Bueno, llegamos a un punto maravilloso el día de hoy en nuestro estudio del Evangelio de Lucas. Llegamos al capítulo 24 y al relato de la resurrección de nuestro Señor Jesús. La resurrección esperada por mucho tiempo.
Y sólo quiero darle algo así como una especie de introducción al mensaje en esta mañana al decirle que la predicación es una aventura única y maravillosa. Y debido a la naturaleza del texto mismo, cambia y fluye y adopta diferentes formas y diferentes estilos y es parte de la aventura de la misma. Conforme llegamos a la resurrección del Señor Jesucristo, vamos a avanzar a lo largo de este relato con mucho cuidado y estudiando con mucho detalle.
Debido a que todos los Evangelios, los cuatro, tratan con la resurrección, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, todos tratan con la resurrección, presentan el relato de este acontecimiento más significativo en la historia humana desde su propia perspectiva. Todos cubren algo de las mismas cosas. Sin embargo, cada uno de ellos tiene su propio énfasis en particular y detalles que son en común el uno al otro que no están en los otros relatos. Lo que esto significa es que tenemos que entretejer todo esto para poder tener el panorama completo. Y espero que usted pueda seguir este acontecimiento multifacético, conforme me esfuerzo por entrelazar los relatos juntos en torno al enfoque primordial de Lucas.
La resurrección del Cristo es el acontecimiento más grande en la historia, como dije. Es el acontecimiento primordial en el plan redentor de Dios. Es la piedra angular y el cimiento del Evangelio. De acuerdo con Romanos 10:9 y 10, para poder ser salvo usted tiene que creer en la resurrección de Jesucristo.
Ahora, entendemos que el mensaje que Dios le ha presentado a pecadores a lo largo de todas las Escrituras es que la muerte no termina nuestra existencia. Ese es el mensaje de las Escrituras desde principio a fin. Que la muerte es simplemente la puerta que nos lleva a la eternidad. Y toda persona atraviesa por esa puerta y toda persona vive para siempre. Algunos, para la resurrección de la vida y algunos, para la resurrección de la condenación tomando las palabras de Juan 5. Todo ser humano que jamás ha nacido vivirá para siempre, totalmente consciente o en gozo eterno o en sufrimiento eterno.
Para aquellos quienes por la fe han entrado al Reino de Dios, a la esfera de la salvación, la promesa es que ellos experimentarán una resurrección para vida. Que no sólo sus espíritus morarán para siempre en la presencia de Dios en gozo eterno, sino que recibirán un cuerpo resucitado apropiado para ese gozo eterno.
Ésta ha sido la esperanza del pueblo de Dios a lo largo de toda la historia redentora. Fue la esperanza de Abraham, como nos dice Hebreos 11. Fue la esperanza de Moisés, como aprendemos eso también en las Escrituras. Fue la esperanza de Job, fue la esperanza de Isaías. Fue la esperanza de Daniel, por ejemplo. Ésta siempre ha sido la esperanza del pueblo de Dios. Sea el salmista quien dice: “sé que algún día despertaré a Su semejanza,” o sea Job, quien dice: “aunque los gusanos destruyan este cuerpo, sin embargo, en mi cuerpo veré a Dios.” La esperanza de la resurrección siempre se ha encontrado en el corazón de la fe de los creyentes. Y es tan claro como el cristal a través de la resurrección de Jesucristo, quien dice en Juan 14:19: “porque Yo vivo, vosotros también viviréis. Él es las primicias de la resurrección. Él dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que en Mí cree, aunque esté muerto, vivirá.”
En ese gran capítulo 15 de Primera de Corintios se nos recuerda a la centralidad de la resurrección en palabras como estas. “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho, porque por cuanto la muerte entró por un hombre,” este es Adán, “también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados, pero cada uno en su debido orden. Cristo, las primicias; luego, los que son de Cristo en Su venida.”
La resurrección siempre se ha esperado. Ha sido cumplida de manera plena mediante la resurrección del Señor Jesucristo. El primer sermón apostólico, el primer sermón del Evangelio, en el día de Pentecostés, fue un sermón acerca de la resurrección. No tenemos tiempo para verlo todo, pero en Hechos, capítulo 2, registra que, en el día de Pentecostés, después de la venida del Espíritu Santo, Pedro se puso de pie y dijo: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de Él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.”
Después, citando de los Salmos, Pedro dijo: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.” Por otro lado, “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís…Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.” Ustedes lo crucificaron y Dios lo resucitó. Y Dios lo resucitó en cumplimiento de los Salmos, Salmo 16. Y Dios lo ha exaltado como Señor y Cristo. Él es las primicias de todos los que son resucitados. Él es ese medio, la razón por la que resucitarán los demás. Esto se volvió el tema constante de la predicación apostólica.
En el capítulo 4, Pedro, lleno del Espíritu Santo, versículo 8, habla y dice: “gobernantes del pueblo y ancianos de Israel,” versículo 10, “sea notorio a todos nosotros y a todo el pueblo de Israel en el nombre de Jesucristo de Nazaret a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos. Por Él, este hombre está en vuestra presencia sano.” Hablando del hombre que fue sanado. Ustedes lo mataron, Dios lo resucitó.
Y esto continúa y no le voy a mostrar todas las ilustraciones a lo largo del libro de los Hechos, pero, por lo menos, un par de ilustraciones. Hechos 10:38, esta vez hablándole a gentiles, “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.”
Usted puede ir al capítulo 13 y oír otro sermón apostólico acerca de la resurrección de Jesucristo. Esto se vuelve un tema resonante a lo largo de las epístolas. Romanos 6 habla de nuestra salvación siendo una unión con Cristo en Su muerte y resurrección. Segunda de Corintios 4 habla del hecho de que hay una resurrección de Cristo que se aplica a nosotros. Y mediante esta resurrección, somos resucitados. Efesios 1, Colosenses 2, Primera de Pedro 1 se vuelve el tema de la predicación apostólica y la escritura apostólica. La realidad y el poder de la resurrección entonces, permea, sino es que domina el resto del Nuevo Testamento. Y claro, como dije, los cuatro escritores del Evangelio tratan con la resurrección. Registran su verdad y efectos sorprendentes.
