Veamos Hechos 20 para nuestro estudio bíblico en esta mañana. En nuestra serie continua en el libro de los Hechos, prestamos atención a lo que el Espíritu Santo nos dice en los versículos 25 al 38 en particular en esta mañana. Estamos viendo Hechos 20, versículos 25 al 28 como una unidad.
No obstante, vamos a tomar esto en varias partes, como lo hacemos normalmente. No por intención, pero siempre esa es la manera en la que funciona. Y hemos titulado esta porción en particular, y creo que es bastante obvio de qué está hablando, y lo será para usted conforme avanzamos, pero la hemos titulado “Un encargo para los líderes de la iglesia en el Nuevo Testamento.”
Aquí tenemos los elementos básicos o las prioridades de liderazgo en la Iglesia. El liderazgo es muy importante. Hay lugares en la actualidad, en donde se ofrecen seminarios de liderazgo. Y una persona puede ir a un seminario de tres días de liderazgo y pagar tanto como $2000, sin incluir el transporte y los alimentos. Eso es simplemente la cuota para ser preparado. Hay un énfasis tremendo en el liderazgo, porque cualquier persona, en cualquier tipo de operación de negocios o cualquier tipo de empresa comercial o cualquier tipo de organización o institución, sabe que hay un gran precio que debe ser pagado para el liderazgo.
En liderazgo pobre destruye instituciones. El liderazgo bueno, las construye. Y Dios no está menos, sino más preocupado, por el liderazgo. En todo el Reino de Dios, el liderazgo es importante. Inclusive los ángeles, como usted sabe, están organizados. Hay principados. Hay ángeles llamados potestades. Hay arcángeles. Dios sabe que debe haber autoridad y sumisión en todo. Entonces, hay liderazgo inclusive en el mundo angélico.
Conforme usted ve el Antiguo Testamento, usted encuentra que hay muchas cosas en el Antiguo Testamento que nos indican la importancia del liderazgo. Podríamos hablar de grandes líderes en el Antiguo Testamento como Moisés o Samuel o David y otros. El liderazgo es algo muy importante. Y Dios siempre ha ministrado Su Reino mediante líderes claves.
En el Antiguo Testamento, debido a la importancia del liderazgo, Dios adopta una postura muy fuerte acerca del liderazgo inepto o ineficaz. En el capítulo 4 de Oseas, en el versículo 9, Dios no sólo está haciendo un comentario de los pecados de Israel, sino de los pecados de los líderes de Israel. Y Él dice esto: “y será el pueblo como el sacerdote”. En otras palabras, Dios dice, no puedo esperar nada del pueblo que no esté obteniendo de los líderes. Lo que son los líderes, será el pueblo. Y será el pueblo como el sacerdote.
En Isaías capítulo 9, versículos 14 al 16, encontramos más indicadores de la actitud de Dios hacia el liderazgo. Y habla, “por tanto, Jehová cortará de Israel cabeza y cola en un día.” Dios simplemente va a devastar a Israel. Los ancianos y los honorables, él es la cabeza. El profeta que enseña, él es la cola.
En otras palabras, Dios va a derribar a todos los líderes. “Porque los líderes de ese pueblo los hacen errar y aquellos que los guían son destruidos.” Dios dice que Él va a castigar a los líderes porque han hecho que el pueblo sea pecaminoso al no guiarlos a patrones santos.
En Jeremías 5:31, Jeremías habla del mismo tema. “Los profetas profetizan falsedad y los sacerdotes gobiernan por sí mismos y a Mi pueblo le encanta.” En otras palabras, al pueblo le encanta el liderazgo inepto que están recibiendo. En Ezequiel, de nuevo, otra porción que nos interesa al ver cómo es que Dios ve al liderazgo y el lugar importante que tiene. Ezequiel 22:26: “sus sacerdotes han violado mi ley, han profanado Mis cosas santas. No han hecho diferencia entre lo santo y lo profano. Ni han mostrado diferencia entre lo inmundo y lo limpio, han escondido sus ojos de Mis días de reposo y soy profanado entre ellos. Sus príncipes en medio de ella son como lobos que están comiendo la presa para derramar sangre, para destruir almas, para obtener ganancia deshonesta. Sus sacerdotes los han engañado viendo vanidad y adivinándoles mentiras, diciendo: “así ha dicho Jehová cuando Jehová no ha dicho.” Y como resultado, el pueblo ha usado de opresión, ha robado, ha oprimido a los pobres y necesitados y demás.” Y entonces, Él condena a los sacerdotes, a los príncipes y a los profetas por no guiar como Él hubiera querido.
En Mateo 15:14, Jesús hizo un comentario acerca de los líderes. Él vio a los líderes de Israel y Él dijo: “son líderes ciegos de los ciegos; y si los ciegos guían a los ciegos, ambos caerán al hoyo.” Jesús dijo: “la gente seguirá a sus líderes”. Por tanto, Dios, toma con mucha seriedad el liderazgo. Dios establece el estándar elevado para el liderazgo adecuado. Y si Dios lo establece alto, también lo hizo Pablo, porque Pablo fue un hombre piadoso.
Pablo está cerrando su viaje misionero, el tercero, en Hechos 20. Él se detuvo porque su nave se detuvo en Mileto camino a Jerusalén; y él se está apresurando por llegar a Jerusalén para llegar ahí para el Pentecostés y también llevar una ofrenda, la cual él recolectó para los santos pobres ahí. Y él se detuvo en Mileto durante un par de días porque la nave se detuvo allí. Y mientras que él tiene la oportunidad, él envía a más de 30 km de distancia, traer de la ciudad de Éfeso y pide si los ancianos o los pastores de la congregación efesia vienen a Mileto para que él pueda pasar un poco de tiempo dándole algunas palabras finales.
Y sabe una cosa, parece extraño reconocer que Pablo pasó tres años ahí y él debió haberles dicho por lo menos uno o dos puntos, o quinientos puntos de lo mismo que les dice aquí. Pero la razón por la que él aprovecha la oportunidad que tiene aquí es porque está tan cargado por la necesidad absoluta de tener liderazgo adecuado.
Y entonces, al hablarles, él les dice: esto es algo que debo volverles a decir con respecto a las prioridades involucradas en su liderazgo. Y entonces, desde el versículo 17 y hasta el 38, de hecho, la sección entera, aquí Pablo les da información con respecto al liderazgo en el ministerio en el pastorado, en la obra de Cristo.
Ahora, hay un sentido en el que tenemos que tomar el liderazgo como viene en las Escrituras. Y el liderazgo en las Escrituras es un asunto de dos lados. Es un asunto de gran responsabilidad con gran gozo. Es un asunto de gran responsabilidad con gran potencial de juicio. Los líderes buenos son doblemente bendecidos. Los líderes malos, son doblemente disciplinados, porque, “a quien mucho le es dado, mucho se le demandará.” Y ese es un principio que se encuentra en todo lo que está Dios involucrado.
Por ejemplo, en Santiago dice en el capítulo 3, versículo 1: “no os hagáis maestros, hermanos, muchos de vosotros porque recibiréis mayor condenación.” Pero, por otro lado, en 1 Timoteo 5:17 dice: “los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor”. Entonces, usted tiene el doble honor para el buen líder y el doble juicio para el líder pobre. El liderazgo es una responsabilidad tremenda.
