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Abramos nuestras biblias ahora al llegar al estudio de la Palabra de Dios, en Filipenses capítulo 3, Filipenses capítulo 3. Vamos a estar viendo una gran, gran porción de la Escritura. Versículos 12 al 16, estoy seguro que, en muchas maneras, la porción más conocida en toda esta epístola.

Creo que es obvio para cualquier estudiante del Nuevo Testamento, y cualquier estudiante de las cartas del apóstol Pablo, que él debió haber amado el deporte, como muchos de nosotros. Y la razón por la que digo eso es porque él con tanta frecuencia usa analogías deportivas o metáforas deportivas para ilustrar la verdad espiritual. Una de sus analogías deportivas es la de un corredor corriendo una carrera. El corredor, para él, es el retrato del cristiano; la carrera, es la vida cristiana. Y frecuentemente en sus escritos él hace referencia a esta metáfora de correr esta, este retrato de esfuerzo máximo, conforme el cristiano avanza hacia la línea de meta.

Ese es esencialmente el retrato que se encuentra detrás del pasaje que tenemos frente a nosotros. Vea entonces el capítulo 3, versículo 12, y permítame leerle los versículos 12 al 16. “No que lo hay alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado, pero una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos, y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.”

Ahora, obviamente el corazón de este pasaje es el versículo 14, tan conocido, “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” El tema aquí entonces es buscar el premio. La analogía es la de un corredor que está corriendo para ganar y de esta manera pueda ganar el premio. El punto espiritual aquí, es el asunto de buscar el premio espiritual. Por así decirlo, Pablo está hablando de esfuerzo cristiano hacia el crecimiento.

Ahora, él acaba de dar su testimonio personal, de la experiencia de su propia conversión, desde su punto de vista de los versículos 4 al 11. Hemos estudiado esos pasajes ahí, hasta cierto detalle. Recordará usted que él ha vivido como judío, y él recita sus credenciales en los versículos 5 y 6, “circuncidado al octavo día, de la nación de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.” Y conforme él vivió como un judío que vivía conforme a la ley y temía a Dios, él había aprendido a confiar en esos méritos para su salvación.

Entonces, él tenía esta columna de profeta, en la que él asumía que todas esas cosas hacían que estuviera bien con Dios. Después, en el camino a Damasco él fue confrontado con el Cristo viviente, y él vio que todas esas obras y todos esos méritos, no solo no hacían que no estuviera bien con Dios, le estorbaban de estar bien con Dios, y que él tenía que abandonarlos todos y recibir a Cristo.

Y entonces, de hecho, en los versículos 4 al 11, él dice, “cuando vi el valor de Cristo. Y cuando vi que la salvación era únicamente en Cristo, tomé todo lo que antes era ganancia, y lo consideré como perdida, y lo abandoné todo por Cristo.” Y entonces, usted tenía en los versículos 4 al 11, una ventana en la actitud de corazón de Pablo en el tiempo de su conversión, cuando él hizo a un lado todas esas cosas que antes eran preciadas, las hizo todas a un lado para abrazar a Cristo.

En los versículos 8 al 11 entonces, él comenzó a recitar lo que él ganó en Cristo. Los versículos 4 al 7 lo que era pérdida, versículos 8 al 11, lo que fue ganado. ¿Y qué ganó en Cristo? Recuerde que hubieron cinco cosas: él ganó el conocimiento de Cristo, la justicia de Cristo, el poder de Cristo, la comunión de Cristo, y la gloria de Cristo. Francamente, una lista sorprendente de bendiciones espirituales.

Ahora, diciendo que hago todo esto a un lado, recibí a Cristo y en Cristo gané todo esto. Podría llevar a alguien a suponer que Pablo había alcanzado la perfección espiritual. Podría llevar a alguien a suponer que el comienzo para él también fue el final, o que el comienzo también fue el final, que habiendo venido a Cristo él instantáneamente fue hecho perfecto, nada más en que volverse, nada más que buscar, nada más que buscar, él había llegado. También es bastante posible que los judaizantes, los maestros judíos que estaban plagando a la iglesia filipense, le estaban diciendo a los filipenses que la perfección espiritual estaba disponible si ellos se circuncidaban y guardaban la ley. También es verdad que habían herejes que estaban flotando en ese entonces, que creían que usted podía alcanzar cierto nivel de conocimiento en el que usted alcanzaba la perfección.

Entonces, para responderle a los gnósticos que pensaban que habían alcanzado ese nivel, para responderle a los judaizantes que pensaban que habían alcanzado ese nivel, mediante la circuncisión y guardar la ley, y para responderle a cualquier otra persona que podría suponer que debido a que él tenía el conocimiento, la justicia, el poder, la comunión y la gloria de Cristo, y que por lo tanto él era perfecto, él rápidamente en el versículo 12 entra en una pasaje que es una aclaración total de cualquier perfección espiritual.

Esa es su intención en este pasaje. Él quiere que sepamos que él no es perfecto, él no ha alcanzado la perfección moral, él no ha alcanzado la perfección espiritual, aunque él es una nueva criatura, aunque él tiene un nuevo corazón y una nueva disposición que desea de manera fuerte las cosas santas. Aunque él ha tenido unión con Cristo y una nueva mente, la mente de Cristo. Aunque él tiene una nueva posición delante de Dios y es aceptado por Dios, y va camino al cielo y la justicia de Cristo lo cubre, aunque él tiene al Espíritu Santo morando en él, quien es el poder de Dios.

Aunque a él se le ha prometido la gloria futura y la gloria que mora en ese espíritu en él, él no ha llegado, él no es perfecto. Él todavía es susceptible a la tentación, él todavía posee su carne no redimida, y él todavía es un pecador. De esta manera, cualquier pensamiento de perfección debe ser hecho a un lado, a favor de buscar la perfección que todo creyente debe reconocer que no tiene. Ese es el punto. Él ya había sido colocado en Cristo, ya había sido aceptado por Dios, ya adoptado con todas estas cosas tremendas, sin embargo, no era perfecto. No había llegado.

Pedro lo entendió cuando Pedro escribió en 2 Pedro 3:18, “creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Él estaba diciendo lo mismo que Pablo estaba diciendo aquí, hay un proceso de crecimiento. Cuando usted es salvo, si, usted recibe el conocimiento de Cristo, sí, usted recibe la justicia de Cristo posicionalmente, imputada a su cuenta, sí usted recibe el poder de Cristo en su vida. Sí, usted recibe la comunión de Cristo en comunión con Él. Sí, usted recibe la gloria de Cristo, pero no en perfección. Y entonces, debe haber crecimiento. Debe haber la búsqueda de la meta, debe llevarse a cabo el correr de la carrera. Ese es su punto. El proseguir hacia la meta.

