En nuestro estudio de la Palabra de Dios nos encontramos ésta mañana en el capítulo 20 del evangelio de Lucas. Lucas capítulo 20 y llegando a la conclusión de este rico capítulo 20. Quizás lo que es más importante que el capítulo, es la cronología. Estamos ahora tarde en el día, el miércoles de la última semana de la vida de nuestro Señor. Él será crucificado el viernes, y resucitará el domingo por la mañana. Este es el miércoles. Lo más probable es que el lunes fue que Él entró en la ciudad de Jerusalén, ante los hosannas de la multitud masiva.
En este miércoles, Él ha pasado el día entero en torno al área del templo enseñando a las multitudes grandes y siendo confrontado por los líderes religiosos. Ellos han hecho todo lo que pueden hacer en este día, por desacreditarlo públicamente. Los fariseos han hecho su esfuerzo, los herodianos han hecho su esfuerzo, los saduceos han hecho su intento. Todos ellos sin éxito. Todos ellos humillados. Todos ellos exhibidos por la sabiduría y la claridad, y el poder de la respuesta de nuestro Señor.
Lucas dice en el versículo 40, “Y no osaron preguntarle nada más.” Ahora, es el turno de Él para hacer las preguntas. Y en el versículo 41 leemos esto: “Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?” Si fuera a titular este mensaje, probablemente lo titularía de manera simple, “El hijo de David, y Señor.” Eso en sí mismo es un título sorprendente. Ningún padre del medio oriente, jamás, bajo ninguna circunstancia llamaría a su hijo, señor. Eso sería invertir el honor y el respeto. Sin embargo, el hijo de David, también es el Señor de David.
La naturaleza del Señor Jesucristo, la naturaleza esencial de Jesucristo ha sido debatida desde que estuvo en la tierra hasta el día de hoy. Y será debatida a lo largo de toda la historia humana. Y se reduce a esto. ¿Fue Jesús Dios? ¿Es Él Dios o es meramente un hombre? El consenso general en el mundo es que Jesús fue un hombre. Vivió y murió, noble, con entendimiento, sabio, devoto, religioso, compasivo, sacrificial, bien intencionado, y cualquier otro adjetivo que a usted le guste usar; pero, un hombre. Eso es coherente, claro, con los objetivos de Satanás, porque sí Jesús es meramente un hombre, entonces Él no es Dios, Él no es el Salvador, la Biblia no es verdad. El cristianismo no es genuino, es una religión falsa. Si por otro lado Jesús es Dios, si Él es Dios, entonces Él es el Soberano, Él está a cargo, la Biblia es verdad, el cristianismo es genuino. Éste es el asunto crítico.
Recibí propaganda en el correo, esto es lo que decía: Domingo a las siete de la noche, los cristadelfianos lo invitan a usted a un estudio bíblico acerca del tema, “Jesús no es Dios”. ¿Un estudio bíblico, acerca del tema, Jesús no es Dios, por parte de los cristadelfianos? En griego eso significa, ‘los amantes de Cristo.’ No es solo los cristadelfianos raros y ridículos que rechazan la deidad de Jesucristo, también lo hacen los judíos, y los musulmanes, y los hindús, y los budistas, y los mormones, y los testigos de Jehová, y los de la Ciencia cristiana, y los cientólogos, y usted puede seguir y seguir.
Si usted va a rechazar el cristianismo, y negar su veracidad, usted tiene que rechazar la deidad de Jesucristo. Jesús no puede ser Dios, de lo contrario, si es Dios entonces ésta es la religión verdadera. Entonces, el objetivo de las religiones falsas, siempre va a ser la persona de Cristo. Hay otros errores además de éste entre cristianos, entre aquellos apóstatas que se dicen cristianos, que entienden otras cosas de manera equivocada, como la salvación por la gracia y la fe únicamente. Pero es coherente con el cristianismo, que Jesús es Dios. Y cualquier otra cosa menos que eso, en términos de definir Su naturaleza, la hace una religión no cristiana.