Ahora, recordamos, no es cierto, y hemos cantado de ello y hemos oído ser cantado que la muerte de Cristo fue el resultado de la ira de Dios cayendo en Él en lugar de nosotros. Su resurrección fue el resultado de la recompensa de Dios cayendo en nosotros debido a Él. Y entonces, nos beneficiamos en Su muerte porque Él lleva nuestro pecado. Y nos beneficiamos en Su resurrección porque nosotros entonces llevamos Su vida.
Conforme llegamos al capítulo final de Lucas, la resurrección va a dominar este capítulo entero. Porque éste es el propósito claro de Su encarnación, esta es la razón de Su venida. Para qué Él conquiste la muerte por nosotros. Y la única manera en la que Él pudo conquistar la muerte por nosotros es conquistar el pecado por nosotros, porque la paga del pecado es muerte. Y si la paga es realizada, entonces ya no hay más muerte que temer. Él paga el castigo en su totalidad por nosotros. Y, por lo tanto, la muerte no tiene aguijón, la muerte es simplemente es la puerta que se abre y somos llevados a la gloria eterna.
Ahora como dije, el relato de Lucas no nos da todos los detalles. No repite algunas de las cosas que están en Mateo, Marcos y Juan. Pero él también tiene algunos hechos que los otros no tienen. Y vamos a ver todas estas cosas.
Lucas sabía más de lo que escribió, ¿muy bien? Estoy convencido de que él conocía la historia completa. Pero cada uno de los escritores del Evangelio inspirados por el Espíritu Santo es inspirado de tal manera para escribir de una manera única, de manera coherente con su propio tema e intención.
Sabemos que él sabía más porque él escribió el libro de los Hechos y así es como él comenzó el libro de los Hechos, versículo 1: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios.” Él sabía de muchas pruebas infalibles, él sabía de muchas apariciones de Cristo. Él sabía de cuarenta días de instrucción que dice Cristo dio conforme Él apareció a los Suyos. Pero él sólo nos dio algo de información.
También sabemos que él fue compañero del apóstol Pablo y él, por lo tanto, debió haber sabido lo que Pablo sabía. Y Pablo sabía unas cuantas cosas que Lucas no incluye. Por ejemplo, que Jesús, Primera de Corintios 15:5, le apareció a Pedro. Le apareció, versículo 7, a Jacobo. Entonces, Lucas supo más de lo que escribió, pero él escribió lo que el Espíritu de Dios le inspiró a escribir de manera coherente con su tema y se mezcla de manera magnífica con los otros escritores.
Aquí no hay contradicciones. Aquí no hay desacuerdo. Pero tampoco hay manipulación de información. Aquí no hay un esfuerzo falso por tratar de que todo encaje de manera perfecta. No hay una especie de esfuerzo falso por tratar de que todo encaje con los demás. No hay evidencia aquí, como dicen algunos críticos, de que copiaron de una fuente en común. Hay algo tan natural, tan maravilloso y tan personal y tan no alterado acerca de la manera en la que cada uno de los escritores escribió, como para hacer a un lado cualquier idea de que tuvieron un esfuerzo en común por hacer que todo se mezclara. Si eso es lo que estaban tratando de hacer, fracasaron. Pero lo entretejen de una manera tan hermosa en su sentido natural.
Ahora, hay algunas cosas que los cuatro escritores nos dicen. Una es que Jesús verdaderamente estaba muerto, un hecho muy importante. Dos, que el domingo por la mañana, el tercer día después de que Él fue colocado en la tumba, la tumba estaba vacía. Otro hecho importante que todos nos dicen. Todos nos dicen que los ángeles explicaron lo que había sucedido. Y todos nos dicen que los primeros testigos oculares del Cristo resucitado fueron las mujeres. Y todos nos dicen que los apóstoles y los discípulos de los hombres, por así decirlo, se rehusaron a creer el testimonio de las mujeres.
Entonces, mientras que hay detalles variantes que ocurren en cada escritor, estas son verdades medulares. Él realmente está muerto, la tumba está vacía el domingo. Los ángeles explicaron lo que sucedió. Las mujeres son los primeros testigos oculares y los hombres no creyeron. Estas son características absolutamente cruciales de la validez de la resurrección. Esa es la razón por la que son repetidas cuatro veces. Y esa pequeña lista que le acabo de dar se va a volver el bosquejo de lo que estudiaremos hoy y la próxima vez.
Por cierto, Lucas omite una cosa. Y todos lo omiten. Los cuatro Evangelios omiten una cosa. ¿Qué es? La resurrección en sí. Entonces, si usted la está buscando, no está ahí. No hay versículos de Mateo, Marcos, Lucas o Juan que expliquen la resurrección. No hay descripción de ella. Nadie estuvo ahí. Nadie la vio. El hecho de que sucedió es obvio. Cómo sucedió es inexplicable y sólo conocido por Dios.
Con esto como una especie de panorama, comencemos viendo Lucas y lo mezclaremos con los otros tres. Ahora, usted va a tener que ser muy paciente conmigo, porque este proceso de ayudarle a entender la secuencia de los acontecimientos va a demandar que usted se mantenga concentrado. ¿Muy bien? Usted podría perderse. Pero dividamos el texto en esas partes importantes que mencioné.
Ahora, ya cubrimos el hecho de que Jesús murió poco ¿verdad? Sabemos eso. Esa es la razón por la que los soldados no le rompieron las piernas. Le metieron una espada el costado y salió sangre y agua, apuntando a que Su corazón se habría abierto y derramado la sangre mezclado con el fluido linfático contenido en el pericardio. Suficiente indicación que Él de hecho estaba muerto. Ellos quitaron su cuerpo, lo colocaron en la tumba, lo envolvieron. Sabían que estaban lidiando con alguien que estaba realmente muerto.
