Bueno, abramos la Palabra de Dios, entonces, en el capítulo 15 del maravilloso Evangelio de Marcos. Todos entendemos la importancia de la cruz. Vimos los detalles de la muerte de nuestro Señor. Conocemos bien todas las explicaciones del significado de la cruz que nos son dadas por los apóstoles y sus asociados que escribieron los libros del Nuevo Testamento. Conocemos bien la importancia de la cruz, la prioridad de la cruz, la maravilla de la cruz, la naturaleza milagrosa de la muerte de nuestro Señor.
Y también estamos muy conscientes de la resurrección, aunque todavía no hemos llegado a ella en el Evangelio de Marcos. Hicimos, no hace muchos meses atrás, una serie entera del capítulo 15 de 1 de Corintios y vimos el significado de la resurrección de Cristo en todas sus implicaciones y facetas. Hemos estudiado la resurrección en los otros 3 evangelios. Entendemos su naturaleza milagrosa. Entendemos sus implicaciones masivas y eternas. Esas son dos marcas muy, muy significativas en la vida y ministerio de Cristo.
No obstante, hay una a la mitad de ellas, entre la cruz y la resurrección, que es igual de monumental, aunque normalmente es pasada por alto. Es la sepultura de Jesús. Quizás usted nunca ni siquiera ha pensado en eso. Quizás usted nunca ni siquiera ha tomado tiempo para considerar la importancia de la sepultura de Cristo. Tuvo elementos humanos, pero no fue menos sobrenatural que lo que estaba pasando en la cruz o la resurrección.
Este es un evento sorprendente, sobrenatural, divinamente dirigido. Y con eso me refiero a la sepultura de Jesucristo. Usted incluso podría decir que cuando estaba muerto en el cuerpo, estaba vivo en el Espíritu, y Él básicamente coordinó Su propio funeral. Él controló cada detalle de Su propia sepultura. La sepultura de Jesús es una afirmación fuerte de Su deidad y Su identidad como Mesías, una afirmación fuerte de la veracidad de la Escritura, la deidad de Cristo, la soberanía de Dios, y el propósito de la historia. Todo eso a partir de la sepultura de Jesús.
Para aquellos que dudan de la deidad de Cristo, la soberanía de Dios, la veracidad de la Escritura, la sepultura en sí misma sería suficiente para revertir dichas dudas. Y mientras que la crucifixión, claro, tuvo elementos milagrosos en ella, y la resurrección fue en sí misma un milagro sin paralelos, lo que sucede en la sepultura no es milagroso; no obstante, no es menos divino. ¿Cómo puede ser eso? Hay dos maneras en las que Dios opera sobrenaturalmente en el mundo. Número uno es mediante milagros.
Un milagro es un medio por el cual Dios cumple Su propósito y lo hace al interrumpir o suspender o revertir el orden natural de las cosas. Eso es un milagro. Es una invasión, es una interrupción, es un revertir de lo que es normal y lo que es natural. La ley natural, el proceso natural, es suspendido y Dios interviene de una manera sobrenatural que no puede ser explicada por ningún tipo de conducta humana o algún tipo de análisis. Los milagros son registrados para nosotros en la Escritura. No obstante, llegamos a entender que pasan rara vez, rara vez.
Hay otra manera en la que Dios cumple Su voluntad, no milagrosa no obstante sobrenatural. De hecho, por así decirlo, incluso es más evidente que sobrenatural, incluso más sorprendente que un milagro. A esto, llamamos providencia, providencia. La providencia es una palabra teológica antigua que es usada para explicar el hecho de que Dios cumple exactamente lo que Él planea, determina, promete, profetiza y lo hace sin interrumpir, sin suspender, sin revertir el curso natural de las cosas. Lo hace al unir y dirigir todas las conductas libres de toda la gente, todos los detalles, todos los eventos, todas las acciones, y todas las reacciones.
Eso, queridos amigos, es una demostración de mayor poder que un milagro. Un milagro es fácil, simplemente suspendes todo e interrumpes con un acto divino. El asunto más grande es que Dios, mediante Su entendimiento y poder sorprendentes, cumple Sus propósitos precisamente mediante los eventos y conductas personales de todas Sus criaturas de tal manera que todas las conductas y acciones y reacciones y actitudes y motivos y decisiones libres están todas alineadas por Dios, con precisión meticulosa para cumplir Su voluntad precisa. Y esto pasa todo el tiempo. Esto no pasa rara vez, esto es constante.
La sabiduría y poder constantes y asombrosos de Dios en la providencia operan en todo milisegundo y son vistas de manera dramática en los resultados sorprendentes que siempre encajan perfectamente con el propósito de Dios y la promesa de Dios. Y eso lo que usted va a ver en la sepultura de Cristo.
