Al llegar a la palabra de Dios esta mañana, quiero recordarle que estamos estudiando lo que ha sido conocido tradicionalmente como la Pasión del Señor Jesucristo, esos acontecimientos que rodean su muerte en la cruz los estamos viendo a través de los ojos de Mateo inspirado por el Espíritu Santo para registrar junto con Marcos, Lucas y Juan estos acontecimientos maravillosos. Nos encontramos en el capítulo 26 y viendo los versículos 47 al 56.
Esta sección en particular trata de la traición y arresto de Jesucristo. Presenta de manera clara y de manera definitiva y climática la trama y el plan de Judas que había planeado salirse para obtener compensación por lo que él consideró, que fueron años desperdiciados de seguir a uno que no resultó ser el rey terrenal que él pensaba que sería. Belén le dio al mundo su persona más amada y respetada, Jesucristo. Un pequeño pueblo llamado Queriot a más de 20 kilómetros al sur de Jerusalén, constituido por un grupo de aldeas de granjeros le dio al mundo su personaje más despreciado, Judas.
Ambos, se encuentran en una confrontación clara en este pasaje mismo. Jesús, el jueves por la noche celebró la Pascua con sus discípulos. Dijo que uno de ellos era un traidor. Identificó al traidor y después le envió a hacer rápidamente lo que él estaba listo a hacer y mientras que él se fue, ellos celebraron la cena del Señor y Jesús les enseñó, lloró al padre al favor de ellos y cuando terminó la oración Él junto con los once discípulos que quedaban fue al Monte de los Olivos, un lugar muy especial llamado el Huerto de Getsemaní a donde Él iba con frecuencia, Juan nos dice y ahí, el Señor entró en oración.
Conforme Satanás vino en tres olas de tentación en contra de Él. Él oró a Dios Padre y fue fortalecido por un ángel y de manera determinante estuvo listo para ir a la cruz. Mientras que Él estaba orando, los discípulos estaban durmiendo. Ellos debieron haber estado orando, pero estaban durmiendo. Después de el tercer tiempo de oración, el Señor Jesús regresó a los discípulos que estaban durmiendo y los despertó diciéndoles que se despertaran porque era el tiempo de su traición. Él podía ver a la distancia las antorchas y las linternas y a la multitud de personas que venía hacia el huerto guiados por Judas y los despertó para el momento que Él había predicho que llegaría.
Es en ese momento mismo, en el que llegamos en el versículo 47 de Mateo 26. Ahora, conforme vemos esta escena, conforme vemos cuidadosamente sus elementos, la mejor manera para que la entendamos y capturemos todo lo que está ahí por ver, es ver a los participantes que están involucrados en este acontecimiento. Primero está el ataque de la multitud. Después, el beso del traidor. Después está la derrota o deserción de los discípulos y finalmente, el triunfo del Salvador. Conforme avanzamos a lo largo del texto y vemos cada uno de estos, abrirá en toda su maravilla y toda su realidad electrificante porque es una escena dramática, dramática.
Ahora, permítame regresar, si puedo, a donde estuvimos la ultima vez y comencemos con el ataque de la multitud. Observe el versículo 47: “Y mientras que Él hablaba—” Y podría detenerme ahí y decir que Él está hablando para levantar a los discípulos que están durmiendo. Están dormidos. Su sueño no es en un sentido algo que no merece. Ha sido una semana ocupada. Ha sido un día muy ocupado. Es después de la medianoche. Acaban de caminar una distancia larga y acaban de subir por un monte bastante inclinado. Comieron una comida de Pascua grande.
Todas esas cosas se unen, junto con su indiferencia espiritual y junto con su sentido de victoria, su sentido de invulnerabilidad, lo cual no debieron haber tenido, contribuyeron a que se quedaran dormidos en lugar de orar y entonces, son levantados por nuestro Señor y mientras que Él todavía los está despertando, Judas llega. Es viernes, temprano por la mañana y Jesús será crucificado antes de que el viernes se acabé. De hecho, Él estará en la tumba antes del atardecer y entonces todo va a suceder de una manera más bien rápida en unas cuantas horas y todo comienza con el arresto, poco después de la medianoche el viernes por la mañana.
Ahora, observe que Judas es identificado, como lo señalé la ultima vez, con esta afirmación muy interesante: uno de los doce. Y esa afirmación es usada de Judas repetidamente en la escritura. Ciertamente tiene inherente una especie de sentido de shock. Judas de manera inconcebible, Judas de manera inexplicable, Judas, uno de los doce. Como si dijera que esta identificación demuestra mejor que cualquier otra el misterio de cómo una persona podía pertenecer a ese grupo y hacer lo que este hombre hizo.
Y entonces, Judas, uno de los doce, vino y con él una gran multitud con espadas y palos y Juan añade, con antorchas y linternas y armas. Ve los principales sacerdotes y ancianos del pueblo y sabemos que detrás de todo esto, estaban los principales sacerdotes y los ancianos.
Los judíos estaban detrás de esto. Habían enlistado a la multitud. Habían solicitado un grupo romano Espeira, el destacamento romano de 600 hombres, la decima parte de una legión que vino. Estaban detrás de todo. Fueron ellos quienes querían que Jesús fuera eliminado. Los romanos realmente no tenían problema con Jesús. Inclusive, su limpieza del templo estuvo limitado a un lugar judío muy privado y realmente no tuvo impacto en el gobierno romano, la ley romana, la autoridad romana. Jesús no pareció para ellos ser algún tipo de amenaza para el poder romano, pero los líderes judíos habían convencido a los romanos que de hecho lo era.
