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Ahora, está mañana quiero que abra su Biblia en Juan 9, el 9º capítulo de Juan. Continuamos avanzando a lo largo de esta biografía de Jesús que se enfoca en Su deidad. “Esto ha sido escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en Su nombre”. Ese es el versículo tema, capítulo 20 versículos 30 y 31. Entonces, es escrito para probar que Jesús es Dios en carne humana y para probar que Él es el Salvador, y para que creyendo en Él trae salvación eterna. Ese es el propósito del Evangelio de Juan, si no es tan solo historia, es un tratado evangelistico con miras a llevar a la gente a confiar en el Señor Jesucristo, el único Salvador. Y conforme Él vive su vida a través de los lentes del Evangelio de Juan, Él continúa demostrando Su deidad. Al mismo tiempo, el pueblo de su nación, Israel, continúan incrementando su rechazo contra Él.

Cuando llegamos al capítulo 9 hay una especie de matiz que se añade aquí que nos dice que hemos pasado algún tipo de punto clave, y esto es en el pasaje que vamos a estar viendo en el versículo 2, que usted ve la mención de sus discípulos. Esta es la primera vez que Sus discípulos han sido mencionados en este contexto en particular en su ministerio en Jerusalén, porque Él todavía se ha estado enfocando en las multitudes. Él todavía ha estado interactuando con el pueblo, demostrando quién es Él, declarando quién es Él, presentando declaraciones acerca de su identidad que son apoyados por su poder expresado en los milagros que Él hizo. Él ha estado trabajando, podríamos decir, con el pueblo y con los líderes.

Pero estamos tan solo a unos cuantos meses de su muerte, y el rechazo fijo del pueblo se ha vuelto claro y se ha cristalizado. Y ahora lo vemos comenzando a cambiar de enfoque, como también lo vemos en los otros evangelios hacia sus discípulos en los últimos meses, para asegurarse de que Él responda que sus preguntas y los prepare para lo que les está esperando. Esto entonces, nos diría creo que, en un sentido, Él ha cruzado el borde y ahora está en la bajada alejándose de las multitudes, alejándose de la nación de Israel, alejándose de los líderes, que han determinado qué hacer con Él, enfocándose en Sus discípulos. Eso no quiere decir que esta porción en particular de la Escritura no debería tener impacto en el pueblo y los líderes, porque de hecho así fue, pero esto presenta un énfasis nuevo.

Permítame leer los 12 versículos de apertura de este capítulo. El capítulo entero hasta el final, básicamente está diseñado en torno a una curación milagrosa, todo el capítulo. El capítulo en su mayoría es entregado a esta explicación del milagro mismo, esa es la razón por la que lo he titulado: La Incredulidad Investiga Un Milagro, porque eso es exactamente lo que va a pasar, pero primero tenemos que comenzar con el milagro mismo, el cual ellos investigan.

Versículo 1: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé”.

Enfermedad, deformidad, muerte han dominado la vida en el mundo desde la caída de Adán, lo cual significa esencialmente toda la historia humana. Nos toca a todos, todos estamos en el proceso de morir, todos estamos infectados y afectados por la corrupción que vino mediante el pecado. Familiarizados con la enfermedad, familiarizados con la enfermedad, familiarizados con la deformidad. Todo eso es parte de la vida. Literalmente, ha dominado la vida desde el comienzo, desde la caída misma registrada en Génesis capítulo 3. Y si usted va al Antiguo Testamento, estas influencias corruptoras cayendo sobre la vida física son tan dominantes y tan normales y tan imposibles de abatir y tan ininterrumpidas, que, a lo largo del Antiguo Testamento entero, la curación milagrosa es tan rara que virtualmente no existe. Estuvo la curación de Naamán el leproso, quién fue un terrorista de frontera atacando a los judíos, eso está en 1 Reyes. Y después, estuvo el rey Ezequías, quien tuvo una enfermedad mortal, y Dios lo libró y lo curó de esa enfermedad mortal. Eso es 2 Reyes. Y después, en Números 21 Dios envió serpientes que mordían a los hijos de Israel con veneno mortal, habrían muerto si el Señor no hubiera sido misericordioso hacia ellos y curó sus mordidas de serpientes.

Entonces, tiene la curación de Naamán, un individuo; la curación de Ezequías, un individuo; la curación de un grupo de israelitas, los judíos, que fueron mordidos por serpientes. Y en términos de una curación individual abierta muy, muy rara y fuera de lo normal, cuando usted llega al Nuevo Testamento, conforme el Nuevo Testamento comienza, hay un par de milagros físicos de curación, uno le pasa a Elizabet, de tal manera que la que había sido estéril toda su vida es capacitada para tener un bebé, Juan el Bautista. Ese es un milagro de curación. Y después, claro, está María, y María no es un caso de curación, pero a María se le da el derecho y el privilegio y el poder de tener un hijo sin un padre, un padre humano, el nacimiento virginal.

Pero cuando usted ve el Antiguo Testamento, usted tiene seis ocasiones en las que un milagro en sí físico produjo un cambio en la fisiología de alguien. En el Antiguo Testamento usted tiene tres resurrecciones, eso es todo, tres. La hija de la viuda en 1 Reyes 17, la hija de la viuda sunamita en 2 Reyes 4 y el hombre en la tumba de Elías en 2 Reyes 13; tres resurrecciones, eso es todo. Muy, muy raro a lo largo de la historia entera desde la caída hasta la llegada del Señor Jesucristo.

