Abra en Juan 13 su Biblia y en esta mañana vamos a ver Juan 13, 14, 15 y 16. Algunos de usted están diciendo: “Seguro que sí.” Pero lo vamos a hacer, y esto va a ser un panorama. Tengo una idea para un libro que en cierta manera está naciendo en mi mente, de este tema en particular, entonces en cierta manera voy a experimentar con usted y voy a ver qué tipo de reacción recibo.
He titulado este estudio en esta mañana, “El legado de Jesús.” “El legado de Jesús.” Sé que todos nosotros en un punto u otro hemos recibido una herencia, o hemos pensado mucho en recibir una. Y quizás inclusive hemos orado mucho por recibir una, pero eso es algo muy, muy familiar para la experiencia humana. Y aunque quizás no lo haya entendido, todos nosotros en un sentido u otro hemos recibido legados de cierto tipo, si no es una gran cantidad de dinero o algún objeto de valor que nos he dejado, hay simplemente, están esos artículos de las vidas de personas que son muy queridas para nosotros. Mi madre por ejemplo tiene cosas de su madre que son muy preciadas para ella, que le dejó su madre al morir.
Hay personas, cuyos hijos dejan el hogar, se casan y se mudan y de pronto todas las pequeñas cosas que eran de ese hijo se vuelven significativas, de manera especial. Y todos nosotros sabemos lo que es tener un legado, que algo se nos deje. Y eso es precisamente lo que está en el corazón de Jesús en Juan 13 al 16. Su ministerio entre los hombres se acabó en el capítulo 12. Él ahora pasa el capítulo 13, 14, 15 y 16 con sus discípulos, todo ocurre en un breve período de horas, en un lugar en el Aposento Alto. Y todo ocurre en la noche antes de su crucifixión. Y apenas antes de que Él muera, Él les da a los discípulos, y como consecuencia a todos nosotros a lo largo de la historia, su último testamento.
Él dice: Esto es lo que les estoy dejando. Y yo lo llamo, el legado del cristiano. Esta es nuestra herencia en Cristo. Si alguien me pregunta: ¿qué es como cristiano que tú posees que yo no tengo? Y yo digo, poseo todo lo que Jesús dio en Juan 13 al 16. Y le digo que si usted me fuera a acorralar y me dijera ¿cuál es tu Escritura favorita? Tendría dificultades en decir algo fuera de Juan 13 al 16. No hay nada que yo haga, realmente, Jesús no pide algo de sus discípulos en particular, hay algunas exhortaciones en cierta manera esparcidas en el proceso, pero básicamente todo este texto es: Esto es lo que les estoy dejando. Esto es lo que les ofrezco. Esto es lo que les doy.
Y yo creo que esto, a su vez, es lo que podemos ofrecerles a personas que no conocen aun a Cristo, y decirles: Aquí hay una buena razón para venir a Cristo. Oye, escucha Su legado. Estas son mis posesiones más atesoradas. En este mundo entero, realmente, si lo pienso considerar y pienso en lo que vale la pena en mi vida, tendría que decir que esto es lo más preciado que poseo en este mundo, y está registrado aquí en este pasaje. Todas estas cosas que me pertenecen, porque son regalos de Jesús para mí. No poseo nada materialmente que signifique algo para mí. Estas cosas significan algo para mí. Y sé que también para usted.
Expliquemos la escena un poco. Conforme vemos la situación, Jesús está a punto de morir. Él ha anunciado Su muerte a ellos en varias maneras diferentes, particularmente en el capítulo 2, en el versículo 24, cuando Él habló que la semilla caía al suelo y moría, e iba a producir fruto, y Él les ha dicho que Él va a morir. En Juan 11 Él dijo que Él iba a morir, de hecho, Él dijo: Tengo que ir a Jerusalén, entonces, han habido varias ocasiones en las que en cierta manera les ha presentado esa verdad. Pero ahora Él realmente lo explica.
Juan 13:31, veamos este texto para comenzar. “Por tanto, cuando él salió, Jesús dijo: Ahora, el Hijo del hombre es glorificado y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también se glorificará en él, y a su vez lo glorificará.” Ahora, si usted quiere entender eso va a tener que conseguir la cinta que producimos hace mucho tiempo de eso, no quiero entrar en eso y desarrollarlo, simplemente resumirlo al decir esto, Jesús dijo: Es ahora el momento que sea glorificado y que el Padre sea glorificado. Y lo que Él quiso decir con eso fue su muerte y resurrección y regreso al Padre.
En Juan 17 Él dice: “Padre, te he glorificado en la tierra, ahora glorifícame contigo con la gloria que tuve antes que el mundo comenzara. La gran culminación de glorificar a Dios ocurrió en la cruz, la resurrección y la ascensión. Y Jesús dijo: Es ahora el momento de eso. Versículo 33, “Hijitos, un poco más y estaré con vosotros, y no estaré aquí por mucho tiempo.” Y Él no lo estuvo. “Me buscaréis,” y como le dije a los judíos, y Él dijo esto a ellos antes, “adónde yo voy vosotros no podéis venir. Entonces, ahora os digo,” Él dice, “me voy, y me voy en poco tiempo. Y ustedes me buscarán, pero no me hallarán. Y no pueden venir adónde voy.”
Ahora, que imagina usted que fue la reacción de los discípulos, durante tres años lo único que habían conocido fue la presencia de Jesucristo. Durante tres años Él había sido todo en el mundo de ellos, cuando necesitaban que sus impuestos sean pagados Él consiguió un pez y sacó sus impuestos de su boca. Esa es una idea agradable. Cuándo necesitaron alimento, Él lo creo. Cuándo necesitaron verdad, Él la enseñó. Cuando necesitaron consuelo, Él lo dio.
Cuándo necesitaron reprensión, la recibieron. No habían conocido nada más que la provisión y el sustento y la presencia de Jesús, y se habían apoyado tanto en Él que, si se iba a ir, ellos se iban a quedar a la deriva. ¿Qué vamos a hacer? No puedes hablar en serio. Pedro en una ocasión inclusive le dijo: “Señor, nunca te suceda esto. Que no pase.” ¿Cómo respondieron? Observe el versículo 36 del mismo capítulo, Juan 13. Simón Pedro le dijo: Señor, ¿adónde vas? bueno, ¿adónde vas Señor? Jesús dijo: Adónde yo voy no me puedes seguir. Pedro realmente no quería saber adónde iba, él quería saber cómo podía llegar ahí.
