Regresemos en nuestro estudio al doceavo capítulo de Lucas. Lucas capítulo 12. Y, estamos estudiando los versículos 22 al 34, bajo el título, “Una Vida Libre de Ansiedad”. Hace dos semanas fue la primera vez que vimos este pasaje. Si no estuvieron aquí, les recomendaría que estudiaran ésta sección, el primer mensaje, en la serie de “Una Vida Libre de Ansiedad”. Van a haber tres mensajes, aunque van a ser interrumpidos un poco. No obstante, maravillosos, conforme ven éstas grandes verdades que nuestro Señor ha dado aquí.
Ahí en el capítulo 12, hay un discurso muy largo dado por Jesús. De hecho, comienza en el capítulo 12 versículo 1, y llega hasta el capítulo 13 versículo 9. Ese es un acontecimiento, un lugar, un discurso con un par de interrupciones, para responder algunas preguntas. No obstante, este es un período de enseñanza largo con el Señor Jesús. Y, aquí en su enseñanza en los versículos 22 al 34, el tema es en el Reino de Dios podemos tener una vida libre de ansiedad. Nuestro Señor le dijo a la gente que no debe estar afanada, no debe preocuparse, no deben tener miedo. Una vida libre de ansiedad, una vida libre de preocupación, una vida libre de temor, es parte de lo que el Señor le ofreció a aquellos que confían en Él. No es solo bendición celestial y paz celestial, y gozo celestial, si no que aquí y ahora hay paz y gozo.
Notarán el énfasis de este pasaje, y lo vemos en tres mandatos en particular. Versículo 22: “No os afanéis”. Versículo 29: “No os preocupéis”. Versículo 32: “No temáis”. Todas podrían ser traducidas con la palabra deténganse, dejen de estar afanados, dejen de preocuparse, dejen de estar teniendo temor. Este pasaje, por cierto, es un paralelo de la enseñanza de nuestro Señor en el Sermón del Monte, ahí atrás en Mateo capítulo 6 versículos 19 al 34. En donde Él esencialmente dijo lo mismo en otra ocasión, mucho tiempo antes en Su ministerio, en un lugar diferente. Este es en Judea, eso fue en Galilea. Y, simplemente les digo eso, para recordarle que estas verdades que nuestro Señor enseñó, las enseñó muchas, muchas veces. No solo las pocas veces que son registradas en las Escrituras. Pero, estas son las cosas que Él enseñó día tras día, tras día, a lo largo de Su ministerio.
Ahora, Él está llamando aquí a una vida libre de ansiedad, libre de preocupación, y libre de temor. Él está diciendo que eso es posible, es posible elevarse por encima de los problemas de esta vida, para tener lo que el Apóstol Pablo llamó la paz que sobrepasa todo entendimiento. Esta es la paz para la cual no hay explicación humana. Llama a un fin a toda la ansiedad y temor, y preocupación y pánico, y a todas esas cosas que pueden ser tan debilitantes, tan molestas, que nos pueden deprimir y distraer en la vida.
Realmente solo hay dos categorías en las cuales – a las cuales usted puede dirigir su preocupación, su temor y su ansiedad. O, están en el lado material o en el lado espiritual, ¿verdad? O, va a estar preocupado por algo físico, material, terrenal, o va a estar preocupado por algo espiritual, inmaterial y celestial. Esas son las únicas dos categorías. Usted es un ser físico y un ser espiritual. Y, en ese sentido usted son dos, un hombre interior y un hombre exterior. Y, la preocupación puede afectar a ambos. Pero, en el caso de alguien que pertenece al Reino de Dios, la preocupación en alguno o en cualquiera de los dos sentidos, es innecesaria. Con respecto a nuestras necesidades materiales, versículo 30 dice: “Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. Él le va a dar lo que necesita para sustentar su vida en este mundo, y Él le va a dar todo lo que necesita para sustentar su vida en Su Reino. La preocupación entonces es innecesaria. La preocupación realmente es el resultado de dos cosas. Es el resultado, en primer lugar, de ignorancia y más incredulidad. Ay, estoy seguro, gente que se preocupan no porque no creen lo que Dios ha prometido, si no porque no saben lo que Dios ha prometido. Y, la manera más grande en la que usted puede engañar a un creyente, la manera más grande en la que usted puede engañar a alguien, es limitar a Dios, o enseñarle cosas acerca de Dios que no son verdad, o darles una perspectiva minimizada de Dios. De hecho, esta es una forma de idolatría. Cualquier presentación errónea de Dios, es un ídolo. Y, adorar y rendir homenaje a un Dios mal representado, es una forma de idolatría. Es vital entonces, que todos los que enseñan las Escrituras, y todos los que poseen las Escrituras – refiriéndonos tanto a nosotros como a ustedes también – entiendan verdaderamente quién es Dios, lleguemos a un entendimiento verdadero de Dios, para que podamos adorarlo no solo en espíritu. Esto, no solo con nuestra emoción y todas nuestras facultades, mente y alma, como también toda parte física de nosotros. Si no adorarlo en verdad. Es crítico que entendamos quién es nuestro Dios en realidad. Y entonces, es posible preocuparse a lo largo de su vida cristiana, simplemente porque usted es ignorante. Y, eso desafortunadamente es legado de muchas, muchas personas cuyos ministerios no explican correctamente la naturaleza de Dios, la persona de Dios, las promesas de Dios, y los propósitos de Dios. Hay gente engañada con mucha frecuencia, que no entiende la grandeza de Dios, la gloria de Dios, el compromiso de Dios, la compasión de Dios, el poder de Dios, la omnisciencia de Dios, la sabiduría de Dios, y el resto de las cualidades en las cuales descansan las promesas de Dios. Hay muchas personas, personas cristianas, que no tienen idea de cómo es en realidad su Dios, y el nivel de compromiso que les ha hecho, que tiene para con ellos, y por eso viven en temor, temor de las circunstancias, temor de Satanás, temor del fracaso, temor de lo que usted diga.
