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En Efesios, capítulo 5 versículos 1 al 7 tenemos uno de los pasajes más maravillosos y útiles en todo el libro de Efesio, toca el corazón mismo de la vida cristiana, el tema del amor, y usted lo verá en el versículo 2, la pequeña frase “andad en amor.” Nada podría ser una definición más hermosa o directa de cómo debemos vivir como cristianos, en términos de conducta que eso. Quiero leer estos siete versículos para que pueda ver el contexto total, y después hablaremos de los primeros dos en esta mañana.

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos.”

Ahora, obviamente este es un pasaje práctico. Simplemente a manera de panorama breve, permítame decir esto, quiero que Dios realmente nos está enseñando la misma lección una y otra vez. Y no es calculado por parte mía, simplemente seguimos encontrándonosla por todos lados. Y creo que, en el mes pasado, o algo así, el Señor ha hecho que toda Grace se concentre en una gran verdad y es que a menos que nuestra vida en este momento manifieste virtud justa, hay una posibilidad real de que no seamos salvos en absoluto.

Si usted ha estado con nosotros en las últimas semanas, usted sabe que hemos visto eso. Eso es precisamente lo que está en el corazón de este texto también. Si usted es un fornicario, una persona inmunda, una persona avara, usted no tiene herencia en el reino de Dios ni de Cristo. Creo que el Señor nos está diciendo algo y realmente estoy preocupado por esto, porque una iglesia de nuestro tamaño fácilmente puede esconder a personas que realmente no tiene una relación viviente con Dios, que son religiosos, que son superficiales, que quizás entre comillas hicieron una decisión, que caminaron por un pasillo, que repitieron una oración, pero que no tienen una evidencia viva, presente, para verificar la salvación genuina. Me parece que sin importar a que pasaje llegamos, para ser el corazón del pasaje.

Y en el versículo 6, de nuevo hay algunas personas que quieren engañar. Hay personas que quieren engañar al vender un tipo de amor falso, y el amor falso del mundo involucra fornicación, y adulterio y avaricia, inmundicia y todo eso. Pero no debemos aceptar lo falso, la falsificación. Si somos cristianos verdaderos nuestras vidas no se caracterizarán por lo falso, sino por el amor real. De hecho, usted sabe que lo que más me asusta todo el tiempo, incluso en mi propia vida, que en 1 Juan capítulo 4, Juan dijo esto: “Dios es amor, y el que ama conoce a Dios.” Y si usted no ama, no conoce a Dios, sin importar lo que usted diga. Si su vida no se caracteriza por el amor, usted no conoce a Dios. Si usted no ama a su hermano, el amor de Dios no mora en usted.

Entonces, el apóstol Pablo está diciendo lo mismo que hemos estado aprendiendo, y él está diciéndolo en este sentido, andar en amor. Y si no hay amor en su vida o es lo falso que el mundo está ofreciendo, usted no está en el reino, sin importar lo que piense. Ahora, permítame ir a este pasaje y vea junto conmigo el versículo 1. “Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados.”

Ahora, quiero extraer esa frase, “imitadores de Dios.” La palabra griega es mimētēs, de la cual obtenemos ‘mimo’. Sean mimos de Dios. Y un mimo no es alguien que imita los patrones generales, sino alguien que copia características específicas. Sed imitadores. Sean mimos de Dios. Y amados, permítanme decirles esto, toda la vida cristiana podría resumirse en esa afirmación. Sean mimos de Dios. Ahí está. Reproduzcan en ustedes todo lo que es verdad de Dios.

Todo comenzó así, ¿no es cierto? en Mateo capítulo 5, versículo 48, cuando nuestro Señor dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro padre que está en los cielos es perfecto.” Eso es esencialmente lo que Pedro estaba diciendo en 1 Pedro 1:15 y 16. Y en ese pasaje maravilloso, Pedro dice esto, “Si no como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está, Sed santos, porque Yo soy santo.” Pedro dijo: Sean como Dios.

El apóstol Pablo dijo, “Sean seguidores de mí, así como yo de Dios.” El apóstol Pablo dijo, “Vean la gloria del Señor y permitan que el Espíritu del Señor los cambie a Su imagen.” La meta definitiva de la meta cristiana, en 1 Juan, está en el capítulo 3, “que un día seremos como Él, porque le veremos tal como Él es.” En otras palabras, la vida cristiana en su totalidad se resume en esto, sean imitadores de Dios, sean como Dios. Si usted está por todos lados tratando de entender que es lo que Dios quiere de usted, es eso. lo cual significa que entre usted conoce más a Dios, más sabe lo que debe ser, y entonces, la búsqueda primordial en cualquier creyente es conocer a ¿quién? a Dios.

No es sorprendente que Pablo dijo, “a fin de conocerle.” Si vamos a ser como Dios, debemos saber cómo es Dios. Si vamos saber cómo es Dios, necesitamos estudiar la persona de Dios. Y entonces conforme estudiamos la Biblia, vemos desarrollada la persona de Dios. Por cierto, la vida entera es la revelación de Dios, es la revelación personal de Dios. Ahora, esto no es tan solo un principio del Nuevo Testamento, “Sed santos porque Yo soy santo.” Viene del Pentateuco, Levíticos 11:45, así fue desde el comienzo mismo, Dios dice, “Ustedes son mi pueblo y Yo soy su Dios,” y aquí comienza todo, “Sean santos como yo soy santo,” Levítico 11:45. Todo comenzó ahí. Y así es a lo largo de la Biblia.

Dice usted, “Bueno es fácil para ti decirlo, sed imitadores de Dios. Es difícil de hacer.” Seguro que lo es. Y usted no lo puede hacer en su propia fuerza. Y nada más puede apretar sus dientes y esforzarse y ser como Dios. Y eso es cómo puede ver lo que Jesús estaba diciendo en el Sermón del Monte. ¿Sabe usted como comienza siendo como Dios? Comienza reconociendo que no puede ser como Dios. Comienza con un espíritu quebrantado y contrito. Comienza llorando por su pecado. Comienza en mansedumbre. Comienza con un sentido tan abrumador de pecaminosidad, que tiene hambre y sed de justicia.