Entonces, Jesús no respondió la pregunta que él hizo, Él respondió la pregunta que estaba en su mente. “No puedes venir Pedro, pero lo harás más tarde.” Pedro dijo: “Señor, ¿Por qué no puedo venir?” Se oye como uno de mis hijos. “¿Cómo que no puedo venir? Yo moriré por ti. Digo, si vas a morir e irte, entonces yo moriré e iré contigo.” Me gusta su espíritu. Apunta a la verdad de que él no podía concebir la existencia separado de Jesucristo. ¿Lo ve? Para él ni siquiera sería vivir.
Observe el versículo 1 del capítulo 14. La expresión en griego aquí es esta. Dejen de dejar que su corazón esté afligido. Jesús les anunció que se iba y ellos se desmoronaron y Jesús les dice: “Oigan, deténganse. Dejen de dejar que su corazón esté turbado.” Observe el versículo 5: Tomás, le dijo Señor, no sabemos adónde vas, y no conocemos el camino. Nos vas a dejar y no sabemos adónde llegar, en dónde tú vas a estar. Observe el versículo 27, Juan 14, al final del versículo, de nuevo Él dice: “Dejen de dejar que su corazón esté turbado, ni se atemorice.” Estaban en una ansiedad tremenda, y temor. Jesús era todo para ellos, Su presencia misma era su seguridad. Y estaban turbados, y tenían miedo.
Observe Juan 16, versículo 6: Y esto simplemente, de nuevo los ayuda a entender su emoción en ese momento. Juan 16:6. Bueno, vea el versículo 5, “Pero ahora me voy a aquel que me envió. Voy de regreso al Padre, y ninguno de vosotros preguntáis adónde vas, pero debido a que he dicho estas cosas a vosotros, la tristeza ha llenado vuestros corazones. Nadie realmente preguntó adónde iba, ellos simplemente le preguntaron la manera de llegar ahí. Y Jesús dice: “Su actitud es de tristeza, ha llenado su corazón. Y la palabra, la hemos visto antes en nuestro estudio, el llenar significa dominado.
Estaban llorando, estoy seguro, estaban sollozando en el interior, nunca podían concebir una vida sin Cristo, no había manera en la que pudieran identificarse con eso. Usted piensa cuando está quebrantado de corazón, cuando usted pierde a un ser querido. Ni siquiera podría comenzar a concebir como sería vivir en la presencia del Hijo de Dios perfecto sin pecado, y sin mancha, con todo su amor y empatía increíbles y perfección, en toda relación humana posible después entender que Él se iría. Y usted no sabe en dónde estaría y cómo llegaría usted ahí. Y tenían miedo. Y Jesús, en lugar de preocuparse por su propia muerte, lo cual estaba a punto de venir en cuestión de horas, siempre mostrando empatía perfecta, estaba mucho más preocupado con ellos, por ellos, de lo que Él estaba por sí mismo.
Y entonces Él pasó Juan 13, 14, 15, y 16 para decirles lo que Él les iba a dejar. “Sé que me voy, pero esto es lo que quiero dejarles.” Y cuando todo se haya dicho y hecho, su punto es, es mejor que yo me vaya porque si no me voy no pueden tener estas cosas. Y la idea es que cuando Él termine, ellos van a estar diciendo: Señor entendemos, es mejor para nosotros que te vayas, es mejor que te vayas.
Ahora, ¿qué es lo que les dejó? ¿Qué cosas les dejó Jesús como un legado a sus discípulos y a todos los que confían en Él? Encontré diez de ellas, y vamos a tomar las primeras cinco esta mañana y vamos a terminar la próxima vez. Número uno, la primera cosa que Jesús dejó fue la prueba de su amor. La prueba de su amor. Creo que una cosa es que alguien le diga a usted que lo ama, otra cosa es que ellos lo prueben, ¿no estará de acuerdo con eso?
Me acuerdo cuando era un niño pequeño la primera cosa que aprendí como un niño que iba a la escuela dominical, era como un ratón de iglesia, estaba ahí toda mi vida, pero lo primero que aprendí, la primera cosa que usted aprende, Jesús me ama esto se, porque la Biblia dice así. Primer versículo que aprendí, “Porque de tal manera,” ¿qué? “amó Dios al mundo.” Y ese es el mensaje básico, pero, sabe una cosa, si yo hubiera estado ahí con Jesús y él hubiera dicho por tres años: “Te amo,” y después él dijera me voy, yo podría haberme dicho: Si él me ama, cómo puede hacerlo, ¿verdad? Porque él sabe cómo me siento.
Sería como si usted se enamorara de alguien y su amor hacia esa persona fuera absolutamente el amor perfecto y un día la persona le dijera: “Tú sabes, yo te amo verdaderamente, te amo de manera absoluta, te amo sin reservas, pero me voy y nunca más te volveré a ver.” Eso sería algo difícil de enfrentar, porque eso es esencialmente lo que pasó.
Entonces, los discípulos estaban ahí, ¿realmente nos amaba? ¿realmente nos amaba? Y Jesús quería asegurarse de que ellos supieran que Él los amaba. Y entonces él les dio prueba de su amor. Vea Juan 13, hermoso. Y cuando viniera a mi mente para cuestionar si Dios me ama, y tengo esa pregunta, porque no soy la persona más digna de amor, cuando ese tipo de pregunta entrara a mi mente, inmediatamente regresaría a Juan 13, a esta gran verdad.
Ahora, observe el versículo 1: “Ahora, antes de la fiesta de la Pascua, cuando Jesús sabía que su hora había venido, que él debía dejar este mundo para ir al Padre,” es momento de que Él se vaya, “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, él los amo hasta la perfección.” Era tiempo de irse, entonces, sabe lo que Él quería mostrarles, que, amor. Miren, tengo que convencerlos, entonces los amo al límite.
Él derramó Su amor en esas últimas horas, ¿cómo? el versículo 2 nos dice cómo. “Habiendo comenzado la cena.” Algunas de sus Biblias podrían decir habiendo terminado. No, el griego dice: “La cena habiendo comenzado.” Acababan de empezar a comer y después hay una pequeña afirmación, o más de Judas. Vamos a saltarnos al versículo 4, Él se levanta de la cena, hizo a un lado su atuendo, tomó una toalla y se ciñó, colocó agua en un contenedor, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con la que se había ceñido.
