En esta noche continuamos en nuestro estudio de Efesios capítulo 5 y 6 acerca del diseño maravilloso de Dios para la familia. Y llegamos al patrón de Dios para los hijos; el patrón de Dios para los hijos. En el primer servicio en esta mañana no mencioné el tema, pero lo hice en el segundo, que vamos a pasar de los padres ahora a los hijos. Hemos hablado de las esposas y los maridos; y ahora pasamos, como lo hace el texto, a los hijos.
Capítulo 6, versículos 1 al 3: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” El mundo no es un lugar fácil para los hijos, de ninguna manera. El hogar no es un lugar fácil. La sociedad no es un lugar fácil en donde vivir. Una carta de un adolescente llegó a la revista Noticias de Estados Unidos y Reporte Mundial. Aquí está la carta.
Esto es lo que este joven adolescente escribió, y cito: “La economía está muerta. La unidad familiar está en problemas. El respeto por la autoridad es una broma. Por el precio correcto, puedes comprarte a un senador o un juez, o él está comprando a una niña de 16 años para usarla durante un par de horas. El dinero no vale nada y tú no vales nada sin él. Deja de preocuparte acerca de por qué tu hijo necesita un trago antes de que pueda llegar a su clase de la mañana o por qué tu hija salió y se embarazó. Simplemente, ayúdalos a enfrentar la realidad de la vida.
Antes de colocarnos en categorías, simplemente recuerda que tenemos que estar a cargo de este asunto en 30 años cuando mueras o te jubiles o te mueras de hambre por lo que recibirás del seguro social. Lo dejo en tus manos, ayúdanos un poco y entiéndenos un poco o quítale al mundo su miseria y dispara los misiles y espera que la madre naturaleza tenga mejor suerte con la próxima cosa que salga del fango.” Fin de la cita.
¡Cuán triste es que el bebé de alguien llegó a eso tan pronto! Pero refleja algo del temor y la falta de la confianza y algo del caos y la confusión y la falta de orientación y la condición perdida de una generación de hijos y jóvenes.
Un antiguo proverbio chino dice “una generación planta los árboles y otra se beneficia de la sombra.” En esta generación estamos viviendo con un poco de sombra. Nuestros abuelos, y quizás inclusive nuestros padres, si tenemos la suficiente edad, plantaron algunos árboles en el pasado y ahora estamos disfrutando algo de la sombra. Pero esta generación no está plantando ningún árbol para la próxima. Y se van a encontrar a sí misma en un mundo terrible con ningún lugar en donde esconderse. El joven que escribió esa carta, no siente sombra alguna, no encuentra lugar alguno de comodidad, de consuelo, no encuentra un lugar donde esconderse, ni lugar de seguridad; simplemente una realidad aterradora, tanto en el presente como en el futuro.
Tenemos que plantar algunos árboles para que provean sombra para la futura generación. Debemos hacer algo o la próxima generación va hacer terriblemente peor que esta; y la que sigue después de ésta, aún peor. Y estas son cosas terribles en que pensar. Y si pensamos en ellas por un tiempo, tendríamos que concluir que no puede pasar mucho tiempo antes de que el anticristo llegue al mundo debido a la dirección en la que vamos.
¿Cómo podemos plantar esos árboles? ¿Cómo podemos proveerle sombra a nuestros hijos y a sus hijos y a sus hijos? La respuesta es regresar a los estándares de la Palabra de Dios. Y eso es lo que lo hace tan aterrador. Nuestra sociedad reconoce hacia dónde va; y hasta cierto punto, reconoce el caos de sus hijos - ciertamente los hijos lo reconocen. Ellos reconocen que tiene que haber alguna provisión de esperanza y seguridad, pero al mismo tiempo, se revelan de manera abierta contra la Biblia. No quieren, como lo hemos estado señalando, sus demandas morales en su estilo de vida. No están dispuestos a someterse a los estándares que establece para su propia conducta. Y entonces, hacen a un lado, desechan, la única esperanza para los hijos.
Por cierto, las Escrituras son muy claras acerca de lo que la Biblia tiene que decir revelando la voluntad de Dios con respecto a la familia. Y simplemente recordándoles, remontándonos al Pentateuco, por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 6, versículos 6 y 7 leemos: “Y estas palabras que Yo te mando este día estarán en tu corazón y las enseñarás a tus hijos.” Nuestra parte es muy simple. ‘Enseña la Palabra de Dios a tus hijos.’ Enséñales las Escrituras. Esa es nuestra parte. Deuteronomio 6:6 y 7. La parte de Dios es presentada un poco antes en Deuteronomio 5:29: “O, que tuvieran un corazón, que me oyesen y guardaran todos Mis mandamientos siempre para que les fuera bien y a sus hijos para siempre.”
Yo no puede darles ese tipo de corazón; usted no puede darles ese tipo de corazón, pero Dios puede. Y Dios anhela hacer eso. Dios tiene que darles un corazón para Sus mandamientos, un corazón para Su Palabra. Dios tiene que llamarlos a sí mismo y debemos enseñarles. Esa enseñanza de la Palabra de Dios es parte del proceso mediante el cual ellos son llamados a Dios. Y una vez llamados, esa enseñanza se vuelve el patrón en el cual ellos viven. Dios entonces, está llamando a las familias a enseñar Su Palabra, a presentar Su Palabra a sus hijos. Los padres realmente se ven forzados a hacer eso. Esa es la única alternativa que tienen si desean criar a sus hijos para que amen al Señor y conozcan la bendición que viene a aquellos que obedecen.
En Josué 24:15, nuevamente en el artículo Antiguo Testamento, leemos esto: “Y si mal os parece servir a Jehová, escoged hoy a quien sirváis, si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Pero yo y mi casa, serviremos a Jehová.” Y esa es la decisión que tienen que tomar como padres. ¿A quién servirán? ¿Servirán a los dioses que los rodean, los dioses de sus padres, los dioses de la época actual? ¿O servirán al Dios vivo y verdadero? Y servirlo significa que Él toma la prioridad, el lugar prioritario en su vida, en la de su familia; y usted enseña Sus verdades y Sus preceptos a sus hijos.
Por cierto, en ese texto de Josué 24:15, ahí estaba un padre tomando esa decisión. Y él tomó una decisión correcta con respecto a su familia cuando dijo: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Y esa es la decisión que toda familia tiene que tomar. Esa es la encrucijada de la realidad que enfrenta la familia. Realmente no hay esperanza para la familia a nivel político. Tanto como yo estaría de acuerdo con el énfasis y el enfoque moral de la derecha religiosa, como son llamados, yo comprendo que la política no puede traer de regreso el orden a la familia. La política no puede traer de regreso la justicia al hogar. Ese es un asunto espiritual. No puede ser realizado a través de la política.
No puede ser hecho través de la educación. Los educadores están trabajando muy, muy duro en tratar de alcanzar eso fuera de la dinámica espiritual de una revolución transformadora en el corazón llevada a cabo por el Espíritu de Dios a través de la fe en Cristo. Están esforzándose por educar a los hijos para que de alguna manera regresen a algún nivel de moralidad, el estándar por el cual no pueden ponerse de acuerdo. Usted encuentra esas personas que políticamente son muy agresivas, están intentando hacer eso; algunas lo están haciendo a nivel educativo y ninguno de los dos grupos está teniendo éxito.
