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Esta mañana vamos a comenzar algo que podría terminar antes de que el Señor venga. Pero de nuevo, quizás no, debido a que Él podría venir en cualquier momento. Y esto es, vamos a comenzar a estudiar el libro de Efesios. Ha sido un año largo de mensajes diversos, tratando de ayudarle a usted a entender lo que está pasando a nuestro alrededor desde la perspectiva bíblica. Creo que ahora que nos hemos asentado un poquito en la vida de la iglesia, ciertamente en nuestra iglesia, con corazones tan agradecidos, es tiempo de que hagamos lo que es normal, y eso es estudiar un libro en la Escritura, y particularmente en el Nuevo Testamento. Y hemos escogido colectivamente el libro de Efesios.

Solo quiero leerle los primeros tres versículos, y después haremos nuestro mejor esfuerzo esta mañana por presentar una introducción para lo que está por venir. “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso: Gracia y a paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.

Si fuera a titular este mensaje esta mañana, solo lo titularíamos, “Los bendecidos, los bendecidos.” La idea de bendición ciertamente ha sido adoptada por la plática ordinaria de nuestra sociedad. La gente dice, Estoy bendecido, lo cual en cierto modo es una manera coloquial de decir, Todo va bien. Estoy disfrutando de comodidad, o, estoy experimentando éxito, o, estoy viendo un aumento en mi sueldo, o, estoy feliz con mis hijos. Sea lo que sea, asociamos el estar bendecidos con eventos positivos o circunstancias positivas. Es usada de una manera muy temporal y de una manera con poca visión del futuro, normalmente abstraída o divorciada de algún pensamiento de Dios.

La gente dice que está bendecida de la misma manera en la que bien podrían decir: Tengo suerte, o, las circunstancias han sido amables para mí por casualidad. Queremos hablar de un tipo diferente de bendición, una bendición que es intencional, que viene del cielo, y que dura para siempre. Esta no es la idea secular de ser bendecido. No es la noción de aquellos que hablan de la mentira de la prosperidad.

Bendecido es un término útil para personas que también quieren jactarse de sus méritos y logros, pero al mismo tiempo parecer humildes, entonces dicen, estoy bendecido. Para muchos, decir que estás bendecido es el término al que acuden para declarar su éxito mientras que mantienen una referencia oscura, no definida a algún poder divino en algún lugar, quien por alguna razón le favorece a usted.

Y yo admitiría que hay mucho favor divino sobre la gente en general. En el mundo de los incrédulos es llamado gracia común, y es una medida de favor divino. Pero todo el favor divino de gracia común es de corto plazo, temporal, está limitado al tiempo, y expira totalmente en la muerte. Ahora esto no es en absoluto de lo que está hablando el apóstol Pablo cuando dice que hemos sido bendecidos “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales”, en los lugares celestiales, en Cristo.

Si usted ve el versículo 3 por tan solo un momento, verá bendito, bendijo, bendición. Tres veces en un versículo, Pablo se refiere a esta noción de ser bendecido. De la raíz eulogéo, esa es la forma del verbo de la cual obtenemos elogio. Primero él dice, Deben bendecir a Dios porque él nos ha bendecido, y ¿cómo? con toda bendición espiritual. Bendecir a Dios significa hablar bien de Él o alabarlo. ¿Y por qué? Porque nos ha bendecido. Eso quiere decir que, Él habla bien de nosotros y nos hace bien, al mostrarnos favor con muchas bendiciones.

Entonces el apóstol Pablo abre esta carta con un llamado a la alabanza: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” Eso es una doxología, por llamarlo así. Es darle gloria a Dios. Es una invitación para que nos unamos a Él y bendigamos al que nos ha bendecido con toda bendición. Y las bendiciones con las que nos ha bendecido son bendiciones celestiales, son bendiciones espirituales, entonces son bendiciones eternas.

Ahora antes de que veamos de cerca esos pocos versículos de apertura, quiero ampliar el panorama un poquito. Necesitamos retroceder. ¿Qué estaremos viendo en este libro maravilloso de Efesios? Bueno hay una palabra clave que aparece aquí en este libro, y aparece seis veces. Pablo la usa en sus epístolas 21 veces, y es una palabra poco usual, entonces esa es la razón por la que señalo que la usa 21 veces, y 6 veces en esta carta. Es la palabra misterio. Él la usa en el capítulo 1, de nuevo en el capítulo 3, de nuevo en el capítulo 5, de nuevo en el capítulo 6; y lo que aprendemos de eso es que Efesios es un libro que revela misterios.

