Mateo, capítulo 9, estudiando el versículo 35 hasta el primer versículo del capítulo 10. Hemos disfrutado de una gran semana compartiendo con aquellos que han estado con nosotros. En nuestras sesiones por la mañana, hemos estado enseñando los principios del ministerio a partir de la vida del apóstol Pablo. Y ahora, esta mañana, en la obra soberana maravillosa de Dios, llegamos a nuestro pasaje de las Escrituras en Mateo, el cual nos enseña los principios de ministerio del Señor Jesucristo mismo. Entonces, ahora aprendemos del Maestro de maestros, quien Él mismo enseñó el apóstol Pablo. Cuán apropiado es que el Espíritu de Dios nos haya llevado este pasaje tan instructivo y emocionante para nuestro tiempo juntos en esta mañana.
Permítanme leérselo. Sígame conforme leo. “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a Sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Entonces llamando a Sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.”
Ahora, este pasaje es más citado, creo yo, que explicado. Y más usado que entendido. Espero que en esta mañana podamos entender lo que nuestro Señor realmente está haciendo aquí. Porque creo que de una manera muy maravillosa, en una sección muy pequeña de las Escrituras, tenemos un principio muy amplio acerca del estilo y la dirección del ministerio de nuestro Señor.
Ahora, el texto marca un punto de transición en la planificación de Mateo. Sistemáticamente, Mateo se ha movido a lo largo de la Escritura de este Evangelio para presentar todos los elementos sobresalientes de la realeza de Jesucristo. Comenzó con la genealogía del Rey en el capítulo 1. Después, la llegada del Rey, el nacimiento virginal. Después, la espera del Rey, el cumplimiento de todas esas profecías del Antiguo Testamento. Después, vino el anunciador del Rey, Juan el Bautista. Y después, la aprobación del Rey en Su bautismo, conforme el Padre dijo: “Este es Mi Hijo amado en quien tengo complacencia.” Después, el ataque en contra del Rey conforme Satanás lo encontró a en la tentación. Después, las afirmaciones del Rey conforme enseñó en los capítulos 5, 6 y 7 y afirmó la autoridad de la Palabra de Dios. Y después, recientemente, hemos estado viendo las certificaciones del Rey. Los milagros en los capítulos 8 y 9 que certifican Su Deidad.
Y ahora, al ver el capítulo 9, nos encontramos con los asociados del Rey conforme Él llama al servicio a los 12 y los envía con el mensaje del Reino. Pero entre la certificación y los milagros y la sección acerca de los discípulos, encontramos esta transición muy pequeña que nos saca de Su ministerio de milagros y nos introduce a Su ministerio de discipulado alejándonos de las multitudes y dirigiéndonos hacia el discipulado individual de Sus apóstoles. Y esa transición es muy importante. Jesús ve la inmensidad de la tarea y reconoce que tiene que tener algo de ayuda. Y entonces, en el capítulo 10, comenzamos una sección completa acerca del proceso de discipulado y vamos a llegar a eso nuestro próximo estudio.
Pero, por ahora, vemos esta sección tan importante en la transición. Vemos tres cosas conforme vemos al Señor aquí. En primer lugar, Su ministerio, versículo 35. Después, Sus motivos, versículo 36 y la primera parte del versículo 37. Y después, Su método, la última parte del versículo 37 hasta el primer versículo del capítulo 10. Su ministerio, Sus motivos y Sus métodos.
Veamos, en primer lugar, Su ministerio. Ya hemos visto el versículo 35 en nuestro último estudio y entonces, no pasaremos mucho tiempo en el detalle. Pero considero que es importante entenderlo; y por lo tanto, vamos a repasarlo un poco. El versículo 35, aquí está Su ministerio, dice: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas.” Recordarán a partir de Josefo que en Galilea había probablemente al menos 3 millones de personas viviendo en unas 204 ciudades y villas. Y Él se movió en todos en estos lugares: “Enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” Sea que estuvieran metidos ahí en los riscos de los montes o sea que estuvieran en el calor del valle o que estuvieran en las grandes ciudades al lado del mar mismo, Él fue por todos lados, inclusive en el medio de estos puntos, en las viñas y los campos y se encontró con la gente y satisfizo sus necesidades.
Y básicamente, encontramos en Su ministerio tres elementos específicos. En primer lugar, dice el versículo 35 que Él estaba enseñando en las sinagogas. Las sinagogas eran el lugar de enseñanza. La palabra yiddish para sinagoga es todavía la palabra schul, muy parecida a nuestra palabra escuela. Veían a la sinagoga como el lugar donde se reunían para ser instruidos en la Palabra de Dios. Y cuando venían a la sinagoga y ellos venían no sólo en el día de reposo, sino al menos dos veces más durante la semana, además de otro día de festividades, día festivo y día Santo. Y cada vez que venían, un oficial leía del Pentateuco, la ley, y después, otro leía de los profetas y después alguien traducía de ese hebreo al arameo, el cual era el lenguaje común de ese día; y después, alguien más se ponía de pie y presentaba un sermón expositivo de uno o de ambos de esos pasajes.
Filón, el historiador, escribió que, y cito: “la característica principal de una sinagoga era la lectura detallada y exposición de las Escrituras.” Fin de la cita. Ellos venían a oír las Escrituras y que se les explicaran. Esa es la razón por la que en Berea, cuando Pablo habló, escudriñaron las Escrituras para ver si de hecho estas cosas eran realmente verdad. Y había una costumbre conocida como entre comillas la libertad de la sinagoga. Y la libertad de la sinagoga proveía que cualquier rabino que visitaba o cualquier visita distinguida que venía podía dar la exposición o el sermón. A consecuencia de eso, nuestro Señor aprovechó todo eso por toda Galilea. Él entraba a las sinagogas en donde se estaban congregando y cuando llegaba el momento del sermón, como un maestro distinguido, se ponía de pie e interpretaba el Antiguo Testamento que había sido leído.
