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Veamos juntos en esta noche el primer capítulo de Romanos. Esta noche vamos a examinar el capítulo 1, versículo 18. Yo creo que conforme examinamos este versículo tan crítico, encontramos la clave que abre el evangelio, el punto inicial del evangelismo.

Ahora el apóstol Pablo ha anunciado su tema en los versículos 16 y 17, como vimos la semana pasada. Él dice: “No me avergüenzo del evangelio de Cristo.” Y ese realmente es su tema, él lo llamó el evangelio de Dios, en el versículo 1, porque Dios es su fuente; y el evangelio de Cristo, en el versículo 16, porque Cristo es su culminación. Y él dice que él no está avergonzado “del evangelio de Cristo porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente, y también al griego. Porque en él, la justicia de Dios es revelada de fe y para fe, como está escrito: El justo por la fe vivirá.”

Vimos que esa fue en forma condensada la tesis o el tema de la epístola entera a los romanos. Y ahora conforme el evangelio al versículo 18, él comienza a desarrollar en gran detalle la sustancia de ese tema. Ayudarle al lector cristiano a entender el significado de la plenitud del evangelio de Cristo. Y todo comienza en el versículo 18, con esta afirmación: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo, contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen con injusticia la verdad.” El mensaje del evangelio comienza con una afirmación acerca de la ira de Dios.

Francamente eso se opone de manera absoluta a la mayoría de nuestras técnicas evangelísticas. La mayoría de nuestro evangelismo contemporáneo, de manera deliberada, evita ese tema. Hablamos de amor, y hablamos de felicidad, y hablamos de la vida abundante, y hablamos del perdón, y hablamos de gozo, hablamos de paz, y le ofrecemos a la gente todas esas cosas, y les preguntamos si no les gustaría tener todas esas cosas, pero realmente rara vez hablamos de juicio. Y me pregunto si en todas las ocasiones en las que usted ha presentado el evangelio a alguien, cuántas veces usted lo presentó al decir: “Por cierto, ¿sabías que la ira de Dios se revela contra tu impiedad?”

Supongo que Dale Carnegie inclusive a afectado nuestras presentaciones del evangelio. Estamos con tal prisa de ganar amigos e influenciar a la gente, que algunas veces hacemos a un lado el punto inicial. Desde la perspectiva de Pablo, el temor se convierte en la primera presión aplicada a los hombres malos. Hazles saber de la ira de Dios. Ahora, hay que admitir que la ira de Dios es un tema difícil. Y no estoy aquí para decirle a usted que es uno fácil. A mí mismo me parece muy difícil comenzar a hablarle a la gente de Cristo en este punto. Sin embargo, es el comienzo del evangelio y la preparación apropiada para el anuncio de la gracia.

¿Cómo es que la gente puede aprender algo del amor, si no entienden el odio de Dios? ¿Cómo es que pueden entender algo de la gracia, si no entienden algo de Su ley? ¿Cómo pueden entender el perdón, si no entienden la paga del pecado? Los hombres no pueden entender, no pueden buscar la gracia y la salvación, a menos de que sean afectados por el terror de la ira de Dios que está sobre ellos, a menos que los hombres perciban que están en un peligro serio, no hay presión aplicada a ellos para cambiar.

Ahora, algunas veces cuando usted habla de que Dios es un Dios de ira, ciertas personas se molestan. Y, no entienden como Dios puede ser un Dios de enojo, y como Dios puede ser un Dios de ira, y Dios puede ser un Dios de furia, un Dios de terror. Pero eso es porque no entienden a Dios. Veamos a si podemos ayudarnos a tener un entendimiento más profundo de Su ira, y tener una perspectiva correcta en referencia a Sus otros atributos. Los atributos de Dios están equilibrados en Su perfección divina, y están equilibrados de manera perfecta. Si Dios no tuviera ira, y Dios no tuviera enojo, entonces Él no sería Dios. Dios es perfecto en amor, por un lado, e igualmente Él es perfecto en odio, por otro lado. Así como Él ama de manera total, así Él odia de manera total. Así como Su amor es puro, así también Su odio es puro.

De Cristo dice en Hebreos 1:9, “Tú has amado la justicia, y aborrecido la iniquidad.” Y ahí está ese equilibrio perfecto en la naturaleza de Dios. Como mencioné, una de las tragedias del cristianismo en nuestra época, es no predicar el odio de Dios, el juicio de Dios. Somos tan dulces, somos tan sentimentales, somos en cierta manera sentimentales en nuestro cristianismo. ¿Cuándo fue la última vez que usted oyó una nueva canción de la ira de Dios? ¿Ha oído usted una últimamente? Yo no. Simplemente para probar un punto en mi propia mente, tengo a un salterio antiguo, un himnario antiguo del final del siglo diecinueve, y lo saqué de la repisa y comencé a revisar el himnario y encontré un himno, un himno tras himno, tras himno de la ira de Dios, del enojo de Dios, de la venganza de Dios, del juico de Dios, himnos que se oían muy parecidos a los salmos imprecatorios en los que el salmista está pidiéndole a Dios a que descienda y condene a sus enemigos.

La gente ya no escribe himnos así, la gente no exalta la ira de Dios, no queremos hablar de eso, en nuestra estrategia tipo de la Avenida Madison, al presentar el mensaje. Pero nunca entenderemos en absoluto la realidad profunda del amor de Dios, hasta que comprendamos Su odio. Tiene que haber una delineación muy clara de lo que es, que aquello que Dios odia. Y podría añadir a eso, que eso no quiere decir que Dios no ama, pero quiere decir que usted nunca entenderá cuán grande es Su amor al menos de que usted sepa cuando grande es Su odio. Digo, si usted entiende que Dios odia el pecado con tanta profundidad, entonces a usted le parecerá aún más sorprendente que Él puede amar a pecadores, de tal manera que, sin un entendimiento de Su odio, Su amor se ve afectado también en nuestro pensamiento. Amor y gracia son nuestros términos favoritos, y están ausente de significado si Dios no odia.

