Continuamos estudiando 1 Corintios, y llegamos ahora al capítulo 15, únicamente hay 16 en el libro, entonces, no va a tardar mucho para que terminemos. Pero llegamos a este capítulo 15 maravilloso para esta mañana, y nos va a tomar algunas semanas cubrirlo debido a la gran profundidad e importancia que tiene.
Un cristiano estaba caminando por una galería de arte en Glasgow, Escocia. Y se encontró a un niño pequeño que estaba viendo una pintura en particular, de la crucifixión. Él estuvo de pie ahí, vio al pequeño por un momento y después se acercó y colocó su mano sobre su hombro y le dijo, “Hijo, ¿de qué es esa pintura?” “Señor,” dijo el niño, “¿no sabe usted? Ese es nuestro Señor muriendo en una cruz y llevando nuestro pecado.” El hombre tocó al niño en el hombro y le dijo: “Gracias, hijo.”
Y después siguió y continuó viendo el resto de las pinturas en la galería. Y de pronto sintió que alguien jalaba su brazo, y vio hacia abajo y ahí estaba el pequeño, el mismo pequeño. El niño vio hacia arriba y le dijo: “Perdóneme señor, olvidé decir una cosa. Él ya no está muerto. Él resucitó.” Y ese es el mensaje del evangelio. Él ya no está muerto, Él resucitó. Y ese básicamente es el corazón del capítulo 15 de 1 Corintios.
Y así como el corazón bombea sangre al cuerpo, así la resurrección es el corazón mismo del evangelio, bombeando vida en el resto de las áreas de la verdad. La resurrección es el punto central de todo el cristianismo. Quite la resurrección y el cristianismo termina como pensamientos imaginarios, y simplemente otra filosofía humana inútil. Los cristianos a lo largo de los siglos han anclado su destino, han anclado su vida, han anclado su esperanza en el hecho de que la muerte vergonzosa de Jesucristo no fue la última palabra; sino que, Él resucitó y triunfó sobre la muerte.
Y cuándo Él dijo: “Porque Yo vivo, también vosotros viviréis.” Él le concedió a cualquier persona que viene a Él por la fe, la misma esperanza de resurrección. Y fue esta creencia y únicamente esta creencia, francamente, que volvió a los seguidores quebrantados de corazón, de un rabino crucificado, en los mártires valientes de la primera iglesia. Fue la resurrección lo que dio nacimiento a la comunión de los santos que se volvió la iglesia. Y descubrieron en esos primeros años que podían encarcelarlos, y podían azotarlos, y podían golpearlos y podían verbalmente atacarlos, y podían inventar maneras de perseguirlos, e incluso podían matarlos, pero nunca podían hacer que negaran la realidad de la resurrección.
Siempre ha sido y siempre será la piedra angular de la fe cristiana. Y debido a que eso es verdad, los ataques más intensos en contra del cristianismo en su historia, han sido dirigidos en el punto de la resurrección, porque si usted quita la resurrección, usted se deshace de todo. Usted elimina la salvación, usted elimina la deidad de Cristo, elimina la vida eterna, elimina la consecuencia de la muerte. Simplemente elimina todo.
Entonces, la resurrección siempre está bajo ataque. Algunos de ustedes vieron el lunes el periódico Los Ángeles Times, después de oír nuestro mensaje de la resurrección el domingo pasado. En la primera página usted vio que ese artículo afirmaba que todos los eruditos cristianos están de acuerdo en que no hay resurrección. Este es el periódico L.A. Times. Y esto es algo que simplemente es en la imaginación de unos cuantos torpes, antiguos, fundamentalistas que están fuera de toque con la realidad de la verdad.
Y sabe una cosa, ¿cómo algunas personas definen a los fundamentalistas? No mucha diversión, demasiada condenación y no hay suficiente inteligencia. Bueno, eso somos todos nosotros que queremos aferrarnos a la resurrección. Pero cuando alguien ataca la resurrección de Jesucristo, sea que vengan de un seminario teológico, una iglesia, una denominación, o lo que sea, están despedazando la piedra angular misma de la fe cristiana.
Ahora, este capítulo maravilloso, el capítulo 15 de 1 Corintios, realmente es el capítulo singular de todo el libro, que confronta un asunto doctrinal. Los demás realmente son asuntos prácticos, aunque tienen bases doctrinales. Pero este es un asunto puramente doctrinal, que se ha levantado en la iglesia corintia, y Pablo tiene que dirigirse a esto. Y gracias a Dios porque lo hizo, porque nos dio la afirmación más grande de la resurrección jamás escrita en este capítulo. Y para cuando acabemos, usted y yo y cualquier persona que sepa algo de nosotros va a saber en dónde nos encontramos en referencia a la resurrección. No solo la resurrección de Cristo, sino la resurrección que usted y yo y toda persona que jamás ha vivido en la historia del mundo, tanto justos como injustos, experimentaremos.
Francamente para nosotros se reduce a la realidad simple de que el destino entero del hombre depende de que Jesucristo es simplemente un rabino crucificado, cuyo cuerpo se encuentra pudriéndose en alguna tumba palestina olvidada, o si de hecho Él es Dios, como es probado por Su resurrección.
Ahora, la resurrección es la médula de la fe cristiana. El apóstol Pablo dijo, “Si confesares con tu boca, que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” En otras palabras, la salvación depende de la confesión del señorío de un Cristo resucitado. Y si no hay resurrección de Cristo confesada, no puede haber salvación.
Entonces, la gente que niega la realidad de la resurrección de Jesucristo, puede llamarse cristiana, no lo es. Pueden decir que reflejan una tradición cristiana, una postura cristiana, no lo hacen, no pueden ser cristianos y negar la resurrección, según Romanos 10:9, usted es salvo al confesar que Dios ha resucitado a Jesús de los muertos.
