Llegamos a continuación a nuestro cuarto estudio del tema del crecimiento espiritual. Y hemos estado disfrutando de un gran tiempo, conforme hemos estado cubriendo los principios básicos de lo que realmente significa crecer en la gracia y el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo. Una verdad muy básica, una parte muy elemental de la vida cristiana. Debido a que estamos vivos en Cristo y una de las características de la vida es el crecimiento, debemos estar madurando y creciendo para ser más parecidos a Jesucristo. Y entonces, eso hemos estado estudiando exactamente lo que eso significa.
Y el pensamiento básico que hemos estado siguiendo es este: crecer en Cristo es un tema de darle gloria Dios. A medida que nos enfocamos en la gloria de Dios, ascendemos - por así decirlo - de un nivel de gloria al siguiente, moviéndonos más y más a semejanza de Jesucristo. Entonces, el crecimiento espiritual es el proceso de glorificar a Dios y conforme vivo mi vida para la gloria de Dios, voy a ser llevado por el poder divino de una manera progresiva para ser más y más conformado a la imagen de Cristo. Entonces, el vivir para la gloria de Dios es realmente sinónimo del crecimiento espiritual.
Y le dije en la última lección que si usted no vive para la gloria de Dios, usted no crece. Si usted no está viviendo para la gloria de Dios, está viviendo para su propia gloria; y eso retrasa de manera inmediata la madurez espiritual. Pero conforme nuestras vidas son abandonadas para la gloria de Dios, a Sus causas, Su honor, Su alabanza, entonces progresamos a lo largo de la línea de crecimiento.
Ahora si esto es verdad, si glorificar a Dios es el modo en el que crecemos, entonces es absolutamente esencial que sepamos lo que significa glorificar a Dios. Eso no es sólo un concepto nebuloso, un pensamiento vago, místico, sino que glorificar a Dios es una verdad práctica, concreta. Muy concreta. De hecho, he compartido ya con ustedes estas tres claves de crecimiento espiritual, tres áreas claves en las que glorificamos a Dios. Número uno, glorificamos a Dios al confesar a Jesús como Señor, Filipenses 2. Número dos, glorificamos a Dios al apuntar nuestra vida hacia ese propósito, 1 Corintios 10:31. En nuestro último estudio, vimos que glorificamos a Dios al confesar nuestro pecado, tal como Josué 7:19 dice: “Dad gloria al Dios de Israel haciendo confesión de tus pecados”.
Ahora, quiero que lleguemos a un cuarto principio de glorificar a Dios; y es el siguiente: glorificamos a Dios al confiar en Él. Ahora, esto parece algo muy básico. Y de hecho, lo es. Es muy esencial reconocer que glorificar a Dios es simple, no es complejo. Algunos de nosotros hemos visto los vitrales y las enormes catedrales y toda la grandeza y todo lo que hacen las religiones que supuestamente están haciéndolo para la gloria de Dios, cuando de hecho, glorificar a Dios es algo muy básico y muy simple. De hecho, es tan simple como confiar en Él.
Permítame presentarle una ilustración que apunta a esto. Acompáñeme en su Biblia a Romanos 4, versículo 20. Esta gran porción de la Palabra de Dios habla de la vida de Abraham. Y en Romanos capítulo 4, Pablo, el apóstol, está hablando acerca de Abraham y su relación con la fe. Abraham no fue salvo por la ley, sino por la fe como lo es cualquier hombre en cualquier época. Y en el versículo 19 dice acerca de Abraham: “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara.”
Ahora, eso nos dice algo de las circunstancias. Abraham y Sara nunca habían tenido hijos. Nunca habían tenido hijos debido a que el vientre de Sara estaba muerto. No podía producir. Nunca habían podido tener hijos. Dios viene y les dice que tendrán un hijo. Ahora, usted conoce bien la historia como para recordar que Abraham al principio no le creyó a Dios, pero después de un tiempo, él comenzó a tener confianza en la Palabra de Dios. Y entonces, dice Pablo: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe,” versículo 20, y aquí está la clave, “dando gloria a Dios.” Lo que glorificó a Dios en la vida de Abraham fue que Abraham creyó a Dios. Dios dijo: “Abraham, Yo sé que se oye ridículo -y por cierto, inclusive nombraron al hijo Isaac, lo que significa risa porque comenzó como una broma. Pero el punto es que Abraham aquí creyó a Dios. Y eso le da gloria a Dios. Lo que está diciendo es Dios, si tú lo dices, yo lo creo. Y eso significa Dios, yo confío en Tu palabra. Y eso le da gloria a Él.
Ahora, cuando Dios dice algo y usted no lo cree, usted está menospreciándolo. Usted está diciendo que ‘bueno Dios, te conozco, tienes un buen pensamiento en mente. Realmente aprecio la oferta y lo valoro, pero Tú simplemente no entiendes las circunstancias’. Es como la gente que dice ‘bueno la Biblia dice mi Dios proveerá y suplirá todas nuestras necesidades de acuerdo a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. ¡Oh, qué maravillosa verdad es esa! Dios puede suplir todas nuestras necesidades. Sabemos eso.’ Y después, tan pronto llegan a un punto en el que no tienen lo suficiente, comienzan a preocuparse, se afanan, no saben a dónde están sus recursos, se llenan de pánico, comienzan a preguntarse si Dios lo puede hacer, comienzan a cuestionar a Dios, comienzan a envolverse en un trauma psicológico. Y después la gente le dice: “¿Oye, tú no eres el que anda por ahí diciendo que mi Dios suplirá todos mi necesidad?” O lo crees o no lo crees. Si dices que lo crees, pero no lo manifiestas, entonces estás realmente dudando a Dios. Y dudar a Dios es decir que Dios realmente no vive al nivel de Su reputación. Ahora, eso deshonra a Dios.
