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Esta mañana, regresamos a nuestro estudio de 1 Tesalonicenses, y lo aliento a abrir su Biblia, si es tan amable, en el capítulo 5. 1 Tesalonicenses, capítulo 5. Ahora, comenzamos el último capítulo en esta epístola maravillosa que nos ha bendecido y alentado en nuestro corazón durante tantos meses. Y conforme llegamos al capítulo 5, esta mañana vamos a comenzar a examinar los primeros tres versículos, permítame leérselos: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba, porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá, así como ladrón en la noche. Que cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.

Una de las verdades más aterradoras en toda la Escritura, rodea el acontecimiento que es identificado en el versículo 2 como el día del Señor. Ese término es un término técnico en la Escritura, para describir el día cuando Jesús regrese, para traer la furia y enojo ardiente de Dios sobre todos los pecadores del mundo. Es un día de devastación. Es un día de destrucción. Es un día de condenación. Es un día de maldición. Pablo aquí nos recuerda de este día significativo, importante, climático, cataclísmico que está por venir en la historia humana. Francamente, no es popular en absoluto hablar de la furia de Dios. No es popular hablar del enojo de Dios, de la venganza de Dios. De hecho, rara vez usted oye un sermón acerca del día del Señor, acerca del tiempo cuando Jesús regrese para juzgar a los que lo han rechazado. Todo en la actualidad necesita ser positivo y afirmador y consolador, y muy pocos predicadores realmente quieren tratar con este tema en particular. Rara vez alguien predica acerca de la venganza de Dios. Pero ignorar dicha verdad sería ser infiel en enseñar y predicar todo el consejo de Dios.

Y la Biblia, Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, del principio hasta el fin, está cargada de advertencias acerca del juicio de Dios. Castigo eterno sobre los incrédulos, condenación, retribución, venganza, ira, enojo, furia. Y, de hecho, los profetas tuvieron mucho que decir de eso. Los apóstoles tuvieron mucho que decir de eso. Pero el que tuvo más que decir de eso fue Jesús mismo. Y entonces, tenemos a los profetas y a los apóstoles, e incluso a nuestro Señor Jesús como ejemplos del patrón que todos los predicadores verdaderos deben seguir, y eso es advertirles a los hombres acerca del día del Señor.

Ahora, al abordar el pasaje, usted recordará que Pablo acaba de terminar de explicar el rapto de la iglesia. En el capítulo 4, versículos 13 al 18, él describió la naturaleza y la identidad del arrebatamiento de la iglesia para reunirse con el Señor Jesús en el aire, para ir al cielo y vivir en los lugares que Él está preparando para ellos ahí. Y entonces, el capítulo 4 termina con la afirmación: “Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Hay gran consuelo. Hay gran gozo. Hay gran esperanza. Hay gran confianza y gran certeza y afirmación al esperar el rapto, cuando el Señor Jesús venga y nos saque de esta tierra al cielo para vivir con Él en la casa del Padre”. Del acontecimiento bendito, del arrebatamiento de la iglesia para estar con el Señor, Pablo ahora se vuelve al acontecimiento horrible que lo sigue, la destrucción de los impíos. Todos aquellos que están sobre la tierra que rechazan a Cristo y rechazan a Dios sentirán la furia de Dios en el día del Señor.

Ahora, de nuevo, como señalamos en el capítulo 4, el propósito de Pablo aquí no es tanto teológico y escatológico como lo es pastoral. Obviamente, entre los creyentes tesalonicenses estaban afligidos por algunos de estos asuntos. Lo primero que los afligía era que pensaban que Jesús vendría y se los llevaría mientras que estuvieran todavía viviendo. Pensaban que el rapto vendría durante su vida. Y algunos cristianos estaban muriendo y Jesús no había llegado aún, y entonces su pregunta fue, ¿qué les pasa a los creyentes que mueren? ¿Se pierden del rapto? Y entonces Pablo le escribió, como señalamos en el capítulo 4: “No. Los muertos en Cristo resucitarán primero, y después nos uniremos a ellos. Entonces todos estaremos ahí. No se preocupen por aquellos que mueren. Sean consolados por esta verdad”. Pero también, había curiosidad en sus mentes acerca de cuándo vendría el fin, cuándo es que este rapto iba a pasar, y cuándo es que el día del Señor iba a venir, cuando Dios derramara su furia sobre toda la tierra.

Y, por cierto, sabían del día del Señor. En 2 Tesalonicenses 2:5, Pablo dice: “Les estaba diciendo de esto cuando estuve con ustedes”. Entonces, tenían información del día del Señor. Y ahora, tienen información del rapto. La iglesia va a ser arrebatada. Y ya saben que el mundo va a sentir la furia de la venganza final de Dios en un holocausto de juicio cataclísmico. Y el mundo jamás ha visto, ni siquiera concebido algo parecido a esto. Sabían que estaba por venir, pero su pregunta era cuándo va a pasar. Y entonces en el versículo 1, Pablo dice: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones”. En primer lugar, se preguntaban acerca de los creyentes que morían. Y ahora, debido a que personas estaban muriendo, se preguntaban: “Bueno, ¿cuándo va a pasar? ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar para esto? ¿Va a pasar o no durante nuestra vida?” Y entonces Pablo, al querer responder las preguntas que sin duda le habían manifestado a Timoteo que los ha visitado. Y ahora, conforme al capítulo 3, versículo 6, dice que ha regresado a Pablo, para decirle a Pablo qué les preocupaba. Él quiere hablar acerca del día del Señor para responder a su preocupación.

Entonces, podríamos decir que él pasa de la enseñanza del rapto, la cual saca a la iglesia del mundo al cielo, para llevarla al cielo, a hablar acerca del día del Señor, el cual llama al juicio de Dios sobre los impíos en el mundo. Su explicación del rapto era para alentar y consolar a los cristianos. Y se dará cuenta usted allí en el versículo 11, si es tan amable, que incluso su explicación del día del Señor es para alentar y edificar a los cristianos. Entonces, sus propósitos son pastorales. Él quiere que estas cosas tengan un impacto en sus vidas.