Habiendo dicho eso, necesito decir que hay cristianos apóstatas, podríamos llamarlos cristianos liberales, que se llaman a sí mismos cristianos, y niegan que Jesús es Dios, pero eso no es cristianismo. Los judíos en la actualidad, y a lo largo de la historia, y en la época de Jesús, no lo reconocieron como a Dios. No lo reconocieron como Jehová, encarnado. No lo reconocieron como Dios, el segundo miembro de la Trinidad. De hecho, no creyeron que el Mesías sería Dios. Creían que el Mesías iba a ser meramente un hombre, nada más. Un hombre notable, hombre poderoso, hombre influyente, un hombre quien es todo lo que un hombre podría llegar a ser, un hombre capacitado por Dios con todo lo que sería el epítome de la humanidad, para lograr por el poder de Dios, cosas más grandes que cualquier otro hombre, pero, aun así, un hombre. El Mesías debía ser un humano. Él debía ser un humano, que viniera al mundo, se volviera el gobernante de Israel, reestableciera el reino de Dios, sujetara a todos los enemigos de Israel, y gobernara al mundo de naciones desde Jerusalén y cumpliera todas las promesas de Dios a Abraham y a David.
Ellos no vieron al Mesías como Dios, Hijo de Dios, o el Salvador de pecadores. Lo vieron únicamente como un hombre. Eso fue obviamente lo que la gente creyó, porque eso es lo que los líderes les enseñaron. Cuando Jesús dijo ser Dios, Él se volvió inmediatamente un blasfemo. Él cometió el pecado más horrendo que ellos podían concebir en su sistema religioso. Decir ser Dios, era locura. Además de eso, Él entonces comenzó con un ataque intenso en contra de su teología, en contra de su poder, contra su influencia, contra su posición, contra su justicia falsa. E inclusive contra la operación de su templo. Y ese fue al principio mismo de Su ministerio, y ocurrió a lo largo de Su ministerio, y de nuevo al final, inclusive en esta semana. Él limpia el templo, confronta su corrupción, exhibe su hipocresía, e incrementa su deseo ardiente por deshacerse de Él. El Mesías verdadero, ellos creían, sería un hombre, nada más. Y Jesús, diciendo ser Dios, llegando, mostrando Su autoridad, limpiando el templo, condenando su teología, su justicia personal, y su religión, fueron crímenes dignos de muerte.
Entonces, trataron esta semana de confrontarlo sin éxito, y finalmente como leímos en el versículo 40, sus bocas fueron cerradas. Ahora, le toca a Él. Éste es Su último momento, para involucrar a los líderes religiosos de Israel, los influyentes. Éste es Su último momento, ésta es Su última conversación. ¿Qué podría imaginar usted que sería esa conversación? Bueno, usted asumiría que, si su conversación con ellos es la última, Él va a discutir lo que es el asunto más importante y así lo hace. Y Él les hace esta pregunta, versículo 41, “Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?” Llamemos a eso, una pregunta con discernimiento, una pregunta con discernimiento. Llega a la médula, penetrante, provocativa, una pregunta con discernimiento. ¿Cómo dicen que el Cristo, el Mesías, es hijo de David?
Ahora, simplemente un recordatorio, Mateo tiene un relato de esta pregunta hecha por Jesús. Marcos tiene un relato de esta pregunta de Jesús. Y los relatos de Mateo y Marcos enriquecen ésta, como lo vemos con tanta frecuencia en estos evangelios sinópticos. Y si vamos a Mateo y Marcos, encontramos unas cuantas cosas que en cierta manera nos ayudan. La primera es hacer la pregunta, ¿por qué es que Jesús está presentando este tema? ¿acaso no es está consciente en este punto, que lo han rechazado de manera total? ¿cuál es el punto de regresar para aclarar quién es Él de nuevo? ¿cuál es el punto de eso? Están determinados en su enemistad y en su odio, y en su enojo, lo quieren muerto, y cada momento que pasa, lo quieren con mayor desesperación, ¿por qué es que está presentando este asunto de Su identidad de nuevo?