En este libro el Espíritu Santo, mediante el apóstol Pablo, descubre verdad que previamente no era conocida pero ahora es revelada. Estas son verdades que han sido desconocidas desde la fundación del mundo hasta la revelación del Nuevo Testamento. Y es tan importante que entendamos esto, entonces permítame en cierta manera ayudarle con eso un poquito. El patrón de la revelación de Dios con respecto a la verdad tiene que ser entendido de esta manera: Dios no ha revelado todo desde el principio, hay un progreso de revelación incluso a lo largo del Antiguo Testamento. Y hubieron algunas cosas completamente escondidas de aquellos que vivieron durante la era del Antiguo Testamento y los 400 años entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y nunca fueron reveladas hasta el Nuevo Testamento.

Entonces pensemos en eso en un pequeño bosquejo que le daré. Punto uno: Dios siempre ha guardado secretos. Dios tiene secretos. En sabiduría perfecta Él no ha escogido revelarnos todo. Algunas cosas están escondidas. Algunas cosas están permanentemente escondidas. Algunas cosas todavía están escondidas. Algunas cosas siempre estarán escondidas hasta que lleguemos al cielo. ¿Cómo sabemos eso? Porque Deuteronomio 29:29 dice, “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, más las reveladas son para nosotros, y para nuestros hijos para siempre”.

Entonces hay cosas que Dios ha revelado, eso es lo que la Escritura hace, pero hay cosas que Dios no ha revelado. Dios siempre ha guardado secretos. La segunda cosa para pensar en este pequeño bosquejo es que Dios revela algunos secretos a personas especiales a lo largo de la historia. Y esas personas especiales serían Su propio pueblo: los creyentes. El Salmo 25:14 dice, “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”.

Entonces Dios tiene secretos, pero Él revela esos secretos a lo largo de toda la historia redentora y toda la historia reveladora a ciertas personas, esto es los que lo oyen y los que son parte de Su pacto. Proverbios 3:32 lo dice de otra manera: Su comunión íntima, o el secreto de Dios, es con los justos. Amós capítulo 3, versículo 7, El revela su secreto a sus siervos los profetas. En Mateo capítulo 11, esa es una parte conocida de la Escritura, ahí hay un texto muy importante que habla de este asunto.

Versículo 25 de Mateo 11: “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque agradó a tus ojos.” Agradó a Dios revelar cierta revelación especial a Su propio pueblo. El versículo 27 entonces concluye con este pequeño énfasis: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

Entonces Dios decide quién conocerá ciertas cosas, incluyendo el conocimiento del Hijo. Y el Hijo es parte de eso. El único que puede conocer al Hijo, entender la revelación del Hijo, es aquel a quien el Padre y el Hijo dan esa revelación. En 1 de Corintios, el conocido capítulo 2 y el versículo 14, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.

Entonces Dios tiene algunos secretos que nunca revela, y no los conoceremos hasta que lleguemos al cielo. Pero Dios tiene otros secretos que revela a personas especiales a lo largo de toda la historia redentora, secretos que se relacionan con la salvación y Su voluntad, y la realidad enfatizada particularmente del conocimiento de Él y de Su Hijo. Y hay otra cosa que considerar, y es esto: Dios mantiene escondidas algunas verdades de todo mundo por mucho tiempo, y después en el momento estratégico las revela solo a los justos.

Entonces Dios tiene algunas cosas que nunca revela, Dios tiene otras verdades relacionadas a la salvación que ha revelado a Sus hijos a lo largo de toda la historia redentora, y después Dios tiene algunas cosas que Él revela solo en cierto tiempo. Estos son los secretos que son descritos en el Nuevo Testamento como MUSTÉRION, misterios. No son misteriosos en sí mismos, simplemente es una manera de decir que Dios no había revelado estas verdades a nadie, incrédulos o creyentes, son secretos sagrados guardados hasta el Nuevo Testamento.

