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Llegamos ahora a la Palabra de Dios y regresamos al capítulo 14 del Evangelio de Juan. Juan, capítulo 14. Conforme hemos ido estudiando el Evangelio de Juan, hemos tomado párrafos realmente a lo largo del estudio. Pero esta mañana, quiero concentrarme en tan sólo un versículo. Un versículo que es un versículo muy maravilloso y uno muy importante es Juan capítulo 14, versículo 27. Juan 14:27.

Hemos llegado hasta este versículo y no pude ir más allá de este versículo porque es tan rico. Juan 14:27 dice: “la paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

La paz aparece dos veces en ese breve versículo. Es una palabra popular; es casi una realidad imposible. Es una búsqueda constante. Le doy crédito a la gente por buscarla. Pero parece como si el mundo ha sido incapaz de encontrarla y eso, de hecho, es verdad.

La turbación está en nosotros, cerca de nosotros, a nuestro alrededor y más allá de nosotros dominando el mundo caído. Hay una ausencia de paz personal, paz familiar, paz local, paz nacional, paz internacional. Los Durant, al escribir su historia, dijeron que, por sus cálculos, en los últimos 3500 años han habido menos de 300 años que podrían ser llamados pacíficos en el mundo.

A nivel nacional, esta es una sociedad muy turbada. Hay tantas maneras de demostrar eso. Pero eso, en ciertas maneras sería redundante debido que todos ustedes están conscientes de esto. Quizás algo que usted no sabe es que 2 millones de estadounidenses están en la cárcel. Esa es la tasa de encarcelamiento más alta del planeta. Y supuestamente debemos tenerlo todo en este país. Ahora, lo estamos enfrentando y parece que lo vemos con manifestaciones en la calle de manera rutinaria, homicidios tipo ejecución y la amenaza del terrorismo en nuestros vecindarios.

Al mismo tiempo, la desintegración familiar está por todos lados. Los hijos nacen de manera ilegítima sin un padre y una madre casados, el divorcio está por todos lados. Y donde el divorcio no se lleva a cabo, los matrimonios todavía están llenos de conflicto y hostilidad. Y en el fondo de esta lista está la paz personal.

Este es un mundo muy turbado inclusive a nivel de corazones humanos. Mucha plática acerca de la paz. Siempre hay gente que está tratando de encontrar paz. Paz en las ciudades, paz en las comunidades, paz en la familia, paz en las relaciones, paz en el mundo. Siempre ha habido gente que trata de inventar o de producir treguas de algún tipo entre partes que están en conflicto. La gente quiere eso. La gente quiere paz en sus vidas. Quiere algo de tranquilidad en sus vidas adentro de ellos. Y en las relaciones más íntimas que tienen. En familias y en comunidades y continúa y continúa y continúa. Estar libres de los problemas, estar libres del estrés, estar libres de las amenazas, el temor, la ansiedad, la depresión, la desesperanza, el conflicto. Todo el mundo busca eso.

La gente habla acerca de tratar de encontrar paz y tranquilidad o tratar de hacer la paz o que la ley trate de mantener la paz o los árbitros globales tratan de establecer la paz hasta que finalmente, descansemos en paz. La gente busca su paz mediante la diversión, mediante las drogas, mediante la recreación, mediante el entretenimiento, mediante las compras. A nivel más amplio, hay aquellos que nos dicen que la paz sólo puede venir en las comunidades y en las ciudades cuando hay cambio social, cuando hay cambio económico, cuando arreglamos las cosas externas. La gente ha estado diciendo eso desde el principio de la historia humana y no han podido encontrar la paz. Hay una razón para esto y es la siguiente: entre aquellos que no conocen a Dios en el mundo impío, no hay paz. No hay paz.

Leí hace algunos años atrás una evaluación de la historia que hizo la pregunta: “¿cuántos tratados de paz han sido firmados y han sido violados a lo largo de la historia humana?” Respuesta: todos.

Ahora, la gente se conforma con una definición minimalista de la paz, la calma de un momento, la tranquilidad de un momento, una tregua breve. Los historiadores han definido la paz en el mundo como el momento de tranquilidad en la batalla cuando todo el mundo se detiene a recargar. Pero hay una paz que sólo viene de Dios; y esa es la paz que se nos está presentando en el versículo que leí. Veamos una definición bíblica de esta paz. Sólo la Palabra de Dios, únicamente Dios mediante Su Palabra puede apuntar con autoridad a la paz real.

Ahora, en el Antiguo Testamento hay una palabra conocidas para la paz. Es la palabra Shalom y es usada unas 250 veces. Una palabra muy común entre el pueblo judío. De hecho, es el saludo más normal entre el pueblo judío; y lo ha sido durante siglos. Shalom. Comenzó a ser usada como un saludo ahí en el libro de Jueces, ahí atrás en 1 Samuel. Ha sido parte de la cultura judía desde el principio. Y cuando le decían a alguien paz, ¿qué querían decir? ¿Acaso querían decir: ‘por favor, deja de pelear con su esposa’ o ‘por favor, deja de ser un problema en el vecindario’ o ‘por favor, deja de ser un problema en las sinagogas’? ¿Qué quisieron decir?