Ahora, entienda lo que está pasando, los discípulos están todos comiendo porque están tan apresurados por comer y porque todos están discutiendo, están discutiendo acerca de quien va a ser el más grande en el reino, y debido a ese tipo de argumento, y la ausencia de un siervo que normalmente haría esto, nadie se molestó por lavar los pies. Y claro, eso proveyó la oportunidad perfecta para el Señor. Él se quita Su prenda exterior, colocó una toalla alrededor de Su cintura, encima de Su prenda interior y empezó a lavar los pies de ellos. Y claro, Él llega a Pedro, y Pedro dice: Señor, ¿vas a lavar mis pies? No puedo concebir esto, eres Dios. ¿Qué estás haciendo?
Jesús dijo: Lo que yo hago no lo entiendes, pero lo entenderás después. Lo que él quiso decir con eso fue: “No entiendes el acto total de humillación. No entiendes lo que estoy tratando de mostrarte. Lo que estoy tratando de mostrarte es que te amo, Pedro. Y es en parte ahora, y va a ser parte un poco después que lo vas a saber. Vas a saberlo ahora, a partir de que estoy lavándote los pies. Y lo vas a saber un poco después a partir de mi muerte. Vas a saber que te amo.” Pedro dice: “Nunca lavarás mis pies. No lo voy a permitir.” Jesús dijo: “Si no te lavo, no vas a tener parte conmigo.” Y él le dice: “Señor, no solo mis pies, sino mis manos y mi cabeza. Dame un baño, Señor,” en esas condiciones.
Ahora, observe el versículo 13, “Vosotros me llamáis maestro y Señor, bien decís porque lo soy. Y si soy su Señor y maestro, y he lavados sus pies, ciertamente deberían lavarse los pies los unos de los otros, porque os he dado ejemplo para que hagáis como os he hecho. De cierto, de cierto os digo, el siervo no es mayor que el Señor, ni el que es enviado mayor que el que lo envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.” Ahora, Jesús dijo: Les doy un patrón, les doy un modelo, les doy un ejemplo de amor, lavé sus pies.
Inmediatamente después de esto hay un interludio con Judas, muy triste, y es seguido por el versículo 34, y Jesús regresa a la idea de lavar los pies. Obsérvelo, versículo 34: “Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Ahora escúcheme, Jesús dice: “Los he amado.” Dice usted: ¿cómo nos amaste? al hacer, ¿qué? al lavar sus pies. Como puede ver el versículo 1, los amó a la perfección, los amó al límite. Está bien que lo sienta, pero, ¿cómo lo demuestra él? Lo demuestra al lavarles los pies.
Y después él dice: “Miren, así cómo les mostré mi amor hacia ustedes, así es como espero que ustedes se muestren el amor unos a otros mediante servicio humilde, al inclinarse al lugar de la mansedumbre. Los amo.” Si Jesús estuviera aquí, Él no tendría mayor gozo que lavar los pies de ustedes. ¿Sabe usted eso? Y yo sería como Pedro. Si el Señor viniera y comenzara a lavarme los pies, yo diría: “Señor, levántate. Esto nunca pasará.” Pero como puede ver él está diciendo, te amo, pero él tiene que hacer más que decirlo para convencer a estos hombres con los corazones quebrantados.
Entonces, Él lo prueba al hacer algo que verdaderamente es un acto de amor. Y lo que es tan hermoso acerca de esto es que, entrelazado en el capítulo 13 es el trasfondo de Judas, Él inclusive lo amó a él. Él inclusive lavó sus pies, Él ama. Pero hay más. Observe Juan 15. La prueba de amor dada en esta última noche no solo termina ahí. Juan 15:2, Él regresa al mismo tema. Recuerde, todo esto es en cuestión de tan solo unas pocas horas en la misma noche, entonces la conversación entera simplemente se entrelaza.
Estas cosas os he hablado para que mi gozo permanezca en vosotros, y para que vuestro gozo sea cumplido. Ahora escuche. Este es mi mandamiento: “Que os améis unos a otros, así como yo os he amado.” Ahora, Él va a llevarlo un paso más hacia adelante, escuche, “Ninguno tiene mayor amor que este, que un hombre,” ¿qué? “ponga su vida por sus amigos.” Y después aquí viene la afirmación clave, “Y vosotros sois, mis,” ¿qué? “amigos.”
¿Se acuerda lo que dije en Juan 13? Jesús le dice a Pedro: Ahora, Pedro, estoy haciendo esto y vas a entender más después. Jesús estaba diciendo: “Te amo Pedro, permíteme mostrártelo al lavarte los pies, y después más adelante te voy a mostrar,” porqué, al poner, ¿qué? mi vida por ti. Escuche, ninguno tiene mayor amor que este, que un hombre ponga su vida por sus amigos. Él quiere que tengan un modelo, que tengan un patrón.
Entonces él dice: “Piensen en esto cuando me vean en la cruz, eso es yo amándolos.” ¿Lo ve? Esta no es tan solo una lección, ¿lo ve? No es tan solo un sermón, es una prueba. Dios probó su amor hacia nosotros en que, siendo aún pecadores, ¿qué pasó? Cristo murió por nosotros. Yo no cuestiono el amor de Jesús hacia John MacArthur. Yo podría cuestionarlo bajo ciertas condiciones, podría decir: Yo soy la persona más fácil de amar, ciertamente no soy la persona más obediente, fallo, soy infiel, he pecado en mi vida de vez en cuando, no siempre hago las cosas que quiero hacer, normalmente quiero hacer las cosas correctas pero no siempre lo cumplo.
Si fuere el hecho de que tú me amaras en base a lo que yo soy, estaría en muchos problemas. Cuando cuestionara si Él me amara o no, regresaría a esta porción en particular y diría: Pero Señor, si tu estuvieras aquí tu lavarías mis pies, y ciertamente moriste por mí, y esos tienen que ser los actos de amor más grande. Mansedumbre, y muerte, condescendientes, ¿qué nos dejó Jesús? ¿qué es parte de su legado? Algo fantástico que comienza todo. Nos dejó la prueba de su amor, ¿verdad? Y paso mi vida entera, ¿sabe una cosa? sabiendo que Jesucristo ama a John MacArthur, eso es emocionante.