Pero cuando llegamos a la resurrección hay cuatro verdades claves que mencionan los cuatro escritores. Número uno, la tumba vacía. Veamos el versículo 1. “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.”
Es claro que el testimonio de Lucas es que la tumba estaba vacía. La piedra ha sido removida. Y un grupo de mujeres entran y ven eso. Son testigos oculares de la realidad de la tumba vacía. Por cierto, es el primer día de la semana, esto es domingo, lo cual encaja de manera perfecta con la profecía que Jesús dio de que Él estaría sepultado tres días. Lo metieron el viernes, está ahí el sábado, Él está ahí una gran porción del domingo porque el domingo comienza a las seis de la tarde de la noche anterior. Y entonces, Él cumple esa profecía. La profecía de la que hablamos la última vez, de Mateo 12, versículo 40. El primer día de la semana.
Por cierto, no tenían nombre para los días. No tenían lunes, martes, miércoles, jueves. Lo único que tenían eran números y todo estaba numerado con relación al día de reposo. Entonces, el primer día de la semana es el primer día después del día de reposo. Esto es domingo; y es el tercer día en el que Jesús ha estado sepultado. Y, por cierto, es el amanecer o apenas antes del amanecer en la mañana del domingo, pero el domingo comenzaba cuando se ponía el sol la noche anterior. Entonces, probablemente han pasado 12 horas del domingo.
Este es el día mismo que se profetizó y este se vuelve un nuevo día de adoración para la Iglesia, de tal manera que el sábado en el cual Jesús estuvo sepultado es el último día de reposo oficial legítimo. Esa es la razón por la que después de esto, los escritores del Nuevo Testamento dicen que el día de reposo ya no se manda. Ya no es el día. La ley del día de reposo se acabó. Todas las leyes alimenticias del Antiguo Testamento se acabaron y también se acabaron todas las prescripciones del día de reposo. Algunas personas, todavía quieren honrar el día. Usted no debe afectar su conciencia y ser insensible a eso, porque están muy bien entrenados en su judaísmo como para observar el día del reposo. Deles tiempo para desarrollar un entendimiento de la razón por la cual no es necesario. Pero ya no es necesario. Ya no hay más día de reposo.
Pablo le dice a los colosenses: “ya no hay más fiestas, lunas nuevas.” Este día de reposo fue el último día de reposo legítimo, autorizado, auténtico. Y a partir de este momento de resurrección el domingo se convierte en el día del Señor, Apocalipsis 1:10. “La Iglesia,” Hechos 20, versículo 7, “se reúne el primer día de la semana.” Primera de Corintios 16:2 dice: “cuando se reúnan en el primer día de la semana, traigan sus ofrendas.”
Entonces, el día mismo que el Señor dijo que Él resucitaría al tercer día es el primer día de la semana. El primer día entonces se vuelve el día de adoración para la Iglesia. Y creo que todavía hay algo muy maravilloso acerca de eso. Creo que este es el día del Señor, el domingo. Y creo que es maravilloso que continuamos celebrando y adorándolo como un testimonio de Su resurrección en este día. Y me encanta la idea que le entregamos el día entero a Él. Me encanta la idea de que tenemos un servicio domingo a la mañana y domingo por la noche y es el día del Señor. No me gusta la tendencia de tratar de comprimir todo en un servicio de una hora el sábado por la noche, para que usted pueda hacer lo que quiera el día del Señor.
El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron a la tumba. Ahora, ¿por qué vinieron? Se acuerda usted de cómo el capítulo terminó, el capítulo 23. Habían venido con Él estas mujeres de Galilea y siguieron, usted se acuerda a José de Arimatea y a Nicodemo, quienes se aparecieron. Los siguieron a la tumba. Todavía estaban sorprendidas, todavía estaban en shock.
Acababan de enfrentar la experiencia más terrible, horrenda, Aquel en quien habían confiado, el Señor Jesús, había sido arrestado, había sido golpeado, había sido crucificado, está muerto. Y aquí están estos hombres ahora colocando unas cuantas especias en Su cuerpo. Realmente, no unas cuantas, más de 30 kilos que Nicodemo había traído. Y están ungiendo Su cuerpo y colocándolo en la tumba. Y las mujeres todavía están sorprendidas, ellas no están ayudando. Simplemente están viendo y observando. Pero determinaron que querían tener parte en esto. Y entonces, dice en el versículo 56 que después de que vieron que Su cuerpo fue colocado en la tumba de José, ellas regresaron y prepararon especias y perfumes.
Entonces, ellas regresaron el viernes por la noche antes de que comenzara el día de reposo. No podían hacer eso. Ellas honraron el día de reposo. Dice que en el día de reposo ellas descansaron de acuerdo con el mandamiento. Entonces, ellas honraron ese día de reposo final. Pero ellas, antes de que el día de reposo comenzara, habían preparado unas especias. Y ahora, regresan con las especias. Versículo 1: “vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado.”
Ahora, muy de mañana sería, podríamos decirlo, cuando comienza a salir el sol. Ahora aquí es donde comenzamos a unir las piezas. Marcos dice que el sol había salido. Mateo dice que comenzó a amanecer. Juan dice que todavía estaba oscuro. Ahora, me imagino que es cuestión de perspectiva. Usted podría decir: “bueno, cuando comienza el amanecer, podría decir que el sol ha salido.” Pero, por otro lado, usted podría decir que todavía estaba oscuro porque el sol no ha salido en su totalidad.
Pero creo que la nota interesante es que cuando usted une todos estos, es evidente que todos entienden que éste es el amanecer. Y aquí es donde usted ve la primera razón que le expliqué. No hay nada forzado en esto, no hay nada manipulado en esto. No es algún tipo de situación en la que todos tuvieron una fuente en común y querían asegurarse de que todos trabajaran muy duro para que todo detalle encajara. Es perspectiva.