Shalom es una palabra muy grande y que abarca muchas cosas. Y en esencia significa esto: un deseo de totalidad o un deseo de contentamiento o un deseo de satisfacción o bendición o quizás, bienestar funciona. Un deseo de prosperidad a todo nivel. En otras palabras, es un deseo porque todo lo que es bueno fluya a su vida.

Y eso es lo que quiso decir el pueblo judío y lo que todavía quiere decir cuando dicen Shalom. No quieren decir ‘espero que dejes de pelear contra esposa.’ Quieren decir: “deseo para ti todo lo que es bueno, todo lo que es bendito, todo lo que trae satisfacción, totalidad y contentamiento.”

La contraparte del Nuevo Testamento a esa palabra es la palabra eirēnē de la cual obtenemos el nombre femenino Irene. Es la misma cosa. Eirēnē es una palabra que literalmente describe un estado tranquilo del alma. Un alma que está descansando, un alma satisfecha. Esa es la perspectiva bíblica de la paz. Ahora, fuera de las Escrituras, la humanidad se conforma con algo que es mucho menor a eso. La humanidad definirá la paz primordialmente en términos negativos. Estar sin problemas. Estar libre de conflicto. Sin tener estrés. Sería la ausencia de hostilidad, la ausencia de turbación, la ausencia de conflicto. La paz para el mundo es simplemente la ausencia de lo que los turba. Es estar libre de cosas que hacen que usted tenga temor, ansiedad, depresión.

Pero esa es una definición insuficiente e incompleta de la paz; no obstante, es la única paz que el mundo puede ofrecer. Ésa tiene que ser su definición, porque eso es lo único que hay. Solo existe la posibilidad de un momento de tranquilidad en el conflicto. Sólo hay una posibilidad de un tipo de descanso superficial, temporal, de una existencia que, de otra manera, es de turbación.

Job dijo: “el hombre nace para la aflicción como las chispas vuelan hacia el aire.” Tan inevitable es que las chispas de una fogata suban, así también el hombre nace para los problemas. “En este mundo,” Jesús dijo, “tendréis aflicción”. Es la naturaleza de gente caída viviendo en un mundo caído y chocando con otras personas caídas. Entonces, tenemos en cierta manera que condescender un poco con el mundo, porque el único tipo de paz que jamás pueden experimentar es alguna ausencia temporal de conflicto o algún escape temporal del conflicto.

Pero esa no es la manera en la que la Biblia de la paz. La afirmación más definida y condensada acerca de la paz la acabo de leer. Está en el capítulo 14 de Juan, en el versículo 27. La Biblia dice mucho acerca de la paz y la palabra paz es utilizada, como dije, unas doscientas cincuenta veces en el Antiguo Testamento. La palabra hebrea. La palabra griega es utilizada muchas, muchas veces en el Nuevo Testamento. Pero cuando la Biblia habla de la paz, está hablando de algo totalmente diferente. Y eso debería ser obvio para usted porque cuando Jesús dice: “les estoy dando Mi paz,” Él dice, “no es la paz que el mundo les da.”

Y lo que me parece fascinante es que en el mismo momento en el que el Señor habla acerca de paz y presenta a esta paz como Su propia paz, que Él está concediendo a Sus seguidores, Él está en el momento más dramático, potencialmente el más molesto, de mayor aflicción en Su vida. Él se va del mundo en horas mediante el medio de la ejecución en una cruz. Y Él conoce los detalles de eso. Él ha vivido los detalles en expectativa mediante Su omnisciencia miles de veces. Él sabe lo que Él enfrenta. Él sabe que Él no sólo será crucificado, no sólo es la realidad física de eso, sino que Él será separado de Su Padre y será castigado por todos los pecados de toda la gente a lo largo de toda la historia humana que jamás creerá. Él sabe lo que está enfrentando.

Él también sabe que Sus discípulos están profundamente turbados. Ellos ciertamente habían tenido todo lo que podían esperar y más durante Su presencia de tres años; y ahora, Él se va. Él se los ha dicho a ellos de manera repetida. Él lo dice nuevamente en el versículo 28: “me voy.” Y Él sabe que esto los está turbando. Conforme el capítulo 14 abre, Él dice: “dejen de dejar que sus corazones estén turbados.” Entonces, Él les va a dar un tipo de paz que va a terminar con su corazón turbado.

Le recuerdo que el contexto aquí es el jueves por la noche de la semana de la pasión y la última semana de la vida de nuestro Señor antes de Su crucifixión. Esto es el jueves por la noche. Ellos están celebrando la Pascua en un aposento alto. Y comenzando en el capítulo 13 y hasta el capítulo 16, nuestro Señor le habla a Sus discípulos en este aposento alto. Y esta sección está llena de promesas, llena de promesas asombrosas, sorprendentes, incomparables que nuestro Señor, quien se va a, le va a dar a los Suyos. No sólo a los discípulos, los once, Judas ya se salió para el capítulo 14. No sólo a los once discípulos verdaderos, sino a toda persona que creerá a través de lo que los discípulos escribirán y predicarán.

