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Como usted sabe, hemos estado estudiando 2ª de Tesalonicenses y hemos estado cubriendo el segundo capítulo que es maravilloso y rico; y quiero que vaya esta mañana a este lugar conforme concluimos ese capítulo, 2ª de Tesalonicenses, capítulo 2. Hemos estado tratando aquí con el hombre de iniquidad que está por venir, el hombre de pecado que está por venir: el Anticristo.

Cuando estuve en Indiana esta semana, el lunes por la noche, llegamos para una gran reunión esa noche, y conforme llegué a la iglesia, ya había un gran grupo de autos ahí en el estacionamiento, y muchas personas estaban moviéndose hacia el auditorio, y estaba viéndolos, y después vi a mi lado algunas personas que estaban protestando contra la iglesia. Tenían palos con letreros grandes en ellos, y vi el primero, que decía: “Jesús no perdona el pecado”. Y después hubieron otras cosas que básicamente negaban la obra y persona de Cristo de una u otra manera.

Fue algo raro, que hubiera una iglesia en donde estaba protestando gente que eran tan osadas como para demostrar el espíritu del Anticristo ahí en el lugar mismo, donde Cristo es exaltado. Pero ciertamente es esa osadía que caracteriza al enemigo mismo, el hacer eso. Ese es el espíritu del Anticristo que ya está operando en el mundo. Es ese el misterio de la iniquidad que ya está en operación. En últimas culmina en el Anticristo final. Pero hay muchos, muchos en la actualidad que hoy día demuestran la actitud del Anticristo.

Hay una actitud del Anticristo poderosa, sobrenatural que está en operación, que permea al mundo. Es parte del ataque de Satanás en contra de Cristo. Como puede ver, el plan de Satanás consiste en evitar que el mundo acepte a Cristo y su obra, mantener al mundo lo suficientemente engañado como para que no sean salvos, y después, en últimas, traer a su propio Cristo falso. La culminación de toda actitud del Anticristo, esto el hombre de pecado, el hijo de perdición, y de esta manera traer el engaño final y definitivo.

Estamos aprendiendo de este hombre y su carrera en este capítulo. Satanás, sabemos, es un mentiroso y un engañador, y es el padre de mentiras. Se disfraza a sí mismo como ángel de luz y sus emisarios igualmente están disfrazados de la misma manera. Ellos como él son obreros fraudulentos y su engaño primordial es mentir acerca de Cristo. Esa es la razón por la que inevitablemente las religiones falsas tienen una cristología equivocada. Las religiones falsas propagan mentiras acerca de Cristo. En 2ª de Juan, versículo 7 dice: “Muchos engañadores han salido por el mundo, aquellos que no reconocen a Jesucristo que ha venido en la carne. Este es el engañador y el anticristo”.

Entonces él le dice a usted ahí que la actitud del Anticristo es una negación de Jesucristo como Dios en carne humana. Entonces de nuevo digo, inevitablemente, los sistemas religiosos falsos siempre atacan la persona y la obra de Cristo. Todos ellos, todas las religiones falsas, se aferran a una salvación por obras o ritual ceremonial o esfuerzo que niega la obra de Cristo, el único que puede salvar, y todos ellos tienen una perspectiva equivocada de Cristo.

Para algunos Él es un ángel, para algunos Él es algún tipo de emanación elevada, para otros Él es un hombre glorioso, para algunos Él es un profeta de Dios. Siempre el espíritu del Anticristo ataca la realidad de Cristo y su obra. Finalmente, y en últimas, esa actitud encontrará su forma en el Anticristo, el gran líder del mundo final satánico religioso. Cuando él venga, él será el enemigo consumado de Cristo. Él será el engañador más grande que el mundo ha experimentado hasta ese entonces, el engañador humano más grande, quien guiará al mundo entero a adorarlo a él y no al Cristo verdadero.

De hecho, simplemente a manera de recordatorio, observé por un momento Apocalipsis, capítulo 13. Apocalipsis, capítulo 13, versículo 4 lo menciona llamándolo “la bestia”. Y de la bestia dice en el versículo 5: “Se le dio una boca que hablara palabras arrogantes y blasfemias y autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses”. Él tiene una carrera de cuarenta y dos meses, o tres y medio años. “Le fue dado —versículo 7— hacer guerra con los santos y vencerlos, y autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación se le fue dado”.

Entonces él literalmente gobierna el mundo entero. Él es una persona poderosa. Versículo 8 dice, y aquí está la clave: “Todos los que moran sobre la tierra lo adorarán”. Él literalmente se gana la adoración del mundo entero. “Todos aquellos cuyos nombres no han sido escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que ha sido inmolado”. Cualquier persona que no es un creyente, cualquier persona que no está en Cristo adorará a este Anticristo definitivo.

Además, más adelante en el capítulo dice que él, por la capacidad dada a él por Satanás, y mediante el instrumento del falso profeta, quien es su promotor, va a llevar a cabo todo tipo de señales engañosas, y esas señales engañosas, claro, van a incrementar su atractivo, y será la razón por la que el mundo entero caerá ante él postrado y se adorará, y eventualmente él controla a todo mundo. Versículo 16: “Grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, todos llevarán su marca en su mano derecha o en su frente”. Y todos son parte de su operación. Este Anticristo entonces literalmente cautiva al mundo. Él se vuelve un líder religioso y político que la gente realmente adora como Dios.

