Llegados al último párrafo en el tercer capítulo de Mateo. Estamos examinando el Evangelio de Mateo y señalando, conforme avanzamos, que Mateo presenta al Señor Jesucristo como Rey. Ése es el enfoque particular de Mateo. Él quiere que el mundo sepa que Cristo es el Rey prometido. El Ungido, el Mesías, el Rey de Reyes y Señor de señores. Vimos, cuando estudiamos el Evangelio de Juan hace algunos unos años atrás, que el mensaje primordial de Juan es que Jesús es Dios. Y todo párrafo, casi en todo el Evangelio de Juan, Juan apunta algo acerca de la Deidad de Cristo.
Bueno, en casi todo párrafo de Mateo, Mateo está tratando con la naturaleza real de Cristo y no es diferente conforme llegamos al final del tercer capítulo, en donde encontramos la comisión del Rey. Mateo no lo dice en estos términos, pero eso es precisamente lo que ocurre. En la majestad del momento, Mateo captura en toda su plenitud lo que vemos aquí. Hay algo asombrosamente majestuoso en este texto. Toda la expectativa de los textos anteriores parece llegar a su cumplimiento aquí, porque conforme llegamos a Mateo 3:13 leemos las palabras “entonces Jesús vino.” Y realmente, por primera vez, el Señor Jesús aparece en el escenario. Hasta este momento, ha sido preparatorio. Mateo ha estado haciendo comentarios acerca de varios elementos en los principios de Jesús. Su nacimiento, las cosas que giraron en torno a Su nacimiento, Su percusor, etcétera. Pero ahora, finalmente, Jesús entra al escenario. Jesús adopta la postura de prominencia.
La expectativa ha estado creciendo desde el principio de este registro y ahora, es cumplida. En el capítulo 1, versículos 1 al 17 vimos el linaje del Rey. En el capítulo 1, versículos 18 al 25, vimos la llegada del Rey, Su nacimiento. En el capítulo 2, versículos 1 al 12, vimos la adoración del Rey, la adoración dada a Él por parte de los magos. En el capítulo 2, versículos 13 al 23, vimos el testimonio del Rey. Esto es, se dio testimonio de que era Rey mediante el cumplimiento de la profecía específica. Y en el capítulo 3, versículos 1 al 12, vimos al precursor del Rey, Juan el Bautista. Y ahora, finalmente, después de todo eso, llegamos al capítulo 3, versículos 13 al 17, a la llegada del Rey. Si quiere agregar otra, la unción del Rey.
Esto, por así decirlo, es Su coronación. Esta es Su comisión, el principio de Su ministerio. Es una sección rica y bendita de las Escrituras. El Rey sale de treinta años de estar recluido, treinta años de oscuridad, treinta años de estar escondido, por así decirlo. Finalmente, para manifestarse a sí mismo al mundo. Juan el Bautista, la voz de uno que clama en el desierto ha preparado el camino, el camino está preparado. El camino es derecho. Y a partir de la reclusión en silencio de Nazaret, el Señor Jesús llega para inaugurar Su obra, para asumir Su responsabilidad y Él es comisionado. Él es coronado, por así decirlo, de una manera de maravillosa aquí conforme comenzamos en este párrafo.
Ahora, quiero que veamos tres aspectos de la comisión de Jesucristo. En primer lugar, el bautismo del Hijo. En segundo lugar, la unción del Espíritu. Y, en tercer lugar, la palabra del Padre. Y notarán que, en todo esto, la Trinidad está involucrada – el bautismo del Hijo, la unción del Espíritu, la palabra del Padre. Este es un pasaje muy importante para entender quién es la Trinidad, porque todas ellas aquí son sinónimas, todas actuando al mismo tiempo. Y si usted está buscando un pasaje en el cual encuentra a la Trinidad, este es probablemente uno de los mejores.
Treinta años de preparación en paz, treinta años de estar en Nazaret, ahora llegan a su fin. Todo eso es enterrado y el Rey llega a la tormenta y la presión de la obra excepcional que Dios le ha comisionado llevar a cabo.
Ahora, veamos en primer lugar en el bautismo del Hijo y vamos a ver todo tipo de cosas interesantes en esto. Y quizás, algunas cosas que no esperaría encontrar a partir de este texto. Pero están relacionadas porque creo que es una buena oportunidad de enseñarle algunas cosas inclusive acerca del bautismo.
Pero, en primer lugar, el bautismo del Hijo, versículos 13 al 16, por lo menos la primera parte. Ahora, aquí encontramos un pasaje de las Escrituras que ha confundido a muchas personas. Y para que nosotros podamos entenderlo correctamente, tenemos que, en cierta manera, verlo cuidadosamente. Y lo que vamos a hacer es considerar en primer lugar los detalles de su bautismo y después, explicaremos su importancia.
Veamos el versículo 13 para comenzar. “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.” Ahora, notará que el versículo comienza con ‘entonces’. Esto es muy vago. No nos dice realmente mucho, no sabemos cuándo fue el ‘entonces’ fuera del hecho de que el ‘entonces’ nos lleva de regreso al tiempo del ministerio de Juan el Bautista. En algún punto durante el ministerio de Juan el Bautista, mientras que otras personas venían a él, como dice en el versículo 5, “salía a él Jerusalén y toda Judea y toda la provincia de alrededor del Jordán y eran bautizados por él...” En algún punto durante ese ministerio de Juan, entonces, vino Jesús.
Ahora, realmente no sabemos por cuánto tiempo Juan había ministrado. No tenemos idea. El versículo 5 indica que fue lo suficientemente largo como para que Jerusalén y toda Judea y toda la región circunvecina del Jordán viniera. Y entonces, habrían sido varios meses para permitir que todas estas personas vinieran y para tomar los largos viajes que estarían involucrados. Sin duda alguna, durante varios meses, Juan había estado ministrando. Ahora, algunos eruditos bíblicos quieren relacionar esto con un pensamiento interesante. Sabemos que Jesús comenzó Su ministerio cuando tenía 30 años de edad. Sabemos eso porque nos lo dice Lucas 3:23. Cuando Él tuvo unos 30 años de edad, Él comenzó Su ministerio.
Ahora, suponiendo que Juan comenzó su ministerio cuando él tenía 30 años de edad, eso significaría que Juan había estado ministrando seis meses antes de que Cristo viniera. Porque Juan nació seis meses antes de Cristo, de acuerdo con Lucas, capítulo 1, versículo 26. Juan el Bautista fue el primo de Jesús, ¿se acuerda usted de eso? Y entonces, Juan era parte de la familia, por así decirlo, y conocemos la historia de Elisabet y cuando dio luz a Juan en el primer capítulo de Lucas. Y él era seis meses mayor que Jesús. Y entonces, si él comenzó su ministerio a la edad de 30, como Jesús, habría estado llevándose a cabo durante seis meses.
Pero, por otro lado, no tenemos razón alguna para creer que él comenzó a los 30. No hay nada en las Escrituras que nos diga eso. Eso sería pura conjetura. Ahora, algunas personas dicen: “bueno, en Números 1, capítulo 4, la Palabra de Dios dice que los sacerdotes debían comenzar su ministerio cuando tenían 30 años de edad.” Y hay algo de indicación que David de hecho se embarcó en ciertas dimensiones de su ministerio al Señor cuando tuvo 30 años de edad. Y entonces, 30, por lo menos, es un número significativo entre los ministerios y lo fue de acuerdo con Números 4, el tiempo cuando los sacerdotes comenzaron a funcionar. Pero ese principio fue muy temporal porque, para el tiempo cuando usted llega al octavo capítulo de Números, la edad de los sacerdotes fue rebajada a 25 años. Y si usted lee 1 Crónicas capítulo 23, David redujo la edad a 20 por motivos especiales. Y ya en esa edad de 20 años, durante el principio del ministerio de un sacerdote, continuó durante el reinado de Ezequías de acuerdo con 2 Crónicas 31. Y después continuó después de la cautividad de acuerdo con Esdras 3, versículo 8.
