Abramos nuestras Biblias juntos al llegar al estudio de la Palabra de Dios. Y estamos viendo 1 Timoteo capítulo 3… 1 Timoteo capítulo 3. Nuestro estudio de los primeros 7 versículos trata del llamado y la virtud de los líderes en la Iglesia, requisitos para aquellos que son pastores, ancianos y sobre veedores en la Iglesia.
Permítame comenzar al contarle una historia que leí esta semana y le confieso que bien podía ser una historia apócrifa, se oye un poco exagerada. No obstante, servirá para establecer un punto.
Supuestamente, hay una comunidad ahí en las alturas de los montes de Colorado. De hecho, está tan elevada en los montes que es un lugar turístico. Y muchas personas van ahí porque desde ese lugar pueden ver un hermoso escenario, particularmente una sección de la ciudad está ahí a la orilla de un precipicio en donde hay un valle magnífico y hermoso a muchos metros por debajo.
Conforme avanza la historia, muchas personas salían para ver esta vista y se acercaban lo más que podían a la orilla para que pudieran ver lo más que pudieran. Y no era raro que alguien se resbalara y se cayera. Si eran afortunados, y terminaban cayendo en un área en donde había una pendiente gradual, quizás podían llegar al fondo con huesos severamente rotos. No obstante, muchos de ellos caían y terminaban muriendo. Inclusive niños pequeños jugaban en el área debido a la vista. Y ellos también habían perdido sus vidas a lo largo de los años.
Bueno, la gente del lugar se unió y decidió que quería hacer algo acerca de esta situación. Y entonces, mediante un voto por parte del Comité, decidieron comprar varias ambulancias para estacionarlas en la parte de abajo del monte. Y la idea era que las ambulancias estarían ahí y estarían listas y disponibles para llevar a los que tenían huesos rotos al hospital y a los muertos, a la funeraria.
Y a lo largo de los años, este programa en particular de ambulancias tuvo mucho éxito y llevaron a la gente lo más rápido que podían al lugar apropiado. Pero se volvió bastante costoso mantener este programa. Con el mantenimiento de las ambulancias y la contratación de personas y demás, el Comité se volvió a reunir para ver si no había una manera más económica y mejor de cumplir con el mismo propósito. Y a alguien se le ocurrió la idea totalmente impensable de colocar una reja en la parte de arriba del monte. Y después de que tuvieron algo de debate, se determinó que podría ser una buena idea. Y entonces, se levantó una reja en la parte de arriba del monte y a partir de ahí, ya no han habido caídas y los gastos han sido bastante reducidos.
Usted dice que esa es una historia bastante rara. Yo le dije que pensé que era apócrifa. Usted pregunta cuál es el punto. Conforme leía esta historia, no pude evitar dejar de pensar en cómo me recuerda a la Iglesia. La Iglesia es muy buena en reunir programas de ambulancia y tratar de levantar a los que están con huesos rotos y muertos en el fondo del precipicio, pero no es tan buena en colocar una reja en la parte de arriba para evitar que se caigan en primer lugar. Tenemos muchos programas de ambulancias. Medios para reparar vidas destrozadas. Y no tenemos éxito, creo yo, en tratar de jugar como si todos fuéramos los caballos del rey y todos los hombres del rey que no pudieron volver a reconstruir a Humpty Dumpty.
Y en algún punto del proceso, en cierta manera, necesitamos volvernos a comprometer con que necesita haber una reja en la parte de arriba. Algo que guarde a la gente del peligro inicial. Algo que los mantiene alejados del precipicio para comenzar. Algo que detiene la caída de individuos, y familias y matrimonios. Y quiero decirles que creo que la reja en la parte de arriba necesita ser el liderazgo de la Iglesia. Yo creo que el diseño de Dios es que en la parte de arriba haya una vida tan parecida a Cristo y ejemplar, una virtud tal con integridad espiritual que se conviertan en la reja que evita que la gente caiga en el peligro.
Y como dije, la Iglesia pasa mucho tiempo, energía y dinero desarrollando programas de ambulancia para recoger los pedazos, porque no había nadie en la parte de arriba que proveyera la reja. Y conforme usted ve 1 Timoteo capítulo 3, lo que usted está viendo aquí es una lista de estándares mediante el cual el liderazgo de la Iglesia puede colocar una barrera en la parte de arriba para que la gente no se caiga de arriba en primer lugar. Es una manera larga de decir, amados, que el liderazgo de la Iglesia es su protección porque el liderazgo de la Iglesia establece su estándar.
Y no estoy hablando nada más de expresar su teología. Estoy hablando de establecer sus patrones de piedad. Así como la reja influencia a la gente para mantenerla alejada de acercarse al peligro, así también el liderazgo piadoso influencia a la gente para que no se acerque al peligro espiritual.