Dice usted, “Bueno, ¿por qué? ¿Por qué debo molestarme? Ya voy camino al cielo, ya tengo estas cosas garantizadas para mí, y se me ha prometido, y algún día entraré en la plenitud de ellas, en la presencia de Dios. ¿Por qué molestarme por crecer? Bueno, en un sentido es algo que no se debe discutir, porque usted es una nueva criatura en Jesucristo, usted va a desear crecer. Entonces, no es como si usted se va a poner de pie y va a decir: “Bueno, ahora que soy cristiano, creo que voy a tener que debatir si quiero crecer o no.” Habiendo nacido en la familia de Dios, usted nace con un hambre. De hecho, en muchos casos, un hambre casi insaciable. Hay un deseo incorporado y motivación y anhelo por crecer.

Pero fuera de eso hay algunas razones muy importantes por las que usted debe crecer. Razones por las que debe buscar el premio y correr la carrera. En primer lugar, glorifica a Dios. Y eso es lo que un cristiano debe hacer con su vida, es traer gloria a Dios. En segundo lugar, verifica la regeneración, demuestra el hecho de que usted verdaderamente está cambiado, porque usted está en el progreso de hacerlo visible, hacer visible que su vida está siendo cambiada. En tercer lugar, adorna la verdad. Le permite literalmente vestirse de la verdad de Dios para que otros puedan verla.

En cuarto lugar, le concede certeza. Cuando hay progreso espiritual en su vida, está el sentido de que usted le pertenece a Dios, porque usted puede ver su obra y su llamado y elección volviéndose seguras. No solo eso lo preserva de las tristezas y las tragedias de la debilidad espiritual, los cuales no son algo que disfruta algún creyente en ningún momento. Además, buscar el premio, correr la carrera, buscar la meta, protege la causa de Cristo de que sea vituperada porque cuando usted vive una vida piadosa y usted busca la meta, su vida es coherente con la naturaleza de Cristo y la naturaleza que Él presenta en la Escritura y de esta manera usted no trae menosprecio a Él.

En séptimo lugar, cuando usted busca el premio y corre la carrera y crece espiritualmente produce gozo y utilidad en su vida, y de esta manera puede ministrar con capacidad de manera apta a la iglesia. Y finalmente incrementa su testimonio al mundo perdido, hay muchas razones por las que entonces correr la carrera, buscar el premio, debe llevarse a cabo.

Entonces Pablo como un corredor en una carrera está haciendo simplemente eso, este no es un nuevo retrato para él, como lo mencioné hace un momento, en 1 Corintios 9, en el versículo 24 él dice: “No sabéis que los que corren en una carrera, todos corren, pero solo uno se lleva el premio. Corred de tal manera que ganéis y toda persona que compite en los juegos ejerce dominio propio en todas las cosas. Ellos lo hacen para recibir una corona perecedera, pero nosotros una imperecedera, por tanto, corro de tal manera que no carezco de objetivo.”

Y después dice en el versículo 27, “golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre.” Él dice, “hago todo lo que puedo para no ser descalificado, para correr la carrera con máximo esfuerzo, y máxima conformidad a las reglas. No corro a medias, corro con todo. No violo las reglas, no tomo esteroides espirituales, lo que quieran decir, me mantengo dentro de las reglas, compito como debo, pero corro la carrera.”

Ahora, permítame añadir otro comentario al margen aquí. El apóstol Pablo está tratando de mostrarle a los lectores en Filipos, que debido a que él es un cristiano, no significa que él ha alcanzado la perfección. Pero más allá de eso, yo creo que él está tratando de enseñarnos a todos nosotros y a todas las generaciones que la perfección en esta vida es una meta, no algo que se puede alcanzar. Es algo que usted busca, pero nunca alcanza. Creo que esto ataca de manera eficaz la doctrina falsa del perfeccionismo.

No sé si usted está familiarizado con eso, si usted ha venido de un trasfondo metodista, o wesleyano o trasfondo nazareo, quizás recuerda que ellos enseñan el perfeccionismo, o como era llamada “santificación total,” o “santificación completa”. Esto es que un creyente en esta vida en esta tierra antes de la muerte, puede alcanzar un lugar de perfección moral, espiritual. Ellos enseñan eso. No enseñan que ese es un resultado del progreso, ellos enseñan eso como un resultado de una segunda obra de gracia momentánea, instantánea, como la salvación. Usted de manera momentánea, instantánea, es hecho sin pecado. Y, de hecho, algunos han llegado al punto de decir que incluye la erradicación de la naturaleza de pecado. Eso es perfeccionismo.

Básicamente se remonta al pelagianismo, al arminianismo, fue cristalizado en tiempos más modernos por Juan Wesley, y se volvió una parte muy importante de la tradición wesleyana, la teología wesleyana. El apóstol Pablo le da un golpe devastador a esta doctrina del perfeccionismo. Por cierto, la única manera en la que Wesley podía hacer que esto funcionara, era decir que había una diferencia entre el pecado deliberado y cometer errores, porque cualquier persona que afirmaba la perfección sin pecado, habría tenido dificultades, muchas dificultades al convencer a la gente que estaban cercanos a ellos, de que realmente era verdad. Y entonces, inventaron una definición dicótoma, y dijeron que esos son errores y que no son deliberados, no cuentan, no son los pecados deliberados que son el resultado de la naturaleza pecaminosa.

Entonces Pablo, creo yo, le da un golpe mortal a esa teoría del perfeccionismo en particular, él la niega, y llama a una búsqueda de un premio que solo puede ser cumplido de manera plena en el cielo. Y, por cierto, en este pasaje, él confiesa que él no lo había alcanzado, él no había llegado a ese punto, él no lo había adquirido, él no había llegado a la perfección, y esto es treinta años después de su conversión. Y si el apóstol Pablo, quien era único de manera singular, quizás el cristiano más dedicado, comprometido, quien jamás ha vivido después de treinta años no había alcanzado la perfección, ¿quiénes somos para afirmar eso?

Ahora, versículo 12 empieza con su pensamiento. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino que prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” Hay una aclaración instantánea, Pablo está diciendo, “tengo conocimiento en Cristo, la justicia, poder, comunión, gloria de Cristo, tengo todas las grandes bendiciones que Dios puede dar en Cristo, pero no he alcanzado la perfección espiritual, moral, en mi propia vida.” Esa es la aclaración.