Comienza su carrera, según Daniel 9 y Mateo 24, él comienza su carrera al entrar al Templo de Jerusalén y ahí él profana el lugar santísimo, el altar, y después se levanta a sí mismo como Dios, demanda que el mundo entero lo adore, y lo hacen, porque todos son entregados al engaño por parte de Dios porque han rechazado a Cristo. Entonces el Anticristo final es un hombre, un ser humano capacitado por Satanás, equipado para hacer algunas cosas sorprendentes. Él lleva a cabo la blasfemia definitiva en el Templo de Dios, se presenta a sí mismo como Dios, el mundo entero lo adora y él arrastra al mundo entero para sí mismo, y por lo tanto Dios los juzga. Es el día del Señor. Recuerde usted ese gran juicio que viene para destruir al Anticristo, y con él al falso profeta y a todos los que lo siguieron, y los arroja al lago de fuego por los siglos de los siglos. Entonces, el Anticristo es una personalidad importante en la historia redentora.

Ahora, ¿por qué razón es que Pablo está escribiendo del Anticristo a estos Tesalonicenses? Bueno, porque estaban confundidos. Cuando él estuvo con ellos les enseñó acerca del regreso de Cristo, les enseñó que no tenían nada que temer, les enseñó que Jesús vendría y los arrebataría y los sacaría, y después vendría el día del Señor en juicio. Pero no estarían en el juicio del día del Señor. No experimentarían ese juicio. No obstante, de alguna manera, habían llegado a pensar que quizás ya estaban en el día del Señor y de alguna manera se habían perdido el rapto.

¿Qué los habría hecho pensar eso? La persecución, la hostilidad hacia ellos, la dificultad, pero más que eso —versículo 2—, alguien vino con un mensaje y una carta falsa supuestamente escrita por Pablo, y diciendo que había venido una palabra espiritual sobrenatural de Dios y Pablo la estaba predicando y escribiendo y estaba diciendo que el día del Señor había venido. Fin del versículo 2. Y ustedes están en él. Y el pánico se aferró de ellos, y fueron sacudidos y alterados. ¿Por qué? Porque el día del Señor era un día de juicio mundial devastador y condenación. Ellos no creían que debían estar ahí, y entonces la pregunta sería: ¿Qué le pasó al rapto? ¿Por qué no fuimos sacados? ¿Por qué no fuimos rescatados? ¿Qué está pasando aquí? Y estaban en un estado de temor y duda.

Entonces Pablo les escribe con respecto a la venida del Señor y nuestra reunión con él, esto es el rapto. Y lo que él les dice es esto: “No podrían haberse perdido el rapto, no podrían estar en el día del Señor. ¿Por qué? Porque el Anticristo no ha venido, y el Anticristo tiene que venir antes de que el día del Señor comience, y el Anticristo no ha venido. Entonces, ¿cómo podrían estar ustedes en el día del Señor?”.

Entonces él usa ese acontecimiento de la venida del Anticristo, lo cual es un precursor al día del Señor, como una manera de mostrarles que el día del Señor no ha venido, porque era obvio que el Anticristo no había venido. La abominación desoladora llamada la apostasía en el versículo 3 no se había llevado a cabo. El mundo entero ciertamente no estaba adorándolo. Eso todavía no había sucedido. Entonces la razón por la que él entra en esa discusión del Anticristo es para mostrarles que no pueden estar en el día del Señor, para darles aliento y esperanza que escaparán todo esto cuando el Señor los arrebate y ellos todavía pueden tener esperanza porque venga ese acontecimiento.

Entonces habían estado en temor. Y como vimos el texto, señalamos que Pablo estaba muy preocupado porque no tuvieran miedo. Él dijo: “No quiero que estén conmovidos y alterados, no es necesario”. Y entonces el desarrolla, comenzando en el versículo 3, una serie de cosas para ayudarles a aliviar sus temores.

No hay razón por la que alguien quien es cristiano debe temer el regreso de Cristo, la venida de Cristo, los resultados finales de la historia humana, el día final. No debe haber temor alguno en nuestras vidas. Debemos esperarlo con gozo y esperanza y expectativa y emoción y felicidad ese gran tiempo. No tenemos nada que temer. No vamos a estar en el día del Señor. No vamos a volvernos las víctimas del engaño del Anticristo. No vamos a volvernos instrumentos del gran juego de Satanás en contra de Dios. No vamos a perdernos el rapto y de alguna manera vamos a ser arrastrados en la condenación. Eso no va a pasar.

Y entonces comenzando en el versículo 3, Pablo les dice unas cuantas cosas que deben mantener en mente. Número uno: no sean engañados. Y simplemente estamos repasando ahora. No sean engañados. Versículo 3: Nadie de ninguna manera los engañe”. Y él procede a decir: “No es posible que estén en el día del Señor, porque la apostasía no ha sucedido y el hombre de pecado o de iniquidad no ha sido relevado, el hijo de destrucción, él no se ha opuesto aún ni se ha exaltado a sí mismo, sobre todo Dios, su objeto de adoración, él no ha tomado su asiento aún en el templo de Dios presentándose como Dios. Eso no ha pasado.