La Iglesia debe tener liderazgo espiritual. Y todos los programas que diseñamos para recoger los pedazos finalmente son el resultado de un liderazgo inadecuado. Nunca enfrentan el problema. Esto es algo que no sólo la Iglesia reconoce. Creo que todo el mundo reconoce el valor del liderazgo. Estaba leyendo esta semana algunos comentarios de Dwight Eisenhower, quien fue nuestro Presidente y gran general de nuestros ejércitos. Él dijo esto, y lo cito: “para ser un líder, un hombre debe tener seguidores. Y para tener seguidores, un hombre debe tener su confianza. De esta manera, la cualidad suprema de un líder es la integridad incuestionable. Sin esto, no es posible alcanzar el éxito real sin importar si es una pandilla o un campo de fútbol americano, un ejército o una oficina. Si los asociados de un hombre lo encuentran culpable de farsa, si encuentran que él carece de integridad, él fracasará. Sus enseñanzas y acciones deben encajar entre sí.” Fin de la cita
Todo el mundo parece entender esto. La importancia en la Iglesia realmente está en el liderazgo. Y los estándares aquí son muy altos porque el Espíritu de Dios está diciendo: “esto es lo que quiero que todos ustedes sean’. Entonces, debo establecer un modelo para ustedes. Conforme hemos estado aprendiendo, el estándar no es más alto para los líderes de la Iglesia que para el resto de la gente. Nada más que los líderes de la Iglesia deben estar en ese estándar alto para motivar al resto de la gente para llegar a ese mismo estándar. Son los modelos.
Ahora, el liderazgo es mejor definido, si quiere una definición MacArthur, y yo creo en la brevedad de definiciones, me gustaría definir el liderazgo para usted en una palabra y esa es la palabra influencia. Influencia. El liderazgo es influencia. Y la influencia, primordialmente, es un resultado directo del ejemplo. Lo que usted es o lo que yo soy es el ejemplo que influencia.
Y esa es la razón por la que 1 Timoteo 3, cuando enlista las características de un sobre veedor, anciano o pastor en la Iglesia, tiene que ver con la virtud de su vida porque es la influencia del ejemplo lo que establece la barrera para proteger a la gente de caer. Las Escrituras siempre han enfatizado fuertemente el tema del ejemplo y su influencia.
Recuerdo, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, como Dios en Levítico 18:3 le advierte a Su pueblo y le dice: “no haréis según lo que hace la tierra de Egipto”. Y después, Él dice “no harás lo que hace la tierra de Egipto”. Y lo que Él está diciendo es que no dejen que la gente pagana los influencie. Tendemos a ser mimos. Tendemos a copiar y tendemos a reproducir lo que vemos. La influencia es tan poderosa.
En Deuteronomio 18, versículo 9, las Escrituras dicen: “no aprenderéis a hacer según las abominaciones de las naciones”. Y Proverbios lo dice de manera muy específica en el capítulo 22, versículo 24. Proverbios dice: “no hagas amistad con el iracundo, no sea que aprendáis sus caminos.” Cuidado con quien te rodeas, te van a influenciar.
En Proverbios también, recuerdo el capítulo 29, un Proverbio muy, muy útil que se da en el versículo 12. “Si un gobernante atiende a la palabra mentirosa, todos sus siervos serán impíos”. Muéstrame un gobernante malo y te mostraré a la gente que está debajo de él aprendiendo a hacer el mal como lo demostró su ejemplo. Si un gobernante es malo, entonces todos los siervos son impíos. El liderazgo es influencia.
En Ezequiel capítulo 20, versículo 18, mediante el profeta, Dios dice: “no andéis en los estatutos de vuestros padres ni observéis sus juicios niños ni contaminéis con sus ídolos”. No dejen que sus padres malos los influencien a ustedes. Óseas 4:9 dice: “y será el pueblo como el sacerdote. Así como sus sacerdotes han sido, así también vosotros.” Y también recuerda en Mateo 23, que Jesús dijo acerca de los escribas y los fariseos: “no hagáis conforme a sus obras porque dicen y no hacen”. En otras palabras, no hagan lo que ellos hacen.
Desde el lado positivo, las Escrituras no sólo incluyen advertencias en contra de influencia mala, sino que incluyen aliento a influencia buena. En 1 Timoteo 4:12 Pablo dice: “sé ejemplo del creyente”. Ustedes conocen el texto, “en palabra, conducta, espíritu, amor, fe y pureza.” En Tito 2:7, lo mismo nuevamente. En todas las cosas, mostrándote como patrón o modelo de buenas obras, Pablo le dice a Tito. En Hebreos 13 somos llamados a seguir la fe de aquellos que están sobre nosotros en el Señor. En Santiago 5, debemos seguir el modelo de los profetas. En 1 Pedro 5, somos llamados a ser ejemplos a la grey que está bajo nosotros. Pablo llama: “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Él dice han visto el patrón en mí, háganlo, Filipenses 4. La influencia para bien o para mal fluye de nosotros. Y esa es la razón por la que modelar la vida y el ejemplo de la vida es el elemento más crucial del liderazgo. Y esa es la razón por la que los estándares mediante los cuales los líderes de la Iglesia están calificados tiene que ver con su virtud moral. Si usted quiere ver el resultado triste de ejemplos pobres, únicamente necesita regresar al Antiguo Testamento por un momento en su mente y recordar la historia de los Reyes de Israel y Judá.
Escuche por un momento conforme le refresco la mente del poder de una influencia mala. En 1 de Reyes 15:25, leemos esto: “Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y reinó sobre Israel dos años. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel.” Él simplemente vivió como su padre. El poder de la influencia, el poder del ejemplo.
En 1 Reyes 22, versículo 51 y en adelante, leemos: “Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de Josafat rey de Judá; y reinó dos años sobre Israel. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.” Y aquí viene de nuevo, la maldad produce maldad debido al poder de un ejemplo malo.
En 2 Reyes 16, leemos: “En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y ocho años reinó en Jerusalén. Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová…En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel. Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.” Un padre impío, un hijo impío. Una hija impía, matrimonios impíos produjeron hijos impíos. El poder de la influencia.