Ahora, nunca ha habido duda acerca de eso en los círculos cristianos. Los cristianos verdaderos siempre han creído en la resurrección, porque tenían que hacerlo para ser salvos. Cualquier persona que no lo cree, no es cristiana. Esa es la línea, esa es la médula. Ese es el meollo. Y en la iglesia corintia, no estaban negando la resurrección de Cristo, lo que estaban negando era la resurrección corporal de los santos. Ahí es en dónde tenían su problema.
Entonces, 1 Corintios 15, está escrito primordialmente no para probar la resurrección de Cristo a los cristianos. Escuche, usted no es cristiano sino ha llegado ya a esa convicción. Y no está escrito para tratar de convencer al incrédulo de que Jesús realmente resucitó, está escrito para tratar de probarle a los cristianos que debido a que Él literalmente resucitó, ellos también, literalmente, físicamente, corporalmente, personalmente van a resucitar de los muertos. Esa es la meta del capítulo 15. Es para nosotros. Esto tiene que ver con usted saliendo de la tumba. Esto tiene que ver conmigo saliendo de la tumba. Ahora, eso lo hace algo interesante. Para cuando acabemos usted conocerá todo detalle de lo que va a pasar cuando usted salga de la tumba. Eso es fascinante.
Ahora, los corintios estaban teniendo un problema en este punto. No estaban teniendo un problema en creer en la resurrección de Cristo, ya eran cristianos, lo creían. Pero nunca habían visto las ramificaciones. Y lo que Pablo dice en el capítulo 15 es esto, miren, versículos 1 al 11 él dice, “Ya creen en la resurrección, ¿verdad? Correcto. Por lo tanto, dense cuenta de esto, Cristo es tan solo las primicias de todos los que durmieron. Entonces, si ya creen en la resurrección de Cristo corporalmente, y físicamente y literalmente, ¿Por qué están teniendo un problema con su propia resurrección?” Ese es el tema del capítulo 15. Ahí está, básicamente.
Ahora, dice usted, “¿De dónde salió este problema?” Bueno, cómo puede ver, vino de este punto en particular. Observe esto. Cómo le he dicho a lo largo de 1 Corintios, los corintios habían permitido volverse víctimas de las creencias de su época, ¿verdad? Se habían vuelto presa de toda inclinación rara, filosófica, en su sociedad. Habían permitido que los pecados en su sociedad entraran a la iglesia. Realmente, eran el mundo mezclado con la iglesia. Habían aceptado todo lo que había. Y fue, observe esto, fue negado entre los griegos, que existía algo tal como la resurrección corporal. Ellos negaban eso.
Entonces, aunque los cristianos corintios habían aceptado la resurrección física, corporal de Cristo, su trasfondo pagano, la influencia de la filosofía griega poderosa, los había convencido de que no había resurrección física para nadie más. Y entonces trazaron la línea después de Cristo. Eran como Himeneo y Fileto, en 2 Timoteo 2:17-18 que decían que la única resurrección que va a suceder, ya pasó. Estaban enseñando la resurrección como algo pasado. Y estaban trastornando la fe de personas. Estaban diciendo, “Oh, sí, Cristo resucitó corporalmente, pero, oh no, no hay resurrección para nosotros.” Porque eso es lo que la filosofía griega creía.
Para ilustrar que eso de hecho es lo que la filosofía griega creía, observe Hechos capítulo 17, y veamos a Pablo en la médula misma del centro filosófico del mundo griego, la ciudad de Atenas. Y él llega a la ciudad de Atenas, en Hechos 17, e inmediatamente comienza a predicar acerca de Jesús. Y de manera natural, cuándo él predica acerca de Jesús, él habla de su resurrección corporal física, de la tumba. Y eso inmediatamente crea un problema para los griegos, versículo 18. Hechos 17:18, “Ciertos filósofos de los epicúreos y los estoicos, lo encontraron. Y algunos dijeron, ¿Qué dice este palabrero? ¿De qué está hablando? Otros dijeron, parece hablar de dioses extraños.”
Ahora observe, él parece estar presentando algún tipo de religión nueva. Él parece estar diciendo algo que pensamos que es muy extraño, muy diferente, nunca hemos oído de esto. ¿Por qué? Porque él les predicó a Jesús, y ¿qué? la resurrección. Como puede ver, no tenían lugar para una resurrección literal, física, corporal. Y cuando él vino predicando eso, ellos dijeron, ¿Qué tipo de palabrería es esta? Y otros dijeron, ¿Quién es este hombre con esta religión nueva?
Además, en el versículo 32, dice “Cuándo oyeron de la resurrección de los muertos,” lo cual sin duda alguna predicó, que no solo Cristo, sino que todos los muertos resucitarían, “algunos se burlaban, y otros dijeron: Oiremos de este hombre otra vez.” Observará que nadie creyó, y entonces Pablo se fue de la ciudad. Estaban tan metidos en su filosofía, que era anti física, resurrección corporal que realmente no podían creer el mensaje de Pablo en Atenas. Corinto, era un suburbio de Atenas.
Entonces, usted entiende el impacto que la filosofía griega acuartelada en Atenas, tuvo en Corinto. Ahora, algunos de ustedes han estudiado filosofía. Si ustedes son como yo, han desperdiciado unos buenos años al hacerlo. Pero usted recordará algo de su clase básica de filosofía, y eso es algo que salió de la sociedad griega, llamada “dualismo filosófico”. Ahora, el dualismo filosófico básicamente se atribuía a Platón. Y el dualismo filosófico dominaba el pensamiento griego. El dualismo filosófico dice: “Por un lado, tienes materia y es mala; por otro lado, el espíritu, y eso es bueno.” Eso es dualismo. La materia es mala, el espíritu es bueno. Eso es lo que los griegos creían.