Entonces, es posible que su vida esté llena de temor, y ansiedad, y preocupación debido a la ignorancia. Y, eso puede ser disipado, simplemente al leer los Salmos. Si usted cree que ese es una clase larga, si tiene que ir al seminario para conocer a Dios, está mal. Simplemente comience en el Salmo 1 y 150 días más tarde termine en Salmo 150, y habrá usted conocido a su Dios. Y claro, el resto de los espacios en blanco pueden ser completados. Pero, esa es la razón por la que leemos los Salmos, porque llegamos a adorar a Dios, y necesitamos conocer al Dios que adoramos.
Si usted conoce a su Dios y de cualquier manera se preocupa, esto no tiene que ver con la ignorancia, esto no se debe a ignorancia, si no a falta de confianza. Esto es un pecado. Ser ignorante de manera innecesaria, es pecaminoso. Pero, estar desconfiando de manera deliberada del Dios que se ha revelado a sí mismo, es un pecado serio. Entonces, cuando usted ve su vida y ve ansiedades, y temores, y preocupaciones, la pregunta entonces es, ¿soy ignorante de mi Dios o simplemente no confío en Él? Entonces, regresemos a algunos elementos básicos, ¿muy bien?
En este pasaje, nuestro Señor desarrolla, presenta este asunto de por qué no debemos preocuparnos y estar afanados, y tener temor, sea en lo material o lo inmaterial, lo físico o lo espiritual, lo terrenal o lo celestial, en ninguna de estas esferas. Ahora, permítame darle el repaso de lo que dijimos hace dos semanas atrás.
Número uno, la preocupación no entiende la prioridad de Dios. La preocupación no entiende la prioridad de Dios, versículos 22 y 23: “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido”. Ahora, este es el punto, Dios no lo creó simplemente para sobrevivir, Dios no lo creó simplemente para que comiera y se vistiera, y para que pudiera así sobrevivir. Dios no lo creó para cumplir alguna meta física, u objetivo, o propósito, o diseño. Su vida es mucho más que comer, su vida es mucho más que vestirse. Usted debe entender la prioridad divina. Y, lo que dijimos hace un par de semanas atrás es esto, si usted pertenece a Dios y está en Su Reino, Él tiene un plan y propósito para su vida. Esa es la razón por la que usted vive. Y, mientras que Dios tenga un plan para su vida, Él lo va a alimentar y vestirlo, hasta que el plan esté concluido. Entonces, ¿por qué se va a preocupar? Realmente no hay lugar para la preocupación, no hay lugar para el temor, no hay lugar para la ansiedad. Si usted entiende que la prioridad con Dios es mucho más que tan solo sobrevivir, es mucho más que tan solo sobrevivir el invierno. Es mucho más que conseguir por lo menos una o dos comidas al día, mucho más que eso. El propósito de Dios al darle vida, el propósito de Dios al darle un cuerpo, no es material, no es físico, y no es terrenal, es inmaterial, espiritual y celestial. Fuimos hechos para su gloria. Fuimos hechos para servir su gloria, para servir su propósito, para honrarlo, para darle la atención a Él, para proclamar el Evangelio, para vivir a Cristo, y el poder del Espíritu en el mundo. Y, mientras que esa sea la prioridad divina, esa es la prioridad o propósito de Dios para nosotros, Él nos va a sustentar hasta el fin, hasta que Él cumpla su propósito.
De hecho, usted puede trabajar duro y ahorrar, y la Biblia dice que debe ahorrar y debe trabajar duro, y debe ser un buen administrador, y debe hacer buenas inversiones, y todo eso. Pero, al final, no importaría si hizo eso o si lo regaló todo, desde el punto de vista de la prioridad divina, porque lo que usted vista, y lo que usted coma, no es la razón por la que Dios lo colocó a usted aquí. Hay una razón totalmente diferente por la que usted está aquí, y es una razón espiritual. Entonces, podría regalar todo y no se va a ir al cielo hasta que Dios quiera que usted vaya al cielo. Y, Él le va a proveer todo lo que usted necesite para llevarlo al lugar en el que Él ha diseñado que sea su momento. Por otro lado, usted podría ahorrar una fortuna, podría acumular un patrimonio enorme, podría construir graneros enormes por todos lados, y no va a vivir un día más del que Dios determine que su ministerio se acabe. Ese tipo de manera de pensar, tiende a hacerlo rico hacia Dios, y hacer tesoro, colocar su tesoro en el cielo, en lugar de aquí.