Sólo hay una manera de llevar de regreso a la familia a donde necesita estar y eso es tomar la decisión que Josué tomó. Y es escoger para su casa que usted, por encima de cualquier otra cosa y en primer lugar y sobre cualquier otra cosa, va a servir al Señor. Y eso significa obedecer Su Palabra en todo aspecto de su vida. Es tan simple como decir ‘escogemos el camino de Dios en lugar del camino del mundo en el tema de nuestra familia’. Y comienza en ese punto.
Usted tiene que hacer ese compromiso y después comenzar a darle seguimiento. El Señor ha delineado en las Escrituras el plan para la familia y veremos cómo se desarrolla. Está ahí. Es muy claro, pero en algún punto, usted tiene que decidir que ese es el plan que usted seguirá. Y cuando usted se compromete a seguirlo, no hay garantía de su éxito, a menos de que usted lo siga de todo corazón y de manera total.
Ahora, en nuestro texto en Efesios 5 y 6 resume lo que las Escrituras dicen acerca del plan de Dios para la familia. El plan de Dios para la familia satisfecha. Ya hemos estudiado lo que Dios diseñó para la esposa que es llamada a someterse humildemente en amor a su propio marido y hacerlo a él y a sus hijos y a su hogar el centro, realmente, la circunferencia de su vida. También hemos estudiado el patrón divino para el marido quien es llamado a liderar de manera amorosa, de tal manera que él cuida, provee, se sacrifica, protege, purifica y se pierde a sí mismo en dar todo por su esposa.
Y ahora, llegamos a la responsabilidad de los hijos y lo que debe ser inculcado en ellos. Y dice ahí en los versículos que leímos que deben obedecer a sus padres, versículo 1. Versículo 2, deben honrar a sus padres. Obediencia y honor, obediencia y respeto es su responsabilidad. Y quisiera comenzar al hablar de los hijos en esta noche afirmando el hecho de que los hijos son una adición bienvenida a la familia. Y necesito decir eso en este día y en esta época. Son una bendición que recibimos con gusto en la familia en una época en la que algunas personas están diciendo que prefieren no tener hijos, como si de alguna manera fuera algo negativo en sus vidas. Los Salmos 127 y 128 dicen que los hijos son una bendición de Dios.
El Espíritu Santo dijo en 1 Timoteo 5:14: “Quiero que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, cuiden el hogar.” Nuevamente, los hijos son una bendición, una herencia del Señor. Job 42, versículos 12 y 13, “Entonces Jehová bendijo el postrero estado de Job más que en su principio.” ¿Se acuerda de eso? Job tenía todo y lo perdió todo; y después, el Señor lo bendijo aún más. ¿Cómo? Él tuvo siete hijos y tres hijas. Dios lo bendijo a él con esa gran bendición de tener hijos.
Los hijos son una bendición dada por Dios. Son una evidencia de Su amor. Son una evidencia de Su bondad. Son dados por Dios. Aunque le pertenecen a Él, ellos son enviados para enriquecernos. Son enviados para hacer que nuestra vida sea plena y sean criados por nosotros para llevarlos a la piedad para que ellos también puedan ser un testigo del Dios verdadero y el Evangelio de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué gran oportunidad de discipular a futuros testigos!
Ahora, al criar a esos regalos especiales de Dios y llevarlos a la madurez y a la piedad y a la virtud y a la utilidad y a la eficacia para el Reino de Cristo, hay dos cosas que debemos enseñarles. Debemos enseñarle a obedecer a sus padres y debemos enseñarles a honrar a sus padres. Eso es simple pero muy amplio. Y primordialmente, creo yo, el hecho de que lo hagan de manera eficaz depende de nosotros y nuestro compromiso con la Palabra de Dios y con lo que afirma. Proverbios 22:6 lo resume con palabras muy conocidas: “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Esa es una afirmación general simple que dice que la manera en la que usted prepara a un hijo se va a manifestar en su vida adulta. Eso es todo lo que está diciendo. No es una promesa, no es una garantía sin condiciones. Es simplemente axiomático, es evidente que la manera en la que usted críe a un hijo, va a afectar lo que llegue a convertirse. Y es la verdad general de esa escritura. Y cuando usted lo se prepara en las cosas de Dios, eso tendrá un impacto en lo que ellos se convierten o que lleguen a ser. Si seguimos el plan de Dios, veremos que ese plan da fruto. Eso simplemente tiene sentido común.
Ahora, debemos reconocer que enseñar a los hijos a obedecer y a honrar a sus padres no es fácil y no es simple. Al menos, no fue así con mis hijos. Y no está siendo fácil tampoco con mis nietos. Permítame decirle por qué es difícil. Por las mismas razones que es difícil para una esposa someterse y es difícil para un marido expresar liderazgo amoroso, las mismas razones, exactamente las mismas razones se aplican a la dificultad de que los hijos obedezcan y honren a sus padres. Las mismas razones básicas.
Número uno, la maldición adentro de ellos. Ellos están maldecidos cuando llegan. Son pequeños, egoístas, egocéntricos, réprobos, centrados en sí mismos, rebeldes. Son lindos pero están reprobados. Eso es aparente cuando llegan. Ellos gritan y no comparten el dolor de nadie. Ellos gritan sólo por lo suyo. No tienen compasión. No comparten interés alguno con nada de lo que está pasando en la familia. Ellos no están interesados en absoluto en la conversación. No se esfuerzan por ayudar en nada. Simplemente están preocupados consigo mismos.
Creen que no existe nadie más que ellos, ellos están bien y son maravillosos cuando avanzan un poco más allá de esa época de infantes. Son maravillosos en desobedecer; eso es parte de ellos. Usted no pasa la primera parte de la vida de un niño diciéndoles “Sí, porque sí, sí, sí, sí.” Usted continuamente les dice “No, no, no, no.” Porque toda la inclinación es hacia lo que es contraproducente y desobediente. Ellos son buenos en desobedecer; usted no tiene que enseñarles a desobedecer. Nunca nadie tuvo que enseñarle a un niño a desobedecer.
Nunca nadie tuvo a un niño a quien en algún punto le dijo: “Ahora, simplemente quiero enseñarte lo que es la desobediencia para que sepas lo que es cuando alguien más desobedezca. Mira, te voy a enseñar cómo funciona.”
Y usted luego actúa como si fuera desobediente. No, no tiene que hacer eso. Tienen que ser enseñados a obedecer. Ellos son muy buenos en desobedecer. Ellos son completamente egoístas, completamente consumidos en sí mismos. Quieren hacer lo que quieren hacer cuando ellos quieren. No quieren esperar para nada. Son completamente impacientes. A ellos no les importa para nada lo que a usted le interesa. El mundo entero gira en torno a ellos. Y esa es una expresión inicial de su depravación que puede ser definida de manera simple como estar consumidos consigo mismos. Entonces, tienen que ser enseñados a obedecer a través de lecciones muy dolorosas.