Y entonces hay una paradoja fabulosa aquí. Por un lado, usted debe ser como Dios, por otro lado, usted debe saber que no puede ser como Dios. ¿Lo ve? Y ese es simplemente el punto. Cuándo usted que debe ser como Dios, y usted sabe que no puede ser como Dios, entonces sabe que debe haber otro poder para hacer eso posible. Y esa es la belleza del capítulo 3 de Efesios, versículo 17 o versículo 16, en dónde él ora porque Dios nos conceda el ser fortalecido con poder por Su Espíritu en el hombre interior. En otras palabras, “Yo soy un pecador vil, malo, no puedo ser como Dios. Dios dice que debo ser como él. Si no puedo, pero debo ser, entonces alguien tiene que entrar en mi interior y hacer lo que no puedo hacer. ¿Lo ve?

Y ¿quién es que hace eso? El Espíritu Santo nos fortalece con poder en el hombre interior. Y, ¿sabe usted cual es el resultado de eso? El resultado está al final del versículo 19 y dice esto, “Para que,” hina, cláusula de propósito, “para que,” “con el resultado de que, o” “para el efecto de que sean llenos de toda la plenitud de Dios.” Escuche, Pablo está diciendo aquí que puede ser como Dios, puede ser lleno de la plenitud de Dios, puede ser en términos de Dios como Él, en lo que a sus cualidades concierne, pero no lo puede ser por sí mismo. Debe ser fortalecido con poder por Su Espíritu en el hombre interior, es la obra del Espíritu.

Entonces, ahí está la resolución de la paradoja. ¡Oh Dios, oh Dios, estoy quebrantado por mi pecado, lloro por mi pecado! “Mi pecado está siempre delante de mí,” dijo David, y en mansedumbre tengo hambre y sed por aquello que debo tener, pero no puedo tener. Y es en medio de ese quebrantamiento que usted depende de la obra de Cristo y el ministerio del Espíritu para hacer lo que usted no puede hacer, pero debe hacer. Ese es el corazón de todo, ¿lo ve?

Entonces, él dice, “Usted debe ser un mimo de Dios, pero reconozca que esa es la obra de Dios, no la suya.” Y ahí yace su dependencia del Espíritu de Dios. Y, por cierto, amados, si ustedes realmente son cristianos, el Espíritu está operando en usted, moviéndose para hacer de esto una realidad, moviéndose para hacerlo como Cristo, moviéndose para conformarlo a Dios.

Ahora, incluso podría llevar ese pequeño pensamiento en el 5:1, y podría en cierta manera esparcirlo en ambas direcciones. En el capítulo 4, versículo 1, ésta sección entera de Efesios, toda la segunda sección que es la sección práctica, la primera es la doctrinal, ahí comenzó todo lo práctico, “Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados.” El concepto de andar es todo en los últimos tres capítulos, usted debe andar, esa es la vida diaria, es su estilo de vida. Esta es su doctrina en los capítulos 1 al 3, esto es doctrina, ahora aquí está la práctica. Esto es lo que eres, así es como debes vivir. Esto es lo que Dios ha hecho, esto es lo que debes hacer. Anda de manera digna.

Y, ¿qué es lo que involucra ese andar digno? Bueno, involucra muchas cosas, involucra un andar en humildad, versículos 1 al 3, capítulo 4. Involucra un andar en unidad, versículos 4 al 16, capítulo 4. Involucra un andar diferente, capítulo 4, versículos 17 al 32, diferente, no como el mundo. Vea el versículo 17, “ya no andéis como los otros gentiles andan.” Entonces, es un andar humilde, es un andar en unidad, es un andar diferente. Y ahora en el capítulo 5, es un andar en amor. Y después, en el versículo 8, es un andar de luz. Y después en el versículo 15 es un andar en sabiduría. Y después en el versículo 18, es un andar en el Espíritu. Y después, en el capítulo 6, versículo 10, es un andar en la batalla. ¿Lo ve?

En otras palabras, él simplemente está delineando diferentes elementos del andar. Pero en el corazón de todo esto, simplemente me encanta esto, ahí en el corazón de todo está esta frase hermosa, “Sed imitadores de Dios.” Eso simplemente lo condensa. Si Dios se humilló a sí mismo en Cristo, sean humildes. Si Dios en Su Trinidad es uno, entonces sean uno. Si Dios es diferente, apartado de este mundo malo, entonces, sean diferentes. Si Dios es amor, entonces amen. Si Dios es luz, entonces, sean luz. Si Dios es sabio, entonces sean sabios. Si Dios es guiado y dirigido por principios sobrenaturales espirituales, entonces sean así. Si Dios es el Conquistador sobre Satanás, entonces sean los conquistadores sobre Satanás. Sean como Él. Ahí está.

¿Alguna vez se ha detenido a pensar en todo lo que usted tiene en Cristo? Es increíble. Es increíble lo que Cristo nos ha dado. Los primeros tres capítulos, permítame recordarle, nos dicen estas cosas: tenemos una nueva posición delante de Dios, una nueva vida, una nueva justicia, un nuevo Padre, una nueva herencia, una nueva ciudadanía, un nuevo amo, una nueva libertad, una nueva victoria, una nueva seguridad, una nueva paz, una nueva unidad, una nueva comunión, un nuevo gozo, un nuevo espíritu, un nuevo poder, una nueva capacidad, un nuevo llamado, un nuevo propósito y un nuevo amor. Esas son muchas cosas nuevas. Y todo eso es nuestro en Cristo.

Y usted no puede evitar si no ver este concepto del amor entretejido a lo largo de los primeros tres capítulos. Está en el capítulo 1, “habiéndonos predestinado en amor.” Está en el capítulo 2, ¿por qué nos mostró misericordia? “Por su gran amor con que nos amó.” Está en el capítulo 3, “conoced el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento.” Cómo puede ver, entretejido en todo esto, nuestra posición entera depende del amor de Dios, ¿lo ve? Y si esto es verdad, él dice en el capítulo 5, más vale que anden en amor. Esto debe ser característico. De hecho, otros lugares en la Biblia nos dicen que el amor es la clave de todo, ¿verdad? Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Y el mayor de esto, es ¿qué? el amor. El amor es el más grande. Entonces, debemos amar en amor.

Ahora, quiero mostrarle cuatro puntos de estos siete versículos, y después una advertencia de conclusión y tendremos el resto para esa parte, de cualquier manera, la próxima semana. Cuatro puntos: el ruego, el patrón, la perversión y el castigo. Vemos aquí un ruego, un patrón, una perversión y un castigo. Y después, una advertencia final. Entonces, decimos que los primeros dos puntos son positivos, y después los últimos dos puntos son negativos. Podía ver usted eso conforme a lo leí, ¿no es cierto? Versículos 1 y 2, muy positivos, versículos 3 al 6, muy negativo, versículo 7, una advertencia.