Entonces, el 30 de Números 4 rápidamente se convierte en 25 en Números 8 y en 1 Crónicas 23, se vuelve 20. Y parece quedarse así. Entonces, realmente no creo que el 30 sea así de importante. Todo eso para decir que no sabemos cuándo Jesús vino y no sabemos cuánto tiempo había estado ministrando Juan. No hay manera en la que podamos forzar una respuesta. Y en Lucas, capítulo 3, versículo 21 - un pasaje paralelo - la Palabra de Dios nos dice: “ahora cuando todo el pueblo estaba siendo bautizado, sucedió que Jesús también fue bautizado.”
Ahora, Lucas entonces también nos dice que Jesús vino cuando el resto del pueblo venía. No hubo una audiencia privada con Juan. No hubo una situación intima. No hubo una comisión secreta. Jesús simplemente vino con el resto de la gente y veremos la importancia absoluta de eso en un momento.
Ahora observe de nuevo, en el versículo 13, otros detalles. Notará que él usa la palabra ‘vino’. Una palabra muy interesante, paraginomai. Es una palabra que tiene un potencial de significado múltiple, pero es una palabra que es usada específicamente en muchos lugares para referirse a hacer una aparición pública. Esa fue una palabra que algunas veces se usó para hablar de la llegada de un maestro, alguien que iba a adoptar un lugar significativo público a la vista del público en general. De hecho, es el mismo verbo que se usa en el versículo 1. En aquellos días, vino Juan el Bautista. Parece ser usada entonces, por lo menos en algunos casos, para hablar del inicio de un ministerio público. Y entonces, en ese sentido, este texto está diciendo: “entonces Jesús iniciando su ministerio público, vino de Galilea.”
Y, por cierto, Marcos 1:9 añade: “de Nazaret en Galilea.” Realmente, no sabemos exactamente en dónde estaba exactamente Juan en el río Jordán, pero pudo haber sido tanto como una caminata de más de 90 km, para que el Señor llegara ahí. Ya para ese entonces, llegó solo. Simplemente comenzando Su ministerio. Nada realmente se ha llevado a cabo en absoluto, Él sale de la oscuridad de Nazaret, camina quizás tanto como 80 km, hace Su aparición pública iniciando Su ministerio.
Me parece sorprendente, conforme pensé en esto, que Cristo esperó treinta años en el taller del carpintero en Nazaret desempeñando los deberes simples del hogar y los deberes simples del taller. Y durante todo este tiempo, sabiendo que Él era Dios encarnado y todo el tiempo, sabiendo que había un mundo perdido, y todo el tiempo, sabiendo que el mundo lo estaba esperando y nunca, nunca frustrándose, porque todo estaba en el plan del Padre. Treinta años de oscuridad, esperando para el tiempo del Padre pacientemente. En una especie de sumisión sin cuestionar nada al Padre. Esperó durante treinta años. Y ahora, llegó la hora. Y cuando llegó, Él salió. Y dice que vino al Jordán.
Ahora, no sabemos dónde en el Jordán. No sabemos específicamente en dónde estaba Juan. Digo, conocemos un nombre, Betábara, pero no sabemos dónde estaba eso. No sabemos si estaba al sur por el mar Muerto, poco más hacia el norte. No tenemos manera de reconstruir los detalles específicos, pero en algún lugar en la parte sur del río Jordán, y usted también notará que dice que Él vino a Juan. Él vino a Juan. Específicamente, Su primo y Su precursor. Y aquí, en cierta manera, es una carrera de relevos. Juan está a punto de pasarle la estafeta a Cristo. Y esta es la parte de salida del ministerio de Juan y el principio del ministerio de Jesús.
Ahora, quizás Jesús y Juan ya se conocían el uno al otro. Sé que sabían el uno del otro, sé que Jesús sabía de Juan, el precursor, porque Él era omnisciente. Sé que Juan sabía de Jesús porque eran primos. Usted pregunta cómo eso es que prueba que Juan sabía acerca de Él. Bueno, por muchas razones. Quizás, cuando eran bebés pudieron haber jugado juntos. Quizás, cuando eran niños pequeños, pudieron haber pasado tiempo juntos. Entonces, Juan se fue al desierto y Jesús permaneció en la reclusión de Nazaret. Y Jesús se quedó durante Su vida entera en esa área del desierto. Quizás, nunca se volvieron a ver. Pero tengo la confianza de que Juan sabía que Jesús era el Mesías.
Hay varias cosas que me ayudan a entender esto. Una es que Elisabet llamó a Jesús “Señor” y si ella, la madre de Juan el Bautista creyó que Él era el Señor, no hay duda en mi mente que ella le habría dicho eso a su hijo. Y el hecho mismo de que él instantáneamente está reconociendo a Jesús aquí y lo reconoce a Él por quien Él es, es otra indicación que, de hecho, él sabía. Y bueno, hablaremos más de eso en un minuto.
Entonces, Él viene a encontrarse con Juan. Y Él tiene un propósito muy específico en mente. Observe al final del versículo 13. Dice “para ser bautizado por él.” Y aquí la construcción griega para ustedes, alumnos de griego, cuando usted ve el infinitivo con ‘para’ usted sabe que éste es un propósito, el cual se está señalando. Él vino con el propósito de ser bautizado por Juan. Esa fue Su intención expresa. Él vino ahí para ser bautizado.
Ahora, al principio esto puede ser sorprendente y realmente, ha sido un problema para muchas personas. Un problema para Juan el Bautista. Y todavía es un problema para muchas personas, a menos de que usted realmente examine el texto cuidadosamente. Él vino para ser bautizado.
Ahora, lo que es sorprendente en esto es lo que vemos en el versículo 6. Regrese el versículo 6. “Y eran bautizados por él en el Jordán confesando sus pecados.” Esto estuvo basado en su mensaje en el versículo 2, arrepentíos. Él estaba predicando arrepentimiento y su bautismo era un bautismo de arrepentimiento con la confesión de pecado. Observe el versículo 11, Juan dice: “yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento.” Ahora, el arrepentimiento admite ¿qué? Pecado. El bautismo entonces de Juan era un bautismo para pecadores. Juan estaba bautizando a personas que admitieron su pecado, que confesaron su pecado, que se arrepintieron de su pecado y que deseaban que Dios transformara su vida y los preparara para la venida del Rey.
Su bautismo era bautismo para pecadores. Significaba, como ya lo vimos, una señal externa de una transformación interna. Debía simbolizar una conversación, un volverse del pecado, un arrepentimiento, un bautismo para pecadores.
Ahora, ¿ve usted el problema? ¿Por qué es que Jesús vino para ser bautizado con un bautismo que realmente les pertenece a pecadores? ¿Porque es que Él buscó esto? ¿Acaso Él necesitaba salvación? ¿Por qué deseo Él unirse a una multitud de pecadores? Entrar en eso era un símbolo de conversión.
