Bueno, en esta noche vamos a estar regresando a Romanos capítulo 6, y antes de que entre de manera formal al mensaje, permítame expresar lo profundamente agradecido que estoy por su fidelidad en venir. He estado lleno de emoción con la iglesia llena porque esto es difícil, nos forza a comprenderlo en tantas maneras, tenemos que pensar junto con los pensamientos del Apóstol Pablo, tenemos que estar alertas. Recuerdo lo que Pedro dijo acerca de Pablo en 2ª de Pedro 3:16, que en todas sus epístolas él habla de cosas que son difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también lo hacen con las otras Escrituras. Pablo dijo cosas que eran difíciles de entender. Pedro inclusive lo confesó, y lo confieso también, y sé que ustedes también.
Entonces, ha sido muy gratificante el tener una fidelidad como ésta, como ha sido en estas discusiones teológicas tan difíciles de seguir por parte del Apóstol Pablo en la epístola Romana. En los capítulos 4, 5 y 6 han sido muy, muy profundos, muy ricos; educación teológica en breve, créame, se lleva a cabo cuando uno estudia estas grandes porciones de las Escrituras. Ahora, en esta noche llegamos a la segunda mitad de Romanos 6, y conforme vemos Romanos 6:15-23, quiero titular esta sección: “Libre del pecado”. Permítame leerle los versículos 15 al 23 para que los tenga en mente conforme entramos a esta sección: “15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Jesús dijo en Juan 8:34: “El que hace pecado, esclavo es del pecado”. Todos los hombres que viven una vida de cometer pecados son esclavos a ese pecado.
De hecho, toda persona que llega a este mundo está bajo la tiranía del pecado; controla sus pensamientos, controla sus palabras, controla sus acciones. Expresado en la terminología de Romanos 6:17: “Erais esclavos del pecado”; versículo 20: “Erais (de nuevo) esclavos del pecado”; dos veces en ese pasaje. Él dice: “Solía ser esclavo, siervos, “dulos”, esclavos del pecado”. Y el fin definitivo de ser un esclavo al pecado lo encontramos en el versículo 21 al final: “Porque el fin de ellas es muerte”, y en el versículo 23 al principio: “Porque la paga del pegado es muerte”. Ser esclavo del pecado es morir. El pecado, en últimas, mata. Y cuando usted piensa en lo que significa ser un esclavo del pecado, es un pensamiento horrendo. Años atrás, el Dr. Wotring escribió grandes palabras, palabras prosaicas acerca del pecado, y se han vuelto algo que nos ayuda a entenderlo, inclusive en esta sociedad, y quizás le va a dar un sentido de lo que significa ser un esclavo al pecado; y él escribió esto: “El pecado es una deuda, una carga, un ladrón, una enfermedad, una lepra, una plaga, un veneno, una serpiente, un aguijón; todo lo que el hombre odia, es el pecado.
Una carga de maldiciones y calamidades detrás de las cuales se encuentran presiones intolerables aplastantes. La creación entera gime. ¿Quién es el que prepara una tumba para el hombre? ¿Quién es esa seductora pintada que roba su virtud? ¿Quién es el homicida que destruye su vida? ¿Quién es la hechicera que primero engaña y después condena su alma? El pecado. ¿Quién, con un aliento frío, congela los retoños hermosos de la juventud? ¿Quién rompe el corazón de los padres? ¿Quién trae cabellos grises a los hombres de edad y los lleva a la tumba? El pecado. ¿Quién cambia a los niños gentiles y los convierte en áspides, a las madres tiernas en monstruos, y a sus padres en hombres peores que Herodes, los homicidas de su propia inocencia? El pecado. ¿Quién arroja la manzana de la discordia en los corazones de las casas? ¿Quién enciende la antorcha de la guerra y la lleva cruzando por tierras que tiemblan? ¿Quién, mediante división en la iglesia, rasga la túnica sin costura de Cristo? El pecado. ¿Quién es ésta Dalila que canta y hace que se duerma el Nazareo, y entrega la fortaleza de Dios en las manos de los incircuncisos? ¿Quién con una sonrisa en su rostro presenta adulaciones llenas de miel en su lengua, se pone de pie en la puerta para ofrecer los ritos sagrados de la hospitalidad, y cuando la sospecha duerme, traspasa de manera traicionera nuestros templos con un clavo?
¿Qué sirena hermosa es ésta que está sentada en la roca junto a un estanque mortal, y sonríe para engañar, canta para mentir, besa con traición, y se aferra con sus brazos a nuestro cuello para hundirnos en la perdición? El pecado. ¿Quién convierte el corazón más gentil y suave en piedra? ¿Quién quita la razón de su trono elevado, y lleva los pecadores a que enloquezcan como cerdos gadarenos y se apresuren a arrojarse por el precipicio en un lago de fuego? El pecado”. Fin de la cita. El pecado, esa realidad terrible que arruina la vida, condena el alma, que se aferra como un cáncer incurable al pecho humano, y en últimas, devasta, destruye; el pecado al cual los hombres están esclavizados, y los hombres claman por ser liberados del pecado pero no pueden; corren para huir de su culpabilidad pero no pueden encontrar alivio.
Y debido a que los hombres son los esclavos del pecado, este pasaje es tan maravilloso porque dice en el versículo 20 – versículos 18 y 22: “Habiendo sido entonces libertados del pecado”, y versículo 22: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado”; este pasaje se convierte a todos aquellos que están aterrados por su pecado, una promesa de liberación, libertad del pecado, qué gran pensamiento. El pecado que devasta, el pecado que destruye, el pecado que mata. El regalo más grande que Dios jamás podría darle a un ser humano sería ser libre del pecado, libre del pecado; ser restaurado al lugar de la justicia, poder cumplir todo aquello para lo que Dios nos hizo antes de que el pecado invadiera nuestra vida humana. Libertad del pecado, ¡qué pensamiento! De su paga, de su poder, y de su presencia debilitante y homicida, ¡libre! No puedo pensar en un pensamiento más maravilloso que ese, ¿puede usted? Entonces, este pasaje maestro trata de ser libre del pecado, y usted debería encontrar realmente una cantidad tremenda de consuelo aquí y una gran causa de gozo.
