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Quiero que pase a Juan capítulo 13 y vamos a ver los versículos de apertura de este capítulo. Juan 13, lo llamamos la humildad de amor. Y eso es exactamente lo que trata. Quiero recordarle en dónde estamos en nuestro estudio de la vida de Cristo, escrita por el apóstol Juan. Estamos en el jueves por la noche de su semana final, antes de Su muerte y resurrección, de ser arrestado temprano por la mañana, realmente en la oscuridad de la mitad de la noche. Él va a pasar por un juicio falso en las primeras horas de la mañana del viernes, será ejecutado el viernes, Él morirá como el verdadero Cordero de Dios, el Cordero de la Pascua. Esto es jueves por la noche, la noche anterior. Esto es cuando los judíos del norte, la parte norte de Israel, celebraban su pascua. Los judíos del sur la celebraban el viernes, los del norte el jueves por la noche.

Entonces ese es jueves por la noche en la que Él se está reuniendo para la pascua, la cual es una cena memorial que conmemora la liberación de los hijos de Israel de Egipto, cuando el ángel de muerte pasó por los hogares que tenían la sangre del cordero en la puerta. Dios está queriendo ser recordado en esta fiesta como el Salvador y Libertador de Su pueblo. Esta es esa noche de jueves cuando Jesús estaba solo con los doce, nadie más estaba ahí por razones obvias, los judíos estaban tras Él, y Él tenía que celebrar esta fiesta con ellos en secreto antes de que fuera arrestado más tarde en el huerto, esa misma noche.

Entonces, es jueves por la noche, y en ese jueves por la noche nuestro Señor dio una serie de promesas a sus discípulos que se extienden a todos nosotros. Esas están contenidas en los capítulos 13 al 16. Cuatro capítulos monumentales cargados de promesas del Señor para aquellos a quienes Él amó. Ciertamente comenzó con los discípulos, pero se extiende a todos los creyentes a lo largo de toda la historia. Después en el capítulo 17 Él va al Padre y Él ora porque el Padre cumpla todas esas promesas. En ese punto Él dice que toda se extendía más allá de los apóstoles, a todos los que creerían después de ellos.

Entonces, lo que vamos a tener aquí en los capítulos 13 al 16 es el legado final de Jesús a los suyos. Escribí un libro de eso, titulado El Aposento Alto, ahora acaba de salir con una nueva edición que acaba de publicarse, y el boletín dominical lo tiene ahí una foto, y pueden verlo ahí, es lo mismo que vamos a cubrir en estas semanas. Jueves por la noche, retomamos la escena en el versículo 1, “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.”

Eso presenta toda esta escena. Es una expresión de ese amor, es una expresión de ese amor. Esto tiene que ver con el amor de Jesús por los suyos que están en el mundo, creyentes. Primero los apóstoles, que estaban reunidos con Él. Después, en segundo lugar, todos los que creerían después de ellos como Él lo presenta de manera clara. Esta es una noche de amor, esta es una noche cuando el Salvador motivado por amor, deposita en el banco de los apóstoles y todos los que creerían por toda la historia, todas las riquezas del cielo. Este es Su regalo para todos nosotros, 13, 14, 15, y 16.

Y, en el capítulo 17 Él ora porque el Padre cumpla eso, sabiendo que lo hará. Es una porción increíble de la Escritura. Cinco capítulos enteros dedicados al Hijo de Dios expresando Su amor por los suyos, así es como nos ama. Cuando dice que nos ama hasta el final, al máximo, de manera plena, de manera eterna infinita, tanto como un Dios eterno, e infinito puede amar, así es como nos ama. De manera inconcebible, sin poderse medir, su extensión, profundidad, extensión es imposible de medir. Esto consiste todo el amor.

Ahora, al ver esta sección hasta el versículo 17 vamos a leer una, uno de los incidentes más conocidos de Cristo, pero quiero que lo vean en el contexto del amor. Sigamos ahí en el versículo 2. “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón que lo entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”

“Entonces vino Simón Pedro, y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, más lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio. Y vosotros limpios estáis, aunque no todos, porque sabía quién lo iba a entregar. Por eso dijo, ‘No estáis limpios todos.’

Así que, después de que les hubo lavado los pies, tomó su manto y volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, porque ejemplo os he dado para que yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo, el siervo no es mayor que su Señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurado seréis si las hiciereis. La humildad del amor. La humildad abnegada es el alma del amor.

Dicho de otra manera, únicamente la gente humilde, ama. Su capacidad de amar está directamente relacionada con su capacidad de humillarse a sí mismo. ¿Entiende usted eso? Esa es una verdad bíblica y principio. Solo la gente humilde ama. Entre más humilde es usted, entre menos interesado este usted en usted mismo, mayor será su capacidad de invertir en otras personas. Están relacionadas unas a otras de manera proporcional, entre más baja usted en preocuparse por usted mismo, más sube usted en su preocupación por otros. Entre más sacrifica por usted, más se sacrificará por otros. El verdadero amor, el amor bíblico, el amor del que estamos hablando aquí, es devoción plena del que ama, hacia las necesidades y bienestar, y bendición y gozo del que ama.