Hay algunas personas haciendo cosas en torno a la sepultura de Cristo. Están los soldados neutrales, están los santos amorosos, y los líderes religiosos odiosos. Todos son motivados por sus propias responsabilidades, sus propias respuestas. Hacen lo que escogen hacer porque está en su mente y por su voluntad que lo hagan. Pero cuando todo es dicho y hecho, cumple precisamente la voluntad de Dios. Esta es una gran ilustración de cómo la providencia opera todo el tiempo.
Comencemos, entonces, con los soldados neutrales, los soldados indiferentes, y veamos cómo la providencia divina opera con ellos. Y antes de que lleguemos al pasaje de Marcos, quiero que vaya al capítulo 19 del evangelio de Juan porque necesitamos añadir una palabra de Juan y después una palabra de Mateo e incluir unas cuantas de Lucas a lo largo del camino para tener el panorama completo.
Ahora, cuando cubro el evangelio de Marcos, como ustedes bien saben, me vuelvo una especie de cuentacuentos bíblico, ¿verdad? Esto no es como predicar a lo largo de Romanos en donde hay argumentos secuenciales desarrollados, esta es una historia. Esta es una historia verdadera, y meramente estoy entrando en todos los elementos de ella para que pueda contarle la historia completa en toda su riqueza. Y para nosotros, la historia de la sepultura tiene que comenzar en el capítulo 19 de Juan. En el versículo 30, encontramos esta afirmación: “Habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Alrededor de las 3 del viernes por la tarde, en abril del 30 d.C. Jesús entregó Su vida, entregó Su Espíritu.
En Juan 10:17 y 18, Él dijo: “Nadie me quita la vida, sino que yo de mí mismo la pongo.” Después de todo, Apocalipsis 1:18 dice que: “Él tiene las llaves de la muerte.” Él quiso y causó Su propia muerte y en una cantidad anormal de tiempo. Él había sido crucificado a las 9 de la mañana, y entregó Su vida a las 3 de la tarde. Hablando de manera típica, las víctimas que habían sido azotadas y crucificadas sobrevivían en la cruz dos, tres días. Para Jesús, fueron seis horas.
Cuando Jesús entregó Su vida, los dos ladrones, uno de cada lado, todavía estaban vivos. Versículo 32 de Juan 19, “Vinieron pues los soldados y quebraron las piernas al primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él.” ¿Por qué les rompieron las piernas? Porque todavía estaban vivos y querían apresurar su muerte. Pero cuando llegaron a Jesús, no le rompieron las piernas porque ya estaba muerto. Podría haberse esperado que los tres de ellos pudieron haber sobrevivido hasta el segundo y tercer día.
Pero hubo un problema. Los judíos querían a Jesús muerto. Vea el versículo 31 de Juan 19. Los judíos, el sanedrín en particular, por cuanto era la preparación, esto es, el viernes, preparación para el Sabbat, el cual comienza al atardecer y comienza al día siguiente, el Sabbat, el cual va desde el atardecer del viernes hasta el atardecer el sábado. Es viernes, el día de la preparación para el Sabbat. A fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo y particularmente en ese Sabbat, el cual era de gran solemnidad, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí.
Lo que está motivando esto es Deuteronomio 21:22 y 23. Es un texto en el Antiguo Testamento en el que Dios instruye a Israel a que, si la vida de alguien es quitada, y habían, usted entiende, ¿no es cierto? crímenes capitales y penas de muerte que debían ser ejecutadas en el reino teocrático. Y cuando eso ocurría, una vida era quitada y un cuerpo entonces era colgado para que la gente viera a lo largo del día de la ejecución como una advertencia de los peligros de violar la ley de Dios. No obstante, ese texto dice que los cuerpos deben ser quitados antes de la puesta del sol en cualquier día de una ejecución. Particularmente el día antes de un Sabbat, estaban siendo quisquillosos en esto.
Entonces los líderes judíos, el sanedrín, quiere los tres cuerpos muertos abajo antes del Sabbat de la pascua. Esto no es simplemente cualquier Sabbat, este es el Sabbat de la pascua. No quieren que esos cuerpos contaminen el Sabbat. Son muy selectivos con sus contaminaciones, ¿verdad? Están matando al Hijo de Dios, y también han podido entrar al pretorio de Pilato, han ido a Pilato y le han pedido que haga esto.
Y usted recordará que antes, no querían entrar, se quedaron afuera para que no se contaminaran en el juicio de Jesús. Ahora han entrado, quieren esos cuerpos abajo. Son hipócritas perniciosos, asesinando al Hijo de Dios, pero después quitando los cuerpos para evitar escrupulosamente cualquier contaminación tradicional ceremonial.