En 1 Juan 5:10 hay una palabra muy simple que debe ser algo que sacuda a muchas personas. Y es la siguiente: “el que no cree, hace de Dios un mentiroso.” Como puede ver, el no creer en Dios dice que Él es un mentiroso. Le voy a dar una ilustración. La Biblia dice que debemos dar nuestro dinero al Señor. Dice que debemos dar sacrificialmente, abundantemente, que nunca la mano derecha sepa lo que la izquierda hace. Debemos dar y Dios de esta manera nos dará a nosotros. Ahora, tenemos un entendimiento muy refinado del principio. Está aquí en la Biblia. Pero cuando llegamos a la ofrenda, tenemos este problema con nuestras manos o con nuestras plumas. Simplemente,, no pasa de cierto número. Simplemente no podemos producirlo. Decimos que creemos lo que Dios quiso decir, pero realmente no lo creemos hasta que es práctico, ¿verdad? A menos de que cambie la manera en la que actuamos.
Decimos ‘creo que cuando muera idea el cielo’. Y sin embargo, muchas personas están tan preocupadas por la muerte que no pueden vivir por la preocupación de morir. Ellos están más afanados con la idea de morir que cuando mueran. El dolor es mayor por la espera de lo que es en la realidad. Es como ir al dentista. Y la realidad es que aunque Dios supla todo lo que necesitamos en el punto de la muerte, realmente no estamos demasiado seguros de que sucederá del modo que Él dice que sucederá.
Como puede ver, la mayoría de nosotros realmente y de manera honesta tiene que enfrentar el hecho de que estamos muy cortos de creer realmente en Dios como debiéramos. Abraham no titubeó ante la promesa de Dios. Dios dijo que fuera por ese camino; y por ahí anduvo él. Llegó al punto en el que Isaac era un joven y Dios le dijo a Abraham “muy bien, te di tu hijo, en los lomos de este niño está la promesa del pacto abrahámico y de sus lomos vendrá esta gran nación. Y Abraham, te digo que éste es el cumplimiento de Mi promesa. Ahora, llévalo al monte y mátalo.” ¿Y sabe lo que hizo Abraham? Él simplemente tomó a Isaac, salió con él y llevó varios palos de madera, subieron al monte, lo colocó en el altar, lo amarró, tomó un cuchillo y estaba listo para meterlo en su corazón. Nunca titubeó, nunca se detuvo hasta que escuchó a un carnero que estaba atorado en un zarzal y sabía que Dios había provisto una manera de salir.
Por el punto de la historia es este. Abraham estaba dispuesto a seguir hasta el final, a matar a aquello que era el cumplimiento de la promesa de Dios en su vida. Él tenía la confianza plena de que si Dios dijo ‘haz algo’, lo haces, nunca titubeas; y Dios proveerá. Él podría haber dicho ‘bueno Dios, ¿cómo es posible que puedes decir que habrá un pacto abrahámico que va ser cumplido con pueblo como los granos del mar, como las estrellas del cielo se si voy a matar al único que hay?’ Pero no discutió. Él creyó que Dios guardaría Su palabra aún sin tener que matar a su hijo.
Personalmente creo que él bien pudo haber creído que Isaac sería resucitado de los muertos, aún que en su experiencia eso nunca sucedió. Así creía en Dios. Ése es el punto. Creer a Dios le da a Él gloria. Como usted puede ver, la gloria de Dios es la suma de todos Sus atributos, la plenitud de toda Su majestad. Y si Él es quien Él dice ser, entonces Él es un Dios para ser creído.
Ahora, usted va a crecer espiritualmente cuando viva una vida que de manera práctica confía en Dios. Cuando dice ‘si Tu palabra lo dice, lo voy a hacer. Si Tu palabra lo promete, lo voy a reclamar. Si Tu palabra lo manda, lo voy a obedecer.’ Desobedecemos en gran manera Dios cuando decimos que creemos en Él y sin embargo no podemos enfrentar la vida.
Permítame darle una ilustración. Pase conmigo en su Biblia a Daniel, capítulo 3. Daniel capítulo 3. En el tercer capítulo de Daniel encontramos este incidente fascinante del horno de fuego ardiente. Versículo 13: “Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey.” Y debido a que ellos no se postraban ante su imagen ya que ellos adoraban al Dios verdadero, los trae. Y dicen el versículo 14: “Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?” ¿Es verdad que no cooperan con el sistema religioso del país? “Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?”
Esta es una situación bastante difícil si usted fuera Sadrac, Mesac o Abed-nego. No es difícil para nosotros esta noche, ¿no es verdad? Estamos bastante lejanos de esa situación. Pero él les dice que o lo adoran o las pagarán. “¿Y qué dios será aquel que os libre de mis manos?” Entonces, él prueba de manera inmediata su fe. ¿Creen que Dios puede manejar a Nabucodonosor o no? Ellos no pueden ver a su Dios, Él es invisible. Nabucodonosor sí es visible. Ellos no pueden ver las huestes de su Dios. Pero pueden ver las huestes de Nabucodonosor. Él tiene un ejército inmenso. Ellos pueden ver el poder. Ellos pueden ver la presión que se les aplica en el sistema porque están ahí adentro de él. Pero ¿qué hacen?
Versículo 16: “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: ‘No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.’” Aún si no nos libras, aún así no los vamos a adorar porque nuestro Dios de cualquier manera nos va a librar. De una u otra manera, sino del fuego, nos va a librar a Su Reino justo porque hemos sido fieles a Él.
Bueno, Nabucodonosor estaba tan enojado en el versículo 19 que dice “se demudó el aspecto de su rostro”. Significa que estaba tan enojado que se reflejó en su rostro “y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.” Entonces, hicieron que el fuego fuera más intenso, siete veces más de lo normal. Y por supuesto, los hombres que los arrojaron allí murieron porque estaba tan caliente. Y ellos arrojaron a Sadrac, Mesac y Abed-nego.
Bueno, lo que es tan maravilloso en este caso que realmente creyeron en Dios. Ahora, usted y yo, podríamos decir ‘oh si, ése es el modo en el que yo creo a Dios’. Pero estar ahí en la orilla del horno de fuego ardiente sería muy diferente cuando están a punto de arrojarlo a usted ahí. Digo, no hay manera humana en la que usted puede escapar de eso. Pero ellos creyeron en Dios. Como puede ver, la fe en Dios no conoce imposibles.
