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Abramos la Biblia en Marcos capítulo 8, Marcos capítulo 8. Estamos tan bendecidos por estar de regreso en Marcos. He estado esperando con la boca abierta para retomar la historia en donde nos quedamos en el capítulo 8, versículo 10, y ahora llegamos a los versículos 11 al 21. Ahora, el tema de esta sección del 11 al 21, lo he identificado como “Ceguera Espiritual”. De hecho, solo hay una referencia en el texto entero, versículo 18, al asunto de poder ver y no ver. Pero esa pequeña frase, en cierta manera, arroja una sombra sobre la sección entera; y entender esta sección realmente es entender el asunto de la ceguera espiritual mediante dos ilustraciones. La primera, es un encuentro entre Jesús y los líderes de Israel, la élite religiosa; la segunda, es un encuentro entre Jesús y los discípulos. Ambas nos ilustran dos tipos de ceguera: ceguera permanente, y ceguera temporal.

Tiene que ser dicho desde el principio antes de que veamos el texto mismo, que la ceguera espiritual es un mal universal, es una condición humana universal; todo ser humano nacido en este mundo, desde la caída de Adán, ha nacido estando ciego espiritualmente. Y no es una ceguera superficial, es una ceguera profunda, es una ceguera total, es una ceguera completa; esencialmente es vivir en la oscuridad sin luz en absoluto. Ese es el diagnóstico bíblico de la condición humana universal. Y sé que eso va en contra de lo que la gente piensa, porque todos somos expuestos a aquellos que se dicen ser personas muy espirituales, ¿no es cierto? “Soy una persona muy espiritual”, usted lo oye con frecuencia, como si tuvieran algún tipo de entendimiento real de la esfera espiritual.

Inclusive, hay personas que son espiritualistas profesionales, que pueden conectar a la gente con la dimensión espiritual; y hay esos grandes líderes espirituales, esos gurús trascendentales, que han sido identificados con la parte oriental del mundo, pero hay muchos de ellos que vienen en diferentes formas y tamaños, que han cruzado por todo el planeta, y se han vestido con diferentes vestimentas, que van más allá del hinduismo; esas personas que pueden ver la esfera espiritual que creen que han ascendido a algún nivel de dominio de realidad espiritual. Toda religión sobre el planeta, toda religión dice tener la clave de la puerta al mundo espiritual, todas lo dicen, es lo que venden; todas mienten, todas mienten. Ninguna religión en el mundo, fuera del cristianismo verdadero, puede darle vista a alguien; toda persona en toda religión, fuera de la verdadera, está en la oscuridad, y es una oscuridad profunda, y es una ceguera profunda; no hay maestros trascendentales, no hay almas elevadas, no hay espiritualistas que conocen la verdad espiritual de manera genuina; eso no viene dentro del marco de una vida humana no alterada.

Este es el testimonio de las Escrituras. Abra su Biblia en Juan capítulo 1, Juan capítulo 1, versículo 5. El Señor Jesús es presentado aquí como la luz en el versículo 4, “en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, Jesús es llamado la luz; Él mismo dijo que Él era la luz, Juan 8:12: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas”, esa es la única manera en la que podemos salir de la oscuridad, seguir a Cristo, no hay otra manera de salir de la oscuridad; no hay maestros espirituales, solo hay gente que sigue a Cristo, y solo Él saca de la oscuridad; Él es la luz, la luz brilla en la oscuridad; versículo 5 dice: “La oscuridad no la comprendió”. Esta ceguera espiritual universal no tiene la capacidad de comprender la luz. La luz verdadera vino, la oscuridad no la comprendió.

Vino un hombre de Dios, enviado por Dios, cuyo nombre era Juan, Juan el Bautista, el precursor de Cristo, él vino como un testimonio para dar testimonio de la luz; esto quiere decir que la luz vino, inclusive antes de que la luz viniera, un profeta vino para decirle a la gente que la luz venía. Y Juan hizo eso, él dio testimonio de la luz para que todos creyeran mediante Él. Él no era la luz, pero él vino para dar testimonio acerca de la luz. Ahí estaba la luz verdadera, esto es Cristo, que venía al mundo, ilumina a todo hombre; Él estuvo en el mundo, el mundo fue hecho por Él, y el mundo no lo conoció. Él vino a los suyos, los judíos, aquellos que eran los suyos, y no lo recibieron; ahí está la oscuridad; esta es la condición humana universal.

Cuando la luz está brillando en su punto más elevado, cuando la luz está de pie, en frente de usted, viéndolo al ojo; cuando usted puede estirar la mano y tocar la luz; cuando puede oír la voz de la luz; cuando puede ver el poder de la luz desplegado en milagro tras milagro, día tras día, tras día; aún así no hay capacidad en la oscuridad del corazón humano para comprender la luz. Y esta es una condición aquí descrita de Israel, que creían en sí mismos, por lo menos la gente más iluminada sobre el planeta; tuvieron las Escrituras del Antiguo Testamento, tuvieron La Ley y los Profetas, tuvieron las Ordenanzas, tuvieron los Pactos, lo tuvieron todo, tuvieron la revelación completa de Dios a lo largo de todo el Antiguo Testamento como había sido revelado, como vimos de todo, al principio Dios habló en muchas maneras mediante muchos medios en muchas porciones, y les dio las Escrituras, y les dio la luz, y no la entendieron.