Ahora, si alguien no moría, ¿cómo apresuraría usted su muerte? Tenían un medio. Ese medio era llamado crucifragium. Así funcionaba. Una persona colgada en una cruz, un pie enfrente del otro, un clavo metido, sobrevivía mientras esa persona pudiera empujar hacia arriba con sus piernas para que pudiera recibir oxígeno en sus pulmones o jalarse hacia arriba con las heridas en sus manos para que pudiera respirar. Cuando la persona ya no podía hacer eso, la persona se asfixiaba. Entonces el medio de una muerte muy rápida era tomar un martillo masivo de hierro y romper los fémures de ambas piernas.
El cuerpo entonces colgaba flácido, incapaz de respirar, y la víctima moría, una combinación en parte shock y parte pérdida de sangre, pero primordialmente asfixia, una muerte macabra, horrenda. Los líderes judíos dicen, queremos que se haga eso, queremos que eso se les haga a los tres. El versículo 32 entonces dice que los soldados vinieron y quebraron las piernas del primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él, dos ladrones. Más cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. ¿Por qué estaba muerto? Él estaba muerto porque entregó Su propia vida. Él quiso morir.
¿Cómo sucedió de hecho? ¿Cuál fue la patología de Su muerte? El versículo 34 podría darnos una pista. Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, esto es simplemente para estar absolutamente seguro, y al instante salió sangre y agua. Bajo ciertas circunstancias tensas, el corazón puede de hecho explotar, haciendo que la sangre se derrame en el pericardio, mezclado con fluido linfático. aparentemente, eso es lo que pasó. Jesús literalmente quiso que Su propio corazón explotara. El Salmo 69:20 dice: “El escarnio ha quebrantado mi corazón, roto mi corazón.”
Dice usted, ¿cuál es la importancia de esto? La importancia de esto nos es dada por Juan en los versículos 35 al 37, “Y el que lo vio da testimonio,” este es Juan refiriéndose a sí mismo, “y su testimonio es verdadero.” Él estuvo ahí, ¿verdad? Los otros no estuvieron ahí, Judas no estuvo ahí, los diez no estuvieron ahí, Pedro no estuvo ahí, todos lo habían dejado y huyeron. Pero Juan había estado ahí en la cruz, ¿se acuerda? Encomendado a María, y María a él. Él estuvo ahí, y él estuvo ahí hasta este momento mismo, y entonces fue él quien ha visto y testificado, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
Les estoy diciendo la verdad. Lo vi con mis propios ojos, Él estaba muerto. No le rompieron Sus piernas, y perforaron Su costado. Ese es testimonio ocular y eso es importante, versículo 36 y 37, “Porque estas cosas sucedieron para se cumpliese la Escritura.” La primera Escritura fue el Salmo 34:20, que dijo, “No será quebrado hueso suyo.” Wow. ¿Por qué? Porque Éxodo 12:46 y Números 9:12 dicen que el cordero de la Pascua no puede tener una extremidad rota.
Usted sabe la tentación que habría sido que alguien que iba a ofrecer un sacrificio, no diera el mejor cordero, sino que diera el de la pierna rota. Eso es lo que el profeta advirtió que no se hiciera, usted recordará. No le traigan a Dios un sacrificio cojo, tráiganle lo mejor, el cordero sin mancha sin defecto. Usted no podía ofrecerle a Dios un cordero con una extremidad rota, ni Jesús, el verdadero Cordero de la pascua, tendría un hueso roto.
Esto sucedió para cumplir esa profecía. Y versículo 37, nuevamente otra Escritura dice, y esta es Zacarías 12:10, “Mirarán al que traspasaron,” lo cual significa que el Mesías también sería traspasado. Las acciones de los soldados, los soldados torpes indiferentes, neutrales, contra el cuerpo de Cristo fueron acciones que hicieron debido a su propia voluntad y sus propios motivos y los impulsos de sus propias mentes y todavía estuvieron bajo control divino para certificar la Escritura relacionada con el Mesías hasta la letra misma y establecer la veracidad de la Escritura, la deidad de Cristo, y la realidad de Su identidad como el Mesías.
También, los soldados conocían un cuerpo muerto cuando veían uno. Eran ejecutores, y de esta manera, la certeza con la que determinaron que Jesús estaba muerto y la prueba de eso, sangre y agua saliendo de su costado, significa que Él realmente estaba muerto, y eso también significa que Él realmente regresó a la vida. Estos soldados operan con una medida de libertad, y hacen la voluntad de Dios.
