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Hemos estado en el capítulo 15 de Juan, entonces, regresemos ahí. Juan capítulo 15, llegamos a una conclusión de los once versículos de apertura de este capítulo, y ahora llegamos a los versículos 12 al 17. Versículos 12 al 17. Esta es una porción maravillosa de las Escrituras, está llena de instrucción significativa para nosotros. Mientras, que usted en cierta manera está llegando a ese texto en particular, y antes de que se lo léalo. ¿Qué pensaría a usted, si alguien viniera a usted y le dijera, puedes ser mi amigo? Puedes ser mi amigo, quiero invitarte a que seas mi amigo, pero hay una condición, para que seas mi amigo tienes que hacer todo lo que yo te pido que hagas. ¡En serio!

Ni siquiera usted puede imaginarse que alguien trate de iniciar una amistad con un comentario así. Cuando pensamos en amistad pensamos en igualdad, pensamos en una especie de comunicación cara a cara. No pensamos en jerarquía, no pensamos en demandas y mandatos, y sumisión y autoridad. No pensamos en la amistad de esa manera. Pero esa realidad más bien extraña, de que puedes ser mi amigo si haces todo lo que te digo, es exactamente lo que Jesús dice en este pasaje. Quiero que seas mi amigo, pero si esperas ser mi amigo, entonces debes hacer todo lo que pido de ti.

Veamos el texto en el versículo 12. “Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaréis siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero os he llamado amigos. Porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y es puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de. Esto os mando, que os améis unos a otros”.

Parece extraño, al llamar a la gente amigos, seguir, repetirles mandatos. Pero eso es exactamente lo que nuestro Señor hace. Ahora, simplemente para que usted sepa en donde estamos en este texto en particular, nos encontramos de nuevo en una noche como ninguna otra. Es la noche del jueves de la última semana de la vida de nuestro Señor, el viernes moriría en la cruz. Este es el jueves. La tarde entera ha sido pasada con los discípulos, todos estuvieron ahí al principio, todos los doce, para la comida de la Pascua en el aposento alto. Ahora que esa comida ha terminado, Judas ha sido despedido. Satanás habiendo entrado en él, él ahora se ha ido para reunir a la fuerza que vendrá al huerto, para arrestar a Jesús y colocarlo en la cruz al día siguiente. Los once permanecen.

Han dejado el aposento alto donde comenzaron en el capítulo 13, y ahora, van caminando por la oscuridad dirigiéndose al huerto, en donde él pasará algún tiempo en oración, y después será arrestado. Es una noche sorprendente. Fue la última comida oficial, legitima, autorizada, la noche fue marcada por la realidad horrible de Satanás y Judas. Pero más allá de eso, nuestro Señor durante todas las horas, como se ha registrado en los capítulos 13, 14, 15 y 16, ha estado haciendo promesas sorprendentes, asombrosas, a sus discípulos. Él les ha estado algunas advertencias a lo largo de este proceso, pero primordialmente estas son palabras de grandes, grandes promesas. Conforme caminan, el Señor una vez más, les da una promesa sorprendente. “Si hacen lo que digo, pueden ser mis amigos.”

Realmente, hay una realidad que domina esta noche entera. Está registrada en los capítulos 13, 14, 15 y 16. Y después, su oración esa noche, en el 17. Entonces, es un bloque enorme del Nuevo Testamento que distingue esta noche, pero lo que realmente distingue esta noche es amor. Realmente es una noche de amor incomparable, sin paralelos, que culmina el día siguiente en el acto más grande de amor, el Señor entregando su vida por los suyos. Y él lo dijo, ¿no es cierto? Ningún hombre tiene mayor amor que este, que un hombre ponga su vida por sus amigos. Realmente, es una noche de amor.

Si usted regresa al capítulo 13, donde todo comenzó, ellos llegaron a ese aposento alto, y Jesús sabía que su hora había llegado, la hora de su muerte, y que él estaría partiendo del mundo al Padre, y dice el versículo 1, “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el límite. Él los amó al máximo nivel, los amó por así decirlo, al límite de la capacidad de Dios de amar, lo cual es ilimitado. Todo tiene que ver con amor. Y el amor entonces se convierte en la realidad que está detrás de todas sus promesas, todas sus advertencias. El amor es lo que es caracterizado aquí. Ahí en el versículo 23, Juan inclusive se identifica a sí mismo, como el discípulo a quien Jesús amaba. Y en ese capítulo 13, en el versículo 34, leímos que nuestro Señor dijo, “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros, así como yo os he amado a vosotros. Que os améis unos a otros. Por esto todos los hombres sabrán que son mis discípulos, si os amáis unos a otros.

Y después en el capítulo 14 de nuevo, en el versículo 21, “El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré a él, y me descubriré a él.” Y de nuevo en el versículo 23, “Si alguno viene a mí, él guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada con él”. Y de nuevo en el versículo 28, “Si me habéis amado, os habréis regocijado porque voy al Padre”. Todo tiene que ver con el amor. Después, en el capítulo 15, recuerde el versículo 9, “Así como el Padre me ha amado, también os he amado”. “Permanecer en mi amor”, en el versículo 10, “Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y he permanecido en Su amor”.

