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Bueno, ha llegado el momento de regresar nuevamente a la Palabra de Dios, a 2 Tesalonicenses capítulo 3, estudiando los versículos 6 al 15 bajo el título de ‘El trabajo: un deber cristiano’. Me parece fascinante ver cuán práctico es el apóstol Pablo. Aquí hay una breve epístola de tan sólo tres capítulos. Hasta el capítulo 3, y en el versículo 5, es sublime, trata del Señor Jesucristo viniendo en juicio justo y en llama de fuego revelado desde el cielo con Sus ángeles poderosos. Trata acerca de la retribución eterna, la destrucción eterna. Trata acerca de la venida de Cristo para ser glorificado en Sus santos. Trata acerca del rapto de la Iglesia, la reunión. Habla del día del Señor, la carrera del anticristo y cómo su carrera va a ser quebrantada. Habla del Evangelio. Habla de la santificación. De tantas verdades teológicas tan sublimes y grandiosas.

Y después, pone los pies sobre la tierra en los versículos 6 al 15 y habla acerca del trabajo. Cuán práctico. Ese era Pablo. Sin importar lo elevado que su teología se volviera, nunca dejó la tierra. Nunca elevó tanto a un hombre que ya no tenía una responsabilidad de la rutina de la vida. Y así sucedió en la Iglesia tesalonicense, que había cristianos en la congregación que se rehusaban a trabajar, a cumplir con su trabajo, a ganarse la vida. Como hemos dicho en el pasado, en los últimos tres estudios, que ellos quizás habían sido influenciados por algo del trasfondo judío de los escribas, que pensaban que cualquier cosa que no fuera estudiar la ley era una manera indigna de pasar su vida. Sin duda alguna, habían sido afectados por la actitud general griega que pensaba que el trabajo era algo menospreciable y bajo; y pertenecía solo a los esclavos y no a los hombres libres.

Y probablemente, esas predisposiciones quizás habían sido exageradas en algún punto por la virtud del hecho de que alguien había venido y les había dicho que ellos ya estaban en el día del Señor y el regreso de Cristo era inminente, y probablemente no era de mucho uso hacer algo fuera de evangelizar y estudiar la Palabra de Dios. Y entonces, ellos se habían entregado a eso gustosamente, debido a su menosprecio hacia el trabajo. El problema era, por lo menos a largo plazo, si usted puede llamar varios meses largo plazo para los tesalonicenses, que Pablo había enfrentado con ello cuando él estuvo allí. Varios meses después, cuando él les escribió la primera carta, él enfrentó eso; y aquí está escribiendo una segunda carta y enfrentándolo una tercera vez. Ellos no querían trabajar. Estaba por debajo de ellos.

Homero, el famoso escritor griego, había dicho que los dioses odiaban a los hombres. Y que la manera en la que demostraban su odio era inventar el trabajo y castigarlos al hacernos trabajar. Este tipo de filosofía, la cual existía en ese entonces, se infiltró en las vidas de esas personas y de esta manera, cuando se convirtieron, se infiltró a la Iglesia. Volverse en cristiano no cambia todo de manera inmediata, siempre tenemos residuos de nuestro pasado y siempre a un grado u otro, somos afectados por nuestra cultura.

Y entonces, aquí en esta Iglesia, a la cual tantas cosas buenas habían sucedido, una conversión genuina, una piedad genuina, no eran flojos en el servicio espiritual, tenían una obra de fe y una labor de amor y lo hacían con paciencia y perseverancia porque esperaban el regreso de Cristo, trabajaban duro en el ministerio, pero no querían cumplir con los trabajos que tenían que hacer, por lo menos algunos de ellos, en el mundo. Y entonces, Pablo estaba tratando con una Iglesia que estaba bien en su vida espiritual y estaban muy bien espiritualmente, pero tenían este problema que domina la Iglesia en sus términos de su conducta y era que había personas ahí que no trabajaban. Y se convirtieron en una carga para el resto de la gente y no era que no podían trabajar, no era que tenían una discapacidad física, no era que no había trabajos disponibles, sino que se rehusaban a trabajar viéndolo como algo que estaba por debajo de ellos o no una prioridad para aquellos que estaban involucrados en asuntos del Reino.

Supongo que hace unos 25 años atrás, una situación así habría sido el caso que era relevante en nuestro tiempo en ese entonces porque Estados Unidos era un país que trabajaba duro hace 25 años atrás. De hecho, la ética de trabajo estadounidense siempre ha sido reconocida algo así como la ética de trabajo supremo en el mundo industrializado. Siempre, en cierta manera, hemos establecido el paso para la productividad y el esfuerzo hasta hace unos cuantos años. El año pasado, Charles Colson y Jack Eckerd, quien encabeza la compañía Eckerd, quien opera las farmacias en otras partes de Estados Unidos, escribieron un libro y el título del libro es Por qué Estados Unidos no trabaja. Ahora, ese es realmente un nuevo pensamiento, un nuevo concepto para nuestra cultura, para nuestra sociedad. El subtítulo es cómo el declive de la ética laboral está lastimando a tu familia y futuro. El futuro de Estados Unidos está cambiando dramáticamente. Hay otras naciones que nos están avergonzando en términos de hábitos de trabajo y ética laboral.

En su libro, ellos señalan que en Estados Unidos tenemos tasas que van a en declive en el área de la productividad, la pérdida de la posición competitiva en algunos mercados mundiales y trabajadores que no están trabajando. Y ellos concluyeron que es una situación oscura. Y supongo que están haciendo la pregunta correcta, la pregunta que todos hacemos en este punto: ¿qué le ha pasado a la industria y a la productividad que hizo que este país en un momento de la historia fuera la maravilla del mundo?

Y pienso que desde el comienzo de nuestra nación, Estados Unidos de Norteamérica, en términos de su perspectiva social y económica, siempre ha exaltado el ser cuidadoso en el gasto, la industria, la perseverancia y el trabajo duro. Y todas estas cualidades se cultivaban y eran respetadas en la sociedad. Mire a sus padres. Mire a sus abuelos y vea cómo era su vida y cómo vivían su vida y cuáles eran las prioridades que ellos tenían; y usted verá que son muy diferentes de las prioridades de las personas hoy en día, un enfoque muy diferente de la vida. La motivación de Estados Unidos a trabajar duro y la motivación a trabajar bien en Estados Unidos era más que simplemente hacer buenos negocios. No era realmente motivada por el materialismo. Estaba arraigada en un compromiso religioso. Sea que estuviera hablando de los protestantes europeos o los católicos europeos o sea que usted estuviera hablando de inmigrantes judíos, todos ellos tenían una fuerte creencia religiosa, todos tenían una fuerte creencia en Dios y todos creían que su trabajo de alguna manera le importaba a Dios, que Dios los estaba viendo y que había cierta rendición de cuentas en eso.