Entonces, la preocupación, la ansiedad, y el temor no entiende la prioridad divina, que Dios tiene un propósito para su vida, y Él va a asegurarse de que usted viva para cumplir ese propósito. En segundo lugar, dijimos la preocupación no entiende la provisión de Dios. Esto quiere decir que todo lo que usted tiene, viene de Dios. Puede venir a través de su trabajo, a través de su ahorro, a través de su diligencia, a través de sus talentos, su preparación y todo eso. Pero, al final realmente, es el compromiso de Dios lo que lo sustenta. Y, el punto se presenta en el versículo 24: “Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta”. Y, aquí está el punto: “¿No valéis vosotros mucho más que las aves?” Él alimenta aves y las aves no tienen valor espiritual. O, le dan a Dios la gloria, manifiestan su poder creativo, y su amor inmenso de la belleza y el diseño, pero, no tienen valor espiritual. Ellos salen del huevo y lo que hacen es que vuelan por un rato, y desaparecen. Sin embargo, Dios los alimenta. No pueden sembrar, no pueden cosechar, no pueden almacenar. Usted tiene mucho más valor que ellos, y si Dios tiene una prioridad para su vida, entonces Él va a proveer lo que usted necesita, para asegurarse que esa prioridad sea cumplida. Él lo va a sustentar, hasta el punto en el que usted cumpla el propósito de Dios. Entonces, la preocupación por las necesidades de la vida, no entienden la prioridad de Dios para usted, y la provisión de Dios para asegurarse de que esa prioridad sea alcanzada.
Y, esto lleva al tercer punto. Lo cual únicamente introduje la última vez. La preocupación no entiende el privilegio de Dios. La preocupación no entiende el privilegio de Dios, versículo 215: “Y, ¿quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues, si no”, versículo 26, “podéis ni aún lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?” ¿Qué es esto? Esto tiene que ver con la idea de que de alguna manera usted controla la extensión de su vida. ¿Muy bien? ¿Quién de ustedes por afanarse va a añadir un codo a su vida, a los años de vida? Ahora, usted tiene que ver que un codo es usado aquí de manera metafórica o analógica. Un cubo, un cubo es una medida que va de el codo al final del dedo, unas 18 pulgadas. Usan esto como una unidad, una unidad de medida. Un cubo sería una unidad de medida en tiempos antiguos. Y entonces, no es la idea de añadir a su estatura física, digo, nadie en particular quiere ir de 5’10” a 7’6”. Y, si lo hiciera, no sería algo menor. Versículo 26: “Si usted no puede ni siquiera hacer lo que es menos”. Eso no sería algo menor, eso sería algo enorme. Eso no es lo que está diciendo. Está usando un cubo de manera metafórica o analógica. Usted no puede añadir una unidad a su vida. No puede añadir los años de su vida que Dios ha determinado para usted. No lo puede hacer. Entones, si no lo puede hacer, si no pude añadir una unidad a su vida, si ni siquiera puede hacer eso que es tan pequeño por su preocupación y temor, entonces, ¿qué está haciendo preocupándose y estando afanado por estos asuntos, como su cuerpo, y su ropa, y su alimento? La gente en nuestro mundo en la actualidad, está consumida con esta idea de la salud. Se nos vende esto. No es que tan larga es la vida de una persona, si no cómo vive, ¿verdad? Pero, literalmente hemos hecho un dios de la salud y la longevidad, en nuestro mundo moderno estéril, en donde buscamos conquistar a la bacteria, las bacterias y los virus, y cosas así. En donde hemos creado una especie de ambiente antiséptico, antibiótico. Estamos muy preocupados por poder prolongar la vida. Y, todo lo que comemos, usted sabe, tiene esta gráfica de porcentajes y cantidades de todas estas cosas, y usted decodifica todo lo que come, usted sabe, tiene que obtener el código de lo que está comiendo, para que pueda revisar estos ingredientes. Y, después tenemos ésta industria de los alimentos, de los suplementos alimenticios de mega billones de dólares, de vitaminas, ejercicio, medicinas, etcétera, etcétera. Y, he notado en los últimos años, que esto ha llegado a dominar la radio cristina el fin de semana. ¿Alguna vez ha escuchado una estación de radio cristiana el fin de semana? Nunca va a oír enseñanza bíblica. Es como todos los paganos que van al infierno el fin de semana, se olvidan del fin de semana, estamos vendiendo cera de abejas, o estamos vendiendo vitamina C, o suplementos de calcio, o alguna otra cosa exótica rara. No sé, digo, para mí, esa sería la mejor – el mejor momento para evangelizar al mundo entero, porque usted sabe, la gente no está trabajando, están ahí. Y dice: “Bueno, no están oyendo”. Bueno, si lo están, por lo menos oirán el Evangelio. ¿A quién le importa si puede añadir a su vida su plan predeterminado por Dios? No puede hacer eso. No va a poder hacer eso. Este simplemente es la señal de la época que se ha infiltrado al mundo evangélico. Esta generación está involucrada en una manía con la salud. No está mal ser disciplinado, no está mal ser moderado, no está mal evitar el pecado de la glotonería. Está mal ser necio con lo que usted come. Usted debe cuidar de usted mismo. Dios creó un mundo maravilloso de alimentos, para que podamos tomar buenas decisiones. No voy a añadir a mi vida, pero, me gustaría vivir mi vida con una medida de fortaleza, para que pueda servir al Señor, de la manera en que Él debe ser servido. Y, no quiero caer en pecado al ser glotón, al carecer de disciplina, al excederme en buscar satisfacerme a mí mismo. Pero, no voy a añadir un día a mi vida. La longevidad óptima de mi vida, ha sido determinada por Dios. Y, con cierta medida de razón, solo quiero mantener mi fortaleza. Pero, no voy a añadir a mi vida, me hace querer comer un plato grande de papas fritas con queso.