Ahora, a pesar de nuestra versión de ver a Dios como un Dios de odio y un Dios de ira, las Escrituras enfatizan claramente esto, y quiero llevarlo en una especie de viaje rápido a lo largo de algunas escrituras. Salmo 2, versículo 1: “¿Por qué las naciones se enfurecen y las gentes imaginan una cosa vana? Los reyes de la tierra se levantan, y los gobernadores toman consejo juntos en contra de Jehová y en contra de su ungido diciendo: Rompamos nuestras cadenas, y echemos sus cuerdas de nosotros.”  

En otras palabras, vamos en contra de Dios. quitémonos a Dios, terminemos con su dominio, Él nos intimida, eliminémoslo. “Pero aquel que se sienta en los cielos se reirá. Jehová se va a burlar de ellos. Entonces les hablará en su ira, y los va a confrontar en su gran desagrado.” Versículo 12 dice: “Honrad al Hijo, no sea que se enoje y perezcáis en el camino, cuando su ira se encienda por un tiempo.” En otras palabras, cuando Dios se enoja un poco, la gente perece. Observe el Salmo 76, otra ilustración. Esto está reflexionando en el juicio de Dios sobre el ejército egipcio. Dice en el Salmo 76, versículo 6: “A tu reprensión oh Dios de Jacob, tanto el carro como el caballo fueron arrojados a un sueño profundo. Tú, inclusive tú, debes ser temido, ¿y quién podrá estar de pie ante ti cuando tú te has enojado? Tú causastes que el juicio fuera oído desde el cielo, la tierra temió y estuvo quieta cuando Dios se levantó al juicio.”

Observe el Salmo 78, versículo 49. Y aquí está la ira de Dios derramada en contra de los enemigos de Israel, de nuevo. Versículo 49: “Él derramó sobre ellos la fuerza, el enojo de su ira. Ira, indignación, y turbación, al enviar ángeles malos o entre ellos, él dio camino a su enojo, él no libró su alma de la muerte, sino que entregó sus vidas a la pestilencia, y mató a todos los primogénitos en Egipto, el más fuerte de sus fuertes en los tabernáculos de campo. Dios estuvo enojado, Dios fue feroz, Dios tuvo ira, Dios tuvo indignación y Dios trajo problema. Muy severo.

Salmo 90:7 dice, y esto habla del hombre conforme está ante un Dios Santo, “porque somos consumidos por tu enojo, y por tu ira somos turbados.” Versículo 11, “¿Quién conoce el poder de tu enojo? inclusive conforme a tu temor así es tu ira.” Este es el himnario de Israel. Y me apresuraré a añadir que tenían himnos acerca de la ira de Dios. Era una parte de la naturaleza de Dios por igual. Los profetas hablaron con frecuencia de la ira de Dios, del juicio de Dios. En Isaías 9:19 dice: “A través de la ira de Jehová de los ejércitos la tierra se ha oscurecido.” Y después esta sorprendente afirmación: “Y el pueblo será como el combustible del fuego.”

Jeremías también habló de la ira de Dios, capítulo 7, versículo 20: “Por tanto así dijo el Señor Dios, he aquí mi enojo y mi furia serán derramados sobre este lugar, sobre el hombre y sobre la bestia, y sobre los arboles del campo, y sobre el fruto del suelo, y arderá y no se apagará.” Ezequiel, el profeta de Dios en el versículo 19 del capítulo 7, dice que, “no su oro, ni su plata podrán librarlos en el día de la ira del Señor. No satisfacerán sus almas, ni llenarán sus estómagos, porque es la piedra de tropiezo de su iniquidad.”

Ahora, esos son tan solo unos cuantos pasajes, pero la Biblia está llena de afirmaciones de la ira de Dios. Usted ve Su ira ejemplificada en el Antiguo Testamento, en contra del mundo antiguo cuando Él trajo el diluvio, en contra de la gente en la torre de Babel, en contra de Sodoma y Gomorra en las ciudades de la planicie, en contra de los egipcios. En muchas ocasiones en contra de los israelitas, en contra de los enemigos de Israel. Usted ve Su ira derramada en contra de Nadab y los otros, en contra de los espías, en contra de Aarón y María, en contra de Abimelec, en contra de la familia de Saúl, en contra de Senaquerib, y sigue, y sigue.

Dice usted: “Bueno, ese es el Antiguo Testamento.” Es correcto. Pero Dios no cambia. Lo mismo es verdad en el Nuevo Testamento también. Usted ve la ira de Dios en Juan capítulo 3. Juan, ese maravilloso evangelio escrito por un hombre de amor, ese evangelio que presenta al Señor Jesucristo en toda Su maravilla y majestad y belleza, al mismo tiempo es un evangelio que habla de la ira de Dios. Juan habla de esto en varios lugares, como es que la ira de Dios será derramada.

Pero uno en particular está al final del tercer capítulo, el último versículo, “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y el que no cree en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece en él.” No está bien con la gente que no conoce a Cristo, no está bien con ellos, la ira de Dios permanece sobre ellos. Y en la epístola misma que tenemos frente a nosotros, Romanos, Pablo señala la ira de Dios cuando en el capítulo 9, versículo 22 él dice: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira, y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción?” Y así sigue.