Y después, él procede en los versículos 13 al 16, a hablar de cómo debemos buscar eso. Ahora, el enfoque básico del pasaje entonces, es un llamado a buscar el premio, es un llamado a buscar la meta, el premio, el cual es la perfección espiritual. Debemos entregar nuestra vida entera a esto. Eso es lo que él está diciendo en el versículo 14, “prosigo hacia eso.” La palabra ‘prosigo’ significa, “lo persigo, voy detrás de él.” Ahora, en este pasaje tenemos seis principios para buscar el premio, y quiero compartirlos con usted. Seis elementos necesarios si vamos a buscar el premio de manera eficaz.

Número uno, una conciencia de la necesidad de buscar una mejor condición. Por favor, observe que no dije una mejor posición. Su posición en Cristo está fija por la gracia de Dios mediante Cristo, pero su condición debe ser mejorada. Usted no es lo que debe ser, usted no es lo que puede ser, usted no es lo que será algún día cuando vea al Señor. Entonces, desde el comienzo debe haber una conciencia de la necesidad de buscar una mejor condición. Y cómo puede ver, los perfeccionistas no hacen esto, cualquier persona que piensa que ha alcanzado la perfección espiritual no tiene una conciencia de buscar una mejor condición.

¿Sabe usted lo que la gente en el perfeccionismo hace? Llegan al punto en el que piensan que han llegado al nivel de la perfección espiritual, por lo tanto, no queda nada que buscar. Entonces, están contentos con su condición, y peor que eso, pasan el resto de su vida, en lugar de buscar una mejor condición, defendiéndose a sí mismos como perfectos, ante la gente que no está convencida. Todo comienza con una insatisfacción.

Por favor, vea el versículo 12, “No que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto.” Y ahí es donde él comienza, una conciencia de que no ha llegado. Pablo el apóstol, treinta años después de su conversión está diciendo, “No soy lo que debería ser. No he llegado. No soy espiritualmente perfecto. No soy moralmente perfecto. No he alcanzado la semejanza a Cristo. No he alcanzado el estándar perfecto de Dios. No soy lo que debería ser, todavía estoy en proceso. Todavía hay una búsqueda en mi vida, como lo hay en la vida de todo creyente.”

Y como F.B. Myer dijo: “La insatisfacción personal se encuentra en la raíz de nuestros méritos más nobles. Lo que alcanzamos espiritualmente comienza con insatisfacción. No estoy contento en dónde estoy en mi vida espiritual. No estoy contento con mi condición espiritual. Si usted está contento, usted ha llegado a un punto muy peligroso. Es un punto en el que usted se va a encontrar a sí mismo insensible al pecado, y defendiéndose, cuando usted debería estar admitiendo su debilidad y buscando la fortaleza espiritual.

Entonces el crecimiento espiritual, toda esta búsqueda comienza con un reconocimiento de que usted no está en dónde debería estar. Es un corredor al comienzo de la carrera diciendo, la idea entera es llegar al fin de esto. No estoy ahí. Tengo que correr esta carrera. Entonces, Pablo lo vio correctamente. Él sabía lo que tenía en Cristo, pero él sabía también que no era perfecto.

Entonces él dice, observe las primeras palabras en el versículo 12, “No qué”. Esa es una aclaración instantánea para corregir cualquier impresión errónea que pudo haber venido de sus palabras cuando él recitó todo lo que tenía en Cristo. Él dice, “No que lo haya alcanzado ya.” La palabra aquí significa, ‘recibir’, ‘atrapar’, ‘adquirir’, ‘alcanzar’, ‘obtener’, ‘agarrar’.

“No lo tengo,” es lo que él está diciendo, “no lo tengo aún.” ¿Qué es? Siga leyendo. “Ni que ya sea perfecto.” Eso es. Ni que ya sea perfecto. Todavía no. Perfecto pasivo con resultados presentes continuos. Volverse perfecto, volverse completo, volverse moralmente, espiritualmente como Cristo. Él usó la palabra “ya,” dos veces, y él está enfatizando que ahora, eso es lo que “ya” significa, no que ya lo haya alcanzado, no que lo haya alcanzado aún, todavía es futuro, todavía no soy perfecto.

Dice usted, “Pablo, pero tienes el conocimiento de Cristo.” Sí, pero 1 Corintios 13 él dice, “Ahora conocemos… ¿en qué? en parte, después, algún día seremos conocidos como somos conocidos.” Pero Pablo, ¿no tienes la justicia completa de Cristo?” Sí, colocada a mí cuenta, la tengo, porque pongo mi fe en Cristo, pero prácticamente, 2 Corintios 7:1, “limpiemos de toda inmundicia de carne, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” Y él se incluye a sí mismo con los corintios pecaminosos, como uno que necesita perfeccionar su carne. Si, él tenía justicia, pero no la manifestación perfecta, práctica de eso.

Dice usted, “Pero Pablo, ¿no tienes el poder perfecto de Cristo?” Si tengo el poder de Cristo, pero no lo tengo tan perfectamente en mi vida que nunca peco y nunca fallo. Y esa es la razón por la que Dios, 2 Corintos 12, ha colocado un aguijón en mi carne y me ha permitido estar debilitado, para mantener controlado mi ego, porque si no tengo puesto mi ego, se desataría conmigo debido a mis muchas revelaciones. Entonces, todavía no conozco en mi carne como operar perfectamente con el poder de Cristo.

“Bueno, Pablo, ¿no tienes la comunión de Cristo?” Sí, pero no es una comunión perfecta, ni siquiera sé cómo orar como debiera, entonces el Espíritu tiene que interceder por mí con gemidos indecibles debido a mi ignorancia. Entonces, ¿cómo puede ser mi comunión perfecta, si no puedo entender las cosas que el Señor entiende? “Pero Pablo, ¿no tienes la gloria de Cristo?” Si, en mí está el Espíritu que mora en mí, pero estoy esperando, versículo 20 de Filipenses 3, estoy esperando un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra en conformidad o semejanza al cuerpo de Su gloria. Todavía no he alcanzado esa gloria plena, eso está por venir.

Entonces él dice, “Miren, tengo todas estas cosas, pero no en perfección en mi propia vida. Debo crecer, debo buscar el premio.” Y amados, ahí es dónde comienza, con una conciencia de que usted no está ahí, una conciencia de que usted no ha llegado, que usted tiene mucho que aprender, y mucho que perfeccionar en su vida, y mucho que ceder al poder del Espíritu de Dios y mucho más que conocer de lo que usted conoce. Y si usted ha llegado al lugar en el que usted se siente satisfecho, ese es un lugar muy peligroso en dónde estar, muy peligroso.