Ahora, la tarea de los primeros apóstoles y de los evangelistas consistía en designar lideres así en cada Iglesia. Los apóstoles fueron designando líderes, los levantaban. Los ancianos en la Iglesia de Éfeso –y cuando digo ancianos estoy diciendo lo mismo como pastores, tal como le mostraré en un momento. Y siempre están como una pluralidad. Nunca un pastor, un hombre. Siempre una pluralidad en las Escrituras. Pero los ancianos ahí, los pastores ahí habían sido entrenados, discipulados, madurados por Pablo y habían sido establecidos por Pablo, levantados por el Espíritu Santo. Pablo estuvo muy consciente de quiénes ellos eran y los designó para pastorear la Iglesia en Éfeso.
El apóstol dijo a Tito, en Tito 1:5, él dijo: “ahora, corrige las cosas que necesitan ser corregidas en Creta y ordena ancianos en toda ciudad”. Pastores en cada ciudad debían ser ordenados por el evangelista o el apóstol. Entonces, Pablo le está hablando a hombres que él mismo ha discipulado y les da un encargo que realmente es mucho mayor que tan sólo la escena que usted ve en Hechos 20. Es algo que puede ser atemporal, porque lo que Pablo les dice a estas personas es algo tan básico para cualquier tipo de liderazgo bíblico en la Iglesia y créanme, si la Iglesia es la Iglesia del Nuevo Testamento y la Iglesia es la Iglesia de Jesucristo, debe seguir los patrones bíblicos, ¿verdad? Y es descubierto que esto es verdad, que, si la Iglesia no sigue patrones bíblicos en el punto de su liderazgo, nunca lo seguirá en el punto de aquellos que están en la congregación. Simplemente, no sucede.
“Y será el pueblo como el sacerdote” y fue verdad en Israel y todavía es verdad en la Iglesia. La reforma real en la Iglesia, la revitalización real en el Nuevo Testamento y el avivamiento deben venir al nivel del liderazgo. Así debe ser.
Ahora, conforme vemos este pasaje, vamos a ver no sólo una palabra de un hombre, algunas personas en la historia, sino una palabra del Espíritu Santo a la Iglesia de Jesucristo a lo largo de la historia. Y entonces, no sólo hacemos estas cosas históricas y las encerramos en la caja y las guardamos y nos deshacemos de ellas después del tiempo de la escritura de Hechos, sino que decimos que son apropiadas para la Iglesia en la actualidad como lo fueron en el segundo mismo que Pablo las pronunció en sus labios. Nos dan la perspectiva de Dios para todo tiempo de la función del pastor y el anciano en la Iglesia, quienes son uno y el mismo.
Ahora, como siempre, la Iglesia, como cualquier otra dimensión del Reino de Dios y su gobierno manifestado en la tierra, depende de su liderazgo. Encontramos que, en Efesios, capítulo 4, un pasaje muy conocido para nosotros, Dios desea que la Iglesia sea edificada. Él quiere el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo. Él quiere unidad de la fe. Él quiere conocimiento profundo del Hijo de Dios. Él quiere al hombre perfecto, esto es que la Iglesia madure hasta llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Él ya no quiere que la Iglesia sea como niños llevados por doquier de todo viento de doctrina. Él no quiere que la Iglesia carezca de amor, sino que hable la verdad en amor. Él quiere que la Iglesia crezca y se incremente en amor y en todas esas cosas.
Pero antes de que pase cualquiera de esas cosas, antes de que la Iglesia pueda estar unida, antes de que pueda madurar, antes de que pueda ser como Cristo, antes de que pueda ser insensible o ingenua a la enseñanza falsa, debe haber algo que se lleva a cabo previo a eso. Y es lo siguiente. Y él mismo constituyó a algunos apóstoles, a otros profetas, otros evangelistas y a otros, pastores que enseñan para este propósito. En otras palabras, la vida de la Iglesia, para que sea productiva y dé fruto, depende de manera directa de su liderazgo.
En 2 Timoteo 2:2, un versículo que ayer estudiamos en nuestro día de hombres, descubrimos que el diseño de Dios para la Iglesia es enseñar a hombres fieles que también puedan enseñar a otros. Por lo tanto, el liderazgo, es la prioridad de la Iglesia. Y es una responsabilidad tremenda, créame.
Ahora, debido a que el liderazgo es tan importante, debemos entender de manera muy clara lo que el Nuevo Testamento enseña acerca de lo que realmente es el liderazgo bíblico en la Iglesia.
En primer lugar, permítame decirle lo que no es. Pase a Mateo 20; y simplemente, una mirada breve a un pasaje interesante aquí que ni siquiera voy a tomar el tiempo para explicar a gran detalle, pero simplemente, presentárselo. Pero nos da principios muy buenos acerca de lo que el liderazgo en la Iglesia en el Nuevo Testamento no es. Oí a un hombre dar un mensaje acerca de este pasaje en una ocasión y extrajo estos puntos; y siempre me impactó. Y se me quedó.
Mateo 20:20: “entonces, vinieron a Él,” esto es a Jesús, y como puede ver, Jesús había anunciado Su Reino, “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos.” Aquí viene mamá, Zebedeo y Jacobo y Juan. Y Jacobo y Juan, ustedes saben, como debemos decirlo, no eran personas inferiores. Digo, eran discípulos de clase A, pero aquí vienen con mamá. Y mamá adula a Jesús, “adorando a Jesús y deseando algo de Él.” Entonces, aquí viene a presionarlo. “Él le dijo: ¿Qué quieres?” Él sabía. Él podía ver que ella quería algo cuando ella ni siquiera había dicho algo. “Ella le dijo: Ordena que en Tu Reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a Tu derecha, y el otro a Tu izquierda.”
Ahora, éste habría sido un argumento continuo entre los discípulos. Todo el tiempo habían discutido desde que el Reino fue anunciado, en la mayor parte del tiempo, acerca de quién se iba a sentar en los lugares correctos. De hecho, de eso estaban discutiendo la noche de la última cena, cuando nadie se inclinó para lavar los pies de nadie, porque nunca habrían hecho eso cuando estaban discutiendo acerca de quién sería el mayor, el más grande. Entonces, éste fue un problema.
Y entonces, finalmente, Jacobo y Juan, dijeron: “mamá, “¿podrías preguntarle por nosotros?” Realmente, hombres muy valientes. Pero bueno, ello va y pregunta y Jesús dice: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que Yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que Yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.” No sabían de lo que estaban hablando. No tenían ni idea de lo que Él iba a tener que enfrentar. “Él les dijo: A la verdad, de Mi vaso beberéis.” Muy bien, lo van a recibir. “Y con el bautismo con que Yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a Mi derecha y a Mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por Mi Padre.”
Ellos no recibieron lo que hicieron, pero recibieron lo que no querían. Y “cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.” ¿Saben por qué estaban indignados? Porque llegaron ahí primero.
Número uno, el liderazgo no es un juego de poder político. El liderazgo bíblico del Nuevo Testamento no es un juego de poder político. Usted es un líder en la Iglesia de manera correcta cuando Dios lo ha designado a usted como tal. Eso depende del Padre darlo, ¿verdad?
En segundo lugar, el liderazgo bíblico no es una dictadura dominante tampoco. Versículo 25: “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así.” No. El liderazgo bíblico, el liderazgo del Nuevo Testamento, el liderazgo del Reino de Dios no es una dictadura dominante, “sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro,” ¿está listo para escuchar esto? “Siervo.” No una dictadura dominante.
