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Esta mañana para nuestra lección en la Palabra de Dios llegamos al capítulo 19 de Mateo. Tome su Biblia, si es tan amable, y acompáñeme a Mateo 19, versículos 1 al 12. En esta sección en particular del Evangelio de Mateo, tenemos la enseñanza del Señor Jesucristo acerca del tema del divorcio. Y podría haber pocos temas tan pertinentes para nuestra propia época como éste. Escuche conforme leo Mateo 19:1 al 12 y establecemos el contexto para nuestro estudio de la Palabra de Dios.

“Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí. Entonces vinieron a Él los fariseos, tentándole y diciéndole: ‘¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?’ Él, respondiendo, les dijo: ‘¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo:’ Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?’ Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.’

Le dijeron: ‘¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?’ Él les dijo: ‘Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y Yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.’ Le dijeron Sus discípulos: ‘Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.’ Entonces Él les dijo: ‘No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.’”

Ahora, este es gran pasaje que va a ser el objeto de nuestro estudio durante las siguientes dos semanas conforme vemos el desarrollo de la enseñanza de nuestro Señor acerca del tema del divorcio. En la revista Newsweek, recientemente, un reportero hizo una pregunta bastante simple y sin embargo profunda. Él dijo: “¿Hay alguien sobre la tierra que no haya oído a un amigo, hijo o padre describir la agonía del divorcio?” Y supongo que la respuesta a esa pregunta es ‘no’.

El divorcio se ha convertido no sólo en epidémico sino en algo alarmante al punto de que todos somos tocados por él en nuestra familia o círculo de amigos. El año pasado en Estados Unidos hubo más de un millón de divorcios y este año habrá por lo menos un millón más. Y debajo de los escombros de esas estadísticas asombrosas se encuentran las vidas aplastadas de hombres, mujeres y niños.

Porque si hay un millón de divorcios, hay dos millones de cónyuges y quizás dos o tres millones de niños o más; y quizás, estamos hablando de cinco o seis millones de personas al año que son impactadas por el divorcio. Y eso sucede año, tras año, tras año, tras año.

El divorcio es un problema severo y terrible. Cuarenta y ocho de los cincuenta estados tienen leyes que hacen que el divorcio sea algo tan fácil como casarse; y usted no tiene que hacerse ni siquiera una prueba de sangre. Ahora, en años pasados, las familias y los matrimonios se mantenían juntos. Este es un fenómeno relativamente nuevo. La tasa de divorcio en Estados Unidos se ha duplicado en los últimos 20 años y eso amenaza con duplicarse en los próximos 20 años.

Pero en los años pasados el matrimonio parecía mantenerse junto. Y creo que había tres razones. Primero que nada, había una fuerza familiar moral. En otras palabras, usted tenía una familia y una familia significaba algo para usted. Mamá significaba algo y Papá significaba algo; y su marido y su esposa y sus hijos y sus tíos y sus tías y sus hermanos y sus hermanas. En otras palabras, la familia era realmente importante. La vida giraba en torno a la familia. Ahí había amor y había cuidado y había esperanza y había consuelo. Y todo lo que significaba seguridad, se encontraba realmente en la familia.

Y luego, a medida que la familia comenzó a desmoronarse por la invasión de la televisión y las personas comenzaron a irse a trabajar y la movilidad de nuestra sociedad y el automóvil y todas las otras cosas, conforme la familia comenzó a desintegrarse, ya no existía esa unidad cohesiva que podía forzar un sistema de valores morales en sus miembros.

Simplemente para darle una ilustración de eso, tengo un amigo que pastoreó a una iglesia muy grande, de 2000 a 3000 personas, y él dijo que del sesenta por ciento de las personas en su congregación era soltera. El sesenta por ciento. Personas que estaban aisladas de relaciones familiares normales.

Hay un segundo factor que mantenía el matrimonio unido y eso era una expectativa de la comunidad, cierta cantidad de tradición comunitaria, cierta cantidad de presión de otros. Una persona divorciada era un escándalo inclusive hace 25 años atrás. Había cierta presión que se aplicaba por parte de la expectativa de una comunidad que valoraba al matrimonio y eso también se acabó.

La comunidad hoy en día ha abandonado esa tradición y si ha quedado algo de tradición es difícil de encontrar. Y después, hubo un tercero y quizás la más poderosa de todas las fuerzas que mantenía al matrimonio unido y eso era la doctrina de la Iglesia. Pero esa también ha sido hecha a un lado de manera conveniente conforme el declive ha progresado y ahora inclusive en la Iglesia cristiana hay una alteración de las afirmaciones bíblicas del divorcio. De tal manera que la Iglesia se ha movido al punto que se rinde ante las demandas de sus congregaciones, las cuales están rogando por más y más concesiones todo el tiempo.

Y entonces, el divorcio literalmente se vuelve una realidad aterradora. La familia no puede mantener a un matrimonio ya unido, la comunidad no puede y parece que la Iglesia también está dispuesta a abandonar su función como los otros. Me parece interesante que de los asuntos legales serios en nuestro país, aquellos que llegan a las Cortes, la carga número uno permanece a la ley familiar. Es la lista más larga que se encuentra en las cortes civiles de los Estados Unidos y algunas veces los casos tardan años, y años, y años y años.

Y ahora, por cada dos matrimonios hay un divorcio. Me imagino que el espíritu de todo esto se reduce a una publicidad que vi en las noticias diarias no hace mucho tiempo atrás. Y decía algo así, y estaba en una pequeña caja, en un lugar muy visible en el periódico. “Divorcio, $25. Centros de divorcio de California, llame.” Y daba un número después. Y luego decía: “Deshágase del pavo.” Esa frase del pavo habla del lugar en donde nos encontramos.

