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Abramos juntos nuestra Biblia en Romanos 1 en esta mañana. Recientemente comenzamos un estudio del libro de Romanos los domingos por la noche. Los animo a todos a que sean parte de este privilegio tan tremendo, rico y emocionante. Esta mañana, estamos viendo uno de los mensajes, conforme avanzamos a lo largo de los primeros 7 versículos en la introducción de esta gran epístola.

Como contexto, quiero leer los versículos 1 al 7, así que, sígame cuidadosamente conforme lo hago; y quiero señalarle, conforme usted ve su Biblia y me escucha, que en estos primeros 7 versículos, Pablo nos da un resume de lo que desarrollará en los siguientes 16 capítulos. “1  Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el Evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras, 3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, 5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; 6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; 7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.

En una ocasión, Sócrates dijo: “Oh, que alguien se levantare para mostrarnos a Dios”, fin de la cita; y Sócrates realmente estaba expresando un hambre que se encuentra en el corazón de todo humano. Un teólogo lo expresó de esta manera, dijo: “En todo humano, hay un vacío en forma de Dios”. El alma eterna del hombre está hecha de tal manera que no conoce descanso hasta que encuentra su descanso en Dios. Y no hay una ilustración más grande, ni más vívida de esto que la proliferación de las religiones alrededor del mundo y a lo largo de la historia de la humanidad; no es cuestión de que si el hombre va adorar o no, es únicamente una cuestión de aquello que adora; no es una cuestión de que si el hombre va a ser religioso o no, es únicamente una cuestión de cómo define esa religión, porque el alma eterna del hombre busca a Dios, pero en la inclinación de su naturaleza perversa, el hombre de manera inevitable, rechaza al Dios verdadero, y forma –como lo vemos más adelante en Romanos 1–, dioses de su propia manufactura.

Y en su adoración de estos dioses, no hay solución para su confusión  pecaminosa, sino únicamente una intensificación de su vaciedad. Ahora, ahí hay un problema básico, y quizás puedo definirlo de esta manera: Imagine una pequeña caja, un cubo, por así decirlo, totalmente cerrado en todos los lados; esto representa el mundo del hombre. Adentro de la casa, el hombre existe; él existe en una capsula de tiempo-espacio. Afuera está lo sobrenatural, afuera está la eternidad; afuera está Dios. El hombre está pegando adentro de su pequeño cubo sin ventanas; especula de lo que está afuera. Él juega juegos con su fantasía, él busca conocer a Dios; pero le es imposible escapar, ya que por definición, lo natural no puede entrar a lo sobrenatural. Aquello que está confinado al tiempo y al espacio no puede escapar y entrar a la eternidad y a la infinidad; entonces, el hombre está confinado en su pequeño cubo.

Pero hay algo en él que anhela comprender lo que está afuera, y entonces él inventa dioses que piensa que existen, y sueña con mundos de fantasías. Yo creo que esa es la razón por la que no solo tenemos una proliferación de religión en nuestro mundo, sino que en la actualidad tenemos una proliferación del interés en las fantasías del viaje espacial, de viajes especiales, guerras en el espacio, seres extraterrestres; todos estos son parte de la fantasía del hombre, conforme él anhela de manera tan desesperada salir de su caja, salir de su caja; pero no puede. Todas las religiones del mundo le dicen que puede. Usted simplemente es una buena persona, y va a salir de su pequeña caja y va a descubrir a Dios. Simplemente asegúrese de que cumple con estas rutinas y estos rituales, y lleve a cabo estas liturgias, y va a poder escapar y encontrarse con Dios. Los paganos solían decir: “Si tan solo puede entrar a ‘extasía’ y al ‘entusiasmas’ (estados de algún tipo de elevación emocional y espiritual), entonces podrá percibir a Dios”; pero, todo esto es una mentira porque el hombre está confinado por su propia naturaleza.

Ninguno de nosotros puede entrar a una cabina telefónica, quitarnos nuestra ropa y convertirnos en Superman; puede ir a una cabina telefónica, quitarse su ropa y va a llegar a la cárcel; nadie tiene esa capacidad por mucho quisiéramos hacerlo, y ahí es donde el cristianismo entra en la escena. El cristianismo reconoce que el hombre no puede salir de su caja, y el cristianismo dice: “Buenas noticias, Dios ha invadido la caja desde afuera, Dios ha entrado para decirnos que está allá afuera, que hay lo que está allá afuera, y para decirnos también cómo podemos morar en su presencia para siempre”; esas son buenas noticias. El hombre es un prisionero, él es un cautivo; y al final de su cautividad está la devastación para siempre, a menos de que escape, y esas son las buenas noticias del cristianismo. El hombre no se podía salir, pero Dios pudo entrar. Lo natural no puede entrar a lo sobrenatural, pero lo sobrenatural puede condescender y entrar a lo natural, y eso es exactamente lo que Dios hizo.