Usted escuchará a veces a una esposa que entra y dice que está en una situación de consejería. Y dice: ‘¡Oh pastor, no hay modo en el cual podemos llevarnos bien en nuestro matrimonio! ¡No hay modo!’ Y yo diré: ‘Bueno, ¿es su esposo cristiano?’ ‘Sí.’ ‘¿Es usted cristiana?’ ‘Sí.’ ‘¿Usted quiere decir que no hay modo por el cual dos cristianos se puedan llevar bien?’ ‘Bueno, usted no entiende. No somos compatibles.’ ‘¿No mora el Espíritu Santo en los dos?’ ‘Sí.’ ‘¿Ustedes dos tienen a Cristo viviendo en ustedes?’ ‘Sí.’ ‘¿Usted cree que Cristo es compatible consigo mismo?’ ‘Bueno, sí. Pero es que usted no entiende.’ ‘No, usted es la que no entiende. Usted no cree en Dios. Usted no cree que si a Dios le agrada mantener un matrimonio unido y si Dios tiene el poder de hacerlo, usted simplemente rectifica su vida en la dirección correcta y eso sucederá. Pero no sea incrédula del poder de Dios.’
Usted sabe, es como la dama que vino a ver a su pastor y le dijo ‘mi marido me hace masajes de la manera equivocada’. A lo cual el pastor respondió ‘bueno, usted voltéese, gato viejo, y todo estará bien’. La solución al problema es que usted se enderece, no ser incrédulo del poder de Dios. Dios lo puede hacer si usted está en la posición correcta. Y en las cosas más simples de la vida necesitamos creer en Dios.
Ahora, creo que el desafío más grande para la fe y lo sé en la historia humana, es la historia de Noé. Dios le dijo a Noé que construyera un barco. Y no tenía sentido porque no estaba cerca de nada de agua. De hecho, estaba en el medio del desierto. De hecho, probablemente él nunca había visto agua de la cual hablar. Pero Dios le dijo que construyera un barco tan grande que era inconcebible, especialmente cuando no existían astilleros y usted tenía que cortar sus propios árboles y sacarlos. Entonces, aquí esta este hombre sacando su madera en el medio del desierto, en el medio de una sociedad pagana y Dios le dice que construyera un barco, algo enorme. Un barco monumental. Y entonces, él comienza. Bueno, le tomó 120 años construir el barco.
Ahora, yo me puedo imaginar a mí mismo ordenando la leña y también haciendo algunas cosas al principio. Pero, ¿finalmente colocar la puerta120 años después? ¡De ningún modo! Ya hubiera abandonado el proyecto. Y si Dios me hubiera dicho lo que le dijo a él, ‘porque va a llover’, eso de cualquier manera no hubiera ayudado porque nunca había habido lluvia. Él ni siquiera sabía lo que era la lluvia. Y claro, durante 120 años, todo el mundo se reía de él. Se reían de él como se reirían de un hombre en su vecindario que dice que vendrá una gran inundación y todos vamos a flotar en esto. Usted tiene la misma reacción que ellos habrían tenido. Él está loco. No entiende. Nada más que usted tiene una ventaja, usted ha visto la lluvia. Ellos nunca habían visto eso. Pero la Biblia dice que Noé fue un hombre de gran fe.
Esto es decirlo de manera suave. Hebreos 11:7: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.” ¡Qué bendición fue el corazón de ese hombre! Él creyó en Dios en medio de una situación ridícula. Ciento veinte años de fe. ¡Qué gloria le dio a Dios! ¡Qué gloria le dio a Dios!
Ahora en su vida y en mi vida, ¿hacemos eso? ¿Glorificamos a Dios al creer en Él? Sabe usted, cuando vivimos en un estado de fe, crecemos. La Biblia dice que no andamos por vista sino por fe. Y eso es un retrato del progreso cristiano, un retrato de la madurez. Avanzamos hacia la perfección, hacia la semejanza perfecta a Dios. Avanzamos en la progresión espiritual conforme avanzamos por fe y no por vista. Y tan pronto como usted trata de analizar todo por lo que ve, usted se va a meter en problemas. Usted será como la gente en la tierra de Canaán, cuando el pueblo judío llegó a la tierra para establecer a su nación y enviaron espías. Y los espías regresaron y dijeron que no querían entrar allí. Que nosotros somos saltamontes. Allí hay gigantes. Y ellos tenían lo que me gusta llamar el ‘complejo del saltamontes’. Ellos andaban por vista. Eran demasiado grandes. Eran demasiado formidables. Josué y Caleb regresaron y dijeron ‘Dios está de nuestro lado, adelante’. Dos caminaron por fe y diez caminaron por vista. Diez deshonraron a Dios y dijeron ‘Dios no puede enfrentar las circunstancias’. Dos dijeron ‘Dios es más grande que las circunstancias’.
¿Qué dice usted? ¿Usted vive por fe? A medida que usted vive por fe, usted es como Abraham, quien no titubeó ante la promesa de Dios sino que se fortaleció en la fe dando gloria a Dios. ¿Quiere vivir para Su gloria? Créale a Él en todo lo que sucede, todo lo que dice, toda promesa que Él da y camine por fe; y ése es progreso de la madurez espiritual.
Ahora, vayamos a un quinto principio. Glorificamos a Dios, en quinto lugar, y esta es una verdad tremendamente importante, al dar fruto. Nosotros glorificamos a Dios al dar fruto. Ahora este es un tema del cual podríamos hablar mucho. Y quiero, en cierta manera, resumirlo un poco para nuestro estudio en esta sesión. Pero en Juan 15:8 está nuestro texto clave. En Juan 15, el Señor está hablando de como Él es la vid y nosotros somos los pámpanos. En otras palabras, Su vida fluye dentro de nosotros. Espiritualmente somos un organismo con Él, estamos conectados orgánicamente de tal manera que el flujo de Su vida procede a través de nosotros. Y conforme el flujo de Su vida procede a través de nosotros, produce fruto.