Una dama bien conocida de las películas y la televisión que todos ustedes conocen, si usted sabe algo de la televisión, dice ser una cristiana que ha nacido de nuevo y representa la actitud de muchas personas e inclusive de la Iglesia en la actualidad. Ella se está divorciando de su marido, dice ella, para buscar su carrera. Él es una carga para ella y ella dijo esto: “Estoy más contenta de lo que estaba antes del divorcio porque yo soy mi propia persona que está tomando decisiones por sí misma.” El egoísmo es una virtud tan maravillosa. Yo añadí esa parte. Ella dijo que no cree que el divorcio afecte sus creencias religiosas de ninguna manera significativa. Citándola: “En mi mente, Dios es un padre perdonador y Él me ama pesar del divorcio. Y entonces, estoy esperando no ser juzgada como cristiana en base a un divorcio. Tanto Chuck como yo estamos más contentos como amigos divorciados que como enemigos casados.” Fin de la cita.

Todo se oye tan bonito y nos vemos forzados en la actualidad a reconocer y enfrentar el hecho, un el hecho muy perturbador, que el vínculo sagrado del matrimonio está siendo roto a un paso increíble. Inclusive la Iglesia no se ha podido defender de esto, sino que está atrapada en la perspectiva del mundo más de lo que debería y eso ha alterado la doctrina bíblica.

Ahora, eso nos trae a nuestro pasaje y a nuestro tema. Y tenemos dos alternativas: Podemos escuchar a la opinión del mundo o la palabra del Señor. Ahora, eso nos deja solo dos alternativas. O vamos con el flujo de lo que está pasando en nuestra sociedad y cedemos ante el sistema entero o mantenemos en alto la Palabra de Dios y decimos: “Esto es lo que Dios demanda.” En cuanto a mí y a mi casa, oiremos la Palabra del Señor.

Usted dice: “Pero inclusive cuando dices eso de John, te metes es un problema, porque parece haber mucha confusión en cuanto a lo que la Biblia enseña.” Usted no puede encontrar a alguien que dice aferrarse a la Biblia y no enseña casi nada acerca del divorcio. Permítame ver si le podemos ayudar un poco en esta área. Realmente me sorprende, me sorprende, francamente porque hay tanta discrepancia. Porque no creo que la Biblia no sea clara. Pienso que la Biblia es tan clara en lo que dice acerca del divorcio y las segundas nupcias. Es tan clara como puede ser. Ha estado diciendo lo mismo desde que fue escrita.

Creo que el problema no es que la Biblia no sea clara, sino que la manera de pensar es vaga. Van a la Biblia con ciertas pre concepciones, prejuicios. Por ejemplo, tiene algunas personas que ven la tasa de divorcio y dicen que tenemos que detener el divorcio. Y entonces, para detener el divorcio, simplemente tenemos que inventar una doctrina que dice ‘no hay divorcio, en ningún momento, para nadie, por ningún motivo’. Y entonces, tenemos a personas que hacen eso y están defendiendo el hecho de que no hay divorcio para nadie en ningún momento por ningún motivo que sea y que absolutamente no hay segundas nupcias para nadie por nada.

Eso se oye como algo muy bueno. De hecho, me encantaría poder creer esa doctrina porque sería el fin de muchos problemas. Podríamos decir: “el divorcio está mal, y se acabó.” No existen segundas nupcias y nosotros no tendríamos que dar consejería a la gente. Sería muy agradable que fuera así de claro. Pero usted no puede ver el problema en el mundo y decir que para detener el problema vamos a tomar el estándar de la Biblia y vamos a elevarlo. Eso no es correcto.

Pero por otro lado, usted tiene personas que ven al mundo y dicen: “Ve el problema, tenemos que ministrarle a esas personas. Tenemos que cuidar de esas personas. Tenemos que amar a esas personas. Tenemos que aceptar a esas personas y entonces, vamos a rebajar el estándar para acomodar a todo el mundo y para que no presionemos a nadie de manera indebida. Y básicamente, queremos que todos estén felices y simplemente les vamos a decir que hagan su mejor esfuerzo y el Señor les va a perdonar.

Entonces, por un lado, hay personas que quieren elevar el estándar y por otro lado tiene a personas que quieren rebajar el estándar y lo que debemos hacer es regresar y ver lo que Jesús dijo y qué es lo que Dios dijo en las páginas que las Escrituras. Y haremos eso en los versículos 1 al 12.

Comencemos en los primeros 2 versículos; y ése es el contexto para la enseñanza del Señor. Versículo 1: “Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.” Ahora, ese es un pasaje muy importante. La mayoría de la gente que estudia la Biblia quizás en cierto modo se lo puede saltar y entrar al versículo 3 a las cosas serias y las preguntas y demás.

Pero quiero que se detenga conmigo por un momento en esos dos versículos porque marcan una transición muy, muy importante en la vida de nuestro Señor. Estos dos versículos presentan el fin del ministerio galileo. Es un momento monumental en la vida de nuestro Señor. Desde el cuarto capítulo de Mateo y alrededor del versículo 12, cuando el Señor comenzó el ministerio en Galilea, Él ha estado en esa área de Palestina ministrando, predicando, enseñando y sanando. Es a Galilea de los gentiles que la Luz ha venido pero como siempre los hombres aman más ¿qué? Las tinieblas más que la Luz y mientras que la Luz estuvo ahí, la masa de población realmente nunca vino a la Luz. Ahora, la Luz se apaga en el sentido de que esa parte de Su ministerio se acabó.

Durante dos o más años, Él ha estado ministrando en Galilea, los últimos meses de esos dos años primordialmente con los discípulos, preparándolos para lo que viene por delante. Pero esto marca el fin de ese ministerio y el Señor se vuelve de Galilea en el norte para ir al sur. ¿Y adónde se dirige? Él se dirige a Jerusalén y ahora nos estamos moviendo a la última fase de la vida de nuestro Señor conforme Él comienza a moverse hacia la cruz, hacia Su pasión y Su resurrección.

Entonces, es un punto muy crítico. Y la pequeña afirmación “se alejó de Galilea,” quizás debe subrayarla porque marca el fin del ministerio galileo. La gente tuvo su oportunidad, tuvo su día en el sol, tuvo su momento de verdad y ahora termina para ellos. Y qué triste, qué terrible es que Él fue rechazado inclusive en Su propia ciudad, trataron de matarlo.

