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Estamos viendo Mateo capítulo 5. Obviamente, va a tomarnos algo de tiempo estudiar todo esto. El Sermón del Monte abarca los capítulos 5, 6 y 7. Y yo creo que todo esto fue presentado por nuestro Señor como un sermón en una ocasión en particular. Y claro, estas verdades fueron enseñadas una y otra vez por Él en diferentes puntos, en diferentes intervalos y en diferentes locaciones. Pero hay una fortaleza y poder tremendas al colocar todo esto como un gran sermón. Y vamos a tomar mucho tiempo para estudiar estas verdades revolucionarias, estas verdades que azotaron al mundo como una especie de bomba y explotaron en las mentes de aquellos que las escucharon.

Pero permítame comenzar nuestro estudio de esta sección maravillosa -un estudio que sin duda alguna va a durar muchos meses por venir- con esta afirmación: Jesús está ocupado en proveerle a la gente felicidad. Y ésta es la razón por la que hemos titulado este mensaje de apertura “La Felicidad Es…” Tristemente, no todo el mundo entiende eso; no todo el mundo realmente entiende o cree eso. De hecho, hay muchos cristianos que no están demasiado seguros de que realmente experimentan la realidad de la verdadera felicidad. Pero Jesús está ocupado en traer felicidad. La felicidad es Su preocupación.

Ahora, esto es muy evidente para nosotros porque aquí, en el primer sermón jamás registrado como habiendo sido predicado por Jesucristo, conforme entramos en los evangelios, la primera vez que vemos un sermón de nuestro Señor, es un sermón que comienza con el tema resonante de la felicidad.

Usted notará en el versículo 1 y en adelante, ve la palabra ‘bienaventurados’ utilizada nueve veces. La palabra simplemente significa felicidad o feliz; y podemos leerlas de esta manera.

“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a Él Sus discípulos. Y abriendo Su boca les enseñaba, diciendo: Felices los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Felices los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Felices los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”

Nueve veces vemos la palabra bienaventurados, la palabra felices. Y lo vuelvo a decir, el Señor está preocupado por traer felicidad. El Señor está preocupado por darle a los hombres y a las mujeres felicidad, bendición. El fin definitivo de todo esto en el versículo 12 es que estos puntos de felicidad resulten en gozo y alegría excesivos. Y entonces, lo vuelvo a decir, Dios está preocupado porque nuestras vidas estén llenas de gozo, llenas de gusto, llenas de felicidad.

Ahora, ésta es sólo la introducción al sermón. Habiendo afirmado esa meta básica de Su enseñanza de traer felicidad verdadera, y no estoy hablando de la felicidad del mundo basada en las circunstancias, entraremos a eso a detalle conforme avanzamos, pero la verdadera felicidad es la meta. Y como cualquier buen predicador, Él afirma Su objetivo al principio.

El principio mismo del Sermón del Monte le presenta el punto entero del Sermón del Monte, y este es que conozcamos la verdadera bienaventuranza, la felicidad real, el gozo real, el regocijo real, la recompensa Divina genuina. Y después, a partir de ahí, Él procede a hablar de cómo es que eso se vuelve posible, qué tipo de estilo de vida es el que produce ese tipo de felicidad. Y eso se convierte en el tema recurrente a lo largo del capítulo 5, capítulo 6 y capítulo 7.

Ahora, tenemos que tener los elementos fundamentales antes de que podamos entender este sermón absolutamente fantástico.

Creo que este es el sermón más grande jamás predicado. Tenemos que entender el cimiento. Entonces, en esta noche, simplemente vamos a establecer algo del cimiento y vamos a darle algo de un enfoque de enseñanza para usted en lugar de un enfoque de predicación. Pero tiene que entender estos elementos básicos para que el resto pueda ser entendido por usted.

En primer lugar, quiero presentarle el contexto. Quiero darle algo del trasfondo, un poco del trasfondo. Quiero, si puedo, presentarle el marco de referencia para que pueda entender la importancia de estas palabras para la gente en ese punto en el tiempo, en este punto bíblico. Todo tiene que encajar. Necesitamos entender el contexto un poco. En primer lugar, y hay varios contextos que debemos ver, en primer lugar, tenemos que entender el contexto bíblico. Con esto quiero decir un trasfondo bíblico. En dónde estamos en la Biblia. En dónde estamos en el flujo de la revelación de Dios. En dónde estamos en el plan de Dios de revelar Su verdad al hombre. Bueno, este es un punto nuevo. Este es un cambio dramático y esta es una transformación increíble.

Simplemente, para mostrarle lo que quiero decir, quiero que vaya al último mensaje del Antiguo Testamento. El último mensaje está en Malaquías 4:6. Esta es la manera en la que el Antiguo Testamento termina. Esto es lo que dice. Malaquías, el último libro y el último versículo del último capítulo. “Y Él volverá el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a sus padres.” Ahora escuche esto: “no sea que venga y azote la tierra con una maldición.” ¡Qué interesante! El Antiguo Testamento termina con una maldición. El Nuevo Testamento comienza con una bendición.

Ahora, este es un cambio dramático. Las últimas palabras del hombre de Dios, una maldición. Esas son las últimas palabras. Una maldición. Las primeras palabras del hombre de Dios, el Cristo viviente, “bienaventurados”. Bienaventurados. Bendición y maldición. El Antiguo Testamento: la ley, Sinaí, relámpagos, truenos, juicio, maldición. El Nuevo Testamento: Sion, gracia, paz, bendición. Un cambio dramático.

La palabra bienaventurados, makarios, de hecho, ese es un nombre común para la gente griega. Quizás se acordará del obispo Makarios de la Iglesia ortodoxa griega. Makarios es un adjetivo que simplemente, básicamente significa feliz. Eso es realmente lo que significa. Pero quiero expandir eso un poco más para que pueda entender la importancia de este nuevo mensaje. La palabra que básicamente viene de una raíz, makar. Esa raíz significa realmente estar feliz, felicidad real. No en el sentido del mundo de felicidad basada en la circunstancia positiva. Tanto Homero como Hesíodo hablaron de los dioses griegos como estando -ahora escuche esto porque este es un punto muy importante- hablaron de que los dioses griegos eran bienaventurados en sí mismos y dijeron que era un estado no afectado por el mundo de los hombres que estaban sujetos a la pobreza, debilidad y muerte.