Y, por cierto, dice usted: “Bueno, eso es solo el Antiguo Testamento”. Sí, pero si usted solo tomara el Antiguo Testamento, esa sería la central de la religión, ¿no es cierto? Eso sería en donde Dios estuvo más activo, eso sería en donde Dios está operando. Dios está actuando a través de los padres, a través de los profetas, a través de la historia de Israel, la nación de Israel, y en todo ese período de la historia en el que Dios está actuando, los milagros no suceden fuera de ocasiones extremadamente raras, milagros de curación, hasta que Jesús se aparece. Y cuando Jesús aparece, los milagros explotan en toda dirección a lo largo de Su ministerio de 3 años.

Por cierto, Él no hizo milagros durante los primeros 30 años de Su vida, ninguno. ¿Por qué? Cuando Él llegó a la edad de 30 y fue a una boda en Caná y convirtió el agua en vino, la Biblia dice que este es el primer milagro que Jesús hizo.

Entonces, estos evangelios absurdos, gnósticos, falsos, que presentan a Jesús haciendo milagros como un niño, no son nada más que necios. Simplemente, no tenemos curaciones en la historia. Usted no tiene la enfermedad o la deformidad siendo revertida de manera milagrosa. Usted no tiene resurrecciones. Usted no tiene a personas regresando de los muertos, esta es una ocasión muy rara. Después usted llega a la vida y ministerio de Cristo y las curaciones están sucediendo virtualmente, diariamente. Esta es una explosión que tiene la intención de demostrar que el Mesías, el Hijo de Dios, Dios en carne humana ha llegado al mundo.

Mateo 2:15 dice que Él estaba curando a todos, Él estaba curando a todos. Entonces, Él estaba curando a toda persona en todo lugar. Esa es la razón por la que he dicho muchas veces, que Él expulsó la enfermedad esencialmente la tierra de Israel. Y esto según Hechos 2:22, en las palabras de Pedro que hemos estado viendo en nuestro estudio de Hechos, este es Dios dando testimonio de Jesús como el Mesías por milagros. Estas son curaciones sobrenaturales. Estos son milagros creadores. A la gente que tenía miembros corporales deformados, se les dieron nuevos miembros. La gente que tenía órganos deformados y enfermos, a esas personas se les dieron órganos nuevos. A la gente que tenía ojos ciegos se les dio ojos nuevos. A la gente que no podía oír, se le dio oídos nuevos. Cada uno fue una obra creadora. Esto es coherente.

Juan presenta el Evangelio al decir: “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”. Nada de lo que fue hecho, fue hecho sin Él. Todas las cosas fueron hechas por Él. Él es el creador y lo vemos a Él crear. Todos estos milagros de curación son actos sobrenaturales de creación, tomar algo corrupto, algo deformado, algo enfermo, algo infectado y reemplazarlo con algo totalmente nuevo. Las obras de Dios mediante Cristo. No hay explicación natural para ellos. No hay explicación médica para ellos. No hay explicación psicológica para ellos. Estas no son enfermedades psicosomáticas que la gente imagina que tiene, en cierta manera superadas por el poder de Dios como un psicólogo. No hay medicina que Él usa. No hay fórmula aplicada en ninguna de estas enfermedades. No hay proceso natural. Estos son milagros divinos sobrenaturales instantáneos, transformadores, creadores, hechos por una palabra, un toque, instantáneamente y de manera completa. Nada como esto en la historia humana. Todo explotó en un período de 3 años. El profeta Isaías en el capítulo 42, versículo 7 dijo que el Mesías vendría y sanaría; Él vendría y sanaría. Y este es el cumplimiento de esa profecía mesiánica en esa canción del siervo de Isaías capítulo 42.

Ahora, aquí obviamente, permítame decir esto primero, obviamente hay tantos milagros que no están todos en el Nuevo Testamento. Pero Juan nos dice eso, porque al final de su evangelio, él dijo: “Si todo lo que Jesús hizo fuera registrado, los libros del mundo no lo podrían contener”. Tenemos el privilegio aquí en el capítulo 9 de ver uno de las decenas de miles de milagros, milagros creadores que Jesús hizo. Vamos a examinar este milagro junto con algunos incrédulos, y vamos a descubrir cómo la incredulidad investiga un milagro.

Este milagro por sí solo, debería haber cambiado de manera sustancial su perspectiva de Jesús. Si no habían entendido ya que Él era divino, esto debería haber sido suficiente para afirmar su afirmación de ser Dios. Pero en lugar de esto, en lugar de venir a la fe, en lugar de reconocer que no había explicación humana para lo que ellos habían visto y experimentado, lo único que hace es elevar su enemistad, eleva su enojo. Entre más evidencia da Jesús, más enojados están, su odio se incrementa, su conflicto sube más. Entonces, lo inevitable sucede. Jesús comienza a abandonarlos. Y esa es la razón por la que vemos la presentación de pláticas, de conversaciones no tanto con los fariseos como con los discípulos. Han fijado su ignorancia engañada en piedra en la mayoría de los casos. Meramente están trabajando por reunir más acusaciones absurdas en contra de Jesús para que puedan presionar el asunto de su ejecución. Ese es un cumplimiento triste trágico del primer capítulo de Juan: “A los suyos vino y los suyos no le recibieron”.