Entonces no podrían estar en el día del Señor. Entonces no sean engañados. Y les diríamos a ustedes: no sean engañados. Conforme usted ve la venida de Jesucristo no deje que alguien invente algún tipo de teoría que va a quitarle su gozo y su esperanza y su expectativa, algo que lo va a confundir y lo va a sacudir y quitar su estabilidad.

En segundo lugar, señalamos que él dijo: “No sean olvidadizos”. En el versículo 5 él dice: “¿No os acordáis que mientras que yo estuve con vosotros, os decía esto?” No suelten lo que ya conocen. Me es sorprendente, con frecuencia le he dicho esto a la gente: “Miren, no me molesta si dudan lo que no conocen; pero no duden lo que conocen. Duden sus dudes; no duden lo que saben que es verdad. Aférrense a lo que han sido enseñados”. Eso es lo que él está diciendo: “Saben lo que yo les dije, ¿no se acuerdan?” Supongo que una de las cosas más traumáticas que le pueden pasar a la vida de un creyente es olvidar cosas que son muy esenciales para el crecimiento cristiano y el aliento cristiano. Y entonces él les dice: “Aférrense a esas cosas”. Eso significa un repaso constante. Recitar constantemente en la mente. Un esfuerzo constante por recordar esas cosas conforme usted las repasa una y otra vez para que no sea engañado fácilmente.

En tercer lugar, les dice: “No sean ignorantes”. Y comenzando en el versículo 6 y hasta la mitad del versículo 10 él básicamente llena los vacíos acerca del Anticristo. Y no quiero que sean ignorantes porque la ignorancia puede llevar al temor y a la duda y a cuestionar. Entonces él dice: “Únicamente les voy a decir unas cuantas cosas más”. Y él entra a la carrera del Anticristo aquí un poco, hablando de su revelación, su poder, su influencia y su destrucción definitiva. No quiero que sean ignorantes, porque la ignorancia puede llevar al temor. No quiero que sean olvidadizos, porque olvidar cosas que ya conocen, y ciertamente no quiero que sean víctimas de algún engaño.

En cuarto lugar, entonces, en el versículo 10, ahí al final y hasta el versículo 12 él dice: “No sean incrédulos”. Y aquí hay un punto muy importante. Él dice aquí que la gente que no recibe el amor de la verdad, al final del versículo 10, para ser salvos, perecerán, y Dios les enviará una influencia engañosa. Van a creer lo que es falso. Van a ser juzgados porque no creyeron la verdad, sino que se complacieron en la impiedad. Entonces él está diciendo: “No sean incrédulos. No están en la iglesia, pero no salvos, o tienen toda razón de temer porque quizás estarán en el futuro cuando el Anticristo venga y serán víctimas de su engaño”.

Todos los impíos, todos aquellos que se complacen en la impiedad, todos aquellos que no aman la verdad del Evangelio para ser salvos van a sentir el juicio de Dios. Y parte de ese juicio es la incapacidad de entender la verdad y ser entregados por Dios para creer una mentira. Debido a la incredulidad deliberada y al rehusarse a amar y obedecer la verdad habrá una incredulidad judicial y una incapacidad de obedecer y creer la verdad. Entonces, si quieren ver con gozo, dice, en el futuro, no sean engañados, no sean olvidadizos, ni ignorantes, ni incrédulos.

Ahora, vengamos a una quinta, y esta es la que creo que es tan importante para nosotros el día de hoy. No sean inseguros. No tienen razón para estar inseguros. Estaba escuchando una plática en una ocasión, una plática de preguntas y respuestas con un pastor hablándole a varias personas que hacían preguntas, y una de las preguntas fue esta: ¿Qué pasa si Jesús regresa y un creyente está pecando? La respuesta fue: “El creyente se va al infierno”. Una pregunta de seguimiento vino: “¿Qué sucede si el Señor Jesús regresa y alguien que cree que es cristiano tiene pecado no confesado en su vida, pecado que ha cometido en el pasado, por lo que nunca ha buscado mediante la confesión perdón? ¿Qué pasa? La respuesta, misma respuesta: “Van al infierno”. En otras palabras, si Jesús viene y todo no está en términos perfectos con Él, usted se va al infierno.

Ahora, eso es algo muy muy aterrador que creer. No veo cómo alguien que creía ese tipo de cosa viviría en temor todo el tiempo, porque la realidad del asunto es que si decimos que no hemos pecado hacemos de Dios un mentiroso. Él lo dijo en 1ª de Juan 1, si decimos que nunca hemos pecado él... No dijo si decimos que nos hemos pecado, él dijo: “Si decimos ahora que no tenemos pecado, lo hacemos a Dios mentiroso.” En algún punto dado en la vida de cualquier cristiano habrá alguna manifestación de su naturaleza caída. Decir que hemos escapado eso es hacer de Dios un mentiroso.

Por cierto, si usted entra en teología arminiana, yo creo que la razón por la que la teología arminiana ha desarrollado un punto de vista perfeccionista es para sacar a la gente de vivir en temor constante, y entonces tienen esta teoría de que usted puede llegar a un punto en el que usted nunca vuelve a pecar jamás, porque desesperadamente necesitan algún punto de seguridad. Pero la realidad es que hay personas que creen que si usted no ha confesado sus pecados y tiene algunos que no son confesados, o usted es sorprendido pecando cuando Jesús viene, usted está condenado y usted tiene que mantener sus cuentas frescas todo el tiempo, en cierta manera tiene que mantenerse salvo.

