Abramos nuestras biblias estas mañana en Mateo capítulo 6, Mateo capítulo 6. Vamos a comenzar un estudio en la siguiente sección de nuestra evaluación continua del evangelio de Mateo, viendo los versículos 19 al 24. Versículos ricos, emocionantes, desafiantes. Vamos a estar pasando varias semanas en estos versículos, conforme el Espíritu de Dios dirige nuestros pensamientos.
Mateo 6, versículos 19 al 24. Permítame leérselos como el contexto para lo que vamos a decir. “No os hagáis tesoros en la tierra, dónde la polilla y el orín corrompen, y dónde ladrones minan y hurtan, sino haceros tesoros en el cielo, dónde ni la polilla, ni el orín corrompen, y dónde ladrones no minan ni hurtan, porque dónde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo, así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz, pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno, y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará a otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Ahora, la pregunta que surge a partir de este texto es una muy simple, ¿en dónde está su corazón? Versículo 21, está en dónde su tesoro esté. Ahora, cuando digo en donde está su corazón, no espero que usted comience a tocarse entre la barba y su cintura, porque no estoy hablando de fisiología. No estoy hablando de la persona que está a su lado de la que está usted enamorado, y a quien le ha entregado su corazón. Estoy hablando en términos de la inversión de su vida y sus motivos, y sus actitudes, y sus patrones de pensamiento. ¿En dónde está la concentración y preocupación de su vida? ¿En qué piensa usted la mayor parte del tiempo? ¿En qué pasa usted la mayor parte del tiempo planeando? ¿la mayor parte de su energía está concentrada hacia que objeto en particular?
Lo más probable es que si usted piensa en esto por una buena cantidad de tiempo, y usted es como la mayoría de la gente, la respuesta es, alguna cosa, alguna cosa. Una casa, un auto, un guardarropa, una cuenta de banco, una cuenta de ahorros, un bono, una inversión, una acción, muebles, una cosa. Realmente somos criaturas comprometidas con cosas, eso es parte de la maldición de la sociedad en la que vivimos. Ahora, no todas las sociedades son así. Hay algunas sociedades que simplemente no tienen cosas, son demasiado pobres. Pero somos una sociedad de cosas.
Escuche este análisis. El Señor y la Señora Cosa, son una pareja muy agradable, y exitosa. Por lo menos, ese es el veredicto de la mayoría de la gente que tiende a medir el éxito con un cosómetro. Cuando el cosómetro es aplicado a la vida del Señor y la Señora Cosa, el resultado es asombroso. Ahí está él, sentado en una cosa lujosa, y muy cara. Casi escondido por un gran número de otras cosas. Cosas en que sentarse, cosas en que cocinar, cosas de que comer, todas brillando y nuevas, cosas, cosas, cosas. Y cosas con que limpiar, y cosas con que lavar. Y cosas para entretener y cosas que dan placer, y cosas que ver y cosas con que jugar, cosas para el largo verano cálido, y cosas para el invierno frio, corto.
Cosas para la cosa grande en la que viven, y cosas para el jardín. Y cosas para la sala, y cosas para la cocina, y cosas para la recamara, y cosas sobre cuatro ruedas, y cosas en dos ruedas. Y cosas que colocar encima de las cuatro ruedas, y cosas que jalar detrás de las cuatro ruedas. Y cosas que añadir al interior de la cosa que está sobre cuatro ruedas. Cosas, cosas, cosas. Y ahí, en medio del Señor y la Señora Cosa, sonriendo y contenta de rosa con cosas, pensando en más cosas que añadir a sus cosas, seguros en su castillo de cosas. Bueno, Señor Cosa, tengo algunas noticias malas para usted. Oh, dice usted que no puede oír porque las cosas estorban.
Bueno, simplemente quiero que sepa que sus cosas, no pueden durar, van a acabarse. Va a haber un fin para ellas, o quizás un error de juicio, quizás una pérdida temporal de concentración, o quizás usted simplemente se las va a entregar al que maneja cosas de segunda mano, o quizás van a terminar en un montón de metal fundido, siendo arrojado al patio de cosas. ¿Y que hay acerca de todas las cosas en su casa? Bueno, es hora de irse a la cama, sacar al gato. Asegurarse de que usted cierra la puerta y usted espera que alguien que se lleva cosas no venga y se lleve sus cosas. Y así es la vida, ¿no es cierto? Y algún día, cuando usted muera, la única cosa que van a colocar en la caja es usted.
Como alguien dijo, “No hay bolsas, en aquellos que envuelve a los muertos.” Pero, como puede ver, a pesar de la torpeza de eso, y realmente lo hace oírse bastante torpe, básicamente estamos comprometidos con adquirir cosas. Tristemente, los líderes religiosos del día de Jesús, tenían el mismo problema, estaban totalmente consumidos con cosas. Entre el resto de los otros problemas de los fariseos, éste también debía ser incluido. Estaban orientados a las cosas, eran avaros, codiciaban, eran codiciosos, manipulaban, se movían con miras a tener más cosas.
Y entonces, conforme llegamos a este elemento del Sermón del Monte en Mateo 6:19 al 24, Jesús dirige algunas afirmaciones acerca de cosas, a los fariseos que estaban abusando este asunto de las posesiones. El objetivo de todo el Sermón del Monte, Mateo 5, 6 y 7, el objetivo de todo el Sermón del Monte básicamente es hacer a un lado el estándar bajo, no adecuado, insuficiente de los fariseos, y reafirmar el estándar divino de Dios para la vida y Su reino. Y reafirmar el estándar divino de Dios para la vida en Su reino. Ellos habían inventado todo un sistema de religión que era sub-estándar, hecho por los hombres, no adecuado, ineficiente, ineficaz.
Y entonces, la clave del sermón entero está en Mateo 5:20, en dónde el Señor dice, “Si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y los fariseos, no entrareis en el reino de los cielos. En otras palabras, para estar en mi reino, debes vivir al nivel de este estándar.” Y Él afirma el estándar, y lo hace en contraste a los fariseos. Por ejemplo, en el principio, en el capítulo 5 Él dijo, “Para estar en Mi reino tienes que tener el concepto correcto de ti mismo. Ahora, los fariseos son soberbios, egocéntricos, autosuficientes, pero tú debes estar quebrantado en tu espíritu, y llorando por el pecado, siendo manso, teniendo hambre y sed de justicia. También debes tener la relación correcta con el mundo.”