En Mateo capítulo 13, las palabras de nuestro Señor, “Jesús, respondiendo les dijo”, versículo 11, “A vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”. Ahí Jesús dice el reino de los cielos ha guardado secretos. Han sido revelados ahora a ustedes, Jesús le dice a Sus discípulos. Él no se los reveló a la gente en general, y esa es la razón por la que Él les habló en parábolas: no para hacer la verdad clara, sino para esconder la verdad. Los misterios que, entonces, son revelados en el Nuevo Testamento son misterios relacionados al reino de los cielos como es definido por la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Ahora permítame ayudarle a entender algo. El término reino de los cielos se refiere a la forma actual del reino de los cielos, el período, en un sentido, de la ausencia del Rey. El Rey está aquí, el reino está en medio de nosotros espiritualmente, pero de la manera en sí Él todavía está por venir y establecer Su reino terrenal milenial, eso es en el futuro. Entonces ahora tenemos un reino, pero hasta donde el mundo sabe, este es un reino invisible y el Rey no está aquí visiblemente presente. Cristo vino, usted recuerda, ofreciendo Su reino. Ellos rechazaron Su reino, lo crucificaron.

Entonces el reino definitivo es pospuesto hasta el futuro, y encontramos la descripción de eso en Apocalipsis capítulo 20. Pero lo que tenemos hoy todavía es un reino porque es un reino invisible, hemos estado hablando de eso mucho, el reino de la luz. Entonces estamos viviendo en una forma del reino en la que el Rey reina sobre Su pueblo espiritualmente, mientras que el diablo reina sobre el mundo temporalmente en el sentido del complejo de pecado que opera en la existencia humana. El reino está aquí con todas sus realidades. El Rey está aquí. La salvación está aquí, la bendición está aquí, el descanso está aquí, la paz está aquí, todo el fruto del Espíritu, vida eterna; pero estas no son externas, estas son internas.

No obstante, el reino está en medio de nosotros. Al final de Romanos en el capítulo 16, versículo 25, “Y al que puede conformaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que, por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”.

Entonces ¿qué es el misterio? Es esencialmente el misterio del evangelio—es el misterio que lleva a la obediencia de la fe. Ese misterio es un secreto previo a la venida de Cristo. Solo desde ese entonces, desde que Él ha venido y el Nuevo Testamento ha sido revelado y tenemos el entendimiento completo del misterio del evangelio. Permítame dividir eso un poquito para usted. Hay varios misterios mencionados en el Nuevo Testamento, particularmente en los escritos de Pablo. Y permítame tan solo darle diez de ellos, y vamos a aterrizar en el décimo con el propósito de ver Efesios de manera más directa.

Está el misterio del Dios encarnado. Y cuando digo misterio, no solo estoy usando la palabra, esa es la palabra que es usada en la Escritura. Está el misterio del Dios encarnado, lo cual significa que en el pasado eso no fue revelado, que Dios vendría y encarnaría. Colosenses 2:2 habla del conocimiento verdadero del misterio de Dios, esto es, Cristo mismo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Y después versículo 9, “en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Ese es el misterio del Dios encarnado. El Antiguo Testamento no presentó eso de manera clara. Hubieron referencias a eso, pero no había claridad como en Juan 1:14, Aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros.

Entonces está el misterio del Dios encarnado, aquello que es parte esencial del evangelio. Y después en segundo lugar, está el misterio del Cristo morando. Si usted retrocede un poco en Colosenses 1 a los versículos 26 y 27, “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades”, lo cual es lo que define un misterio, “pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. El Antiguo Testamento no vio a Dios volviéndose hombre claramente, y el Antiguo Testamento no vio a Dios estableciendo Su residencia en la vida de los creyentes, el Mesías viviendo en Su pueblo.

También está el misterio de la iniquidad, lo cual significa que habrá un nivel de iniquidad que vendrá en esta parte de la historia redentora que era desconocido en el Antiguo Testamento. Está el misterio de Babilonia en Apocalipsis capítulo 17; el misterio de la iniquidad, Segunda de Tesalonicenses 2. El misterio de Babilonia es el retrato de la forma final del sistema económico del mundo cuando el Señor regrese. Está el misterio del rapto, Primera de Corintios 15:51 y 52, “Les mostramos un misterio, no todos dormiremos, todos seremos raptados, arrebatados para encontrarnos con el Señor”. Pero con respecto al evangelio también está, debo mencionar, el misterio de la incredulidad de Israel, Romanos 11:25; ese es un misterio. Nadie en el Antiguo Testamento creía, vio indicación alguna de que el Mesías vendría e Israel no creería.

Entonces hay varios misterios. Pero con respecto al evangelio, y en eso me quiero enfocar, está el misterio del Dios encarnado, Dios se vuelve hombre, el misterio del Cristo morando, que el Dios hombre establece Su residencia en la vida de Su pueblo. Si usted ve Efesios capítulo 1 versículo 9, “dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra”. Podríamos llamar a esto el misterio de Su voluntad, como el versículo 9 dice, y ese es el misterio que Dios va a concluir todo, al final, en Cristo y para Su gloria.