En Efesios, capítulo 5, versículo 6, “Nadie os engañe con palabras vanas, porque debido a estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.” La Biblia dice que Dios va a condenar a los hombres incrédulos. Colosenses, capítulo 3 dice lo mismo. 2 Tesalonicenses capítulo 1, quizás es el más vivido de todos, habla de que Dios “viene en llama de fuego vengándose de aquellos que no conocen a Dios y no obedecen en el evangelio, que serán castigados con destrucción eterna, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” Dios es un Dios de ira. Él es un Dios de enojo.

Ahora, eso se oye como una alternativa pobre, como comienzo inicial para el evangelio. Piénselo. Las malas noticias tienen que venir antes de las buenas noticias, ¿no es cierto? Es algo así como ir al doctor, y que el doctor le diga a usted: “Tengo malas noticias. Tienes una enfermedad fatal, que ha matado a muchas personas. Pero, tengo buenas noticias, se ha encontrado una cura, y la tengo aquí.” Como puede ver, las buenas noticias no significan nada sin las malas noticias, ¿verdad? Usted tiene que diagnosticar la enfermedad antes de que la cura signifique algo. Las malas noticias son, que Dios odia. Las buenas noticias, es que Dios ama. Pero usted tiene que comenzar con Su odio. Primero el diagnostico, después la cura.

Ahora, observe de nuevo el versículo 18, dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo.” ¿Para qué está ese “porque”? Bueno, nos conecta al pasaje anterior, el pasaje anterior dice que la justificación es por la fe únicamente. ¿Por qué? “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen con injusticia la verdad.” En otras palabras, lo que ese versículo dice es que todos los hombres detienen con injusticia la verdad, y están bajo la ira de Dios, por lo tanto, no tienen capacidad alguna de justificarse a sí mismos, entonces la justificación tiene que ser por la fe, porque todos los hombres dejados a sus propios esfuerzos están bajo la ira. ¿Lo ve?

La justificación es por la fe. Tiene que ser, no puede ser por obras, porque por obras todos los hombres están bajo ira. Pablo lo dice de otra manera, él dice: “Por cuanto todos pecaron y…” ¿qué? “…y están destituidos de la gloria de Dios.” En Efesios 2, dice: “Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados,” así es con todo mundo. En tiempo pasado caminaron según el curso de este mundo, “conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales todos vivimos, todos nosotros en tiempos pasados, en los deseos de la carne, los deseos de carne, y de la mente y éramos por naturaleza hijos de ira.”  

Toda persona que nace en este mundo es un hijo de ira, toda persona que nace en este mundo es una víctima de concupiscencias y deseos hacia cosas malas. Toda persona nace espiritualmente muerta, todos dice Pablo, condenados ya, o dice Juan, condenados ya porque no creemos en Cristo. Francamente la sentencia se ha emitido, la raza humana está condenada al infierno, todos somos hijos de ira bajo el juicio de Dios. El hombre nace condenado. Todos los hombres nacen en el mundo bajo la ira.

Entonces, comenzamos con esta afirmación clásica. Y simplemente para darle un enfoque, el pasaje de la condenación de la raza humana, comienza en el capítulo 1, versículo 18, y sigue hasta el capítulo 3, versículo 20. Entonces, vamos a estar ahí un tiempo. Usted va a ver algunas cosas de porque la gente hace lo que hace, que quizás nunca antes había visto. Pero comencemos simplemente al ver el concepto de la ira en el versículo 18, y esto nos da una perspectiva absolutamente amplia de esto. Seis características de la ira son presentadas aquí. Usted puede seguir su bosquejo, y le va a ayudar a mantener su enfoque en esto.

Primero, la cualidad de la ira. La cualidad, la esencia de ella, que tipo de ira es. Bueno, es la ira de Dios, es ira divina, y ese es un comienzo muy importante. Es ira divina. No es como alguna otra cosa que conocemos en este mundo, no es como la ira de usted, o mi ira. No es como cuando nos enojamos, no es como cuando nos enojamos, nos enojamos y nos llenamos de ira cuando nosotros somos ofendidos. Y francamente, tenemos soberbia en el proceso. Nuestra pasión, nuestro enojo y nuestra ira no es como esto. Ésta es la ira de Dios. Y como cualquier otro atributo de Dios, es tan perfecta como Su persona santa. Su ira es ira justa, es el tipo correcto de ira. Es ira santa.

La pasión que nosotros llamamos “enojo” en este mundo, aquello que llamamos ira en este mundo humano, siempre refleja el corazón malo del hombre. Pero no debemos imponerle eso a Dios. Un escritor dijo: “No podemos pensar con coherencia completa de Dios, en términos de los ideales humanos más elevados, de personalidad, sin embargo, atribuirle a él la pasión racional de enojo.” En otras palabras, este escritor está diciendo, Dios nunca podría estar enojado porque sabemos que el enojo es una cosa mala. Pero él simplemente está tratando de decir que Dios es como nosotros, y no lo es. No impongamos nuestro concepto de enojo en Dios, Dios está enojado de una manera santa, de una manera perfecta. El enojo de Dios no es algún enojo caprichoso, irracional.

De hecho, permítame darle un paso más hacia adelante. Y usted está recibiendo una lección en Teología Propia aquí acerca de la naturaleza de Dios. Dios no podría ser Dios, y ser Santo, y ser completamente bueno, si Él no reaccionara a la maldad. ¿Entiende usted eso? Él tiene que, Él no puede ser Dios. Usted no puede ser santo y tolerar la impiedad. No puede ser así. Esa es la razón por la que Habacuc el profeta dijo: “Tú eres muy limpio de ojos para ver la maldad, y no puedes ver la iniquidad.” Dios no la puede tolerar. Y le voy a decir algo, entre más parecido a Dios usted se vuelve, más enojado usted estará en contra de ciertas cosas, inclusive en este mundo torcido de hombres, la indignación en contra de la impiedad es esencial en la bondad humana. Esperamos que la gente se enoje por cierta injusticia.