Ahora, conforme explica este juicio del día del Señor, hay tres cosas que quiero que vea: su venida, su identidad y su totalidad. Por ahora, simplemente vamos a ver ese primer punto, su venida. Pero antes de que hagamos eso, presentémoslo al examinar el versículo 1. Siga: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad de hermanos de que yo os escriba”. Simplemente, un comentario de interés. Esas primeras palabras, “pero acerca”, traducen dos pequeñas palabras, περί (peri) y δὲ (de). Cualquier estudiante del Nuevo Testamento griego reconocerá que περί (peri) y δὲ (de) es una pequeña frase conocida. Ocurre en la Escritura del Apóstol Pablo con mucha frecuencia cuando él cambia el tema. Él ahora está pasando a otro tema. En el capítulo 4 y versículo 9, él la usó cuando pasó de un tema a otro. En el capítulo 4, versículo 3, en el texto griego, él la usa, pasando de la explicación en el 9 al 12 a otro tema en el versículo 13.

Ahora, él la vuelve a usar aquí conforme pasa a otro tema. Él ha hablado del rapto, y ahora él está explicando el día del Señor, un acontecimiento diferente. Por cierto, si usted fuera a tomar un Nuevo Testamento griego, y viera 1 Corintios, por ejemplo, se familiarizaría usted mucho con el uso de esta pequeña frase. Creo que usted la encuentra en el capítulo 7, versículos 1 y 25; capítulo 8, versículo 1; capítulo 12, versículo 1; capítulo 16, versículo 1, como una manera en la que él cambia el tema. Y entonces, de nuevo, señalamos aquí la palabra hermanos. Con mucha frecuencia, ese tipo de palabra es un llamado fresco para llamar la atención, y un llamado fresco para que presten atención, y es un llamado a un nuevo tema, un nuevo pensamiento y una nueva idea. Entonces, tanto el uso περί (peri) y δὲ (de) y el uso de “hermanos”, son elementos usados para presentar una nueva línea de explicación. Señalamos incluso el uso de esa palabra hermanos en el versículo 13, y esa palabra hermanos de regreso al versículo 9, y esa palabra hermanos de regreso al versículo 1.

Y entonces, él aparentemente en cierta manera pasa de tema a tema en su explicación, señalando la palabra hermanos como un llamado fresco a la atención. Aquí, podemos decir que mientras que él está hablando del escenario general del tiempo final, él pasa de un acontecimiento, el cual es el rapto de la iglesia, a otro, el cual es el día del Señor, juicio sobre los impíos. Ambos acontecimientos tienen implicaciones para la iglesia y para creyentes. Conforme señalamos que él los llama al aliento y la edificación al final de esta sección.

Ahora, conforme vemos esto, necesitamos entender simplemente un trasfondo muy, muy simple, y es el siguiente: los creyentes tesalonicenses tenían curiosidad acerca de cuándo todas estas cosas del fin de los tiempos iban a pasar. Esa no es una curiosidad con la que nos es difícil identificarnos, ¿no es cierto? Esa ha sido una curiosidad a lo largo de toda la historia de la iglesia, y no obstante, una curiosidad que nunca ha quedado satisfecha. Todavía es una curiosidad de incluso en la actualidad ¿cuándo pasará?

Primero, nos estamos preguntando ¿por qué estas personas se están muriendo si Jesús viene? ¿Por qué no nos deja vivir hasta que llegue aquí? En segundo lugar, si Él continúa retrasando su venida, ¿cuándo va a pasar? ¿Cuándo es que va a llegar Él? Y entonces, querían saber; y querían conocer los tiempos y las épocas.

Una frase muy interesante, una frase fascinante, se había vuelto, me imagino, una frase técnica para la segunda venida, es usada en Hechos 1:7, en donde nuestro Señor dice que no es para vosotros conocer los tiempos y las sazones. El griego es el χρόνος (chronos) y las καιρός (kairos), dos tipos diferentes de tiempo. Supongo que podrían ser usados de manera intercambiable, podrían solaparse, podrían aquí estarse refiriendo en un sentido muy general simplemente al tiempo del fin. Pero si fuéramos a separar las dos palabras, χρόνος (chronos, es la palabra de la cual obtenemos cronología. Simplemente, significa tiempo de reloj o tiempo del calendario o tiempo cronológico. Καιρός (kairos) significa temporadas, épocas, acontecimientos. Ve el tiempo, no desde el punto de vista de un día y una hora. Ve el tiempo desde el punto de vista de un acontecimiento, de una época, de algo que pasó. Hablamos de los tiempos de los gentiles. Hablamos de tiempos modernos. Lo que queremos decir con eso es que este período de la historia, es caracterizado por ciertos acontecimientos.

Y entonces, tenían curiosidad acerca del tiempo en términos de cronología. Tenían curiosidad acerca de los acontecimientos del final, el período de tiempo y las épocas que marcan el fin. Y, por cierto, simplemente le señalaría que el uso de los plurales aquí, en cuanto a los tiempos y las épocas, indican la pluralidad de tiempos cronológicos y la pluralidad de acontecimientos significativos que constituyen el fin. Por ejemplo, simplemente piense en los diferentes tiempos desde un punto de vista cronológico. Usted tiene al fin de los tiempos un período de tiempo llamado la septuagésima semana de Daniel. De manera muy clara, en Daniel 9, él dice que se ha profetizado sobre la nación de Israel, un período de 7 años finales en los que Dios va a concluir con su obra con Israel. Ése es el período de 7 años que conocemos como la septuagésima semana de Daniel. También hay un período llamado la Gran Tribulación, designado como 3 y medio años, 1,260 días. También es llamado: tiempos, tiempo y medio tiempo. Y hay otro período de tiempo añadido a eso por Daniel, 1,290 días, el cual añade 30 días más. Y después, Daniel se refiere a 1,335 días. Y después, está el reino milenial de 1,000 años mencionado en el Libro de Apocalipsis.