Ahora, yo entiendo que en el mundo es posible que la gente tenga un amor sacrificial hacia otros, y hagan grandes sacrificios y preocuparse de manera genuina a nivel humano, por alguien más. Pero para nosotros como creyentes, se nos manda a todos, así, a todos, sin considerar ningún beneficio para nosotros. En su forma más pura, el amor bíblico es completamente abnegado.

Eso no es verdad del amor humano. Hay una realidad reciproca en la que se gratifica la persona, pero para nosotros en su forma más pura es totalmente abnegado, es indiferente a la ganancia personal. No se preocupa por la satisfacción personal ni su satisfacción. Ese tipo de amor en su forma pura es un compromiso pleno con el gozo, satisfacción, y plenitud de otros. A cualquier costa, en cualquier punto, en cualquier sacrificio. Ese es el tipo de amor que se nos llama a demostrar.

Ahora, Pablo resumió todo eso en una afirmación. El amor no busca lo suyo propio. El amor no busca lo suyo propio, no está buscando por lo que le trae en términos de gratificación a la persona que ama. El amor es totalmente indiferente a sus propios deseos, únicamente quiere gastarse a sí mismo en otros. Pablo dice eso, 2 Corintios 12, él dijo: “Si yo me gastare a mí mismo en ustedes, como una expresión de amor, ¿me van a amar menos?” Él vio el amor como el gastar su vida entera.

En ese capítulo 11, antes del capítulo 12 él dice: Vean mi vida. Golpeado, golpeado con látigos, golpeado y en naufragio. En peligro mi vida entera. Yendo de un escape a otro escape en dónde la gente está tratando de matarme, y encima de esto preocupándome por todas las iglesias, lo cual significa cuando alguien está débil siento el dolor, cuando alguien peca siento el dolor. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy en una posición, por ejemplo, de ministrarle a los corintios, y tengo que vivir con este aguijón terrible en la carne, que ha venido por parte de los falsos maestros que se han infiltrado en Corinto a destrozar a los corintios como una estaca en el corazón? ¿Por qué? Porque no tiene que ver conmigo.

Llegó un día en el que le colocaron la cabeza en un bloque y le quitaron la cabeza. Fue sacrificio, sacrificio, sacrificio, y siempre lo define como una expresión de su amor. Y él le pregunta a los corintios, ¿me van a devolver odio y rebelión por este amor que he dado por ustedes? Él entiende lo que es el amor. Entonces, cuando él dice, el amor no busca lo suyo propio, él es un modelo de todo esto. Su vida entera es un modelo, un ejemplo de esa afirmación. Eso es diferente al amor del mundo lo cual tiene que ser algo que se satisface a sí mismo, y es egoísta. Solo los cristianos tienen la capacidad de amar así, y de amar a todo mundo así, todo el tiempo.

Ahora, necesitamos un ejemplo de eso, necesitamos un modelo para eso. Y ese es el Señor mismo. En Filipenses 2 dice, que Él siendo igual a Dios, eternamente, como un miembro de la Trinidad, no vio el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, literalmente, se vació a sí mismo de todos los derechos y privilegios de la deidad, tomando forma de hombre, de la forma de un esclavo, y ser humillado al punto de la obediencia hasta el punto de la cruz.

Ahora, piénselo, Él hizo la mayor condescención, y Él ama más. Él se ha humillado más y debido a que el amor está en una relación directa a la humildad, el que se humilló más ha demostrado más amor hacia otros. Su amor va más allá de cualquier comparación, más allá de cualquier entendimiento, comprensión, su altura, profundidad, extensión y longitud van más allá de nuestra capacidad de concepción. Él dijo de Sí mismo, “Yo soy manso y humilde de corazón.” Mateo 11:29. Él llegó hasta el punto más bajo, recibiendo una muerte de criminal que no merecía, Él descendió para llevar nuestra muerte para que pudiera subir hasta lo más alto, para expresar Su amor eterno hacia nosotros. Vemos la humildad del amor, y la relación entre la humildad y el amor se manifiesta de manera más dramática y más perfecta en Él.

Ahora, entendemos este tipo de amor, este amor bíblico. Jesús lo describió de esta manera, “Ninguno tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos.” Juan 15:13. Vamos a llegar ahí en unas semanas. Entonces, el acto más grande posible de amor, si el amor es sacrificio humilde, entonces el mayor acto de amor posible es hacer el sacrificio definitivo, ¿verdad?

Entonces, si usted ama a su pequeña, y usted ama a ella y viene un auto, usted la va a empujar ahí y para que ella esté seguro y usted va a morir bajo el auto y esa es la expresión del tipo de amor humano más grande. Si usted entrega su vida como el apóstol Pablo, esforzándose por alcanzar a la gente con el evangelio, y termina en la cárcel, y termina siendo decapitado, dice usted, este es un gran tipo de amor humano, y lo es. Pero usted solo puede hacer eso una vez, ¿verdad? Usted solo puede hacer eso una vez, y después no lo puede hacer más porque no está aquí. Usted está en el cielo.

Entonces, nos gusta posponerlo lo más que se pueda. Ninguno de nosotros tiene prisa de volverse un mártir, pero no podemos morir por los pecados de la gente. Entonces, no podemos morir algún tipo de muerte eficaz, morir una muerte sacrificial. No nos gana nada con Dios hacerte estallar con bombas amarradas a tu cuerpo, te manda directamente al infierno, si eso es lo que crees. No llegas al cielo por algún tipo de sacrificio personal. No se gana usted el favor con Dios con eso, no estamos hablando de eso. Lo que estamos diciendo es que, si usted es un creyente, usted ha sido transformado, y ahora tiene una capacidad de amar a todo mundo de una manera en la que el mundo no lo entiende.