Y se revelan en contra de eso en diferentes grados, ¿no es cierto? Algunos hijos necesitan que se les discipline mucho mientras que otros parecen necesitar menos. Vienen con un paquete un poco diferente de personalidad; no obstante, el proceso es el mismo. Y supongo que David lo resumió desde el principio cuando en el Salmo 51:5, David dijo, pensando del tiempo en el cual él estuvo en el vientre, “He aquí en maldad he sido formado y en maldad me concibió mi madre.” Él no quiso decir que fue un hijo ilegítimo. Él simplemente quiere decir que desde el momento mismo de su concepción era pecaminoso.
Y no hay crianza, no hay preparación que ocurra en el vientre. Entonces, cuando esa pequeña vida sale, está lista para expresar su pecado. Usted tiene esa maldición interna y esa maldición interna es aparente conforme los hijos manifiestan sus primeros indicios de conducta. Y usted sabe que depravación tan terrible se manifiesta a sí misma en un hijo no disciplinado, ¿verdad? Ya con esa inclinación pecaminosa, cuando se expone o es sobre expuesta a un mundo malo. Sobre expuesta a la maldad, a otros niños malos cuya palabras y conductas se vuelven en un ejemplo terrible, terrible para sus pequeños y usted entonces se vuelve protector de eso.
Sus hijos son entonces empujados en su depravación demasiado rápido hacia la edad adulta, sobre expuestos a todo sin la madurez o capacidad de enfrentar ese ambiente, de enfrentar esas presiones, de enfrentar sus pasiones. Y si no hay control fuerte, fuerte y la enseñanza de la obediencia a lo largo de este camino, usted termina con un rebelde terrible. Sobre expuesto al pecado sexual en la música, la literatura, las películas, la televisión, los hijos son empujados a seguir patrones de pensamiento desviados antes de que puedan enfrentarlos o controlarlos. Un hijo de 12 años de edad le dijo a su papá, y cito de una carta: “Mira, papá, ya lo he hecho todo: drogas, alcohol, sexo, no hay nada que me quede que no conozca. Entonces, por favor no hagas un drama de esto.” Fin de la cita. Algunas personas llaman a esto el ‘niño apresurado’.
Uno de los resultados es que la edad de la pubertad está siendo empujada. Ese es un resultado fisiológico de esto bastante interesante. Ahora, es 2 a 5 años antes que en el pasado, de acuerdo con encuestas de la revista Psicología Hoy. Por ejemplo, en el siglo XVIII, una de las cosas populares en Europa eran los coros. Coros de niños. Pequeños niños soprano. Dejaban de cantar como soprano, de acuerdo con la historia, en el siglo XVIII, en la edad de 18 años porque sus voces cambiaban. Ahora, sus voces cambian entre la edad de los 13 y 14 en la mayoría de los casos. El crecimiento, el crecimiento físico, llegando ya a los 1900 continúa hasta los 26. Y ahora se detiene alrededor de los 18 años. La edad promedio de la pubertad de los años 1900 era de 14 años; y ahora es de 12, bajando, dicen, alrededor de cuatro meses por década. En los años 1600, la edad promedio de la pubertad se encontraba en algún punto alrededor de los 17 años de edad.
Las presiones de ser expuestos de manera excesiva, las presiones del pecado hacen que un niño sea acelerado en todo tipo de áreas conforme su alma ya inclinada al mal es sobre expuesta. Entonces, usted tiene esta declaración en ellos reaccionando a este tipo de ambiente que hace difícil el criar a un hijo y llevarlos al control y a la armonía con los estándares de la Palabra de Dios.
En segundo lugar, usted no sólo tiene la maldición en ellos, usted tiene al sistema fuera de ellos, al cual ya hice referencia, conforme afecta la maldición en ellos. Pero usted habla del sistema fuera de ellos. El mundo continuamente mantiene la presión en contra de ellos. Esa es la razón por la que Romanos 12:2 dice “no os conforméis a este siglo.” No deje que sus hijos se conformen el mundo. El materialismo consumidor les enseña a satisfacer sus deseos egoístas. Eso es algo terrible que aprender.
Simplemente en Estados Unidos, gastamos más dinero en juguetes que el producto bruto interno de más de 60 naciones. Satisfaciendo los deseos egoístas de nuestros hijos, a los hijos se les vende una dieta constante de estar centrados en sí mismos. Doscientas horas de comerciales anuales es lo que ven en televisión. Veintidós mil comerciales esforzándose por hacerlos que estén insatisfechos o que aprendan a no estar satisfechos en general al no gustarles lo que tienen y que cultiven el deseo de algo que usted ve en la televisión. La sociedad les enseña la rebelión en contra de la autoridad. Les enseña que lo más importante en su vida es la autoestima y que estén satisfechos al hacer lo que ellos quieran cuando ellos quieran y como quieran.
Ellos ven un promedio de treinta horas de televisión por semana mientas están creciendo hasta la graduación a partir de la preparatoria. Han visto 20,000 horas de televisión, más que cualquier otra actividad fuera de dormir. Están sobre expuestos a todo en la televisión. Los hijos ven más pecado en un mes que sus abuelos o sus bisabuelos probablemente vieron en su vida entera. Y los medios masivos de comunicación están promoviendo un estilo de vida anti Dios.
¿Es sorprendente que 10 millones de niños tengan enfermedades venéreas, 5000 más son contraídas cada día? ¿Es sorprendente que uno de cada cinco use drogas dos veces a la semana? ¿Que más de 1,000,000 se involucren en prostitución antes de que lleguen a la edad de 16 años de edad y entre 7 y 14 millones de niños son alcohólicos?
Millones necesitan ayuda en clínicas psiquiátricas, en algún punto alrededor de 2,000,000 según el grupo de investigación para niños de salud, educación y bienestar. Casi 2,000,000 de ellos reciben ayuda anualmente de agencias públicas debido a lo que se clasifica como problemas psicológicos o psiquiátricos. Y así sigue. La maldición interna. La corrupción externa. La tercer área de destrucción debilitante que se enfoca en contra de los niños no es sólo lo que viene desde adentro, no es sólo lo que viene adentro de ellos y lo que viene de su alrededor, sino lo que viene en contra de ellos. Lo que viene en contra de ellos.
Pasé a 2 Timoteo 3. En 2 Timoteo, capítulo 3, regresamos, hicimos comentarios acerca de esto antes, leímos acerca de la dificultad de los días postreros, de los últimos días. Segunda de Timoteo 3:1: “En los últimos días, vendrán tiempos peligrosos.” Y en contra de los niños de nuestra generación, viene toda la naturaleza única de los últimos días, de los días postreros en términos de corrupción cuando los hombres son amadores de sí mismos, amadores del dinero, arrogantes, jactanciosos, desobedientes a los padres. Una de las características de los últimos días es un desafío hacia los padres. Y la sociedad lo tolera, la sociedad les enseña a rebelarse en contra de la autoridad. Les enseña eso.