Y el liderazgo bíblico del Nuevo Testamento tampoco es control carismático. Versículo 27: “y el que quiera ser el primero entre vosotros,” ¿sabe una cosa? Algunas personas simplemente quieren estar ahí arriba. Y usted sabe, la implicación del mayor es aquel a quien todo el mundo ve y dice: “Oh, ¿no es él maravilloso? No, si usted realmente quiere ser eso, sea un siervo. Sea un esclavo. El liderazgo del Nuevo Testamento no es un juego de poder político, no es una dictadura dominante o control carismático. Es esclavitud, servicio.
Y me encanta el versículo 28 porque presenta el principio básico de liderazgo: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos.” El líder más grande que jamás vivió es un siervo. El líder más grande que jamás vivió fue un siervo y nos enseñó el principio más grande del liderazgo: ejemplo. Lo que Él fue es lo que debemos ser. Ahora, ahí está la clave. El liderazgo real es la vida ejemplar. Yo soy un líder. Honestamente, yo puedo tener un título de un líder. Yo soy un líder verdadero, un anciano verdadero y un pastor verdadero, siempre y cuando usted siga lo que yo digo y hago. ¿Verdad? Cuando usted ya no me sigue, no soy un líder. Podría tener el título, pero no lo soy. Y usted sólo va a seguir mis palabras cuando usted pueda ver mi vida y ver algo de coherencia entre lo que yo soy lo que digo, ¿verdad? Pablo pudo discipular a líderes no sólo por lo que les dijo, sino por lo que él fue. Ahora, eso es lo que el liderazgo bíblico del Nuevo Testamento no es. Veamos Hechos 20 y veamos lo que es.
Ahora, en Hechos 20, Pablo cierra sus instrucciones a los ancianos efesios y les habla para que ordenen su ministerio según las prioridades que Dios ha establecido. Sé que hay personas en nuestra congregación en esta mañana que son ancianos. Algunos de ustedes, son ancianos aquí en Grace Community Church. Algunos de ustedes son pastores de tiempo completo, lo cual es lo mismo. Los ancianos pueden ser ancianos pastorales laborando en la palabra y la doctrina, sostenidos por la Iglesia y puede haber ancianos que tienen un empleo afuera de la Iglesia, pero son responsables del cuidado del rebaño aquí, guiando al rebaño y demás. Hay ancianos aquí en Grace Community Church. Dios nos ha bendecido con un grupo maravilloso que ni siquiera de cuántos, 18, 19, o algo así, ancianos que Dios nos ha dado. Y probablemente, algunos de ustedes son ancianos en el plan de Dios. Y conforme los días pasen y ustedes maduren, y el Espíritu de Dios coloca Su mano sobre ustedes y la congregación reconoce eso y los ancianos lo ven, ustedes también serán colocados en la posición de liderazgo.
Pero hay algunos de ustedes que son jóvenes y que se están preparando ahora. Algún día, van a ser pastores. Ustedes van a estar laborando en la Palabra y la doctrina. Además de eso, todos nosotros debemos conocer la responsabilidad de aquellos que nos guían, ¿no es cierto? Para que podamos asegurarnos de que oramos por ellos de manera inteligente y oremos por ellos en línea con las prioridades que son y que les permitamos concentrarse en esas áreas. Entonces, la idea del liderazgo es importante para todos nosotros.
Ahora, Pablo establece algunas prioridades para el líder de la Iglesia en el Nuevo Testamento. Y fueron prioridades de las que no hablo únicamente, sino que también vivió en su propia vida. Y comenzando en el versículo 17, Él les habla. Y señalamos, se acuerda, la última vez, de los versículos 17 al 24 ahí. Él señaló las cuatro dimensiones del ministerio.
En primer lugar, él dijo: el ministerio hacia Dios es servicio al Señor. Entonces, la enseñanza de la Iglesia hacia los perdidos es evangelismo y hacia mí mismo, es sacrificio. Cubrimos esto a detalle. Pablo dice: “yo veo al ministerio cuatro dimensiones: servir a Dios, enseñar a la Iglesia, evangelizar a los perdidos y sacrificarme a mí mismo.” Ahora, habiendo terminado eso, él quiere concentrarse en el aspecto de la Iglesia. Él ha presentado el retrato panorámico. Ahora, él se concentra y dice: “ahora, quiero darles las prioridades para enseñarle a la Iglesia, para ser eficaz en la Iglesia.”
Pero antes de que él entre a eso en el versículo 28, veamos un resumen del versículo 25 al 27. Él les dice: “Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el Reino de Dios, verá más mi rostro.” Y él dice: “les acabo de dar todos los ingredientes para las dimensiones del ministerio. Ustedes saben cuál es su obligación para con Dios. Ustedes siempre deben recordar que están en servicio a Él, no a los hombres, a Él, deben enseñar a la Iglesia, y no retener nada que sea útil. Y él dijo, para los perdidos, deben evangelizarlos, testificando a judíos y a griegos arrepentimiento y fe. Hacia ustedes mismos, no pensar nada en ustedes mismos, sacrificarse a sí mismos, no tener en alta estima su vida en absoluto.
Y él dice: “todas estas cosas no sólo les dije, sino que todas esas cosas se las enseñé. Lo hice. Serví al Señor, enseñé a la Iglesia, evangelicé a los perdidos, me sacrifiqué a mí mismo. Y ahora, dice él, ya me voy y todos ustedes saben que he estado predicando el Reino de Dios. Ya no me van a ver. Aquí se acabó. Les he dado todos los hechos con respecto al Reino de Dios. Y esa frase es una afirmación general hablando de toda la operación de Dios y el gobierno de Dios. Él les había dado todo.
“Por tanto,” él dice en el versículo 26, “yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;” y lo que él quiere decir con el “todos” es judíos y griegos, cualquier clase de hombres. He cumplido con mi responsabilidad para con todos, para con la Iglesia, los salvos, los incrédulos, judío y gentil. He cumplido con el trabajo. No me pueden condenar por ser infiel. Es lo que está diciendo.
¿Por qué? Versículo 27: “porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” Pablo dice que ha cumplido con su trabajo. “Lo acabé. Lo hice. Lo cumplí.”
Ahora, es interesante que él hace la afirmación que él hace en el versículo 26 con respecto al hecho de que él está limpio de la sangre de todos los hombres. Usted dice: “¿es verdad que un líder o un maestro o un pastor será culpable de la sangre de algunas personas?” Aparentemente, sí. Usted regresa a Ezequiel 33:8 y a Ezequiel se le dijo que tenía que decir lo que Dios le dijera. Dios le daría un mensaje y él tenía que dárselo a Israel. Y Dios le dijo: “más vale que seas fiel en presentar el mensaje.”
Versículo 8: “cuando Yo diga al impío, “oh, impío, tú de cierto morirás,” Ezequiel, sino dices lo mismo al hombre, su sangre Yo demandaré de tu mano.” Ahora, eso no quiere decir que Ezequiel va a ser condenado. Quiere decir que Ezequiel va a ser condenado por ser infiel en el ministerio. Y Pablo está diciendo aquí: “yo no seré como esa advertencia en Ezequiel 33:8.” Y estoy seguro que él tenía eso en su mente. “Mis manos están limpias. Yo estoy limpio de la sangre de todos los hombres.”
Hay una responsabilidad para todo hombre de Dios y él tiene que reconocer la responsabilidad que si Dios le ha encomendado a él un ministerio y él no lo cumple, él va a disciplinado porque no lo cumple. Estoy seguro que hay muchos pastores que se preguntan por qué todo en su vida parece estar mal. Y cuando se preguntan eso, deberían examinar un poco más de cerca si están cumpliendo no el ministerio que Dios les ha encomendado. Porque si no lo están haciendo, entonces están bajo el castigo de la sangre de aquellos a quienes no han ministrado de la manera en la que Dios diseñó que ellos ministraran. Es una responsabilidad seria, Créanme.