Ahora, el capítulo 9 está dedicado al milagro y la investigación, el capítulo entero. Entonces tendremos que dividirlo un poco a lo largo de las siguientes 2 semanas. Es otro milagro seguido por una discusión y diálogo, vimos eso en el capítulo 5, vimos eso en el capítulo 6, lo volvemos a ver aquí otra vez. Ahora, quiero dividir el pasaje en algunas secciones, entonces simplemente tomemos para esta mañana los versículos 1 al 12. Esa es una sección grande para mí, como usted sabe, pero es una narrativa y vamos a cubrirlo. Quiero dividir estos 12 versículos en puntos simples de contacto. Oscuridad, luz, vista, y de regreso a la oscuridad. Oscuridad, luz, vista y de regreso a la oscuridad.

Entonces, comencemos con la oscuridad, versículo 1: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento”. Ceguera. Lo vemos por todo el Nuevo Testamento. Es una experiencia muy común en tiempos del Nuevo Testamento. Era una realidad muy muy común en el mundo antiguo, pero incluso remontándonos más allá de eso, si usted regresa al Antiguo Testamento o regresa al Pentateuco, regresa al tiempo de Moisés y los patriarcas, usted encontrará ceguera mencionada muchas, muchas veces. Mencionada en Levítico, mencionada en Deuteronomio, después es mencionada en los libros históricos, es mencionada en los profetas. La ceguera era una realidad dominante en el mundo antiguo. Y esa es una de las razones por las que Isaías 42:7 dijo que cuando el Mesías venga, Él abrirá ojos ciegos.

Aquí hay una ilustración de este tipo de ceguera. Jesús ve a un hombre que es ciego de nacimiento, él ha sido ciego su vida entera, él nació ciego. Ahora, permítame darle el panorama. Jesús acaba de declarar en el versículo 58 del capítulo 8, que Él es el Yo Soy, que Él es Dios mismo. Estaban tan enfurecidos por lo que ellos vieron como blasfemia que tomaron piedras para aventárselas, pero Jesús se escondió de ellos y salió del templo; Él salió del templo.

Ahora, conforme sale del templo, conforme Él pasa, Él ve a un hombre ciego de nacimiento. Este hombre está sentado en una de las puertas del templo, pidiendo como mendigo conforme Jesús pasa. ¿Cómo sabemos eso? Porque esa es una realidad muy aparente porque los mendigos inevitablemente terminaban en las puertas del templo. Ahí es en donde este hombre está. Solo necesito señalar que nunca demasiado preocupado por su propia vida, Él se detiene, aunque Él está corriendo un riesgo serio. Él está en peligro porque Él está escapando de ser apedreado. Él se detiene para demostrar gracia, y poder, y misericordia y compasión, incluso salvación hacia un mendigo ciego. Esto es muy parecido a Jesús en el tiempo mismo de Su muerte llevándose un ladrón camino a Su propia muerte.

Hay un paralelo hermoso con este mendigo y otro mendigo en el tercer capítulo de Hechos, ambos son mendigos sentados en la puerta del templo. El mendigo aquí es ciego. El mendigo en Hechos 3 está paralizado desde su nacimiento. Él tenía ceguera de nacimiento, aquel tenía una deformidad de nacimiento, ambos están en el templo y ambos son encontrados por Jesús y ambos son curados por Jesús. Estas dos cosas debieron – aunque los apóstoles mediaron el poder de Jesús en Hechos 3, todavía fue el poder de Jesús. Pero ilustran el poder de curación que Jesús expresó y lo común que eran los mendigos sentados ahí en el templo. De hecho, en Mateo 21:14 Él dice: “Los ciegos vinieron a Él en el templo. Los cojos vinieron a Él en el templo y los curó”.

Mire, usted lo entiende, los mendigos van a donde están las multitudes, ¿verdad? Los mendigos van a donde hay multitudes, incluso en la actualidad, usted va a donde hay multitudes y usted encuentra gente mendigando. No operan en aislamiento. Los mendigos saben dónde estar. Fueron el templo. ¿Por qué irían al templo? Porque, una razón, la gente más devota iba al templo. La gente buena, se entiende, iba al templo. Gente con compasión, gente que es amable, que se preocupa. La gente también iba el templo porque iban a presentar un sacrificio en la mañana y en la tarde. Y eso significaba que estaban conscientes de su pecado. Y la gente que se siente culpable por su pecado es más probable que sea generosa.

Entonces, usted tiene a gente devota, usted tiene a gente que se siente culpable, usted tiene a gente que también trata de ganarse su salvación en ese sistema. Y en la manera en la que usted se gana su salvación, y se les enseñó así por los rabís, era dando limosna. Usted tiene a personas haciendo obras de bondad y caridad; y usted después tiene el mero volumen de la gente ahí. Entonces tiene más de dónde escoger, por así decirlo. Y debido a que las multitudes están entrando y saliendo del templo todo el día. También, los mendigos sabían que donde hay multitudes de gente religiosa que tienen en mente el hacer el bien, hay seguridad de los ladrones, que de otra manera le quitaría todo lo que tenía un mendigo.

Entonces, el templo era donde estaban. Estaban ubicados ahí porque era el mejor ambiente para ellos para sobrevivir. El mendigo no puede ver a Cristo, él nunca ha visto nada. Pero dice que Él vio al mendigo al pasar. La gracia soberana domina este milagro. La voluntad soberana domina este milagro. El hombre ciego no puede ver nada, él no sabe nada acerca de que Jesús está pasando, pero Jesús lo ve. El hombre ciego es un retrato del hombre cegado por el pecado que no tiene capacidad de ver a Jesús, que está sumergido de manera profunda en su ceguera desesperada y no tiene capacidad para ver al Salvador. La analogía es irresistible.