Digo, usted entiende el punto. La preocupación no ayuda. Si se preocupa por cuánto tiempo va a vivir y gasta todo su dinero, y todo eso, y desperdicia su dinero, realmente desperdicia todo su dinero en ser incapaz de añadir algo a su vida. Esa no es una buena administración de lo que Dios le ha dado. Y, no estoy hablando de tener salud. Necesita tener salud, necesita estar saludable, necesita golpear su cuerpo y ponerlo en servidumbre. Necesita ser razonable en cómo conduce su vida y cómo usa los recursos que Dios le da. Y, no vivir una vida disipada y de glotonería, y toda esa que roba su energía, y le roba de la fortaleza que Dios desea usar. Pero, usted no va a hacer nada para añadir a su vida. De hecho, si usted se preocupa por ella, va a contribuir a su discapacidad. Usted sabe, la preocupación, la ansiedad y el temor afecta el corazón, la circulación, el sistema nervioso, las glándulas, todo lo demás. Nosotros no somos – y, aquí está el punto – no somos los que determinamos que tan larga es nuestra vida, ese es el privilegio divino. Ese es un privilegio de Dios. Entonces, no debe ser ignorante del privilegio de Dios. Su privilegio consiste en determinar en dónde nacemos, a quién le nacemos, cuándo nacemos, y cuánto tiempo estamos aquí. Dios nos ha dado vida. Él va a sustentar esa vida hasta que nuestro servicio termine. La preocupación no contribuye en nada. El Señor da, el Señor quita. Bendito sea el nombre del Señor. Si vivimos de manera obediente a su Palabra, Él va a sustentar nuestra vida hasta el final.
Entonces, el versículo dice: “Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerar los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; más os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”. Entonces, está diciendo: “Si no pueden hacer algo menos, como añadir una unidad a su vida, ¿por qué se están preocupando por lo que van a comer, y por lo que van a vestir? Esta manera de pensar no entiende la prioridad de Dios. Y, es que su vida importa espiritualmente y alcanza un fin espiritual. La provisión de Dios es que Él va a sustentar esa vida, para cumplir ese fin. Y, el privilegio de Dios – Dios determina cuándo vivimos, cuándo morimos, y cómo encajamos en el esquema redentor para la extensión de Su gloria y Su Reino.
Número cuatro, la preocupación no entiende la preferencia divina, no entiende la preferencia divina. Sé que vivimos en una sociedad que enseña la evolución, y usted sabe, supuestamente debemos ser – nosotros somos la última forma de un mono, somos el último mono, por lo menos el mono más nuevo en este punto particular en el proceso de evolución. Y, no somos diferentes de nada más, solo somos animales, y estas personas que se preocupan por el ambiente, que aman a los animales, se enredan en esto. Pero mire, somos cristianos, y usted puede ver el mundo de la creación de Dios, y usted va a ver un espacio inmenso entre todo lo que Él creó, y el hombre creado a su imagen, y llevamos la preferencia divina. Observe el versículo 27, aquí hay una ilustración: “Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no traban, ni hilan; más os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?”. Ahora, aquí llegamos a la parte del pecado.
Nuestro Señor pasa del asunto de la comida, del alimento, al asunto de la ropa aquí. En un mundo físico, esas son las dos cosas por las que la gente se preocupa. Están preocupados por sustentar su cuerpo y protegerlo. Y, Él hace una comparación que revela su preferencia por la gente, especialmente, claro, sus propios hijos. Y, Él dice: “Considerad los lirios”. La palabra lirios no es algo que debe ser entendido en un sentido técnico, porque en el versículo 28 Él dice: “Porque así Dios viste al campo, viste la hierba”. Los lirios y la hierba son básicamente sinónimos. La palabra lirios es suficientemente amplia, la palabra hierba es lo suficientemente definida, como para que entendamos que Él está hablando de la hierba salvaje que crecía por todo el Medio Oriente, y en la tierra de Israel que florecía en varias maneras. En 1 de Pedro 1:24, Pedro citando de Isaías: “Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”. Entonces, aquí Jesús simplemente está diciendo, y Él pudo haber apuntado a las aves, digo, consideren, vean las flores salvajes que crecen por todos lados, que están ahí al final de los tallos de hierba. Habían tantos diferentes tipos de ellos en Israel. En términos de la tierra de Israel, inclusive en tiempos antiguos como Iris y Gladiolas, esas, esas son muchos términos modernos, términos derivados del latín, para describir diferentes tipos de plantas con flores. Inclusive, tenían ciertos tipos de flores, como las que tenemos aquí en California. Simplemente es la hierba en general que da flores. Observen cómo crecen, no trabajan, no hilan, no trabajan para tener ropa, no trabajan para tener belleza. Sin embargo, usted toma un pétalo de una flor, inclusive de una flor salvaje, y usted ve bajo un microscopio toda su textura compleja, su color, su diseño. Es asombroso. Usted puede tomar la prenda de ropa fabricada de la manera más bella, de la lana o del algodón, o de alguna fibra sintética, y colocarla bajo un microscopio, y se ve áspera. Y, usted ve el pétalo de una flor, ahí hay un refinamiento que solo Dios pudo producir. Entonces, Dios dice: “Miren, no tienen que trabajar para tener su ropa. Les digo, ni aun Salomón en toda su gloria se vistió como una de estas”.