Bueno, Dios está infinitamente por encima de eso, porque inclusive cuando nos enojamos por las cosas correctas normalmente está contaminado con nuestra pecaminosidad. Una ilustración clásica fue Jesús en Juan 2, limpiando el templo. Hizo un látigo y simplemente comenzó a sacar a la gente del templo. Digo, esa es una escena muy dramática. ¿Quiere saber una cosa? Ese fue Su primer acto público en Jerusalén. Así no es como usted comienza una cruzada, usted no entra a los lugares religiosos, toma un látigo y comienza a flagelar a todo mundo, y a voltear las mesas, y a denunciar su pecado. Usted nunca va a congregar una multitud así. Usted tiene que enviar al comité de preparación. Hacerlo oír como arpas y flores. Jesús estaba furioso porque Dios estaba siendo deshonrado. Había deshonestidad ahí, había trampa y mentira y extorsión, y profanación.  

Entonces, no vea el enojo bajo, irracional, egoísta, de los hombres, y después le imponga eso a Dios. La ira de Dios siempre es perfecta, siempre. La ira de los hombres siempre de alguna manera está afectada por la presencia del pecado. Simplemente para llenar su pensamiento, escuche lo que el salmista escribió: “El justo se regocijará cuando vea la venganza, él lavará sus pies en la sangre de los impíos.” ¿Es eso vívido? Dice usted: “Espera un minuto, ¿quieres decir que los justos están tan contentos por el juicio de Dios, que quieren lavar sus pies en la sangre de los impíos? “De tal manera que un hombre dirá, ciertamente hay una recompensa para los justos, ciertamente Él es un Dios que juzga en la tierra.” En otras palabras, cuándo Dios juzga es tan correcto, es tan perfecto, es tan absolutamente santo, que el pueblo de Dios es visto como si se estuvieran lavando sus pies en la sangre de los injustos. Un concepto increíble.

En Lamentaciones, capítulo 1, Jehová es justo, porque me he rebelado en contra de su mandamiento: oíd, os ruego pueblos, y ved mi tristeza.” En otras palabras, Dios está juzgando, pero está bien. Lo merezco. Él es justo. ¿Se acuerda lo que le pasó a Acán? Dios dijo: “Cuándo entren a apoderarse de Jericó no se roben nada.” Y Acán simplemente se robó casi todo lo que vio. Simplemente desobedeció. Regresó y lo sepultó todo en el suelo, en medio de su tienda. Josué entró y le dijo: “Confiesa tu pecado.” Josué 7:19. “Confiesa tu pecado y dale gloria a Dios.”

Ahora, ¿qué quiso decir con eso? Él quiso decir que Acán realmente iba a ser juzgado. Digo, él iba a ser juzgado, y fue juzgado. ¿Sabe lo que pasó? Él murió y toda su familia con él. Debieron haber estado implicados en toda la operación. Pero él dice: “Antes de que recibas el juicio que mereces de Dios, confiesa tu pecado.” En otras palabras, di soy culpable, lo que Dios me hace es la reacción apropiada de Su santidad. ¿Lo ve? Ese es el punto.

En otras palabras, jamás acuse a Dios como si Él hiciera algo impuro. Aun cuando Dios está enojado, es la expresión correcta de Su santidad total. Y vemos eso en Romanos, lo vemos ahí dónde estamos. “La ira de Dios es revelada en contra de toda impiedad e injusticia,” y vamos a verla una y otra vez en el capítulo 2, y en el capítulo 3, que la justicia de Dios, o el juicio de Dios es un juicio justo. Podría añadir aquí, que la palabra es orgue y es una indignación estable, no una furia momentánea. Dios no pierde el control, es un odio establecido fijo por parte de alguien que nunca podría ser bueno y amoroso, al menos que Él odiara la maldad de manera total. Ambas son inseparables. Usted tiene ambas, o ninguna de las dos.

Trench, el gran comentarista del idioma en la Palabra de Dios, dijo: “Ni puede haber una muestra más segura, ni más triste de una condición moral postrada de manera absoluta, que él no poder estar enojado contra el pecado y los pecadores.” Fin de la cita. Un santo antiguo llamado Fuller escribió esto: “El enojo es una de las marcas del alma, el que la carece tiene una mente afectada, y con Jacob afectado en la cadera, él debe cojear.”

Tomas Watson dice: “¿Es Dios tan infinitamente santo? Entonces ve cuan ajeno a Dios es el pecado. El pecado es una cosa inmunda, es llamada abominación. Dios no tiene mezcla de maldad en Él. El pecado no tiene mezcla de bondad, es el espíritu en la quintaesencia de la maldad, convierte la bondad en maldad. A quitado las flores del alma virgen, la ha hecho roja con culpabilidad y negra de suciedad. Es llamada la cosa maldita. No es sorprendente, por lo tanto, que Dios odia el pecado.” Él tiene razón.

Entonces, la cualidad de la ira es que es una ira de Dios. Y es diferente de cualquier otro tipo. En segundo lugar, el tiempo de la ira. Observe lo que dice: “Porque la ira de Dios se manifiesta,” se manifiesta. ¿Qué quiere decir con que se manifiesta? Literalmente está siendo constantemente revelada. ¿Cuándo es el tiempo de la ira de Dios? Constantemente está siendo revelada. La ira de Dios constantemente está siendo manifiesta. El verbo apocalupto, del cual obtenemos apocalupsis, o apocalipsis, significa descubrir, traer a la luz, dar a conocer, hacer manifiesto.