También dice: “Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras.” Esa es una frase pequeña muy interesante. ¿A qué se refiere? Bueno, obviamente, las palabras del capítulo 18, cuando Jesús había terminado de enseñar acerca de la semejanza del creyente a un niño. Se acuerda de que el capítulo 18 fue un discurso. Un discurso significa un sermón, una lección, una unidad de enseñanza. Y usted sabe que conforme avanzamos a lo largo de Mateo, encontramos muchos discursos o sermones así o lecciones dadas por el Señor.

En el capítulo 18 vimos uno muy importante acerca de la semejanza del creyente con un niño. Él había estado en Capernaúm. Él había estado en un hogar. Él había tenido a un pequeño infante sobre Sus piernas y usó a ese infante como una ilustración y enseñó todas esas grandes verdades que aprendimos en el capítulo 18. Ahora dice: “que cuando Jesús terminó estas palabras”. Ahora, esa pequeña frase en sí misma es muy interesante porque se aparece muchas veces en Mateo y aparece en la conclusión de discursos importantes. Es casi como terminar con un discurso importante.

Por ejemplo, el primer discurso importante en Mateo es en el capítulo 5, 6 y 7 y es conocido por como Sermón del Monte, ¿verdad? El Sermón del Monte termina igual en el capítulo 7, versículo 28: “Jesús terminó estas palabras.” Es idéntico o muy parecido a esa frase. Usted llega al capítulo 10, encuentra el segundo gran discurso. En el capítulo 10 es el discurso del discipulado. El capítulo 11 comienza igual. “Cuando terminó Jesús esas palabras.” Cuando usted llega al capítulo 13, usted tiene el gran discurso de las parábolas del Reino, concluye del mismo modo, 13:53: “cuando terminó esas palabras.”

Y lo vuelve a encontrar aquí en el capítulo 19 a medida que mira atrás en el capítulo 18. Usted lo encuentra en el capítulo 26 al final del discurso del Monte de los Olivos, “Jesús terminó estas palabras.” Entonces, es una frase muy importante usada por Mateo para señalar que el Señor acaba de terminar con un gran discurso, un gran sermón, una gran lección de importancia.

Entonces, el Señor terminó ese discurso y después dice que partió de Galilea. ¿A dónde fue? Él fue a la región o al área o a la frontera de Judea más allá del Jordán. Ahora, usted conoce la tierra de Palestina, ¿no es cierto? Se parte a la mitad, realmente, por el río de Jordán. Va de la parte norte al lago de Kinneret o el mar de Galilea y desciende desde ahí hasta el mar Muerto.

Y el río Jordán es un punto muy importante en el centro de Israel. Galilea está en el norte y Judá está en el sur. Galilea es un área rural. Judá es el área más poblada en donde está Jerusalén. El Señor parte de Galilea pero en lugar de ir en línea recta hacia Judá, Él va al este, cruza el río Jordán y regresa por la parte de atrás del Jordán, por la parte oriental y Él va a volver a cruzar por el sur, por Jericó y va a ascender por el monte a Jerusalén. Esa es la ruta que Él toma.

Y es muy importante que Él tome esa ruta porque lo lleva a una región muy interesante. El área más allá del Jordán era llamada por los judíos “el más allá.” Es lo que ellos llamaban el más allá. ¿Por qué? Porque estaba más allá del Jordán. El término es peran y peran es el nombre o el término del cual obtenemos el nombre Perea, lo que significa “el más allá”.

Entonces, Jesús va a lo que es conocido como el área de Perea P-E-R-E- A. Entonces, del ministerio de Galilea, mucha atención, entramos al ministerio de Perea. Y los capítulos 19 y 20 presentan a nuestro Señor en el área de Perea y más allá, esto es en el área más allá al este del Jordán. El río Jordán. En años pasados, no habría sido una zona poblada por mucha gente, pero más bien se había vuelto un área bastante poblada y ya para el tiempo de nuestro Señor, la población se había incrementado mucho. Era un territorio que estaba también bajo el control de Herodes Antipas -y esto es muy importante. Era su territorio y usted recuerda que él fue quien había decapitado a Juan el Bautista.

Entonces el Señor, habiendo ministrado en Galilea, va al este y más allá del Jordán para ministrar en Perea debido a los muchos judíos que se habían establecido ahí. También, cualquier judío que estaba viajando del Norte al Sur iba por ese camino, porque si seguía en línea recta hacia el sur, habría tendido que atravesar la tierra de los samaritanos y ellos no querían hacer eso porque pensaban que los samaritanos eran un pueblo contaminado y también un pueblo más bien peligroso. Entonces, iban al este y luego por abajo, en el área de Perea, lo cual significaba que estaba cerca de la Pascua y la temporada de fiesta. Entonces, había muchos peregrinos que también iban por ahí.

Entonces, el Señor pudo haber ministrado así a los habitantes de Perea como también a los peregrinos que iban a Jerusalén. Entonces, fue algo muy cuidadoso que el Señor hizo conforme se acercó a Jerusalén por esta ruta.

Entonces, Él va al este y hacia abajo hacia Jerusalén por la parte de atrás del Jordán. Ahora, el versículo 2 dice que grandes multitudes le seguían. Encontramos que éste fue el caso en Galilea - en el 4:25 dice que cuando Él comenzó Su ministerio, grandes multitudes le seguían y dice que Él los sano ahí. Estas sanidades fueron una manifestación de Sus credenciales mesiánicas. Mostraron Su poder y Su compasión.

Marcos 10:1 es un pasaje paralelo, por cierto, y en Marcos 10:1 Él dice que Él también les enseñó. Entonces, es muy parecido al ministerio galileo. Se congrega una multitud, Él enseña, los sana, les da la Palabra de Dios y afirma Su veracidad y a sí mismo como el vocero de Dios mediante Su compasión milagrosa y Su poder milagroso.