Y bien podría ser que algún tipo de esa manera de pensar se había metido en la iglesia tesalonicense, y estaban pensando, usted sabe, quizás este asunto del rapto pasó y no lo vimos porque de alguna manera nos salimos de la salvación, de alguna manera nos volvimos a perder. O quizás el señor había planeado un rapto, pero lo canceló, porque hay tantos desertores, y simplemente todos vamos a entrar al día del Señor para ser juzgados y condenados. ¿Eso podría sacudirlo a usted de su estabilidad, eso podría alterarlo, si usted tuviera miedo de que podría perderlo usted o usted podría perderlo a él?

Pablo no quiere que alguien piense así, entonces él dice esto en los versículos 13 y 14: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. Lo que él dice aquí es muy simple. Él dice: cuando Dios los escogió a ustedes en la eternidad pasada, desde el principio, los escogió para ganar la gloria en Jesucristo. Ustedes están en el proceso de moverse de salvación a la gloria, porque ese es el plan.

Entonces no tienen que temer que van a perderse en el algún punto. Desde el comienzo mismo, cuando Dios los escogió a ustedes, los escogió para ser glorificados. Fueron escogidos para ganar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Fueron escogidos para ser tan perfectos como Cristo es, tan santos como Cristo es, para estar en su presencia irreprensibles como Él. Eso es para lo que fueron escogidos. No nada más fueron escogidos para ser salvados en el tiempo en la esperanza de que pudieran llegar. Fueron escogidos para ser glorificados. La salvación en el tiempo, simplemente un elemento en traer esa elección a su fin.

Ahora, permítame mostrarle el flujo aquí. Usted tiene la teología de salvación aquí en un microcosmos. Primero él dice: “Siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros”. En otras palabras, estamos agradecidos con Dios por su salvación. Estamos agradecidos con Dios porque los salvó. La gratitud va a Él porque la salvación fue su obra, ¿verdad? Es todo la obra de Dios. No le agradecemos a usted por ser lo suficientemente inteligente para hacer eso. Le agradecemos a Dios por salvarlo a usted. Siempre debemos estarle dando gracias a Dios por ustedes, porque Él los salvó a ustedes, y después Él toma los componentes de esa obra y comienza a delinearlos.

El primero: son amados por el Señor. Son amados por el Señor. Él dice en el versículo 13: “Debemos estar siempre dando gracias a Dios por vosotros hermanos amados por el Señor”. Ahí es donde comenzó la salvación. ¿Entiende usted eso? Su salvación comenzó cuando Dios decidió en la eternidad pasada establecer su amor sobre usted. Aquí es donde la salvación comienza en el amor. Aquí hay una buena palabra que recordar. En el amor de Dios iniciador inmerecido sin influencia. Sin influencia alguna fuera de sí mismo por algo o alguien, Dios predeterminó establecer su amor sobre usted. Y esto es lo que Efesios 1 dice: “En amor habiéndonos predestinado”.

Dios estableció su amor sobre usted de manera libre y sin influencia. Ustedes fueron amados por el Señor. Ahí es donde todo comenzó. Así como dijo de Israel en el Antiguo Testamento. No fueron más grandes que cualquier otro pueblo, sino que determine amarlos. Esa es la única explicación. Usted pregunta por qué, usted no sabe por qué. Eso está simplemente en la mente propia de Dios y su propio plan. Él determinó amarlo a usted. Ahí es donde su salvación fue iniciada. Usted fue amado por el Señor.

En segundo lugar, usted fue escogido por el Señor. Fluyendo de esa predeterminación a amar hubo una elección. Y lo dice en el versículo 13: “Hermanos amados por el Señor, porque Dios os ha escogido, queremos agradecerle a Él por amarlos y queremos agradecerle a Él por el escogerlos desde el principio para salvación”. Dios lo escogió a usted desde el comienzo. Eso significa eternidad pasada. Eso es lo que Apocalipsis 13:8 y 17:8 quieren decir cuando dice que su nombre fue escrito en libro de la vida del Cordero desde la fundación del mundo. Antes de que el tiempo comenzara Dios lo escogió a usted. Antes de que usted naciera, antes de que el hombre llegara a ser hecho, Dios lo escogió a usted.

La elección no es un pensamiento reflexivo. Esta decisión no es un asunto reciente. No es que Dios ve todo el mundo y escoge unos cuantos a quien él quiere. Soberanamente, diseñado en la eternidad, más bien, por el placer propio soberano de Dios, Él escogió. Esta verdad que sobrepasa todo está a lo largo de la Escritura. Esa es la razón por la que el Nuevo Testamento llama a la iglesia “los escogidos”. Incluso Israel es llamada “Israel, mi escogido”. Dios también los escogió a ellos. Dios nos escogió a nosotros, somos escogidos. Somos llamados “los escogidos” a lo largo del Nuevo Testamento.