Quieren repartir condones y pedir que ningún padre tenga el derecho de saber eso para que no pueda imponer en ese hijo sus propias convicciones religiosas. Rebeldes, indisciplinados, egoístas, sexualmente estimulados, enojados, amargados, frustrados, niños destructivos son los productos de una sociedad que es desobediente a sus padres y que no tiene afecto natural, sin afecto natural. Ellos no tienen el amor normal de la familia.
Versículo 3, la primera palabra, “sin amor,” astorgos, sin amor natural familiar. Obviamente tenemos una generación abusada y no amada de hijos. Los niños son vistos por muchos como una carga de tal manera que un tercio de todas las parejas que están en edad de tener hijos, están esterilizadas de manera permanente. Los padres han dejado su amor hacia los hijos. Seis millones de niños en nuestro país, más que eso ahora… Creo que el número es mucho más que eso, muchos millones, debemos decir, no tienen padre en el hogar en absoluto. Las madres también se han ido en un abandono que busca satisfacer sus deseos personales y la búsqueda de su carrera o sea lo que fuere que ellas quieren. Y hay millones de niños que están solos que se sientan atrás de sus puertas cerradas con llave con las persianas cerradas, expuestos de manera excesiva a la televisión.
Tres cuartos de millón en adelante viven en hogares en donde no están sus padres, en instalaciones residenciales, instituciones, hospitales mentales; y otros son encarcelados en instalaciones juveniles por conducta criminal o inclusive en cárceles. Inclusive es posible en la actualidad, desde 1979, divorciarse de sus padres, un precedente establecido por una corte en Milwaukee. Este es el caos en las vidas de los niños. La filosofía de los últimos días es anti familia. Todos sabemos eso, hemos hablado de eso. La agenda feminista es anti familia. El movimiento homosexual es anti familia. El enfoque del aborto es anti familia.
Uno de los autores y conferenciantes F. M. Esfandiary, de la filosofía humanista dijo, y cito: “Para liberar al niño debemos deshacernos de la paternidad, no debemos conformarnos con nada menos que la eliminación total de la familia.” Fin de la cita. Permítame decirle qué tan lejos ha llegado esto. En 1960, el 1% de los niños menores de 18 años de edad experimentó el divorcio de sus padres. En 1960, el 1% de los hijos menores de 18 años de edad experimentó el divorcio de sus padres. En 1990, el 50%; la mitad de ellos. Estamos hablando de liberar al niño. Lo que estamos haciendo con el niño es liberarlo en la propaganda humanista socialista de nuestra época. El psicólogo humanista Richard Farson promueve los siguientes derechos para los niños. Ellos deben ser libres del castigo físico, tener libertad para votar, tener libertad sexual total y libertad económica. ¿Qué tipo de incoherencia es esa?
Los ingenieros sociales -remontándose a 1979- comenzaron a celebrar el año nacional internacional del niño. Y llamaron a los niños a ser liberados de cuatro cosas. Deben ser liberados de valores morales tradicionales, de autoridad paternal -incluyendo cualquier castigo, de discriminación religiosa y de nacionalismo o patriotismo. Y siempre me parece interesante que el 80% de los medios masivos de comunicación en Estados Unidos no tenga afiliación religiosa. Entonces, ellos promueven la idea muy bien y de manera muy agresiva.
Uno de nuestros senadores de Estados Unidos me escribió una carta para decir que las fuerzas anti familia están inclinadas en satisfacer las siguientes metas. Estas son las metas que él enlistó: aborto para la felicidad de la madre y el padre, si hay uno en el hogar. Ellos quieren cumplir estos objetivos: aborto, planificación familiar controlada por el gobierno, legalización del matrimonio homosexual… Pronto estará aquí… Igualdad de derechos para los hijos, preparación del gobierno para los niños y sueldo mínimo para los niños para que hagan tareas o quehaceres del hogar. ¿Puede esto realmente suceder? ¿Puede realmente pasar?
Enfrentamos una situación seria. El doctor Michael Novak escribió en la revista Harper, y cito: “Es obvio que la familia es el centro crítico de la fuerza social. Es el semillero de las capacidades económicas y actitudes hacia el trabajo. Es una agencia más fuerte de éxito educativo que la escuela; y es un maestro más fuerte de la imaginación religiosa que la Iglesia. La planificación política y social, en un orden social sabio, comienza con el lema: “Lo que fortalece a la familia, fortalece a la sociedad.” Inclusive cuando la pobreza y la desorientación azotan a las generaciones como lo hacen con frecuencia, es la fortaleza familiar lo que defiende con mayor vigor a los individuos en contra del aislamiento o la desesperanza. El mundo alrededor de las familia es fundamentalmente injusto. El estado y sus agentes y el sistema económico y sus agencias nunca deben ser dignos de confianza en su totalidad. Una ley inolvidable ha sido aprendida lo largo de los desastres e injusticias de los últimos 1000 años; que si las cosas van bien con la familia, la vida vale la pena ser vivida. Cuando la familia falla, la vida se desmorona.” Fin de la cita y Michael Novak tiene toda la razón.
Desde el punto de vista simplemente de alguien que observa a la familia, desde el punto de vista de la sabiduría humana, es obvio que todo está bien cuando la familia es saludable y cuando no lo es, no hay esperanza para la sociedad. La única esperanza, entonces, para proveer sombra para la generación venidera es someternos a lo que la Palabra de Dios enseña acerca de la familia y acerca de criar a los hijos. Y francamente, no es difícil entenderlo. No se necesitan años y años y años. No se necesitan muchas técnicas para entenderlo. Siempre me sorprende, la economía sorprendente de palabras con la que el Señor dice todo. Y lo que Él dice es esto: “Enseñen a sus hijos a obedecerlos y a respetarlos.” Eso resume todo.
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre que es el primer mandamiento con promesa para que te vaya bien y tengas larga vida sobre la tierra.” Por cierto, estos son los únicos versículos en la Biblia que mandan a los hijos. Los hijos se les debe enseñar esto. Deben de manera específica ser instruidos acerca de estas cosas. Deben ser enseñados a obedecer. Hijos, por cierto, la palabra ‘hijos’ es ta tekna. Es la palabra general para descendencia. No necesariamente identifica a un infante; hay otra palabra para infante. Simplemente hablando de hijos en general.
No se tiene en mente una edad. Desde el nacimiento hasta que sean jóvenes, siempre y cuando estén bajo el control de los padres, del cuidado de los padres, tan pronto como tienen la suficiente edad como para saber lo que está bien y lo que está mal, deben ser enseñados a obedecer a sus padres. Esa depravación fuerte, centrados en sí mismos tiene que ser controlada; y la obediencia es la clave de eso. Deben ser enseñados a obedecer. Y la palabra obedecer es hupakouō. Akouō tiene que ver con oír, hupa, debajo de. A colocarse debajo y escuchar. La obediencia es el punto. Enseñar a sus hijos a obedecer. Y realmente, ése es el punto.