Ahora, el versículo 8 nos dice lo que ese fruto cumple. Y dice esto. “En esto es glorificado Mi Padre, en que llevéis mucho fruto.” Ahora, ése es el punto. Ser fructífero. Ser fructífero glorifica a Dios. El crecimiento espiritual, de nuevo, es glorificar a Dios. Y glorificar a Dios es dar fruto. ¿Por qué? Porque eso es permitir el poder de Dios que sea productivo en nuestras vidas. Conforme hemos recibido a Cristo, apuntamos a Su gloria, enfrentamos el pecado en nuestras vidas, andamos por fe, Dios produce en nosotros fruto.
Ahora, deshonra a Dios cuando usted tiene poco, poco fruto. No creo que haya algo así como un cristiano que no da fruto. Simplemente hay frutos, frutos pequeños y muchos frutos. Porque, usted sabe, si usted es un cristiano, usted va a dar algunas uvas que estén secas colgadas por algún lugar, porque Jesús dijo que por sus frutos los conoceréis. Entonces, usted puede tener que quedarse ahí buscando por un tiempo largo.
En nuestro patio de atrás tenemos un árbol de melocotones. Este año, ese árbol se volvió loco. Ese árbol fue la mayor ilustración de un cristiano productivo que jamás he visto. Digo, había tanto fruto hay que pude haber alimentado a todos los vecinos. Pero el año pasado, estuvimos esperando y esperando para encontrar tan sólo un pequeño melocotón todo seco. Pero al menos había uno allí, lo cual nos probó que no era un manzano. Hay muchos cristianos así. Quiero decir, usted espera y espera y por lo menos encuentra algo que dice que pertenecen a Dios. Pero eso no es lo que glorifica al Padre. Lo que glorifica el Padre es mucho fruto, mucho fruto. Y como creyente, el crecimiento espiritual es el proceso de producción, de producir fruto.
Ahora, es muy importante que usted produzca fruto, porque así es como usted manifiesta quién es en realidad. ¿Cómo la gente sabrá que usted es creyente y pertenece a Dios si no produce ningún fruto, verdad? ¿Cómo sabrá que usted es un manzano si usted no da una manzana? ¿Cómo sabrán que usted es un árbol de melocotones si usted no da un melocotón? Digo, ¿cómo sabrá la gente que usted es un naranjo si usted no tiene una naranja? ¿Cómo pueden saber lo que usted es a menos de que haya una manifestación de lo que es? Entonces, la naturaleza de Dios está en juego. Dios quiere producir algo que irradie a sí mismo en su vida. Él quiere hacer más, más de lo que su carne puede hacer, más de lo que el mundo puede hacer. Eso es importante. Esto es lo que Pablo quiso decir cuando le escribió a Tito y le dijo que tenía que vivir para adornar la doctrina de Dios. Debe haber algo de la naturaleza de Dios colgando en usted para que sea evidente en usted que Él está operando en su vida.
En Romanos 2:24 encontramos una declaración bastante interesante hecha por el apóstol Pablo a Israel. Él dice: “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.” En lugar de mostrarle al mundo cómo es Dios, les dicen que pertenecen a Dios y les muestran algo que a Dios no le gusta en absoluto. De hecho, Jesús dijo a los líderes de Israel: “Ustedes son de su padre el diablo.” El producto de su vida no es el producto de Dios. ¡Qué cosa tan terrible que la gente deba pensar que lo es!
En Mateo 5:16 Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Jesús está diciendo que el producto de su vida es la manifestación de Dios. Y si no está ahí, entonces Dios no es visible. Y entonces, Dios será glorificado cuando seamos cristianos productivos, cuando algo está sucediendo, cuando el flujo a través de la vid y los pámpanos produzca uvas hermosas que son útiles para bendecir a alguien más.
De hecho, en 1 Corintios 9:7, Pablo dice: “¿Quién planta viña y no come de su fruto?” esa es una pregunta bastante apropiada. Digo, ¿quién planta una viña y no come de su fruto? ¿Usted cree que Dios hizo todo el trabajo de derramar Su propia vida en usted, Su propia vida eterna, que lo convirtió en receptor de Su poder en Cristo para producir nada? En absoluto. Debemos ser fructíferos.
Bueno, alguien puede decir que eso está bien. Que seguimos hablando de que debemos ser fructíferos, pero ¿qué es el fruto? Bueno, me da gusto que lo pregunte porque eso es algo muy importante. ¿Qué queremos decir con fruto? Filipenses 1:11, un buen lugar para comenzar. Escuche esto. “Siendo llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” Cuando usted produce, Dios es glorificado. Eso es algo tan maravilloso. ¿Y qué es? Los frutos de justicia.
¿Qué es fruto en su vida? Le voy a decir, muy simple: justicia; justicia. ¿Qué es justicia? Esto es lo justo en contraste a lo que está mal. Lo que está bien en contraste a lo que está mal. Justicia es simplemente una manera larga de decir ‘hacer lo correcto’. Cuando usted hace lo correcto, eso glorifica a Dios; cuando usted hace lo que está mal, eso deshonra a Dios. Entonces, si usted va a tener fruto, eso significa que va a tener justicia visible. Visiblemente, usted hace lo que está bien. Realmente eso es lo que justicia significa, hacer lo que está bien.
Hay otras Escrituras que nos ayudan a llenar nuestro entendimiento. Segunda de Tesalonicenses 1:11 dice: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros.” Y ¿por qué oras? Por esto, dice Pablo: “Para que nuestro Dios os tenga por dignos de Su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con Su poder” En otras palabras, Él quiere producir en usted toda Su bondad y el poder de Su brazo sea desplegado y que la bondad de Su gracia sea manifiesta. Él quiere un producto. ¿Por qué? “Para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.” Como puede ver, estamos de regreso a Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Si Dios va a ser glorificado, es en que demos fruto.
La gente debe poder ver a su vida y poder decir que su vida es diferente. Que usted afecta a las personas de manera diferente que los demás. Ahora, usted tiene una cierta actitud que es diferente. Su conducta es diferente. Su influencia es diferente. Su efecto en las cosas es diferente. Hay un producto en su vida que es totalmente diferente de cualquier otra vida. Eso es fruto.
