Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
El hombre de Dios
Escritura: Timoteo 6:11-14
Código: 54-47
John MacArthur
Este es un mensaje del pastor John MacArthur, traducido y predicado en español, para el mundo de habla hispana.
Es apropiado que llevemos nuestra conferencia de pastores a un clímax. Al pasar en nuestras biblias a 1 Timoteo 6 y concentrarnos en los versículos 11-14. El tema de estos versículos es el hombre de Dios, el hombre de Dios; esa en sí misma es una de mis frases descriptivas bíblicas más favoritas, hombre de Dios. Aparece en el versículo 11 como un título que el apóstol Pablo le da a Timoteo, un título que es simple, sin embargo es maravilloso y rico sin medida. ¡Qué privilegio ser llamado hombre de Dios, o el hombre de Dios! Es una frase posesiva indicando que Timoteo le pertenecía a Dios de una manera especial y única.
El hecho es que aunque este término hombre de Dios es un término muy común en el Antiguo Testamento, es un término muy raro en el Nuevo Testamento; solo una persona en las páginas del Nuevo Testamento es llegado a ser llamado hombre de Dios, y es Timoteo, y es en este texto. De una manera muy especial y única Timoteo era el hombre de Dios, y Pablo usa este título para incrementar el sentido de responsabilidad que Timoteo tenía para cumplir con su ministerio, ser recordado de que usted es el hombre de Dios, que usted es la posesión misma de Dios es ser recordado de gran responsabilidad y ese es precisamente el sentido en el cual el apóstol Pablo usa la frase al designar a Timoteo, aunque es raro en el Nuevo Testamento, es común en el Antiguo Testamento. Aparece en primer lugar designando a Moisés, el gran profeta de Dios quien escribió el Pentateuco en Deuteronomio 33:1 Moisés es llamado por primera vez el hombre de Dios; es llamado el hombre de Dios de nuevo en1 Crónicas 23:14 y Esdras 3:2.
El término hombre de Dios en una ocasión en el Antiguo Testamento fue usado de un mensajero angelical, uno vino en forma de hombre para traer un mensaje de Dios a la esposa de Manoa de que ella iba a dar a luz a un hijo que iba a llegar a ser el hombre Sansón, eso ocurre en Jueces 3:6-7. En 1 Samuel 2:27 fue usado para describir a un profeta quien le habló al sumo sacerdote Elí en nombre de Dios acerca del juicio divino que estaba pronto por venir en contra de su familia pecaminosa. Fue usado de nuevo en 1 Samuel 9:6 y en adelante para designar a Samuel mismo como el hombre de Dios que habló la verdad divina.
Cualquier persona que fue el profeta de Dios era el hombre de Dios; y el término el hombre de Dios siempre fue usado en referencia a uno que llevaba la Palabra de Dios, que representaba a Dios al hablar en nombre de Dios la verdad de Dios. Fue usado del profeta Shemaiah quien fue enviado de Dios a profetizar en contra de Rehoboam en 1 Reyes 12:22. Fue usado de nuevo del profeta que habló la Palabra de Dios a Rehoboam a acerca de que él había sido reemplazado y después juzgado, 1 Reyes 13. Elías es llamado el hombre de Dios en 1 Reyes 17:18 y en adelante; y Eliseo en 2 Reyes 4 y en adelante es llamado el hombre de Dios muchas veces. David, Nehemías 12: 24 y 36, también es llamado el hombre de Dios. El profeta que confrontó a Amasías es llamado el hombre de Dios en 2 Crónicas 25:7. Y un profeta llamado Igdalía en Jeremías 35:4 también es llamado el hombre de Dios.
Todos los usos en el Antiguo Testamento reflejan a alguien quien de manera única representa a Dios al hablar la Palabra de Dios. El resumen de todos esos usos entonces nos dice de manera inequívoca que es una referencia a un mensajero que es enviado por Dios para hablar en nombre de Dios. Cuando Timoteo entonces es llamado el hombre de Dios refleja su llamado y su ordenación y su responsabilidad de hablar la verdad de Dios.
Hay otros dos usos del término hombre de Dios en el Nuevo Testamento; uno de ellos se remonta a los hombres del Antiguo Testamento de Dios, esto es 2 Pedro 1:21, dice: “La profecía no vino – refiriéndose al Antiguo Testamento – en ningún momento por la voluntad del hombre, sino los santos hombres de Dios hablaron según fueron movidos por el Espíritu Santo.” Y ahí usted lo que ve es un término técnico para los autores de las Escrituras quienes fueron los voceros de Dios, los hombres santos de Dios.
El otro uso es un uso genérico, en 2 Timoteo 3, vamos a ver eso por un momento, todo uso del hombre de Dios es específico hasta este punto, refiriéndose a uno u otro profeta, refiriéndose como 2 Pedro 1:21 a un grupo de profetas, refiriéndose en 1 Timoteo 6:11 a Timoteo específicamente. Pero aquí en los versículos 16-17 de 2 Timoteo 3 es ampliado y usado en un sentido más bien genérico. Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que – y aquí está la frase – el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Mientras que Timoteo es ciertamente el objeto en el contexto aquí debido a que él es el destinatario de la carta y debido a que su propia conversación ha sido mencionada en los versículos 14-15, el término usado en el versículo 17 lo amplía más allá de Timoteo para incluir a cualquier hombre de Dios.
La afirmación entonces en las versículo 16-17 es primordialmente para el beneficio de aquellos que son los que proclaman la Palabra de Dios, los mensajeros de la Palabra de Dios, aunque ciertamente se extiende más allá de eso en el punto más amplio de interpretación para incluir a todo creyente. Pero lo que Pablo está diciendo aquí es que toda la Escritura es dada por inspiración de Dios con el propósito de perfeccionar al hombre de Dios, eso se está enfocando de manera particular en los voceros que hablan en nombre de Dios; obviamente la Palabra de Dios va a perfeccionar a todo creyente, pero su objeto en particular en mente es el hombre de Dios.
Ahora, me parece interesante que el último uso de esta frase en las Escrituras es un uso genérico y por lo tanto no nos sentimos incómodos en ampliar el uso del hombre de Dios para incluir a cualquier persona el día de hoy que es vocero en nombre de Dios en nuestra generación y en cualquier otra generación, Dios siempre ha tenido a sus voceros, siempre ha tenido a sus profetas, siempre tiene a sus predicadores; hombres de Dios son aquellos que hablan de manera única Su palabra.
Podemos concluir entonces a partir de 2 Timoteo 3:16-17 que el hombre de Dios puede incluir a cualquier persona quien habiendo sido perfeccionado por la palabra es llamado a proclamar la palabra. Entonces todos nosotros que somos llamados por Dios, apartados para la proclamación de su palabra, para ser predicadores y maestros y proclamadores debemos ser hombres de Dios y debemos llevar ese título en alguna medida de coherencia con la larga fila de hombres santos quienes constituyen el grupo élite de aquellos que así han sido designados como hombres de Dios.