Y tuvieron una religión apóstata que emanó de esa revelación verdadera, se desviaron de ella, y la pervirtieron al grado que tuvieron una forma apóstata del judaísmo en el tiempo de Jesús cuando Él vino; la luz los estaba viendo en el rostro, y no lo pudieron entender. Así de profunda es la ceguera humana. En Romanos 1, el punto es esparcido a todos; en Juan 1, Juan está hablando de los judíos primordialmente, “a los suyos vino, y los suyos no lo recibieron”; pero aquí los gentiles son los que se presentan en Romanos 1, la ira de Dios es revelada en el versículo 18, “contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Esta ceguera, esta oscuridad es tan profunda, que inclusive cuando son expuestos a la verdad, la retienen. Esto está hablando de todos los hombres.

Y él continúa diciendo: “Porque lo que es conocido de Dios, les es conocido, dentro de ellos está en su interior”. ¿Y cómo se manifiesta esto? Dos maneras. Una, la razón. La razón humana lo lleva a usted a una causa para todo efecto, y la razón humana enseguida lo va a llevar a usted a la causa primordial, a la causa definitiva, a la primera causa de todos los efectos; usted tiene que ir ahí, tiene que haber una causa primera, tiene que ser Dios; la razón humana. Capítulo 12 él dice: “La ley de Dios es escrita en sus corazones”, esa es la ley moral, una ley ética. Entonces, Dios se ha desplegado a Sí mismo en la razón y en la moralidad en todo ser humano, eso es luz, eso es luz; eso les ha sido manifestado.

Más allá de eso, la creación del mundo despliega, versículo 20, sus atributos invisibles, su eterno poder y Deidad. Cuando vemos la creación no solo como un efecto de una primera causa, sino viendo el efecto mismo, y analizándolo, aprendemos mucho acerca de Dios, ¿no es cierto? Aprendemos de la magnitud de su mente, el poder infinito masivo que Él posee, la atención al detalle que Él le ha prestado a los detalles de la estructura atómica del universo; aprendemos tanto del poder de Dios, de sus atributos también aprendemos de la vida humana en las relaciones que Dios nos ha comunicado, al comunicarnos atributos que son verdaderos de Él, que poseemos. Entonces, sabemos de Él en términos de su poder, sabemos de Él en términos de su personalidad; entonces el mundo entero tiene esta cantidad de luz.

No obstante, habiendo conocido a Dios, versículo 21, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Lo que sucedió es que la luz que tenían, se apagó, se apagó; se alejaron de la luz. En Efesios, capítulo 4, hay otra descripción de esto que es digno de nuestra consideración. En Efesios 4:17 habla de las naciones o los gentiles, los etnos, grupos étnicos, “Andan”, dice en el versículo 17, “en la vaciedad de su mente”; con una cabeza vacía, no pueden llegar a la conclusión a la que debe llevarlos la luz que está en ellos, siguiendo la razón a Dios, siguiendo la ley moral en el corazón a un dador de la ley, a un estándar de justicia, a un Dios que es justo.

Entonces, en esta existencia en donde su mente está vacía, versículo 18 dice: “Se entenebrecieron en su entendimiento”; excluidos de la vida de Dios debido a la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón; corazones duros, mentes ignorantes, entendimiento entenebrecido. Así es como todos los seres humanos son definidos. El Salmista dijo en el Salmo 82:5: “La gente anda en tinieblas”. El profeta dijo: “La gente tiene ojos pero no puede ver”; Isaías dijo eso, Jeremías dijo eso. Los Proverbios dicen: “El camino el impío es oscuridad”. La ceguera en la oscuridad caracterizan a la naturaleza humana; eso es simplemente parte de ser humano.

La luz está ahí, pero la capacidad de seguir esa luz a una luz más completa no está ahí. Esta ceguera, como dije, no es una ceguera superficial, es una ceguera profunda, una ceguera profunda. Permítame mostrarle un poco más, a partir del primer capítulo de Juan, observe el tercer capítulo de Juan. Juan capítulo 3, aquí nuestro Señor está hablando acerca de la luz; versículo 19: “Y esta es la condenación: Que la luz vino al mundo”. Ahora usted tiene luz, no solo la luz de la razón y la luz de la ley moral, y la luz de la creación, sino que usted tiene la luz de Cristo viniendo al mundo. “Y los hombres amaron las tinieblas más que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo aborrece a la luz, y no viene a  la luz para que sus obras no sean reprendidas. El que practica la verdad viene a la luz para que sus obras puedan ser manifiestas que han sido hechas en Dios”.