Ahora, permítame ser muy específico. Hay dos tipos de fruto en la Biblia. El primer fruto es llamado fruto de acción. Fruto de acción. Es llamado fruto de acción por mi parte, no por la Biblia, es tan sólo una categoría. ¿Cuál es el fruto de acción? Escuche, le voy a mostrar. Romanos 1:13 dice: “Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.” En otras palabras, quise ir a ustedes en Roma, pero se me evitó. ¿Por qué quisiste venir Pablo? Esta es una cláusula de propósito hina. “Para que tenga algún fruto entre vosotros como entre los demás gentiles.”
Ahora, ¿a qué se está refiriendo aquí? ¿Qué es fruto aquí? Convertidos, ¿verdad? Quería venir y ganar a algunas personas para Cristo. El fruto entonces, el fruto de acción es ganar a alguien para Cristo. ¿Tiene usted este producto en su vida? ¿Quiere saber algo? Creo que la cosa más natural para un creyente es ganar a otras personas para Cristo, porque uno de los frutos de la vida es reproducción. ¿Por qué? Pablo le dijo a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” Continúa el proceso. Jesús dijo: “Id por todo el mundo y haced discípulos.” Reprodúcete a ti mismo. Ésa es una de las cualidades que lleva la vida, la habilidad de reproducirse. Entonces, él dice que le encantaría venir y tener algo de fruto como ha tenido en otros lugares. El fruto son los convertidos a Cristo. Ahora, como creyente, si usted está involucrado en reproducción, está creciendo. Está creciendo porque la vida está operando en usted.
Por eso no es todo. Hay otras cosas que también son fruto. Filipenses 4:17 y en esta sección, sólo para darle algo de trasfondo, los Filipenses habían enviado a Pablo una ofrenda bastante magnánima. Ellos habían sido muy generosos y le habían enviado una ofrenda de amor. Pero él les dice a ellos que realmente valora su ofrenda pero sólo quiere que sepan que no la necesita. Pero a pesar de que no la necesita, está muy contento porque la enviaron. ¿Por qué? Versículo 17: “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” En otras palabras, lo más maravilloso de su ofrenda fue que fue fruto, no porque lo necesitaba; sino porque ustedes lo produjeron, ¿se da cuenta?
Ahora, si usted está esperando sentado que alguien tenga una necesidad enorme y después usted actúa, entonces usted no lo está entendiendo. Quizás debería alguien darle a alguien que no tiene esa gran necesidad pero debido a que es fruto, porque es fruto en su vida, usted lo hace. Cuando su vida está llena del poder de Dios y cuando usted está totalmente comprometido con glorificar al Señor, usted se va a hallar a sí mismo dando. Porque el dar, el acto de dar es un fruto.
Entonces, ¿qué es fruto? Es ganar a alguien para Cristo; es dar, inclusive, una ofrenda monetaria, inclusive cuando una necesidad específica grande. Usted da porque en su corazón está dar. Mi padre siempre solía decir que usted puede dar sin amar, pero nunca puede amar sin dar. Y si usted ama, y si usted está perdido la gloria de Dios, usted va a dar, y dar, y dar, así como Dios da.
Y por cierto, Dios nunca da sólo lo que necesitamos. Él siempre nos da más, ¿no es cierto? Efesios dice que Él da conforme a Sus riquezas; no a partir de Sus riquezas, sino conforme a Sus riquezas. Y ahí hay una gran diferencia. Si yo le diera a usted de mis riquezas y usted viniera a mí, digamos que -a efectos de ilustración- yo soy millonario, y usted viene y me dice que tiene una gran necesidad etc., etc. Y yo le diría bueno, está bien. Le doy un cheque de $10 de todas mis riquezas. Gástalo de manera sabia. Usted me diría que yo no le di de acuerdo a mis riquezas, sino que le di de ellas. Pero si yo le escribiera a usted un cheque por 10,000 o 100,000 dólares, entonces usted diría que le he dado de acuerdo con mis riquezas. Y cuando Dios da, nunca es a partir de Él sino que es de acuerdo con. Porque esa es la naturaleza de un corazón que da. Y ése es el fruto en su vida conforme da.
Algo más que podríamos considerar fruto está en Hebreos 13:15. Ahí dice: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan Su nombre.” ¿Sabía usted que agradecerle a Dios es fruto? Es correcto. Eso es el producto de la obra de Dios en su vida. El ser fructífero es ganar a gente a Cristo, dar una ofrenda y dar gracias. ¿Qué hay acerca de Colosenses 1:10? Colosenses 1:10 dice lo siguiente: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.”
Ahora, ¿ve usted cuánto abarca esto? Cualquier buena obra es fruto. Podría ser ganar a alguien para Cristo, dar una ofrenda, agradecer al Señor con sus labios o hacer una buena obra. Todo eso es fruto. Y eso lo que Dios quiere ver en su vida. Y lo que estoy diciendo es esto: los cristianos productivos son cristianos que están creciendo. Si usted simplemente está sentado ahí y realmente no hay fruto en su vida, no hay un ministerio que manifieste fruto, no hay algún producto, no hay algunas uvas grandes colgando en su vida, entonces, usted realmente no está creciendo. No se está moviendo. Simplemente está ahí. No es productivo. El crecimiento espiritual siempre se manifestará en fruto.
Ahora, le dije que hay dos tipos de fruto. Ese es el fruto de acción, lo que usted hace, usted gana alguien a Cristo, hace una ofrenda, alaba al Señor, hace una obra. Pero hay una categoría diferente; y la llamó ‘fruto de actitud’. Ahora, si usted mira conmigo por un momento Gálatas capítulo 5, usted verá ese tipo particular de fruto. El versículo 22 dice: “Mas el fruto del Espíritu…” i aquí no tiene acción en absoluto, lo que tiene es actitud, “…es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” Ahora, aquí el apóstol Pablo enlista actitudes. Él no está hablando de acción. Él está hablando de actitud. El amor es una actitud. El gozo es una actitud. La paz es una actitud. La paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre o templanza; todas son actitudes.