Estas son las buenas noticias de Dios que Pablo menciona en el versículo 1, las buenas noticias. En un mundo lleno de malas noticias, realmente es sorprendente, es sorprendentemente maravilloso que Dios nos ha dado buenas noticias, especialmente cuando piensas en el hecho de que somos tan indignos de cualquier tipo de buenas noticias. Sin embargo, Pablo reitera una y otra, y otra vez las buenas noticias; él las llama las ‘Buenas Nuevas gloriosas del Dios Bienaventurado’; él las llama las benditas buenas noticias; él las llama las buenas noticias de la gracia de Dios; las buenas noticias de paz; las buenas de tu salvación. Y en el capítulo 1 de Romanos define lo que es –observe el versículo 1–, son las buenas noticias, eso es lo que ‘euangelion’ significa, el Evangelio son las buenas noticias de Dios. Después en el versículo 9, son las buenas noticias de su Hijo; después en el versículo 16, son las buenas noticias de Cristo, y ahí hay una progresión: primero, son las buenas noticias de Dios acerca de ¿qué?, acerca de su Hijo, y ¿quién es su hijo? Cristo; son las buenas noticias de que el Hijo de Dios, Jesucristo, ha venido al mundo, y ese es el mensaje de Romanos.

Comienza con las buenas noticias de Dios, y en capítulo 15, versículo 16, conforme Pablo llega a su fin, él habla de nuevo de las buenas noticias de Dios. Y en el capítulo 2, –observe esto– versículo 16, dice algo muy interesante al final del versículo 16, él dice: “Mis buenas noticias”; y él usa un pronombre posesivo, es ‘mío’. “¿En qué sentido es tuyo, Pablo?”, “Ha llegado a ser mí posesión por la fe en Cristo, y también es mío porque lo predico”. Y entonces, al final de la epístola, de nuevo lo dice en el versículo 25 del capítulo 16, en la última bendición: “Y Aquel  que tiene el poder para estableceros conforme a mis buenas noticias”. ¿De qué es, Pablo? Es la predicación de Jesucristo, y es según la revelación del misterio que fue mantenido secreto, encubierto, desde que el mundo comenzó, pero ahora ha sido manifestado, y por las Escrituras de los profetas según el mandamiento del Dios eterno, está siendo dado a conocer a todas las naciones para la obediencia de la fe. Son mis buenas nuevas acerca de Jesucristo, de que Dios se ha revelado a mí, me ha revelado aquello que en el pasado había estado encubierto, y ahora ha sido hecho manifiesto y me es concedido para predicarlo. Mis buenas noticias.

Si usted quiere conocer la verdadera clave, el verdadero ‘summun bonum’, el enfoque real, verdadero, primordial del ministerio de Pablo, son las buenas noticias de Dios. Esa es la razón por la que le dijo a los Corintios en el capítulo 2, versículo 2:” Yo estoy determinado a no saber nada entre ustedes, excepto a Cristo y a Él crucificado”; esa es la razón por la que él dijo en 1ª de Corintios 9:23, simplemente dicho: “Yo hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas (buenas noticias), y no vine con excelencia de palabras, no vine con sabiduría humana”; todos los años de preparación, él dijo: “Hice eso a un lado, y mi único enfoque son las buenas noticias”. Dios ha venido, entrado a la caja para decirnos cómo es, y decirnos cómo conocerlo, y cómo escapar a su Reino eterno. ¿Acerca de quién son las buenas noticias? Su hijo, Cristo Jesús, porque Él es Dios quien entró a la caja; Jesucristo son las buenas noticias.

Todo fuera de Él, son malas noticias; Él es absolutamente incomparable; es la personalidad absolutamente incomparable de toda la historia humana. Y usted sabe, inclusive los incrédulos reconocen eso. Ralph Waldo Emerson dijo: “El nombre de Jesús no está tan escrito como lo está grabado en la tierra de la historia del mundo”. Sócrates enseñó 40 años, Platón enseño 50 años, Aristóteles enseñó 40 años, y Jesús  durante menos de tres años; sin embargo, la influencia de los tres años de ministerio de Jesús, sobrepasa por mucho a los 130 años del tiempo combinado de los tres más grandes filósofos de la antigüedad. Jesús nunca pintó una pintura; sin embargo, algunas de las pinturas más finas de Rafael, Miguel Ángel, Da Vinci, y muchos otros artistas lo encuentran en su inspiración. Jesús no escribió poesías; sin embargo Dante, Milton y muchos de los más grandes poetas del mundo han sido inspirados por Él como ningún otro.