En otras palabras, el concepto antiguo griego de makar y makarios es la idea de un tipo de felicidad y un tipo de bienaventuranza y un tipo de satisfacción y un tipo de bendición que no es afectada por las circunstancias. Eso es realmente lo que estaban diciendo. La palabra, entonces, tiene la idea de una bendición interna, de una felicidad interna, que ni es el resultado de las circunstancias ni está sujeta al cambio en base a las circunstancias. Este es el significado básico del Nuevo Testamento de bienaventurado. Significa una paz interna, una bendición eterna, una felicidad interna, un gozo interno que no es producido por las circunstancias ni es afectado por las circunstancias. Es un estado de felicidad, un estado de bienestar en el cual Dios desea que Sus hijos vivan.

Ahora, permítame profundizar un poco más. Es una palabra que indica virtud. Es una palabra que habla de virtud, toca al hombre en su base misma de existencia. Es una palabra que habla de virtud. Y la razón por la que digo eso es porque es usada para describir a Dios. Por ejemplo, la encontramos muchas veces en la Biblia la afirmación “bendito sea Dios.” Por ejemplo, el Salmo 68:35 dice eso. “Bendito, bienaventurado y sea Dios.” Salmo 72:18 dice “bendito sea Jehová Dios.” Salmo 119:12 dice: “bendito eres Tú, oh Jehová.” Primera de Timoteo, capítulo 1, versículo 11, dice: “el Dios bendito.” En otras palabras, ahora escuche esto, lo que este estado sea, es verdadero de Dios. ¿Entiende lo que estoy diciendo? Sea lo que sea, es verdadero de Dios. Sea lo que sea, ser bienaventurado y bendito, es verdad acerca de Dios.

Ahora, debido a que esta palabra es usada de Dios, y por cierto también es usada de nuestro Señor Jesucristo, en 1 Timoteo 6:15, dice: “el Señor Jesucristo, quien es el bienaventurado y solo potentado, el Rey de Reyes y Señor de señores.” Entonces, esta bienaventuranza es una virtud que es característica de Dios, un aspecto característico que es real acerca de Dios y de Cristo. Ahora, esto demanda que profundicemos más.

Si lo que es esta bienaventuranza es verdadero de Dios y es verdadero de Cristo -ahora escuche esto- entonces las únicas personas que jamás la experimentarán son aquellas que participan de Dios y participan de Cristo. ¿Muy bien? No hay bienaventuranza fuera de eso. Pero Pedro nos dice en 2 Pedro 1:4 que aquellos de nosotros que creemos en el Señor Jesucristo -escuche esto- “somos participantes de la naturaleza divina.” ¿Verdad? Somos participantes de la naturaleza divina.

La ventaja de eso como se aplica aquí es que podemos conocer la misma bienaventuranza, el mismo estado interno de satisfacción, la misma felicidad interna dentro de nosotros que es conocida por Dios y el Señor Jesucristo mismos. ¡Qué cosa tan maravillosa es reconocer esto, entender esto! Makarios, entonces, es fundamentalmente un elemento de la esencia de Dios. Y el hombre sólo conocerá ese elemento si es participante de la naturaleza Divina.

Entonces, escuche, desde el principio es establecido, el Sermón del Monte no tiene nada que decir ni nada que ofrecerle a alguien que está fuera de la fe en Jesucristo. Eso es elemental. Pero para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, para aquellos de nosotros quienes por la fe en Cristo nos hemos convertido en participantes de la naturaleza Divina, la misma bendición, la misma satisfacción, la misma felicidad, el mismo sentido de bienaventuranza que es conocido por Dios de sí mismo y Cristo de sí mismo, puede ser conocido por nosotros de nosotros mismos.

Es un pensamiento tremendo. Una vez que una persona conoce a Dios mediante Cristo, la bienaventuranza se vuelve disponible para él o ella. Entonces, para comenzar, escuche esto, que cuando hablamos de felicidad o cuando hablamos de bienaventuranza, es en un contexto bíblico y no está hablando de una actitud superficial basada en las circunstancias; está hablando acerca de una actitud interna basada en la morada misma de la naturaleza de Dios mismo.

Entonces, vemos que esto es algo tremendo que Dios está diciendo. Que mientras que el antiguo pacto termina con una maldición, el nuevo comienza con el potencial de que la naturaleza misma de Dios mora en el creyente de tal manera que hay una bienaventuranza que sólo es verdadera de Dios mismo. No sé si usted entiende eso. Esto es algo totalmente asombroso, que usted y yo podamos ser participantes de la naturaleza Divina como para conocer la bendición misma que el Dios eterno conoce en Su propia mente. Ése es el tipo de satisfacción que Dios quiere para nosotros.

El Antiguo Testamento es el libro de Adán. Y Adán y su historia son la historia del Antiguo Testamento. Es una historia un poco triste. El primer rey en la tierra fue Adán y fue dicho por Dios a Adán que él tenía dominio sobre la tierra. Él fue el primer monarca. Pero él cayó, y desde que él cayó, el Antiguo Testamento tuvo que terminar. Y debido a que él cayó, el Antiguo Testamento tuvo que terminar con una maldición. Pero en el Nuevo Testamento hay un nuevo Rey. Y ese es el por qué Mateo comienza Nuevo Testamento, porque Él es quien presenta al Rey.

El Rey es presentado inmediatamente. El último Adán, el postrero Adán, el segundo Adán; el que es mayor que Adán. Y Él es un Rey quien no cae. El primer rey cayó y dejó una maldición. El segundo Rey reina y deja una bendición. Un escritor lo dijo de esta manera: “el primer Adán fue probado en un huerto hermoso y fracasó. El postrer Adán fue probado en un desierto peligroso y tuvo éxito. Debido a que el primer Adán fue un ladrón, él fue expulsado del paraíso; pero el postrer Adán convirtió a un ladrón en una cruz y dijo: “hoy estarás conmigo en el paraíso.”” El libro de las generaciones del primer Adán termina en una maldición. El libro de las generaciones de Jesucristo termina en una promesa “no habrá más maldición.” Así termina Apocalipsis.

Entonces, el Antiguo Testamento nos dio una ley para mostrar al hombre en su miseria y el Nuevo Testamento nos da vida para mostrar al hombre en su bendición. Gran diferencia. Entonces, Mateo nos presenta de manera inmediata, como hemos estado estudiando en nuestro estudio, nos presenta de manera inmediata al nuevo Rey, ¿no es cierto? Es una nueva realidad fantástica que amanece en la historia humana. Hay un nuevo Rey. Hay uno que puede revertir la terrible maldición de Adán.