Los ciegos son profundamente ciegos por naturaleza, es la naturaleza humana. E inclusive, su ceguera es más profunda porque no solo son pecadores, sino que aman su pecado; y ese es un tipo de segundo grado de su ceguera; el primer grado es su naturaleza de ser ciegos, lo segundo es que su pecado es lo que aman, y eso hace que su ceguera sea aún más profunda, más contundente; y no termina ahí. Observe 2ª de Corintios, capítulo 4, el Apóstol Pablo está hablando del mismo asunto exactamente, 2ª de Corintios 4:3 y 4, él dice: “Si el Evangelio que él predica acerca de Cristo, acerca de la luz, está velado, está velado para aquellos que están pereciendo, no lo pueden ver; en cuyo caso, el dios de este mundo –refiriéndose a Satanás– ha cegado las mentes de los incrédulos”.

Entonces, son ciegos por naturaleza, doblemente cegados por el pecado, triplemente cegados por Satanás, de tal manera que no pueden ver la luz, el Evangelio de la gloria de Cristo. De nuevo, no estamos hablando de una ceguera superficial, sino de una ceguera profunda; cegados por naturaleza, cegados por el pecado y el amor del mismo, cegados por Satanás y su poder sobre el alma. Y hay otro tipo de ceguera que muestra la profundidad de esto. En el capítulo 19 de Lucas, llegamos supongo a lo que podría llamar “Ceguera Soberana”. Jesús se acercó a Jerusalén, en el versículo 41 vio la ciudad y lloró por ella y dijo: “Si hubieseis conocido en este día tú las cosas que traen tu paz, si tan solo hubieras sabido que estuve aquí, la paz con Dios (¿qué?) vine para traer. Pero ahora han sido escondidas de tus ojos”.

Hombre, éste es el más triste de todos los aspectos de la ceguera, cuando la ceguera no puede ser remediada; ahora está escondida. “Tuviste tu momento, tuviste tu oportunidad, tuviste tu tiempo, no respondiste, se acabó; a partir de ahora, no puedes ver lo que no quisiste ver. Y los días vendrán cuando tus enemigos vendrán contra ti y te rodearán”, hablando de la destrucción de Jerusalén, “y te destruirán hasta el suelo, y tus hijos dentro de ti; no dejarán una piedra sobre otra porque no reconociste el tiempo de tu visitación. No supiste quién fue el que te visitó, no abrazaste la luz porque amaste a las tinieblas, y el juicio va a venir, y vas a morir, y tus hijos morirán”, y cientos de miles de judíos, claro, murieron en ese ataque romano horrendo en el 70 después de Cristo, y todos aquellos que no vieron la luz de Cristo fueron llevados al infierno, y el infierno es descrito en la Biblia de manera repetida como las tinieblas ¿de qué?, de afuera. Tinieblas de afuera.

Esta es ceguera profunda. La ceguera de la naturaleza, la naturaleza humana; la ceguera del pecado, la ceguera de Satanás, la ceguera del juicio, la ceguera del castigo eterno. Esta es la condición de toda persona. Ahora, todos nosotros estamos en esa condición, pero estamos en dos categorías: aquellos que son permanentemente ciegos, y aquellos que son temporalmente ciegos; aquellos que son ciegos permanentemente, y aquellos que son ciegos temporalmente. Para algunos, la ceguera es para siempre; para otros, la ceguera es solo por un tiempo. Y usted está en uno de esos dos grupos. El texto que tenemos frente a nosotros es muy instructivo con respecto a este asunto, y presenta tanto la ceguera permanente como la temporal. Y vamos a verlo esta mañana y la próxima vez.

Permítanme leerle el texto. De regreso a Marcos, capítulo 8, versículo 11, y conozcamos a los ciegos permanentes. “Vinieron entonces los fariseos, y comenzaron a discutir con Él, pidiéndole señal del cielo para tentarle. Y gimiendo en su espíritu dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto, os digo, que no se dará señal a esta generación. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra rivera. Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca, y Él les mandó diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes; y discutían entre sí diciendo: Es porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús les dijo: ¿Qué discutís porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis cuando partí los cinco panes entre cinco mil, cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?”.

Y Mateo añade un comentario a ese pasaje al final de su relato paralelo, él dice: “Y entendieron”. El primer grupo son dejados en oscuridad, el segundo grupo son llevados a la luz; los fariseos, oscuridad permanente; los discípulos, temporal, y para ellos la luz siguió expandiéndose día tras día, cada día que pasaban con Jesús. Ahora, usted tiene que comparar este pasaje con el pasaje paralelo en su totalidad en Mateo 16 si usted va a estudiarlo, Mateo 16:1-12 cubre lo mismo, y añade unos cuantos detalles aquí y allá, que siempre enriquecen conforme los escritores de los Evangelios ven los mismos acontecimientos desde dos perspectivas; pero la resolución viene al combinar los dos relatos como usted sabe. Este encuentro con los fariseos incluye también a los saduceos. Mateo 16 dice que los saduceos estuvieron ahí también.