De hecho, es un amor que nos separa de manera completa del resto de la sociedad. Y es un amor que debe estar dispuesto a tomar la cruz, ¿verdad? a morir si fuera necesario, por la salvación de alguien más. Pero usted solo puede hacer eso una vez, el resto de su vida usted necesita amar de una manera que no lleve su vida a su fin. No se quizás aquí habría alguien que terminará muriendo, llevando el evangelio a alguien. Alguien podría, algunos de nosotros quizás, me podría pasar a mí como predicador que alguien está tan ofendido por mi predicar el evangelio a otros, y estoy haciendo eso en algún lugar y alguien decide quitarme la vida.

Pero eso, probablemente no me va a pasar, ni a algunos de ustedes, pero lo que está pasando diariamente es que usted es llamado a amarse el uno al otro, y usted se le da la capacidad de hacer eso, y necesita un modelo que se quede corto de morir. Entonces, ¿cómo se ve eso? ¿Cómo se ve? Bueno, se ve como Jesús aquí en este pasaje. Esta es una sección sin paralelos en dónde el Señor Jesús con sus propios apóstoles les enseña por ejemplo lo que significa amar, lo que significa amar plenamente, lo que significa amar hasta el final. Los he amado hasta el final y aquí está su primera lección, así es como actúa el amor.

Es una lección critica por razones que deberían haber sido claras para usted cuando estaba leyendo 1 Juan, porque amarse uno a otro en primer lugar nos asegura de nuestra salvación. ¿Se acuerda usted de lo que Juan dijo? Cuándo usted ama quita el temor frente al juicio. El amor perfecto desecha el temor, usted está viendo el juicio de Dios, usted no tiene ningún temor porque usted sabe que ha escapado del juicio de Dios, no hay condenación, ¿Por qué? ¿Cómo sabe usted eso? Usted sabe eso porque usted tiene un amor que es un depósito de Dios, lo cual significa que le pertenece a Él. Dios es amor y aquellos que aman le pertenecen a Dios. Nosotros conocemos nuestra propia condición ante Dios mediante nuestro amor. Si usted dice que es un creyente, y usted odia a su hermano, usted es un mentiroso.

Entonces, si usted dice que es un creyente, y usted ama a su hermano, entonces usted sabe que la verdad está en usted. Esto es muy, muy personal, en ese sentido. Nos amamos unos a otros, y se vuelve certeza para nosotros. Nos amamos unos a otros y se vuelve un testimonio para el mundo. Como hice un comentario hace un momento, en los versículos 34 y 35, véanlos, Juan 13, “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado, que también os améis unos a otros en esto,” en este amor, “conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Los unos con los otros, así es como mostramos el cristianismo. La gente más devota no asesina a la gente, la gente más devota ama a la gente. Amamos al mundo de la manera en la que Dios lo ama, pero especialmente amamos a los hermanos, otros, en Cristo. Manifestamos ese amor en expresiones humildes como ésta.

Ahora, el lavamiento de los pies era una necesidad, el lavar los pies en caso de que no lo supiera todavía es una necesidad, solo quiero recordarle eso. No quiero que se desvanezca, creo que usted sabe eso. hay ciertos beneficios de mantener limpios sus pies, para ustedes y toda la gente con la que usted ve. Entonces entendemos eso, caminamos por el mundo, caminamos por el mundo. Bueno, en tiempos antiguos las sandalias no ayudaban mucho con caminos polvosos o caminos enlodados o caminos mojados. Entonces, los pies estaban sucios y empolvados, y en toda casa antes había un contenedor de agua en frente de la casa porque usted no llevaba lodo a la casa.

Entonces, había un contenedor de agua afuera para que pudieran lavarse los pies. Y era la responsabilidad de una persona humilde, o en algunos casos el esclavo más bajo, el siervo más bajo, lavar los pies, porque era la tarea más baja. No se necesitaba mucha capacidad, y no el deber más placentero, pero muy necesario. En tiempos antiguos, en tiempos bíblicos cuando comían una comida como la pascua que duraba horas y horas, se reclinaban, no se sentaban a una silla, se reclinaban.

Entonces, su cabeza estaba aquí y los pies de alguien más estaban aquí. Entonces, usted sabe, la cortesía simple indicaba que debíamos cuidar esos pies, y así era. Entonces, cuando iba usted a una casa como hoy día, algunas personas inclusive en la actualidad, hoy día a Patricia y a mí nos piden que nos quitemos los zapatos en la puerta para entrar, ¿entiende eso? Pero, de hecho, creo que eso podría ser peor, pero bueno. Vamos a pasar a otra cosa, ¿o no? Pero ustedes entienden el punto.

Entonces estaban reuniéndose en el aposento alto este jueves por la noche, el Señor y sus discípulos, Su ministerio terrenal estaba llegando a su fin y dice que en el versículo 3, “Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba.” Eso es lo que dice en el versículo 1. Él sabía que iba a partir de este mundo al Padre, esa es una gran característica aquí. Él va de regreso a la gloria. Él va de regreso a la gloria que tuvo con el Padre antes de que el mundo comenzara. Él va de regreso a la gloria, parece que quizás este es un momento cuando alguien debería lavar sus pies, ¿verdad?