En 2 Reyes 17:21: “Porque separó a Israel de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado. Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos.” El poder de una influencia para cambiar la dirección de una nación entera. Hay un poder tremendo en la influencia.
Recordamos las mismas cosas en 2 Crónicas. En 2 Crónicas 33, por ejemplo, en el versículo 9: “Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.” Él hizo que la gente actuara peor que los paganos. La influencia, la influencia poderosa, poderosa.
No es suficiente en la Iglesia enseñar la verdad. La verdad debe ser modelada. Eso es integridad. La integridad es vivir y enseñar lo mismo. Esa es la razón por la que los estándares para el liderazgo de la iglesia aquí se relacionan en su totalidad con la virtud moral. El poder de la influencia. Recuerda, no es cierto, en el Nuevo Testamento que las Escrituras nos dicen que la maldad de los padres es visitada sobre la tercera y cuarta generación. Ahora, por favor, no malentienda eso. Eso no significa que un hombre malo tiene a sus hijos maldecidos por Dios durante tres o cuatro generaciones. Eso no significa que usted no debe adoptar a hijos porque podrían estar bajo alguna maldición debido a su abuelo o tatarabuelo malo. Ese es un pensamiento ridículo. Lo que significa es que la influencia es tan poderosa que una vez que usted tiene una generación mala, le toma a usted tres o cuatro generaciones el arrancar esa maldad y darle un giro. No es una afirmación acerca de que Dios maldice a los hijos. Es una afirmación acerca del poder de una influencia mala.
Las Escrituras también dice mucho acerca de una influencia buena. Primera de Reyes 22:42 dice: “Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel. Era Josafat de treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba hija de Silhi. Y anduvo en todo el camino de Asa su padre, sin desviarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo eso…” Y procede a describir lo que él no hizo, sino que anduvo en las cosas que estaban bien a los ojos del Señor como su padre. El poder de una influencia buena.
Segunda de Reyes 15, “En el año veintisiete de Jeroboam rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de dieciséis años, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho…En el segundo año de Peka hijo de Remalías rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa hija de Sadoc. Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová; hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías.”
¿No es interesante cómo las Escrituras enfatizan el poder de la influencia? Usted tiene el ejemplo piadoso de Sequías y el ejemplo piadoso de Josías y cómo, como un resultado de su vida, el bien afectó al pueblo de Israel. Usted tiene el poder de la influencia. Me gustaría que tuviéramos tiempo de estudiar lo que pasó a través de Esdras y Nehemías en la restauración después de la cautividad babilónica.
Pero todo esto es para decir que, en términos de liderazgo, el aspecto crucial es el asunto de la influencia. Y la influencia fluye primordialmente a partir del ejemplo. A partir del ejemplo. Lo que el Espíritu de Dios desea en la Iglesia es establecer un estándar para la vida ejemplar. Esa es la razón por la que conforme usted ve 1 Timoteo 3 usted no ve una lista que podría haber sido escrita por un analista corporativo típico de la actualidad, una lista de cosas, como: “escucha, si quieres ser un líder en la Iglesia necesita tener diligencia, necesitas tener una visión conceptual, necesitas capacidades administrativas, ser decisivo, valentía, humor, elocuencia, ser amigable, tacto, diplomacia, etcétera, etcétera.” Esas son características humanas que podrían equipar a un hombre para ser eficaz en una situación secular. Y están bien. No estoy en contra de ellas. Están bien en el lugar correcto.
Pero el punto aquí no son capacidades de liderazgo. El punto aquí es ejemplo espiritual. El punto aquí es influencia. Y el hombre que guía a la Iglesia mediante ejemplo e influencia, el hombre que guía a la Iglesia para funcionar para la salvación de los inconversos, para edificar a los santos para que lleguen a la madurez, para alimentar al rebaño, para alentar para que haya familias fuertes, para guiar a la Iglesia a la madurez semejante a Cristo, para convertirse en sal y luz en el mundo, ese tipo de esfuerzo intelectual tiene que ser, tiene que ser en su corazón mismo cuestión de modelar virtud piadosa. ¿Y cuándo será que la Iglesia despertará a eso? A que éste es el estándar de liderazgo espiritual.
Observe el versículo 2. Primera de Timoteo 3: “pero es necesario que el obispo sea irreprensible.” Y esa es la palabra clave que hemos estado viendo cada vez. Irreprensible, sin lugar para la hipocresía. Él debe ser irreprensible, no debe haber nada en su vida por lo cual él debe ser culpado que sea en contra de su pureza. Su vida debe ser ejemplar.
John Stott en su libro tan útil Entre Dos Mundos habla del tema de la integridad cuando dice: “la comunicación es por símbolo como también por palabras. Porque un hombre no sólo puede predicar, sino también vivir. Y la vida que él vive con todas sus pequeñas peculiaridades es una de dos cosas: o daña su predicación o le da carne y sangre. No podemos esconder lo que somos. De hecho, lo que somos habla con tanta claridad como lo que decimos. Cuando estas dos voces se mezclan, el impacto del mensaje es duplicado. Pero cuando se contradicen la una a la otra, inclusive el testimonio positivo de la una es negado por la otra. Este fue el caso con el hombre que Spurgeon describe como un buen predicador, pero un mal cristiano. Él, dice Spurgeon, predicaba tan bien y vivía tan mal que cuando estaba en el púlpito, todo el mundo decía que él nunca debería volver a salir de él. Y cuando él estaba fuera de él, todos decían que él nunca debería a volver a entrar a él. Pero en este punto, es un problema práctico que se presenta a nosotros: los pastores deben ser modelos de madurez cristiana.” Fin de la cita.