Permítame darle la segunda cosa. ¿Cuál es la segunda de las cinco que le voy a dar a usted esta mañana? La segunda del legado de Jesucristo está en el 14, versículos 1 al 3, Juan 14:1-3. Y llamo a esto la esperanza del cielo. No solo la prueba del amor, sino la esperanza del cielo. Ahora, estos hombres estaban diciendo: Señor, vas a algún lugar, y ni siquiera sabemos adónde vas. Y ni siquiera sabemos cómo vas a llegar ahí, y no nos estás dejando ningunos boletos. Estamos en muchos problemas.
Entonces, Él dice: Bueno, permítanme contarles todo de esto. Juan 14:1. “Dejen de dejar que su corazón se turbe. Cálmense. No estén tan tristes. Creen en Dios, en otras palabras, confían en Dios, ¿no es cierto? Entonces, confíen en Mí, hombre. Y Él se coloca a un nivel igual de confianza con Dios. Si la Palabra de Dios es segura, así es la de Él. Eso es igualdad de deidad. No se entristezcan, confíen en mí. No los voy a dejar.
Ahora, escuche el versículo 2, esto es tan bueno. “En la casa de mi Padre, hay muchas habitaciones.” ¿Tiene usted la palabra “mansiones” en su Biblia? Eso no es lo que está en el cielo. Cuándo pienso en una mansión siempre pienso en la familia Adams. Le voy a decir una cosa, no voy a vivir en una casa como esa en el cielo. Escúchame, en la casa de mi Padre muchas mansiones. ¿Usted no podría colocar muchas mansiones en una casa? ¿Sabe usted cuantas casas hay en el cielo? Una. ¿Sabe de quién es? La casa del Padre, y voy a vivir en ella.
Le dije antes, no, no vamos a vivir como si el cielo todo estuviera seccionado y alguien está a cuatro kilómetros por este camino y a seis kilómetros por allá. Estamos viviendo en la casa del Padre. “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, eso es emocionante, sabe una cosa, en esos días en Israel el padre de una familia, en cierta manera era el tipo patriarcal. Usted sabe, tenía su casa, una casa simple con un patio en frente de ella, y después sus hijos se casaban, su hijo se casaba y él añadía otro departamento a la casa del padre, y después continuaba construyéndola hasta que la construían y llegaba a ser un cuadrado.
Y la familia entera vivía en torno al área central, y todos venían, comían juntos, esa era la vida familiar patriarcal. Todos los hijos traían a sus esposas para que vivieran en la casa del padre, con frecuencia una hija se podía casar con un prosélito de una tierra extranjera, y él también añadía su parte. Y ellos calculaban lo que necesitaban hacer y se unían a todo esto juntos y de esta manera todos estaban en la casa del padre, y esa es la razón por la que generación tras generación, tras generación tenían la misma propiedad y la misma casa.
Así es el cielo. Todos estamos en la casa del Padre, Él está ahí arriba preparando nuestras habitaciones. Ahora, me gusta esto, “si no fuera así, no os habría dicho.” ¿Sabe usted que Él no guarda secretos? Sabe una cosa, si fuera Dios, ha sido un buen tipo, los años que hemos disfrutado juntos, cuando mueran se despiden, se acabó, oscuridad, adiós. Si fuera cierto, É dijo, les habría dicho eso. No estoy tratando de engañarlos, pero les estoy diciendo algo: eso no es verdad. Lo que es verdad es que va a haber algo para ustedes en el cielo, voy a preparar lugar para vosotros. Oh, eso es tan bueno.
¿Sabe una cosa, que el Señor está haciendo en este momento es preparar un lugar para nosotros? Algunas veces cuando una persona me dice que no cree en la seguridad de un cristiano, o que un cristiano no puede saber que va al cielo, no están demasiado seguros. Entonces, siempre pienso, bueno supones que el Señor está ahí arriba construyendo lugares que nunca serán ocupados. Pensando, oh, ese es uno tan bonito, y él calló. Él nunca estará. No, escuchen amigos si Él lo está preparando, usted va a estar ahí.
“Voy a preparar lugar para vosotros.” ¿Cómo sabes? Vea el versículo 3. “Y si voy y preparo lugar, y no hay ningún lugar vacante en el cielo, entonces, si eso es verdad, regresaré y ¿qué? los recibiré para mí mismo. No hago lugares para personas que no van a estar ahí.” En Su gran soberanía, en Su gran gracia Él sabe quiénes son Sus hijos y Él está preparando un lugar para ellos. Sabe una cosa, cuándo pienso en el cielo, puedo pensar en el en muchas maneras.
En la Biblia el cielo es llamado país, debido a su magnitud. Es llamado una ciudad, debido a la grandeza de su población. Es llamado un reino, debido a la estructura y el orden. Es llamado paraíso, debido a la belleza. Pero el mejor lugar para el cielo es la casa de mi Padre. ¿No lo cree? Digo, no puedo emocionarme demasiado acerca de ir a un país, o ir a una ciudad, o ir a un reino o ir a un paraíso, eso es un poco más emocionante, pero lo más emocionante es que me gustaría estar con mi padre, vivir en la casa de mi padre.
Algunas personas han dicho: “Bueno, ¿supones que va a haber lugar en el cielo para toda persona que llegue ahí?” Bueno, usted sabe lo que dice en el versículo 2, dice: “Hay muchas habitaciones.” ¿Sabe usted que tan grande es el cielo? Yo tampoco. Pero le voy a decir una cosa, es lo suficientemente grande, simplemente la Nueva Jerusalén es increíble. Solo la Nueva Jerusalén es increíble. La Nueva Jerusalén descrita en Apocalipsis 21 es de mil quinientas millas cúbicas. ¿Sabe usted que tan grande es eso? Dos millones, doscientas cincuenta mil millas cuadradas. Dos millones, doscientas cincuenta mil millas cuadradas. ¿Sabe usted que tan grande es Londres? Ciento cuarenta millas cuadradas.
Ahora, ahí hay suficiente lugar para mí. Usted y yo y el resto de nosotros que vamos a estar ahí, el Señor sabe eso. Además, usted tiene el universo entero para pasear. Son muchas habitaciones, una casa grande, una casa grande. Pero lo que me gusta está en el versículo 3, simplemente me gusta esto. Y Jesús dice: “Si voy y preparo lugar para vosotros, regresaré, y os recibiré,” ¿qué? “para mí mismo. Para que en dónde yo,” ¿qué? “estoy.” ¿Sabe usted cuál es la mejor parte del cielo? Estar con ¿quién? Cristo.