Como dije la ultima vez, sin duda alguna, habían tenido alguna reunión clandestina con Pilato en la cual ellos convencieron a Pilato de que Jesús era como Barrabás. Él era un insurreccionista, guiaría una revolución si no fuera enfrentado inmediatamente y entonces, enlistaron la ayuda romana. No iban a hacerlos solos. Trataron eso en Juan 7. La policía del templo fue a capturar a Jesús, regresaron con las manos vacías y no iban a ser estorbados de nuevo. Esta vez enlistan a los romanos y los romanos debieron, hasta cierto punto haber sido convencidos de la amenaza de Jesús a la seguridad romana y entonces, estuvieron de acuerdo y una multitud en algún punto cerca de las mil personas, lo cual es muy probable, entra clamando al huerto para llevar a Jesucristo como prisionero y como vimos esa escena la última vez, le sugerí que es una muy buena ilustración de la impiedad del mundo que rechaza a Cristo, que lo que fue hecho ahí nos infunde tanto horror que no es diferente de lo que es hecho en todo momento a Jesucristo, porque todavía un mundo de personas que ataca a Cristo, por así decirlo, un mundo de personas que lo rechaza, que no lo quiere como su señor, que no lo quiere como su Dios, que no lo quiere como su rey, lo ve como una amenaza; alguien que debe ser hecho a un lado, eliminado.
Y sugerí que las características de esa multitud de ese día, fueron estas: en primer lugar, fue una multitud injusta. En otras palabras, estaban haciendo algo que no tenía justificación, que no merecía el Señor. En otras palabras, Jesús no había cometido crimen alguno. Fue totalmente injusto llevarlo prisionero y ejecutarlo, pero el mundo es igual de injusto en la actualidad y la multitud que rechaza a Jesucristo y aquellos que están en contra de Él y aquellos que rechazan su amor y su verdad son igual de injustos, porque si la verdad fuera conocida, Él es el Rey de la Justicia y maltratarlo o rechazarlo es injusticia total y entonces, la multitud en el actualidad, es igual de injusta, rechazando a Jesucristo, dándole la espalda, negándole ser el Hijo de Dios y el Salvador del Mundo. Es un acto injusto, no equitativo y las multitudes de personas en la actualidad que rechazan a Cristo, no son diferentes de la multitud que vino ahí al Monte de los Olivos.
En segundo lugar, la multitud no solo es injusta, sino la ultima vez vimos que no pensaban. Es típico de cualquier tipo de multitud. Son guiados por unos pocos. La mayoría están haciendo sin pensar lo que unas cuantas personas enojadas quieren que haga y así es hoy día. Hay personas por toda esta tierra y por todo el mundo que rechazan y le dan la espalda a Jesucristo simplemente porque esa es la mente de la multitud. Esa es la actitud sin pensar de aquellos que están a su alrededor y son arrastrados en la amargura y enojo y odio de otros que no han hecho una evaluación personal de Jesucristo. El mundo impío que lo rechaza en la actualidad actúa igual, sin pensar en muchos casos como la multitud en ese día.
En tercer lugar, señalamos que son cobardes. El mundo impío que rechaza es cobarde. Encuentra su fuerza al rechazar a Cristo en sus números y cuando esas personas están aisladas y confrontadas con Jesucristo no son tan atrevidas como lo son cuando se unen con una multitud que no piensa, injusta, que viene en contra de Jesucristo. Y después, en cuarto lugar, sugerimos que son una ilustración del mundo impío, el cual es profano. Jesús dijo que Él sería entregado en manos de pecadores. Una cosa inconcebible que el hijo de Dios, absolutamente santo fuera colocado en manos impías, que fuera manchado por la inmundicia del pecado de aquellos que lo llevaron cautivo, cuyas manos pecaminosas tocaron su cuerpo, cuyas manos pecaminosas lo amarraron, cuyas manos pecaminosas lo golpearon y lo abofetearon y le arrancaron su barba y empujaron una corona de espinas en su cabeza y le metieron una lanza en su costado y lo clavaron en una cruz que Él sea tan profanado, tan tratado con sacrilegio es inconcebible. Sin embargo, así es en la actualidad. La multitud sin pensar, injusta, cobarde, hace exactamente lo mismo. Tratan a Jesucristo con su propio tipo de profanación al rechazarlo.
Entonces, vimos el ataque de la multitud. Y en segundo lugar, la última vez vimos el beso del traidor. Vemos eso, ¿no es cierto?, en el versículo 48: “Y el que le entregaba, les había dado señal diciendo ‘al que yo besare, ese es, aprehenderle y enseguida se acercó a Jesús y dijo: ‘Salve Maestro’ y le besó”. Aquí un beso apasionado, un beso prolongado, un beso de afecto, un abrazo es la señal de traición. ¿Qué tipo de mente perversa escogería eso? Sólo uno poseído por Satanás mismo, como Jesús dijo: “Satanás entró a Judas”. Jesús habló cuando Judas vino a Él y comenzó esto y le dijo: “Estas traicionando al Hijo del Hombre con un beso” Lucas 22:48 y Marcos 14:45, parece indicar que fue en ese momento que Judas no respondió, sino simplemente dijo: “Maestro, Maestro, y siguió besándolo”.
Entonces, Jesús soportó este beso menospreciable. De hecho, en el versículo 50, Jesús le dice—el texto debería decir “camarada” o “asociado”, ya no “amigo” “Haz lo que has venido a hacer”. El Señor no lo hace explotar para que deje de existir, lo convierte en cenizas con el fuego de su furia, Él más bien, se somete a esta indignidad y esta vergüenza. Ahora, lo que vemos aquí, como vimos con la multitud es otra ilustración. No una ilustración del mundo impío, sino una ilustración de discipulado falso. Aquí está la más horrenda de todas las ilustraciones; uno que fingió amor y lealtad y traicionó a Cristo. Judas es un clásico. Él es el epítome de todos los ejemplos de oportunidad perdida.