En Mateo 24 Jesús dice: “El tiempo de la tribulación es acortado por causa de los escogidos”. En Romanos 8:33, Pablo dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”. En otras palabras, si Dios lo ha escogido a usted y Dios ya lo ha justificado a usted, ¿quién va a poder ir al cielo y traer una acusación en contra de usted que va a forzar que Dios que le quite su salvación? Nadie puede hacer eso. Dios tomó la decisión, y la decisión está fija para siempre. Ese es el punto.

En Colosenses capítulo 3, versículo 12, un pequeño versículo conocido: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados”. Han sido ustedes escogidos por Dios, son amados y han sido hechos santos. Esta es la gran verdad que Jesús expresó a sus discípulos en Juan 15, cuando Él dijo: “No me habéis elegido vosotros a mí, sino yo os elegí a vosotros y os he puesto para que deis fruto”. Él escoge en base a su amor.

Ahora, esa doctrina del amor predestinador soberano electivo de Dios aplasta la soberbia humana, ¿no es cierto? Porque le da a Él todo el crédito. Lo exalta a Él. Produce gozo inexpresable porque cuán maravilloso es pensar que usted ha sido escogido. Nos concede privilegio porque con eso conseguimos la herencia eterna y plena. Debe promover nuestra santidad, porque hemos sido escogidos por Dios para ser sus hijos que deben anhelar ser como Él.

Y después finalmente, y esto es lo que Pablo estaba buscando, produce seguridad. Si yo escogido por Dios para la gloria, y si es verdad, y lo es, Filipenses 1:6: “Aquel que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Entonces estoy seguro. Eso es realmente lo que estaba diciendo cuando le leí el Salmo 91. No hay nada que pueda llegarle a aquel que es amador por Dios y que está escondido en el refugio de la fidelidad de Dios.

Entonces el amor divino y la decisión de Dios llevan a una tercera cosa. Somos amados por el Señor, dice él. Somos escogidos por el Señor. En tercer lugar, somos transformados por el Señor. Ahí en ese mismo versículo él dice: “Hemos sido escogidos desde el principio para salvación, y esto es llevado a cabo mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad”. Y ahí usted tiene tanto el lado divino como el lado humano. La salvación mediante la santificación por el Espíritu y fe en la verdad. Hay dos elementos. Esos dos elementos de la salvación.

El primer elemento es llamado “santificación mediante el Espíritu”. ¿Qué significa eso? “Santificado” significa apartado, separado. Eso simplemente significa que el Espíritu Santo, de manera soberana, milagrosa y divina, lo separa a usted del pecado. Un nuevo hombre interior es creado, separado del pecado. Es la vida de Dios dentro de usted. Es la naturaleza divina que se vuelve de usted. Es santa, y anhela aquello que es puro y santo, y se deleita en la ley de Dios, como Romanos 7 dice. Tiene aspiraciones santas y anhelos justos. Esa nueva creación en el interior es apta para el cielo y apta para la presencia de Dios porque es hecha santa, está separada del pecado. Es un nuevo usted. Usted es regenerado. Usted es renacido. Lo viejo muere. Uno nuevo nace. Y entonces esa es la obra del Espíritu Santo mediante la cuál Él lo separa a usted del pecado y crea en usted una naturaleza santa. Esa es su obra. La salvación es un milagro divino.

Algunos hombres me estaban preguntando esta semana: “¿Qué le dices a alguien que quiere saber cómo ser salvo?” Les expliqué el Evangelio y les pregunté si lo creían y se creían en Jesucristo, y si ellos afirman que lo creen, que creen en el Señor Jesucristo, que lo reconocen por quién es Él y lo que Él ha hecho, entonces les pido que le pidan a Dios que los salve. No que oren una pequeña fórmula de oración, sino pedirle a Dios que los salve. Porque solo Dios soberana y sobrenaturalmente puede separarlos del pecado, crear en ellos una nueva creación.

Entonces, en lugar de una fórmula hay una oración: “Dios, por favor, sálvame, sepárame del pecado, declárame justo delante de ti por la justicia de Jesucristo, y plántese nuevo hombre interior en mí”. Ese es el aspecto doble. Entonces, el Espíritu de hecho nos separa. El Espíritu de hecho regenera al hombre interior apartándolo del pecado para Dios, y después mantiene ese proceso siguiendo a lo largo de la vida. Entonces hay una separación de santificación inicial y después hay una separación continúa conforme ganamos la victoria sobre nuestra carne, en la que el nuevo hombre todavía está encarcelado.

Pero el segundo componente es fe en la verdad, y menciona eso. Eso tiene que estar ahí también. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa”, ¿verdad? Hechos 16:31. Si usted quiere la salvación debe creer. Debe creen en su corazón que Dios lo levantó de los muertos y confesar con su boca a Jesús como Señor. Esa es la respuesta humana. La transformación divina llevada a cabo por el Espíritu requiere el elemento de la fe, fe en la verdad. Por lo tanto, usted tiene que oír la verdad.

Usted recuerda que dice en Romanos 10, ¿cómo oirían sin un qué? Predicador. Usted no puede ser salvo hasta que oiga la verdad. El espíritu regenera a uno que oye la verdad, cree la verdad. Entonces la obra del Espíritu se vuelve operante mediante la fe en la verdad. La verdad siendo el Evangelio y la verdad siendo Cristo, porque Él también es el camino a la verdad y la vida.