Y nuestro Señor, entonces, en el capítulo 17 ora esta oración porque Dios Padre cumpla todas las promesas que él ha hecho, y las concluye al final del 17, en los versículos 25 y 26 con esta afirmación final, “Oh Padre Justo, aunque el mundo no te ha conocido, yo te he conocido. Y estos han sabido que tú me has enviado. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos y yo en ellos”. Esta es una noche de amor. Esta es una noche de amor, como ninguna otra noche jamás. Aquí es en donde el amor de Dios es prometido a través de Cristo, a todos los que le pertenecen a él. El amor está detrás de todas las promesas.

El amor está detrás de todas las advertencias. El amor está detrás de todos los mandamientos. El compartió su amor al lavar sus pies sucios de una manera humilde. El compartió su amor al bañarlos con la promesa de vida eterna, paz, gozo, presencia divina para siempre, justicia, oración respondida, certeza, todo lo que jamás necesitarían, su enfoque está en el amor, pero el amor llega a su punto más elevado en los versículos que acabo de leer, 12 al 17. Y el punto elevado, claro, es el versículo 13. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”.

En este párrafo, que acabamos de leer, el Señor expresa su amor y manda a sus discípulos a amarlo y amar a otros, a vivir en amor. El Padre ama al Hijo, el Hijo ama al Padre, el Padre y el Hijo nos aman. Debemos amarlos y amarnos unos a otros. El amor define esta relación. Pero es un tipo de amor excepcional, y hay una manera extraña más bien extraña en la que esta relación es descrita aquí. Porque en el versículo 14, leemos, “Nosotros sois mis amigos”, pero en el versículo 15, dice, “Ya no os llamaré siervos”. Ya no meramente, o únicamente los llamaré siervos o esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su señor, pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre, os las he dado a conocer. Él identifica a los discípulos como esclavos que también son amigos.

Ahora, esto podría parecerle algo extraño para usted porque no tenemos ningún esclavo en Estados Unidos, y en el mundo moderno la esclavitud es una especie de realidad horrenda que rechazamos. No estamos acostumbrados a ese tipo de concepto, ese tipo de estructura social. Sabemos de amigos, y los amigos, de manera típica en nuestra sociedad son personas que normalmente tienen una relación algo torpe y frívola, algunas veces profundiza en algo que va más allá de eso. pero esta es una nueva realidad dinámica. ¿Esclavos, que también son amigos? Por cierto, la Biblia en ningún lugar condena la esclavitud como una estructura social, en ningún lugar, condena todo abuso de la esclavitud, así como condena todo abuso de toda estructura social. Todo pecado. Todo acto malo. Todo maltrato es condenado, pero la esclavitud en sí misma, no solo no es condenada, es elevada como una estructura espiritual en la que entendemos nuestra relación con el Señor. Somos esclavos que nos hemos convertido en amigos.

Ahora, dice usted. ¿Cómo es posible que eso pueda ser así? Bueno, permítame ayudarle. En las cortes romanas, y en las cortes orientales, como también ahí en el mundo antiguo, la esclavitud era común. No tenía que ser mala. Para algunas personas la esclavitud era la mejor de todas las posibilidades, porque eran cuidados juntos con su familia durante toda su vida. Muchos de ellos eran tan amados y tan bien cuidados que podían acercarse a su amo, y decir, ‘me gustaría servirte de por vida’. En el Antiguo Testamento retrata, colocaban su oído en contra de un poste, y lo que hacían es que perforaban el oído, y eso indicaba que este era un esclavo voluntario de por vida.

Bueno, en la corte de los emperadores romanos, digamos, habían muchos, muchos esclavos. Habían tanto como doce millones de esclavos, y ese podía ser un numero bajo en el mundo antiguo. Y los esclavos hacia todo. No nada más hacían tareas insignificantes, hacían todo, toda profesión, toda tarea, todo que podía ser hecho por esclavos, literalmente estaban en todos los niveles de la sociedad en términos de función. Eran excepcionales, porque eran poseídos por alguien. Pero habían algunos esclavos que habían llegado a un nivel muy elevado, y se habían convertido en amigos del rey. Amigos del Emperador, amigos del Cesar, todo mundo entendía eso. Mire, los reyes necesitan esclavos, habían esclavos que tenían acceso al rey, porque confiaban tanto en ellos, porque eran tan fieles, tenían tanta fidelidad, eran tan responsables, estaban tan preocupados por hacer lo que se les decía que hicieran, habían subido por la escalera social. Se habían ganado la confianza a tal grado, de sus amos, que se habían convertido en amigos íntimos del rey.

Leemos acerca de estos esclavos que tenían el derecho de entrar al aposento de la cama del rey, de tal manera que eran los últimos que lo veían de noche, y los primeros que lo veían en la mañana. Cuidaban de sus necesidades más íntimas, a un nivel muy personal. Estaban tan bien familiarizados con él que literalmente se les confiaba la vida de él, de él. Se habían convertido en protectores de su vida, conocían sus temores porque estaban familiarizados de manera íntima con él, en toda situación informal. Conocían sus pensamientos, conocían sus esperanzas, sus gozos, sus ambiciones, Es muy probable que conocían sus planes. Conocían mucho más acerca de este rey que cualquier otra persona que lo conocía o se reunía con él a un nivel formal.