Ahora, recuerde que Pablo está discutiendo la gran doctrina de la santificación, la cual está conectada con la doctrina de la justificación; y ahora habiendo discutido eso en los capítulos 3, 4 y 5, él está mostrando el resultado de eso, y el resultado de eso, vimos en la primera mitad del capítulo 6, es ser hechos santos; y el resultado de eso, en la segunda mitad del capítulo 6, es ser liberado del pecado. Y para ser honesto con usted, son uno y lo mismo; y Pablo simplemente está viendo la misma gran realidad desde dos ángulos. Y entonces, en este capítulo aprendemos la gran realidad de lo que es la santificación, y también aprendemos la gran realidad de cómo está conectada con la justificación. Cuando fuimos salvos, cuando fuimos redimidos, y entramos en una relación correcta con Dios, eso fue para hacernos santos y liberarnos del pecado, esa fue la intención.
Ahora, aprendimos en los primeros 14 versículos del capítulo que fuimos unidos con Jesucristo en su muerte, resurrección, y de esta manera hemos muerto al pecado, y hemos resucitado para caminar en una vida nueva. La paga por el pecado ha sido pagada en esa muerte; el poder del pecado ha sido quebrantado, y ahora caminamos en vida nueva, vivos para Dios. Y ahora, en los versículos 15 al 23, Pablo demuestra que fuimos hechos santos en otra analogía, no solo hemos muerto en Cristo y resucitado en Cristo y ahora estamos caminando en una nueva vida, habiendo muerto a la vieja; sino que ahora nos hemos vuelto esclavos a Dios, y al hacerlo, la esclavitud al pecado, la cual era la característica de nuestra vida antigua, ha sido quebrantada. Entonces, él realmente está hablando de lo mismo desde dos perspectivas diferentes.
Él nos muestra que el creyente tiene una relación totalmente nueva al pecado después de la salvación, diferente de lo que era antes porque él murió en Cristo y resucitó en Cristo, y debido a que él tiene un nuevo amo, el cual anula al amo antiguo. Ese es el enfoque de la segunda mitad del capítulo. Y en ambos casos, su punto es mostrar que una persona verdaderamente regenerada no puede continuar en el mismo patrón de pecado que caracterizaba su vida antes de que fuera salvo, ¿por qué?, porque ya no estamos en la misma relación con el pecado, hemos muerto en Cristo y hemos resucitado. Ahora, en la segunda mitad del capítulo tenemos a un nuevo amo, lo cual significa que ya no estamos bajo el amo viejo. Entonces, sea que usted lo vea desde la primera mitad, o desde la segunda mitad del capítulo, usted va a ver lo mismo; un individuo verdaderamente justificado, redimido, salvo, va a tener una relación diferente con el pecado de la que jamás tuvo antes, no puede continuar como era antes.
Ahora, quiero que vea este pasaje, es un pasaje muy simple, aunque superficialmente parece quizá ser difícil; vamos a dividirlo, y vamos a tomar unos cuantos elementos esta noche, y unos cuantos elementos esta noche, y unos cuantos elementos la próxima vez, pero comencemos con el antagonista; usamos ese mismo tipo de bosquejo para la primera mitad del capítulo y el segundo sigue el mismo pensamiento. Comienza con una pregunta propuesta. Llamaremos a esta parte el antagonista. Y por cierto, quiero decir, el que es antagonista, el que se opone a la doctrina de Pablo de la salvación por la gracia; el legalista no puede tolerar ese tipo de gracia, esto de hablar de la gracia. Y esto es lo que de manera atípica diría el versículo 15: “¿Qué, pues, digo si somos salvos por gracia?, (o si como dijiste en el versículo 14) ¿y ya no estamos bajo la ley? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia?”; en otras palabras, para algunas personas que son legalistas, la gracia parece ser una licencia, la gracia parece ser algo que no tiene restricciones.
Digo, cuando usted llega a un grupo de personas como las personas judías, quienes toda su vida han estado tratando de ganarse el cielo mediante sus buenas obras, y usted les dice: “Bueno, todas tus buenas obras no son nada más que trapos de inmundicia, no significa nada. Tú puedes ser salvo por el regalo gratuito de Dios, concedido a pecadores indignos”, es muy difícil para ellos escuchar esto; se oye como libertinaje, se oye como tomar la libertad para pecar, se oye como “no importa cómo vivas”; aquí es donde entra el antagonista, él está diciendo: “Mira, si tú predicas este mensaje de salvación por la gracia; en otras palabras, que no tengo que hacer nada para ser salvo, no puedo hacer nada para ser salvo, y nada de mi bondad importa en mi salvación, y todo es gracia y Dios me va a perdonar, y no estoy bajo la ley, estoy bajo la gracia; entonces, hombre, me acabas de dar libertad total, me acabas de dar rienda suelta”.
Bueno, la respuesta de Pablo en la primera mitad del capítulo es simplemente esto: “No, no te hemos quitado toda restricción porque Dios ha colocado en ti una nueva naturaleza, y tú eres una nueva criatura; tu nuevo “yo”, tu nueva identidad, no va a hacer eso, ¿entiendes eso? Y si entiendes eso, indicas que no estás bajo la gracia, y no era eso una nueva criatura en lo absoluto”. Entonces, la primera pregunta del antagonista vino en el versículo 1 y fue: “¿Perseveraremos en el pecado para que abunde la gracia?”, y ahora la pregunta es muy parecida: “¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia?”, la idea es la misma. ¿Acaso la doctrina de la salvación por la gracia da libertad a pecar de una manera sin restricciones?