Entonces éste es su legado también para todos nosotros. Entonces, en el capítulo 17, después de que Él ha hecho todas las promesas en el 13 al 16, Él ora al Padre y Él pide al Padre que cumpla todas las promesas. Y Él de hecho dice en el capítulo 17: “no sólo por estos que están conmigo, sino también por todos aquellos que creerán.” Entonces, estas son promesas para todos los que creerán. Y Él nos promete el cielo y Él nos promete que Él está preparando un lugar para nosotros. Y que Él regresará para llevarnos a la gloria. Él promete que Él y el Padre y el Espíritu Santo, todos morarán con nosotros.

Y después, la última vez, vimos que Él promete verdad. Verdad. Él se compromete diciendo que el Espíritu vendrá y capacitará a los apóstoles y a sus asociados para escribir el Nuevo Testamento. Y la verdad será depositada en Su pueblo, en aquellos que son Suyos para toda la historia. Entonces, Él ha hecho algunas promesas sorprendentes: el cielo, recursos, lo que pidan. Todo lo que pidáis en Mi Nombre lo haré. Tienen todos los recursos del cielo a su disposición, aunque Yo no estoy aquí. Y la verdad siempre estará disponible a ustedes a través de la palabra de Dios, las Escrituras y el ministerio iluminador del Espíritu en ustedes. Y ahora la promesa: paz, paz.

Pero esta es una paz sobrenatural. Le pertenece únicamente a aquellos que son de Cristo. Hay cuatro características de esta paz que quiero que vea en este versículo. ¿Muy bien? Cuatro características de esta paz sobrenatural, divina.

En primer lugar, la naturaleza de esta paz. La naturaleza de la paz. Cuando estamos hablando de la paz, ¿de qué estamos hablando exactamente, de manera específica? Bueno, permítame decir de manera muy simple que hay dos aspectos de esto: uno es objetivo y uno es subjetivo. Uno es objetivo y uno es subjetivo. ¿Qué quiero decir con eso?

Una paz objetiva es esa paz que está fuera de usted. No está dentro de usted, no es experimentada por usted, está fuera de usted. Es una paz de transacción. Y después, esa es la paz objetiva. La paz subjetiva es aquella paz que está en el interior de usted y es experimental. Y la segunda está basada en la primera.

Entonces, cuando hablamos de paz, veamos el versículo 27 y veamos cómo nuestros Señor nos da la naturaleza de esta paz inherente en esta afirmación: “la paz os dejo.” Este es un depósito; este es un regalo. Este no es un mandato, este es un regalo. Él no está pidiéndoles que encuentren esta paz, Él está diciendo: “estoy dejando esta paz con ustedes. Estoy depositando esta paz. Ustedes poseerán esta paz.” Es una realidad; es un regalo; es una transacción. Nuestro Señor les concede esta paz y a todos aquellos que lo seguirán al amar y servirlo a Él.

¿De qué estamos hablando? ¿Qué es esta paz? Quizás la mejor manera de comenzar a explicarlo es pedirle que pase Romanos 5. Romanos, capítulo 5. Y aquí le salta de la página de inmediato, capítulo 5, versículo 1. En base a la obra de Cristo en al final del capítulo 4, Él fue entregado por nuestras trasgresiones y resucitado por nuestra justificación. En base a Su obra en la cruz. “Habiendo sido pues justificados por la fe tenemos paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo.” Muy bien, entonces ahora estamos hablando de paz con Dios. La preposición es muy importante. Paz con Dios. Estamos en paz con Dios. Esa es la razón por la que Pablo en Efesios 6:15 llama al Evangelio el Evangelio de la paz, porque el Evangelio trae paz entre el pecador y Dios. Eso es lo que hace la justificación. Cuando Dios lo declara a usted justo, cuando Él le imputa la justicia de Cristo a usted, usted es declarado justo. Usted es justificado por la fe en Cristo y por la obra que Él hizo en la cruz.

En la cruz, Él pago el castigo por su pecado y eso libera a Dios para perdonarlo a usted e imputar la justicia de Cristo a usted. Esa es una declaración; ese es un decreto divino; esa no es una experiencia. Eso no está en el interior de usted, esa es una transacción que se lleva a cabo fuera de usted mediante un Dios soberano. Usted es justificado por Dios; eso significa declarado justo en base a su fe en Jesucristo y Su justicia entonces es imputada a usted. Usted está en una posición justa delante de Dios. Por lo tanto, tenemos paz con Dios. Todo cristiano tiene paz con Dios. Todo cristiano.