“Ahora, los fariseos son parte de la corrupción y parte de las tinieblas, pero tú debes ser la sal que retrasa la corrupción, y la luz que disipa las tinieblas. No solo debes tener la, no debes tener el concepto correcto de ti mismo y el concepto correcto del mundo, pero también debes tener el concepto de la Palabra de Dios y los fariseos han desarrollado su propio sistema, pero tú debes saber que la Palabra de Dios es que debes estar comprometido con ella, y ni una jota, ni una tilde pasará de esa ley hasta que todo sea cumplido. Y después debes tener la perspectiva correcta de asuntos morales, capítulo 5, versículos 21 al 48. Los fariseos solo están preocupados con asuntos externos. Los fariseos solo están preocupados con asuntos externos, solo están preocupados con que no maten, o que no cometan adulterio, o que no hagan algo más, pero Yo les estoy diciendo que los asuntos morales no son solo lo que hacen o no hacen, sino que son lo que piensan o no piensan.
Y entonces, debes tener la perspectiva correcta de asuntos morales.” Después en el capítulo 6, Él dice, “debes tener la perspectiva correcta de asuntos religiosos. Para los fariseos, ayunan, oran, y dan, pero todo es hipócrita. Tú debes orar y ayunar, y dar, con un motivo correcto.” En otras palabras, el sermón entero es presentado en contraste al sistema de religión del día, dominado por el pensamiento de los fariseos y los escribas. Y Jesús está diciendo, “El estándar de Dios excede al estándar de ellos, y es Su estándar el que es requisito para estar en Su reino.”
Ahora, en el capítulo 6, versículo 19 y en adelante, Él dice, también debes tener la perspectiva correcta hacia la riqueza, el lujo. Versículo 19 al 24, y observe esto, después del 25 al 34, debemos tener la perspectiva correcta de las necesidades. Entonces, Él está hablando de cosas aquí. Primero lujos, y después necesidades. Primero es la riqueza que tenemos, y después es simplemente la necesidad, comer y dormir, y tener un lugar dónde quedarse y algo de ropa que usar. En ambos casos los fariseos no lo habían entendido, tenían la perspectiva equivocada de la riqueza, y tenían la perspectiva equivocada de cosas necesarias.
Y entonces, en todo elemento del mensaje de Cristo, Él se presenta a Sí mismo, y Su palabra en contraste a los fariseos. Su perspectiva de la riqueza y el lujo, debe exceder la de los escribas y fariseos si quieres ser parte de mi reino. Tienen la perspectiva equivocada. Versículo 19, están haciendo exactamente lo que dicen que no deben hacer, haciéndose tesoros en la tierra para sí mismos, están consumidos con la avaricia, y son codiciosos, y así no debe ser.
Entonces, nuestro texto, ahora, quiero que subraye esto, en los versículos 19 al 24, trata con como vemos nuestros lujos, nuestra riqueza, más que nuestras necesidades. Y, por cierto, vivimos en una sociedad en dónde todos nosotros tenemos que tratar con eso, porque todos nosotros somos ricos, en comparación con la manera en la que el resto del mundo vive. Si usted no piensa que lo es, entonces no ha estado afuera de su pequeña caja para ver como la mayoría de la gente en este mundo vive.
Entonces, nuestro texto está hablando de cómo manejamos nuestros lujos, nuestras posesiones, más allá de comer, beber, dormir, y ropa, los lujos de la vida. Y si estamos en Su reino, tenemos que enfrentar lo que Él dice aquí. Esto nos convence de pecado, créame. Me afecta. Tengo que predicar esto dos veces cada domingo por la mañana. Así como lo va a convencer a usted es muy provocador, y nos lleva a examinar nuestro corazón y nos convence de pecado. Y simplemente lo vamos a presentar hoy, y después en las siguientes semanas vamos a hablar de esto.
Ahora, quiero que venga. No quiero que se lo pierda. “Bueno, él va a hablar de dinero. Vamos a visitar a la tía Marta.” Quiero que esté aquí porque éste no es mi mensaje, aquí estoy recibiéndolo como ustedes. Esta es la palabra del Señor a nosotros, y Dios siempre nos da una buena palabra para apuntarnos en la dirección en la que conocemos Su gran bendición, ¿verdad? Entonces, no se lo pierda. Y sabe una cosa, retrocediendo por tan solo un minuto. Los primeros dieciocho versículos del capítulo 6, mostraron la hipocresía de la religión de los fariseos. Y le voy a decir algo que es como la noche sigue al día. Tan seguro como puede ser. En dónde usted tiene religión hipócrita, usted tendrá avaricia.
Sigue después de 18 versículos de la religión hipócrita de los fariseos, que el Señor habla de su perspectiva de la riqueza y el dinero, porque inevitablemente en dónde usted tiene religión falsa, usted tiene codicia. En dónde usted tiene un falso maestro, usted va a tras bambalinas y usted va a descubrir que él es un falso maestro, e invariablemente usted va a descubrir que él está metido en eso por el dinero. Esa es la razón por la que la Biblia dice que no debemos ser aquellos que ejercen nuestro ministerio por ganancia deshonesta, porque esa es una inevitabilidad. De hecho, la Biblia caracteriza la religión hipócrita, normalmente de dos maneras, codicia dinero, y es inmoral en su lujuria. Esas dos cosas siguen el curso de las religiones falsas, y los líderes religiosos falsos.
Lo encontramos inclusive en el Antiguo Testamento, que esto es verdad, que en dónde usted tiene hipocresía usted también tenía codicia por el dinero. Por ejemplo, en 1 Samuel capítulo 2, usted llega a Elí, el sumo sacerdote. Elí, claro, se sienta ahí en la parte de arriba del montón en asuntos religiosos en Israel. Él es el líder religioso clave, el sumo sacerdote delante del Señor. Elí tuvo dos hijos llamados Ofni y Finees, y sus dos hijos fueron hombres de gran responsabilidad, como hijos del sumo sacerdote en la línea sacerdotal. Fueron hombres de gran responsabilidad delante de Dios y el pueblo, pero eran farsantes. Eran hipócritas absolutos, eran totalmente inmorales y llenos de lujuria. Eran malos, hombres viles que el Señor finalmente mató.
