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Para esta mañana ahora regresamos a Segunda de Timoteo Capítulo 2 para nuestro estudio de conclusión de los primeros siete versículos.

La semana pasada comenzamos un estudio de Segundo de Timoteo 2: 1 al 7, y esta mañana vamos a concluir con ese estudio.

Esta semana estaba leyendo un poco y me encontré con un relato interesante. Hace varios años atrás en la costa de Nueva Jersey, algunos ingenieros estaban trabajando en construir un puente sobre la boca de un río que desembocaba en el océano Atlántico. Y conforme estaban colocando la estructura por encima del río, llegaron a un lugar en donde encontraron el casco enorme de un antiguo barco de madera sepultado en la profundidad de la arena suave en el fondo del río. Se dieron cuenta que para poder mantener la configuración del puente moviéndose por la ruta apropiada, tenían que quitar ese casco. Y entonces aplicaron todo medio mecánico que podían usar para jalarlo, para sacarlo, sin éxito alguno. En ese punto un ingeniero joven ofreció una sugerencia. Él preguntó si él podía tener autorización de diseñar una manera de quitar ese casco de madera antiguo. Y lo que él hizo es que pidió carcasas para que fueran traídas y a partir de esas carcasas, sacó cadenas al casco y cuerdas pesadas que fueron amarradas cuando la marea estaba baja. Conforme la marea venía a la boca del río, y las carcasas comenzaban a moverse hacia arriba, el barco se soltó un poco y cuando la marea bajaba, las amarraban de nuevo lo más fuerte que podían y la próxima vez que venía la marea y levantaba las carcasas, el barco era soltado un poco más hasta que finalmente fue soltado de manera total. Y el relato procedió a decir que lo que la maquinaria del hombre no podía lograr, la marea lo había logrado. Y yo pensé que lo que no podemos hacer en la carne, Dios lo puede hacer por el poder de su espíritu.

Y eso esencialmente es lo que Pablo le está diciendo a Timoteo aquí. Timoteo ha llegado a un punto en su vida en que realmente él está funcionando en su fortaleza humana. Como resultado de eso, él está débil, él no tiene valentía, él no está usando su don en la totalidad, en la plenitud de su capacidad. Él está temeroso de los enemigos que él está enfrentando, mientras que él está administrando ahí en Éfeso, en donde él estaba cuando Pablo le escribió esta carta. Él está enfrentando un momento muy difícil. Él parece estar mostrando una tendencia a avergonzarse del Evangelio. Parece que ni siquiera está aferrándose a la fe verdadera de manera plena, completa como debiera. Y entonces en su tiempo de debilidad Pablo le dice en el versículo 1: “Esfuérzate o por medio de la gracia que es en Cristo Jesús. En base a tu unión con Cristo, debido a que estás conectado con Cristo, el movimiento del Espíritu es el poder en tu vida.” Y ese es realmente el tema de esta epístola.

Timoteo fue dejado para ministrar en Éfeso, era un ministerio muy difícil. La Iglesia había caído en conducta impía y en teología no bíblica. Los cristianos estaban bajo la amenaza de persecución por parte del emperador y por parte de Roma y como resultado de esto estaba enfrentando un tiempo muy difícil. Timoteo era joven, peleando todo tipo de batallas en su propia vida personal, batallas en su propia santidad y pureza. Algunos estaban diciendo que era demasiado joven para ser un líder. Y Pablo le dice que no deje que ninguno tenga en poco su juventud. Él estaba enfrentando muchas batallas y estaba llegando a caer en un lugar en donde él estaba pensando que sus recursos humanos que él pensaba que tenía, no eran adecuados para que él pudiera cumplir con la tarea.

Entonces Pablo le escribe esta segunda epístola, la última carta que Pablo jamás escribió en su vida antes de su muerte y le dice: “Esfuérzate mediante la gracia, por los medios de la gracia. Esto es la asistencia, la asistencia sin méritos y la ayuda que te está disponible a través de tu unión con Cristo Jesús. No dependas de tu propia fortaleza, recibe el flujo del poder de Dios.” Ese es el punto aquí. Él está llamando a la fortaleza espiritual y no solo por parte de Timoteo, sino por parte de todos los líderes espirituales y de todo el pueblo de Dios.