Y le voy a decir algo. Conforme usted cría a sus hijos, y usted está haciendo eso de manera coherente, habrá ocasiones cuando pelean en contra de eso en manera más agresiva que otras veces. Y esos son los momentos de batalla, cuando usted tiene que forzar de manera coherente el punto de su obediencia y hacer que la consecuencia se lo suficientemente severa como para que entiendan el mensaje. No van a ser 10 años de batalla. Van hacer 10 años de enseñanza con unas cuantas semanas aquí y allá de verdadera batalla conforme se esfuerzan por pelear por mantener las libertades de su propia naturaleza malvada.
Esto es tan serio para Dios. Escuche lo que dice en Éxodo 21, versículos 15 y 17: “El que hiriere a su padre o a su madre, ciertamente morirá.” ¡Oh! Ese es respeto serio. En la economía antigua, usted le pegaba a su madre, le pegaba a su padre y estaba muerto. Y escuche lo que el resto dice, versículo 17: “El que maldice a su padre o a su madre ciertamente morirá.” Maten a esos hijos que no les muestran respeto a sus padres. Usted dice: “¡Oh! ¿Dios toma tan en serio eso?”
Dios sabe que no hay manera, conforme Él identifica a Su pueblo en el éxodo, conforme lo llama a ser una nación testigo en el mundo, Él sabe que no hay manera de perpetuar la justicia en una familia a menos de que haya obediencia. Y es tan serio que esa ley de Dios sea perpetuada en Israel y sea esparcida alrededor del mundo que Él dice que si ustedes tienen algún hijo que no obedece, simplemente mátenlo. La desobediencia y la falta de respeto, eran castigadas con la muerte. Así de serio es este asunto.
Usted no puede trasmitir la justicia a una generación. Usted ni siquiera puede tener a una sociedad que se controla sí misma. Usted no puede tener nada que sea ordenado a menos de que tenga personas que han aprendido lo que es la sumisión, la obediencia, y la palabra grande, dominio propio. Cuando usted le enseña a sus hijos a obedecer, usted les enseña dominio propio. Usted les enseña a reprimir su depravación, cómo ganar la victoria sobre sus impulsos pecaminosos. Usted lo hace al hacer que las consecuencias sean lo suficientemente severas como para que no lo hagan. Es la única esperanza para nuestra sociedad. Es la única esperanza para la preservación de la justicia. Es la única esperanza para que la verdad de Dios sea transmitida y es una generación obediente de hijos. Tan serio era esto para Dios al comienzo de esto que Él dijo ‘maten a los que no lo hagan’.
Uno podría imaginar si hubiera pena capital de castigo para todos los hijos rebeldes qué tipo de impacto eso tendría. Tenemos a todas estas personas corriendo por todos lados tratando de deshacerse de la disciplina corporal. Si tan sólo entendieran este versículo, realmente estarían molestos. Obviamente, Dios en Su misericordia y Su gracia en esta época de la historia redentora no repite este mandato aquí en Efesios. Pero desde el principio del cimiento de establecer a una nación y darles su ley y anhelando que esa ley fuera preservada y transmitida de generación en generación, era lo suficientemente serio al principio y las implicaciones eran lo suficientemente profundas como para que Él dijera ‘si van a trasmitir esto, tienen que tener hijos obedientes, comprometidos con el dominio propio y la justicia y simplemente maten a los que no lo hagan’.
Ahora, pase al libro de Proverbios conmigo, porque el libro de Proverbios es el corazón de la enseñanza de los padres a sus hijos. Cuando usted entra a Proverbios, usted está entrando al libro que básicamente les enseñaba a los padres a enseñar a sus hijos, algo que usted debe enseñar a los suyos. Capítulo 1, versículos 8: “Oye hijo mío la instrucción de tu padre y no dejes la enseñanza de tu madre. Porque serán adorno de gracia a tu cabeza y adorno a tu cuello.” ¿Sabe lo que eso significa? Lo harán una persona hermosa. Lo harán una persona llena de gracia. Te van a bendecir. Escucha lo que tu padre y tu madre te enseñan.
Capítulo 2, versículo 1: “Hijo mío, si recibieres mis palabras y guardaréis mis mandamientos dentro de ti, si inclinares tu oído a la sabiduría e inclinares tu corazón al entendimiento.” Un padre está diciendo ‘escucha lo que te estoy diciendo’ conforme él trasmite la verdad divina. Capítulo 3, versículos 1: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, sino que tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón.” En otras palabras, escucha lo que te digo y enrédalo a tu cuerpo y vívelo en toda área de tu vida.
Capítulo 4, continua la misma idea. Versículo 1: “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás.” Ahora, ese es un padre fiel. Capítulo 4, nuevamente, en el versículo 10: “Oye, hijo mío, y recibe mis razones, Y se te multiplicarán años de vida.” Capítulo 5, versículo 4: “Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído.”
Capítulo 7 de Proverbios, versículo 1: “Hijo mío, guarda mis razones, Y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi ley como las niñas de tus ojos. Lígalos a tus dedos; Escríbelos en la tabla de tu corazón. Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana. Capítulo 8, versículo 32, simplemente sigue: “Ahora, hijos, oídme, porque bienaventurados son los que guardan mis caminos.” Y después, un par más, capítulo 13: “El hijo sabio acepta la disciplina de su padre.” Capítulo 13, versículo 1: “Un hijo sabio acepta la disciplina de su padre.” Capítulo 15, versículo 5: “Un necio rechaza la disciplina de su padre.”
Ahora, hay algunas muestras de cómo debemos instruir a nuestros hijos, cómo nuestros hijos deben responder. Vaya a Proverbios 30 y usted verá lo opuesto. Aquí está lo opuesto. Cuando un hijo no responde, no obedece, no es disciplinado de manera apropiada, versículo 11: “Hay un tipo de personas, un hombre, una mujer, un tipo de persona que maldice a su padre y no bendice a su madre, hay un tipo de persona, hay generación que es limpia a sus propios ojos pero no está limpia de su inmundicia.” Eso es tan típico de los hijos que son rebeldes y están en contra de sus padres. Quieren hacer lo que quieren, ellos piensan que lo que dicen y lo que piensan, la manera en la que hacen las cosas es la correcta; usted no les va a decir lo que ellos tienen que hacer.
Ellos creen que tienen todas las respuestas y la realidad es que nunca han sido lavados de su inmundicia. “Hay una generación cuyos ojos son altivos y cuyos párpados están levantados en alto.” Este es el hijo orgulloso, egoísta, centrado en sí mismo, rebelde que no escucha nada lo que su padre le dice. “Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.” No son amables, son crueles, son niños brutales, nunca se les ha enseñado la bondad, no se les ha enseñado las gracias que los hacen personas amorosas.
Versículo 15: “La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: “¡Dame! ¡Dame!”” Está hablando acerca de una sanguijuela de caballo que tenía dos dientes, por así decirlo, o dos aguijones que salían de su boca y entran en el caballo y le chupan la sangre. Y dice, este tipo de hijo es como una sanguijuela que saca ambos dientes y chupa la sangre, son hijos rebeldes que chupan la sangre. Versículo 15: “Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta! El Seol, la matriz estéril,” este es idioma muy, muy vívido, “La tierra que no se sacia de aguas, y el fuego que jamás dice: ¡Basta!”