Pero Ofni y Finees, debido a que eran farsantes espirituales, se caracterizaron por la avaricia, y eso es ilustrado en 1 Samuel capítulo 2, porque cuando Levítico 7 dijo que la ofrenda que es traída al Señor, una parte va al sacerdote, el pecho y el muslo derecho va al sacerdote. Levítico 7:30-35, pero Ofni y Finees dijeron, cuando las ofrendas vengan, vamos a examinar la ofrenda, y vamos a tomar todo lo que queramos y vamos a dejar lo que quede para el Señor. ¿Lo ve? Digo, estaban metidos en esto, para sacar lo más que pudieran, y eso es exactamente lo que hicieron. Cuando la gente traía su ofrenda y la dejaba para el Señor, demandaban la ofrenda que primero viniera a ellos. Escogían todo lo que querían para su propia satisfacción, y lo que quedaba iba al Señor, y eran avaros, y codiciosos.
Y en 1 Samuel 2:17 dice, el pecado de los jóvenes era muy grande delante de Jehová, porque aborrecieron la ofrenda de Jehová. Estaban alterando cosas que pertenecían a Dios. Y los fariseos estaban haciendo lo mismo, estaban usando su posición religiosa para llenar sus bolsillos. El sistema era un sistema que llenaba su avaricia. Estaban usando su posición religiosa para enriquecerse. Y amados, permítame decirles. No hay nada que apesta más para la nariz de Dios, que eso. Me atrevo a decir que hay personas en nuestro país, algunas de ellas usted las conoce muy bien, a partir de verlas en la televisión o lo que sea, que están haciendo exactamente lo mismo. En dónde usted tiene hipocresía religiosa, inevitablemente va a tener el problema de la avaricia.
Ahora, los fariseos estaban viviendo así. Para ellos ser ricos era ser santo. Ser rico era decir, “Oye, mira cuanto tengo, Dios me está bendiciendo. Soy rico porque Dios está diciendo, eres tan justo, que te voy a descargar mucho.” Esa es la razón por la que cuando el Señor dijo usted, como puede ver es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos, eso era absolutamente conmovedor porque para ellos las riquezas eran el sello de aprobación divina de tu vida. Lo tenías porque Dios te lo dio, porque tú eres tan justo. Y decir que un hombre rico no podía entrar más en el reino que un camello podía atravesar por el ojo de una aguja, realmente fue una afirmación que los conmovió. Porque ellos equiparaban el dinero con la bendición de Dios. Ese era su sistema entero.
Y entonces, los codiciosos recolectaban dinero y cuando se volvían más ricos, más pretendían ser las personas a los ojos de la gente que eran la marca de su espiritualidad. Anás y Caifás estaban a cargo de concesiones en el templo que los hicieron extremadamente ricos. Y el resto de la gente, podía aprovecharse del asunto. Ahora, ¿de dónde obtienen este concepto? Bueno, simplemente adivinando, regrese usted a Deuteronomio 28, y es probable que primero comenzaron a desarrollar este concepto de este pensamiento cuando el Señor abría librado a Israel de Egipto y los trajo a la orilla de Canaán, a la tierra prometida, la tierra que fluía con leche y miel, la tierra que Dios prometió darles.
El Señor estableció algunas condiciones maravillosas para que ellos entraran en la tierra. Y en base a esas condiciones, cuando fueron cumplidas, iban a disfrutar de algunas promesas maravillosas. Y en Deuteronomio capítulo 28, observe el versículo 1 y 2. El Señor dice, conforme se está preparando para entrar a la tierra, “Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán si oyeres la voz de Jehová tu Dios.”
Ahora, deténgase ahí por un minuto. El mandato básico tiene que ver con la obediencia, “Si tú haces lo que yo digo, te voy a bendecir.” Van a entrar a la tierra, es algo simple, hagan lo que yo digo y los voy a bendecir. ¿Y cómo vendrían las bendiciones? Versículo 3, “Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre,” esos son tus hijos, “el fruto de tu tierra,” esos son tus cultivos, “el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir.”
Ahora, observen esto, todas las bendiciones eran bendiciones materiales, bendiciones físicas, tangibles, visibles, terrenales. Dios dice, “Me obedecen ustedes, y Yo los voy a bendecir de manera, visible, tangible, material y física.” Y como correspondencia, observe el versículo 15, y aquí usted tiene lo opuesto. “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te alcanzarán. Malditos serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás tú en tu entrar y maldito en tu salir.”
En otras palabras, Dios dice, la bendición material es una señal de tu obediencia. La pobreza material es una señal de tu desobediencia. Ahora, hay mucho más que entender acerca de eso para percibirlo en su contexto verdadero. Pero los fariseos, creo yo, probablemente tenían lo suficiente como para construir o diseñar su sistema falso de cosas, de esta manera. Entre más tenías, más prueba de que Dios está bendiciendo. Lo cual es una mala representación del punto entero de Deuteronomio 28.
No obstante, a partir de esto, la adquisición de riqueza material se volvió su meta más grande, para que pudieran desfilar su supuesta justicia, y decir, “Miren lo que Dios ha hecho para mí, así de santo debo ser.” Inclusive pudieron haber mal aplicado Proverbios 10:22, el cual dice, “La bendición de Jehová enriquece.” Sea lo que fuera que tomaron y torcieron, desesperadamente querían dinero. Y se volvieron perversos y avaros y corruptos.
Ahora, el Antiguo Testamento advirtió en contra de esto. Salomón dijo que él era rico, sin embargo, era vanidad de vanidades y todo, vanidad. En el decálogo en éxodo capítulo 20, versículo 17, Dios dijo, “No codiciarás”. El Antiguo Testamento está repleto de advertencias en contra de las riquezas. En Proverbios 23:3 dice, “No te afanes por hacerte rico.” En Proverbios 28:20 dice, “El que se apresura para enriquecerse no será inocente.” En otras palabras, la Biblia advierte en contra de la avaricia, la codicia y la prisa, y ser rico. Pero a pesar de todas esas advertencias, Lucas 16:14 dice, “Los fariseos eran avaros.” Eran avaros. Querían dinero, querían riqueza material y posesiones. Realmente eso era lo que les importaba porque eran terrenales, estaban atados a la tierra, porque su religión era falsa.