Y esta es la acusación que es hecha en contra de esta doctrina, y puede imaginarse en el contexto de la sociedad judía en la cual Pablo ministró, que estarían simplemente diciendo: “Espera un momento. No puedes andar por todos lados haciendo eso”, y esta es la razón por la que, por ejemplo, cuando él predicó en Galacia, en las ciudades de ese territorio conocido como Galacia, y él predicó salvación por la gracia mediante la fe, la gente judía lo siguió y venían a todas esas iglesias y decían: “¡No, no, no, no! Tienen que circuncidarse, tienen que guardar toda la ley de Moisés, y si hacen eso entonces pueden venir a Cristo”, y Pablo tuvo que escribir a los gálatas y decir: “No dejen que nadie los engañe, no dejen que nadie añada obras a su salvación de gracia. Y si alguien viene y predica eso, no me importa quién es, inclusive un ángel, que sea anatema”.
La doctrina de gracia permanece fiel; con toda la acusación, todavía permanece fiel. Y siempre ha habido esos críticos que dicen que la doctrina de la gracia lleva a una vida sin restricciones, esa es la crítica del antagonista, y quiero decirle lo que le dije antes en nuestro estudio: Predicar la gracia y enseñar la gracia, siempre se abre a esta acusación. ¡Así es! Siempre se expone a sí mismo a esta crítica, pero no la vamos a cambiar porque no temo eso; yo no tengo miedo de decirle a alguien: “Tú vienes a Jesucristo por la gracia, y eso es por el regalo gratuito de Dios de salvación, independiente de cualquier cosa que jamás hayas hecho, y haciendo a un lado todo lo que has hecho, tú vienes por gracia, y yo creo que si vienes por gracia, Dios te va a recrear como dice la Biblia, y no vas a salir y a abusar la realidad de esa gracia. Ahora, podrías abusarla de vez en cuando, pero no va a ser un estilo de vida total”.
Entonces, el antagonista hace la pregunta de regreso en el versículo 15 de nuevo: “¿Qué, pues, pecaremos deliberadamente, la idea persistentemente, continuamente, habitualmente? ¿Acaso nosotros que hemos sido liberados de estar bajo la ley” – y con eso él no quiere decir que ya no somos responsables de obedecer la Palabra de Dios, lo que él quiere decir bajo un sistema de ley, de justicia, bajo un sistema de ley, salvación, bajo un sistema de obras, justicia, debido a que hemos sido liberados de tratar de ganarnos nuestra salvación, debido a que es un regalo gratuito de gracia, eso es lo que es estar bajo la gracia significa. ¿Continuaremos simplemente y pecaremos? ¿Acaso la gracia nos libera para hacer eso? Bueno, la respuesta de nuevo el primer punto es el antagonista, aquí está el segundo punto, la respuesta: “Megenoito”; versículo 15, dice el griego: “Que Dios nos guarde”, lo traduce una versión, y podría ser traducido: “No, no, en absoluto, ni lo pienses, de ninguna manera, imposible, ridícula y absolutamente no. Ese es un pensamiento totalmente inaceptable, inclusive hacer la pregunta es mostrar que no eres cristiano”, y créame, siempre ha habido personas que han hecho esto.
Me acuerdo cuando hubo mucho de esta actividad, unos 12 o 13 años atrás aquí, y estaba teniendo pláticas con algunos alumnos de universidad que estaban diciendo: “Hombre, me acabo de meter en lo que estás diciendo, súper gracia, y no tengo que confesar mi pecado, y a Dios no le importa lo que hago, y hombre, estoy libre en la gracia, y puedo vivir como quiera vivir, y simplemente yo hago lo que quiero y estoy bajo la gracia”, y el estilo de vida continuo que mostraban daba evidencia, de manera evidente, de que realmente nunca habían llegado a entender lo que era estar bajo la gracia, porque la gracia no solo concede una salvación inmerecida, sino que transforma una vida, y el patrón es cambiado, el patrón de pecado. Entonces, el antagonista está en el versículo 15, y la respuesta está en el versículo 15: “No, no, no, no”. Pero Pablo no solo le da respuestas cortas así, él las explica. Entonces, acompáñeme al versículo 16 y veamos el axioma. ¿Qué es una axioma? Es una verdad general. Un axioma es algo que usted no prueba, es evidente en sí mismo, no necesita prueba porque es obvio; y eso es exactamente lo que usted tiene aquí, usted tiene un axioma muy simple afirmado aquí.
Y él comienza diciendo: “¿No sabéis…?”, la suposición es que usted hace esto, “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?”, un axioma muy simple. Si usted se apunta para servir a cierto amo, usted tiene la obligación de servir a ese amo; digo, no se necesita una persona brillante el entender ese axioma, es obvio, es evidente en sí mismo, simplemente está diciendo esto: “Un esclavo tiene la obligación de obedecer a su amo por la naturaleza misma de su esclavitud”, digo, en eso consiste la esclavitud. Si usted se apunta para ser un esclavo de alguien, usted se apunta para obedecerle; eso simplemente es axiomático, eso es la esencia de lo que Pablo quiere que entendamos, es un punto muy importante.
Si usted se entrega a un amo, usted se convierte en el esclavo del amo; obsérvelo de nuevo en el versículo 16: “Si os sometéis a alguien como esclavos”, “dulos”, para obedecer, siervos o esclavos, “Si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle. Digo, usted lo hace porque usted se ha entregado a sí mismo. Ahora, en particular, eso no es verdad, cuando usted se ha entregado de manera deliberada, voluntaria a ese individuo; usted se entregó a un amo, y usted se convierte en el esclavo de ese amo, eso es obvio. Y después él continúa en versículo 16 y hace una aplicación: “Sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia”, ahora él personifica estos dos amos: uno es el pecado y uno es la obediencia; el pecado, por cierto, es desobediencia, ¿verdad? Entonces, uno podría ser que es la desobediencia, y el otro la obediencia. ¿Y a qué estándar se somete usted? ¿Qué estándar obedecemos o desobedecemos? A Dios, ¿verdad?