Ahora, así fue por mucho tiempo. Cuando el pueblo regresó a la tierra después de la cautividad en Babilonia, por supuesto, por entonces, ellos habían fundado sinagogas. Fueron fundadas en la cautividad. Y cuando regresaron de ahí, cuando ellos regresaron a la tierra, usted recordará que tomaron la Palabra de Dios, dice en el capítulo 8 de Nehemías, y la leyeron. Y después, dice que ellos le dieron el sentido, esto es explicaron lo que significaba. Lo tradujeron y lo explicaron.
Pablo, al escribirle a Timoteo, “entre tanto que voy, ocúpate en la lectura del texto, en explicar el texto y aplicar el texto.” Entonces, nuestro modelo de ministerio del Señor fue éste. Cuando Él se congregaba con la gente religiosa, cuando se congregaba con ellos en la sinagoga, Él les enseñaba el significado de las Escrituras. Él presentó una exposición del Antiguo Testamento, un ministerio de enseñanza didáctico, expositivo. Y todavía creemos que ése es el mandato del pueblo de Dios cuando se reúnen, para que se les enseñe el significado de la Palabra de Dios.
En segundo lugar, dice que Él estaba predicando el Evangelio del Reino. La palabra aquí es kēryssōn, operar como un heraldo proclamar o anunciar, hacer una proclamación pública. Afuera de las sinagogas, en las calles, en las carreteras, al lado de los montes, junto al mar, en una casa, en todo lugar adonde Él iba, Él estaba anunciando el Reino. Él estaba proclamando el Reino. Él estaba afirmando que Dios era el Rey y que Dios tenía un Reino y que Dios estaba ofreciendo ese Reino; y había un estándar para entrar a ese Reino. Y él les estaba diciendo en qué consistía eso. Y que entrar al Reino traía bendición tremenda y eterna. Y entonces, Él estaba proclamando el Reino.
Y usted podría decir que eso era evangelismo, mientras que la enseñanza en la sinagoga era la edificación. Entonces, la gente se congregaba para ser enseñada y salían para proclamar. Y creemos que ese modelo todavía está vigente inclusive en la Iglesia. La Iglesia se congrega para ser instruida y se esparce para proclamar. Y nuestro Señor ha establecido el modelo. Donde quiera que fuera, como se resume de manera tan maravillosa en el Sermón del Monte, Él anunciaba que el Reino es estaba cerca. Él anunciaba que para ser bienaventurado usted tiene que entrar al Reino. Él anunciaba que la entrada al Reino era una entrada estrecha, pero era un camino de bendición. Él estaba proclamando el Reino. Él estaba proclamando la salvación.
Pero hubo un tercer elemento en Su ministerio. Dice en el versículo 35 que Él estaba sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” Como le he dicho antes, durante Su vida, Jesús prácticamente expulsó la enfermedad de Palestina. De hecho, Juan dice en su Evangelio que todos los libros del mundo no podrían contener todas las cosas que Él hizo.” Los milagros del capítulo 8 y 9, y hay básicamente nueve milagros, son únicamente muestras en diferentes categorías de expresiones de poder. De ninguna manera se acercan al número de milagros que Él realizó.
Ahora, ¿por qué hizo Él estos milagros? ¿Por qué sanó Él toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo? Por dos razones. Número uno, porque era una manera de verificar Su mensaje. Como puede ver, Jesús entró en la sinagoga y enseñó de manera diferente que el resto de los maestros. Él fue a las carreteras y a los caminos y predicó de manera diferente que todos los demás predicadores. Él estaba diciendo cosas que eran diametralmente opuestas a las cosas que el pueblo estaba oyendo por parte de sus líderes. Él estaba en desacuerdo total con las luces primordiales religiosas de su época.
Y en la mayoría de esos mensajes, Él de hecho los confrontó y los atacó. Ahora, ¿por qué creería el pueblo mensaje como estos? ¿Porque escucharían a este caballero de Nazaret quien ni siquiera había sido preparado en las escuelas apropiadas? Bueno, francamente los milagros fueron los que los convenció de que Él era el hijo de Dios. Eran los verificadores de Su mensaje. El hombre ciego lo dijo de manera correcta cuando dijo: “Sabemos que este hombre debe ser de Dios.” Nicodemo lo entendió bien cuando él dijo “sabemos que ningún hombre puede hacer las cosas de que qué Tú haces a menos de que Dios esté con él.” Jesús dijo “sino pueden creer Mis palabras, al menos créanme por causa de las obras mismas.” ¿De qué otra manera puede usted explicar estos milagros sobrenaturales? Entonces, el primer propósito fue para verificar el mensaje.
Pero hubo un segundo propósito. Creo que este es muy, muy importante. Yo creo que Jesús hizo estos milagros para demostrar la ternura amorosa del corazón de Dios. Yo creo que Jesús quería que esas personas supieran que Dios no era como los fariseos decían que Él era, sino que Dios será compasivo. Dios era empático. Dios era tierno. Dios era amoroso. Dios estaba lleno de bondad. Dios era misericordioso. Yo creo que esta es una parte del ministerio de Jesús y creo que es esencial también en el nuestro.
Usted puede enseñar la Palabra de Dios. Usted puede proclamar las buenas nuevas del Reino y cómo entrar en él, pero usted también debe saber que Jesús tocó a la gente en donde estaban doliéndose y fue empático y amable y se preocupaba por ellos y era amoroso. Y eso también es parte de eso. Es tan importante que la gente entienda eso. Es por eso que Pablo dice “si hablas con lenguas de hombres y de ángeles y no tienes amor, no eres nada más que ruido. Como un címbalo que retiñe.”
El doctor Paul Brand, quien ha trabajado de manera tan maravillosa con aquellos que tienen lepra, escribe en su libro, hecho de manera asombrosa y maravillosa lo siguiente acerca del Señor, y cito: “Jesús tocó con Su mano y tocó los ojos de los ciegos. Él tocó la piel de la persona con lepra y las piernas del cojo. Cuando una mujer en una multitud quiso beneficiarse de la energía curativa que ella esperaba que estuviera ahí, Él sintió que la energía salió, y deteniendo la multitud ruidosa, preguntó quién lo tocó. Con frecuencia, me he preguntado por qué Jesús tocó a la gente que Él curó. Muchos de los cuales no habrían sido atractivos, obviamente con enfermedades, en una condición insalubre y maloliente. Con Su poder, Él fácilmente pudo haber movido una varita mágica. De hecho, una varita podría haber alcanzado a más personas que con un toque. Él podría haber dividido a la multitud en grupos de afinidad y haber organizado Sus milagros. La gente paralizada por aquí, la gente con fiebre por allá, la gente con lepra por aquí, levantando Sus manos para sanar a cada grupo de manera eficiente en masa. Pero Él escogió no hacerlo.