Y usted puede añadir a eso al niño que es como una sanguijuela sin importar lo que usted le dé, no importa lo que le dé, él nunca tiene lo suficiente. Y esa es una buena palabra, como usted sabe, esas personas que tienen hijos rebeldes y creen que pueden comprar sus lealtades o comprar la obediencia de ellos o comprar el respeto de los niños. Usted no puede hacer eso porque nunca están satisfechos. Son como la tumba, son como el vientre estéril, son como la tierra que nunca tiene suficiente agua para su sequía. Son como el fuego que nunca dice basta. “Es el ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre.” ¿Y cuál es la respuesta de Dios? “Los cuervos de la cañada lo saquen y lo devoren los hijos del águila.” Es lenguaje muy vívido.
Cuando usted tiene un hijo que no recibe la disciplina y preparación e instrucción acerca de la obediencia y honra, usted tiene este tipo de hijo que es como una sanguijuela, que chupa la sangre, quien al final de toda su crueldad y falta de amabilidad, toda su enemistad e inmundicia va a sentir el juicio de Dios. ¡Y qué triste es eso, qué triste! ¿Cuantos padres, cuántos de ustedes tienen un hijo que han caído bajo el juicio divino? Algunos de ellos inclusive han perecido. Rompe el corazón de manera total.
Ahora, ¿cómo es que usted lleva a cabo este proceso? ¿Cómo trae usted a un hijo a la obediencia y el respeto? Regresemos a Proverbios, capítulo 3. Proverbios, capítulo 3, versículos 11 y 12: “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere.” Y por cierto, eso es citado en Hebreos 12, versículos 5 al 11 en donde habla de la disciplina, de ser azotado. La categoría aquí es una de disciplina. El padre que realmente ama a su hijo, usted dice que ama a su hijo, entonces usted debe disciplinar a su hijo. Todo hijo a quien usted ama, usted va a azotar. Eso es lo que Hebreos dice. Si el Señor ama a uno, Él lo azota, Él lo disciplina. Y es triste para el momento, pero tiene el efecto del fruto apacible de la justicia.
Entonces, en primer lugar, aprendemos aquí que el proceso de enseñar obediencia y respeto es un proceso de disciplina. La disciplina simplemente puede ser definida en estos términos. La disciplina es esa función mediante la cual los padres recompensan la obediencia y castigan la desobediencia. Eso es disciplina. No conformarse con el estándar divino resulta en consecuencias negativas. La conformidad al estándar divino resulta en consecuencia positiva. Eso es exactamente como nos disciplina Dios. Usted dice: “¿cree usted en recompensa positiva?” Absolutamente, absolutamente. También creo en la recompensa negativa.
Usted pregunta si debe tratar de motivar a sus hijos a través de una recompensa positiva. Absolutamente. Claro, ¿acaso Dios no nos motiva con eso? ¿Acaso no nos promete bien? ¿Acaso Él no nos promete bendición? ¿No dijo Él que el niño que obedece tendrá una vida larga la tierra? De hecho, la única motivación dada en Efesios 6 es una motivación positiva. No hay una amenaza ahí. Es bueno decirle a su hijo ‘si tú haces esto, te voy a recompensar de esta manera’, sabiendo que el niño desea esa recompensa. La disciplina involucra a ambos. La disciplina es muy simple. Es dar la recompensa apropiada por la conducta. Y cuando digo conducta no quiere decir simplemente lo que hacen, también quiero decir lo que dicen y también quiero decir la actitud. Y yo le puedo decir, y también mis hijos lo pueden confirmar, fueron disciplinados mucho más por sus actitudes que por lo que hicieron. Y si usted comienza con la actitud, no va a llegar con tanta rapidez al acto. Tratamos de aplicar la disciplina en el punto inicial de la actitud.
Ahora, observe el capítulo 6 de Proverbios, y hablemos un poco más acerca del proceso de la disciplina. En el 6:20: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen.” Lo que usted hace es vaciarles la Palabra de Dios en ellos para que informen su conciencia y les hable.
Ahora, recuerde usted que cuando estábamos estudiando la conciencia al principio de nuestra mirada a 2 Corintios, le expliqué que la conciencia no tiene moralidad. La conciencia es simplemente un sistema de advertencia. Es una campana, es un silbato, es una alarma, es una luz roja. Eso es todo. La conciencia reacciona al sistema moral en la mente. Reacciona a su estándar moral más elevado. Ahora, un niño que nació en el mundo tiene la ley de Dios escrita ¿en dónde? En el corazón. Romanos 2: “La ley de Dios está escrita en el corazón,” está ahí. Eso distingue lo que está bien de lo que está mal, simplemente les encanta lo que está mal. Y deben ser entrenados, deben ser enseñados a hacer lo que está bien.
Ahora, esa ley de Dios escrita en su corazón puede ser… Escuche con atención… Puede ser afectada negativamente por los mensajes que vienen de la cultura, de la sociedad. La cultura quiere reconstruir ese código moral. Quiere entrar con mentiras. Quiere reformar su sistema moral entero, su sistema moral y ético entero. Y si tiene éxito en hacer eso, entonces la conciencia, la cual es el área de advertencia que se prende cuando usted la viola, está mal informada. Está mal informada. Porque si usted tiene una teología torcida, si usted tiene un sistema moral ético torcido, entonces su conciencia va a reaccionar a ese sistema desviado.
Entonces, cuando usted viene al mundo, ¿qué sucede? Este pequeño niño es expuesto a la televisión, la radio, las películas, la música, la educación, todo el proceso de la cultura y re informa la gran verdad que ha sido colocada en ese pequeño corazón desde el nacimiento acerca de Dios y acerca de lo que está bien y lo que está mal. Romanos 1 les dice que puede saber acerca de Dios, que pueden conocer Su deidad, Su poder y algo de Sus atributos. Romanos 2 dice que ellos saben y pueden distinguir lo que está bien de lo que está mal y la sociedad ataca eso.
Ataca eso con la evolución para que de pronto lleguen a un punto en el que ya no creen que Dios creó todo. Llegan al punto también en donde son azotados con la inmoralidad del sistema, al punto en el que ya no saben lo que está bien y lo que está mal; y el relativismo se apodera. Ya no hay absolutos y la conciencia queda desarmada. Lo único que la conciencia puede hacer es reaccionar a ese sistema ético y si este sistema ético está desviado, entonces la conciencia estará mal informada.
¿Qué es lo que está pasando en nuestra cultura en la actualidad? Dos cosas. Un esfuerzo masivo por venderles a los niños y a los jóvenes un sistema ético no cristiano. Es enorme. Desastre de Dios, no hay Creador, no hay Dios, no hay ley moral. Lo que tú quieras, es para ti, todo es puramente una decisión de estilo de vida. Le dije cuando vimos eso en 2 Corintios, capítulo 1 que inclusive MTV tuvo una serie de dos horas la cual fue transmitida en PBS, en donde la vi y obtuve el material. Y fue acerca de los siete pecados capitales y entrevistaron al tipo de generación de rock contemporáneo de MTV acerca de los siete pecados capitales y ellos básicamente negaron a todos. Revirtieron totalmente todo.