Ahora, el hombre mejor vestido en la historia de Israel fue Salomón. Si usted lee 1 de Reyes 10 y 2 de Crónicas 9, va a leer del atuendo lujoso, y de la vida lujosa de Salomón. Y, como el hombre mejor vestido, él tenía la ropa más fina, pero, inclusive Salomón en toda su gloria, no vistió cosas como las – los pétalos de una flor. Y, usted sabe, si usted ama – si a usted le encantan las flores y Patricia mantiene un hermoso jardín en nuestra casa, nos encantan esas flores. Nunca camino por nuestro jardín, por la parte de adelante o al lado, o atrás sin pensar en la creatividad asombrosa de Dios, y su amor obvio por la belleza, porque están aquí, y ya se van. Viven y se mueren. Y, particularmente usted ve estas flores hermosas aquí, deben verlas el martes. Terminan ahí en un bote de basura por allá, tienen una vida corta. Y, no cumplen ningún propósito espiritual, fuera de dar este breve testimonio de Dios, de la belleza que a Dios le gusta, y de que es un Dios de belleza, y un Dios de orden, y un Dios de diseño, y un Dios de variedad infinita. Y, el punto es este, “si Dios – versículo 28 – viste así la hierba en el campo que está viva hoy, y mañana es arrojada al horno, ¿cuánto más a vestirlos a ustedes hombres de poca fe?” Por favor, ¿entienden la preferencia de Dios?
Por cierto, si usted se está preguntando por qué habla de arrojar a la hierba al horno, hay una muy buena razón para ello. La gente cocinaba todo en esos días, claro, la comida elemental era el pan. Pero, cocinaban todo en un horno de barro. Y, la manera en la que ellos regulaban la temperatura de ese barro, de ese horno de barro, era con hierba seca. Y entonces, salían ahí al campo y recolectaban todo el – toda la hierba muerta y la recolectan, la mantenían almacenada en algún lugar. Y, cuando querían que la llama fuera más intensa, cuando el calor fuera más fuerte, metían más. Y, si lo querían aun más caliente, metían más, y podían regular el horno de esa manera. Usted regula el suyo con esa pequeña perilla, ¿no es cierto? Quiere 150, 200, 300, lo que sea. Ellos sabían muy bien cuánta hierba seca se necesitaba para elevar la temperatura del fuego. Entonces, Él está diciendo: “Mira, esto tiene una vida corta, y mira cómo Dios la viste”. Él ha hecho un compromiso con la belleza delicada de las cosas que perecen, algunas veces en un día, ¿cuánto más lo va a vestir usted? Esto de nuevo es el argumento hebreo típico de lo menor o lo mayor. Dios lo prefiere a usted. ¿Realmente no piensa usted que Él va a vestir de esa manera una flor y no cubrirlo, cuando Él quiere que usted cumpla su propósito, y usted es su propio hijo amado? Si Él proveyó una belleza así para vestir a las plantas que mueren en días, y no tienen valor espiritual, ¿cuánto más se va a preocupar Él de vestir a la corona de su creación, la Esposa de su Hijo amado a quien Él ha elegido y redimido? No es sorprendente que Pedro dijo: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros”. Y, si usted todavía vive en temor, duda y preocupación, entonces cae en la categoría al final del versículo 28, “hombres de poca fe”.
Y, este es el punto, este es el punto. El temor, la preocupación, la ansiedad tiene que ver con una falta de fe. Es debido a una falta de fe. Y, Jesús usó esto mucho, Mateo 6:30, Mateo 8:26, Mateo 14:31, Mateo 16:8. Inclusive, se puede referir ahí de regreso a Lucas 8, cuando Él le dijo a los discípulos que se estaban preocupando por ahogarse. Usted sabe, “¿dónde está su fe?” ¿Creen ustedes que el Dios del universo que los está llamando a ser sus apóstoles y predicadores, solo los va a dejar ahogarse? ¿Por qué se están afanando? ¿Qué temen? ¿Por qué se preocupan? ¿Por qué el pánico? Si ustedes conocen Mis promesas, y ustedes conocen Mi poder, entonces, es cuestión de confianza. Si no confían en Mí, ahora tienen un problema de pecado. ¿No confían en Mi conocimiento? ¿No confían en Mi sabiduría? ¿No confían en Mi compasión? ¿Qué hay en Mí que no confían? ¿No confían en Mi poder? ¿No confían en Mi cuidado? Bueno, ¿qué hay en Mí que no confían? O, quizás usted cree que el diablo es más fuerte que Yo, y entonces ahí hay un pensamiento blasfemo.
Ahora, Él no le está diciendo a esta gente que no tiene nada de fe. Él los llama hombres, ¿de qué? De poca fe. Estos son los que creen en Él. Él está dirigiendo esto, dice en el versículo 22, a los discípulos, aquellos que son creyentes verdaderos, aquellos que se están volviendo creyentes verdaderos. Y, Él dice, es posible que ustedes se preocupen, y teman, y estén afanados. Pero, entiendan esto, si ese es el caso, tienen un problema con confiar en mí. Ese es un problema serio, porque usted estaría de acuerdo con esto, Él es digno de nuestra confianza, ¿verdad? Puede confiar en Él.