Cualquier estadista, cualquier político, cualquier noble, cualquier general, no conocía lo que estos amigos íntimos del rey conocían. Estos esclavos que le quitaban sus sandalias, y le vestían de su atuendo para dormir, y estaban ahí en la mañana para sacarlo de la cama, para ayudarle para prepararse para el día, conocían más de lo que sus esposas conocían, porque el matrimonio era una conveniencia y las concubinas únicamente eran para placer sexual. Y a los hijos no necesariamente se les daba la atención de sus padres, importante, de cualquier manera. Uno podría decir que estas eran las personas intimas en la vida de un monarca. Eran las personas más cercanas, más personales, más privadas en su mundo. Y tenían que ser dignas de confianza. Tenían que confiarle su vida, tenían que confiarle sus pensamientos, tenían que confiarle sus planes, tenían que confiarle sus metas y objetivos. Y si usted era un amigo del rey, si usted era un esclavo que era un amigo, usted era de todos los hombres, de los más favorecidos. Y usted puede entender por qué.

Por cierto, la palabra amigo, en el griego es philos, es el del verbo griego phileo lo cual significa ‘amar’. Amar, tener afecto por, Jesús dice, “vosotros sois mis amigos”, esclavos que son amados. Ustedes son esclavos que me conocen de manera intima. Regrese al versículo 15, “los llamo amigos, aunque son esclavos porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. No hay secretos, no hay secretos, les contaré todo. Todo lo que el Padre ha revelado, se los cuento a ustedes. Ustedes me conocen mejor de lo que cualquier persona me conoce. Ustedes me conocen al nivel más íntimo. Es un retrato magnífico del creyente, quien es un esclavo, pero elevado a un nivel íntimo de ser amado de manera única, y de confiar en él.

Y a nosotros, el Señor nos ha dado todo lo que el Padre le ha contado. Él no guarda secretos de nosotros. Qué manera tan sorprendente de entender nuestras vidas cristianas. Dice usted, ‘Espera un minuto, ¿no hay secreto?’ No. Usted tiene la mente de Cristo. Él ha revelado todo aquí, no ha retenido nada. Cuan bendecido soy yo, de poder decir, ‘Soy amigo, del Rey de reyes, y el Señor de señores. Y él no me ha guardado ningún secreto. Todo lo que el Padre ha revelado él me lo ha dado. ¡Qué privilegiado soy!’ Esta es una amistad real, esta es una relación verdadera.

Ahora, cuando hablamos de esclavos que son amigos. Estamos entrando en un concepto que es extraño inclusive para el mundo evangélico. Fue en el año 2010, que escribí un libro y el título del libro fue “Esclavo”. Algunos de ustedes han visto el libro, algunos de ustedes lo han visto, Esclavo. Tuve dificultades con que la casa de publicaciones aceptara el título, y tuve aún más dificultades con que aceptaran el hecho de que iba a exhibir algo que se había encubierto por mucho tiempo, algo que se había encubierto por siglos tratando de cubrir el hecho de que los cristianos son esclavos. Escribí el libro para exhibir aquello que se había encubierto, el esfuerzo que se había llevado a cabo por siglos para esconder esta realidad esencial de que como cristianos somos esclavos de Cristo. Esclavos que somos amigos muy íntimos del rey.

Ahora, permítame ayudarle a entender, quiero presentarle dos puntos esta mañana, va a tomarme un rato, pero únicamente voy a presentarle dos. Punto uno, Jesús es Señor, punto dos, usted es su esclavo. Eso es lo único que quiero decir. Punto uno, Jesús es Señor. Esa es la confesión básica, sustancial del cristianismo. Si usted dice que es cristiano, entonces usted inmediatamente usted diría Jesús es Señor. Eso es lo que aparta a un cristiano, Cesar no es señor, y por cierto en el mundo antiguo todo mundo estaba confesando que Cesar es señor, Cesar es señor, Cesar es señor. Y vinieron estas otras personas diciendo, ‘No, Cesar no es señor. Jesús es Señor y somos esclavos de Jesús. Y somos amigos íntimos de él.’

Usted inclusive, ni siquiera puede ser un cristiano, a menos que confiese que Jesús es Señor. Romanos 10:9-10, “Que, si confesares con tu boca que Jesús es Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo”, ¿verdad? Y usted no puede hacer eso solo. 1 Corintios 12:3, “Ninguno puede llamar a Jesús, Señor, excepto por el poder del Espíritu Santo”. Esa es una realidad absoluta, esa es una confesión y creencia esencial, demandada, requerida y demanda sumisión de corazón. Usted quizás no haya entendido eso antes, pero permítame ayudarle con eso. La realidad del señorío de Cristo ha sido oscurecida y eclipsada a lo largo de los siglos, por los traductores del Nuevo Testamento, inclusive el Antiguo, que han alterado la palabra ‘esclavo’. Realmente es un encubrimiento sorprendente, sorprendente, ¡sorprendente!

Pero comencemos con Jesús es Señor, esa es la confesión cristiana. Es la palabra kurios, kurios. Esa es la palabra ‘señor’. Significa, uno que tiene poder, posesión y autoridad absoluta. Ese es un señor. Es usada setecientos cincuenta veces en el Nuevo Testamento, y su significado no se cuestiona. Hay un sinónimo de kurios, el sinónimo es despotes. Despotes, lo cual significa gobernante absoluto, de lo cual usted obtiene la palabra en inglés, déspota. Lo usamos como adjetivo, alguien que es un gobernante déspota. Cuando decimos eso, nos referimos a alguien que es un gobernador unilateral. Eso es lo que déspota significa.