Entonces, cuando moría el cuerpo que era malo, se descomponía. El alma que era buena entraba a la inmortalidad. No querían tener nada que ver con el cuerpo. Platón dijo, “El cuerpo es una prisión que ata al espíritu, y el hombre espera ser liberado de su prisión.” Para Platón una resurrección con el cuerpo, un volverse a unir a un cuerpo, sería como un segundo infierno. Entonces, él lo negaba, y la cultura griega lo seguía. De hecho, tenían un proverbio. El proverbio que tenían decía, “El cuerpo es una tumba y soy un alma pobre encadenada a un cadáver.” Ellos solo pensaban en el hecho de que el cuerpo era malo, el cuerpo era materia, el cuerpo era carne, simplemente moriría y estoy huiría para unirse con la inmortalidad.
Seneca, un griego famoso, dijo, “Me agradó investigar la eternidad del alma. No creer en ella. Me rendí a esa gran esperanza.” Ahora observe, Seneca creía en la inmortalidad del alma. Encontramos que todos los griegos lo hacían. Todos los griegos creían en eso, no tenían problema alguno con la inmortalidad del alma. Era la resurrección del cuerpo en la que no creían. Seneca añade, “Cuándo el día venga, cuando parte de esta mezcla de divino y humano, aquí en dónde la encuentro, dejaré mi cuerpo y yo me entregaré de regreso a los dioses.”
Ahora, esa era la postura típica griega. Existía un dualismo que su cuerpo simplemente seguía la vida eterna, su cuerpo nunca lo hacía. De hecho, Seneca dijo, que el espíritu iba para terminar en su elemento antiguo y su elemento antiguo sería Dios. Véalo desde otro ángulo y le voy a mostrar lo que quiero decir. Hubo otro grupo llamado los estoicos, mencionados en Hechos 17, y fueron un grupo filosófico muy interesante, permítame decirle básicamente lo que creían. Y usted va a reconocer esto como teología moderna liberal.
Es lo mismo. Ellos creen que Dios era un espíritu, pero que Él era fuego. Muy bien. Él era fuego. Él era un espíritu de fuego, lo que fuera, fuera lo que fuera, esto era lo que creían. Y creían que todo hombre cuando nacían, Dios de alguna manera envió una pequeña chispa en ese fuego para vivir dentro de la carne. Y eso es lo que es el hombre, él es una chispa de deidad en la carne. Eso es exactamente lo que la teología liberal enseña en la actualidad, todo hombre tiene en él la chispa de la deidad.
Entonces somos una multitud de piezas así, de este espíritu ardiente de Dios, y está en carne. Y los estoicos decían que cuando el cuerpo muere va a la tumba, se disuelve en las cenizas, regresa al polvo, y la chispa regresa y se vuelve a unir con la gran chispa, quien es Dios. Y entonces, se pierden la inmortalidad de la deidad universal. Esa es filosofía histórica. Eso prácticamente era lo que pensaban los griegos.
Entonces, usted une todo esto y no hay manera en la que un griego en su cultura, o en su filosofía o las religiones en las que había sido preparado, llegar a tolerar o entender una resurrección del cuerpo. Para él era un mensaje extraño que era digno de burla y de no creerse, como ocurrió en Hechos 17. Pero aquí viene la iglesia corintia, y en medio de la iglesia corintia hay muchas personas que creen en la resurrección corporal de Jesucristo, tienen que hacerlo para ser salvos, pero ahora están negando que el resto de la gente va a resucitar.
Ahora, Pablo señala este problema en el versículo 12, de 1 Corintios 15, él dice, “¿Cómo hay algunos entre vosotros que dice que no hay resurrección de los muertos? ¿Por qué están diciendo esto?” Y después en la primera parte del versículo 12, “Si Cristo es predicado, que resucitó de los muertos,” digo, si ya han admitido que Cristo resucitó corporal y físicamente, ¿Por qué no pueden creer que ustedes también resucitarán?
Ahora, es posible que pudo haber habido otro, u otros pastores que contribuyeron a esto. Hubieron un grupo de judíos que andaban por todos lados en ese entonces, conocidos como los saduceos. Y los saduceos no creían en la resurrección corporal. Esa es la razón por la que estaban tan tristes. ¿Se dan cuenta? Porque, ¿les gusta eso? Porque no tenían esperanza en absoluto. No tenían nada que esperar, no tenían nada que esperar en el futuro, no creían en la resurrección. No creían en ángeles, ni en la resurrección, dice en Hechos.
Entonces, ellos pudieron haber influenciado a los corintios. Y, además, hubieron algunas personas que se burlaban de la resurrección corporal, diciendo: “¿Pueden imaginarse algo apestoso, en estado de putrefacción, saliendo de la tumba para albergar al alma inmortal, divina? Oh.” Se da cuenta, así es como lo veían. Lo rechazaban. Incluso en el 220 D.C un hombre llamado Celso atacó el cristianismo con la idea de la resurrección corporal, y una resurrección corporal en estas palabras: “Esa es la esperanza de los gusanos,” dice él, “¿qué alma de un hombre querría tener un cuerpo que ya se había descompuesto?”
Entonces, quizás estaban un poco confundidos, y de hecho esa es la razón por la que Pablo pasa una gran parte del capítulo 15 describiendo el cuerpo de la resurrección. Entonces, algunos de estos fanáticos, escépticos, de cuerpo descompuesto, no habrían tenido más que atacar. Él realmente termina esa explicación cuando describe el cuerpo al final del capítulo 15.
Entonces, esto es lo que Pablo está tratando de hacer. Él está tratando de decir, “Miren, hay una resurrección física, es certificada o probada por la resurrección de Cristo, la cual fue física, y no se preocupen por la teoría del cuerpo descompuesto, permítanme explicarles el tipo de cuerpo que van a recibir.” Y él comienza a hacer eso en el versículo 35, y en adelante.