Este es nuestro conflicto final con los líderes de Israel en Galilea. Recuerde, su ministerio galileo está llegando a su fin, Él va a descender a Judea durante los últimos meses de su vida antes de que vaya a la cruz; Él está cerrando este tiempo de más de un año que Él ha pasado en un área muy pequeña de Galilea. Éste es el último encuentro con los fariseos y los saduceos también, es un punto crucial realmente lo es, es un punto crucial porque es la última vez que estos líderes de Israel verán a su Mesías y Salvador en esa área. Aquí se acabó. A partir de aquí, y en adelante, cuando Él se relaciona con ellos, Él se relaciona con ellos como un juez condenador.

Hasta este punto ha habido invitaciones que se les han extendido a los líderes de Israel a que crean, pero ya no más; ahora, denuncia. Pero es un punto histórico por una segunda razón, y corolario, debido a que ya terminó con los líderes de Israel, también terminó con la gente que sigue a los líderes de Israel. Y desde este punto en adelante, la instrucción de nuestro Señor, sus despliegues de poder, ya no para los que rechazan, sino para aquellos que creen. Entonces, de aquí en adelante, todo lo que sucede se dirige de manera directa a los discípulos. Por ejemplo, si usted ve el capítulo 9, versículo 30, Él volvió a salir en un último viaje por Galilea, pero no quiso que nadie supiera de esto porque Él estaba enseñándole a sus discípulos; entonces, a partir de aquí, los discípulos son el enfoque tanto de su poder milagroso como de su instrucción.

Él los está preparando para el ministerio futuro, y ellos están en un punto crítico, realmente la cúspide del libro entero de Marcos está en el capítulo 8, versículo 29, en donde Pedro, en nombre de todos los seguidores de Jesús, dice: “Tú eres el Cristo, Tú eres el Cristo”; ellos vieron la luz, ellos reconocieron la luz, ellos lo entendieron. Esa es la cima, el punto medio de este Evangelio; lo que llamamos la gran confesión de los seguidores de Jesús. ¿Entiende usted que es en este punto que Jesús es un hombre que ha sido vituperado? Él es abierta y públicamente desacreditado, Él es denunciado por los líderes de Israel, Él es rechazado por la gente que sigue a los líderes de Israel; todos ellos en la oscuridad, en las tinieblas, que aman las tinieblas y aman su pecado; Él es rechazado por todos ellos; ahora lo único que quieren hacer es matarlo, entonces, están buscando cazarlo para matarlo.

Aquellos, por lo tanto, que lo siguen, saben que están rompiendo con su religión antigua, están dejando a sus rabinos y a sus sacerdotes, y a sus principales sacerdotes, y a sus sumos sacerdotes, y a los fariseos y a los escribas; están dándole la espalda al judaísmo apóstata que ha sido su vida; están siguiendo a un líder desacreditado, menospreciado, odiado, que ha sido objeto de burla, que ha sido blasfemado, Jesús, porque están seguros de una cosa, y lo dicen aquí finalmente: “Él es el Cristo, Él es el Mesías”. La luz les ha llegado, la oscuridad ha sido disipada, y la luz va a ser más y más brillante conforme Él pasa día tras día con ellos, ahí, cruzando al otro lado de la tumba, y durante 40 días con ellos, instruyéndolos acerca del reino antes de la ascensión, y enviando al Espíritu Santo cuando estén listos entonces para predicar el Evangelio hasta los fines de la tierra.

Este es un gran momento histórico cuando la ceguera permanente de los líderes de Israel y aquellos que los siguen es fijada, y cuando la ceguera temporal de aquellos que siguieron a Cristo se acaba, y la luz comienza a brillar con mayor brillo.

Tenemos que comenzar esta mañana con la ceguera permanente, versículos 11 al 13, de nuevo nuestro Señor está cara a cara con aquellos que lo odian, aman su pecado, aman su justicia personal, el cual era su pecado primordial, aman su hipocresía, son ciegos por naturaleza, son ciegos por su pecado, son ciegos debido a Satanás; y ahora están a punto de ser cegados soberanamente, y lo serán eternamente en la oscuridad. Simplemente para explicar la escena un poco, ha pasado un tiempo, y en este punto en el ministerio de Jesús, Él acaba de regresar de un viaje por las áreas gentiles. Recuerde allá atrás en el capítulo 7, allá por el versículo 24, cuando dice que dejó Galilea y se fue al norte, a Tiro y a Sidón, eso es territorio gentil, y Él pasó por ahí durante un periodo de tiempo extendido; fue al norte del Mar de Galilea, y después bajó a la porción sureste, la parte sureste del Mar de Galilea, un área llamada Decápolis, que significa “diez ciudades”, eran ciudades gentiles; y su ministerio fue gentiles, y Él estaba enseñando a sus discípulos que este Evangelio no es solo para los judíos, sino que es para todos; necesitaban ver eso, necesitaban aprender eso.