Entonces, en el versículo 29 Él dice: “Vosotros pues, no os preocupes por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber”. No hagan que su vida consista en eso. Eso es lo que está diciendo. Y, no sigan preocupándose. Usted sabe, en esos días, digo, tenían que trabajar para vivir cada día. Tenían que encontrar una manera de obtener alimento diariamente, cada día. Era la preocupación de su vida entera. Él dijo: “Déjenlo. Deténgase. Deténgase. Esa no debe ser la búsqueda”. Él no lo quiere decir de una manera razonable, no preparen sus alimentos, sus comidas, no se ganen la vida. Ustedes saben, como Pablo dice: “Si usted no trabaja, no coma”. Él está diciendo: “Que esa no sea la búsqueda, la meta de su vida. Para eso no viven ustedes. No vivan como si no hubiera un Dios que se preocupa por ustedes. No vivan como si Dios no tuviera promesas o no tuviera poder, o no tuviera conocimiento de su situación. Y, no sigan preocupándose”. Si se preocupan, no entienden la prioridad de Dios, la provisión de Dios, el privilegio de Dios de determinar el fin de su vida, y la preferencia de Dios, su preferencia personal para usted, por encima de cualquier otra cosa que Él ha creado.
Y, hay un quinto principio, y vamos a concluir con este el día de hoy. La preocupación no entiende la paternidad de Dios. La paternidad es una palabra maravillosa, de la palabra latina pater, padre. La paternidad de Dios. ¿No entienden que Dios es su Padre? Versículos 30 y 31: “Porque todas estas coas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. Dios tiene una prioridad para nosotros, Él va a proveer para que esa prioridad sea cumplida. Él es el que tiene el privilegio de determinar cuánto vivimos. Él nos prefiere, porque es nuestro Padre. Todo funciona de manera combinada. Todo es secuencia.
Aquí por primera vez en el discurso, Jesús habla de Dios como Padre, vuestro Padre. Sabemos que le está hablando a aquellos que creen y llegue esto hasta nosotros que creemos. Se aplican, estas verdades se aplican hasta nosotros, aquellos cuyo Padre es Dios. Y, es en contraste a todas estas cosas, que son buscadas de manera vehemente por las naciones del mundo. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo. Buscan de manera intensa. Un verbo muy fuerte es zeteo, significa esforzarse o buscar. Epizeteo es la palabra aquí, está compuesta. Las buscan fuertemente, de manera intensa. Digo, oye, esta es la vida humana. Si no tienes a Dios como tu Padre, ¿quién es tu padre? El diablo, Juan 8:44. ¿Muy bien? Si el diablo es tu padre, él no hace promesas, no provee beneficios, él no se preocupa porque estés bien, él se preocupa por hacer mal. Entonces, estás solo. Lo único bueno que viene a tu vida, básicamente es gracia común. Es Dios permitiendo que la lluvia caiga en los justos e injustos, y es muy temporal. Pero, ninguna persona incrédula puede depender de Dios. El mundo incrédulo no tiene promesas de Dios, ni compromisos por parte de Dios, ni garantías por parte de Dios para nada. Entonces, de acuerdo con el versículo 30, comer, beber, ropa, vestirse, todas estas cosas, las naciones del mundo buscan fuertemente. Eso describe la vida entre los no regenerados. Es una batalla por el pan. Es una batalla por la supervivencia. Es una batalla para sobrevivir. Es un mundo en el que el perro come a otro perro. El mundo vive para adquirir cosas materiales. Solo viven para sobrevivir, ¿por qué? Porque están muertos a Dios, están muertos a la vida espiritual. Todo lo que hay, para ellos es el mundo físico. No ser hijos de Dios, tener un padre, el diablo, que no provee ninguna cosa buena jamás. Por lo tanto, están solos, solo para tratar de cosechar lo poco que pueden de la gracia común de Dios. Son ignorantes de Dios, son ignorantes de la provisión de Dios, y son incapaces de descansar en cualquier promesa de Dios, o en el poder de Dios. Viven para sobrevivir. Esas personas que viven en oscuridad espiritual sin la vida de Dios, pueden crear una religión y pueden crear un dios, y pueden esperar que les ayude. Pero, las deidades que ellos crean, solo son un reflejo de hombres malos y demonios. Esa es la razón por la que los dioses de este mundo son impíos, están desviados, son egoístas, violentos, no son dignos de confianza, son indiferentes, son caprichosos, malos y crueles. Entonces, la gente es dejada a la merced de los dioses en los que ellos creen. Solo en el sentido de que no que ellos creen que esos dioses pueden beneficiarlos, si no que simplemente esperan que esos dioses no los lastimen. Hay pequeños beneficios, usted sabe, que creen que esos dioses van a liberarlos, como cuando tienen una buena cosecha, le dan gracias al dios luna, o al dios de la montaña, lo que sea. Pero, realmente están cosechando la gracia común que Dios ha incorporado en este mundo. Sus dioses no les pueden ayudar, porque sus dioses son demonios que están pretendiendo ser los dioses que ellos creen que adoran. Están viviendo solos. Los incrédulos sienten el peso pleno de la supervivencia.