El ruego, en primer lugar, versículos 1 y 2a. “Sed, pues, imitadores de Dios,” mimos de Dios, “cómo hijos amados, y andad en amor.” Deténgase ahí. Ahí está el ruego. El ruego es para que nosotros vivamos una vida de amor. Ahora, sé que hablamos de esto mucho, y usted no lo puede evitar porque está en la Biblia mucho, ¿lo ve? Pero, ahora, escúcheme. Recuerde esto, el predicar o enseñar en la iglesia no está diseñado para impartir la información que usted va a retener por el resto de su vida, y conforme a lo cual usted vivirá. Simplemente no es así. El secreto de la predicación y la enseñanza es seguirle diciendo lo mismo que usted ha oído antes, pero se le olvidó en términos de su conducta.

Entonces, nunca nos disculpamos por decir algo que dijimos antes. Dios no se disculpa por ello, tampoco nosotros. Y no piense usted, debido a que usted oye la palabra, y usted oye el término, y usted lo conoce intelectualmente, que no es para usted, sino está operando en su vida más vale que escuche más, porque usted es más responsable de lo que solía ser. El ruego es simple, vea el versículo 1 ahora, es un mandato. “Sed imitadores de Dios.” No es una sugerencia, es un mandamiento. Y seguro tiene que comenzar desde el punto de la pecaminosidad. Y seguro debe comenzar desde el hecho de que no lo puede hacer, pero eso no cambia el mandamiento. Usted tiene que ser lo que no puede ser, ahí es en dónde el Espíritu de Dios entra. Pero, ¿se da cuenta usted del ‘pues’? ¿Adónde nos lleva eso? De regreso.

Le voy a decir una de las cosas que usted tiene que hacer cuando enseña la Biblia, es que tiene que tratar con el párrafo que viene antes y el párrafo que viene después. Y si usted hace eso, usted también tiene que tratar con unos párrafos que vienen antes del párrafo que viene antes. Y el párrafo antes, del párrafo antes, del párrafo antes porque todo va de la mano, todo está relacionado. ¿Por qué está ahí el ‘pues’? Para llevarlo de regreso.

Ahora, observe lo que le va a mostrar, versículo 31, “quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Ahora, permítame decirle algo, eso es lo opuesto del amor. Cómo puede ver, todas esas cosas precluyen el hecho de que no hay amor. Cuándo usted está amargado contra alguien, cuando está resentido contra alguien, está enojado, ahí hay dos palabras diferentes usadas ahí, sea una explosión exterior, y muestra de enojo, o un enojo interno, o sea algo en dónde usted se queja, o reprende a alguien públicamente, o hable en silencio detrás de su espalda, sea cual sea el tipo de malicia, eso es lo opuesto de lo que él está hablando.

Por otro lado, esas cosas no deberían estar ahí. Lo que debería estar ahí es el versículo 32, “antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonadores.” Esas son características del amor. El amor es amable, el amor es tierno, y sobretodo el amor es ¿qué? perdonador, es perdonador. Y cómo puede ver, es una incapacidad de perdonar lo que produce la ira y el enojo. Es una incapacidad de perdonar lo que hace que usted calumnie a la gente y hable tras sus espaldas, y se aferre a la malicia en contra de ellos. Es porque usted no los perdona que usted tiene esa amargura y ese resentimiento, y la razón por la que no los perdona, francamente es porque usted, ¿qué? no los ama.

Entonces, lo que él está diciendo aquí es, “quítense, despójense de todas esas cosas anti-amor, y no dejen que esa característica se manifieste. No tengan las características de un corazón que no ama. Sino, tengan las características de un corazón que ama.” Él no menciona el amor en el versículo 32, él menciona la bondad, la misericordia y el perdón. Y simplemente, para asegurarse que usted no pierda de vista de dónde viene eso, él dice, “pues, para ser amables, para ser compasivos, para ser perdonador, usted debe imitar a Dios con respecto a esto, debe andar” en ¿qué? “en amor.” Porque es amor lo que es amable, es el amor lo que es misericordioso, el amor es perdonador. Es el no amor lo que es amargado, enojado, grita, y malo.

Entonces, es un pues que lo lleva de regreso. Y el pensamiento central es el perdón. Y permítame tomar eso esta mañana, y en cierta manera forzar eso en su mente un poco. Escúcheme, mida su amor el día de hoy. Hay muchas maneras en las que podríamos hablar de esto, pero tratemos con este texto como parece. Mida su amor el día de hoy con el pensamiento del perdón. Sí. Porque realmente creo, ahora, escuche esto, realmente creo que en lo que a nosotros concierne, la vara de medida más grande del amor en su vida es el perdón, ¿muy bien?

Digo, así es como Dios incluso presenta su amor. Cómo puede ver, podremos decir, “Oh, de tal manera amó Dios al mundo que Él hizo flores hermosas. Dios amó tanto al mundo que Él hizo hermosas mujeres, o hombres guapos. Dios de tal manera amó al mundo que hizo alimento delicioso. Dios amó tanto al mundo que dijo palabras amables. Dios de tal manera amó al mundo que hizo árboles y montañas.” Bueno, eso es agradable, pero algo falta. De tal manera amó al mundo que Él tomó a un grupo de pecadores, sucios, putrefactos, viles, que lo odiaban, y murió en la cruz para llevar sus pecados, para que pudiera llevarlos a su cielo eterno y tener comunión con ellos para siempre. Guau, eso es algo. Es mejor que árboles y flores y damas hermosas. Eso es mejor que cualquier cosa.

Cómo puede ver lo que estoy diciendo es esto. El amor es mejor medido en su capacidad de perdonar. Cómo puede ver, aquí está lo que él dice, es la capacidad de Dios de perdonar, que nos muestra, que nos habla de Su amor. Incluso cuando estábamos muertos en delitos y pecados, Dios nos vida juntamente con Cristo, ¿Por qué? Debido a Su gran misericordia, en base a Su gran amor, con el que nos amó. El acto más magnánimo que el amor puede llegar a hacer es perdonar la maldad más grande. Mida su amor, pregúntese, ¿ama? Los hijos de Dios aman. Si usted no ama, 1 Juan 4 dice que no es de Dios.

Dice usted, “Bueno, ¿cómo se si no amo?” Simplemente hágase usted una pregunta, ¿tiene alguna amargura en contra de alguien por algo que le hicieron? ¿Usted se enoja con la gente y se queda hirviendo en el interior? ¿Usted habla mal tras sus espaldas? ¿Usted los ataca verbalmente, gritándoles? Cómo puede ver, esas son las características de la falta de amor. Esa es la vida antigua. Y tiene que despojarse de la vida antigua. ¿Verdad? Eso se acabó, como puede ver, se acabó.