Entonces, el punto es que algunas personas se entregan a sí mismas y se convierten en siervos de desobediencia a Dios, y algunas personas se entregan a sí mismas y se convierten en siervos de la obediencia a Dios, expresado en los términos del capítulo 5, los hombres están en Adán o en Cristo; expresado en los términos, esto es el 5:17, capítulo 5:21: “Los hombres o están bajo el reinado del pecado o el reinado de la gracia”. Entonces, en este sentido, o usted está sirviendo al pecado o usted está sirviendo a la obediencia. Ahora, permítame expresarlo de la manera tan clara que puedo. Solo hay dos opciones, solo hay dos alternativas, eso es todo, solo dos, no hay punto medio, dos de donde escoger; o usted escoge servir al pecado, o usted escoge servir a la obediencia; usted escoge obedecer a Dios, o usted escoge no obedecer a Dios; y si usted no obedece a Dios, usted se convierte en el súbdito, o usted –de manera natural– es el súbdito del príncipe de la potestad del aire, Satanás mismo.
Es una ley universal entonces que un hombre se convierte en un esclavo del amo con el que él se compromete, simplemente es un principio axiomático; también es axiomático en ese mismo principio que usted nunca puede servir a dos amos, usted está comprometido con uno o con otro. Jesús lo dijo en Mateo 6:24: “Ninguno puede servir (¿qué?) a dos amos, porque o va a amar a uno y aborrecer al otro, o se va a aferrar a uno y va a menospreciar al otro”, y en ese caso él dijo: “Usted no puede servir a Dios y al dinero”, usted no puede servir a dos amos; es la naturaleza de la esclavitud que usted no puede tener a dos personas dándole órdenes si usted es esclavo. Una vez que usted ha escogido a su amo, por la definición misma de ese acto, usted se ha obligado en obediencia a ese amo. Ahora, ese es el axioma básico sustantivo del cual fluye el resto del texto. Así como vimos en los primeros 14 versículos, la idea de que fuimos sepultados con Cristo y que hemos resucitado con Cristo, aquí la idea es la analogía de la esclavitud; cuando usted se volvió cristiano, ¿qué es lo que usted dijo realmente? “Me someto (¿a quién) a Dios a través de Cristo”.
Ahora, permítame expresarlo de la manera más simple que puedo. No hay salvación fuera de una sumisión consciente como ésta; eso destruiría el punto entero de Pablo aquí. Cuando usted viene a Cristo, usted viene como un esclavo, un amo, como un siervo al Señor, no hay otros términos; y cuando usted dice: “Vengo como un esclavo o un siervo al Señor y mi amo”, usted está afirmando su compromiso con estar sujeto a Él. Ahora, si usted está –de regreso en el versículo 16– si usted es el esclavo del pecado, ¿a qué lleva?, a la muerte. Y vamos a oír eso varias veces antes de que lleguemos al versículo 23. Y si usted es el esclavo de la obediencia, ¿a qué lleva?, a la justicia. El pecado lleva al pecado, y lleva al pecado y lleva a la muerte; el pecado engendra pecado, engendra pecado, engendra pecado, engendra muerte.
Los hombres –dice Charles Hotch– se apresuran de un servicio degradante a otro, hasta que lleva su ruina. Pero, por otro lado, si usted sirve a la obediencia, y la obediencia es personificada en este punto como si fuera un amo, si usted sirve a la obediencia, lleva a la justicia, la justicia a la justicia; y como encontraremos en el versículo 23, en últimas, ¿lleva a qué?, a la vida eterna. Entonces, usted tiene una alternativa, esa es su alternativa. Usted puede ser un esclavo al pecado el cual usted lo es por naturaleza, o usted puede ser un esclavo a Dios, lo cual usted es mediante una nueva creación. Ahora, permítame decir algo muy importante en este punto: El que viene a Dios a través de Cristo y dice: “Vengo a Ti como mi Salvador, me someto a Ti como Amo y Señor”. Escúcheme, y este es el punto entero de Pablo: Él no solo está obligado en términos éticos a obedecer, él ha sido creado para obedecer, y eso es una verdad muy importante. Cuando usted se convirtió en cristiano, no es simplemente que usted tiene la obligación ética de ser obediente, sino que usted ha sido creado para ser obediente; y si usted tiene alguna pregunta acerca de esto, entonces usted no entiende Efesios 2, el cual dice que fuimos creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó no antes de que las deseáramos o esperáramos o quisiéramos, sino que Él las preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
La salvación es para buenas obras, sin duda alguna. Entonces, observe que debido a que muchas personas han tenido problemas, se han equivocado en Romanos 6 porque no entienden ese concepto, Pablo aquí no está hablando de una obligación ética, esto es una consciencia moral de obligación; él está hablando de rehacer la naturaleza de un individuo, de tal manera que el factor de la obediencia es una realidad. Hay una realidad ética aquí también, pero comienza con el hecho de que Dios ha hecho una nueva criatura, y entonces pasa a una responsabilidad ética. Entonces, Pablo está tratando –escuche esto– con un estado de ser, con un hecho; no con lo que debería hacer, no con un mandato. Dice usted: “Bueno, lo que estás tratando de decir entonces es que toda persona que es salvada es transformada”, correcto. En los primeros 14 versículos vimos la transformación a través de la ilustración de la muerte y resurrección, ¿verdad? Y aquí vemos la transformación a través de la analogía de tener –en un sentido–, de haber –en un sentido– muerto a la esclavitud antigua a la vida, y ahora hemos pasado la nueva esclavitud.