Lo que estoy diciendo es que una sociedad religiosa, sin importar qué forma de religión pueda ser, si tiene un alto nivel de responsabilidad con Dios, al dios que sea en el que crean, tiene una determinación en cómo la gente trabaja. Pero ahora, Dios no es un factor en nuestra sociedad y nuestra cultura. Hemos rechazado a Dios, hemos rechazado al Señor Jesucristo, hemos rechazado la Biblia. Hemos rechazado no sólo el Evangelio y las Escrituras, sino que básicamente hemos rechazado la moralidad de las Escrituras. La moralidad en general de la sociedad de las Escrituras ya no existe. Los valores morales ya no significan nada en la actualidad. Los valores morales bíblicos son el enemigo en la actualidad. Hemos atravesado por una revolución, una revolución moral, una revolución sexual que ha afectado nuestra ética laboral.

Hemos experimentado un cambio ético que va desde los líderes corporativos del jet set hasta la persona que trabaja en la banca. El concepto entero del trabajo ha cambiado de manera tan dramática que ya no tiene un motivo trascendental. Ya no hay algo más allá de mí que me haga desempeñar mi trabajo a cierto nivel. De esta manera, el significado del trabajo ha sido quitado de toda persona desde arriba hacia abajo a cierto punto. Obviamente, algunas personas todavía trabajan más duro que otras.

En el año 1980 se llevó a cabo una encuesta por parte de la empresa Gallup para la Cámara de Comercio y descubrió que las personas todavía creían en valores ético laborales. En 1980 todavía los creían. Esto es hace más de 10 años atrás. El ochenta por ciento dijo que trabajar duro y hacer su mejor esfuerzo en su trabajo era algo importante a nivel personal. Pero, ¿lo estaban haciendo? Dijeron que lo creían, en cierta manera estaba en el aire en el año 1980, ¿pero estaba la gente trabajando duro? El año 1982 vino una encuesta. Y en la misma, se reportó que sólo el dieciséis por ciento dijo que estaban haciendo su mejor esfuerzo en el trabajo. El ochenta y cuatro por ciento admitió que no estaba trabajando duro, el ochenta y cuatro por ciento. Entonces, puede ver que todavía se aferraban a una ética residual que no se traducía en cómo funcionaban, lo cual significó que era el valor trascendente de alguien más, el valor ético de alguien más impuesto en ellos a nivel externo, pero no era algo que ellos realmente creían.

Ellos dijeron que el trabajar duro era importante pero no lo estaban haciendo, entonces, ¿qué tan importante era? El ochenta y cuatro por ciento también dijo que trabajaría más duro si pudieran obtener algo de ello. Y ahora, puede ser que la ética no sea trascendente sino que la ética es utilitaria. Todo está ligado a lo que puedo obtener de ello, lo que me beneficia a mí. Y eso es parte del cinismo de nuestra sociedad. Eso es parte de la consecuencia directa de la revolución moral de los años 1960, lo cual es un rechazo de los valores trascendentes. Dios ya no importa el nada. No importa en la manera en que conduzco mi vida sexual, Él no importa en mi matrimonio, no importa en mi trabajo, no importa en la educación, no importa en nada. Dios no es un tema importante, por lo tanto, no hay un valor más allá de mí mismo. Entonces, lo que sea suficiente para darme lo que yo quiero es suficiente. Es algo así como un ateísmo económico-social. De hecho, el psicólogo Robert Bellah lo llama un individualismo radical. Haciendo una encuesta de doscientos estadounidenses de clase media, este profesor de la Universidad de UCLA descubrió que las personas buscan progresar a nivel personal en el trabajo, desarrollo personal en el matrimonio y satisfacción personal en la Iglesia. En todo, él dice, la perspectiva de ellos acerca de la familia, la Iglesia, la comunidad y el trabajo es utilitaria. Es medido por lo que ellos pueden obtener de esto y la preocupación hacia otros es sólo secundaria.

Y concentrándonos en lo específico, James Sheehy, un ejecutivo en una firma de computadoras en altos niveles laborales de liderazgo, vio de primera mano cómo este tipo de valor utilitario estaba afectando el trabajo. Él quería entender mejor las expectativas y la psique de los empleados más jóvenes. Viendo lo que el futuro les esperaba, ¿qué tipo de personas iban a venir en esta generación para trabajar en su compañía? ¿Cómo serían? Él decidió que la mejor manera de descubrirlo era pasar sus vacaciones trabajando en un restaurant de comida rápida. Y él escribió que la mayoría de sus colaboradores venía de familias de ingresos altos; ellos no necesitaban trabajar pero querían dinero adicional para gastar. Él observó y escuchó conforme sus compañeros de trabajo manifestaban hábitos de trabajo pobres y menosprecio por los clientes. Su conclusión fue: “Tenemos una nueva generación de trabajadores cuyos hábitos y experiencias van a plagar las empresas futuras durante años.”

Y él escribe, y cito: “Junto con su actitud de que voy a obtener lo más que pueda y su indiferencia hacia la calidad del desempeño, su ética laboral básica estaba dominada por un tipo de juego que giraba en torno a obtener lo más que podían del sistema. El robo, el engaño a sus jefes inundaban todo y los niveles de capacidad eran sorprendentemente bajos. Los trabajadores veían largas horas y el trabajo duro como algo contraproducente. Usted tan sólo invierte el tiempo si es para ganar mucho, dijo uno. Y después de relatar su experiencia, Sheehy concluyó: ‘Prepárate, Estados Unidos. Hay más de esto que está por venir de la fuerza laboral del mañana.’” Fin de la cita.

No se oye muy bien si usted resulta ser un empresario, ¿verdad? En una encuesta reciente de Harris, se mostró que el sesenta y tres por ciento de los trabajadores cree que las personas no trabajan tan duro como solían trabajar. El setenta y ocho por ciento dice que los trabajadores se enorgullecen menos de su trabajo. Sesenta y nueve por ciento piensa que el trabajo que produce es inferior y el setenta y tres por ciento piensa que los trabajadores están menos motivados y que la tendencia entera está empeorando y los números están incrementándose. Ahora, nuestra sociedad quizás no tenga opción alguna más que aceptar esto, pero como cristianos, no podemos aceptar esto. La fe cristiana no acepta una ética laboral utilitaria. La perspectiva cristiana del trabajo es trascendente, esto es que va más allá de mí y mi mundo y dirige su atención hacia Dios.