Quizás después de todos estos 33 años de humillación alguien debería ofrecerse y reconocer que Él va camino a la cruz, y la resurrección, y la ascensión, y quizás es momento para que nosotros reconozcamos Su realeza, Su majestad, Su gloria, alguien tomara la iniciativa y lavara Sus pies. Él está a punto de recibir el nombre que es sobre todo nombre, el nombre Señor, ante cuyo nombre toda rodilla se doblará, en el cielo, y en la tierra y debajo de la tierra,” pero nadie lo hace. Nadie lava nada de pies. Eso presenta la escena. Todos están reclinados en la mesa con pies sucios. Esto es algo muy descortés.

Entonces, en ese contexto el Señor debió haber estado muy decepcionado, muy decepcionado. Pero recuerde estaban teniendo un argumento. Estaban en un argumento en ese momento mismo, según Lucas 22, estaban discutiendo acerca de quién de ellos iba a ser el más grande en el reino, ¿lo ve? Entonces, todos estaban preocupados por su propia dignidad, su propio honor, su propia exaltación. En ese contexto nadie quería tomar la función de esclavo, entonces nadie lo hizo.

Esto tiene que estar entristeciendo al Señor, esto es simplemente otra indicación de su debilidad, su apatía espiritual, pero los amaba de cualquier manera y esto hace que su amor fuera tan increíble, porque eran tan horrendos en ese punto, tan horrendos. Después estaba Judas, que tan horrendo era él. Pero así es como llegamos a entender lo que significa que Él los amó hasta el máximo, hasta el fin, de manera plena a pesar de eso.

Entonces al ver esto, simplemente unos cuantos puntos que considerar. En primer lugar su amor afirmado, versículo 1, y hemos hecho eso, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Eso afirma Su amor, ese es Juan presentando esa afirmación inspirada bajo la inspiración del Espíritu Santo, Él sabe que Su hora está por venir, Él sabe que va camino al Padre, lo repite otra vez en el versículo 3, Su gloria está en el horizonte. Si claro, Su muerte es inminente, inmediata, pero a través de todo eso de la gracia a la gloria, a la ascensión, Él sabe todo eso. Él debe ser el que debe ser honrado, ser exaltado, ser levantado, ser tratado con cortesía, pero no es así. No es así.

Entonces, Él muestra Su amor a, escuche, a discípulos inmerecedores débiles, egoístas, centrados en sí mismos, quienes con ese tipo de actitud no van a extender mucho el testimonio de la iglesia, eso no ayuda. Si por esto los hombres sabrán que son mis discípulos, porque os amáis unos a otros, que van a pensar en ustedes conduciéndose así. Digo, los apóstoles escriben de eso más tarde, de devorarse y morderse unos a otros y no preferirse uno por encima del otro. Si eso está pasando en su iglesia, si hay contención y hay divisiones, sabemos que todo eso es presentado por los apóstoles en las epístolas. Si eso es lo que el mundo ve, ¿cuál va a ser su conclusión?

No que hemos sido transformados para manifestar algún tipo de nivel divino de amor que es diferente a lo que el mundo conoce. Éste habría sido un momento en el que Él habría reprendido a estos discípulos cuando Él simplemente los habría despedazado como a los fariseos esa semana, pero no lo hizo. Él simplemente los ama. Y Él es un modelo de cómo deben amar. Los protege. Los últimos actos de Jesús sobresalen como actos de amor.

Y es a lo largo del capítulo 17. Su amor no conoce fin o medida, ni cambio puede cambiar su dirección eternamente, el mismo fluye de una fuente eterna. En amor eterno Él los amó aún antes de que nacieran, Él los amó de la eternidad a la eternidad. Él los amó con amor eterno. Los amó con amor eterno, el escritor del himno dice, “Guiado por gracia ese amor por conocer.” Por gracia, por gracia los amó. Y les da la expresión más plena de este amor.

Entonces, ese es el amor afirmado. Segundo punto, el amor menospreciado. El amor menospreciado está en el versículo 12, y dice usted, ¿por qué esto está aquí? Esta afirmación increíble del amor, la cual consideramos la semana pasada. Y ahora llegando ahí, versículo 12, “Cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase.” ¿Realmente necesitamos eso? Digo, apenas estamos entrando a esta expresión entera del amor, ¿en qué consiste esto? Esto es horrendo, esto es desastroso para Judas, esto es eternamente condenador para él.

Ni siquiera entendemos a Judas. ¿No es difícil entender a Judas para los creyentes? ¿Cómo puede él estar con Cristo tres años, ver todo, oír todo, ver todo acto que Jesús hizo, conocer la perfección absoluta de Su vida, y entregarse a Satanás? Él ya había hecho eso, él se había entregado a Satanás. Él ya se había colocado a sí mismo en las manos de Satanás. Y ahora en el versículo 27, Satanás entra en él. Misma noche, jueves por la noche, en la cena, Satanás entra en él y Jesús supo cuando Satanás apareció. Él sabe lo que hay en el corazón de un hombre, Él puede leer pensamientos. Él ciertamente sabe cuándo Satanás, el calumniador invisible se aparece. Y Satanás se apareció a tiempo, siguiendo la agenda.