Nosotros como hombres de Dios el día de hoy tenemos nuestro lugar en las filas de aquellos que son los voceros históricos en nombre del Dios eterno. Qué llamado tan tremendo. La instrucción de Pablo a Timoteo entonces allá atrás en 1 Timoteo 6, es intensificada e inclusive echa más fuerte cuando él llama a Timoteo hombre de Dios porque al hacerlo él identifica a Timoteo con esa larga fila de voceros históricos que hablaron en nombre de Dios e intensifica su propia necesidad de estar comprometido con la tarea que tiene a la mano; somos – como el progreso del peregrino lo expresa – los campeones del rey. Qué pensamiento tan maravilloso.
Los hombres de Dios son hombres que han sido elevados por encima de las metas mundanas y que han sido entregados al servicio divino, hombres que son parte de un orden espiritual en el cual las cosas temporales y pasajeras no tienen una relación permanente, somos hombres que no somos los hombres del mundo, no somos nuestros propios hombres, somos los hombres de Dios, hemos sido elevados por encima de las cosas terrenales, hemos sido elevados a los lugares celestiales, nos hemos vuelto a la posición única de Dios, su propiedad, estamos en lugar de Él para hablar su palabra.
Es importante que Pablo usa el término aquí debido al ministerio tan serio que estaba a los pies de Timoteo. Recordará que Timoteo había sido dejado en Éfeso para corregir las cosas en la iglesia, para ordenar una iglesia que había perdido su rumbo, la falsa doctrina se había infiltrado, el liderazgo falso estaba ahí, gente indigna de posiciones pastorales y sirviendo como ancianos estaban ocupando esas posiciones, líderes pecaminosos, la herejía, la impiedad, la tolerancia del pecado, todo eso estaba en la iglesia y Timoteo había recibido la tarea de corregirlo. Para colocarle el peso de esa responsabilidad él lo llama el hombre de Dios, “Tú estás ahí como el representante del Dios vivo.”
Esto añade un sentido tremendo de responsabilidad. De hecho esta es una carta tan estratégica para una iglesia tan estratégica que tres veces Pablo en la carta señala a los falsos maestros y cómo Timoteo debe responder a ellos; y cada vez que él lo hace, lo hace al recordarle a Timoteo del aspecto y la naturaleza sagrada de su llamado. Permítame mostrarle eso. Regreso al capítulo 1; tres veces Pablo habla de falsos maestros; comenzando en el versículo 3 él habla de aquellos que enseñan otra doctrina, doctrina diferente; versículo 4, que enseñan fábulas y gralageas interminables que contribuyen a cuestiones más bien que respuestas y no proveen, no contribuyan a cosas que edifican en la piedad. “Estos se han desviado – versículo 6 – y su motivo es que quieren ser maestros pero no tienen idea de lo que están hablando.” Según el versículo 7.
La segunda referencia a los falsos maestros viene en el capítulo 4. Los primeros cuatro versículos, comenzando en el versículo 1, hablan del hecho de que algunos se apartaran de la fe dando oído a espíritus engañadores, doctrinas de demonios propagados por hipócritas mentirosos cuyas conciencias han sido cauterizadas con un fierro caliente.
La tercera referencia a los falsos maestros viene de capítulo 6:3, “Aquellos que enseñan doctrina diferente, que no se conforman a la sana doctrina.” Las palabra sanas, que no consienten con la doctrina, que es según la piedad, que son orgullosos, que no saben nada, que tienen un interés morboso por las preguntas y disputas y debates que producen únicamente envidia, contienda, sospechas malas, que no propaga nada más que las disputas corruptas, torcidas, perversas de hombres privados de la verdad, que imaginan que la verdadera ganancia es el dinero, no la piedad. Y él procede hablar acerca de su amor al dinero hasta el versículo 10, entonces en el capítulo 1, 4, 6 Pablo presenta el problema de los falsos maestros; tenían mucha influencia, eran fuertes y estaban en posiciones de autoridad en la iglesia. No obstante cada vez que él habla de ellos, él prosigue ese mandato diciéndole a Timoteo que tiene que tiene que resistirlos; de regreso ahí en el 1:18 le dice a Timoteo: “Este mandamiento, esto te mando, esto te encargo Timoteo, hijo Timoteo, para que según las profecías que fueron hechas en cuanto a ti, pelees la buena batalla manteniendo la fe y buena conciencia en medio de la batalla.” Una vez que él menciona los falsos maestros, inmediatamente entonces él le manda a Timoteo a que los resista; capítulo 4, habiendo mencionado los falsos maestros como dije en los primeros cuatro versículos, inmediatamente en el versículo 14 habiendo discutido desde el versículo 6 la responsabilidad de Timoteo, digo, desde el 6-16, él fluye a lo largo de ese pasaje entero y le dice a Timoteo cómo resistirlos; versículo 6, “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has perseguido, pero rechaza sus fábulas profanas y de viejas y ejercítate para la piedad.” Ahí en el versículo 16 él lo resume: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina. Persiste en esto porque haciendo esto te salvaras a ti mismo y a los que te oyeren.” De nuevo falsos maestros y después la responsabilidad de Timoteo. En capítulo 6 encontramos lo mismo, 3-10 los falsos maestros, y después en el 11-14 la responsabilidad de Timoteo, “Más tú hombre de Dios huye de estas cosas y sigue demás.” Cada vez que él menciona a los falsos maestros los cuales son el corazón del problema, él menciona la responsabilidad de Timoteo de resistirlos.
Ahora, aquí está el verdadero punto clave; en cada caso la responsabilidad de Timoteo de resistirlos es incrementado por una referencia al llamado de Timoteo al ministerio; capítulo 1:18, “Timoteo, haz esto. Te mando según las profecías que apuntaron a ti.” Esto es la Palabra de Dios que vino a través del medio de la profecía, apuntar a Timoteo como el ciervo ungido de Dios; capítulo 4:14, la segunda porción acerca de los falsos maestros, la responsabilidad de Timoteo de nuevo es incrementada por una referencia a sus inicios espirituales, su llamado y ordenación, “No descuides el don que hay en ti que te fue dado mediante profecía por la imposición de las manos del presbiterio.” Y después él regresa a la responsabilidad espiritual en base a su llamado por parte de Dios, su ordenación, sus inicios espirituales; capítulo 6 él hace lo mismo, versículo 12, “Debes de pelear la buena batalla. Debes aferrarte la vida eterna porque a esto fuiste llamado y esto has confesado en tu confesión delante de muchos testigos.” En otras palabras, la responsabilidad de Timoteo de permanecer firme en contra del error y de pelear por la verdad y ser el hombre de Dios, en el contexto de la iglesia está basado en ese llamado original de Dios que lo designó así como el hombre de Dios, el representante de Dios.