Pero, versículo 30 dice: “Vuestro Padre”, en contraste sabe, como contraste, “sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. Él sabe que las necesita. No es cuestión de poder, no es cuestión de recursos, no es cuestión de amor, no es cuestión de compasión, no es cuestión de empatía, no es cuestión de misericordia, es solo cuestión de conocimiento. Si Dios sabe que lo necesita, ese es el punto, ¿no es cierto? Digo, podrá decir: “Bueno, Dios tiene el poder para darle esas cosas, pero, todavía lo deja con la idea de que, bueno, me pregunto si Él sabe que las necesito”. Sabemos que Él tiene el poder y los recursos. Entonces, la realidad más confortante, es que Él tiene el conocimiento. Vuestro Padre, en contraste a todos los dioses sin vida de los paganos, es vuestro Padre. Y, Él actúa como un padre actúa, y un padre es un proveedor y un protector, y su padre sabe lo que necesitan. Todo lo que usted necesita, está disponible para usted por parte de Dios. ¿De qué se preocupa? ¿De qué tiene miedo? ¿Por qué está ansioso?
¿Cómo disfruta eso? ¿Cómo puede estar seguro de que voy a recibir todo lo que mi Padre tiene para mí? Versículo 31, aquí está el principio clave, muy importante. “Más buscad el reino de Dios, y todas estas coas os serán añadidas”. ¿Quiere estas cosas? ¿Quiere comida? ¿Bebida? ¿Vestido? ¿Quiere vivir una vida plena? ¿Quiere vivir libre de preocupación? ¿Libre de ansiedad? ¿Libre de temor? No se concentre en esas cosas. No se concentre en el alimento, no se concentre en el cuerpo, no se concentre en qué beber. No se concentre en la salud, no se concentre en esas cosas. Concéntrese en esto, el Reino de Dios, y usted busque su Reino, y créame, estas cosas le serán añadidas. Y, en Mateo 6:33, Jesús lo dijo de esta manera: “Más buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
En lugar de preocuparse por sus cuentas de banco, en lugar de preocuparse por cuánto va a vivir, en lugar de preocuparse por su alimento, y preocuparse por su ropa, en lugar de enfocarse en todo eso, deje que lo que domine su vida – a diferencia del mundo, la preocupación dominante del mundo es comida, vestido, dinero, un futuro, salud. Eso es lo único que tienen. Eso es lo único que tienen para vivir, y viven por sí solos, sin ningún Dios. Pero, que la meta dominante de mi vida y su vida, sea el Reino de Dios, la esfera de salvación, el Evangelio, Cristo. El enfoque de nuestra vida debe ser adorar y servir, y proclamar a Cristo, y vivir de manera obediente a la Palabra de Dios. Buscar la verdad y la santidad, y el amor. Colosenses 3 lo dice con términos directos: “Si pues – versículo 1 – habéis sido resucitados con Cristo”. Podría ser leído: “Debido a que ha sido resucitado con Cristo, continúen buscando las cosas de arriba”. Dejen de estar buscando las cosas aquí, busque las cosas arriba, viva su vida para el Reino, y lo demás le será añadido. Y, Dios puede añadir mucho más de lo que necesite en muchos casos. Ciertamente lo ha hecho en la mayoría de nuestras vidas. Puede tomar lo que Dios le da, si está buscando su Reino con todo su Reino con todo su corazón, y después ser un buen administrador de ello. Pero, Él dice: “Sigan buscando las cosas de arriba, donde Cristo está a la diestra de Dios. Busquen la honra de Cristo, la exaltación de Cristo, la gloria de Cristo. Busquen proclamar a Cristo como Señor y Salvador, y Rey y gobernante. Sométase a Su voluntad, sométase a Su Palabra, sométase a Su Autoridad”. Versículo 2 lo dice de esta manera: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Porque habéis muerto a esta vida, y su vida está escondida con Cristo en Dios”.
Su vida entera tiene que estar dirigida hacia el Reino, a la esfera de la salvación, la esfera en la que Dios gobierna como Rey y Señor. Todo lo que hace, es para Su honor y Su gloria. La primera búsqueda es buscar entrar al Reino. En Lucas 16:16, entrar al Reino es descrito como aferrarse al Reino. Dice: “Todo mundo está forzando su entrada al Reino”. Eso es lo primero que tiene que hacer para venir al Reino, y entender que es difícil, es difícil porque demanda arrepentimiento, negación de uno mismo, sacrificio personal, humildad, mansedumbre, llorar, tener hambre, sed. Comience al entrar al Reino. Comience creyendo en el Evangelio. Comience negándose a sí mismo y abrazando a Jesucristo, y teniendo sed de justicia, y dejando el pecado. Comience de esa manera, entre al Reino. Y, una vez que ha entrado, busque solo las cosas que exaltan a Cristo, y la honra de Cristo. Entregue su vida para la salvación, para la justicia, para la obediencia, para la verdad, para el servicio, para la adoración, para el testimonio. Y, de regreso a esa parábola, el dueto de parábolas en Mateo 13, venda todo para comprar la perla, venda todo para comprar el tesoro escondido en el campo. Es abandono total de uno mismo. Entréguese al Reino. Viva solo para honrar a Cristo, o solo para exaltar a Cristo, para extender Su nombre, para extender Su Evangelio. Entréguese a lo que es eterno, no a lo que es temporal. Y por cierto, este no es un principio aislado. Digo, Jesús dice aquí, si usted hace esto, todo lo demás va a ser añadido. Y, todo lo demás significa que va a vivir de manera plena todos los años de su vida. Va a tener suficiente alimento y qué beber para sobrevivir, y qué ponerse, todo eso, si usted solo busca el Reino.