La ira de Dios siempre está siendo dada a conocer, es visible a toda la historia humana. Fue revelada en el huerto, ¿no es cierto? Cuando Adán y Eva pecaron, inmediatamente la sentencia de muerte fue emitida, la tierra fue maldecida y fueron expulsados del paraíso, y el mundo tuvo una gran lección inicial del hecho de que Dios odia el pecado. Fue revelada en el diluvio cuando Dios ahogó a la raza humana excepto por ocho almas fieles, fue revelada en el ahogar al ejército de Faraón, fue revelada en la destrucción de Sodoma y Gomorra por fuego del cielo. Fue revelada en la maldición de la ley sobre todo transgresor. Fue revelada en la institución del sistema sacrificial y todos los servicios de la ley mosaica.

De hecho, la creación entera gime y sufre dolores bajo el juicio de Dios esperando la redención. ¿Sabe usted que inclusive las leyes de los hombres hechas en contra de los malhechores revelan la ira de Dios? Porque todas las leyes están basadas en la mente de Dios. Nadie puede decir que es ignorante, porque la ira de Dios ha sido revelada a lo largo de la historia humana. Y, sobre todo, yo creo que la demostración más grande de la ira de Dios jamás dada, fue dada en la cruz del Calvario.

Dios odia con tal profundidad el pecado, que Él de hecho permitió que Su propio Hijo fuera matado. La manifestación más grande de la ira de Dios. Él derramó Su furia sobre Su propio Hijo amado. Él no la contuvo inclusive de Su propio Hijo. Así odió el pecado. Jeffrey Wilson, el comentarista británico escribe: “Dios no es un espectador apático de acontecimientos mundiales, él está activo de manera dinámica en los asuntos humanos, la convicción de pecado constantemente es puntualizada por el juicio divino, y el juicio en la cruz resume toda la historia del mundo.

Entonces, ¿cuál es el tiempo de la ira de Dios? Constantemente está siendo revelada, todo el tiempo, todo el tiempo. Cada vez que usted se voltea, usted lo ve, la gente vive y muere, las naciones se levantan y caen, Dios juzga el pecado. Usted se dice a sí mismo, como me dije a mí mismo en este punto en mi estudio: “Pero ahora, espera un minuto, hay algunas personas que parecen en cierta manera prosperar a pesar de esto, ¿verdad? Hay algunas personas impías que parecen estar muy bien”.

Y, usted se hace la pregunta: “¿Cómo pueden vivir y salirse con esto?” Digo: “¿Por qué Dios les deja vivir vidas tan miserables, disipadas, viles, de pecado?” Bueno, no olvide el Salmo 9:16 que dice: “Jehová es conocido por el juicio que él ejecutó.” Vendrá, si Dios deja que los hombres prosperen por un tiempo de su pecado, al mismo tiempo el plato de su ira está siendo llenado. Si Él les deja pecar por un tiempo, simplemente es que Él está afilando la espada. Entre más jala Dios el arco, más profunda entra la flecha cuando Él la suelta. El juicio vendrá. 

Cuenta la historia de que los granjeros piadosos en una comunidad del Oeste, quedaron muy impresionados un domingo de verano por la mañana, cuando llegaron a la pequeña iglesia ahí en el campo. Encontraron al hombre que era dueño de cuarenta acres que estaba en frente de la iglesia, y el hombre estaba a la mitad de estar arando su campo, haciendo su trabajo. Y él lo había estado haciendo todo el día, ignoró el hecho de que era el día del Señor. La gente entró a la iglesia, y mientras que estaban en la iglesia podían oír el ruido de sus tractores.

Y entonces, estaban muy preocupados. Él había trabajado en todos sus campos y de manera deliberada escogió trabajar en el que estaba enfrente de la iglesia el domingo, para mostrar un punto. Él escribió una carta al editor de un periódico local, y señaló que él había hecho todo esto el domingo, sin embargo, él había tenido la utilidad más elevada por acre de cualquier otra granja en el condado. Y él le preguntó al editor como era que los cristianos podían explicar esto. Él no sintió que Dios estaba involucrado en absoluto. El editor con gran sentido común imprimió la carta y la siguió con esta afirmación simple: “Dios no cierra todas sus cuentas en el mes de octubre.”

La cualidad de la ira, es la ira de Dios; es diferente de cualquier otro tipo de tiempo, constantemente siendo revelada. La fuente, ¿en dónde está la fuente de esta ira? Observe lo que dice: “La ira de Dios es revelada desde el cielo.” El cielo es la fuente. La ira de Dios viene del cielo, la tierra está siendo dominada por el cielo, la ira está operando de manera eficaz y dinámica en el mundo de los hombres, viene del trono de Dios.

Ahora, hay básicamente dos maneras en las que el cielo revela la ira de Dios. Piense conmigo en estas, la primera es lo que llamo orden moral, y la segunda la vamos a llamar acción personal. La ira de Dios es revelada desde el cielo, en primer lugar, mediante el orden moral. En otras palabras, cuando Dios hizo el mundo, el mundo físico y el moral, lo hizo con ciertas leyes. Si usted se sube a un edificio alto y brinca, usted va hacia abajo. No importa lo que usted quiera hacer, usted va a caer. No importa lo que usted piense que va a hacer, usted todavía se va a caer, la ley de la gravedad. Hay leyes.