Entonces usted tiene el tiempo de la septuagésima Semana de Daniel, el tiempo de la Gran Tribulación, usted tiene el tiempo del reino milenial. Usted tiene, esos son tiempos diferentes, cronologías diferentes en las cuales ciertas épocas y acontecimientos se van a llevar a cabo. Después, tiene varios acontecimientos. Tiene el rapto de la iglesia. Tiene el levantamiento del Anticristo. Tiene la salvación de la nación de Israel. Tiene una serie de juicios que vienen mediante medios naturales. Y después, tiene una serie de juicios que vienen mediante medios sobrenaturales. Tiene el regreso de Jesucristo. Tienen la batalla del Armagedón, la destrucción de las naciones del mundo. Tiene el juicio de las ovejas y los cabritos. Tiene el establecimiento del reino milenial. Tiene cuando se ata a Satanás y se le suelta en la rebelión a nivel mundial, la destrucción del mundo, y después, la creación de los nuevos cielos y la nueva tierra. Muchos tiempos y muchas épocas constituyen el fin. Y en su curiosidad, quieren saber cuándo es que todo esto va a pasar. Puedes hablarnos de esto. Y ése es el nivel de su curiosidad.

Temían, supongo, que quizás no estuvieran espiritualmente listos cuando el Señor regresara y se pudieran perder el rapto. Y quizás, pensaba que había algo que necesitaban hacer para esperar estas cosas, para asegurarse de que no se perdieran del rapto y terminaran en el día del Señor. No querían terminar en esto. Pablo les dice no obstante en el versículo 4: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas para que aquel día os sorprenda como ladrón”. No pertenecen al día del Señor. Eso no es para ustedes. No están en tinieblas. Son hijos de luz. No pertenecen al día del Señor, pertenecen al rapto, no al día del Señor. Pero en este punto, probablemente tenían algunos temores y algunas preguntas y se estaban preguntando. Aparentemente, no ha pasado mucho tiempo hasta que alguien viene y les dice que están en el día del Señor, y están comenzando a sentir algo de persecución y algo de hostilidad y enemistad. Y alguien les dijo como 2 Tesalonicenses 2 dice, que están en el día del Señor. Y Pablo tiene que decirles: “No, no, no, no. No están en el día del Señor. Saben lo que yo les conté acerca del día del Señor. Ustedes saben que no puede venir hasta que el Anticristo sea conocido. Ustedes saben que no puede venir hasta que él profane el templo con un sacrificio. No están en el día del Señor”.

Bueno, eso nos indica que la persecución y la hostilidad que venía en contra de ellos los hizo temer que quizás iban a perderse el rapto y que estaban en el día del Señor. Entonces, tenían la confusión de estas cosas en sus mentes y querían saber, uno, qué pasa con la gente que muere. En el capítulo 4, él dice: “No. Van a estar ahí en el rapto”. Dos, ¿cuándo va a pasar esa hora? ¿Es más adelante? ¿Estamos en él? Y él les dice: “En cuanto a los tiempos y a las épocas, hermanos –vean esto– no tienen necesidad de que nada se les escriba”. No tienen necesidad de que nada se les escriba. Y él usa esa misma frase en el capítulo 4, versículo 9: “En cuanto al amor de los hermanos, no necesitáis que nadie os escriba porque vosotros mismos sois enseñados por Dios”. Es casi lo mismo como lo que él dice aquí: “No tienen necesidad de que algo se les escriba porque ustedes conocen bien. No necesitan más información. Ya tienen toda la información que necesitan acerca de eso”. Dice usted: “Ahora, espera un minuto. ¿Quieres decir que tenemos toda la información que necesitamos acerca del juicio venidero, acerca de la venida de Cristo, acerca del día del Señor?” No sabemos cuándo va a pasar. Nos gustaría conocer todas las cronologías y todas las épocas. “Necesitamos conocer todo eso”. Él dice: “No necesitan conocer nada de eso. No necesitan conocer eso. Ustedes conocen todo lo que necesitan saber. Por cierto, no están solos en esto”.

Los discípulos tuvieron la misma curiosidad. De hecho, su curiosidad dio lugar al discurso del Monte de los Olivos en Mateo 24, cuando los discípulos vinieron a Jesús en privado y le dijeron: “Dinos cuándo serán estas cosas y cuál será la señal de Tu venida y del fin del siglo”. Y después, en Hechos 1:6 dicen: “Señor, ¿es en este momento que vas a comenzar tu reino?” Tuvieron la misma curiosidad acerca de los detalles del tiempo. ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar? ¿Cuándo va a llegar el Señor? Ahora, escuche con cuidado la respuesta de Pablo, es que el estar preparado espiritualmente para la venida de Cristo no tiene que ver con poner fechas, ver el reloj o buscar señales. No para los creyentes. Él dice: “No necesitan que nada se les escriba. No van a estar ahí”. Versículo 9: “Dios no los ha destinado para ira a nivel eterno”. Y Dios en el versículo 4 dice: “Él ni siquiera los ha destinado para el día del Señor”.

El punto de Pablo es que ya conocen todo lo que necesitan saber y todo lo que Dios les ha dicho. Segunda de Tesalonicenses 2, él dice básicamente lo mismo, él dice: “¿No se acuerdan mientras que estuve todavía con ustedes les estaba diciendo estas cosas?” Amados, su preparación espiritual para la venida de Cristo no está relacionada con poner fechas, ver el reloj y buscar señales. No necesitan conocer esas cosas.

Ahora, acerca de los asuntos que necesitaban conocer, él se los dio. Capítulo 4, versículos 13 al 18, necesitaban entender el rapto, la naturaleza y la esencia del rapto; y se los explicó. No les dijo el tiempo. En ningún lugar en la Biblia conocemos el tiempo de eso. Y cuando hablamos del día del Señor y todos los acontecimientos que lo rodean y todas las cosas del fin, todos los tiempos y las épocas, él dice, “No necesitan saber eso”. Les voy a decir lo que necesitan saber y pueden saber, eso no es algo que necesitan saber. Además, no lo pueden saber de cualquier manera”.