Entonces Pablo dice: Dios los ha escogido a ustedes eternamente, escogidos de manera pura en base únicamente a su amor, trayendo esa decisión a la realidad al salvarlos en el tiempo mediante la obra poderosa transformadora del Espíritu Santo, quien los separo a ustedes del pecado; su vida antigua murió, ustedes fueron renacidos, totalmente nuevos, regenerados en una nueva creación con deseos santos; y para implementar eso el produjo en ustedes fe para creer la verdad. Ustedes han estado todos en el proceso, él le dice a los tesalonicenses. Amados, escogidos, transformados.

Eso no es todo. Hay un cuarto elemento. Cronológicamente debe estar antes del tercero. Pablo lo coloca en el versículo 14: “Y fue para esto que Él os llamó mediante nuestro evangelio”. Él regresa atrás y nos da algo antes incluso de su salvación, y eso es que usted fue salvo. ¿De qué está hablando? Este llamado —ahora, siga esto con mucho cuidado—, este llamado es lo que llamamos un llamado eficaz. Un llamado eficaz. Funcionó. Esto es lo que los teólogos llaman “gracia irresistible”. Este llamado es cuando Espíritu Santo de Dios lo llamó a usted a sí mismo y usted no pudo resistir. Esto es lo que le dio a usted la verdad que creer y la voluntad para creerla. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y eso no de vosotros, es don de Dios”. El hombre natural no puede creer, aunque él oye el Evangelio, a menos de que el llamado no solo es algo que el oye sino algo que convierte su corazón. El Evangelio, entonces, vino a ustedes, y cuando vino a ustedes no solo fue palabras y hechos, fue poder, fue un llamado transformador. Realmente lo cambió a usted.

Regreso en 1ª de Tesalonicenses 2:13: “Damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis de nosotros la Palabra de Dios la aceptaste y la recibiste, no como la palara de hombre, sino por lo que realmente es, la palabra de Dios —escuche—, la cual también “energeia”, energiza, activa su obra en aquellos de ustedes que creen”. Entonces él dice: Ustedes también fueron llamados por el Señor, un llamado salvador. Eso es lo que activó lo que de otra manera sería su fe muerta. Entonces él le dice a los tesalonicenses: Fueron amados por el Señor, fueron escogidos por el Señor, en el tiempo apropiado fueron llamados irresistiblemente por el Señor, y en respuesta a eso, fueron transformados por el Señor. Él ha estado haciendo todo esto, Él ha estado llevando a cabo todo esto, y esto lleva a su punto final.

Al final del versículo 14. Para que —es lo que significa—, para que, o con el propósito definitivo de que puedan ganar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. ¿Por qué lo amó Él a usted? para llevarlo a la gloria. ¿Por qué lo escogió Él a usted? para llevarlo a la gloria. ¿Por qué lo llamó Él a usted? para llevarlo a la gloria. ¿Por qué lo transformó, lo salvó a usted? para llevarlo a la gloria. ¿Cree usted que de alguna manera usted se va a caer por las grietas? Esta es una afirmación firme acerca de la seguridad del creyente. Amado y escogido, y amado y transformado para ser glorificado.

Cuando comenzó en la eternidad pasada, y Dios dijo: “escojo a tal y tal”, Él no dijo: “no los escojo para ser salvos, los escojo para creer”, Él dijo: “los escojo para ser glorificados, los escojo para ser hechos como mi hijo”. Para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo, para que sea hecho como Él, porque le verá como Él es. ¿Y qué lo va a separar a usted del amor de Dios en Cristo? Nada, ¿verdad? Nada. “Ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada”, Romanos 8 dice. Nada. Absolutamente nada puede causar que el proceso falle.

Dice usted: “Bueno, ¿y qué si no lo merezco?” Usted nunca lo ha merecido, y ni ahora y jamás lo merecerá, y ciertamente usted no lo mereció cuando Dios tomó la decisión. No hay necesidad de estar inseguro. No hay necesidad de temer. No hay necesidad de temer el regreso de Cristo. No hay necesidad de estar ansioso, pensando que Dios pudo haberse olvidado de usted, y aquí esté usted en medio del día del Señor, y usted va a ser juzgado y arrastrado, de alguna manera falló y Dios lo soltó a usted y ahora está perdido, quizás Dios no se acuerda que usted existe, Él tiene a tantas personas en su lista, unos cuantos nombres de alguna manera se le olvidaron. No. No sea inseguro. Usted no fue destinado para juicio, fue destinado para gloria. Usted no va a ser incluido con aquellos que serán engañados y juzgados. Antes de que el mundo comenzó Dios lo amó y lo escogió, y lo llamó y lo transformó en el tiempo para hacerlo uno de sus hijos de gloria. Al llevar a muchos hijos a la gloria el plan es completo, el plan es terminado.

Aquellos que son incrédulos tienen razón de temer el juicio de Dios por venir, el día del Señor, si estuvieran vivos en ese entonces. Los ignorantes deben temer. No conocen lo suficiente como para no temer. Los olvidadizos tienen razón para temer también, porque no pueden recordar lo que deberías conocer. Y los engañados probablemente tienen razón para temer también, porque han sido confundidos. Pero no hay necesidad para eso, porque la Palabra de Dios nos da instrucción amplia para quitar temor alguno.