Entonces, él realmente está tratando con una situación muy específica en Corinto. Pero mientras que la trata, como sucede con frecuencia en la Escritura, él presenta para nosotros la afirmación más tremenda jamás escrita de la resurrección, en este capítulo. Aquí está. Ahora, recuerde que el propósito de Pablo no es tratar con la inmortalidad del alma, los griegos no tenían un problema con eso, creían en eso. El propósito de Pablo es tratar con la resurrección del cuerpo. Entonces, esto se concentra en el cuerpo.
Ahora, aquí está el razonamiento del capítulo, y le voy a dar esta pequeña explicación que le va a ayudar a entenderlo. En los primeros once versículos él nunca toca el problema. El problema es presentado en el versículo 12, porque antes de que necesite tratar el problema, él quiere establecer algo de punto en común. Entonces, su punto en común es este, todos creemos en la resurrección de Jesucristo, corporal. Y debido a que todos creemos eso, entonces, ¿cuál es el problema con creer en nuestra propia resurrección corporal?
Ahora, ese es el flujo del capítulo ahí. Y él se aleja de eso a lo largo del capítulo. Ahora, para hoy y la próxima vez vamos a ver los primeros once versículos, y vamos a ver una reafirmación de lo que ya creemos, la resurrección de Jesucristo. Él resucitó corporalmente, Él salió de la tumba física y literalmente, esa es la base. Y Él ni siquiera toca el problema aquí, porque Él simplemente reafirma lo que ya creían, de lo contrario no serían cristianos.
Ahora, al hacer eso, conforme avanzamos a lo largo de esto, solo quiero extraer cinco pequeños puntos, y los llamo, testimonios de la resurrección. Los primeros once versículos tienen cinco de ellos, conforme escuchamos a Pablo reafirmar el evangelio, y reafirmar lo que los corintios y usted y yo, que somos cristianos ya creemos, que Jesús resucitó físicamente, y esta es la base de sus afirmaciones que presenta más adelante de nuestra resurrección física. Pero conforme cubrimos esta afirmación del evangelio, hay cinco testimonios de la validez de la resurrección. Vamos a cubrir las primeras dos en esta ocasión, y las siguientes tres en la siguiente ocasión.
Vayamos a la número uno, y conforme Pablo comienza en su reafirmación del evangelio, él nos da, es una implicación más que una presentación explícita aquí, el testimonio de la iglesia. Permítame comenzar a leerle los primeros dos versículos. Y después quiero añadir un par de afirmaciones del 3 y 4. “Además, os declaro hermanos,” Ahora, además es un término griego que separa este capítulo del último capítulo. No tiene conexión con el capítulo anterior. Este es un tema nuevo en su totalidad.
Él incluye a hermanos ahí como un término de amor y afecto. Él dice, “Os doy a conocer,” y es enfático aquí, una afirmación muy fuerte, quiero recordarles el evangelio. Ahora, regresemos a lo básico. Algún corintio podría estarse rascando su cabeza diciendo, “Hombre, por favor Pablo, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Qué estás haciendo esto aquí? ¿Por qué estamos cubriendo todo esto?” Bueno, él cubre la resurrección en los primeros once versículos y después él los confronta con un relámpago en el versículo 12.
Escuchen, si eso es verdad de Cristo, ¿Por qué no puede ser verdad de ustedes? Y ¿por qué hay algunos que lo niegan? ¿Lo ve? Lo cual es una gran manera de presentar un argumento. Usted hace que todo mundo esté de acuerdo con esto y después les pregunta cómo es posible si están de acuerdo con esto, que tienen un problema con esto. Esto es lo que él hace.
Entonces él dice, “Tengo algo firme que declarar, quiero dárselos a conocer,” y lo que él termina haciendo es reafirmar el evangelio, no dice nada nuevo, esto es lo que les prediqué, esto es lo que recibieron, esto es lo que ustedes creen, por esto son salvos. Bueno, ¿qué es? Versículo 3, es esto, “Que Cristo murió por nuestros pecados,” versículo 4, “fue sepultado y resucitó el tercer día.”
Ahora, deténgase ahí. Pablo dice, “Permítanme repetirles el evangelio, quiero declararles el evangelio. Y, ¿qué es el evangelio? Es lo que yo recibí y les entregué, les presenté. Cristo murió, Él murió por nuestros pecados, Él fue sepultado, Él resucitó en el tercer día.” Pablo dice, “Regresemos a lo básico. Ya casi terminamos con esta carta, quiero recordarles lo básico, el evangelio.” Una información muy interesante, aquí él dice, “les declaro el evangelio”. El griego dice, “Les declaro el evangelio que les evangelicé, que les prediqué.” Y, ¿cuál es el evangelio, Pablo? Bueno, es el evangelio de la muerte, la muerte sustitutiva, la sepultura, la resurrección de Cristo. Ese evangelio. Pablo dice, “Permítanme recordárselos. Y después permítanme recordarles esto.” Observe el final del versículo 1, “que recibisteis.” Lo recibieron.
Ahora, ¿qué sucede cuando alguien recibe el evangelio? 1ro capítulo de Juan, versículo 12, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Entonces, lo recibieron. ¿Se acuerdan? Ustedes recibieron el hecho de que Cristo murió, que murió por nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó de la tumba. Ustedes recibieron eso.
Segundo punto, ustedes están firmes en eso. Tiempo perfecto. Ustedes adoptaron su postura y continúan adoptando esa postura, no han cambiado. Este es el estado permanente en el que existe. No solo eso, dice él, no solo lo recibieron y no solo permanecen firme sobre eso, sino que están siendo salvos por eso. En otras palabras, lo recibieron y no solo permanecen firme sobre eso, sino que están siendo salvos por esto. En otras palabras, debido a su compromiso con esta verdad, la muerte y resurrección de Cristo, poseen la salvación.