Y la respuesta viene de Marcos 12:34, “Él sabía de algunos que no estaban lejos del reino.” Él sabía de algunos que no estaban lejos del reino, eso incluiría, por ejemplo, uno de los líderes llamado José de Arimatea, a quién usted conoce más adelante como el que provee una tumba para el Señor. Esto entonces, créalo o no, es un esfuerzo final evangelístico. Inclusive después de todo el odio expresado por parte de estos líderes, todos los intereses superficiales de la multitud débil, indecisa, quién estaba guiada normalmente, en últimas por la nariz, Jesús a pesar de todo eso, aún es el evangelista compasivo. Él hasta la última conversación está invitando a pecadores, que se dirigen al infierno, a que lo conozcan por quién Él es verdaderamente, a que dejen su rechazo abierto, a que dejen su indecisión.
Si Él los ha confrontado con las reprensiones más fuertes. Él los ha avergonzado públicamente por su corrupción y mentiras, pero Él todavía manifiesta suficiente preocupación como para hablar una vez más la verdad, porque Él como Dios no quiere la muerte del impío. Su gozo está en la salvación de pecadores. Su tristeza está en su destrucción.
De regreso en el capítulo 19, versículo 41. Y cuando llegó cerca de Jerusalén, inicialmente, en esa entrada triunfal, en ese lunes, un par de días antes, al verla, lloró sobre ella. Él es el Salvador que llora. Y entonces, una vez más, Él los llama a la verdad acerca de sí mismo. Y esto, queridos amigos, es absolutamente esencial para la salvación. Nadie se irá al cielo quien no cree que Jesús es Dios. Nadie. Nadie. Éste es el testimonio claro, no ambiguo, inequívoco de la Escritura. Juan 5:37, por ejemplo, “Y el Padre que me envió, Él ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído su palabra en ningún momento, ni habéis visto su forma, y no tenéis su palabra morando en vosotros, porque no creéis en aquel a quien Él envió.” Si usted no cree la verdad acerca de Cristo, usted no tiene relación con Dios.
El apóstol Pablo lo expresó de esta manera, “Si alguno no amare al Señor Jesucristo, afirmando quien es Él, sea anatema.” En 1 Juan, capítulo 2, versículo 22, “Quien es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo. Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo no tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene al Padre también.” Usted no tiene relación con el Padre, a menos de que confiese la verdad acerca del Hijo.
Entonces, una vez más, el Señor Jesús afirma Su naturaleza divina, como Dios, y de esta manera se ofrece a Sí mismo, inclusive a aquellos que lo menospreciaron. Regrese al capítulo 15 por un momento, de regreso hasta el capítulo 15, a esa historia increíblemente rica, que conocemos como la historia del hijo pródigo. Realmente una historia de dos hijos, y un padre sorprendente. Usted regresa a esa historia, usted se acuerda de que el pródigo regresó, el padre lo abrazó, se reconcilió con él, lo besó, le colocó un anillo en su dedo, una túnica, calzado en sus pies, tuvo una celebración, a la mitad de la celebración el hermano mayor aparece.
Versículo 25, él estaba en el campo, y cuando vino llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, y llamando a uno de los criados le preguntó que era aquello. Él le dijo, tu hermano ha venido y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberle recibido bueno y sano. Entonces, se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre y le rogaba que entrase. El hermano mayor, se acuerda usted, representa a ¿quién?, a los fariseos, a los escribas, a los legalistas, los líderes religiosos. El pródigo representa a los parias, los recaudadores de impuestos, las prostitutas, la escoria, los pecadores, estaban viniendo a Dios, estaban viniendo a Cristo y siendo amados, y siendo perdonados, y siendo abrazados. Y enojó a los fariseos legalistas, con justicia personal, que son vistos en este hermano mayor.
¿Y cuál fue la respuesta del padre a esto? Él comenzó a rogarle, versículo 29, “Más el respondiendo dijo al padre, he aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme de mis amigos. Pero cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Te lo ofrecí, siempre te lo he ofrecido.
Aquí está Jesús, de regreso a Lucas 20, confrontando a un hermano mayor, confrontando a los fariseos, los escribas, los líderes religiosos de nuevo, quienes se han quejado una y otra y otra vez, porque Él abraza pecadores, pródigos. Y Jesús aquí, les da una invitación, una vez más, para que consideren quien es Él, y que reciban las bendiciones, que Él de manera dispuesta le da a un hipócrita arrepentido. Y entonces, el Señor les hace la pregunta pertinente.