Entonces aquí está Él, aunque se mueve hacia la Cruz y a Su propia muerte, Él todavía está consumido con la necesidades de la gente, la enseñanza de la Verdad de Dios y llevarlos al entendimiento de que Él es de hecho el Mesías. Entonces, éste es un punto muy importante. Usted deja el ministerio galileo, usted entra al ministerio de Perea de nuestro Señor y siguen patrones muy similares. Y estaremos en el ministerio de Perea, como dije, en los capítulos 19 y 20.

Usted también podría recordar en su mente o anotar en el margen de su Biblia o en sus notas, que comenzando en el capítulo 19, ahora entramos a la fase final del Evangelio de Mateo. De aquí en adelante, tenemos la presentación final del rey y el rechazo final por parte de la nación de Israel. Entonces, estamos entrando a la sección final. Él se presenta a sí mismo y en últimas, finalmente es rechazado y crucificado. Mientras que ése parece ser el enfoque panorámico de esta fase final de Mateo, mantenga en mente, también, que a lo largo de este proceso, Él está enseñando a Sus discípulos.

Entonces, usted tiene a Jesús presentándose a sí mismo en Judea y Jerusalén, se está moviendo hacia Su pasión, las multitudes están ahí, la gente está ahí, el pueblo está ahí, pero en medio de esto se encuentran entretejidas más lecciones y más lecciones y más lecciones para que los discípulos continúen con el ministerio. Y es un momento muy importante de transición para el Señor.

Ahora, conforme Él avanza con esta multitud y las sanidades, llegamos al versículo 3 y esto nos lleva al tema. “Entonces, vinieron a Él los fariseos.” Vamos a detenernos ahí por un momento. Sus pasos fueron seguidos por los fariseos. No lo dejaron solo. Eran sus archienemigos. Continuamente, estaban tramando planes para quitarle la vida y desacreditarlo. Los encontramos en el capítulo 3, los encontramos en el capítulo 5, los encontramos en el capítulo 9, el capítulo 12, el capítulo 15, el capítulo 16; y ahora, los volvemos a encontrar en el capítulo 19 y todavía no hemos acabado con ellos.

Los fariseos eran la institución religiosa y estaban siendo atacados debido a la Verdad que Jesús estaba predicando. Lo odiaban, lo menospreciaban, querían hacerlo que pudieran hacer para eliminarlo. Y entonces, al llegar al versículo 3, nos encontramos con los fariseos y llegamos al primer punto en nuestro bosquejo conforme estudiamos este pasaje. Lo llamaremos “el ataque”, el ataque, versículo 3.

Entonces, vinieron a Él los fariseos y dice ‘tentándole’. Obviamente, querían que Él fracasara, que reprobara la prueba. Ellos querían llevarlo a una prueba que no pudiera pasar. Tenían dos cosas en mente. Es muy importante que usted entienda esto. Ellos querían desacreditarlo con el pueblo para que Él perdiera popularidad y en segundo lugar, querían destruirlo. Habían querido en primer lugar que Él perdiera popularidad y en segundo lugar, que Él se muriera. Y eso es lo que estaba en su mente.

Esa no es una pregunta a la ligera. Esto no es algo que se le ocurrió a un fariseo sin pensarlo. Esta es una pregunta bien pensada, calculada, estudiada. Y vienen a probarlo, a desacreditarlo y para llevarlo a la destrucción. Y le dicen en el versículo 3: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?” Y están hablando de la ley divina. Esa es la pregunta.

Ahora, superficialmente parece una pregunta más bien inocente, pero han pensado esto. Es una pregunta inteligente, es una pregunta siniestra, es una pregunta astuta que busca atacar a Jesucristo, desacreditarlo en primer lugar y destruirlo en segundo lugar. Ahora, permítame decirle por qué.

En primer lugar, permítame decirle cómo intentaron desacreditarlo. El divorcio era un asunto muy volátil entre los judíos. Era una situación muy, muy importante. Todo el mundo sabía de esto y el divorcio era muy, muy común. Las mujeres eran tratadas como si no tuvieran derechos en absoluto. Y los fariseos eran líderes en esto no sólo por lo que enseñaban sino por el ejemplo de sus vidas. Ellos constantemente y continuamente se estaban divorciando de sus esposas. También estaban enseñando que usted podía divorciarse de su esposa por cualquier razón. Eso básicamente era su doctrina. Eso era lo que ellos creían, la mayoría de ellos. Pudo haber algunos que se aferraron a una postura más fuerte, pero la mayoría de ellos, el consenso de ellos, y por cierto, la doctrina más popular de todo el pueblo era que usted podía divorciarse de su esposa por cualquier razón. Es especialmente una doctrina popular entre la gente que quiere divorciarse. Apela al nivel más bajo. Acomoda a los pecadores al nivel de su pecado.

Ahora, usted recordará que había habido grupos que no se ponían de acuerdo entre los rabinos porque había un rabino llamado Rabbi Shammai quien decía que no debía haber divorcio. Pero no había mucha gente que lo siguiera porque no era una postura popular. Había otro rabino llamado Hillel y él, por cierto, acababa de morir unos 20 años antes del ministerio de Cristo, por lo que su influencia todavía se podía ver y su postura era la postura popular dominante. Él decía que usted podía divorciarse de su esposa por cualquier razón que quisiera.

De hecho, él decía que podía divorciarse de su esposa por quemar sus tostadas. Usted podía divorciarse de su esposa por quemar su cena. Usted podía divorciarse de su esposa por ponerle mucha sal a la comida. Usted puede divorciarse de su esposa si ella estuvo en la calle y alguien vio sus rodillas. Usted podía divorciarse de su esposa porque no se peinó, por hablarle a los hombres. Usted podía divorciarse de su esposa si ella había dicho algo no amable acerca de su suegra. Usted podía divorciarse de alguien si usted encontraba alguien más bonita que ella porque se volvió inmunda a sus ojos, porque ya no se veía bonita como la que usted había visto después.