Y entonces, es con el trasfondo de la avaricia de los fariseos que nuestro Señor habla, y lo que Él está diciendo aquí, es que debemos tener la perspectiva correcta del dinero, las riquezas, y las posesiones. Ahora, escuche. Estamos viviendo en Estados Unidos, en un gran tiempo de inflación, ¿verdad? Y todo mundo está hablando de recesión, y depresión, y que va a pasar, y el colapso. Oímos esto continuamente. Ahora escuche, no soy un economista, y aún menos que un economista, no soy un político, pero le puedo decir que hay una razón simple para toda la inflación, y es la avaricia. Punto. De manera pura y simple. La avaricia. Eso es todo.
Y usted puede quedarse en toda la periferia, pero hasta que usted enfrenta el corazón del hombre, usted nunca podrá enfrentar el problema de la inflación, en una sociedad libre. Porque la avaricia domina como la libertad opera. Y mientras que la gente quiera más, y quiera más, y quiera más, y piense en más maneras de hacerlo, y más personas a que venderlo, y más personas que lo compren, que para comprarlo cuando es perforado, usted tiene que imprimir más dinero, y más dinero, y más dinero, hasta que usted se mete a un ciclo en dónde todo está siendo generado fuera de control por la avaricia. Yo sigo diciendo eso, pero no muchas personas escuchan. El problema es el corazón del hombre, no la periferia. El hombre es avaro, y usted tiene que desviar su corazón de la avaricia.
Y eso es lo que nuestro querido Señor va a querer hacer en este texto, es desviarnos de la avaricia. Como puede ver, debemos usar nuestras posesiones, y nuestro dinero, y nuestra riqueza y nuestro lujo como cualquier otra cosa, 1 Corintios 10:31, “Si pues coméis o bebéis o todo lo que hagáis, hacedlo todo para la gloria de Dios.” Pero hacemos tanto de esto para satisfacernos a nosotros mismos, ese es el problema. Ahora, para saber cómo manejar nuestros lujos, tenemos tres alternativas en este texto. Tenemos tres alternativas. Hay dos tesorerías, hay dos visiones, y hay dos amos dados en este texto. Y en cada una de esas tres alternativas, usted tiene el mismo principio abordado desde un ángulo diferente. Y después tiene algunas razones subordinadas, porque ese principio tiene que ser obedecido. El principio es dado, después las razones son dadas en cada caso.
Y entonces, tenemos que tomar una decisión. Tomamos una decisión en primer lugar, versículos 19 y 20, si vamos a colocar nuestro tesoro en la tierra o en el cielo. tomamos una decisión en segundo lugar, en los versículos 22 y 23, para determinar si vamos a existir en la luz, o si vamos a existir en tinieblas. Tomamos otra decisión en el versículo 24, para determinar si nuestro amo será Dios, o nuestro amo será el dinero, porque no pueden ser ambos.
Entonces, el Señor realmente nos da tres alternativas que realmente se unen para hacer una, y esta es, escoger de manera apropiada para decidir cómo usamos nuestra riqueza. Ahora, este es un mensaje difícil, y es difícil para mí, porque también soy una criatura de mí época. Y también en cierta manera soy una víctima de la impresión de la cultura que ejerce en mí. Y como John Stott lo ha dicho, “La ambición mundana tiene una fascinación fuerte para nosotros, y el hechizo del materialismo es muy difícil de romper.” Y él tiene razón. Es difícil tratar con esto. Y entonces, quiero que estemos muy conscientes, conforme dejamos que el Espíritu de Dios hable a nuestros corazones acerca de este asunto.
Simplemente quiero decir otro pensamiento. Algunas veces sería tan fácil si el Señor tan solo dijera: “Oye, tengo que resolver este asunto. Simplemente toma 50% de todo lo que tienes y dámelo. ¿No sería eso fácil? Realmente es simple. Y podríamos todos decir, oye, di mi 50%, díste tú, y podríamos disciplinarnos en la iglesia si nos hicieran eso rápidamente. ¿Lo ve? Porque tendríamos el estándar. En otras palabras, si tan solo fuera claro, absoluto, una forma, tabulado, aprendido de memoria y simplemente hecho. Pero el problema con eso es que usted nunca llegaría al asunto real, a la médula del asunto, la cual es la actitud del corazón, ¿verdad? Dios no quiere recibir algo que es dado porque usted tiene miedo de usted. Él quiere recibir algo que es dado porque usted lo ama. ¿Lo ve?
Y entonces, el Señor no nos da algún tipo de estándar absoluto, legalista, aquí. Él meramente nos da un principio. Y cuando usted oye el principio, el cual dice, “haceos tesoros en el cielo,” o “sirvan a Dios no al dinero,” a principio usted podrá decir: “Bueno, en cierta manera es algo vago.” Pero no lo va a ser para cuando acabemos. Se lo prometo. Pero es lo suficientemente vago como para enfrentar su actitud, y no solo con alguna fórmula externa. Entonces, prepárese para dejar que Dios cambie su actitud.
Ahora, algunas personas van a la iglesia, y dicen, “Hombre, sabes una cosa, los predicadores siempre hablan de dinero.” Bueno, lo siento si usted es un invitado que está aquí por primera vez, y es lo que oye esta mañana. Eso no es normal. Simplemente hablamos del dinero cuando el Señor habla del dinero. Y conforme avanzamos a lo largo de la Escritura, cuando Él habla de eso, nosotros también hablamos de eso. Pero no me preocupa eso. Oh, por cierto, pensé que también debía mencionar esto, en el libro de Mateo, el Señor habla de dinero 109 veces, así que prepárense. En el libro de Marcos, habla de eso 57 veces, y en el libro de Lucas, Él habla de eso 94 veces. Y en el libro de Juan, Él habla de eso 88 veces. Y, por cierto, el Señor habla del dinero 5 veces más de lo que Él habla de cualquier otro tema en la Biblia. Me imagino que Él sabe que somos duros para oír cuando habla de ese tema.