Ahora, antes de que usted fuera salvo, antes de que usted venga al conocimiento de Cristo, la situación es muy, muy diferente. Para saber qué tan diferente es, lo único que tiene que hacer es ir al versículo 10 de Romanos 5: “éramos enemigos.” Éramos enemigos. No hay paz. No hay paz. Estamos aislados de la vida de Dios, apartados, separados de la vida de Dios. Odiábamos a Dios. En un sentido muy puro y divino, Dios nos odiaba. Él está airado con el impío todos los días, dicen las Escrituras. Existía la separación más severa y permanente, eterna entre el pecador y Dios. Termina para aquellos que no creen como infierno eterno. Así de alejados estamos de Dios. Esa es la distancia sobrenatural, final y terminante de nuestro aislamiento. Éramos enemigos, pero fuimos reconciliados con Dios.

¿Cómo fuimos reconciliados con Dios? Mediante la muerte de Su Hijo, por la muerte de Su Hijo, al final del versículo 11. Entonces, mediante el Señor Jesucristo ahora hemos recibido la reconciliación. Ese es el tipo de paz del que estamos hablando, en primer lugar, objetivamente.

Observe 2 Corintios, capítulo 5. Una porción muy importante de las Escrituras, 2 Corintios 5, versículo 18: “Dios, quien nos reconcilió consigo mismo.” Versículo 19: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, al no contarles sus transgresiones en contra de ellos.”

¿Cómo es que Dios hizo esto? ¿Cómo es que Dios nos reconcilió? Por el versículo 21: “al que no conoció pecado, Cristo, por nosotros le hizo pecado.” Entonces, Él colocó nuestros pecados en Cristo, castigó a Cristo y debido a que nuestros pecados fueron pagados en su totalidad, lo único que tenemos que hacer es creer y somos reconciliados con Dios. Ese es el tipo de paz del que estamos hablando.

Quiero mostrarle un texto más que es importante. Está en el primer capítulo de Colosenses, Colosenses 1:19: “porque fue el beneplácito del Padre que toda la plenitud de la deidad morara en Él, en Cristo, y mediante Él, a través de Cristo, reconciliar todas las cosas consigo mismo.”

¿Cómo hizo Él eso? “Haciendo la paz mediante la sangre de Su cruz.” Él hizo la paz mediante la sangre de Su cruz. Otra manera de decir eso está en el versículo 22: “Él ahora os ha reconciliado en Su cuerpo de carne mediante la muerte para presentaros delante de Él santos, irreprensibles y sin mancha.” Esa reconciliación es la paz con Dios de la que Romanos 5:1 está hablando.

Desde la rebelión de Adán y Eva, la raza humana entera ha nacido alejada de Dios. La raza humana entera ha nacido siendo enemiga de Dios. La raza humana entera ha nacido como hijos de ira bajo juicio divino. Somos enemigos de Dios por nacimiento, nacemos de esa manera y somos enemigos de Dios por decisión. Somos enemigos de Dios por herencia y somos enemigos de Dios por acción.

La humanidad y Dios están en guerra. Todos nosotros llegamos al mundo en guerra con Dios. Somos parte del mundo y Santiago 4:4 dice: “la amistad con el mundo es enemistad con Dios.” Pero el Evangelio de paz es el mensaje de que los enemigos pueden ser reconciliados; y esa paz fue llevada a cabo mediante la sangre de la cruz.

Eso es justificación. Todo el pecado es perdonado; la rebelión se ha acabado. Los enemigos se han convertido en amigos; los enemigos inclusive se han convertido en hijos de Dios. Se nos da la bienvenida a la familia de Dios y a la presencia de Dios para siempre. Jesús hizo la paz al tomar nuestro castigo en su totalidad. Y somos reconciliados; y ahora tenemos paz con Dios para siempre. Tenemos paz con Dios para siempre.

Dicho de otra manera: Dios está de nuestro lado para siempre. Él nunca nos dejará ni nos desamparará para siempre. Estaremos en la presencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para siempre. Poseeremos la misma vida de Dios para siempre. Para siempre. Esa es una realidad externa, eterna, que nunca cambia. Esa es la paz objetiva con Dios.

Pero esa paz objetiva también provee para nosotros una paz subjetiva, una paz interna, una paz experimental. Un sentido de bienestar, confianza, contentamiento, tranquilidad, confianza, bienestar; y esa es la razón por la que cuando nos reunimos, nos encanta cantar, por ejemplo, “Está Bien”. De todos los himnos que cantamos, no sé si usted puede cantar cualquier otro himno con más gusto que cuando usted canta ese himno. Usted simplemente lo canta con todo su corazón, “está bien.” Y en el momento usted está expresando, está experimentando la paz subjetiva que viene de la realidad objetiva de estar reconciliado con Dios. Ése es el gozo que tenemos al ser creyentes.

En Romanos, capítulo 15, hay un versículo, versículo 13 que dice esto: “y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz al creer, para que abundéis en esperanza.” Esa es una oración por parte del apóstol que está diciendo “quiero que literalmente estén llenos de paz subjetiva que debe ser el resultado de su reconciliación objetiva,” Romanos 15:13.