Ahora regresemos a Marcos, y vamos de los soldados indiferentes a los santos amorosos. Esta es una porción magnífica de la Escritura por su emoción y compasión. Versículo 42, “Cuando llegó la noche,” Jesús acababa de morir alrededor de las 3 de la tarde. De regreso en el versículo 39 había expirado. El versículo 42 dice, “Cuando llegó la noche.” Es tarde en la tarde, es el día de la preparación, todavía es viernes, el día antes del Sabbat. El Sabbat no empieza sino hasta que el sol baja alrededor de las 6, o por ahí.
Los tres están muertos, a los ladrones se les han roto los fémures, y Jesús ya estaba muerto y sangre y agua está saliendo, quizás, de Su costado. El versículo 43 dice, “Un hombre vino, llamado José de Arimatea.” José era un nombre muy común, un nombre muy, muy común. Era el nombre del padre terrenal del Señor. Arimatea es una aldea que realmente no identificamos. Lucas dice Arimatea, una ciudad de los judíos. algunos piensan que es Ramathaim-Zophim, el lugar de nacimiento de Samuel. Algunos han sugerido que es otra aldea. No sabemos con certeza, pero identifica a este José, y quizás era conocido por la iglesia y los creyentes. Esto lo separaría de otros hombres llamados José.
“Él vino.” Aquí está lo interesante de él, él es un miembro notable del concilio. Increíble. Wow. Él es un miembro notable del concilio, él es un miembro del sanedrín. Es tan notable que Mateo lo menciona, y Lucas lo menciona, y Juan lo menciona, como también Marcos. Y esta es su única aparición en algún lugar de la Escritura. La historia es breve, pero la historia está llena y es maravillosa. Es una historia de salvación, un testimonio inesperado de fe en Cristo de un miembro del Sanedrín, presentado contra el rechazo de esa suprema corte de Israel y la nación entera.
Entonces usted puede añadir al ladrón en la cruz y el centurión y algunos de los soldados otro testimonio de salvación. Diríamos que el ladrón fue un marginado, aunque era un judío, y los romanos eran considerados marginados, odiados por los judíos. Son los de afuera. Pero aquí hay alguien de adentro, un miembro del concilio, y no solo un miembro del concilio, sino un miembro notable del concilio. No sabemos si era un sacerdote, uno de los principales sacerdotes. No sabemos si era un escriba, uno de los intérpretes de la ley, teólogos, o si era un anciano. No sabemos si era un sacerdote oficial o una persona laica, pero era uno de los más de setenta más el sumo sacerdote que constituía el sanedrín. Lucas dijo esto de él, “era un hombre bueno y justo.” Él era un hombre bueno y justo. Misma palabra usada al referirse a Jesús como un hombre justo. Jesús era justo por Su propia justicia, José era justo debido a que la justicia de Dios le había sido acreditada. Uno era justo por naturaleza, el otro era justo por gracia.
Él era un verdadero creyente. Mateo dice, José, un discípulo de Jesús. Juan dice, José, un discípulo de Jesús, pero en secreto por temor a los judíos, particularmente el sanedrín, del cual él era miembro. él había llegado a seguir a Cristo, a creer en Cristo. Podríamos decir que probablemente era un judío verdadero. Él sería muy parecido a Zacarías, Elisabet, Ana, y Simeón, que nos fueron presentados al principio en el evangelio de Lucas, que eran creyentes en el Dios verdadero, que fueron creyentes penitentes, que fueron creyentes verdaderos, que fueron personas salvas y esperando al Mesías y completamente involucradas en la promesa maravillosa del Mesías habiendo venido y habiendo nacido. Él era uno de esos, era un israelita verdadero.
Más que eso, él no solo era un israelita verdadero, él era un discípulo de Jesucristo. Él había llegado a creer que Jesús era el prometido, el prometido. De hecho, me encanta esto, en el versículo 43, dice que esperaba el reino de Dios. Él esperaba el reino de Dios. Ese es un judío verdadero que entendió la promesa del Antiguo Testamento de salvación y un reino de la manera correcta y estaba esperando que el reino viniera y había llegado a la convicción de que el reino había venido porque el rey había llegado, y el rey no era otro más que Jesús.
Pero él entiende el precio sí reconoce esto públicamente, entonces al principio, él lo está manteniendo en silencio. No obstante, en Lucas 23:51, dice, no había consentido con su plan de acción. No había consentido con su plan de acción. Supongo que cuando el sanedrín se reunió a la mitad de la noche, ¿se acuerda? El viernes temprano, que probablemente no estaba ahí. Tuvieron un quorum, cumplieron con lo que querían hacer con respecto a sentenciar a Jesús a muerte por blasfemia, pero él no había consentido en eso.