En el siguiente capítulo, capítulo 7, vamos a ver la misma analogía, nada más que en esa ocasión va a ser una situación de matrimonio en donde usted tiene un marido anterior y un nuevo marido, y Pablo está enfatizando lo mismo, que hay una nueva creatura; y aunque estamos en la presencia de nuestros cuerpos aunque todavía poseemos la carne, aunque solo podemos experimentar santidad imperfecta, obedeceremos, debemos obedecer; eso es un elemento esencial en nuestra nueva creación. Ahora, si usted quiere ver un texto que se compara con texto que se compara con éste, Colosenses 1:21 sería útil: “Y vosotros (esto somos nosotros) que antes habíamos estado alejados y éramos enemigos en nuestra mente mediante obras impías; ahora Él los reconcilió en el cuerpo de su carne mediante la muerte”. Ahora, cuando Dios nos reconcilió en la cruz algo pasó; dice usted: “Sí, nos trajo a Dios”, eso es correcto, pero algo más pasó, observe esto: Él nos reconcilió para presentarnos santos, irreprensibles y sin mancha (¿en dónde?) a sus ojos. Ahora, usted puede regresar a Romanos. Cuando Dios nos redimió, esa nueva criatura se volvió santa, y se va a manifestar en un cambio de conducta. La obediencia –escuche, lo voy a decir de otra manera– es una certeza en la vida de una persona verdaderamente justificada.
Ahora, eso no quiere decir que no va a haber pecado ahí, eso no quiere decir que no va a haber ocasiones en las que el pecado no parece dominar; pero la obediencia va a estar ahí, aún si es oscurecida inclusive en algunos puntos. Y entonces, podemos decir, si una persona continúa en pecado, no mitigado, continuo, habitual, persistente, deliberado, como él vivía antes de que supuestamente viniera a Cristo, no importa lo que él piense, no es cristiano. Entonces, el hecho mismo de la pregunta presentada en el versículo 15, es ridículo que alguien diga: “Bueno, entonces si estamos bajo la gracia, entonces no estamos bajo la ley, y entonces simplemente pequemos como locos”. Usted muestra al hacer una pregunta así, que usted ni siquiera es cristiano, usted continúa siendo un esclavo al pecado. 1ª de Juan dice que usted no podrá pertenecer a Dios, no puede. 1ª de Juan 1:6: “Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, (¿qué?) mentimos, y no practicamos la verdad”. 1ª de Juan 2:4: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso y la verdad no está en él”. 3:9: “Todo aquel que es nacido de Dios no comete pecado, porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. En esto los hijos de Dios y los hijos del diablo son manifiestos. Todo aquel que no hace justicia no es de Dios, ni el que no ama a su hermano”.
En otras palabras, si usted es cristiano, usted va a manifestar justicia, usted va a manifestar obediencia. ¿Acaso Pedro no dice lo mismo?, 2ª de Pedro 2:19: “Mientras que prometen libertad, ellos mismos son esclavos de corrupción, porque aquello por lo que un hombre es vencido, de lo mismo es esclavizado”, es un gran principio. Aquello que lo domina a usted es indicativo de quién es su amo, y esa es la razón por la que decimos: “Muéstrenos usted a una persona que vive en una vida incesante, de pecado, y realmente no importa lo que dicen”. Mateo Henry lo dijo de esta manera, y cito: “Si queremos saber a cuál de estas dos familias pertenecemos, debemos preguntar a cuál de estos dos amos entregamos nuestra obediencia”, fin de la cita. Ahora, regresemos a lo que dijimos la semana pasada simplemente para que usted lo entienda. Si usted es un verdadero cristiano usted puede pecar, pero el verdadero usted va a odiar ese pecado, y usted va a estar donde Pablo estuvo en Romanos 7, usted va a estar diciendo: “Las cosas que quiero hacer no las hago, las cosas que no quiero hacer las hago. ¡Oh, miserable de mí!”; y entonces, hay dos razones en este capítulo por las que un creyente no va a continuar en pecado bajo la gracia: Número 1, está unido a Cristo, él ha muerto al pecado, el pecado no tiene poder sobre él. Número 2, él es esclavo de un nuevo amo, y él va a obedecer al nuevo amo mediante una definición misma de su esclavitud.
Ahora, viendo visto al antagonista y la respuesta y el axioma en el versículo 16, los versículos17 al 22 se convierten en el argumento en el que él desarrolla todo su pensamiento en base al axioma ahí, y después en el versículo 23 él finalmente cierra con lo que yo llamo “un absoluto”. No vamos a cubrir todo esto, pero permítame tan solo introducirle, presentarle el argumento en los versículos 17 al 22, es simplemente algo maravilloso. Pablo ahora está explicando el principio del versículo 16, explicando el axioma, aplicándolo a la situación, y él lo hace al presentar un contraste extendido entre estas dos esclavitudes: la esclavitud al pecado y la esclavitud a la justicia; él simplemente las desarrolla. Él comienza con su posición y después su práctica, y después su promesa; él avanza a lo largo de las tres fases: Cuándo comenzaron, a dónde van, y en dónde terminan.
Veamos la posición en primer lugar de estas dos esclavitudes, versículo 17: “17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. Ahora, usted ve ambas ahí, ¿no es cierto? Por un lado, en el versículo 17, erais esclavos del pecado; en el versículo 18, se han convertido en esclavos de la justicia. Ahora, eso son los puntos iniciales que vamos a ver. Estas son palabras posicionales, y voy a explicarlas conforme avanzamos. Observe el versículo 17: “Pero gracias a Dios”, y este es un comentario importante. Cuando usted está hablando de la salvación de alguien, usted tiene que agradecer a quién, ¿a quién tiene que agradecer? ¡A Dios! Usted no vino a Cristo porque usted fue muy inteligente, usted no vino a Cristo porque usted vio las opciones y dijo: “Esto es lo que quiero hacer”, usted no vino a Cristo porque alguien lo convenció intelectualmente por mucha información que es verdad, usted no vino a Cristo por ninguna otra razón realmente fuera de que Dios lo trajo a usted, eso es correcto. “Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió (¿qué?) no le trajere”.