E inmediatamente, conforme llegamos al Nuevo Testamento, enfrentamos la presentación de Mateo del Rey. Y ya hemos estudiado la descendencia del Rey, y ya hemos estudiado la llegada del Rey, y hemos estudiado la adoración del Rey, y hemos estudiado la expectativa profética del Rey, y hemos estudiado el proclamador del Rey, Juan el Bautista y la afirmación del Rey, y la ventaja del Rey conforme Él ganó en Su tentación, y la actividad del rey. Y ahora, llegamos al discurso del Rey. El manifiesto del monarca mismo. El Sermón del Monte es la afirmación grandiosa del Rey conforme abre Su boca y pronuncia bendición en lugar de maldición a aquellos que la desean. Ése es el contexto bíblico general en donde es presentado este sermón -una nueva época, un nuevo Rey, un nuevo mensaje.

Pero también está el hecho de que conforme usted estudia las bienaventuranzas conforme este mensaje bendito es dado, parece algo paradójico. Y Mateo está presentando un Reino que realmente no encaja con lo que la mayoría de la gente habría esperado. Como puede ver, la felicidad como Mateo la bosqueja aquí en las palabras de Jesús no es exactamente la manera en la que el mundo lo entendería. De hecho, dice que las personas felices son los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed. Los misericordiosos, los puros en corazón, los pacificadores, los perseguidos, los calumniados.

Ahora usted dice: “espera un momento. Yo no estoy seguro de que quiero ese tipo de felicidad. Se oye como miseria con otro nombre. Debes estar bromeando.” Bueno, ese es el punto. Hay una paradoja porque a lo largo de esto, en conexión con la felicidad está la miseria. Y voy a decirlo en este punto y usted lo verá conforme avanzamos. La miseria es la clave para la felicidad.

Usted dice entonces: “bueno, espera un momento. ¿La miseria es la clave para la felicidad?” Eso es correcto. Y veremos eso conforme avanzamos en detalle. Pero para la mayoría de la gente, todo esto parece realmente absurdo. Un escritor dijo esto: es como si Jesús se metió en el mostrador de la vida y cambió todos los precios. Está al revés. ¿Qué quieres decir que la felicidad sale de la miseria? ¿Qué estás diciendo? Por qué dice hombre, mira, la felicidad es… Tenemos libros acerca de eso. La felicidad es esto y aquello. Usted sabe, trabajamos mucho en eso. La felicidad es el que busca lo que quiere, que aplasta a todo el mundo. Y el hombre que tiene lo que quiere, cuando quiere, como lo quiere, donde lo quiere. Esa es la felicidad. La felicidad es ser macho. La felicidad es hacer lo que usted quiere. La felicidad es disfrutar de la vida al máximo. Eso es felicidad. La felicidad es adquirir las cosas del mundo. Felices los ricos y felices los nobles y felices los famosos y felices son los populares. Pero no es así. El mensaje de este Rey realmente no encaja con el retrato. Y Mateo es tan dinámico en una presentación así, porque su mensaje simplemente derriba las actitudes mundanas, inclusive las del pueblo judío mismo quien habría leído Mateo en primer lugar.

Inclusive Séneca, el filósofo romano, el tutor de Nerón en el primer siglo dijo esto, y cito: “¿qué es más vergonzoso que equiparar la bondad de almas racionales con aquello que es irracional?” Fin de la cita. Lo que él estaba diciendo es que cualquier necio sabe que no puede llenar el alma vacía de un hombre con cosas externas. Usted no puede llenar una necesidad racional con un objeto irracional. Eso es lo que el mundo trata de hacer.

Jesús viene al mundo para anunciar que el árbol de la felicidad no crece en la tierra maldecida. Y tengo que decirle eso, el árbol de la felicidad no crece en la tierra maldecida. Pero tantos lo buscan. Piense en Salomón. Salomón fue el rey más impresionante que jamás vivió. Si alguien debió haber estado feliz según el estándar del mundo, él debió haber sido. Él tenía nobleza. Escuche, su descendencia era la línea real de David mediante la cual vendría el Mesías, el linaje más noble y real en la historia del mundo. No hubo nadie con mayor nobleza que Salomón.

Su palacio era lo mejor en la tierra y estaba ubicado en la ciudad, la ciudad de Dios, la ciudad de Jerusalén. Su riqueza era tan inmensurable y su tesoro tan vasto que el Antiguo Testamento dice que la plata era tan común como las rocas. Su placer era comida fabulosa, establos increíbles. Estuve en el establo de Salomón en Mejido, increíble, literalmente miles de los caballos que podían ser hallados en el mundo.

Él tuvo los edificios y los siervos y los viñedos y los lagos y los jardines. ¿Mujeres? Por ciento. ¿Su inteligencia? Bueno, él fue el hombre más inteligente que jamás vivió. Él lo tenía todo. En la valuación del mundo, él lo tenía todo. Él debió haber sido un hombre infinitamente feliz y lo único que tuvo que decir acerca de eso fue esto: “vanidad, vanidad de vanidades. Todo es vanidad.” La palabra significa “vaciedad.” Y el Nuevo Testamento lo expresa de esta manera: “porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee.”

Escuche, si usted está buscando felicidad de los bienes del mundo, usted está en el lugar equivocado. El árbol de la felicidad no crece en la tierra maldecida. No está ahí. Las cosas físicas no tocan el alma. ¿Escuchó eso? Es un punto simple, pero quiero que lo piense. Las cosas físicas no tocan el alma. Usted no puede satisfacer una necesidad espiritual con una sustancia física. No puede ser hecho. Pero la gente trata de hacerlo.

Sabe una cosa, digo, si realmente es miserable en su matrimonio, vaya y compre un automóvil. O si acaba de tener una discusión terrible con su esposa, vaya a comprarse un traje nuevo. Se va a sentir mejor. Usted no puede llenar una necesidad espiritual con una sustancia física. Eso es necedad.