El sol pudo haber salido en el desierto oeste, de tal manera que usted ve la orilla del sol como la vemos en la parte sur de California en Estados Unidos, cuando está en la parte de atrás de las montañas antes de que vemos el sol. Pero hasta que el sol salió por encima del Monte de los Olivos al este de Jerusalén, todo detrás del Monte de los Olivos, al oeste del Monte de los Olivos habría estado en sombras. Desde una perspectiva habría estado oscuro, desde otra perspectiva, podría decir que ha salido el sol. Ha comenzado a amanecer. Sin embargo, desde otra perspectiva se podría decir que todavía estaba oscuro. Conforme el sol finalmente sale por encima del Monte de los Olivos, la luz sale en Jerusalén.
Pero hay algo más que está pasando aquí. De hecho, hay algo de especificidad en lo que Juan dice que creo que es fascinante. Ahora, recuerde que Juan dijo que todavía estaba oscuro. Todo el mundo dice que el sol salió, comenzando a amanecer, a la primera luz del día. Juan dice que todavía estaba oscuro. Juan dice esto de esta manera: en Juan capítulo 20, puede verlo por un momento, “En el primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.”
Ahora, ¿por qué estoy leyendo eso? Porque quiero que observe que esta es una dama. Esta es una experiencia singular. María Magdalena vino temprano, cuando todavía estaba oscuro. Ella vio la piedra. Ella no entró. Ella vio la piedra; ella llegó a una conclusión de que alguien se había robado el cuerpo. Sin ni siquiera haber entrado ahí, ella corrió y se acercó a Pedro sola. Esta es María sola. Ella no está con un grupo, ella no está con nadie más y ella presenta el reporte de que ladrones de cuerpos han robado el cuerpo. Y no saben dónde está. Pedro entonces y Juan, después de procesar esto, se dirigen hacia la tumba, la cual está a unos 3 km de distancia. Probablemente están en Betania.
Entonces, el punto es este: Mateo dice que María Magdalena no comenzó sola. María Magdalena estuvo acompañada, dicen las Escrituras, con otra María: María, la madre de Jacobo y José. María también llamada la esposa de Cleofás, otra María. Entonces, estas dos mujeres, María Magdalena y María, la madre de Jacobo y José también conocida como la esposa de Cleofás, comienzan juntas muy temprano por la mañana. Lo más probable es que María Magdalena es la más joven de todas. Hay otras mujeres, ¿verdad? Versículo 1 de Lucas 24, que vinieron a la tumba. ¿Quiénes son ellas? Regresando al versículo 55: “ las mujeres que habían venido con Él desde Galilea.” Y este es un grupo más grande de mujeres. Entonces, Lucas no menciona a María Magdalena en esta sección de apertura, aunque llegaremos a la mención de María Magdalena ahí en el versículo 10 en un momento.
Esto es lo que probablemente sucedió. Todas las mujeres van a ungir el cuerpo de Jesús. María Magdalena comienza con María, la madre de Jacobo. Se están moviendo más rápido que el resto, quienes pudieron haber sido mayores. Van avanzando ahí en la oscuridad, conforme comienza. Las dos Marías se dirigen a la tumba juntas. Mateo 28:1 dice que esas dos Marías se dirigieron a la tumba. En cierta manera, las primeras de las mujeres. Pero Juan dice que María Magdalena llegó a la tumba, lo cual significa que ella llegó antes que la otra. Ella llega ahí sola, de acuerdo con el relato de Juan. Todavía es oscuro en este punto y hay suficiente luz quizás como para que ella pueda discernir conforme se acerca a la tumba y se da cuenta de que la piedra ya no está ahí.
Ella da la vuelta sobre sus sandalias y se dirige en la dirección opuesta. Ella llega del lado oscuro, polvoso, por así decirlo, del amanecer. Pero es suficientemente claro como para ver que la piedra fue quitada. Ella es la primera que está ahí. Su compañera María está en algún punto allá atrás progresando en esa dirección y las otras mujeres, quizás cerca de ella, se acercan en la oscuridad a un paso diferente.
Juan dice que María Magdalena vio la entrada abierta e inmediatamente se fue, no entró. Salió corriendo. Probablemente, no fue de regreso por la misma dirección en la que las otras mujeres venían. Entonces, no hay indicación de que se encontró con ellas. Se dirige directamente a Pedro y Juan el apóstol. Y ella les da este reporte de que el cuerpo de Jesús ha sido robado. Esta es una suposición que ella no confirmó. Y por ese momento, y cuando Juan dice que todavía estaba oscuro, era la parte más oscura de cualquier experiencia que estas mujeres tuvieron porque ella fue la primera que estuvo ahí. Y conforme las otras llegaron progresivamente, se volvió, hubo luz. Y esa es la razón por la que los otros escritores dicen que cuando el grupo entero llega, Lucas dice: “cuando el sol había salido o muy temprano por la mañana.”
Entonces, el tiempo es tan maravilloso, lo explícito de las Escrituras. La primera que llega es María. El resto llega, versículo 1, a la tumba trayendo las especies que habían preparado. Ellas descubrieron lo mismo que María había descubierto, ella estuvo ahí y se fue, se dirigió a ver a Pedro y Juan. Ellas encontraron la piedra removida, esto es algo sorprendente, esto es un shock porque francamente habían estado discutiendo en camino ahí, de acuerdo con Marcos 16, escuche lo que Marcos dice: “muy temprano en el primer día de la semana vinieron a la tumba cuando el sol había salido y en el camino, se decían la una a la otra, ¿quién va a mover la piedra por nosotros de la entrada de la tumba?”