Jesús, en el pequeño libro de Judas es llamado, “Amo y Señor”, versículo 4. Despotes y Kurios. Cuando el Nuevo Testamento se refiere a Jesús, primordialmente, se refiere a él como Kurios, Señor. Por ejemplo, se hace referencia a nuestro Señor noventa y cuatro veces en el libro de los Hechos. Noventa y dos de las noventa y cuatro, él es llamado Señor. En dos, él es llamado Soter, Salvador. El señorío de Cristo, es declarado claramente a lo largo del Nuevo Testamento entero. Él es Kurios, gobernante soberano, él es Despotes, gobernante absoluto.

Entonces, cuando usted dice, Jesús es Señor, usted no lo está identificando solamente como deidad, aunque él es eso. Usted no lo está identificando en una especie de manera abstracta, como la figura religiosa más importante, cuando usted dice Señor, esa es terminología de esclavos. Esas son palabras de esclavos, usted está diciendo, ‘él es el amo con poder absoluto y dominio absoluto’. Esa palabra seria usada para describir a un dueño de esclavos, él es señor. Es algo tan raro, conforme miro hacia atrás en mi vida, darme cuenta que he estado tratando durante décadas de hacer que los cristianos evangélicos entiendan que Jesús es Señor.

Por mucho tiempo fue una teología del señorío y estaba escribiendo libros, “El Evangelio según Jesucristo”, “El Evangelio según Los Apóstoles”, tratando de mostrar que teológicamente y bíblicamente Jesús es Señor. Pero ahora la iglesia es mucho más informal, y esta menos interesada en teología. Y hablando en términos prácticos, en los evangélicos, hay un sentido muy débil en el que confiesan que Jesús es Señor, realmente tiene que ver conmigo. Realmente le han quitado el aire de la cultura. La iglesia es una asamblea de personas que creen que están ahí para decirle a Dios lo que Él necesita hacer por ellos, o para ellos, lo que Él necesita darles a ellos. Es una especie de algo así como, ‘Yo soy señor, y tú eres el genio. Yo froto la lámpara mágica, tú actúas’. No creo que hay un esfuerzo para probar esto escrituralmente, pero simplemente hay una indiferencia hacia la teología. Es una especie de, no reconocer en términos prácticos a Cristo como Señor, Soberano absoluto.

Digo, Jesús lo dijo de esta manera, “¿Por qué me llamáis Señor, y no hacéis lo que yo digo?” Esto es ridículo. No me puedes llamar Señor y después no hacer lo que te digo que hagas. Y esa es la razón por la que, por ejemplo, en Lucas 9, usted se acuerda de ese texto conocido, también aparece en Mateo. Lo vemos mucho, Lucas 9:23, “Si alguno quiere venir en pos de mí, debe negarse a sí mismo.” Usted ya acabó con usted, usted no está a cargo, sus ambiciones, sus planes, sus deseos, sus metas, sus posesiones, sus relaciones, todas son hechas a un lado. Usted se niega a sí mismo.

Podría significar que usted odie a su padre, su madre, hermano, hermana, u odie a su propia vida. Podría significar abandonar sus posesiones, dejar todo. Usted quizás no puede llegar a casa y decir adiós a la familia. Ir a casa y cuidar de todas las cosas, como los discípulos en Lucas querían hacerlo. Más vale que calcule el costo, más vale que entienda lo que él está diciendo. Usted está diciendo, ‘Tú eres Señor’. Eso significa, tú eres el gobernante absoluto de mi vida.

Entonces, el significado obvio de seguir a Cristo, es debe negarse a sí mismo. Otra manera de decirlo está en el versículo 24 de Lucas 9, “Todo aquel que quiera salvar su vida…”, ¿qué? “…la perderá.” Usted la deja en su totalidad. Usted ya no está a cargo, usted no está control, eso es lo más básico. Señor, Despotes. Amo, Señor, Gobernante. Palabras muy fuertes, muy osadas. Un amo y un soberano, con dominio absoluto, esas son palabras de esclavo. Y, por cierto, en donde quiera que había un kurios, habían esclavos. En donde quiera que había un despotes, un amo, habían esclavos. Si usted era señor, entonces era señor porque usted tenía esclavos. Y si usted era un esclavo, usted era un esclavo porque tenía un señor, o un amo. Uno, de manera axiomática, implica el otro. Nadie es señor sobre nadie, y nadie es un esclavo de nadie.

Si Jesús es Señor, y usted lo llama ‘Señor’, entonces él tiene un derecho de hacerle la pregunta de Lucas 6:46, “¿Por qué me llamáis Señor, y no hacéis lo que digo?” porque Señor significa, monarca absoluto. Entonces, punto número uno, Jesús es Señor. Kurios. Setecientas cincuenta veces de nuevo, eso es usado en el Nuevo Testamento, es inescapable lo que significa, significa que él está a cargo. Ese es el punto uno.

Punto dos. Los cristianos son esclavos. Los cristianos son esclavos, somos esclavos de nuestro Señor. De nuevo le recuerdo, la Biblia no aprueba la esclavitud, no establece la esclavitud, no condena la esclavitud, reconoce que es y ha sido una estructura social y ataca todo abuso injusto de todo tipo de relación, incluyendo esa. No obstante, el reconocimiento que esa podría ser para algunas personas, la mejor relación posible, porque usted es comprado, y poseído y cuidado, y protegido, y provisto y recompensado y amado. Hay una seguridad en esa relación, que no existe afuera de ella. Pero en el caso de la realidad espiritual, Jesús es el Señor, Kurios, nosotros somos esclavos, Dulos.