En Efesios capítulo 5 versículo 31, y solo le estoy dando estas cosas específicas; las voy a unir en un minuto, Efesios 5:31, “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”, hablando de matrimonio, eso es tomado de Génesis. Versículo 32, “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. Este es el misterio de la iglesia como la novia.

Entonces está el misterio de Dios volviéndose hombre, del Dios hombre estableciendo residencia en la vida de los creyentes, del hecho de que el Dios hombre es el objetivo de todo el plan redentor de Dios y todo será resuelto en Él. Está el misterio de la novia de Cristo: esto es, la iglesia es Su novia. Todo esto se une, si usted ve el capítulo 6 versículo 19, como el misterio del evangelio…el misterio del evangelio mencionado al final del versículo 19, el misterio del evangelio. Y leímos Romanos 16, que dice lo mismo.

Y después otra cosa más que mencionar que es pertinente: Tenemos el misterio de la iglesia como el cuerpo de Cristo, el misterio de la iglesia como el cuerpo de Cristo. Vea el capítulo 3 de Efesios—y esto está en el corazón de esta carta. Pablo dice en el versículo 3, “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”. De nuevo, definiendo un misterio como algo escondido hasta el tiempo del Nuevo Testamento.

El misterio de Cristo, versículo 6, específicamente es este: “que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio”. Este es el misterio de la iglesia como un cuerpo constituido de judío y gentil. Toda esta revelación del Nuevo Testamento no dada en el Antiguo Testamento acerca de la iglesia define a la iglesia. El Dios encarnado se vuelve el Cristo morando mediante creencia en el evangelio. El Cristo morando establece Su residencia en el creyente. Los creyentes colectivamente son unidos en una vida eterna en común, en la que son el cuerpo de Cristo. Dios se vuelve uno con el hombre para que el hombre pueda volverse uno con otros, todo mediante el único evangelio.

Este es el misterio del evangelio y el misterio del Nuevo Testamento. La unidad, entonces, es la meta. Dios se vuelve hombre para que el Dios hombre pueda establecer Su residencia en Su pueblo, de tal manera que son uno con Él, y debido a que todo Su pueblo está unido al Señor, por lo tanto, están unidos los unos con los otros. Son uno con Él, y por lo tanto uno entre sí, judío y gentil, nadie está excluido, y todo esto mediante el único evangelio glorioso.

Ahora si usted puede entender eso, usted va a entender lo que Pablo nos va a decir en el libro de Efesios. Es un libro sorprendente. Nos habla de este plan. Nos dice cómo participar en este plan. ¿Qué es lo que nos trae a este plan? Bueno, versículo 13 del capítulo 2, estar “en Cristo Jesús vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”. Dice en ese punto, versículo 14, “Él es nuestra paz, que, de ambos pueblos, judío y gentil, hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo”—y esa es la unidad del cuerpo de Cristo.

Entonces así es como usted entiende la esencia amplia de lo que Pablo nos está diciendo en el libro de Efesios. El misterio es revelado. Comienza con el capítulo 1, en donde Dios presenta este plan según Su propósito. Después va al capítulo 2, que nos dice cómo ese plan es activado mediante el evangelio de Jesucristo que da vida y unifica. Viene al capítulo 3 y dice que este evangelio une a judío y gentil en un cuerpo. De hecho, el capítulo 3 termina, y probablemente sería bueno verlo. Aquí está la oración al final de los primeros tres capítulos, que básicamente son doctrinales: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que—literalmente Cristo pueda establecerse en sus corazones mediante la fe; a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender…”

Entonces estamos hablando aquí en estos capítulos de apertura acerca de comprender estos misterios, comprender estas realidades doctrinales, para que puedan comprender “con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.

Entonces Pablo está orando que podamos entender, comprender estas grandes verdades. Después en los capítulos 4 al 6, esto trata de aplicación. Comprensión, y después aplicación. Capítulo 4 versículo 1 comienza de esta manera: “Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Y los tres capítulos finales son maneras prácticas en las que vivimos nuestras vidas en línea con nuestra teología.