En Mateo 24, Jesús mismo presenta una afirmación realmente sorprendente, 24:36: “Pero de aquel día y la hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, sino solo el Padre”. Nadie sabe. No los hombres, no los ángeles, no el Hijo de Dios encarnado en su auto limitación, Él ni siquiera sabe, él dice. En el Evangelio de Marcos capítulo 13 y versículo 32: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el Hijo, sino solo el Padre. Guardaos. Manténganse alerta porque no sabéis cuándo es el tiempo designado”. No pueden saber eso ustedes. Nadie sabe eso. Hechos 1:7: “No os es dado conocer los tiempos y las sazones, hermanos, que el Padre ha puesto en su sola potestad”. No es para ustedes saber eso. No necesitamos saber eso. Saber eso sería contraproducente, ¿no es cierto?

Si supiéramos cuándo Jesús iba a venir y arrebatar a Su iglesia y cuando Él iba a venir en el día del Señor en juicio, si conociéramos el momento preciso de todo eso, nos haría indiferentes en términos espirituales si estuviéramos muy lejos de ese momento. O nos colocaría en una posición de algún tipo de pánico si estuviera cercano. Dios ha escogido no revelar el tiempo de las épocas finales para que todos los creyentes vivan esperando todo el tiempo. Entonces, él dice: “No necesitan saber eso”. Él dice: “Ya conocen bien lo que necesitan saber”. ¿Qué es eso? Que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche.

Ahora, eso nos lleva al punto número uno en nuestro bosquejo: viene, está por venir. Él nos va a hablar acerca de su venida, y él nos va a hablar de lo que realmente necesitamos conocer. Lo que él está diciendo aquí es que lo que necesitan saber es qué va a pasar cuando nadie –¿qué?– lo espera. Va a pasar cuando nadie lo espera. Es esa falta de expectativa lo que le preocupa. Tenían curiosidad acerca de tiempos y temporadas. Entonces, él entra a una respuesta y dice: “Lo único que necesitan saber es que el día del Señor va a venir cuando no lo esperan, cuando la gente que esté viva en ese tiempo no lo espere”. Y después, él pasa de eso a una sección de exhortación a la vida santa a la luz de esa realidad.

Pero veamos el versículo 2 en más detalle: “Porque vosotros sabéis perfectamente”. Ese, “sabéis perfectamente” ahí, ἀκριβῶς (akribos) significa saben exactamente. Es una palabra que sale de la investigación. Apunta a una investigación demandante para llegar a una conclusión. Ustedes conocen perfectamente. Ustedes conocen exactamente. Ustedes conocen con precisión lo que debe ser inesperado. Les he hablado de eso. Y ya sabemos a partir de esta epístola, allá atrás en el capítulo 1, versículo 10, que toda la iglesia estaba esperando que Cristo viniera del cielo. En el capítulo 2, versículo 19 les recuerda del Señor Jesús viniendo. Capítulo 3, versículo 13, les vuelve a recordar de la venida del Señor Jesús. Capítulo 4 explica el rapto. Y nunca les dice cuándo, nunca. Él no les dice eso. Y la razón por la que no les dice eso es porque él no puede saber eso.

Regresemos a Mateo 24, si es tan amable de acompañarme ahí por un momento. Va a necesitar su Biblia a la mano porque vamos a estar saltando un poco, pero esto es muy esencial. En Mateo capítulo 24 y versículo 36, Jesús ha estado hablando del tiempo del fin, hablando de Su segunda venida, de cuando Él venga en juicio aterrador, y también cuando Él venga para reunir a los escogidos de los cuatro rincones del mundo. Él habla del hecho de que el cielo y la tierra van a pasar en el versículo 35, y todo esto en el tiempo final. Pero en el versículo 36, Él dice: “El día y la hora nadie sabe. Los ángeles en el cielo no lo conocen. El Hijo en la tierra no la conoce. Solo el Padre la conoce”. Entonces, éste es el secreto primordial aquí. El tiempo no lo conocemos.

Y después, él describe las condiciones más interesantes, versículo 37: “La venida del Hijo del hombre será como en los días de Noé, porque, así como en aquellos días, que fueron antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo y casándose y dándose en casamiento hasta el día que Noé entró al arca”. ¿Qué significa eso? Fueron totalmente indiferentes a los 120 años de que Noé estuvo haciendo ¿qué? Advirtiendo, predicando justicia, advirtiéndoles. Y fueron indiferentes a eso. Y fueron indiferentes hasta que él entró a eso. Y todavía eran indiferentes hasta que el diluvio vino y se los llevó a todos.

Entonces, la venida del Hijo del hombre será para la generación que esté viva cuando suceda, será inesperada, inesperada. Eso es sorprendente porque él acaba de describir, comenzando en el versículo 4, todo tipo de cosas que la gente que esté viviendo en ese tiempo van a poder ver o esperar. Él dice, versículo 6: “Habrán guerras y rumores de guerras. Y se levantará nación contra nación y reino contra reino. Y habrán hambres. Habrán terremotos”. Él sigue hablando de falsos profetas, haciendo que la gente se desvíe. Habla de la abominación desoladora, hablada por Daniel el profeta cuando ellos profanan el templo. Habla de tribulación terrible, versículo 21: “Como no ha ocurrido desde el principio del mundo hasta ahora”. Y todas esas cosas están pasando en el mundo, y todavía están pasando. La vida sigue normal, contentos, dándose en matrimonio, comen, beben, simplemente vive tu vida, hasta que venga el tiempo y son llevados.

Y va a venir rápido. Van a estar ocupados en sus negocios, como es normal. Versículo 40: “Dos hombres están trabajando en el campo, uno es tomado y uno se queda. Dos mujeres están trabajando, una es llevada y una se queda”. Va a pasar cuando la gente simplemente esté realizando los deberes normales de la vida. Y él dice en el versículo 42: “Por lo tanto, estad alertas porque no conocéis en qué día vuestro Señor viene. Pero estad seguros de esto, si la cabeza de la casa hubiera sabido en qué tiempo de la noche el ladrón iba a venir, él habría estado alerta y no habría permitido que en su casa entrara el ladrón. Por esta razón estén listos también, porque el Hijo del hombre va a venir en una hora cuando no piensan que vendrá”. Jesús le dijo esto a una multitud de personas que nunca experimentaría esto. Ya están muertos y no ha pasado aún. Pero Él colocó a toda generación alerta y les dijo que tenían que vivir esperándolo, ¿verdad? Porque solo Dios Padre sabe cuándo va a pasar.

