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He titulado esta sección, “El Desastre de Negar la Resurrección Corporal”. Ahora, recordará que el tema del capítulo es la resurrección de los hombres de la tumba, física, literal, corporal. Ese es el tema primordial.

Pablo le está recordando a los corintios que los hombres muertos resucitarán de los muertos. Esta no es una verdad nueva. Esta es una verdad fundamental en el cristianismo, y también es una verdad clave en el judaísmo. Está tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Remontándonos al libro antiguo de Job, en el capítulo 19, versículo 26, Job dijo: “Aunque gusanos destruyan este cuerpo, aún en mi carne veré a Dios, a quien veré por mi mismo y no otro, aunque sea consumido.”

En otras palabras, Job dijo, “Aunque mi cuerpo se descomponga en la tumba, de alguna manera en mi carne, veré a Dios.” Esa es la creencia en una resurrección corporal. Cuándo usted llega al Nuevo Testamento, Jesús comienza al principio de Su ministerio a prometer una resurrección literal, física, corporal. Por ejemplo, en Juan capítulo 5, versículo 28, “No os maravilléis de esto, porque la hora vendrá en la que todas las tumbas oirán su voz, y saldrán.” Todos los que están en la tumba, dijo Jesús, oirán Su voz y saldrán.

En Juan 6, versículo 44, Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió no le trajere y yo le resucitaré en el día postrero.” En Juan 11:25 Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida, todo aquel que cree en mí, realmente nunca morirá, sino que tendrá vida que es eterna.”

Entonces, Jesús prometió resurrección física. Además de la esperanza del Antiguo Testamento, y la promesa de Jesús, los apóstoles del Nuevo Testamento también predicaron la resurrección de los muertos. De hecho, los metió en problemas en Hechos 4, y conforme le hablaron al pueblo, los sacerdotes, el capitán de la guardia y los saduceos vinieron contra ellos, molestos porque le enseñaron al pueblo y predicaron mediante Jesús la resurrección de los muertos, o de la tumba. Estaban predicando resurrección física.

Este fue el mensaje del apóstol Pablo. En 2 Corintios, por ejemplo, capítulo 4 y versículo 14, “Sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, también a nosotros nos resucitará.” Y Pablo predicó esto de manera repetida. En Colosenses 3:4 él dijo: “Cuándo Cristo, quien es nuestra vida aparezca, se manifieste, entonces también vosotros os manifestaréis con Él.” En 1 Tesalonicenses él dijo que los muertos saldrán de las tumbas y se unirán a Cristo, y los que estamos vivos y permanezcamos seremos unidos a Él.

En Filipenses capítulo 3, él dijo: “Nuestra ciudadanía está en los cielos,” en el versículo 20. Y en el versículo 21 él dijo, “El Señor cambiará el cuerpo de la humillación nuestra, en cuerpos gloriosos semejantes a los de Él.” Jesús dijo en Juan 14 que Él se iba a preparar un lugar para nosotros y que Él regresaría y nos recibiría. En Juan 17 Él oró porque él estuviera con Él en la presencia del Padre.

Entonces, está la afirmación del Antiguo Testamento, la palabra de Jesús, la palabra de los apóstoles, la palabra de Pablo, del hecho de que hay resurrección corporal de la tumba, para estar con el Señor, aquellos que son creyentes. Esto es elemental en nuestra fe. Y creo que es importante señalar que en esa forma de resurrección todavía seremos nosotros. Por ejemplo, en Apocalipsis 20, versículo 12, dice que Dios lo llamó a Él, y de las tumbas vinieron. Y Juan dice, “Vi de pie delante del Señor los muertos, pequeños y grandes.”

Lo que es interesante acerca de eso es que todavía había una diferencia en las personas cuando estuvieron ahí en la visión del juicio futuro, así como estuvieron aquí en la tierra. Algunos eran más pequeños, e insignificantes, y algunos eran más grandes. Esto es mantener una personalidad, y una personeidad en cierta manera semejante a la que tuvieron en la vida; seremos nosotros de una manera real.

Pero a pesar de la palabra clara del Antiguo Testamento, a pesar de la palabra clara de Jesús, a pesar de la palabra clara de la predicación apostólica, a pesar de la palabra clara del apóstol Pablo, los corintios habían llegado al punto de que estaban negando la resurrección corporal. Habían creído a los filósofos griegos, y recordará que los filósofos griegos enseñaban que el alma era inmortal, pero el cuerpo no lo era; que el alma seguiría para siempre, pero el cuerpo se pudriría en la tumba en un adiós para siempre, de tal manera que la inmortalidad solo era para lo espiritual, vivirían espiritualmente para siempre, no en un algún tipo de sentido corporal.

De hecho, en el versículo 12 de 1 Corintios, básicamente encontramos la afirmación que estos críticos estaban presentando. “Ahora, si Cristo se predica que él resucitó de los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes dicen que no hay resurrección de los muertos?” En otras palabras, estaban diciendo abiertamente, “los hombres muertos no resucitan.” Esa fue la afirmación de la filosofía griega, y eso estaba siendo repetido por la iglesia corintia, por lo menos unos cuantos en la iglesia.