Eso es lo que Santiago quiso decir en el 13:1 cuando dijo: “no se apresuren a entrar al ministerio de enseñanza, porque hay una mayor condenación si no son fieles.” Pero Pablo dice esto: yo vi mi ministerio por lo que fue, hacia Dios, hacia la Iglesia, hacia los perdidos, hacia mí mismo y lo he cumplido. Y nunca dejé de declarar todo el consejo de Dios. Lo hice, por tanto, estoy libre de mi responsabilidad, puedo salir de este lugar y saber que nada va a ser presentado en mi contra. Yo fui fiel.
Ahora, usted pregunta si está diciendo esto por orgullo. En absoluto. Lo que él está diciendo es esto: a partir de ahora, hombres, la responsabilidad es de ustedes. Asegúrense de que cumplan su ministerio de una manera que es fiel igual la manera en la que yo les di, por ejemplo. Los líderes tienen gran responsabilidad. Gran responsabilidad. El plan entero y el propósito y principio de Dios nos es encomendado para ser encomendado a ustedes. Y no hacer eso, no dar todo el consejo de Dios, es no cumplir con la responsabilidad que Dios nos ha encomendado. Debemos enseñar todo el consejo de Dios. Una persona que no enseña todo el consejo de Dios enfrenta disciplina.
Bueno, Pablo entonces nos ha dado instrucciones bastante claras acerca de la importancia del liderazgo. Y como dije antes, es doble bendición, pero es doble disciplina si usted fracasa. Eso no significa que usted pierde su salvación. Eso únicamente significa que usted enfrentará disciplina, castigo.
Ahora, a partir de esta reflexión acerca del ministerio en general, él se concentra en una dimensión. Y le dije que había cuatro dimensiones. Él se concentra en la idea de enseñar a la Iglesia. Y comenzando en el versículo 28, él dice, ahora en particular, les he dado lo general, pero ahora, en particular, permítame concentrarme en su responsabilidad para con la Iglesia. Ustedes ancianos, son responsables primordialmente hacia la Iglesia en Éfeso. Y aquí están sus prioridades.
Veamos en primer lugar, simplemente un pequeño pensamiento. Y le voy a dar un comentario al margen antes de que entremos. Observe en el versículo 17 la palabra ancianos. Esa es la palabra presbutero o presbuteros, de la cual obtiene presbiteriano o presbiterio. Después, observe la palabra en el versículo 28, “mirad”. Eso es episcopoi, la cual es traducida obispo en otros lugares. Después, usted ve la palabra en el versículo 28 “apacentar”. Esa es la palabra poimaínō, esa es la palabra para pastor. Entonces, usted tiene a estos mismos hombres llamados ancianos, obispos y pastores.
Usted pregunta por qué estoy presentando un punto en esto. Porque eso significa que todos son lo mismo. No hay diferencia en la Iglesia entre un presbítero, un pastor y un anciano o un obispo. Todos ellos son lo mismo. Yo soy todos esos. Usted me puede llamar o pastor o me puede llamar el anciano MacArthur o me puede llamar el presbítero MacArthur. Pero preferiría que me llamara obispo MacArthur, si es tan amable. Todas estas cosas son lo mismo. No hay diferencia. Todos son el mismo término. Esa es la razón por la que toda esta jerarquía que entra en la iglesia cuando usted tiene todos estos diferentes niveles de obispos y demás, simplemente, no es el patrón. No hay diferencia en el uso de esos términos aquí. Aquí hay tres en el mismo pasaje hablando de las mismas personas.
Ahora, Pablo entonces va a hablarle a estos líderes. Esos hombres en el pastorado, los ancianos, responsables por la dirección de la Iglesia. Y él les da cinco claves de liderazgo. Y se las di en el bosquejo. Y vamos únicamente a cubrir dos en esta mañana. Cinco claves de liderazgo. Estas son las prioridades tan básicas, pero tan importantes.
Principio número uno: asegúrese de que usted está bien con Dios. Asegúrese de que usted está bien con Dios. Observe el versículo 28, aquí va: “por tanto, mirad por,” ¿cuál es la siguiente palabra? “Vosotros.” Detengámonos ahí por un minuto. La prioridad comienza con usted. Mirad por vosotros. Usted no está listo para ministrar, usted no está en listo para enfrentar lo que está involucrado en el ministerio. Usted no está listo para enfrentar la responsabilidad del ministerio a menos de que usted esté bien con Dios. Este es un ingrediente básico en el ministerio. Es básico.
En Marcos 13, versículo 9, simplemente para darle alguna idea de cómo el Nuevo Testamento señala esto. Marcos 13:9: “pero mirad por vosotros porque os entregarán a los concilios y en las sinagogas seréis golpeados y seréis traídos ante líderes y reyes por mi causa para testimonio contra ellos.” Ahora, él dice ustedes van a ser perseguidos. Y para que soporten esta persecución, él dice: “mirad por vosotros. En otras palabras, si no están bien con Dios, nunca podrán enfrentar lo que va a pasar. No van a poder enfrentarlo. Si usted no es espiritualmente fuerte, usted no está en una posición correcta. Usted no está en una posición correcta.
También en Lucas 21, versículo 34, el Señor dice: “y mirad por vosotros, no sea que en algún momento vuestros corazones estén sobrecargados y la embriaguez y las ansiedades o preocupaciones de esta vida y el día venga sobre vosotros sin que lo esperéis”. Él dice: ¿saben una cosa? el día del juicio o el día del Señor va a venir y más vale que tengan cuidado para que estén listos cuando suceda. Evaluación personal.
Ahora, de manera directa en referencia a los líderes del Antiguo Testamento, el apóstol Pablo le expresó esto a Timoteo. En 1 Timoteo 4:16, él simplemente dice: “Timoteo, ten cuidado de ti mismo”. Esa es una prioridad en medio de todo en el ministerio. Es: “ten cuidado de ti mismo. Eso es virtud. Ten cuidado de ti mismo, esa es virtud.
Después, él dice: “y de la doctrina.” Eso es credo. Después, él dice: “persevera en esto.” Eso es conducta. Ten cuidado de tu virtud, de tu credo y de tu conducta. Tu eres la clave de tu ministerio. Pablo inclusive lo dijo de manera más clara para Timoteo en 2 Timoteo 2:20. Él dice: en una casa grande, no sólo hay instrumentos o vasos de oro y plata, sino de madera y tierra. Y algunos para la honra y otros, para deshonra. En otras palabras, él dice, si tienes una casa grande, tienes dos juegos de vajilla de China. Las elegantes, para los amigos y los que vienen de afuera que realmente quieres agradarlos y para el resto, lo que usamos para comer. Y esos son los dos tipos. Vasos para la honra y algunos, simplemente, para deshonra, para cosas diarias.
Ahora, la implicación obvia aquí es que en la casa de Dios va a haber algunos vasos que Dios realmente va a honrar y va a usar para las tareas más grandes, versículo 21. “Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas,” y él está hablando de iniquidad, de iniquidad, “será instrumento o vaso para honra, santificado y útil al Señor.” Y escuche, “y útil para toda buena obra.” Como puede ver, hay algunos instrumentos que Dios puede usar y hay algunos que Él no puede usar. Créame. Y lo digo simplemente. No hay ministerio para un ministro impío en absoluto. Y usted puede tener el título de pastor o el título del líder o el título de anciano o el título de ministro, pero si no hay santidad ahí, no hay liderazgo ahí. No hay bendición ahí. Dios no está operando a través de usted. Usted tiene que ser un instrumento de honra, santificado, lo cual significa santo. Y él dice en el siguiente versículo: huye de las pasiones juveniles y sigue la justicia. Dios usa instrumentos santos. Instrumentos santos.