La misión de Jesús no fue primordialmente una cruzada contra la enfermedad, sino más bien un ministerio a las personas como individuos. Él quería que esas personas, uno por uno, sintieran Su amor y Su calidez y Su identificación plena con ellos. Jesús sabía que Él no podía demostrar amor a una multitud porque el amor normalmente involucra tocar.”
El doctor Brand procedió a ilustrar esto al hablar de sus padres. Él escribe: “Veo el impacto que mis padres tuvieron. Aunque fueron a la India a predicar el Evangelio, al vivir de manera consciente de las necesidades de las personas, comenzaron a responder a diferentes niveles. En un año, estaban involucrados en los campos de la medicina, agricultura, educación, evangelismo y traducción al idioma. Mi madre y mi padre trabajaron durante siete años en la India antes de que alguien se convirtiera el cristianismo. Y de hecho, esa primera conversión vino directamente como resultado de su amor de curación.
La gente de la villa con frecuencia dejaba a los suyos que estaban enfermos afuera de nuestro hogar y mis padres cuidaban de ellos. En una ocasión, cuando un sacerdote hindú estaba muriendo de influenza, envió a su propia hija de nueve meses de edad frágil, enferma, para ser atendida por mis padres. Ningunos de sus swamis cuidaba de su hijo. Ellos la habrían dejado morir, pero mis padres la cuidaron hasta que su salud fue restaurada. La adoptaron como su hija y yo gané a una hermana, Ruth. Mis padres ganaron una respuesta inesperada de confianza. La gente de la villa fue tan conmovida por este ejemplo de amor cristiano que poco después aceptaron el amor de Cristo para sí mismos.
Años después, cuando mi madre, Granny Brand, tenía 85 años de edad, muchos años después de que mi padre había muerto, ella ayudó a forjar una innovación médica. Ella con frecuencia había tratado los abscesos en las piernas de las personas de las montañas al drenar el pus quitando un gusano largo de Guinea. Molesta por la frecuencia de estos abscesos, ella estudió el problema y aprendió que el ciclo de la vida del gusano incluía varias larvas que quedaban en el agua. Y conociendo bien los hábitos de la gente, rápidamente, dedujo que el agua probablemente era el medio de transmisión. Aprovechándose de la confianza y el amor que ella se había ganado a lo largo de las décadas de ministerio personal, ella montó su caballo de villa, a villa, a villa, a los 85 años de edad, animando a la gente a que construyera muros de piedra que rodearan sus pozos y que previnieran en el contacto de sus pies con el agua. En unos cuantos años, esta mujer de edad, por sí sola, causó la erradicación de dichos gusanos y sus abscesos resultantes en dos cordilleras montañosas enteras.”
Después, él dice: “Me pregunto cuán eficaz habría sido Granny Brand si ella hubiera aventado volantes desde un avión. En Hebreos dice que Jesús es tocado con los sentimientos de nuestras debilidades. Que Él aprendió el sufrimiento a través de Su naturaleza humana. Es un concepto asombroso que el Hijo de Dios aprendió a través de Sus experiencias en la tierra. Antes de que encarnara, Dios no tuvo experiencia personal de dolor físico del efecto de codearse con gente necesitada. Pero Dios moró entre nosotros y nos tocó y fue tocado por nosotros y se identificó de manera plena con nuestro dolor. Y esa es parte de la médula de la naturaleza excepcional del cristianismo, que tocamos al agente.
El hinduismo es el sistema religioso que más descuida a toda la gente en el mundo. Su sistema de castas prohíbe que alguien de cierta casta jamás llegue a tocar alguien de otra casta. El Islam, cuya historia lo mancha de sangre por los esclavos asesinados, en un derramamiento de sangre secular y religioso, no se puede esperar del Islam que pueda mostrar mucha compasión por aquellos que están en necesidad. Ellos únicamente dan regalos para adquirir mérito para el dador. Los budistas hacen lo mismo. El confusionismo le permite a un hombre ahogarse en una multitud sin que nadie haga algo por ayudarle. El cristianismo no es así.
Jesús tocó a las personas. Yo creo que él nos estaba hablando nosotros. No podemos hacer los milagros. Pero podemos mostrar el amor empático y creo que somos llamados a hacer eso. ¿Cuál fue el ministerio de Jesús? Fue enseñanza, enseñanza expositiva. Fue predicación, proclamación. Y fue curar a la gente por el afecto y la ternura de su cuidado que manifiesto el corazón de Dios. ¿Que lo motivó a Él?
Miremos en segundo lugar a Sus motivos y éste es el corazón de nuestro mensaje. ¿Qué lo motivó a Él? ¿Por qué hizo Él esto? ¿Por qué condescendió Dios? ¿Por qué se preocupó Dios? Versículo 36: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a Sus discípulos: A la verdad la mies es mucha.” Deténgase ahí. Ahora, en esas cuantas frases, tenemos los motivos de Jesús. Tenemos un descubrimiento maravilloso el corazón de nuestro Señor aquí. Hay tres elementos en Su ministerio: enseñanza, predicación y tocar. Y hay tres elementos de Su motivo. Uno, compasión. Versículo 36. ¡Qué hermoso pensamiento! Y al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas. Usted puede ver a Jesús en un lugar elevado, quizás al lado de una colina y conforme Él mira hacia abajo, ve la pendiente y ve esta masa de personas debajo de Él. Ellos siempre estaban ahí. Ellos venían primordialmente con necesidades físicas, enfermedades, deformaciones, hambre. Y Él las ve. Él ve más allá de lo físico, a las verdaderas necesidades y encontramos un vistazo en Su corazón.