Ahora, veamos la alternativa número uno, versículos 19 al 21. Dos tesorerías. Dos tesorerías. Y únicamente voy a leer la primera parte del versículo 19, y la primera parte del versículo 20. Y únicamente vamos a tocar el principio esta mañana, y vamos a entrar a las razones, la próxima vez. “No os hagáis tesoros en la tierra,” versículo 20, “sino, haceos tesoros en los cielos.” Ahora, esa es una afirmación muy simple. Usted tiene la alternativa para escoger entre dos tesorerías. Usted tiene una tesorería en la tierra, usted tiene una tesorería en el cielo. Y Jesús dijo, “Colócalo en el cielo, no en la tierra.” ¿Qué hace usted con su riqueza? No la invierta aquí, inviértala allá, “porque dónde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro, ¿qué? vuestro corazón.
Ahora, esto nos presenta el concepto entero de nuestro dinero. Sabe una cosa, el apóstol Pablo le dijo a Timoteo, “raíz,” de todos los, ¿qué? “males, es el amor al dinero.” No es el dinero lo que es la raíz de todo mal, es el amor al dinero. Usted no puede tener nada de dinero, y amarlo como loco. Usted no puede tenerlo, es el amor al dinero lo que corrompe. Por ejemplo, observe a Acan. En lugar de heredar la tierra prometida, él murió con su familia entera porque decidió tomar lo que Dios dijo, “No tomen.” En su amor el vio un atuendo bueno, y él vio algunas monedas, y las sepultó en el suelo en su tienda. Y el Señor lo confrontó a través de Josué, y le dijo: “Más vale que confieses tu pecado, porque vas a morir.” Y él murió. Y toda persona en su familia murió. El amor al dinero.
Y después, usted se acuerda de la historia de Salomón, que siguió acumulando fortuna, y fortuna, y fortuna, hasta que fue el hombre más rico en el mundo. Y cuando había sido hecho y dicho, él dijo: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad,” vaciedad, inutilidad, sin significado, vacío. Y después estuvieron Ananías y Safira, quienes decidieron que iban a retener algo del dinero que prometieron al Señor y Dios los mató. Y después estuvo Judas, quien por nada vendió al Hijo de Dios, y salió y se ahorcó, y cayó y su cuerpo se partió, y salieron sus entrañas conforme el chocó con las rocas que estaban abajo. Y después estuvo Demas, de quien Pablo dijo, “Él me ha dejado porque él amó al sistema.” Y usted podría ver muchas otras ilustraciones de esas personas quienes debido al amor al dinero fueron devastados, y destruidos a un grado u otro.
Entonces, todos necesitamos aprender de esto, porque es auto-destructivo sino aprendemos, como también destruye a toda persona que nos rodea. Entonces, tenemos que entender lo que Él está diciendo. Veamos el versículo 19, “No os hagáis tesoros en la tierra.” Bueno, ¿qué significa eso? Bueno, permítame darle un pequeño estudio de palabras de esto. La palabra es thesaurizete. Obtenemos la palabra “tesauros” la cual es un tesoro de palabras de eso. Pero thesaurizete es un juego de palabras. Significa no atesores arriba tesoros, No amontones, si lo quiere decir de una manera simple. La idea de la palabra tesoro es colocar algo en algún lugar. Meterlo en algún lugar. Apilarlo en algún lugar.
Y entonces, de lo que nuestro Señor está hablando aquí, entienda esto, no es aquello que usamos para vivir diariamente, sino aquello que simplemente apilamos, no son nuestras necesidades, no es aquello que usamos para satisfacer las necesidades de nuestra propia vida, nuestra familia, de los pobres, del Señor, para apartar dinero para el futuro, o para hacer inversiones sabias, para que podamos ser mejores administradores del dinero de Dios en días venideros. No es aquello que es activo, es aquello que está acumulado simplemente para amontonar para nosotros mismos. De eso está hablando, él está hablando de lujo, Él está hablando de aquello que va más allá de lo que podemos usar. Son todas esas cosas que usted no usa. Usted simplemente almacena en algún lugar. Apila en algún lugar, y sigue diciendo que son de tanto valor, entonces simplemente se los queda. La implicación es que hay una abundancia que es demasiado numerosa para usarse, y entonces usted simplemente sigue apilándolo.
Ahora, ¿qué queremos decir aquí? ¿qué es lo que él está prohibiendo? ¿acaso Él prohíbe una cuenta de banco, cuenta de ahorro, una póliza de seguro de vida, o una inversión sabia? ¿Acaso Él dice que no debemos poseer nada? No os hagáis tesoros en la tierra, algunas personas han dicho, oh, eso significa que no debes poseer nada. No tengas ningún tesoro terrenal. Lo que debes hacer es venderlo todo, salir a la calle, conseguirte una bolsa café, y vivir ahí en la calle. ¿Es eso lo que Él está diciendo? Bueno, y será el hombre rico, el joven rico Jesús le dijo, “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres.” ¿Alguna vez se ha dado cuente que esa es la única persona a la que Él le dijo eso? ¿Se dio cuenta que Él no le dijo eso a María Marta? Porque le gustaba ir a casa de ellas. Y cuando Él llegó ahí, me imagino que también le gustaba como cocinaban ellas. Y también dijo, “No vas a dejar nada, sino volverte discípulo mío, pero que el Señor te va a dar casas y tierras y familias, y hermanos y hermanas, y padres y madres, en esta vida.”
Entonces, el Señor nunca está condenando las posesiones. La razón por la que Él dijo al joven rico que vendiera todo lo que tenía, era porque todo lo que tenía estaba entre él y Dios. Y hasta que él se deshiciera de eso, no iba a tener relación con Dios. No el Señor no está menospreciando el ser dueño de algo. Porque, simplemente tenemos que leer Deuteronomio 28, Dios dijo: “Te voy a colocar en la tierra y voy a prosperar a sus familias, y tu ganado y tus ovejas y tus cultivos.” Y Él inclusive siguió y siguió acerca de todo eso. No. El Señor no está diciendo no debemos poseer nada. De hecho, usted sabe que en Éxodo 20:15 dice “No robarás.” Y la afirmación misma de Dios en el decálogo, No robarás, asume que algo que puede ser mío, que tú no puedes tener. Es correcto, tenemos un derecho a poseer posesiones. La Biblia habla acerca de que los hombres no deben robar, no deben hurtar porque la gente tiene el derecho a sus posesiones. Usted no solo no tiene derecho de robar lo que es mío, y ni siquiera tiene el derecho de querer lo que es mío, porque Éxodo 20:17 dice, no ¿qué? codiciarás.