Amados, la responsabilidad del ministerio gira en torno al llamado de un hombre por parte de Dios, eso es básico; somos llamados por Dios para ser su hombre, somos suyos de manera única, Él es nuestro dueño, Él nos posee, lo representamos. En el versículo 11 comienza: “Más tú hombre de Dios, más tú – se presenta y contrasta a los falsos maestros.” Los falsos maestros están metidos en todo lo que se menciona desde el versículo 3-10, “Más tú – dice él encontraste – más tú, tú eres el hombre de Dios.” Ellos son el hombre del dinero, ellos son el hombre del materialismo, ellos son el hombre del mundo, ellos son su propio hombre, ellos son el hombre del pecado, el hombre de Satanás, el hombre del infierno; más tu, oh hombre de Dios, contraste, la palabra oh es una apelación personal, es una apelación emotiva, es muy rara por cierto, en saludos personales en el griego esa palabra era usada y muestra el ruego en el corazón de Pablo, “Más tú, oh hombre de Dios recuerda tus comienzos espirituales, tu llamado espiritual. No pierdas de vista tu identidad. Como un hombre de Dios tienes un llamado único. Como un hombre de Dios eres identificado de manera única, como un hombre de Dios debes tener características que pueden ser vistas y evaluadas.” ¿Cómo es conocido un hombre de Dios? ¿Qué es lo que Pablo le va a decir a Timoteo en referencia a la virtud de un hombre de Dios? Cuatro cosas.
Timoteo, tú hombre de Dios, aquí hay cuatro cosas que deben marcarte; una, un hombre de Dios es marcado por aquello de lo que huye; dos, un hombre de Dios es marcado por aquello que busca, dos, un hombre de Dios es marcado por aquello que sigue; tres, un hombre de Dios es marcado por aquello por lo que pelea; y cuatro, un hombre de Dios es marcado por aquello a lo que es fiel. Un bosquejo tremendamente práctico para todo hombre de Dios que se pone de Dios para hablar en el lugar de la verdad divina.
Número uno, un hombre es conocido por aquello de lo que huye; versículo 11, “Más tú, hombre de Dios huye de estas cosas.” Este es un imperativo presente, mantente huyendo de manera continua; es un huir continuo, es la palabra feugo de la cual obtenemos fugitivo; alguien que está huyendo para escapar de alguien que lo está persiguiendo, retrata a alguien que está huyendo de una plaga o huyendo de una serpiente que es venenosa, huyendo de un enemigo que lo ataca; el hombre de Dios es un corredor; el hombre de Dios no se queda de pie parado, él corre y corre de las cosas; él es conocido por aquello de lo que huye. 1 Corintios 6:18, el apóstol Pablo dice: “Huid de la fornicación.” 1 Corintios 10:14, “Huid de la idolatría.” 2 Timoteo 2:22, Pablo le escribe a Timoteo, “Huye de las pasiones juveniles.” Estamos huyendo. El hombre de Dios está huyendo en todo momento de ese tipo de cosas corruptas. Aquí él dice: “Huye de estas cosas.” ¿Qué quiere decir? Las cosas de las que acaba de hablar. ¿De que acaba de hablar? Los males que están relacionados con el amor al dinero; versículo 9, “Pero los que quieren enriquecerse, los que desean ser ricos caen en tentación y en trampa y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se apartaron de la fe, literalmente fueron perforados por muchos dolores. Huye de estas cosas.” El amor al dinero junto con todas sus tristezas relacionadas, deseos malos, tentaciones, cosas dañinas, errores en la fe, tristezas, dolores; huye de estas cosas.
El hombre de Dios no está apegado al amor al dinero, él no tiene un afecto por las cosas materiales. Pablo le ha estado diciendo a Timoteo que evite muchas cosas, él le ha dicho varias veces en esta epístola que evite genealogías interminables, repetición vana, fábulas, la supuestamente llamada ciencia como es mencionada en 6:20, y aquí le dice, “Huye del amor al dinero, el cual es la raíz de todos los males. Huye de la avaricia con todos sus vicios, es el pecado de los falsos maestros, es el pecado de los hipócritas mentirosos que pervierten la verdad por ganancia personal, quienes hacen mercadería de la gente que realmente buscan la ganancia deshonesta y la gente son solo un medio para llegar a ese fin que predican por dinero.” Desde Balam el profeta que fue comprado por el postor más alto a Judas el apóstol que vendió a Jesús por 30 piezas de plata, desde los falsos maestros de Israel quienes eran perros avaros, codiciosos que nunca tuvieron lo suficiente y estaban preocupados cada uno por su propia ganancia. Isaías dice: “Y los profetas avaros y sacerdotes del tiempo de Jeremías y los profetas del tiempo de Ezequiel que podían ser comprados por montones de cebada y pedazos de pan y los profetas que adivinaron por dinero, de los cuales habla Miqueas, hasta los falsos maestros que hablaban buenas palabras y discursos agradables a los romanos para engañar a los inocentes por la satisfacción de sus propios vientres; y los engañadores de Creta quienes alteraban a casas enteras enseñando cosas que no debían, por ganancia deshonesta, la característica de los falsos maestros es la avaricia, desde el primero al último; pero no tiene lugar para el hombre de Dios.” El amor al dinero ha torcido y pervertido a muchos.
Pablo tuvo tanto cuidado de evitar esto y él le dice los ancianos Efesos en Hechos 20, “No he codiciado la plata de ningún hombre ni el oro, ni la ropa de nada; y he trabajado con mis propias manos para proveer para mis propias necesidades y la vida de toda persona conmigo para que no pueda ser cargado o acusado de eso. He ido más allá de lo necesario para que no sea acusado de estar buscando el dinero.” A los Corintios él le escribe en 1 Corintios 9, “Tengo derecho de ser apoyado, tengo derecho como apóstol de tener como esposa a una hermana, esto es casarme, tengo derecho de recibir mi vida del ministerio, que los que predican el Evangelio deben de comer del Evangelio, vivir del Evangelio; pero hago a un lado ese derecho para que de ninguna manera piensen ustedes que estoy metido en esto por el dinero.” En Filipenses él dice, “Me encantaría enviarles a alguien pero no tengo a nadie a quien enviar porque todo mundo hace lo que hace para sí mismo y no para Jesucristo. Al único que les puedo enviar que no es así es Timoteo.”
Pablo debió haber experimentado gente en su propio ministerio que estaban ahí metidos por lo que podían obtener como Demas, quien habiendo amado este mundo presente se apartó del apóstol. En 1 Tesalonicenses él le dice a los Tesalonicenses, “Fuimos gentiles entre ustedes como la nodriza que cuida a sus propios hijos y no les cargamos por nada.” Y él procede a explicar que su propia labor noche y día en trabajo para que pudiera proveerles ministerio a ellos sin costo alguno.