La semana pasada le mostré la trascendencia de la ética cristiana laboral al darle tan sólo unos puntos que ahora le recuerdo. En primer lugar, el primer el trabajo es un mandato de Dios. Seis días trabajarás. Dios nos manda a trabajar. En segundo lugar, el trabajo es un modelo establecido por Dios ya que fue Dios quien trabajó durante seis días y después, reposó en el séptimo. Y Dios, claro, es el trabajador quien continuamente sustenta el universo. El hombre, siendo creado a imagen de Dios, entonces, es creado como un trabajador.

En tercer lugar, el trabajo es una parte del mandato de la creación. En otras palabras, lo que yo quiero decir con eso es que es la función del hombre. Las estrellas brillan, los soles brillan, las lunas brillan, en la tierra las plantas crecen, los animales hacen lo que deben hacer, las rocas hacen lo que deben hacer, las montañas hacen lo que deben hacer, el agua hace lo que debe hacer, las nubes hacen lo que deben hacer y nosotros, hacemos lo que debemos hacer. Como el Salmo 104 dice, toda la creación se mueve en un curso normal; y parte de ello es el hombre que se levanta, va a trabajar hasta que se pone el sol. Es el mandato de la creación. Es la manera en la que contribuimos a los procesos de la vida en la creación maravillosa de Dios.

El trabajo es un mandato. El trabajo es establecido como un modelo por Dios. El trabajo es parte de la creación natural. En cuarto lugar, el trabajo es un regalo de Dios. Es un regalo de Dios. Es un regalo mediante el cual lo glorificamos y glorificamos a la maravilla de Su creación conforme producimos cosas, desplegamos el genio de Dios, quien nos creó en todas nuestras capacidades. Es un medio mediante el cual podemos glorificar a nuestro Creador. Así como la bestia del campo me honra, como dijo Isaías, y así como los cielos declaran la gloria de Dios por lo que hacen, y nos sentamos en asombro ante ellos, así el hombre declara la gloria de Dios, el asombro, la maravilla de Su genio creador al hacer lo que a él se le ha dado la habilidad de hacer. El trabajo es un regalo de Dios no sólo para glorificarlo, sino para dar significado a la vida. El trabajo es un regalo de Dios para darnos algo que hacer, lo cual evita el ocio que lleva al pecado.

Y le voy a decir en este momento, la cultura en la que estamos viviendo es una ilustración clásica. Entre más y más la gente demanda recreación y tiempo de ocio, más corrupta se volverá. Los dos van de la mano. Una cultura que está incrementando en la pornografía, el pecado, la impiedad, mientras tanto, se desvanece, se resbala en su compromiso decreciente con el trabajo. Y llenamos todo ese tiempo con cosas que alimentan los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida.

El trabajo es un regalo de Dios también para proveer para nuestras necesidades. El trabajo es un regalo de Dios para que podamos servirnos unos a otros. Y finalmente, en la ética laboral cristiana, el trabajo debe ser realizado como si el jefe fuera el Señor mismo. Lo dice en Colosenses capítulo 3 y en Efesios 6, que debemos trabajar como para el Señor y no para los hombres.

Entonces, la fe cristiana no santifica el tipo de actitud que estamos viendo en nuestro propio país hacia el trabajo. De hecho, como dije, hace 25 años atrás, este mensaje quizás habría parecido un poco oscuro, cuando Estados Unidos estaba trabajando de manera productiva. Ahora, parece ser más bien algo que se necesita, porque en la actualidad estamos sufriendo con algunas de las cosas que Pablo enfrentó en la Iglesia tesalonicense. Pero como cristianos, tenemos que establecer el estándar.

Una de las cosas más maravillosas que estamos aprendiendo de la comunidad de estados independientes, lo que antes era la Unión Soviética es que los cristianos ahí están estableciendo el modelo para trabajar. Setenta y cinco años de ateísmo detrás de la Cortina de Hierro en esos países ha producido una población que no trabaja. Ellos no tienen razón alguna para trabajar. No hay un Dios a quien agradar. Ellos no tienen una ética trascendente, y no hay nada que pueda adquirirse del trabajo, porque usted no puede incrementar lo que tiene de cualquier manera. Todo es dado por el gobierno. La combinación es una mentalidad atea sin ningún beneficio personal que los ha despojado de cualquier motivación. Pero ahora, conforme estos países emergen de las barras, por así decirlo, de su cárcel, están reconociendo que la gente que trabaja y que sabe cómo trabajar y que trabaja de manera diligente son los cristianos; y el gobierno está estableciendo a los cristianos como el modelo. Inclusive ha sido impreso por ahí “Observe a los cristianos, ellos saben cómo trabajar.” Ellos tienen una ética trascendente.

Ahora, Pablo enfrenta esto en Tesalónica, este grupo de personas, quienes quieran que fueran, y estoy seguro que los conoce probablemente por nombre, pero no los menciona, que no trabajan. Y no sólo están aceptándolo por sí mismos, aparentemente son muy evangelísticos en esto. Digo, lo están vendiendo. Y son un problema. Y entonces, aquí en el final de este gran capítulo, del cual realmente es el final de un gran libro que trata con conceptos teológicos grandiosos, él coloca sus pies sobre la tierra y dice ‘hablemos del trabajo’. No es momento de ponerse el piyama y sentarse en el techo y esperar la venida de Cristo, no es momento de ser flojos e indiferentes hacia lo que Dios les ha dado que hagan y les ha capacitado que hagan en su vocación, es momento de trabajar. Y él le das seis motivaciones, seis razones, seis incentivos.

Simplemente para repasar las dos que ya vimos, la primera es sacar de comunión, en el versículo 6. “Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.” Lo que él está diciendo ahí es que necesitan aislarse de ellos. Lo primero que va a estimularlos a trabajar es que van a ser sacados de la comunión. Eso es lo que él dice. ‘Apartéis’ es la palabra clave aquí. Manténganse alejados. No sé lo que su traducción pueda decir, la idea es aléjenlos, manténganse alejados de ellos. Infórmenles que hay un precio por su flojera, su pereza. Y el precio es que van a perder la comunión.