Entonces el Señor reconoce el derecho de ser dueño de bienes, el derecho a la propiedad personal. Otra ilustración en Hechos 5, Ananías y Safira tenían una propiedad. Y entonces dijeron, “Oigan, vendamos la propiedad y vamos a darle todo el dinero al Señor.” Hicieron un gran anuncio acerca de esto. “Vamos a vender nuestra propiedad y vamos a dar todo el dinero al Señor.” Usted sabe, la Biblia no les dijo que hicieran eso. Dios no les dijo que hicieran eso. Ellos dijeron que querían hacer eso de manera voluntaria. Vendieron la propiedad y vieron todo ese dinero y dijeron: “Oh dijimos que íbamos a dar todo ese dinero al Señor. Hombre, guardemos un poco.” Y el Señor los mató enfrente de la gente entera. Muertos en el instante.
Pero antes de que lo hiciera, el dio el mensaje a través de Pedro. “Ananías,” Hechos 5:4, “¿Por qué a Satanás llenado tu corazón para mentir al Espíritu Santo y has retenido parte del precio de la tierra?” Ahora, escuche, mientras que permanecía no era tuya. Y después que fue vendida, ¿no estaba bajo tu poder?” En otras palabras, era tuya, tu tenías poder sobre ella, tenías control sobre ella, no tenías que venderla, no tenías que prometerlo. El punto es que le mentiste a Dios. Pero el punto que quiero presentar es que era de ellos. Pero una vez que lo dieron, en promesa, necesitaban cumplir con eso. Hombre, el Señor lo prueba a usted en esto.
Le pedí a Paul Wright que me ayudara el otro dia a hacer una cosita, y dije: “Paul, ¿me puedes ayudar con esto? Se me está acabando el tiempo.” Él dijo, “seguro.” Yo dije: “Creo que la gente que me ha pedido hacer esto, una organización cristiana, era un pequeño estudio, van a enviarme “una pequeña remuneración por el tiempo, y lo que sea te lo voy a dar.” “Bueno,” él dijo, “no es necesario.” Dije, “No, no, no. Solo quiero hacer eso.” Y usted sabe, yo pensé 25, 30 dólares, un gesto gentil. Entonces lo hizo, y le agradecí, y después recibí un cheque de ellos, 500 dólares. Una cosa que no puedo hacer es decirle a mi esposa que hice esta promesa, ¿verdad?
Entré ahí, dije: “Oye Paul, vas a estar muy contento por lo que te tengo que decir.” Le di 500 dólares. Él dijo: “Oye, oh.” Usted sabe, estaba abrumado. Y él quería devolverme algo y yo le dije, en absoluto. Quiero acabar mi servicio del próximo domingo. Usted sabe lo que quiero decir. Pero, Dios nos prueba, algunas veces en nuestras promesas, como puede ver. El Señor nos ha dado, y lo que estoy diciendo, el derecho de poseer cosas, lo único que Él quiere es asegurarse de que nuestra actitud sea la correcta en la manera en la que las poseemos. Por ejemplo, en Deuteronomio 8:18 dice, “Porque es Dios quien te da el poder de hacer las riquezas.” Dios nos ha dado el poder de obtener riquezas. Dios nos ha dado los recursos, las capacidades.
En 1 Corintios 4:7, dice: “Oh que tienes que no hayas recibido,” implícito, de Dios. Digo, Dios quiere que conozcamos esas cosas y que tengamos esas cosas, De hecho, en 1 Timoteo 6:17 dice, “Dios nos da todas las cosas en abundancia, para que las disfrutemos. ¿No es eso maravilloso? Y es una sección del dinero, y nos las ha dado para disfrutarlas. No tenemos que vivir una vida de monjes. Para mi cumpleaños mi esposa me compró una silla, una silla cómoda, suave, que se reclina. Y me gusta, y me puedo sentar en la silla, y no digo “Carnal, carnal, carnal,” mientras que estoy sentado en la silla. Digo, puedo disfrutar esa silla. Y de vez en cuando dejo que alguien más se siente también, simplemente para mantener mi perspectiva en el lugar correcto. Pero puedo disfrutar eso, Dios nos ha dado todas las cosas para disfrutarlas. Dios no está reteniendo, si Dios es un Dios de gran generosidad.
Yo creo que, si usted estudia la historia del mundo, usted descubrirá que las naciones que han sido las más piadosas, han conocido la mayor prosperidad. Esto de manera general es verdad. Dios es un Dios de generosidad. ¿Sabe usted que principios, por ejemplo, sabios, de negocios, son alentados por nuestro Señor y sus parábolas, en Mateo 25, y Lucas 19? Sabe usted que el hombre rico Abraham fue llamado “amigo de Dios” y que Dios hizo que Job fuera más rico que lo que él había sido antes, quien fue tan rico antes que el difícilmente podía contar lo que tenía.
Y sabe usted, que Zaqueo fue rico, sin embargo, él fue considerado para ser llamado un hijo de Abraham. Usted sabe, si estudia el libro de Proverbios, una y otra y otra vez la Biblia nos alienta a tener cuidado en como manejamos nuestros fondos para que hagamos inversiones sabias. El Proverbios capítulo 6 dice, “ve a la hormiga, y ve cuanto trabaja la hormiga. Y ella provee alimento en el verano, y recoge alimento en la cosecha. Una hormiga es lo suficientemente inteligente como para planear para el futuro. Una hormiga sabe cómo ahorrar. Los ahorros sabios son muy importantes. Usted va a Proverbios capítulo 14, y en el versículo 23, usted lee esto. En todo trabajo hay utilidad, pero las palabras de los labios tienden únicamente a la pobreza.” En otras palabras, si usted quiere ser rico, trabaje. Si usted quiere ser pobre, hable.
Ahora, eso no es verdad en caso de que usted sea un predicador. Pero fuera de eso, en Proverbios, capítulo 21, versículo 20, “Hay tesoro deseable, y aceite en la morada del sabio, pero un hombre sabio se lo gasta.” En otras palabras, un hombre sabio, sabe cómo ahorrar, como planear. En Proverbios 22:7, dice, “El que toma prestado es siervo del que presta.” Es más sabio prestar que tener que tomar prestado.” Y entonces, prácticas sabias de negocios, son indicadas a lo largo de las Escrituras. En el Proverbios 24, versículo 3 dice, “Mediante sabiduría se edifica la casa, y por entendimiento es establecida. Y por conocimiento, todas las moradas serán llenas de riquezas preciadas y agradables.”