Robert Murray McCheyne dijo que un hombre santo es un instrumento terrible en la mano de Dios. Y eso es verdad. Pablo sabía esto. Pablo dijo en 1 Corintios 9, él dijo: “corro para obtener la corona, usted sabe, ellos lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Yo corro para que la obtenga.” Él dice: “yo no peleo como pelea un boxeador de sombra, alguien que golpea el aire.” Y él dice: “todo el tiempo que hago esto, golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que yo mismo, en mi propia predicación, quede descalificado.”
En otras palabras, lo que Pablo sabía era que el día en el que la santidad dejara de ser parte de su vida, también cesaría la eficacia. Eso es 1 Corintios 9:27. Yo únicamente soy útil para Dios mientras que yo viva una vida santa, conforme estoy cediendo al Espíritu Santo y ahí hay pureza en mi vida. Dios usa instrumentos santos. Créame.
Y sabe una cosa, a veces usted se pregunta cómo es que eso puede suceder. Usted ve a un hombre en el ministerio involucrado en tantas, tantas cosas. Tan activo en la Iglesia y en todo tipo de cosas. Y de pronto, algo terrible, grande, moral viene a su vida. Todos hemos visto esto, ¿verdad? Y él ha quedado descalificado. Y ha habido gente que me dice: “bueno, tal y tal solía estar en el ministerio, pero ahora, tal y tal cosa sucedió. Y ahora, ya no está.
¿Y sabe una cosa? Lo que sucedió fue simplemente el hecho de que él perdió esta área entera de asegurarse que su propia relación con Dios estuviera bien. Él simplemente comenzó a volverse un hombre no santo. Y una vez que eso sucedió, él quedó descalificado. Él se convirtió en un instrumento inútil, deshonroso. Y aunque él mantuvo su redención, porque la justificación es algo que es para siempre, él perdió su significado para el cuerpo, para el servicio a Cristo y se convirtió en un instrumento inútil, sin valor.
La santidad es lo elemental en todo el liderazgo. No es su carisma tremendo. No es su liderazgo dinámico, dramático, fuerte, poderoso. No es el hecho de que usted ha seguido por el camino político correcto para llegar a donde usted está. Eso no lo califica a usted para ser un líder. Lo que lo califica es su propia santidad en el llamado de Dios. Para darle una ilustración de esto, simplemente tengo que pasar a pasajes que son muy conocidos por nosotros. Y es la lista de los requisitos para los líderes del Nuevo Testamento. La primera está en 1 Timoteo 3, “si alguno anhela obispado,” obispo, anciano pastor, lo que sea, “si alguno anhela obispado, aquí están los requisitos: él debe ser irreprensible.” Bueno, esta es una buena manera de comenzar. No deja mucho que decir, ¿verdad?
Ahora, después de eso, después de ser irreprensible, él debe estar totalmente enamorado de su esposa. Sobrio, eso significa un hombre moderado, no entregado a los excesos. Prudente, eso significa que él ordena sus prioridades de una manera espiritual, de buena conducta, hospedador, apto para enseñar. No pasa mucho tiempo junto al vino. Él no es violento. No avaro, sino paciente, no pendenciero. No avaro, uno que gobierna bien su propia casa, y que tiene a sus hijos en sujeción con toda honestidad. Porque el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?
El número siete dice: “y es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera”. Ahora, ¿encuentra usted ahí algo diferente de un requisito espiritual? Le dije a un hombre el otro día, estábamos hablando de la Iglesia y el hecho de que la Iglesia nunca puede elevarse por encima de su liderazgo. Y estábamos hablando del problema del liderazgo espiritual. Le dije: “bueno, ¿cómo es que la gente es escogida para el consejo de ancianos en tu Iglesia?” “Bueno,” él dijo, “es simple. Los que tienen más dinero y tienen los negocios más grandes y han mostrado que tienen la mayor sabiduría en asuntos mundanos.” Él dijo: “ese es el problema.”
¿Y sabe una cosa? Ese es el caso en muchas iglesias, si no es que en la mayoría de las iglesias. Creo que es algo maravilloso cuando Dios bendice a este tipo de hombres y los prospera. Y eso depende de Dios hacerlo, porque Dios es el que le da a usted la capacidad de obtener riqueza, ¿verdad? Y esa es una bendición. Y no estoy diciendo que todos los ancianos deben ser pobres tampoco, pero lo que estoy diciendo es que el Nuevo Testamento nunca sugiere ni la pista de algún tipo de requisito que tiene algo que ver con posesión mundana o dinero o algo así o personalidad o como se vea o nada. Siempre es lo mismo.
El único requisito es uno espiritual, porque esto es un trabajo espiritual. Y algunas veces, lo que sería lo más inteligente que hacer en un sentido de negocios, es absolutamente lo opuesto a lo que Dios quiere, porque Él opera de manera maravillosa y debemos vivir por fe. En Tito 1, sólo en caso de que alguien no entendiera Timoteo, él lo incluyó en Tito. Tito 1.
Ahora, aquí están los requisitos para los ancianos o pastores. Deben ser irreprensibles, de nuevo. Esto es, la Iglesia no tiene nada en contra de ellos. ¿Sabe una cosa? Esa es una de las razones. Y usted sabe, algunas personas me dicen: “John, ¿crees que un hombre que ha tenido un pecado en su vida pasada -quizás él es divorciado y se volvió a casar- crees que él todavía puede servir como un anciano o pastor de una Iglesia? ¿Crees que un hombre que ha hecho algo muy trágico en el pasado y etc., etc., todavía puede funcionar en un ministerio en la Iglesia?”
Y después, siempre incluyen esto: “¿qué significa marido de una mujer?” Mi respuesta siempre es esta, ni siquiera creo que el marido de una mujer es el punto. Creo que el asunto del asunto de ser irreprensible, porque invariablemente, cuando usted eleva a un hombre a la posición de liderazgo espiritual, si él tiene una mancha enorme en su vida, alguien va a arrojarle eso a la cara simplemente en el punto en el que él tiene que ejercer autoridad en ese punto. Y entonces, es muy importante que este hombre sea irreprensible. Que él sea un hombre irreprensible, que él presente un testimonio santo y un ejemplo Santo que es coherente.
No estoy diciendo que Dios no perdona. Y no estoy diciendo que Dios no puede colocar a una persona así que ha sido restaurada y que se ha recuperado de algo así y llevarlo a una posición de liderazgo. Únicamente estoy diciendo que más vale que no sea el tipo de persona que será culpado, que tiene un derecho de ser culpado por algo, no sea que les sea arrojado a la cara cuando él ejerza autoridad en ese asunto con respecto a las vidas de otros.
Entonces, el ser irreprensible es importante. Ese es un requisito santo. Después, de nuevo, marido de una sola mujer, lo cual significa un hombre de una mujer. Y lo interpreto como algo que significa que él está totalmente enamorado de su propia esposa. Digo, él no está buscando a alguien más. Hay muchas personas que son marido de una sola mujer físicamente, pero mentalmente están por todos lados. Si es irreprensible, marido de una sola mujer, que tiene hijos fieles, ahí hay otro requisito, hijos creyentes, no acusados de disolución o de rebeldía, porque un obispo debe ser irreprensible como el administrador de Dios. En otras palabras, usted no va a encargarse del negocio de Dios, más vale que sea un hombre piadoso, no voluntarioso, no dado al enojo, no dado al vino o permaneciendo cerca de su vino. No violento. No dado a ganancia deshonesta, dinero, amante de la hospitalidad, amante de lo bueno.