Si usted tuviera suficiente oración y tuviera suficiente iglesia, y suficiente enseñanza de la Palabra de Dios, y suficiente de la Biblia y suficiente de la comunión cristiana para satisfacerlo, usted está en una condición muy peligrosa, porque si no es perfeccionismo teológico, usted ha llegado a una especie de perfeccionismo pragmático en dónde usted es tan perfecto como usted quiere ser, y eso asume que usted es tan perfecto como Dios quiere que sea, cuando la verdad es que si usted no está buscando el premio con toda su fuerza, usted está evaluando de manera equivocada su condición presente. Conciencia de la necesidad de buscar una condición mejor, es dónde todo el progreso espiritual comienza. Usted comienza a partir de una insatisfacción bendita, una insatisfacción bendita, un reconocimiento de que usted no es lo que debe ser.

Principio número dos: si usted va a buscar el premio de manera eficaz, debe hacer un esfuerzo máximo por buscar esa condición mejor. Primero, saber que usted lo necesita, en segundo lugar, buscarlo. Debe haber un esfuerzo máximo por buscar esa condición mejor. Vea el versículo 12 de nuevo. “Sino que,” dice él, “prosigo por ver si logro asir aquello para lo que cual fui también asido por Cristo Jesús.” Prosigo, ‘diokō’ corro, busco, persigo. Es usado de una persona que corre a toda velocidad, y la palabra significa ‘un esfuerzo agresivo con energía.’ Él dice, “estoy buscando esto con todas mis fuerzas.”

No hay quietismo aquí, no hay crucifícate a ti mismo, deja todo y deja que Dios lo haga, ese tipo de teología. Aquí está el esfuerzo de todo músculo espiritual, esto es correr para ganar, 1 Corintios 9, esto es buscar el premio con toda tu fuerza. Esto es pelear la buena batalla, 1 Timoteo 6:12, 2 Timoteo 4:7. Esto es correr la carrera para ganar. Hebreos 12:1-2, “despojándonos de todo peso del pecado que nos asedia, y viendo a Jesús el autor y consumador de nuestra fe, quien está frente a nosotros.” Pablo dice: “Yo corro. Yo persigo. No he llegado, esfuerzo máximo.” Y amados, eso es lo que se necesita, se necesita esfuerzo máximo usando los medios de gracia provistos para usted por Dios, para buscar la perfección espiritual.

Dice usted, “Bueno, ¿Qué está buscando?” Ahora siga, maravilloso, versículo 12, “estoy prosiguiendo por ver si logro asir.” Oh, él está buscando un premio, él está buscando algo específico. Es correcto. Él quiere agarrar algo. El verbo significa ‘tomar’ o ‘agarrar’, estoy buscando algo. ¿Qué es lo que estás buscando al correr Pablo? Bueno, aquí está, “estoy buscando aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” Ahora, esa es una afirmación fascinante. ¿Ve usted lo que él está diciendo? Él dice: “Estoy persiguiendo el premio para que pueda aferrar aquello para lo cual fui asido por Cristo Jesús.”

¿Qué quieres decir con eso, Pablo? “Quiero decir que estoy buscando aquello que fue la razón por la que Cristo me buscó a mí.” ¿Entendió eso? En otras palabras, mi meta en la vida es coherente con la meta de Cristo para mi salvación. Él me salvó por un propósito y ese propósito de Él al salvarme se ha vuelto mi propósito en mi progreso espiritual. ¿Lo ve? Esa es una verdad muy, muy significativa. La razón por la que Cristo me redimió se ha vuelto la meta de mi vida. Mi voluntad es ahora Su voluntad. Quiero para mí lo que Él quiso para mí. Me salvó para lograrlo.

Dice usted, “¿Qué fue?” ¿Qué fue? Vea Romanos 8. Romanos capítulo 8, versículo 28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Hablando de cristianos. Ahora siga esto, porque a los que antes conoció, o escogió, eso es…todos los creyentes, también predestinó para ser conformados a la imagen, ¿de quién? Su Hijo.

Ahora, ¿por qué fue salvo usted? ¿Por qué es que Dios lo escogió a usted y después lo salvó? Para hacerlo como ¿quién? Su Hijo. ¿Cuál es la meta de su vida cristiana entonces? Es lo mismo para lo cual fue salvo, Él lo salvó para hacerlo como Su Hijo y ese propósito para cual lo salva a usted se vuelve el propósito para el cual usted vive, ¿lo ve? En eso consiste nuestra vida. Estamos en una búsqueda de por vida, de la semejanza a Cristo.

Y usted podría pensar que usted ha llegado a algún punto de perfección espiritual, pero creo que, si usted se compara con Cristo, usted va a ser un poco más realista. La semejanza a Cristo es la meta. La semejanza a Cristo es lo que importa aquí, y es aquello para lo cual fuimos redimidos, para que fuéramos hechos como Su Hijo. Ese es el punto. Amados, ¿es esa una verdad maravillosa? De hecho, en 2 Tesalonicenses 2:14, dice que hemos sido salvados para ganar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué afirmación!

Entonces Pablo dice, “Miren, hago un esfuerzo máximo. Hago un esfuerzo máximo. Estoy buscando con toda mi fuerza aquello para lo cual Cristo me buscó.” ¿Por qué es que Cristo buscó a Pablo, lo llevó al polvo del camino de Damasco y lo redimió? Para hacerlo como Cristo. Él dice, la meta de Cristo se ha vuelto mi meta, mi meta. ¿Es esa una meta digna diría usted? ¿Demanda el compromiso de una vida? ¿Es digno de eso? Claro, claro, entonces él dice, corro, corro para ganar, corro con toda mi fuerza, busco con fuerza para alcanzar esta meta para la cual fui salvado.

¿Qué es necesario entonces al buscar el premio? Número uno, es la conciencia de que hay una condición mejor. Número dos, es el esfuerzo máximo requerido al moverse hacia esa condición mejor. Demanda todo de mí, todo lo que tengo que dar para correr, para ganar, para boxear y pegarle a mi adversario. Tercer principio, al buscar el premio se requiere que hay una concentración enfocada para buscar esa condición mejor. No solo esfuerzo máximo, sino concentración enfocada. Cualquier deportista sabe que cuando usted está corriendo en una carrera usted tiene que fijar sus ojos en algo que está adelante de usted.