Nadie jamás tuvo una mayor oportunidad y la perdió. Él es el ejemplo definitivo de privilegio desperdiciado y él es un retrato perfecto del amor al dinero. No hay otra ilustración más grande del amor al dinero, porque no hay nada que tenga más valor que Cristo y él lo vendió por 30 piezas de plata. Él es la ilustración clásica del hipócrita. Él es el falso discípulo supremo quien pierde su oportunidad, quien desperdicia su privilegio invaluable, quien ama al dinero más que al Hijo de Dios y quien es el hipócrita de hipócritas, quien puede traicionar al Hijo de Dios invaluable con un beso. Y muchos en la actualidad son iguales. Son discípulos falsos. La Iglesia está llena de ellos. Fingen lealtad a Cristo. Fingen amor a Cristo. Pretenden preocuparse, pero no le preocupa y venderían a Jesús por cualquier otra cosa que les pareciera de mayor valor en cualquier momento para ellos y lo hacen, y cuando ven que las cosas no están saliendo como pensaban que saldrían y cuando no están sacando de Jesús lo que pensaban que Él les daría, van por algo más.
Entonces, vimos el asunto del discipulado falso. Eso no es nada aislado del huerto, tampoco. Eso está con nosotros inclusive en la actualidad. Ahora, eso nos lleva a los dos puntos finales.
El tercero es la derrota de los discípulos. Observe el versículo 50 de nuevo. A la mitad del versículo, después de que Judas había aplicado su beso en el rostro de Cristo y lo abrazó, entonces, se acercaron y echaron mano a Jesús y le aprehendieron. Después del beso de identificación, las autoridades no desperdician tiempo. La señal fue el beso. Judas da el beso. Actúan rápido. “Ellos”, Juan nos dice en el capitulo 18 versículo 12, conforme él ve la misma escena: “Ellos eran los soldados romanos, la policía del templo, las autoridades judías. Todos lo hicieron juntos. Todos trabajaron juntos. Vinieron y lo aprehendieron.”.
Ahora, lo aprehendieron para amarrarlo, como usted lo haría con cualquier prisionero que quisiera llevarse para que no se escapara o le diera a usted problemas, pero antes de que pudieran amarrarlo, tenemos que traer este pasaje del texto de Lucas. En Lucas 22, creo que es el versículo 49, Lucas dice que en ese momento, los discípulos le dijeron: “Señor, ¿heriremos con la espada?” ¿Heriremos con la espada? Señor, ¿quieres que peleemos? ¿quieres que te defendamos? ¿quieres tener una batalla aquí en el huerto? Bueno, no hay nada en la escritura para indicar que el Señor tuvo una oportunidad de responder a la pregunta, porque poco después de que se había hecho esa pregunta de Lucas 22:49, ¿adivine quién actuó? Simplemente adivine. Pedro.
Y, en el versículo 51 de Mateo 26 dice: “Pero uno—con un shock de manera como exclamación, sorprendentemente—uno de los que estaban con Jesús extendiendo la mano, sacó su macaira—su espada corta”. Mateo no nos dice quién fue. Marcos no nos dice quién fue y Lucas no nos dice quién fue. Juan nos dice quién fue. Dice usted: “¿Por qué Juan nos dijo?” Porque Juan fue escrito mucho, mucho tiempo después de esto, muchos, muchos años después de esto. El Evangelio de Juan fue el último escrito y era seguro decir quién fue en ese entonces. Es como si los primeros escritores, Mateo, Marcos y Lucas no quieren identificar a Pedro. No sea que Pedro viniera bajo algún tipo de dificultad por su acto contra los judíos y contra los romanos al sacar una espada.
Entonces, hay cierta cantidad de protección, inclusive que incluye al Espíritu de Dios en este texto y no se nos dice quién es, sino hasta después cuando Juan escribe y todo está ya tranquilo en ese entonces, y entonces, él nos dice que fue Pedro, pero podríamos haber adivinado. ¿Verdad? “Extendiendo la mano, sacó su espada, una espada corta e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote” y Juan también nos dice su nombre. Nadie más nos lo dice, mas que Juan. Su nombre fue Malco, y él debió haber sido una persona muy importante como el asistente del sumo sacerdote y le quitó la oreja.
Ahora, le puedo prometer que Pedro no estaba buscando su oreja. No era tan bueno con una espada. Él iba por su cabeza y él se agachó, obviamente. La idea de Pedro era “simplemente vamos a enfrentarlos a todos”. Este hombre era el primero ahí en la fila. Él acabaría con él y seguiría con la multitud. Dice usted, “Bueno, ¿qué le dio a Pedro tal valentía?” Bueno, es más bien simple. Como puede ver, cuando esa multitud entera llegó al huerto, y lo veremos en un momento en Juan 18: “Tan pronto como salió Jesús y les dijo, ‘Yo soy Él’, todos se cayeron al suelo”.
Entonces, Pedro tenía la idea en su mente: “Si me meto en problemas el Señor de cualquier manera los va a derribar a todos”. Él tenía que sacar una espada y hacer algo. Después de todo, tenía que mantener en alto su reputación. No había dicho: “Nunca te negaré. Nunca seré ofendido por ti. Moriré primero. Nunca seré ofendido.” ¿No había dicho eso? Él tenía que mantener su jactancia. Además, simplemente fue parte de su naturaleza intempestiva reaccionar de manera más bien fuerte y violenta a la escena y después, claro, él sabía que él estaba con uno que podía derribar a toda persona de cualquier manera. Entonces, no podía perder, él pensó.
Y entonces, él corto la oreja del siervo del sumo sacerdote. Ahora, ¿de dónde sacó él una espada? ¿Se ha preguntado eso? ¿Qué estás haciendo con una espada Pedro? Lucas 22: 36-38 nos dicen que antes, los discípulos habían conseguido dos espadas y en Lucas 22, probablemente es bueno señalar el versículo; versículo 38 de Lucas 22, dijeron: “Señor, he aquí”. Esto es apenas antes de la traición, apenas antes de la agonía del huerto. Aquí, aquí hay dos espadas. Señor, estamos listos para cualquier cosa. Tenemos dos espadas. El señor les dijo: “Basta”.