De hecho, los evangelios usan esta analogía. Pablo habla de la ceguera espiritual en varias ocasiones. Y los evangelios registran más casos de gente ciega siendo curada que cualquier otra enfermedad específica. Hay una curación de un sordomudo. Hay una curación de alguien con parálisis. Hay una curación de alguien con una fiebre. Hay dos curaciones de leprosos, grupos de leprosos. Hay tres personas muertas resucitadas, pero hay cinco relatos separados de gente ciega.

La ceguera ilustra bien la oscuridad espiritual del hombre y su condición perdida. Sin esperanza desde el comienzo, este hombre ciego depende de que alguien se le acerque y escoja ayudarlo. Él es como el pecador. Dios tiene que tomar la iniciativa con el hombre ciego mediante Cristo. Dios tiene que tomar la iniciativa mediante Cristo para el pecador. Así opera la gracia. Estamos perdidos, estamos muertos, estamos ciegos, no conocemos la verdad, no vemos a Cristo, no tenemos Dios y Dios nos ve. Viene en compasión, gracia y concede vida espiritual. Es un retrato hermoso ilustrado por esta curación.

Entonces, vemos oscuridad en el versículo 1. En el versículo 2, vemos luz. Versículos 2 al 5 “Y le preguntaron sus discípulos diciendo, Rabí –o maestro– ¿quién pecó? ¿Este o sus padres para que haya nacido ciego?”. Eso le va a decir en dónde estaba su teología esencialmente, que si algo está mal contigo es un problema de pecado, no uno indirecto, sino uno directo. Ahora, todos estaremos de acuerdo en que la enfermedad de toda persona está relacionada a la caída de Adán, ¿verdad? Pero usted no puede restablecer un eslabón directo entre, yo estoy enfermo porque 3 meses atrás cometí cierto pecado, pero en su teología así operaba, si usted está deformado, si usted tiene alguna enfermedad, si usted tiene algún tipo de enfermedad es debido al pecado directamente, no por la caída en el mundo, sino porque hay culpabilidad que usted está llevando.

¿Entonces de quién fue el pecado? Lo cual significa que ellos dividieron eso, ¿fue este hombre o sus padres? Ahí estaban ellos. Eso era lo que se había desarrollado en su sistema, que la gente que estaba enferma o débil o lo que fuera, estaban así, porque o habían pecado o sus padres habían pecado.

Ahora, esta pregunta podría haber tenido un componente físico o fisiológico, un componente médico, por así decirlo. Porque el contribuyente en la antigüedad más grande a la ceguera era la gonorrea, y debido a que no había tratamiento para eso, cuando una madre tenía gonorrea, un bebé que pasaba por el canal del parto salía ciego, esencialmente. Esto era una epidemia. Incluso en el mundo moderno, en donde en países del tercer mundo no hay remedio para eso, nitrato de plata, o lo que sea lo sea que es usado, no hay remedio para eso, la ceguera es multiplicada.

Hubo un tiempo no muchos años atrás, según una fuente que leí, en donde el 90 por ciento de los ciegos que nacen ciegos eran por enfermedad venérea. Y de nuevo, incluso en la actualidad, en países en donde no tienen la capacidad de cuidar de eso, la ceguera se incrementa. Entonces estaban diciendo algo acerca del pecado de la madre o del padre, algo acerca de una enfermedad que se transmitió, quizás eso estaba en su mente, pero, lo más probable era que era teológico más que fisiológico.

Los rabinos estaban convencidos de que los pecados de los padres eran visitados sobre los hijos. ¿De dónde sacaron eso? Sacaron eso, porque malinterpretaron Éxodo 20, y voy a llegar a eso en unos minutos. Pero, creían que los pecados de los padres podían aparecerse en la culpabilidad y castigo de los hijos.

Pero antes de que lleguemos a ese punto, retrocediendo un poco, hacían una conexión directa entre el sufrimiento y el pecado en la vida de la persona. Ahora, usted recuerda la ilustración clásica de esto, que son los amigos de Job. Job no ha hecho nada, él está sufriendo como loco, sus amigos vienen capítulo, tras capítulo, tras capítulo, tras capítulo y tratan de condenarlo, tratan de que sea culpable para que puedan encontrar el pecado y la causa directa para su sufrimiento. Y él continúa rechazando eso y rechazando eso, pero eso era un reflejo de su teología. En donde hay pecado hay sufrimiento, y donde hay sufrimiento hay un pecado específico correspondiente por parte del individuo que sufre.

Usted ve eso en Lucas 13. ¿Se acuerda usted de la torre que cayó y mató a todas esas personas? ¿Y usted se acuerda de los hombres de Pilato que entraron y mataron a los galileos que estaban adorando? ¿Qué preguntó la gente? Dijeron: “Son peores pecadores que el resto de la gente. Si viene la calamidad, si una torre recae sobre usted y lo mata, o si alguien lo apuñala a usted, esa es una señal de que usted es peor que el resto de la gente”. ¿Verdad? Las peores personas tienen las calamidades y las mejores personas escapan. Ese es el mismo tipo de teología.

Entonces, su pregunta viene de la manera de pensar de los rabís. Los rabís incluso tenían que explicar asuntos de nacimiento, deformidades de nacimiento, ceguera de nacimiento, nacer ciegos. ¿Cómo podía ser el pecado de la persona que nace ciega cuando dicen acaso fue este hombre que pecó? ¿Cómo podía él pecar? Él estaba en el vientre. Incluso, los rabís desarrollaron la idea de iniquidad prenatal, pecar en el vientre. Y hay algunas discusiones realmente absurdas entre rabís de este tema, en la que un rabí eventualmente responde con Génesis 4:47: “El pecado está a la puerta”. Y él dice que la puerta se refiere a la puerta del vientre. Entonces, él interpreta eso como algún tipo de principio para entender la iniquidad prenatal. Y el otro hombre dice, el otro rabí dice que, si el bebé de hecho estaba pecando en el vientre, él estaría pateando con más fuerza. Es algo loco.