Usted no puede ver sus pies o se va a caer sobre su rostro. Usted no puede ver a la gente que lo rodea o se va a tropezar o alguien lo va a rebasar por el otro lado. Su enfoque está hacia adelante en la meta que está por delante. Y eso es precisamente lo que él está diciendo aquí. Al hacer un esfuerzo máximo hay un punto de concentración más allá de usted sobre lo que se enfoque. Vea lo que dice en el versículo 13 acerca de eso. “Hermanos,” y, por cierto, ese es un término de afecto, creo que él lo usa aquí como un término gentil de intimidad para mover los corazones de los filipenses hacia él, porque se han movido hacia los judaizantes que han estado peleando en la iglesia. Entonces, en una expresión de calidez, él jala su corazón, un poco, de esta manera.

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado.” Esa es la tercera vez que él ha dicho eso. Dice usted, “¿Por qué lo repite tanto?” Porque hay una naturaleza polémica en este pasaje, eso quiere decir que conlleva un argumento dirigido a personas que están enseñando errores, entonces él quiere presentar su punto de manera abundantemente clara, porque mucho está en juego en esta polémica en particular.

Entonces, él básicamente lo vuelve a decir. Otra aclaración. “Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Y no me importa si esos judaizantes dicen haberlo hecho o no. No es posible.” Me lleva a creer de nuevo que los judaizantes estaban afirmando que habían alcanzado la perfección mediante guardar la ley y la circuncisión. Pero él está diciendo, “No creo, no creo, no pienso, que lo he alcanzado ya.” Por cierto, la palabra para ‘alcanzado’ aquí, es un verbo compuesto muy fuerte, con un prefijo preposicional, lo cual significa que no lo he alcanzado de manera completa, total, plena, perfecta. Y él dice lo mismo de nuevo.

Y después esto. “Pero una cosa.” Y después los editores han añadido ‘hago’, porque es implícito. Pero todo lo que hace de una manera abrupta, a manera de estacato, breve, es, pero una cosa, una cosa hago. Hombre, ahí está la clave, una cosa hago, el hombre estaba tan concentrado, el hombre tenía un nivel increíble de concentración. Esto es necesario para ser un gran deportista, creo yo. Son aquellas personas que están totalmente enfocadas, que tienen éxito en el deporte. Son esas personas que están totalmente enfocadas que tienen éxito en la vida. Usted sabe, el mundo, el mundo está lleno de personas que son inteligentes en muchas cosas y no son exitosos en nada, porque nunca pueden enfocar su vida. Son como el hombre que saltó sobre su caballo, y empezó a cabalgar como loco en toda dirección. Mucha energía y mucha furia y mucha acción sin progreso. No están enfocados.

Esa es la razón por la que el salmista oró: “Señor une mi corazón, dame una cosa”. Esa es la razón por la que Santiago advirtió de un hombre de doble ánimo que es inestable en todos sus caminos y él es llevado por todos lados. Aquí estaba un hombre con una concentración enfocada, y el enfoque de su vida fue una cosa, una cosa, ésta sola cosa. ¿Qué era Pablo? Era buscar el premio, versículo 14, esta cosa, prosigo a la meta, al premio. Esa es la única cosa en mi vida. Eso es lo que hace a un gran hombre.

Le he contado antes, mi abuelo me dijo, “Solo has una sola correcta en tu vida y vas a estar adelante de la mayoría de la gente.” Es correcto, solo una cosa. No critique a la persona unidimensional quien es eminentemente exitosa en lo que hace. En la dimensión espiritual es igualmente verdad, cuando su vida tiene una meta, una motivación singular y es ser como Cristo, usted está moviendo en la dirección correcta.

Søren Kierkegaard, el gran filósofo danés, escribió un libro con un título interesante, el título es Pureza de Corazón es Querer Una Cosa, pureza de corazón, dijo él, es querer una cosa. Y claro, el lema poderoso de ese libro simplemente explota en todo capítulo, y es que los cristianos solo son puros cuando renuncian a todas las otras cosas y buscan una cosa. ¿Y cuál es? La verdad de Dios. Conforme usted busca la verdad de Dios, usted lo enfoca en una cosa, la pureza de corazón es querer una cosa. Él tiene una oración en el libro, en la que él ora, “Entonces, dale al intelecto sabiduría para comprender esa única cosa; al corazón sinceridad para recibir este entendimiento; a la voluntad pureza que anhela una cosa. En prosperidad que tú concedas perseverancia para que querer una cosa. En medio de las distracciones, el querer una cosa. En el sufrimiento, paciencia para querer una cosa.” Una cosa.

Ahora, dicha concentración enfocada es el resultado de un negativo y un positivo. Observe el negativo en el versículo 13, para querer esa única cosa, Pablo dice, “olvidando ciertamente lo que queda atrás,” ese es el negativo. Y después él dice, “y extendiéndome a lo que está adelante.” Ese es el positivo. Queriendo una cosa significa, número uno, negativo, usted elimina el pasado. No mire atrás. Todos hemos visto un corredor que mira hacia atrás, al ver su hombro, y es rebasado por el otro lado. No mire hacia atrás. Es irrelevante, nada de lo que pasó ahí atrás es relevante. Usted ha escuchado las entrevistas de corredores siendo entrevistados y dicen: “¿Sentiste la presión de la persona que se acercaba?” No, corrí mi propia carrera. No es relevante para mí lo que está pasando a mi alrededor, es relevante solo para mí que yo haga el máximo esfuerzo. Me preocupo solo por mi propio esfuerzo.

No mire atrás, rompa con el pasado. Este es un consejo tan bueno. Hombre, tan importante. Los perfeccionistas, ah, siempre están viendo el pasado, recordándole a todo mundo de sus méritos pasados. Los legalistas siempre están viendo el pasado, es la base sobre la cual tienen “su estatus espiritual presente”. Los judaizantes en Galacia querían escarbar el pasado e imponerlo sobre la iglesia de los Gálatas. Y Pablo dice, “No se atrevan a dejarlos enredarse en el yugo de esclavitud del cual ya han sido liberados.”

Ahora, ¿qué quiere decir él con el pasado? Él quiere decir, el pasado, olvidando esas cosas que están atrás. ¿Qué cosas? Todo. Ahora, siga esto, ¿muy bien? Cosas buenas y cosas malas. Méritos, obras virtuosas, grandes méritos, ministerios espirituales, como también cosas malas, pecados e iniquidades, fracasos, desastres, todo eso. Dice usted: “¿Olvídalo todo?” Es correcto. ¿Por qué? Porque no tiene nada que ver con el futuro. ¿Entendió eso? No tiene nada que ver con lo que está haciendo en este momento, absolutamente nada que ver. Usted no puede vivir de victorias pasadas. Usted no puede celebrar su valor por su pasado. Usted nunca debe ser debilitado por sus pecados pasados, iniquidades y carga de culpabilidad pasadas.