Bueno, hay algunas soluciones interesantes en la pregunta. Un escritor muy antiguo sugirió que Jesús vino para ser bautizado sólo porque su madre quiso que se bautizara. Y Sus hermanos quisieron que se bautizara. Ahora, esto está registrado en un libro llamado el evangelio según los hebreos. Esto es lo que llamamos un libro apócrifo. Este es un libro no Escritural. Estos libros surgieron en el primer par de siglos. Eran falsos, no eran verdad. No fueron ofrecidos por el Espíritu Santo y fue el intento claro que Satanás de meterlos al canon del Nuevo Testamento y causar confusión. Y no entraron, pero muchos de ellos tienen cosas interesantes que nos muestran la manera de pensar de la época.
Y de acuerdo con el evangelio de los hebreos, leemos esto: “he aquí, la madre del Señor y sus hermanos le dijeron Juan el Bautista bautiza para remoción de pecados. Vayamos y seamos bautizados por él. Pero él les dijo: ¿qué pecado he cometido que yo deba ir y ser bautizado por él? Fuera quizás de esto mismo que acabo de decir en ignorancia.” Fin de la cita.
En otras palabras, la pregunta es ¿por qué Él fue a ser bautizados Y aparentemente, fuera cual fuera el hombre farsante que escribió el evangelio según hebreos, él tampoco podía entenderlo. Y entonces, simplemente se le ocurrió adivinando que la madre de Jesús y los hermanos en cierta manera le impusieron esta responsabilidad. Pero el evangelio según los hebreos, ese evangelio espurio, mientras que no nos da una respuesta, por lo menos nos ayuda a conocer lo que los primeros escritores enfrentaron la pregunta. Ellos trataron de enfrentarla, de resolverla. Era un rompecabezas para ellos. ¿Por qué Jesús debía ser bautizado en un bautismo para pecadores? Y segundo lugar, ¿por qué por un pecador mismo, como Juan el Bautista?
Ahora, hubo un grupo de personas en los primeros días de la Iglesia llamado los gnósticos. ¿Se acuerda de eso? De la palabra griega gnosis, “conocer,” “saber”. Eran los que sabían todo. Eran los que supuestamente tenían el conocimiento íntimo, elevado de Dios. Y esto es lo que ellos enseñaron. Ellos enseñaron que Jesús simplemente era un hombre. Que el Jesús humano simplemente era un hombre y que, en Su bautismo, Él se encarnó con el Espíritu divino. ¿Muy bien? Que hasta su bautismo Él simplemente fue un ser humano promedio normal quien era pecaminoso como el resto de la gente y Él simplemente era un ser humano. Y después, en su bautismo, Él se encarnó por esta especie de Espíritu divino de muy alto nivel llamado el lagos, el “Espíritu Cristo”.
Entonces, ellos dicen que Él necesitaba el bautismo porque el bautismo purificó al pecador Jesús para recibir este elemento de deidad. Y entonces, este fue un acto preparatorio de limpieza para que Él pudiera encarnar.
Bueno, eso realmente no es correcto. Eso no funciona, porque no encaja con las Escrituras, las cuales dicen que cuando Él nació, Su nombre será llamado Emanuel, Dios con nosotros. Él fue Dios desde el principio. Él no se volvió Dios en Su bautismo. Él no se encarnó en Su bautismo. Él encarnó en Su nacimiento, Él fue concebido por el Espíritu Santo. Él no tuvo padre terrenal. Entonces, eso tampoco funciona. Entonces, el evangelio según los hebreos está afuera. Y el Evangelio según los gnósticos está afuera, queda descalificado también.
Bueno, si no tuvo ningún pecado y si no necesitaba ninguna confesión y ya era Dios y Su madre y Sus hermanos no le dijeron, y si no tenía nada de qué arrepentirse, y si no necesitaba conversión y si no necesitaba una transformación y si no necesitaba cambiar Su vida o cambiar Su corazón, entonces ¿qué es lo que Él está haciendo?
Bueno, si esto sirve de consolación alguna, Juan enfrentó el mismo problema. Observe el versículo 14. “Mas Juan,” y este es un tiempo imperfecto, continuamente, “se le oponía, diciendo: Yo,” e incidentalmente todos los pronombres aquí son enfáticos en el griego, “yo necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí?” Todos son enfáticos. Juan continuamente se le oponía. La forma del verbo denota una acción de intento. Juan constantemente trató de detener a Jesús de ser bautizado. Él se oye un poco como Pedro, ¿no es cierto? Tratando de detener a Jesús de ir a la cruz y Jesús finalmente le tuvo que decir “quítate de delante de Mí Satanás, quítate de Mi camino. Por favor, Pedro, tengo que hacer esto.” El verbo incidentalmente es compuesto. Cada vez que los griegos toman un verbo y añaden una preposición en la parte frontal y la hacen compuesta, lo intensifican. Y entonces, Juan de manera fuerte, vehemente, intensa, de manera continua estaba estorbando a Jesús de que se bautizara. Él no quería esto. No tenía sentido en absoluto para él. Yo, dijo él, yo necesito ser bautizado por Ti. ¿Qué estás haciendo al venir a mí? Esto está al revés.
Me interesó al pensar en esto el notar cómo Juan trató a Jesús y es la manera opuesta a como trató a los fariseos y los saduceos. En el versículo 7, ellos vinieron a ser bautizados y “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced pues frutos dignos de arrepentimiento.”
Ahora escuche, él se rehusó a bautizar a los fariseos y a los saduceos porque no se querían arrepentir. ¿Ve eso? Él se rehusó a bautizarlos porque eran impenitentes, eran pecaminosos. Aquí, él se rehúsa a bautizar a Jesús porque Él no tiene pecado y no tiene nada de qué arrepentirse. Y entonces, la idea entera no tiene sentido para Juan. Él, quien estaba por encima de los fariseos y de los saduceos, y ellos que pensaban que estaban por encima del resto de la gente, se encuentra a sí mismo postrado en humildad profunda ante Jesús. Ahora, me parece obvio que Juan reconoció a Jesús. Él reconoció quién era. Elisabet, como dije, era su madre. Y ella estaba bien informada acerca del primogénito de María. Y Elisabet lo llamó “mi Señor” en Lucas 1:42 y 1:43. Y entonces, usted sabe que ella sabía de Jesús. Y usted sabe que María debió haberle confiado algo de su corazón.
En Juan 1:29, Juan vio la venida de Jesús y dijo: “he aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y Juan reconoció a Jesús. Juan tenía algo de información. Ahora, yo estoy de acuerdo. Juan, en este punto no había tenido todavía una confirmación divina. Observe Juan uno. Esto es muy interesante. Versículo 31. Y le acabo de leer a usted el versículo 29 en donde dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Después, el versículo 30: “Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.” Hombre, él realmente vio a Cristo como el Cristo eterno. Y después, en el 31: “Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.” Versículo 33: “Y yo no le conocía…” Ahora, ¿qué está diciendo? Yo le conocí físicamente pero todavía no habían recibido la confirmación Divina, todavía no había recibido esa certeza. Hasta el versículo 32: “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, Aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre Él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.”
Ahora, Juan tenía una idea de quién Él era humanamente, entonces, Dios le dijo “tendrás la certeza mediante confirmación Divina, la señal será la paloma descendiendo sobre Él. Cuando veas la paloma que desciende del cielo y descansa o reposa sobre Él, ése es el que bautizará con el Espíritu Santo. Ese es el Rey. Ese es el Mesías.” Y Juan dice: “hasta ese momento, realmente no supe. Realmente, no recibí la confirmación divina.”