Recuerden ahora que estuvieron ahí el viernes por la noche, cuando Jesús fue colocado en la tumba y José y Nicodemo rodaron la piedra sobre la entrada. Sabían que estaba ahí y ellas hicieron la pregunta de quién iba a mover la piedra de la tumba para ellas. “Y viendo hacia arriba, vieron que la piedra había sido movida aunque era extremadamente grande.”
Entonces, camino ahí están teniendo esta discusión. ‘Vamos a ir ahí, tenemos todas estas especias que hemos preparado el viernes. Vamos a tener nuestra parte para mostrar nuestro amor al Señor al colocar especias, más especias en Su cuerpo, pero, ¿quién va a quitar la piedra? ¿Quién la va a rodar?’ Recuerden que ellos habían rodado en la piedra ahí al frente. Marcos 15:46 dice que él rodó una piedra y la colocó en la entrada de la tumba, José de Arimatea. Ellas no tenían idea de cómo iban a quitar esa piedra de ahí.
Además, ellas no tenían idea de que algo más había sucedido. El día después de la preparación, Mateo 27:62: “Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.”
Las mujeres no tenían idea que eso había pasado el sábado. El sábado, los judíos que temían que los discípulos se podrían robar el cuerpo para inventar una resurrección falsa, le pidieron a Pilato una guardia. Obtuvieron una guardia. La tumba está sellada con un sello romano oficial que no podía ser roto. Y una guardia romana es colocada frente a la tumba. Ellos no tenían idea de eso. Van ahí pensando que es sólo la tumba. Pero el único obstáculo que van a enfrentar en la piedra. Entonces, no habrían sabido acerca de la guardia.
Ahora, cuando ellas llegan ahí, lo que es interesante es que no había ningún guardia ahí. No dice nada en ninguno de los cuatro Evangelios acerca de las mujeres que se encontraron con la guardia romana. En absoluto. Ningún punto. Usted pregunta dónde fueron. Bueno, para eso usted tiene que regresar a Mateo 28. Y aquí, en Mateo 28, en el versículo 2, lo que pasó el sábado es que establecieron una guardia. Lo que pasó en las primeras horas oscuras del domingo, versículo 2: “Y hubo un gran terremoto;” este sería el segundo terremoto. Hubo uno el viernes, igual de severo que partió las piedras y abrió tumbas.
Hubo un gran terremoto, “porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.” Bueno, han estado pasando algunas cosas interesantes mientras que estas damas no estuvieron ahí.
La guardia es colocada el sábado. Y el domingo por la mañana, un ángel desciende del cielo. Hay un terremoto inmenso. El ángel rueda la piedra y los guardias, entran en un estado de shock o en algún tipo de coma. Por cierto, el ángel no rodó la piedra para dejar que Jesús saliera. Él movió la piedra para que pudiera entrar la gente. Jesús podía atravesar las paredes. Él lo hizo un poco después, ¿no es cierto? Con la puerta estando cerrada, Él se apareció a los apóstoles.
Ahora, ¿qué paso? Bueno, le voy a decir básicamente. Es bastante obvio. Ya para cuando las mujeres están ahí ya no hay soldados allí. Si hubiera habido soldados ahí, habrían hecho algún comentario a ellas. Habrían tenido una conversación con ellas, les habrían preguntado cómo es que eso sucedió. ¿Qué sucedió? Es razonable asumir que, en la oscuridad profunda del domingo por la mañana, cuando vino el temblor y los soldados entraron en un coma, eventualmente salieron de él y se dieron cuenta de lo que había pasado.
Ya no está la piedra, tenían estas visiones vagas de un ángel refulgente y las reverberaciones de un terremoto inmenso, se dieron cuenta de que el cuerpo de Jesús ya no está.” Por lo tanto, habían fracasado en su deber. Ellos entendían las implicaciones de eso. Ellos saben que algo poderoso, sino es que sobrenatural ha pasado. Ellos se dirigen de regreso a la ciudad. Tan pronto como ellos despiertan ya no hay razón alguna para quedarse allí. Porque Jesús ya no está. Ellos debieron haber entrado en la oscuridad profunda y haber descubierto que no estaba ahí. Entonces, tienen que enfrentar la realidad. Tienen que ir a los líderes judíos y tratar de explicarles lo que había pasado. Ya para cuando las mujeres llegan ahí, ya no están. Ya no están.
Ahora, regresaremos a los soldados más adelante y lo que reportaron. Pero regresemos a la tumba. María Magdalena llega a la tumba. No ve adentro, simplemente ve que está removida la piedra y concluye que alguien se robó el cuerpo. Y ella corre y va y habla con Pedro y con Juan. Están bastante incrédulos al respecto. Y van a ir a revisarlo por sí mismos y van de regreso la tumba.
Por cierto, María Magdalena no pensó ni por un momento en una resurrección. Nunca le pasó por la mente. Conclusión instantánea, alguien robó Su cuerpo. No tenía el concepto de una resurrección en su mente. Juan entonces sigue la historia. Si usted sigue el relato de Juan, de Pedro y de Juan, conforme se apuran yendo a la tumba. Y Juan, siendo más joven, se acuerda, corre más rápido y llega ahí primero. ¿Qué están haciendo? Están corriendo para verificar la historia de María Magdalena de que alguien se había robado Su cuerpo. Entonces, al amanecer, las mujeres ya se están acercando a la tumba. Los hombres todavía están a unos 3 km de distancia, dirigiéndose en esta dirección.
Entonces, regresemos a la tumba y veamos dónde están las mujeres. Versículo 3: “y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.” A diferencia de la impulsiva María Magdalena, quien llegó a una conclusión sin revisar, ellos entraron a la tumba. Todas las suposiciones naturales serían que María Magdalena tenía la razón. Alguien tuvo que robarse el cuerpo porque la gente muerta no va a ningún lugar. La gente muerta no se levanta y sale caminando de una tumba. Tiene que ser sacados. Y entonces, la conclusión de ella es una conclusión muy razonable.