Es verdad. Y todos sabemos que es verdad. En Hechos 20:28, en 1 Timoteo 4:16 las Escrituras le dicen a aquellos que están en liderazgo “tened cuidado de vosotros mismos.” El liderazgo espiritual comienza con la virtud. El gran predicador de nuestra propia nación, Henry Ward Beecher, dijo una vez, y cito: “un predicador es en cierto grado u otro una reproducción de la verdad en forma personal.” Fin de la cita.
Y entonces, debemos vivir esa vida irreprensible que está detrás del mensaje para que tengamos una influencia verdadera y duradera para bien y para Dios.
William Golding es un novelista contemporáneo. Y él ha ilustrado de manera vívida el poder negativo de la hipocresía cristiana en una novela que él llama Caída Libre. Es la historia de un niño llamado Sammy Mountjoy, es un hijo ilegítimo. Él fue criado en un basurero. Él, más tarde en la vida se convirtió en un artista muy famoso. Durante sus días de escuela, él estaba siendo jalado en dos direcciones diferentes por dos de sus maestros y los dos mundos que ellos representaban. Por un lado, en el libro, está Miss Rowena Pringle, una cristiana que enseñaba las Escrituras. Y, por otro lado, uno de sus maestros, Mr. Nick Shaels, un ateo que enseñaba ciencias naturales. El de ella, era el mundo de la zarza ardiente. El de ella era el mundo del misterio sobrenatural. El de él, el del científico, era el mundo de las cosas que se explicaban de manera racional.
De manera instintiva, Sammy en su niñez debió atraído a la zarza ardiente. Desafortunadamente, la promotora de esta interpretación cristiana de la vida era una solterona frustrada que había clavado su cuchillo en el pequeño Sammy cada vez que ella podía porque él había sido adoptado por el hombre del clero con quien ella había esperado casarse. Ella se vengó al ser cruel con el niño. Y Sammy más adelante, se hizo la pregunta: “pero, ¿cómo es que ella podía crucificar a un pequeño niño y después, contar la historia de esa otra crucifixión con toda evidencia en su voz de tristeza, de crueldad e impiedad humanas? Puedo entender como ella podía odiar, pero no cómo era posible que ella mantuviera términos tan aparentes de intimidad con el cielo.” Y fue esta contradicción lo que mantuvo a Sammy alejado de Cristo.
La novela dice: “Miss Pringle vició su enseñanza. Ella fracasó en convencer no por lo que ella dijo, sino por lo que ella era. Nick me persuadió a su universo científico natural por lo que él era, no por lo que él dijo. Y por un instante, estuve colgado entre dos retratos del universo. Después, la ola pasó por encima de la zarza ardiente y corrí hacia mi amigo. En ese momento, una puerta se cerró detrás de mí, y la cerré en contra de Moisés y Jehová,” fin de la cita.
¿Cuantas puertas han sido cerradas contra Moisés y Jehová no por lo que dijimos, sino por lo que fuimos? La influencia, la influencia del ejemplo. Como puede ver, lo que el hombre de Dios es el punto. Y ese es el punto en nuestro texto.
Regresemos ahora al texto recordando que el atributo primordial de liderazgo es ser y eso es definido a través de cuatro categorías de explicación. El apóstol Pablo al ayudarle a Timoteo e identificar a aquellos que eran aptos para el liderazgo en la Iglesia, y por cierto la Iglesia efesia, a la cual Timoteo estaba ministrando, como usted sabe, estaba en una necesidad desesperada de liderazgo del tipo apropiado. Las cuatro categorías que deben ser consideradas con respecto a ser irreprensible: una, su virtud moral. Dos, su vida familiar. Tres, su madurez. Y cuatro, su reputación.
Ahora, ya hemos examinado los versículos 2 y 3 que tratan con su vida moral. Él debe ser marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, amable, apacible y no avaro. Todo eso resume su requisito moral. Su cualidad moral. Inclusive su capacidad en la enseñanza, la cual es la única mención de la función en sí de liderazgo tiene que ver primordialmente con la capacidad que viene debido que su vida es un modelo. Él debe manifestar integridad moral. Él debe ser como el apóstol Pablo, quien en 1 Corintios 9 dice: “golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser descalificado.” Tengo que gobernar mi propia vida.
Pablo entendió eso cuando le expresó a Timoteo: “huye de las pasiones juveniles y sigue la justicia”. Busca las cosas a partir de un corazón puro. Y cualquier persona que busca un lugar en el liderazgo en la Iglesia debe enfocarse en primer lugar en la pureza moral.
Estaba leyendo algo que tiene que ver con la jardinería esta semana. Con frecuencia, no leo eso. Y no conozco mucho de eso, pero me impactó como algo análogo con nuestro propio compromiso. Decía esto: “no es suficiente que un jardinero ame las flores, también debe odiar los arbustos.” Y es verdad. Y no es suficiente para un líder en la iglesia amar la Palabra de Dios, también debe odiar el pecado. Si algo entra a su vida que es dudoso de cualquier manera, él debe darle la espalda.
Ahora, le voy a compartir uno de mis secretos más privados, cómo determino si una camisa es apropiada para usarse. El pequeño principio es si es dudoso que está sucia, usted simplemente ve rápidamente el cuello y lo descubre, ¿verdad? Ese es un buen principio para la vida de uno que están en lugar de liderazgo espiritual, si es dudoso, está sucio.