Y, eso no es nuevo para estas personas judías, escuchar eso. Quiero mostrarle, esto lo habrían sabido, porque ellos conocían los Salmos muy bien. Salmo 34, por ejemplo en el Salmo 34 hay varios versículos, comenzando ahí en el versículo 8, Salmo 34 versículo 8: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él”. Versículo 9: “Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen”. Versículo 10: “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”. Eso es lo que el salmista dice de Dios. Versículo 15: “Los ojos de Jehová están sobre los justos; Y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Dios sabe, Dios oye. Versículo 19: “Muchas son las aflicciones del justo; Pero de todas ellas le librará Jehová”. Dios cuida de los suyos. Salmo 37, es muy similar. Esto es maravilloso. Malhechores, malignos, ¿qué le pasa al mundo? ¿Qué le sucede a las naciones del mundo? “Como hierba serán pronto cortados”, versículo 2. Pero, por otro lado, ¿qué pasa con los hijos de Dios? “Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Usted se deleita en Él y Él va a encargarse del resto. Versículo 5: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará”. Simplemente confía en Él, Él hará, Él lo librará. Versículo 7: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él, porque él proveerá”. De hecho, en el versículo 9 dice: “Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra”. Versículo 11 dice: “Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán abundancia de paz”. En otras palabras, el salmista una vez más entiende la provisión de Dios, que si él es honrado y confiamos en Él, Él provee.
Y, después en el versículo 25: “Joven fui, y he envejecido”. Nos vamos a saltar los demás. “Joven fui”, dice David, “y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan”. Dios cuida de los justos. Busca el Reino, busca la justicia, y todo lo demás viene de Dios.
Isaías 33, es otro texto en el Antiguo Testamento, que habla de esto. Versículo 14, habla de los pecadores que se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas, quienes fueron consumidos con fuego, con las llamas eternas. Y, la pregunta es hecha, ¿quién puede sobrevivir esto? ¿Quién puede sobrevivir el juicio de Dios? Los pecadores en Sion están aterrados. Usted sabe, Dios va a venir, Él va a traer juicio. Isaías estaba prediciendo el juicio que en últimas sería la cautividad babilónica. Y, se están preguntando, ¿quién va a sobrevivir? Y, versículo 15: “El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuesta sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala”. En otras palabras, personas justas. Él va a morar en las alturas. Este habitará en las alturas. Fortaleza de roca será su lugar de refugio. Se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
Oh, hay muchos otros. Pero, usted entiende el panorama. Este es un principio antiguo, la misma promesa, Dios cuida de aquellos que le pertenecen y le son fieles. Busca el Reino, Su Reino, y todo lo que eso significa, el gobierno entero de Cristo, y deje que Él se encargue de lo demás. Y, ¿sabe qué? Él no va a suplir de una manera escasa. Usted heredará la tierra, tendrá abundancia, Dios le dará más de lo que necesita, más de lo que es suficiente en muchos casos, porque Él sabe que usted puede ser alguien en quien Él puede confiar, para ser un buen administrador de ello, porque usted es rico hacia Dios, y busca tesoro en el cielo. Y, ahí es en donde usted invertirá lo que Él le da. No se aparte de esa asociación, en el versículo 28, la asociación de la poca fe. No se involucre en el pecado de la duda, el temor, la preocupación. La prioridad de Dios, la provisión de Dios, el privilegio de Dios, la preferencia de Dios, la paternidad de Dios como nuestro Padre, indica que no necesitamos preocuparnos. Y, mientras que busquemos apasionadamente el Reino, Él promete que Él nos sustentará hasta el final de su plan. Y, no sé usted, pero, yo no quiero estar aquí un día más allá de eso. Esa es su promesa.
Hay un punto más, y va a tener que esperar dos semanas, pero, le voy a decir lo que es, la preocupación no entiende el placer divino, el placer divino. Versículo 32: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Observe, placido. No es como si Dios no quiere. Este es su placer, su deleite. ¿Qué es lo que le deleita a Dios? Lo mismo que le deleita a un padre, el proveer para los hijos que ama. Entraremos a eso y tendremos nuestro servicio de comunión cuando regrese en un par de semanas.
Padre, te damos gracias porque Tú eres nuestro Padre, que nos has dado vida, para que podamos cumplir con una prioridad divina, y Tu voluntad. Como Tú lo has prometido, proveer para nosotros, vivir esa vida que es plena, es Tu privilegio, Tú tienes el privilegio de terminarla cuando Tú desees, y llevarnos a esa gloria preparada para nosotros. Padre, te damos gracias porque Tú nos prefieres por encima del resto de Tu creación. Y, si Tú haces que las flores sean bellas y cuidas de ellas, ¿cómo no vas a cuidar de nosotros? Conocemos Tu voluntad. Te damos gracias por ser nuestro Padre amoroso. No queremos pertenecer a esta asociación de poca fe. Queremos confiar en Ti con todo. Libéranos de la preocupación y el temor, y la ansiedad, porque confiamos en Ti completamente. Y, que busquemos Tu Reino y sepamos que tenemos todo lo que necesitamos, y en abundancia. Gracias por esta rica, rica promesa, de la cual no somos dignos, pero, por la cual estamos agradecidos. Padre, te damos gracias ahora por Tu verdad, es tan rica para nosotros. Séllala en nuestros corazones. Oramos en el nombre de Cristo.
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