Jesús no escribió música; sin embargo, Haydn y Handel, y Beethoven, y Bach, y Mendelssohn, y muchos otros alcanzaron la más alta perfección de la melodía en los nidos más dulces de composiciones acerca de Él. Jesús, obviamente ha infectado y ha afectado a la sociedad humana como ningún otro ser humano lo ha hecho. El Cristo incomparable son las buenas noticias, y lo que las hace tan buenas noticias es que somos personas tan malas y tan inmerecedoras de ello. No merecemos las buenas noticias. Carlos Wesley creo yo, expresó el pensamiento correcto en este himno que escribió: “Profundidad y misericordia, ¿puede haber todavía misericordia que aún esté reservada para mí? ¿Puede mi Dios su ira tolerar y librarme a mí, el primero de los pecadores? Yo he resistido por mucho tiempo su gracia. Lo he provocado por mucho tiempo cara a cara. No he oído sus llamados, lo he entristecido por mil fallas”; y todos nos identificamos con eso, ¿no es cierto? Wesley dijo: “Yo no merezco las buenas noticias”; y eso las hace aún mejores noticias que Dios es tan lleno de gracia.

Ahora, Pablo va a desarrollar las buenas noticias en 16 capítulos en Romanos, pero él no puede esperar. Él no puede esperar 16 capítulos para decirle, por eso lo resume en 7 versículos. Y este es, en una semilla, lo que florece en el resto de la epístola, siendo cuidadosamente escogido. ¿Sabe una cosa? Me volvió a impactar, conforme leí estas palabras, estuve leyendo y leyendo los versículos 1 al 7 una y otra, y otra, y otra vez, y realmente me emociona ver que la mente increíble, infinita de Dios, quien es capaz en unas cuantas palabras, destillar y condensar la verdad infinita del Evangelio. ¿Saben lo difícil que es hacer eso? Digo, ¡véanme! Me toma mucho tiempo decir muchas cosas simples, mientras que en la mente infinita de Dios puede decir cosas vastas e infinitas en unas cuantas palabras. Pensé en estos 7 versículos, conté las palabras, y dije: “¿Cómo pudo Dios escoger de esta manera los términos, para poder cubrir el espectro del Evangelio en estas cuantas palabras? Y después recordé que en inglés 297 palabras se encuentran en los 10 mandamientos, y resumen toda la ley moral de Dios.

Dios colocó su ley moral entera en 297 palabras, y después las destiló aún más, y la puso… la expresó tan solo dos versículos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, alma, mente, fuerzas; tu prójimo como a ti mismo”, eso es todo, ¡qué precisión! La oración del Señor, la oración de los discípulos se condensa en toda la enseñanza que hay acerca de la oración que es esencial, está en 65 palabras en inglés. ¡Ese es Dios! El hombre no tiene esa capacidad. Si usted no cree esto, el otro día leí un artículo acerca de una directriz federal reciente, que iba a regular el precio del alcohol: 26,911 palabras. El genio infinito de la mente de Dios operando a través del Apóstol Pablo, destila el Evangelio en 7 versículos, y cubre todo: desde la encarnación a la vida cristiana. Maravilloso.

Ahora, veamos entonces al Evangelio en miniatura –por así decirlo– en estos 7 versículos, y solo vamos a tomar una parte del medio de esto. Primero, conozcamos al predicador de las buenas noticias. Versículo 1, ya hemos visto esto, simplemente para repasar; Pablo es el predicador, y si usted ve el 16:25 recordará que él lo afirma al final de la epístola como también al principio. “Pablo (y dice tres cosas acerca de sí mismo), siervo de Jesucristo”, y él usa la palabra “doulos”, tiene que ver con ser un esclavo, alguien que es un esclavo por decisión personal, por amor, por afecto, por disposición, él es un esclavo de Jesucristo; y mezclado, ahí vimos dos elementos: por la persona a la que sirve, y humildad por el hecho de que él es un esclavo. Y entonces, hay una tensión maravillosa en la vida de Pablo, entre ser exaltado y ser honrado por ser llamado a Cristo como siervo; sin embargo, ser humillado porque él es un siervo.

Y entonces, no solo vimos que era un siervo, sino también es un enviado, él es llamado Apóstol; él no escogió serlo, Cristo lo colocó en el ministerio, fue un llamado divino dando una especie de calidad divina a su función como Apóstol; él es un esclavo, él es enviado. Y en tercer lugar, él dijo que es ‘apartado’; él cortó el cordón con todo, él estaba literalmente consumido. Como cité antes,  1ª de Corintio 9:23, él dice: “Hago todas las cosas por causa de las buenas noticias”; esa era su vida entera; si no se relacionaba con eso, no lo hacía; él no hizo las cosas que eran marginales, él estaba totalmente entregado a esto. Y amados, creo con todo mi corazón que esas son las tres cosas que son necesarias para cualquier vida, de cualquier persona que predique el Evangelio; un sentido de esclavitud, tanto en su dignidad como en su humildad, un sentido de ser enviado; esto no es no nada vas, Dios te comisiona, eres llamado por Él; y un sentido de separación, de tal manera que hay un enfoque único en el ministerio.

