son tan claros como pueden ser.

Ahora, quiero mostrarle lo que son. En primer lugar, ¿Cuál es la tarea básica de la iglesia? La tarea básica de la iglesia consiste en enseñar doctrina sana. Esa es la tarea de la iglesia. No dar la opinión de algún pastor, no darle mis opiniones. No recitarle ilustraciones que lo hacen llorar. No tratar de manipular sus emociones. No tratar de levantar fondos. No tratar de estar corriendo haciendo esto y aquello. No proveer programas, entretenimiento, pequeños pensamientos espirituales, devocionales semanales. El ministerio de la iglesia consiste en enseñar doctrina sana. Enseñar doctrina sana. Tito 2:1. Como puede ver, aquí hay otra instrucción para el que está plantando una iglesia: “Pero tú habla lo que es conforme a la doctrina sana”. En eso consiste la iglesia. Estos evangelistas debían entrar en la iglesia con doctrina sana. Esa es la base de todo. Eso es lo que debemos hacer.

Primera de Timoteo 1:3: “Como te rogué que te quedases en Éfeso”, Pablo le dice a Timoteo, “cuando fui a Macedonia”, ¿por qué? “para que mandases a algunos que no enseñen diferente – ¿qué? – doctrina”. Enseña únicamente doctrina sana, versículo 6: “De la cual habiéndose desviado algunos, se ha vuelto a vana palabrería”. Usted toma una iglesia que no tiene una dieta constante de doctrina sana y va a aferrarse a todo lo que oye. “Deseando ser maestros de la ley, sin entender lo que hablan, ni lo que afirman”. Si no hay doctrina sana enseñada, la gente que quiere enseñar va a aferrarse a algo que no es sano. Versículo 10: “Para los fornicarios, para los que se contaminan con la humanidad, para secuestradores, para mentirosos, para los perjuros, y si hay alguna otra cosa que es contrario a la sana doctrina”. “Sana” es la palabra en el griego de la cual obtenemos nuestra palabra “higiénico”. Significa saludable, aquello que edifica el cuerpo y cualquier otro tipo de doctrina que despedace al cuerpo, no tiene lugar. Cualquier cosa menos enseñanza higiénica. Verdad positiva, énfasis en la Palabra de Dios.

Ahora, observe el capítulo 4, versículo 1, nos vamos a saltar algunos otros pensamientos. Primera de Timoteo 4:1: “Pero el Espíritu claramente anuncia que en los postreros días”, ahora, ese es nuestro día, “algunos apostatarán de la fe, dando oído a espíritus engañadores y a no a doctrina sana – Pero ¿qué? – sino a doctrina de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia”.

Ahora, ¿cómo es que usted va a proteger a la iglesia en contra de la doctrina del diablo? ¿Cómo va a proteger a la iglesia en contra de espíritus engañadores? Como pastor, como un pastor que enseña, mi trabajo es proteger a la iglesia. ¿Cómo hago eso? ¿Ando corriendo por todos lados viendo las credenciales de todo mundo? No. La respuesta de manera clara está en el versículo 6 y 7: “Si esto enseñas a los hermanos”, capítulo 4, “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido por las palabras de la fe y la buena doctrina que has alcanzado”. La única manera en la que usted va a establecer algún tipo de protección contra la doctrina falsa, es nutrir a la gente en la doctrina santa.

Y el versículo 7: “Pero reúsa doctrinas fábulas y de viejas. Y ejercítate para la piedad”. Observe el capítulo 4, versículo 13; y aquí hay un patrón para la predicación. ¿Quiere saber cómo debe usted predicar? Algunos de ustedes que quieren ser un predicador algún día, en el futuro de Dios o en el presente, aquí está el patrón para la predicación. “Entre tanto que vengo, ocúpate en la lectura”, eso es la lectura de la Escritura. “En la exhortación”, esto es dispararla. “Y a la doctrina”, eso es explicarla. Ahí está la esencia de la predicación: léela, declárala y explícala. En eso consiste. Eso se llama predicación expositiva. Usted lee el texto, usted explica el texto y usted lo predica, lo declara, lo exhorta.

Y la palabra para lectura ahí, se refiere a la lectura pública, hablando del ministerio de la predicación. Debemos leer la palabra, debemos explicar la palabra a detalle y en profundidad, y debemos exhortar a la congregación. Debemos declarar la verdad. Versículo 15, aquí está lo que el ministro debe hacer: “Medita en esto, entrégate, ocúpate en ellas”, la concentración del liderazgo de la iglesia debe estar en la Palabra de Dios. No en nada más, sino en la Palabra de Dios. No en programas o en algún tipo de actividades periféricas. Debemos estar inmersos en la doctrina. Versículo 16: “Ten cuidado de ti mismo, y de – ¿qué? – de la doctrina, persevera en esto. No hay otra manera. Porque haciendo esto, te salvarás”. Esto es, te salvarás de falsos maestros, “a ti mismo y a los que te oyeren”.