Algunos creían -como Platón- en la preexistencia del alma, influenciados por los helenistas. De alguna manera, su alma existía pecando antes de que usted fuera concebido. Entonces, creían que, de alguna manera, algunos de ellos creían que algo que una persona hacía en el vientre o como un alma antes del vientre, contribuyó a esta condición. Por otro lado, creían también que los hijos sufrían por los pecados de los padres. Y eso fue Éxodo 20, versículo 5: “Yo Jehová tu Dios, soy Jehová celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación”. Usted ha oído a personas usar eso, que hay hijos bajo maldición, generaciones bajo maldición.

Esta noción, de que usted está pagando por los pecados de sus padres, de alguna manera, ha sobrevivido hasta nuestra época, incluso en la actualidad. Pero entre los judíos existía la idea de que la gente podía ser castigada por varias generaciones por pecados cometidos por sus padres. Dice usted: “Bueno, ¿qué significa eso?” Primero, es una afirmación colectiva, los pecados de los padres, los líderes, la generación, las cabezas de una generación, los pecados que ellos cometen, que definen esa generación, esa área de generación tiene tanta influencia que no pueden ser revertidos y arrancados durante tres o cuatro generaciones. Ese es el principio que eso está estableciendo. No está diciendo que los pecados individuales durante tres o cuatro generaciones de hijos, nietos, bisnietos van a ser maldecidos. Eso es algo que no enseña la Escritura, y le voy a mostrar eso en un minuto.

Pero lo único que está diciendo es: más vale que tengas cuidado de tu generación, porque si eres caracterizado por la iniquidad y el pecado, va a tomar tres o cuatro generaciones para revertirlo. Piense en eso cuando usted ve la generación en la que está viviendo en este momento. Esto no se revierte rápido. Penetra profundamente. Esto no es personal. Vaya a Ezequiel, porque necesito mostrarle esto. Ezequiel capítulo 18, uno de los capítulos más importantes en los profetas, Ezequiel 18, porque está dirigido a esta pregunta, la palabra de Jehová, capítulo 18, versículo 1. Ezequiel 18: “Cuando la palabra de Jehová vino a mí”. Dice Ezequiel diciendo: “¿Qué quieres decir al usar este proverbio acerca de la tierra de Israel diciendo: los padres comen las uvas agrias, pero los dientes de los hijos sienten la acidez?” Ese es el proverbio. El proverbio es que los hijos sufran la consecuencia de la conducta de sus padres.

Entonces, Dios le dice a Ezequiel: “¿Qué quieres decir al usar eso?” Versículo 3: “Vivo Yo, declara Jehová Dios, ciertamente no van a usar este proverbio ya en Israel. Dejen de usar eso”. Después, Él explicó en el versículo 20: “La persona, el alma que pecare, esa morirá. El hijo no llevará el castigo por la iniquidad del padre, ni el padre llevará el castigo por la iniquidad del hijo. La justicia del justo estará sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”. Responsabilidad individual. Punto y se acabó. Pero en esa teología judía, ahora de regreso a Juan 9, habían desarrollado este sistema en el que generaciones podían ser maldecidas.

Entonces, quieren saber ¿acaso el hombre pecó de alguna manera? ¿Pecó de alguna manera? ¿Pecó en el vientre? o ¿sus padres pecaron y ahora él está maldecido con ceguera? Usaban un par de casos. Iban a Acán y decían, bueno, cuando Acán robó cosas que no debía robar, cuando él fue la tierra y lo sepultó en su tienda. Recuerde usted que Dios dijo apedréenlo y a su familia entera. ¿Por qué Dios quiso que la familia entera fuera matada? Respuesta, complicidad. Todos estaban involucrados en esto. Todos eran culpables. Y hay ocasiones, cuando Dios castigó directamente a alguien por el pecado al darle a esa persona una enfermedad, incluso mató a algunas personas en el Antiguo Testamento. María recibió lepra en Números 12 como un castigo directo de Dios. Uzías, castigo directo de Dios, murió. Tocar el arca, castigo directo de Dios, muerte. Entonces, hay ocasiones en que eso sucede en el Antiguo Testamento. Pero las preguntas simplemente reflejan toda esta teología.

La respuesta que Jesús da está en el versículo 3: “No es que pecó este ni sus padres”. Esto no tiene que ver con eso. Con una afirmación aplasta completamente todo ese sistema teológico, porque Jesús ahora está diciendo: alguien puede tener una enfermedad severa de nacimiento de por vida, que no tiene nada que ver con su propio pecado o los pecados de sus padres. Todo ese sistema lo aplastó con una afirmación. No pueden hacer esa conclusión.

Aquí está la razón por la que él es ciego, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Él es ciego para la gloria de Dios. Él está ciego para la gloria de Dios. Él está ciego para que podamos llegar a este momento y esta curación y el poder de Dios sea mostrado, y las obras de Dios sean manifiestas y Dios sea glorificado. No toda la enfermedad, no todo defecto, no todo el sufrimiento viene del pecado personal.