O él estuvo ahí y no consintió o estuvo ausente, pero no consintió en eso. Él era el miembro que discrepó porque tanto Mateo como Lucas dicen que todos estuvieron de acuerdo con su muerte. ¿Acaso él fue el único que no estuvo de acuerdo? Este José ¿que esperaba el reino de Dios? ¿Qué pensaba ahora? Pensaba que era el rey. Pensaba que este era el reino. Usted puede imaginarse qué tipo de semana tuvo José, ¿no es cierto?
Cuando Jesús vino a la ciudad, él habría estado eufórico, él habría estado contentísimo, él habría estado entusiasmado. Y después cuando Jesús atacó el templo, él habría visto eso como un acto justo el martes. Y después conforme Jesús estaba enseñando la verdad en el templo por primera vez en siglos, él habría estado entusiasmado por eso. Y después conforme todo empezó a salir mal y terminó en la cruz y Jesús termina muerto, toda esa expectativa, toda esa esperanza realmente debió haber empezado a desaparecer.
Él debió haberse sentido como si estuviera cayendo en un agujero negro. Él tiene que estar quebrantado de corazón porque pensó que Jesús sería el que cumpliría todas las promesas del Antiguo Testamento. Pero él ama a Jesús, y a partir del amor de su corazón, empatía y compasión, él está dispuesto a reconocer que ha sido un discípulo de Jesús. Él vino, versículo 43, osadamente. ¿Por qué? Porque él sabía que iba a ser visto. El sanedrín estaba ahí. Todo esto está sucediendo en una pequeña área, y van a estar ahí adentro con Pilato, también, hablando con Pilato de matar a la gente en la cruz, romper sus piernas para que no vayan al Sabbat.
Ellos sabían y él sabría que sabrían. Él entró osadamente, para ser exhibido ante el Sanedrín y también valiente para ser exhibido ante Pilato, quien iba a ejecutar a este hombre, y él vino a Pilato. Por cierto, ese verbo, osadamente, significa exactamente eso, atreverse. “Y pidió el cuerpo de Jesús.”
Creo que ese simplemente es uno de los momentos realmente tristes. Los romanos normalmente entregaban el cuerpo, si era pedido, a la familia. Si la familia lo pedía y había alguna razón para honrar esa petición, los romanos hacían eso. Los criminales que no tenían familia así para pedir sus cuerpos eran arrojados al Gehena, arrojados al basurero para ser quemados, sin sepultura, sin honor.
No había nadie que viniera y pidiera su cuerpo. Las mujeres estaban por ahí, pero tenían miedo. Los discípulos habían desaparecido. Y aquí hay un hombre que viene y pide el cuerpo. Versículo 44, “Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto.” Digo Él asume que no va estar muerto. “Y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. E informado por el centurión, dio el cuerpo a José.”
Ahora, permítame darle un poco del escenario. José entró para ver a Pilato. Y no hay duda de que el Sanedrín acababa de salir. Fue apenas después, según Juan 19:38, fue apenas después de que los judíos le habían pedido a Pilato que rompieran las piernas de los tres que José se apareció y pidió el cuerpo. Y Pilato no sabe si está muerto porque los hombres que fueron a decidir eso no habían regresado.
Entonces nos dice en el versículo 44 que se sorprendió de que ya hubiese muerto, y llamó al centurión para saber, y el centurión investigó y trajo de regreso el mensaje, y Pilato, versículo 45, confirmando que estaba muerto, le dio el cuerpo a José. ¿Qué va hacer José? ¿Qué hizo? ¿Fue al lugar de la crucifixión? Seguro que fue. Y ¿colocaron la cruz en el suelo? ¿Y fue José quién sacó sus pies del clavo y sacó sus muñecas de los clavos? ¿Fue José el que quitó la corona de espinas de su cabeza? La palabra usada, “dio el cuerpo,” es PTÓMA en griego; significa cadáver.
José tiene un cadáver en sus manos. ¿Por qué está haciendo esto? ¿Por qué se está exponiendo por una persona muerta que no puede cumplir todo lo que él esperaba? ¿Qué lo motivó? Bueno, usted podría decir, humanamente hablando, que fue motivado por su amor por Jesús. Él simplemente no quería ver Su cuerpo tirado, no quería ver Su cuerpo deshonrado, no quería verlo en el basurero con todos los criminales. Quizás quería la dignidad de una sepultura apropiada. Seguro que sí. Él incluso le dio su propia tumba, tumba, descubrimos, nadie jamás había estado ahí para que pudiera tener una sepultura como la sepultura de un rey, en una tumba no usada.