Ahora, algunas personas piensan que lo que el Señor quiso decir, fue que eso va a ser suficiente para ganar la batalla, pero obviamente, eso no es lo que el Señor quiso decir, porque el Señor le dijo a Pedro, tan pronto como él sacó su espada, “Es que…guárdala”. Lo que el Señor quiso decir con “Basta” es “Miren, ¡basta! Suficiente de eso”. No buscamos eso. Pedro no tenía nada que hacer al tener esa espada y actuar de esa manera. Dice usted: “Bueno, espera un minuto. ¿Acaso el Señor no había dicho que hubo un momento en el que les dije “No tengan una bolsa” y hubo un tiempo en el que les dije que no tomaran un abrigo adicional y hubo un momento cuando les dije que no tomaran una espada y ahora les estoy diciendo “Tomen su bolsa y tomen su abrigo y tomen su espada”? ¿No fue eso en Lucas 22 también? ¡Sí! Versículo 36.
¿No estaban tomando esas espadas porque el señor dijo que iban a necesitar una espada? Sí, pero el Señor dijo eso, pero eso no es lo que el Señor quiso decir. Como puede ver, el Señor de nuevo estaba hablando a ellos en términos espirituales y no entendieron. Vieron todo únicamente en su forma física. Lo que Nuestro Señor quiso decir es que iba a venir un momento cuando iban a necesitar recursos. Va a venir un momento cuando van a necesitar defender su vida, pero en las palabras del Espíritu Santo, en 2 Corintios 10:4 “Las armas de nuestra milicia no son…” ¿qué? ¡Carnales! Son espirituales y poderosas para la destrucción de fortalezas.
Y entonces, cuando sacaron esas dos espadas, él dijo: “Tenemos dos espadas”, el Señor dijo: “Suficiente con eso. Eso no es lo que quise decir.”. El cristianismo no se extiende mediante armas. No hay guerras santas. Ninguna. Y cualquier supuesta guerra santa en el nombre de Cristo es absolutamente impía. El reino de Dios no se extiende con armas carnales. No conquistamos de esa manera, sino con armas espirituales, derribando el dominio de Satanás que gobierna y reina en los corazones de hombres y mujeres y entonces, Pedro está fuera de línea. Él está fuera de frecuencia con la realidad espiritual aquí. Él comienza moviendo su pequeña makhaira como un soldado romano: “Usaré una ronfalla”, la cual es una espada grande y amplia y corta la oreja de este pobre hombre.
Recuerde usted lo que Jesús dijo en Juan 18:36 a Pilato. Él dijo: “Si mi reino fuera de este mundo, mis siervos—¿qué?—pelearían”. “Si mi reino fuera de este mundo, mis siervos pelearían”. ¿Qué quiso decir con eso? Mi reino no es de este mundo, por eso mis siervos no pelean. Mi reino es de otro mundo. El cristianismo no gana nada al usar el poder militar. Nada. No hay guerras santas. Todas son absolutamente impías y cualquier cosa hecha así, en el nombre de Cristo es una frenta a Cristo mismo, así como las cruzadas o inclusive el tipo de cosas terribles, terroristas que se llevan a cabo en Irán en la actualidad. Las batallas espirituales nunca son ganadas con poder militar.
Entonces, en Juan 18:11 Jesús dice: “Guarda tu espada en la funda—guarda eso—la copa que mi padre me ha dado que beba, ¿yo no la beberé?” Así tiene que ser Pedro. Guárdala. Y después, habiendo actuado así y Pedro reaccionó, le cortó su oreja. La Biblia dice que Jesús lo tocó y curó la oreja de Malco. Le dio una oreja nueva. Por cierto, ese es el único milagro registrado en La Escritura en donde Jesús cura una herida fresca. Entonces es único. También creo yo es muy importante porque no hubo fe por parte de Malco. Los milagros de Jesús fueron milagros soberanos. Algunas veces hubo fe. Algunas veces no la hubo. Este hombre simplemente estaba de pie ahí. Perdió su oreja y la siguiente cosa que supo, consiguió una nueva. No fue cuestión de su fe. Fue un acto soberano de Cristo.
Entonces, Pedro guarda la espada, y ustedes permitan esto. Le voy a dar una nueva oreja y vamos a dejarlo así. Una escena bastante sorprendente. Ahora, ¿por qué es que el Señor no permitió una guerra? Esa, como dije, no es su estrategia. Si su reino fuera de este mundo, Él pelearía, pero Él da algunas razones muy interesantes aquí, tres de ellas. Él dice: “Pedro, guarda tu espada. Tiene que ser así.”. Y aquí, Él da tres razones, tres palabras clave presentan estas razones; palabra número uno es “fatal”, “fatal”, versículo 52. Entonces, Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar”. Guarda tu espada. Así como lo dijo, y se registró en Juan 18, guarda tu espada. Aquí viene la razón número uno: porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Sabe usted lo que Él está diciendo aquí? Eso no es filosofar, no, no. Él no está diciendo: “Hombre, si vives así, te la vas a ganar”. Eso no es lo que está diciendo.
Lo que Él está diciendo es esto. La gente que usa una espada para actos personales de violencia serán castigados con ejecución. Eso es lo que Él está diciendo. Usas una espada, morirás con una espada. Escuche. Eso se remonta a Genesis 9:6. Ese es Nuestro Señor de su propia boca promoviendo la pena capital. Ese es Jesús mismo diciendo lo que fue dicho en Genesis 9:6 “El que derramaré sangre de hombre por el hombre su sangre será también derramada”. Usted mata a alguien, usted muere. Esa es la Ley de Dios y Jesús la reitera aquí. “Pedro, guarde eso. Quitas una vida y tienen el derecho de quitarte la vida.”. Esa es la Ley Divina de Dios para la preservación de la santidad de la vida humana.
Y, por cierto, nuestro estudio de Romanos 13, vamos a entrar a eso en profundidad conforme estudiamos ese pasaje tan poderoso, pero en Romanos 13:4 dice esto. Dice: “El gobierno no lleva la espada en vano”. Ahora, ¿por qué es que Dios le da una espada al gobierno? Usted no es golpeado con una espada. Usted es matado con una espada. Y los gobiernos tienen una espada y no para nada, sino para algo y ese algo es para usarla. Dios le ha dado al gobierno el derecho de quitarle la vida a los homicidas y Jesús está diciendo: “Si matas a alguien, tienen el derecho de quitarte la vida. Vas a morir de esa manera.”.