Permítame decirle algo, usted puede llamarse a sí mismo un predicador, pero si usted está metido en el ministerio por el dinero, usted no es un hombre de Dios, usted no es un hombre de Dios, usted no puede ser el hombre de Dios y el hombre del dinero, usted ha prostituido el llamado de Dios y lo ha convertido en ganancia personal, lo vemos alrededor de nosotros por todos lados. ¿Y cuándo despertaremos ante la realidad de esto? Nunca, pongo un precio en su llamado, nunca pongo un precio en su ministerio, nunca cobre una cierta cantidad por traer la Palabra de Dios porque lo que usted cargue va a tener el efecto neto de devaluarlo a cero. Un hombre de Dios es conocido por aquello de lo que huye, él huye del pecado sexual, él huye de tener otros dioses en su corazón, él huye de las pasiones juveniles y aquí en este texto él huye del amor al dinero.
En segundo lugar, el hombre de Dios es también conocido por aquello que sigue; versículo 11, sigue – y seis virtudes son mencionadas; justicia, piedad, fe, amor, perseverancia y mansedumbre. El hombre de Dios mientras que continuamente está huyendo, también está continuamente corriendo hacia algo, él quiere evitar algo que está detrás de él y ahí algo que está delante de él que quiere alcanzar, es presente imperativo de nuevo, continuamente busca, sigue buscándolo, sigue persiguiéndolo, siempre estamos huyendo – ese es el negativo – y siempre estamos persiguiendo – ese es el positivo – como esa maravillosa viuda mencionada en el 5:10, quien ha buscado de manera diligente toda buena obra, así también el hombre de Dios tiene una búsqueda en la vida de aquello que está bien.
La vida cristiana no es solo huir de lo que está mal sino que es correr hacia lo que está bien, correcto; aquí hay un sentido en el cual mientras que estamos en este cuerpo, en esta carne, en esta tierra y víctimas de nuestra propia condición caída, nunca podemos dejar de correr porque si dejamos de correr de aquello que es malo nos va a alcanzar y si dejamos de buscar aquello que es justo no lo vamos alcanzar, nunca podremos estar en el punto en el que finalmente hemos dejado atrás lo que está mal y nunca estaremos en el punto en el que finalmente hemos capturado lo que está bien.
Entonces nuestra vida entera es en una búsqueda de lo que está bien y una huida de lo que está mal. En 2 Timoteo 2 donde Pablo dijo: “Huye de las pasiones juveniles.” Él dijo: “Y sigue la justicia y la fe y demás.” Proverbios 15:9 dice: “Jehová ama al que busca la justicia.” Qué gran pensamiento. Pregúntese a sí mismo lo que busca. ¿Qué busca en esta vida? ¿Para qué vive? ¿Hacia dónde está dirigiendo sus metas y energías? ¿Qué ocupa su mente? ¿Qué metas quiere alcanzar? ¿Éxito, fama, estima, promoción, dinero, posesiones, casa, carro, lo que sea? ¿Qué es lo que realmente está buscando? Esa es la marca de un hombre de Dios. Él está buscando la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Un hombre de Dios es conocido por aquello de lo que huye pero también es conocido por aquello por lo que persigue.
Veamos estas las primeras dos son virtudes generales, una que tiene que ver con la conducta externa y la otra tiene que ver con la actitud y motivo internos; la primera es justicia, la hermosa palabra justicia, y no quiero hablar de manera innecesaria de esto y todos ustedes saben lo que significa, esa palabra rica de Cayosuna básicamente significa hacer lo correcto, hacer lo correcto delante del hombre, hacer lo correcto delante de Dios, haz lo correcto al hombre, haz lo correcto a Dios, el remanente del Israel fiel fueron llamados por Isaías en el 51:1, “Vosotros que seguís la justicia.” El escritor de hebreos dice que los únicos que verán al Señor son aquellos que siguen la santidad, Hebreos 12:14. Y la justicia es que Pablo tiene en mente aquí no es justicia imputada, esa especie de justicia declarada que usted recibe posicionalmente en Cristo en la salvación, es justicia práctica. El hombre de Dios es conocido porque hace lo correcto, él hace lo correcto en su vida, él vive de acuerdo con el estándar de Dios, él obedece a Dios, su conducta es correcta, su conducta es correcta, su vida es correcta, él hace lo que está bien.
Y que trágico es cuando como hemos visto en esta semana en el escándalo terrible que llega a los evangelistas de la televisión viviendo en vidas desorientadas sexualmente impías, lascivias, apartados de la verdad de Dios, y mientras que al mismo tiempo están hablando del Evangelio de Jesucristo es una farsa total de todo de aquello que promueve el Evangelio.
Y me interesó leer en el periódico ayer que el 99% de las cartas que llegaron a ese programa habían sido afirmadoras y positivas, 99%, lo cual me hice que la verdad probablemente nunca salió a lo largo de esos años en ese programa a esas personas, de lo contrario habrían visto el pecado por el pecado y lo habrían enfrentado como el pecado debe ser enfrentado.
Y entonces un hombre puede mantener su credibilidad cuando su vida es una marca negra como un pedazo de carbón. ¿Cómo puede ser eso? Un hombre puede ser un predicador, lo vuelvo a decir, si vive así no es un hombre de Dios; obedecer el estándar de Dios es característico del hombre de Dios, el hombre de Dios busca la conducta justa, él busca la conducta justa, él no busca la gratificación sexual, la gratificación material, la gratificación de su ego, él busca la justicia, él vive para hacer lo correcto, él vive para hacer lo que está bien, él vive para hacer lo que es obediente a los mandatos de Dios; y el socio de esa virtud espiritual es la siguiente piedad; eso tiene que ver con lo de adentro; la justicia tiene que ver con la conducta, la piedad tiene que ver con la actitud y el motivo; esto se mueve adentro para dirigir nuestro pensamiento al espíritu de reverencia, el espíritu de piedad, el espíritu de santidad que está en el corazón, eusebeia, esa hermosa palabra usada nueve veces en las epístolas pastorales; un tema muy rico a lo largo de todas estas cartas.
La conducta correcta fluye a partir de una actitud correcta, la acción correcta fluye a partir de un motivo correcto, reverencia a Dios es lo que eusebeia significa, piedad, significa un corazón adorador; esta es una persona que no solo hace lo correcto sino que piensa lo correcto, que no solo se conduce apropiadamente sino que está motivado apropiadamente; este es el que en las palabras de Hebreos 12:28 sirve a Dios con manera aceptable con reverencia y temor piadoso; este es el que vive la vida en la presencia consciente de la santidad de Dios; la piedad, que hermoso término, semejanza a Dios; este es el que estando delante del Señor algún día, de acuerdo con 1 Corintios 4:1-5, cuando el tiempo de la revelación de las cosas secretas del corazón, los motivos del corazón recibirán una recompensa por la piedad.