Ha oído usted eso, dulos, ¿qué significa dulos? esclavo. Es lo único que significa, por favor, eso es lo único que significa. Dulos significa esclavo. Aparece ciento treinta veces en el Nuevo Testamento, ciento treinta veces la palabra esclavo aparece en el Nuevo Testamento. Ahora, sé que usted va a correr a su Nuevo Testamento, usted va a buscar las ciento treinta, quiero advertirle, ‘No las va a encontrar, no las va encontrar’. Puede sacar su concordancia y no las va a encontrar, ¿por qué? Porque casi en todas esas ocasiones, son traducidas por una palabra diferente. Son traducidas, siervo, o consiervo. ¿Por qué? la palabra significa ‘esclavo’.

Eso es lo único que significa, eso es lo único que siempre ha significado.

Un esclavo es alguien que es comprado y poseído. Un esclavo era alguien que no tenía derechos personales, no tenía posición legal, no podía ir a la corte, no podía poseer propiedad, no tenía libertad, no tenía autonomía. Eso es muy diferente de ser un siervo. Un siervo es alguien que hace algo, sirve. Un esclavo es alguien que es algo. Hay seis palabras en el idioma griego para siervo, y describen todo tipo de funciones que la gente hace. Un no esclavo podía servir, un esclavo podía servir. El servicio no habla de la realidad de su situación, únicamente habla de su función. Pero cuando usted usa dulos, si querían traducir siervo en el Nuevo Testamento en Biblias en inglés o en cualquier otro idioma, podrían traducir siervo de seis maneras diferentes, por la manera en la que la palabra es usada para describir su naturaleza.

Una palabra para siervo es ‘diácono’, lo cual significa ‘mesero’. Otra palabra para siervo es ‘huperete’ lo cual significa un remero de abajo, alguien que jalaba los remos en un barco. Podía ser usado metafóricamente para gente que servía. Pero dulos no describe ninguna función, describe una relación. Quizás el diccionario más extensivo y más respetado de palabras griegas es Kittel, es así de grueso, está ahí en mi repisa, varios centímetros de explicación de palabras griegas. Esto es lo que el artículo de dulos dice, “el significado es tan inequívoco y tan contenido en sí mismo, que es superfluo dar ejemplos y rastrear su historia.”

Normalmente, cuando hay una palabra griega, escriben por treinta páginas para describir todos los matices que alimentas a una definición establecida. No con dulos. Todo mundo siempre ha sabido lo que significaba. Lo que significó es un esclavo. Un esclavo es alguien que es dependiente, que está obligado, sujeto a una voluntad que no era la suya. No era la palabra siervo, no describe una función. Pero lo que es triste decir, sea cual sea la versión que usted tenga de la Biblia, comenzando desde atrás con la Biblia de Ginebra, desde atrás de la Biblia de Ginebra, desde la edad media, hubo cierto estigma acerca de la esclavitud. Entonces, los traductores en cierta manera, se alejaron de ‘esclavo’ a ‘siervo’, tuvo menos estigma.

Un artículo muy interesante en una publicación teológica, remontándose a 1966, dice esto, “Al final del siglo XIII la esclavitud desapareció de la parte noroeste de Europa. Por lo tanto, la esclavitud fue conocida para los hombres ingleses del siglo XVII, por lo menos al principio de ese siglo, no como una institución intima aceptada, sino más bien como un fenómeno remoto. La esclavitud en sus mentes, producía el caso extremo de un cautivo en cadenas, o cuerdas. Entonces, sin duda alguna, quisieron evitar la implicación de crueldad inherente en esa imagen. Pero al hacer eso, han disminuido sin querer, la fuerza del termino bíblico en sí.

Entonces, decidieron tratar a la ligera, una palabra que significa esclavo, y usted encontrará dulos, traducido esclavo en algunas versiones, como lo encontramos aquí en Juan 15, porque aquí se está refiriendo a un esclavo en sí, como una ilustración. Cuando se refiere a un esclavo en sí, a una ilustración de esclavo, o a un tipo inanimado de esclavitud, como esclavitud al pecado, o a esclavitud a Dios, Romanos 6, la traducen ‘esclavo’. Cuando se refiere a un creyente, no hacen eso y terminan siendo normalmente traducido con alguna forma de siervo. Algunas veces algunos lo han traducido siervo. Pero todo es arbitrario, entonces lo que ha sucedido es que usted lee a lo largo de su Nuevo Testamento y usted termina con la idea de que somos siervos de Dios, somos siervos del Señor, somos siervos del esclavo, así pensamos. La verdad es que somos, ¿qué? esclavos, esclavos.

Hice mi mejor esfuerzo, con un ruego largo con los traductores de una traducción en inglés, la traducción más nueva, la traducción estándar en inglés, para que por favor tradujeran dulos, ‘esclavo’, de manera simple. Para mostrarle cuan incrustada está esta idea en el Antiguo Testamento, el cual está en hebreo, hay una palabra hebrea ebed. Es una palabra para esclavo, aparece ochocientas veces en el Antiguo Testamento, ochocientas veces. En una versión en inglés, King James, una vez es traducida esclavo. Simplemente está este alejamiento de la realidad de la idea de esclavitud. Pero la esclavitud es lo que Dios quiso comunicar mediante esas palabras, porque describen nuestra relación con Cristo. No estoy libre bajo Cristo, o ¿sí? Mis libertades son definidas por él, mis deberes son definidos por él, mis convicciones son definidas por él, mis palabras son definidas por él, mis acciones son definidas por él, mis relaciones son definidas por él, todo en mi vida es definido por él.