Como dice Mateo, tuvo compasión. ¿Qué significa eso? Bueno, nuestra palabra compasión del latín cumpasayo significa sufrir con. Jesús sufrió con ellos. Él sintió su dolor. Ahora escuche, esto básicamente no tiene nada que ver con nosotros. Esta es la expresión de un atributo de Dios. Él se preocupó porque Dios es amor. Y el amor se preocupa. Es la naturaleza de Dios. El primer gran motivo en el corazón de Cristo para enseñar y predicar y curar fue que Dios se preocupa por los hombres. Es parte de Su naturaleza el preocuparse. Su corazón se preocupa. Y entonces, una y otra vez se afirma en el registro del Evangelio que Jesús tuvo compasión. Porque Dios se preocupa debido a quien Él es.
En Mateo 14, versículo 14, Jesús salió y vio a una gran multitud y tuvo compasión.” Capítulo 15, versículo 32: “Jesús llamó a sus discípulos a Él y dijo tengo compasión de la multitud.” En Mateo, capítulo 18, versículo 27, Él da una parábola y dice “el Señor de ese siervo fue movido a compasión y lo liberó y le perdonó la deuda.” Y claro, Él es el señor en la parábola. En el capítulo 20, versículo 34: “Jesús tuvo compasión de ellos y tocó sus ojos e inmediatamente sus ojos recibieron la vista y lo siguieron.”
Y no es sólo Mateo sino Marcos. Marcos 1:41: “Jesús fue movido con compasión y estiró Su mano y tocó a un leproso.” Capítulo 5 de Marcos, versículo 19, nuevamente dice: “Ve a casa a tus amigos y diles qué grandes cosas el Señor ha hecho por ti y tuvo compasión de ti.” Él tuvo compasión, porque parte de Su naturaleza es amar.
Ahora, el término griego aquí es muy, muy interesante. Muy interesante. Literalmente significa sentir algo en las entrañas. La palabra splankna es la forma del nombre significa entrañas. Si quieres saber cómo es usada en la Biblia, escuche esto. Habla de Judas. “Y dice Judas compró un campo,” Hechos 1:18, “y cayendo de cabeza, se reventó por el medio y todas sus entrañas se salieron.” La palabra literalmente significa la parte del medio, los órganos internos, los intestinos, las entrañas, las partes internas. La Biblia habla de las entrañas de la tierra. Significa esa porción central. Lo que está en el medio. Literalmente dice que Jesús fue movido en las entrañas por ello. Usted pregunta por qué usaron esa palabra. Qué cosa tan extraña para expresar preocupación. Digo, si usted fuera acercarse a su novia y le dijera te amo con todas mis entrañas, alguien tomaría eso mal.
¿Quiere saber algo? Eso no es diferente de acercarse a alguien y decirle ‘te amo con todo mi corazón.’ Ese músculo horrible, que pulsa y está lleno de sangre que se mueve en tu pecho. Entonces, todo depende de cómo usted percibe eso. Cuando vemos un pequeño Valentín con esa cosa pequeña que no se ve como un corazón humano en absoluto, si alguna vez alguien le ha enviado un Valentín, es básicamente una expresión. Simplemente era una expresión. Y los hebreos hablaban del corazón y hablaban de las entrañas y tenían algo en mente. Ellos hablaban del corazón como el lugar del pensamiento y la acción y la voluntad.
Por ejemplo, “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” O Proverbios 16:23: “El corazón de los sabios enseña su boca.” O Hebreos 4:12: “los pensamientos y las intenciones del corazón.” O Romanos 10:10: “con el corazón el hombre cree.” O Mateo 15: “porque del corazón salen los malos pensamientos.” O de la abundancia del corazón la boca habla. El corazón entonces, es el iniciador en el pensamiento hebreo. Ahí usted encuentra la raíz de pensamiento y acción y voluntad. Las entrañas en el pensamiento hebreo son lo que responde, lo que reacciona. El hebreo expresaba actitudes y emociones en síntomas fisiológicos, no en abstracciones.
Y entonces, cuando ellos querían expresar algo que sentían con mucha profundidad y tenían mucho dolor, ellos decían: “tengo dolor en mi sección media.” Ahora, entendemos eso. Nuestra sección media responde al dolor. Cuando vemos un accidente horrible o un desastre, nos da náuseas. Sentimientos sexuales, temores, necesidades, sentimos ansiedades aquí. Tenemos úlceras, colitis, estómago revuelto, porque aquí es donde la emoción nos cautiva. Jesús literalmente dijo que estaba cautivado por el dolor en Su sección media cuando vio a estas personas. Dos
Escuche, ¿se preocupa Dios? ¿Se Dios preocupa de manera suprema? ¿Se preocupa Dios y ama más allá de lo que cualquier ser humano podría experimentar? Sí. Entonces, coloque a Dios en un cuerpo y déjelo amar así y déjelo preocuparse así y va a destrozar a ese cuerpo humano. Y eso es lo que pasó. No es una abstracción. Y veo eso en Mateo 8:17, en donde dice: “Él estaba tratando con todas estas personas enfermas, para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías diciendo: “Él llevó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.”” No es la idea de que Él se contagió de lepra cuando curó al leproso. Es la idea de que Él se vio abrumado en agonía y empatía y compasión porque Él sintió el dolor de ver lo que la enfermedad le hizo a aquellos que Él amaba. He visto a padres enfermarse por un hijo enfermo y ningún padre ha sentido la compasión o el amor que Cristo sintió, porque era Dios amando en ese cuerpo humano.