Y su punto es que va a ser repentino, va a ser inesperado. De regreso en el versículo 27 de Mateo 24, va a ser como el relámpago que se ve de este al oeste, simplemente un rayo de luz de relámpago, y el Hijo del hombre estará ahí en un momento cuando la gente no piensa que va a pasar. Entonces, el día del Señor viene como ladrón en la noche. Y podemos agradecerle a nuestro Señor Jesús por esa analogía. Él no es un ladrón, pero el día del Señor viene como un ladrón. Él es el que lo dijo ahí en el versículo 43: “Si la cabeza de la casa hubiera sabido en qué momento de la noche el ladrón iba a venir, él habría estado alerta”. El día del Señor vendrá como un ladrón en la noche. Más allá de eso, él dice: “No necesitan saber nada acerca del tiempo. No necesitan saber nada acerca de fechas. Y claro, debido a que son los redimidos, van a estar en el rapto. Ni siquiera estarán ahí para este acontecimiento”.

Al mundo, a la iglesia se le ha dado suficiente información. La iglesia, no son del día, ni siquiera están pasando por él, van a hacer arrebatados. Eso es lo que necesitan saber. Pero también, vivan su vida a la luz tanto de la venida de Cristo por los suyos y del juicio aterrador terrible sobre los hijos de las tinieblas que está por venir en el futuro. Para el mundo, hay un día de juicio que está por venir. No pueden conocer en qué día y en qué hora. Incluso, cuando las señales precursoras comiencen a llevarse a cabo y las guerras y rumores de guerras y hambres y pestilencia terrible, plagas, enfermedad, terremotos, y todo eso comience a incrementarse, y el Anticristo se levante y haya una profanación del templo en Jerusalén, y todo eso esté pasando, de manera sorprendente el mundo que esté vivo en ese tiempo no va a esperar que Cristo venga; va a ser inesperado, no van a estar listos.

Ningún ladrón coherente anuncia la hora de su venida. Usted no recibe una postal, voy a robar tu casa el jueves entre 8:00 y 10:00, ¿podrías irte? La generación que esté viva en el acontecimiento del día del Señor habrán visto muchos acontecimientos preliminares, pero no estarán listos. Tendrán suficiente evidencia para saber que es pronto, y deberían estar listos, pero no conocerán exactamente el día ni la hora. Vea el capítulo 24, versículo 50: “El amo de ese esclavo vendrá en un día cuando él no lo espera, y en una hora cuando él no sabe, y lo cortará en pedazos, y le asignará un lugar con los hipócritas. Ahí será el lloro y el crujir de dientes”. No van a saber.

Ahí en el versículo 44 de este capítulo, él dice: “Más vale que estén listos porque Él viene cuando no piensan que vendrá”. Capítulo 25, versículo 13: “Estén alertas entonces porque no conocéis el día ni la hora.” En Lucas, vea el capítulo 12, simplemente para mostrarle en cierta manera el uso completo de esta analogía, Lucas 12:35, esta es una descripción muy vívida por parte de nuestro Señor: “Estén ceñidos vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas. Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su Señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran enseguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su Señor, cuando venga, halle velando. De cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles. Y aunque venga la segunda vigilia y aunque venga la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón habría de venir, velaría ciertamente y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también estad preparados porque a la hora que no penséis, el Hijo del hombre vendrá”. Esa es la clave. El concepto de un ladrón es el concepto de algo inesperado. No invitado, inesperado.

También encuentra usted la misma analogía en Apocalipsis 16:15. En Apocalipsis 16:15 dice: “He aquí vengo como ladrón”. De nuevo, digo, el Señor no es un ladrón, pero viene de manera repentina e inesperada. “Bienaventurado es el que se queda despierto y mantiene su ropa puesta, no sea que ande desnudo y los hombres vean su vergüenza”. El punto es, si el hombre se quita su ropa y se acuesta; y él es saqueado a la mitad de la noche, y él está por todos lados en la mañana y no tiene nada que ponerse, es vergonzoso. Entonces, Él dice más vale que se mantengan vestidos y despiertos porque vengo cuando no lo esperan.

Hay otro uso más de esta misma metáfora, no en un sentido escatológico, sino en un sentido histórico en Apocalipsis 3:3 con la iglesia en Sardis, en donde son advertidos de que, si no cambian sus caminos, el Señor va a venir repentinamente como un ladrón a ellos en juicio. Entonces, el concepto de ladrón en la noche, la frase “en la noche”, solo es usada aquí. Las otras hablan de un ladrón, pero esta añade en la noche. ¿Por qué? Esa es una suposición obvia que un ladrón vendría en la noche bajo la cubierta de la oscuridad, y encaja con lo que Pablo quiere decir acerca también de los hijos del día y los hijos de la noche, el cual es su aplicación primordial práctica de todo este concepto.

Entonces, al responder su pregunta, siga esto, al responder su pregunta, Pablo cita la enseñanza de Jesús, y dice: “El tiempo exacto no se conoce. No se puede conocer. Y ya tienen todo lo que necesitan conocer”. Pero al decir eso, al querer que ellos sepan que no necesitan saber los tiempos y las temporadas, él cita al Señor que Su venida será como un ladrón en la noche, y al hacer eso, él, por lo tanto, presenta la frase del día del Señor. El día del Señor vendrá como un ladrón en la noche. Y eso nos deja con la pregunta, ¿qué es este día del Señor? ¿Cómo debemos entenderlo? ¿Qué es? Es uno de los términos más importantes en la Biblia, repitiéndose una y otra vez. Acontecimientos muy explícitos que están por venir. Habla del juicio futuro de Dios.

Pero, ¿qué es específicamente? Ahora, quiero que siga esto, esto le va a dar a un cimiento para que entienda un concepto muy importante que va a encontrar usted una y otra vez en su estudio de la Biblia. Cuatro veces, en el Nuevo Testamento, el día del Señor es mencionado. Otras veces, se hace referencia a él. Cuatro veces, la frase el día del Señor es usada. Hechos 2:20 aquí, y 2 Tesalonicenses 2:2, y 2 Pedro 3:10. Pero sea lo que sea que el escritor del Nuevo Testamento entendió acerca del día del Señor, lo obtuvo del profeta del Antiguo Testamento. Entonces, si vamos a entender qué es el día del Señor, tenemos que entender lo que significó para el profeta del Antiguo Testamento que lo profetizó.