En Romanos 14:17: “el Reino de Dios no es comida y bebida; el Reino de Dios es justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.” Ustedes han sido hechos justos, han sido justificados. Y el resultado de eso es paz y gozo. Y las dos realmente son inseparables, si usted está en paz, usted está en gozo.

Ahora, este no es un tipo de paz pasiva, no es sólo estar dispuesto a soportar; es mucho más que eso. No es algún tipo de realidad benigna. Es una paz triunfal. Es una paz agresiva. Es una paz que sale. Es una paz conquistadora.

Es una paz que no sólo lo protege a usted de la ansiedad y el temor y la duda y la desesperanza, sino que es una paz que triunfa sobre todo con valentía, confianza, contentamiento. Es una paz triunfal y usted debe estar experimentándola en su totalidad. Entonces, es el tipo de paz que nuestro Señor está diciendo “les dejo esta paz.” En primer lugar, objetivamente, paz con Dios. Y después, subjetivamente, la paz de Dios, lo cual es lo que es llamado en Filipenses 4, como lo veremos. Entonces, ése es el tipo de paz.

Muy bien, simplemente para otra característica: la fuente de la paz. De regreso el versículo 27: “la paz os dejo, Mi paz os doy. Paz les dejo, pero es Mi paz.” Esto quiere decir que divina, es sobrenatural. Viene del cielo, le pertenece a Cristo, le pertenece a Dios. No voy a tomar el tiempo, pero en muchos lugares en la Biblia usted encontrará esta afirmación: el Dios de paz. El Dios de paz.

Usted lo encontrará en Romanos 15; lo encontrará en Romanos 16; lo encontrará en Filipenses 4. Primera de Tesalonicenses 5, Hebreos 13, 2 Corintios 13, 1 Corintios 14, etcétera, etcétera. Segunda de Tesalonicenses 3:16, se lo voy a señalar: “y el Señor de paz mismo conceda continuamente a vosotros y en toda circunstancia paz. El Señor esté con todos vosotros.” Es su oración, de nuevo, que disfruten la paz que viene del Señor de paz.

Veamos el versículo 27. La paz que Él da es Su paz: “Mi paz.” Otra manera de ver eso sería ir al capítulo 16, versículo 14, en donde nuestro Señor dice: “cuando envíe al Espíritu Santo, Él vendrá. Él tomará lo mío y os lo revelará. Él les va a dar lo que Yo poseo,” y parte de eso es Su paz. Entonces, la paz que tenemos no es la paz del mundo -esa es la siguiente afirmación que Él va a hacer –es del cielo.

Pablo escribió trece cartas, por lo menos. No estamos seguros si escribió Hebreos o no, pero él escribió trece de las que estamos seguros. En doce de esas cartas, él dice esto: “gracia y,” ¿qué es? “Paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.”

Tenemos al Dios de paz, tenemos el Señor de paz y Gálatas 5 tenemos al fruto del Espíritu el cual es amor, gozo, paz. De nuevo, esta es la esencia de la Trinidad que mora en el creyente. Con la vida eterna de la presencia del Dios Trino viene paz divina. Fue la misma paz, Mi paz, dijo Él, que lo mantuvo en calma ese jueves por la noche sabiendo lo que iba a pasar; sabiendo que Sus discípulos se esparcirían, Pedro lo negaría; sabiendo que Él iría a la cruz, llevando el pecado. Fue la misma calma realmente que Él exhibió a lo largo de Su vida entera cuando Él fue tratado con burla, menosprecio, hostilidad, odio, traición; todo inmerecido.

¿De dónde vino esa paz? Bueno, esencialmente vino de la confianza perfecta en el Padre. Confianza perfecta en el Padre. Entonces, simplemente subráyelo en su mente: la paz está conectada con la confianza. Está conectada a la confianza. Su confianza en el Padre fue tan clara y tan perfecta y tan completa que Hebreos 12:2 dice: “Él fue a la cruz por el gozo que fue puesto delante de Él,” aunque al ir, en el huerto, Él estaba sudando sangre en la agonía.

Cuando Jesús estuvo de pie ante Pilato, Pilato fue una persona turbada. Pilato se estaba turbando más y más y se estaba desorientando más y más y se estaba desconectando de cualquier tipo de realidad entre más tenía que enfrentar a Jesús. Y entonces, finalmente, en frustración, en el capítulo 19 de Juan, versículo 10, Pilato le dice a Jesús “¿no me hablas?” Literalmente está molesto porque Jesús no entiende quién es Pilato y cuán importante él es. ¿No me hablas a mí? ¿No sabes que tengo la autoridad para liberarte y que tengo autoridad para crucificarte?

La calma es sorprendente. Jesús respondió: “tú no tendrías ninguna autoridad sobre Mí a menos de que te hubiera sido dada de arriba.” Eso es confianza. “Lo que me vas hacer, es lo que Dios quiere que me hagas. Lo que va a pasar, es el plan de Dios”. Esa es la razón por la que estoy diciendo que la paz que Él da es la paz que está edificada no sólo en la realidad externa de la justificación, sino en la realidad interna de un Dios en quien se puede confiar.