Entonces esta es una palabra para nosotros acerca de cómo ser un cristiano fuerte. El punto aquí, los elementos de la vida espiritual fuerte, eso es lo que estamos viendo. Jesús después de todo había prometido en Hechos 1: 8: “Pero recibiréis poder después de que el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros.”

Él también dijo en Lucas 24:49 que sus discípulos serían investidos con poder de lo alto. En otras palabras debemos tener la capacidad de hacer mucho más abundante de lo que podemos pedir o entender.

Efesios 3:20 dice “según el poder que opere en nosotros, el poder disponible de Dios está a nuestra disposición.” Y eso es lo que Pablo le recuerda a Timoteo en este pasaje. Es fácil en el ministerio cansarse, estar desanimado, debilitarse, estar desilusionado, estar temeroso, inclusive ser superficial en su confianza, debido a que la batalla es muy difícil y es incesante y somos humanos.

Y ahí es donde está Timoteo y ahí es donde todos nosotros estamos en alguna parte del tiempo y algunos de nosotros estamos ahí en la mayor parte del tiempo y necesitamos la palabra acerca de la fortaleza espiritual. No es algo nuevo que un hombre deba llamar a la fortaleza espiritual de otro. Pienso en Josué capítulo 1, ahí atrás, donde Josué, el sucesor de Moisés, es confrontado por Dios mismo y conociendo la tarea que le espera a Josué, por así decirlo de asumir el liderazgo de su pueblo que le perteneció a Moisés, Dios le dice en Josué1:6:”Esfuérzate y sé valiente.” Y después en el versículo 7: “Esfuérzate y sé muy valiente para que hagas conforme a toda la ley que Moisés, mi siervo, te mandó. No te desvíes de ella a diestra ni a siniestra para que prosperes a donde quiera que vayas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él para que hagas conforme a todo lo que en él esté escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.” Y en Primero de Crónicas 22:13: David dijo de uno que lo siguió Salomón, “esfuérzate y sé valiente.” Y esas son únicamente muestras de muchas exhortaciones como esas a lo largo de la historia redentora.

El apóstol Pablo por ejemplo tuvo esa actitud hacia la Iglesia entera de Corinto. En Primera Corintios16:13 él dijo: “Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor.” Y entonces la fortaleza espiritual le pertenece a los más grandes de los líderes y también le pertenece a todo el Pueblo de Dios.

Pablo al escribir la carta a Galaz en el capítulo 4 versículo 19, dio su clamor de corazón cuando él dijo:” hijitos míos con quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros.” En otras palabras quiero que sean como Cristo, fuertes, maduros y poderosos. Efesios 4 indica la misma exhortación cuando el apóstol Pablo escribe “que lleguen a su desarrollo espiritual a la plenitud, a la madurez de la estatura de Cristo.” En Colosenses 1, Pablo dice: “es mi deseo presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús.” En Efesios 6:10 él dice: “Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.” Entonces el llamado a la fortaleza espiritual viene de muchas maneras a lo largo de las escrituras y esencialmente es lo que la palabra de Dios está trayendo a nuestros corazones en esta hora el día de hoy.

Viendo de regreso el versículo 1 a manera de repaso breve, el texto dice en Segunda de Timoteo 2:1: “Tú pues hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” En otras palabras, colócate en la posición en la que recibas el poder disponible que fluye de gracia a aquellos que están unidos con Cristo. Vive el tipo de vida que experimente el poder de Dios. “Timoteo no caigas en tiempos de debilidad, eso es innecesario.”

¿Ahora cómo debemos entender cómo es una vida cristiana fuerte? Bueno, él nos da cuatro retratos. Usted recordará que se los mencioné la semana pasada. El maestro, el soldado, el atleta y el granjero. Y esos cuatro retratos nos presentan en términos muy claros lo que significa ser un creyente fuerte. Cada uno de ellos tiene la intención de presentarnos algún elemento de fortaleza espiritual que necesitamos entender.