Pero regresando de nuevo a Mateo 3, es obvio aquí por el hecho de que Juan se humilla ante Jesús y no quiere que sea bautizado. Y aún antes de que Juan llegue a anunciar “he aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” es obvio que físicamente, humanamente, conforme, así como Juan lo percibe, él sabe que éste es el Mesías. Y la confirmación divina viene inmediatamente en el versículo 16 de Mateo 3 cuando el Espíritu desciende. Pero, aun aquí, Juan sabe que éste es de hecho el Cristo.
Ahora, la afirmación de Juan, esta es una declaración increíble y quiero que vea cuán rica es. Su declaración, su afirmación es una de las declaraciones más claras y una de las más poderosas y una de las más potentes acerca de la perfección de Jesucristo jamás dada en las Escrituras. Cuando alguien quiere discutir acerca de si Cristo tuvo pecado, acerca de que Cristo realmente no tuvo pecado, éste es un gran lugar en dónde comenzar. Juan realmente está diciendo: “mira, no puedes ser bautizado con mi bautismo porque mi bautismo es para pecadores.” Y, ¿qué es lo que de hecho está diciendo? “Tú no eres un pecador. Tú no eres un pecador.” Está declarando, por un lado, que yo necesito ser bautizado por Ti. Yo soy un pecador. Tú y yo somos extremos opuestos. Él dice: “yo soy parte de la clase de personas que estoy bautizando y Tú no.” Él está diciendo: “no sólo Tú no tienes pecado, sino que Tú estás aún más allá de los profetas mismos de Dios.” ¿Se da cuenta?
La gente dice que Jesús simplemente fue un profeta. ¡No! Aquí está el único profeta de Dios vivo en su época, aquí está el hombre más grande que jamás vivió hasta su época, Mateo 11:11, entre aquellos que nacen de mujer no se había levantado uno mayor que Juan el Bautista. El profeta más grande que jamás vivió y él dice: “Jesús, Tú no estás en mi clase. Yo soy parte de una clase de pecadores y Tú no tienes pecado.” Y el profeta más grande que jamás vivió exalta a Jesucristo por encima de su categoría.
Entonces, desde el principio mismo, es claro que este es el Mesías Santo, sin pecado, no contaminado, el Mesías de Dios. Y Juan comienza con lo primero que él dice, la primera vez que Jesús se presenta públicamente para ministrar. Con una declaración de la perfección absoluta, de la carencia absoluta de pecado de Jesucristo. Y lo presenta por encima, inclusive, del profeta más grande que jamás vivió.
Ahora, subraye esto: Jesús no es sólo otro profeta. Él se encuentra en una categoría totalmente única. Los profetas son pecadores. Jesús no tiene pecado. Hebreos 4:15, Él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero, ¿sin qué? Sin pecado. Sin pecado. Y él dijo: “Jesús, yo necesito ser bautizado por ti. Hagamos las cosas bien.”
Y, por cierto, Jesús y los discípulos bautizaron a algunas personas. Se unieron al bautismo de Juan y prepararon a algunas personas para el Reino. En Juan 3, versículo 22, “después de estas cosas vino Jesús y Sus discípulos a la tierra de Judea y ahí, Él permaneció con ellos y bautizó.” Juan 4:1: “cuando entonces el Señor supo cómo los fariseos habían oído que Jesús hizo y bautizó a más discípulos que Juan, aunque Jesús mismo no bautizó, sino Sus discípulos, dejó Galilea o dejó Judea y partió de nuevo a Galilea.” Jesús y Sus discípulos bautizaron.
Jesús mismo no lo hizo, sino que hizo que Sus discípulos lo hicieran; no obstante, fue el mismo tipo de bautismo. Fue un bautismo de santos del Antiguo Testamento que estaban preparando sus corazones y arrepintiéndose de su pecado, convirtiéndose, siendo transformados para prepararse para aceptar al Mesías y a Su Reino. Fue un bautismo muy parecido al de Juan, sin embargo, no el bautismo cristiano que se inició en la Iglesia. Y entonces, él está diciendo: “yo necesito que Tú lo hagas a mí. Tú no necesitas que yo te lo haga a Ti.”
Y subraye esto, el Espíritu Santo quiere que se entienda. Aunque Jesús desea el bautismo de Juan y aunque el bautismo es un bautismo para pecadores, que quede claro: Jesús no es pecador. Entonces, Él tiene otra cosa en mente. Él tiene algo totalmente diferente en mente. ¿Qué es lo que tiene en mente? ¿Por qué quiere bautizarse? ¿Por qué quiere entrar en un río simbólico de muerte? ¿Por qué quiere mostrar algún tipo de transformación y algún tipo de acto de pecaminosidad? ¿Por qué quiere hacer esto si de hecho Él no es un pecador? Bueno, algunas personas dicen, permítame darle algunas opciones antes de que le explique la correcta. La que yo creo que es la correcta. Algunos dicen que Su bautismo es simplemente un rito de iniciación. Ellos regresan a Deuteronomio, capítulo 4. Más bien, Números, capítulo 4. Y el Números, capítulo 4, los sacerdotes de 30 años eran lavados. Eran bañados, lavados como una especie de rito preparatorio de iniciación para que ellos entraran al sacerdocio. Y entonces, algunos dicen que esto simplemente es una iniciación. Cristo es lavado simbólicamente conforme entra a Su obra sumo sacerdotal.
Y otros dicen que Jesús sabía que este tipo de bautismo estaba en el bautismo de prosélitos del Antiguo Testamento, ¿se acuerda de eso? Que cuando un gentil se convertía en un judío y se identificaba a sí mismo con el judaísmo religiosamente, no racialmente, obviamente si es un gentil, él no podía volverte un judío racialmente. Pero si usted se unía al judaísmo y él era un prosélito de los gentiles, Él tenía que bautizarse como un símbolo de la transformación. Y algunos dicen que Jesús entonces fue bautizado porque Él quería mostrar la aceptación de los gentiles por parte de Dios. Aquí estaba el Mesías adoptando la posición de un gentil. Y algunos dicen que Él simplemente estaba entrando en un rito de iniciación al sacerdocio. Algunos dicen que, en cierta manera, estaba siguiendo la corriente de este concepto de judío y gentil siendo uno y Él estaba adoptando lugar de un gentil y entrando en una iniciación del judaísmo, lo cual habría sido algo muy sorprendente, el ver a su propio Mesías adoptando en lugar de un gentil. Y quizás, habría suavizado esto un poco para que ellos hubieran aceptado a los gentiles. Por cierto, ninguno de éstos tiene ninguna una Escritura en particular, son simplemente alternativas que son tomadas del aire.
En tercer lugar, algunos dicen que Jesús simplemente, en cierta manera estaba acreditando Juan. Juan estaba haciendo un buen trabajo y quería que todo el mundo supiera que Juan realmente estaba haciendo la obra de Dios. Entonces, Jesús simplemente iba a dejar que Juan lo hiciera para que todo el mundo supiera que Él aprobaba lo que estaba haciendo Juan. En cierta manera, era una especie de acreditación. Una especie de afirmación que decía: “Juan, quiero que todo el mundo sepa que Yo estoy de su lado, que Yo estoy en esto contigo y que tú eres Mi hombre. Y tú me lo haces a Mí y sabrán realmente que eres el hombre de Dios.” Ahora, de nuevo, la Biblia no dice nada. Eso en cierta manera sale del aire.