Como señalé antes, este es el paso tercero de Mateo 18 en el proceso de disciplina. Usted ya ha acudido a ellos una vez, ha acudido a ellos dos veces y ahora, usted básicamente les está diciendo a ellos “ustedes ya no pueden participar. Te estamos diciendo que te mantengas alejado hasta que te ordenes, hasta que reajustes tu enfoque espiritual.” Y entonces, sacarlos de comunión, el dolor del aislamiento, no pueden ser parte de una sociedad de cristianos, no pueden estar ahí para la adoración, no pueden estar en la mesa del Señor o en la fiesta de amor, no pueden estar ahí junto a nosotros en el ministerio mutuo, no pueden estar ahí para usar su don, para enseñar, para aprender, para compartir. Aíslenlos, manténganse alejados de ellos, háganles sentir el dolor del aislamiento si ellos van a continuar en el pecado.

En segundo lugar, el segundo principio motivador, el ejemplo. En el versículo 7 al 9, él dice: “Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,” esto es no dejamos de trabajar, indisciplinado quiere decir que nunca fueron a trabajar. Eran indisciplinados. Ellos nunca ordenaron su vida, nunca trabajaron. Él dice nosotros no hicimos nada de eso, “ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche”. Usted recuerda Hechos 18:3, él dice que trabajaba a contiendas, trabajaba con piel, tenía que establecer su negocio inclusive en las pocas semanas que estuvo en Tesalónica, él tuvo que trabajar y vender para poder ganarse la vida. Él literalmente tuvo que establecer un negocio.

Y lo hicimos de día y de noche, “para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho,” él tenía el derecho. Primera de Corintios 9, se lo mostré la última vez. Aquellos que predican el Evangelio deben vivir del Evangelio. ¿Qué quiere decir eso? Si usted predica el Evangelio, usted debería ganarse la vida del Evangelio. Primera de Timoteo 5: “Aquellos que trabajan en la palabra y en la doctrina son dignos de doble honor.” Gálatas 6: “El que es enseñado comparta con el que enseña.” Él tenía derecho a esto, pero él dijo: “No usamos del derecho para presentarnos como un modelo para ustedes, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis”, al final del versículo 9.

Él dice: “Miren, una vez vi la condición ahí, dijimos simplemente vamos a trabajar porque necesitamos dar el ejemplo aquí.” Ellos necesitaban ser un modelo para cambiar la perspectiva cultural de que el trabajo era algo menospreciable y sólo para los esclavos. Pablo dijo “yo tuve el derecho de ser apoyado y la Iglesia no tenía mucho, pero quizás pudieron haber ayudado un poco”. Pero él dijo no, quiero mostrarles cómo necesitan trabajar. Aquí estaba el hombre más elevado que habían conocido. El filósofo más allá de cualquier filósofo, el teólogo verdadero, el maestro más grande que jamás habían conocido, el hombre más piadoso que jamás habían conocido, el modelo de virtud cristiana, el más elevado de los elevados, Pablo, sin embargo, él se inclina a trabajar con sus manos y a hacer negocios y conseguir la piel y coserla y venderla de alguna manera, comercializarla. Y él hace su trabajo porque quiere que sepan que el trabajo es honorable y honra a Dios y glorifica a Dios, una lección que ellos necesitaban de manera desesperada. Ya pesar de todo ese templo que él había presentado y el precio que tuvo que pagar, trabajando de día y de noche, aun así no lo obedecían. Todo bien eran perezosos y entonces, él dice, la segunda motivación que tienen que tener es nuestro ejemplo.

Vayamos a la tercera. La tercera es muy directa en el versículo 10: “Porque también cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto.” Ahora, permítame detenerme ahí por un momento. Él está regresando a algunas de las cosas que les había estado enseñando. Cuando estuvimos con ustedes, cuando estuvimos con ustedes ahí durante tres días de reposo, en el período intermedio de dos semanas ahí y las semanas que siguieron que nos quedamos para que echar a andar la Iglesia, tan sólo un breve período de meses como mucho, cuando estuvimos nosotras con ustedes, solíamos darles esta orden. En otras palabras, la repetimos. No sólo la dimos una vez, un tema claro de lo cual hablamos todo el tiempo.

Y aquí está: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.” Eso es todo. Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Eso es un axioma, eso es una máxima, eso fue una tradición Paulina. Ésa fue verdad divina autoritativa revelada. Si usted no trabaja, usted no come.

La ignorancia no era su problema. Ellos lo sabían. Ellos sabían esto. Se les había dicho una y otra vez. Él habló y escribió acerca de esto en la primera carta, en el capítulo 4, versículo 11, capítulo 5, versículo 14. Ellos no tenían un problema de ignorancia. En segundo lugar, ellos no tenían un problema de incapacidad. Ellos podían trabajar. Él no estaba hablando acerca de personas que no pueden trabajar. Tampoco tuvieron un problema de oportunidad, tuvieron la oportunidad de trabajar. Tenían la información, tenían la capacidad, tenían la oportunidad. Y cuando usted tiene eso y no trabaja, usted no come. Eso es todo. Ésa es la perspectiva cristiana. Si alguien no quiere trabajar, que se muera de hambre.

Usted dice’ bueno, si él tiene hambre, se va a morir’. Eso es correcto. Y él sabe eso mejor que usted. Y la gente que está a punto de morir, si hay comida disponible, va a comer y si tiene que trabajar, van a trabajar para obtenerla. ¿Usted lee algunas de las historias de lo que la gente come cuando están muriéndose de hambre? Algunas cosas impensables, inconcebibles acerca de lo que comen… Recientemente, he escuchado acerca de un curso, de una clase, en la cual le están dando información a la gente que vive en la calle en su área local y cuántas veces al día los restaurantes sacan la basura a los basureros para que puedan obtenerlas mientras que esté fresca y cómo escoger lo mejor. Hay inclusive algo acerca de cómo llegar a un basurero y sacarlo de la manera más fácil. Usted dice ‘bueno, es demasiado triste que la gente tenga que comer de esa manera’. Bueno, me atrevería a decir que la mayoría de ellos no tiene que comer de esa manera, pero escogen comer de ese modo, porque de última, simplemente no van a morir. Si la sociedad provee un medio para ellos que coman inclusive de esa manera inclusive en lugar de trabajar, van a tomar esa alternativa algunos de ellos.