Una cosa es hacer el bien y otra cosa es amarlo. Algunas personas hacen el bien, pero no tienen mucha alternativa. Sobrio, justo, santo, retenedor de la palabra fiel. Me gusta esto, como la ha recibido, para que él pueda, mediante doctrina sana, exhortar y corregir a los que se oponen. Este es un hombre que es un hombre santo. Todos los requisitos espirituales y el conocimiento de la Palabra. Y él no sólo conoce la Palabra, él se aferra la Palabra. Él la trasmite en su patrón de vida.
Pablo lo resume para Timoteo en una afirmación muy simple. Primera de Timoteo 4:2, él dijo esto: Timoteo, sé ejemplo a los creyentes. Muéstrale al mundo lo que un hombre santo es. Y él dice, en seis áreas. En palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Todas esas áreas son áreas espirituales si vas a ser un ejemplo. Muy bien, entonces, el liderazgo en el Nuevo Testamento se reduce al hombre. Asegúrate de estar bien con Dios. Sé un nombre santo.
Y hay una segunda prioridad, y únicamente vamos a ver esta y continuaremos con las demás la próxima vez, la segunda prioridad del hombre de Dios, el hombre en la posición de liderazgo en la Iglesia es que él debe alimentar y guiar al rebaño. Alimentar y guiar al rebaño. Como puede ver, después de su cuidado espiritual personal, después, viene el cuidado del rebaño. Creo que hay algunas personas que colocan el cuidado del rebaño, en un sentido, enfrente de sus propias vidas.
Y sabe una cosa, usted se pregunta cómo un hombre, usted dice, bueno, este hombre pasa tanto tiempo en la Iglesia, y tal y cual tuvo un problema terrible. Pero estuvo bien cuando él estaba ocupado en la Iglesia y él estaba haciendo esto y él estaba enseñando aquello y él estaba en esto y él estaba haciendo aquello. Seguro, andaba en todos lados y en cierta medida, tratando de cuidar del rebaño, pero él no cumplió con la prioridad uno que viene primero y esa es cuidar de sí mismo.
¿Sabe usted cuál es mi obligación más grande? ¿Sabe usted cuál es mi obligación más grande como pastor, como ministro de Dios? Mi obligación más grande es asegurarme que mi vida esté bien delante de Dios en primer lugar. En segundo lugar, asegurarme de que cumpla con mi responsabilidad hacia ustedes. Si no estoy bien, no voy a significar nada para ustedes. Y la razón por la que en Estados Unidos y por todo el mundo en todo tipo de ministerios cristianos nada sucede es porque hay algunas personas en posiciones y nada está pasando en sus vidas.
Pero, en segundo lugar, el versículo 28, él dice: “por tanto, mirad por vosotros, y después dice, y por todo el rebaño. ¿Lo ve? Mi prioridad, la prioridad de cualquier persona en el liderazgo, no me importa si usted está enseñando una clase de escuela dominical o si usted está trabajando en un estudio bíblico en casa, no me importa en dónde usted está ministrando, en cualquier función que usted cumpla, su segunda obligación es ese ministerio. Su primera obligación es entre usted y Dios. Y si eso no está bien, todo lo que usted hace del otro lado, no va a hacer ninguna diferencia.
Ahora observe esto: él dice: “miren por el rebaño”. No sólo el rebaño, sino ¿qué? Todo el rebaño. No hay favoritismo, ¿no? Me gusta el hecho de que la Iglesia es vista como un rebaño. Hay algo en las ovejas que es característico de los cristianos. Un pequeño grupo de seguidores inútiles, ignorantes, torpes. Eso somos nosotros. Pero éste ha sido un término histórico que Dios ha utilizado para Su pueblo.
En el Antiguo Testamento, como usted sabe, en Jeremías 13:17 y en Zacarías 10:3, Dios llama a Israel el “rebaño de Jehová.” Pero también me gusta Lucas 12:32, creo que es ese, en donde Jesús vio al grupo de los pocos discípulos y Él los llamó “manada o rebaño pequeño.” ¿Se acuerda de eso? Y después, cuando usted llega al Evangelio de Juan y usted ve una interpretación aún más amplia, en donde usted ve en el Evangelio de Juan una referencia repetida a todos los hijos de Dios, a todo el pueblo de Dios, a aquellos que van a creer inclusive en el futuro como sus ovejas. Y Él es el gran pastor.
Juan 10, cuando Jesús dice: “Yo soy el buen Pastor y el buen Pastor cuida de sus ovejas y Él las conoce por nombre y lo siguen. Y oyen Su voz y saben que es Él. Y ninguno puede sacarlos de Mi mano,” ustedes saben. Y los ladrones tratan de venir y robarlas, pero Él las protege. Y toda esa idea del concepto del rebaño en Juan 10. Somos un rebaño. Y Dios es aquel quien es nuestro Pastor. Él es llamado el buen Pastor en Juan 10; en Hebreos 13, el gran Pastor. Entonces, somos un rebaño bajo el gran y buen Pastor.
Lo que quiero extraer de este concepto del rebaño, y hay todo tipo de ángulos en este concepto, pero permítame tan sólo extraer esta idea. Como un rebaño, la Iglesia total es un rebaño. Un rebaño, ¿muy bien? Un rebaño con un gran Pastor. Pero Dios toma a ese rebaño y todo está distribuido en áreas locales, ¿verdad? Tenemos un pequeño rebaño aquí.
Ahora, somos parte de un rebaño. Pero estamos en diferentes lugares. Eso es lo que Pedro quiso decir cuando él dijo en 1 Pedro 5:2, “apacentad la grey de Dios o el rebaño de Dios que está entre vosotros”. Y él usa la palabra griega en umine, la cual es un término local. “En” es local. Él dice: “apacentad la grey de Dios que está entre vosotros. No como aquellos que se enseñorean de los que han sido encargados a ustedes.” Dios toma a todo el rebaño y lo divide en pequeños rebaños. Y dice: “aquí está una parte del rebaño.” Y después, él selecciona a pastores y los coloca a cargo de esos pequeños rebaños.
Ahora, eso es realmente lo que soy. Yo simplemente soy un pastor que está sirviendo bajo el gran Pastor. Y los ancianos aquí son pastores sirviendo bajo el gran Pastor. Y los pastores en todos lados son pastores que sirven bajo el gran Pastor. Ahora, tenemos una tarea más bien simple en definición, aunque no es simple función. Y es hacer dos cosas: a todo el rebaño de Dios, sobre el cual el Espíritu Santo os ha hecho, y como pueden ver, ahí tienen al Espíritu Santo designando, incidentalmente, esto es apoyado en 1 Pedro 5 también. Podría tan sólo señalarle esto. Versículo 3: “no enseñoreándoos de aquellos que les han sido encomendados,” es realmente lo que está diciendo ahí. La palabra es traducida “legado”, pero la palabra literal es el segmento el designado a ti, distribuido a ti. Entonces, somos pastores sobre el rebaño que se nos ha encomendado.