De hecho, a un cantante de rock se le preguntó si él pensaba que la lujuria en un pecado y él dijo “¿La lujuria, un pecado? ¿Estás bromeando? Esa es la razón por la que me metí en este negocio, para codiciar pequeñas jóvenes.” Ellos preguntaban a cantantes de rock si ellos pensaban que el orgullo en un pecado, otro de los pecados capitales enlistados por los monjes medievales y dijeron: “el orgullo, ¿un pecado? El problema con nuestra sociedad es que no tenemos suficiente orgullo.” Todo está torcido, todo pervertido. Le preguntaron a otros si la avaricia era un pecado. ¿La avaricia un pecado? Eso es lo que nos hace ricos.” Todo pervertido.
Entonces, lo que la sociedad quiere hacer es crear un sistema satánico impío de valores, en primer lugar, para que lo que está siendo dicho en el corazón esté mal. Lo segundo que quiere hacer es adormecer la conciencia. ¿Cómo lo hace? Al decirle que usted no debería escuchar a su conciencia. De hecho, le dice “no debería sentirse culpable, usted no debería sentir culpa. Usted no hizo nada malo. Lo que realmente pasó es que fuiste abusado, tu madre te hizo algo, tu padre te hizo algo. Simplemente eres una víctima, no es tu culpa. No debes sentirte culpable, no debes sentirte responsable. La sociedad tiene la culpa por esto.” Y lo que hace es que le quita a la persona la necesidad de escuchar a la voz de la conciencia. Entonces, usted asesina, por así decirlo, la función de la conciencia. Y usted reescribe el guión de los valores morales y tiene un potencial para desastre. Y ese es el tipo de jóvenes que tenemos en nuestra generación.
Ahora, usted tiene que regresar al principio, aquí en Proverbios 6 y tiene que enseñarle los mandatos de la Palabra de Dios. Usted tiene que ligarlos continuamente a sus pequeños corazones, amarrarlos a su cuello. Y eso simplemente significa pegarlos a ellos para que no se puedan separar de ellos, para que cuando anden caminando, estén funcionando en sus pequeñas mentes. Cuando están durmiendo, esas verdades, inclusive cuando estando durmiendo, están guardándolos, por así decirlo, porque están tan grabadas en la profundidad de sus corazones que tan pronto como despiertan, ése es su primer pensamiento consciente. Ese pequeño niño debe entrar a la cocina y el primer pensamiento consciente de la mañana es ‘lo que la mamá dice, respondan de manera inmediata’. Lo que papá dice, respondan de manera inmediata porque esa es parte de la esencia de su vida.
Ahora, capítulo 10, eso entonces se convierte en la lámpara y la luz para su vida. En el capítulo 10 de Proverbios, en el versículo 13, avanzamos un poco en este proceso. Dice en el versículo 13 del capítulo 10: “Y la vara es para la espalda del que no tiene entendimiento.” Ahora esto es muy simple, ¿cómo hace usted para que este pequeño niño o esta pequeña niña obedezcan? El meollo del asunto: le pega con algo. Aquí es llamado una vara. Usted pregunta si estoy seguro de que eso es lo que significa. Bueno, ¿cuál es el punto, simplemente decir ‘bueno mira, aquí hay una vara, serías tan amable de obedecer?’ Si la vara nunca ha sido aplicada, no creo que ellos entiendan la situación. Usted básicamente es llamado a usar castigo corporal. Eso es lo que dice. Una vara es para las espaldas del que carece. ¿Y no es interesante que el Señor inclusive le diga dónde pegarles? No es en la parte de adelante, no en la parte de arriba, en la parte de atrás, en donde han sido diseñados para recibir esto.
¿Y sabe una cosa?, realmente creo que ahí atrás hay más de lo que es necesario y creo que algunos de ustedes lo afirmarían. Y parte de eso actúa como colchón para el proceso de disciplina. Dios lo sabe. Proverbios 13:24, profundiza un poco más en esto. Proverbios 13:24 dice: “El que evita la vara, a su hijo aborrece.” No se cómo se podría decir de una manera más fuerte. Si usted ama a su hijo, le va a pegar en la parte de atrás con una vara. Y si usted no lo hace, usted odia a su hijo. ¿Por qué? Porque usted está contento con dejar que ese niño cultive patrones de vida pecaminosos. ¿Es eso lo que usted quiere para su hijo? El que lo ama, lo disciplina diligentemente. Manténgase atrás de él. Manténgase atrás de él.
Oh, usted dice, pero no puede estar nada más pegándole a sus hijos. ¿Está seguro de que Dios quiere que hagamos eso, que les peguemos? Estoy seguro. Eso es lo que dice. Profundicemos un poco más, capítulo 19, versículo 18. “Disciplina a tu hijo entre tanto que hay esperanza.” ¿Que dice eso? Puedes esperar demasiado tiempo. Puedes ser demasiado inconstante. “Disciplina a tu hijo mientras que haya esperanza y no desees su muerte.” Literalmente, no debes desear que él muera. Si usted no disciplina a su hijo, realmente potencialmente está preparando su muerte, su sentencia de muerte; porque la conducta antisocial, indisciplinada, puede llevar rápidamente a la muerte. Vemos eso en nuestra sociedad, ¿no es cierto? La muerte a través de la embriaguez, muerte a través de la droga, muerte a través de conducta criminal, muerte a través de enfermedades venéreas, por todos lados. Niños muriendo, jóvenes muriendo, adolescentes muriendo. Alguien no conoció la Verdad de Dios. Alguien no los disciplinó lo suficiente mientras que todavía había esperanza y quiso que murieran porque eso es lo que viene a través de personas irresponsables, pecaminosas, impías que nunca aprenden el dominio propio, a controlarse a sí mismas.
El capítulo 22 nos lleva a mayor profundidad. El capítulo 22, versículo 15, y en cierta manera resume lo que hemos estado diciendo. “La necedad está ligada en el corazón del muchacho, pero la vara de la corrección lo alejará de él.” Yo creo que esto es simplemente maravilloso. Ahora, si fuéramos a tomar a 15 psicólogos seculares de la Universidad que usted quisiera escoger y simplemente los trajéramos aquí y les dijéramos que queremos crear a un ciudadano responsable, moral, de calidad, que será una contribución positiva al mundo, quizás cambie la calidad de vida en alguna manera, que va a ser una persona noble con valores molares muy elevados. ¿Qué sugieren que hagamos?
Creo que probablemente hablarían durante meses con todos sus detalles psicológicos y hablarían de todas las cosas que los psicólogos hablan. Y sabe una cosa, los padres pueden llegar a paralizarse por esto también. Digo, inclusive los padres cristianos pueden llegar a paralizarse por todas las cosas que supuestamente deben hacer para que esto funcione. ¿Puede sugerirles algo, esto realmente no es tan difícil? Lo que dice aquí es bastante directo. Usted tiene un hijo depravado y necio. Si usted no quiere que sea tan necio, disciplínelo. Eso es todo.