Para una ilustración, observe el capítulo 11 de Juan. Y Lázaro está muerto y Jesús viene aquí y Él va a la tumba y en el versículo 33 dice: “Cuando Jesús por tanto vio a María llorando y los judíos también estaban llorando, quienes vinieron con ella, Él gimió en Su Espíritu y se turbó.” No puedo expresar la profundidad de lo que eso significa. Los términos significan que Él fue conmovido profundamente. Él fue cautivado por una emoción angustiante. Pero sólo Él sabría a qué grado ama Dios de manera suprema, cómo un Dios amoroso es abrumado por el dolor de ver aquellos esos que Él amaba en angustia. Y no creo que sólo era dolor debido a Lázaro, porque Él iba a resucitar a Lázaro de la tumba. Creo que Él sintió ahí todo el dolor de saber todo lo que la humanidad que Él amaba iba a vivir en su historia entera en ansiedad porque siempre estaría enfrentando la muerte de aquellos que ama. Creo que ahí, Él congregó toda la angustia y el dolor que el conocimiento de la muerte misma traería a los pensamientos de una persona. Le dolió. Y dice en el versículo 35 en el griego literalmente que Él irrumpió en lágrimas. Y Él lloró, créame, Él lloró de manera total.
Versículo 38, después dice “Él volvió a gemir.” Usted podría traducir Él se sacudió. Él de hecho estaba abrumado por la emoción. Él lloró profundamente y sintió profundamente el dolor. Como puede ver, nuestro Señor, por naturaleza era empático porque era Dios y Dios ama a Su pueblo. Dios no quiere que nadie perezca. Dios no disfruta la tristeza que ve en el mundo. Realmente, si usted quiere conocer el corazón de Dios, entonces vea la emoción de Jesús y vea el corazón de Dios.
Nuestro Señor, cada vez que veía una necesidad, internamente fue abrumado de compasión. Véalo en el huerto en Juan 18. Los soldados vienen a capturarlo y dos veces les dice “¿a quién buscáis?” Y ellos dijeron a Jesús de Nazaret. Dos veces. Y entonces, Él dijo “esas son sus órdenes.” De hecho, dejen ir a estos hombres. Él fue tan compasivo hacia Sus discípulos que ni siquiera pensó en lo que Él iba a enfrentar.
En el capítulo 19, lo ve en la cruz. Él está colgando ahí con esas cuatro grandes heridas en Su cuerpo. Y si hubo un momento en el que Él pudo haber pensado en sí mismo, habría sido en ese momento. Pero Él mira hacia abajo, a los pies de la cruz y ve a esta pequeña dama, su madre María, y Él sabe que ya no estará ahí para cuidar de ella. Y Él sabe, asumimos, que José está muerto. Y que los hermanos y las hermanas en la familia aún no han creído y no creerán sino hasta después de la resurrección. Y, ¿quién va a cuidar de María? Y lo que está en Su corazón, Él la encomienda a Juan y Juan a ella. Y una vez que eso está cubierto, Él puede morir.
¡Qué compasión! ¡Qué compasión! Él vio a esas personas tantas veces con dolor en su corazón. Y en una ocasión les dijo “y no queréis venir a mí para que tengáis vida.” En el capítulo 23 de Mateo, en el versículo 37, una de las cosas más profundas que jamás salió de Su boca: “Oh Jerusalén, Jerusalén, tú que matas a los profetas y apedreas a aquellos que te son enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas y tú no quisisteis.”
En el capítulo 19 de Lucas nos dice está cerca de Él en el versículo 41. “Y cuando Él se acercó, Él vio la ciudad y lloró por ella.” Y no me puedo imaginar las dimensiones de las lágrimas que debieron haber salido del corazón de Dios. Y Él dijo “si hubieras conocido, aún por lo menos en este tu día, si hubieras conocido las cosas que pertenecen a tu paz. Pero ahora están escondidas de tus ojos. Si tan sólo hubieras sabido. Si tan sólo hubieras sabido.” La Biblia dice que fue varón de dolores y experimentado en quebranto. Significa tristeza como Dios lo siente. Él estaba abrumado en la parte de la mitad de Su cuerpo. ¡Oh, cómo amo Él! ¡Oh, cómo amo Él!
Thomas Watson dijo esto: “Podríamos forzar a nuestro Señor a castigarnos, pero nunca tendríamos que forzarlo a amarnos. Ésa es Su naturaleza.” Esto debió haber sido una noticia bastante innovadora para la gente de esa época. Los dioses griegos eran indiferentes. De hecho, los griegos decían que el atributo número uno de sus dioses era la apatía, la indiferencia.
Los fariseos les habían enseñado a los judíos que Dios era un ogro, alguien que no se interesaba por ellos, que no se preocupaba por ellos y que era indiferente. Jesús trajo un mensaje totalmente diferente y nuevo. Anna Barbauld escribió, y cito: “Jesús, el amigo de la humanidad, con fuerte compasión, se conmovió, descendió como un Dios compasivo a salvar a las almas de los que Él amó. Y aún así, para el hombre culpable, errante. La compasión de un hermano fluye y todavía su corazón sangrando es tocado con la memoria de nuestros ayes.”
Pedro, en 1 Pedro 3:8, nos llama a tener la misma compasión y creo que si usted no entiende lo que estoy diciendo, eso habla de qué tan lejos usted está de Él. No sólo somos llamados a ministrar, sino que somos llamados a ministrar debido al amor, porque nuestros corazones son quebrantados, están quebrantados por aquellos que están perdidos. Ese príncipe de los expositores, G. Campbell Morgan escribió esto, y cito: “No hay razón en el hombre porque Dios en algún punto lo salve. La necesidad nace de la compasión propia de Dios. Ningún hombre puede demandarle nada a Dios. ¿Por qué entonces el hombre debe ser atendido por Dios? ¿Por qué no debe volverse la presa del lobo rapaz habiéndose salido del redil? Se ha dicho que la gran obra de redención fue el resultado de una pasión por la justicia y la santidad de Dios. Que Jesús debe venir y enseñar y vivir y sufrir y morir porque Dios es justo y santo. No lo leo así en la historia. Dios pudo haber satisfecho toda demanda de Su justicia y toda Su demanda de santidad al entregar a los hombres a la condenación que ellos se habían traído sobre sí mismos.
Pero en lo más profundo del ser de Dios, manteniendo tanto esta santidad como justicia, está Su amor y compasión. Es a partir del amor que inspiró el lloro del corazón divino que la salvación se ha provisto.” Fin de la cita.