Yo he entregado, cuando dije Jesús es Señor, he entregado una sumisión sin aclaraciones, sin reservas, al control y mandatos del Señor. Un siervo trabaja para alguien, un esclavo es poseído por alguien. Y yo soy poseído, y usted también si usted es cristiano. Yo soy propiedad de alguien, usted es poseído por alguien, porque usted fue escogido del mercado de la esclavitud del pecado. Y después usted fue comprado, con el precio de su sangre preciada. Es lo que significa seguir a Cristo. Y usted tiene que verlo así. Cualquier cosa menos que eso, le da a usted demasiada libertad para controlar su vida. Usted tiene que estar totalmente sometido al que es su amo. Esta es la razón por la que es difícil entrar al reino. Esta es la razón por la que Jesús dijo, ‘es difícil, es difícil porque usted tiene que negarse a sí mismo.’

1 Corintios 6, Pablo dice, “No sois vuestros, por precio habéis sido comprados”. Hechos 20, lo dice otra vez, “La iglesia de Dios, que él compró por su propia sangre”. Está por todas las Escrituras, 2 Pedro 2, se refiere al amo que los compró. El amo que los compró. Me encanta lo que dice en Apocalipsis 5, cuando vemos ese retrato de adoración en el cielo, cuando el Hijo de Dios, el Cordero que viene y toma el libro, y toda criatura en el cielo se postra delante del Cordero y cantan un cantico nuevo en el versículo 9, “Digno eres de tomar el libro y abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado y compraste para Dios con tu sangre, hombres de toda tribu, lengua y nación”. Tú nos compraste, tú nos compraste. 

Esto no es algo fácil de comunicar. Pablo le escribió a los Corintios, “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor. Y a nosotros mismos como vuestro siervo”. No solo de él, sino esclavos de ustedes. Somos esclavos. E imagínese que usted es un cristiano en Jerusalén, y usted quiere predicar el evangelio. Entonces, usted va a los judíos que no tienen esclavos y usted dice, ‘¿Sabes que, el Jesús que tu nación rechazó y los romanos ejecutaron en una cruz? Necesitas confesarlo como Señor, necesitas confesarlo como Señor, y necesitas confesar que eres su esclavo, necesitas confesar que él es el soberano, el amo soberano de tu vida, deshacerte de tu propia voluntad, tus deseos, tus posesiones, tus relaciones, y seguirlo, entregar absolutamente todo, y someterte de manera total al que murió en una cruz para pagar por tus pecados’. ‘¿Qué?, ¿debo hacer eso por alguien que la nación rechazó y los romanos ejecutaron? Y, por cierto, ¿él es Dios?

Imagínese que a usted ahora se le da la responsabilidad de ir con los apóstoles al mundo gentil, y a dondequiera que usted va, en donde la esclavitud es reconocida, pero en donde hay un estigma, no obstante, de la esclavitud entre los libres. Y muchos de los esclavos quieren su libertad. Y esa es la razón por la que hubieron rebeliones de esclavos, porque había tanta opresión, había personas que no querían nada más que libertad, y entonces su mensaje es, ‘Los estoy llamando a ser esclavos, de un judío crucificado, ejecutado por los romanos, y rechazado por su pueblo’. ¿Qué tipo de mensaje es ese?

Esa es la razón por la que usted va al Circo Máximo en Roma, he estado ahí unas cuantas veces. Usted encuentra una pequeña estatua, y las letras se están desvaneciendo, pero, si usted va ahí, y la ve, usted básicamente ve ahí, grabado ahí, a un hombre con la cabeza de un asno y después postrándose al hombre, con la cabeza de un asno y un hombre adorando y el letrero dice, “Alexamenos, adora a su dios”. Esta es la ridiculez del cristianismo. ¿Quién adoraría a un hombre crucificado? Es como adorar a un burro. Fue un mensaje difícil de propagar, en el mundo, en el mundo de Roma. Y el mensaje no fue recibido con favor.

Y usted conoce la historia, y hablamos de manera tan superficial del cristianismo. ¿Qué significa ser un cristiano? Oh Jesús quiere entrar a tu vida y arreglar todo, hacerte feliz y darte lo que quieras. Puedes tener lo que quieras, puedes tener tu mejor vida ahora, puedes hacer lo que quieras, Dios es tu genio. El salta y dice, ‘Te voy a dar lo que quieras’, ‘te voy a dar todo lo que has esperado, todo lo que has soñado’. Esa es una mentira absoluta. Es la misma cosa que el diablo le promete a la gente. Ese es el diablo hablando. El mensaje de la cruz es, Jesús es Señor y Amo, y si quieres seguirlo y recibir perdón de pecados y salvación, lo confiesas como Señor, y te conviertes en su esclavo. Y no podría haber una vida más maravillosa que la vida de un esclavo escogido, comprado, cuidado, amado, protegido, provisto, asegurado y recompensado por un Amo perfecto.  

Entonces, lo que la primera iglesia estaba haciendo, básicamente era, dando invitaciones a la esclavitud. Eso estaba pasando en el libro de los Hechos. Al principio mismo, conforme Pedro predicó su primer sermón en Pentecostés, él cita de Joel acerca del Espíritu Santo siendo derramado en toda la humanidad, Hechos 2:17, “Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, jóvenes verán visiones, hombres mayores soñarán sueños.” Inclusive, mis esclavos, tanto hombres como mujeres, en esos días voy a derramar mi Espíritu. Inclusive en el Antiguo Testamento, los creyentes fueron esclavos de Dios. Y conforme predicaron el evangelio, siempre fue ese tipo de mensaje de esclavos.