Pero simplemente hay una pequeña indicación hermosa que Lucas hace aquí que me encanta. “Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.” Pudieron haber dicho el cuerpo de Jesús. Señor Jesús, ese no es un título usado en la descripción de muerte y la descripción de la sepultura del Señor Jesús. Pero es un título de Él a manera de resurrección. Dios lo resucitó de los muertos y lo declaró Señor. De hecho, eso es exactamente lo que Pedro dijo en Pentecostés. Por tanto, sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios le ha hecho Señor y Cristo. Él es ahora Señor. A Él ahora se le ha dado el nombre que es sobre todo nombre, el nombre Señor para que toda rodilla se doble.
¿Qué necesitamos ver en esto? La tumba está vacía. La tumba está vacía. Los soldados saben que está vacía. Esa es la razón por la que se fueron. Si el cuerpo todavía estuviera ahí, ellos todavía lo habrían estado cuidando. No están ahí, no están en la escena. Nunca interactúan con las mujeres en absoluto. Las mujeres nunca los ven. Se fueron. ¿Por qué? Porque no hay nadie ahí. Es evidente que las mujeres vieron y no encontraron a nadie ahí. Sorprendente, porque él había estado metido ahí en una tumba tapada por una piedra, sellada, protegida de tal manera que no había manera alguna en la que alguien pudiera entrar y sacar el cuerpo y, sin embargo, no estaba ahí. Es evidente que los seguidores de Jesús no se lo robaron porque su posición era que alguien más se lo robó. No esperaban la resurrección.
Nadie vio lo que le sucedió al cuerpo de Jesús; los soldados no lo vieron. Ellos recibieron una anestesia divina, la aparición refulgente de un ángel en un terremoto. No fueron los seguidores de Jesús los que vinieron y se robaron el cuerpo, ellos sabían esto. Los soldados sabían eso. Ellos sabían que algo muy poderoso, muy sobrenatural, había sucedido.
Entonces, veamos lo que ellos dijeron. Regresemos a Mateo 28. Cuando ellos finalmente llegaron a los líderes judíos para tratar de explicar. Versículo 11: “Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.” ¿Qué es exactamente lo que les dijeron? Bueno, ellos reportaron exactamente todo lo que les había pasado. ¿Qué les habrían dicho? ‘Señor, hubo este terremoto realmente severo, realmente fuerte. Y después, estaba este ser refulgente, quien movió la piedra. Y después, perdimos la conciencia. Y después, llegamos y el cuerpo ya no estaba ahí.’
Eso es lo que dijeron porque eso es lo que pasó, versículo 12: “Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados.” ¿En serio? ¿Se acuerdan para qué? ‘Oh,’ les dijeron, ‘deben decir: Sus discípulos vinieron de noche y se lo robaron mientras que estábamos dormidos.’ ‘¿Qué? No vamos a decir eso,’ porque un soldado romano que se dormía durante su guardia, podría llegar a ser ejecutado. Pero deben mentir. Y si llega a los oídos del gobernador, Pilato, quien era el comandante en jefe de todos los soldados, sabían que estarían en problemas. Los líderes judíos dijeron: ‘nosotros lo vamos a convencer y los vamos a proteger a ustedes. Los vamos a proteger.’ Y ellos recibieron el dinero e hicieron como se les instruyó y la historia fue esparcida entre los judíos; y hasta el día de hoy, hasta el día en el que Mateo está escribiendo, es todavía la historia que los discípulos vinieron y se robaron el cuerpo.
Los soldados romanos sabían que era una mentira. Ellos fueron sobornados. Los judíos sabían que era una mentira; ellos pagaron el soborno. La tumba estaba vacía. No había explicación fuera de la experiencia de los soldados y ellos fueron sobornados para no decir la verdad.
Si Jesús no resucitó de los muertos, habría sido algo fácil que los judíos probaran. Simplemente, saca Su cuerpo. Pero no pudieron, entonces se enredaron en esta serie sin esperanza alguna de ridiculeces tratando de explicar cómo es que la tumba estaba vacía. E inventaron una mentira, una mentira inmensa para cubrir la verdad. Nunca, ningún líder judío, ninguna persona judía jamás negó que la tumba estaba vacía. Ellos simplemente inventaron la mentira de que los discípulos se la habían robado, una mentira que es imposible de presentar porque los discípulos, las mujeres, los hombres no tenían ninguna expectativa de que Jesús resucitaría.
Es importante entender que la tumba está vacía. No hay explicación para eso a nivel humano. La única explicación es el texto de la Escritura: un ángel vino, quitó la piedra y Cristo, quien prometió resucitar, estaba vivo y salió caminando.
Y, por cierto, la tumba vacía fue suficiente para convencer a Juan. Él es el único que realmente está convencido. Según Juan 20, versículos 6 al 8, “Juan vio la tumba vacía, vio la ropa ahí y creyó.” Nadie más creyó.
Las mujeres están en shock. El primer testimonio importante es que esa tumba estaba vacía. Ahora, algunos han dicho: “bueno, ellos fueron a la tumba equivocada.” No, ellas no fueron a la tumba equivocada porque ellas sabían a qué tumba ir porque ellas habían estado ahí el viernes por la noche. Ellas conocían la tumba. Y los judíos conocían la tumba porque esa fue la tumba que ellos sellaron y protegieron. Y la tumba estaba vacía. Y no hay manera alguna en la que los discípulos se robaron Su cuerpo. ¿Qué necio habría robado un cuerpo y después morir como un mártir por una farsa?
El segundo elemento de esta historia que es tan importante es el mensajero angelical. Los mensajeros angelicales, versículos 4 al 7. Las mujeres están en shock porque el cuerpo no está ahí. Están a punto de quedar aterradas, versículo 4, “Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes…” Como el ángel que había venido en la oscuridad cuando los soldados todavía estaban ahí y quitó la piedra, alguna apariencia refulgente. “y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.”