Ahora recuerde, Pablo ya les ha dicho en los primeros once versículos que esa es una postura imposible para ellos. Y la razón por la que es imposible es porque ya creen que Jesús resucitó de los muertos, ¿verdad? En otras palabras, si usted regresa al capítulo 15, en los primeros versículos Pablo dice, “Recuerden el evangelio, el evangelio que recibieron y sobre el que están firmes, y porque el que son salvos.” ¿Y cuál es el evangelio? Es el versículo 3, “que Cristo murió, conforme a las Escrituras,” versículo 4, “que fue sepultado y que resucitó”. En otras palabras, él está diciendo, “Miren, ya creen en la resurrección, ya creen en la resurrección corporal, porque ya la han aceptado, recibido, están permaneciendo fieles sobre ella y están siendo salvas por ella.” Esa es la resurrección de Jesucristo.

Ahora, versículo 12, “Si Cristo ya está siendo predicado, que él resucitó de los muertos, entonces, ¿cómo es posible que algunos de ustedes digan que no existe algo tal como la resurrección de los muertos.” Ya la creen. Ya están comprometidos con ella. Ya han sido salvos por esa confianza y esa fe. Entonces Pablo, como tiene la capacidad maravillosa, lógica, como también siendo inspirado por el Espíritu Santo establece un punto en común, ambos creen esto. Y debido a que ya creen esto, él puede proceder y edificar su argumento en contra del error que se ha infiltrado en ellos.

Ahora, quiero que observe el versículo 12, porque en cierta manera comienza la sección, él dice, “Miren, este es el evangelio que todos nosotros hemos predicado.” Versículo 11. “Sea yo o ellos,” esto es sea yo o los otros apóstoles, entonces predicamos y así creyeron. En otras palabras, esta resurrección de Jesucristo no es alguna idea novedosa, algo que entró como un apéndice al final. Esto es algo con lo que ya se han comprometido, ya lo han creído, ya lo han aceptado, ya ha sido predicado, y si este es el caso, ¿cómo es posible que están negando la resurrección?

Ahora, observará que en el versículo 12 hay un par de puntos técnicos que podrían ayudarle a usted a ver el panorama aquí. La última frase del versículo 12, “la resurrección de los muertos”. En el griego no hay un artículo, no hay “la”. El texto literalmente se leería así, “¿Cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección de cadáveres?” Están hablando de lo físico. ¿Cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección de hombres muertos? Los hombres muertos no resucitan, dicen ustedes. Oh, ¿entonces cómo es que creen que Jesús resucitó, si los hombres muertos no resucitan?” Y ustedes creen eso porque fueron salvos al creer eso. Ese es su punto. Entonces, ya los tiene en un rincón del que nunca van a poder salir, para comenzar.

Ahora, Pablo añade del 3 al 19, quiero que entiendan lo que le pasa al evangelio, y lo que les pasa a ustedes si no creen en la resurrección. Y este es uno de los pasajes más devastadores que jamás verá usted. Para cuándo terminemos, literalmente cubre todo ángulo, usted no solo puede venir y decir, “Bueno, creo todo excepto la parte de la resurrección corporal,” como los corintios, “Oh, creo en la resurrección de Cristo, creo en el cielo y la inmortalidad del alma y el espíritu, y estaremos flotando ahí arriba. Sabe una cosa, y todo eso, creo todo eso, simplemente es la parte corporal la que no creo.” Y Pablo dice, “¿Oh sí? Bueno, observen lo que han hecho, acaban de darle un golpe mortal a la totalidad del cristianismo.”

Y entonces, quiero darle siete resultados desastrosos de negar la resurrección corporal. Siete resultados desastrosos de negar la resurrección corporal. Ahora, recuerde esto, mantenga esto en mente, la clave que debemos recordar es que Pablo conecta la resurrección corporal de los hombres, con la resurrección corporal ¿de quién? Cristo. Esas son inseparables. Y esas dos cosas son dos lados de la misma moneda, por así decirlo, a lo largo de su pensamiento.

Ahora, hay siete resultados devastadores, desastrosos en negar la resurrección corporal. Esto incidentalmente enfrentaría de manera seria cualquier filosofía que dice que el alma es inmortal y niega que el cuerpo lo es. Esto ciertamente le daría un golpe mortal a la reencarnación, o como lo llamo, el reciclaje, en dónde usted sigue regresando en una lata diferente. Usted es una persona, y usted será esa persona para siempre en una forma, de alguna manera física, aunque será una forma física gloriosa, una forma glorificada. ¿Muy bien?

Veamos la razón número uno, o el resultado número uno, mejor, de negar la resurrección. La primera cosa que sucede si usted niega la resurrección corporal es, uno, Cristo no ha resucitado. Versículo 13, “Porque si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó.” En otras palabras, mientras que ustedes están diciendo de manera superficial, no creemos en la resurrección corporal, ¿qué hay acerca de Cristo? Si los hombres muertos no resucitan, entonces, ¿adivinen qué? Cristo no resucitó, porque ustedes acaban de decir que los hombres muertos no resucitan. Y esa es una deducción lógica, Pablo usa una afirmación contraria a los hechos, y él dice, “Si esa afirmación es verdadera de que los muertos no resucitan, entonces Cristo no resucitó. Y si Cristo no resucitó, etc.”

Ahora, dice usted, “Bueno, Él es diferente.” ¡Oh! “Bueno, como puede ver, los hombres muertos no resucitan, pero Cristo realmente no es un hombre.” ¡Oh! Cristo es un hombre. Sí, Él es un hombre. Dice usted, “Hombre a medias”. No. Ciento por ciento hombre. Dice usted, “¿Crees eso?” Absolutamente, Él fue totalmente hombre, y Él fue totalmente Dios y todavía lo es.