Y después una palabra final, y en esta palabra final, él añade una exhortación más: no sean débiles, no sean débiles, con todo lo que les he dado. “Así que hermanos —en el versículo 15—, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra”. Y esta es simplemente una especie de resumen, una exhortación directa para los tesalonicenses. Así que, hermanos, estén firmes. No sean débiles. No estén vacilando. Estén estables. Manténgase firmes. No sean temerosos. No sean dudosos. No sean inseguros. No se agiten. Estén firmes y aférrense. Eso simplemente significa ejercer fuerza para aferrarse a algo de tal manera que algo no puede ser quitado de usted. ¿Aférrense a qué? A la doctrina o tradiciones que les fueron enseñados, sea por palabra, palabra de boca o por carta de nosotros.

Ahora, cuando oímos la palabra “tradiciones” o “doctrina” podríamos confundirnos un poco aquí. ¿Qué quiere decir él? Él se refiere al mensaje de Dios, revelación divina. La palabra “doctrina” ha llegado a significar mucho. Se traduce aquí “tradiciones” en algunas versiones. Normalmente significa muchas cosas que son inventadas por algún tipo de sociedad, religiosa o social que es transmitida de generación a generación, y en nuestro lenguaje coloquial normalmente la palabra “tradición” significa eso. Hablamos de tradición como algo que no es revelador. Decimos, por otro lado, que está la Biblia, por otro lado está la tradición, y entonces quizás vemos estas dos en contradicción cuando no deben serlo.

La palabra “tradición” o “doctrina” en el griego significa literalmente “cosas entregadas”. Eso es lo único que significa, “cosas entregadas”. Y lo que él está diciendo entonces, en ese sentido, es esto: estén firmes y aférrense a las cosas que fueron entregadas, las cosas que fueron entregadas mediante enseñanza por palabra o carta de nosotros. Esa revelación divina, amigo mío, en las cartas paulinas y la revelación de Dios que le dio, que Él les predicó, las cosas orales y las cosas escritas. Las cosas orales, por cierto, que Dios inspiró han sido registradas para nosotros en los Evangelios y en el libro de los Hechos. Las escritas están en todas las epístolas.

Entonces él dice: “Todo lo que Dios ha entregado a lo largo de los apóstoles a través de mí, sea oral o escrito es la enseñanza con autoridad de Dios entregada a ustedes, estén firmes y aférrense a ella, manténganse firmes, y si hacen eso, si hacen eso, obviamente no van a ser engañados, y no van a ser olvidadizos, y no van a ser ignorantes, y no van a ser incrédulos, y no van a estar inseguros. Si tan solo se aferran a la revelación de Dios que les ha sido dada: instrucción doctrinal, enseñanza con autoridad”. Está el uso de la palabra traducida “tradición” en el Nuevo Testamento para referirse a la tradición humana. Es usada en Mateo 15 para hablar de la tradición de los ancianos, la cual fueron cosas hechas por hombres, transmitidas por los fariseos, y después en Colosenses 2:8 está una frase, “la tradición de los hombres”, que es usada de filosofía gentil.

Entonces los judíos tenían su tradición religiosa, eso es verdad, y los gentiles tienen su tradición filosófica que entregaron de generación a generación sabiduría humana. Él no está hablando de ese tipo de tradiciones, él está hablando de aquello que es entregado de Dios a los apóstoles a la iglesia. Aférrense a eso. Instrucción doctrinal. En 1ª de Corintios 11, versículo 2 es usada, y creo que es usada de una manera que le va a ayudar a usted entender eso. Él dice: “Os alabo porque me recordáis en todo y se aferran a las tradiciones tal como os las he entregado”. Él está hablando de la doctrina apostólica, la enseñanza de los apóstoles, lo cual fue esencial para la vida de la iglesia. Ese tipo de mensaje entregado, no alguna tradición humana.

Ahora, hoy para nosotros el mensaje apostólico entregado es este libro. Como dije, en los Evangelios y Hechos tenemos el registro de lo que fue hablado. En las epístolas tenemos lo que fue escrito. Y esta es la fe que fue dada una vez y para siempre a los santos. Esto es. Pablo le dijo a Timoteo en 1ª de Timoteo 6:20, él le dijo: Esto, Timoteo, es lo que debes guardar. “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado”. Y después, en la segunda epístola de Timoteo, capítulo 1, versículo 14: “Guarda por el Espíritu Santo que mora en nosotros, el depósito que se te ha encomendado”. Es la tradición que descendió, que fue entregada de Dios a los apóstoles, a la iglesia.

Ahora, él dice: Si hacen esto, si permanecen firmes, si se aferran a la Palabra del Dios viviente que se les ha dado, no van a titubear y se van a confundir, ni van a ser ignorantes, ni van a estar inseguros. Y después él cierra esta parte central de la carta con una bendición que realmente es un deseo de oración en los versículos 16 y 17: “Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracias, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra”.

Esto es muy simple. Él simplemente está diciendo: Una cosa sé con toda seguridad, no importa lo que diga, no tienen la capacidad humana de hacer que opere, entonces quiero pedirle a Dios que lleve a cabo esto en su vida. Y aquí llegamos a esa realidad misteriosa y maravillosa, que aunque se nos manda obedecer y se nos manda responder, en la carne humana no tenemos la capacidad, y entonces depende de Dios capacitar esa respuesta a través de nosotros. Ese es el misterio de la vida cristiana.