Entonces, conocimos al predicador de las buenas noticias. En segundo lugar, veamos la promesa de las buenas noticias. La promesa. Versículo 2, que es esto es el Evangelio de Dios, que Él había prometido antes por sus profeta en las Santas Escrituras. Ahora, él dice: “Las buenas noticias no son algo que está fuera de continuidad, no es algo nuevo, no es una nueva idea, no es una cambio en la estrategia, no es un cambio en el plan, no es algo que cayó, no es algo obtuso, no es algo nuevo, es el Evangelio de Dios que fue prometido”, y nos da una continuidad con el Antiguo Testamento y esto es muy importante. Usted recordará que el Apóstol Pablo fue acusado de ser anti-judío; los judaizantes andaban por todos lados condenando a Pablo y condenando su mensaje, porque decían: “Él es anti-judío, él habla en contra de Moisés, él habla en contra la ley, él habla en contra de este pueblo, él habla contra el pueblo”. Lo acusaron en Hechos 21 de meter a gentiles a la parte interior del templo, donde estaba prohibido que entraran ellos; lo acusaron de profanar a Moisés, lo acusaron de negar la circuncisión y la ley; dijeron: “Él predica un mensaje nuevo, un mensaje nuevo, revolucionario, que de ninguna manera está conectado con el judaísmo tradicional”.

Y entonces, Pablo, para aclarar las cosas, dice: “Las buenas noticias de Dios que yo predico, no son tan nuevas buenas noticias, son las buenas noticias antiguas que se nos indicaron en las promesas de los profetas que escribieron las Sagradas Escrituras”. Ese versículo 2, les digo, podía usted predicar durante semanas acerca de este versículo, está tan cargado de verdad. El Antiguo Testamento promete el Evangelio del Nuevo Testamento, y, bueno, tan solo en un área, por lo menos hay 332 profecías en el Antiguo Testamento refiriéndose a Cristo, la mayoría de los cuales, fueron cumplidas en su primera venida. El Antiguo Testamento, literalmente está cargado de verdad, presentando el cimiento para la venida del Nuevo. Jesús enfrentó una situación idéntica a la que Pablo enfrentó; Jesús no se relacionó –por así decirlo– con la teología judía contemporánea de su época; Él no se identificó con los fariseos en su devoción, y los llamó hipócritas; Él negó la teología de su día, de su día, su validez, y la llamó ‘tradición de hombres’, y entonces la gente decía: “¿Acaso esto es una verdad nueva? ¿Esto es algo quizás diferente de lo que se nos ha enseñado? ¿O está usted en continuidad? ¿Realmente éste está hablando por Dios?, digo, Él no dice lo que dice los fariseos, Él no se identifica con la institución judía, Él  no hace lo que hacemos, sus discípulos no ayunan cuando ayunamos.

Él no trata el día de reposo como tratamos el día de reposo, Él no enseña lo que hemos aprendido”; de hecho, lo opuesto. Jesús les dijo en el sermón del monte: “Habéis oído que se ha dicho a los antiguos”, en otras palabras: “Su tradición les enseña, pero Yo os digo”; y Él les dio una instrucción totalmente diferente, y Él lo dijo una y otra vez: “Habéis oído, pero Yo digo habéis oído, pero Yo digo”. Pero el ‘habéis oído’, esa parte del “habéis oído”, no en el Antiguo Testamento, era la perversión de su tradición que lo que Él estaba identificando. ¿Acaso Jesús vino con una revelación desconectada del Antiguo Testamento? No, no fue así. Escuche sus propias palabras en Mateo 5:17: “No penséis que he venido a destruir la ley, no penséis abolir la ley de los profetas. No he venido para abolir, sino para cumplir, vine para cumplirla. Y hasta que el cielo y la tierra pasen, ni una jota, ni una pequeña marca, ni una tilde, pasará de la ley hasta que todo sea cumplido. Yo no vine a ser un lado la ley, sino a cumplir la ley, y a quitar las tradiciones de los hombres que la han pervertido”. Esa es la razón por la que él dijo: “Su justicia debe exceder la de los escribas y fariseos”.

Entonces, las buenas noticias eran buenas noticias antiguas. La gente judía dice: “Bueno, no me puedo convertir en un cristiano porque soy judío, y estaría negando mi legado”. No. La realidad es que si usted es judío, y no se ha convertido en un cristiano, ha negado su legado porque usted es completado únicamente en el nuevo pacto, como Jeremías 31 lo dijo, como Ezequiel 36 y 37 prometieron. Cuando Jesucristo llegó a la escena, Él comenzó a enseñar las buenas noticias del Reino, y la gente se preguntaba si era revolucionario; pero Él aclaró el panorama y dijo: “No, simplemente su teología en la actualidad es tan hereje que han perdido la continuidad”. Hebreo 1 dice que Dios, en otras épocas, en el pasado, habló a través de diversos medios a los padres por los profetas, y Dios en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien estableció como heredero de todas las cosas, por quien a sí mismo hizo el universo; y Él procedió a decir: “Quien es el resplandor de su gloria y la imagen de su persona”. Dios habló en el Antiguo Testamento, y Dios habló a través de su Hijo en el Nuevo.