Hay dos virtudes primordiales por las que el hombre de Dios debe ser conocido, son las cosas que él busca, están en la médula de sutilidad, están en la médula de su poder, están en la médula de su virtud. Cuide su corazón, cuide sus motivos, cuide sus deseos, cuide su conducta, no sea un predicador no santificado. Richard Baxter dijo en El Pastor Reformado ahí en el siglo XVII y cito: “Muchas veces un sastre anda en harapos haciendo ropa costosa para otros. Y muchas veces un cocinero se chupa los dedos cuando él ha preparado para otros los platillos más costosos.” Fin de la cita.
No sea un sastre en harapos, no sea un cocinero que se está muriendo de hambre, no esté preparando cosas para otros que usted no tiene. Pablo estaba tan preocupado con estos asuntos de la piedad que en Hechos 20 le dijo a los ancianos Efesios, “Tened cuidado de vosotros mismos. Comiencen ahí.” Y de regreso en el capítulo 4 vimos que le dijo a Timoteo en el versículo 16, “Ten cuidado de ti mismo.” Pablo mismo lo sabía. En Romanos 7 él dijo: “Sé que en mí, en mi carne no mora nada bueno y sé que lo que quiero hacer no lo hago y lo que no quiero hacerlo hago y soy un hombre miserable por esa presencia de la carne.” Él se llamó a sí mismo en 1 Timoteo 1 el primero de los pecadores, él no dijo lo fui, él dijo lo soy, él conocía sus tendencias pecaminosas y él sabía que tenía que usar todos los medios de la gracia para permitir que el espíritu de Dios conquistara esas tendencias y esa es la razón por la que le dijo a los Corintios: “Limpiémonos de toda contaminación de carne perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” Esa la razón por la que le escribió a Timoteo en 2 Timoteo 2, que si tú quieres ser un instrumento útil para el maestro debes limpiarte a ti mismo, debes santificarte a ti mismo.
La triste realidad amados, es que tenemos a muy pocos hombres de Dios cuyas vidas son caracterizadas por gran poder, porque tenemos pocos hombres de Dios que encajan con el estándar.
John Flavell, el escritor puritano dijo y cito: “Es más fácil clamar en contra de 1,000 pecados en otros que hacer morir un pecado en nosotros mismos.” Fin de la cita. ¿No es así?
Y es el deber del predicador el clamar en contra de 1,000 pecados de las vidas de otros y también es su deber enfrentar ese pecado en sí mismo.
Juan Owen escribió y cito: “Un ministro puede llenar sus bancas, su función de comunión, los oídos del público; pero lo que él es en sus rodillas en secreto ante el Dios todopoderoso, eso es él y nada más.” Fin de la cita.
Impiedad, pecado en el corazón y la vida del siervo de Dios, es una desgracia para el ministerio y para el nombre glorioso del Salvador, el hombre de Dios, el verdadero hombre de Dios busca la justicia y la piedad y él emplea todos los medios necesarios para hacer eso; la palabra el oración y la negación de sí mismo y la disciplina y la rendición de cuentas y la adoración y la comunión y todas esas gracias espirituales, para que él pueda capturar su propio corazón y llevarlo cautivo a Cristo. Y se reduce en asegurarnos en el ministerio que no estamos haciendo lo que estamos haciendo para otros sino para nosotros mismos como el sastre en harapos.
Charles Bridges escribió en El Ministerio Cristiano, y creo que esto es tan directo, y cito: “Si fuéramos a estudiar la Biblia más como ministros que como cristianos, más para encontrar el asunto, el tema para la instrucción de nuestra congregación que alimento para la nutrición de nuestras propias almas, descuidamos entonces el colocarnos a nosotros mismos a los pies de nuestro maestro divino, nuestra comunión con Él es aislada y nos volvemos meros formalistas de profesión sagrada. No podemos vivir de alimentar a otros o sanarnos a nosotros mismos mediante el mero empleo de sanar a otras personas. Y por lo tanto por este curso de servicio oficial nuestra familiaridad con las realidades terribles de la muerte y la eternidad puede ser más bien como la del sepulturero, el doctor y el soldado que del hombre de Dios. Viendo la eternidad con seriedad profunda y preocupación y llevando a su pueblo el fruto útil de sus contemplaciones. Ha sido bien dicho que una vez que un hombre comienza a ver la religión no como algo personal sino meramente como algo de importancia profesional tiene un obstáculo en su curso con el cual un cristiano privado no está familiarizado. Es de hecho difícil determinar si nuestra relación familiar con las cosas de Dios es más nuestra tentación o es para nuestro beneficio.” Fin de la cita.
Es verdad, si no usamos los medios de la gracia para nuestra propia justicia y piedad no seremos un hombre de Dios.
Stocker en su libro en la serie de Yale de la predicación dice y cito: “Hermanos, estudian la Palabra de Dios diligentemente para su propia edificación y cuando se vuelva usted es más que su necesaria comida, más dulce que la miel o que la que destila del panal, le será imposible a usted hablar de ella a otros sin que un brillo pase por sus palabras que mostrará el deleite con el cual ha inspirado a su propio corazón.” Fin de la cita.
Entonces el hombre de Dios busca estas dos virtudes generales y otras que corresponden.
Las virtudes internas dominantes son entonces nombradas; fe y amor, fe y amor. ¿Qué significa la fe? Confianza en Dios para todo, lealtad al Señor; una confianza constante en el poder de Dios, una confianza constante en el propósito de Dios, una confianza constante en el plan de Dios, una confianza constante en la provisión de Dios, una confianza constante en la promesa de Dios; vivimos creyendo en Dios, el hombre de Dios vive por fe, él confía en que el Dios soberano guardar su palabra y va a satisfacer sus necesidades y proveer todo; no hay frustración, no hay que forzar nada, no hay manipulación, él vive en lo que yo llamo una desesperación relajada, él está desesperado debido a las ramificaciones tremendas del ministerio, pero él está relajado debido a su confianza en la soberanía de Dios, él vive en fe; la actitud dominante interna es la fe, él confía en Dios, él vive en esa confianza, él cree en Dios para todo, él es leal a Dios en todo, constante.
Y de la mano con esto está el amor, este hermoso amor de la voluntad, del amor de la decisión, agapao, sin restricción, sin límite. Dice usted, ¿qué significa esto? ¿Amar a quién? ¿Amar a todo mundo? ¿Amar a Dios? ¿Amar a los hombres? ¿Amar a cristianos? ¿Amar a no cristianos? No está restringido, es simplemente amor. Su virtud interna es predominantemente la de la fe y la de la soberanía de Dios y amor al Dios soberano y amor a todos los hombres.