Entonces él dice: le voy a pedir al Señor en este deseo de oración que Él mismo, Jesucristo Señor nuestro y Dios nuestro Padre conforte y confirme sus corazones. Ese es el enfoque primordial, sacando las cláusulas modificadoras. Quiero que Dios los aliente en medio de que ustedes estén conmovidos y alterados. Quiero que Dios los fortalezca para que se aferren.

No quiero hacer una exégesis de esta bendición y oración, porque es tan evidente en sí misma, pero quiero mencionar un par de cosas. En primer lugar, sea tan amable de ver que hay un pronombre “mismo”. Está en la posición enfática. Podría leerse ahora que Él mismo, nuestro Señor Jesucristo y Dios nuestro Padre. Bastante interesante. Aquí hay otra afirmación muy fuerte acerca de la deidad de Cristo. La mención del hijo, el Señor Jesucristo, antes del Padre, también enfatiza su igualdad. Pero lo que realmente lo solidifica, si ambos son la fuente de consuelo y ambos son la fuente de fortaleza, y el hijo es mencionado primero, entonces podríamos entender que ambos deben ser el mismo. Lo que realmente lo solidifica es un pronombre singular, “el mismo”, usado parar referirse a ambos, y que Él mismo, nuestro Señor Jesucristo y Dios nuestro Padre.

Entonces esto equipara a Dios y a Cristo. De nuevo en el mensaje primordial del cristianismo Dios es revelado en Jesucristo. Eso es lo que el espíritu del Anticristo siempre ataca. Y después dice: “el mismo, nuestro Señor Jesucristo y Dios nuestro Padre”, describiéndolo, “quien nos ha amado”. Eso nos lleva de regreso otra vez a lo que hace que todo se lleve a cabo. “Él nos ama y nos ha amado, y nos ha dado consuelo eterno y buena esperanza por gracia”. Él está hablando de la salvación aquí. “Él nos ha amado y nos ha concedido aliento eterno y una buena esperanza y Él lo hizo todo por gracia”. Él está hablando de nuestra salvación.

Entonces él dice que Dios y Cristo, quien nos amó en la eternidad pasada y en el tiempo, y quien nos concedió a nosotros salvación en gracia, que ese Dios, ese Dios Salvador, quien tuvo el poder de redimirnos, consuele y fortalezca sus corazones en toda buena obra y palabra. Que el mismo Dios cuyo poder fue demostrado en nuestra salvación sea demostrado en nuestra obediencia.

Él, entonces, lo ha resumido. No necesitan desanimarse. No necesitan ser sacudidos. Necesitan tener esperanza y gozo, esperando el rapto, el regreso de Jesucristo para aquellos que lo aman. No necesita temer perderse en juicio y terminar en el día del Señor. No va a pasar. No puede suceder. Quiero que estén por encima de esto. Quiero que vivan vidas que son fuertes y valientes. Quiero que estén animados, y voy a pedirle a Dios que lleve a cabo la obra que produce eso en su vida.

Él dice “conforta”. Eso significa alentado. “Fuerza”, una palabra interesante. “Sterixo”, de la cual obtenemos “esteroide”, fuente de fuerza y poder. Y quiero que fortalezca su corazón. Ese es el hombre interior, su mente, lo que lo mueve, lo que lo hace que usted piense y actúe y reaccione en toda buena obra y palabra, tanto en lo que usted hace y lo que usted dice. Sus palabras, sus actos. Entonces, que Dios los capacite en lo que hacen y lo que dicen para que sean fuertes y valientes, e inamovibles y estables, y fijos y maduros, y no sacudidos. Y de esta manera él cierra esto, el corazón de su epístola.

No tenemos nada que temer, amados, y todo qué esperar. Y oro por ustedes lo mismo, que conforme vean el futuro, el Señor Jesucristo y Dios Padre, quien tuvo el poder mediante la gracia para salvarlos les conceda en su gracia y poderosamente ser confortados y fortalecidos en sus propios corazones para que hagan todo lo que es bueno y digan todo lo que es bueno hasta que Jesús venga. No hay razón para vivir con nada más que esperanza gozosa por lo que nos espera.

Padre, gracias, esta mañana, porque nos has llevado de nuevo. Gracias, porque todo lo que tenemos viene de ti. Nos diste salvación y nos diste una salvación que fue eterna. Te bendecimos por eso. Oro porque nadie aquí sea sacudido o esté preocupado o temeroso en el futuro, sino que puedan ver el futuro con esperanza y expectativa porque conocen la verdad, conocen al Salvador y conocen que la salvación es eterna y que están destinados para la gloria.

Y oro porque conforme esperamos el tiempo cuando Jesús venga que seamos fuertes y valientes, y seamos inamovibles y seamos estables, porque somos confortados, alentados y fortalecidos por tu poder en todo lo que hacemos y en todo lo que decimos. Que sea como cantamos esta mañana. Soldados, fuertes, valientes y eficaces, conforme vivimos, para Aquel quien un día vendrá para llevarnos para estar con Él para siempre, hasta ese día que conozcamos tu poder y tu consuelo en el querido nombre de Cristo. Amén.

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