Vea el final del versículo 32, debemos perdonar, y aquí está la clave de este pasaje entero. Y es usado dos veces, una vez en el versículo 32, y una vez en el capítulo 5 versículo 2. Debemos perdonar como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Esto simplemente saltó de la página y me cautivó esta mañana cuando estaba predicando en el primer servicio. Había pensado en esto, pero realmente no lo había visto de manera tan clara. No sé si lo puedo decir como lo dije en ese momento, pero ¿sabe usted lo que vi?

Y creo que lo vi por primera vez con esta claridad, parte de la aventura de predicar es que usted aprende conforme avanza, ¿se da cuenta? Pero, sabe una cosa, realmente nunca pensé en esto de esta manera. Sabe una cosa, no importa lo que alguien le haga, esto es interesante, no importa lo que alguien me haga en la familia de creyentes, en la comunidad de creyentes, no importa cómo me lastimen o me dañen, o me calumnien, o me aplasten, o me golpeen, o me hieran o me ofendan, o lo que sea, Cristo ya pagó el castigo por ese pecado. ¿Entendió eso?

Dice usted, “Hombre, lo que me hicieron, no, los voy a hacer sufrir.” ¿Quiere saber algo? Más vale que piense dos veces. Cristo ya sufrió por lo que le hicieron a usted. ¿Qué más quiere usted? Bueno, ese es un pensamiento revolucionario, ¿qué le está pidiendo a Dios? Jesús llevó en su propio cuerpo, nuestros pecados. Si alguien peca contra mí, y alguien me viola, y alguien me ofende, y mi reacción en la carne humana sería estar enojado y amargado, y lleno de ira, y de malicia, y calumniar. Me detengo y pienso, bueno, pero espera un minuto, no quiero nada de ellos. después de todo, Jesús ya llevó ese pecado en su propio cuerpo en el madero. Jesús ya derramó Su sangre por ese pecado. No voy a pedir. ¿Qué quiero? ¿Qué más podría haber?

Entonces, la próxima vez que piense en tener una actitud vengativa, la próxima vez que quiera responderle a alguien, la próxima vez que quiera decir una palabra no amable, o quiera estar amargado contra alguien, la próxima vez que quiera calumniar a alguien, o hablar tras sus espaldas, o buscar venganza en contra de alguien, recuerde que el pecado mismo que usaron en contra de usted, aquello que le hicieron, Jesús ya llevó eso en Su propio cuerpo en la cruz. Y ese pecado ya ha sido pagado y usted no tiene que añadir nada más al sufrimiento y la consecuencia que ese pecado debería traer. Todo ha sido cubierto por Cristo en la cruz. Ya está cubierto.

Y entonces, debemos perdonar. Versículo 32, dice: “Así como Dios, en Cristo, nos ha perdonado.” ¿Sabe usted lo que Dios dice? Sabe una cosa, usted y yo ofendemos a Dios mucho. Yo ofendo a Dios mucho y también usted. Y Dios no dice, “MacArthur, he recibido ya demasiado de ti, esta es la última vez. Aquí está.” No. ¿Usted sabe lo que Dios dice? MacArthur, ¿qué puedo hacerte? Mi Hijo, Él ya llevó los golpes, no hay nada más que hacer. Se acabó. Dios, por causa de Cristo, lo perdona a usted. Usted, por causa de Cristo, perdone a otros. Y la medida de su amor es la extensión de su capacidad de perdonar. Es una verdad fantástica.

Dice usted, “Bueno, no puedo nada más seguir perdonando para siempre. El hombre lo hace a diario.” Si, bueno, usted puede seguir perdonando para siempre. 1 Juan 2:12, “Hijitos míos, él les ha perdonado todas sus transgresiones por causa de su nombre.” Colosenses 2, “él les ha perdonado todos sus pecados.” Es fantástico. Efesios 1, “en quien tenemos redención, el perdón de pecados.” Si somos los que estamos confesando nuestros pecados, entonces, somos los que estamos siendo perdonados, y constantemente siendo limpiados, 1 Juan 1:9. Simplemente, constantemente limpiados. Y Dios me ve, y Él dice, “Sigues pecando, pero no puedo hacerte nada porque Jesús ya llevó el castigo.”

Y después él nos dice, “Ahora, así es como quiero que anden. Quiero que anden con el mismo tipo de amor, que nunca se aferra a la amargura, nunca tiene algo en contra de alguien porque sabe usted que eso ya ha sido tratado por Jesucristo.” ¿Qué más querría usted? Y si el Dios bendito, el Dios santo, Dios justo, puede perdonar a esa persona y tomar ese pecado, y colocarlo en su querido Hijo, quien es usted para demandar sangre de alguien. Eso es lo que sucede de este lado de la cruz.

Ahora, permítame desarrollar otro pensamiento. El hecho es esto. Y podemos dividir este concepto en dos partes. La profundidad de su amor es indicada por cuanto perdona usted. Vea su vida, ¿cuánto perdona usted? Proverbios 10:12 dice esto, “El amor cubre todo pecado.” El amor cubre todos los pecados. En otras palabras, el amor total es perdón total. Pedro lo dijo de esta manera, 1 Pedro 4:8, “Deben tener un amor estirado, amor ferviente, ektenē, habla de un músculo estirado a su límite. Deben amar a su límite mismo, porque el amor cubrirá, ¿qué? multitud de pecados. ¿Qué tan grande es su multitud? Bueno, ¿qué tan ancho es su amor? Así de grande es la multitud. Dios sabe que, si usted ama, usted va a perdonar. Dios sabe que, si usted ama, va a tener que perdonar. Dios sabe que el amor tiene que tratar con el pecado, pero Dios lo hace al cubrirlo. Simplemente significa arrojarle una colcha, quitarlo, quitarlo de la vista.

Entonces, en primer lugar, la profundidad de su amor es indicado por cuanto perdona usted. Ahora, piénselo, usted está enojado, amargado contra alguien en su casa. No es un problema, ese es su problema, su falta de capacidad de perdonar muestra su amor. Y le digo esto, si esto es característico de su vida, usted no es cristiano, porque si usted no tiene amor, usted no es hijo de Dios. Piénselo.