¿Qué movió a nuestro Señor? Amor, compasión. Hay segundo motivo, un segundo elemento en Su motivo. Lo llamo condición. Condición. Y ahora pasamos al hombre. Y ahora, veamos lo que Él dice en el versículo 36: “Porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” Él pasa de su naturaleza a su necesidad. Y Él vio en ellos su condición real. Él no fue engañado por sus fachadas religiosas. Él no fue engañado por su apariencia religiosa, la superficialidad. Él dijo: estas personas están en necesidad desesperada. Y Él usa dos palabras tremendamente ricas. Desamparadas y dispersas. Realmente, no traducen la médula del significado. Eskylmenoi kai errimmenoi, palabras tremendas.
La primera puede significar agotados, exhaustos, puede significar golpeado, despedazado, alguien a quien se le quita la piel estando vivo. Estaban devastados. Estaba mutilados, estaban despedazados, exhaustos, golpeados. La segunda palabra significa ser arrojado, ser aventado. En una condición de inutilidad y desesperanza total. Y es utilizada en la versión de la Septuaginta en el Antiguo Testamento en Jueces 4:22 para hablar de un hombre que yacía muerto con una estaca que se le había metido en el cuerpo. Significa que habían sido devastados y estaban ahí en el cuerpo, acostados, postrados, en un estado de desesperanza total. Así es como Él los veía. Era como si no tuvieran pastor.
¿Sabe usted quiénes decían ser sus pastores? Los escribas y los fariseos decían que eran los pastores de Israel. Eso es lo que sus pastores les habían hecho a ellos. Esto, amigo mío, es una condenación de sus líderes espirituales. Sus líderes espirituales no les mostraron ninguna pastura. Sus líderes espirituales no los alimentaron. Sus líderes espirituales no curaron sus heridas. Sus líderes espirituales literalmente los mutilaron, eran cadáveres despedazados, saqueados por los escribas y los fariseos. Y ahora, están ahí, yaciendo postrados, devastados. Es un retrato vívido de líderes que no se preocupan. Y vemos el agotamiento y las heridas que han dejado en estas personas que han dejado abandonadas. Sucedió porque sus pastores nunca les ayudaron, sino que más bien los dañaron.
Ellos son llamados en el capítulo 10, versículo 6, nuevamente, “las ovejas perdidas de la casa de Israel,” y la frase literalmente significa las ovejas que han perecido. Una condenación terrible de sus líderes. Estaban ofreciendo una religión que no levantaba cargas. Ataba cargas a ellos. Estaban jugando con argumentos sutiles acerca de la ley y sus tradiciones. Eran totalmente indiferentes a la necesidad. No podían haberse preocupado menos.
En Mateo 24:23 dice “vosotros devoráis las casas de las viudas, ustedes atan a Mi pueblo,” 23:4, dice “cargas innecesarias”. Y en el 23:13 Jesús dijo: “Ustedes cierran el Reino de la gente.” ¡Qué condenación! ¡Oh, qué condenación! Éstos eran sus líderes, sus supuestos pastores. Jesús vio esa condición. Y veo eso en la actualidad. La gente ‘oh, tú sabes, no deberías hablar en contra de esta situación, no deberías hablar en contra de estas otras religiones.’ No debería decir nada en contra de estos otros grupos. Escuche, están cerrándoles el Reino de Dios. Están destrozándolos y motivándolos y dejándolos postrados en una condición de desesperanza. Y si usted no percibe eso, usted no lo entiende. Usted no lo ve como lo vio el Señor.
¿Puede imaginarse qué maravilloso habría sido cuando lo oyeron decir eso? “Venid a Mi todos los que estáis trabajados y cargados y Yo os daré descanso. Tomad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas porque Mi yugo es fácil y ligera es Mi carga.” Esa pequeña sección aquí en su totalidad de Mateo 11:28 al 30 se presenta como algo a partir de lo que los fariseos dijeron. Su yugo era difícil, doloroso, los estaba matando. Y Jesús dijo “el Mío es fácil.” Ellos necesitaban un pastor, y Él anhelaba pastorearlos, congregarlos.
Hay un pasaje aterrador en el capítulo 34 de Ezequiel. Habla de pastores que se alimentan a sí mismos en lugar de alimentar a sus ovejas. Habla de pastores que no vienen a curar a las ovejas heridas. Habla de pastores que nunca buscan a la oveja perdida. Y después, usted va la capítulo 11 de Zacarías, y usted encuentra que hay pastores inclusive presentados ahí que se comen a sus ovejas y se comen con tanta ferocidad a sus ovejas que destrozan sus patas para obtener hasta lo último que hay en ellas.
El apóstol Pablo estaba tan preocupado por esto. Y así también Jesús. Jesús, en Juan 10, dijo ‘Yo me preocupo, de hecho, por aquellos que entran al redil y se suben y no son pastores verdaderos.’ Y Pablo dijo que le preocupaba aquellos que venían y los iban a devorar. Y Jesús ya había dicho en el capítulo 7: “vienen algunos pastores falsos vestidos de ovejas.” No significa que están vestidos como ovejas. La ropa de las ovejas es lana, y ese era el atuendo de un pastor. Son pastores falsos y devoran a las ovejas y Jesús vio lo que los maestros falsos y lo que los pastores falsos hacen. Él tuvo compasión y Él vio que su condición era que necesitaban un pastor.
Alguien escribió: “Permíteme ver a la multitud como mi Salvador la vio, hasta que mis ojos se llenen de lágrimas hasta no poder ver. Permíteme ver con compasión a las ovejas desviadas y amarlas con el amor de Él.” Después, Él cambió la metáfora para darnos el tercer elemento de Su motivo, de ovejas a una cosecha. Y yo llamo a esto la consumación.
Jesús los amaba y se preocupaba por ellos y les ministraba debido a Su compasión, debido a su condición y debido a la consumación venidera. Versículo 37: “A la verdad la mies es mucha.” Está lleno. ¿Qué significa eso? Algunas personas piensan que la cosecha aquí son los perdidos. Algunos creen que son los elegidos. Algunas personas creen que son los que buscan a Dios. Algunas personas creen que es el número que va a ser salvo. Veamos si podemos descubrir lo que la cosecha es.