Ahora eso es una manera de ver esta epístola temáticamente. Pero quiero darle otra perspectiva, quizás viendo un diamante desde un ángulo diferente. La carta es una mina inagotable. Usted va a descubrir que todas las riquezas del cielo básicamente van a ser provistas para usted en esta epístola increíble. Esta mina inagotable de Efesios, más que cualquier otro libro, en los días originales de Grace, ha moldeado a esta iglesia. Aquí estamos medio siglo después, y es momento de regresar y volver a entender algunas de estas verdades increíbles que han definido a Grace hasta este día mismo.

Si está tratando de entender por qué somos lo que somos, por qué hacemos lo que hacemos, va a encontrarlo todo en la enseñanza de Efesios—y otras epístolas, claro, que están relacionadas a ella. Pero usted va a descubrir cuán espiritualmente rica es esta epístola maravillosa, y cómo deposita esas riquezas por la gracia de Dios en la cuenta de todo creyente. Capítulo 1 versículo 7 habla de las riquezas de su gracia. Capítulo 3 versículo 16 habla de las riquezas de su gloria. Capítulo 3 versículo 8 de las riquezas de Cristo. La gracia nos hace ricos, la gloria nos hace ricos, y Cristo nos hace ricos.

Gracia es mencionada doce veces en este libro. Gloria es mencionada ocho veces. Herencia, cuatro veces. Rico es cinco veces. Plenitud, tres veces. lleno, cuatro veces. Y esto es lo que lo resume todo: en Cristo es mencionado 27 veces. Nuestras riquezas son en Cristo, por gracia, con gloria, en Cristo. Esta epístola maravillosa habla de la plenitud de Dios, capítulo 3, versículo 19, lo acabo de leer. Habla de la plenitud de Cristo, capítulo 4, versículo 13. Habla de la plenitud del Espíritu, capítulo 5, versículo 18. Es trinitaria en su alcance.

Entonces esta es la mina inagotable de bendición. Cuando Pablo comienza al decir que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales, él nos está presentando los misterios que han llegado a ser revelados y desarrollados para nosotros, y los tesoros que la gracia y gloria y Cristo nos han concedido. Todo está en Cristo: En Cristo cumplimos la voluntad de Dios. En Cristo recibimos la gracia de Dios. En Cristo se nos concede gloria. En Cristo hay poder. En Cristo hay amor. En Cristo está el cumplimiento del beneplácito de Dios. En Cristo, el propósito de Dios llega a desarrollarse. En Cristo está nuestro llamado, nuestra herencia. Y en Cristo producimos las obras de Dios.

Entonces se nos van a abrir los misterios y la mina inagotable del cielo para que los entendamos. Y solo quiero recordarle que el versículo 3 del capítulo 1 es una declaración de un hecho: que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Es una declaración de un hecho que le pertenece como una promesa a todo cristiano verdadero. Entonces usted va a conocer los misterios que han sido los secretos sagrados en el Antiguo Testamento y solo revelados en el Nuevo. Usted va a conocer los misterios que son revelados ahora, pero solo a aquellos que son el pueblo de Dios a quienes se les ha dado el Espíritu y la nueva naturaleza que les permite entender.

Entonces regresemos a la introducción, y simplemente veamos palabras conocidas y le vamos a ayudar establecer en cierta manera el cimiento. “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. Ahora todos conocemos la historia de Pablo, no voy a cubrir todo eso. Si quiere oír el estudio de Pablo, puede escuchar el primer sermón en la serie de Romanos, porque el primer sermón que prediqué solo fue una mirada biográfica de Pablo.

Pablo fue Saulo, según el capítulo 7 de Hechos. Él era de la tribu de Benjamín, según Filipenses. Él fue un fariseo meticuloso. Fue un líder del movimiento anticristiano, según Hechos 9 y también Gálatas 1. Él fue convertido a Cristo en el camino a Damasco, Hechos 9. Él fue llamado en ese mismo capítulo, versículo 15, a predicar el evangelio a los gentiles. Y él se volvió uno de los pastores en una iglesia en Antioquía de la cual fue llamado a comenzar sus viajes misioneros en el capítulo 13 de Hechos. Él fue en tres viajes misioneros, y mientras que estaba de viaje, y usted puede seguir eso en el libro de Hechos, estaba escribiendo sus 13 cartas que están en el Nuevo Testamento.