Y usted siempre agradece a Dios por la salvación porque Él es el autor y el consumador de nuestra fe, solo Dios es el que puede romper la esclavitud al pecado; la salvación es de Dios y de nadie más, no hay salvación fuera de aquello que Dios ha dado. En Romanos 1:8 al principio de su epístola Pablo dijo: “Doy gracias a mi Dios, a través de Jesucristo, por todos vosotros, de que se habla de vuestra fe por todo el mundo. Le doy gracias a Dios por lo que ha pasado en su vida”, bueno, eso es básico, y por cierto, usted va a encontrar ese concepto a lo largo del Nuevo Testamento entero. La transformación que nos lleva de la muerte a la vida, del pecado a Dios, es una que Dios lleva a cabo por sí mismo. Habiendo dicho eso, entonces veamos el resto del contraste aquí. Él entonces dice que “aunque erais esclavos del pecado”, ese es un verbo en tiempo imperfecto que significa “es un tiempo pasado de una realidad continua”; en otras palabras, en tiempos pasados, ustedes continuamente en el pasado, continuamente eran unos esclavos del pecado.
Ahora esa es la condición natural de toda persona. La gente no quiere admitir eso, no les gusta oír eso. Expresado de una manera muy coherente, con la manera en la que hemos estado hablando en las últimas dos semanas, lo que él está diciendo es: “Desde el comienzo, ustedes por naturaleza han sido pecadores continuamente, esa es su naturaleza, esa es su condición natural; forzados de manera involuntaria, y un dominio áspero al nacer en el mundo”. ¿Sabe usted de dónde obtuvo todo este pecado? ¿De dónde lo obtuvo? De su madre y su padre, y así podemos regresar hasta Adán y Eva. Y entonces, los hombres y las mujeres que nacen en este mundo, nacen en esta condición tremenda de esclavitud al pecado. En Romanos 3, de hecho, en cierta manera nos ayuda a ver lo que significa; en el versículo 10: “No hay justo, ni aún uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos a una se desviaron, todos a una se hicieron agrios”, eso es lo que el verbo significa; “no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno, sepulcro abierto es su garganta, con sus lenguas engañan, veneno de áspides hay debajo de sus labios, su boca está llena de maldición y amargura, sus pies corren para derramar sangre, quebranto y destrucción hay en su camino, no conocieron camino de paz y no hay temor de Dios delante de sus ojos”.
Entonces, esta es una descripción de la humanidad esclavos al pecado. Los hombres no se dan cuenta de esto, usted lo sabe; creen que son libres, y usted inevitablemente le presenta a alguien el evangelio, y les habla de venir a Jesucristo, y temen venir a Cristo porque tienen miedo de que es algún tipo de esclavitud, piensan que tienen libertad, y no tienen libertad en lo absoluto, no existe algo como la libertad para una persona no regenerada, en absoluto; son esclavos. Pero él dice esto: “Erais esclavos del pecado, pero habéis obedecido de corazón”, me encanta eso. ¿Qué dice eso? Bueno, no fue externo, ¿verdad?, cuando vinieron a Cristo no fue algo que hicieron por fuera, no fue algún bautismo de agua o alguna membrecía de la iglesia, o firmar alguna tarjeta, o levantar su mano, caminar por un pasillo, o hacer algún tipo de rito religioso, o contar sus cuentas, o prender una vela, o lo que fuera, tomaron peregrinaje – no fue nada externo, fue algo interno, de corazón. ¿Y qué es lo que pasó en su corazón? Obedecieron, obedecieron.
En otras palabras, escuche, aunque es la obra de Dios, usted no es transportado de manera pasiva de un amo a otro, usted no es tomado de manera simplemente involuntaria y colocado en algún otro lugar; y la gente que se mete en la doctrina de la soberanía de Dios, con mucha frecuencia ve a la gente siendo salva sin que siquiera la gente lo sepa. Usted puede leer a teólogos que dicen que puede haber una persona redimida y ni siquiera lo sabe la persona por qué ha sucedido; Dios ya lo hizo, Él simplemente no se lo ha anunciado todavía a usted. Tengo mucha dificultad con eso, porque usted nunca ve la salvación ocurriendo fuera del acto de compromiso con Cristo. En este contexto en particular se habla de esto como obediencia, obediencia; con gusto, con disposición, con un sentido de esclavitud al pecado, usted corrió para que Dios fuera su nuevo amo. ¿Y qué obedeció? ¿Alguna cosa espiritual, vaga, nebulosa? ¡No! Y muchas personas dicen: “Yo creo, yo creo, yo creo en creer, creo”.
¿Y usted sabe? Usted oye esto todo el tiempo de la gente: “Oh sí, soy creyente”, “¿En qué crees?”, “Oh, yo creo en Dios, yo creo”, bueno, es más que eso. Dice en el versículo 17: “Habéis obedecido de corazón aquella forma de doctrina”, ¿no es eso bueno? No es cuestión de que: “Bueno, yo creo si tú tan solo crees vas a estar bien”, no. Usted cree esa forma de doctrina, ese cuerpo de verdad salvadora; forma “tupos”, tiene muchos usos, la manera en la que es presentada en este versículo es maravillosa, el griego debe expresar “han obedecido del corazón esa forma de doctrina en la que (escuche esto) a la que fueron entregados”, no que fue entregada a ustedes, sino que ustedes fueron entregados a ella. ¡Hombre, ese es un pensamiento tremendo! Permítame darle la idea. La palabra “tupos” aquí significa molde, un molde, y supongamos que el molde está en la forma de un siervo; cuando usted vino a este mundo, usted fue vaciado en un molde, y salió después de que se enfrió el metal, y usted fue levantado de ese molde, y fue levantado y colocado en el mundo; era un esclavo al pecado, usted era una estatua de esclavo, y su esclavitud era el pecado.