Permítame darle una lista pequeña, muy simple de versículos que le van a describir para usted la naturaleza del día del Señor. Escuche esto, esto es lo que los profetas dijeron del día del Señor. Isaías 2:12: “Porque el día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo lo que es soberbio y levantado, sobre todo elevado, y será humillado”. Isaías 3:6: “Llorad, porque el día de Jehová está cerca”. Isaías 13:9: “He aquí el día de Jehová viene cruel con tanto ira como enojo feroz para desolar la tierra”. Joel 2:11: “El día de Jehová es grande y muy terrible”. Joel 2:31: “El sol se convertirá en tinieblas, la luna en sangre antes de la venida del gran día de Jehová terrible”. Amós 5:18: “Ay de vosotros que deseáis el día de Jehová, porque qué bien es el día de Jehová para vosotros”. Amós 5:20: “¿No es el día de Jehová tinieblas y no luz?” Malaquías 4:5: “He aquí, os envío a Elías el profeta antes de la venida del día de Jehová grande y terrible”. Sofonías 1:14: “El gran día de Jehová está cercano, está cercano y se apresura rápidamente. El ruido del día de Jehová es amargo”. Y después, esto, Sofonías 1:15: “Ese día es un día de ira, un día de aflicción y turbación. Un día de devastación y desolación. Un día de tinieblas y un día de nubes y oscuridad espesa”. Todo es negativo.

Toda la palabra profética del día del Señor es acerca de juicio, es acerca de humillar a la gente, es ira, y enojo, y desolación, y venganza, y destrucción y terrible. Se dice que es un tiempo sombrío, y tinieblas, y aflicción y problemas siempre. Seis veces hace referencia al mismo como un día de condenación. Cuatro veces es llamado un día de venganza.

Ahora, siempre el día del Señor se refiere al juicio final más cataclísmico de Dios sobre los impíos. Es una culminación de la furia de Dios en un golpe final que consume a los impíos. Es un clímax.

Ahora, es verdad que en el Antiguo Testamento, hubieron ocasiones cuando Dios trajo ira sobre la gente, y Él usó medios humanos providencialmente controlados, como una nación destruyendo a otra nación, o Él usó hambres o terremotos, o lo que sea en el curso natural de las cosas para actuar como instrumentos de su juicio. Pero esos son únicamente adelantos del cataclismo final, todopoderoso sobrenatural que termina en el gran juicio en contra los impíos. Así es en el final. Habrá guerras. Habrá hambrunas. Habrá enfermedades, probablemente la plaga del sida y cosas como esa y otras. Esos son medios naturales mediante los cuales Dios comenzará a efectuar la operación de su ira sobre los impíos. Pero esos son únicamente preliminares al golpe completo de la furia del Hijo de Dios que viene en poder sobrenatural y simplemente consume a todos los impíos.

Entonces, a lo largo del Antiguo Testamento tiene ilustraciones de esto, en donde Dios usa medios naturales y humanos para llevar a cabo su ira contra algunas personas. Pero después, finalmente, en cierta manera climática, hay un cataclismo fuerte que encierra el juicio, que es un retrato históricamente del cataclismo final sobrenatural llamado el día final del Señor. Y entonces, incluso en el Antiguo Testamento, hubieron varios días del Señor en un sentido histórico, en donde Dios vino y finalmente, arrasó con su pueblo. El reino del norte fue arrasado, recordará usted, y llevado en el cautiverio. El reino del sur, Judá, arrasado en un holocausto, sacado de su tierra y quitado en el juicio de Dios. A esos, los profetas llamaron el día del Señor. Y fueron precedidos por ciertos juicios que fueron algo así como preliminares o precursores, y después, Dios arrasó con ellos.

Esos fueron retratos históricos del fin definitivo, cuando habrá guerras, y hambres y cosas así; y terremotos, y después, simplemente Dios va a arrasar con todos en un cataclismo final. Conforme usted ve el desarrollo de los juicios, de los sellos en Apocalipsis -y haremos eso la próxima vez. Los juicios de las trompetas, los juicios de las copas. Usted ve el comienzo de esos juicios comenzando a desarrollarse, y hay guerras, y terremotos y hambres. Y después de pronto, pasan de lo natural a sobrenatural. Y cuando usted llega al sexto sello, de pronto, holocaustos sobrenaturales repentinos comienzan a llevarse a cabo debido a la ira de Dios que ha alcanzado la culminación del día del Señor. Entonces, necesita entender eso. El Nuevo Testamento llama a ese día su día, lo llama el día de la ira, lo llama el día de la ira y de la revelación, lo llama el gran día del Dios todopoderoso, lo llama – Pedro, lo llama – 1 Pedro 2:12, el día de la visitación. Pero siempre, ahora escuche con cuidado, es el tiempo cuando Dios desata su furia final sobre los pecadores de la tierra y arrasa con ellos.

Ahora, simplemente como comentario al margen, debe ser distinguido del día de Cristo, o día del Señor Jesús, o el día del Señor Jesucristo o el día de Jesucristo. Esas frases todas son usadas. El día de Cristo es usada en Filipenses. El día del Señor Jesús en 1 y 2 Corintios. Y el día del Señor Jesucristo, en 1 Corintios 1:8. Ahora, escuche con mucho cuidado. El día de Cristo o el Señor Jesucristo o el Señor Jesús, siempre tiene que ver con – observe esto – creyentes. Siempre tiene que ver con el tiempo de ser recompensado por Cristo. Un tiempo cuando los creyentes entran en la redención, en su redención, y su recompensa y su gloria eterna. El día de Cristo, entonces, se asocia con el rapto y la redención y la recompensa de los santos. El día del Señor se asocia con el juicio sobre los impíos. Hay otra frase, el día de Dios, usada en 2 Pedro 3:12. Y esa se refiere a la eternidad, ese es el día de Dios. El día de Cristo, Él se lleva a su iglesia. El día del Señor, el Señor Soberano viene en juicio. El día de Dios, el estado eterno. Entonces, necesita hacer esas distinciones.