Jesús es Señor, somos sus esclavos, Hechos 4:29, “Y ahora, observa sus amenazas, y concede que tus esclavos puedan hablar tu palabra con todo denuedo.” Y eso es lo que usted encuentra en las epístolas. Conforme el apóstol Pablo y los otros escritores escribieron las epístolas, hablaron de gente como Epafras, nuestro amado esclavo, quien también es un siervo de Cristo. Timoteo habla de ser un esclavo. Pedro habla de ser un esclavo. El libro de Apocalipsis llama a los creyentes esclavos, desde el principio en el 1:1 Juan, ‘esclavo’. Hasta el capítulo 22, al final mismo de Apocalipsis, el cual, básicamente es lo que vamos a estar haciendo en el cielo, y quiero que entienda esto.

Escuche Apocalipsis 22:3, este es el cielo, este es el estado eterno, todos estamos ahí. Y dice esto, “Ya no habrá más maldición, el trono de Dios y el Cordero estará ahí, y sus esclavos le servirán.” Nunca vamos a hacer nada más que esclavos. Vamos a ser esclavos perfectos, vamos a estar en obediencia perfecta y adoración perfecta a un Señor perfecto, en la situación más perfecta en donde él provee todo para nosotros. Versículo 6, “Estas palabras son fieles y verdaderas, y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus esclavos las cosas que deben suceder pronto.” Entonces, el libro de Apocalipsis fue escrito ‘esclavos,’ en el primer siglo, que todavía serán esclavos en la eternidad.

Cuando Pablo escribió sus cartas, Romanos, Filipenses, Tito, “Pablo, esclavo de Jesucristo,” “Pablo, esclavo de Jesucristo.” Santiago escribe, Santiago, hermano de nuestro Señor. Santiago, él no dice “el hermano del Señor,” él dice, “un esclavo del Señor Jesucristo.” Pedro dice, “un esclavo del Señor Jesucristo.” Judas, “un esclavo,” Juan, Apocalipsis 1 “un esclavo.” De nuevo, le recuerdo, todo esto es lenguaje de esclavos, el Nuevo Testamento entero está basado en esto. Somos escogidos, ve lo que él dijo en el versículo 16, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os escogí a vosotros.” ‘Fui al mercado de esclavitud del pecado, yo los escogí, los compré, soy su dueño, cuidé de ustedes, dependen de mí, los disciplino, los recompenso, los protejo, y me obedecen. Y me obedecen con tanta disposición porque su corazón ha sido cambiado, que no solo son esclavos, también son ¿qué? amigos.’

Y no he retenido nada de ustedes, no he encubierto nada de ustedes. Todo lo que el Padre me ha revelado, se los he dado a ustedes. No hay secretos. ¡Wow! Digo, ¿no es esto básico? ¿acaso Jesús no dijo en Mateo 10, “un esclavo no está por encima de su amo?” ¿cree usted que debemos decirle a Dios que hacer? ¿usted debe decirle al Señor que hacer? Ese es el diablo. Toda esta ridiculez podría ser entendida fácilmente, si la Biblia de todo mundo dijera ‘esclavo’ en donde debería decirlo. Usted puede tomar las veinte o veinte, veintidós, veintitrés traducciones en inglés, únicamente hay dos que traducen ‘dulos’ ‘esclavo.’ Una es la Biblia Cristiana Estándar de Holman, producida recientemente por los Bautistas del Sur. Y la otra es una antigua, llamada la Traducción de Goodspeed. El resto enlodan el agua.

Cuando usted entiende kurios y dulos, entonces usted entiende que mentira es el evangelio de la prosperidad, que mentira es el asunto de ‘nómbralo y reclámalo’, que mentira es la filosofía motivada por la mercadotecnia que usted viene con lo que usted quiere y Jesús satisface sus necesidades. Todas esas nociones, son extrañas al concepto bíblico de confesar a Jesús como Señor. Soy feliz, bendecido, más allá de cualquier descripción, ser su esclavo, ser elegido, comprado, poseído, objeto de su provisión, todas mis necesidades protegidas de todo daño. Y un día, escuche, un día seré más que un amigo, seré un hijo con una herencia completa. Seré un coheredero.

Apocalipsis dice que estaré en el cielo, sentado en el trono con Cristo, mi hermano, y heredando todo lo que Dios tiene. Dice usted, ‘Sabes una cosa, esto en cierta manera es un golpe en contra de la dignidad humana.’ ¿En serio? ¿en serio? De cualquier manera, ¿qué tiene el hombre por lo cual pueda ser dignificado? Permítame ayudarle con eso. Pase a Filipenses 2. Dice usted, ‘Esto me molesta, esto está por debajo de mí’. Filipenses 2, versículo 5, “Haya pues en vosotros este mismo sentir” ¿Tiene usted un problema con esto? “haya pues este mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús.” Usted necesita ser más como Cristo. Si esto le molesta, usted necesita ser más como Cristo. ¿Qué quieres decir? “Porque, aunque él existió en la morfe de Dios,” teniendo igualdad con Dios, “él no vio eso,” o consideró eso como “algo a que aferrarse,” algo que no dejaría, “sino que se despojó a sí mismo.” Se despojó a sí mismo, “tomando la forma…” ¿adivine de qué? “de esclavo.” Y siendo hecho en semejanza de hombre, siendo hallado en apariencia como hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente al punto de la muerte, inclusive muerte de cruz. ¡Wow!