Usted podía divorciarse de ella por cualquier motivo. Usted podía divorciarse de ella si ella era estéril. Usted podía divorciarse de ella si ella no le daba un hijo que fuera varón. Y como puede ver, esta fue la postura popular. ‘Descargue ese pavo’, ésa era la cultura popular. Si usted quiere deshacerse de su esposa, adelante. Esa era la postura que enseñaban los fariseos.

Ahora, yo creo que los fariseos sabían que Jesús no enseñaba esto y ellos lo sabían porque Él lo había dicho antes. En una confrontación con ellos en Mateo, capítulo 5, Él les dijo: “Ustedes dicen no cometan adulterio. Yo les digo que ustedes son el peor tipo de adúlteros porque ustedes proliferan el adulterio por todos lados,” Él dijo en Mateo 5:31-32, porque ustedes se divorcian sin causa alguna. Y cuando ustedes se divorcian sin motivo, ustedes causan el adulterio por todos lados porque la persona que se divorcia y se casa nuevamente es un adúltero y hace de un adúltero con el que se casan y usted se convierte en un adúltero cuando se casa con alguien y usted está haciendo un adúltero de ellos. Ustedes están haciendo que todo el mundo adultere por todos lados por sus divorcios que son sin causa alguna.

Entonces, ellos sabían que Jesús adoptaba una postura rígida. Ellos sabían que Él tomaba una postura firme del divorcio y esa no era una doctrina popular. Él había enseñado eso previamente. Y se registra en Mateo 5, como lo acabo de mencionar y también en Lucas 16:17 y 18. Y debió haberse esparcido como un incendio, cuál era su postura del divorcio debido al gran interés que había en ese tema en particular.

Entonces, creo que lo que ellos esperaban aquí es que Jesús saliera con una afirmación muy fuerte acerca del divorcio y aislara e intimidara a la gente que realmente no quería ceder ante eso, adoptar esa postura, porque quizás ya se habían divorciado de alguien y Él de hecho les va a decir “Ustedes son una multitud de adúlteros que están fornicando.” Y están esperando que lo puedan atrapar con un punto de vista estrecho, rígido, firme y esto causaría que Su popularidad fuera destruida entre la gente. Ellos querían mostrar que Jesús era alguien intolerante y también querían presentarlo como alguien que no estaba comprometido con la gran enseñanza de los rabinos y la gran enseñanza de los fariseos. Y están esperando que puedan desacreditarlo al meterlo de manera forzada en una esquina como algún tipo de legalista estrecho que iba en contra de la postura popular.

Si Jesús simplemente hubiera presentado la respuesta “Les estoy diciendo que eso es correcto. No pueden divorciarse por nada. Si se divorcian por algo fuera de fornicación,” - como dice en el versículo 9 - “y cometen adulterio y toda persona que se involucra, comete adulterio.” Eso es lo que quieren que Él diga, esperando que la gente le dé la espalda porque no quieren doblar la rodilla ante este tipo de doctrina; y como una multitud de pecadores, usted sabe que siempre quieren vivir al nivel más bajo y lo van a rechazar. Eso es lo que ellos esperan.

Pero más que eso, no están interesados en desacreditar a Jesús, sino que también están interesados en destruirlo. Lo quieren muerto. Aún si nadie creyera lo que Él dijo, Él es un dolor para ellos debido a su confrontación intimidante de sus errores en la vida y doctrina. Entonces, quieren destruirlo. Usted preguntará cómo es posible que esto causara que Él fuera destruido. Le voy a decir cómo.

No sabemos mucho acerca de Perea, sabemos un par de cosas. Sabemos que ahí había una ciudad llamada Betania más allá del Jordán, que es mencionada en el Nuevo Testamento. También sabemos que había una fortaleza y un lugar llamado Maqueronte. Y Maqueronte tenía ahí una prisión; y Herodes Antipas tenía un lugar ahí, creo que un hogar de verano y también tenía una prisión en donde mantenía prisioneros. Uno de los prisioneros que él mantuvo ahí era un hombre muy famoso llamado Juan el Bautista. Y Juan el Bautista era un prisionero que era mantenido en el palacio de Maqueronte en el área de Perea. Usted pregunta si eso es importante. Sí, lo es. Le voy a mostrar por qué. Regrese al capítulo 14 de Mateo y usted recordará esto. Recordará tan pronto lo vea.

Y es muy interesante que en el versículo 3, Herodes, Herodes Antipas, quien gobernaba el área, había capturado a Juan. Lo había llevado a la prisión. ¿Por qué? Debido a Herodías, la esposa de su hermano Felipe. Esta es una afirmación muy importante. ¿Sabe usted quién era Herodías? Herodías era la esposa de Herodes Antipas. Usted preguntará ¿por qué la Biblia dice la esposa de su hermano Felipe? Porque ella solía ser la esposa de su hermano Felipe antes de que él la sedujera y se la robara. Pero Dios, en Su Palabra, no reconoce las uniones adúlteras y las llama matrimonio. ¿Entiende eso?

Cuando dice en la Biblia que Herodías era la esposa de su hermano Felipe, está diciendo que a los ojos de Dios así debería ser todavía. Lo que había sucedido era que Herodes Antipas había seducido a la esposa de su propio hermano, se la había quitado y después se había casado con ella. No sólo era ella la esposa de su propio hermano sino que era su pariente de sangre. Entonces, él no sólo era adúltero sino que esto era incesto. Entonces, él estaba en una unión incestuosa, adúltera, la cual la PALABRA de Dios no reconocía. Y dice quién era ella. Ella es la esposa de su hermano Felipe. No reconoce la unión adúltera con Herodes.

Usted preguntará ‘bueno, ¿qué tiene que ver con Jesús hablando de divorcio?’ Observe el siguiente versículo. “Porque Juan le había dicho no te es lícito tenerla.” ¿Quiere preguntar usted por qué Juan fue colocado en la cárcel? Él fue colocado en la cárcel porque él habló acerca de la ley de Dios del divorcio. ¿Se da cuenta? Y ésta la razón por la que él fue encarcelado y en últimas le costó la cabeza porque él había confrontado a este hombre malo con esa mujer en adulterio, Herodías. Él los había confrontado acerca del hecho de que no era lícito ante Dios hacer lo que habían hecho y él lo decapitó.