Ahora, una cuarta. Algunos han dicho que Jesús fue bautizado de manera vicaria. Y, de hecho, en Su bautismo, adquirió cierta cantidad de justicia y perdón para los pecadores, de tal manera que al llevar Jesús el pecado es una combinación de Su bautismo y Su muerte en la cruz.
Ahora, eso es algo extraño. En ningún lugar en la Biblia dice que Jesús fue bautizado por nuestros pecados. Él murió por nuestro pecado y no estoy seguro de que puedo aceptar esa. Esas son sugerencias agradables, pero realmente no tienen sentido en el contexto. Si Jesús estaba siendo iniciado en el sacerdocio, Juan no habría tenido problemas con eso. Si Jesús simplemente estaba tratando de mostrar una identificación con el proceso del bautismo de prosélitos, Juan tampoco habría tenido problemas con eso. Si Jesús simplemente estaba diciendo algo así como que Juan, “simplemente quiero ser parte de lo que estás haciendo para que todo el mundo sepa que eres el hombre de Dios,” no creo que Juan hubiera tenido problemas con eso. Y si Jesús iba a llevar el pecado, no creo que Juan tampoco hubiera discutido ni hubiera tenido problemas con eso.
Pero Juan sólo definió bautismo de una manera. Era un bautismo para pecadores. Y él estaba diciendo: “si Tú haces esto Jesús, Tú solo estás diciendo una cosa” y no era un rito de iniciación de sacerdotes, créanme. No fue un ejercicio de prosélitos. Estos eran judíos siendo bautizados. No sólo fue una manera en la que usted podía estar de acuerdo con Juan. No fue un bautismo que llevaba el pecado de manera eficaz. Tenía algo en mente. Fue un bautismo de pecadores y Juan, de hecho, estaba diciendo: “si Tú haces esto, Tú estás diciendo nada más una cosa Señor. Y no sé cómo es posible que puedes estar diciendo esto cuando Tú no tienes pecado.” Juan está diciendo: si Tú entras a este bautismo, Tú entras en estos términos y eso es todo.
Bueno, ¿cuál es la respuesta? Bueno, permita que Jesús mismo se la dé en el versículo 15. Por cierto, estas son las primeras palabras registradas de Jesús desde que Él tuvo 12 años de edad y le habló a Su madre y le dijo que Él tenía que ocuparse en ¿qué? En los negocios de Su Padre. Ésta es la primera vez que Él dijo algo fuera de eso en todas las sagradas Escrituras desde Su encarnación. Y son palabras con dignidad real y humildad.
Versículo 15: “Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua;” Juan finalmente cedió, pero él no cedió. Él no dejó de estorbar a Jesús hasta que Jesús le dijo el por qué. Él le dijo deja ahora. Ahora, Jesús no niega que Él es superior y que Juan es inferior. Él no niega que Juan necesitaba también ser bautizado por que Juan es un pecador. Él no niega que Juan necesita arrepentimiento. Él no niega que Él no lo necesita, sino que dice: “hay una razón especial Juan y deja ahora.” Esta es una expresión. Sé que esto es raro, pero cede en esta ocasión, permítelo ahora. Cede a Mí en esta ocasión. Es raro, pero es necesario. ¿Por qué? “Porque así conviene que cumplamos toda justicia.” La frase ‘así conviene’ significa que es apropiado que nosotros hagamos esto. Está bien, Juan. Esto es lo correcto. Aunque no tengo pecado y aunque tú eres un pecador y aunque es un bautismo de pecadores, es un bautismo de arrepentimiento, debemos hacerlo.
Y observe que se refiere aquí a ambos. Así conviene. Ambos tenemos una parte. Debes hacerme esto y debo hacerlo. ¿Por qué? “Para que cumplamos toda justicia.” Ahora, aquí está la clave. Que cumplamos toda justicia, ¿significa que Jesús quiere hacer todo lo que es justo? Sí. ¿Que Jesús quiere hacer todas las obras justas? Sí. ¿Que toda obra que por hacer Jesús la hará? Sí. ¿Es el bautismo una obra tan buena? Sí. Entonces, Jesús se está simplemente identificando con él como un acto de justicia. Fueran los pecadores arrepentidos que salieron de esa agua. Fueron hombres y mujeres justos los que llegaron a ese agua y Jesús simplemente está identificando con todos los actos diversos de justicia, todos los diferentes actos de piedad y santidad. Bueno, ciertamente en Su vida Él hizo eso.
El publicano en Mateo 17 le dijo a Pedro: ¿vuestro maestro para los impuestos? Él dijo: “sí”. Y Jesús y Pedro hablaron de esto y Pedro dijo: bueno, él entró para hablar con Jesús y cuando él entró a la casa, Jesús le habló y le dijo: ¿qué piensas Simón? ¿Qué pasa? ¿Qué hay en tu mente? Él dice: “¿de quién es que los Reyes de la tierra reciben los impuestos, de sus hijos o los extranjeros?” Y Pedro le dijo de los extranjeros. En otras palabras, los reyes no demandan impuestos de sus propios hijos. Ellos demandan impuestos de los extraños. Y Jesús preguntó: ¿entonces los hijos quedan libres? Y si Dios es el Rey de todo, y somos hijos de Dios, debemos estar libres de todo esto, ¿verdad Pedro? Correcto. No obstante, Él dice, no sea que los ofendamos, paguemos nuestros impuestos. Sea cual fuera la obra justa, pagar impuestos o cualquier otra cosa, aunque el Señor quizás no sintió la obligación de hacerlo, lo hizo porque era algo justo. Y entonces, quizás esto es parte de ello. Cumplir toda justicia significa que, si el bautismo es algo justo, Cristo lo va a hacer. Pero esto todavía nos deja con el problema del pecado, ¿no es cierto? Y esa es la razón por la que tengo que decir quien todavía hay más riqueza aquí.
Escuche. Juan vio el rostro de Jesús. Él está consciente de la perfección absoluta de Jesús. Él está consciente de la carencia de pecado de Jesús. Él no se atreve a colocar una mano sobre Jesús para bautizarlo en el Jordán. Y en cuanto a la vida sin pecado de Jesús concierne, Juan tiene toda la razón. Pero él, no entiende un punto muy importante. Un punto muy importante. Quizás, usted ha pensado en esto. Jesús vino al mundo para hacer una cosa y esto fue para identificarse con ¿quiénes? Con pecadores. Esa es la razón por la que vino. Y para que Él cumpliera toda la justicia de Dios, para que comprara, adquiriera la justicia para cualquier persona, Él tenía que identificarse con pecadores. Y en la encarnación, Jesús se vio a sí mismo como uno con hombres pecadores.
En el libro de Isaías, en el capítulo 53 dice “Él fue contado con los transgresores, pecadores.” Yo creo que el elemento supremo, escuche, en el bautismo de Jesús fue la identificación del Hijo de Dios sin pecado con pecadores. Y creo que lo primero que Jesús jamás hizo cuando Él salió de la oscuridad y Él entró a la luz fue declarar la razón primordial por la cual Él vino y fue identificarse a sí mismo con pecadores. Aquel que no tuvo pecado tomó Su lugar entre aquellos que no tenían justicia. El que no tuvo pecado se involucró en un bautismo que sólo era para pecadores. Y Él estaba diciendo tan fuerte y claro como Él jamás lo diría “Yo tomo mi lugar con los pecadores.” Y que sea claro desde el comienzo que este Jesús es el amigo de los pecadores. Que sea claro que Pablo tuvo razón, el que no conoció pecado, ¿qué cosa? Por nosotros le hizo pecado. Su ministerio comenzó así. ¡Qué apropiado!