¿Sabe usted lo que solía pensar cuando era un niño? Si yo pudiera irme al cielo, quizás podría conseguir una cita para pasar algo de tiempo con Jesús. Él está muy ocupado, yo sé, con todos esos cristianos ahí arriba esperando estar con él y cubrir muchas cosas por las que han estado esperando hablar con Él. Pero cuando usted piensa en esto de esta manera, Jesús simplemente está diciendo: “Voy a traerte a mí mismo, nunca habrá un momento en el cielo y a lo largo de la eternidad en el que no esté en la presencia de Jesucristo. Ese es el cielo, es fantástico. Entonces Él dice: “Voy a darte prueba del amor y te voy a dar la esperanza del cielo.”
En tercer lugar, otra parte de su legado, la garantía del poder. La garantía del poder. Ahora, usted puede entender cómo se sintieron porque Cristo había sido el recurso de todo, para todo. Y se casi invencibles cuando estaban cerca de él. Pedro con seguridad así se sintió. Pedro podía hacer cualquier cosa, cuando estaba cerca de Cristo él caminó sobre agua, dijo cosas milagrosas, y él tuvo tanta valentía, inclusive en el huerto tomó una espada y trató de pelear contra el ejército romano por sí solo.
Y estoy seguro de que estaba ahí diciendo, si me meto en problemas, mátalos. Usted sabe, él simplemente tenía este sentimiento de invencibilidad cuando Cristo estaba cerca de él. Y ahora Él se va a ir y estoy seguro de que están comenzando a sentir de que todo su poder en cierta manera se está yendo. Oh, dijo, hombres, solo quedan once, Él se va. ¿Cómo vamos a enfrentar esta situación? ¿Cuál va a ser el recurso?
Pero Él les da la garantía del poder, observen el 14:11, Juan 14:11. “Creedme,” Él dice, o crean mis palabras, realmente, “creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Créanme que yo soy lo mismo que Dios. Crean mis palabras que afirmo. Crean que yo afirmo ser Dios. Créanlo. O creedme por causa de las obras mismas.” Si no es solo las palabras, entonces, que las obras prueben las palabras. “Han visto lo que he hecho.” Y todos podían decir: “Oh, lo hemos visto.” Realmente le está hablando a Felipe. Oh, lo hemos visto.
“De cierto, de cierto os digo,” versículo 12, aquí está, “Os digo. Entiendan esto, el que cree en mí, las obras que yo hago, él hará también y hará obras mayores que estas porque yo voy a mi Padre.” La palabra ‘obras’ ahí en el versículo 12 está inclinada, la segunda vez en algunas versiones, y creo que es mejor no incluirla y leerlo, “las obras que yo hago él hará también, y mayores que esta.” No obras mayores, mayores en un sentido diferente. ¿Qué significa eso? Bueno, hay mucha confusión en esto, pero escuche, Jesús está diciendo: “Si creen en mí, y eso cubre a la comunidad cristiana, las obras que yo hago, ustedes las harán.”
Oh, dice usted, eso es increíble. Mantenga en mente esto, esto es primordialmente para los apóstoles. ¿Los apóstoles resucitaron a los muertos? Sí. ¿Curaron a los enfermos? Sí. ¿Le dieron oído a los sordos? Si. ¿Vista a los ciegos? ¿voces a los mudos? Si. Lo hicieron. Esa referencia primaria es a ellos, pero en una dimensión espiritual, Jesucristo vino con poder regenerador, y Él regeneró la vida de los hombres, y ese es el corazón de lo que Él está diciendo. ¿Y los discípulos hicieron eso? ¿Llevaron el evangelio de la regeneración y vieron vidas transformadas? Absolutamente. ¿Y nosotros? Sí.
¿Qué significa ‘y mayores’? Y he oído a personas diciendo: “Bueno, de hecho, estamos haciendo más milagros estupendos que los que hizo Jesús.” Oh, eso no es cierto. La gente dice: “Bueno, tenemos un tipo de poder mayor de lo que Él tuvo.” Eso es ridículo, Él es Dios. No hay un poder más grande, entonces no puede significar que vamos a tener un poder más grande. Bueno, no vamos a hacer obras más grandes. Dígame usted si hay algo mayor que resucitar a los muertos. ¿Qué es mayor que resucitarse a sí mismo de los muertos? ¿Qué es mayor que ascender al cielo y simplemente irse e ir hacia arriba? ¿Qué es mayor que atravesar un muro? ¿Qué es mayor que curar a las masas de humanidad?
¿Qué es mayor de crear peces y pan para que la gente pudiera comer? ¿Qué es mayor que caminar sobre el agua? No hay nada más grande en tipo que eso. No hay un poder más grande que el poder divino. Dice usted: Bueno. Entonces, ¿a qué se refiere mayores? Simplemente significa mayor en su extensión. Esa es la razón por la que la palabra obras confunde mayor en términos de cuán lejos llega. Permítame decirle algo, no puedo hacer algo mayor de lo que hizo Jesús, eso sería ridículo en términos de tipos de milagros. Sin embargo, hay personas que afirman eso. Pero he podido ver, escuche esto, una extensión más amplia del milagro de la transformación, de lo que Jesús vio de hecho en su propia vida.
Ahora, permítame decir algo que podría parecerle sorprendente. John MacArthur blasfemo antes de venir a Cristo, pecador, salvo por gracia, le ha predicado a más personas de lo que Jesús le predicó en su vida entera. ¿Sabe usted eso? ¿Sabe usted que probablemente hay más personas viviendo en el mundo en la actualidad que ha traído más personas a un conocimiento de Dios en su vida, de lo que Jesús hizo en su ministerio de tres años? Personas.
Ahora, entienda lo que estoy diciendo, claro que Él es el que trae a toda persona a Dios, pero en el tiempo en sí de su ministerio, Él enfrentó primordialmente qué, rechazo, han habido evangelistas y misioneros y cristianos a lo largo de la historia, que han extendido el evangelio mucho más allá del lugar de que Jesús lo hizo. ¿Sabe usted que él nunca salió de Palestina? Es de doscientas millas de largo y unas cincuenta o sesenta millas de ancho. Y ahí está. Y no había radio, televisión, o periódicos o nada más.