Pero tengo que llevarlo de regreso a Mateo, Mateo 22:41. Aquí es en dónde la conversación realmente comienza. Recuerden, Mateo, Marcos y Lucas registran el mismo incidente, todos nos dan detalles significantes. Mateo 22:4, así es cómo comenzó, aquí está lo que Jesús dijo primero: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿de quién es el hijo? ¿Qué piensan del Cristo? ¿De quién es el hijo? Y ellos le dijeron, literalmente una palabra, “de David.” Y eso exactamente lo que Él esperaba que dijeran. ¿Qué piensan acerca del Cristo? ¿Cuál es su perspectiva del Mesías? Hablemos de la naturaleza del Mesías. Hablemos de la esencia del Mesías. ¿De quién es el hijo? ¿Qué naturaleza lleva él? Y ellos responden inmediatamente con una respuesta convencional judía, “de David.”
Ahora usted viene a Lucas, y usted lee que Jesús dijo, ¿Cómo es que ellos dicen que el Cristo es el hijo de David? ¿Cómo es que ustedes llegaron a esa conclusión? Él cuestiona su respuesta común. Y fue su respuesta común. Ellos creían que el Mesías, sería meramente un hombre, pero el mejor de los hombres, el más noble de los hombres, el más dotado y bendito y más bendecido de los hombres, y un hijo de David. Y le recuerdo de nuevo que la pregunta fundamental del cristianismo es la naturaleza de Jesucristo. Si él tan solo es otro hombre, entonces la Biblia miente, Él no es Dios, y usted puede olvidarse del cristianismo. Y ellos estaban convencidos, de que el Mesías sería meramente un hombre.
Entonces, usted tiene esta pregunta que es muy directa y muy pertinente, y muy esencial, e importante, presentada a ellos. La llamo una pregunta con discernimiento, porque discierne hasta la médula en dónde está una persona espiritualmente. Es seguida por una respuesta deficiente, una respuesta deficiente. Su respuesta fue: de David. Como leí de Mateo 22, David, hijo de David. ¿Era eso verdad? Sí. 2 Samuel 7:12-14, profetiza de manera clara que el Mesías vendría de la línea de David. Lea el Salmo 89, usted lo va a encontrar ahí, cinco, seis veces. El Mesías saldrá de los lomos de David. Amós 9:11, Miqueas 5:2. Él va a estar en la línea de David.
Ahora, esto es creído de manera común por parte de los judíos el día de Jesús. Es tan obvio en el Antiguo Testamento que todos lo creían. Por ejemplo, Mateo 9:27, Jesús pasó, dos hombres ciegos lo siguieron, clamando diciendo: Ten misericordia de nosotros, hijo de David.” No sólo el Mesías iba a ser un hijo de David, todo mundo sabía eso, sino que Jesús era de hecho un hijo de David. Él estaba en la línea davídica. Y aparentemente la gente no solo sabía que el Mesías sería un hijo de David, sino que sabían que Jesús era un hijo de David. De hecho, esta fue una expresión común. En el capítulo 12 de Mateo, en el versículo 23, después de que Jesús sanó a un hombre poseído por demonios quien era ciego y mudo, las multitudes se sorprendieron y comenzaron a decir, ¿este hombre no puede ser el hijo de David, o si?
Entonces, de nuevo indicando su entendimiento de que el Mesías iba a ser un hijo de David. Mateo 15, versículo 22, una mujer cananea, salió de la región de Tiro y Sidón y comenzó a clamar diciendo, “Ten misericordia de mí, oh Señor, hijo de David. Mi hija está poseída por demonios.” Mateo 15, versículo 22, Él se fue. Capítulo 20, de Mateo, versículo 30, Una gran multitud en Jericó, dos hombres ciegos de nuevo, y dijeron, “Señor, ten misericordia de nosotros, hijo de David.” Después cuando Él entró en la ciudad: “Hosanna el hijo de David, Mateo 21, versículo 9.
Entonces todo mundo entendió eso, Lucas 18:38-39 también se refiere a Jericó, la expresión por parte de los hombres ciegos, “Ten misericordia de nosotros, hijo de David.” Es verdad que Él estaba en la línea davídica, la genealogía de Mateo 1 establece que Él está en la línea davídica. La genealogía de Lucas 3, establece que él está en la línea davídica. Su padre José estaba en la línea davídica, su madre María estaba en la línea davídica. Ambas líneas convergen claro en Él, por sangre mediante Su madre; por derecho, mediante Su padre, aunque su padre no fue su padre en términos de nacimiento humano en sí. No obstante, Él es el Hijo de David.