Los maestros infestados por demonios que tratan de entrar a la iglesia, solo pueden ser hechos a un lado cuando la iglesia está involucrada en la enseñanza de manera repetitiva, constante, fiel, doctrina sana, si va a haber protección para la iglesia de Jesucristo. Y si va a ser pura, entonces, necesita ser, por parte de los ancianos que la guían en fidelidad a la Palabra de Dios. No están involucrándose en reuniones y conferencias y concilios y presentando su recibo de gasolina. Y es tan fácil hacer esto, porque otras cosas son buenas, pero simplemente no son prioritarias. Como un ministro de Jesucristo, yo y los demás que ministramos en su nombre, somos responsables a Dios por la pureza de la Palabra. Debemos enseñarla en su pureza. Debemos predicarla en su pureza. Somos responsables por protegerlos a ustedes de la doctrina falsa. Somos responsables a Jesucristo por qué tan bien lo hacemos, y qué tan fieles somos en proteger el rebaño y en nutrir al rebaño. Eso es lo que Cristo espera de todo ministro. Y es algo aterrador cuando usted se sienta y se detiene para darse cuenta de lo que Dios espera de usted. Esa es la razón por la que Santiago dice: “Piensen dos veces antes de que deseen ser un ministro”. La responsabilidad es seria. Si Dios le da a usted el llamado, no obstante, Él provee la oportunidad para que usted lo sirva.

Y entonces, es que debemos entregar nuestra vida entera continuamente sin detenernos hasta que Jesús venga a la predicación y enseñanza, enseñanza expositiva y predicación de la Palabra de Dios. Y, desafortunadamente y de manera trágica, los pastores me hablan casi semanalmente y me reúno con ellos, cuyos corazones están llenos de tristeza, porque sus iglesias les esperan hacer todo debajo del sol, y no lo que Cristo quiso que hicieran, enseñar la Palabra de Dios. Y, de esta manera, sus energías están disipadas en todos los demás deberes en lugar de en el deber primordial.

Ahora, en 2 Timoteo, por ejemplo, capítulo 1, el mensaje es el mismo. Versículo 13: “Renten la forma de las sanas palabras”, reten la forma de las sanas palabras. ¿Sabe usted lo que esa palabra “forma” implica? Implica, que el patrón de la iglesia cuando se congrega, su forma debe ser la enseñanza de sanas palabras, “que de mí oíste en la fe y amor que es en Cristo Jesús”. Versículo 14: “Guarda el buen depósito que te fue encomendado, guárdalo por el Espíritu Santo que mora en nosotros”.

Y después, en el capítulo 2, él dice: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Y las cosas que de mí oíste ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. En eso consiste. Queremos enseñarle doctrina sana para que usted vaya a enseñarle a alguien más doctrina sana. Ese es el diseño hermoso del Espíritu de Dios. El ministerio que se lleva a cabo a cada uno en el cuerpo de Cristo, simplemente es parte de esto. Eso es lo que usted debe hacer, como mencionamos en Efesios, el ministerio de los ancianos y demás, aquellos que enseñan, consiste en perfeccionar a los santos para que los santos puedan administrar la obra del ministerio.

Y la clave, claro, si usted va a hacer esto es 2 Timoteo 2:15. Dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. La primera palabra en ese versículo es la clave de cualquier ministerio, y solo quiero decirle esta mañana que es un gran gozo en mi corazón y emoción, tener una iglesia, ser parte de una iglesia en donde el clamor de la congregación es la Palabra de Dios, y en donde ustedes desean más que cualquier otra cosa, que yo tenga el tiempo para estudiar. Emociona mi corazón. Y con frecuencia estoy seguro de que hay ocasiones cuando la congregación querría llamar y querría hablar conmigo y quizás en un asunto urgente, y, sin embargo, estoy sepultado estudiando la Palabra de Dios durante horas. Y saber que hay un entendimiento que esto es lo que ustedes saben que Dios quiere es un gozo para mi corazón. Y les agradezco por ese tipo de deseo en ustedes.