Él no vino solo para enseñar. Él no vino solo para presentar un ejemplo. Él no vino para ser un moralista. Él no vino para ser un revolucionario. Él vino para identificarse con pecadores y Él fue contado con los transgresores. Y ahí en Su bautismo, Él se identificó con los pecadores, inclusive en Su nacimiento Él se identificó con los pecadores. Él e ira el hijo de María quien era una pecadora. En Su muerte, él se identificó con pecadores. Dos. Uno a cada lado. Y Él llevó los pecados de todo pecador que jamás creyó en Él a lo largo de la historia. Escuche: para llevar a los pecadores a la justicia, Él tuvo que ir a las profundidades de las aguas de la muerte. Él tuvo que llevar el pecado. Él tuvo que identificarse con pecadores. No hubo otra manera en la que Él pudiera cumplir toda justicia. Y en Isaías 53:11, dice: “mi siervo justo hará justos a muchos.” ¿Cómo? “Él llevará el pecado de muchos,” Isaías 53:11. Mi siervo justo llevará el pecado de muchos. Jesús se sometió al bautismo de Juan como un acto simbólico de identificación con pecadores que estaban buscando la salvación.
Y voy a dar un paso más hacia adelante. Yo creo que Su bautismo fue un símbolo de Su muerte. Yo creo que fue un símbolo de Su muerte conforme Él entró al agua y un símbolo de Su resurrección conforme Él salió. Usted dice: “aparentemente, usted cree que Él fue sumergido.” ¡Claro! Y voy a defender eso en un momento. Y creo que lo fue, fue el mismo retrato realmente del bautismo cristiano. Yo creo que Jesús estaba mostrando Su identificación con los pecadores y creo que Él estaba dando una probada de Su muerte y de Su resurrección.
¿Y sabe una cosa? Sólo dos veces en todos Sus discursos, en todos Sus sermones, Jesús se refirió al bautismo personal. Permítame mostrárselas en Lucas 12:50. Lucas 12:50, Él dice esto: “de un bautismo tengo que ser bautizado, y cómo me angustio hasta que se cumpla.” ¿Qué dijo? De un bautismo tengo que ser bautizado. ¿A qué cree usted que se estaba refiriendo? A Su muerte. Eso es correcto. En Su mente, ¿cuál entonces fue Su bautismo? Su muerte. Su muerte. Y creo que cuando Él fue bautizado por Juan, Él simplemente estaba siendo bautizado como una probada de eso. Un símbolo de Su identificación con pecadores que se volvería una identificación real cuando Él muriera en la cruz llevando todos los pecados de los que creerían en Él. Entonces, Él comienza Su ministerio público con una declaración de que, aunque Él es alguien que es absolutamente perfecto, no tiene pecado. Él ha llegado a identificarse con los pecadores, a redimir a pecadores y la obra culminante será en la cruz. Él no puede ganar a hombres mediante Su predicación. Él no puede ganar a hombres mediante su ejemplo. Él sólo puede ganarlos mediante Su muerte. Y Él lo sabe.
Y entonces, Jesús desciende con los pecadores a las aguas de la muerte para cancelar el pecado, para cumplir toda justicia. El bautismo de Jesús, amados, no tiene aplicación alguna para nosotros. Fue algo totalmente único. J. R. Miller dice, y cito: “la sombra de la cruz cayó en las cuencas verdes y en el río del Jordán. Y también cayó ahí en el alma gentil y santa de Jesús, conforme Él estaba de pie ahí. Él sabía lo que ese bautismo significaba. A qué lo reducía a él. Cuál sería su fin. Sin embargo, sabiéndolo todo, Él de manera voluntaria vino para ser bautizado, aceptando de esta manera, la misión de la redención,” fin de la cita. Entonces, Él se unió con los pecadores desde el principio. ¿No es eso maravilloso? Para eso vino.
Veamos el segundo y éste lo veremos brevemente. La segunda parte de Su comisión, la unción del Espíritu, versículo 16. “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él.” Ahora, aquí llegamos al segundo elemento de Su comisión, la unción del Espíritu. Esta es la fase dos. Y quiero que observe un par de cosas. Después, veremos la importancia.
Su nombre aquí, Jesús, “y Jesús, después que fue bautizado.” Cuán apropiado es que aquí es llamado el Jesús. El nombre significa Salvador. Él salvará a Su pueblo. Entonces, de tal manera que la idea entera de Su comisión, amados, es ver a Jesús como el Salvador, el que se identifica con pecadores para salvarlos.
Ahora, observe esto: dice “después que fue bautizado.” Ahora, es muy interesante ver la palabra bautizado por un momento. Es la palabra baptidzo. Ahora, los presbiterianos y bautistas han discutido a lo largo de los años acerca de rociar y de la inmersión. Y después, alguien viene y dice ‘no, no. Hay que vaciar el agua.’ Y hay gente que vacían y otros que rocían y todo tipo de cosas. Después, están los hermanos que bautizan tres veces hacia adelante y todo el mundo quiere hablar acerca de la manera. Del modo.
Bueno, ¿acaso la palabra nos ayuda en absoluto? Permítame ver si nos ayuda. Baptidzo, bueno, antes de que veamos la palabra, el contexto nos ayuda. Y también el concepto. Ahora, si Juan el Bautista estuvo en un bautismo que simbolizaba conversión, la palabra arrepentirse significa conversión, si simbolizaba una transformación, si simbolizaba una purificación, un lavado de pecado, me parece que la inmersión es el único retrato apropiado. No es sólo un poquito de agua en la parte de arriba, es limpieza, es lavar. Entonces, el significado mismo del bautismo de Juan apunta a la inmersión.
Además, si Jesús estaba usando esto como un símbolo de Su muerte y resurrección, eso también apunta a ¿qué? A la inmersión. Hacer que algunas gotas de agua caigan en la cabeza de alguien no encaja con el simbolismo de morir, ser sepultado y resucitar como encaja con la inmersión. Además, dice: “y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua.” Fuera cual fuere el tipo de bautismo que este fue, tuvo que haber entrado al río para obtenerlo. Ciertamente, no es necesario para cuando alguien le vacía agua a usted o lo rocía con agua.
Ahora, añadiría que el versículo 6 dice, retrocediendo, “eran bautizados por él en el Jordán.” En el Jordán. Ahora, Juan estaba bautizado en el río Jordán. La palabra en, e-n en el griego es traducida, es usada con frecuencia de manera intercambiable con la palabra eis, hacia, entrar en algo. Y no voy a tomar el tiempo para mostrarle todos los pasajes paralelos. Pero las dos palabras son usadas de manera intercambiable. Y cuando son usadas de manera intercambiable para el mismo incidente, hacia dentro es la palabra más fuerte. Tomamos la palabra en para referirse a ‘hacia adentro’. Y en otros relatos de los bautismos de Juan, encontramos la palabra adentro. Hacia adentro. Y si la palabra ‘en aquí es usada y en otros lugares ‘hacia adentro’ es usada, tomamos la palabra ‘hacia adentro’ como la palabra fuerte y esta palabra entonces, adoptaría el significado de entrar. Ahora, quizás ya lo confundí. Quizás eso no fue demasiado claro. Pero es la verdad de cualquier manera.