Ahora, pueden ver el impacto de esta afirmación para ellos, solo cuando usted entiende el punto aquí. Él está reafirmando que ya creen en la resurrección corporal de Cristo como la base para todo lo que va a decir en el resto del capítulo, ese es el punto inicial. Algunas veces la gente dice, “¿Tienes que creer en la resurrección para ser salvo? Lo he dicho antes y lo vuelvo a decir, Sí, absolutamente sí. Y entonces, estas son personas salvas.
Ahora él dice, “Miren, esto es verdad, y ustedes ya creen en esta resurrección corporal. Pero él añade una nota interesante al final del versículo 2. “Sí, mantienen,” y les voy a leer como dice en el griego para que entiendan lo que dice. “Si se aferran a los que les prediqué, a menos de que su fe no vale nada.” O a menos de que hayan creído sin efecto, o a menos que hayan tenido fe vacía.
Ahora, quiero hablar de esa frase por un minuto, porque es importante. Dice usted, “Hombre, lo recibieron, están firmes sobre Él, están siendo salvos por Él.” Sí, si se aferran a Él. Dice usted, “Oh no, ¿quieres decir que podrías perderlo, sino te aferras a Él? ¿Pensé que creías en la seguridad del creyente?” Lo creo. “Bueno, ¿Qué hay acerca de esto, creer en vano? ¿Quieres decir que alguien podría creer y Dios podría decir, lo siento, creíste en vano; no he respondido a esto? ¿Qué está diciendo aquí?
Permítame mostrarle lo que está diciendo. En el Nuevo Testamento, siempre hay un equilibrio entre certeza y presunción. Siempre. Siempre hay un equilibrio entre lo que Dios hace para asegurar al creyente, y lo que el creyente hace para perseverar en su fe. Uno lo está viendo desde el lado divino, y el otro lo está viendo desde el lado humano. Ahora recuerde, Pablo escribió esto, muy bien. Eso le va a ayudar a usted. El mismo Pablo, exactamente que escribió esto, escuche conforme lo leo.
“Porque a los que antes conoció, a estos los predestinó para ser conformados a la imagen de su Hijo para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó, y a los que llamó a estos también justificó, a los que justificó a estos también glorificó. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? ¿Acaso Dios quien justifica? ¿Quién es el que condena? ¿Cristo el que murió, el que resucitó? ¿Quién nos separará, o qué nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, aflicción, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro o espada? Porque estoy persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor.”
Ahora, Pablo ahí dice, “Si han sido llamados es porque han sido predestinados. Y si han sido predestinados y llamados, serán justificados. Y si son justificados, serán glorificados. Y nadie, nadie en ningún momento, jamás podrá cambiar eso. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Es Dios es el que justifica. Si Dios dice que usted es justo, ¿quién lo va a condenar a usted? Si Cristo declara que usted es de Él, ¿quién va a condenarlo? ¿qué lo va a separar a usted? Nada.
Pablo dice en Romanos 5:9 y 10, “Si la muerte de Cristo puede justificarnos, imagínese como la vida de Cristo intercediendo por nosotros puede guardarnos.” Esa es la fe de Pablo. Él cree en la seguridad del creyente, él cree que Dios se aferra a los suyos. Pero, por otro lado, viéndolo desde el punto de vista humano, Pablo también dice, que un cristiano verdadero, es conocido por el hecho de que él continúa creyendo. Y alguien que va por un rato creyendo y después cambia a incredulidad, da evidencia de que nunca fue salvo para comenzar. Él ha creído en vano.
¿Qué quieres decir? Él ha tenido una fe que no vale nada, una fe inútil. Dicho de otra manera, una fe en la que no hay compromiso. ¿Cuántas personas conoce usted que creen que Jesús murió y resucitó, pero no son cristianos? Yo conozco muchos. De hecho, conozco a personas a veces, y dicen, ¿Crees en Jesucristo, crees que murió y resucitó? “Sí, lo creo.” No son cristianos. ¿Por qué? Porque es una fe inútil, no tiene compromiso. Es como Santiago dice en Santiago 2:17, “los demonios también creen y tiemblan.” Y Santiago dice, “Muéstrame tu fe por su evidencia.” Y, ¿cuál es su evidencia? Continuar en la manifestación de la fe en su vida, en la vida.
Ahora, cuándo usted va a una ciudad para tener una reunión evangelistica, usted sabe que van a haber muchas personas que van a responder al evangelio, pero no todos van a ser legítimos, ¿verdad? Es verdad. Jesús contó la parábola del hombre que regó la semilla, la colocó en cuatro tierras, ¿cuántas de las cuatro fueron legítimas, realmente nacidas de nuevo? Una.
Siempre hay un emocionalismo, siempre hay una profesión hecha por ciertas personas. Y en Corinto hubo un gran movimiento evangelístico, grande. Pablo entró, llegó a esa ciudad y la gente fue salva, y la iglesia creció y cosas fantásticas sucedieron, y no hubo duda al respecto. Hubieron algunas personas que estuvieron ahí, algunas personas mostraron emociones, se unieron al grupo, usted sabe, pero su fe era inútil, no tuvo efecto, fue vacía. Eso es lo que vano significa. Era fe vacía. Fue vacía porque no había compromiso en ella. Por ejemplo, en Juan 2, dice de Jesús, “Muchos creyeron de su nombre.” Dice usted, “Fabuloso, es un gran avivamiento.” El siguiente versículo dice, “Pero él no creía en ellos porque él conocía sus corazones.” Como puede ver, fue una fe superficial, vacía, sin compromiso. Ese es el punto.
Esa es la razón por la que en Romanos 10 dice, no solo crees que Dios lo resucitó de los muertos, sino que debes confesar con tu boca a Jesús, ¿Cómo qué? Señor. Cómo puede ver, ese es el compromiso que va junto con la fe. En Juan capítulo 8, versículo 30, un texto que frecuentemente viene a nuestra mente con respecto a este tema, dice, “Y conforme él habló estas palabras, muchos creyeron en él.” Y de nuevo, se ve como una gran cosecha evangelistica, pero el siguiente versículo dice, “Entonces Jesús les dijo a esos judíos, que creyeron en él,” observe, “Si perseverareis en mi palabra, entonces seréis verdaderamente mis discípulos.”