Y entonces es, el ministerio eficaz es un ministerio de doctrina, y para ser eficaz demanda que usted estudie para presentarse a Dios aprobado. Especialmente, si usted simplemente está aprendiendo conforme va avanzando. Y no es el tipo de situación que es fría y no amorosa. Ahí, en el versículo 24, el mismo capítulo, él dice: “El siervo del Señor no debe ser contencioso, sino ser amable para con todos, apto para enseñar, paciente para con todos, en mansedumbre, instruyendo a aquellos que se oponen, por si quizá Dios les conceda arrepentimiento para conocer la verdad”. En otras palabras, usted no lo hace de manera soberbia, sino en amor, en mansedumbre.

Después, en el capítulo 3 de 2 de Timoteo, versículo 14, él dice esto: “Pero tú persevera en lo que has aprendido y has sido instruido, y estás convencido sabiendo de quién lo has aprendido. Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. Y ¿cuánto de la Palabra de Dios debemos predicar? Versículo 16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. ¿Por qué predicar? Versículo 17: “A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Escuche, si vamos a edificar a los santos y madurar nuestras propias vidas, debemos hacerlo en el ministerio de la Palabra. Esa es nuestra pasión. Y después, él le dice a Timoteo ese gran clímax en el capítulo 4: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y – ¿qué? – doctrina”. Y entonces, vemos que el ministerio de la iglesia es simple. Doctrina sana, doctrina sana. Ahora, esa es la tarea básica de la iglesia. La única manera en la que llegaremos a edificar a los santos es predicando doctrina sana. La única manera en la que podemos agradar al Señor y obedecer al Espíritu es predicar doctrina sana. Cualquier cosa menos que eso es pecado. Los primeros evangelistas hicieron eso.

Entonces, ¿Cuál fue el liderazgo básico? Y, de nuevo, queremos ver Timoteo y Tito. ¿Cuál es el liderazgo básico de la iglesia? Hay dos categorías de líderes en la iglesia. Esta fue toda la organización que tenían. Ancianos y diáconos. Ahora, en primer lugar, había ancianos. Había una pluralidad de ancianos. Ningún hombre era responsable por la iglesia. Y yo creo esto con todo mi corazón, creo que debe haber una unidad colectiva de hombres que son responsables por la iglesia. Que yo soy solo uno de ellos. Yo resulto tener el privilegio, por la gracia de Dios, gracia misteriosa esto es, de ser responsable por la enseñanza, de ser el anciano que enseña, en un sentido. Pero mis capacidades básicamente están limitadas únicamente a esa área. Y la vida de la iglesia le pertenece a los ancianos a nivel colectivo que son sus líderes bajo el Espíritu de Dios. Yo no soy más que cualquier otro anciano en esta iglesia. Yo simplemente soy uno de esos; mi énfasis en particular está en el ministerio de la enseñanza. Un hombre no es responsable por hacerlo todo en absoluto. El pastor no es el que resuelve problemas en términos profesionales, que anda por todos lados con una bolsa eclesiástica de herramientas esperando a que el próximo problema salga para repararlo o la siguiente rueda que chilla, reciba su grasa. Hay más que eso.

Ahora, el anciano también en el Nuevo Testamento es llamado obispo. El anciano es su título, y obispo es su deber. Obispo significa supervisor. Él supervisa el rebaño. Es un ministerio espiritual siempre en el Nuevo Testamento. El anciano siempre debía estar preocupado con dos cosas, oración y el ministerio de la Palabra. Fueron ordenados en toda ciudad. Pablo le dijo a Tito en el capítulo 1, versículo 5: “Ordena ancianos en toda ciudad”. Salieron de esa congregación. Yo creo que la iglesia está en su mejor condición y es más fuerte cuando su propia gente se levanta o se eleva a su propio liderazgo. Y creemos eso aquí. Esta es la razón por la que nos regocijamos, que toda persona en nuestro personal, todos los que ministran a ustedes aquí, salieron de la congregación de esta iglesia. Creemos que eso es bíblico, que Dios quiere que ordenemos a ancianos en este lugar, preparados en este ministerio, que pueden llevar este ministerio hacia delante. Y entonces, es un ministerio espiritual. Estos han sido calificados por el Espíritu de Dios. Has sido preparados y ordenados para servir en la iglesia local.