Inclusive el apóstol Pablo lo dijo, cuando él fue confrontado con la ley. Él dijo: “Si he hecho algo malo, quítenme la vida”. Él estaba exaltando la Ley de Dios. Si merezco la muerte, entonces, quítenme la vida. Esa es la Ley de Dios. Es algo inaceptable que alguien quite una vida. Pedro, no me importa si esto es injusto. No me importa si esto no es equitativo. No me importa si esto es impío. No me importa lo que es esto. Tú no tienes el derecho de la venganza personal, porque si tú quitas una vida, tú pierdes tu vida. Es así de simple. Esa es la ley ordenada por Dios.
Y entonces, ningún cristiano, bajo ninguna circunstancia tiene el derecho jamás de quitarle la vida a alguien, ni siquiera por defender el honor de Jesucristo. Ahora, no estoy hablando de defensa personal y defenderse asimismo de alguien que está tratando de matarlo o aquellos que lo rodean. Estoy hablando de un acto de venganza violenta en contra de alguien más. Usted incurrió en el castigo por el homicidio. En segundo lugar, “No solo es fatal”, decía Él “sino que es insensato” debido a quién es Cristo. Observe el versículo 53: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi padre y que Él no me daría más de doce legiones de ángeles?” ¿Ve usted lo necio que es esto? “¿Qué estás haciendo con esa espada torpe, Pedro? Si yo quiero ayuda, simplemente le digo al Señor y Él me enviaría doce legiones de ángeles.”. Setenta y dos mil ángeles, más de doce legiones, más de 72,000 ángeles.
Ahora, ¿sabe usted cuán poderoso son 72,000 ángeles? Bueno, según 2 Reyes, creo que es el capitulo 19, hubo un ángel que mató a 185,000 asirios solo. Entonces, 72,000 ángeles podrían hacer mucho daño. Ve usted lo necio que es. Usted no necesita defender el Reino de Dios con su espada. Dios no carece de recursos. Eso es necio. El señor no necesita eso. Él dice, “¿No crees que no puedo ahora arti—?” Ahora refiriéndose a ahora, inmediatamente en el presente—el Padre me dará la palabra en el presente es la palabra arti, significa inmediatamente—puedo orar ahora y Él me dará ahora o inmediatamente, aquí en el momento, toda la ayuda que necesito. ¿No te das cuenta de que puedo hacer eso? Pero no estoy haciendo eso. No necesito eso. El cristianismo no necesita conquistar de esa manera. Dios va a conquistar en el tiempo de Dios y en la manera de Dios y en el lugar de Dios por su propio poder.
Entonces, Él de manera voluntaria cede a la trama homicida. No es un ataque en contra de él afuera de la ley, créalo o no. Es injusto, pero están haciéndolo dentro del marco de una supuesta estrategia legal. En otras palabras, no lo están linchando en el huerto. Le van a dar un juicio y demás. Es el gobierno de esa nación. Es la ley de ese pueblo siendo ejercida, aunque es injusta, es legal desde el punto de vista del Señor y sus discípulos. No obstante, es un acto de ese gobierno y él dice: “No tienes el derecho de ejercer violencia personal en contra de ellos y si Dios quisiera que me defendiera, Él podría”.
Entonces, cuando los gobiernos hacen cosas que son injustas y la gente hace cosas que son injustas en el nombre del gobierno, no tenemos el derecho de sacar la espada. Si el Señor quiere librarnos, Él puede librarnos. Si usamos venganza y violencia personales traemos sobre nosotros la pena capital. Y después hay una tercera y muy importante y esa es la palabra “cumplimiento”. Fatal, necio, y después Él usa la palabra “cumplimiento”, versículo 54. ¿Cómo pues se cumplirán las escrituras que así debe ser? Tú sabes que las escrituras dicen que tiene que ser así. Jesús tiene que ser llevado cautivo. Jesús tiene que ser llevado como una oveja al matadero, no con una guerra, sino una oveja es llevada al matadero de manera callada, en paz, en calma, no de manera violenta.
Tiene que ser de esta manera. Tiene que ser que yo sea traicionado. Tiene que ser como el Salmo 41:9, que mi propio amigo ha levantado su talón contra mí. Tiene que ser como el Salmo 55, aquel con quien rompí pan se volvió contra mí. Tiene que ser como Zacarías capítulo 11, que fui traicionado por 30 piezas de plata. Tiene que ser de la manera en la que el Salmo 22 dice, con todos los acontecimientos de la crucifixión. Tiene que ser como Isaías 53. Tiene que ser como Jeremías 23. Tiene que ser como Zacarías 13:1. Tiene que ser como todos los profetas dijeron que sería. Así debe ser.
Entonces, guarda eso. Las escrituras no pueden ser cumplidas. Pedro, quien se jactaba, a voz alta oraba. Muy poco, dormía demasiado, actuaba demasiado rápido, todavía estaba mal. “Guárdala. Así tiene que ser.” Y después, en el versículo 56, Él lo vuelve a decir: “Mas todo esto sucede para que se cumplan las escrituras de los profetas”. Tenía que ser de esa manera.
Entonces, Él le da tres buenas razones para no usar la espada. Número uno, es fatal para ti si la usas. Número dos, es necia, porque Dios no la necesita y número tres, tienes que ir con el plan de Dios y este es el plan. Este es el plan. Y después, dice, al final del versículo 56: “Entonces, todos los discípulos dejándole, huyeron”. Y el todo se hace enfático y eso es lo que Él dijo, allá atrás en el versículo 31. ¿No es cierto? Él dijo: “Todos tropezaran debido a mí esta noche” y todos huyeron, cada uno de ellos. Huyeron. Huyeron por temor. Como puede ver, Jesús dijo: “No vamos a pelear”. Para este momento, Jesús estaba amarrado, siendo llevado. Pedro, cuando sacó la espada, pensaba que si se metía en problemas el Señor derribaría a todo mundo.