En 1ª de Pedro 1, usted lee en los versículos  8 al 12, dice que los profetas escribían y no entendieron lo que escribieron, y vieron lo que escribieron y escudriñaron para ver qué manera o qué tiempo, a qué persona, a qué apuntaba lo que ellos escribieron; y ellos sabían que estaban escribiendo acerca de un futuro que todavía no podían entender. Y el escritor de Hebreos dice que no fueron perfeccionados en nosotros; en otras palabras, había un elemento incompleto hasta la venida del nuevo pacto. Entonces, las buenas noticias han sido prometidas a lo largo del Antiguo Testamento; todo cordero sacrificial habló del cordero definitivo, toda profecía verbal habló del tiempo en que el Mesías vendría, toda la verdad de la restauración y el reino, de toda la verdad acerca de la restauración y el reino, hablaba de lo que el Mesías sabía; y después, el acontecimiento increíble de toda la historia, cuando venga la consumación, mataron al mesías y negaron que Él  tenía alguna continuidad con el Antiguo Testamento.

Y Pablo dice: “El Evangelio, es el Evangelio de Dios, es el Evangelio del Hijo de Dios, es el Evangelio del Hijo de Dios, Jesucristo”, y eso es exactamente lo que fue prometido. ¿Por quién? Observe el versículo 2: “[…] por sus profetas en la Santas Escrituras”. Profetas, ¿a quién se refiere? La palabra ‘profetas’ aquí se refiere a todo los escritores de las Escrituras, porque dice: “Por los profetas, y las Sagradas Escrituras”. Y por cierto, solo para mostrarle esto, el Antiguo Testamento en la mente de un judío es llamado 'la ley y los profetas’, simplemente la llamaban ‘la ley y los profetas’. Básicamente dividen el Antiguo Testamento en esas dos categorías generales; algunos señalas los escritos, la ‘Hagiographa’, pero básicamente son ‘la ley los profetas’. Y los profetas incluían todo, excepto por la ley; y la ley fue escrita por ¿quién?, Moisés, y claro, en la Biblia, Moisés es llamado un profeta. Entonces, el término ‘los profetas’ puede incluir a todos los escritores del Antiguo Testamento, y eso es exactamente lo que está diciendo.

El Evangelio fue prometido antes por los escritores del Antiguo Testamento –y observe esto– en las Sagradas Escrituras, en las Santas Escrituras. Esa es una declaración muy importante: las Santas Escrituras. ¿Qué quiere decir con eso? Que las Escrituras son santas, que no son diseñadas por hombres, su autor no son los hombres, no reflejan el pensamiento de los hombres; son santas, significa apartadas, divinas, únicas, santificadas, justas, piadosas. Las Santas Escrituras. La gente dice: “¿Por qué debemos creer que la Biblia es inspirada?”, por una razón: la Biblia lo dice aquí, es santa. Estas son las Santas Escrituras, y hablaron del Evangelio. En Juan 5:39, nuestro querido Señor dijo: “Escudriñad las Escrituras […]”; le dijo a los judíos que vieran al Antiguo Testamento “[…] porque ellas dan testimonio de Mí”. En el camino a Emaús, Él les dijo, abriendo las Escrituras, que Él habló de todas las cosas acerca de Él, comenzando en Moisés y los profetas.

Él les dijo: “Si ustedes conocieran las Escrituras, ustedes conocerían estas cosa”, de manera repetida lo dijo; lo afirmó, en Hebreos 17 él dijo: “En el volumen de libros está escrito de Mí”. El Antiguo Testamento está lleno de la promesa de las buenas noticias, sea que usted vaya al Génesis 3:15, al principio, y habla de la semilla de la mujer, la simiente de la mujer; o vaya a Malaquías 4:2, al final, y habla del Hijo de justicia, quien se levanta con sanidad, con curación en su rayo; en cualquier lugar entre estos dos puntos, usted va a encontrar la revelación de Jesucristo.