Y, por cierto, si Él no fuere hijo de David, se lo habrían dicho continuamente, rápidamente, los escribas y los fariseos, como también los saduceos, porque ellos mantenían registros genealógicos muy, muy cuidadosos, todos los cuales fueron destruidos en el 70 DC, en una de las grandes pérdidas para el pueblo judío, pero las razas fueron literalmente rastreadas en su genealogía, las familias, debería decir, fueron literalmente rastreadas en sus genealogías a lo largo de la raza judía. Todo eso era accesible, si Jesús no fuera de hecho el Hijo de David, ellos lo hubieran descubierto inmediatamente, en los registros genealógicos del templo, y lo habrían desacreditado ahí mismo. Los escribas guardaban esos registros con mucho, mucho cuidado, preservando cosas en las tribus correctas, en las familias correctas, en el legado correcto, para el reino glorioso, futuro, grande que vendría.
Podría ser fácilmente revisado, fue revisado estoy seguro, y ellos sabían de hecho que Él era el hijo de David, es una respuesta correcta, simplemente que es una respuesta deficiente, no equivocada, incompleta, inadecuada. De hecho, cuando el pueblo lo llamó hijo de David, hijo de David, los líderes reaccionaron de manera negativa a eso, porque sabían que no lo estaban llamando hijo de David, simplemente para identificar a Su familia, sino que lo estaban llamando el Hijo de David, como el Hijo de David que sería el Mesías. Eso es lo que ellos resintieron. Habían decenas de miles, de descendientes que salieron de los lomos de David, estuvo bien que Él fuera uno de ellos, pero no el Hijo de David, con Hijo con H mayúscula, indicando el título mesiánico.
Entonces, la dinastía davídica y la descendencia davídica, de hecho, era verdad con respecto a Jesús, pero eso no es suficiente. Entonces usted va de una pregunta con discernimiento, a través de una respuesta deficiente, a lo que yo llamaría una realidad divina, una realidad divina. Esto es maravilloso. Esto de nuevo nos muestra tanto. Versículo 42, la pregunta es: ¿cómo dicen que el Cristo es hijo de David? ¿cómo puedes decir eso, cuando David mismo dice en el libro de los Salmos, dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies? David pues, le llama Señor, ¿cómo entonces es su hijo?” Esto es simplemente sorprendente.
Ahora, permítame decirle lo que Jesús está haciendo aquí como un argumento, ¿por qué están llamando al Mesías, el hijo de David únicamente, cuando David mismo dice en el Salmo 110:1, ese es el Salmo que Él está citando, Salmo 110:1, dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Ahora, permítame hablarle del cimiento del argumento de nuestro Señor. Todo mundo, todo mundo sabía que el Salmo 110 era mesiánico, todo mundo. La interpretación estándar universal del Salmo 110, es que está hablando del Mesías venidero. Este Mesías venidero es el que va a sentarse a la diestra de Dios, la posición de poder y autoridad, y hacer de todos los enemigos de Israel, y por lo tanto de Dios, por estrado de Sus pies. Él es el héroe conquistador, Él es el héroe conquistador.
Nos recuerda mucho al Salmo 2, así es como los judíos interpretaron el Salmo 110, y fue una interpretación universal, es mesiánico. Cuando el Mesías venga Él va a ejercer la diestra de Dios, Él va a ejercer la autoridad y poder de Dios, Él va a someter a todos los enemigos de Dios, esto es de Israel, los va a colocar debajo de Sus pies. Y, por cierto, simplemente como una explicación adicional a eso, ser colocado bajo los pies de un gobernante no era en dónde usted quería estar, porque realmente era un símbolo de ejecución.