El Señor no hizo eso. El Señor permitió que lo amarraran, y ahora tenían miedo, y aunque el Señor había hecho que esos romanos y esos líderes dijeran que sólo tenían el derecho de llevar a Jesús Nazareno. Los discípulos sabían que vendrían tras ellos también y ellos no confiaban en que Jesús los liberaría y entonces, probablemente, se perdieron de un gran milagro de su propia liberación. No sé cómo ellos habrán sido liberados, pero sé que hubo un hombre que fue liberado. Quizás ustedes ni siquiera han leído de él, Marcos 14. Dice en el versículo 50: “Todos los discípulos lo dejaron y huyeron”. Muy bien, Marcos está viendo la misma escena y todo mundo huye, pero siguió a Jesús, junto con la multitud, cierto joven.
Ahora, no sabemos quién es el cierto joven. Eso es todo. Es el único lugar en el que él es mencionado. No sabemos nada más que él, simplemente un joven, obviamente alguien que se preocupaba por Cristo, y él tenía una tela de lino en su cuerpo, que de otra manera habría estado desnudo. No quiere decir que estaba totalmente desnudo. Él tenía una especie de ropa interior y después, sobre eso se había colocado una prenda de lino, lo cual significó que probablemente había venido rápidamente. Quizás él había visto a la multitud avanzando por las calles. No sabía lo que estaba pasando. Quizás él sospechó algo. Quizás era inclusive, algunas personas suponen que él pudo haber sido una persona en la casa en donde estuvo el aposento alto.
Algunas personas llegan a la conjetura de que era la casa de Juan Marcos, y que éste era Juan Marcos, pero no sabemos eso. Él pudo haber estado ahí y entonces, en cierta manera, estaba siguiendo la escena. Y él tomó esta prenda exterior rápidamente para seguir y para estar ahí y después, él estuvo en el huerto y cuando todo mundo se fue, él siguió. Y los jóvenes, esto es el resto de la multitud, lo apresaron. Lo agarraron y él dejó la prenda de lino y huyó de ellos desnudo. Aquí él estaba en cierta manera siguiendo a Cristo y los otros debieron haber asumido que él de hecho, era un seguidor de Cristo y lo apresaron y él huyó debajo de su prenda de lino y se fue.
Ahora, es difícil de entender de manera dogmática, esto es, ¿por qué el Señor incluyó ese pequeño incidente ahí y no nos dijo más acerca de esto? Pero podría ser, por lo menos una indicación del hecho de que si el Señor permitió que este hombre escapara, Él habría tenido alguna liberación maravillosa planeada para los discípulos aun si ellos hubieran sido fieles. ¿Verdad? Aún si hubieran seguido, pero ellos nunca supieron lo que esa liberación pudo haber sido, porque huyeron rápidamente al principio, antes de que algo pudiera pasar.
Como puede ver, no podían enfrentarlo. No podían enfrentarlo. No estaban listos para el momento. La prueba fue demasiado grande. “Oh, Señor, te seguiremos inclusive hasta la muerte” “Oh, Señor, nunca nos ofenderemos” “Nunca te negaremos” “Seremos fieles siempre” y todos lo dijeron, ¿verdad? Todos lo dijeron. ¿No pasó así? Cuando la prueba vino y su vida estaba en juego, huyeron.
Ahora, los vemos y decimos: “Hombre, ¿cómo podían hacerle eso al amado hijo de Dios?” Y después nos vemos y decimos: “Espera un minuto. ¿Hemos hecho eso?” ¿Ha usted huido del momento de la prueba, huido del momento de la prueba y abandonado a Cristo? ¿Ha sido usted infiel al no estar con Él cuando las cosas se pusieron difíciles y el calor se incrementó y hubo un precio que pagar y usted tuvo que ser fiel en contra de aquellos que estuvieron ahí? Digo, son buenas ilustraciones de un discípulo que deserta, uno que huye cuando debería ser fiel y estar al lado de su señor. Y hubieron algunas cosas que los caracterizaron. Vimos las marcas de una multitud impía. Vimos las marcas de un discípulo falso.
Permítame darle algunas marcas de un discípulo que deserta. En primer lugar, no estuvieron preparados. Estaban durmiendo en lugar de ¿qué? De estar orando. ¿Por qué? Oh, porque pensaron que estaban bien. Como puede ver, confundieron las buenas intenciones con fortaleza. Confundieron buenos deseos con valentía verdadera. Confiaron demasiado en sí mismos y entonces, no necesitaron orar. No necesitaron tomar en serio las enseñanzas maravillosas que Jesús les dio, que los habrían fortalecido, las promesas de Juan 13 al 16 que se les dieron esa misma noche. Si hubieran escuchado su oración en Juan 17, conforme Él oró porque el Padre los estuviera y los guardara y los mantuviera con Él.
Si hubieran escuchado eso y si hubieran capturado la esencia de lo que Él dijo en Juan 13 al 16, acerca de todo el poder que era de ellos y todos los recursos y cualquier cosa que pudiera pedir, la recibirían, pero no escucharon con los oídos que deberían de haber escuchado y entonces, podemos decir que ignoraron la palabra, ignoraron la oración y de esta manera, no estuvieron preparados. Y le puedo decir esto. Que es una garantía que si usted ignora esas dos cosas, usted también estará no preparado. La gente deserta cuando son débiles en la palabra y débiles en la oración.
En segundo lugar, fueron impulsivos. No diferente de muchos de nosotros. Actuaron en base al impulso en lugar de la razón. Actuaron en base a la emoción, en lugar de la revelación. No pensaron en lo que era lo correcto. No razonaron pensando lo que era mejor. Simplemente, reaccionaron al momento. Sale la espada, corta la oreja y después, están corriendo, totalmente impulsivos, sin sentido de lo que estaba pasando y lo que sería una reacción apropiada. Y me temo que tantos cristianos que no están preparados, que no están en la palabra, que no están saturados de pensamiento bíblico, que no pasan tiempo en comunión con Dios de tal manera que hay una conexión de confianza y hay una línea de comunicación y comunión ahí que siempre está abierta y perciben los pensamientos en el corazón de Dios para una situación dada.