Hablamos mucho de la gente que vive en la calle. No quiero ser indiferente hacia la gente que genuinamente está en la aflicción, y hay gente así, pero tan sólo le recuerdo que en algún punto entre el noventa y el noventa y cinco por ciento de ellos, son alcohólicos. Solíamos llamarlos borrachos. No podemos exaltar ese estilo de vida y usted no puede alimentar continuamente a la gente que no quiere trabajar. Tiene que haber un equilibrio. Usted quizás tenga que darle más de lo que sus trabajos les da, pero si están dispuestos a trabajar, entonces comerán.

Ciertamente este es el caso con los cristianos. Estoy esperando para ver la primera Iglesia de los que viven en la calle. No he visto a alguien que haya inventado esa nueva religión, pero si lo hacen, van a tener que enfrentar a 2 Tesalonicenses capítulo 3, porque ciertamente se aplica a nivel general como un principio divino: si usted no trabaja, no puede comer. De hecho, el apóstol Pablo dijo si alguien no provee para los suyos, los de su casa, es peor que un incrédulo porque inclusive los incrédulos hacen eso. Lo que él está diciendo es que inclusive los incrédulos trabajan, proveen para los suyos.

Es un incrédulo aberrante el que no trabaja. La tragedia de esas personas, la tragedia real es que están metidos a tanta profundidad en el pecado y a tanta profundidad particularmente en el pecado de la embriaguez y la irresponsabilidad y la inmoralidad, que se han colocado en la posición en la que están. Y lo vuelvo a decir, no estoy hablando de personas que genuinamente están en aflicción y he visto ese tipo de personas en todo el mundo. Pero hay una masa de personas que no deben comer porque no quieren trabajar.

Los vemos aquí en la Iglesia. Ellos vienen y quieren dinero y quieren comida y les sugerimos que trabajen y se van. Se me dijo hoy, uno de los caballeros en nuestra Iglesia que sirve con el departamento de Policía me contó que ellos colocan un letrero, estas personas, y dicen: ‘Vivo en la calle, necesito trabajo’. Y recientemente, en uno de los centros comerciales hace un par de días atrás, estaban investigando a ver qué estaba pasando. Ninguno de ellos consiguió trabajo, pero estaba llegando a un promedio de $15 por hora en donaciones. Uno de los policías me dijo que él se acercó y le ofreció a una dama un sándwich que compró en un lugar de comida rápida y ella le preguntó qué era eso. Y él le contestó ‘Bueno, su letrero dice: ‘vivo en la calle y tengo hambre’. Y simplemente le estoy dando esto para que lo coma.’ Y ella lo metió en una bolsa y él le pregunto si no tenía hambre. Y ella dijo ‘lo voy a comer cuando llegue a casa’.

Entonces, como usted necesita tener cuidado con esto. Algunas veces, su auto está estacionado al otro lado de la cuadra y su monte de donativos está creciendo en la parte de atrás del auto. Simplemente, tiene que ser cuidadoso porque hay personas que no trabajan porque no quieren trabajar, no porque no puedan trabajar. Y si usted no quiere trabajar, entonces usted no come. Eso es lo que dice la Biblia. Necesita haber una oportunidad para que usted se gane su propio alimento y usted necesita tomar esa oportunidad y de nuevo, quiero decir esto: puede ser que en algunas culturas no haya suficiente trabajo y esa persona no podría realizar suficiente trabajo para que realmente pudiera vivir, y en ese caso, con generosidad y caridad y amor, compensamos la carencia, pero no alimentamos la pereza.

Jesús, usted recordará, en Juan capítulo 6, alimentó a una multitud; y era una multitud numerosa. Y nosotros hablamos de alimentar a los cinco mil, pero dice cinco mil hombres. Entonces, en donde hay cinco mil hombres, tiene que haber cinco mil mujeres, por lo menos, e incluya ahí a unas cuantas suegras y abuelas y hermanas y tías y termina usted con unos quince mil niños, quizás, y quizás era una multitud entre veinte y cincuenta mil personas. Podría haber sido una multitud masiva y Jesús, los alimentó a todos. Usted recuerda que usted tenía esos cinco panes, y de hecho, eran pequeños panes de cebada y dos pequeños peces y Él simplemente creó comida. Y quiero prometerle algo, fue la mejor comida que jamás tuvieron, porque no la tocó el mundo.

Los panes de cebada nunca vinieron de la cebada que creció en el suelo y entonces, nunca fueron tocados por la maldición. No sé cómo sabe un que no es tocado por la caída. Simplemente el pan que es afectado por la caída sabe muy bien. El pan no afectado por la caída, usted sabe, estaría más allá de la imaginación en cuanto al sabor. Y no sé cómo puede saber un pez no afectado por la caída tampoco. El pez no vino de ningún pez madre y padre, un pez que simplemente se creó de manera instantánea de las manos de Jesús sería algo así como un pez pre caída y entonces no sé cómo saben los peces y los panes pre caída, pero hombre, tuvieron un festín ese día. De hecho, fue tan bueno que a la siguiente mañana todos se aparecieron, porque querían desayunar. ¿Recuerda? A la mañana siguiente, estaban todos de nuevo ahí en el monte y Jesús les dijo ‘no’ y se fue.

Ahora, se da cuenta usted de que cuando Él dijo no al desayuno, realmente creo que su enojo se encendió contra Él, porque en una sociedad agraria como esa, ellos tenían que trabajar con el sudor de su frente para producir su propio alimento. Ellos no iban a ir al supermercado y sacaban sus estampillas o su cheque o su tarjeta de crédito o lo que fuera, ellos no iban a un restorán de comida rápida. Si no trabajaban ese día, no tenían que comer. Y no sólo era cuestión de preparación, sino cuestión de provisión. Y entonces, cuando vieron a Jesús, cuando vieron que Jesús hizo alimento, ellos pensaron que habían encontrado al Mesías que traería el estado de bienestar definitivo y eterno. Ni siquiera necesitamos estampillas de alimentos, simplemente aparécete y Él entrega la comida. Y ni siquiera tienes que formarte para recogerla, te la sirven. Y cuando el tiempo para el desayuno llegó, y ellos estaban ahí y Él se fue, creo que su enojo y hostilidad se volvió en contra de Él porque ellos sabían que Él lo podía hacer, pero se rehusó a hacerlo. Él podría haberlo hecho también por nosotros, pero Él conoce el valor y el beneficio y el propósito del trabajo.

Entonces, aquí estaban estos Tesalonicenses y no querían trabajar. Y entonces, él les dice que si no quieren trabajar, tampoco coman. Eso les va ayudar a entender el mensaje. Eso es supervivencia.