Aquí es en donde la paz subjetiva realmente comienza a fortalecerce. Y entonces, Pablo le dijo a los tesalonicenses, como le leí, “quiero orar porque estén llenos de paz”. Esa paz no es creada en un vacío. No viene como un resultado de manipular su mente, jugar juegos mentales o implementar trucos psicológicos.

Entonces, Jesús dice: “miren, les estoy dando Mi paz, la paz que Yo poseo frente a Pilato, Mi ejecutor, frente a la cruz, frente a la separación del Padre: “Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has desamparado?” Frente al llevar el pecado. Esta es Mi paz. Y es Mi paz la que les doy. Y eso debe ser obvio. Si la Trinidad vive en nosotros y la presencia de la Trinidad es nuestra vida eterna, entonces tenemos la posesión de esos atributos que son los atributos de Dios, incluyendo Su paz.

No está disponible a nadie más; y ése es el tercer punto. La naturaleza de la paz, la fuente de la paz y la trascendencia de la paz. Él dice: “no os la doy como el mundo la da. No os la doy como el mundo la da.” Esta paz de Dios no se encuentra en la esfera humana, trasciende todo lo que el mundo ofrece de paz superficial y temporal. La pseudo paz del mundo -escuche- la pseudo paz del mundo es la emoción de la ignorancia. Es la emoción de la ignorancia.

Un escritor dijo: “el impío puede tener algo que se ve como paz, pero no lo es. Pueden ser valientes y torpes. Pero hay una gran diferencia entre una conciencia torpe y una conciencia pacífica. Esta es la paz del diablo. Él arrulla a los hombres en la cuna de la seguridad. Él clama “paz, paz” cuando los hombres están en el precipicio del infierno. La paz aparente que un pecador tiene no es del conocimiento de su felicidad, sino de la ignorancia de su peligro.” Entonces, digo que la pseudo paz del mundo es la paz de la ignorancia.

Estaba visitando a Lori Price. Su marido está por irse a la gloria, quizás inclusive el día de hoy. Patricia y yo fuimos para estar con ellos ayer un y su preciada familia. Han estado en nuestra Iglesia por muchos años. Y una tristeza en la familia por perder a este padre preciado, abuelo, marido.

Pero estábamos regocijándonos. Todos nosotros estábamos regocijándonos frente a este momento de muerte inevitable. Todos estaban diciendo cuán emocionados estaban porque él ahora iba a ver al Salvador. Había una paz. Y Lori estaba diciendo que han tenido algunas personas que han venido a ayudarles en las últimas semanas y uno de ellos, queriendo ayudar, dijo “bueno, como usted sabe, todo va a estar bien porque simplemente se va a añadir otro ángel al cielo”.

Esta es una persona que regularmente trata con personas moribundas, y, ¿eso es lo que usted tiene? ¿Eso es todo? ¿Eso ‘va a añadir otro ángel al cielo’? ¿En base a qué autoridad dice usted eso? Si eso consuela a alguien, eso confirma mi punto. La gente está contenta con conformarse con una respuesta torpe y una paz falsa.

Y no estoy denigrando a la querida mujer que sirve de esa manera, sólo le estoy diciendo que si usted no sabe dónde se encuentra la paz real, usted inventa respuestas ignorantes frente al más severo de todos los acontecimientos; alguien que está a la orilla del infierno, en el peligro más severo que jamás ha estado y usted no puede inventar algún tipo de afirmación superficial que sale del aire. Pero, ¿por qué hace eso la gente? Porque funciona. Porque la gente se conforma con una respuesta ignorante y una fantasía, en lugar de enfrentar una realidad bíblica.

Entonces, hemos visto la naturaleza de la paz, la fuente de la paz. Y lo tercero que decimos es que esta es una paz que trasciende. No es el tipo de paz de la que habla el mundo con su fantasía ignorante superficial. La Biblia enfatiza que la paz del mundo es inadecuada.

Isaías 48:22: “no hay paz para el impío, dice Jehová.” No hay paz. Isaías 57:21: “no hay paz, dice mi Dios, para el impío.” Jeremías 6:14, Dios condena a los profetas falsos que curan el quebrantamiento de Su pueblo superficialmente diciendo: ““paz, paz,” pero no hay paz. Usted recuerda a Jesús viendo a Jerusalén y diciendo: “si hubieras conocido en este día las cosas que son para tu paz, pero ahora han sido escondidas de tus ojos.” No hay paz.

En los últimos tiempos, 1 Tesalonicenses 5, los incrédulos van a decir ¡paz y seguridad! ¡Paz y seguridad! y la destrucción va a venir sobre ellos repentinamente como los dolores de parto en una mujer que está embarazada y no escaparán. Usted no puede encontrar paz verdadera en la ignorancia o en las fantasías. Sólo está disponible en Cristo.