En primer lugar, no es el campo de Juan 4. Es una ilustración diferente. ¿Qué es la mies? Escuche, conforme leo por un momento, y veamos si no se vuelve abundantemente claro. Las palabras son las palabras de Isaías en el capítulo 17, versículos 10 y 11. “Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la Roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño. El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado. ¡Ay! multitud de muchos pueblos…”
La mies en Isaías 17 es el juicio. Escuche Joel 3, versículo 9. “Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.” Dios llama a las naciones a juicio.
Ahora, yo creo que cuando el Señor vio a las multitudes, Él pensó de la cosecha de Joel y Joel habló de juicio. Yo creo que nuestro Señor vio consumación. Él vio la perspectiva de la eternidad. Él no vio a la gente simplemente en su problema actual. Él los vio condenados al infierno. En Mateo 13, el Señor dando una parábola dijo esto: “Dejad que ambas crezcan”, versículo 30, “hasta la cosecha. Y en el tiempo de la cosecha le diré a los que cosechan “congregad, recojan primero la cizaña y átenla en manojos y quémenla. Pero recoged el trigo y métanlo en Mi granero.”” Es juicio y es juicio en contra de las multitudes; y algunos van a ir al granero y algunos van a ser quemados, pero es juicio.
Versículo 39 del mismo capítulo. Ahí le dice a usted: “El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.” La cosecha que Él ve no es sólo un campo misionero. No es la perspectiva aquí. La cosecha es el juicio final, la consumación, el fin de la época, el tiempo de tristeza. Eso es lo que Él ve. Si usted mira más adelante, usted ve el libro de Apocalipsis capítulo 14, versículo 14: “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.” Juicio. Juicio.
Escuchen amados, Jesús le ministró a gente porque Él los amaba. Él le ministró a la gente debido a su condición terrible y Él ministró a la gente porque Él podía ver su consumación final. Y si usted ha perdido esa visión, usted ha perdido una porción muy importante de su motivo. Pablo dijo: “Conociendo”, 2 Corintios 5, “el terror del Señor, persuadimos a los hombres. Entendemos el infierno.” Romanos 12, Pablo habló de la venganza de Dios. Hebreos, el escritor habla de eso. Los hombres morirán y después de eso, el juicio. En 2 Tesalonicenses, en el día cuando el Señor Jesús sea revelado. En el día cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con Sus ángeles poderosos en llama de fuego, vengándose de aquellos que no conocen a Dios y no conocen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, que serán castigados con destrucción eterna, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder.”
Es tan fácil para nosotros perder el sentido de la inminencia e inevitabilidad del juicio eterno. No hay manera de describir el infierno. Nada en la tierra se puede comparar con él. Ninguna persona viva realmente puede comprenderlo. Ningún hombre loco en las luchas más difíciles de la locura jamás podría contemplar las fronteras del infierno. El delirio de ningún hombre jamás ha pensado en un lugar tan terrible. Ninguna pesadilla que ha entrado en una mente con fiebre jamás ha producido un terror que se equipare al del infierno más suave. Ninguna escena de homicidio con sangre salpicada y cuerpos mutilados jamás podría sugerir un vistazo de lo que el infierno es. Y nuestro Señor vio eso y Él se vio motivado a alcanzar a esas personas.
Entonces, el Señor vio a las multitudes. Él les enseñó. Él les predicó, Él los curó y debido a Su compasión, su condición y la condición de ellos y de la consumación definitiva. Espero que eso le hable a su corazón. Ciertamente, le habla al mío.
Por tan sólo un momento, conforme cerramos, permítame hablarle de Su método. Hablaremos más de esto en el futuro en nuestro estudio, entonces aquí no tomaré tiempo. Pero, ¿cuál fue Su método? Bueno, al final del versículo 37 Él dice que los obreros son pocos. ¿Qué es eso? Esa es la primera parte de Su método. Yo lo llamo entendimiento. Él tiene un método triple. Entendimiento. Primero, usted tiene que entender el problema. ¿Qué va a hacer al respecto? ¿Qué va a hacer acerca de un mundo que va camino al infierno? ¿Un mundo de personas que están doliéndose, que necesitan compasión? ¿Qué va a hacer usted acerca de la condición de hombres y mujeres que están atrapados bajo esos pastores falsos que les alimentan mentiras, que condenan sus almas? ¿Qué va a hacer usted?
En primer lugar, usted tiene que entender que ahí hay un problema y que usted no tiene suficientes personas. Eso es entendimiento. ¿Cuántas veces en la Biblia ha leído usted esto? Velad y orad. ¿O esto: sed sobrios y velad? Tenemos que saber lo que está pasando. ¿Puede ver las señales de los tiempos? ¿Puede ver las necesidades de los hombres? ¿Realmente usted discierne? ¿Usted puede realmente ir más allá de las fachadas religiosas? ¿Puede ver más allá de la farsa? ¿Sabe usted cuán pocos obreros verdaderos realmente hay?
Como Esdras 8:15, Esdras dijo: “Vi al pueblo”. Nehemías dos veces dijo: “Vi las paredes, vi los muros”. ¿Ha visto la escena? ¿Lo entiende? ¿Ve la necesidad? Entendimiento. Dios quiere que Su pueblo vea. Y entonces, se lo explica a los discípulos. Como puede ver, la mies es tan grande. Digo, esto incluye a todo el mundo, pero los obreros son pocos. Son tan pocos. Usted entiende el problema. El entendimiento pasa al segundo elemento de su método, el cual llamo intercesión. El versículo 38, no dice ‘ahora entren en pánico. Entren en pánico’. No dice ‘háganlo solos y háganlo lo más rápido que puedan’. No dice ‘inventen un gran programa’. Dice: “Orad, orad, por tanto orad al Señor de la mies”. ¡Oh, qué término, el Señor de la mies! ¿Saben qué cosa tan asombrosa es esta? El Dios mismo, quien es el Señor de la mies, ese es un término de juicio, el Dios mismo, quien es el juez, es al que le rogamos que envíe obreros para evitar que la gente reciba juicio. Maravilloso.