La primera gran evidencia de la resurrección es la tumba vacía. Escuche: la segunda gran evidencia de la resurrección es la revelación divina. Están perplejas, de regreso al versículo 4, están perplejas y no tienen idea de lo que sucedió. La prueba entera, la cruz, todo esto es algo fuera de lo normal. Parece que no es real. Si no es que realmente es absurdo. Están ahí de pie, conforme sale el sol y las sombras; y enfrentan la escena más aterradora que jamás han experimentado en todas sus vidas. No hay razón para suponer que algunas de estas mujeres habían visto a algún ángel fuera de la madre de nuestro Señor.
Repentinamente, dos hombres están de pie junto a ellas en ropas refulgente. Juan los describe como dos ángeles. Los ángeles aparecen con frecuencia con forma humana. Marcos describe a uno de ellos como un joven. Entonces, son ángeles, seres espirituales que adoptan forma humana y adoptan la forma de un hombre joven. Eso sería algo coherente que hace un ángel porque los ángeles no envejecen.
Es evidente que son dos, quizás debido a Deuteronomio 19:15. Dos testimonios para validar cualquier cosa. Sin embargo, Mateo y Marcos sólo hablan de uno que habla. Mateo y Marcos dicen que un ángel habló. Un ángel habló. No se refieren a dos, simplemente identificando el hecho de que hubo dos ángeles. Pero uno a la vez habló. Hablaron por separado. Y estoy seguro de que probablemente hablaron repetidamente, porque encuentra un poco de variación en lo que dicen. Mateo, Marcos y Lucas le dan algo de variación en lo que de hecho dijeron, lo cual me indicaría que es una conversación sobrenatural conforme ellos decían algo, y las mujeres tenían dificultad en procesar eso. Y uno a la vez, no en unísono, hablaban.
Entonces, Mateo y Marcos nos dicen lo que los ángeles dijeron como individuos. Pero sabemos a partir de Juan y Lucas que hubo dos de ellos. Tuvieron una conversación con ángeles por primera vez en sus vidas tratando de entender eso. De nuevo esta ahí ese sentido maravilloso, natural de no tratar de ligar de manera artificial estas cosas. Dijeron lo mismo de una manera diferente, sin duda, varias veces.
Al principio, cuando las mujeres los bienes, versículo 4, dice que estaban de pie cerca de ellas. Más tarde, Juan dice que cuando María Magdalena regresó, más tarde, ella regresa, estaban sentados. No hay contradicción aquí. Esto nuevamente es una escena bastante natural. Ahora están de pie y más adelante, están sentándose en el lugar en donde Jesús había estado colocado ahí, adentro de la tumba. Están usando esta ropa refulgente como la apariencia refulgente de Jesús en la transfiguración. La apariencia refulgente de los santos en Apocalipsis 19, quienes regresaron con algo de la gloria, el reflejo Shekhiná del cielo mismo. Esto indica de manera clara que estos son mensajeros divinos. No hay otra explicación, no sólo son hombres jóvenes. No sólo son ángeles que son hombres, sino que puede ver que realmente son ángeles. Son ángeles que aparecen en la forma de hombres jóvenes. Son seres brillantes, refulgentes, que obviamente son celestiales. Y el resultado es predecible: es conforme las mujeres están aterradas y bajan sus rostros al suelo, están aterradas en emphobos, una forma enfática de la palabra phobos de la cual usted obtiene fobia, temor, pánico. Quedan aterradas. Inclusive después de que el mensaje es presentado por los ángeles, su terror realmente no es mitigado porque Marcos 16:8 dice que después de que oyeron el mensaje, huyeron de la tumba porque el temor y el asombro que las había acogido y no le dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
Digo, este es un tipo de experiencia como la de Isaías, usted sabe, en donde él se colapsa en el capítulo 6. Este es un tipo de experiencia como la de Ezequiel, en donde él entra en uno de estos comas espirituales cuando está en la presencia de ángeles. Este es un tipo de experiencia como la de Juan cuando él cae como muerto en Apocalipsis 1 ante la visión del Hijo glorificado. Esta es una experiencia como la transfiguración. Ellas están absolutamente aterradas y corren en asombro.
Por cierto, conforme corren, conforme salen, comienzan a entender. Mateo 28:8: “Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo,” comienzan a entender esto. La tumba vacía, acabamos de platicar con ángeles. Y conforme el temor se desvanece, el gozo se apodera de ellas conforme se dirigen hacia los apóstoles, quienes están ahí, menos Pedro y Juan quienes van camino a ahí.
Pero ya para cuando llegan ahí, simplemente no pueden esperar a hablar con esos apóstoles y contarles lo que pasó. Pero comienza siendo aterrador. Ellas bajaron el rostro a tierra, en cierta manera, se postran. Ellas saben que están en la presencia de ángeles, y los ángeles están asociados entre los judíos con la entrega de la ley, ¿verdad? La ley vino por ángeles. Esto es tan, tan importante, porque los ángeles hablan.
Y esto, amigos míos, es revelación divina por parte de Dios, testimonio personal por parte de Dios a través de Sus ángeles confirmando la realidad de la resurrección. Los hombres les dijeron, en el versículo 5, ¿por qué buscáis entre los muertos al que vive? Una especie de reprensión suave. Al que vive, el que es la resurrección y la vida. Que dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Aquel del que Romanos 6:9 dijo que la muerte no podía contenerlo. Esto, por cierto, es el primer anuncio de que Jesús está vivo. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive, el que es la vida, el que no puede morir, Aquel al que la muerte no puede retener, entre los muertos?
Y después, los ángeles se vuelven muy específicos, versículo 6: “No está aquí,” ¿por qué?, “sino que ha resucitado." Pasivo. Él ha sido resucitado. Ēgerthē, él ha sido resucitado. Esta es la única explicación posible para la tumba vacía y es el testimonio de los mensajeros santos de Dios. Es inerrante, es autoritativo, es irrefutable y es un cumplimiento de la promesa. Y ellos le recuerdan eso. “Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.” Tres cosas: entregado, crucificado, resucitado.