Disfruté leer el relato de alguien que fue el pastor de una Iglesia presbiteriana en la ciudad de Nueva York llamado el doctor Maltbe Babcock hace algunos años atrás. Y él dice que se le acercó alguien que era un médico, un médico en su Iglesia y él dijo estar preocupado por el hecho de que el pastor parecía estar trabajando mucho y le dijo: “necesitas una noche de descanso y tengo dos boletos para ir al teatro,” un teatro en Broadway en la ciudad Nueva York. Y le dijo que los tomara, que necesitaba la recreación de ir a ese teatro.
El pastor los vio y pudo ver, por el título de la obra, que no era algo a donde él con una conciencia limpia podía asistir, y le dijo: “gracias Señor, usted es muy amable pero no puedo ir.” Y el doctor le preguntó por qué no. A lo cual él le respondió: “doctor, la situación es así: usted es un médico, un cirujano. De hecho, cuando usted opera, usted se frota las manos de manera meticulosa hasta que están limpias. Usted no se atrevería a operar con manos sucias.” A lo cual el doctor afirmó con la cabeza. “Bueno, yo soy un siervo de Cristo,” dijo él. “Yo trato con almas humanas preciadas y no me atrevería a llevar a cabo mi servicio con una vida sucia.” El poder de una vida pura. Para establecer un ejemplo que influencia para la piedad, está encerrado en la virtud moral.
Ahora, vayamos a la segunda categoría, la categoría de la vida en el hogar y veamos qué tan importante es esto con respecto al liderazgo espiritual. Versículos 4 y 5, “alguien que desea ser un sobre veedor en la Iglesia, un obispo, un anciano, un pastor, debe ser alguien que gobierna bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?).”
Ahora, en esos dos versículos tenemos el resumen de un rango tremendo de verdad. Permítame decirle que es esencial para alguien en el liderazgo de la Iglesia no sólo tener una vida personal ejemplar sino tener una vida ejemplar en el hogar. Por cierto, esta es una afirmación directa en oposición a la postura de la Iglesia Católica que aquellos que están en el liderazgo espiritual en la Iglesia deben ser célibes. Lo opuesto es el caso. La Palabra de Dios afirma que aquellos que están en la posición de liderazgo espiritual deben haber demostrado capacidad de un liderazgo tal en el hogar antes de que sean considerados dignos de demostrarlo en la Iglesia.
Tengo que decir que la Iglesia Católica romana no es la primera organización religiosa que promueve un liderazgo célibe; aparentemente, inclusive en la situación en Éfeso eso estaba siendo promovido por algunos cuando Pablo escribió esta epístola, capítulo 4, versículo 3: “había algunos con doctrina de demonios que estaban prohibiendo casarse.” Algunos estaban estableciendo, sin duda alguna, un nivel de espiritualidad que involucraba no casarse y decían que la gente que quería alcanzar el nivel más alto de espiritualidad ciertamente no debía casarse y de esta manera, se rebajaran al nivel del resto de la gente. Pero esto ciertamente es rechazado en el texto que tenemos frente a nosotros.
La familia se convierte en la plataforma de prueba para las capacidades de liderazgo. Lo que eso está diciendo es que alguien que guía en la Iglesia ha demostrado que es un líder espiritualmente exitoso en la familia. En la familia. Observe el versículo 4: “él debe ser alguien que él gobierne bien su casa.” La palabra gobierne significa presidir, ejercer autoridad, estar delante de, administrar. Él es el administrador de su casa y, por cierto, esto afirma la coherencia de las funciones bíblicas del hombre y la mujer. Siempre el hombre es visto como la cabeza de la casa, el que guía la casa.
Obviamente, hay responsabilidades y deberes compartidos y hay un sentido en el que la mujer, como veremos más adelante en Timoteo, cumple con tareas administrativas dentro de la casa. Pero la cabeza del hogar es siempre el hombre, él gobierna. Y si él va a gobernar, 1 Timoteo 5:17, como anciano, misma palabra, por cierto, presidir, si él va a gobernar como anciano, como se indica en el 5:17, él debe dar evidencia de tener la capacidad de hacer eso porque cómo él ha gobernado su casa. Él, por lo tanto, debe ser el líder en su hogar, él debe ser un líder espiritual fuerte en el hogar. Y de nuevo, le recuerdo que esto enfatiza y refuerza el orden divino para la cabeza masculina en el hogar. Vimos esto, no es cierto, en los capítulos 9 al 15 del capítulo 2 al ver cómo las mujeres son llamadas a la función de sumisión en la Iglesia al liderazgo de los hombres. Y entonces, aquí también así es en el hogar.
Observe que dice que conforme él gobierna en el hogar, él debe gobernar bien. No sólo es que él gobierne, hay muchos hombres que gobiernan el hogar, pero no lo gobiernan muy bien. No obtienen el efecto deseado. Éste gobierna bien. Y la palabra aquí es una palabra muy rica. Es la palabra kallos en el griego; y básicamente podríamos traducirla de manera excelente, pero eso no nos daría el entendimiento completo. Para entender lo que significa necesitamos comparar dos palabras griegas: agathos y kallos. Agathos es una palabra común en el Nuevo Testamento que significa inherentemente bueno o moralmente bien o prácticamente bien. Kallos lo lleva un paso más allá, no en lugar de eso, sino además de eso. Es estéticamente bueno. Es aparentemente bueno, es hermoso, es algo que es atractivo al ojo. Agathos, aparentemente bueno, kallos, inherentemente bueno y entonces también atractivo al ojo. Y entonces la idea es que aquí hay un hombre quien debe estar guiando su familia de tal manera que su liderazgo es inherentemente bueno y es bueno de manera manifiesta a todos aquellos que perciben y ven su liderazgo ahí.