Ahora, si a Juan el Bautista le costó la vida creer eso y confrontar a Herodes con esto, quizá si Jesús terminaba con la misma postura, a Él también lo habrían decapitado. ¿Entiende el punto? Entonces, yo creo que están llevando Jesús al mismo punto en donde Él habría pronunciado públicamente que el monarca que estaba reinando en esa área era un adúltero y fornicario y por lo tanto, habría puesto Su vida en riesgo. Entonces, esta no es una pregunta al azar. ¿Entiende eso ahora? Ellos querían desacreditarlo con Su pueblo y quieren destruirlo. Es un ataque siniestro.

Pero quiero que observe Su respuesta. Simplemente lo asombra. Es tan profundo, tan astuto y Él los evade de una manera tan maravillosa. Esto es un juego de niños para Él. Él es Dios. Pero para nosotros, es genio absoluto. Y esta es la respuesta. El ataque en el versículo 3 y la respuesta los versículos 4 al 6. Me encanta esto: “Él, respondiendo, les dijo: ‘¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.’”

Jesús nos respondió la pregunta inmediatamente desde Su propio punto de vista. Él fue más allá de sí mismo, más allá de sus tradiciones, más allá de los rabinos, más allá de las costumbres. Él se remontó a Dios. Y Él dice “Permítame citar a Dios.” Y esto realmente le da perspectiva. “Su argumento,” les está diciendo, “no es conmigo. La Palabra de Dios es el cimiento de este asunto. La palabra de Dios es la conclusión. Regresemos a la Palabra de Dios.” Y me encanta Su principio, Él dice – es tan sarcástico. Pasaban todo el tiempo leyendo la Biblia, interpretando la Biblia y sarcásticamente les pregunta “¿No habéis leído?”

Ustedes saben que han estado leyendo; y Él cita Génesis 1:27, Génesis 2:24. “¿No habéis leído?”, Él dice. Y Él simplemente señala su ignorancia total. Esa es una bofetada a su orgullo religioso, se jactaban de conocer la ley; en lugar de afirmar eso, Él los condena debido a su ignorancia total. Ustedes que son tan inteligentes, ustedes que dicen poseer y mantener la ley, interpretar la ley, ¿no han leído inclusive desde el principio? Y después, Él procede a citará Dios de Génesis y Él les da - y aquí está la parte primordial de lo que vamos a entender en esta mañana - cuatro razones por las que no es lícito divorciarse por cualquier causa. “Vamos a oír qué dice Dios,” dice Él. “Dejemos que Dios hable.”

Cuatro razones por las que no es lícito divorciarse. Razón número uno. Un hombre fue creado para una mujer. ¿Escuchó eso? Un hombre fue creado para una mujer. Obsérvelo en el versículo 4, y Él cita de Génesis 1:27. “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?” Ahora, aquí la palabra ‘hizo’ significa creó. Les pregunta si no han leído acerca de la creación, caballeros. ¿No están conscientes de ella? ¿No han llegado a ese texto? ¿Recuerdan lo que dice? Que el que los hizo, varón y hembra los hizo.

Y por cierto, están en la posición enfática del texto. El varón y la hembra es el énfasis. Como puede ver, cuando Dios creó, Él creó a Adán y Él creó a Eva. Eso es todo. ¿Entiende eso? Adán y Eva, eso era todo. No había otro. Él no creó a Adán y a Eva y a Esther, por si las dudas. Él no creó a Adán y Eva y Alberto, por si acaso. Él no creó a ocho personas o nueve o siete o trece o tres y dijo: ‘Miren, trabajen en su relación. Si no funciona, intenten con alguien más.’ Cuando Él creó, Él creó a Adán y Eva. No había ningún extra. No había otra opción. No había otra alternativa. Y esa fue la intención divina en el principio. Un hombre, una mujer, plan divino, sin opciones.

Él no proveyó para la poligamia. Él no proveyó para el divorcio al hacer a alguna persona extra. Parece un punto más bien obvio. No había nadie más que existiera. Como puede ver, el divorcio para Adán y Eva no era aconsejable. ¿Entiende eso? Podría llegar a ser una situación muy solitaria del huerto. No había una opción. Si se divorciaban, amigos míos, Génesis habría terminado en el capítulo uno y con ello, todo lo demás. No había opción, y ése es el punto de lo que Él está diciendo.

Cuando Él los hizo, los hizo varón y hembra; y eso era todo. No un varón y dos mujeres, no cuatro personas que podían ver cuál funcionaba mejor. Muy básico. Muy elemental. Entonces, en el caso de Adán y Eva el divorcio no sólo estaba mal, sino que no era aconsejable. No sólo eso, era imposible. Era absolutamente imposible. No habían alternativas. No había donde más ir, no podían ir a otro lugar, no podían hablar con nadie más, nada. Eso es lo que Dios quiso. Si no son dos, no es nada. Ésta fue la creación que Dios quiso establecer. Una unión no opcional, indisoluble. ¿Entiende eso? Un hombre, una mujer, creados de este modo.

Cuando Dios hizo eso, Él echó a andar cómo debía ser la historia humana. Un hombre, una mujer, sin opciones, indisoluble. Y simplemente porque después vinieron otras personas, eso no cambió la intención original de Dios, ¿entiende eso? No cambió nada. Y Dios nunca quiso que dos personas se casaran y estuvieran viendo a ver si les gustaba alguien más. Esa no fue una alternativa que Dios jamás quiso que hubiera; y eso es obvio en virtud de Su creación.

Una segunda razón por la que el divorcio no se permite por ninguna razón es un vínculo fuerte. La primera es que un hombre fue creado para una mujer. La segunda, es un vínculo fuerte. Cuando Dios unió al hombre y a la mujer, Él realmente los unió. Dice en el versículo 5: “Por esto,” esto es debido a la razón de la unión de este hombre con una mujer, “el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” Ahora, él deja, el rompe la relación en el hogar y él se une a su mujer. Esto es Génesis 2:24. Ahora nos hemos movido del 1:27 al 2:24, todavía estamos en la revelación inicial de las Escrituras previa a la caída del hombre. El orden maravilloso divino de Dios. El propósito y plan perfecto de Dios es que debían dejar a sus padres y unirse.