Usted va en un auto a más de ciento veinte kilómetros por hora y choca contra una pared de concreto, y una ley inmediatamente entra en acción, la ley de la fuerza irresistible y un objeto inamovible. Hay leyes en el mundo físico, hay leyes en el mundo espiritual y Dios ha creado en el mundo la ley moral, son las leyes de la consecuencia, por así decirlo. Yo creo que hay cierto orden moral en el universo, hay cierta inevitabilidad, expresándolo en terminología moderna podríamos decir hay un orden moral en el mundo, y cuando usted viola esa ley moral, las consecuencias inmediatamente se llevan a cabo.

J. A. Froude, el historiador dijo: “Una lección, y una lección únicamente se puede decir que la historia se repite de manera distintiva de tal manera que el mundo está diseñado para depender de alguna manera en cimientos morales. Y a largo plazo les va bien a los buenos, y a largo plazo mal a los malos.” Ahora, la ira de Dios es revelada desde el cielo, entonces, en primer lugar, en el orden moral. Digo, usted hace cosas que son inmorales y usted paga un precio, usted paga un precio, porque el mundo está diseñado con una ley moral. Usted vive una vida disipada, degenerada, mala, y habrá consecuencias. Y es desde el cielo, porque el cielo hizo las reglas.

Pero, en segundo lugar, y va más allá de eso, la ira de Dios no está simplemente confinada al orden moral, también hay una actividad personal de parte de Dios. Dios no es nada más una fuerza cósmica que hizo una ley y simplemente dejó que siguiera su curso, Dios se involucra, no es nada más juicio automático por parte de alguna computadora cósmica anónima, Dios está involucrado. Y la Biblia muestra una reacción muy intensa, personal al pecado dentro del corazón del ser divino. Si hay orden moral, pero sí hay un involucramiento personal real.

Permítame tan solo darle una ilustración, y tengo muchas escrituras que le podría mostrar, pero permítame tan solo darle una rápida en el Salmo 111. Dice en el versículo 11: “Dios juzga al justo, y Dios está airado.” Dios está airado, está enojado. Dios no es únicamente un orden moral, Dios está enojado. Y Él no está enojado de vez en cuando. Él está enojado contra el impío, con qué frecuencia, diariamente. Dice usted: “¿En serio?” Oh sí, Él está enojado diariamente, Dios está enojado diariamente, Dios se enoja. Está la ley moral, el orden moral, pero también está el acto personal, conforme Dios expresa la ira de una naturaleza santa. Y, viene del cielo, porque el cielo ha establecido el orden moral y es del trono de Dios que esa ira viene. 

En cuarto lugar, la naturaleza de la ira. ¿Cuál es la naturaleza de la ira? ¿Qué tipo de ira es esta? Bueno, dicho de manera muy simple, la ira de Dios. Esa es su cualidad. Se manifiesta, ese es su tiempo, constantemente revelada; desde el cielo, esa es su fuente; en contra de la impiedad e injusticia de los hombres, esa es su naturaleza. Es ira en contra del pecado. Usted sabía eso. No es una furia fuera de control, irracional, Dios no es como un criminal que se venga de la persona más cercana a Él. Discrimina, está apuntada de manera cuidadosa a la injusticia e impiedad de los hombres, asebeia y adikia. ¿Qué significan estas palabras? “Impiedad” e “Injusticia”.

La primera palabra, aunque realmente se solapan, y usted podría llamarlos sinónimos en el sentido más puro. Él simplemente está usando dos palabras para mostrar que Dios está enojado por el pecado. Pero hay algunos matices de significado que son interesantes, la primera palabra se refiere a impiedad, y eso se concentra en la relación con Dios. Dios está enojado porque los hombres no están relacionados con Él de manera correcta, son impíos, ¿lo ve? no son piadosos. Los hombres son impíos.

En Judas, dice que “Dios va a venir y ejecutar juicio sobre todos y convencer a todos los que son impíos entre ellos, de todas sus obras impías que han cometido de manera impía.” Tres impíos seguidos. Y después dice: “Y de todas sus palabras duras que los pecadores impíos han hablado en contra de él.” Cuatro en un versículo. Impíos. No relacionados de manera correcta con Dios. Se refiere a impiedad hacia Dios, se refiere a una ausencia de reverencia, ausencia de devoción, ausencia de adoración, y lleva a la idolatría. Ve al pecado como no reverenciar a Dios.

La segunda palabra, “injusticia”, mientras que incluye el primer concepto también, se inclina hacia el resultado de la primera palabra. Cuando usted no está relacionado de manera correcta con Dios, sino muestra reverencia a Dios de manera apropiada, entonces sus transacciones con el resto de la gente a su alrededor no están bien tampoco. Y entonces, la impiedad lleva a la injusticia. Todo pecado, como puede ver, primero ataca la majestad de Dios, y después Su ley.

Y la razón, y realmente creo esto, la razón por la que los hombres tratan a los hombres como los tratan, es porque tratan a Dios como lo tratan. La impiedad lleva a la injusticia. La gente dice: “Oh, ¿qué está pasando, todos los homicidios y todos los crímenes y todas las cosas horribles que están pasando, porque es el hombre tan malo hacia otros hombres? porque él así está relacionado con Dios. Todas las relaciones humanas, y todas las transacciones humanas están corrompidas, y vamos a ver más de eso en el segundo y tercero capítulo, como también en el resto del primer capítulo.