¿Sabe usted que el apóstol Pablo extendió el evangelio más lejos de lo que Jesús lo hizo? ¿Sabe usted que el número de milagros se extendió más allá de lo que Jesús hizo? Cuando la primera iglesia fue capacitada por el espíritu de Dios y los apóstoles salieron haciendo milagros por todos lados, y las iglesias se establecieron por todos lados, inmediatamente cosas mayores comenzaron a ser hechas. No mayores en tipo, no mayores en poder, sino solo mayores en extensión.
Y en la actualidad, de usted y yo, realmente estamos siguiendo esa misma línea, amados. Estamos viendo cosas mayores de las que Jesús vio en Su propia vida, conforme el evangelio penetra el mundo y literalmente, diariamente, personas en todo este globo están viniendo a un conocimiento de Jesucristo, y vidas están siendo transformadas, milagros espirituales continuamente se están llevando a cabo en las vidas de personas.
Entonces, Él les dice a los discípulos: “Hombres, no deben sentirse mal porque me voy. Deberían emocionarse, porque cuando me vaya ustedes van a ver una extensión mayor del ministerio que jamás vieron conmigo aquí. ¿Y sabe usted lo que pasó? Hombre, el día de Pentecostés el Espíritu de Dios vino, hombre, comenzaron a predicar, revolucionaron a la ciudad entera de Jerusalén, algo que no había pasado amados durante la vida de Jesús. Y después de que Jerusalén fuera volteada de cabeza, los expulsaron, se esparcieron y predicaron el evangelio por toda Samaria, Judea, y después fueron esparcidos hasta lo último de la tierra. Y estuvieron por todos lados fundando iglesia y ganando a personas para Cristo, y usted y yo todavía estamos en el proceso, ¿verdad?
Jesús dijo: “No se sientan mal porque me voy. Van a tener tanto poder. Van a ver una extensión mayor de estas cosas de las que jamás han visto cuando estuve aquí. ¡Qué promesa! Increíble. Ah, simplemente ser parte de eso es excepcional. Dice usted: ¿De dónde viene ese poder? Viene del Espíritu Santo. Hechos 1:8, “Pero recibiréis poder,” ¿qué? “después que el Espíritu Santo venga sobre vosotros.” Jesús regresó al Padre, envió al Espíritu, y Pablo dice: “Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que podéis pedir o entender, según el poder que actúa en nosotros.” Y entonces Jesús dice, permítanme dejarles una cosa, la garantía de poder. Añada a eso la esperanza del cielo y la prueba de amor.
Número cuatro, y esta tiene que ser una verdad súper emocionante, la certeza de provisión. La certeza de provisión. Cómo mencione antes, los discípulos, claro, disfrutaron de que todas sus necesidades fueron provistas por Jesús. Fueron suficientes porque él tuvo la capacidad de proveer. Y ahora, el pensamiento de que Él se iba era una amenaza terrible. Cómo es que iban a suplir sus necesidades, ¿quién les iba a enseñar? ¿quién les iba a dar lo que necesitaban para vivir? ¿quién les iba a proveer abrigo? ¿quién los iba a vestir? ¿a quién acudirían cuando tuvieran una carga o preocupación o ansiedad o una necesidad o querían que algo pasara, y querían pedir algo o hacer una petición? ¿a quién acudirían si Jesús no estaba ahí?
Entonces, en Juan 14: 13-14 Jesús les da la certeza de la provisión. Y esto es tan, tan rico. Escuche, versículo 13: “Y todo,” me gusta eso, “Y todo lo que pidiereis en mi nombre lo haré.” Observe el versículo 14, “Si pidiereis cualquier cosa en mi nombre, lo haré.” ¿Sabe cómo llamo yo a eso? Lo llamo el cordón umbilical espiritual. Usted y yo, así como ellos, estamos conectados a Cristo que simplemente sigue dándonos la vida, la provisión de vida en nosotros. Él dice: Yo me voy, pero ustedes y yo vamos a tener una conexión íntima. Cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo lo haré. ¿Qué es eso? Eso es oración, ¿no es cierto? Sabe una cosa, nunca conocí a Jesucristo físicamente, nunca lo he visto.
Le he hablado a personas que dicen que sí. Hablé con un hombre el otro día que dijo que Cristo se le acercó y habló con él, le puso la mano sobre su hombro y demás, y no me identifico con eso muy bien, pero bueno, eso es lo que él dijo. Pero nunca he hablado con Cristo, nunca lo he visto. Pero, sabe una cosa, todos los días de mi vida, desde que me volví cristiano, Él ha provisto todo lo que he necesitado. ¿Sabía usted eso? “Mi Dios, suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús,” ¿verdad?
Dios ha provisto, mediante Cristo todas mis necesidades, y continúa haciéndolo, y veo su mano operando hacia mi vida. Y le hablo a Él y le oro a Él, Él está vivo para mí, Él no está en mi mundo, Él no anda por todos lados y me da lo que necesito y Él no va por aquí y hace esto y aquello físicamente, pero Él provee mis necesidades continuamente cada día de mi vida. Como resultado de la oración estoy involucrado en ese proceso.
Ahora, “Todo lo que pidáis en mi nombre eso haré.” Algunas personas dicen: Oh, eso es algo bastante general aquí. ¿Cuáles son los requisitos? Permítame mostrarle. “En mi nombre.” Dice usted: ¿Qué significa pedir en el nombre de Jesús? Bueno, hemos dicho antes, usted sabe, algunas personas dicen: Bueno significa decir al final en el nombre de Jesús. Amén. Y después usted recibe lo que quiere.” No, no, no, no. No significa eso. Eso es lo que la gente dice que significa, pero no funciona. Pedir en su nombre significa de manera coherente con quien es Él, es decir, esto pido porque esto es lo que yo creo que Jesús querría.” Significa que oramos en Su persona, en Su lugar, identificados con Él, pidiendo en base a nuestra unión con Él, de tal manera de que Él se vuelva el que realmente pide.
Significa que rogamos ante Dios en base a los méritos de Su Hijo amado. Significa que Él es el receptor real, es decir, Padre oro en Su nombre, pido lo que Él querría, busco lo que Él busca, promuevo lo que está en Su corazón y deseo darle gloria. Y he aprendido en mi propia vida de oración, en mi propia vida de oración en privado conforme le hablo al Señor, cerrar mis oraciones al decir, Señor, estas son las cosas que pido porque pienso hasta dónde yo puedo ver que probablemente esto es lo que Jesús querría. Y eso me ayuda mucho, en cierta manera para aclarar mis oraciones. Esto es lo que yo creo que Jesús querría, y si lo es, Él dice, lo haré. Lo haré.