Él entiende el gran mandamiento, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, mente, alma y fuerzas.” Él también entiende lo esencial que es amar a su prójimo como a sí mismo; Mateo 22:37-39; el hombre de Dios es un amante de Dios, él anhela a Dios, él entiende lo que Pablo quiere decir cuando dijo: “A fin de conocerle.” Él entiende la importancia de un padre espiritual, en 1 Juan 2, quien conoce a aquel que es desde el principio, él es un amante de Dios, más que un amante de sí mismo; y debido a que es un amante de Dios, él ama aquel a quien Dios ama, y Dios ama a los hombres, y entonces él ama a los hombres. El hombre de Dios es conocido como alguien que busca una vida de confianza en la soberanía de Dios y amor a Dios y amor a los hombres. Él busca dejar que el hombre de Dios derramado en su corazón como dice Romanos 5:5, que a partir de ahí pueda tocar al mundo. Él es alguien amoroso. Y en un sentido, por favor, que él ama lo suficiente como para confrontar con la verdad; no pretende amar a alguien cuyos pecados usted no va a confrontar.
Y después las virtudes externas son designadas como paciencia y mansedumbre, paciencia o perseverancia, esupomon, y significa permanecer debajo de. No se refiere a una resignación pasiva sino a una paciencia victoriosa triunfal, una lealtad constante al Señor en medio de las pruebas; eso es lo que significa, atravesar problemas severos, angustias severas, dificultad severa, nunca vacilando, nunca haciendo concesiones, siempre confiando, siempre creyendo sin importar las circunstancias. Esta es la perseverancia del mártir que entrega su vida si es necesario por la causa, el pastor que va a poner su vida si es necesario por su propio rebaño como lo hizo su maestro. Esta es la persona quien bajo las peores circunstancias no hace un problema de sus propios derechos y sus propias necesidades y sus propias demandas. Esta es la virtud noble, la capacidad de soportar en justicia, de soportar privación, dolor, batalla, tristeza, sea lo que sea, con poder sustentador espiritual para soportar inclusive hasta la muerte. Este es el espíritu que enfrenta lo que venga en victoria.
George Matheson era ciego, él se enamoró, él perdió a la mujer que él amaba con todo su corazón, él escribió una oración en la cual él rogaba que él pudiera aceptar esa pérdida como la voluntad de Dios. Él dijo y cito: “No con resignación torpe sino con gozo santo, no solo con la ausencia de murmuraciones sino con una canción de alabanza.” Fin de la cita.
Solo hupomone hace eso, es el hombre de Dios quien enfrenta las pruebas inevitables y constantes del ministerio, que debe tener esa virtud de perseverancia porque las cosas siguen viniendo y viniendo y viniendo por fuera. Lea 2 Corintios 11 y todas las cosas que Pablo soportó y mantuvo su espíritu victorioso, triunfal. Y después la segunda actitud externa es una de mansedumbre o humildad, él proyecta falta de egoísmo, él proyecta una mansedumbre, la gentileza dulce de uno que aunque está consumido por una gran causa reconoce que él no contribuye a su éxito, mansedumbre.
El hombre de Dios es conocido porque sigue esas cosas, él sigue la justicia, esto es él sigue la conducta correcta, él sigue la piedad, esto es él sigue los motivos y pensamientos correctos; y en su corazón él sigue una vida de confianza total en Dios y amor hacia Dios y los hombres, y por fuera él busca a una vida en la cual sin importar las circunstancias él manifiesta una perseverancia triunfal y humildad. Esas son las marcas del hombre Dios.
Y de nuevo le digo, usted puede ser un predicador, pero si estas no son las cosas que usted busca, usted no es el hombre de Dios.
En tercer lugar, el hombre de Dios es conocido no solo por aquello de lo que huye y aquello que sigue sino aquello por lo que pelea. Este es simplemente un punto breve y directo, versículo 12; pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna a la cual también ha sido llamado y has profesado y confesado habiendo hecho una buena confesión o profesión delante de muchos testigos.
Permítame decirle esto de manera muy directa, estoy convencido sin lugar a dudas que la literatura del Nuevo Testamento apoya el hecho de que un hombre de Dios que habla en nombre de Dios debe verse a sí mismo como un peleador, un peleador; somos polémicos, normalmente estamos atacando, somos peleadores, contendemos, luchamos, somos soldados, debemos entender que el ministerio es guerra y estamos en una guerra con la verdad en contra del error, somos llamados a ser soldados. De hecho en el capítulo 2 de 2 Timoteo, somos soldados que deben soportar aflicciones, que no podemos enredarnos con la vida civil y que debemos hacer todo lo que podamos por agradar a aquel que nos llamó a ser soldados.
Cuando Pablo llegó el final de su peregrinaje y ministerio dijo en 2 Timoteo 4:7: “He peleado la buena batalla.” Era una batalla, fue una guerra; y percibirla como algo menos que eso, es perder. Peleamos contra el mundo, peleamos contra la carne, peleamos contra el diablo, peleamos contra el pecado, peleamos contra la herejía, peleamos contra el error, peleamos contra la apatía y la letargia en la iglesia, peleamos contra el reino de las tinieblas que cede a nosotros con resistencia. Y entonces es una batalla severa e interminable.
Tristemente algunas personas ni siquiera saben que hay una batalla y unas personas creen que si las cosas no salen exactamente cómo quieren más vale que renuncien, que si no es la manera en la que piensan que deben salir las cosas, deben irse; y no pueden estar haciendo nada más que desertando. Esta es una batalla, esperamos una batalla.
Todos los que vivan piadosamente en Cristo Jesús, 2 Timoteo 3:12 dice: “Padecerán persecución.” No hay manera de darle la vuelta, somos hechos para la guerra, somos hechos para la batalla; y es una batalla. Y en primer lugar tenemos que admitir que es una batalla. Y Jesús dijo: “Si no estás dispuesto a perder tu vida para encontrarla, la perderás. Y si no estás dispuesto a tomar tu cruz y seguirme – lo cual significa la muerte si es necesario – entonces ni siquiera eres digno de ser mi discípulo.” Esta es una batalla. Y entonces Él dice pelea y de nuevo es un imperativo presente como los primeros dos verbos lo son, “Sigue peleando continuamente, siempre debes estar en la batalla.” El término es usado en un contexto militar como también en contextos atléticos para describir la concentración y el gran esfuerzo que va de la mano con la disciplina y la convicción que se demandan para ganar. Es usado de manera repetida en el Nuevo Testamento, es la palabra gonizoma y de la cual obtenemos agonizar, y la palabra pelea es la misma raíz, agon, agoniza, lagon, agoniza a través de la batalla, conflicto espiritual con el pecado, con la injusticia y con el reino de Satanás. Cumple tu parte como un hombre de Dios con un compromiso noble en el certamen por la verdad.
Estoy emocionado por ser un soldado. La gente me dice todo el tiempo, “Siempre pareces estar en algún tipo de batalla en algún frente.” Parece que siempre estoy en batallas en todo tipo de frentes y así debe ser, no es solo que tengo una mala personalidad y hago enemigos, sé que eso no es verdad porque hay mucha gente fuera que no me conoce. Ahora, la gente aquí podrá pensar de manera diferente pero afuera no saben, es la batalla por la verdad. Y me molesta mucho que vivimos en una época en donde la idea es que no debe ser alguien que pelea por la verdad, debes hacer todo lo que puedas para hacer a un lado cualquier teología que pueda hacer que alguien esté en desacuerdo contigo, me parece aterrador. Debemos contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos a pesar de la intensidad y el peligro en la pelea, amados, es una buena pelea, pelea la buena pelea; la palabra buena, calos, es mejor traducida creo, excelente o noble; pelea la pelea excelente, pelea la pelea noble, pelea por la verdad, batalla por la fe.