Y Jesús le dijo a Judas, “Lo que vas a hacer hazlo rápido. Hazlo. Ve y dirige la traición porque el tiempo está corriendo. El tiempo está corriendo para asegurarme de que sea ejecutado, cuando los corderos de la Pascua sean matados mañana. Adelante, ve con el tiempo del reloj. Aquí hay un hombre dado a Satanás, Jesús dijo acerca de él en Juan 6:70, él era un diablo. Él era un diablo. ¿Por qué mencionar esto aquí? ¿Por qué? Porque el contraste es fuere, el contraste es instructivo. El contraste presenta una cortina negra detrás de la escena. Hace que todo en la expresión del amor sobresalga. El odio más oscuro en contraste con el amor más puro.

Judas es un aborrecedor. Judas es un aborrecedor. Y entre más Jesús ha fallado a no cumplir las ambiciones y la avaricia de Judas, más ha aborrecido a Jesús. Judas se interesa en sí mismo, él es motivado por la avaricia, él es motivado por la ambición, motivado por la satisfacción personal, y él no tiene capacidad de amor. La soberbia no puede amar, el interés personal no pude amar, y Judas no puede amar. Pero él puede aborrecer cualquier cosa que estorbe su ambición.

Entonces, usted solo necesita saber lo que está detrás del retrato aquí. El odio de Judas, las palabras de amor que Jesús da en estos versículos y da por Su ejemplo, cautiva nuestros corazones, calienta nuestros corazones, nos llevan a amarlo más mientras que hacen que Judas lo odie más. Un escritor dijo: “Me gustaría que el beso del traidor que Judas dio fuera el único, pero en el sentido espiritual Jesús todavía tiene que soportarlo mil veces hasta el día de hoy, hasta esta hora. Por confesarlo hipócritamente con la boca mientras que la conducta lo traiciona, exaltarlo hasta los cielos en la virtud de su humanidad mientras que es despojado de su gloria divina, quitándole la corona de majestad universal de su cabeza. Para cantar con entusiasmo himnos a Él mientras que su evangelio está siendo pisado por palabra y acto. ¿Qué es eso sino un beso de Judas?” Todavía hay judases.

Entonces el amor es afirmado en el versículo 1, y el amor es menospreciado en la vida de Judas y veremos más de eso acerca de él, la semana próxima. Después finalmente en tercer lugar, el amor es mostrado. El amor es mostrado. ¿Cómo es que el amor y cómo es que ese amor se manifiesta? Le dije que la naturaleza de este amor es abnegación personal. La naturaleza de este amor no se preocupa por sí misma, está completamente consumida con el objeto del amor y se va a humillar a sí misma, y eso es exactamente lo que Jesús hace. Él nos dio un ejemplo aquí de cómo hacer el sacrificio definitivo quedándose corto de la muerte, y amar de una manera que podemos hacerlo por toda nuestra vida. Jesús sabiendo que el Padre le había dado todas las cosas en sus manos, Él sabía quién era.

No queremos que alguien piense que debido a que Jesús hace esto, Él simplemente es un hombre y se está rebajando a sí mismo porque Él es un hombre y quiere que quede claro que Él va a ser humillado. No, Juan es muy claro, Él vino de Dios e iba de regreso a Dios. Esta es una afirmación de Su ser y deidad absolutos, eternos. Ese es el punto entero de Su humillación. Él vino de la gloria, y se inclinó, y se inclina el jueves por la noche en ese aposento. “Se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla se la ciñó, luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos y enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”

Ahora recuerde, versículo 2 dice, “Cuando cenaban.” Ya están comiendo, ya están comiendo la cena de la pascua y nadie ha tomado la iniciativa de lavar los pies. Nadie. Y, por cierto, 1 Juan 3:18, Juan nos recuerda, “No améis en palabra solamente, sino” ¿en qué? en hecho.” Es lo que usted hace lo que manifiesta ese amor. Jesús hace lo que nadie más quiere hacer, lo que nadie más querría hacer. Se levanta de la cena, se quita Su prenda exterior, y se queda únicamente con una prenda interior, lo cual se usaba de manera típica, y toma una toalla y se la ciñe, se la amarra en su cintura. Él toma el agua del contenedor que estaba ahí en la puerta de todo lugar para lavar los pies, y la mete en el contenedor y él comenzó entonces a lavar los pies de los discípulos y secarlos con la toalla que llevaba.

Él se quitó su prenda exterior para que no se salpicara y se manchara, y se cubriera de suciedad. Era algo muy humilde que hacer. El hecho de que un pecado lavara los pies de otro pecador era un acto pequeño de condescención, es un acto pequeño de humildad, pero que el Creador lavara los pies de hombres soberbios, que son pecaminosos en su arrogancia, de hecho, es una condescención sorprendente. Usted podría pensar que quizás, quizás estirándolo, pero quizás Él debería lavar los pies de aquellos que de alguna manera eran sagrados o que de alguna manera eran santos.

No. Él lava los pies de aquellos que son arrogantes y están interesados en sí mismos, y son ambiciosos, y simplemente lo que Él hace. Han estado caminando para llegar al aposento alto por las calles de Jerusalén sucias, lodosas de Betania, un camino polvoso saliendo de la ciudad de Betania. Están ahí en el medio de una especie de deseo independiente, individual por asegurarse de que no se rebajaran a sí mismos a los ojos de Jesús, al hacer algo que de alguna manera pudiera ir en contra de su dignidad. No hacen nada. No hacen nada.