Pero ahora observe esto. Por un lado, tiene fruto de acción, por otro lado tiene fruto de actitud. Ahora escúchenme, si usted tiene fruto de acción sin el fruto de actitud, eso es legalismo, ¿se da cuenta? Usted simplemente está ahí en un ritual como los fariseos. Oh, hay muchas personas que están por todos lados, usted sabe, hablándole a la gente de Jesús, pero su actitud no es la correcta. Simplemente lo están haciendo por deber, por obligación, por temor. Hay gente que da su dinero, lo da en ofrenda quejándose y por necesidad.
Hay gente que, usted sabe, no hace ciertas cosas, usted sabe. No hacen esto, no hacen aquello, no hacen lo otro. Y tienen una mala actitud todo el tiempo. Y les gustaría que pudieran hacer todo lo que no hacen. Ellos están haciendo la acción correcta, pero no tienen la actitud correcta. Por un lado, si usted tiene la actitud correcta, de manera automática tiene la acción; y esa es verdadera espiritualidad. Como usted puede ver, el fruto de acción sin el fruto de actitud es legalismo. El fruto de actitud producirá fruto de acción; y esa es la verdadera espiritualidad.
Si usted anda en el Espíritu, ése es el concepto espiritual de ceder. Si usted anda en el Espíritu, el Espíritu produce amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Y conforme Él produce esas actitudes, esas actitudes producirán la acción correcta. Pero hay bastantes farsantes en el mundo haciendo la acción sin la actitud. Dando testimonio de las palabras de Jesús cuando alguien le diga ‘hemos hecho muchas obras maravillosas en Tu nombre’ y Él responda ‘apartaos de Mí, nunca os conocí’. Ni siquiera estuvieron en la familia. Entonces, glorificamos a Dios cuando somos fructíferos. Fructíferos. Y eso significa las actitudes correctas y las acciones correctas.
Y las actitudes son muy importantes. Usted preguntará cómo es que tengo actitudes correctas. Como tener un corazón lleno de amor. Cómo tener un corazón lleno de gozo y paz. Cómo tener un corazón lleno de paciencia y demás. Bueno, Gálatas 5, creo yo, realmente nos ayuda a ver eso porque en el versículo 25 dice: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Es un tema de ceder el control de nuestra vida al Espíritu Santo, así como el pámpano cede a la vid. El flujo de la actitud correcta que viene a través de la naturaleza de Dios en el Espíritu Santo permea nuestras vidas hasta el punto en el que producimos fruto. ¿Qué hemos visto, entonces? Que nosotros glorificamos a Dios al dar fruto.
Ahora, pasemos al sexto principio. Al crecer, madurar, al abrir las llaves, por así decirlo, al abrir más bien las cerraduras el crecimiento espiritual, hay otra llave; y es ésta: glorificamos a Dios -hicimos referencia a esto la última vez- al alabarlo. Yo no creo que un cristiano pueda crecer a menos que se caracterice por una vida de alabanza. La alabanza, nuevamente, nos coloca en el flujo del crecimiento. Permítame darle un versículo simple y maravilloso. El Salmo 50, versículo 23 dice esto: “El que sacrifica alabanza me honrará.” ¡Oh, qué gran declaración! ¿Quiere glorificar a Dios? Entonces, ofrezca alabanza; ofrezca alabanza.
Como puede ver, otro elemento simple, muy práctico. No son vitrales y música de órgano. Es simplemente ser fructífero. Es simplemente la humildad de la fe y confiar. Es la humildad de la confesión. En la humildad de postrarse ante el Señorío de Cristo a costa de lo que sea. Y es la humildad, nuevamente, de la alabanza lo que nos coloca en el camino del crecimiento. Realmente creo que la gente orgullosa no alaba a Dios. Están demasiado ocupadas alabándose a sí mismas. La gente humilde sí, la gente que esta asombrada de Dios, la gente cuyo enfoque es Dios y en su humildad, ellos derraman de sus corazones alabanza.
Ahora, esto es de tal manera parte del patrón de Dios para Su pueblo, para Su Iglesia, que literalmente les dio, hablando de los judíos, un libro, un himnario que llamamos los Salmos. Los Salmos fueron esos grandes himnos que realmente fueron cantados y fueron recitados por el pueblo de Israel. Y Dios quería que los conocieran y los dijeran porque constantemente ofrece en alabanza a Él. Y así debe ser, porque Él es digno. Por ejemplo, en el Salmo, -y tan sólo le mostraré un par de ejemplos- en el Salmo 86, versículo 9, “Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de Ti, Señor, Y glorificarán Tu nombre. Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; Sólo tú eres Dios.” ¡Gran declaración, simplemente maravillosa! Versículo 12: “Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, Y glorificaré Tu nombre para siempre.” Alabar a Dios equivale con darle gloria. Alabar a Dios, muy importante, Salmo 86.
Observe nuevamente el Salmo 92, sólo los primeros dos versículos. “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a Tu nombre, oh Altísimo; Anunciar por la mañana Tu misericordia,
Y Tu fidelidad cada noche.” Esta es una declaración simple. Es bueno alabar al Señor en la mañana y en la noche, por lo tanto, de esta manera, establecer el ritmo para el resto del día.
En Nehemías capítulo 8, versículo 6, dice: “Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.” Ahí había un sentido de asombro. Había un sentido de respeto. Ahí había un sentido de humildad a la luz de la majestad de la persona infinita de Dios.
Ahora, ¿qué significa alabar? Si le dijera a un grupo típico de personas que alabaran al Señor a la cuenta de tres, ¿qué creen que harían? Bueno, algunos cantarían una canción, ‘alaben al Señor’ o lo que sea. Algunos dirían ‘alaben al Señor, aleluya’. Algunos empezarían a mover sus manos. Algunos en silencio, ahí en su corazón, orarían. Bueno, ¿cuál es la respuesta correcta? ¿Cómo alabamos al Señor? ¿Qué significa eso? ¿Es más que tan sólo decir gracias a Dios o gloria a Dios?