Hay un cuarto principio que él utiliza para motivarlos. Lo llamamos armonía; lo llamamos armonía. Y viene en el versículo 11 y siguiente: “Porque oímos” y no sabemos cómo oyeron, entonces no hay sentido en especular. Pudo haber sido Timoteo que regresó con un reporte, pudieron haber sido algunas personas en el camino de Tesalónica a Corinto. La comunicación cristiana, no sabemos cómo, pero funcionó. “Que algunos de entre vosotros” - y debió haber sido un grupo bastante grande - “andan desordenadamente,” ese es el término utilizado en el versículo 6 y en 1 Tesalonicenses 5:14, traducido desordenadamente. Ellos simplemente eran indisciplinados. No habían disciplinado su vida. No estaban trabajando. Oímos que están llevando una vida indisciplinada. Aquí está su definición: “No trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.” Literalmente, en el griego, es un juego de palabras, dice no ocupados, sino siendo cuerpos ocupados. No están ocupados, sino son cuerpos ocupados.

Él usa la palabra erga, de la cual obtenemos la palabra ergo, lo cual tiene que ver con la energía, inclusive habla de ergs, lo cual es un componente de energía. Ellos no eran ergazomenous, eran periergazomenous, lo cual significa que estaban por todos lados. Peri, alrededor, utilizado para la periferia de algo. Simplemente estaba moviéndose por todos lados sin ningún bien en particular. No tenían nada que hacer. Simplemente, estaban yendo por todos lados, interfiriendo en las vidas de otros, probablemente tratando de que otros cristianos dejaran de trabajar, diciéndoles que Jesús estaba por venir, que estaban en los días del Señor, que el trabajo no era para ellos, cualquiera fuera su mensaje. Ellos eran irritantes. Ellos estaban produciendo discordia. La gente se estaba cansando de estas personas que no hacían nada. Se aparecían el domingo y decían ‘no, vamos a salimos de aquí, aquí viene, Él va a traer comida, Él va a traernos dinero’. Y estaban comenzando a afectar la armonía amorosa y el testimonio eficaz de la comunidad de la fe.

Sin trabajo alguno que hacer, ellos estaban siendo una carga para otros y estaban haciendo que aquellos para quienes eran carga, los y estaban resintieran. Y estaban metiéndose en las vidas de otras personas. Nos recuerda de aquellas personas en 1 Timoteo 5:13, acerca de las cuales habla el apóstol Pablo, esas mujeres jóvenes que eran viudas. Él dice que ellas aprenden a ser ociosas e iban de casa en casa, y no meramente ociosas, sino también chismosas, siempre metiéndose en lo ajeno, hablando de cosas que no son apropiadas mencionar. Por lo tanto, quiero que las viudas jóvenes se casen. Cuando una mujer joven queda viuda, y ella todavía es joven, y no tiene nada en qué ocuparse, ella necesita casarse, porque no necesita simplemente estar metiéndose en chismes, involucrándose en cosas en las cuales no debe estar involucrada, hablando de cosas de las cuales no debe estar hablando y cayendo en los pecados del ocio.

Bueno, eso es lo que estaban haciendo estas personas. La definición de lo que sucede cuando usted no tiene nada que hacer en 1 Timoteo 5:3 encaja con estas personas. Simplemente, estaban entre metiéndose en lo ajeno. Eran cuerpos ocupados. Y usted sabe lo que eso significa. Es un término muy vívido. Y entonces, Pablo lo reitera en el versículo 12: “A los tales mandamos,” eso es muy fuerte, “y exhortamos,” eso es más compasivo, parakaleō, el paracleto, el consolador. Entonces, es tanto mandato como consuelo, es un mandato con algo de calidez en él. “Exhortamos por nuestro Señor Jesucristo”, pero eso no aparece en los manuscritos más antiguos. Es mejor ver la idea de enfatizar nuestra unidad en Él. Debido a la importancia de nuestra unidad, debido a que todos pertenecemos a Cristo. Mandamos y exhortamos no sólo en Su Nombre, sino en la unidad de Cristo. Esas personas que trabajando sosegadamente, esto es en silencio, coman su propio pan. Establézcanse, él dice. Eso es lo que significa trabajar sosegadamente. Dejen de estar por todos lados metiéndose, moviéndose de manera inútil, vayan a trabajar. Comiencen una vida ordenada, de trabajo constante, en silencio.

Esto es realmente sorprendente para mí, porque usted pensaría que por un lado, si Jesús estaba por venir, si usted realmente creyera que Él estaba por venir y si el final del mundo estuviera cerca, la gente estaría al borde de la condenación y el juicio, y debido a que creemos que la Biblia es la prioridad absoluta y lo más maravilloso, usted podría ocupar su tiempo, usted pensaría que el apóstol diría ‘ciertamente, quiero felicitarlos porque dijeron no al trabajo. Simplemente quiero felicitarlos por entregar su vida al ministerio. Quiero felicitarlos por entregar su vida a las Escrituras. Quiero felicitarlos por no perder su tiempo en algún trabajo. Quiero felicitarlos por estar ahí afuera siendo celosos y proclamando a Cristo y estudiando las Escrituras, porque eso es realmente lo que deben hacer con todo su tiempo y energía.’ Pero él no dice eso. Él dice ‘vayan a trabajar, cierren la boca y hagan su trabajo.’ Ni siquiera creo que él ve al trabajo como un campo evangelístico en lo particular. Creo que lo que usted tiene que decir en el trabajo, por como usted trabaja, es la plataforma sobre la cual su testimonio individual va a comenzar a tener alguna credibilidad. Él simplemente dice ‘en silencio, organicen sus vidas y vayan a trabajar.’

Y alguien dirá: ‘pero no es tan espiritual’. Lo es. Es un mandato. Es una manera de glorificar a Dios. Es la razón por la que usted fue colocado en donde fue colocado en el flujo de Su mandato creativo. Es todo parte del plan de Dios y va a afectar su testimonio, créame. También contribuye a la unidad de la Iglesia, lo cual afecta al testimonio colectivo de la Iglesia. Simplemente, cierre su boca y váyase a trabajar. Cálmese, establézcase. Discipline su vida. Sea productivo. Usted no necesita tiempo de ocio y usted no necesita estar haciendo ese tipo de cosas que suponen que usted no necesita trabajar. Dios dice que trabaje. Todo eso es parte de un mandato muy, muy elemental de Dios para nosotros. ¿Por qué? Para que usted pueda ganarse el pan que comer y usted no sea una carga para la comunidad y usted no sea una carga para la Iglesia.