Entonces, la ira de Dios está establecida en contra del pecado. Tomas Watson dice: “El pecado es para el alma lo que la corrosión es para el oro, como la mancha es para la belleza.” El pecado en la Escritura es llamado una prenda de ropa menstruosa, es llamada una llaga de plaga, las prendas de ropa sucias de Josué, eran un jeroglífico de pecado. Usted sabe, como también yo lo sé, como Dios odia el pecado. De hecho, ¿sabe usted que esa es la única cosa que Dios odia? Eso es correcto, ¿sabía usted eso? Y ningún hombre jamás va a entrar en Su presencia con pecado.

En quinto lugar, la extensión de la ira. Y este es un punto muy breve. Dice usted: “Bueno, yo soy un hombre bastante bueno. Digo, ¿a quién le estás hablando MacArthur? No es a mí. Yo pertenezco al orden real de las cabras. Yo le doy a la caridad. Digo, yo básicamente soy una persona buena.” Bueno, muy bien, porque la ira de Dios se revela desde el cielo, ¿cuál es la siguiente palabra? contra toda, toda, todos, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Bueno, algunas personas son mejores que otros, pero nadie llega.

Solía usar la ilustración de todo mundo yendo a la playa y tratando de brincar hasta la Isla de Catalina. Sí, le vamos a dejar que se adelante, solo más de treinta kilómetros, usted puede correr lo más rápido que quiera, y por el tiempo que quiera y saltar. Algunos de nosotros llegaríamos hasta metro ochenta saltando, algunos de nosotros los que son atletas estupendos y brinquemos más de veinte metros, pero nadie llegaría ahí. Seguro, la gente es diferente, algunos parecen ser mejores que otros, es demasiado lejos para saltar, entonces toda impiedad e injusticia de los hombres, nadie se escapa, ni uno. Este solo necesita ser un punto breve, porque la Escritura es tan clara, usted no puede escapar.

Le voy a leer a usted algo, no necesita pasar ahí, simplemente escúchelo. Ezequiel 17:15, hablando de Sedequías, quien hizo un pacto con Dios y después decidió violarlo, y buscó a Egipto para que le ayudara, cuando lo único que realmente necesitaba era a Dios. Y esta fue su promesa. Pero él se reveló en contra de él, al enviar sus embajadores a Egipto, para que le dieran caballos y muchas personas. En otras palabras, en lugar de confiar en Dios, él decidió que necesitaba la ayuda de Egipto.

Y después dice: “Ahora debido a que él hizo eso, ¿prosperará? ¿escapará? ¿quebrantará el pacto y será librado?” Ahora escuche esto: “Mientras yo viva, dijo Jehová Dios, ciertamente en el lugar en dónde el rey mora, quien lo hizo rey, cuyo juramento él menosprecio, y cuyo pacto él quebrantó, inclusive con él en medio de Babilonia, él morirá.” Él no escapará. ¿Escapará él? Mientras yo vivo, la respuesta es no. No me importa quién sea usted, el rastro más tenue de impiedad e injusticia lo coloca a usted bajo la ira de Dios. ¿Y escapará usted? No. No. Es inescapable.

Finalmente, hemos visto la cualidad de la ira, el tiempo de la ira, la fuente de la ira, la naturaleza de la ira, la extensión de la ira, y ahora, la causa de la ira. Dice usted: ¿cómo es que Dios puede hacer que estas pobres personas sean responsables. Digo, yo nací en una familia pecaminosa, que se yo. Ha usted le sorprendería lo que usted sabe, al final del versículo 18, “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo, contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen,” ¿qué? “la verdad en injusticia.”

Ahora esto, abre la sección entera que sigue, y el próximo domingo por la noche va a ser uno de los mensajes más importantes probablemente, que jamás usted ha escuchado, conforme vemos el declive y la caída del hombre. Pero él dice que el problema real de la causa de la ira, es que los hombres detienen con injusticia la verdad. Literalmente lo leeríamos de esta manera, “Hombres que constantemente están intentando suprimir la verdad por su pecado.” El pecado simplemente está en el corazón del hombre de manera tan fuerte que ataca la verdad.

La gente dice, pero que acerca de los paganos, que hay acerca de esto y de aquello. Escuche, la verdad está ahí, como él lo va a señalar en el próximo pasaje, pero los hombres la detienen, la suprimen. El pecado siempre ataca la verdad, la verdad fundamental de Dios y Su palabra es atacada. Siempre hay una intención por suprimirla, por sepultarla, por quitarla. Es la esencia del pecado, no obstante, que la intención siempre es fútil. Y los hombres viven con culpabilidad a pesar de su intento.

El conocimiento de Dios está por todos lados. Y si el conocimiento de Dios, escuche, que yo creo está disponible a todo ser humano sobre la tierra, no me importa cuán oscuro sea el individuo o cuan remoto esté, creo que el conocimiento de Dios está disponible y si lleva a cabo su obra legítima y el hombre permite que lleve a cabo esa obra legítima, va a evitar que un hombre entre a los excesos del pecado y lleve a ese hombre a Dios. Pero los hombres, lo detienen. “Aman las tinieblas más que,” ¿qué? la luz. ¿Por qué? “Porque sus obras son malas.” El necio siempre está diciendo: “No hay Dios.” ¿Y porque dice eso? Porque él no quiere que haya un Dios ahí, porque si hay un Dios él está en problemas.

Dice en el Salmo 14:1, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios.” ¿Por qué? “Son corruptos, han hecho obras abominables, no hay ninguno que haga el bien.” Estoy seguro que no quieren que haya un Dios que les pida que rindan cuentas. El hombre trata de postular que no hay Dios, y si no hace eso, entonces dice: “Bueno, voy a inventar un dios que pueda tolerar mi pecado.” Y él de manera clara evita la voz verdadera de Dios. Pero realmente creo que no hay problema con la gente que hace la pregunta, ¿cómo es que los paganos van a saber? Creo que Dios se ha revelado a sí mismo, a todo individuo, y si los individuos en donde quiera que estén, sin importar cuan remotos estén, no detienen esa verdad por amor al pecado, esa verdad los va a proteger de los excesos del pecado, y eventualmente los va a llevar a la verdad de Dios mediante Su providencia de gracia.