Sin embargo, la mayoría de la gente está tan distraída por el pasado que nunca empiezan a correr hacia el futuro. Desde un punto de vista positivo, bueno, tú sabes, solía enseñar y solía estudiar la Biblia, y solía estar en un estudio bíblico, y me acuerdo cuando llevé a un hombre al Señor, y todo está ahí atrás. Y no puede usted avanzar de esa manera, usted está anclado al pasado. O todo es, tú sabes, mi vida era tan mala, era tan miserable y era tan inmoral como es que Dios puede llegar a perdonarme, y están ahí atorados en la culpabilidad del pasado. Olvídelo todo. Olvídelo todo. La visión más clara es dada al que olvida el pasado.

Usted oye a la gente en la iglesia a decir, “Bueno, no es como solía ser. Me acuerdo de los buenos días en el pasado cuando todos estamos involucrados haciendo esto, y todos estamos involucrados haciendo aquello, estamos haciendo esto y era así, y así era y era todo tan maravilloso.” Es absolutamente irrelevante. Significa absolutamente nada para el momento, fuera de que lo va a paralizar a usted. Digo, el corredor no va corriendo rápidamente ahí a los bloques y se sienta ahí y se prepara para la carrera y le dice a los que lo rodean, “sabes una cosa, solo que quiero que sepan que he ganado muchas carreras en el pasado. Hombre, he corrido rápido en el pasado. Me acuerdo cuando corrí rápido por aquí, y me acuerdo cuando corrí.” ¡A quien le importa, hombre! Métete ahí. Esta es otra carrera. Realmente no estamos interesados en eso, no importa, porque si usted no se ve bien hoy, no va a ganar. Eso es todo. Olvide esas cosas.

Y después no quieren oír a algún hombre que se meta ahí, y diga, “Oh, sabes, tengo tantos pecados en mi pasado, y oh, anoche me comí un helado de chocolate y sé que eso me va a afectar, nunca voy a poder correr esta carrera, no voy a poder jamás tener éxito, sé que no voy a ganar, y después tengo el peor carril aquí y esto no va a funcionar.” Digo, cállate y corre la carrera. Nadie está interesado en todas esas cosas de su pasado. Nadie está interesado, se lo digo en este momento, nadie está interesado en lo que usted hizo en el pasado. Nadie está interesado en lo que yo hice en el pasado. En lo que Dios está interesado es lo que estamos haciendo ahora, y adónde vamos en el futuro.

Las iglesias están llenas de personas que se aferran a todo tipo de amargura, rencor, perspectivas y basura del pasado, y están paralizados por eso. Recordar lo que usted fue en su estado anterior, inconverso, no debe paralizarlo a usted y no debe desanimarlo, las decepciones y las tentaciones del pasado no deben deprimirlo. Coloque su mano en el arado, no mire atrás, y muévase. Busque el premio.

Y eso nos lleva al positivo en el versículo 13, “olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está adelante.” Adelante, movámonos. La palabra aquí ‘extendiéndome’, me encanta, epketeinomai, ektenes significa estirar un músculo hasta su límite. Epek son preposiciones dobles añadidas, significa estirar, estirar. Digo, su esfuerzo extremo está en mente aquí. Este es un corredor estirando todo músculo para alcanzar lo que está en frente de él. El premio, concentración enfocada, nada con el pasado, simplemente viendo la meta, moviéndose lo más rápido posible.

Ahora, hágase una pregunta, ¿tiene ese tipo de concentración enfocada? ¿En que está enfocado? Incluso como un ministro de Jesucristo, mi meta en la vida no consiste con edificar una gran iglesia, mi meta en la vida no es tener éxito en la iglesia, mi meta en la vida no es desarrollar programas. Mi meta enfocada en la vida debe ser, ser como Jesucristo, y en la búsqueda de ser como Jesucristo, a partir de ahí va a fluir una vida que tenga impacto. Esa es la búsqueda. Eso es lo que hago, eso es aquello que Pablo hizo. La perfección en Cristo, la única meta, la única perspectiva legítima.

Pablo lo dijo, “queremos presentar a todo hombre perfecto en Cristo,” Colosenses 1. “Queremos que los hombres lleguen a la plenitud de la estatura de Cristo,” Efesios 4. “Queremos que Cristo sea formado plenamente en vosotros,” Gálatas, “y tengo dolores de parto hasta que lo vea pasar.” Entonces, lo que le dijo a los corintios, él dijo, “Sed perfectos, esa es mi oración.” ¿Qué está haciendo Epafras? Él está orando por su perfección en toda la voluntad de Dios, Colosenses 4:12. Ese es el punto. Esto es lo que hago.

Entonces, ¿qué se necesita para buscar eficazmente y crecer espiritualmente? Uno: reconocimiento de la necesidad de una condición mejor. Dos: esfuerzo máximo al buscar esa condición mejor. Tres: concentración enfocada en la meta de esa condición mejor. Principio número cuatro: motivación espiritual para buscar esa mejor condición. Motivación espiritual. Ya hemos hecho referencia a esto, y Pablo es muy repetitivo, observe el versículo 14 el corazón del pasaje, “prosigo o busco,” esfuerzo continuo, verbo presente activo indicativo, continuo, “prosigo hacia”, palabra maravillosa, kata, significa ‘hacia’, significa ‘acerco hacia’, continuamente me acerco hacia ¿qué? la meta. Continuamente me acerco hacia la meta. ¿Cuál es la meta? ¿Qué dijimos que era? ¿ser como qué? como Cristo. Lo mismo para lo que lo salvó es lo que usted busca.

Entonces, usted se acerca a esa meta, con esa concentración enfocada, ese esfuerzo máximo. ¿Por qué hace eso? ¿Por qué se acerca a eso? Le voy a decir por qué. Véalo, versículo 14, aquí está el motivo, “por el premio”. Dice usted, “Bueno, ¿acaso eso no es algo crudo?” No. Usted lo hace por el premio. Usted quiere ganar el premio. Corra para ganar. Dice usted, “Bueno, eso es maravilloso.”