En otras palabras, hay todo tipo de personas que inicialmente se unen al grupo. En Juan 6 hubieron discípulos que creyeron por un tiempo, superficialmente, y después cuando las cosas no salieron como ellos pensaban, dice, “Sus discípulos se volvieron, y ya no andaban más con él.” Y eso es Juan 8:31 también. Jesús dijo, “Si perseverareis en mi palabra, entonces van a ser mi discípulo real.”
Entonces, desde el punto de vista de Dios, un creyente verdadero es guardado, pero desde nuestro punto de vista, un creyente verdadero es manifestado a nosotros porque es uno que continua en la fe. El que deja, da evidencia de que nunca realmente ha sido salvo. Lucas 8:13, dice lo mismo. Dice esto la parábola de la tierra, “Los que cayeron sobre la roca son aquellos que cuándo oyen reciben la Palabra con gozo.” ¡Oh, es tan maravilloso! “Y no tienen raíces y por un tiempo creen, pero en el tiempo de la prueba, se apartan.” Y su fe fue vacía, vana, inútil, sin valor, sin efecto, no tuvo un compromiso real.
En Hebreos capítulo 10, versículo 38 dice, “Ahora el justo por la fe vivirá.” Usted puede identificar a un hombre justo, porque vive por fe. Él no tiene un momento de fe, no tiene una experiencia de fe, él tiene una vida de fe, él continua en esa vida, y sigue. El justo vivirá mediante la fe continua. “Pero si un hombre retrocediere, mi alma no tendrá placer en él.” Pero dice, nosotros cristianos, no somos de aquellos que retroceden, sino aquellos que continúan creyendo para la salvación del alma.” Entonces, usted puede identificar a un cristiano falso, uno con fe hacia fe vana, porque él retrocede para perdición.
Ahora, Santiago habla de la misma verdad en Santiago 1:22, “Sed hacedores de la palabra y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos.” Ahora, hay bastantes personas que oyen y dicen, “No, esto es tan maravilloso.” “Si un hombre es un oidor de la Palabra y no un hacedor es como un hombre que ve su rostro en un espejo, y él se ve y después se va y se olvida como se veía.” Él se ve en el espejo y se ve, y se va y se olvida. “Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, y observe, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino, hacedor de la obra, este hombre será bienaventurado.” Es el que continúa, no el que ve y dice, “No es maravilloso,” y se va y se olvida. Los cristianos verdaderos son evidentes por su fe continua.
Colosenses 1:21, “Y vosotros que antes estaban separados y eran enemigos en vuestra mente, por obras impías, él ahora os ha reconciliado.” Los salvos. “En el cuerpo de su carne en la cruz mediante la muerte, y Él los va a presentar a ustedes santos, irreprensibles, a sus ojos.” Muy bien. Esa es una afirmación de la salvación, Cristo en Su muerte los ha salvado. Observe el 23, “Si perseveráis en la fe, arraigados, y cimentados y no alejándonos de la esperanza del evangelio.”
Entonces, como puede ver, si usted se aleja de la esperanza del evangelio, usted da evidencia de que nunca realmente creyó, que usted creyó en vano, su fe fue vacía, inútil, sin compromiso con el señorío de Cristo. En 1 Juan 2:19 dice, “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, sin duda alguna habrían continuado con nosotros, pero salieron para que se manifestase que no todos eran de nosotros.” ¿Ve usted lo que está diciendo? Cuándo usted ve alguien que se va de la comunión, no continúan en la fe, Juan dice, “salieron de nosotros porque no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros habrían continuado con nosotros.”
Y entonces, amados, lo que estamos diciendo es esto, las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 13, “examinaos a vosotros mismos,” esta es la implicación, “si estáis en la fe, probaos a vosotros mismos.” Más vale que vean y revisen si su fe no es vacía, ineficaz, inútil, fe que no vale, sin compromiso, emocionalismo. Entonces, Pablo abre después con esto, y todo eso realmente fue algo al margen en el pensamiento de Pablo y en el mío también. De regreso a 1 Corintios 15, Pablo abre entonces al recordarles que, si son cristianos verdaderos, y dan evidencia de esto al continuar creyendo, entonces, son los que ya han recibido el evangelio, ya están firmes en el evangelio, están siendo salvos por el evangelio, y el evangelio es el evangelio de una resurrección corporal de Jesucristo.
Entonces, ya creen en la resurrección. Y sabe una cosa, ya para este momento en el versículo están diciendo, “Amén, hermano Pablo. Amén. Oh, lo creemos.” Más adelante él va a decir, ¿cómo es posible si creen en la resurrección de Jesucristo, tienen problema con su propia resurrección corporal? Ese es el punto. Pero quiero que observe solo un pensamiento que en cierta manera está implícito aquí, y es este, en mi mente, la prueba más grande subjetiva de la resurrección, es la existencia misma de la iglesia.
El hecho mismo de que los corintios lo habían recibido y estaban fieles en Él y continuaban en esto, es evidencia de que Cristo estaba vivo, porque eran un desastre. ¿Quién más podría haberlos cambiado fuera de un Cristo viviente? ¿Quién más podría haber tomado todos estos extorsionadores y ladrones y homosexuales, y fornicarios, y mentirosos y adúlteros y a todas esas cosas terribles enlistadas en el capítulo 6, y los transformó en la comunidad de los redimidos, fuera de un Cristo viviente?
Dudo seriamente que un sistema de etiqueta podría haber literalmente transformado a esa población entera de Corinto, en un período de dieciocho meses, y eso es lo que pasó, según Hechos 18. Tuvo que ser un Cristo viviente. Cristo tenía que estar vivo y aquí estaban unos años después, todavía creyendo, todavía de pie, todavía comprometidos, todavía aferrándose.