Tampoco puede hacer lo opuesto. Cuando usted tiene hambre, usted no quiere escuchar acerca de la gracia. Usted quiere cenar. Y cuando usted está en el desierto y se está muriendo de sed, usted no quiere que alguien le hable a usted acerca de la misericordia maravillosa de Dios. Usted quiere agua. Usted no puede satisfacer una necesidad física con una sustancia espiritual. Es tan ridículo pensar que usted puede satisfacer una necesidad espiritual con una necesidad sustancia física. No puede ser hecho.

Las cosas que no pueden calmar el corazón en una tormenta no pueden proveer ningún tipo de bienaventuranza. Usted no puede derramar aceite en un espíritu herido. Pienso en Saúl cuando estaba afligido, todas las joyas en su corona no podían hacer nada por confortarle. Pienso en el rey Belsasar en el libro de Daniel, él estaba bebiendo y estaban en una fiesta como pocas en la historia de cualquier nación y de pronto, mientras que él estaba ahí, Daniel 5:3, dice que estaba bebiendo vino en los utensilios de oro del templo y las copas de todos eran de oro y estaban disfrutando y después, una figura de la mano de un hombre apareció en la pared y escribió: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN… Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.” Y de pronto, la Biblia dice al que su semblante cambió. ¿Y sabe lo que pasó? El vino se agrió y el alimento fue como roca en su estómago.

Uno de los grandes santos puritanos quien ha escrito cosas maravillosas que realmente tocan el corazón de cualquier persona que estudia la Biblia es un hombre llamado Thomas Watson. Y Thomas Watson dijo esto: “las cosas de todo el mundo no van a mantener en calma al afligido de espíritu, así como un pedazo de papel no detendrá una bala. Los deleites mundanos tienen alas, dice él. Pueden ser comparados con aves que están en el jardín y se quedan por un tiempo, pero cuando usted se acerca ellos, vuelan. Así las riquezas se harán alas y volarán como un águila, Proverbios 23:5 dice. Son como el meteoro que pasa rápidamente. Pero pasa y se aniquila a sí mismo. Son como un castillo de nieve que está bajo los rayos intensos el sol.” Las cosas externas ayudan más a afligir el alma que a bendecirla.

Eclesiastés 5:13 dice: “las riquezas son guardadas para el mal de sus dueños.” ¿Escuchó eso? Las riquezas son guardadas para el mal de sus dueños. No hay satisfacción en lo que el mundo ofrece, y cuando Jesús vino al mundo, escúcheme, él no estaba ofreciendo las cosas del mundo. Y hay algunas personas que se presentan en la actualidad como cristianos que están ofreciendo las cosas del mundo. Están ofreciendo prosperidad financiera, dinero, éxito. Jesús nunca ofreció eso. Eso nunca está en el Sermón del Monte. Lo opuesto está aquí.

De hecho, las cosas del mundo se vuelven combustible para el orgullo, se vuelven combustible para la lujuria. Se convierten en un lazo. Y Jesús mismo dijo que las cosas del mundo, las preocupaciones del mundo, las riquezas del mundo, van a levantarse y van a ahogar la Palabra. Son los espinos y le van a hacer a su alma lo que los espinos le hacen a su vestido.

Escuche, lo que Dios está diciendo en este sermón maravilloso e incomparable, en estas bienaventuranzas, es simplemente esto: “nunca encontrará usted felicidad en este mundo”. Nunca. Más vale que lo aprenda. Es como buscar a los vivos entre los muertos. Y el ángel dijo: “no está aquí, Él ha resucitado”.

Y quiero simplemente tomar ese concepto y decir que, si usted está buscando la realidad viva de la bienaventuranza real en la tierra, usted está buscando al vivo entre los muertos; y no está ahí. Tiene que ascender a otro nivel. Pablo lo dijo de esta manera: “si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que están,” ¿qué? “Arriba.” “Poned la mira en las cosas que están arriba, no en las cosas de la tierra.”

Juan lo dijo de esta manera: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo.” Ahí no hay satisfacción. La felicidad no está ahí. La bienaventuranza no está en la tierra maldecida, está en otro nivel. Y el Sermón del Monte lo va a llevar a ese nivel. ¿Está listo? Lo va a sacar del mundo. Va a ir en contra de todo lo que usted oye por parte del vendedor. Va ir en contra de todo lo que usted lee en los titulares, todo lo que usted lee en las revistas. Le va a dar a usted un estándar completamente diferente de vida, completamente opuesto con lo que el mundo le dice. Entonces, realmente va a tener dificultades en vivir si usted no lo aprende bien, porque va a ser bombardeado por toda persona que viene del sistema del mundo.

Ahora, permítame llevarlo a otro pensamiento del contexto. Hay un contexto político aquí que también es simplemente fantástico. Los judíos estaban esperando a un Mesías, nada más que su definición de Mesías era un gobernante político, ¿verdad? Ellos estaban esperando que viniera alguien, usted sabe, que llegara a Jerusalén en un caballo blanco y aplastara a los Romanos y todos cayeran muertos; y Él guiaría a una revolución grande, infinitamente más allá de lo que jamás habían oído, inclusive más allá de la de Judas macabeo y sus hijos, como cuando habían derrocado a Grecia temporalmente.

Hombre, esperaban realmente un remolino de acontecimientos cuando el Mesías llegara. Ellos estaban esperando cosas políticas. Ellos trataron de hacer de Jesús un rey en Galilea cuando comenzó Su ministerio por primera vez, dice Juan, porque vieron un estado de beneficencia social. Él alimentó a las 20,000 personas y se aparecieron en la mañana siguiente para recibir un desayuno gratis. Ellos pensaban que era lo más maravilloso que jamás habían visto. Este hombre iba a alimentarlos. Iba a existir un estado de bienestar constante, nunca más tendrían que trabajar. Él simplemente hacía el alimento.

Ellos veían lo político en esto. Ellos estaban viendo cómo esto podía satisfacer su humanidad. El Señor pasó por en medio y los dejó y no quería ser ese tipo de rey. Escuche, los judíos estaban esperando un reino político, pero Jesús nunca les ofreció uno. Él ese día vio a Pilato, cuando estaba en medio de la burla de un juicio y Pilato le dijo: ¿eres un rey? Y Jesús se le dijo: “tú lo has dicho”. Y Pilato de hecho le dijo: “bueno, ¿qué tipo de Reino eres Tú? Él dijo: “te voy a decir una cosa. Mi Reino no es de este mundo. Mi Reino, si fuera de este mundo, mis soldados, mis discípulos pelearían. Pero Mi Reino no es de este mundo.” Jesús nunca se enfocó en la política.