Segunda cosa que quiero decir de esto, primero, la profundidad de su amor es indicado por cuanto perdona usted. Y, en segundo lugar, la profundidad de su amor es indicado por cuanto sabe usted que ha sido perdonado. ¿Escuchó eso? En primer lugar, usted puede identificar el amor de una persona por cuanto van a perdonarle a alguien más, y también puede identificarlo por cuanto saben que han sido perdonados. Le voy a decir una cosa, una iglesia es un lugar interesante, leí esa carta esta mañana acerca de una mujer que quiere venir aquí, de la cárcel. Ella ha sido una criminal, fue enviada a la cárcel, tenemos a otras personas así en esta iglesia.

Tenemos a personas que estuvieron en la cárcel, personas que estuvieron ahí más de diez años, tenemos a personas que han hecho todo aquí. Tenemos a un grupo excepcional, tenemos a ex fornicarios, idólatras, adúlteros, ladrones, mentirosos, afeminados, homosexuales, tenemos un montón de ese tipo de personas. Tenemos simplemente a personas del diario, que antes pensaban que eran buenas en sí mismas, orientadas a las obras. Tenemos a muchas personas así. Pero, sabe una cosa, nunca deja de sorprenderme, que es inevitablemente la gente que tiene el mayor sentido de perdón en sus vidas, las que les conceden a otras el mayor perdón.

¿Alguna vez se ha dado cuenta de eso? Siempre son las personas soberbias, que piensan que son buenas en sí mismas, religiosas, que no pueden perdonar a alguien por algo en el pasado, que no pueden dejar eso. Sabe una cosa, usted tiene una persona en la iglesia, por ejemplo, que antes era un borracho, alcohólico, prostituta, criminal, y vienen a Jesucristo y después, poco después alguien más viene con un problema terrible, pecaminoso, ese tipo de persona va a decir, “Bueno, ¿Por qué? sabes que yo los voy a perdonar. Después de todo ve lo que el Señor hizo conmigo, el Señor me hizo eso.

Por otro lado, usted tiene a alguien, “Bueno, he ido a la iglesia toda mi vida. He estado el religioso, tal, tal, tal,” ¿lo ve? alguien que viene y alguien que dice, bueno, porque yo menosprecio esa persona, la escoria en la iglesia. Sí. Pero sabe que la realidad es que el pecado de ese hombre probablemente es peor que la prostitución, porque la súper piedad religiosa, era lo peor de todo. Pero como puede ver, son las personas que saben que han sido más perdonadas, que pueden perdonar.

Ahora, permítame mostrarle una ilustración de esto. Vea Lucas 7, y usted ve a estas dos personas en contraste, aquí en Lucas 7, y vemos un retrato hermoso de nuestro Señor. Versículo 37, el versículo 36 lo presenta. Uno de los fariseos llamado Simón, no Pedro, sino otro Simón, deseaba que Jesús comiera con él. Y él fue a la casa de este fariseo y se sentó a comer. Ahora, observe lo que pasa. Y aquí una mujer en la ciudad, que era una pecadora.

Ahora, aquí hay una mujer que es mala, vil, sin duda una prostituta, simplemente una mujer miserable, putrefacta. Cuándo ella supo que Jesús estaba comiendo en la casa del fariseo, ella compró una caja de alabastro de ungüento. Ahora, no tenemos tiempo de entrar a todo lo que eso significa, pero eso habría costado mucho, y bien pudo haber sido comprado por ella con dinero que ella había ganado de su trabajo, que habría sido prostitución. Entonces, es una especie de situación extraña.

Entonces, ella entra a la casa en dónde el fariseo está sirviendo a Jesús. Y ella se sentó a los pies de Él detrás de Él, esto es de Jesús, llorando. Un espíritu quebrantado y contrito, llorando por el pecado. Y ella comenzó a lavar los pies de Él con lágrimas. Y ellas los lavó con sus cabellos y besó sus pies y los ungió con el ungüento. Ahora, esa es una escena absolutamente conmovedora, fuerte, incluso si ella le hubiera hecho eso al fariseo, él se habría volteado y la hubiera golpeado en la boca. Él habría hecho que sus siervos la levantaran y la arrojaran a la calle. ¿Cómo te atreves a tocar a una persona limpia, tú, mujer vil, inmunda?

Y el versículo 39 indica eso. Cuándo el fariseo que lo había invitado, lo vio, él habló dentro de sí, diciendo, “este hombre, si fuera profeta, sabría qué tipo de mujer es esta que lo toca, porque ella es una pecadora.” Oh, la justicia personal es increíble. Él no tenía perdón alguno en su corazón. Y, ¿sabe por qué? Él no pensaba que tenía que ser perdonado de nada. Y usted va a perdonar en la medida en la que usted comprenda su propio perdón. ¿Lo ve? Usted va a amar, conforme comprende ese amor de Dios hacía usted. Y entre más profundo su pecado, mayor su sentido de perdón y más magnánimo será su amor y perdón hacia alguien más.

Bueno, él no tenía ningún sentido de pecado, entonces, él no tenía ningún sentido de perdón. Y me gusta esto. Él estado diciendo esto en sí mismo, no en voz alta. Y después Jesús le respondió. No es eso maravilloso. Hombre. Unos cuantos de esos y usted sería conmovido. Él puede leer su mente. Y Jesús respondiéndole le dijo: Simón, tengo algo que decirte. Y él tenía su voz piadosa y él dijo: Maestro, adelante. “Hubo cierto deudor,” Jesús es un maestro de las ilustraciones, “hubo en cierto deudor y tuvo dos deudores, el que le debía quinientos denarios,” un denario era como el trabajo de un día, y el otro cincuenta. Y cuando no tenía nada que pagar el perdonó a ambos. Un hombre amable, ¿verdad? Dime, por tanto, ¿Quién lo va a amar más? Mmm.

Simón respondió y dijo: Supongo que aquel al que le perdonó más. Y él le dijo: Haz juzgado justamente. Y él entendió el punto. ¿Lo ve? “Y él se volvió a la mujer, y le dijo: Simón. Simón, ¿ves a esta mujer? Entré a tu casa, no me diste agua para mis pies, pero ella ha lavado mis pies con lágrimas. Y los limpió con los cabellos de su cabeza. No me besaste, pero esta mujer desde que entré no ha dejado de besar mis pies. Mi cabeza con aceite no ungiste, pero esta mujer ha ungido mis pies con ungüento. Por tanto, te digo, sus pecados que son muchos, son perdonados, porque ella amó mucho, pero al que poco le es perdonado, ama poco.” Oh, que condenación tan terrible.