Y en Decápolis, recordará usted, el capítulo 8 comienza con un milagro asombroso que Él hizo ahí, que realmente es un paralelo del milagro que hizo en Galilea. En Galilea, Él alimentó a cinco mil hombres, más mujeres y niños; en Decápolis, el área gentil, Él alimenta a cuatro mil hombres, más mujeres y niños; un milagro de alimentación muy parecido; ahí es donde termina en el versículo 10. Después de ese milagro, el cual sucede en la parte sureste del Mar de Galilea, Él cruza la barca al noroeste, a Capernaúm, a un lugar llamado Dalmanuta; usted nota eso en el versículo 10, o Magadán es otro nombre para esa área, cerca de Capernaúm, ahí era su cuartel general. Entonces, Él va al territorio judío, y tan pronto como Él llega, versículo 11, los fariseos salen y comienzan a discutir con Él; simplemente son imparables, están atacándolo. Él nunca los buscó, Él nunca los tiene que encontrar, ellos están ahí; Él acaba de regresar del otro lado, ahí en su pequeño barco, en un lugar llamado Dalmanuta, se bajó de la barca, no lejos de Capernaúm, y en algún punto inmediatamente en el camino, en donde estuviera de la costa de Capernaúm, la cual quizás estaba en la dirección a donde se dirigían, estaban listos para Él.

Y tan pronto como la palabra se dispersa de que Él ha llegado, y Él ha estado fuera por mucho tiempo, semanas, están ahí frente a ellos sin desperdiciar tiempo alguno con su ataque. Odian la luz, odian el mensaje del arrepentimiento, odian el mensaje de la fe y la gracia; aman su pecado de justicia personal, aman el sentido de alcanzar su propia redención mediante su propia moralidad y su propia ceremonia religiosa. Están enamorados de eso, odian la verdad, y entonces salen de nuevo. Quieren desacreditarlo públicamente. Siempre hay una multitud que lo rodea, y entonces en esta pequeña sección, versículos 11, 12 y 23, vemos tres características que marcan a los que son ciegos espiritualmente, y salen de manera muy clara.

Número uno, y tengo que apurarme en esto, son la gente que es espiritualmente ciega, está cómoda solo con otros que están también ciegos, inclusive si son enemigos. Es sorprendente ver cómo los ciegos de manera universal odian la luz. Esto quiere decir que la gente de todas las religiones falsas colectivamente, aunque son antagonistas el uno al otro en sus religiones, están de acuerdo en odiar la verdad. ¿Verdad? Aquello en lo que las múltiples religiones falsas del mundo están de acuerdo es en que todas se oponen al cristianismo, todas se oponen al Evangelio, en eso están de acuerdo, aún si son enemigos mortales.

Los fariseos, y Mateo 16:1 añade, y los saduceos, sin que “Él” sea repetido, los fariseos y saduceos, un artículo, es una manera griega de unificarlos; no podían ser más antagonistas el uno hacia el otro, sería imposible. Los fariseos odiaban a los saduceos y viceversa, eran enemigos severos a nivel teológico. Sin embargo, se volvieron uno, y están unidos en un odio en común contra la luz, eso es característico de la oscuridad; la oscuridad está cómoda con otras personas en la oscuridad. Los sistemas pueden variar, los puntos de vista pueden variar, pero las tinieblas en común los une. Usted tiene a los legalistas, esos serían los fariseos, los ritualistas; usted tiene a los saduceos que serían los liberales o los racionalistas; son uno en odiar al Hijo de Dios.

Los saduceos no son mencionados mucho en el Nuevo Testamento, solo unas cuantas veces, están ahí siendo testigos del trabajo bautismal de Juan el Bautista; aparecen probando a Jesús sin los fariseos durante su semana de la pasión; o confrontan y Él los confronta y los denuncia; y después usted tiene este incidente aquí registrado en Mateo y Marcos; y nuestro Señor solo se refiere a ellos en Mateo 16, porque realmente no eran los teólogos de la gente, no eran los que estaban a cargo de la operación del templo, y la gente no los quería porque extorsionaban a la gente, les sacaban dinero, ¿verdad?

Básicamente elevaban los precios de los animales para el sacrificio, y examinaban los animales que la gente había comprado, y descalificaban al animal para que fuera apto para el sacrificio, y los hacían comprar uno de sus propios animales que se vendía ahí en el templo en un precio exorbitante; no aceptaban el dinero que la gente compraba, tenían que cambiar su dinero; y extorsionaban a la gente, les sacaban el dinero en el intercambio; ellos estaban a cargo de un negocio en el templo. No tenían muchas convicciones acerca de asuntos morales porque eran liberales, esto es, adoptaban un enfoque liberal, negaban la existencia de la resurrección, negaban la existencia de los ángeles; de hecho, eran escépticos con respecto a lo sobrenatural.