Permítame decirle algo. Hay gente que todavía anda por todos lados diciendo: ‘¿Sabes una cosa? Necesito estar en el ministerio’, ‘Necesito estar estudiando la Biblia todo el tiempo’ o ‘Necesito estar evangelizando todo el tiempo’ o ‘Necesito ser un misionero’ y quizás, no están dotados, no son autorizados, no están ordenados, no están asociados, no rinden cuentas a nadie, pero están recibiendo apoyo de la gente. Cuidado con eso, porque bien podría ser que simplemente no quieren trabajar y el ministerio más grande que podrían tener es trabajar de manera eficaz. Usted pregunta qué hay acerca del evangelismo. Sea usted un buen trabajador en donde está y créame, el Señor va a traer a la gente a su camino que Él quiere que venga y usted tendrá la oportunidad de compartir por qué es que usted vive la vida que vive y la manera en la que la vive.

Después, en el versículo 13, hay una palabra para el resto de la gente. Es obvio, creo yo, si usted piensa en esto. Cuando lo leí, pensé ‘bueno, ¿qué tiene que ver esto con lo que dijo?’ Y después, conforme lo pensé lo vi. “Y vosotros, hermanos,” esto es el resto, aquellos de ustedes que están trabajando, aquellos de ustedes que tienen que pagar para estas personas, que tienen que darle su dinero para darles alimento, “el resto de ustedes, hermanos, no os canséis de hacer bien.”

Como puede ver, el potencial era que se cansaran tanto de estos holgazanes, que llegaran a cansarse de estar dando este dinero y esta caridad a estas personas flojas, que se cansarían tanto del proceso entero y después, cuando alguien viniera con una necesidad real, serían indiferentes a esa necesidad. Y entonces, él les dice que no se cansen de hacer lo que es realmente bueno. La suposición es que estaban cansados de cuidar de estas personas que deberían estar cuidando de sí mismas y él dice ‘que su cansancio no se traduzca en cansancio en hacer lo que realmente deben hacer, en hacer lo que es bueno.’ Kalos es el término que se apega al verbo aquí. Significa lo que es percibido por otros como noble, así lo dice Milligan en su lexicón. Lo que se percibe como noble. Hagan lo que es noble.

Usted regresa a los Salmos y usted encontrará una y otra vez que debemos cuidar de los pobres y que cuando usted cuida de los pobres, Dios lo bendecirá a usted. Regrese a Proverbios y usted va a encontrar lo mismo. Regrese a Isaías, vaya Lucas capítulo 14, versículos 12 al 14, y ¿qué es lo que dice Jesús? Cuando tengas una cena, cuando tengas una recepción, no invites a las personas ricas que te van a devolver el favor, invita a los ciegos y a los cojos y a los pobres que nunca te pueden devolver el favor; y Dios te va a devolver el favor en la eternidad en la resurrección. Cuida de los pobres.

En Hechos, capítulo 20, versículo 35, el apóstol Pablo dice: “Ustedes debieron trabajar y laborar y les mostré cómo tenían que hacer eso para darle a la gente que tiene necesidad en base a lo que dijo nuestro Señor, más bienaventurado es dar que recibir.” E inclusive en la carta a los gálatas en el capítulo 2, versículo 10 dice ‘ellos sólo nos pidieron recordar a los pobres, aquello que estaba dispuesto hacer’. ¿Quién le pidió? La Iglesia en Jerusalén, los líderes allí, Juan, Pedro, Jacobo; recuerden a los pobres. Pablo estuvo recolectando una ofrenda para los pobres, los que realmente eran pobres, los que verdaderamente eran pobres, quienes querían trabajar y quizás trabajaban un poco, pero no ganaban lo suficiente. Usted todavía tiene que compensar lo que no pueden ganar si están dispuestos a trabajar.

Van a haber personas que no pueden ganar lo suficiente. Hay personas en nuestra comunidad, hay personas en nuestra Iglesia que hacen un esfuerzo duro. Su nivel de capacidad los mantiene a un nivel de ingreso bajo y ellos no pueden sustentar a su familia quizás en todas las áreas que ellos necesitan y les ayudamos. Quizás pueden ser padres solteros que hacen lo que pueden, que hacen un esfuerzo duro, y trabajan lo más duro que pueden, pero aún así no tienen lo suficiente.

Puede haber personas que tienen discapacidades físicas y como consecuencia, tienen necesidades; y aplaudo que nuestra sociedad satisfaga esas necesidades. Eso es algo correcto que debemos hacer y ciertamente, es algo correcto que los cristianos deben hacer. Y entonces, él dice: “no se cansen de hacer lo que realmente es bueno para personas que tienen una necesidad genuina”, y ése es un punto muy importante de equilibrio.

Ahora, esas cosas van a mantener nuestra armonía juntos, nuestra unidad. Toda esta discordia que ha entrado a la Iglesia, la gente está cansada de estas personas, ellos están cansados de estas personas, están hartos de ellos, que quieren la tendencia de dejar de hacer bien a las personas que realmente tienen necesidad. Usted puede ver que estaba fracturando la comunión y la enemistad estaba infiltrándose. Él dice ‘váyanse a trabajar por un lado, y el resto de ustedes que puede suplir la carencia de aquellos que tienen necesidad genuina, ustedes hagan eso y eso mantendrá la armonía de la Iglesia.’ Mantengan la unidad, eso es esencial para el testimonio.

En quinto lugar, vergüenza. No sólo el sacar de comunión, ejemplo, supervivencia y armonía constituyen un motivo para ir a trabajar, sino también la vergüenza. Observe el versículo 14 “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence.” Si alguien no obedece la instrucción en esta carta, les digo algo, ellos son realmente obstinados. Él lo dice una y otra vez cuando estuvo ahí. Él lo escribió un par de veces en la primera carta. Él lo está diciendo otra vez, y si estas personas no obedecen esta instrucción, señalen a ese hombre. Señálenlo. Préstenle atención seria. Continúen observando a esa persona. Mantengan su ojo en esa persona con el propósito de no asociarse con él. Obsérvenlo para que puedan evitarlo. Manténganse alejados de él.