La razón por la que ella me ama tanto, la razón por la que ella me está haciendo esto, la razón por la que ella está respondiendo así a mí, como puedes ver, es porque ella ama mucho. Y la razón por la que ella ama mucho es porque ella tiene un sentido profundo de pecado, y busca un perdón profundo. Y Jesús se volvió a ella y le dijo, versículo 48, “Tus pecados te son perdonados.” Él le perdonó mucho, y ella amaba mucho.

Como puede ver, la capacidad de amar, depende en cuan profundamente usted perciba el amor de Dios. La capacidad de perdonar a alguien más depende de cuánto sabe que se le ha perdonado a usted. Aquí estaba un fariseo que pensaba que era bueno en sí mismo, arrogante, que pensaba que era tan justo y tan bueno, y tan maravilloso que ni siquiera necesitaba perdón. El ni siquiera le habló a Jesús como esa mujer le habló. Él no estaba interesado en lavar los pies de Jesús, él no estaba interesado en servir a Jesús como ella lo hizo. Lo único que quería era una discusión teológica para saber si este hombre era quien decía ser, y desde el principio no creía de cualquier manera, porque él dijo, a si fuera profeta él no se metería con esta mujer.

Su propia justicia personal lo condenó, él nunca necesitó a Jesús, él no tenía la capacidad de perdonar una ramera porque él no tenía sentido de perdón en su propia vida, porque él no tenía necesidad. Él no tenía sentido de pecado. Y el punto es este. Ese hombre debería haber reconocido que, si esos dos pecadores fueran colocados uno al lado del otro, él era el mayor, porque es el pecado definitivo decir, no necesito a Dios. Ese es el pecado definitivo.

Y entonces, les digo que, dependiendo de la profundidad de su sentido de perdón, será su capacidad de perdonar a alguien más. Si usted ama poco, es porque usted percibe el amor de Dios poco. Usted ama mucho, porque usted percibe el amor mucho en su perdón. Una historia hermosa. Aquí hay una pecadora quebrantada, quien sabía que necesitaba desesperadamente el perdón. Y ella necesitaba mucho perdón, y en base a ese mucho perdón había mucho amor. Algunas veces pienso que esas son el tipo de personas que deberían poblar la iglesia más que nosotros. No necesitamos a personas que piensan que no necesitan nada, no necesitamos a personas que piensan que están bien.

Me acuerdo de la historia de, que contó Roberto Falconer. Él estaba sentado en un grupo de personas pobres, privadas, incluyendo a personas de la calle, prostitutas y personas malas, y él les estaba contando esta historia, estaban tratando de mostrarles que Jesús los quería perdonar. Y él les estaba leyendo y su biógrafo dice, alguien lloraba en voz alta y vio y era una mujer joven, con su cara desfigurada por una enfermedad, excepto por las lágrimas que tenía era pobre, no tenía expresiones.

Falconer le dijo algo amable a ella y después ella dijo, “Volverá a venir él,” llorando. ¿Quién? dijo Falconer. O Él, Jesucristo, el que perdonó a la mujer. He oído, creo que Él va a volver a venir. ¿Por qué preguntas? dijo Falconer. Porque, dijo ella, con lágrimas frescas que hacía que el resto de sus palabras no se pudieran entender. Y después ellas se recuperó en unos momentos, y como si terminara su oración ella colocó su mano en su cabello delgado, pobre, sin color, y dijo: Señor, no puede Él esperar un poco, mi cabello no es lo suficientemente largo como para limpiar sus pies. Ella amó mucho, porque ella fue amada mucho.

Y entonces, lo que está pasando aquí en Efesios, ahora, puede regresar usted ahí, es que nuestro Señor está diciendo esto, Dios nos amó y nos perdonó, y así debemos ser el uno con el otro. Sin amargura, sin enojo, sin ira, sin nada. Y en gran medida, amados, su capacidad de perdonar depende de manera absoluta de su capacidad de amar, y usted va a amar y perdonar poco, si usted se ve a sí mismo siendo perdonado poco. Si usted se ve como un pecador vil, quebrantado, pobre, privado, y desesperado, a quien se le ha perdonado mucho, entonces perdonará mucho. Así es. Mida su amor, usted ama porque se le ha perdonado mucho, y usted ama y eso hace que usted perdone a otros mucho.

Entonces, aquí estamos en este sentido, para ser como Dios. Y el Espíritu lo puede hacer. Usted podría decir cómo Zofar dijo, “Oh, ser como Dios.” ¿puedes al investigar encontrar a Dios? Sus caminos van más allá de lo que podemos encontrar. ¿Cómo seremos como Dios, eso es imposible? Si tomamos la definición de nuestro mundo y pensamos que Dios es un Santa Claus benigno, quizás podemos intentar. Pero si tomamos la definición de la Biblia, debemos decir con Pedro, “Apártate de mí, oh Señor, porque soy pecador.” Debemos decir, lo veo en Apocalipsis, capítulo 1, él tiene una visión de Cristo y él dice, “Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto.”

Ser como Dios, increíble. ¿Cómo puede ser así? Lucas 6:36, “Cómo vuestro Padre que está en los cielos, es misericordioso, sean misericordiosos.” 1 Pedro 1. Sed santos como Él es santo. Mateo 5:48, “Cómo él es así de perfecto, sean así de perfectos.” 1 Juan 4:11, “Así como él es de amoroso, sean amorosos. Sea como Él. ¿Es posible? Seguro, es posible por regeneración. 2 Pedro 1:4 dice que cuando usted fue regenerado, se volvió participante de la naturaleza divina. Eso es increíble. Usted puede ser como Dios porque Dios vive en usted, ¿verdad? Usted es participante de la naturaleza divina, por la regeneración. Número dos, por santificación. Conforme el Espíritu de Dios opera en la vida del creyente, para conformarlo a la imagen de Dios. Y amados, Pablo está diciendo, saben una cosa, si se van a llamar hijos de Dios, actúen como tales.

Estaba sentado en un restaurante el viernes, creo, y estábamos hablando con alguien y él dijo: “Sabe una cosa, él dice ser cristiano, pero, nunca ves a Dios en su vida. Él dice ser cristiano, pero nunca ves a Dios en su vida.” Él está diciendo, eso de un individuo. “Él siempre decía que era cristiano, pero cuando lo veías, nunca se mostraba.” Alejandro Magno iba por su ejército y había un soldado ahí con el mismo nombre Alejandro, y ese soldado fue traído ante Alejandro por actos de cobardía en el medio de la batalla. Y Alejandro lo vio en el ojo y le dijo: “Soldado, deja su cobardía o deja tu nombre.” Es apropiado.