Por otro lado, usted tenía a los fariseos que eran los legalistas que querían imponer, encontrar algo espiritual en cada palabra minúscula de las Escrituras. Eran hijos del movimiento acético, los acidim, lo cual significa los piadosos, los santos; eran los judíos que en primer lugar estaban comprometidos con la ley de Dios, y como una realidad secundaria odiaban la cultura griega, odiaban la cultura griega, odiaban las cosas helenistas, y por lo tanto odiaban la presencia de los romanos que eran un grupo helenista de paganos. Los fariseos eran separatistas, odiaban a los paganos, odiaban a los romanos, odiaban a los paganos; se separaban a sí mismos de los publicanos y pecadores, se separaban a sí mismos de la población judía en general; se separaban a sí mismos de cualquier tipo de contaminación que pensaban que los hacían ceremonialmente inmundos. Eran los literalistas, y los legalistas, y los separatistas.

Los saduceos, por otro lado, eran todo menos separatistas. Estaban contentos porque los romanos estaban ahí, se lamentaban junto con los romanos y obtenían dinero de esto; eran los que hacían concesiones, todo menos hostiles a la cultura griega; ellos se sentían atraídos a la cultura griega, eran los aristócratas y racionalistas, escépticos, materialistas, eran oportunistas que negaban la información escritural y se unieron con sus enemigos los fariseos. De hecho, en Hechos 23 hay un relato que se da, en donde los saduceos y los fariseos están el uno contra el otro; rechazaron la tradición, rechazaron los profetas del Antiguo Testamento, eran muy diferentes que los fariseos. El punto es este: No deberían haber estado juntos sin ninguna causa en común, realmente no querían tener nada que ver el uno con el otro; pero tenían este enemigo en común, la verdad, la luz, Jesucristo. Y entonces, esa fue la base de su unión.

Y así es como las tinieblas operan. Si usted está en las tinieblas, usted está cómodo con otras personas en las tinieblas; sin importar cómo definan sus tinieblas, todavía son tinieblas; sin importar cómo definan su ceguera, todavía es ceguera. La compañía mala es mejor que la compañía justa, aún si la compañía mala es su enemiga. Entonces, comienzan a discutir con Él, simplemente se acercaron y comenzaron a pelear. Aquí está su estrategia, ésta es una disputa. La palabra griega “disputa”. Querían desacreditarlo delante de la gente, entonces esto es lo que desean: buscan de Él una señal del cielo para probarle. Como una prueba, ellos querían que hiciera una señal del cielo; ahora, hay una razón para esto. Los judíos tenían una superstición, la superstición de los judíos es que Dios podía hacer milagros celestiales, pero los demonios solo podían hacer milagros terrenales; que Dios podía hacer milagros celestiales, pero los demonios podían hacer los terrenales.

Usted sabe cómo los magos en la corte de faraón, cuando imitaron los milagros de Dios a través de Moisés, y pudieron falsificar sus milagros ahí; esto quizás las actividades sobrenaturales de los demonios a lo largo de los siglos, habían creado este tipo de noción de que los demonios podían hacer milagros terrenales por así decirlo, pero solo Dios podía hacer celestiales. Y entonces vienen a Jesús y dicen: “Mira, has una señal del cielo literalmente, desde el cielo, un milagro del cielo, detén el sol como Josué lo hizo; has que descienda fuego del cielo, Elías lo hizo; has que haya un eclipse de la luna. Reordena las constelaciones, comienza y detén una tormenta”, y lo hicieron para probarlo. Realmente querían desacreditarlo, y claro, esto era como colocarlo entre la espada y la pared; si Él dice: “No voy a hacer eso”, entonces la gente va a saber que no puede; y si no puede, entonces Él es desacreditado, Él es un farsante.

“Quizás Él lo está haciendo lo que Él hace por el poder de Satanás”, lo cual es lo que ellos habían dicho a lo largo del ministerio de Jesús. Y si Él dice que puedo, y lo haré, entonces – y ellos no creen que puede, entonces Él va a fracasar. Entonces, en cualquiera de los dos casos, este es el dilema que Él no puede evitar. Si Él dice que no lo va a hacer, entonces la gente puede asumir que no puede, y lo único que puede hacer es lo que Satanás hace; y si dice que puede e intenta, Él va a fracasar porque Él no es el Mesías, Él no es de Dios. Estaban seguros de eso, y Él va a ser desacreditado de cualquier manera. ¿Realmente necesitaban otra señal? ¿Y no era como si tuvieran señales que no eran del cielo? ¿Se acuerda del maestro primordial? ¿Se acuerda del nombre del maestro principal entre los fariseos? Su nombre fue Nicodemo, Juan 3, él vino a Jesús, y esta es su afirmación, Juan 3:2: “Rabino, sabemos nosotros quiénes somos los ‘nosotros’”, “Nicodemo, ¿de quién estás hablando?”.