Él dice pelea la buena batalla de la fe. ¿Qué es la fe? La fe que ha sido una vez dada a los santos es el contenido de la Palabra de Dios, la verdad, pelea por ella; es la causa más elevada, más noble, más importante en el mundo, no hagas concesiones, pelea de manera eficaz. Si usted dice: “Oh, me podría meter en problemas en este mundo. Quizás no les caiga bien y quizás tenga que sufrir de más.” Muy bien, entonces vaya a la siguiente frase en el versículo 12, “Echa mano de la vida eterna lo cual asimismo fuiste llamado habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” ¿Qué quiere decir con eso? ¿Quiere decir sálvate? No. Timoteo ya es salvo. ¿Quiere decir vete al cielo? No. No quiere decir vete al cielo cuando le dice echa mano de la vida eterna. Lo que Él quiere decir y es muy simple, aférrate a la vida eterna; en otras palabras, no te debe importar entregarte en este mundo si estás aferrado a la vida eterna; en otras palabras, vive a la luz de la eternidad. ¿No es eso maravilloso?
Oiga, si usted está ministrando aquí y solo por lo que puede obtener aquí tiene la perspectiva equivocada, esa no es la perspectiva de un hombre de Dios, echa mano de la vida eterna. Expresado en los términos de Colosenses 3, “Pon la mira en las cosas de arriba y no las de la tierra.” Reconoce que tu ciudadanía – Filipense 3:20 – no es de la tierra sino que es de los cielos. Vive y ministrar la luz de la eternidad.” Eso mantiene su enfoque en la batalla. Y después él dice: “Después de todo fuiste llamado a la vida eterna e hiciste una buena profesión delante de muchos testigos de esa vida eterna. Ahora vive a la luz de ella.” Fuiste llamado a ella.
Eso por cierto cada vez que usted ve la palabra llamado usada, la referencia al llamado usada en las epístolas siempre es el llamado eficaz de un Dios soberano a la salvación, “Fuiste llamado la salvación la cual es la vida eterna. Confesaste, hiciste tu confesión, públicamente confesaste a Jesús como Señor con tu boca, afirmaste tu salvación a la vida eterna, confesaste que Cristo era tu Señor, lo confesaste ante muchos testigos, él puede tener en mente el bautismo de Timoteo, él podría tener en mente su ordenación, probablemente tiene en mente todo desde su conversión en adelante hasta toda confesión que él jamás hizo.
Él dice: “Has confesado ser un poseedor de vida eterna. Ahora vive a la luz de eso.” ¿Se da cuenta? Digo, ¿qué va a pensar usted un hombre de Dios que dice vivo para la eternidad, he recibido la vida eterna? Y usted ve a este hombre y pasa todo lo que tiene y toda su energía para acumular las cosas aquí y ahora. ¿Vive a la luz de la eternidad? Jesús dijo: “Porque donde está vuestro tesoro – qué – ahí estará también vuestro corazón.” Viva a la luz de la eternidad.
El hombre de Dios que ha sido llamado a la vida eterna, que ha confesado a Jesucristo como Señor y Salvador ha entrado en una batalla con las fuerzas del pecado y una batalla con las fuerzas del infierno, una batalla con las mentiras, una batalla por la fe que demanda todo lo que tiene. Y la única manera en la que él va a poder entregarse asimismo a esa batalla es si él se puede divorciar asimismo de este mundo y vivir a la luz la eternidad.
Pablo ministro porque él sabía que un día él iba estar delante de Jesucristo, ¿verdad? Él vivió a la luz de la eternidad. En Hechos 1 Jesús se fue y los ángeles descendieron y dijeron: “Este mismo Jesús vendrá de la misma manera como lo han visto irse.” Lo cual le estaba diciendo ellos en esencia: “Adelante, Él va a regresar pronto.” De regreso en 1 Timoteo 4:8, “Porque el ejercicio corporal para pocos es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha.” ¿Por qué? Porque tiene promesa para la vida presente y para la – qué – venidera.” ¿Entonces en dónde va a invertir su vida, en el tiempo o la eternidad? ¿En las cosas temporales o las cosas eternas?
El hombre de Dios, amados, se levanta por encima de las luchas miserables por cosas perecederas y cosas inútiles, él pelea por cosas que son eternas, la verdad de Dios. Entonces el hombre de Dios es conocido por aquello de lo que huye, aquello que sigue, aquello por lo que pelea – y finalmente y de manera muy breve, nuestro tiempo se acabó – aquello a lo que es fiel, aquello a lo que es fiel.
Escúcheme con mucha atención por 5 minutos. Versículo 13, “Te mando.” Él lo ha estado mandando en varias ocasiones a lo largo de esta epístola, esta no es la primera vez. “Te mando delante de Dios que da vida a todas las cosas y de Jesucristo que hizo la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mancha ni represión hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.” El enfoque primordial aquí viene en el versículo 14, “Que guardes el mandamiento.” Tentolem, ¿qué significa eso? ¿El mandamiento, qué es eso? Algunas personas dicen, “Bueno, es el Evangelio.” Otros dicen: “Es la enseñanza en esta epístola.” Otros dicen: “Es todo el nuevo pacto.” Simplemente es la Palabra de Dios revelada en su totalidad, el mandamiento, este es el mandamiento de Dios resumido en una palabra en singular; podría ser traducido a la palabra la verdad revelada. Él le dice a Timoteo en el versículo 14: “Guarda.” ¿Qué significa eso? Protégelo, protégelo con tu vida. ¿Cómo lo guarda usted? ¿Cómo lo protege? No solo al hablarlo, hablarlo, hablarlo; sino también vivirlo, vivirlo, vivirlo. ¿De qué sirve hablar la verdad y vivir una mentira? Simplemente niega la verdad, destruye, devasta.
Es tan trágico cuando alguien que guarda la palabra con su boca no guardara la palabra con su vida; guárdala, él dice en Timoteo, “Guarda el mandamiento de Dios. Guarda la verdad. Guarda la sana doctrina. Guarda aquello que te ha sido encomendado.” 2 Timoteo 1:13, “Guarda la forma de las sanas palabras, guarda el buen depósito que te ha sido encomendado, guárdalo por el espíritu Santo que mora en ti, usa el poder del espíritu Santo para aferrarte a la verdad.” ¿Cómo lo guarda? Al predicarla, predicarla, predicarla; al vivirla, vivirla, vivirla; al ser fiel a la misma. Eso es lo que está diciendo.