Es razonable asumir que un hombre podría estar bien en su propia vida, él podría estar calificado moralmente, pero descalificado a nivel familiar. Usted pregunta cómo es eso posible. Bueno, quizás él está bien con el Señor, él camina con el Señor, todo está como debe ser en su vida, pero él se convirtió en un cristiano más tarde en su vida. Sus hijos ya tenían patrones establecidos. Su esposa ya había establecido un patrón. Él quizás está bien delante de Dios, su familia puede estar en caos. Sin importar cuán espiritualmente él este bien delante de Dios, él no está calificado a guiar en la Iglesia.
Usted pregunta si él aquí acaso no está en una posición de desventaja. Si acaso esto no es injusto. No. Porque en el ministerio al que todos nosotros somos llamados, nuestro llamado es un llamado absoluto. No es un llamado relativo. Todos estaríamos de acuerdo con que el liderazgo en la Iglesia tiene una prioridad seria, pero el punto aquí para todo individuo es simplemente hacer lo que Dios lo ha llamado a hacer, no sentir que lo que ellos hacen en algún sentido es inferior a lo que Dios ha llamado a alguien más a ser. Es absoluto, no relativo.
Entonces, si un hombre ya tenía todos los requisitos morales pero su familia estaba en desorden, quizás él no fue un buen padre, quizás él tuvo a una esposa incrédula y había mucho caos en el hogar, no es sin razón asumir que él pudo haber tenido hijos que no fueron favorecidos con la gracia electiva soberana de Cristo y por lo tanto, él tiene que enfrentar eso, ese hombre no encaja con este requisito y tiene otro ministerio en el que Dios lo usará y lo bendecirá hasta la intención más plena de Su plan divino, pero no en esta posición.
En el Antiguo Testamento, hubo ciertas características físicas que descalificaban a un sacerdote. El texto del Antiguo Testamento dice que, si él había sido herido en las piedras o si tenía algo malo con un ojo, él no podía funcionar como sacerdote. Ese no fue un comentario acerca de su vida espiritual, simplemente era el hecho de que Dios estaba identificando a los sacerdotes para estar de pie en un sentido delante de la gente, del pueblo, como un hombre perfecto, como un modelo, como un ejemplo. Y entonces, este es un hombre que ha tenido una vida ejemplar en su hogar y su familia es como debe ser, el modelo mismo de virtud cristiana.
Observe que dice: “él los gobierna no sólo intrínsecamente bien sino visiblemente bien. Su propia casa.” No sólo su familia, sino su casa. Y la implicación aquí es que no sólo son su esposa e hijos, son los asuntos de su vida. ¿Qué tipo de administrador es él de su hogar, de sus recursos, de sus finanzas? Usted podría imaginar, por ejemplo, conozco a hombres así, quienes quizás su vida está en orden en términos de vida espiritual, que aman al Señor, que caminan con el Señor, que no parecen tener mancha alguna en su vida, que inclusive sean capaces en la enseñanza, tienen una esposa que cree, ahora, los hijos responden, están involucrados, creen en el Señor, pero él está en bancarrota, él ha administrado mal sus fondos o él es un administrador pobre de su uso del dinero y no tiene dinero. De alguna manera, él parece no poder ordenar eso como debiera. Él no gobierna bien su propia casa… Eso significa la gente y recursos sobre los cuales él tiene responsabilidad.
El hogar entonces se convierte en la plataforma de prueba en donde la capacidad de liderazgo administrativa de un hombre es nutrida, hecha visible y de esta manera, lo califica o descalifica de liderazgo espiritual. La manera en la que él maneja el hogar, la manera en la que él maneja los bienes. La administración de sus posesiones es crítica.
Además, y de manera más específica, él dice: “que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad.” En su misión significa literalmente, es una especie de término militar, alinear en rango a aquellos que están debajo de ellos en autoridad. Sus hijos deben estar, esto es sujetos, alineados en control apropiado, deben ser respetuosos y estar controlados y ser hijos disciplinados. Ahora, si están ahí. Si no hay hijos presentes, esto por el diseño de Dios no es una descalificación. Usted no puede tener un problema con sus hijos si no tiene hijo alguno. Y entonces, esto nunca sería una descalificación. Si usted administra los bienes y la casa que Dios le da a usted y eso es únicamente una esposa y cónyuge de por vida y no hay hijos que entren aquí, de ninguna manera eso lo descalifica. Esos son los bienes que Dios le ha dado a usted y esa es la familia que usted tiene de Él. Pero en donde los hijos existen, deben demostrar control y respeto hacia sus padres.
Además, observe Tito 1:6. Tito hablando del mismo rango de requisitos dentro de la familia dice que un hombre debe ser irreprensible, el que desea ser un anciano. Él debe ser marido de una sola mujer y él debe tener hijos fieles… pistos, esto es hijos creyentes. Sus hijos deben creer en el Evangelio. Ellos deben creer el mensaje que el hombre debe predicar y enseñar.