Entonces se acerca a la meta por causa del premio. Es correcto. ¿Cuál es la meta? ¿Qué dijimos que era la meta? ¿Ser qué? Cómo Cristo. ¿Cuál es el premio? Ser hecho como Cristo. Esa es la razón por la que él dice, “se acerca al premio que es el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” ¿Qué va a pasar cuando ese premio del supremo llamamiento venga? Usted va a ser como, ¿qué? cómo Cristo. La meta es el premio. El premio es la meta.

Entonces, Pablo dice: “Miren, la meta de mi vida es ser como Cristo, y esa también es la recompensa de mi carrera.” Dice usted: ¿Vas a alcanzar esta meta en esta vida? No, pero todavía es la meta, todavía es la meta. Pero algún día seré como Cristo. Ese es el premio que Dios le da al que corre la carrera. La meta es ser como Cristo, perfección en Cristo. El premio es ser como Cristo, perfección en Cristo. Algún día seremos como Él, porque le veremos tal cómo Él es, 1 Juan 3 dice.

¿Qué me motiva? ¿Qué lo motiva a usted? El supremo llamamiento. Tenemos que vivir a la luz del rapto, ¿no es cierto? Tenemos que vivir a la luz de ser llamados de este mundo, a la presencia de Dios. Y en ese punto en particular se nos dará gloria, se nos dará una recompensa eterna, seremos hechos como Cristo. Y si Dios en Su gracia está dispuesto a darnos ese premio, ¿cuán comprometidos debemos estar por correr la carrera? Digo, véalo. Miserables, impíos, pecadores viles, camino al infierno, Dios en gracia soberana nos escoge para salvación, para que eternamente nos haga como Su propio Hijo. ¡Qué gracia! Ese es el premio. No se usted, pero eso me motiva a correr hacia la meta.

Pablo lo vio al final de su vida cuando él escribió su última carta, y él dijo: “He terminado la carrera, y estoy esperando la corona de justicia que el Señor, el Juez Justo me dará a mí en aquel día.” ¿Cuál es la corona de justicia? Es la corona que es la justicia. ¿Qué tipo de justicia? Perfección. Estoy esperando la perfección que Dios me va a dar en el día que lo vea. Ese es el premio.

Entonces buscar el premio significa reconocer su necesidad, significa hacer un esfuerzo máximo, significa concentración enfocada, y significa ser motivado por la grandeza del premio mismo. Número cinco, este también es un principio muy importante. Al buscar el premio debemos reconocer recursos divinos para buscar esa condición mejor. Estoy tan agradecido por este versículo, es pasado por alto mucho, versículo 15, pero es muy importante para mí. Versículo 15, “Así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos, y si otra cosa sentís, esto también nos lo revelará Dios.”

Ahora, siga este pensamiento aquí, muy importante. Dice usted, “¿Por qué es que Pablo incluiría esa palabra ‘perfecto’ aquí? Esto simplemente confunde la claridad del texto. Le voy a decir porque, creo que es sarcástico. Y creo que, de nuevo, esto es polémico contra los judaizantes. Él está tratando con el hecho de que los judaizantes estaban hablándole a los filipenses, como si fueran perfectos, diciéndoles, “saben una cosa, hemos alcanzado la perfección.”

Entonces, hay una especie de sarcasmo ahí, que en cierta manera confronta las afirmaciones de los judaizantes, pero él dice, “en cuanto a tantos de nosotros que verdaderamente somos perfectos, necesitamos tener esta actitud.” Él piensa eso, y todo pastor lo pensaría. Mi oración por usted es que tenga esa actitud, que, si usted es un cristiano verdadero, su deseo sea buscar el premio, que usted vea su propia necesidad, que usted haga el esfuerzo máximo, que tenga esa concentración enfocada, que sea motivado por el gran premio, y que usted busque con toda su fuerza ese premio.

Por cierto, esa frase, “haya este sentir,” literalmente en el griego significa ‘pensar de esta manera’ o ‘estén concentrados en esto’ o ‘coloquen su mente en esto’. ¿En qué? En buscar el premio. Pero Pablo no es torpe, entonces vea que más dice, “Pero, sí otra cosa sentís,” ¿piensa usted que esa es una posibilidad remota? Seguro. La iglesia está llena de personas que no están interesados en buscar el premio, están interesados en ver el pasado, están contentos con dónde están y quieren pasar el resto de su vida justificando el nivel de su mérito, y convenciendo a todo el mundo que lo rodea que realmente son muy espirituales. En lugar de reconocer su necesidad, en lugar de hacer un esfuerzo máximo con concentración enfocada y motivación, simplemente están contentos con el lugar en dónde están y quieren pasar su vida justificando en dónde están. O están tan atorados en el pasado que no pueden moverse.

Pablo dice, “Miren, si en algunas de estas cosas tienen una actitud diferente, no ven la importancia de buscarlo de esta manera o creen que ya han llegado, o creen que están estancados o algunos de ustedes incluso creen que ahora que son salvos pueden vivir de cualquier manera miserable, que quieran como aquellos que describió en los versículos 17 al 21 que supuestamente eran cristianos, cuyo fin era destrucción y su dios era el apetito. Si piensan algo diferente de lo que les he dicho acerca de buscar el premio y no me escuchan, vea lo que dice, “entonces Dios también les revelará eso.” Él simplemente dice, tengo que dejarlos a Dios. Si usted va a entender el mensaje y no lo va a recibir de mí, entonces va a tener que recibirlo de Dios.

Todo pastor hace eso. He hecho eso. Yo lo hago. Señor, he entregado mi corazón, he dicho todo lo que puedo decir y sé que hay personas que continúan viviendo vidas no comprometidas y lo que único que puedo decir es, Señor, no lo puedo hacer, vas a tener que hacerlo, vas a tener que revelarte a Ti mismo. La palabra ‘revelar’ es apocalupto, descubrir, vas a tener que abrir sus mentes y descubrirles la realidad. ¿Y sabe cómo el Señor normalmente lo hace? ¿Mediante qué? Pruebas, sufrimientos, disciplina, cosas así, mediante alguna circunstancia especial de la vida que nos hunde instantáneamente de regreso a la realidad espiritual. 

Entonces Pablo dice, “Miren, van a tener que reconocer que, en esta búsqueda del premio, dependen de recursos divinos, y para todos nosotros, para todos nosotros habrán esos momentos cuando no tendremos esta actitud, y el Señor tendrá que disciplinarnos para hacer que nos movamos, ¿verdad? Seguro. Todos nosotros. Entonces eso es lo que dice Pablo. Esto lo sé para mí, y se esto para ustedes, que hay ocasiones cuando tenemos una actitud diferente, y solo Dios puede movernos.