Escuche, Pablo asume la encarnación plena aquí, esa es la base de su argumento. Si usted dice que los hombres muertos no resucitan, ¿qué hace con Cristo? Él es un hombre. Si usted hace de eso el postulado, entonces ha eliminado Su resurrección. Dice usted, “Bueno, ¿estás seguro de que Él era un hombre?” Oh sí. La Biblia es muy clara de esto, permítame mostrárselo. Hechos capítulo 2, versículo 22, la primera cosa jamás dicha acerca de Jesús en términos de predicación apostólica es dicha en Hechos 2:22. Y estas son las palabras de Pedro, “Vosotros, varones de Israel, oíd estas palabras: Jesús nazareno, hombre aprobado por Dios.” Pedro dice, “un hombre, un varón.”

Están en 1 Corintios 15, o estaban, versículo 21 dice, “Porque debido a que por el hombre vino la muerte,” y ¿quién sería ese hombre? Adán, “así por un hombre vino la resurrección de los muertos, y ese hombre es Cristo.” Él es un hombre. Gálatas 4:4 dice que, en la plenitud del tiempo, Dios envió a Su hijo hecho de una mujer. Él nació humanamente, Él fue un hombre. En 1 Timoteo 2:5 dice, “porque hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre.” En Hebreos 2:17, viene la afirmación más grandiosa, “Por tanto en todas las cosas, él fue hecho como sus hermanos.” Él fue, en todas las cosas, hecho un hombre, como el resto de nosotros, sin que le faltara nada.

Y cuando el mundo lo vio, observaron que Él era un hombre, no lo vieron como un fantasma que flotaba o algún tipo de ser místico, Él era un hombre. De hecho, en Marcos 6 lo vieron, versículo 3, y dijeron: “No es este el carpintero, el hijo de María, el hermano de Jacobo, y José y Judas y Simón. ¿Y no están sus hermanas aquí?” Este es simplemente un hombre como cualquier otro, Él tiene un trabajo, Él es un carpintero, tiene algunas hermanas, tiene algunos hermanos, Él viene de esta pequeña aldea. No es nada serio. Él es un hombre como todos los demás. 

En Juan 19:5, después de lo horrendo que pasó Jesús debido a Pilato, lo trajo ante la multitud y dijeron lo que en latín es ecce homo, y en español es, “He aquí” ¿qué? “el hombre,” el hombre. En 1 Juan 1:1-2, Juan dice, “Acerca de este hombre nuestras manos lo han tocado.” En 2 Juan y versículo 7, la afirmación tan importante de la Palabra de Dios es esta, dice, “Porque muchos engañadores han entrado al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en la carne. Este es un engañador y un anticristo.” Usted no puede negar la humanidad de Jesucristo sin ser un engañador y un anticristo. Él es un hombre, Él es un hombre en todo detalle, de toda manera, en todas las cosas es un hombre, y si los hombres muertos no resucitan, entonces Él no resucitó, porque Él es un hombre y Él fue un hombre muerto en la cruz.

Los detalles de Su vida indican que Él fue un hombre. Mateo 1:18 dice que Él fue concebido en el vientre de una mujer. Mateo 1:25 dice que Él nació de una manera humana. Lucas 2:21 dice que Él fue circuncidado. Mateo 26:38 dice que Él poseyó un alma humana. Juan 1:14 dice que Él tuvo un cuerpo humano. Lucas 2:52 dice que el creció en estatura y sabiduría y favor con Dios y los hombres. Juan 11:35 dice que Él lloró. Mateo 4:2 dice que Él tuvo hambre. Juan 19:28 dice que Él tuvo sed. Mateo 8:24 dice que Él tuvo sueño.

En Juan 4:6 Él se cansó. En Juan 11:33, Él sintió tristeza y dolor. En Lucas 22:64 su rostro fue golpeado con puños. En Mateo 27:26 Él fue flagelado. En Lucas 23:33 Él fue clavado de una cruz. En Juan 19:30 Él murió. En Juan 19:34, le perforaron Su costado. Y en Mateo 27:59 Él fue sepultado, así como cualquier otro hombre. Él fue un hombre. E incluso después de que salió de la tumba, Él todavía era un hombre.

Observe Lucas 24. En Lucas 24, versículo 33 dice que se levantaron en la misma hora y regresaron a Jerusalén y encontraron a los once. Estaban congregados y aquellos que estaban con ellos, y dijeron, estos son los que vinieron de Emaús. Él Señor ha resucitado, y le ha aparecido a Simón, les contaron las cosas que fueron hechas por el camino, y cómo Él se dio a conocer en el partimiento del pan. Y que conforme hablaban Jesús mismo se puso de pie en medio de ellos y les dijo: “Paz a vosotros”. Estaban aterrados y pensaban que habían visto un espíritu. Quizás eran buenos prospectos para la filosofía griega, creyendo en la resurrección espiritual.