El hombre de Dios es conocido por aquello a lo que él es fiel, él es fiel en declarar la verdad, él es fiel en vivir la verdad inclusive si el costo es alto; observe cómo el cubre esto de regreso al versículo 13, “Te mando delante de Dios.” Dios está viendo pero no es negativo, no es porque Dios está viendo y Él te va a pegar si no lo guardas, es a los ojos de Dios que da vida a todas las cosas y ese verbo es usado generalmente de resurrección. Escuche esto, delante de Dios que resucita a los muertos. ¿Cuál es el punto? El punto es este, tu guarda la verdad y no te desvíes de la verdad y debes tener valentía en tus convicciones y vívela y guardarla inclusive si te matan por ello, Dios está viendo y Dios puede, ¿qué? Resucitar a los muertos. Ese es el punto. ¿Qué le pueden hacer a usted? En últimas más que pueden hacerle en el peor de los casos es escoltarlo a la eternidad; así que no hagas concesiones delante de Dios, el Dios omnisciente que todo lo ve, que da vida a todas las cosas, Él no solo es el creador de la vida, Él es el sustentador de la vida, Él es el proveedor de la vida y más que eso; el uso general de este término, Él es el que restaura vida a través del poder del resurrección.
Y entonces debemos ser fieles sin temor, fieles con valentía sabiendo que Dios está viendo, quien está cargo de nuestra vida, eso es poder protector. En el peor de los casos lo peor que el mundo puede hacernos es matarnos y Él nos resucita de los muertos.
Y quizás hay millones de mártires a lo largo de la historia de la iglesia que son un testimonio vivo del hecho de que el Dios que puede resucitar a los muertos los estaba viendo cuando ellos adoptaron esa postura valiente. Amén.
Y no solo Dios está viendo sino que Él llama a otro testigo, te mando delante de Dios que da vida a todas las cosas y de Jesucristo que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, lo cual es exactamente lo que él quiere que Timoteo haga, aférrate a esta confesión. Él dijo que Cristo lo hizo, Cristo fue ante Pilato, Mateo 27:11, Lucas 23:2-3, Juan 18:36-37. Pilato le dijo: “Te acusan de ser un rey. ¿Eres rey?” Si Jesús dice: “Sí, soy rey.” ¿Qué le va a costar? Su vida. Pilatos le dijo: “¿Eres tú rey?” Y en lenguaje contemporáneo Jesús dijo: “Lo dijiste, más vale que lo creas. Yo soy rey y si yo quisiera podría llamar a un ejército. Soy rey pero mi reino no es este mundo.” Lo mataron. Eso fue valiente, eso no mostró temor.
Jesucristo es un ejemplo vivo y modelo, ilustración perfecta de valentía a ser verdadero y fiel a la Palabra de Dios a costa de lo que sea. Entonces él dice: “Timoteo, te mando a ser fiel a la verdad y aferrarte a ella y preservarla en tu mensaje y en tu vida ante Dios, quien te va a hacer vivir si te cuesta tu vida y ante Cristo quien es tu ejemplo, quien fue fiel y le costó su vida y Dios lo hizo vivir.” Tremendo, tremendo. Se fiel porque tú confías en el Dios que da vida y porque tú quieres actuar como Cristo quien fue fiel y de manera dispuesta entregó su vida por la verdad. Jesús habló la verdad acerca de quién era y por qué había venido y le costó su vida.
El hombre de Dios habla la verdad a costa de lo que sea, él es fiel a la verdad sin importar el precio, sin importar el precio. Versículo 14, Timoteo se fiel a costa de lo que sea.” Y después él dice: “Totalmente fiel, sin mancha ni represión. Sin mancha ni acusación. Quiero que seas totalmente fiel a la verdad. Tú sabes cuál es la verdad, no te desvíes.”
No solo totalmente fiel sino fiel de manera permanente, hasta la manifestación, la eipifinios, la aparición, la segunda venida gloriosa, el despliegue glorioso de segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. En otras palabras, hasta que todo se cabe, hasta que Jesús venga, Timoteo, sea que Él venga durante tu vida, hasta que Él venga se fiel, se fiel; totalmente fiel, permanentemente fiel, viviendo a la luz del regreso inminente de Jesucristo; que retrato del hombre de Dios. Él es conocido por aquello de lo que huye, él es conocido por aquello que sigue, él es conocido por aquello por lo que pelea, él es conocido por aquello a lo que él le es fiel. Le doy gracias a Dios por ser llamado a su servicio, le doy gracias a Dios porque Él en su gracia consideró apropiado hacerme su hombre, predicar su verdad.
Pero hay una desventaja en esto y permítame cerrar con eso. 1 Reyes 13, 1 Reyes 13 nos presenta un hombre de Dios, simplemente dice en el versículo 1: “He aquí, vino un hombre de Dios, un mensajero de Dios, un profeta. Él vino por la palabra del Señor y él debía hablarle a Jeroboam una profecía y lo hizo. Y Dios le dijo al hombre de Dios: “Cuando tú hayas hablado la profecía vete y no comas en ese lugar y no bebas agua en ese lugar, presenta la profecía y vete.” Y después de algo de ruego y algo de algo de engaño el hombre de Dios fue convencido para que desobedeciera. Y entonces él se sentó a comer, dice en el versículo 19, y tomó agua. El desobedeció a Dios, algo pequeño. Dios dijo, “Presenta tu profecía y salte de ahí. No comas y bebas.” Comer y beber no es un asunto moral, desobedecer a Dios lo es.
Y sucedió, versículo 20, conforme se sentaron a la mesa que la palabra de Jehová vino al profeta que lo trajo de regreso, él clamó al hombre de Dios que vino de Judá, el hombre de Dios había acabado de ser usado de una manera poderosa para presentarle una profecía a un rey, así dice Jehová, “Así como has desobedecido la boca de Jehová y no has guardado el mandamiento que Jehová tu Dios te mandó sino que regresaste y has comido pan y bebido agua en el lugar del cual Jehová te dijo no comas pan ni bebas agua. Tu cadáver no llegará al sepulcro de sus padres.” Salieron de ahí y fue despedazado por un león. Es un privilegio maravilloso ser un hombre de Dios. Es una responsabilidad aterradora, potencial para gran bendición, potencial para gran peligro.
Incline monos juntos en oración. Gracias padre y de nuevo esta mañana por encontrarnos aquí en Tu presencia porque sabemos que Tú habitas la alabanza de tu pueblo, te bendecimos por tu palabra nosotros, queremos ser los hombres de Dios que Tú quieres que seamos. Oro especialmente por todo hombre aquí en esta conferencia, los hombres que están aquí en nuestra propia iglesia. Oro también porque todos nosotros seamos hombres y mujeres de Dios en el sentido general que también huyan del mal y busquen lo que está bien y peleen por la verdad y sean fieles a ella. Padre, aplica estas cosas en nuestros corazones, lleva a cabo tu obra, glorifica tu nombre, exalta a tu hijo en toda vida. Oramos en su nombre. Amén.
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