Puede ser, usted puede ser un creyente, y si usted simplemente sigue pecando, el Señor podría hacer que usted esté débil y enfermo y le quite la vida. Hay un pecado para muerte. Pero no necesariamente puede hacer esa conexión. O va a ser como los amigos de Job, y usted va a estar diciendo, oh Job, estás pecando en algún punto. Por favor, confiesa. Y usted no va a ser mejor que los amigos de Job.

No, esto no es acerca de los padres del hombre. Eran pecaminosos, seguro. Es él un pecador, claro. Pero esto no tiene nada que ver con eso. Hay pecadores saludables en el mundo. ¿Se ha dado cuenta? Realmente los hay, y algunos de ellos son miserables, digo, algunos de ellos son pecadores miserables y viven mucho tiempo y están saludables. Y hay creyentes enfermos que son fieles al Señor, y usted no puede hacer estas conexiones. Bueno, Jesús acaba con esta teología simplemente la derriba y dice esto tiene que ver con las obras de Dios.

El propósito de la ceguera del hombre es revelar el poder milagroso de Dios mediante el Hijo de Dios para sustanciar sus afirmaciones de ser el Mesías, de ser Dios mismo. Él va a hacer un milagro creador para que sea claro para toda persona que Él es el que creó. Así como Juan comienza su Evangelio diciendo eso. Él es un instrumento preparado para mostrar a Dios mediante Cristo. Jesús no querer discutir teología más de lo que Él quiere derribarla, simplemente cortarla de raíz.

Entonces, en el versículo 4, sin más discusión teológica que simplemente aplastar esa conexión absoluta que habían hecho, Él dice: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene cuando nadie puede trabajar”. ¿Adivine qué? Es bueno tener una discusión teológica, pero tarde o temprano necesita irse a trabajar. Él no va a estar de pie ahí y va a debatir teología con él en este punto, es momento de ir a trabajar.

Bueno, él dice: “La noche viene cuando nadie puede trabajar”. Él no está hablando de noche física. Supongo que era de día, y creo que probablemente quería curar al hombre durante el día para que el hombre pudiera ver que podía ver. Digo, en cierta manera sería algo no amable si usted va a curar un hombre y esperar hasta que estuviera oscuro, por favor. Digo, esto es bastante monumental. Por lo menos, hace esto en el día. Entonces, creo que Jesús quiso curarlo durante el día, pero ese no es el punto. El punto es: “nosotros”, me encanta que nosotros, voy a acampar en eso en un momento. “Nosotros debemos hacer las obras de aquel que me envió”. De regreso al capítulo 5, versículo 17, y en adelante, Jesús dijo: “Yo trabajo y el Padre trabaja”. El Padre y Yo trabajamos juntos. Lo que el Padre hace, Yo lo hago. Lo que el Padre dice, Yo lo digo. Lo que el Padre quiere, Yo lo quiero. El Padre y yo trabajamos juntos. Y querían apedrearlo por eso, porque él estaba haciéndose igual a Dios. ¿Se acuerda de eso?

Aquí Él mete a los discípulos con el “nosotros”. Todos estamos juntos llamados a “trabajar las obras de aquel que me envió, mientras que sea de día”. Bueno, ¿qué quieres decir es de día? No luz de día. La vida, la vida, una implicación espiritual mucho mayor aquí. La muerte está en el horizonte. Él tiene meses, los discípulos. Algunos de ellos no tienen mucho tiempo, tienen años, pero son martirizados.

Hay una realidad mucho más grande de aquí. Solo tenemos un tiempo breve. Este no es el tiempo para enredarse en debates teológicos, derribamos esa teología en su cimiento y nos vamos después a trabajar. Y me encanta esto, nosotros. Jesús dice en Juan 5: “Yo trabajo con el Padre”. Y aquí dice: “Y todos trabajamos juntos con el Padre”. Qué llamado es este. Sorprendente, sorprendente. Me encanta ese nosotros. A la luz del hecho de que la noche está por venir, el fin de su vida. No sabemos cuánto tiempo tenemos, no sabemos, meses, años, no sabemos. Menos cada aliento. Menos cada vez que exhalamos. Menos cada día. Es tiempo de trabajar. No sé cuánto tiempo tengo, pero no creo que nunca había tenido más cosas de lo que quería hacer para el reino.

No puedo colocar las riendas en algún lugar porque solo hay una cosa por qué vivir, y eso es trabajar con el Salvador y el Padre y hacer la obra, hacer el trabajo. Estoy tan emocionado por estar en el “nosotros”. “Debemos trabajar, hacer las horas de aquel que me envió mientras que es de día”, mientras que es día. Simplemente, es una expresión para hablar de la vida antes de que las luces se apaguen permanentemente y usted deje este mundo.

Efesios 5:16, Pablo lo dice de esta manera: “Redimiendo el tiempo, aprovechando de la mejor manera su tiempo porque los días son bueno”. ¿Qué está haciendo con su vida? ¿Qué está haciendo con su tiempo? ¿Gastándolo con una cantidad de cosas absurdas que no importan? Me encanta que estamos en el “nosotros” aquí, eso eleva la idea entera, ¿no es cierto? Mientras que es de día, escuche cristiano, limpie su vida, muévase, saque el pecado, saque la mundanalidad, saque las cosas triviales, la concesión, deje de desperdiciar tiempo, deje de coquetear con el mundo, deje de hacer esas cosas que no tienen valor en absoluto en el futuro y trabaje de la mano con el Señor, de la mano con el Padre. Qué cosa tan increíble es trabajar con el que puede hacer mucho más abundantemente más allá de lo que podemos pedir o entender, póngase a trabajar.