Ahora viajando por el Imperio romano en lo que fue la misión evangelistica y de plantación de iglesias más grande en la historia de la iglesia, Pablo proclamó el evangelio—el evangelio del cuál escribe en Romanos, Gálatas, e incluso maravillosamente en el libro de Efesios. Pablo habla en esta carta, pero el Espíritu Santo también habla; entendemos eso, porque todos los escritos apostólicos de la Escritura fueron inspirados por el Espíritu de Dios.

Ahora él se define a sí mismo como un apóstol de Jesucristo. Él no solo es otro hombre con una opinión. Especialmente llamado, un emisario comisionado de Cristo, él habla con la autoridad de Cristo; él es el vocero de Cristo. Por cierto, esta es la única credencial que él presenta: un apóstol de Jesucristo. Aunque él estuvo afuera de los doce, él quizás fue tapado por ellos en cierto sentido, él quiere que entendamos que es un apóstol legítimo. Él hace esto sin vanidad, sin gloria personal. De hecho, él dice, “Soy lo que soy por la gracia de Dios”. Él dice, hemos recibido la gracia y el apostolado, Romanos 1:5.

¿Pero qué sabemos de su llamado apostólico? Cuando él se llamó a sí mismo apóstol, cuatro cosas estaban en mente; veámoslas simplemente de ésta manera breve. En primer lugar, su llamado apostólico. Eso quiere decir, que tenía que ser directamente del Señor. Un apóstol era uno llamado directamente por el Señor mismo—como él lo fue, en el camino a Damasco. Solo a catorce hombres se les dio este llamado: los doce, Judas está fuera, Matías está adentro, eso hace el número trece; y Pablo es el catorce. Él tuvo un llamado divino. Su vida fue interrumpida en el camino a Damasco; y ciertamente el llamado más dramático de cualquier apóstol por Cristo Mismo—incluso el Cristo resucitado, exaltado, ascendido.

La segunda cosa que caracteriza a un apóstol es que la noción de su identidad está encerrada en el que él representa. Él perteneció a Cristo. Él frecuentemente se refiere a sí mismo como un esclavo de Cristo. Esta vida no era de él; él era la posesión de Cristo, comprado y pagado por él en la cruz, de tal manera que él diría, “Porque para mí, el vivir es Cristo.” Ahora apóstol significa “enviado”.

Entonces aquí hay uno que ha recibido un llamado único personal de Cristo, que pertenece a Cristo como esclavo, con el propósito único de cumplir, en tercer lugar, una comisión. Apóstolos significa un enviado. Su comisión en particular, fue a los gentiles.

El cuarto elemento de eso simplemente es entender que él tuvo poder. A un apóstol se le da autoridad delegada; él puede hablar por el que representa. Incluso en el ambiente judío, el Sanedrín era una corte suprema de los judíos; y en cuestiones de religión, tenían autoridad sobre todo judío en el mundo. Y cuando el Sanedrín tomaba una decisión de lo que fuera, y esa decisión era entonces dada al público, era llevada por un mensajero llamado apóstolos y llevada a aquellos que necesitaban oírla. Cuando dicho apóstol del Sanedrín salía, no salía con su propio mensaje o su propia autoridad, detrás de él estaba la autoridad de la suprema corte de Israel.

Así fue con Pablo. Él tuvo autoridad concedida por Cristo. Esa autoridad fue validada por señales y maravillas y cosas milagrosas, conforme Dios lo validaba como un apóstol verdadero mediante señales sobrenaturales. No solo es él un apóstol, sino que es un apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios. Esta es doble autoridad, del Padre y del Hijo. Dios soberanamente dirigió el trabajo, equipó especialmente al apóstol llamado el apóstol, como lo hizo Cristo mismo.

Entonces ¿cuál es la función de un apóstol, si lo desglosa? No voy a tomar mucho tiempo con esto. Pero el apóstol, básicamente usted podría resumir cinco cosas que hacía un apóstol. Una, predicar el evangelio. Pablo dice, “Ay de mí si no predico el evangelio.” En segundo lugar, enseñar y orar, si usted toma el lenguaje de Hechos 6:4, en donde los apóstoles dijeron, Persistiremos en la oración y la palabra, y van a tener que poner a alguien más sobre esto. Hacer milagros, Segunda de Corintios 12:12, las señales de un apóstol. Hechos 14:23, formar líderes. Y después, escribir la Escritura, escribir Escritura. Predicar el evangelio, enseñar la verdad, orar, hacer milagros, multiplicar líderes, y escribir la Escritura. Pablo era uno de esos. De hecho, él fue el último, y quizás diríamos el más influyente de todos los apóstoles.