Las tumbas eran utilizadas y reutilizadas y reutilizadas y reutilizadas y reutilizadas. Entonces ¿cómo funcionaba eso? Usted coloca el cuerpo ahí en una repisa. Una tumba tallada de una roca podía tener varias repisas. Coloca el cuerpo en la repisa. Cuando se descompone hasta los huesos, usted recoge los huesos, los coloca en una caja llamada un osario, toma la caja a otro lugar, coloca eso, y coloca a la siguiente persona que muere en la misma repisa. Así lo hacían. José, entonces, le iba a dar una repisa en una tumba en donde nadie jamás, jamás había estado. Esa es una especie de sepultura apropiada para un rey.
Entonces quizás fue todo ese amor y afecto. Quizás fue un sentido de culpabilidad porque no se había abierto y reconocido que era un discípulo de Jesucristo, pero mantuvo su distancia. Quizás todo eso es verdad. Ciertamente estuvo motivado por darle honor a Jesús. Entonces desde una perspectiva humana, había cosas operando en él que lo hicieron hacer esto.
Pero eso realmente no es lo que está pasando aquí. Él está, en su propia libertad, y su propio motivo independiente y acción, haciendo lo que él quiere hacer, pero al final, él está cumpliendo la voluntad de Dios. Isaías 53:9 dice que el que fue herido por nuestras rebeliones, el que fue llevado como oveja al matadero, el Señor Jesucristo, ese gran capítulo 53 de Isaías, dice se dispuso con los impíos su sepultura. Eso es lo que Isaías profetizó. Se planeó que Su tumba estuviera con los impíos. Él sería aventado como el resto de la basura, como el resto de los criminales, sobre los fuegos en el basurero.
Pero Isaías 53:9 dice, con los ricos fue en su muerte, su tumba tenía que estar con los ricos. ¿Cómo pudo Isaías saber eso, que se planearía que estuviera con los impíos más bien que moriría y sería sepultado con los ricos? José no se apresuró porque temía violar el Sabbat. Eso no era un problema para él. Él ya había violado el Sabbat al entrar a ver a Pilato. Él ya estaba contaminado en espera del Sabbat. ¿Qué está haciendo? él está siendo movido por poder divino. Él está moviéndose a velocidad divina.
No solo tiene que ver con una sepultura honorable para Cristo, sino con quitarlo de la cruz, en la tumba el viernes para que esté ahí el viernes, sábado, y domingo porque Él prometió que estaría tres días en el corazón de la tierra. Mateo 12, versículo 40, El Hijo del hombre estará tres días, tres noches, y un día y una noche simplemente es una manera judía de referirse a cualquier parte de un período de 24 horas. Él estará ahí por tres días. Eso significaba que Jesús tenía que ser sepultado antes de que el Sabbat comenzara en la puesta del sol.
No sé si José incluso supo que Jesús había prometido que estaría tres días y tres noches en la tierra. José estaba actuando por sí mismo. Entonces en el versículo 46, se le dio permiso, compró una sábana, y la manera en la que sepultaban a la gente, los judíos, no los embalsamaban. Nada interno, solo envolvían tiras alrededor del cuerpo, y después colocaban especias, especias aromáticas, y después colocaban un atuendo de lino en la persona. Entonces él fue y compró un atuendo de lino, una tela de lino, quitándolo. Lo cual significa para mí que de hecho lo quitó de la cruz. Fuera que la cruz fue bajada o no, lo quitó.
Juan 19:38 dice que él también se lo llevó. Esto es sorprendente. Y después de quitarlo, limpiando la sangre y el sudor y la suciedad, él lo habría envuelto con la tela de lino y lo habría colocado en la tumba que estaba cavada en una peña. Debió haber sido una experiencia absolutamente desgarradora para él. Seguimos leyendo de él solo aquí, pero hay otra persona insólita que ama a Jesús que se aparece. Regrese a Juan 19, versículo 38, “Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús, y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.”
Eso es verdad, él lo bajó, él lo llevó. Pero, versículo 39, “Nicodemo,” Nicodemo, ¿lo recuerda? Sí, el que vino a Jesús de noche y tuvo la plática de nacer de nuevo. Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Ese volumen sería apropiado para un rey. Y mirra y áloes eran esencialmente extraídos de las plantas y eran aromáticas para mitigar el hedor de un cuerpo en descomposición. Tomaron el cuerpo de Jesús, en el versículo 40, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. Habían tiras de lino alrededor del cuerpo con las especias y después un lino, un pedazo grande de lino sobre él.