Él no estaba tan preocupado con cambiar la estructura como lo estaba con el interior. Y esto es lo que dice en Su primer sermón. No hay política en el Sermón del Monte en absoluto. No hay una referencia al aspecto social o político del Reino aquí. Ni una. Los judíos estaban tan preocupados por la política y la vida social… Jesús no hace referencia a eso en absoluto. El énfasis, quiero que entienda esto, el énfasis está en ser. El énfasis está en ser. Esta es la palabra que usted debe ver. No en gobernar o poseer, sino en ser.

En otras palabras, Él no busca lo que los hombres hacen, Él busca lo que los hombres son. Porque lo que los hombres son, va a determinar lo que los hombres hagan. Todos los ideales que son dados en el Sermón del Monte son contrarios a las ideas humanas acerca del gobierno, las ideas humanas acerca de reinos. De hecho, las personas más exaltadas, las personas más exaltadas en el Reino de Cristo serían las más bajas de lo bajo en la evaluación del mundo.

¿Sabe usted quién fue el hombre más grande que jamás vivió hasta ese entonces? ¿Quién fue? Juan el Bautista. En lo que al mundo concierne, él no era nada más que un loco que andaba vistiendo un traje de Tarzán modificado comiendo insectos. Y ni siquiera era parte del sistema religioso. Jesús dijo que él fue el hombre más grande que jamás había vivido.

Y Él procedió a decir: “pero hay uno mayor que él.” ¿Sabe quién es? El menor, el más pequeño en el Reino. Los pobres en Espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed, que se sienten vacíos en su interior. Esos que están llenos de misericordia, los que son puros de corazón, los que hacen la paz, los que son perseguidos, los que son calumniados. Eso se oye para mí como la lista más grande de perdedores que jamás he visto. Bueno, por los estándares del mundo, lo son. El mundo dice: “demanda tus derechos. Se prominente. Busca la cúspide. Aférrate a tu orgullo.”

Este es un tipo diferente de Reino. Inclusive promueve persecución sin venganza y bendice a aquellos que viven de esa manera. Es un Reino espiritual. Entonces, el aspecto político de este mensaje fue devastador. Fue absolutamente opuesto a lo que ellos esperaban que un Mesías dijera.

Ahora, quiero hablar tan sólo de un área más acerca del contexto religioso para que usted tenga una idea general del enfoque del Sermón del Monte. Hemos visto un poco del contexto bíblico. Hemos visto un poco de la perspectiva de Mateo, algo de cómo el mundo lo vería, algo de la política de esto. Pero ahora, quiero que vea la escena religiosa. Es realmente fascinante.

Jesús estaba confrontando a una sociedad muy religiosa. De hecho, una sociedad llena de gente religiosa. Ellos eran ritualistas profesionales. Y ese es un trasfondo importante. Permítame tan sólo dividirlos en cuatro grupos. Había cuatro grupos primordiales dentro de la religión del judaísmo: los fariseos, los saduceos, los esenios y los zelotes. Y hemos hablado acerca de ellos en otras ocasiones.

En primer lugar, los fariseos. Aquí vamos. Los fariseos creían que la felicidad se encontraba en la tradición o el legalismo. Ellos se aferraban al pasado. Mucho. Ellos creían que la felicidad real venía mediante la obediencia a las tradiciones de los padres.

Después, estaban los saduceos. Y los saduceos creían que la felicidad se encontraba en el presente, en el modernismo, en el liberalismo. No en el pasado, hombre. Estamos aquí. Tenemos que hacerlo así, ahora. Una religión actualizada, un liberalismo nuevo. Olvida lo pasado. ¿Y sabe una cosa?, en un sentido, ambos tenían algo de verdad. Los fariseos tenían religión verdad. La religión verdadera tiene que estar basada en el pasado. Los saduceos tenían un poco de verdad porque la verdadera religión también tiene que operar en el presente, funcionar en la actualidad.

Y después, estaban los esenios. Y los esenios dijeron ‘no, la felicidad está en la separación del mundo. Oh, se oye bien, ¿no es cierto? Nada más que estaban hablando acerca de separación geográfica. Simplemente, se salieron de la ciudad.

Hace años atrás, hubo un anuncio en una revista cristiana publicada por una de las universidades más, más fundamentales cristianas, que decía que la escuela estaba ubicada a más de 20 km del pecado más cercano. Y nada más como comentario al margen, quiero decir que eso nos encantaría que así fuera. Pero los esenios creían que debíamos salirnos de la ciudad, en donde no había pecado.

Entonces, estaban los fariseos, los saduceos, los esenios y luego estaban los zelotes. Y los zelotes decían que la felicidad se encontraba en la rebelión política. La felicidad se encuentra en la revolución. La felicidad se encuentra en derrocar a Roma.

Entonces, como puede ver, los fariseos estaban diciendo “vamos hacia atrás”. Y los saduceos estaban diciendo “vamos hacia adelante”. Los esenios estaban diciendo “salgamos”. Y los zelotes estaban diciendo “vamos en contra”. Y los fariseos eran los nostálgicos. Y los saduceos eran los modernistas. Y estaban comprando muebles daneses. Y los esenios eran los que se aislaban. Estaban ahí apilados en un monasterio en algún lugar. Y los zelotes eran los llamados activistas sociales, religiosos. ¡Qué desastre! Se oye exactamente como 1978 para mí.

Tenemos a religiosos que viven en el pasado. Tenemos a liberales que están tratando de inventar una nueva religión para la actualidad. Tenemos a personas que creen que la vida santa es una cuestión de geografía y que simplemente quieren asegurarse de que nunca se acerquen a nada que se vea como pecado. Y después, tenemos a personas que creen que la religión es cuestión de desfilar y marchar en algún lugar.

Jesús estaba confrontando a una sociedad entera de religiosos. Todos tenían su propia idea. Y el punto que Jesús estaba presentando era: “oigan, saben una cosa, todos están equivocados.” Todos ustedes. Para el fariseo, les estaba diciendo “la religión no es cuestión de asuntos externos”. Y para el saduceo les estaba diciendo: “la religión no es un tema de filosofía humana inventada para acomodar al día actual.” Y al esenio, Él le estaba diciendo: “créeme, la religión no es un tema de ubicación geográfica.” Y a los zelotes, Él les estaba diciendo: “ni la religión es cuestión de activismo social.”