Y él les dijo: “¿Por qué os turbáis, y porque estos pensamientos están en vuestros corazones? Vean mis manos y mis pies, que soy yo. Tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne y sangre como me ven que tengo.” Él todavía tenía carne y huesos, Él todavía era un hombre, uno glorificado, no obstante, un hombre. Y Él todavía era ese mismo hombre que era antes, y así seremos, porque cuando le veamos seremos, ¿qué? como Él. Y simplemente para probarlo Él les dijo que lo tocaran y lo sintieran. Y cuándo Él había hablado eso, Él le mostró Sus manos y Sus pies, y mientras que no creían por gozo, y se preguntaban, Él dijo: ¿quieren más prueba? ¿Tienen algo que comer? Y le trajeron un pedazo de un pescado, y miel y lo tomó y lo comió. Él era un hombre, y escuche, el punto de Pablo era este. Si sus filósofos dicen, “Los hombres muertos no resucitan, entonces, Jesús fue un hombre muerto y no resucitó.” ¿Seguro de que quieren decir eso? Acaban de basar su fe entera en Su resurrección, en la de Él. Romanos 10:9, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón, ¿qué? que Dios lo resucitó de los muertos, serás salvo.” La salvación dependía de Su resurrección, y Él era un hombre.

Entonces, el primer impacto devastador de no creer en la resurrección corporal es que Cristo no resucitó. Eso lleva a un segundo resultado. Punto dos: toda la predicación del evangelio es inútil. Observe el versículo 14. “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación.” Deténgase ahí. Toda la predicación es inútil. No hay evangelio. Si el evangelio es que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día, y lo único que hizo es que murió y no resucitó, no hay evangelio; y toda la predicación del evangelio es vacía, está vacía, es inútil, no sirve de nada. Si Cristo está muerto para siempre, acabamos de arrancar las entrañas del mensaje apostólico. No hay nada que decir, la predicación se pierde. El evangelio ha sido destrozado. Cómo puede ver, tiene que recordar esto.

Ahora observe esto. La certificación entera de todo lo que Jesús dijo e hizo, dependía de que Él saliera de la tumba. ¿Entiende eso? Si Él no resucita, entonces todo está perdido. Si resucita, todo es ganado. Cómo puede ver, en Romanos capítulo 1, versículo 3, dice que el “evangelio de Dios,” en el versículo 1, después hay un paréntesis en el versículo 2, pero el versículo 1, “el evangelio de Dios”. ¿Cuál es? Es este. “Acerca de su hijo Jesucristo, nuestro Señor, quien fue hecho de la cimiente de David según la carne.”

En otras palabras, el versículo 3 prueba Su humanidad. Él fue un hombre, Él nació en la familia de David, según la carne. Él fue hecho de la cimiente de una mujer, de la línea de David, y un hombre de la línea de David. Esa es su humanidad. Pero versículo 4, Él fue declarado como Hijo de Dios, esto es Su deidad, con poder conforme el Espíritu de santidad, ¿cómo? por la resurrección de los muertos. En otras palabras, la naturaleza humana es obvia a partir de Su linaje davídico, Su deidad depende de la resurrección. Si no resucita no es Dios. Y si no es Dios, entonces toda la predicación del evangelio es vacía, vana, no sirve de nada.

En Apocalipsis 1:18, Él de hecho está diciendo, tengo el derecho de gobernar a la iglesia, tengo el derecho de guiar a la iglesia, tengo el derecho de llamar a la iglesia a rendir cuentas, ¿por qué? “Porque yo soy el que vivió y estuve muerto, y estoy vivo para siempre, amén. Y esa es la razón por la que tengo las llaves del Hades y de la muerte.” En otras palabras, Su derecho a reinar en Su propia iglesia, Su derecho a gobernar en la iglesia, Su derecho a prometer vida después de la muerte, depende de Su propia resurrección.

En Romanos 14:9 él dice que, Él no solo es el Señor de los muertos, sino que el Señor de los vivos. Y Él no lo sería, si Él no hubiera resucitado. Cómo puede ver, el señorío de Cristo sobre la iglesia, la deidad de Cristo, depende de Su resurrección. Si Él no resucita, la totalidad del evangelio, lo cual consiste en la resurrección y consiste en el señorío de Cristo y consiste en la deidad de Cristo, el evangelio se acabó, está vacío, no hay buenas noticias; las noticias son malas noticias. Y los ángeles que dijeron, “He aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo”. Es una mentira, no hay buenas noticias. Si Jesús no resucitó, porque Él no es Dios, y no hay buenas noticias. La predicación del evangelio es una farsa, es una mentira, es una falsificación, Él no conquistó la muerte, Él no conquistó el pecado, Él no conquistó al infierno. Malas noticias.

Entonces, Pablo dice, “Si no creen en la resurrección corporal, si los hombres muertos no resucitan, uno, Cristo no resucitó; dos, toda la predicación del evangelio es inútil. Tres, la fe es vacía, versículo 14, el resto del versículo, al final del versículo dice, “Vana es también vuestra fe”. Misma palabra, vacía, inútil, vana. Versículo 17, “Si Cristo no resucitó, su fe es vana, vacía, inútil,” misma frase repetida de nuevo.

Ahora, el punto es que, si el evangelio es una mentira, y el evangelio es inútil, entonces colocar su fe es igualmente inútil, ¿verdad? Hemos estirado nuestra mano para alcanzar a un dios que no está ahí. Hemos tratado de tocar un salvador, que no está vivo. Hemos creído en un evangelio que no sucedió. Esta es una consecuencia inevitable. Los apóstoles predicaron a un Cristo resucitado, la Biblia enseña un Cristo resucitado. Si los hombres muertos no resucitan, entonces Él no resucitó; y si Él no resucitó, nos han estado diciendo mentiras. Y si nos han estado diciendo mentiras, hemos estado creyendo en ellas, nuestra fe es inútil.