El día del Señor, entonces, de manera única debe ser visto como un período de juicio, juicio sobre los impíos, juicio en un cataclismo final que viene en la culminación de otros juicios preliminares. Y esa es la razón por la que usted abre Apocalipsis, y los primeros cinco sellos, y lo preliminar y el sexto sello, bang, todo se oscurece, el sol se apaga, la luna se oscurece, los cielos se apagan, las estrellas comienzan a caer, la gente grita porque las rocas y los montes caigan sobre ellos. Y ese es el comienzo del día del Señor. Pero sigue esos precursores que son bosquejados antes de eso, y vamos a entrar a detalle a eso en nuestra próxima lección.

Ahora, cuando Jesús dijo este juicio del día del Señor vendrá como ladrón en la noche, Él quiso decir que vendría inesperadamente. Aunque habrá precursores y cosas pasando, el mundo no lo creerá, no lo creerá. De hecho, vea el versículo 3, ¿estarán diciendo qué? ¿Qué estarán diciendo? Paz y seguridad. Voy a explicar eso la próxima vez. ¿Cómo podrán decir eso? Le voy a decir cómo podrán decirlo, y le voy a decir por qué lo dirán. Pero eso es lo que van a decir: “Paz, todo va a estar bien”. ¿Cómo puede usted creer eso cuando todas estas cosas pasando? Terremotos, guerras, rumores de guerra, hambres. Pero eso es lo que dicen. No lo van a esperar.

Y entonces, siempre hay un sentido de inminencia. Va a venir como un ladrón. Va a venir como un ladrón. Va a venir cuando usted no lo espera. Va a venir repentinamente. Siempre inminencia, cercanía, la expectativa es proyectada en pasajes que tratan con el día del Señor. Escuche Ezequiel 30, versículo 3: “El día está cercano”. Esto es el día de Jehová está cercano. Joel 2:1: “El día de Jehová viene, está cercano”. Joel 3:14: “El día de Jehová está cercano”. Abdías 15: “El día de Jehová sobre todas las naciones está cercano”. Sofonías 1:7: “El día de Jehová está cercano”. Zacarías 14:1: “El día de Jehová viene”. Estaban diciendo eso en ese entonces, y no estamos todavía ahí. Pero siempre estuvo ese sentido de que podría venir en cualquier momento.

Los profetas también estaban viendo un día histórico del Señor que estaba cercano, que sería un adelanto de cómo sería el final. Y entonces, necesito simplemente mencionarle esto, un pensamiento muy importante de interpretación. Cuando los profetas escriben el día del Señor están viendo dos cosas, están viendo un día histórico del Señor que va a pasar pronto, y están viendo la culminación definitiva en el día final del Señor. Entonces, llamamos a eso una profecía cercana y lejana, tiene una interpretación cercana y lejana. No le debe sorprender eso. Muchos de los salmos que David escribió acerca de sí mismo eran mesiánicos, ¿verdad? Realmente estaba pensando en el Mesías. Cuando David dijo en el Salmo 69: “Los vituperios que han caído sobre ti han caído sobre mí. El cielo por tu casa me ha consumido”. Él le está diciendo a Dios: “Te amo tanto. Tengo tanto celo por Tu casa que cuando Tú eres menospreciado, siento el dolor”. Y él estaba hablando de su propio corazón.

Y cuando Jesús vino y limpió el templo, David estaba hablando de Él. Entonces, usted ve en el horizonte en muchos de los salmos mesiánicos al Mesías, aunque está hablando de un individuo en el pasado. Lea Isaías 7:14: “La virgen concebirá y dará a luz a un hijo”. Conforme usted lee eso piensa debe estar hablando de la vida de Isaías. Pero conforme usted entra al Nuevo Testamento y mira hacia atrás, estaba hablando del Mesías. Entonces, muchas veces usted tiene una importancia cercana y lejana. Cuando se habla de las profecías del día del Señor, eso es bastante típico.

Permítame de darle una ilustración. Vea Abdías. Abdías 1 al 14 está hablando de juicio sobre Edom. Dios va a juzgar a Edom, esta nación vecina que había rechazado al Dios verdadero. Él dijo voy a enviar mi juicio sobre ti, Edom; y es un tipo de juicio del día del Señor. Pero cuando usted llega al versículo 15, después él dice: “El día de Jehová se acerca sobre todas las naciones”. Y él salta de manera clara al fin del tiempo y comienza a describir el tiempo del fin, y cómo todas las naciones van a ser llevadas al juicio. Y antes de que todo se acabe, al final del versículo 21, el reino será del Señor, y el Señor reinará después de ese juicio final.

Observe Sofonías, unos cuantos libros a la derecha, y Sofonías capítulo 1: “Vea el día del Señor”. Versículo 7, Sofonías 1:7: “Guardad silencio ante Jehová Dios, porque el día del Señor está cercano”. Y él procede a describir el día del Señor a lo largo del versículo 14: “Cercano está el gran día de Jehová, cercano y viene muy rápido. Escuche al día de Jehová”. Él dice escuche, escuche, escuche, lo puedes oír, lo puedes oír. Y, por cierto, él solo está a unos 15 años de distancia del exilio babilónico de Judá en el 605. Entonces, él dice, viene pronto. Él está hablando de un día histórico del Señor que está por venir. Van a ser llevados al cautiverio, sacados de su tierra.

Pero cuando usted va al capítulo 3 de esta pequeña profecía, de pronto él brinca por todos los milenios del tiempo y a otro día, en el capítulo 3, versículo 8 hasta el versículo 20. No voy a tomar el tiempo para leerlo. Él está viendo el día mismo final del Señor, y el establecimiento del Reino de Cristo después del día del juicio del Señor, cuando ha venido sobre todo el mundo. Isaías hace lo mismo, y ni siquiera lo voy a llevar ahí. Y él está hablando de ese día final culminante del Señor, cuando el reino del sur de Judá fue llevado al cautiverio y después, él se mueve al día final escatológico del Señor, Isaías lo hace, y brinca de lo histórico a lo escatológico o al acontecimiento final en términos de juicio, ese gran día en el que todas las naciones serán juzgadas. Y entonces, un patrón profético típico.