Pero los hombres no hacen eso, evitan la verdad de Dios. Todos los hombres poseen suficiente conocimiento de la verdad divina, y la ley moral como preservarlos del infierno, pero han detenido el crecimiento y el desarrollo de eso mediante el amor al pecado y la ira de Dios espera. Si usted no es cristiano la ira de Dios lo espera a usted. El Dr. Barnhouse tuvo una ilustración apta y voy a cerrar con esto. Él dijo: “La ira de Dios es como mucha agua que está contenida por el dique de una presa.” Él dijo: “Puedo recordar la primera vez que llegué a ver la Presa Hoover, una de las presas más grandes de la tierra. Ha sido levantada para contener las aguas del río Colorado, y estas aguas se han contenido por kilómetros, y ha penetrado a todo pequeño valle y hueco posible.

Y así ha sido con la ira de Dios. La primera vez que llegó a cometerse un pecado, la ira de Dios fue almacenada en contra de ese pecado. Y conforme los hombres vivieron sobre la tierra, y conforme sus corazones llegaron a ser más y más impíos, y la manifestación de su pecado más violenta, el almacén de ira creció y creció, contenido por la paciencia de Dios, el cual cruza el valle de su juicio, como un gran dique de presa cruzando el río.”

“Y en su presciencia eterna, Dios Padre vio todo el pecado que sería cometido después del tiempo de Cristo, el pecado de usted y el mío, y él almacenó su ira en contra de él detrás del dique de su paciencia. La ira de Dios en contra de su pecado, que inclusive en la actualidad no ha sido cometido aun también está almacenado esperando el día cuando su paciencia se rompa y llegue a su fin santo. Por miles de años ese dique ha contenido y Dios ha contenido su ira. Ocasionalmente a lo largo de la historia humana, él se inclinó para mojar su mano, y dejar caer unas cuantas gotas de ira, en alguna explosión viciosa de rebelión, pero en la mayoría de los casos Dios parece que ha pasado por alto los pecados del hombre, en los siglos previos a la cruz. Se veía como si quizás el pecado era tolerado, pero simplemente se estaba amontonando.”

¿Sabe una cosa? el dique de la presa se rompió un día. Y se rompió en el Calvario, y se rompió en contra de Cristo y lo ahogó en todo el mar de pecado. Y se romperá otra vez, y ahogará a todos esos hombres que no están en Cristo. Cristo llevó el juicio para aquellos que creen. Para aquellos que no creen, ellos van a recibir su propio juicio. Y la ira de Dios los espera. Porque ellos detienen la verdad sin importar lo que digan, pero la detienen y la suprimen, debido a su pecado. Ahora escuche, ahí es en dónde el evangelio comienza, pero recuerde, hay buenas noticias y las buenas noticias son que Cristo ha recibido la furia completa de la ira de Dios, si usted acepta su sustitución de gracia, por usted.

Padre, estamos agradecidos en esta noche porque hemos podido ver este tema, duro, lleno de temor, sin embargo, tan importante. Es fácil para nosotros endurecernos. Ayúdanos a ser como si esta fuera la primera vez en la que jamás oímos esto, para correr, para advertir a hombres y mujeres jóvenes, de la ira venidera. Que nadie se vaya de este lugar en esta noche, bajo juicio, condenación, sino que acepten la provisión de gracia de Cristo, quien recibió esa presa almacenada de furia en la cruz del Calvario, y que ellos suban a esa isla de seguridad, para que cuando el dique se vuelva a romper en el juicio del Gran Trono Blanco, ya hayan entrado al paraíso preparado para ellos.

Mientras que sus cabezas están inclinadas por tan solo un momento, permítame animarlo a que, si usted no conoce a nuestro Señor Jesucristo en esta noche, este sería el momento, no hay ningún momento como el presente, nadie sabe cuánto tiempo tiene usted. Este es un mensaje serio, muy serio. Más serio que cualquier otro mensaje que pudiera dar, pero ahí es dónde estamos en el texto. Y sé que el Señor tiene un propósito para esto. Quizás usted es ese propósito. En el silencio de su corazón, usted puede abrir su vida a Cristo. Pídale que lo quite a usted de la ira venidera. Acepte el hecho de que Él llevó su pecado en Su propio cuerpo en la cruz, y lo liberó, si usted cree en Él.

Padre que esta sea una noche de salvación en los corazones de muchos, no solo en este lugar sino por todo este país y en el mundo, en dónde tu nombre es levantado. Que este sea un día cuando el cielo se regocija por almas que han entrado al reino, que han salido de estar bajo la ira de Dios, y han entrado al amor protector de Cristo. Dios, sabemos que Tú estás enojado por el pecado, sabemos cómo odias el pecado, pero oh, como te debe encantar el haber odiado el pecado tanto, sin embargo, haberlo colocado todo sobre Aquel a quien Tú amaste, Tu propio Hijo el Señor Jesús, por nosotros.

¡Oh, cuánto debes amar Tú! Gracias por ese amor. Amor perdonador, amor de misericordia, amor de gracia. Oramos que nadie se vaya sin recibir eso de Tú mano buena, fiel. Te damos gracias por este tiempo juntos. Te alabamos por todo lo que Tú has hecho. En el nombre de Cristo. Amén.

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