Él les dijo, Él les dijo a ustedes ahí atrás en Galilea. Esto no es algo nuevo. Esto es un recordatorio. Esa es la razón por la que es una reprensión suave. ¿Por qué buscan al vivo entre los muertos? Esta es una reprensión suave. Él ha estado diciendo esto por mucho tiempo. Si usted regresa a Lucas 9 cuando Él todavía está en Galilea y en el versículo 22, Él les advierte a ellos y dice: “el Hijo del Hombre debe sufrir muchas cosas. Ser rechazado por los ancianos y los principales sacerdotes y los escribas y matado y ser resucitado en el tercer día.” Él les dijo eso.
Lo volvió a reiterar en el capítulo 9, versículo 43, ellos estaban todos sorprendidos ante la grandeza de Dios mientras que todo el mundo se maravillaba ante lo todo lo que Él estaba haciendo, Él les dijo a Sus discípulos: entiendan esto: el Hijo del Hombre, va a ser entregado en manos de hombres. Pero no entendieron esta afirmación. Estaba escondido de ellos para que no lo percibieran y tenían miedo de preguntarle. Aunque Él lo dijo y por cierto, lo repite, y los repite y lo repite. Él hace la misma promesa varias veces registrada en el libro de Mateo, varias veces registrada en el libro de Marcos. Otra vez, en el capítulo 18 de Lucas. Esto es lo que va a pasar. Y todo comenzó ahí en Galilea, ¿no se acuerdan que Él va a ser entregado, Él va a ser crucificado y Él va a ser resucitado? Entregado, crucificado, y resucitado.
Entonces, la evidencia acerca de la resurrección es la tumba vacía. Y no hay otra explicación para la tumba vacía que una resurrección. Los judíos no se robaron Su cuerpo. Los romanos no se robaron Su cuerpo. Los apóstoles no se robaron su cuerpo. Las mujeres no se robaron Su cuerpo. Sus enemigos no tenían razón alguna de robarse Su cuerpo y haber inventado una resurrección. Ni siquiera sus amigos creían en una resurrección, ni se habrían robado Su cuerpo y habrían inventado una resurrección falsa y después habrían salido y muerto como mártires por una farsa. Los ángeles dan la única explicación posible: no está aquí porque Él ha resucitado.
Entonces, mis queridos amigos, ustedes tienen, conforme cerramos, las primeras dos grandes pruebas de la resurrección: una, una tumba vacía; dos, revelación divina. Revelación divina. Si usted comienza en el libro de los Hechos y en el primer sermón, “Dios lo resucitó de los muertos”. Usted llega al libro de Romanos, “Dios lo resucitó de los muertos”. Usted llega a 1 Corintios 15, “Dios lo resucitó de los muertos.” Usted llega a Efesios 1, “Dios lo resucitó de los muertos.” Usted llega a Colosenses, “Dios lo resucitó de los muertos.” Usted llega a Apocalipsis 1, “Él tiene poder sobre la muerte.” Este es el testimonio continuo de las Escrituras, la santa Palabra de Dios. Que Jesús fue resucitado de los muertos por el poder de Dios.
Entonces, negar la resurrección del Señor Jesús es uno, negar la realidad de la evidencia histórica. Y dos, negar la Palabra de Dios. Y como dije, Hebreos 2:2 dice: “la ley vino por los ángeles.” Ellos estaban acostumbrados a que los ángeles entregaran la revelación de Dios. El problema para aquellos que rechazan la resurrección no es falta de evidencia, es amor al pecado y una dureza de corazón. Las doctrinas demoníacas que niegan la resurrección de Cristo son motivadas por la impiedad. La gente no está dispuesta a aceptar las consecuencias necesarias e inescapables de la resurrección, esto es que Jesús es, por lo tanto, Señor.
Si usted cree en la resurrección, Jesús es, por lo tanto, Señor. Si usted no quiere a Jesús como Señor, entonces usted va a negar la resurrección. Si hay una resurrección Jesús es Señor y la Biblia es verdad. Y, por lo tanto, todo hombre va a rendir cuentas a Su Señorío. La evidencia más importante de la resurrección, escúcheme, es el testimonio de Dios, dado por ángeles enviados de Su presencia y reiterado por el Espíritu de Dios al inspirar a los escritores del Nuevo Testamento.
Y voy a decir lo que dijo Geldenhuys, y es dicho de manera maravillosa, y cito: “si Jesús no hubiera resucitado, el Nuevo Testamento nunca habría sido escrito.” Nunca. Porque quién habría querido escribir la biografía de alguien que habría hecho esta tremenda declaración de ser el Mesías y de ser divino, de ser Dios, pero cuya carrera terminó en una muerte vergonzosa. Pero Dios sea alabado porque Jesús resucitó y esa es la razón por la que el grupo de hombres que escribió los libros del Nuevo Testamento tomó sus plumas con tanto entusiasmo y convicción santa. Y a lo largo de sus escritos, percibimos la nota clara de su convicción firme de que Jesucristo, el que había muerto, resucitó de los muertos y fue investido con poder y gloria divina.” Fin de la cita.
Ahora, eso es todo lo que podemos hacer hoy. Todavía tenemos a las mujeres aterradas. Se van a tener que quedar así por una semana. Lo mejor está por venir. Padre, gracias por nuestro tiempo en esta mañana en Tu Palabra. Tan preciado, tan rico. Llena nuestros corazones de gozo al creer, como dicen las Escrituras. Gracias por darnos vida a través de Tu resurrección. Ahora Señor, atrae a Ti mismo a aquellos que necesitan creer y ser salvados del pecado y la muerte y el infierno y esperar la resurrección gloriosa que le espera a aquellos que aman a Cristo. Lleva a cabo Tu obra en todo corazón. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.
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