Y la palabra unirse es la palabra que queremos señalar. Básicamente significa tener un vínculo que no puede ser roto. Es una palabra que generalmente se usa para pegamento. Significa estar pegado. Usted dice ‘Estoy en ese contexto bíblico. He estado pegada a este hombre por 25 años.’ Bueno, lo siento, eso es exactamente lo que significa. Es estar pegado de manera feliz y no estar pegado de manera triste. Esa es la idea aquí. Pero usted está pegado, está aferrado. La idea aquí es de pegamento, está unido. De hecho, hay una traducción, no me acuerdo cuál es, estaba leyendo que inclusive cuando usa la palabra pegamento en Génesis 2, se refiere a esto. Un hombre debe estar pegado a su esposa.

También se encuentra inherente en la palabra otro pensamiento que llega a la médula un poco más y algunas veces, se usa de perseguir algo de manera intensa. Y entonces, usted tiene la idea de dos personas que están pegadas y es así porque están esforzándose por estar pegadas la una con la otra. Entonces, usted tiene dos corazones que están totalmente comprometidos con buscarse el uno al otro en amor, pegados en un vínculo indisoluble. Pegándose mente, pegados en voluntad, pegados en Espíritu, pegados en emoción.

Y creo yo que hay un remanente hermoso de esta intención de la creación original de Dios que se encuentra en el idioma judío. Tienen una palabra para el matrimonio y la palabra para matrimonio que usaban en el hebreo, kiddushin, es una palabra hermosa. Kiddushin básicamente significa consagración o santificación. Consagrarse significa apartar algo para Dios. Santificarse significa lo mismo. Apartar algo para Dios. Hablamos de estar consagrados a Dios y santificados o apartados a Dios, hechos santos. Esto es: pertenece sólo a Dios.

Cuando un judío decía que algo era kiddushin querían decir que se volvía la posesión personal de Dios. Cualquier cosa que estaba con totalmente rendida a Dios era kiddushin. Y esa es su palabra para matrimonio. Entonces, matrimonio es una consagración de dos personas la una a la otra. Es una consagración que dice “estoy totalmente separado, apartado de cualquier otra persona para ti. Estoy totalmente consagrado y entregado a ti.” Es una unión, entonces, de dos personas cuya devoción total es la una a la otra, que se vuelve la posesión personal de la otra persona.

Esa es la razón por la que 1 Corintios 7 dice que usted no se pertenece a sí mismo, usted le pertenece a su cónyuge y su cónyuge le pertenece usted. Es un intercambio. Es un abandono total y completo de mí mismo a mi cónyuge. Eso es kiddushin. Y también veo inherente en la palabra judía la idea de que el matrimonio no es sólo apartarse el uno al otro y consagrarse el uno al otro, sino que es apartarse y una consagración de esa unión a Dios. Y esa es la perspectiva más pura del matrimonio.

Entonces, cuando hablan del matrimonio en el hebreo hablan de compromiso total, de consagración total, de apartarse de manera total, de santificación total, en donde una persona se vuelve la posesión total y exclusiva de la otra persona tanto como un sacrificio era traído por un judío al altar y era kiddushin a Dios. Entonces, me estoy ofreciendo a mí mismo de manera total y absoluta y rindiéndome manera completa a mi cónyuge. Esa es la esencia del matrimonio, una unión indisoluble sin opción. Un vínculo fuerte, buscándose el uno al otro, un hombre, una mujer.

Y hay una tercera razón por la que el matrimonio no puede ser roto y eso es debido a una carne. Un hombre, una mujer, un vínculo fuerte y en tercer lugar, una carne. Dice al final del versículo 5 “Y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino uno.” Y el punto de la segunda declaración ya no son más dos, es este: usted no puede dividir a uno. Uno es un número indivisible. Ya no son más dos, usted no puede separarlos. Se han vuelto uno y uno es indivisible. Usted no puede tener a media persona. Media persona es nada. Se han vuelto una persona en la unión del matrimonio. Es un número indivisible.

Ahora, usted preguntará qué significa que es una persona. Creo que es una percepción divina. Cuando dos personas se unen, literalmente, desde el punto de vista de Dios, se vuelven una persona, una persona. Se abandonan a sí mismos para entregarse el uno al otro. Se vuelven la posesión total del uno al otro. Son uno en mente, en espíritu, en metas y dirección y emoción y sentimiento y voluntad y esa unidad en últimas es vista de la mejor manera en el hijo que producen, el cual es el emblema perfecto de su unión. Porque ese niño lleva el hecho de que son uno y se vuelve el emblema o la representación de su unidad.

Uno es un número indivisible. Usted no puede hablar de dividir a dos personas en un matrimonio. Cuando usted rompe un matrimonio, usted parte a la mitad a una persona y ¿qué es lo que tiene? Usted tiene a dos mitades y eso no es nadie, siguiendo la misma metáfora.

Después, finalmente, la cuarta razón; y esto para mí, es lo más importante, el golpe de gracia, siendo esta la razón más fuerte de todas las razones bíblicas por la que el divorcio no es el deseo de Dios, al final del versículo 6: “Por tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Ahora, la palabra “separe” que decimos con tanta frecuencia es chōrizō, significa divorcio. Es usada de ese modo en 1 Corintios 7:11, la misma palabra. Significa divorcio. Cuando Dios une, no divorcien.

Y como ustedes saben, he oído este versículo utilizado de una manera tan equivocada. Inclusive lo he leído en libros y dicen ‘bueno, esa es la salida que estamos buscando; porque Dios no unió nuestro matrimonio en primer lugar, entonces podemos divorciamos.’ Me gustaría decirle cuántas veces he oído a personas decir eso y he leído eso. Bueno, Dios no juntó nuestro matrimonio, no nos unió y por eso, podemos divorciamos.