Ahora, en el versículo 28 de Hechos 20 dice designado a nosotros por ¿quién? Por el Espíritu Santo. Sabe una cosa, es algo emocionante pensar en esto conforme veo a mi propia y verlo. En algún punto en la eternidad pasada, cuando Dios estaba estableciendo el plan soberano entero, Él dijo: “ahora,” y bueno, claro, Él tiene alguien con quien hablar, porque ahí está la Trinidad, Él dijo: “ahora, allá por el 1970, MacArthur estará listo y lo vamos a meter en ese rebaño de panorama City. E incluiremos y después a todos los demás que Dios nos ha concedido aquí para que sean ancianos de la grey.” Y sabe una cosa, es algo fantástico darnos cuenta de que antes de que el mundo comenzara, Dios planeó que estuviéramos en todo esto para que fuéramos parte de esto. Y usted no puede crear la emoción de saber eso. Ser asignado como un pastor que sirve bajo Jesucristo para cuidar del rebaño; y el Espíritu Santo hizo esto.
Ahora, aquí notará que hay dos responsabilidades que son dadas al pastor con el rebaño. Y esa es de supervisar, esto es guiar y alimentar. Alimentar y guiar. Ahora, hay una palabra general usada para alimentar, apacentar, poimnion, significa pastorear. Es más que tan sólo el acto simple de alimentar. Pastorear sería cuidar, disciplinar, curar sus heridas, ejercer autoridad sobre ellas, guiarlas a la pastura correcta - todo lo que podría caer bajo la categoría de pastorear está incluida en poimnion. Pero el corazón de pastorear es alimentar. Porque lo que el pastor más hace es llevar a las ovejas al lugar en donde pueden comer. Y entonces, el corazón de esto es alimentar. Pero involucra el concepto entero de guiar también. Es la palabra poimnion.
Ahora, simplemente para darle una ilustración de la importancia de la alimentación en relación con todo lo que el pastor hace, en Juan 21, y no vaya ahí, Jesús está confirmando a Pedro en el ministerio. Y Él le pregunta tres veces si lo ama. ¿Se acuerda? Y tres veces, Pedro confirma que le cae muy bien. Usa la palabra philéō ahí y tres veces, Jesús dice esto: “Apacienta Mis corderos. Pastorea Mis ovejas. Apacienta Mis ovejas.” Una de esas veces, la del medio, Él usa poimaínō. Pastoréalas. Has todo lo que sea necesario. La primera vez, usa la palabra bóskō, no poimaínō. La tercera vez, el utiliza la palabra bóskō y no poimaínō. Bóskō simplemente significa alimentarlas, nada más.
Bueno, si dos de las tres simplemente son aliméntalas, eso me deja ver cuál es la prioridad. Es alimentarlas. Alimentarlas. Alimentar al rebaño de Dios. Y en la mayoría de los casos, poimaínō inclusive es traducido así, porque obviamente éste es el énfasis. Seguro incluye las áreas de cuidado y disciplina y autoridad y otras cosas. Pero primordialmente, es la alimentación.
La gente me dice a mí continuamente, usted sabe, y supongo que no pasa un día cuando alguien no dice: “Oh, me dio tanto gusto venir aquí. Me dio tanto gusto que tal y cual tiene un estudio. Estamos tan contentos porque van al estudio de tal y cual, porque estamos siendo alimentados.” Me imagino que, en una u otra ocasión, todos ustedes han dicho eso.
Y la gente me dice: “bueno, venimos para tal y cual y no nos están alimentando.” Y no puedo concebir a un pastor que no alimenta a sus ovejas. No entiendo eso en absoluto. Digo, ¿qué está haciendo usted? ¿Está simplemente llevándolas de desierto a desierto o usted simplemente las deja en el mismo desierto todo el tiempo? ¿Qué tipo de concepto de un pastor es el que no alimenta a sus ovejas? Debemos alimentar y guiar.
El guiar también es importante. ¿Qué queremos decir con guiar? Bueno, queremos decir liderar, gobernar. Los ancianos que gobiernan bien son dignos de doble honor. ¿Qué significa esto? Esto significa seleccionar la dirección de la Iglesia. Las ovejas no decidieron a qué campo irían después. Las ovejas no decidieron en dónde iban a construir el lugar donde se iban a quedar. Las ovejas simplemente siguieron al pastor.
Dios ha encomendado al liderazgo de la Iglesia en las manos de los ancianos y los pastores; y ahí dice “somos sobre veedores u obispos.” Eso simplemente significa aquellos que están en autoridad. El pastor guía y lidera; y el rebaño está en sujeción. Ahora, no estamos guiando, recuerde esto ahora, no estamos guiando al dictar y dominar y enseñorearnos de ustedes, sino como ejemplos, ¿verdad?
Ahora, en Hebreos 13:17, tenemos simplemente un versículo hermoso que expresa la relación entre los ancianos y la congregación. Escuche. “Obedeced a los que os guían, obedeced a los que tienen el liderazgo sobre vosotros y sométanse.” ¿Verdad? Usted sabe, yo simplemente alabo Dios por eso. Los grandes gozos, de todos los grandes gozos que tengo, uno de ellos es el hecho de que, en esta Iglesia, la gente se somete a los ancianos y que cuando deciden algo, hay un espíritu de obediencia hermoso. Simplemente, no tenemos el problema en donde la gente se pelea y se rasguña entre sí cuando las cosas son decididas. Esta es una respuesta piadosa. Obedeced a los que lideran sobre vosotros y sométanse. Escuchen, “porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta.” Sabe una cosa, creo que la mayoría de los ancianos en la mayoría de las iglesias no conocen ese versículo. Sabe una cosa, cuando yo me detengo a pensar en el hecho de que tengo que dar cuentas a Dios mismo por cómo cuido del rebaño, y cualquier otro anciano también, eso puede cambiar la manera en la que cuido del rebaño. Tengo que dar cuentas.
Entonces, él dice: “obedézcanlos y sométanse a ellos para que lo pueden hacer con gozo y no con tristeza.” Y usted sabe, de vez en cuando, cuando usted se encuentra con alguien que pelea y no se quiere someter, es algo que entristece. Créanme. Hay suficiente tristeza en ministrar y pelear contra Satanás. Hay suficiente tristeza en la angustia de la resistencia que usted encuentra en el ministerio, sin tener la tristeza de la gente a quien usted está tratando de amar y alimentar.
Y él sigue al final del versículo y dice: “y cuando hacen eso, ni siquiera tampoco para ustedes es provechoso.” En 1 Pedro 5:4, usted tiene una indicación semejante de la respuesta de la gente al liderazgo. Él dice: “y cuando aparezca el Príncipe de los Pastores, vosotros recibiréis una corona de gloria que no es corruptible.” ¿Cómo es que usted obtiene la corona de gloria? Cuando usted ha guiado al rebaño como un ejemplo. Hay una corona de gloria para el que es un ejemplo fiel. El rebaño debe estar en sujeción. El que guía debe ser el que es responsable hacia Dios. Y si él es fiel, él recibirá una corona de gloria.
Y entonces, es cuestión de fidelidad hacia Dios. Y sabe una cosa, cuando usted es un anciano infiel y un pastor infiel, hay un precio alto que pagar. ¿Sabía que en Primera de Timoteo 5:19 dice que usted nunca debe recibir una acusación en contra de un pastor o un anciano a menos de que haya dos o tres testigos de primera mano? ¿Cuántas veces hemos oído algo acerca de alguien de alguien que lo oyó de alguien más y se lo dijo a alguien más, algo para acusar a alguien?