Entonces Jesús va a la puerta, se prepara y lava sus pies. Tenían memorias tan cortas, fue en esa semana cuando Él les dijo: “El que quiera ser mayor entre vosotros sea vuestro,” ¿qué? “siervo,” esclavo. Cayó en oídos sordos, cayó en oídos sordos. Entonces, con calma, majestad, se levanta, se quita su prenda exterior, toma esta toalla, comienza a lavar. No quiero especular, usted sabe que no me gusta hacer eso, pero sé que esto devastó a esos hombres. Usted tiene que creer esto. “eh eh uh oye, oye, oye,” esto no puede estar sucediendo. Y eso es lo que eventualmente es expresado por Pedro. “Esto no está bien.”

Están en conmoción, en tristeza, se sienten mal, se sienten culpables porque el Señor hace lo que ninguno de ellos estaba dispuestos a hacer. Mire, ellos sabían que el lavar los pies era lo más bajo en, digamos, la jerarquía social. Debió haber lastimado, debió haber dolido profundamente. Fue una lección profunda del asunto de la soberbia, porque así fue exactamente como estaban actuando.

Entonces, Jesús sigue y lava sus pies. Él llega a Simón Pedro y claro, la incomodidad ha llegado a Pedro y él también tiene sus sentimientos, entonces él le dijo: “Señor, señor.” Y él está tratando de hacer un contraste, Señor, ¿tú lavas mis pies, Tú me lavas mies pies? Esto no puede estar sucediendo. Ahora, mire, Pedro sabía quién era Jesús. Él lo sabía porque Él dijo, tú eres el Santo, ¿a quién iremos? Tú y solo Tú tienes palabras de vida eterna, y creemos y estamos seguros de que Tú eres el Santo. Él dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Él sabía quién era Jesús, el resto sabía quién era. No había debate por eso. Y también sabía quién era él, él mismo hombre que había dicho: Apártate de mí Señor, porque soy pecador. Y él recibió muchos recordatorios del Señor mismo por su pecado. De hecho, fue tan mal que el Señor le tuvo que decir, no mucho tiempo antes de esto, “Quítate delante de mí,” ¿qué? “Satanás.”

Entonces, Pedro está tratando de hacer un contraste que tenga sentido para él. Señor, ¿Tú me lavas los pies? Yo soy un hombre pecador. Y él está hablando en nombre de los demás también. Él está sorprendido, él no puede dejar que pase. Él no puede dejar que pase. Respondió Jesús y le dijo en el versículo 7: “Lo que yo hago tú no lo comprendes ahora, más lo entenderás después.” Él no está hablando del lavamiento de pies. Ahora, Él ha ido del retrato a la realidad, Él le está diciendo, Pedro, todavía no entiendes mi humillación. No lo entiendes.

Ahora, recuerde. Su perspectiva del Mesías era que Él viene de manera triunfal, ellos tenían una manera triunfal del Mesías, Él viene establece el Reino, Él expulsa a los enemigos, Él reina y gobierna sobre Jerusalén, sobre Israel y sobre el mundo. Todas las cosas que los profetas habían dicho, todo lo que le fue prometido a David, todo lo que le fue prometido a Abraham reiterado en los profetas. Todavía tenían una perspectiva mesiánica triunfal. Inclusive después de la resurrección, Hechos 1:6 están diciendo: ¿Nos restaurarás en este momento el reino? O tenían esa perspectiva del Reino. no podían soportar la humillación de Jesús.

Entonces, nuestro Señor les dice: No lo entiendes Pedro, eventualmente lo vas a entender, pero es parte de mi humillación. En un sentido este es un ejemplo para ti de cómo debes amar, pero también es una metáfora para mi encarnación, humillación, y condescención. No ves todo eso, pero lo vas a entender después. Y lo hizo. Usted lee 1 Pedro, él entendió de manera plena la condescención de Cristo, “habiendo sido redimido no con cosas corruptibles como oro y plata, sino con la sangre de Jesucristo, como de un Cordero sin mancha, y sin arruga.”

Él entendió la encarnación, él entendió la humillación, él entendió la ejecución de Jesús. Él escribe de eso en el capítulo 1. Él dice en el capítulo 2, “Él llevó nuestros pecados en su propio cuerpo en la cruz.” Él entendió eso eventualmente, y escribió de eso. Juan lo entendió y escribió de eso también, y los otros apóstoles. Pero todavía no entendían ésta humillación hasta la cruz. Entonces, Él dice, Pedro, no entiendes ahora ésta humillación, lo vas a entender después. Bueno, Pedro certifica el hecho de que no lo entienda, él dice: No me lavarás los pies jamás. Y el énfasis está en los pronombres. Nunca, Tú Señor, vas a lavar mis pies de pecador. Nunca.

Es como si dijera de manera coloquial: Basta, detente. No vas a hacer esto. En serio, realmente este es un hombre bastante osado. Él le está hablando al Creador, por su propia confesión. Él llama a Jesús Señor y actúa como si él fuera el Señor. El lenguaje aquí es extremo, la negación ‘nunca’ o ‘jamás’ es la negación más fuerte posible. es como estar diciendo, en toda la eternidad para siempre, en ningún momento de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia, jamás lavarás mis pies. Ésta es una conclusión fija, en concreto, cerrada, no va a pasar.