“Nosotros, mi grupo”, “¿Quién es tu grupo?”, “Los fariseos, sabemos que Tú has venido de Dios como Maestro, porque nadie puede hacer estas señales que haces, a menos de que Dios esté con Él”. No necesitaban más señales, más evidencias, tenían suficientes. Pero después de todo, usted sabe, existía la noción de que en el tiempo de la llegada del Mesías, y el establecimiento del reino, y el juicio y todo eso, habría señales en el cielo. ¿Acaso Joel, capítulo 2, no dijo que el sol se oscurecería, y la luna se convertiría en sangre, y habría señales en el cielo? Digo, el profeta dijo eso. Y, oh, por cierto, eso sucederá cuando Jesús regrese para establecer su reino y juzgue a los impíos. Lea Mateo 24, en donde Jesús mismo es una señal en el cielo, y todos sus ángeles santos con Él.

Lea el libro de Apocalipsis; vendrán señales en el cielo. Pero esto es tan ridículo, como si necesitaran alguna prueba, cuando su propio líder da testimonio de que ellos sabían que Él tenía que venir de Dios, porque nadie podía hacer las señales que Él hizo. Así de profunda es la oscuridad. Lo primero que usted ve de la gente en la oscuridad es que está cómoda con otras personas en la oscuridad, y la segunda es que la oscuridad se profundiza. Ellos están cómodos con la gente que está en oscuridad, y son consignados a una oscuridad más profunda; entre más evidencia le da usted, más profundo van ellos. Ellos se acercan a la superficie, se hunden en mayor profundidad en la oscuridad entre más brilla la luz. Crear alimento para las masas, crear ojos para gente ciega, oídos para gente sorda, cuerdas vocales para gente que no podía hablar, piernas y brazos y órganos, resucitar a gente de los muertos, ¿eso no es suficiente?

Jesús dijo que lo fue. Juan 5:36: “Creedme por causa de las obras”, ¿cómo puede usted explicarlas? Bueno, Nicodemo las explicó: “Tú vienes de Dios, nadie puede hacer las señales que Tú haces, a menos de que venga de Dios”; pero no eran diferentes de faraón. ¿Usted se acuerda después de todas las señales y maravillas que Moisés hizo? Él dice que faraón endureció su corazón; esa es la segunda realidad que es tan trágica. Están cómodos con otros en la oscuridad, y son entregados a una oscuridad más profunda; entre más luz brilla usted en ellos, más profunda se vuelve la oscuridad.

Me acuerdo leyendo hace años atrás Voltaire, el ateo francés, y algunas de sus afirmaciones escépticas, una de ellas se me quedó, él dijo esto: “Aun si un milagro fuera realizado en la plaza comercial públicamente ante diez mil testigos sobrios, yo preferiría no confiar en mis sentidos que admitir un milagro”. Bueno, usted tuvo una generación entera de voltaires en Israel; la incredulidad siempre ha encontrado una manera de rechazar la verdad, y entrar en mayor profundidad en la oscuridad.

Fue esa figura trágica, Woody Allen, quien dijo en una ocasión: “Si Dios me diera una señal clara, creería; como si hiciera un depósito grande a mi nombre en un banco suizo”, fin de la cita. La ceguera que nunca veremos es aquella que solo busca la oscuridad para encontrar su comunión, y se hunde en mayor profundidad en esa oscuridad cuando la luz aparece. Jesús vio esto en el versículo 12, “gimiendo profundamente en su espíritu”, esa es una afirmación tan interesante; solo es usada una vez en el Nuevo Testamento, aquí es ese verbo en forma compuesta, la forma simple es usada en el capítulo 7:34 cuando Él suspiró; es una expresión griega, “Él suspiró por un sufrimiento físico”, leemos de eso en el capítulo 7, la sordera, “Él suspiró”; aquí es compuesto, Él está gimiendo profundamente.

Hay una emoción más fuerte por la ceguera espiritual que por el sufrimiento físico; rompe su corazón, esa es la razón por la que Él lloró cuando Él entró a Jerusalén, Lucas 19, Juan 11; Él lloró en la tumba de Lázaro cuando Él vio el poder del pecado, el impacto del pecado de producir dolor; su tristeza es profunda por esta incredulidad dura, de corazón obstinada, frente a la enorme evidencia, señales enormes. Él lamenta la ignorancia deliberada de los que lo rechazan, y Él dijo esto, es un soliloquio realmente hablándose a Sí mismo: “¿Por qué esta generación busca una señal? ¿Por qué razón? ¿Qué más se podría hacer?”, y Él ve más allá de los fariseos, “esta generación”, esta “genea”, la gente en esta época eran simplemente como sus ancestros.

Deuteronomio 32:20, son condenados ahí los judíos, son una generación perversa, hijos en quienes no hay fidelidad. El Salmo 95 añade a esa condenación de Israel. “De cierto, os digo, ninguna señal será dada a esta generación. No voy a hacer una señal del cielo, no voy a hacer otra cosa”, una resolución fuerte. “De cierto, os digo”, esa frase es usada aquí y en el capítulo 3, versículo 22 por Marcos, y es algo inalterable que está por ser dicho. “Ninguna señal les será dada a esta generación”. Me gustaría que le pudiera mostrar la construcción griega en eso, es una cláusula condicional, pero es una cláusula condicional excepcional, que si usted la tradujera con precisión, se escucharía así: “Si le diera una señal a esta generación, yo podría morir”, así de fuerte es esa afirmación. “Ya no voy a dar ninguna señal”.