Eso es torpe. Eso no es bíblico. Eso es violar la intención completa del pasaje. Usted preguntará qué quiero decir. Eso no está hablando de cómo se ven el uno al otro. Aquí está Dios presentando la verdad acerca del matrimonio. Y Dios dijo “Yo hago los matrimonios y más vale que no los deshagan.” Y Él no necesariamente está hablando de matrimonios cristianos o matrimonios no cristianos. Él está diciendo “Yo hago los matrimonios. Yo coloco a las personas en una unión.” Es una institución ordenada por Dios. Es Dios quien hizo al hombre y a la mujer para complementarse el uno al otro y se unen con la capacidad de disfrutarse el uno al otro, de estar satisfechos el uno con el otro, de ser fortalecidos el uno con el otro para fortalecer las debilidades uno del otro, para producir hijos, para procrear en el mundo. Y creo que es un milagro de Dios que toda unión exista.

Cada vez que una pareja se une y experimenta el gozo del compañerismo o el gozo de la amistad o el gozo del sexo o lo que sea, están experimentando el milagro de Dios. El milagro que el hombre debe amar a una mujer y una mujer debe amar así a un hombre y pueden abandonarse, entregarse el uno al otro en la plenitud de una relación significativa; y eso, es un acto de Dios.

Inclusive la gente incrédula puede disfrutar del gozo y la emoción y el significado de una unión amorosa. Sabemos eso. Ése es un milagro de Dios, todo matrimonio lo es. Y no es importante si usted se casó o no en “la voluntad de Dios.” Eso no es lo que está diciendo aquí. Simplemente está definiendo que en el principio mismo Dios dijo “Yo voy a hacer los matrimonios.” Y cuando usted se divorcia como un pagano, usted está deshaciendo tanto algo que Dios unió como si los cristianos lo estuvieran haciendo.

Usted puede hacer una comparación de esto. Es como un niño que nace. Yo creo que todo niño que nace en el mundo es una criatura de Dios. ¿Cree usted eso? Dios creó a todo el mundo. No importa si sus padres son incrédulos. No importa si son paganos de una tribu en el medio de África que no tienen idea alguna acerca de Dios. Ese niño es un milagro de Dios y lo mismo es el caso del matrimonio. El matrimonio que produce al hijo es un acto de Dios. En donde dos personas complementarias son traídas la una a la otra juntas para disfrutar de la plenitud de la vida humana. Y así es también un acto de Dios.

Y esa es la razón por la que digo esto, el aborto es al nacimiento de un niño lo que el divorcio es al matrimonio. Así como el aborto mata la creación de Dios, así también el divorcio; y eso es exactamente local versículo significa. “Lo que Dios unió no lo separe el hombre.” Más vale que no se pare o destruya un matrimonio, amigo mío, ni el suyo ni el de nadie más. Más vale que no lo haga, porque usted está atacando la obra del Dios Todopoderoso quien hace el matrimonio.

Entonces, le dicen a Jesús “¿Es lo lícito para el hombre divorciarse por cualquier causa?” Él dice: “Escuchen lo que Dios dijo. Lo que Dios dijo es esto: Un hombre, una mujer y no hay alternativas. Lo que Dios dijo es vínculo fuerte. Lo que Dios dijo es: Una carne, número indivisible. Lo que Dios dijo “Yo hago los matrimonios. Si ustedes los rompen, están rompiendo, están dañando lo que Yo hice y están en una posición muy, muy seria.”

Entonces, la próxima vez que usted salga a buscar a la esposa de alguien más, simplemente recuerde que si usted destruye un matrimonio, acaba de destruir algo que Dios hizo. Y no nos dé ninguna idea torpe del hecho de que el Señor lo guió. Oh, ¡cómo detesto oír eso! El Señor nos guió a terminar con nuestro matrimonio y nos unió. No, el Señor no lo hizo, usted acaba de violar lo que el Señor hizo por lo que usted hizo.

Entonces, lo que Jesús está haciendo es llevarlos al principio y en lugar de perder credibilidad con la gente, Él la gana, ¿no es cierto? Porque todo lo que Él dice es lo que Dios dijo en la Biblia y los hace verse torpes al decir ‘¿acaso no habéis leído?’ Y le digo a usted lo mismo. Antes de que usted llegue a pensar acerca del divorcio, conforme usted se sienta y trata de juzgar si está bien o mal, ¿ha leído esto? Es bastante claro.

Ésa es Su respuesta, pero no es toda la respuesta. Vamos a retomar a partir de ahí la próxima vez. Inclinémonos en oración.

Padre nuestro, sabemos que el mundo nos presiona de una manera tan fácil para que adoptemos sus propias opiniones, para conformarnos a su molde, nos intimida para llevarnos a creer en sus propias teorías, nos vence con un mar de mentiras. Pero Señor, ayúdanos a permanecer fieles a Tu Palabra, a ser fieles al hecho de que Tú has ordenado el matrimonio para dos personas de por vida, sin opción alguna. A esforzarnos por buscarnos el uno al otro, para mantener ese vínculo fuerte, una carne, para que puedan tener la emoción y el gozo de mantener juntos lo que Dios hizo. En lugar de destrozar la obra de Dios, que estén comprometidos con su cumplimiento. Bendice a todo matrimonio en este lugar. Y Padre, toda persona que ha venido de un matrimonio destruido, sana sus heridas, dales un corazón arrepentido y el deseo, a partir de hoy, de caminar en tu voluntad. Gracias porque Tú los restauras.

Padre, ayúdanos a mantener en alto el estándar de Tu Verdad y a aplicarlo a nuestro mundo tan equivocado. Y que nunca rebajemos el estándar, que nunca lo cambiemos sino que lo dejemos exactamente en donde Tú lo dejaste. Danos la gracia para ser obedientes a él y la fortaleza para proclamarlo. Y oramos porque a partir de nuestra obediencia a Ti, Tú seas glorificado.

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