Y entonces, diríamos en primer lugar, que para que un hombre esté calificado para guiar en la Iglesia, debe demostrar capacidad en administrar, en guiar todos los recursos dentro de su propia casa de una manera ejemplar, manejando tanto a la gente que está ahí como a los bienes que están ahí y los fondos que están ahí como un modelo de administración que puede ser un patrón para que otros lo sigan. En segundo lugar, sus hijos deben estar bajo control y ser respetuosos. En tercer lugar, cuando llegan a la edad en la que hacen su propio compromiso con Cristo, deben ser hijos creyentes.
Entonces, usted comienza con la virtud moral, el liderazgo familiar, los hijos controlados, los hijos creyentes y usted reconoce que Dios está identificando un camino más bien estrecho, no es cierto, para aquellos que están en el lugar del liderazgo espiritual. Usted tiene que ver cuán importante es esto, amado, porque si la barda no es colocada en este punto, si la reja no es colocada en este punto, si el liderazgo no vive conforme estos patrones ejemplares, entonces, ¿por qué es que la gente va a sentir la obligación de vivir a este nivel? Esa es la razón por la que tenemos que establecer la barda.
Y, por cierto, el capítulo 3, versículo 12, también llama al diácono a ser el hombre de una mujer que gobierna sus hijos y a su casa bien también. Un asunto muy, muy importante.
También dice en el versículo 4 que los hijos deben estar en sumisión con toda honestidad. Esa es una palabra agradable. Es una buena palabra. Básicamente, significa respeto. Mezcla dignidad, cortesía, humildad competencia juntas. Alguien dijo que es una dignidad. Es un sentido de clase. Los hijos deben conducirse de tal manera que traen honra a su padre y a su madre.
Él es un líder en la familia. Y su liderazgo, creo yo, involucra tres cosas. Quiero compartirlas con usted, conforme llegamos a una conclusión. Número uno: firmeza; número dos: sabiduría; y número tres: amor… O número uno, podría ser autoridad… Autoridad, sabiduría y amor.
En la familia yo creo que es esencial que el padre ejerza autoridad que hace que, escuche esto, que hace aconsejable que sus hijos obedezcan. ¿Escucho eso? Él debe ejercer autoridad que hace aconsejable que sus hijos obedezcan. ¿Qué quieres decir con eso? Con eso quiero decir que donde hay desobediencia, debe haber consecuencias negativas e inmediatas. La única manera en la que usted puede entrenar a una persona depravada, lo cual eso es lo que sus hijos son y también los míos, la única manera en la que usted puede entrenar a ese tipo de persona es crear dolor asociado con la desobediencia… Sea dolor emocional o dolor físico. Entonces, debe haber suficiente autoridad que viene del padre para que sea aconsejable obedecer.
En segundo lugar, debe haber suficiente sabiduría saliendo del padre, sabiduría suficiente como para hacer lo natural y razonable el obedecer. En otras palabras, no es sólo autoridad, sino que es que detrás de esta autoridad hay algo razonable porque invariablemente, cuando usted priva a su hijo de algo o le dice no, la primera pregunta que hacen es ¿qué? “¿Por qué, papá? ¿Porque no puedo hacer esto?” Y usted, le guste o no, durante todo el tiempo de criar a sus hijos, usted francamente es un filósofo y teólogo local. Y usted debe comunicarles algún razonamiento para su conducta. Y entonces, quiero decirle que es una autoridad que lo hace aconsejable el obedecer y una sabiduría que lo hace natural y razonable el obedecer.
En tercer lugar, un amor que hace que sea un deleite el obedecer… Un amor que hace un deleite el obedecer. Sus hijos deben anhelar el obedecerle a usted porque disfrutan tanto la relación íntima de amor con usted sin estorbos, sin interrupciones. Y ese amor tiene que estar ahí. Ese amor tiene que estar ahí. Realmente, usted puede resumir el proceso entero del liderazgo en el hogar con autoridad, sabiduría y amor. Y espero que mis hijos me hayan obedecido porque fue aconsejable. Sé que así ha sido porque les hemos enseñado esa lección. Espero que hayan obedecido porque es razonable y natural para ellos querer hacer lo que es razonable. Y también espero, y espero sobre cualquier otra cosa, y me encantaría pensar que ellos podrían dar testimonio de que han obedecido sobre cualquier otra cosa porque es un deleite para ellos el obedecer, porque eso mantiene el vínculo de amor tan puro y tan rico entre los padres y los hijos.
Me gustaría pensar, estaba compartiendo esto con alguien el otro día, alguien me preguntó cómo era que mis hijos me obedecían. Y hablé un poco acerca de la autoridad y un poco acerca de… Usted sabe, tratamos de ser razonables y explicar, pero dije que realmente creo que el fondo es que el amor realmente mantiene unida a nuestra familia. Y yo creo en mi corazón, y usted puede entrevistar a mis hijos individualmente si quiere, pero creo en mi corazón que la motivación primordial en ellos para obedecer a mamá y papá es que hay un vínculo de amor entre todos nosotros que no quieren perder. Y eso es lo que hace que el liderazgo en el hogar sea exitoso.
Ahora, el punto es este: si un hombre va a guiar en la Iglesia, él debe haber demostrado en el hogar que él puede ejercer autoridad que hace que sea aconsejable obedecer. Sabiduría que lo hace razonable obedecer y amor que lo hace un deleite obedecer porque francamente, eso es exactamente lo que llamamos en la Iglesia. ¿No es cierto? Todo el ministerio es esto: enseña y exhorta. Ahora, ¿cómo vamos a hacer que ustedes hagan esto? Nosotros tenemos que tener suficiente autoridad como para hacer aconsejable que usted haga eso, establecer algunas rejas, bardas, y llamar a algunas respuestas apropiadas. Tenemos que tener suficiente sabiduría como para mostrarle lo razonable que es eso y suficiente amor para cultivar un vínculo con ustedes para que usted disfrute esta relación lo suficiente como para que sea un deleite obedecer. Entonces, la familia y el hogar se convierten en el mejor lugar para demostrar este tipo de características.