Si usted nombra el nombre de Jesús y nombra el nombre de Dios, entonces, ande como Él anduvo. No es eso lo que 1 Juan 2:6 dice, “el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” 1 Corintios 16:14 lo resume, “Todas vuestras cosas sean hechas en amor.” El amor debe afectar toda nuestra vida. Este siempre ha sido el estándar de Dios. Dice usted, “esto es algo del Nuevo Testamento.” No, no. Siempre ha sido el estándar de Dios, el corazón de todo es el amor. Desde la primera vez que Dios estableció un estándar, fue amor.

Dice usted, “Bueno, espera un minuto. Los Diez Mandamientos, hombre, esa fue una ley aplastante, legalismo.” No. Fue amor. ¿Sabía usted que los Diez Mandamientos no son nada más que diez aspectos del amor verbalizado? Eso es lo único que son, diez aspectos del amor, verbalizado. Vea, junto conmigo, Éxodo 20, y le voy a mostrar de manera muy breve, quizás algo en lo que nunca ha pensado. Diez aspectos del amor verbalizado. Es algo fabuloso.

En primer lugar, hacia Dios, y en segundo lugar hacia otros. El amor hacia Dios en los primeros cuatro mandamientos, amor hacia otros en los últimos seis. ¿Está listo? Aquí vienen.

Primero, el amor es leal. El amo es leal, es lo que él está diciendo, versículo 3, “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Así es el amor, el amor es leal, no es inestable, sino leal. Dios simplemente está diciendo: ¿Me van a amar lo suficiente como para no dejarme por algún otro dios? Su esposa le dice: ¿Me vas a amar lo suficiente como para no dejarme por otra mujer? ¿Lo ve? Su amigo le dice: ¿Me vas a amar lo suficiente como para no irte y encontrar a alguien más? Eso es amor, el amor es leal. Es lo único que está diciendo, esto no es nada diferente, el amor es leal. No hace otros dioses, no es inestable, no da la espalda.

En segundo lugar, el amor es fiel. La fidelidad es lealtad extendida, el amor es fiel. No haga ninguna imagen de talla, imagen de talla, ni nada en el cielo arriba, o en la tierra abajo, o en las aguas debajo de la tierra. No se postren ante ella o los sirven, porque yo Jehová tú Dios, soy un Dios celoso, visitando la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y mostrando misericordia a millares de los que, ¿qué? que me aman. En otras palabras, el amor es leal y el amor es fiel. Y Dios está diciendo: “Si me amas, no vas a ser inestable, y si me amas, eso es lo negativo, no me vas a dejar, sino que te vas a pegar a Mí y vas a ser fiel.

Y después en tercer lugar, el amor es reverente. Versículo 7, “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque Jehová no tendrá sin culpa al que tome su nombre en vano.” He oído a personas decir, “No puedes hablar de mi esposa así.” Boom. Usted sabe. “No puedes calumniar a mi amigo.” ¿Se siente así usted acerca de Dios? El amor es reverente. Si usted ama a Dios no va a usar Su nombre en vano, no va a arrastrar Su reputación ahí en el caño. El amor es reverente.

En cuarto lugar, me encanta esto, el amor es íntimo. El amor es íntimo. Hermoso. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis dias trabajarás y harás toda tu obra, pero el día séptimo es el día de reposo de Jehová tu Dios. En el no hará ninguna obra, ni tú hijo, ni tú hija, ni tú siervo, ni tú sierva, ni tú ganado, ni el extraño en tus puertas, porque en seis días Jehová hizo los cielos y la tierra y demás, y Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.” El amor es íntimo, ¿sabe usted lo que el amor hace? Se aparta a la intimidad. Dios está diciendo: “Sabes una cosa, si me amas no solo vas a vivir tú vida, te vas a apartar a Mí, vas a querer estar conmigo, vas a querer tener comunión conmigo, vas a querer dejar el ganado y las actividades, y la tierra, y lo ocupado, y vas a querer estar conmigo.

Y así es el amor. Como puede ver, el amor es leal, y fiel, y reverente, íntimo. De lo único que él está hablando es de amar, eso es lo único que quiere. ¿Por qué entonces fue resumido? cuando todo fue resumido, Jesús dijo que podía ser resumido en estas palabras, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma y fuerzas, ¿verdad? Ahí está.

Y la segunda parte de los mandamientos son hacia los hombres, y que está diciendo ahí. Hacia los hombres es amor de nuevo. Vea el versículo 12, en primer lugar, el amor es respetuoso, el amor es respetuoso. “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus dias sean largos en la tierra que Jehová tu Dios te da.” El amor no carece de reglas, no es rebelde, es respetuoso, honra a la gente. Una de las grandes características del amor es que el amor siempre busca decir lo mismo acerca de todo mundo. El amor siempre busca ayudar, apoyar y honrar. El amor es respetuoso.

En segundo lugar, el amor no daña. En dónde hay amor verdadero, no va a haber heridas. Entonces, él dice en el versículo 13, “No matarás.” El amor no mataría. El amor no mata. El amor no lastima, ayuda. La siguiente, el amor es puro. ¡Oh, el amor, siempre busca la pureza de otro! Entonces, no cometerás adulterio. El adulterio contamina, pero el amor solo busca la pureza. Y después otro, el amor es abnegado. Él dice, el amor es abnegado, “No robarás.” El amor no roba. El amor, ¿qué? da. Da. No toma. Da.

Y después, número nueve, en el versículo 16, el amor es veraz. “No hablarás contra tú prójimo falso testimonio.” Bueno, si usted miente contra su prójimo, usted está tratando de lastimarlo. Si usted ama a su prójimo, usted dice la verdad. El amor es veraz. Finalmente, el amor está satisfecho, está contento. El amor está contento. No quiere la casa de su prójimo, no quiere la esposa de su prójimo, nada de lo que él tiene. Está contento. Está contento en este sentido, el amor dice, estoy contento porque tú tienes eso. Mi felicidad es que tú lo poseas.

Usted ve lo que estoy tratando de decir. Amor hacia es Dios, el amor es leal, fiel, reverente, íntimo. Hacia los hombres, es respetuoso, no daña, es puro, abnegado, veraz y está contento. Cómo puede ver, incluso, los Diez Mandamientos, amados, dicen lo mismo. Sea como Dios, Dios ama. Y el segundo mandamiento, Jesús dijo que él resumió esos últimos seis. El primero, ama al Señor tú Dios con todo tu corazón, mente, alma y fuerzas, y a tu, ¿qué? prójimo como a ti mismo.