Y esto entonces es lo tercero. Lo primero es que los ciegos están cómodos con los otros ciegos, y son entregados a una oscuridad más profunda. Y en tercer lugar, son condenados a la ceguera permanente, son condenados a la ceguera terminal; se acabó, no más. Ahora, si usted fuera a comparar Mateo 16 lo puede leer. Jesús dice unas cuantas cosas que Mateo registra, que Marcos no registra. Jesús les dijo: “Ustedes pueden distinguir el clima, pero no pueden distinguir las señales de los tiempos”, ¿se acuerda de esa afirmación? En otras palabras, “Ustedes son mejores meteorólogos de lo que son teólogos; y simplemente son primitivos en la meteorología, pero realmente son malos en la teología”.

Esa es la razón por la que en Mateo 15:14 Él llamó a los fariseos líderes ciegos de los ciegos. En Mateo 23 Él los llamó guías ciegos, necios, hipócritas. Él dice: “Ustedes no pueden discernir los kairos, los tiempos, las épocas, no lo entienden. Ustedes no saben qué tiempo es éste; éste es el tiempo de la salvación del Señor”. Después Él les dice, según Mateo 16, “Ustedes son una generación impía y adúltera”, y no solo dice grupo, sino generación; eso significa: “Todos ustedes, líderes, y toda esta nación que los siguen a ustedes”, es una afirmación fuerte, “Ustedes tendrán una señal más”, según Mateo 16 Jesús lo dijo en esa misma ocasión, y es la señal de Jonás, ¿se acuerda de eso? Una señal de Jonás es dada por nuestro Señor en Mateo 12:39-40, Él dice: “Así como Jonás estuvo en el pez, en el gran pez, durante tres días, yo voy a estar en la tierra por tres días”, esa es la única señal que se les dará, no más señales.

Y cuando esa señal vino, y le llegó la noticia a los líderes de Israel que Él había resucitado de los muertos, según Mateo 28:11-15, llamaron a los soldados que estaban cuidando en la tumba, y los sobornaron para mentir acerca de la resurrección. Eso es oscuridad fija. Ellos lo negaron cuando supieron que sucedió. Estar en la oscuridad es estar cómodo únicamente con aquellos que están en la oscuridad, ser entregado a una oscuridad más profunda, literalmente ser condenado a la oscuridad eterna, versículo 13, una palabra, “lo dejaremos ahí”, “dejándolos”, “se acabó”. Los abandonó, como Romanos 1, los entregó, los entregó, los entregó, una acción muy simbólica. El último encuentro con ellos en Galilea, “dejándolos”, eso es trágico, ¿no es cierto?

El mundo entero está lleno de gente así que vive en la oscuridad. Oh, pueden pensar que son espirituales y que han trascendido, y que están conscientes a nivel místico de la esfera espiritual, pero la verdad es que están en oscuridad total. Son entregados a una oscuridad aún mayor, más profunda, y son condenados a oscuridad eterna permanente. Por otro lado, en lugar de que sean los ciegos que nunca verán, están los ciegos que verán y los veremos la próxima vez, ese es nuestro grupo.

Señor, de nuevo es tan maravilloso escarbar en Tu Palabra, y sus tesoros son inagotables. Otro día, otra experiencia con nuestro Señor. Gracias por la verdad que nos expresa, que nos trae; la disfrutamos, la valoramos; gracias por ella. Señor, te damos gracias porque has prometido que el que “a Mí viene, no andará en tinieblas. Yo soy la luz del mundo, el que a Mí viene no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. La luz es la vida, la luz es la verdad. Gracias, Señor, porque todavía está rogándonos. Hay personas aquí que están en la oscuridad, pero la oscuridad todavía no ha sido fijada; quizás están siendo expuestos a la luz, hundiéndose en una oscuridad más profunda, y se dirigen hacia la oscuridad eterna; pero Señor, oramos porque Tú extiendas tu gracia a ellos, y que se conviertan y se vuelvan a la luz, al que es luz, al único que puede sacarlos de la oscuridad, el Señor Jesucristo, la luz del mundo.

Atrae a hombres a Él ahora, y a mujeres, a jóvenes, sacándolos de esa oscuridad. Rescátalos de esas tinieblas de afuera, esa oscuridad eterna. Te damos gracias, Señor, por hacer eso para tantos aquí. Gracias porque en el pasado fuimos oscuridad, y ahora somos luz; hemos sido librados del reino de las tinieblas, al reino de tu Amado Hijo. Te damos gracias por eso, gracias por ese regalo de gracia y misericordia, y que vivamos vidas de gratitud en todo lo que hacemos. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

 

 

 

 

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