Me encanta ver a ese hombre cuyos hijos son sumisos, cuyos hijos son creyentes, cuyos hijos son disciplinados y están bajo control, puedo ver la autoridad, pero puedo ver la manera tan natural con la que ellos obedecen y el deleite con el que obedecen a sus padres.
Ahora, ahí hay un hombre que es apto para guiar la Iglesia. Y eso es exactamente lo que el versículo 5 dice desde un punto de vista negativo… “pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” Y aquí hay una construcción anartra, ¿cómo puede él gobernar una asamblea local si él no puede gobernar su propia casa? Ahora, observe que dice al final del versículo 5: ¿cómo cuidará de la Iglesia? Esta es una palabra hermosa. Esa palabra es usada en una parábola muy conocida de nuestro Señor en Lucas 10. La parábola del buen samaritano.
Y usted recuerda lo que dice: “Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.” Nadie quiso ayudar al hombre. “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.” Y ahí está ese verbo. Es un verbo grande. Digo, es un verbo amplio. Comienza con compasión, se extiende a dar tiempo, se extiende a curar heridas, a poner aceite, a sacrificar sus medios de transporte para llevarlo, a llevarlo a una posada, a pagar su cuenta y después en general, simplemente a cuidar de él. Y eso es maravilloso porque en eso consiste el guiar a la Iglesia. Es cuidar de la Iglesia.
¿Y qué significa cuidar de la Iglesia? Bueno, incluye muchas cosas. Incluye detener lo que está haciendo muchas veces y desviarse para atender a un hombre que está ahí acostado en el camino. Involucra ponerle aceite y vino en sus heridas, involucra curarlo, involucra sacrificios personales, lo coloca a usted en su propio animal conforme usted paga sus gastos en la posada y conforme usted de manera general cuida de él y satisface sus necesidades unto
Y le voy a decir algo, no hay mejor lugar para ver si un hombre tiene una vida comprometida con satisfacer necesidades que ver lo que él hace con la gente en su casa, ¿verdad? ¿Se preocupa por ellos? ¿Está comprometida su vida con ellos? ¿Trabaja duro para satisfacer sus necesidades? Si no lo hace y no tiene un liderazgo manifiesto, entonces, ¿cómo puede llegar él a cuidar de las necesidades de la Iglesia?
Amados, es prioritario para la Iglesia de Jesucristo y esta Iglesia claro, como también, comenzar a construir la reja en la parte de arriba del monte y no preparar equipos de ambulancia en la parte de abajo. Es tiempo para que nosotros tengamos el tipo de liderazgo que honra al Señor y mantiene alejada a la gente de los peligros y establecer un modelo y patrón que ellos sigan.
Ahora, permítame decirle algo. He estado pensando en esto esta semana. Vendrá el día cuando yo no esté. El Señor me llevará al cielo si muero antes de que Jesús venga por todos nosotros y esta Iglesia tiene que seguir. Permítame tan sólo decirles que, en el futuro, la consideración más importante que van a hacer en el futuro de esta Iglesia es quién es seleccionado para el liderazgo. Qué ancianos, qué pastores están en el liderazgo. El estándar es claro, pero conforme ese estándar es violado, usted comienza a quitar la reja, la barda y la gente va a comenzar a caerse de la orilla por multitudes. De manera típica, usted quizás puede tratar de traer el equipo de ambulancia, pero ese no es el problema. Entonces, quiero decirle, para este momento, para el presente, ore por el liderazgo de esta Iglesia. Y para el futuro, haga un pacto en su corazón, si está aquí, algunos de ustedes jóvenes estarán en el liderazgo de esta Iglesia, si están aquí en los días venideros, no se desvíen del estándar de la Palabra de Dios. Inclinémonos en oración.
Señor, habiendo dicho todo lo que hemos dicho esta mañana de Tu Palabra, hemos predicado el mensaje que el Espíritu nos dio en esta sección. Pero una cosa no se ha dicho. Y añadiríamos esto, que, aunque yo y otros somos pastores y sobre veedores y ancianos de la Iglesia, confesamos en humildad que quedamos cortos del estándar perfecto. Y admitimos, Señor, que sólo estamos aquí por Tu gracia y misericordia, porque Tú nos has lavado de nuestras iniquidades y nos has capacitado con el Espíritu. Y Señor, estamos agradecidos por saber que, aunque Tú no puedes establecer algo menos que un estándar perfecto, Tú en Tu gracia puedes aceptar a menos que un hombre perfecto. Pero Padre, sabemos que por Tu Espíritu deseas que los líderes de tu Iglesia sean todo lo que pueden ser mientras que todavía son humanos mediante Tu Espíritu. Señor, mantenemos siempre en esa tensión entre estar agradecidos porque nos has mantenido puros, agradecidos porque has guardado nuestra vida, agradecidos porque nos has llamado a este liderazgo y al mismo tiempo, temerosos de nuestra propia indignidad. Mantennos en esa tensión tan útil entre la gratitud y la humildad para que podamos guiar de una manera que Te agrada a Ti, por causa del Salvador. Amén.
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