Escuche a Josué 10, cinco reyes son traídos a Josué. Versículo 24, “Y cuando los hubieran llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él, acercaos y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron, y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Versículo 26, “Y después de esto Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos.” Todo mundo sabía lo que significaba hacer de tus enemigos, tu estrado, colocar tu pie sobre el cuello de tus enemigos. Esto es mesiánico. Ellos sabían que el Mesías vendría y destruiría a los enemigos de Dios, porque eso es lo que el Antiguo Testamento profetizó.
¿Cómo entonces, si esto es mesiánico, y el Mesías va a ser el Hijo de David, puede David llamarlo Señor? Porque el versículo 1 comienza en el Salmo 110, dijo el Señor a mi Señor, esto es Yahveh, le está hablando al Mesías, y David dice, el Mesías es mi Señor. ¿Cómo puede el Mesías ser el Hijo de David, y el Señor de David? sólo de una manera. Él tiene que ser el Dios eterno, que se vuelve hombre. Él tiene que ser el Dios eterno que se vuelve en el tiempo, una criatura. Esto es sorprendente para ellos. De hecho, esto es tan sorprendente como argumento, que los judíos buscaron durante siglos, la respuesta debido a este mismo incidente. No fue mucho tiempo después de que se completó el Nuevo Testamento, y la disponibilidad de esto, que los judíos cambiaron su perspectiva del Salmo 110, y ellos dijeron: se refiere a Abraham, de alguna manera extraña.
Y otros dijeron: No. Se refiere a Melquisedec. Y otros dijeron: No, es una referencia a Judas Macabeo, quien fue un gobernante desde el 135 al 143 - 143 al 135 AC. Y aquellos que inventaron la idea de Judas Macabeo, tomaron el hebreo y lo alteraron para crear un acróstico del nombre de Judas Macabeo. Ellos fueron los que originaron los códigos bíblicos, hicieron todo lo que pudieron hacer por manipular el texto del Salmo 110, para hacerlo no mesiánico, porque si es el Mesías, al que el Señor le está hablando, y el Mesías es ciertamente el Hijo de David, David también lo llama su Señor. El Mesías es tanto hombre, como Dios. Él es el Hijo del Dios eterno, como también hombre, hijo de David. Él es el Hijo de David, y el Señor de David.
Si Él tan solo fuera un ancestro que vino siglos después, ¿cómo es que David en el tiempo presente, se refiriera a Él como mi Señor? Si usted no piensa que la exposición bíblica hasta los pronombres personales es importante, aquí hay algo que va a corregir su perspectiva, ¿verdad? Cuán importante es llegar a las palabras y a las frases, inclusive a las preposiciones y a los pronombres, ¿verdad? Bueno, algunos liberales vinieron y dijeron: No. David estuvo mal cuando Él dijo esto. Y simplemente fue un momento loco para David, él estaba equivocado. Y si usted estuviera leyendo Lucas, usted podría concluir que bueno, David lo dijo, pero Él no debería haberlo dicho.
No obstante, Mateo 22 versículo 43 dice, escuche esto, “David dijo, en el Espíritu.” Oh lo puede decir como Marcos 12:36, “David dijo en el Espíritu Santo.” Asegurémonos de que no estamos hablando del espíritu humano, él lo dijo, él lo dijo en el Espíritu, él lo dijo en el Espíritu Santo. Entonces, todo ángulo está cubierto ahí. Lo que David dijo entonces, no estuvo equivocado. Fue correcto. Fue absolutamente correcto. Mismo tipo de construcción ahí en Marcos, que usted encuentra en Hechos 4, en el versículo 25, en dónde dice, “Por el Espíritu Santo, por la boca de nuestro padre David.” Es la misma cosa. Es lo mismo. El espíritu de Dios inspiró a David a decirlo. David dijo, “el Mesías que inclusive no ha llegado aún, en este momento es mi Señor.” Eso en cierta manera me recuerda a lo que Tomás dijo cuando él vio a Jesús después de Su resurrección, y le dijo: “Señor mío, y Dios mío.”
Esto podía terminar en un pánico permanente, porque Él ha expuesto el Salmo afirmando lo que todos dijeron que era, mesiánico. Los judíos, desde la edad media hasta la actualidad, aquellos que aun consideran la Palabra de Dios de manera seria, han regresado al hecho de que este es, de manera general, un salmo mesiánico. No sé lo que hacen para escapar del hecho de que el Mesías tuvo que haber estado vivo en el tiempo de David, como también haberlo estado en el futuro, y haber sido el Hijo de David, pero si están pensando este mismo argumento, es un argumento poderoso para el Señor Jesucristo.