Mmm. Bueno, tuvimos a un ladrón salvado. Tuvimos algunos soldados romanos salvados. Y después hemos tenido a un miembro del sanedrín, y ahora tenemos, según Juan 3, al maestro en Israel. Nicodemo, otro seguidor de Cristo, quien en algún punto entre Juan 3 y Juan 19 nació de nuevo. “Y lo colocaron en un sepulcro que estaba cavado en una peña, y Mateo 27:60 dice que era la tumba de José.” Y Mateo dice en ese mismo pasaje, versículo 57, “que era un hombre rico.” Él era un hombre rico.
Y Juan dice que estaba cerca del Gólgota. Entonces lo tomaron, José lo quita de la cruz, se dirige a su tumba cercana, en la que nunca nadie ha sido colocado, lleva a Jesús aquí, y Nicodemo lo acompaña, y juntos preparan el cuerpo para meterlo en la tumba. Y todavía es viernes, todavía es viernes. Están haciendo lo que sus corazones les dicen que hagan. Ni siquiera puedo comprender lo que están pensando, la tristeza de esos momentos, y el precio que pagarían por el descubrimiento público de su amor por Cristo. Después de colocarlo ahí, al final del versículo 46, hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Juan 19:41 dice que esta tumba estaba en un jardín, en un jardín. Todo fue para honrar a Cristo, de seguidores amorosos, y para evitar que ladrones se metieran a la tumba. El robo de tumbas era algo serio. Y en tiempos antiguos, la gente tendía ser sepultada con algo de sus cosas de valor. La gente incluso en la actualidad, ha sido a lo largo de la historia. Si alguien se hubiera metido en la tumba de Jesús para sacar las cosas de valor, habrían estado decepcionados. Todo lo que tenía lo traía puesto, y le quitaron eso, Sus ejecutores, en la cruz. Lo único que habrían encontrado fue una prenda de ropa y las tiras y las especias, porque no tenía nada.
La sepultura más amorosa, cuidadosa, honorable que los dos hombres podían ofrecerle al Señor. Qué funeral para Jesús. Solo dos vinieron a Su funeral. No se cantó ningún himno. No se ofreció ninguna oración. No se predicó sermón alguno. Él fue colocado en la tumba, y la piedra fue rodada enfrente. Y todo esto, según el versículo 42, pasó en el día de la preparación, el viernes.
El versículo 47 termina este pasaje con un comentario que es tan importante. María Magdalena y María, la madre de José, que fueron mencionadas, por cierto, atrás en el versículo 40, como estando ahí en la cruz. Recuerde que comenzaron cerca de la cruz y eventualmente se alejaron mucho, mirando de lejos, dice el versículo 40. Bueno, todavía están ahí cuando José se aparece para tomar el cuerpo. Todavía están ahí, llorando en tristeza, paralizados por la decepción, todavía están ahí. Y cuando ven a José, este hombre que no conocen, tomar el cuerpo, no saben lo que está pasando.
Siguieron, versículo 47, miraban dónde lo ponían. Siguieron a José conforme él tomó el cuerpo a la tumba cercana, muy cerca del Gólgota. Lucas, por cierto, añade que Joana estuvo ahí y otros estaban ahí y tenemos el nombre Salomé atrás en el versículo 40. Este es el grupo de mujeres, ¿se acuerda? Le dije que lo siguieron de Galilea y han sido discípulas amorosas de Jesús.
¿Por qué siguieron? Obviamente, lo amaban, querían ver lo que estaba pasando. Vieron a estos hombres, y vieron a estos hombres realizar los preparativos, hacer lo que hicieron. No querían ser superadas en eso. Marcos no nos dice más que vieron. Pero Lucas 23:56 dice esto, “Regresaron a sus hogares y prepararon sus propias especias.” No iban a ser superadas por un par de extraños. Querían tener su momento para mostrar su amor al cuerpo de Jesús.
Entonces las últimas dos horas ese viernes, están de regreso en casa, mezclando especias, donde fuera que se estaban quedando, para traerlas de regreso a la tumba. No podían regresar el Sabbat, estaba prohibido. El Sabbat era un día en el que no podían ir a lugares y realizar trabajo. Pero estaban de regreso temprano en la mañana del domingo, según Lucas 24:1, con sus especias. Y, hombre, estaban por recibir una sorpresa cuando llegaron. Lucas dice, descansaron el día de reposo.
La acción de los soldados y la acción de estos dos hombres, hecha por sus propios motivos con las exigencias y circunstancias que estaban ocurriendo a su alrededor, cumplió la voluntad de Dios. Sus piernas no están rotas, Su costado está perforado, y Él está en la tumba el viernes. Esto es providencia divina operando.