Ahora, para mostrarle lo que se requiere de un anciano, 1 Timoteo 3: “Palabra fiel es esta: Si alguno anhela obispado”, ahora, esa es la misma idea. Obispo simplemente se refiere a su trabajo, supervisor. Él es un anciano, es lo mismo. “Si él anhela obispado, buena obra desea”. Ahora, aquí está los requisitos para un anciano; y quiero decir que creo que somos ancianos. El personal, son ancianos. Algunos de ustedes que están sentados ahí, que son ancianos. Ustedes no están en el personal, todos tienes los requisitos ser un anciano y vamos a orar que pronto Dios los lleve a ese lugar de liderazgo real con nosotros conforme trabajamos juntos. No hay una jerarquía aquí. En absoluto. Es una unidad de aquellos que Dios ha llamado a ser ancianos. Ahora aquí están los requisitos para los ancianos. Y si usted siente en su corazón, si usted siente y cree en su corazón, que usted es un anciano, que usted cumple con estos requisitos, que esto es lo que Dios quiere que usted haga al guiar, quiero saber de eso, personalmente, quiero que usted me diga.

Versículo 2: “Un anciano u obispo debe ser irreprensible”, esto es, debe tener una reputación buena interior con el cuerpo de creyentes. Obviamente, no perfecto. “Debe ser marido de una mujer”, esto es, fiel a su única esposa. “Sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar”. Ahora, apto para enseñar no significa que él tiene que ser un maestro. Realmente significa que él puede comunicar su fe. “No dado al vino”, y la palabra “dado” significa alguien que se queda por mucho tiempo junto a su vino. ¿Entiende la situación? “No permaneciendo por mucho tiempo junto a su vino, no pendenciero, no avaro”. Esto significa: no está buscando el dinero, “sino paciente, no pendenciero, no avaro, que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad, porque si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” Bastante simple. “No un neófito”, eso significa un convertido reciente, “no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera”, usted tiene que tener un buen testimonio adentro, buen testimonio afuera, “no sea que caiga en descrédito y en lazo del diablo”.

Ahora, usted tiene ahí el patrón básico de requisitos para un anciano. Hombres que tengan estos requisitos, si tiene ese requisito, si usted encaja y pasa algún tiempo en oración, y claro, usted no es perfecto. Obviamente, todos sabemos eso. Pero si usted cree que usted puede pasar por eso y ese es su corazón delante de Dios, entonces Dios lo ha dado a usted a esta congregación local de Grace para gobernar, guiar y enseñar. Sea que usted esté en el consejo de ancianos, entre comillas o no lo esté, eso no importa; lo que importa es si usted es o no un anciano designado por Dios. Esperamos, y oramos y confiamos en que todos los ancianos destinados por Dios pronto serán ancianos en el sentido de que nosotros estemos trabajando con ellos.

Esto no significa que hacemos esto rápidamente y sin cuidado, porque en 1 Timoteo 5:22, dice esto: “No impongas con ligereza las manos a ninguno.” Ahora, algunos dicen que eso tiene referencia a ordenar a ancianos sin pensar, otros dicen que tiene referencia a tratar con aquellos que están viviendo en pecado, y el tipo de reprensión y demás. Puede ser una de las dos. No estoy seguro de lo que significa. Si se aplica a ancianos, ciertamente es un mandato acerca de ser cuidadoso.

En 1 Timoteo 5:17, dice esto: “Los ancianos que gobiernan bien”, indica que los ancianos deben gobernar. En la iglesia local, los ancianos gobiernan la iglesia porque están bajo Cristo. Son responsables a Cristo. Los ancianos no son responsables a la congregación. Los ancianos no son responsables a algún comité. Los ancianos ni siquiera son responsables a sus esposas por hacer todo lo que sus esposas les piden. Los ancianos son responsables a Cristo y después. a guiar la iglesia. Entonces, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. Y eso muestra que usted puede ser un anciano y no necesariamente estar involucrado en enseñar doctrina. Hay otras capacidades en el diseño del Espíritu. Los ancianos toman las decisiones. No están sujetos a la congregación. No están sujetos a algún grupo. Están sujetos a Jesucristo y deben tomar toda decisión después de orar y después de que la palabra ha sido estudiada cuidadosamente, de tal manera que están tomando decisiones con la mente de Cristo en la energía del Espíritu que van a afectar de una manera positiva la congregación entera.

Amigos, ese es un llamado elevado. Dice usted: “¿Le pertenece solo a hombres mayores?” No. Pablo le dijo a Timoteo: “Ninguno tenga en poco – ¿qué? – tu juventud”. Es una buena cosa tener ese versículo ahí. Los ancianos deben estar en oración persistente. Deben estar en un estudio persistente de la Palabra de Dios. Deben escudriñar y conocer la mente de Cristo y yo creo que, si una decisión debe ser tomada entre los ancianos, debe ser tomada de manera unánime o alguien no tiene la mente de Cristo. Y yo creo que debe ser tomada por el consentimiento en común de esos hombres después de orar y estudiar la Palabra y el ayuno también puede estar involucrado.