Jesús le dijo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” Mmm. “A lo cual, Pedro le dijo,” versículo 9, Señor, “no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza.” Él va de un extremo al otro. Nunca me vas a lavar. Lava todo. ¿Qué lo movió tan lejos, tan rápido? Él quería más que nada más una relación con Jesucristo. Recuerda el capítulo 6, ¿A quién iremos? Jesús dice: ¿Acaso también se van a ir ustedes? ¿Adónde iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna. Quiero una relación contigo Señor. Si así es cómo sostengo una relación contigo, báñame. Dame un baño. ¿Qué es lo que Jesús quiso decir cuando dijo, “si no te lavare no tendrás parte conmigo?

Bueno, Él, Él no había salido de la ilustración y estaba en la realidad, y estaba hablando de la necesidad que Pedro tenía de ser lavado espiritualmente. Él necesitaba lo que Ezequiel prometió en el Nuevo Pacto, el lavado. Él necesitaba lo que Pablo escribió a Tito, el lavamiento de la regeneración. Él necesitaba el lavamiento espiritual y Cristo estaba condescendiendo, humillándose a sí mismo, yendo hasta la cruz para proveer el medio de ese lavamiento espiritual. Pedro, no puedes detener esta humillación.

Ya voy hasta abajo, más allá del lavamiento de pies, más allá de lavar los pies a la cruz. Tienes que aceptarlo. Tienes que aceptar mi humillación, hasta la cruz, porque esa es la única manera en la que serás limpiado. Ese es el medio de tu limpieza. Pedro ya era salvo, salvo por lo que Cristo aún no había hecho, y no lo haría sino hasta los siguientes dos días. Pero ya le había sido aplicado como a todos los creyentes del Antiguo Testamento.

Entonces, Jesús dice: Nadie tiene una relación segura con Dios a menos de que esa persona haya sido limpiada por Jesús. Si no te lavo, sino te lavo, no tienes parte conmigo. Permítame expandir eso un poco. No hay salvación en ningún otro nombre que en el nombre de Jesucristo. No hay perdón, no hay lavado del pecado, no hay redención fuera de Cristo. Nadie viene al Padre sino por mí. Yo soy la verdad, el camino y la vida. ¿quieres tener una relación con Dios? Viene a través de Mí. Si no te limpio no estás limpio. No tienes parte conmigo. La única salvación es mediante Jesucristo.

Entonces, nuestro Señor va de éste acto simple, para extraer la verdad simple, presentada para todas las generaciones, incluyéndonos a nosotros. Bueno, cuándo Él dijo eso, obviamente Pedro quería todo el tratamiento. Jesús sigue a ésta verdad espiritual en el versículo 10, Jesús le dijo: El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio. Y vosotros limpios estáis. No necesitas otro baño, ellos se habrían bañado en la mañana cuando dejaron probablemente Betania, quizás con Marta y Lázaro, María. Se habrían ido y habrían caminado hasta dónde pudieron ese día, y después finalmente el aposento alto. No necesitaban un baño, solo necesitaban que sus pies fueran lavados.

Esto es tan magnifico. Él está diciendo: Pedro, no necesitas salvación, solo necesitas un poco de limpieza. Estás limpio. Quiero que vea eso. Él dice: Pedro, estás limpio. Estás limpio. Si Pedro estaba pensando, esa fue la afirmación más grande que jamás él le había hecho a él en su vida entera, porque Jesús simplemente le dijo: Eres salvo. Él le acababa de decir, eres salvo. ¿A cuántos de ustedes les gustaría que Jesús se apareciera, se acercara a usted y le dijera, por cierto, solo quiero que sepas que eres salvo? Significaría eso algo para usted. Hombre, ¿estás bromeando? Mire, no tengo dudas de mi salvación. Pero eso me llevaría a algún tipo de euforia, digo, el diablo podría tentar a cualquiera de nosotros con algunas dudas.

Él dice, todos son limpios. Todos han sido salvos, todos han sido regenerados, todos han sido redimidos. A todos ustedes se les ha dado vida, pero no a todos ustedes, versículo 11, porque sabía quién le iba a entregar. Por eso Él dijo: No estáis limpios todos. Había una persona no salva ahí, nuestro Señor lo presenta claro que Él dice eso. Ustedes están limpios, ustedes hombres, pero no todos ustedes. ¡Qué momento tan increíble oír que su salvación es válida! Dice usted, ¿cómo sé que mi salvación es válida? Se lo leí en 1 Juan, porque usted confesó que Jesús era el Cristo. Porque usted ama a Dios, porque usted obedece Sus mandatos, y porque ustedes se aman unos a otros.

Esa es la evidencia. Esa es la evidencia. Han sido bañados, están limpios, no necesitan ser limpiados de nuevo, solo necesitan lavados de pies periódico. Bueno, ¿qué significa eso? ¿Pero cómo creyentes que hacemos? ¿Cómo vivimos nuestras vidas? 1 Juan 1, seguimos confesando nuestros pecados y Él sigue limpiándonos de toda injusticia. 1 Juan 1:9. Eso describe un creyente, un creyente es una persona quién habiendo sido bañada, habiendo sido justificada, habiendo sido regenerada todavía recoge el polvo del mundo, y sigue confesando y siendo limpiado de eso.