Si usted ama a su prójimo, le voy a decir una cosa, usted lo va respetar, nunca lo va a dañar, usted lo va a tratar con pureza, abnegación, verdad, y usted va a estar contento con no tener lo que él posee. Eso es lo que Jesús estaba diciendo en Marcos 12. Él hizo esa afirmación resumiendo la ley. No es sorprendente que Pablo dijo, “La ley entera es cumplida en esto: amor, amor, amor.” Sean como Dios, ame como Dios ama, y Dios perdona a la gente que lo ofende.

Entonces, vemos el ruego, “Andad en amor.” Ahora, quiero que vea el patrón, rápidamente, y vamos a cerrar. El patrón. “Cómo Cristo también nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, en olor fragante.” Ahora, escuche, aquí está el patrón. Dice usted, “Ama como Dios amó, ¿cómo ama Dios?” Bueno, Dios ama de esta manera, Él perdona el pecado, y no importa cuán malo sea el pecado, cuan continuo sea el pecado, Él lo perdona.

Bueno, ¿quién es el ejemplo del patrón? No es ningún otro que Cristo. Ahora, quiero que vea algo aquí, es muy importante. Escuche, “como también Cristo nos amó.” Ahora, escuche esto, yo creo, y lo he dicho en muchas maneras diferentes en años pasados, pero lo voy a decir de otra manera en esta mañana, quiero que entienda el mensaje. Creo que el amor bíblico no es una emoción. Por favor, no es una emoción. Nunca es definido como una emoción, es un acto de dar de manera abnegada. Le quiero decir, si tuvieras un poco de ese tipo de amor en nuestros matrimonios haría una diferencia. La gente dice, “Bueno, ya no la amo.” Entonces, usted es un pecador. Es correcto. Por lo menos una vez en su vida no puede comprometerse con amar a alguien, no por lo que puede conseguir o sacar, simplemente una persona.

Dios dice, “Encuentre una persona y aférrese a esa persona, y entréguese a esa persona.” Si usted no sacara nada de eso, y usted conocerá lo que es conocer el amor de Jesucristo. Quien no nos amó por lo que Él podía sacar de nosotros, sino nos amó a pesar de que lo lastimamos. Cómo puede ver, es un amor que no existe en base a algo recíproco. Ese es el punto. Es ese amor abnegado, humilde, obediente que se entrega a sí mismo, que dice, “amo, amo no por lo que puedo sacar de esto, amo porque es mi naturaleza amar.”

Si usted no ama a alguien, si usted ha disuelto una amistad, un matrimonio o algo más, y usted no ama a alguien, ese no es problema de ellos, es problema de usted. Eso es un pecado. El amor, el amor bíblico no es condicional, es incondicional. Nuestro Señor está lavando los pies de los discípulos en Juan 13, y mientras que están siendo tan poco amorosos hacia Él, tan indiferentes hacia Él, Él va a la cruz. Les podría importar menos, están discutiendo acerca de quién se va a sentar a Su diestra, y a Su mano izquierda en el reino. Quieren saber quién va a ser glorificado en el reino, quienes de ellos van a ser los más importantes. Y Él va a la cruz, son indiferentes, y Él se inclina y los bendice y lava sus pies, y Él lo amó en medio de sus momentos más feos, porque no era recíproco. Él murió en la cruz, y Él dijo de esas personas que estaban ahí, escupiéndolo a la cara, Padre, ¿qué? perdónalos. Eso es lo que Dios está buscando. Ese tipo de amor que no es recíproco, incondicional, no que puedo sacar de esto.

De hecho, dice en el versículo 12, escuche, observe esto, que cuando Cristo hizo eso, y se entregó a sí mismo como ofrenda y sacrificio, ascendió a Dios como olor fragante. El acto entero de Cristo le olió bien a Dios porque fue su tipo de amor, fue independiente y fue incondicional. A Dios le encantó eso, fue dulce en Su nariz.

Dice usted, “¿Qué significa eso? ¿Qué significa eso?” Bueno, Filipenses 4:18 dice, “Olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.” Es simplemente un símbolo de que Dios quedó agradado. Se acuerda usted en Levítico, capítulos 1, 2, 3, 4 y 5, usted tiene cinco ofrendas. Las primeras tres ofrendas, el holocausto, la ofrenda de alimento, y la ofrenda de paz están en los capítulos 1 al 3. Estas eran demandadas de Israel. Ahora, usted recuerda que la ofrenda que más habla de la devoción total de Cristo a Dios, como literalmente entregó Su vida.

La ofrenda de alimento habla de Su perfección. Y la ofrenda de paz habla de que Él hizo paz entre Dios y el hombre, y esas tres ofrendas son olores agradables, porque Dios se agrada con la devoción de Cristo. Dios se agrada con la perfección de Su persona. Dios se agrada de que Él hizo la paz entre Dios y el hombre. Pero Levítico 4 y 5, hay otras dos ofrendas; la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la transgresión. Escuche, no son ofrendas de olor agradable. Son una peste en la nariz de Dios, porque, aunque representan a Cristo, ambas representan a Cristo llevando el pecado. Y fue en ese punto que Él le dio la espalda a Cristo, y Cristo clamó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Porque no hay un olor agradable para la nariz de Dios, el ver el pecado.

Mientras que Cristo estaba llevando el pecado, no hubo un olor agradable en ese aspecto, pero cuando Dios vio la perfección de Su persona, y el elemento pacificador de Su obra, y vio la devoción absoluta de Su amor, llegó a Su nariz en la fragancia de incienso dulce. Cómo puede ver, es ese tipo de situación lo que agrada a Dios. ¿Quiere agradar a Dios? ¿Quiere que su vida llegue a la nariz de Dios como un olor agradable? Entonces, que sea una vida de amor, que sea una vida caracterizada por amor incondicional, que perdona y perdona, y perdona. ¿Lo ve? Y sabe una cosa, no vamos a tener resentimiento, ni amargura, ni ninguno de esos momentos enojados y momentos de malicia. Eso se acabó, ¿lo ve? Esto debería caracterizar su vida. Este es el estándar de Dios. Oremos.

Señor, sabemos que Tú quieres que seamos como Tú. Y sabemos que no podemos ser como Tú por nosotros mismos. No es sorprendente que es necesario que Cristo viva en nosotros. No es sorprendente que es necesario que el Espíritu Santo nos capacite. No es sorprendente que es necesario que dependamos de un recurso divino. Gracias Señor por hacernos que nos demos cuenta de que tenemos que ser, pero no podemos; pero podemos ser cuando sabemos que no podemos ser y confiamos en Ti. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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