Jesús sabía que su muerte estaba por venir en tan solo meses. Él dice en el versículo 5: “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo”. Pero eso es solo por un tiempo. Él siempre será la luz en un sentido, pero nunca brillará en el mundo con tanto brillo como brilló durante esos 3 años. Debo usar mi poder y luz mientras que estoy aquí. Él va a usar su poder para darle a este hombre luz física, pero lo que es más importante, Él va a darle a este hombre luz espiritual. Si usted va al versículo 38, el hombre mismo dijo, “Señor, creo”. Y lo adoró. Entonces, Él no solo cura al hombre ciego, Él lo salva. Entonces, digo los versículos 2 al 5, la luz irrumpe en la oscuridad. Primero es luz física para que él pueda ver, y después es luz espiritual para que él pueda ver a Dios. Primero, él podía ver el mundo que lo rodeaba, y después él, podía ver el mundo, el mundo visible. “Yo soy la luz del mundo”. Capítulo 8, Él dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de vida”.

Jesús está sintiendo el fin de Su vida que llega, y Él está diciendo: “Hombre, tenemos que irnos a trabajar. Solo puedo brillar a este nivel de brillo mientras que es de día, y está por llegar a su fin”. Él repitió ese tipo de verdad varias veces, por lo menos cuatro veces en los evangelios, cuando Él habló de que Él era la luz, pero no siempre iba a ser así, que el tiempo era limitado.

Entonces, la oscuridad y después, la luz. Y después, llegamos en tercer lugar a los versículos 6 y 7, vista. “Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo”. Ahora, si usted lee el comentario, la pregunta surge: por qué uso este método. Bueno, él lo hizo varias veces, Marcos 7, Él uso saliva para mezclarla con lodo para colocarla en los oídos de alguien. Marcos 8, Él hizo lo mismo con otra persona ciega, Él hizo eso.

La gente dice: “Bueno, ¿por qué hizo Él eso?” Bueno, encontré algunas sugerencias interesantes, un hombre dijo: “Para usar la cualidad de curación de la saliva”. ¿En serio? Eso está estirado. Otro comentarista dijo: “Para hacerlo aún más ciego”. Usted no puede ser más ciego que estar totalmente ciego. Apilar lodo sobre ojos que no operan no lo hace a usted más ciego, no es una buena percepción. Otro escritor dijo: “Para simbolizar que el hombre está hecho del polvo”. No veo la conexión. Otro dijo: “Para darle tiempo a los ojos para curarse”. Esos ojos no necesitaban curarse, necesitaban ser reemplazados. Esas son torpes. ¿Por qué es que Él usó este método? No tengo idea. Además, no me podría importar menos. Lo hizo. Lo hizo.

Hay un elemento en esto que entiendo. Podría Él tan solo haber tocado sus ojos y él habría visto instantáneamente. Habría podido crear ojos ahí de inmediato. ¿Por qué lo envía a algún lugar? Porque creo que Él está llamando a que sea obediente aquí. Él está llamando a que el hombre se someta. Ahora, recuerde, el hombre no sabe quién le está hablando, él nunca ha visto nadie, pero él obedece, él va y hace eso. Ese fue el versículo 7, se lavó y volvió viendo. ¿Por qué haría eso? Si usted se acercara a un mendigo ciego y escupiera y colocara lodo en sus ojos, él probablemente lo golpearía a usted, si él no supiera quién era usted, y no importaría quién fuera usted. ¿Por qué hace él esto? Por la motivación divina de un poder irresistible que está comenzando a operar en su voluntad, él está siendo transformado.

¿Estamos viendo aquí una ilustración de la regeneración?, ¿la vida nueva está irrumpiendo en su alma oscura? No creo que él tenía ninguna vacilación en absoluto. Creo que es una chispa de fe que se encendió en su corazón conforme el Espíritu de Dios comenzó a cambiarlo en el interior. Y llega a dar fruto en el versículo 38, cuando él dice: “Señor, creo”. Y lo adora. ¿Acaso estos son los primeros indicadores de la obra del poder del Espíritu Santo para llevar a este hombre a someterse a Cristo? ¿Por qué el estanque de Siloé? Ese es un lugar muy especial.

Afuera del muro, había un lugar llamado el Manantial de Gihón. Mucha agua. Pero la ciudad era muy vulnerable. Estuvo bajo sitio y estaban preocupados en el día de Ezequías por los asirios que estaban sitiando la ciudad y cortaran el agua. Entonces, Ezequías hizo que se construyera un túnel a partir del manantial debajo del muro de la ciudad para que entrara a Jerusalén para que pudieran tener provisión de agua, y el agua se mantenía en el estanque de Siloé. Significaba enviado porque el agua estaba siendo enviada del Manantial Geón a la ciudad. Esta era la reserva de agua a la que acudían en la fiesta de los tabernáculos para recoger el agua para el gran festival cuando derramaban el agua recordando la provisión de Dios de agua en el desierto. Y Jesús dijo que Él era el agua, el agua viva. ¿Se acuerda de eso?

Entonces, esto habló de la provisión de Dios, habló de la limpieza de Dios, habló del agua de vida. Realmente, es un retrato hermoso. Y era agua siendo enviada la ciudad, otro símbolo maravilloso. Las aguas fluyen del monte del templo y son consideradas incluso en el Antiguo Testamento como simbólicas de bendición espiritual. Isaías 8 habla de eso. Entonces, cuando el hombre fue a lavarse en Siloé había una analogía ahí. Él estaba acudiendo al que era el verdadero Siloé, el manantial de agua de vida de Dios. Cristo es el verdadero Siloé. Eso incluso Él dijo allá atrás en el capítulo 7, versículo 37: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. Retrato hermoso, analogías hermosas.