Ahora, si usted se pusiera de pie en medio de una gran conferencia de psicólogos acerca de la conducta de los niños y dijera eso, lo expulsarían de la puerta y luego, lo demandarían por abuso. Pero eso es lo que la Biblia dice. La necedad está ligada en el corazón del muchacho.
Es parte de su naturaleza depravada. Y la manera de deshacerse de eso - ¿no es maravilloso que Dios lo haya hecho tan simple? - simplemente aplique dolor en ellos; y ellos finalmente dirán ‘no creo que voy hacer eso porque cuando lo hago, me duele’. Me tomó mucho tiempo entender ese mensaje conforme crecía. Pero finalmente, entendí el mensaje, que el dolor no era particularmente algo que disfrutaba. Mi madre me dice que ella se sentía culpable porque me disciplinaba con tanta frecuencia y tan duro. Escuche, sólo le puedo agradecer a mi madre por lo que hizo. Si no lo hubiera hecho, quién sabe qué tipo de persona criminal podría haber llegado a ser.
Usted dice: “Pero, oh, podrías lastimar a tu hijo. De alguna manera, puedes herirlo o podrías dejarle algunas cicatrices emocionales en tu hijo.” Mire, la Biblia dice que usted tiene un hijo necio, está en la profundidad de su corazón. ¿No es maravilloso que usted no tenga que hacer algún tipo de preparación psicológica con el niño durante 14 años para lograrlo? Lo único que tiene que hacer es disciplinarlo. Digo, ni siquiera tiene que ir a la universidad para hacer eso. Usted dirá “bueno, pero podrías lastimarlo.” Bueno, mira el capítulo 23. Esto es para todos ustedes que tienen un poco de temor. Versículo 13: “No retenga la disciplina del niño.” No la retengas. Digo, es tan directo. “Aunque le pegues con la vara, no morirá.” No lo va a matar. Van a sobrevivir.
Porque esa la respuesta típica. ‘Oh, no quiero lastimarlo. Temo que si lo lastimo no le voy a caer bien.’ Usted oye eso todo el tiempo. ‘Yo no me atrevo a hacer eso, no me va querer.’ Ahora, él lo va a amar a usted porque le va a mostrar el camino de la justicia. No, adelante, disciplínelo. “Ciertamente no morirá.” Me encanta eso. Inclusive indica que el escritor de Proverbios tenía un sentido del humor. No lo vas a matar. Te voy a decir lo que vas hacer, lo vas a disciplinar con la vara y vas a librar su alma del infierno. ¿Qué tan importante es disciplinar a sus hijos? ¿Diría usted que es algo importante? Yo diría que es algo muy importante. Creo que de esto es de lo que está hablando. ¡Qué promesa! Usted sabe, siempre estamos buscando promesas en la Biblia que son prácticas. Esto es práctico. Digo, usted no tiene que salir y preguntarse lo que quise decir con lo que dije, ¿verdad?
¿Qué estamos diciendo aquí? Estamos diciendo que los niños tienen que ser enseñados a obedecer porque su depravación lo resiste. Muy bien, vaya al capítulo 29 y vamos a ver nuestra última mirada a esto. El versículo 15 le permite darle un pequeño discurso mientras que los está disciplinando. Dice: “La vara y la reprensión dan sabiduría.” Y francamente, mis propios hijos preferirían que los disciplinara a que les diera el discurso. Eso es algo difícil cuando tu papá es el predicador y tienes que escuchar un sermón largo. “Simplemente pégame y ya déjame salir.” Pero usted tiene la libertad de dar ese discurso. La vara y la reprensión, usted debe hacer que tengan sentido, esto es explicarle lo que está pasando, darle sabiduría. Pero escuche: un niño que hace lo que quiere, avergüenza a su madre. Usted no puede dejar que su hijo haga lo que quiera. Versículo 17: “Corrige a tu hijo y dará descanso y traerá deleite a tu alma.”
¿Qué tan claro es eso? Disciplina, corrección, la vara. La clave es que los niños deben ser instruidos para que obedezcan al sufrir consecuencias dolorosas cuando no obedecen. Deben ser instruidos para que honren y respeten a sus padres, para que sean castigados no sólo por la desobediencia sino por la falta de respeto, por la deshonra. Consecuencias por la desobediencia. Ahora, la razón por la que hacemos esto es porque tenemos que guiar a nuestros hijos. Tenemos que llevarlos al lugar de la justicia. ¿Cómo hacemos eso? Bueno, hablaremos de eso un poco más la próxima vez.
Hablaremos lo que significa “en el Señor,” en el espíritu de agradar a Cristo. Y también voy a hablar acerca de cómo evangelizar a sus hijos. Cuando usted quiere evangelizar a sus pequeños, ¿cómo lo hace? Dice “Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida o ¿les predica un sermón acerca del infierno? ¿Los asusta con las realidades del infierno o los atrae con la bendición del cielo?” Oremos juntos.
Señor, nos has dado una palabra tan clara acerca de esto! Oh señor, ayúdanos a poder plantar los árboles que proveerán la sombra para los hijos preciados del futuro! Te doy gracias por estas maravillosas familias en la Iglesia que han hecho esto, que están criando una generación piadosa. Te doy gracias por el gozo en mi propio corazón de estar en esta generación que está creciendo. ¡Cuán maravilloso! ¡Qué maravilloso es ver a tantas familias que han disciplinado a sus hijos y están siendo criados en la disciplina y amonestación del Señor!
¡Qué maravilloso es ver a los niños aprendiendo versículos bíblicos, niños amando las Escrituras, niños amando a Jesús, niños amando a la mamá y al papá y al abuelito y a la abuelita, niños amándose unos a otros, niños que quieren servirte, que te quieren honrar, que te quieren obedecer como sus padres! Señor, ¡qué maravilloso y qué importante es esto; qué crucial!
Ayúdanos a ser padres fieles en el proceso de disciplina y reconocer también que es nuestra obediencia lo que se vuelve el modelo para la obediencia de ellos. Es nuestro respeto el uno al otro, como madre y padre, que les muestra lo que el respeto hacia nosotros debe ser. Es cuando yo respeto a mi esposa y ella me respeta mí, que ellos entienden lo que el respeto es. Y es cuando ambos te obedecemos a Ti que ellos entienden lo que la obediencia significa.
Y Señor, haznos fieles en esta área para que Tú seas honrado en nuestras vidas y en nuestras familias; y otra generación de hijos piadosos pueda volverse en testigos claves si Jesús se tardara con las generaciones venideras. Danos familias, Señor, como Tú lo has diseñado. Y que no seamos arrastrados por esta cultura y así fracasemos en proveer sombra para los niños que están por venir. Nos comprometemos a nosotros mismos de manera fresca y nueva con esto, como padres y abuelos y como Iglesia. Colectivamente, que sirvamos de esta manera para Tu gloria en el nombre de Cristo. Amén.
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