Usted es un esclavo que se convirtió en un hijo. Él es un Hijo que se convirtió en un esclavo. Usted es un esclavo, que recibirá todas las glorias del cielo, cuando su naturaleza de hijo sea cumplida. Él fue un Hijo que poseyó todas las glorias del cielo, y se vació a sí mismo de ellas, para convertirse en un esclavo. ¿Qué definió su esclavitud? Se despojó a sí mismo, versículo 7, todo aspecto personal. Él dice a lo largo de su vida entera, “Hago lo que el Padre me muestra que hago. Hago lo que el Padre quiere que haga. Hago lo que el Padre me dice que haga. Siempre obedezco al Padre.” Él fue un esclavo de Dios, en su encarnación. Él nos muestra lo que es la esclavitud, “No mi voluntad, sino la tuya se haga. Hasta la cruz, si significa la muerte.”

Eso es tomar su cruz, ¿no es cierto? Vacíate a ti mismo, niégate a ti mismo, toma tu cruz, sígueme hasta la muerte. Cristo nos mostró como se ve esa esclavitud. Y como resultado, me encanta esto, versículo 9, Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre. Ese es el nombre Señor, ese es el nombre Señor. Entonces, Él lo elevó, debido a que él fue un esclavo fiel, Él lo elevó y le dio un nombre nuevo, Señor. Simplemente, una palabra interesante, a partir de esta noche, para aquellos de nosotros que nos convertimos en esclavos de Cristo, Apocalipsis 2 dice, “Cuando seamos exaltados al cielo, a nosotros también se nos dará un nombre nuevo, un nombre de honor. Un nombre que nos pertenece únicamente a nosotros. Un nombre que ni siquiera podemos conocer ahora.

Seremos esclavos eternos, pero en ese entonces, estaremos tan profundamente conectados al Dios eterno, como amigos de Dios, en tal perfección, que literalmente tendremos un nombre personal que Dios nos da en nuestra condición exaltada. Realmente, lo único que usted quiere anhelar al final de su vida es oír esto, Mateo 25:21, “Bien hecho, buen esclavo fiel. Bien hecho, buen esclavo y fiel”. Ahora, si esto está por debajo de usted, no debería ser. No estuvo por debajo de Cristo. Dice usted, ‘Bueno, no, de hecho, me siento bastante importante ahora, me acabas de elevar. Estoy en el grupo interior, yo soy un amigo del rey. Yo soy un amigo íntimo del rey. Tengo acceso completo a él, él no me retiene ningún secreto, estamos tan cercanos. Esto es maravillosamente elevador, esta responsabilidad, este privilegio”.

Eso es bueno, pero escuche esto, Lucas 17, versículo 7. “Quien de vosotros teniendo un esclavo cuidando de ovejas y arando, le dirá cuando él viene del campo, ven inmediatamente y siéntate a comer. No, lo que él le dirá es, prepárame algo de comer y vístete de manera apropiada y sírveme, mientras que yo como y bebo. Y después puedes comer y beber.” Él no le agradece al esclavo porque él hizo las cosas que le fueron mandadas, ¿o sí? Así también vosotros, cuando halláis hecho todo lo que se os ha mandado, decid esto, “Esclavos indignos somos, hemos hecho únicamente aquello que deberíamos haber hecho.” Simplemente en caso de que usted tendiera a elevarse un poco por la manera en la que he descrito la esclavitud de usted, cuando usted ha hecho todo lo que se le pidió que haga, cuando usted ha obedecido todo mandato, usted únicamente ha hecho lo que debería haber hecho, y aun así es un esclavo indigno, experimentando el amor y la gracia eternos de Dios.

Padre, te agradecemos de nuevo por el poder y la claridad de tu verdad. Estamos tan agradecidos, por toda realidad nueva que llega a nuestro entendimiento, cautiva nuestros corazones, necesitamos vernos a nosotros mismos por quienes somos. Esto es esencial para definir cómo vivimos, ¿qué podemos decir? Estamos abrumados porque nos has escogido, has pagado de manera completa el precio por nuestros pecados. Nos has comprado, nos has hecho tuyos, tu nos protegerás y proveerás para nosotros, y nos usaras para tu gloria por los siglos de los siglos. Y un día nos harás esclavos perfectos de nuestro Señor perfecto.

Pero ahora confesamos, somos indignos y estamos asombrados por tu misericordia hacia nosotros. La cual produce en nuestros corazones gratitud y adoración. Que nunca haya una duda acerca de nuestra esclavitud porque somos obedientes, de manera fiel a todo lo que de manera tan generosa nos has revelado. Gracias porque tenemos tu mente. Conocemos tu voluntad. Que lo hagamos para que nos volvamos amigos aún más, y más, y más cercanos, e hijos e hijas más fieles. Señor, ayúdanos ahora a ser amigos fieles, esclavos, esclavos gozosos, esclavos agradecidos, en donde tú nos has arrancado del mercado de la esclavitud del pecado. Tu nos escogiste, a nosotros que somos tan indignos. Llénanos de gratitud que se manifieste en obediencia.

Oramos en el nombre de nuestro Salvador. Amén.

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