En otras palabras, una persona sabia, sabe cómo construir una casa, y llenarla de tesoros agradables y preciados. Dios no está en contra de eso. Dios nos ha dado en su gracia, estas cosas maravillosas para disfrutarlas. En Proverbios 28:19, “El que labra su tierra tendrá suficiente pan, pero el que sigue a las personas vanas tendrá suficiente pobreza.” En otras palabras, estás mejor trabajando en tu tierra que persiguiendo estrategias absurdas. Sea sabio. Usted tiene el derecho de poseer y añadir a sus posesiones, y enriquecer esas posesiones. Dios nos ha dado eso.
Bueno, lo que vemos entonces, es pasajes en las Escrituras que nos dicen que debemos hacernos tesoros en los cielos, o hacer tesoro en la tierra, no es algún tipo de problema que dice que no debemos poseer nada, que no debemos disfrutar de nada, que no debemos aceptar de la mano buena de Dios esas cosas abundantes que Él nos ha dado. El Nuevo Testamento dice lo mismo, Romanos 2:11 dice, “No perezosos en el negocio.” En 1 Timoteo 5, dice que debemos planear para prepararnos para cuidar de los nuestros y proveer para nuestra casa, de lo contrario somos peores que un incrédulo. En otras palabras, Dios está diciendo, éstas cosas son nuestras por Su gracia.”
Ahora, ¿qué es entonces lo que está diciendo? ¿qué está prohibiendo aquí? “No os hagáis tesoros en la tierra.” ¿Qué significa eso? Él no está hablando de lo que tenemos, Él está hablando de la actitud hacia lo que tenemos. Muy bien. Ahora escuche, es correcto buscar cosas necesarias, es correcto proveer para mi familia, es correcto planear para el futuro, es correcto hacer inversiones sabias, es correcto ayudar a los pobres, es correcto tener lo suficiente como para continuar con mis negocios. Está mal ser avaro, está mal ser codicioso, y regresamos al motivo de nuevo, si estoy haciendo esto para usarlo para la gloria de Dios en la vida de aquellos que me rodean, y en Su reino, entonces tengo el derecho a todo esto. Pero si lo estoy adquiriendo para amontonarlo, y guardarlo, y quedármelo, y apilarlo, y para satisfacer mis deseos con ello, eso es pecado. Y usted regresa a tratar con esa actitud de nuevo.
Juan Wesley, fue un hombre extremadamente rico. Ahora, pensamos en Juan Wesley como un gran hombre de Dios, y un gran hombre de oración, y un hombre entregado al tiempo en la Palabra de Dios diariamente en las mañanas, horas en el texto griego estudiando, y pensamos en él como un hombre de escasos recursos. Juan Wesley fue un hombre extremadamente rico. Él adquirió su riqueza de los himnos que escribió, y los libros que él escribió. Y en un período de tiempo en su vida, él regaló casi 50,000 libras de plata. Simplemente lo regaló a la gente, lo cual era una fortuna en su época. Él era un hombre rico. Y él regaló su fortuna. Y cuando Juan Wesley murió, su patrimonio valía 28 libras.
Ahora le voy a prometer una cosa, él no lo colocó en la tierra, cuando entró salió en las vidas de la gente, salió de regreso invertido en el reino de Dios. Cómo puede ver, el punto de la palabra griega aquí, es que no amontonemos lo que no necesitamos y no planeamos usar. Podría añadir esto, algunas personas hacen esto bajo la ilusión de que están preparándose en contra de algún desastre venidero. Ese es un problema porque usted no está viviendo por fe. ¿Usted no cree que Dios va a cuidar de usted en el futuro? Simplemente acumulando dinero.
He tenido la oportunidad de ver a dos hombres en las últimas dos semanas, hombres ricos. Esto se me dijo por un amigo en nuestra iglesia, cuando él fue profesor en la parte sur de California, él había ahorrado 1,000 dólares para invertir en un terreno en bienes raíces. Fue una buena inversión y él hizo otra, y otra, y otra. Después él dejó de enseñar porque el valías cientos y cientos y cientos de millones de dólares. Él recientemente acaba de hacer una compra de 68 millones de dólares, un hombre increíblemente rico. Él se ve 15 años más allá de sus años, y él ha perdido a su familia en el proceso, pero él tiene millones, y millones, y millones y millones acumulados a su alrededor. ¿Para qué? Y pienso en la obra de Dios que depende de muy poco, en dónde se estira todo. No es que no estamos dando todo lo que podamos dar, ¿verdad? Nada más que somos posesivos. Ese es el problema. Simplemente lo apilamos.
Conocí a otro hombre, en las últimas semanas, lo oí hablar, el Dr. Criswell en Dallas. Algunas personas lo criticaron porque él era muy rico. Cuando él era más joven él hizo algunas inversiones que fueron muy buenas, y después un día, después de treinta años como pastor de la iglesia, él presentó un cheque a la iglesia como una ofrenda. El cheque fue por la cantidad de todo centavo que ellos le habían pagado en los treinta años, más intereses. Alguien le preguntó a una de las personas que estaban ahí trabajando en la iglesia, “¿Él le recibe un sueldo?” Y ellos dijeron, “Bueno, en cierta manera. Pero él da más de lo que él recibe cada año.”
Ahora, como puede ver, el punto no es si usted tiene o no. El punto es, lo que hace con lo que usted tiene, ¿verdad? Sea, si es para usted, o para el reino de Dios y sus propósitos. Alguien dijo, “No hay un paquete más pequeño que un hombre envuelto en sí mismo.” Eso realmente es verdad. Sabe una cosa, Colosenses 3:5 dice, “La avaricia es idolatría.” Y eso es lo que nuestro Señor tiene en mente. Sabe una cosa, el dinero se vuelve su dios.