Y le voy a decir algo interesante. Dice en Juan capítulo 3, versículo 23: “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas.” Ahora, no hay razón por qué preocuparse en dónde hay la mayor cantidad de agua si usted simplemente está rociando. “Había allí muchas aguas” -el agua que podía ser usada para la inmersión. Y en el octavo capítulo de Hechos, versículo 38, “y Felipe y el eunuco descendieron al agua. Tanto Felipe como el eunuco y él lo bautizó.”
Y entonces, me parece que la referencia, y por cierto no hay referencia acerca de rociar en ningún lugar en todo el Nuevo Testamento. La única palabra que tenemos en referencia al bautismo es baptidzo. Por cierto, el bautismo de prosélitos en el Antiguo Testamento siempre fue por inmersión. Lea Levítico 14, versículos 8 y 9. Y entonces, usted tiene el estándar del Antiguo Testamento de inmersión. Tiene la idea de entrar a, la preposición usada frecuentemente en relación al mismo. Usted tiene el concepto de que mucha agua había ahí. Ellos descendieron al río. Ellos salieron del río. Subieron al río. Usted tiene al retrato de la muerte y la resurrección. Tiene la idea de que esta es una transformación, lo que se simboliza. Y todo esto parece apuntar a inmersión. Y si quiere hacer algo con esas exposiciones, busque Marcos 1:9 como un punto inicial. “Sucedió en aquellos días que Jesús vino y fue bautizado por Juan en el Jordán.” Eis, “adentro del Jordán.” Hacia adentro del Jordán.
Ahora, el término baptidzo literalmente significa mojar, sumergir en agua. Sumergir. Si tan sólo se hubiera traducido de esa manera, no tendríamos ningún problema, pero alguien hizo que la palabra fuera latinizada y la hizo decir bautizó. Y eso realmente no nos dice nada. Cada vez que usted ve esa palabra en la Biblia, y dice “Jesús vino a Juan para estar sumergido,” nadie habría tenido problema; pero eso es precisamente lo que la palabra baptidzo significa. Universalmente, los léxicos en inglés y en latín dicen, y también en español, que significa sumergir en el agua, literalmente. Una traducción simple en griego habría resuelto todo el problema. Ni siquiera hubiera habido presbiterianos.
Ahora, permítame mostrarle algo interesante. El mismo verbo es usado, por ejemplo, en Lucas 16:24. Usted no necesita buscarlo, pero dice Lázaro y el rico; y el rico dice: “dile a Lázaro que meta la punta de su dedo en agua y moje mi lengua.” Eso es baptidzo. Simplemente, significa sumergir. Ese es su significado. En Juan 13:26 dice: “Jesús metió el pan y se lo dio a Judas.” Eso es lo que siempre significa, meter, sumergidas, inmersión. La inversión, entonces es lo único expresado por el verbo baptidzo y realmente, creo que eso es lo que Juan estaba haciendo y lo que Jesús estaba retratando. Y este es el modo apropiado, la expresión del bautismo.
Por cierto, le podría parecer interesante saber que la inmersión fue el único modo de bautismo hasta la Edad Media. El único. ¿Sabía usted que inclusive la Iglesia católico romana nunca hizo nada más que sumergir a personas hasta la Edad Media? Tomás Aquino, el gran teólogo católico que murió en el año 1274 dijo esto, y cito: “en la inmersión se presenta la sepultura de Cristo de la manera más clara en la cual esta manera de bautizar es la que más se recomienda,” fin de la cita.
En 1311, un concilio llamado el concilio de Ravena declaró permisible el rocío. Año 1311. Y en el año 1645 sucedió lo mismo en Inglaterra como resultado de algunas personas que decían que eso era lo que creía Juan Calvino. La Iglesia oriental nunca lo aceptó y hasta el día de hoy, la Iglesia ortodoxa oriental sumerge; y sólo sumerge. Y, por cierto, la Iglesia católico romana nunca cambió su postura hasta el año 1400. Y los reformadores mantuvieron la perspectiva romana de rociar. Y así es como el modo de rociar entró a la teología reformada, al protestantismo. Pero, históricamente, únicamente fue inmersión. Porque eso es lo que los términos significan.
Bueno, eso es suficiente acerca de eso. ¿Qué es lo que sucedió? “…subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos.” Ahora, no creo que ese es algún tipo de sentimiento subjetivo. No creo que Jesús esté teniendo algún tipo de experiencia en su mente. Creo que el cielo, literalmente se abrió.
Usted pregunta qué es lo que sucede cuando eso pasa. No le podría decir eso a usted. No tengo la menor idea, fuera de que le aseguró que si usted abre la puerta del cielo vería algunas cosas bastante sorprendentes. Sea lo que sea, le pasó a Ezequiel en el capítulo 1. ¿Quiere leerlo? El Señor abrió el cielo en el capítulo 1 y Ezequiel comenzó a hablar de cosas que nadie nunca entendió desde que él lo escribió. Había una rueda y después otra rueda y había una rueda dentro de una rueda y esa rueda estaba dentro de una rueda y después, hubo cuatro de esas y seis de esas y las cosas estaban dando vueltas y dando vueltas. Y simplemente decimos gracias a Dios, Ezequiel, fue maravilloso. Nos da tanto gusto que tuviste esa experiencia.
Y otra vez, sucedió con el querido Esteban. El querido Esteban estaba siendo apedreado hasta la muerte, estaba siendo aplastado bajo piedras. Y en los últimos momentos de su vida, el cielo se abrió. Hechos 7:56. Y usted lo encuentra en Apocalipsis 4 en donde el cielo se abre y usted ve una visión del trono de Dios. Y usted lo encuentra en Apocalipsis 11. Y usted lo encuentra en Apocalipsis 19 y conforme se abre, el Hijo sale en este caballo para conquistar. Y algunas veces, Dios abre el cielo y le da un vistazo a alguien. Eso es exactamente lo que pasó ese día. Quizás, es algo como lo que Pablo experimentó en dos Corintios 12, cuando fue arrebatado al tercer cielo. Él vio cosas demasiado maravillosas como para ser expresadas.
Pero Dios, abrió el cielo. Lo abrió en dos y eso es maravilloso, porque los cielos le fueron abiertos y Él ha hecho posible que un día, los cielos nos sean abiertos. Un comentarista antiguo dijo, y cito, “así como el velo del templo fue rasgado en dos para simbolizar el acceso perfecto de todos los hombres a Dios, así también aquí los cielos son rasgados para mostrar qué tan cerca Dios está de Jesús. Y Jesús de Dios.” E inmediatamente, lo que sucedió, él vio el Espíritu de Dios descendiendo como una paloma y relámpagos sobre Él. El Espíritu Santo no tiene cuerpo, no puede ser visto con ojos físicos. Pero para asegurar una señal visible, para que Juan pudiera saber, porque Dios le dijo a Juan, lea Juan 1, Juan, Juan el Bautista -estamos hablando de Juan el Bautista - lea el Evangelio de Juan, capítulo 1, versículos 30 en adelante y Dios dijo: “Aquel sobre quien el Espíritu descienda y se prenda como paloma, ese es.” Juan lo conoció humanamente. Pero hombre, cuando el Espíritu vino en forma de una paloma y se prendió sobre Él, él sabía que este era el Mesías. Aunque más adelante en su vida, debido a la manera en la que ciertas cosas estaban llevándose a cabo y la manera en la que Jesús fue rechazado, y la manera en la que Su ministerio entero parecía estarse desarrollando, Juan no podía entenderlo. Y él envió a un mensajero y dijo: “¿realmente este es el estamos esperando? ¿O estoy equivocado?