Y amados, permítanme añadir eso, aquí estamos dos mil años después, todavía creyendo en la resurrección. Y creo que somos la prueba subjetiva más grande en el mundo, el hecho de que Jesús resucitó de los muertos. ¿Se da cuenta que por esos dos mil años, mientras que hemos continuado en la fe, los escépticos del mundo han hecho su mejor esfuerzo por atacar la resurrección y nunca han podido atacarla para la comunidad verdad, salva? De hecho, entre más vivimos, mayor es la evidencia de la resurrección. Y literalmente somos evidencia viva de que Él está vivo.
H. D. A. Major, de la Sala Ripon en Oxford, escribe en su libro la misión y mensaje de Jesús, “Si la resurrección de Jesús hubiera terminado con la experiencia de los discípulos de Él, es difícil ver como la iglesia cristiana podría haber existido. Que la iglesia fue fundada en la fe del Mesías de Jesús como Mesías, un Mesías crucificado no era Mesías en absoluto. Él fue uno rechazado por el judaísmo y maldecido por Dios. Fue la resurrección de Jesús, como San Pablo lo declara en Romanos 1:4, que le proclamó como Hijo de Dios con poder.” Él tiene razón, él está diciendo “Si no hubiera resurrección, la iglesia habría muerto ahí, porque todo depende de eso.”
Kenneth Latourette, el gran historiador escribiendo de la historia de la expansión del cristianismo dice, “Fue la convicción de la resurrección de Jesús que levantó a sus seguidores de la desesperanza en la que Su muerte los había arrojado, y que llevó a la perpetuación de un movimiento comenzado por Él. Pero para su creencia profunda de que el crucificado había resucitado de los muertos, y que lo habían visto y hablado con Él, la muerte de Jesús, incluso Jesús mismo probablemente habría sido olvidado si no hubiera sido cierto.”
La existencia misma de la iglesia corintia era prueba de una resurrección física de un Cristo viviente. Todavía lo creían. Todavía lo creemos. La fe de resurrección es única al cristianismo. Los budistas no la afirman, en el Maha-parinibbana Sutta – que es algún tipo de libro – escrito por alguien que promueve el budismo. Leemos el primer relato de Buda en relación a su muerte, y dice esto, “Cuando Buda murió, fue con esa muerte total en la que nada permanece.”
Mahoma murió el 8 de julio del 632, en Medina, en dónde su tumba anualmente es visitada por decenas de miles de musulmanes devotos y nadie jamás ha dicho que él salió de la tumba. Todos millones y miles de millones de judíos y budistas y musulmanes y el resto de las religiones del mundo están de acuerdo con que sus fundadores nunca han salido de la tumba. Los judíos nunca han dicho que Moisés salió de la tumba.
Pero la iglesia continúa celebrando que Jesús resucitó de los muertos, y cada vez que la iglesia bautiza a otro creyente, retratan su resurrección en el agua y de regreso afuera otra vez. Ese es el corazón de nuestra fe. Y la iglesia vive en la actualidad, es la evidencia grande de que todavía recibimos y todavía estamos firmes y todavía estamos siendo salvos y de hecho nos aferramos al evangelio, mediante la realidad de que Jesús murió, y murió por nuestros pecados, y fue sepultado y resucitó el tercer día.
Ahora, rápidamente un segundo punto. El testimonio no solo de la iglesia es dado aquí por Pablo para recordarles el evangelio, pero el testimonio de la Escritura. Y observará al final del versículo 3 que él dice, esto es según las Escrituras. Y al final del versículo 4 de nuevo, “según las Escrituras.” En otras palabras, el evangelio de la resurrección no fue algo que se añadió más adelante, no fue algún punto, hombre, tenemos algo más que incluirle, no, todo predicho en el Antiguo Testamento. Pablo dice, “Miren, yo les entregué, aquello que yo recibí.”
Ahora, todo buen apóstol, todo buen ministro de Dios es un mensajero. Nada más. Lo único que Dios espera de nosotros es entregar el mensaje correcto a la gente. Pablo dice, “Entregué lo que recibí.” Y, por cierto, Pablo lo recibió de primera mano. Entonces, él dice, “Yo recibí esto del Señor.” Esto es de primera mano. Usted sabe, Pablo peleó una lucha en su vida. El con frecuencia fue acusado de ser alguien que llegó tarde.
Más adelante en la siguiente sección, él se llama a sí mismo un feto muerto. Realmente es una afirmación de humildad. Es lo que cierta versión dice, uno nacido fuera de tiempo. Significa un aborto, pero aparentemente eso es lo que él era llamado, Pablo el aborto, Pablo el feto muerto. Y la gente siempre estaba condenando a Pablo, “él nació en el momento equivocado, en cierta manera fue un aborto espiritual, realmente no estaba al mismo nivel de un apóstol inteligente, hombre, los que estaban en la línea frontal.”
Y entonces, con mucha frecuencia cuando Pablo da un mensaje él va a decir, “Les estoy entregando lo que recibí del Señor. Soy un apóstol de primera mano, no uno de segunda mano.” Me acuerdo cuando él estaba escribiendo a los gálatas, en su mente él está pensando, probablemente tienden a pensar que soy una operación de segunda mano aquí.” Entonces él dice, en el versículo 11 de Gálatas 1, “Os he dado a conocer, hermanos,” ahora observen, “que el evangelio que es predicado por mí, no es de los hombres. Ni lo recibí de los hombres, ni me fue enseñado por los hombres, sino que fue por la revelación de Jesucristo.”
Y después él dice, “Cuando yo fui salvo, ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con esos hombres. Nunca fui ahí para recibirlo de los más influyentes. Nunca. Fui al desierto de Nabatea, Arabia, regresé, la persona que me dio esto fue el Señor mismo.” En 1 Corintios 11:23, dónde él habla de la comunión, él dice, “Lo que yo recibí del Señor, se los di, que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó el pan,” de nuevo, “lo recibí del Señor. Se los di.”