Lo que Él estaba diciendo es esto: “Mi Reino está en el interior.” ¿Se da cuenta? Es interno. Ése es el punto. Ése es el mensaje de Jesús al mundo. Esa es la base entera del Sermón del Monte. Está adentro, no afuera. No rituales externos, no filosofía externa, no ubicación externa, ni monasterio, ni nada de eso. No activismo exterior. Es interno.

Lo que Jesús está diciendo aquí, yo creo, abre la puerta del nuevo pacto acerca del cual Jeremías dijo: “Dios escribirá Su ley en sus partes internas.” ¿Se da cuenta? Pasando al interior.

Entonces, Jesús lo resumió al decirles: “miren, los fariseos, los saduceos, los esenios, los zelotes y toda persona quien era un conglomerado de todo eso o estaba dentro de estos cuatro grupos, quiero decirles algo a todos: a menos de que su justicia sobrepase ese tipo de justicia, no entraréis en Mi Reino.” ¿Lo ve? A menos de que tengan más a favor de ustedes que lo externo, no tienen parte en Mi Reino, porque como dije antes, no hay fuente de bendición en la tierra maldecida. Está más allá de eso. Toda esta religión estaba lidiando con lo externo. Y el Sermón del Monte invade el pensamiento judío con un golpe al decirle que la bienaventuranza verdadera viene desde adentro, no desde afuera.

Lo mismo es el caso en la actualidad. Usted no encuentra consuelo en el hecho de que tiene la teología correcta. Los liberales no pueden consolarse a sí mismos con el hecho de que tienen esta nueva teoría o que la Biblia no es la Palabra de Dios; realmente la han actualizado. Hombre, son realmente contemporáneos. Ellos están siguiendo la manera de pensar de la época.

Un hombre no puede consolarse a sí mismo en el hecho de que se ha alejado del mundo y se ha mudado a un monasterio y se sienta ahí y contempla a Dios sin distracción de las cosas del mundo. Ni un hombre puede consolarse a sí mismo porque crea que es un activista social y ande por todos lados tratando de enderezar a la sociedad. Estas no son las cosas que Jesús busca. O en últimas, todas esas cosas tienen parte de la verdad, ¿no es cierto? Necesitamos estar involucrados socialmente y necesitamos estar apartados para Dios y necesitamos ser actuales. Y necesitamos estar basados en el pasado. Pero, en y por sí mismos, son externos. Y Dios busca lo interior.

Ahí atrás en 1 Samuel 16:7, el Señor lo presentó cuando dijo “el Señor Jehová ve el corazón.” Y Proverbios 4:23 dice: “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida.” Bueno, más vale que usted guarde su corazón. Ése es el punto. Bueno, sabe una cosa, si usted se encarga de su corazón espiritual como usted cuida de su corazón físico, sería sorprendente, ¿no es cierto?

La gente en la actualidad está enloqueciendo tratando de proteger su corazón. Gente corriendo por todos lados, personas andando en bicicleta, corriendo arriba y abajo. Tiene que cuidar del corazón. Usted puede ir al centro comercial y meter su brazo en un aparato, coloca $0.50 y le dice cómo está su corazón. ¿Alguna vez ha hecho eso? Lee su presión arterial. Hombre, cuide su corazón. Guarde su corazón. Y si usted tiene un pequeño problema, hombre, quite las grasas y colesterol, cuide los triglicéridos y demás y demás.

Y sabe una cosa, la Biblia dice más vale que guarde el corazón, que es lo que importa. Ese es el verdadero corazón. En el pensamiento hebreo, de ahí fluye a todo el conocimiento del Dios, la mente. Escuche, si hiciéramos tanto para proteger nuestro corazón espiritual como lo hacemos para proteger nuestro corazón físico, estaríamos en gran forma espiritualmente. Pero algunas veces, simplemente ignoramos esa área y eso es lo que es Jesús busca. En Lucas 11:39, una traducción es maravillosa en este pasaje.

Escuche lo que dice: “Jesús dijo: “ahora tienen el hábito de buscar limpiar lo de afuera de sus tazas y platos, pero por dentro, están llenos de avaricia e impiedad, necios. ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? Dedíquense de una vez por todas a su persona interior para que todo lo demás sea limpio.” ¿Se da cuenta? Ése fue el mensaje de Jesús. Ese es el corazón del Sermón del Monte.

Ahora, en base a ese contexto y en base al panorama que acabemos de ver, es importante que estudie esto. ¿Se da cuenta? Realmente importante. Creo que hay al menos cinco razones por la cual esto es importante. Simplemente se las voy a dar rápidamente.

Número uno, porque el Sermón del Monte leva a mostrar la necesidad absoluta del nuevo nacimiento. El Sermón del Monte le va a mostrar que usted nunca puede agradar a Dios por sí mismo, en su carne. Nunca. Y como dije al principio, las únicas personas que van a conocer la bienaventuranza, son aquellas personas que conocen que la bienaventuranza es un atributo de Dios y son participantes de la naturaleza Divina; lo pueden conocer y experimentar.

Escuche, el Sermón del Monte para mí, va mucho más allá de la ley de Moisés al mostrarnos la necesidad de salvación. Usted no puede vivir un día en una condición bienaventurada fuera del nuevo nacimiento en Jesucristo. Es lo más grandioso en el Nuevo Testamento para mostrarle al hombre la situación desesperada en la que se encuentra sin Dios.

Lo segundo. Creo que debemos estudiar el Sermón del Monte no sólo porque muestra la necesidad absoluta del nuevo nacimiento, sino porque apunta de manera clara a Jesucristo. Quizás es la verdad más grande que nos ayuda a entender la mente de nuestro Señor Jesucristo. ¿Quiere saber cómo piensa Él? Estudie Su sermón. ¿Quiere saber cómo palpita Su corazón? Estudie Su sermón. ¿Quiere saber lo que Él realmente piensa acerca de la vida y los estándares para la vida? Estudie el sermón.

En tercer lugar, debemos estudiar el Sermón del Monte porque es la única manera de encontrar la felicidad para los cristianos. Si quiere ser feliz, si realmente quiere estar lleno del Espíritu, no debe estar buscando alguna experiencia mística. No debe estar buscando algún tipo de sueño que no pueda alcanzar. No debe estar asistiendo a reunión tras reunión para tratar de encontrarlo en el aire. Si quiere conocer la felicidad y la bienaventuranza y el gozo, entonces simplemente estudie el Sermón del Monte y practíquelo.