¿Qué significa alabar? ¿Es sólo una pequeña fórmula que sale de vez en cuando de nuestros labios, una especie de dicho cristiano? No. La verdadera alabanza implica tres cosas, bíblicamente. Número uno, la verdadera alabanza significa que usted recita los atributos de Dios. Usted recita los atributos de Dios. Como puede ver, la alabanza es la expresión del carácter de Dios, de la persona de Dios, quien Él es en realidad. ¡Oh, esto es maravilloso! La verdadera alabanza recita los atributos de Dios. Ahora, la gente con frecuencia me dice ‘bueno, realmente no estudio mucho el Antiguo Testamento porque es el Nuevo Testamento lo que importa, usted sabe. Y este es el misterio del Reino y los misterios han sido revelados. Y necesitamos estudiar eso y el Antiguo Testamento, en cierta manera, ya pasó de moda’. Escuche. Hay muchas razones por las que debe estudiar el Antiguo Testamento. Una de las cuales es que revela tanto de la persona de Dios. Usted debe conocer esas cosas que son una realidad en la naturaleza de Dios si no hay ninguna otra razón más que para que pueda alabar a Dios por eso.
Por ejemplo, Habacuc en el capítulo 1 comienza alabando a Dios por quien Él es. Lo alaba porque es Santo. Lo alaba porque es Todopoderoso. Lo alaba porque es Eterno. Lo alaba porque es un Dios que guarda el pacto. Y en ese mismo ejercicio de alabanza, él resuelve el gran problema de su propio corazón. Debido a que él no entendía por qué Dios iba a juzgar a Israel. Él no entendía por qué Dios iba a enviar a esa nación amarga y apresurada, los caldeos, quienes eran peores que los israelitas; e iba a permitir que jugaran a Israel.
Él estaba diciendo Dios, aviva a Tu pueblo. Trae a un gran avivamiento. Dios, trae una gran restauración. Pero por otro lado, Dios dice “Voy a aplastarlos y voy a usar a una multitud peor que ustedes.” Y la respuesta de Habacuc a eso fue ‘Dios, ¿cómo es posible que hagas eso?’ Y en medio de su confusión, simplemente comienza recordar que Dios es santo. Que Él no comete errores. Dios es un Dios que guarda el pacto. Él no viola Sus promesas. Dios es eterno. Él está fuera del flujo de la historia. Dios es Todopoderoso. Él no es víctima de los caldeos. Y ya para cuando termina, él dice: “el justo, por la fe vivirá.” Me siento muy bien ahora, Señor. Aunque sus circunstancias no habían cambiado, él estaba en las mismas circunstancias.
Y como puede ver, David, él está ahí corriendo en medio de los arbustos en el medio del desierto, corriendo como loco escondido en un arbusto. Y le pregunta David, ¿qué estás haciendo? Y él dice ‘mi hijo Absalón está persiguiendo’. Y luego David se sienta y comienza a pensar en Dios. Y él dice ‘Dios, Tú eres todopoderoso. Dios, Tú eres Todopoderoso, Tú perdonas todo. Dios, Tú eres santo. Dios, Tú ganarás al final. Dios, Tú eres soberano’. Y él sale de su arbusto y se pone de pie. Ahora, Absalón todavía está buscándolo. Simplemente, ha redefinido a Dios y hace toda la diferencia.
Y entonces, cuando usted recita el carácter de Dios, usted está exaltando Su virtud y está colocando una columna vertebral en el medio de su debilidad. El problema de Habacuc nunca mejoró, empeoró. Pero su Dios, definido, fue lo suficientemente fuerte como para enfrentar sus circunstancias.
Y yo sé en mi propia vida que esto es algo muy importante. Usted tiene estas pequeñas cosas en su vida y tiene algún problema que no puede resolver y usted en lugar de decir ¡oh, qué terrible problema! ¿Cómo vamos a resolver esto? Simplemente parece que no tenemos los recursos, Señor. Señor necesitamos esto, Tú lo sabes; y no tenemos dinero. O lo que sea. Y después usted se detiene y dice ‘Señor, Tú eres más grande que la historia. Señor, Tú conoces todo en el universo entero. Señor, Tú puedes hacer lo que quieras hacer. Dios, Tú dices que nos amas tanto y has prometido que nunca estaremos sin las cosas que necesitamos, que Tú cuidarías de nosotros así como Tú cuidas de la hierba del campo. Dios, Tú eres el que ha prometido que Tu persona está a nuestra disposición. Tu poder está acumulado a nuestro favor, etc., etc. ¿Se da cuenta usted que va a sentirse mejor? Y usted va a glorificar a Dios. Ése es el primer elemento.
El segundo es este: glorificar a Dios y alabar a Dios no es solo tema de recitar Sus atributos, sino también recitar Sus obras. Ya que Sus atributos son desplegados en Sus obras. Y la verdadera alabanza es eso. Ese es el motivo por el cual usted tantas veces en los Salmos oye una repetición de lo que Dios ha hecho. ¡Oh Dios, Tú eres el Dios que dividió el Mar Rojo! Dios, Tú eres el Dios que sacó al pueblo de Egipto. ¡Oh Dios, Tú eres el que hizo que el agua fluyera de la roca! Tú eres el Dios que nos alimentó con maná en el desierto. Tú eres el Dios que destruyó a los enemigos, hizo que cayeran los muros de Jericó, etc., etc.
Como puede ver, esto es exaltar y levantar a Dios. En eso consiste la alabanza. Eso es lo que Habacuc hizo en el tercer capítulo. En el tercer capítulo, en cierta manera está reevaluando sus problemas y comienza en el 3:3 a moverse. Dios, Tú hiciste eso y aquello y Tú hiciste aquello. Y llega al versículo 16 y dice: “Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.” ¿Por qué? Porque Él ha mostrado que es tan fiel, Él ha probado ser quien Él dice ser. Y ése es el motivo por el cual el Antiguo Testamento está tan cargado de historia, para que sepamos que Dios ha mostrado que es ser fiel.