Entonces, ¡buenas noticias, Pedro! ¡Je! Eres salvo. Pedro simplemente tenía tantas debilidades, ¿no es cierto?  ¿Le alienta eso a usted? Digo, usted se ve como Pedro y se pregunta. Él dice: Estás limpio. Cómo piensa usted que él está limpio, porque él ha sido cubierto ya por la justicia de Dios mediante la fe en Cristo. Pero no todos ustedes. No todos ustedes.

Hay un punto final. El amor afirmado. El amor menospreciado. El amor es mostrado en éste acto increíble de nuestro Señor. El amor es mostrado de tal manera que llega hasta el nivel más bajo, hace el trabajo más sucio, se encarga de las necesidades más simples de manera sacrificial, abnegada. Finalmente, el amor es citado. Puedo hacer esto en cinco minutos. Los versículos finales. Observe. El amor es citado aquí, o mandado por así decirlo. “Así que después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: Sabéis lo que os hecho.”

Y regresa de las realidades teológicas de ese acto entero, de regreso a la aplicación práctica del amor. ¿Saben lo que les he hecho? Claro que sabían, claro que sabían. Vosotros me llamáis maestro y Señor, y decís bien. ¿Cómo es que alguien puede negar el señorío de Cristo? Podría tomar ese versículo y predicar diez sermones de él. Me llaman Señor, me llaman Maestro, y lo soy. Tienen razón, pues si yo, el Señor y el Maestro he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.

Porque ejemplo os he dado, para que yo os he hecho vosotros también hagáis. Esta lección, amen así. Amen, de manera abnegada, humilde, en las necesidades más insignificantes, simples de la vida. Comience ahí y todas las cosas más elevadas vendrán. Ame al nivel más bajo de necesidad. Les dio un ejemplo, este es un ejemplo. “Para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Este es un mandato del Señor a sus seguidores. Si Yo el Señor, razonando de lo mayor a lo menor, si yo el maestro he hecho esto, si yo, en el versículo 16 el maestro, si yo el que envió ha hecho esto, ¿acaso no deberían ustedes, tú el estudiante, el esclavo, el enviado, debería hacer esto? ¿No deberían ustedes que son menos hacer esto?

Si yo, la persona más exaltada, más elevada en el universo me puedo agachar, ¿acaso no pueden ustedes que son infinitamente menos que yo humillarse a sí mismos? Ésta lección entera es explicada en torno a lo que Lucas 22:24 dice, estaban discutiendo acerca de quién de ellos era el más grande. Un discurso habría funcionado, pero Él no hizo eso. Éste ejemplo debió haberlo sacudido hasta lo más hondo de su ser.

Y entonces, ¿cómo le enseña usted a la gente a amar? Al amar van a tenerle que enseñar a la iglesia a amar. ¿Cómo van a hacer eso? Con un discurso, o al amar. Entonces, el versículo 17 dice, “Si sabéis estas cosas,” debería ser traducido, debido porque es ei (εἰ) con indicativo, y ei con el indicativo presenta una afirmación de hecho. Debido a que sabéis estas cosas, claro que las saben, porque se las acaban de enseñar. Debido a que saben estas cosas, son bienaventurados si las hacen. El segundo sí es una palabra diferente, es ean (ἐὰν), y una construcción diferente, una construcción totalmente diferente. Ean (ἐὰν) introduce una clausula con menos certeza. La primera afirmación es cierta, debido a que saben estas cosas.

La parte final no es tan cierta, si las hacen. Ahí vivimos, ¿no es cierto? Sabemos que debemos amarnos unos a otros así. Si lo hacemos, debido a que sabemos, si lo hacemos, ¿cuál es la recompensa? Son bienaventurados, ¿alguien quiere disfrutar de esa promesa? ¿alguien quiere ser bendecido? ¿alguien quiere que Dios abra el cielo y derrame bendición? ¿Qué tan bendecido está en su vida? ¿Cómo libera usted la bendición del cielo? Al amar sacrificialmente de manera abnegada, humilde, sin pensar en ganancia personal, satisfacción personal, sino comprometido de manera total con el mero bienestar, gozo, satisfacción y necesidad de alguien más.

La Escritura dice, cuán bienaventurados son los que andan en el camino de Jehová. Cuán bienaventurados son aquellos que confían en Jehová. Cuán bienaventurados son los que oyen la Palabra del Señor y la obedecen. Si hacen esto son bienaventurados. Unas de las bendiciones es que sabrá que usted es salvo. Y otra bendición es que el mundo sabrá que usted es salvo. El Evangelio será levantado y Cristo exaltado.

Señor, te damos gracias por nuestro tiempo maravilloso juntos está mañana en torno a este pasaje. Es una ilustración memorable, inolvidable, que debería estar en nuestra mente en todo momento. Que seamos fieles, fieles en amar como Tú amas. No es místico, no es emotivo, no es sentimental, es amar al servir al nivel más bajo preocupándonos por otros. No porque se lo han ganado o son dignos de esto. Sino amar como Tú amaste a aquellos que eran soberbios y centrados en sí mismos, y discutiendo por su propia dignidad.

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