La gente carece de paz. Ese no es un asunto emocional. No es un asunto psicológico. No es un asunto circunstancial. Es un asunto teológico. Es un asunto espiritual, porque sólo aquellos que conocen a Jesucristo pueden tener paz con Dios y la paz de Dios. Y eso nos lleva a un último punto.

Hemos visto la naturaleza de la paz, la fuente, la trascendencia. Otra característica importante: la búsqueda de la paz. Díces: “espera un momento ¿qué quieres decir con la búsqueda de la paz? Acabas de decir que se da, acabas de decir que es un regalo, no un mandato. Él dijo: les estoy dando paz. Les estoy dejando paz, Mi paz. ¿Qué quieres decir con la búsqueda?”

Bueno, vea el versículo 27: “dejen de dejar que su corazón se turbe. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.” Aún con todas estas promesas, todas estas promesas increíbles de paz, ¿no es una realidad que vivimos gran parte de nuestras vidas con una ausencia de paz? ¿Oigo un amén? Eso es lo que pensé. Tenemos que hablar de la realidad aquí. ¿Es extraño decir que usted tiene una promesa y después, dar un mandato? No es más extraño que decir que usted tiene una repisa con todos los recursos, ¿por qué no va ahí y saca alguno? O tiene una cuenta de banco y tiene todo el dinero de que necesita. ¿Por qué no va y retira algo del dinero que necesita?

Esto es coherente con todo lo que nuestro Señor ha prometido. Siempre hay apropiación. Mire, Él nos prometió que todos los recursos del cielo están disponibles. Pero acceder a eso, pides en Mi Nombre. Él nos promete la verdad. La verdad escrita en las Escrituras para nosotros. Pero para acceder a eso, usted tiene que estudiar, para presentarse ante Dios aprobado. Usted escudriña las Escrituras. Usted es un estudiante diligente. Él nos promete que el Espíritu Santo mora en nosotros, pero se nos manda que andemos en el Espíritu y no satisfagamos los deseos de la carne, que seamos llenos del Espíritu. Esto no debe ser sorprendente, porque el Señor prometió salvación y vida eterna a Su pueblo, pero nos apropiamos de eso por la fe.

Salmo 34:14 manda esto: “busque la paz y síguela. Busque la paz y síguela.” Por cierto, Pedro cita eso en 1 Pedro 3:11. Isaías 26:3 revela que son aquellos, y esto es muy importante, que confían en Dios, que son aquellos que confían de manera estable en Dios. Los que son guardados en paz. Isaías 32:17 liga la experiencia de la paz a una vida justa. Colosenses 3:15 dice: “permitan que la paz de Cristo gobierne en sus corazones, gobierne en sus corazones.” No a algo en una esquina; debe dominarlo a usted.

Pablo instó a Timoteo: “busca la paz, 2 Timoteo 2. Pedro escribió 2 Pedro 3:14, “sé diligente en ser hallado en Él en paz.” Santiago 3: la justicia y la paz son inseparables. Hebreos 2 se habla del fruto pacífico de la justicia. Entonces, la paz en su vida es buscada mediante la justicia, mediante la fe, mediante la oración.

Como usted sabe, una buena manera de ver esto es regresar a Mateo, capítulo 6, brevemente porque sólo tenemos unos cuantos minutos. Pero Mateo, capítulo 6, usted conoce el pasaje, versículo 25: “por esto os digo, dejen de preocuparse, dejen de estar afanados por su vida. No os afanéis por vuestra vida. No se preocupen por lo que van a beber, por lo que van a comer, por lo que van a vestir. No se preocupen por eso.” Después, Él presenta una lista de cosas: “Dios cuida de las aves, Dios cuida de las plantas, la preocupación no ayuda en nada. No pueden añadir ni una sola ahora su vida,” versículo 27, al preocuparse.

“Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?… Versículo 32: “Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.” Versículo 34: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” No necesitan importar lo que no ha sucedido.

Entonces, ¿qué es lo positivo aquí? “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.” Muy bien, su justicia. Entonces, cuando usted sigue el camino de la justicia, la paz lo encuentra a usted en el camino. La paz lo encuentra a usted en la vereda. No se preocupe, busque la justicia y encontrará la paz. Pero una cosa: usted va a tener una conciencia que afirma y que no lo acusa. Ese es otro mensaje.

Filipenses 4, un pasaje más. Filipenses 4, versículo 4: “regocijaos en el Señor siempre.” Eso es bastante claro. Pero él todavía dice: “de nuevo os digo, regocijaos. Vuestra gentileza o vuestro espíritu gentil sea conocido por todos. El Señor está cerca. Vivan en gozo constante. En ningún momento deben estar nada menos que gozosos.

Regocijaos en el Señor siempre y otra vez os digo ¡regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida por todos. ¿Por qué se tienen que preocupar? El Señor está cerca, versículo 6. Por ¿qué? Por nada estéis afanados, sino sean conocidas vuestras peticiones en toda oración y ruego con acción de gracias; y la paz de Dios, ya sabemos de la paz con Dios, Romanos 5. La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, no es como el mundo la conoce, es más allá de eso. La paz de Dios guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Simplemente, es algo sorprendente. Deje de estar afanado por algo. Usted va a buscar la paz en primer lugar cuando busque la justicia. En segundo lugar, cuando busque la oración agradecida. Cuando viene delante de Dios mediante la oración y súplica, con gratitud, dando a conocer su petición a Dios.