¿Por qué? ¿Alguna vez se ha preguntado por qué debemos orar? Observe el versículo 13, “Para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” ¿Sabe usted porque debemos orar? Dice usted: “Sí, para conseguir lo que queremos.” No. Para glorificar a Dios, es correcto. ¿Se acuerda de eso? Hemos estudiado eso. Debemos orar para que Dios pueda actuar para que Él sea glorificado.
Recuerde, usé la ilustración de un hombre que se puso de pie en un grupo de comunión, o en un grupo de oración o algo así, y dijo: Tal y tal vino a Cristo y estoy tan emocionado, y es emocionante, hombre. Y alguien dijo: Gracias al Señor, y tal y tal vino a Cristo. Y alguien sentado ahí en la esquina dijo: “Oh, eso es maravilloso, mm mm.” Usted sabe, en cierta manera indiferente. Dice usted: ¿cuál es la diferencia en las dos personas? La diferencia es que uno estaba orando por la salvación del hombre, y estaba realmente involucrado, el otro no oró acerca de esto, entonces cuando pasó, realmente no le afectó.
Sabe qué, Dios podría hacer las mismas cosas que Él va a hacer de cualquier manera, ore o no por ello, pero si usted ora por eso, usted va a estar involucrado en la respuesta de Él, y después usted lo va a glorificar, porque usted lo va a ver como una respuesta directa a la oración. Y Dios quiere ser glorificado. Él quiere que usted ore, para que lo vea operando, y sepa que está operando y después lo glorifique. La oración no es para que usted consiga lo que quiere, la oración no es para cambiar a Dios de lo que Él va a hacer de cualquier manera, la oración es darle a Dios la oportunidad de mostrarse a Sí mismo para que usted pueda alabarlo por lo que Él está haciendo.
Entonces, Dios nos dio esa promesa de provisión. Y les digo, ¿alguna vez piensan en eso? ¿qué piensan que las personas en Cristo hacen cuando tienen necesidades? ¿adónde acuden? ¿qué es lo que usted y yo hacemos? Padre, tengo una necesidad, aquí está. Que cosa tan fantástica. Digo, es como tener un cheque en blanco en el Banco del Cielo. Fantástico. Es un legado increíble. Nuestro querido Señor nos dejó la prueba de Su amor, la esperanza del cielo, la garantía del poder, la certeza de provisión.
Y, una quinta cosa, y simplemente estamos tocando de manera ligera esto, una quinta cosa, Él nos dejó el regalo del Espíritu. Juan 14:16, “Y oraré al Padre,” y me encanta eso, ¿sabe por qué? Porque ese es un retrato tan hermoso de la sumisión de Cristo en Su encarnación. “Yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que él permanezca con vosotros para siempre, esto es el Espíritu de Verdad.” Deténgase ahí. quizás este es el legado más grande de todos para algunos de nosotros. Un ayudante sobrenatural. La palabra consolador, paraklētos en el griego, kletos, de kaleo, lo cual significa llamar. Se oye como lo que significa, para, estar al lado de, llamar al lado de. Un consolador es alguien llamado al lado para ayudar, un ayudante sobrenatural.
Entonces, Jesús dice: “Miren, le voy a pedir al Padre, y Él les va a dar un Ayudante sobrenatural.” Hombre, les digo, esto es fantástico. Miren, me voy, pero en mi ausencia, oigan, quiero darles un Ayudante sobrenatural, personal, que se va a quedar con ustedes todo el tiempo. Wow. Emocionante. Observe la palabra ‘otro’, dos palabras griegas que podrían ser traducidas por la palabra en español, ‘otro’, allos, y heteros. Heteros sería usada para hablar de otro, de un tipo diferente.
Allos, otro, del mismo tipo exactamente. Y la palabra usada es allos. Les voy a enviar a otro del tipo exacto, idéntico a Mí. ¿No es eso hermoso? ¿Sabe usted quien es el Espíritu Santo? Pablo lo llama el Espíritu de Cristo. El Espíritu de Cristo. Cristo dice: Yo me voy, pero me voy a enviar uno exactamente igual a Mí, un Sustituto perfecto para la presencia familiar de Jesús para esos discípulos. Y Él va a ser Su ayudante sobrenatural. Hombre, me emociona eso. ¿Se da cuánto usted, lo que es poseer al Espíritu de verdad, al Espíritu Santo en su vida?
Después Él añade en el versículo 17, “A quien el mundo no puede recibir.” Van a tener esto, y el mundo no. Esto es algo que es súper humano. Esto es algo que va más allá de la norma de la existencia humana, y el mundo no lo puede recibir porque no le ve. Estos no tienen la manera de percibirlo espiritualmente a Él. Ni lo conocen ni lo experimentan, pero vosotros lo conocéis porque Él mora con vosotros, y estará, ¿en dónde? en vosotros. ¡Qué promesa! que el Ayudante sobrenatural que ha estado con ustedes va a venir, y a vivir, ¿en dónde? en ustedes.
Ahora, ¿Por qué añadió esa pequeña parte acerca de que el mundo no percibe? Creo que es importante añadir eso, porque habría sido fácil para ellos emocionarse y volverse súper ansiosos. En cierta manera, sobre ansiosos, y pensar, bueno, el Espíritu Santo va a venir, vamos a salir y vamos ahí a matar al mundo y van a caer. Y Él solo quería recordarles que el mundo no percibirá al Espíritu Santo mejor de lo que habían percibido a Jesucristo. No iba a cambiar, simplemente sepan eso. Pero tienen un Ayudante sobrenatural. Él no nada más va a estar ahí como lo ha estado, Él va a estar en ustedes. ¡Fantástico! Cuando me detengo a pensar que Dios vive en mí, como Pablo dice, que este templo es el templo del Espíritu Santo, no solo la personalidad de este hombre. Es una realidad increíble.