Y añadiré otra cosa: creo que debemos estudiarlo porque es el mejor medio de evangelismo que conozco. Usted pregunta qué quiero decir ‘evangelismo’. Le voy a decir esto: si vivimos el Sermón del Monte, vamos a voltear al mundo de cabeza. Es la herramienta más grande de evangelismo que hay. Vivir este tipo de vida. Y después, finalmente, debemos estudiar el Sermón del Monte y vivirlo porque agrada Dios.

Y sabe una cosa, ése es un privilegio. Que John MacArthur pecaminoso, simplemente yo, como Pablo estaba cantando, simplemente yo pudiera agradar a Dios. Qué pensamiento tan increíble. Suficientes razones como para estudiar el Sermón del Monte. Suficientes motivos como para entregarnos a Él.

Permítame terminar conforme concluimos los primeros dos versículos para dar un paso más hacia adelante.

La ocasión, ya hemos visto el contexto. Simplemente quiero compartir otros puntos de manera breve. La ocasión, versículo 1: “viendo las multitudes.” Nos detendremos ahí. A Jesús siempre le preocuparon las multitudes. Y sabe que dice en Mateo 9:36, Mateo 14:14 y Mateo 15:32, que cuando Él vio a las multitudes, Él tuvo ¿qué? Compasión.

Jesús vio a esa multitud de personas. La multitud está descripta en el versículo 23 al 25 del capítulo cuatro. “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.”

Aquí está esta multitud de gente que viene del norte, sur, este y oeste siguiéndolo. Y cuando Él los ve, como siempre, Su corazón esta quebrantado. Y sabe una cosa, cuando los vio teniendo hambre, Él les dio alimento. Y cuando ve el hambre espiritual de sus corazones, lo más profundo que hay en Él, es Dios buscando satisfacer lo que ellos necesitan.

Había una maravillosa atracción a Jesucristo. Las multitudes simplemente lo rodeaban: enfermos, poseídos por demonios, fariseos, saduceos, esenios, zelotes, ritualistas y rameras, fariseos y publicanos, eruditos y analfabetos, refinados y degradados, hombres ricos y mendigos; de todo. Pero Jesús siempre es el que atrae a los hombres y hay algo único atractivo en Jesucristo que no conoce nada de clase, no conoce nada acerca del dinero, y creo que se resume de manera tan hermosa en las palabras del apóstol Pablo cuando dijo que ‘en Jesucristo no hay varón ni mujer, judío ni gentil, esclavo ni libre, ni griegos ni bárbaros.’ Entonces, hubo en enfoque general hacia Cristo por parte de la multitud. ‘Y viendo la multitud, subió al monte y habló.’

Y añadiría esto: Su mensaje ni siquiera fue para ellos. Pero Él quería que lo oyeran, no podían vivirlo. No podían conocer esta bienaventuranza. Pero por lo menos, podrían saber que estaba disponible. Entonces, fueron la audiencia secundaria. Pero fueron lo que motivó el mensaje porque Él quería que lo oyeran y se vieran atraídos a Él.

Entonces, vemos el contexto y la ocasión. Y después, una palabra acerca del predicador. ¿Quién es el predicador? “Subió al monte. Y sentándose, vinieron a Él Sus discípulos y abriendo Su boca, les enseñaba diciendo: el predicador más grande que jamás vivió, Él es el predicador de quien dijeron que nunca antes jamás hombre ha hablado como Él. O de quien dijeron hablaba como uno que tenía autoridad y no como los escribas y fariseos. ¿Sabe lo que quisieron decir con eso? No citó a ninguna fuente. No citó a ningún rabino antiguo. Él habló como si tuviera autoridad propia. De quien la mujer de Samaria dijo: “venid y ved a un hombre quien me dijo todas las cosas que he hecho.” ¡Oh, qué predicador!

Este sermón es una de las ilustraciones más grandes de homilética que jamás he visto. Tiene tres puntos. No puede haber una mejor homilética que esa. Una introducción fantástica, la introducción y después, el primer punto, los ciudadanos del Reino. Y después, el segundo punto, la justicia del Reino. Y después, el tercer punto, la exhortación a entrar al Reino. Y después, en la última parte del capítulo 7, el efecto que el sermón tuvo. Es homilético. Fluye de manera hermosa. Pasa de una cosa a la otra. Las transiciones son magníficas. El predicador Maestro.

Tuvo estructura. Tuvo poder. Tuvo comisión divina. A uno de los profetas del Antiguo Testamento, Dios le había dicho: “haré que tu lengua se pegue a tu boca. Tú serás el mudo y no lo reprenderás,” Ezequiel, capítulo 3. Pero más tarde, Dios volvió a ese mismo por este capítulo 33 y le dijo: “ahora la mano de Jehová estaba sobre mí en la tarde. Mi boca fue abierta y ya no estaba mudo. Y la palabra de Jehová vino a mí.” Y sabe una cosa, nuestro Señor Jesucristo con todo el poder que tenía, con todo el intelecto que sólo Dios podía haber desarrollado, presentó un sermón como ningún otro sermón. Sin embargo, refrenó Su busca hasta que la voluntad y tiempos soberanos de Dios la abrieron. Él no sólo tenía poder en la estructura, sino una comisión divina.

El contexto, la ocasión, el predicador. ¿El momento? Mire nuevamente el versículo 1. Fue un monte. Él encontró un púlpito. Y, por cierto, es hermoso señalar que el griego añade “el monte.” El monte. ¿Qué monte? Oh, ningún monte en particular. Como Jerry dijo, es una colina que está ahí en la costa norte del mar de Galilea que entra al agua, hermosa, verde, iluminada por el sol, uno de los escenarios más magníficos que jamás ha visto en su vida, el sentarse ahí, en el monte donde Jesús dio este tremendo sermón. Y simplemente ver las aguas del mar de Galilea rodeado por los montes gentiles de Galilea a la derecha y las cumbres hermosas a la izquierda. Y donde comienza el río Jordán ascendiendo ahí por el valle del Jordán, hasta que finalmente llega al mar Muerto a la derecha. Y ahí por los montes a la derecha en el valle de Sharon y después al Mediterráneo.