La gente que no hace eso, tiene que reaccionar a sus impulsos y sus emociones y sus sentimientos y corren aquí y allá, dependiendo en cómo se sienten en el instante. Y he dicho esto en años pasados, usted debe llegar al lugar en su vida cristiana en donde sus respuestas involuntarias e inmediatas son piadosas y eso solo sucede cuando usted está controlado por la palabra de Dios y el espíritu de Dios. Si usted es una victima de sus propias ansiedades, usted va a tener problemas.
La tercera cosa que vemos en este tipo de discípulo que deserta es que son impacientes. No pueden esperar la liberación de Dios. No pueden esperar para ver qué cosa maravillosa Dios habría hecho. El hombre joven que fue objeto de un intento de captura fue liberado y quizás por la providencia de Dios, ellos quizás, como dije podrían haber visto un milagro más grande si hubieran esperado pacientemente para ver a Dios liberándolos. A muchos cristianos así, todos nosotros de vez en cuando somos así. En lugar de esperar que Dios nos libere, tomamos la ruta fácil de escape y traemos vituperio sobre el Salvador, porque no estamos listos y si perseveráramos, veríamos la mano liberadora de Dios y le daríamos gloria y alabanza. Además, son carnales. Esto es, dependen de su poder carnal, de sus armas carnales, y cuando pierden sus armas carnales y sus recursos y tienen que meterlos de regreso en sus fundas, no saben a dónde acudir. No saben lo que es confiar. No saben lo que es creer.
Entonces, podríamos decir en resumen que los discípulos que desertan, básicamente son incoherentes. Prometen todo tipo de cosas y simplemente no las cumples y hay tantos como ellos en la actualidad y después, finalmente, el ultimo y el más maravilloso de todos los participantes en la escena, claro, es Cristo mismo. Y vemos el triunfo del Salvador…y es majestuoso. Parece como si es el gozo especial de Mateo preservar a Cristo de cualquier tipo de situación que reste de su gloria, sin importar cuán fea la escena se vuelve. Digo, simplemente piénselo de esta manera. El mundo lo aborrece a usted y lo quiere muerto. Uno de los de usted, uno que ha pasado tres veces con usted, lo vende por el precio de un esclavo y el resto de sus discípulos huyen y salen para proteger su vida.
Ahora, ¿qué dice eso de usted? No mucho a primera vista. Usted ni siquiera puede aferrarse a aquellos que son sus amigos más devotos cuando la situación es difícil y uno que lo conoce tan bien quiere venderlo a usted por el precio de un esclavo y el mundo al que usted le ha estado administrando durante tres años lo quiere a usted muerto. Eso no tiene mucho que decir acerca de usted a primera vista. Y usted podría ver una escena como esta y podría verse como algo que destroza la gloria de Cristo, algo que le roba de su majestad, pero por otro lado, si usted escucha con atención a través de las palabras del Espíritu de Dios y el corazón de Mateo, usted simplemente ve lo opuesto. Es a pesar de todas estas cosas que usted ve el triunfo de Cristo. En primer lugar, usted ve el triunfo de Cristo en su confrontación con la multitud. Observe de nuevo el versículo 49. Dice que la multitud vino y se dio la señal. La señal era un beso. Inmediatamente, Judas viene a Jesús y le dice: “Hola, Maestro” y lo besa.
Ahora, en ese punto, creo que algo sucede. No sé en dónde sucede aquí, pero en algún punto en el momento cuando Judas llega y viene a besar a Cristo, algunas personas dicen, antes del beso, algunas después del beso, pero en ese momento, algo sorprendente sucede y usted necesita ver eso en Juan capitulo 18. “Jesús” versículo 4 “les dijo” —ahora, pudo haber sido después del beso, tiendo a pensar que así fue—él camina hacia la multitud y dice: “¿A quién buscáis?” Como si dijera: “No necesitan este beso. No me estoy escondiendo.”. Como si despojara a Judas de cualquier satisfacción de que él había logrado algo o había hecho algo de alguna manera que fuera significativa o necesaria.
Él camina hacia la multitud y dice: “¿A quién buscáis?” En otras palaras, ¿a quién tienen el derecho de capturar? Y le dijeron: “A Jesús Nazareno” y Él les dijo: “Soy yo”. Y Judas también, quien le traicionó, estaba con ellos. Tan pronto como Él les había dicho, “Yo soy Él” se hicieron hacia atrás y cayeron al suelo. Mil personas cayeron como peces muertos y cayeron sobre el suelo boca arriba. ¿Quién piensa usted que está en control aquí? Una palabra de su boca, “Yo soy Él” o literalmente Él dice, “Yo soy el nombre de Dios” “Yo soy” y simplemente caen al suelo.
Como puede ver, el punto es que en su confrontación con la multitud vemos quién está en control, ¿verdad? Usted podrá pensar que Jesús fue una víctima por un momento. Oh, no, no, no, Él no es una víctima. El hecho de que se les permitió volverse a poner de pie fue porque Él les permitió hacerlo y después, Él les preguntó otra vez. Supongo que mientras que están ahí todos en el suelo y si subieron por el monte, están inclinados. Él dijo: “¿A quién buscáis?” Ellos dijeron: “Jesús Nazareno”. “Les dije que soy Él. Si por tanto, me buscan a mí, dejen a estos irse”. Como puede ver, Él estaba preparando la liberación de los discípulos y esa liberación nunca la experimentaron debido a su impaciencia.
Él estaba trabajando en eso, pero lo que es sorprendente es que Él tuvo control total de esa multitud, pero una multitud no piensa y es tan torpe que se levantan del polvo y siguen con lo que estaban haciendo como si nunca hubiera pasado. Ahora, ¿le dice eso algo? Judas fue poseído por Satanás. “Y esta” Jesús dijo “es vuestra hora” en el Evangelio de Lucas “y el poder las tinieblas”. El infierno tiene libertad para esta hora. Entonces, vas a responderle al infierno, no a mí. Pero Él estaba en control.