Entonces, el Espíritu Santo es dado a mí, a usted, como el legado de Cristo. Permítame llevarlo un paso más hacia adelante con el ministerio del Espíritu Santo. Observe Juan 16:7, Él les promete no solo que el Espíritu Santo vivirá en ellos, sino otra cosa. “No obstante, os digo la verdad, es mejor para vosotros que me vaya, es mejor para su provecho que me vaya, porque si no me fuera, el Consolador no vendrá, pero si me voy lo enviaré a vosotros, es como si el Padre dio al Espíritu Santo como una recompensa por la obra terminada de Cristo.
Entonces, Cristo dice: “Si termino mi obra el Padre enviará al Consolador, y eso es mejor teniendo al Espíritu Santo viviendo en ustedes que yo viviendo cerca de ustedes y entre ustedes. Estar mejor en términos del potencial de tener al Espíritu Santo de Dios viviendo en ustedes de lo que es tenerme aquí físicamente, porque entonces no tiene que preocuparse porque vayan conmigo, Él estará con ustedes, pero, además de esto, cuando Él venga, versículo 8, Él convencerá o reprenderá al mundo de pecado, justicia y de juicio.
Sabe usted lo que es fabuloso, cuando estoy predicando, cuando estoy compartiendo a Cristo, cuando estoy esforzándome por vivir una vida de testimonio, el Espíritu de Dios está operando en mi vida. Pero, ¿sabe qué más? Él también está operando en la vida de la persona que estoy tratando de alcanzar. ¿Qué está haciendo en esa persona? Me está capacitando a mí, y está convenciéndolos a ellos. ¿De que los está convenciendo? De pecado, porque no creen en Mí, del pecado de rechazar a Cristo. De justicia, porque voy a mi Padre y no me veráis más. En otras palabras, cuando Cristo fue al Padre, fue la afirmación de Dios de que Él era justo, de que Él había cumplido con Su obra y Él iba a ser exaltado.
Y entonces, el Espíritu Santo no solo convence del pecado de rechazar a Cristo, sino convence del hecho de que Cristo es justo y la fuente de justicia y el estándar de justicia. Y, en tercer lugar, Él convence de juicio, porque el príncipe de este siglo ha sido juzgado. En otras palabras, todo lo que el Espíritu Santo necesita hacer es decirle a alguien, “Miren lo que le pasó a Satanás. Miren su juicio, ¿y que te hace pensar que tú te vas a salir con la tuya si él no pudo? Entonces, el Espíritu Santo viene y convence.
Entonces, Jesús dijo: “Voy a enviarles a mi Espíritu Santo, y Él va a vivir en ustedes, y Él va a llevar a cabo Su obra en ellos.” ¡Qué promesa! Promesa fantástica. El Espíritu Santo lo hace. Él lleva a cabo Su obra en el incrédulo. Juan Bunyan en su libro Guerra Santa, tiene una ciudad llamada El Alma del Hombre, y El Alma del Hombre representa a las personas redimidas. Emanuel viene y redime al alma del hombre, pero el alma del hombre tuvo una rebelión, y se llevaron al señor Conciencia. El señor Conciencia tenía un trabajo en la ciudad, su trabajo era tocar la campana, y él siempre estaba tocando la campana. Cada vez que algo salía mal, gong, venía la campana.
Entonces, cuando sucedió la revuelta encerraron al señor Conciencia en su casa, y cerraron las ventanas. ¿Saben lo que pasó? Juan Bunyan dice que sin importar como lo encerraron, a pesar de todo él de alguna manera escapó y tocó la campana. Sabe cómo es en nuestras vidas, en las vidas de la gente no regenerada pueden tratar de encerrar al señor Conciencia e incidentalmente cortan la cuerda también, pero lo hizo de cualquier manera, y tratan de encerrar a la conciencia, pero de alguna manera el Espíritu de Dios le abre la puerta al señor Conciencia y toca la campana. Eso es convicción.
Y entonces, el Espíritu Santo está operando. ¡Qué promesa! Piénselo. Jesús nos dejó la prueba de amor, la esperanza del cielo, la garantía de poder, la certeza de provisión y el regalo del Espíritu Santo. Y eso es solo la mitad. Y le voy a decir una cosa, permítame voltearlo y decirlo de esta manera, cuando me detengo a pensar en el hecho de que Él me mostró la prueba de Su amor, me hace querer amarlo en correspondencia a Él. ¿A usted? Me hace querer amarlo correspondiendo a su amor, y Él dijo: “Si me amáis,” ¿qué?, “guardad mis mandamientos.”
Y cuando yo me detengo a pensar en que me dio la esperanza del cielo, y Él dijo: “Y eres un ciudadano MacArthur, estoy trabajando en tu habitación.” Yo me digo: “Hombre, debería vivir como un ciudadano del reino.” ¿No es cierto? Debería tener un poco de esa actividad celestial manifestada en mi mundo terrenal. Debería actuar como un ciudadano del reino. Y cuando la Biblia dice que Él me ha garantizado poder, debería tener la suficiente valentía para salir ahí, y probarlo a Él. ¿No lo cree?
Y cuando Él dice: “Te he dado la certeza de provisión,” debería pasar algo de tiempo de rodillas, porque hay muchas cosas que Jesús quiere y hay muchas cosas en las que podría estar involucrado para que pudiera darle a Él gloria. Y cuando me doy cuenta que Él me ha dado el regalo del Espíritu Santo, hay tres cosas que no quiero hacer, no quiero mentir al Espíritu, no quiero entristecer al Espíritu, y no quiero apagar al Espíritu. Y hay una cosa que quiero hacer, quiero ceder al Espíritu. Con ese tipo de legado es increíble creer que los cristianos serían algo menos que devastadores en este mundo, desde el punto de vista de efecto, y que deberíamos estar contentos desde el punto de vista de saber lo que tenemos en Cristo.
Padre, queremos agradecerte esta mañana, por ayudarnos a ver algunas de las cosas que son tan importantes. Lo que me emociona Señor es que la razón por las que estas cinco cosas nos pertenecen es porque Tú nos perteneces. Y Tú realmente nunca nos dejaste, pero tenemos estas cosas debido a que te tenemos a Ti. Realmente no te fuiste, te fuiste físicamente pero nunca te fuiste. Gracias. Gracias por lo que me has dado. Gracias por la herencia que tengo. No soy un hijo digno por mí mismo, pero en Tu gracia me has hecho digno y quiero andar de una manera digna de lo que me has hecho. Y quiero honrarte por ese legado que diste, y es mi oración por todos nosotros esta mañana, en el nombre de Jesús. Amén.
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