Digo, bien podríamos decir con el salmista, en el Salmo 73:13, “He limpiado mi corazón en vano.” Bien podríamos decir con Isaías en el 49:4, “He trabajado en vano, me he, he gastado mis fuerzas por nada.” Abel, quién creyó en Dios, fue un necio. Enoc fue un mito. Noé fue un insensato más allá de cualquiera, ciento veinte años construyendo un barco torpe, para un dios que no podía producir el sacrificio para salvarlo de sus propios pecados. Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Gedeón, Sansón, Barac, Jefté, Samuel, Elías, Isaías, Daniel, Ezequiel, Jeremías y el resto, todos tuvieron una fe vacía, y un dios que no podía cumplir con la salvación que Él planeó, porque Él no pudo sacar a Su Hijo de la tumba, si los hombres muertos no resucitan.

Y todas esas personas preciadas en el capítulo 11 de Hebreos, esas personas que enfrentaron pruebas de burla y azotes, y encarcelamiento, y fueron apedreados y aserrados por la mitad, y probados, y matados por la espada. Y anduvieron en pieles de cabras y de ovejas, y privados y afligidos y atormentados, todos aquellos a quienes no era digno el mundo, que anduvieron por desiertos y montañas y en fosos, y en cuevas de la tierra, todas esas personas por quienes por la fe se aferraron a Dios, fueron torpes. Su fe fue inútil si los muertos no resucitan. Increíble. Es una vaciedad increíble, si los muertos no resucitan. Y todos los mártires del Nuevo Testamento y todos los santos de la nueva época son ejemplos de fe inútil y también es la nuestra, y también la mía si no hay resurrección, porque entonces Cristo no resucitó, y si el no resucitó el evangelio es inútil y también lo es nuestra fe.

En cuarto lugar, Pablo dice, “los apóstoles fueron mentirosos,” versículo 15. Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado de Dios que Él resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos no resucitan. Si los muertos no resucitan, entonces Dios no resucitó a Jesús, y si Dios no resucitó a Jesús somos mentirosos, porque hemos estado diciéndole a todo mundo que resucitó.

Entonces, ¿sabe usted una cosa? No solo hemos perdido nuestra fe, sino que hemos perdido la capacidad de creer en los apóstoles. Son mentirosos. Ahora, ¿vio usted lo que sucede cuando usted quita una pequeña cosa en la Biblia, que quiere descartar? Todos los apóstoles son mentirosos. Dice usted, “Oye, espera un minuto, yo podría querer negar la resurrección, esto es lo que dicen los liberales. “Bueno, queremos negar la resurrección, ciertamente no creemos eso, pero son hombres maravillosos.” Escuche, todos son un grupo de mentirosos si usted hace eso. ¿Se da cuenta de que en Hechos 1:22, todos dijeron, somos testigos de su resurrección, y que ese era el meollo de su ministerio entero que todo dependía de una mentira? Son un grupo de farsantes.

Dice usted, “Bueno, son hombres con buenas intenciones que están algo engañados.” No dice eso, dice que fueron testigos falsos. Y el término significa, que eran mentirosos, abiertos, engañadores. Eran charlatanes, eran farsantes, eran fraudes dando un testimonio falso acerca de Dios, diciendo que Dios resucitó a Jesús, cuando Dios no lo hizo. Esto no es simplemente un detalle pequeño. Usted acaba de hecho, de devastar el evangelio, y a toda la gente que jamás lo predicó. No solo son hombres honestos, con sinceridad, dando mal consejo. Dijeron, Jesús resucitó. Dijeron que lo vieron, pero si los hombres muertos no resucitan, entonces Jesús no resucitó y ellos no lo vieron, y sí dicen que lo vieron, ¿son qué? son mentirosos.

Ahora, usted puede haber que hay un círculo de razonamiento aquí, ¿no es cierto? Desde el versículo 13, como puede ver, la resurrección de hombres muertos, la resurrección de Cristo, la predicación de los apóstoles, la fe de los corintios y el resto de la gente, y el testimonio de los apóstoles forman una unidad. O usted lo cree todo o nada de esto, ¿entiende eso? Ahora, escuche esto, o usted lo cree todo o nada. Usted no llega y dice, “Bueno, creo en la resurrección de Jesús, pero no en la resurrección del resto.” Pablo dice, “No.”

O usted no viene como los liberales y dice, “Bueno, quizás creo en la resurrección de los otros, pero no de Cristo.” No. “Bueno, no creo en esas dos cosas, pero ciertamente creo en que los apóstoles fueron hombres maravillosos.” No. Fueron mentirosos. “Bueno, aunque no hubo una resurrección, y aunque no habrá una ciertamente colocamos nuestra vida.” No. Nada o todo. Es un caso cerrado. Usted no puede cortarlo en algún punto y dejar que algo quede afuera. Si los muertos no resucitan, Cristo no resucitó, y si Él no resucitó el evangelio no es verdad. Y si el evangelio no es verdad, su fe es torpe, y toda persona que jamás predicó es un mentiroso.