Ahora regrese a Mateo y hay otra escena, otro elemento aquí que nos muestra su confrontación con la multitud, versículo 55. Lo brincamos antes y entonces lo vamos a ver ahora. En esa misma hora, Jesús le dijo a la multitud: “Como contra un ladrón habéis salido”. Literalmente, la palabra es robador. “Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para aprehenderme para tratarme como ladrón. Cada día me sentaba con vosotros enseñado en el templo y no me aprehendisteis.”. Y bien pudo haber sido que él inclusive fue ahí el jueves mientras que los discípulos estaban preparando la Pascua. La escritura no dice. ¿Por qué no me llevaron en ese momento?
Como puede ver, es como si Él les estuviera diciendo: “Ustedes saben que yo no soy el ladrón. Ustedes lo son. Ustedes saben que me podrían haber llevado en cualquier día en la semana, en el templo, si hubieran tenido la justificación para hacerlo, pero no me llevaron porque sabían que no tenían el derecho de hacer esto y temían al pueblo”. Él está desenmascarando su maldad. No se llevaron a Jesús en público porque sabían que no tenían nada en contra de Él y temía la multitud que pensaba que Él era el Mesías. Él no es el ladrón. Ellos lo son. Él no es el robador. Ellos lo son. Y claro, estaban siendo guiados por Satanás, pero Él dice: “Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas”. Está bajo el control del infierno. Por la soberanía de Dios, Él le ha dado al infierno este momento. Este es el día del infierno. De la media noche hasta apenas poco después del amanecer el domingo cuando la tumba es abierta. Este es el momento del infierno.
Entonces, están bajo el control del infierno. ¿Por qué no me llevaron? Porque en el momento, no estaba listo. Este es el tiempo del infierno y ustedes son los agentes del infierno. Entonces, hay una intención doble, creo yo en la afirmación. Una, es mostrarles que lo que hicieron fue malo y lo sabían o lo habrían hecho en público. Dos, estaban actuando bajo la dirección de Satanás mismo y él lo había llevado a esto. Y entonces, vemos su triunfo total. Aun mientras Él enfrenta a la multitud, es Dios quien lo controla todo. La multitud es una víctima. Caen cuando se encuentran con Él y hacen lo que hacen bajo el poder del infierno porque Dios lo hizo así.
En segundo lugar, vemos el triunfo del Salvador en su confrontación con Judas. ¿No es cierto? “Haz lo que has venido a hacer”, dice en el versículo 50. No hay lucha. No hay enojo. No hay ira. No hay veneno. Calma absoluta. Compromiso absoluto. Confianza absoluta. Colocándose de manera total en las manos de Dios. ¡Qué majestad! Él no reacciona como un criminal reaccionaría en este caso. Él no reacciona como un hombre inocente reaccionaría y grita diciendo que Él es inocente. Él era inocente. Él era inocente. Él está en calma. Él está en control. Él es majestuoso. Y vemos su triunfo también en su confrontación con Pedro. Pedro no tiene confianza. Pedro no entiende sus recursos espirituales, pero Cristo sí y lo vemos comparado con Pedro y Él está en calma total. Él se está colocando a sí mismo en la mano del Padre. Él tiene una lealtad celestial que Pedro y los discípulos no conocen. Ellos son desleales. Ellos huyen. Él es leal. Él se queda y su tentación fue infinitamente más fuerte que la de ellos.
Entonces, yo creo que vemos el triunfo del Salvador inclusive en esta escena. Ahora escuche. ¿En dónde está usted? ¿En dónde está usted en la escena? Usted está ahí. Yo también. Todo mundo está ahí. ¿Está usted con la multitud que rechaza? Jesús dijo: “El que no está conmigo, está en contra de mí”. ¿Está usted con ese grupo de personas injusto que no piensa cobarde, profano, que simplemente niega a Cristo, que no lo quiere en su vida? ¿Está usted ahí? Usted no es diferente de esa multitud. O quizás usted es uno de esos discípulos falsos que pretende amar a Dios y amar a Cristo y servir al señor y quiere su voluntad, pero la realidad es que usted busca lo que puede conseguir y si usted no consigue lo que quiere, usted va a conseguir algo más y usted prefiere vender a Jesús si algo más se presentara o usted es parte de esos discípulos que son tan débiles que cuando la tentación se vuelve intensa, corren y pierden la batalla o usted está ahí, con el Salvador triunfante, victorioso, dispuesto a soportar lo que venga o usted está en algún lugar y usted lo sabe y Dios lo sabe. ¿En dónde está usted?
Cerramos en oración. Padre Nuestro, después de esta escena vivida y queremos examinar nuestros corazones, no el de alguien más sino el nuestro. Algunos de nosotros hemos oído tanto por tanto tiempo que no obtenemos nada más que la fascinación de la historia. Queremos ir más allá de eso a la convicción de su intención. Y oro Señor por aquellos que puedan estar en la multitud. La multitud injusta que no piensa cobarde, profana que toma al Cristo Santo en manos impías y lo saca de su vida.
Oh, Dios, que este sea el día en el que vengan a conocer al Salvador por quien es Él, que salga de la multitud y vengan a Cristo, que busquen conocerlo. Oro por aquellos que puedan ser discípulos falsos, que son cizaña sembrada entre el trigo, que son semilla que germina por un poco de tiempo pero no da fruto y cuando vienen las pruebas, se van, por aquellos que pretenden, pero no son reales. Únicamente buscan ganancia personal. Oro por aquellos de nosotros que somos discípulos verdaderos, pero nos es difícil en la intensidad de la tentación permanecer fieles.
Dios ayúdanos a permanecer en la palabra y la oración y en la confianza y esperar pacientemente para ver la mano de Dios en liberación. Te damos gracias por aquellos que están con el Salvador en medio de la dificultad, victoriosos, triunfantes. Que nos encontremos Señor, y después tomemos pasos inmediatamente para movernos al lugar de la victoria.
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