No hable ni una sola palabra en contra del ungido de Dios a menos de que sea por boca de dos o tres testigos oculares que puedan confirmarlo. Si usted descubre que es verdad, entonces, el siguiente versículo dice: “el anciano a los que insisten en pecar, repréndelos delante de todos para que los demás también teman.” Hay un precio alto que pagar para el liderazgo. Todo lo que hacemos es en público. Si vivimos una vida santa, es en público. Si pecamos, eso también debe ser hecho público.
Y creemos que eso es bíblico. Que, si los ancianos pecan, el pecado debe ser expuesto a todos. ¿Por qué? Para que otros puedan aprender que enfrentamos el pecado. Entonces, es un precio alto que pagar. Pero le voy a decir una cosa, es un gran gozo cuando usted es fiel y usted ve la bendición de Dios. Y son honrados doblemente, como habla 1 Timoteo 5.
Simplemente, para añadir a la responsabilidad que tenemos, él dice esto, como si ya no fuera suficientemente malo saber qué peso de responsabilidad, él dice: “por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la Iglesia del Señor o de Dios.” Sabe una cosa, lo que realmente lo motiva a usted es que esta no es mi Iglesia. Esta no es nuestra Iglesia como ancianos. ¿De quién es esta Iglesia? Es la Iglesia de Dios. Estoy cuidando de la propiedad de Él.
¿Alguna vez ha tenido la responsabilidad de cuidar de la propiedad de alguien en donde usted realmente estaba nervioso esperando que regresaran antes de que usted rompiera lo que le encargaron? Algunas veces, creo que esa es la razón por la que me gustaría que Cristo llegara aquí rápido, simplemente para mantener esto operando antes de que yo lo eche a perder de manera total. Esta es Su Iglesia. Jesús le dijo a Pedro tres veces: “alimenta a Mis ovejas. Alimenta a Mis ovejas. Alimenta a Mis corderos.” No son de él. No son de Pedro. No son mías. Son de Él.
Escuche, yo amo a mi Señor y quiero cuidar de Sus ovejas. Él me dijo: “MacArthur, estas son Mis ovejas. Ahora, cuídalas hasta que Yo regrese.” Y le voy a decir una cosa, eso es algo motivador para detenerse a pensar. A Pedro le dijo: “alimenta al rebaño de Dios.” No son mías.
Bueno, ese es un motivo suficiente para mí, pero el Espíritu Santo probablemente supo que yo necesitaría más. Y añadió esto al final del versículo 28: “la cual Él ganó por Su propia sangre.” ¿Qué está diciendo eso? Eso está diciendo que el rebaño de Dios es tan preciado que Él pagó el precio supremo. Y si es así de preciado para Él, debe ser así de preciado para mí, ¿verdad? Digo, si Dios fue al punto de hacer eso, quiero asegurarme de que yo cuide de ella.
Dios mismo en la forma del Hijo derramó Su sangre por el bienestar de la Iglesia. “Dios pagó el precio más alto, la sangre preciada de Jesucristo,” Pedro dice. ¿Puedo atreverme a tratar a esta Iglesia, la cual Él compró con Su propia sangre en un grado menor del que está al nivel del precio que Él pagó? ¿Podría yo tratar a la Iglesia como nada? ¿Podría yo usar a la Iglesia? ¿Podría yo manipular a la Iglesia? ¿Podría yo tomar ventaja de la Iglesia? ¿Podría yo matar de hambre a la Iglesia? ¿Podría yo dejar de enseñarle todo el consejo de Dios a la iglesia cuando esto es lo que Él quiere y éste es el precio que Él pagó para ganar a la Iglesia y entregarla bajo mi cuidado y seré yo infiel? Es un rebaño preciado. Ustedes son algo preciado. Ustedes costaron un precio elevado. Más vale que los trate yo como lo preciado que son.
¿Y sabe una cosa? Pablo hizo esto. Y de nuevo, él es nuestro ejemplo. En Efesios 5, escuche. Se los voy a leer: “maridos, amad a vuestras mujeres,” escuche esto, “así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla por medio del lavamiento del agua por la Palabra, a fin de presentársela a sí mismo a una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
Ahora escuche eso. Cristo amó a la iglesia, se entregó a sí mismo por ella a fin de santificarla, purificarla, presentarla como una Iglesia gloriosa sin mancha ni arruga. Si Él quiere una Iglesia Santa, ¿qué es lo que yo debo querer? Una Iglesia santa.
Sabe una cosa, Pablo le escribió a los Corintios y digo, él los confrontó. Él los confrontó de manera fuerte. Él los confrontó durante dieciséis capítulos, se volteó y escribió trece más. Les escribió veintinueve capítulos. Ahora, alguien probablemente estaba diciendo: “bueno, ese hombre tiene algo contra nosotros. ¿Por qué nosotros, Pablo?”
Y esto es lo que él dice en 2 Corintios 11:1: “espero en Dios que ustedes me toleren un poco en mi insensatez.” Espero que soporten lo que estoy haciendo. ¿Por qué? “Porque os celo con celo de Dios.” ¿Qué quieres decir, Pablo? “Os he desposado a un marido a fin de presentaros como una virgen pura a Cristo.”
Pablo dice: yo sé una cosa, yo sé que Dios los redimió para que fueran una Iglesia santa y que Dios los encomendó bajo mi cuidado y yo soy su pastor. Yo soy su pastor que sirve bajo el gran pastor y tengo que cuidar de ustedes. Y si la voluntad de Dios es que ustedes sean una Iglesia santa, eso es lo que yo también quiero. Y esa es la razón por la que les hablo como les hablo.
El pastor que sirve bajo el gran pastor debe tener la misma actitud que el gran pastor tiene, la pureza y la santidad de la Iglesia. Y si el Señor quiere algún día, presentar a la Iglesia a sí mismo sin arruga y sin mancha, eso es lo que yo también quiero, ¿se da cuenta? Y para que eso pase, voy a tener que alimentar y alimentar y alimentar al rebaño con las verdades de Dios y guiar al rebaño en los caminos de la justicia.
Bueno, esos son dos elementos básicos. La prioridad de estar bien con Dios y conmigo mismo y alimentar y guiar al rebaño, para que el rebaño pueda ser presentado al Salvador algún día tan puro como Él quiere que sea. Oremos.
Padre, gracias por nuestro tiempo. Estamos agradecidos porque podemos expresar nuestros pensamientos, los pensamientos de nuestros propios corazones, en el marco de las Escrituras. Gracias, Padre, porque el ministerio no sólo es someterse a alguna prescripción histórica, sino que es el derramamiento del corazón que es generado por el Espíritu Santo y que estos no tan sólo son los sentimientos de Pablo a los que estamos sujetos, sino que son los sentimientos de nuestro propio corazón que el Espíritu nos ha enseñado desde el interior.
Padre, oramos por toda persona en el liderazgo en la Iglesia que Tú hagas que, en primer lugar, ellos se aseguren que están bien contigo y, en segundo lugar, que asuman la responsabilidad de alimentar al rebaño con la Palabra de Dios y que los guíen en los caminos de la justicia. Por toda persona joven que algún día va a estar en la posición de liderazgo, que Tú comiences ahora a preparar sus corazones para que ministren en la manera en que Te agrada. Te damos gracias por lo que hemos aprendido hoy y por lo que usaremos y veremos de manera práctica en nuestras vidas. En el nombre de Cristo, amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2017 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.
Este artículo también está disponible y se vende como un folleto.
Esta serie de sermones incluye los siguientes mensajes:
Por favor, contacte a la casa Editorial para obtener copias de este recurso.
Información de la Editorial