Pero Dios – debe ser agradecido y usted respondió al verdadero evangelio, al obedecer a la forma a la cual usted fue vaciado. Es como si en la analogía de Pablo, cuando Dios lo vio a usted como un esclavo al pecado, por su gran gracia, Él lo derritió y lo redujo a los elementos básicos; y mientras que usted estaba caliente, derretido, Él lo volvió a vaciar a usted en un nuevo molde, este molde, la forma de doctrina, la cual usted fue entregado. Lo puede ver en 2ª de Timoteo 1:13, la forma de las sanas palabras. Esa palabra “forma” es usada 16 veces en el Nuevo Testamento, “hay forma en esto”. Entonces, aquí está usted. Usted ha sido derretido por convicción mediante la obra que inició el Espíritu Redentor, y ahora ha sido vaciado de nuevo en un nuevo molde, y cuando el metal se enfría, y usted se haya endurecido y se ha levantado, usted tiene una nueva forma. ¿Cuál es su forma? Usted ha sido conformado al molde en el cual fue usted vaciado, ¿y cuál es ese molde?, es la forma de doctrina.
¿Qué significa eso? Usted se ha conformado al patrón de la verdad que es el evangelio, usted ahora es una estatua viva de la realidad del evangelio, es un gran pensamiento; usted es nuevo, todo nuevo. La enseñanza –y piense en esto de esta manera– a la cual usted se somete cuando usted se convierte en cristiano, lo conforma a su imagen. Usted debe de saber que ese es un gran pensamiento. Alguna vez ha notado –y esto es verdad de todo en la vida–, la gente vive como ellos aprenden a vivir, es verdad, la gente vive como ellos aprenden a vivir; usted viene a Grace Church por una cantidad considerable de tiempo, y vamos a vaciarlo en nuestro molde, realmente lo vamos a hacer, y usted va a andar ahí rebotando como si fuera un pequeño “grace”. Así es, así sucede. Y está bien porque Jesús dice: “El discípulo se convertirá en su maestro”, eso está bien, eso está bien, digo, después de todo viene de cierta familia, y lleva la imagen de esa familia; usted ha sido vaciado en ese molde, ¿no es cierto?, y eso es precisamente lo que dice en Romanos 12:2 cuando dice: “No dejen que el mundo los coloque en su molde”, usted ha sido derramado en un molde de la forma de sana enseñanza acerca del evangelio, y usted ha sido enfriado ahí, y usted ha sido sacado, y usted es una realidad viva; usted ahora es una estatua de esclavo de nuevo, pero ahora es un esclavo de Dios, y solo Dios podrá derretir esa persona de antes y derramar, vaciar esos ingredientes de nuevo en un nuevo molde y formar esa nueva persona.
Aquel que antes estaba sellado con enseñanza falsa, ahora es sellado con la imagen de la verdadera doctrina de Dios. Esto es tan bueno. Y permítame profundizar. Usted tiene que encajar en el molde, usted no se convierte en un cristiano simplemente al flotar por todos lados y creer lo que usted quiere. Comí el otro día cuando hablé en la comida de los hombres de negocios del evangelio, y después cuando terminó, un hombre se me acercó y me dijo: “He estado en este grupo por mucho tiempo (y dijo), te voy a decir cómo creo que usted llega a Dios”; y yo le dije: “Muy bien, dígame”, él dijo: “Bueno, como puede ver, hay muchos peldaños”, y esto es lo que dijo, exactamente lo que dijo: “Y allí arriba está esta puerta, y detrás de esa puerta está este hombre llamado Jesús”, y él dice lo que usted debe realmente hacer es tratar de subir por las escaleras, pasar por la puerta, y que un hombre como el hombre Jesús te deje entrar.
Y él dice: “Cuando vas camino arriba por las escaleras, tienes a todos estos predicadores y movimientos que te están gritando, pero tú tienes que seguir subiendo por las escaleras, y yo lo llamo la escalera de la esperanza, así creo que es”, y yo le dije: “Señor, qué amable, usted no es cristiano, y su escalera no tiene esperanza, usted necesita depender de Jesucristo, usted ni siquiera entiende lo que significa ser salvo”. Como puede ver, usted no puede inventar su propio molde, ¿entiende eso? Hay cierta forma de doctrina, la enseñanza del evangelio: cree en el Señor Jesucristo, confiese sus pecados, afirme su señorío, su muerte, su resurrección; ahí está un contenido del evangelio, ahí hay una forma. Y si usted va a salir a la imagen del siervo de Dios, y va a llevar su sello, tiene que ser derramado en su molde, ¿entiende eso? ¡Esto es lo que me molesta acerca de esto que llaman la iglesia local! Hay una aquí adelante en la calle; y el título del libro principal escrito por Witness Lee, quien encabezó ese movimiento es Cristo versus doctrina, y el libro está lleno de su doctrina porque no puede decir nada en términos de enseñar que no sea doctrina, porque la doctrina significa enseñanza; pero están tratando de presentar la idea de que Cristo está en contra de la enseñanza formal, ¡no es verdad! ¡Por favor!
¿Alguna vez han leído la epístola de los Romanos? Prácticamente usted necesita un doctorado en filosofía para estudiarlo, es tan profundo en su contenido teológico. Entonces, esta es la afirmación de nuestra posición. Cuando usted vino a Cristo, usted fue derretido y vaciado en un nuevo molde, y usted ha salido como una nueva estatua, un nueva imagen, y usted lleva la marca de un siervo de Dios, ¿no es eso maravilloso? Porque usted obedeció cuando el llamado del evangelio alcanzó su corazón. Es necio tratar de pelear contra la doctrina. Por cierto, la palabra “obedecido” ahí – simplemente no puedo resistir esto, y creo que vamos a detenernos en este punto, pero no puedo resistirme; todavía no se salga de sintonía – no debería decir eso, pero la palabra “obedecido” simplemente parece impactarme con tanta fuerza. Simplemente en caso de que no lo haya notado esta es la cuarta vez que lo hemos leído en tres versículos, es correcto obedecer, obedecer, obedecer, obedecer, obedecer.