Ahora, además de esto, también es un golpe mortal contra los santos del Antiguo Testamento que profetizaron la resurrección, también son mentirosos. Y sabe usted lo que sale de esto, que es lo peor de todo, usted hace de Jesús un mentiroso. Escuche, si los apóstoles son mentirosos, entonces, que voy a hacer con el Nuevo Testamento. ¿Lo puedo creer? No. No si es escrito por mentirosos. Bueno, dice que no querían ser mentirosos, sí, pero como se cuándo estuvieron equivocados. Como puede ver, si no puede creer en la credibilidad de estos hombres, entonces realmente estoy perdido porque eso acaba con la Escritura. Por lo menos los liberales son coherentes aquí, no solo niegan la resurrección, también niegan la autoridad y la veracidad de la Escritura, porque es obvio que van de la mano.

Pero, ¿sabe usted lo que es peor de todo? Que usted hace de Jesús una victima pobre. Porque Jesús en Juan 16 le dijo a esos mismos apóstoles que escribirían el Nuevo Testamento, Él dijo: “Enviaré al Espíritu y cuando el Espíritu venga, los va a guiar a toda,” ¿qué? “verdad”. Y la parte triste de esto es que, si usted niega una cosa pequeña como la resurrección corporal, ha hecho de Jesús un mentiroso. El Espíritu Santo no evitó que cometieran errores y no los llevó a toda la verdad, si dijeron mentiras. Y dijeron mentiras si Cristo no resucitó. Y Cristo no resucitó si los hombres muertos no resucitan. Después el 16 reafirma la premisa principal de su argumento, “Porque si los muertos no resucitan,” recuerde, “tampoco Cristo resucitó.”   

Ahora, ese es un resumen de todo lo que dijo, y también prepara lo que está por decir que es la segunda parte. La primera parte él ha tratado teológicamente. La primera parte ha sido una mirada a lo que sucede a nuestra teología, La segunda parte, los últimos tres resultados desastrosos de negar la resurrección corporal son personales. No lo que le pasa a nuestra teología, sino lo que nos pasa a nosotros, si negamos que los hombres muertos resucitan, lo cual resulta en negar la resurrección de Cristo. Cristo no ha resucitado, la predicación del evangelio es inútil, la fe es vacía, los apóstoles son mentirosos, y ahora llegamos a nosotros en el versículo 17, el poder del pecado no ha sido quebrantado. Todavía estamos en nuestro pecado. Observe el versículo 17.

“Y si Cristo no resucitó,” ahora esto nos llega a nosotros, “vuestra fe es vana.” Antes él estaba diciendo, “nuestra predicación es vana,” ahora “entonces su fe es vana.” Y ahora él realmente se concentra en nosotros, “vuestra fe es vana, porque aún estáis,” ¿qué? “en vuestros pecados.” Si Cristo no resucitó, ¿sabe usted lo que sucede? El pecado lo mató y lo mantuvo muerto. Sabe una cosa, fue el pecado lo que mató a Jesús. ¿Sabía usted eso? Él murió en la cruz, no por Su propio pecado, sino por los pecados del mundo colocados en Él.” Él murió porque Él fue hecho pecado por nosotros, y el pecado lo mató.

Y sabe una cosa, si Él no resucitó, el pecado lo mató a tal grado que Él no pudo regresar, y el pecado ganó, si Él no resucitó. Y Él no resucitó, si los hombres muertos no resucitan. Como puede ver, para beneficiarnos, nuestra fe debe perdonar nuestros pecados. Nuestra fe debe llevarnos al lugar en el que somos librados del pecado y la culpabilidad y el castigo. Si no hace eso es fe inútil, dice en el versículo 17, si Cristo no resucitó su fe es torpe porque no hace nada con nuestro pecado. No puede tratar con el pecado, y si no puede tratar con el pecado no les puede ayudar a ustedes.

Como puede ver, debido a que la paga del pecado para nosotros es, ¿qué? muerte, y es muerte eterna y es muerte espiritual, y si Cristo no pudo enfrentar esto, no pudo superarla, entonces tenemos que hacerlo nosotros y pagar el precio. Y nuestra fe ridícula, inútil, no podemos colocar nuestra fe en Cristo con ningún sentido en absoluto, si el acto de Cristo no puede quitar nuestro pecado, es un desperdicio. Pero, si no hay resurrección entonces Él no conquistó el pecado, el pecado lo conquistó a Él, lo mató y lo mantuvo muerto.

No hay reconciliación, no hay justificación, no hay salvación, no hay vida. Si Cristo todavía está muerto, entonces, todo creyente todavía está muerto en delitos y pecados, no hay liberación en absoluto. Mientras que Cristo nuestra certeza fue retenido por Satanás, mientras que Él fue retenido por la muerte y no liberado, entonces la deuda nunca fue pagada, y todavía debemos. Pero en Romanos 4:25, “gracias a Dios,” dice, “Él fue resucitado para nuestra,” ¿qué? “justificación”. Él salió de esa tumba.

La Biblia dice, que cuando usted coloca su fe en Cristo usted está unido con Él. Si Él murió y Él se quedó ahí, morimos y nos quedamos ahí también, pero si Él salió de la tumba, entonces salimos para caminar en una nueva vida. Solo conforme el Cristo viviente, Pablo dice en 1 Corintios 1:30, puede ser Él hecho para nosotros sabiduría, santificación y justicia, y redención. Él no pudo guardarnos, Él no pudo salvarnos, Él no pudo hacer nada por nosotros si no estuviera vivo. No hay nadie más a quién volvernos porque en Hechos 4:12 dice que la salvación está en Él. Y si Él no pudo lograrlo estamos muertos. Estamos muertos, y lo que Jesús le dijo a esos líderes en Juan 8:21, “en vuestros pecados moriréis,” fue verdad de Él y del resto de la gente si Él no resucitó.