Los ancianos deben enfrentar los problemas en la iglesia. Deben enfrentar a los falsos maestros. ¿Sabía usted eso? En Tito capítulo 1, versículo 9, deben enfrentar el problema de los falsos maestros: “Retenedor de la Palabra fiel, como ha sido enseñada, para que pueda mediante doctrina sana exhortar y confrontar a los que se oponen, porque hay muchos que hablan vanidades y engañadores, especialmente los de la circuncisión, cuyas bocas deben ser calladas, que alteran casas enteras enseñando cosas que no debieran por causa de ganancia deshonesta”. Los ancianos deben mantener afuera los falsos maestros, los ancianos también deben disciplinar a cristianos que se meten en error doctrinal.

En 2 Timoteo 2 18, habla de: “Himeneo y Fileto, que, con respecto a la verdad, han errado, diciendo que la resurrección ya pasó y afecta la fe de algunos”. Ese es un problema realmente serio. Y en el 4:14: “Alejandro el calderero me hizo mucho mal”; y Pablo dice: “El Señor le pague conforme a sus obras”. En otras palabras, aquí hay algunos herejes en la iglesia. Deben ser enfrentados.

Dice usted: “¿Cómo los enfrenta?” Primera de Timoteo 1:19: “Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual algunos habiendo desechado con respecto a la fe, han naufragado, de los cuales son Himeneo y Alejandro”. Aquí es lo que debemos hacer: “a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar”. Eso es disciplina, amigos. Alguien necesita ser disciplinado. Cuando hay error doctrinal, la persona debe ser sacada de la congregación del cuerpo hasta que Satanás lo haya llevado al punto, al fondo, quizás; y entonces, Dios comienza a restaurarlo.

Después, también debemos de reprender a aquellos que pecan en acto, no solo en doctrina. Primera de Timoteo 5, y vamos a hablar de eso un poco en esta noche. “A los que pecan”, ¿Cuál es la siguiente palabra? Primera de Timoteo 5:20: “A los que pecan – ¿qué? – repréndelos. ¿Cuáles son las siguientes palabras? “Delante de todos, para que los demás también teman”. Tenemos el derecho de reprender el pecado públicamente. El lugar entonces más elevado en la iglesia pertenece a los ancianos, gobernando bajo Cristo, siendo pastores bajo el liderazgo de Él, responsables por enseñar doctrina, ministrando, disciplinando y protegiendo al rebaño, orando por el rebaño, estudiando la Palabra de Dios. Él le responde a Jesucristo por ese ministerio. Ese es el principio del ministerio de la primera iglesia. Consideraremos el resto la próxima vez.

Padre nuestro, te damos gracias esta mañana por tu verdad, por tu sabiduría. Te damos gracias porque sabemos lo que la iglesia debe ser. Debe enseñar doctrina sana. Te damos gracias, Señor, porque es tan claro. Padre, te damos gracias por los ancianos que le has dado a esta iglesia, muchos de los hombres que sirven como ancianos en una capacidad como laicos. Gracias por ancianos, Señor, que están aquí, que no conocemos aún. Que Tú los has enviado para ministrar con nosotros, que no son neófitos, pero que son en todos esos requisitos, irreprensibles, con una reputación interior que le da gloria a Cristo. Padre, te agradecemos porque algunos de ellos puedan estar sentados aquí en esta mañana.

Y Padre, realmente nunca han estado con nosotros porque quizás no hemos reconocido que son ancianos que Tú nos has dado. Padre, oramos porque ellos deseen el cargo, la responsabilidad, en la medida de su vida, que encaje con su vida, porque es algo bueno y que se levanten para servir con nosotros para guiar a esta congregación. Padre, yo no tomo la responsabilidad de guiar por un día por mí mismo, yo soy pecaminoso. Mis decisiones no siempre son las correctas. No quiero hacerlo solo y te agradezco por el deseo maravilloso del Espíritu Santo porque lo hagamos juntos con una mente, con un mismo sentir, mediante la oración y la Palabra.

Padre, trae al liderazgo que está aquí a nuestros ojos, para que lo podamos ver. Te agradecemos por otros que no son ancianos, pero que sirven tan fielmente, que nos ministran tan fielmente en tantas diferentes maneras, ayudando, enseñando, administrando, sirviendo, visitando y amando a los enfermos, orando, dando, compartiendo. Padre, simplemente te pedimos en este momento que hagas de esta iglesia lo que quieres que sea. En el nombre de Jesús. Amén.

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