Y entonces, él está diciendo, “Quiero que Dios haga eso. Quiero que Dios traiga a su vida lo que sea necesario para moverlo sobre el camino de buscar el premio.” ¿Qué se necesita? Se necesita reconocimiento de necesidad, esfuerzo, concentración, motivación, y ayuda divina para esos tiempos cuando no tenemos esa actitud correcta.

Y finalmente, hay un elemento más al buscar el premio, llamémosle conformidad necesaria para buscar esa condición mejor, conformidad necesaria para buscar esa condición mejor. Realmente estamos hablando de constancia, la cual sería una mejor palabra. No sucede mediante esfuerzo intermitente, demanda una constancia. Vea el versículo 16, “Pero,” eso realmente significa, no obstante, o mejor, una cosa más.

Con frecuencia es usada al final de un párrafo para expresar un pensamiento final. “Una cosa más, por cierto, sigamos viviendo por eso mismo a lo cual hemos alcanzado.” En otras palabras, miren, sigan moviéndose por el camino que los ha llevado dónde están en su progreso espiritual. Esa es la idea. Les va a parecer interesante saber que el verbo aquí es traducido, “sigan viviendo”. De hecho, significa, sigan en línea, alinéense. Eso es lo que significa.

Entonces, lo que él está diciendo es, espiritualmente manténganse en línea, sigan moviéndose del punto de dónde han llegado mediante ese mismo estándar, o el principio que los llevó a dónde están. Mantenga el paso. Es usado de ejércitos marchando en ordenes de batalla. Manténganse en línea, mantenga el paso, sea constante. Siga moviéndose. En dónde quiera que esté usted espiritualmente, o los mismos principios que lo llevaron ahí, siga avanzando. Constancia, conformidad. Viva al nivel de su entendimiento presente, actual, y por los principios que lo llevaron ahí. Siga avanzando, manténganse en línea.

Manténgase aferrado de manera fuerte al principio, manténgase en su carril, por así decirlo, y muévase lo más rápido que pueda de dónde está, sea cual sea la fortaleza y energía que lo llevó a dónde está, úselo para avanzar. Si estuviéramos hablando de la metáfora del corredor, diríamos, has llegado hasta este punto en tu carril, y con gran esfuerzo te ha llevado hasta aquí, mantén ese mismo esfuerzo, en ese mismo carril, hasta que llegues al final, buscando el premio.

Ahora, ¿cuáles son los ingredientes que nos ayudan a hacer eso? Cuatro de ellos. Uno es la palabra. “Desead como niños recién nacidos la leche espiritual de la Palabra, para que por ella crezcáis constantemente en la Palabra, constantemente en la Palabra.” Lo va a mantener a usted constante, lo va a mantener en el camino, lo va a mantener avanzando, lo va a mantener buscando el premio. Número dos, es oración. Oración. Pablo al escribirle a los tesalonicenses ilustra este punto cuando él dice, “noche y día seguimos orando de manera apasionada porque veamos su rostro, y completemos lo que falta en vuestra fe.” Estamos orando porque vuestra fe sea completa.

Manténgase en la Palabra, esté en oración. Tercer principio, siga un ejemplo. Vea el versículo 17, siguiente versículo en nuestro texto. “Hermanos, sed imitadores de mí. Mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.” Encuentre a alguien a quien imitar, consiga un discipulador, un mentor espiritual que le pueda ayudar a buscar el premio de manera constante. Demanda la Palabra, demanda la oración, demanda un modelo que seguir, y una cosa más, demanda pruebas, 1 Pedro 5:10, “Después que hayáis padecido un poco de tiempo, el Señor os perfeccione,” Santiago 1, las pruebas tienen su obra perfecta.

Entonces en la búsqueda del premio, la Palabra, la oración, seguir un modelo espiritual, avanza y Dios trae suficientes pruebas a su vida para perfeccionarlo, para quitar la escoria, para que usted sea puro. Pablo dice, “Miren, en Cristo tengo mucho, tengo gran ganancia, pero no tengo perfección en términos de mi vida práctica. Eso debo buscar con toda mi fuerza.” ¿Por qué lo haces Pablo? Para ganar el premio. ¿Cómo te esfuerzas por hacerlo? Con esfuerzo máximo. ¿Qué tan enfocado estás Pablo? No me concentro en nada más. ¿Cuánto dependes de Dios? Cuándo fallo confío en que Él me va a revelar mi fracaso, y me va a sacar hacia adelante. ¿Cuál es el secreto Pablo? Tiempo constante en la Palabra, tiempo constante en la oración, siguiendo de manera constante un ejemplo, y Dios trayendo las pruebas suficientes para forjar mi vida.

Hágase usted la pregunta, ¿está buscando el premio? ¿Está creciendo o está quedándose en un lugar mirando hacia atrás y pasando la mayor parte de su tiempo defendiéndose a sí mismo? ¿O está dispuesto a decir, no soy lo que debería ser, pero estoy moviéndome? Muchas personas han muerto al subir a los Alpes, cayéndose de precipicios. A los pies de una de las muchas montañas que se ha intentado escalar varias ocasiones, hay una pequeña tumba. Está la tumba de un hombre que trató de subir hasta la cumbre y se cayó de un precipicio hasta morir. La lápida ahí es muy simple, da su nombre y después dice: “Él murió ascendiendo”. Esa realmente debería ser la última frase que esté en la tumba de todo cristiano, “Él murió ascendiendo.”

Oremos juntos. Y usted en su corazón podría orar simplemente en silencio delante del Señor, y quizás refresque su compromiso con buscar el premio, ascender, correr la carrera. Si usted no conoce al Señor Jesucristo como Salvador personal, en este momento mismo diría usted quiero comenzar la carrera. ¿Va a recibir usted a Jesucristo en su vida? Si Él ya está ahí, pero obviamente ha llegado a un punto de satisfacción, usted piensa que conoce suficiente, que ha oído suficiente, que ha hecho suficiente, y ahora es simplemente tiempo para que usted detenga el proceso de búsqueda, pídale a Dios que le perdone y que lo mueva hacia adelante hacia el premio.

Padre, oramos con ese fin en mente, porque Tú salves a algunos hoy, y que Tú llames a un compromiso fresco a todos nosotros, a correr la carrera, enfocados, motivados, con esfuerzo máximo, dependiendo de tus recursos para esos momentos en los que estamos débiles, no fuertes, constantes en la Palabra y la oración, siguiendo un patrón para que podamos ser como Cristo, y parecernos lo más que podamos a Él, y algún día seremos como Él en Tu presencia, por causa de Jesús. Amén.

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