Hay dos elementos aquí, si Cristo no resucita, número uno, Él no pagó la paga por el pecado de manera plena, y no puede regresar para concedernos vida. El pecado lo mató si Él no resucitó. En segundo lugar, si Él no resucitó, Él no está vivo en la actualidad para interceder por nosotros y para mantenerse limpiándonos, y seguir perdonándonos, si Su vida no está ahí, Romanos, 5:10, para mantenernos y guardarnos. Él no pudo salvarnos y Él no puede guardarnos si Él no resucitó.

Esa es la razón por la que es tan importante que creamos que Él resucitó. Esa es la razón por la que Pedro dijo lo que dijo en Hechos 5:29. Pedro y los otros apóstoles respondieron y dijeron: “Es necesario obedecer a Dios antes que, a los hombres, el Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis y colgasteis en un madero, y a Él Dios lo exaltó a su diestra para ser Príncipe y Salvador y dar arrepentimiento a Israel y perdón de pecados.”

Dios lo resucitó y Dios lo hizo un príncipe y la palabra en el griego es archēgos. Esa es una palabra que significa precursor, pionero. Los marineros tenían un hombre en el barco, quien era el archēgos, y él era el nadador más fuerte. Y cuando llegaban a la costa, y llegaban ahí a las olas y no sabían si podían hacer que el barco llegara a la costa, y llevar a la gente de manera segura, este hombre tomaba la cuerda y él la amarraba a su cintura, y él se metía al agua y nadaba en medio de las aguas turbulentas.

Y debido a que él era un nadador fuerte, él llegaba a la costa y él tomaba la cuerda, y él la amarraba a una roca, un árbol y el resto de la gente podía llegar por esa cuerda de manera segura a la playa. Pero era el archēgos quien tomaba la cuerda y la amarraba. Y Jesús es el Príncipe, el Archēgos. Él nadó en medio de las aguas de la muerte, y la muerte no lo pudo retener y la muerte no lo pudo ahogar. Y él llegó a la costa y él amarró la cuerda, y el resto de nosotros hemos venido a través de Él.

Pero si Jesús se ahogó, entonces nos vamos a ahogar también. Si Él está condenado, estamos condenados. Si Jesús no resucitó entonces el pecado lo mató, y el pecado nos matará. Y no hay nadie intercediendo por nosotros ahora, para hacer alguna diferencia, si Jesús no resucitó. Y Él no resucitó si los hombres muertos no resucitan.

La siguiente conclusión en el pensamiento de Pablo sigue inmediatamente a lo que acabo de decir. En el sexto lugar, él dice: “Los muertos en Cristo, han todos perecido.” Los muertos en Cristo, todos han perecido. Escuche. Si los muertos no resucitan, Cristo no resucitó. Y si Cristo no resucitó toda la fe es vacía. Todo mundo todavía está en su pecado. Y todo mundo que jamás murió con su fe en Jesucristo, está condenada.

Esa es la afirmación de Pablo, observe el versículo 18. “Entonces también, los que durmieron en Cristo perecieron.” Ahí está, su fe es tan vana como la nuestra. Pedro, Santiago, Juan, Pablo, el amado Esteban, todos ellos están en tormento eterno. Y también lo está Agustín, y también Lutero, y también Calvino, y también Billy Sunday, y también D. L. Moody, y también su abuela que amaba a Jesús. Todos están en el infierno, si los muertos no resucitan y Cristo no resucitó y todavía está en sus pecados cuando usted muera. El infierno los tiene a todos. Satanás ganó, Dios perdió, si los muertos no resucitan.

Todo creyente que jamás cerró su ojo en la muerte, lleno de esperanza para abrirlo y ver el rostro de Jesucristo, pereció por los siglos de los siglos, nunca vio a Aquel a quien su alma amaba, si los muertos no resucitan. Fueron condenados con el resto de la gente en pecados, si Jesús no resucitó. Es un argumento aplastante. Usted no solo puede tomar una pequeña insignificante variación de la Escritura. No ésta. Porque si los muertos no resucitan, Cristo no ha resucitado, la predicación es inútil, la fe es vacía, los apóstoles son mentirosos, el pecado no ha sido perdonado, y los creyentes muertos están condenados.

Y finalmente, resumiéndolo todo, eso significa que los cristianos son del mundo, las personas más dignas de lástima. Versículo 19, “Los cristianos son las personas más dignas del mundo, de lástima, si en esta vida solamente esperamos en Cristo.” El griego tiene, solamente al final de la cláusula. Si en esta vida tenemos esperanza en Cristo únicamente, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Él solamente va al final de la cláusula, y lo que significa es que, si en esta vida hemos colocado nuestra fe de manera total en Cristo, en otras palabras, se acabó. Hemos colocado todo en un lugar, y si no es verdad que hemos esperado en Cristo somos dignos de lástima.

Porque ¿puede usted creer lo que hemos vivido los últimos dos mil años? Bastante tonto. Si en esta vida tenemos esperanza en Cristo únicamente, no tenemos nada. Entonces créame, cualquier persona que es un cristiano sabe que usted se vuelve un cristiano cuando usted no tiene nada más que Cristo, ¿verdad? Cuándo usted se compromete totalmente con su señorío, ningún otro dios, ninguna otra tolerancia, entonces todo cristiano solo tiene a Cristo, y toda nuestra esperanza está en Cristo. Oigan, si Cristo no funciona no tengo nada de que depender. ¿Qué tal usted? Se acabó. No tengo nada. Y si no está en Jesús, somos un grupo digno de lástima. Y créame, no lo es, él dice, si los muertos no resucitan y Cristo no resucitó.