Como puede ver, ese es el concepto clave, la obediencia de la fe. Eso es obedecer el evangelio, la obediencia de vida, ese es un cristiano respondiendo a la Palabra de Dios; creer en Jesucristo es el acto inicial de obediencia, y después se convierte una vida de obediencia, obediencia, obediencia, obediencia. Nunca, obtenemos nuestra independencia, ¿me escucha? ¡Nunca! Nunca llegamos al punto como nuestros hijos cuando salen de la casa y deciden qué hacer; siempre estamos bajo el amo, siempre estamos bajo el Señor, y siempre debemos obedecer. Y quiero decirle que de manera inherente en ese concepto, en la médula, en el corazón del significado de la doctrina de la salvación, un cristiano es caracterizado por alguien que hace ¿qué?, obedece; y si usted no obedece no puede ser cristiano sin importar lo que diga, la obediencia es la expresión de la fe, la obediencia dice: “Yo creo en Dios, creo su Palabra, voy a actuar en base a ella”, y toda la verdadera justificación produce obediencia.
Y entre más tiempo vivimos con Cristo, nos debemos volver más obedientes. Tito 2, ¿ha leído esto recientemente? Versículo 11: “Porque la gracia de Dios que trae salvación ha aparecido a todos los hombres”, ¿y qué hizo cuando vino a nosotros? Bueno, enseñándonos a negar la impiedad y los deseos mundanos, vivamos sobre ajuste y piadosamente en este tiempo presente; eso es lo que hizo. Versículo 14 dice: “Jesucristo se entregó a sí mismo para redimirnos de la iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo celoso de buenas obras”, ¿no es eso bueno? Fuimos salvados para buenas obras, fuimos salvados para purificación, ¡es muy simple! Pedro dice esto, él lo dice en 1ª de Pedro 1:22: “Viendo que habéis purificado vuestras almas en obediencia a la verdad”, eso es tan bueno. Como puede ver, cuando usted vino a Jesucristo, purificó su alma, se volvió una nueva criatura, y una vida de obediencia es el resultado; este nuevo molde significa “un nuevo amo”, y él lo dice en el versículo 18: “Y libertados del pecado”, ¡qué gran pensamiento!
Oh, no libre de pecar; hacemos eso de vez en cuando, no libre de la tentación sino libre del dominio y la tiranía del pecado, cuando no podemos hacer nada más que pecar. Dice usted: “¿Quieres decir antes de que fueras cristiano, todo lo que haces es pecar?”, es correcto. Todo lo que usted hace es pecar, aun sus buenas obras están dentro de la categoría del pecado porque no son para la gloria de Dios; y cuando los hombres hacen buenas obras simplemente para que sean buenos hombres, eso es orgullo y eso es pecado. Lo que me sorprende es cuánto los hombres aman su esclavitud, ¿ha notado eso? ¡Ni siquiera saben que son esclavos al pecado! ¡Les encanta! Los hombres aman las tinieblas más que la luz. Pero ustedes han sido liberados de eso, y se han vuelto siervos de la justicia, y esa es una alteración creativa; no solo es una responsabilidad ética, ahora somos libres.
Ahora escúcheme con atención, puede cerrar con este pensamiento: Somos libres por primera vez en nuestra vida. Un pecador no está libre; lo único que puede hacer es (¿qué?) pecar. ¿Quién es la única persona que tiene una alternativa? Un cristiano. Entonces, por primera vez en su vida es libre; no libre para hacer lo que está mal, oh, no, no; usted ha hecho eso por mucho tiempo. Por primera vez en su vida usted tiene libertad para hacer (¿qué?) lo correcto. ¡Esa es libertad cristiana! Y la gente que anda por todos lados diciendo que la libertad cristiana me da la libertad de hacer lo que está mal, no entiende la libertad cristiana. La libertad cristiana, la liberación del alma, está por primera vez en mi vida, y puedo hacer lo correcto, ¡es un pensamiento maravilloso! Bueno, ahí vemos el inicio, la posición, la diferencia entre el siervo del pecado y el siervo de la justicia; uno no tiene libertad, uno tiene libertad para hacer lo correcto. Ahora, vamos a continuar a partir de ahí la próxima vez para ver el progreso de estas vidas y la promesa. Una termina en la muerte, y una en la vida.
Oremos. Señor, gracias por nuestro tiempo de enseñanza en esta noche, y muchas gracias Padre por tu gracia para con estas queridas personas al salvarlas. Gracias por el hambre que tienen en sus corazones por la Palabra; sabemos que esto no es entretenimiento, y sabemos que es agotador y el cuerpo se cansa, y la mente también algunas veces, y Padre, simplemente te doy gracias por su apoyo amoroso, por su hambre por tu Palabra, que los hace apartar el tiempo y preparar el corazón y la mente para recibir las cosas profundas de Dios. Y, oh, Padre, bendícelos, llena su copa con el agua por la cual tienen sed, llena su estómago espiritual del alimento por el que tienen hambre. Gracias porque estamos libres del pecado por primera vez, libres para hacer lo correcto, libres para hacer tu voluntad, porque hay un nuevo principio de vida en nosotros que hace la justicia. Gracias Padre, porque no solo nos salvaste, y lo escribiste en un libro, sino que nos cambiaste para que pudiéramos disfrutar la realidad de esa salvación en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Y todo esto nos causa agradecerte por Cristo, nuestro Redentor. Oramos en su Nombre. Amén.
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