Un escritor lo dice de esta manera: “Encuentro a mi Señor en la Biblia; a donde quiera que veo, Él es el tema de la Biblia, en centro y corazón del libro. Él es Rosa de Sarón, Él es el Lirio del valle. En donde quiera que abro mi Biblia, el Señor del libro está ahí; Él está en el principio del libro, dándole a la tierra su forma. Él es el arco de refugio que resiste la tormenta. Él es la zarza ardiente en el desierto. Él es ese retoño en la rama de Aarón. A donde quiera que veo en la Biblia, veo al hijo de Dios. La rama en el Monte Moriah, también la escalera de la tierra al cielo. Él es el cordón escarlata en la ventana, y la serpiente levantada en alto. Él es la roca golpeada en el desierto, el pastor con la vara y el cayado. El rostro de mi Señor la descubro en dondequiera que veo el libro. Él es la simiente de la mujer, el Salvador que nació de una virgen. Él es el hijo de David, a quien los hombres rechazaron con burla. Él es atuendo de gracia y de belleza. Él es un sacerdote para siempre, ya que Él es de Melquisedec. Él de Señor de gloria eterna, a quien Juan vio. Luz de la ciudad dorada, el Cordero sin mancha. Oh, falla, Él es el novio que viene a la media noche, a quienes esperan las vírgenes. En donde quiera que abro mi Biblia, encuentro a mi Señor en mi libro”.

Pablo dijo: “Fue prometido el Evangelio por los profetas en las Santas escrituras”. Amados, nunca cuestione por un momento la santidad de las Escrituras. Más adelante, en Romanos, Pablo va a desarrollar esto conforme desarrolla todo tema que encontramos aquí. En Romano 7:2, él dice: “La ley es santa, el mandamiento es santo, justo y bueno; la verdad de Dios es pura”. Ahora, escuche esto: santos hombres de Dios, movidos por el Espíritu Santo, escribieron las Escrituras. Usted tiene al Dios santo, moviendo a hombres santos por su Espíritu Santo para producir –dice Pablo– una Escritura santa, única, pura, la obra de Dios. Y es en estas Escrituras que encontramos el tercer punto: la persona de las buenas noticias. Hemos visto al predicador, Pablo y la promesa del Antiguo Testamento; la persona de las buenas noticias, versículo 3 y 4. Ahora, aquí está el corazón: “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. Ahora, lo que él está diciendo aquí –realmente el versículo 2 es un paréntesis– es que el Evangelio de Dios acerca de su Hijo Jesucristo, esas son las buenas noticias.

Las buenas noticias de que Dios entró a la caja en la forma de Jesucristo, el Señor. ‘Jesús’, eso significa Salvador, Cristo, eso significa Ungido; ‘Señor’ eso significa gobernador soberano. Él es Jesús porque Él salvará a su pueblo; Él es Cristo porque ha sido ungido por Dios como rey y sacerdote; Él es Señor porque Él así siempre ha sido. En Romano 9:5, Pablo dice que ‘Él es Dios bendito para siempre’; y después, Pablo también dice que ‘Él está por encima de todos’. Filipenses 2 nos dice que Él es Dios. Colosenses 2: “La plenitud de la deidad”, en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Entonces, Él es el Señor Dios, Él es el Cristo, el Ungido que va a regresar y reinará en la tierra; y Él es Jesús que salva a su pueblo de sus pecados.

¿Quiere saber en qué consisten las buenas noticias? Las buenas noticias es que Dios se volvió hombre, Dios se volvió hombre; un hombre real, vino al mundo, nacido en una familia, como todos nosotros tenemos una familia con carne, como nosotros tenemos carne; Él, de hecho, nació de una virgen, no obstante, nacido de María. ¿Por qué? Para que se pudiera volver como uno de nosotros según la carne, para que Él pudiera tener esa humanidad perfecta, para que Él pudiera ser un sumo sacerdote empático, compasivo, que nos pudiera socorrer, que pudiera entender, para que pudiera ser tentado en todos según nuestra semejanza, pero sin pecado; para que pudiera un hombre que pudiera morir por los hombres, que pudiera tomar el lugar de los hombres, que pudiera ser el sustituto de los hombres, que pudiera llevar la ira de Dios por los hombres; tenía que ser un hombre. Él no fue cualquier hombre.

Observe lo que dice: “Él fue de linaje de David”, no era cualquier familia, era la familia correcta, era la familia real, la única familia que tenía el derecho de gobernar en la tierra, el derecho de establecer el trono en el monte Sión, en ese monte santo en Jerusalén, la ciudad santa, y, de ahí, gobernar el mundo; Él era el hombre correcto en la familia correcta; si no hubiera sido del linaje de David, Él podría haber sido el Mesías. Él podría haber contradecido 2ª de Samuel 7, Salmos 89, Isaías 11, Jeremías 23, Jeremías 33, Ezequiel 33, Ezequiel 37; ninguna de esas habría sido contradecida si Él no hubiese sido del linaje de la familia de David; entonces, era un hombre, y también era el hombre correcto, y de manera repetida en su nacimiento. En Lucas 1, creo que por lo menos 5 veces en ese capítulo dice: “Él es el hijo de David, hijo de David, hijo de David, hijo de David, hijo de David”.