Entonces eso es solo una introducción del inicio del versículo 1. Ahora hablemos de los bendecidos, ¿muy bien? Hablemos de los bendecidos por los pocos minutos que nos quedan. Creo que ese reloj está en horario atrasado; quizás no. “A los santos”, aquí están los bendecidos, “a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso. Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Esto identifica a los bendecidos.

En Efeso, aunque esta carta está dirigida a los efesios, y creo que de manera legítima fue a quien Pablo la escribió, no hay aspectos personales en esta carta. No hay referencias a personas locales o eventos locales o asuntos locales en esta iglesia. Y en algunos manuscritos antiguos hay un espacio donde dice que están en Éfeso, que están en espacio (blanco). ¿De dónde vinieron dichos manuscritos, y por qué ocurrió eso? No podemos estar seguros, pero muchos eruditos creen que esta fue una carta tan general que circuló en todas las iglesias, no solo en Éfeso y cerca, sino por toda Asia Menor—las siete iglesias que están presentadas en el libro de Apocalipsis capítulos 2 y 3.

En Colosenses, de hecho, Pablo se refiere a una carta de Laodicea. Algunos piensan que esta podría ser esa carta; no podemos saber eso. No obstante, en algunos manuscritos antiguos hay un espacio ahí para que cualquier iglesia pudiera incluir su propio nombre, y sería apropiada para ellos. Yo bien podría decir en ese espacio, a los santos que están en Grace Community Church. En otras palabras, Dios probablemente la diseñó para que fuera a Éfeso, pero estuvo disponible para todos los que se beneficiaran de ella—y eso sería la iglesia entera.

Es escrita desde Roma. Pablo es un prisionero durante su tercer viaje misionero. Es llevada por Tíquico y Onésimo, junto con Colosenses y Filemón, a las iglesias y a Filemón.

Entonces viene la designación de quiénes son los bendecidos, ¿muy bien? ¿Quiénes son los santos y fieles? Santos y fieles, santos, HAGIOS. No santos de yeso, no santos de vitral, no católicos romanos canonizados, sino aquellos que son santos por justificación, aquellos que han sido declarados justos. Y, por cierto, nueve veces en esta carta breve Pablo se refiere a los creyentes como a santos; y lo que esto enfatiza es que ellos son, ante Dios, justos. Pero más que eso, habiendo sido justificados, están por lo tanto en el proceso de ser santificados.

Se me preguntó mientras salí esta semana, dos o tres veces, ¿Puede alguien ser salvo y no manifestar justicia en absoluto? Y la respuesta es claro que no. Bien podría hacer la pregunta, ¿puede alguien no ser salvo y no manifestar pecado? porque sea cual sea la naturaleza de usted va a ser obvia en su conducta.

Cuando él nos llama santos, él está hablando de nuestra justificación, pero él también la resume en nuestra santificación; y para mostrarle eso, 1 de Corintios capítulo 1. Y usted podría decir de todas las personas que no actuaron de manera santa, los corintios probablemente encabezaron la lista. Pero escuche cómo comienza 1 de Corintios, “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sostenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto”, esa es la iglesia entera en Corinto, “a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos”. Si usted es un santo, usted no solo es justificado, usted está en el proceso de ser santificado. Y los corintios parecen como algunos de los santos menos santificados, sin embargo, así es como Pablo los describe.

Escuche Hebreos 2:11: “Porque el que santifica y los que son santificados de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Cualquier creyente que es justificado es santificado; son hermanos de Cristo y hermanos en Cristo. Escuche Hebreos 10:14, “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados,” o están siendo santificados.

Hay suficientes escrituras que indican que no existe algo tal como justificación sin santificación. Uno más me viene a la mente. Hechos 26:18, Pablo dice que su comisión es a los gentiles, a quienes el Señor lo está enviando, versículo 18, “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios”, eso es conversión, y “para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Cuando usted coloca su fe en Cristo, usted no solo es justificado, usted es santificado; no perfectamente santificado, pero está en el camino de la santificación.

De tal manera que, si usted es un santo, también puede ser designado fiel. Esa es la razón por la que esos dos van juntos: “a los santos y fieles”. ¿Qué significa eso? Pistoi, que son creyentes, que creen en Cristo Jesús. Ha habido un movimiento años atrás que básicamente confronté en El evangelio según Jesucristo que decía que usted podía ser un cristiano y perder completamente su fe, ser un creyente incrédulo. No es posible. Los creyentes verdaderos son justificados y santificados. Son santos que son fieles en Cristo Jesús.