Y un día, en los propósitos y en la providencia de Dios, y en Su plan perfecto, el Mesías regresará para reinar, y para colocar su talón sobre el cuello de sus enemigos, en ese gran acontecimiento escatológico de Su regreso glorioso y juicio, y establecimiento de Su reino. Pero hasta ese entonces, su talón cae sobre el cuello de Sus enemigos, cada segundo de cada día. El juicio de Cristo en contra de los pecadores, y los que lo rechazan no espera el juicio final, se lleva a cabo diariamente, cada día. Sus enemigos siempre son el estrado de sus pies. Cuando el versículo 44 lo resume, David pues le llama Señor, y después pregunta, ¿cómo entonces es únicamente su hijo? Usted tiene un dilema imposible.
Los judíos fueron detenidos de manera total. Y, de hecho, eso es lo que Mateo dice, Mateo básicamente dice lo que Lucas dice antes de este incidente. Mateo lo dice después de este incidente, versículo 46, “Nadie pudo responderle una palabra, ni alguien se atrevió a partir de ese día a hacerle otra pregunta.” Después de la discusión con los saduceos, Lucas dice, que se acabó. Los fariseos regresaron después de su pequeña reunión, tienen un asunto más, y Jesús los confronta con ese asunto. Ellos estaban acabados, pero Él vino a ellos. Y después de eso estaban acabados con toda certeza. Lucas dice que no tenían nada más que decir, entonces Jesús hizo la pregunta. No pudieron responder eso, son doblemente callados.
No hay a ningún lugar adónde ir si usted rechaza a Jesucristo. No invente algún tipo de ridiculez acerca del hecho de que usted piensa que Jesús es una buena persona, la Biblia es un libro maravilloso. La Biblia dice que Jesús es Dios, Él es el Hijo de David, y el Señor de David. Él es el Dios hombre, si usted cree eso, usted afirma la Escritura, si usted no cree eso usted niega la Escritura. La Escritura entonces es para usted un engaño, Jesús es un fraude, la Biblia está llena de mentiras. Abandone el cristianismo, deje la iglesia, aléjese lo más que pueda. Pero, sí, la Biblia es verdad, y lo es, Jesús es Dios y hombre, entonces lo que Él dice es verdad, lo que Él hizo es el único camino de salvación. Y la fe en Él únicamente es el camino al cielo.
Usted podría hablar de la deidad de Jesucristo de tantas maneras. Él manifestó los atributos de Dios, omnipotencia, mandó la creación, mando a los demonios, mandó al mundo físico, mandó la muerte, mandó a la vida, perdonó pecado. Él tuvo el atributo de omnipresencia, Él tuvo la capacidad de estar en todo lugar, en todo momento si Él deseó hacerlo. Él fue omnisciente, Él conoció todo, incluyendo los pensamientos de los hombres. Él fue inmutable, nunca cambió. Él fue Santo, Verdadero, Sabio, Soberano, Amoroso, Eterno, Glorioso, Incambiable, Él es Dios, Él es Dios de la misma manera en la que Dios es Dios, y no menos.
Y si Dios se volviera un hombre, presentemos simplemente una hipótesis. Si Dios se volviera hombre, ¿cómo esperaríamos que fuera? Bueno, creo que en primer lugar esperaríamos que Él no tuviera pecado porque el Dios, el Dios verdadero, el Dios de la Escritura es Santo; Santo, Santo, Santo. Entonces, si Dios se volviera un hombre, Él no tendría pecado. ¿Acaso Jesús tuvo pecado? No. No tuvo pecado. Inclusive sus propios enemigos no podían encontrar acusación ninguna en contra de Él. Él fue Santo, sin mancha, sin contaminación, apartado de los pecadores.