Hay una parte de Dios que demanda ese juicio y hay un atributo de Dios que busca que nadie esté ahí. Orad, dice Él, orad al Señor de la mies que envíe obreros a Su mies; lo que significa es esto: a Su mies, a Su cultivo, antes de la consumación final. Él ve la mies como esta masa de personas que van hacia el juicio. Pero antes de que lleguen ahí, oren porque Dios envíe obreros. ¿No es eso asombroso? ¿No es asombroso que en una situación de desesperación como esta, Él no diga: ‘Ahora salgan de ahí lo más rápido que pueda y hagan el trabajo’. Él dice: “Deténganse y oren”.
Es como en el libro de Hechos, cuando el Señor se reunió con ellos en el aposento alto. Él dice: “Ahora, quédense aquí y oren. No vayan a ningún lugar hasta que venga el Espíritu Santo y después Él los va a guiar. Pero por ahora, no hagan nada. Oren”. Y noten por qué están orando. No dice ‘oren por los perdidos’. Él dice: “Oren por obreros”. Usted se puede sentar y decir: ‘Oh, Señor por salva a mi tía ya mayor, salva a mi marido. Señor salva mi vecino.’ Y usted continúa diciéndose a sí mismo ‘bueno, realmente no se están salvando. Voy a seguir orando. Vamos a seguir orando.’
Y de pronto, usted comienza a orar de esta manera: “Señor, por favor envía a alguien que alcance mi vecino.” Y continúa orando eso por mucho tiempo y poco después, usted se dirá a sí mismo ‘bueno, quizás yo deba ir’. Como puede ver, si lo único que está haciendo es orar por la persona para que sea salva, usted los mantiene a distancia. Pero tan pronto como usted comienza a orar porque el Señor envíe a la persona, poco después, quizás usted va a sentir que usted es la persona que debe ir. Y eso lo lleva de la intercesión al involucramiento.
Versículo 1 del capítulo 10 y eso es exactamente lo que pasó. Él dijo: “Ahora, ustedes, discípulos oren.” Y después, en el versículo 1: “Entonces llamando a Sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.” Y demás y los envió.
Ahora escúcheme, los que estaban intercediendo son los que se involucraron, ¿verdad? ¿Cuál es el método de Dios? En primer lugar, que entendamos que la gente está perdida, que hay muy pocos que los pueden alcanzar y después, comenzamos a orar y a partir de nuestras oraciones viene nuestro involucramiento.
No me preocupa tanto que todos ustedes firmen en la línea. Simplemente estoy preocupado porque ustedes se pongan de rodillas. Si ustedes comienzan a orar por los perdidos durante una buena cantidad de tiempo, creo que Dios los va a colocar en donde ellos están. Hay una frase interesante en el versículo 38. Él dice “que envíe obreros a Su mies.” Usa un término griego muy fuerte que significa empujarlos, expulsarlos. Deje que Dios lo haga. Deje que Dios los envíe. Entonces, cuando enfrentamos una necesidad, no entramos en pánico. Oramos, y conforme oramos, descubrimos que quizás vamos a ser los que lo vamos a hacer. Así como los discípulos oraron y se hallaron a sí mismos siendo los que se involucraron.
Maravilloso método. El pueblo de Dios, entendimiento, intercesión, involucramiento. Escuchen amigos: Dios nos ha llamado a enseñar Su Palabra, proclamar Su Reino, tocar la vida de la gente y vernos conmovidos a hacer eso porque Su amor está en nosotros, porque vemos su condición y porque entendemos su consumación y Él nos ha pedido que lo analicemos, que tengamos entendimiento, que intercedamos a favor de ellos al pedirle a Dios que envíe a obreros. Y después, cuando viene el llamado, como Isaías, decimos ‘Heme aquí. Envíame a mí.’
Es sorprendente lo que usted puede hacer si se involucra en la obra del Señor.
Una noche, en la parte este de Londres, un joven doctor estaba apagando las luces de un pasillo en una oficina misionera en la que él estaba trabajando. Y él encontró a un pequeño niño en harapos que estaba escondido ahí en un rincón oscuro. El niño pequeño le pidió que por favor lo dejara quedarse ahí porque estaba caliente en el rincón y él podía dormir. Y era un lugar más agradable que aquel en el que siempre había dormido. Y el doctor dijo ‘no’, y él tomó al pequeño niño de la calle y lo llevó a su propia recámara. Lo alimentó. Lo bañó. Después, él trató de escucharlo. Y él supo a partir del pequeño niño que él estaba viviendo en un almacén de carbón con otros niños.
Entonces, el doctor le pidió al pequeño si lo podía llevar a donde estaba el almacén de carbón para que él pudiera ver. Y después, ellos caminaron por los pequeños callejones de Londres y finalmente, en la oscuridad de la noche, llegaron a un agujero en la pared en una fábrica antigua. ‘Mire, mire ahí’, dijo el pequeño niño. El doctor prendió un cerillo y vio adentro del agujero y se metió a gatas en un pequeño almacén sucio de carbón. Y encontró a 13 pequeños niños ahí, vestidos con nada más que pedazos de tela vieja para protegerlos del frío de Londres. Y un pequeño niño estaba abrazando a su pequeño hermano de cuatro años de edad. Todos ellos eran huérfanos.
El doctor dijo ahí, y en ese momento, que él entendió, cómo él podría servir al Señor. Su nombre del Dr. Bernardo. La historia es verdadera. Él cuidó de esos pequeños niños y niñas. Ya para cuando murió, los periódicos de Londres reportaron que el Dr. Bernardo había tomado y había ubicado en una atmósfera cristiana a más de 80,000 niños huérfanos que vivían en la calle; y cientos de ellos se volvieron cristianos porque él tuvo los ojos de Cristo para ver la oscuridad y el corazón de Cristo para acercar la gente de la oscuridad de la luz. ¡Oh, que ministremos de esa manera!
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