Retiren su comunión, un verbo compuesto doble, lo cual significa no se mezclen con. Pongan la presión del aislamiento. Nada más que en esta ocasión, lo están empujando aún más. Esto continúa siendo ese tercer paso de disciplina, en donde usted lo está aislando, pero su aislamiento lo está manteniendo a una distancia. Obsérvelo, observe el patrón y evite al hombre para que él pueda avergonzarse. Ahora, usted ha ido más allá de tan sólo su aislamiento, ahora va a tratar de hacerlo sentir vergüenza. Esa es una palabra desagradable. Literalmente en el griego significa encenderse a sí mismo, sentir lo que realmente usted es. Permítale ver lo que realmente es él, un pecador impío, desobediente, avergüéncelo, porque él no quiere trabajar.

Pero hay un incentivo final que queda y ése es el amor. Y me da tanto gusto que Pablo colocó esta última afirmación en el versículo 15: “Mas no lo tengáis como enemigo, sino amonestadle como hermano.” No lo trate como si fuera un publicano o un recaudador de impuestos, no lo trate como a un enemigo de Dios, un enemigo de Cristo, un enemigo de la Iglesia, un enemigo de un creyente; no lo trate de esa manera. Usted todavía no lo ha arrojado de manera total a Satanás, no lo ha entregado a Satanás para que él aprenda a no blasfemar como se presenta en 1 Corintios 5 para el adúltero no arrepentido. Él no llega todavía a ese punto. Todavía está en el tercer paso. Todavía está amonestándolo, esto es advirtiéndole acerca de su conducta y llamándolo a obediencia; y usted no lo está considerando todavía como el recaudador de impuestos, todavía no como el que ha sido expulsado, el publicano, siendo la persona más repudiada en la cultura judía, esa es la razón por la que esa ilustración es utilizada por nuestro Señor en Mateo 18. Usted todavía no lo está expulsando, usted todavía no lo está aislando como un enemigo, todavía lo está llamando como un hermano.

Él todavía está en la familia de Dios. Trátelo con amor como usted lo haría con un hermano. Trátelo con el efecto que usted trataría a un hermano o a una hermana, como dice Proverbios 27:6: “Fieles son las heridas del que ama.” Muéstrele ternura, entienda que tiene que levantarlo, considerándose a sí mismo, no sea que usted también sea tentado como dice Gálatas 6. Restaurándole en amor.

¿Y sabe una cosa?, lo interesante acerca de esta pequeña lista que le he dado, sacar de comunión, ejemplo, supervivencia, armonía, vergüenza y amor, esas motivaciones para la persona que no quiere trabajar, también debería motivar a cualquier persona en cualquier conducta pecaminosa. Es muy genérico en ese sentido. No importa cuál sea el pecado, son las mismas cosas las que deben motivar.

La amenaza de perder la comunión con otros creyentes, el hecho de que usted no ha seguido el ejemplo santo de aquellos que han caminado frente a usted, inclusive el tema de la supervivencia, porque usted puede morir por pecado continuo, como algunos corintios murieron - y ciertamente la idea de armonía, usted está desgarrando y rompiendo la unidad de la Iglesia y ciertamente la vergüenza, usted debería sentir vergüenza y culpabilidad y ciertamente el amor debe llamarlo de regreso, como aquellos que están en el cuerpo de Cristo y son sus hermanos y hermanas, que también deben motivarlo a usted. Y entonces, así es como enfrentamos a cualquier creyente en cualquier patrón de pecado.

Y si ellos se resisten a esto, entonces usted puede tratarlos como a un enemigo. Entonces, usted puede entregarlos a Satanás. Entonces, Pablo dice en 1 Corintios 5: “No quiero que tengan comunión alguna con ellos, ni siquiera quiero que coman con ellos.” Quiero que los entreguen de manera total. Pero aquí, Pablo una vez más, por tercera vez en tres pasos, está rogándole a la Iglesia para que los llame de regreso.

La ética laboral estadounidense se ha erosionado. Ahí es donde comenzamos, ese es un buen lugar en donde terminar. Pero la ética laboral cristiana no ha cambiado en absoluto. Y quiero recordarle que usted fue salvado y llamado a una vocación para que usted honre a Dios en su trabajo. Cuando usted va a trabajar, esa es una vocación divina. Dios le ha dado la capacidad y la oportunidad para hacer lo que usted hace y usted debe trabajar para Su gloria.

Padre, te damos gracias por Tu Palabra de nuevo, porque ha sido tan práctica y clara. Haznos fieles conforme cumplimos con las tareas que nos has dado a realizar en el hogar y en nuestro trabajo y simplemente, el trabajo en general que nos rodea, conforme sujetamos este mundo maldecido. Ayúdanos a saber que conforme lo hacemos, te agradamos, te honramos. Y oramos Señor, por aquellos que están en medio de nosotros en esta mañana, que nunca han venido a Cristo, que todavía están en sus pecados, que nunca han conocido el perdón, que nunca se han arrepentido y nunca han dejado de su pecado para aceptar al Salvador y recibir vida eterna y de esta manera, no tienen una ética trascendente para nada en la vida, quienes han sido víctimas de un patrón de control satánico y una perspectiva de la vida egoísta, utilitaria. Y con ello, viene temor e insatisfacción, confusión, oscuridad, tinieblas.

Padre, oro para que te muevas en el corazón de una persona así y que Tú abras sus ojos espirituales, por así decirlo, ábrelos a la realidad de Cristo y el hecho de que Él vino a este mundo como Dios en carne humana para morir en una cruz y resucitar por su pecado. Para pagar el castigo de su pecado y para darles vida eterna si ellos se vuelven de su pecado y se someten a Él como Señor y Salvador.

Padre, te pedimos que Tú salves a algunos el día de hoy y los coloques en el camino de la justicia, para que ellos puedan trabajar inclusive en su trabajo con un nuevo compromiso para Tu gloria, algo que nunca antes han conocido. Y para los cristianos que están aquí, Señor, danos a todos un nuevo gozo, fresco y una emoción acerca de lo que hacemos y cómo lo hacemos por cómo lo ves. Y que en esta iglesia, Señor, si alguien está pecando al no estar dispuesto a trabajar, al oír el mensaje, que sea fiel en dejar ese pecado y encontrar una búsqueda productiva.

Para aquellos, Señor, en nuestra congregación que no pueden trabajar y que necesitan nuestra ayuda y que necesitan recibir las obras nobles, que no nos cansemos de ministrar a sus necesidades. Danos este equilibrio maravilloso que encontramos en este pasaje, conforme vivimos como Tu pueblo en este mundo, para Tu gloria. En el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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