Entonces, aquí él dice, el evangelio que les di es el evangelio que tengo del Señor.” Y observe la frase ahí, en el versículo 3, “en primer lugar.” Y lo que él quiere decir con eso es, el principio de las cosas. Les entregué a ustedes el principio que recibí, las cosas principales son que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día.” Y él dice, “lo recibí de Dios y se los entregué.” Pero él dice, “Escuchen esto. No es solo mi idea, es conforme a” ¿qué? “la Escritura.” Y eso se refiere al Antiguo Testamento.
Pablo dice, “Esto es profecía del Antiguo Testamento. Los profetas del Antiguo Testamento vieron a Jesús muriendo y resucitando de los muertos, el tercer día.” En Lucas 24, Jesús después de su resurrección está caminando por el camino a Emaús, con dos de los discípulos. Él les dice, “Oh, insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han hablado. ¿Acaso el Cristo no tenía que padecer estas cosas y después entrar en su gloria?” Él dice, “No creyeron a los profetas, de lo contrario habrían sabido que dijeron que Él moriría, habrían sabido que Él resucitaría para ser glorificado.” Y todo fue como lo dijo el Antiguo Testamento.
Al final del libro de los Hechos, capítulo 26, versículo 22, Pablo hablándole a Agripa, él dice, “Habiendo por tanto pedido ayuda de Dios, continúo hasta este día dando testimonio a pequeños y grandes, y siendo nada fuera de aquello que los profetas y Moisés dijeron que pasaría. Simplemente repito lo que Moisés y los profetas dijeron, entonces los judíos si están enojados conmigo deberían llamar a Moisés y decirle.” Y, ¿qué es lo que los profetas y Moisés dijeron? “Que Cristo debía padecer y que debía ser el primero que resucitaría de los muertos, y mostrar luz al pueblo y a los gentiles. Primero, el primordial de todos los que serían resucitados de los muertos.”
Entonces, él dice, ¿Qué es lo que Moisés y los profetas dijeron? Que Cristo moriría y resucitaría. Y usted sabe tan bien como yo, puede estar el Antiguo Testamento y encontrar profecía tras profecía, tras profecía, de la muerte de Cristo, ¿no es cierto? Salmo 22, Isaías 53, la profecía maravillosa de Génesis 22, en el tipo de Isaac que es colocado como un cordero sobre el altar para ser sacrificado. Ese es un retrato de la muerte de Cristo, porque un carnero viene y toma el lugar, el carnero es Cristo y Hebreos 11:19 dice que cuando Isaac salió del altar para volver a vivir, se volvió un retrato de la resurrección de Cristo.
Entonces, así fue en Génesis 22, incluso fue así. Y de nuevo en el Salmo 22. Y de nuevo, Isaías 53, y en todo sacrificio en el Antiguo Testamento se habló de Cristo proféticamente. Tenemos un capítulo esta noche, en dónde nos encontraremos y estudiaremos Zacarías capítulo 11, una de las profecías más increíbles que jamás ha visto. En Zacarías 11, detalla todo lo que Judas haría en la traición de Jesucristo llevando a su muerte. Cientos de años antes de que Judas siquiera naciera.
Entonces, Su muerte fue profetizada. Profetizada de manera clara en el Antiguo Testamento. Salmo 22 habla del hecho de que Él dirá, “Dios mío, Dios mío, porque me has desamparado.” Habla del hecho de que Él tendrá sed, que Él será perforado con una lanza, que la multitud va a rodearlo, que van a arrojarle cosas y se van a burlar de Él. La resurrección también es profetizada en el Antiguo Testamento. Puede ser vista en Levítico 23, en la ofrenda que es dada ahí, la cual es un retrato de la resurrección. Puede ser vista en el Salmo 16, en dónde el salmista dijo, “que no dejará a su santo ver corrupción.” Pero en el siguiente versículo dice, “Me mostrarás el camino de la vida.”
En otras palabras, el Santo será sepultado, pero Su carne nunca verá corrupción, sino que saldrá de la tumba a la vida. Esa es una profecía clara de la resurrección. Y en Hechos capítulo 2, versículos 25 al 32, y en Hechos 13:34-37, en ambos sermones ahí, citan el pasaje en el Salmo 16 como profecías explicitas acerca de la resurrección de Jesucristo. Después tiene usted las palabras mismas de Jesús. Nuestro Señor dijo, “Como Jonás estuvo tres días y tres noches en el estómago del pez, así el Hijo del Hombre estará en la tierra.” Jonás, una profecía de Jesús. En Isaías 53 usted tiene a Cristo muriendo, y al final del capítulo usted lo tiene reinando en la tierra, en el reino. Bueno, usted tiene que tener una resurrección.
Entonces, el Antiguo Testamento habla de la resurrección. Nada nuevo. La iglesia viviente es un testimonio de la resurrección. Ahora amados, estamos comprometidos con esa resurrección, ¿no es cierto? No solo como la verdad medular, base de nuestra salvación, sino como la esperanza de nuestra propia resurrección, que esperamos cuando Dios venga a llevarse a los suyos. Bueno, oremos. Cubriremos el resto de esos versículos la próxima vez.
Padre gracias por nuestro tiempo esta mañana, por la paciencia de estas personas que vienen a oír y a estudiar Tu Palabra. Gracias por la gran esperanza de la resurrección. Gracias por lo que la Escritura dice de ella, por lo que la iglesia viviente dice del Cristo viviente. Padre oramos porque vivamos como personas de resurrección para que el mundo pueda ver a Cristo viviendo en nosotros y mediante nosotros. Y te daremos la alabanza en el nombre del que vive. Y porque Él vive, nosotros también viviremos, el Señor Jesucristo. Amén.
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