Ahora, esto presenta un componente crítico en la paz. La fe. La fe. Usted va a Dios en medio de todos sus problemas porque usted cree en Su poder y Su promesa y Su provisión y Sus recursos y Su amor. ¿Verdad? Hablamos de fe. Necesito más fe. ¿Cómo obtengo más fe? Se lo voy a presentar de una manera muy simple a usted, escríbalo. La fe es primordialmente pensar. La fe es primordialmente pensar. Pensar. No es algo que está flotando en el espacio. Es pensar. Pensar. Es pensar. Pensar.

Pensar en ¿qué? En Dios, Su persona, Sus atributos, Sus palabras, Sus obras, Su poder, Sus promesas. Entre más usted lee acerca de Dios y más piensa acerca de Dios y más grande se vuelve Dios en sus pensamientos, más grande será su fe en Él. Y entre más grande sea su fe, más pronto estará usted a orar con gratitud en medio de la oración. Y eso trae paz.

Esa es la razón por la que la Biblia habla acerca de tener una mente renovada, Romanos 12. Efesios 4:23, Colosenses 3:2. Todo tiene que ver con cómo usted piensa. Y para que quede esto grabado de manera clara, vaya al versículo 8 de Filipenses 4: “por lo demás, hermanos,” escuchen, aquí está la última palabra de esto, “todo lo verdadero, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre y todo eso sería la verdad acerca de Dios, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en esto pensad.” Y si usted está pensando en estas cosas, usted está pensando en Dios, porque todas esas cosas son verdad acerca de Dios. Dios es verdadero, Dios es noble, Dios es justo, Dios es puro, Dios es amable, Dios es digno de alabanza; y cuando usted piensa así, dice Pablo, harán lo que yo he hecho. Me han visto hacer eso. Practiquen esas cosas, al final del versículo 9, “y el Dios de paz estará con vosotros”. Experimentarán esta paz.

Entonces, ¿cómo buscamos la paz? Mediante la justicia, la obediencia y mediante la fe. Confíe y obedezca. Regresamos a esas cosas una y otra vez, ¿no es cierto? Pero el principio está en sus pensamientos. Escuche Isaías 26:3, lo mencioné y lo voy a citar: “Tú guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento está en Ti porque él confía en Ti.” La paz perfecta es el producto de la confianza perfecta. La confianza perfecta es el resultado del conocimiento perfecto de Dios.

Entre más usted conoce usted acerca de Dios, más confía en Él. Entre más digno de confianza es Él, obviamente, en su mente. Entre más confía en Él, más dispuesto estará usted en acudir a Él en medio de sus problemas con oración agradecida. Y cuando usted acude a Él en sus problemas con oración agradecida, la paz de Dios inunda su alma más allá de la comprensión. Esta realmente es una promesa asombrosa en el versículo 27.

No es sorprendente que no pude avanzar más allá de un versículo, ¿verdad? Bastante sorprendente. Y habiendo cubierto esa breve cantidad de material, hemos llegado al final. Hay más regalos que Cristo nos ha prometido en estos pasajes, pero ninguno, ninguno abarca más que este: la paz con Dios y la paz de Dios.

Padre, Te damos gracias porque hemos podido estar juntos en esta mañana, en este lugar maravilloso, el santuario de Tu presencia, porque Tú moras dentro de los Tuyos. Hemos sido bendecidos en comunión, hemos sido bendecidos en música y oración y la Palabra ha sido una bendición para nosotros, un arroyo de agua profundo, profundo, que desciende del cielo para satisfacer nuestras almas sedientas. Te damos gracias, Señor, por darnos paz con Dios y la paz de Dios. Que la experimentemos en su totalidad conforme la buscamos a través de la justicia y la fe.

Oro, Señor por todos aquellos que están aquí, que conozcan en primer lugar, la paz contigo mediante la justificación, la salvación, la reconciliación. Señor, trae a pecadores inclusive ahora a los pies de la cruz. Trae a pecadores al punto en el que se den cuenta de que viven al borde del peligro eterno y que corran a Cristo para encontrar salvación y paz.

Y a los santos, Señor, traerlos al lugar en donde ellos tengan un deseo de la totalidad de la paz que no viene debido a que las circunstancias cambian, sino que se vuelve una realidad cuando su conocimiento de Ti se incrementa. Incrementa nuestro entendimiento de quién eres, nuestro gran Dios y haz que caminemos en el camino de la justicia por Tu Espíritu para que podamos disfrutar Tu paz.

Te damos gracias, bendito Cristo, por darnos Tu paz. ¡Qué regalo! Que seamos fieles en honrarte en nuestra respuesta, oramos en Tu gran nombre. Amén.

 

 

 

 

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