Estas fueron simplemente las dudas, porque las cosas no estaban saliendo como debían salir; pero la señal fue la confirmación. ¿Por qué una paloma? Bueno, ¿por qué una paloma? Por cierto, esta es la única vez en la que el Espíritu es visto como una paloma. No tiene nada que ver con nosotros. Fue para Jesús. Para nosotros, el Espíritu aparece en otras maneras diferentes de una paloma. ¿Por qué una paloma? Bueno, pensé mucho en esto y leí algo acerca de ello y creo que entiendo, por qué una paloma.
¿Qué es lo que una persona judía vería en su mente cuando veía una paloma? Sacrificio, eso es lo primero que vería, porque una paloma era el tipo de animal en sacrificial más común. Un animal muy grande, eso es para los ricos. Un cordero, eso es para la clase media alta. Una paloma, esa era la ofrenda por el pecado para casi cualquier persona. Las personas comunes y corrientes. Y aquí, de una manera maravillosa, sorprendente, el Espíritu de Dios desciende en una forma que hará pensar a la gente en sólo una cosa: sacrificio.
Ahora, hay dos cosas entonces de las que tenemos que hablar aquí. En primer lugar, la venida misma del Espíritu. ¿Por qué vino el Espíritu? “Bueno,” usted dice, “porque Jesús necesitaba el Espíritu Santo.” Bueno, en un sentido no, ¿verdad? Porque Él era Dios, ¿verdad? Su Deidad no necesitaba el Espíritu Santo. Él era uno con el Espíritu, uno con el Padre. Él nació del Espíritu. Él y el Espíritu son indivisibles. En Su Deidad, Él no necesitaba nada extra, adicional. Él estaba lleno del Espíritu, solo como Dios está lleno de sí mismo. Su naturaleza Divina no necesitaba un don especial, no necesitaba fortalecimiento.
Pero como puede ver, había dos partes que necesitamos entender aquí que se estaban llevando a cabo en términos de Su humanidad. Una, Él estaba siendo ungido para el servicio. Y dos, a Él se le estaba concediendo fortaleza en Su humanidad. El Espíritu vino para ungirlo para el servicio real.
Salmo 45:7: “Dios, Tu Dios Te ha ungido con el aceite de gozo por encima de tus compañeros.” Isaías 61:1, escuche esto: “el Espíritu de Jehová Dios está sobre mí porque el Señor me ha ungido para enseñar las buenas nuevas a los humildes. Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad de los cautivos y a abrir la cárcel de los que están en prisión,” etcétera. El Espíritu del Señor esta sobre mí, Él me ha ungido para predicar. El Espíritu de Dios vino sobre Él en Su humanidad para capacitarlo para predicar, para ungirlo como el profeta de Dios. En Hechos 10:38, el escritor dice: “Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo.”
Usted notará que Dios ungió a Jesús de Nazaret. Esa es su identificación humana. Entonces, Su humanidad fue ungida. Él fue inaugurado en su responsabilidad como Rey. Él fue capacitado para el ministerio. Su humanidad necesitaba ser fortalecida. ¿Sabía usted eso? Él se cansó. Él tuvo sed. Él tuvo hambre. Su humanidad necesitaba ser fortalecida. Entonces, el Espíritu de Dios descendió para anunciar: “Éste es el Rey, éste es el ungido. Y para fortalecerlo en Su humanidad para Su ministerio.
Ahora, esto no es algo que necesitemos. No necesitamos orar porque la paloma descienda sobre nosotros. Cuando usted fue salvo, usted recibió el Espíritu Santo. Usted no es Cristo. No haga de esto la norma. Usted ya tiene el poder y el recurso cuando el Espíritu le fue dado en su salvación. Esto es único. Nosotros, nuestro bautismo, no es como el de Él y nuestra recepción del Espíritu no es como la de Él. Fue una señal celestial.
Entonces usted ahora pregunta por qué Dios lo hizo visible. Porque tenía que haber una confirmación divina de que Él era el Rey y Juan lo vio y Él vino para capacitar. Y después, otra cosa que mencioné: la paloma, creo yo, habla de sacrificio. La paloma es un recordatorio de la necesidad de que uno fuera el sacrificio por el pecado. Aquí estaba la paloma. Aquel que llevaría el pecado para los más comunes, los más bajos, los más pobres, los más humildes de los hombres. Él era el sacrificio. Y el símbolo mismo estaba reposando sobre Él. En un sentido, entonces, Él fue ungido para la muerte. Él fue ungido para ser un sacrificio. Bautizado, Él mostró Su identificación con pecadores. Ungido, Él mostró que esta identificación demandaría que Él fuera sacrificado.
Y finalmente, hubo otra parte en Su comisión -la palabra del Padre. Versículo 17: “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Ahora escuche, hay una cosa acerca de un sacrificio. Cuando un sacrificio es ofrecido a Dios, tiene que ser el correcto, ¿verdad? Sin mancha, sin inmundicia. Y eso es precisamente lo que Dios está diciendo. Este, el que se identifica con pecadores, este, quien es la paloma de sacrificio. Yo digo, “en Él tengo complacencia.” Lo acepto como el sacrificio. Gran declaración.
La Trinidad está completa en el retrato. Este es Mi Hijo amado – agapatoi - "mi amado.” Una relación profunda, rica. El Hijo de Mi amor. “Este, Mi Hijo amado,” sale del Salmo 2. Mi hijo amado, este en quien tengo complacencia. Y, por cierto, el tiempo término complacencia es deleite, tiempo pasado. En quien me deleité, tiempo pasado. En otras palabras, la declaración mira atrás, a los treinta años; y Dios dice: “he examinado a esta paloma sacrificial. He examinado a este que se identificará con pecadores. No tiene mancha, no tiene inmundicia. Sí, este es Mi Hijo amado en quien me he deleitado. Lo he revisado y he colocado mi sello de perfección en el Hijo. Los años escondidos, los he examinado y Él no tiene mancha; y estoy complacido.”
Entonces, amados, ¿qué vemos en la comisión aquí? Él es escogido para ser Rey, pero Su trono va a ser una cruz. Él es escogido para ser un rey, pero Él va a morir como ofrenda por el pecado. Y entonces, Él es comisionado por el bautismo, Él se identifica con pecadores y retrata Su muerte. Al ser ungido con el Espíritu, Él es capacitado para ministrar en un ministerio que, en última, lo hará un sacrificio. La paloma de sacrificio. Y por la palabra del Padre se dice que Él es el sacrificio digno. ¡Qué introducción! ¡Qué principio! ¡Qué presentación! ¡Qué ministerio tuvo Él! Oremos.
Padre, Te damos gracias por la presentación de Cristo que vimos en esta noche. Conforme Él comenzó Su ministerio, se expresó de manera clara desde el comienzo que Él inició como un sacrificio. Que Él comenzó como una ofrenda por el pecado, que Él vino para identificarse con pecadores, que Él vino para ser capacitado por el Espíritu Santo para predicar y para después morir de manera victoriosa por el pecado como un cordero sacrificial, como una paloma sacrificial -y que Tú dijiste que estabas complacido con Su sacrificio. Él fue el sacrificio sin mancha, sin pecado, sin inmundicia que Tú demandaste. Padre, Te damos gracias por el que se presentó a sí mismo como nuestro Salvador, quien escogió identificarse con nosotros y morir por nosotros. Y saber que esta muerte es aceptable para Ti porque Él es una ofrenda digna, nos da gran gozo. Padre, Su muerte es eficaz. Compra nuestra salvación. Y entonces, Te alabamos. En el nombre de Jesús. Amén.
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