Entonces, conforme usted estudia el Antiguo Testamento y usted llega a un pasaje del día del Señor, podría encontrar que los profetas del Antiguo Testamento mezclaron historias y escatología, y las mezclaron de tal manera que a veces no puede trazar la línea de manera fina para identificar qué es histórico y qué es escatológico. No se desanime por eso. Eso es algo muy difícil de identificar. Pero ellos vieron indicadores preliminares de que el juicio de Dios iba a venir, seguidos por la venida de Dios, en lo que es un tipo de juicio del día del Señor, arrastrando a la gente como un adelanto del día final, cuando Dios va a tener algunos juicios preliminares humanos providencialmente dirigidos, culminando en un juicio final avasallador de los impíos por parte de Dios llevado a cabo sobre naturalmente.

Y entonces, como un escritor dice, el día escatológico está en el trasfondo en el horizonte distante. Y él escribe, y cito: “El día del Señor estaba cerca porque estaba a punto de actuar. Y el acontecimiento histórico en un sentido real era un adelanto de la obra escatológica final. La eminencia histórica del día del Señor no incluyó todo lo que el día del Señor significaba. La historia y la escatología se mantuvieron en una tensión dinámica porque ambas eran el día del Señor”. Fin de la cita. Así dice Jorge Lad.

Ahora, conforme usted ve la identidad de la venida del día del Señor, Joel probablemente nos da una afirmación tan directa como ningún otro en cuanto a su naturaleza. Escuche lo que dice Joel 2:30: “Y mostraré maravillas en el cielo y en la tierra, sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que venga el día de Jehová grande y terrible. Pero todo aquel que invocare el nombre del Señor, dice él, será liberado”. Aquellos que conozcan al Señor serán liberados de eso, pero vendrá. El cielo se oscurece, sangre, fuego, humo, oscuridad, y después, juicio horrendo.

Si usted piensa que eso es vívido, el Nuevo Testamento es mucho más vívido que eso. Y vamos a tener que regresar para esa descripción vívida que el Nuevo Testamento da. Es aterrador. El día del Señor, dice él, está por venir. Está por venir como ladrón en la noche. ¿Qué quiere decir eso? De manera inesperada, repentina, dañina y sin que alguien le dé la bienvenida. Va a traer daño. No va a ser algo a lo que se le dé la bienvenida, va a ser rápido y no va a ser esperado. Está por venir. Pablo ciertamente pensó que el rapto vendría durante su vida, como todos los cristianos lo han pensado. Él creía que el día del Señor seguiría al rapto, pero que ningún creyente estaría en el día del Señor.

Y el tiempo de todo eso no lo sabemos. No sabemos cuándo es que el Señor viene por Su iglesia. No conocemos el momento, el día ni la hora cuando Él va a venir en juicio terrible sobre los impíos. Dice usted: “Bueno, ahora espera un minuto. Cuando esos acontecimientos comiencen, ¿acaso la gente viva en ese tiempo lo sabrá?” Tendrán toda esa información, pero, aun así, no conocerán el día ni la hora, y estarán haciendo exactamente la evaluación equivocada. Estarán diciendo paz, y ¿qué?, seguridad. Para su aliento, amados, y para la de ellos, Pablo dice en el versículo 4: “Hermanos, no estáis en tinieblas. El ladrón viene en la noche. Ustedes no están en la noche. El día no va a venir sobre ustedes”.

Estamos en el capítulo 4, ¿no le da gusto? No estamos en el capítulo 5. Alguien va a estar en el capítulo 5, muchas personas en el capítulo 5. Dice usted: “Bueno, ¿acaso el capítulo 5 tiene alguna implicación para nosotros?” Sí. Sí. Porque el versículo 5 dice: “Todos vosotros sois hijos de luz, hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, si no velemos y seamos sobrios”. Y el versículo 8 dice: “Seamos caracterizados por fe, y amor y esperanza”. En otras palabras, vivamos nuestra vida de manera coherente con aquellos que son llamados hijos del día. Estemos alerta. No somos seamos como el mundo oscuro, borracho, somnoliento que está durmiendo. Estemos siempre alerta, siempre listos para la venida del Señor. Debe tener un impacto tremendo en su vida porque debemos vivir como hijos del día deben vivir y no como hijos de la noche. Y llegaremos a esas grandes verdades en nuestro próximo estudio.

Padre, gracias por nuestro tiempo esta mañana. Hemos cubierto tanto, sin embargo, en ciertas manera es tan poco. Te agradecemos por la gran esperanza que tenemos que algún día estaremos en un día en el que no conocemos, para ser arrebatados, para reunirnos con Jesús en el aire y ser reunidos con todos aquellos que han muerto en Cristo, para ser llevados al lugar que has estado preparando para nosotros para estar siempre contigo. Y después, sabemos que todo el juicio divino comenzará a desatarse en este mundo. Padre, simplemente oramos porque, por un lado, seamos consolados en el conocimiento de que todos los creyentes vivos o muertos serán reunidos con Cristo, y que también seamos exhortados, por otro lado, y debido a que no debemos participar en la noche, no pertenecemos a las tinieblas, no estaremos ahí cuando el ladrón venga. Ayúdanos a no vivir como hijos de tinieblas sino como hijos de luz. Ayúdanos a no preocuparnos por el tiempo porque el estar preparados espiritualmente no tiene nada que ver con ver el reloj, poner fechas. No tiene nada que ver con buscar señales. Tiene que ver con vivir de manera santa, a la luz del hecho de que Jesús podría venir en cualquier momento. Entonces Padre, ayúdanos a vivir con expectativa esperando, y con una obediencia consecuente y consuelo, así como esperamos esas cosas que Tú has preparado para nosotros que son demasiado maravillosas para ser mencionadas. Te agradecemos porque escaparemos el día del Señor, porque no estamos destinados para ira no temporal, no eterna, sino que estamos destinados para tener comunión unos con otros, y contigo es en esa esperanza que oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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