Así funciona la salvación en esta analogía. La gracia soberana confronta a un pecador ciego, inútil, sin esperanza que es un mendigo. Él no puede ver, no puede ver a Dios, no puede ver a Cristo. Pero la gracia soberana viene a él, coloca su mano misericordiosa, gloriosa en esta alma que no ve, y solo pide una respuesta de fe simple, motiva esa respuesta, encuentra su camino a las aguas de limpieza, lo cual es un emblema de la salvación mesiánica en Isaías, y él regresa, y él puede ver espiritualmente. Realmente, es un retrato hermoso.

Eso nos lleva a la última pequeña parte de la apertura, y regresamos a la oscuridad de nuevo porque todo mundo ahora está en la oscuridad acerca de lo que está pasando. Entonces, los vecinos y los que antes habían visto que era ciego decían: “¿No es este el que se sentaba y mendigaba?” Lo cual significaba que era algo diario para él, supervivencia, muy conocido, mismo mendigo siempre en el mismo lugar.

No pueden explicar cómo es que este hombre puede venir viendo. Entonces dicen: “¿No es este el que se sentaba y mendigaba?” Unos decían: “Él es”. Y otros: “A él se parece, no se parece. No puede ser”. Él se pone de pie y dice: “Yo soy. No necesitan debatir. Yo les puedo decir. Yo soy”. No puedo imaginar el resto de esa plática conforme él estaba tratando de explicar que él nunca había visto nada en su vida y en el proceso el mundo entero ahora está enfrente de él. No sé qué tipo de gozo y exuberancia él estaba expresando al decir que era él.

Y le dijeron: “¿Cómo te fueron abiertos los ojos?” Me encanta esto, versículo 11, respondió él, esta es una explicación simple, simple: “Aquel hombre que se llama Jesús”. Alguien debió haberle dicho eso. “Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo ve al Siloé y lávate. Y fui y me lavé y recibí la vista”. Eso no explica cómo sucedió. Eso simplemente explica lo que él hizo. No hay explicación para cómo sucedió. Ese es un milagro creador. Pero el hombre solo puede describir la experiencia.

Entonces, él está tratando de empujar la oscuridad hacia atrás para el resto de la gente. Lo único que les puedo decir: este hombre llamado Jesús vino, colocó lodo en mis ojos, me dijo que fuera a Siloé y me lavara, y lo hice, y puedo ver. Entonces le dijeron: “¿Dónde está Él?” Él dijo: “No sé”. Digo, él pudo haber dicho: “¿Dónde es dónde? Nunca he visto dónde ni nada más. ¿Entonces qué quieren decir? ¿Quieren instrucciones de mí? No sé dónde está nada”.

Entonces, esta oscuridad cae sobre todo mundo. ¿Cómo van a disipar la oscuridad? Versículo 13: “Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego”. Van a acudir a los expertos. Y aquí es en donde la incredulidad comienza a investigar un milagro con un resultado predecible. Realmente es una historia increíble, una historia sorprendente.

El relato de Jesús curando a un hombre ciego de manera hermosa ilustra realmente el proceso de salvación. Estamos sentados, cegados por el pecado como mendigos, no podemos ver a Dios, no podemos ver a Cristo, no tenemos la capacidad de reconocer al Salvador, no tenemos manera alguna de iniciar algún tipo de liberación o rescate. Y después, Dios en Su misericordia, Cristo en Su gracia, nos encuentra, eso es salvación. Y Él nos alcanza en nuestra ceguera y nos da vista, y lo único que pide es un acto simple de fe, el cual Él capacita y Él nos lava, y vemos para siempre. Y eso es lo que le va a pasar a este hombre. Primero la curación física vino, y después, la ceguera del alma fue quitada. Pero tendremos que guardar eso para la próxima vez. Oremos.

Es una bendición tan grande, Señor, vivir estas escenas, sentir como si estamos ahí hasta cierto punto, debido al lenguaje claro, hermoso, simple de las sagradas Escrituras. Tan maravilloso es regresar a los contextos y caminar con Jesús en estas situaciones, incluso es más maravilloso que ver esto como historia por grande que es eso, saber que esta también es nuestra propia realidad porque éramos ciegos y no veíamos a Dios y no veíamos a Cristo y no conocíamos la luz. Ni siquiera sabíamos que había un mundo que ver o cómo era, hasta que Tú viniste en misericordia y gracia, soberanamente escogiste darnos vista espiritual. Lo único que pediste fue un simple acto de fe que Tú capacitaste, y venimos y fuimos lavados. Fuimos lavados y podemos ver.

Gracias por la salvación que tú nos has dado en soberanía, en gracia. Señor, pido que Tú concedas que aquellos que están aquí hoy que todavía están ciegos, todavía están sentados como mendigos sin vista y sin esperanza. Señor, detente al lado de ellos, detente al lado de esas almas, inclínate y tócalos, dales vista, capacita la fe en sus vidas para abrazarte a ti como Señor y Salvador. De nuevo, Señor, con gratitud llevamos esta hora a su fin. Estamos tan refrescados en comunión unos con otros, y contigo tan enriquecidos, grandemente bendecidos, sella en nuestros corazones estas grandes verdades que se vuelvan parte de nosotros de la médula misma de nuestra manera de pensar, que estemos disponibles a que tu Espíritu Santo hable las palabras de esperanza y salvación a aquellos con los que nos encontramos. Úsanos para Tu gloria. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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