Si Dios fuera un hombre, esperaríamos no solo que no tuviera pecado, la ausencia de pecado, sino que esperaríamos en segundo lugar la presencia de justicia perfecta. Él sería la más pura de las personas que jamás ha vivido. Si Dios fuera un hombre, esperaríamos que sus palabras fueran las palabras más grandes que jamás han sido habladas. Debido a que Él tiene la inteligencia más grande, y la sabiduría más grande y el dominio más grande de la verdad, y el dominio más grande de la expresión de esa verdad, las palabras de Jesús serían palabras como jamás han sido habladas por ninguna persona, en ningún lugar, en ningún momento. Y fue dicho de Él, “nunca jamás un hombre ha hablado como Él habló.” Él dijo, “Créanme por mis palabras, sin pecado, y justas, y poderosas. Créanme por mis palabras.”
Si Dios se volviera un hombre esperaríamos que Él mostrara poder sobrenatural con facilidad, porque sería un reflejo verdadero de Su naturaleza. Jesús controló la naturaleza, sanó a personas, caminó sobre agua, resucitó a los muertos, dominó al reino de los demonios, evitó a aquellos que trataron de matarlo. Literalmente hizo milagros en números que ni siquiera pueden ser contados. Y Juan termina su evangelio al decir, que hay demasiados, inclusive para escribirlos. Si Dios fuera un hombre, esperaríamos que Él ejerciera una influencia profunda sobre la humanidad. Jesús lo hizo como ningún otro en toda la historia humana, Él cambió el mundo.
Si Dios fuera un hombre, esperaríamos que Él manifestara el amor de Dios, la gracia de Dios, la bondad de Dios, la compasión de Dios. Y lo hace. También esperaríamos que Él mostrara la justicia de Dios, el juicio de Dios, la ira de Dios, y Él los muestra. Si usted lee el Antiguo Testamento y ve el retrato de Dios, lee el Nuevo Testamento, Cristo es la representación perfecta de Dios en forma humana. Eso es Hebreos 1. Los judíos no quisieron creerlo. No importa lo que Él hizo. No quisieron creerlo.
Observe Lucas 22, Lucas 22, versículo 66. Esto es después de que lo arrestan. Versículo 66, “Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los líderes, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio diciendo,” escuche esto, “¿eres tú el Cristo? dínoslo.” ¿Estás bromeando? ¿quiere saber usted cuan duros eran sus corazones? “¿Eres tú el Cristo? dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis.” ¿Cuál es el punto? “Y también si os preguntare, no me responderéis.” ¿Sabe usted que ellos nunca negaron los milagros? Ninguno de ellos. Nunca negaron la sabiduría de Jesús. Nunca refutaron Su exposición de la Escritura. Nunca desacreditaron las respuestas que Él dio. Simplemente no quisieron creer. Ese es el error triste de personas a lo largo de la historia, inclusive en la actualidad.
Y, ¿qué hay acerca de usted? ¿está usted con estos líderes duros de corazón, fríos, quienes lo ven todo, sin embargo no lo ven? Quienes nunca niegan nada, pero no lo quieren creer. O está usted con esa multitud que es indecisa de manera terminal, y puede ser guiada por la nariz, por todos lados, y un día puede clamar ¡Hosanna!, y después, unos cuantos días después, decir ¡Crucificadle! ¿Cuál es su respuesta a la pregunta, de quien es hijo Jesucristo? Si Él es el Hijo de Dios, entonces Él es verdaderamente el Mesías, el Señor, el único Salvador, y el único camino mediante el cual un pecador, mediante fe únicamente puede escapar del infierno, y entrar al cielo.
Padre, volvemos a ver como siempre lo vemos, la belleza maravillosa, la majestad de Jesucristo. En la Palabra vemos Su uso maravilloso de la Escritura, para manifestar Su propia deidad y gloria. Vemos Su compasión hacia los duros de corazón, y los indecisos. Y Señor, esto no es dado para el día de hoy, como un llamado, por así decirlo, para aquellos que están rechazando de manera abierta o están siendo indecisos, para que vuelvan a considerar de quién eres Hijo en realidad. Hijo de David, sí; pero también el Hijo de Dios eterno. El único Salvador. Quien vino primero como una ofrenda por el pecado, y regresará como un monarca reinante.
Padre, oro porque no haya un corazón aquí que se aleje, que le dé la espalda. Sino que todos abracen al Salvador y crean, se arrepientan, y reciban el regalo de vida eterna. Es en Su nombre que oramos. Amén.
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