Las buenas noticias, amados, son éstas: Dios se ha vuelto un hombre, y ese hombre es el hombre completamente, completamente de manera total, un Hijo que puede tener compasión del hombre, empatizar con el hombre, que puede llevar el pecado del hombre, que puede ser el substituto del hombre, que puede tomar el castigo de Dios en contra del hombre; y no solo que es cualquier hombre, sino que es el hombre correcto, que aún con todo eso, tiene el derecho de gobernar, de reinar, que puede restaurar el reino y redimir la creación. ¡Qué noticias! Y después, oye alguna persona que no piense y dice: “Bueno, no sabemos si Jesús realmente existió”.

¿Sabe? Inclusive, aún fuera de la Biblia, la gente que tiene cierto sentido común, ni siquiera lo niega. Puede remontarse a los historiadores del tiempo antiguo; Tácito, que vivió en el 114 después de Cristo, nos cuenta que el fundador de la religión cristiana Jesucristo, fue matado por Poncio Pilatos en el reinado del emperador Romano Tiberio; es una realidad innegable, es un hecho establecido. Plinio, el joven, el más joven, escribió una carta al emperador Trojano acerca del tema de Cristo y los cristianos. Josefo fue historiador judío escribiendo en el 90 después de Cristo, aún antes de Juan, aún antes de que Juan escribiera Apocalipsis, tiene una pequeña nota biográfica en sus escritos acerca de Jesús, quien era llamado el Cristo. El Talmud babilónico habla acerca de Jesucristo. ¿Sabe lo que Josefo dijo? Josefo murió antes de que Juan escribiera el Apocalipsis, y esto es lo que Josefo, el historiador, dijo en el volumen 2, libro 18, capítulo 3, página 3 de ‘Antigüedades de los Judíos’, y cito: “Ahora, alrededor de este tiempo, estuvo Jesús, un hombre sabio, y si es apropiado llamarlo un hombre, porque Él era un obrador de obras maravillosas, de un maestro como tal, los hombres recibieron la verdad con placer.

Él atrajo a sí mismo muchos de los judíos y muchos de los gentiles; Él era Cristo. Y cuando Pilatos, ante la sugerencia del principio de que hombres entre nosotros, lo condenó a la cruz. Aquellos que lo amaban, al principio no lo dejaron, ya que volvió a aparecerles al tercer día como los profetas divinos había predicho, y diez mil otras maravillosas cosas acerca de Él. Y las tribus de los cristianos, nombrados así debido a Él, no se han extinguido hasta el día de hoy”, fin de la cita. No hay manera de negar que Él vivió y que fue un hombre. Y Juan dice esto, 1ª de Juan 4:2: “Por esto conocéis el Espíritu de Dios. Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios, 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, y ese es el espíritu del anticristo”. La gente que quiere negar que Dios vino en carne humana real son del anticristo; Él era hombre. Y quisiera apresurarme a decir esto, a llevar esto a una conclusión: Él tenía que ser más que hombre, Él también tenía que ser Dios, ya que si era hombre, aún el mejor de los hombres, aún el hombre correcto de la simiente de David, pero no Dios, entonces Él no podría resistido el castigo de Dios.

Él no podría haber resucitado de los muertos, Él no podría haber vencido, sino que Él habría sido conquistado como todos los hombres son conquistados. Y entonces, el versículo 4 añade que ‘Él fue declarado Hijo de Dios con poder’. ¿Y cómo ese poder fue desplegado? Por el Espíritu, según el Espíritu de santidad; esa es otra manera de decirle al Espíritu Santo, a través de la resurrección de los muertos. Escuche, si alguna vez hubo duda alguna en la mente de alguna persona acerca de que Él era el Hijo de Dios o no, la resurrección debió haber concluido eso. Él tenía que ser hombre para alcanzarnos, pero Él tenía que ser Dios para levantarnos. Y entonces, la segunda manera –y obsérvelo en el versículo 4–, la segunda manera en la que Él manifestó de que Él era el Hijo, fue su resurrección; y Él dice que Él es declarado, fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de Santidad por la resurrección de entre los muertos.

Escuche, si un hombre viene y dice: “Yo soy el hijo de Dios”, y él era un farsante, ¿usted cree que Dios lo levantaría de los muertos? Dios estaría cayendo en las manos de un farsante. Si Dios resucitó a Cristo de los muertos fue una afirmación de que lo que Él dijo fue verdad; y entonces, Él nació en resurrección, Él es un Hijo dos veces nacido. Y la clave de esto es la palabra “declarado”. ¿La ve en el versículo 4? ‘Declarado’; podría ser traducida en varias maneras; es una palabra maravillosa, es la palabra griega ‘horitzo’, y de ahí obtenemos nuestra palabra en español ‘horizonte’; ‘horitzo’ quiere decir horizonte, y horizonte es la demarcación clara, la línea de demarcación clara entre el cielo y la tierra, ¿no es cierto? Y lo que él está diciendo es esto: “Pudo haber alguna duda en la mente de la gente acerca de que si Él era el Hijo de Dios cuando vieron su humanidad”, pero después la línea fue trazada con claridad absoluta; el horizonte entre el cielo y la tierra es hecho claro por su resurrección de los muertos.