Y después, en ese pequeño monte, Jesús se sentó y habló. Y no era nada más que un monte pero el griego dice “el monte”. Y no es “el monte” debido lo que el monte es, sino por lo que el monte se volvió. No era el monte hasta que Él dio este sermón y después, fue “el monte”. Fue el monte cuando Mateo lo escribió y era el monte porque ahí es donde Jesús enseñó. Él lo hizo “el monte”.

Él tenía una manera de santificar la insignificancia misma del lugar y lo apartó como “el monte”. Y a lo largo de todos los cientos de años, desde ese entonces, los cristianos siempre han recordado dónde estaba ese monte. Es simplemente un pequeño monte, pero es el monte. ¿Por qué? Él lo hizo el monte.

¿Y el estilo? ¿Qué hay acerca del estilo? No es sólo el contexto, la ocasión, el predicador, el momento, sino el estilo. Él se sentó. “Y sentándose abrió Su boca y les enseñaba diciendo,” Él se sentó porque como puede ver, esa era la manera tradicional en la que enseñaba un rabino. Y cuando un rabino simplemente estaba hablando y se ponía de pie y estaba caminando, era no oficial. Pero cuando él se sentaba, ¡hombre!, eso era oficial.

Inclusive tenemos eso en la actualidad. Cuando un profesor recibe una tarea en una universidad, decimos que ha recibido la silla o la posición. Y a partir de esa posición, él enseña. La Iglesia Católica nos dice que el papa habla ex cátedra. ¿Sabe lo que eso quiere decir? Desde su asiento, desde su silla. Cuando un hombre se sentaba a enseñar, tenía autoridad. Eso era oficial. Y lo que Jesús estaba diciendo no era algo al azar. Fue el manifiesto oficial del Rey. Un manifiesto oficial del Rey.

“Abrió Su boca” es un coloquialismo en el griego, un coloquialismo hermoso. Es utilizado de afirmaciones solemnes, dignas, serias, de peso. No es sólo hablar por hablar. Esta es una enseñanza seria, de peso, digna. Y también esta frase: “abriendo Su boca,” es utilizado en algunas referencias extra bíblicas para hablar de alguien que realmente comparte su corazón de manera íntima. Entonces, era oficial. Fue solemne. Fue serio. Fue digno. Y fue Su corazón.

¿Y quiénes fueron los destinatarios? Oh, está ahí en el versículo 1: “vinieron a Él Sus discípulos.” Como puede ver, ellos fueron el objetivo primordial porque eran los únicos que podían conocer la bienaventuranza de la que Él habló. Ellos eran los únicos que podían vivir el Sermón del Monte. Ellos eran los únicos que podían seguirlo. Eran los únicos que podían implementarlo, porque eran los únicos que eran participantes del poder mismo y la presencia de Dios en sus vidas. Sólo fue posible para ellos.

Y, por cierto, amados, permítanme añadir esto. Sólo es posible para usted conforme usted conoce a Jesucristo. Sólo es posible si usted es participante de la naturaleza Divina. El arzobispo Magee, ya en sus últimos años en Inglaterra una vez dijo que era imposible conducir los asuntos de la nación inglesa en base al Sermón del Monte porque la nación no era leal al Rey. Y tenía razón. Usted no puede vivir el Sermón del Monte a menos de que usted conozca al Rey.

Y muchas personas han tratado de tomar el Sermón del Monte y convertirlo en un Evangelio social, han tratado de hacerlo un Evangelio social. Pero eso no funciona. Por cierto, ese esfuerzo ya no pasa mucho debido a que las dos guerras mundiales en cierta manera nos quitaron esa idea. Hacer del Sermón del Monte el Evangelio social fue golpeado realmente de manera fuerte por dos guerras mundiales. Will Durant, el conocido historiador mundial dijo: “en cualquier generación puede haber ocho a diez personas que estén vivas en el sentido de influencia continua 300 años después.”

“Por ejemplo, Platón todavía lo es y Sócrates todavía lo es, pero en toda la civilización occidental,” dice Durán, “que no es cristiana, la persona que sobresale por encima del resto es Cristo. Él sin duda alguna fue la influencia más permanente en nuestros pensamientos, pero no en nuestras acciones; y esa es una modificación importante. Nuestras acciones rara vez son cristianas; pero nuestra teología con frecuencia lo es. Nos encantaría que pudiéramos comportarnos como Cristo.” Fin de la cita

Y lo que Will Durant está diciendo -y esto estuvo en el diario del Chicago Tribune hace un mes atrás- lo que él está diciendo es que usted no puede vivir el Sermón del Monte. Sus enseñanzas son maravillosas. Nada más que no podemos hacerlas funcionar. Y la razón es porque no es un participante de la naturaleza divina. No hay recurso. Entonces, Jesús les enseñó a Sus discípulos porque sólo ellos podían vivirlo. Sólo ellos podían cumplirlo. Sólo ellos podían implementarlo. Y usted y yo, quienes conocemos al mismo Cristo podemos conocer la misma bienaventuranza.

Finalmente, la enseñanza misma viene en los versículos 3 al 12: “bienaventurados, bienaventurados, bienaventurados, bienaventurados.” Oh, es una lección tremenda. Lo que Él tiene que decirnos aquí es profundo y transforma la vida. Yo creo que nuestra Iglesia será diferente cuando terminemos con esto. No creo que usted puede estudiar el Sermón del Monte y ser el mismo. Yo no. Dios ya ha estado haciendo cosas en mi corazón. Comprometámonos con ser el tipo de personas que Dios quiere que seamos. Recordando esto, que tenemos la capacidad si conocemos al Señor Jesucristo de ver esto como una realidad en nuestras vidas para Su gloria y nuestra bienaventuranza. Oremos.

Padre, es con gran gozo que nos embarcamos en esta aventura de estudiar esta Verdad maravillosa. Te damos gracias, nuestro Señor, por traernos a este punto al lugar en el que nuestros corazones están abiertos y listos a recibirla. Padre, sabemos que la recepción es sólo para aquellos que aman al Señor Jesucristo, sólo aquellos que dentro de ellos viven la vida misma de Dios, que pueden conocer la bienaventuranza de Dios. Enséñanos, Padre, el poder de este mensaje en nuestras vidas y en nuestro mundo. Te alabamos en el nombre de Cristo. Amén.

 

 

 

 

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