Chuck Rogers estaba en nuestra iglesia, y recientemente murió en un choque de avión. Pero Chuck se me acercó a mí un día y dijo, “John, tengo un problema espiritual.” Yo le dije, “¿Cuál es Chuck?” Él dice, “Tengo quinientas acciones en una compañía de petróleo.” Y él dice: “Está arruinando mi vida espiritual.” Él dice, “Veo, y veo esa cosa, es como idolatría para mí.” Él dice, “Estoy teniendo problemas con mi vida espiritual. Y entonces estoy aquí para dártela a ti.” Y yo le dije, “Ey, oye Chuck, no quiero tus problemas espirituales. Yo tengo los míos.” Él insistió y dijo, “No,” él dijo, “creo que será una prueba de tu espiritualidad, voy a ver como lo manejas.” Entonces, me da 500 acciones en esa compañía.
Bueno, ¿sabe usted lo que eso me hizo? Afectó mi mente. Estuve llamando ahí a la compañía de acciones, y decía, eh, ¿cuánto usted sabe?” Pensé que debía salir y comprarme un traje con rayas tan pronto como lo recibí, usted sabe. Simplemente me sentí que estaba en el mundo de los negocios y ahora estoy metido en el mercado, usted sabe. Nunca había tenido nada como eso. Entonces, estaba llamando y preocupándome por esas acciones, y veía cómo subía y bajaba, usted sabe. Finalmente me dije a mí mismo, “¿sabes una cosa? esto me está afectando tanto como le estaba afectando a él.” Y entonces, las vendí. 50 centavos por acción. 250 dólares. Eso fue todo.
Pero, sabe una cosa, ni siquiera he pensado en eso, desde ese entonces, hasta que el otro día cuando alguien dijo, “Oye, ¿todavía tienes tus acciones? Valen diez dólares por acción.” Y entonces, volví a pensar en eso. Pero le voy a decir una cosa, me da gusto que no lo tuve en estos últimos cuatro años, para preocuparme por eso. Sabe una cosa, las cosas que poseemos, se pueden convertir en los ídolos de nuestras vidas. Y el Señor está diciendo, “No acumulen cosas.” La acumulación egoísta de bienes, lujo extravagante, dureza de corazón hacia la causa de Dios. Escuche las palabras de nuevo en el versículo 19, y voy a cerrar con tan solo esta referencia. “No os hagáis,” y aquí está la clave, subráyelo en su Biblia, algunas versiones, “para vosotros mismos.” ¿No es esa la clave?
Oiga, si yo quiero invertir, y quiero buscar un negocio exitoso, si quiero ser agresivo y honesto en lo que hago, y hacer el mejor esfuerzo que puedo por otros y por Dios y por mis hijos, y por mis padres, y por los pobres, y por los deprimidos, y los oprimidos, esa es una cosa. Pero cuando comienzo a acumulándolo para mí mismo en lujo extravagante, y me vuelvo materialista, entonces he violado este principio. Un hombre rico murió, y uno de sus conocidos le dijo a otro, “Oye, he oído que tal y tal murió.” Él dijo, “Es cierto.” Él dijo, “¿Qué dejó?” A lo cual el amigo respondió: “Todo, todo.” ¿De qué sirve eso? Señor, dijo el santo del Antiguo Testamento, “Dame lo suficiente para que no muera de hambre, y dude de tu fidelidad, pero no me des demasiado, de lo contrario te olvidaré.” Lo ve.
Examinen sus corazones amados, porque lo que Jesús está diciendo aquí es esto. La gente en Mi reino, no acumula fortunas para sí mismo, no amontonan cosas para sí mismos. ¿Es usted un contraste a los fariseos, o tiene un problema con eso? Usted necesita examinar una cosa básica en su vida. Si usted está aferrado al dinero, usted ni siquiera sea un cristiano, porque la gente en el reino de Dios, de Cristo, está haciéndose tesoros en el cielo, están invirtiendo en la eternidad. Si usted me pregunta si prefiero gastar 5,000 dólares para un auto, o si prefiero colocar 5,000 dólares en la vida de un misionero, no es una alternativa difícil para mí de enfrentar, es simple, es simple, porque prefiero ver ese dividendo eterno, ¿usted no?
Y entonces, esa alternativa es fácil para mí, y he tenido que hacer esa decisión día, tras día, tras día. Y examino mi vida, y si no veo ese deseo en mi vida por invertir en la eternidad, y en las causas de Dios, y por ser abnegado en esto, y si no veo eso, y no veo que estoy dando más y más para la obra del Señor, y estoy entregando de manera libre con gozo en mi corazón todo esto, entonces debe cuestionar la legitimidad de mi profesión de ser creyente. Porque es característico de un creyente, que su tesoro esté en el cielo. Examine su corazón, ¿realmente es cristiano? Ese podría ser un buen indicador.
Mi amigo de Escocia, Alistair Begg cuenta una historia. Un niño pequeño que estaba nadando en un río, que estaba ahí con sus brazos por todos lados, y pegándole al agua, y ahí en la costa inmediatamente en frente del niño pequeño hay una señal, “No se puede nadar.” Y el hombre se acerca y ve al río, y le dice, “Oye, ¿no has leído el letrero? No se puede nadar.” Él dijo, “Por favor, Señor, no estoy nadando, me estoy ahogando.” Algunas veces el nadar y el ahogarse se ven muy parecidos, ¿verdad? Y creo que hay algunas personas en la iglesia, que pensamos que está nadando, pero se están ahogando. Usted necesita examinar su corazón. ¿Cuál es su actitud hacia el lujo, la riqueza, el dinero? Que Dios nos ayude a poner estas cosas en práctica. Esto es únicamente el principio, lo mejor está por venir conforme continuamos con nuestra serie.
Oremos. Gracias Padre nuestro por una palabra clara en esta área. Gracias por la promesa de que la obediencia trae bendición y que tú nos has dicho estas cosas no para privarnos del dinero, sino para recompensarnos eternamente, para hacernos ricos en las cosas que importan. Gracias por cada persona querida y preciada, aquí esta mañana. Y oramos que toda vida y corazón sea tocado, incluyendo el mío en esta área, que en abnegación total podamos poner nuestros tesoros en el cielo. Ayúdanos a dar, y a dar, y a seguir dando de manera interminable, a Aquel que nos dio todo. Oramos esto en el Nombre de Cristo, quien, aunque fue rico, por nosotros se hizo pobre, para que nosotros por su pobreza, pudiéramos ser enriquecidos. Amén.
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