Hay otro grupo, y es simplemente un comentario breve será suficiente. Mateo 27, los líderes odiosos, cometieron un error de cálculo serio, un error de cálculo serio. Estaban preocupados porque los discípulos iban a venir y robarse Su cuerpo para hacerlo ver cómo que había resucitado de los muertos. Entonces querían asegurarse de que no pudieran hacer eso. Versículo 62, Al día siguiente, el día después de la preparación, eso es el Sabbat, los principales sacerdotes, el Sabbat de la pascua, y los fariseos se reunieron ante Pilato. Increíble. Wow. Están contaminados otra vez. Diciendo: “Señor: nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún, Después de tres días resucitaré.”
¿Puedo solo añadir una nota? Sabían que cuando dijo, Destruid este templo, en tres días lo resucitaré, Él estaba hablando de Su cuerpo porque lo afirman aquí. Y cuando trataron de acusarlo por decir que iba a destruir el templo herodiano, sabían que estaban mintiendo. Él dijo que va a resucitar en tres días.
Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo, resucitó de entre los muertos. y será el postrero error peor que el primero. Y Pilato les dijo: “Ahí tenéis una guardia, les dio soldados, id, aseguradlo como sabéis.” Salieron, aseguraron el sepulcro sellando la piedra y poniendo la guardia. Francamente habrían estado mejor dejando eso abierto, entonces podría haber habido todo tipo de explicaciones.
Oh, se robaron su cuerpo. Podrían haber desacreditado la resurrección. Pero lo que hicieron fue que hicieron imposible que el cuerpo fuera robado. Y, como consecuencia, cuando la resurrección ocurrió, la única explicación era una resurrección. Estos hipócritas que no quieren un cuerpo muerto que contamine su Sabbat, se reunieron en el Sabbat con un gentil inmundo, y quieren detener a este engañador de un engaño peor, una resurrección falsa.
Entonces sellan la tumba para que nadie tenga la posibilidad de tener acceso a ella, y está bajo guardia romana. Y, por lo tanto, preparan la única explicación posible cuando él no está ahí, Él resucitó de los muertos. Algunos dicen: “Ah, Jesús realmente no murió, es la teoría del desmayo.” ¿En serio? “él no murió, entonces realmente él no resucitó.” Hay libros enteros escritos de eso.
Bueno, los soldados romanos conocían a un hombre muerto cuando veían uno. Y algunos dicen que las mujeres fueron a la tumba equivocada. Sí, fueron a una tumba que nunca había tenido a nadie adentro. Eso no funciona porque las mujeres siguieron a José y lo vieron colocando a Jesús en la tumba correcta. Y algunos dicen los discípulos se robaron el cuerpo. Eso no va a pasar. Eso no va a funcionar porque la tumba estaba sellada y guardada contra esa posibilidad. Todas estas características de Su sepultura muestran el poder providencial de Dios.
Bueno, el próximo domingo por la mañana, regresaremos para los últimos ocho versículos de Marcos. Verdad gloriosa de la resurrección. Y después el próximo domingo por la noche, voy a explicar el final de Marcos y el final que fue añadido más tarde y por qué fue añadido y cómo encaja y por qué Marcos termina como termina. Eso será todo.
Ahora, para esta noche, vamos a tener preguntas y respuestas, y pueden hacerme preguntas del ministerio, de todos los años del ministerio. Esto no necesariamente es una inquisición teológica, aunque quizás quiera hacer alguna de esas preguntas, pero podemos hablar del ministerio y hablar de los años, y tendremos un buen tiempo esta noche. Venga a la resurrección la próxima vez.
Padre, te agradecemos de nuevo por Tu Palabra. ¿Cómo podemos decir algo fuera de gracias? Gracias y te alabamos por la gloria de Tu verdad y cómo es coherente en todos lados en las páginas de las Sagradas Escrituras. Es claro, que es un libro sobrenatural escrito por un autor divino, santo, que no erra, esto es, el Espíritu Santo. Qué tesoro es esta verdad.
Te agradecemos porque incluso esas cosas que la gente indiferente hace, la gente amorosa, la gente hostil, todas encajan juntas para cumplir tu propósito. Así es como vivimos nuestras vidas. Nosotros que te pertenecemos estamos en medio de providencia constante, interminable, imparable conforme opera en nuestro mundo y nuestras vidas para cumplir tus fines perfectos, para tu gloria y nuestra bendición. Qué privilegio. Te agradecemos en el nombre de Tu Hijo. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2021 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.
Este artículo también está disponible y se vende como un folleto.
Esta serie de sermones incluye los siguientes mensajes:
Por favor, contacte a la casa Editorial para obtener copias de este recurso.
Información de la Editorial