Entonces Pablo está escribiendo esta carta a esos santos y creyentes fieles. Él les dice en el versículo 2, y ahora vamos de los bendecidos a las bendiciones, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.

Las bendiciones. Primero, gracia—CHARIS, la bondad de Dios hacia pecadores inmerecedores. Paz, EIRÉNÉ. Paz significa paz con Dios, la paz de Dios, paz unos con otros. Esas son las primeras bendiciones: gracia y paz. Gracia es la fuente; paz es el arroyo que fluye de esa fuente. Pero más allá de eso, vea el versículo 3: “Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Dice usted, No vas a cubrir todo eso porque es casi el medio día”. No. De eso trata el resto de la carta.

En los versículos 3 al 14, Pablo da una oración larga con una lista de todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo: elección, santificación, predestinación, adopción, aceptación, redención, perdón, enriquecimiento, iluminación, herencia, sello, promesa, y más y más y más. Todo lo que es nuestro está presentado en ese capítulo de apertura. Y, claro, de ahí usted va por toda la mina inagotable de la provisión de Dios para Su pueblo: los tesoros de la gracia, los tesoros de gloria, los tesoros de Cristo.

En este capítulo, cubriendo hasta el versículo 14, usted verá la obra del Padre, verá la obra del Hijo, y verá la obra del Espíritu. Y todo tiene un propósito: versículo 6, “para alabanza de la gloria de su gracia;” versículo 12, “para alabanza de su gloria,” versículo 14, “para alabanza de Su gloria”. Todo lo que pasa en la vida de la iglesia es para la alabanza de Su gloria. Todo es para Su gloria, y particularmente, la alabanza de la gloria de Su gracia, alabanza de la gloria de Su gracia, como vimos en el versículo 6.

Entonces la alabanza de Pablo, conforme abre esto, es para el que debe ser bendecido porque nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Entonces conforme cubrimos esto, creo que Pablo está presentando para nosotros el cimiento de la alabanza. Si hay algún libro que debe motivar alabanza, debe ser este porque los misterios le van a ser revelados a usted, y la mina inagotable le va a ser abierta a usted. Usted va a conocer todo lo que Dios quiere que usted conozca para su santificación y gozo, y la mina inagotable va a ser totalmente abierta para que usted participe de ella.

Este será un libro que va a transformar vidas, estoy seguro. Estas son bendiciones espirituales, no temporales. Usted puede comenzar al reconocer que usted es el bendecido porque está en Cristo. Usted está bendecido en los lugares celestiales, no en un sentido terrenal; sus bendiciones no terminan en la muerte, no expiran cuando usted muere. Sus bendiciones están ancladas en el cielo. Y, mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. De nuevo, la clave una y otra y otra vez, incluso en el capítulo 1, versículos 4, 6, 7, 9, 10, 12, 13, 17, 22, 23; capítulo 1: en Cristo, en Cristo, en él, en él, en él, en él. Todo está en Cristo. Si usted no está en Cristo, usted no posee ninguna de estas riquezas. Si usted está en Cristo, son todas suyas.

Padre, te agradecemos por Tu Palabra. Y aunque apenas hemos rascado la superficie, oramos porque nos des corazones agradecidos. Muchas de las cosas que vamos a aprender en las semanas por venir ya las conocemos; pero refréscanoslas y que produzcan adoración. Que hagamos lo que Pablo hizo en el versículo 3: Bendecir al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por todas las bendiciones que nos ha concedido. Eso es lo que es la adoración: ofrecer bendición al que nos ha bendecido por Su gracia y gloria y mediante Su Hijo.

Te agradecemos por lo que has hecho por nosotros incluso esta mañana: la realidad refrescante de la comunión; el gozo de la adoración; la comunión dulce de la oración, la oración colectiva juntos; oyendo de nuevo las verdades magníficas de Tu Palabra. Sella todas estas cosas en nuestros corazones. Que moremos en los lugares celestiales, en donde están nuestras bendiciones; tocando ligeramente esta tierra. Y que vivamos como Tus hijos—de manera manifiesta, para que otros puedan ver a Cristo en nosotros. Estamos en Él, Él está en nosotros; que eso sea manifiesto a los que nos rodean. Haznos un pueblo de alabanza, gratitud, que en todo momento y siempre bendigamos tu nombre. Pedimos estas cosas en el nombre de Tu Hijo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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