Entonces, ¿qué es alabar? Ese hacer eso, recitar Sus atributos y Sus obras. Usted sabe, si usted está enfrentando un problema, quizás tenga una situación de crisis en su trabajo, o en su escuela o donde sea, usted pregunta ‘Señor, ¿cómo hago para enfrentar esto? Tan sólo recuerde, usted puede alabar a Dios y eso lo ayudará mucho. Señor, Tú eres el Dios que un día salió de la nada y creó el espacio, las estrellas y los planetas. Tú eres el Dios que formó esta pequeña bola de tierra. Y en el medio del caos de este mundo, Tú plantaste esta hermosa tierra y la separaste del mar. Y después hiciste al hombre y a todo lo que hay. Y cuando el hombre cayó, estableciste que lo redimirías. Y Tú eres el Dios que escogió una nación para Ti mismo y Tú eres el Dios que preservó a esa nación a lo largo de la historia. Tú eres el Dios que hizo maravilla tras maravilla. Tú eres el Dios que con un dedo al lado de un monte escribió la ley en tabletas de piedra. Tú eres el Dios que capacitó a Su pueblo para que saliera de Egipto y ahogaste al ejército del faraón. Tu eres el Dios que vino este mundo en forma humana y resucitó a Jesús de los muertos. Ahora Señor, tengo este pequeño problema. Eso realmente se ve pálido, ¿no es cierto?
Como puede ver, básicamente en nuestras vidas luchamos mucho porque realmente no definimos a nuestro Dios. Y no registramos para nuestra propia edificación el registro de cómo Él ha hecho cosas en el pasado. Y eso es alabanza. Entonces, la alabanza no es sólo glorificar a Dios por Su propio valor porque habla verdad acerca de Él, sino que es glorificar a Dios porque a afirma nuestra confianza en Él.
Entonces, glorificamos a Dios en primer lugar al recitar Sus atributos, en segundo lugar al recitar Sus obras y en tercer lugar al agradecer por ambos. Y creo que en el medio de la alabanza y en el corazón de ello hay una expresión de gratitud. Permítame ilustrarle esto al pedirle que me acompañe Lucas capítulo 17. Lucas, capítulo 17, versículo 11. Escuche la historia y vamos a cerrar nuestra lección con esto.
“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” Ahora los leprosos, están llamándole a Jesús. Habían oído de Su poder. “Cuando Él los vio, les dijo: ‘Id, mostraos a los sacerdotes.’” Se requería que un leproso cuando iba a regresar a la sociedad porque había tenido una remisión de su enfermedad, debía mostrarse al sacerdote. Y el sacerdote entonces verificaría que él tenía el derecho de entrar en la sociedad porque ellos creían que la enfermedad era tan contagiosa. Entonces, “Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Tuvieron que tomar ese paso de fe primero. Basados en lo que habían oído de Jesús, lo tomaron. Y a lo largo del camino, estos diez hombres fueron limpiados.
Versículo 15, ahora observe. “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias.” Ahora, ¿ve el punto? “Y éste era samaritano.” Era alguien menospreciado. Él no era de raza pura. Sólo uno glorificó a Dios, y ¿cómo lo hizo? Dándole gracias. Gracias por Tu poder, gracias por lo que has hecho. Gracias por el atributo que permite que Tú sanes. Y gracias porque lo hiciste por mí. Por el atributo y en el acto, él dice gracias. Y ésa es la suma de la alabanza.
Entonces, eso es alabanza. Y lo que estoy diciendo es que la alabanza no es sólo distante. No es sólo ‘Dios, eso es lo que Tú eres. ¡Oh, alabo Tu nombre! Dios, es lo que Tú has hecho. ¡Oh, alabo Tu Nombre!’ Sino ‘Gracias que Tú eres eso y has hecho eso en mi vida. ¿Lo ve? Trae alabanza al punto en el que usted vive. Y después, Él dice: “Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: ‘Levántate, vete; tu fe te ha salvado.’” Ahora, creo que lo que él quiso decir con eso es que fue salvado espiritualmente. Y creo que los diez fueron sanados, pero uno fue salvado. Sólo uno fue redimido, el que vino, regresó y dio gracias.
Pero Dios es glorificado cuando expresamos que Su poder y Sus actos han sido para nuestro bienestar. ¡Oh, qué gran verdad es esa! En 1 Corintios 15:10, el apóstol Pablo dijo: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y Su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” Él dice que lo que es tan maravilloso acerca de Dios y Su poder es que tocó su vida.
Ahora amigos, Dios es glorificado cuando agradecemos, cuando expresamos gratitud por Sus obras y Su poder a nuestro favor. En 1 Pedro 4:11, dice lo siguiente: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” En otras palabras, recuerde esto, que si usted habla las palabras de Dios y sirve en el ministerio de Dios, es debido a Él y Él recibe toda la gloria.
Alguien ha dicho, ‘es como un gusano de seda, cuando está trabajando en su obra se esconde bajo la seda y nunca es visto; y así también cuando hemos hecho algo digno de alabanza, permanecemos escondidos y damos la alabanza a Dios’. Alabar a Dios le da a Él gloria. Y no importa lo que suceda nuestras vidas, debemos reconocer que fue Su atributo. Fue Su obra de gracia y le expresamos nuestra gratitud a Él.
Ahora, ¿qué hemos aprendido? El crecimiento espiritual es tema de glorificar a Dios. Creceremos cuando nuestras vidas estén llenas de Su alabanza. Creceremos cuánto nuestras vidas estén llenas de fruto. Y creceremos cuando nuestras vidas se caractericen por confiar en Dios. Ahora, conforme vivimos de esta manera, enfocados en Su gloria, somos cambiados de un nivel de gloria al siguiente, moviéndonos hacia la imagen misma de Cristo. Hay mucho más que compartir en nuestra próxima sesión; y lo haremos en ese entonces. Pero oremos para terminar.
Padre nuestro, Te damos gracias nuevamente por darnos entendimiento en estas realidades tan básicas y prácticas de vivir para Tu gloria, para que estemos creciendo en la madurez espiritual. Que tomemos estas claves y abramos el almacén de bendiciones provisto para nosotros. Por causa de Jesús y sólo para Su gloria es que oramos. Amén.
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