Hemos desperdiciado nuestras vidas. Que personas tan dignas de lástima. Todas esas personas, imagínese todas esas personas, han estado peleando contra la tentación, luchando con el pecado, buscando agradar a Cristo, obedecer la Escritura, teniendo estudios bíblicos, llevando la cruz, sufriendo menosprecio, tratando de dar testimonio, y todo es una basura. ¡Qué grupo de tontos! Esto no es fácil. Somos dignos de lástima. ¡Qué desperdicio! Pero, dice Pablo, observe el versículo 20, “Más, ahora Cristo ha resucitado.” ¿Amén?

Escuche. Él esta vivo. Él resucitó. Todo es verdad. La resurrección es esencial. Escuche conforme resumo esto. La resurrección es esencial, número uno, porque la resurrección prueba que la verdad es más fuerte que la mentira. Ahora escuche, Jesús vino, Él dijo: “Yo soy la verdad.” Y sus enemigos querían sus mentiras, y entonces mataron a la verdad. Y si la verdad se mantuvo muerta, entonces, la mentira ganó. Si los enemigos de Jesús tuvieron éxito en destruirlo, la mentira ganó, la verdad perdió.

El Earl de Morton, regente de Escocia durante el gran tiempo de la Reforma, envió a buscar a uno de los grandes líderes de la Reforma llamado Andrés Melville. Y le dijo a Melville, “Nunca habrá silencio en este país hasta que media docenas de ustedes sean colgados y expulsados.” “Silencio, silencio” dijo Melville, “amenaza a los tuyos de esa manera. Es lo mismo para mí, si yo me pudro en el aire o en el suelo, que Dios sea glorificado. No estará en tu poder colgar o exiliar la verdad de Dios.” Escuche esto, la resurrección es la garantía final de la indestructibilidad de la verdad. La verdad salió de la tumba.

En segundo lugar, la resurrección de Cristo prueba que el bien es más fuerte que el mal. Las fuerzas que crucificaron a Jesús fueron las fuerzas del mal. “Vosotros sois de vuestro padre el diablo,” Él dijo en Juan 8:44. Y si no hay resurrección, entonces el mal ganó, y el principio mismo, moral del universo, la naturaleza santa de Dios está en peligro porque el mal está ganando. Pero si Jesús sale de la tumba, el bien gana y el mal es destruido. Y la resurrección entonces es la garantía final de que el bien es indestructible, y el mal será destruido.

En tercer lugar, la resurrección de Jesucristo prueba que el amor es más fuerte que el odio. Jesús vino al mundo como el amor de Dios encarnado. Él enfrentó un mundo de odio. Lo odiaron con tanta amargura que lo mataron, y si Él se quedó muerto, el odio ganó y el amor perdió. Pero la resurrección de Jesucristo es el triunfo del amor sobre todo el odio.

Un poeta escribió: “Oí a dos soldados hablando, conforme bajaban del monte. El monte sombrío del Calvario, oscuro aún. Y uno dijo: ‘La noche es, es tarde ya, estos ladrones toman mucho tiempo para morir.’ Y uno dijo: ‘Tengo mucho miedo. Sin embargo, no sé porque, he oído a mujeres llorando, y conforme venían bajando del monte y uno era como una rosa quebrantada y uno era como una llama.’ Uno dijo: ‘los hombres continuarán con la obra que sus manos han hecho.’ Y una dijo en lágrimas: ‘Hijo mío, hijo mío, hijo mío.’ Oí a dos ángeles cantando, el amanecer era brillante. Y estaban en túnicas brillantes, túnicas y coronas de luz. Y uno dijo: ‘La muerte es destruida.’ Y uno, en voz dorada cantó: ‘El amor ha conquistado, conquistó a todos. Oh cielo y tierra regocíjense.’” La resurrección prueba que el amor conquista el odio.

Finalmente, la resurrección prueba que la vida es más fuerte que la muerte. La muerte no lo pudo contener. William Barclay cuenta la historia hermosa de una iglesia en Inglaterra, en Londres. Estaba toda arreglada para la celebración de la cosecha de Día de Gracias, decorada de manera hermosa. Todos estaban listos para llegar en la Mesa de Comunión. Enfrente de la iglesia estaba un gran pedazo de maíz, para simbolizar la gratitud de sus corazones por la provisión de Dios. Nunca se reunieron. Hubo un ataque aéreo y la iglesia fue bombardeada y despedazada. Los meses pasaron, dice Barclay, y la gente en la comunidad se dieron cuenta que en medio del escombro estaban saliendo del suelo unas ramas verdes. Vino el verano y las ramas florecieron, y el otoño estuvo ahí, y en medio del escombro estaba saliendo maíz. Ni siquiera las bombas y la destrucción podían matar la vida en las semillas que estaban ahí sobre la mesa. Así es con la vida. La vida conquista la muerte porque Jesús conquistó la muerte. Y ahora Cristo ha resucitado.

Oremos. Padre gracias por simplemente llenarnos con tanto de esta gran verdad, la gloria de la resurrección. Oh Dios, ayúdanos a saber que esto es tan elemental. Gracias por la vida de resurrección, en Jesucristo. Amén.

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