¿Lo ve? Así, con la misma claridad que el horizonte divide el cielo de la tierra, con la misma claridad la resurrección divide a Jesús del resto de la humanidad; ¡Él es Dios! Cuando Dios resucitó a Jesús de los muertos, la evidencia irrefutable lo distinguió, lo identificó como el Hijo de Dios del resto de los seres humanos tan claramente como el horizonte distingue al cielo de la tierra. Ahora escuche, Él se volvió Hijo en la encarnación, pero eso fue claramente enfatizado para terminar con toda duda en la resurrección; esas son las buenas noticias. Las buenas noticias es que Dios entró a la caja, se volvió un hombre; las buenas noticias es que Él puede salir de la caja, porque Él también es Dios, y puede llevarnos a todos con Él; y Él demostró su capacidad de hacer eso en su resurrección de los muertos, lo cual fue capacitado por el Espíritu Santo.

Y vamos hablar del ministerio del Espíritu Santo en la vida Cristo en nuestro próximo estudio, así que nos vamos hacer eso en esta mañana. Ahora escuche, en siglo XVIII, el Congreso de Estados Unidos de Norte América, emitió una edición especial de la Biblia de Thomas Jefferson; era una Biblia muy simple que Jefferson tenía, era simplemente como su Biblia o mi Biblia, excepto que Jefferson la había leído y había editado y eliminado todas las referencias a lo sobrenatural; y lo único que quería Jefferson de Jesús en su Biblia, eran algunos hechos históricos en la enseñanza moral de Jesús, y él cortó lo demás. Y esta es la última declaración en la Biblia de Thomas Jefferson; estas son las palabras de conclusión: “Ahí estuvo Jesús, y colocaron una piedra grande en la puerta del sepulcro y partieron”, ese es el final, pero ese es solo el final de la Biblia de Thomas Jefferson.

Ese no es el final del Evangelio, ¿verdad? Gracias a Dios, porque nuestra Biblia termina con Él habiendo resucitado y regresando por los suyos. ¡Buenas noticias, buenas noticias! Jesucristo ha venido a nuestro mundo para contarnos acerca de Dios, para llevarnos de regreso a la eternidad gloriosa de Dios. Cuando pienso en Jesucristo, pienso en el término de Pablo: “Su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor”; y después este término en el versículo 4: “El Hijo de Dios”. Él usa todos los términos de lo que es Cristo. Me maravillo y me sorprendo ante la majestad increíble de la persona quien es las buenas noticias de Dios. Alguien escribió: “Conozco un alma que está inmersa en el pecado, que el arte de ningún hombre puede curar; pero conozco un hombre, un hombre que puede hacer de esa alma pura. Y conozco una vida que está perdida para Dios, está atada a las cosas de la tierra; pero conozco un hombre, un hombre que puede traerles a un nuevo nacimiento.

Conozco tierras que están hundidas en vergüenza, de corazones están cansados y se han desmayado; pero conozco un hombre, un hombre que puede incendiar esas tierras; su sonido es nuevo, fuerte; sus letras son flama, y brilla como lenguas de fuego. Conozco un hombre, un hombre que puede encender el alma”. Oremos. Mientras sus cabezas están inclinadas, simplemente al terminar, ¿usted conoce a ese nombre? ¿Conoce las buenas noticias? Jesús ha venido, nos ha contado acerca de Dios; se ha llevado nuestro castigo, conquistado la muerte; ha mostrado que puede salir de nuestra pequeña caja y nos puede llevar con Él al mundo eterno de Dios. Espero que usted lo conozca; y si no lo conoce, en este lugar en donde está, clame a Él con una fe arrepentida.

El escritor del himno, Samuel Stennett escribió: “Dulzura majestuosa se siente entronadas sobre la faz del Salvador, su cabeza con gloria radiante es coronada, sus labios con gracia se derraman, ningún mortal se compara a Él entre los hijos de los hombres. Él es más bello que todos los bellos que llenan el tren celestial. Él me vio hundido en las profundidades de mis problemas, de mi aflicción, y corrió aliviarlos. Por mí, Él llevó la cruz vergonzosa y llevó toda mi tristeza. A Él debo mi vida, y aliento, y todos los gozos que tengo. Él me hace triunfar sobre la muerte y me salva sobre la tumba”. Padre, gracias por esa gran confianza  de que Jesucristo es las buenas noticias; y que nadie viva otro día sin ese conocimiento. En el nombre de Cristo. Amén.

 

 

 

 

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