Ahora en primer lugar vea de nuevo el versículo 2, lo estudiamos la última vez. Esto es simplemente un repaso breve. En el versículo 2 él dice: “Lo que has oído de mi ante muchos testigos.” En otras palabras eso es la verdad de Dios, la revelación de Dios que te enseñé, la revelación de Dios que fue oída por otros testigos, no solo mi propia opinión, la Palabra de Dios que te enseñé. Esas verdades encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. En otras palabras, tú eres un maestro, yo te enseñé, tú enséñale a otros para que también puedan enseñar a otros. Esa es la esencia, tenemos que vernos a nosotros mismos como habiendo recibido un depósito de verdad, como lo dice en el Capítulo 1, versículos 12 al 14. “Hemos recibido un depósito de verdad que debe ser protegido y al mismo tiempo debe ser entregado,” una paradoja interesante. “Guarda su pureza y dáselo a alguien más que también guardará su pureza. Hemos recibido los oráculos de Dios, hemos recibido la verdad de Dios, ese tesoro debe ser mantenido limpio y puro y transmitido a la siguiente generación.” Y entonces él dice “mira Timoteo no puedes renunciar, no puedes aventar la toalla, no puedes soltar la estafeta, no puedes salirte de la línea. Eres un eslabón en una cadena viva y alguien, esto es yo, te dio la verdad y hay otros hombres fieles y competentes que están esperándote para que también se las des a ellos.” Esa es la cadena viva de la cual todo creyente es parte

¿Y a quién le está dando Timoteo la verdad? Hombres fieles, eso habla, de su virtud espiritual, son leales, son dignos de confianza, con la verdad. En segundo lugar que puedan enseñar a otros, competentes para enseñar, ese es su habilidad en términos de enseñanza. Entonces entrega tu vida a los hombres espiritualmente dignos de confianza, espiritualmente dotados que puedan transmitir la verdad a la siguiente generación.

Tú eres un maestro, ese es el caso de un líder espiritual, ese es el caso con todo creyente. Un creyente fuerte es alguien que tiene la verdad y la protege y la entrega, la da. Entonces un cristiano fuerte es un estudiante diligente de las escrituras. Un cristiano fuerte es fiel en expresar, en comunicar esas escrituras. Un cristiano fuerte es leal a la intención y contenido de esas escrituras, y está involucrado en preparar a otros que también puedan preparar a otros. Entonces somos maestros, todo creyente ha recibido la verdad que debe ser transmitida. Ahora si usted se ve a sí mismo como maestro, ese es el primer enfoque primordial de su fortaleza espiritual. Eso es lo que es usted.

Después él pasa tres metáforas. El soldado, el atleta y el granjero. Son las mismas tres metáforas que él usó en Primera de Corintios Capitulo 9. Eran muy comunes en ese entonces y en ese lugar y por lo tanto son técnicas populares de enseñanza para el apóstol Pablo. Enfatizan ciertas cosas que son muy importantes en la fortaleza espiritual.

En primer lugar todas esas tres metáforas y la segunda de los cuatro retratos, veamos al soldado en los versículos 3 y 4. Este es un llamado a reconocer que usted es un soldado, usted está en una guerra espiritual y usted es llamado a estar en la línea frontal de la batalla. Versículo 3, “tú pues sufre penalidades,” no hay pronombre en el texto original, “como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida afín de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” Ahora lo que él está diciendo aquí, en primer lugar, es que debemos vernos a nosotros mismos como soldados.

Primero ya nos hemos visto a nosotros mismos como maestros, esa es nuestra identidad, eso somos, se nos ha dado la verdad para protegerla y transmitirla. En segundo lugar somos solados y eso implica que estamos en una guerra. Ese es un recordatorio para nosotros de lo que mencionamos antes en Efesios 6, 6:10, “esfuérzate en el Señor y el poder de su fuerza, tomad toda la armadura de Dios para que puedas estar firme contra las acechanzas de satanás, porque no tenemos lucha contra sangre carne y procede a describir a las huestes demoniacas contra las que luchamos en los conflictos espirituales, la guerra espiritual,” en Efesios 6. Y después describe nuestra armadura en la carta a Corintia, en la Segunda carta Corintia Capitulo 10, versículos 3 al 6 él habla de nuestra batalla y él dice que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino sobrenaturales por así decirlas para derribar fortalezas satánicas.

Somos soldados, esa es la intención que Pablo tiene en mente aquí para que lo entendamos. No solo soldados, si es tan amable en ver el versículo 3, debemos ser buenos soldados, esa hermosa, maravillosa palabra calos, que significa noble o excelente. No solo somos soldados que cumplen con su deber, sino que somos soldados excelentes. No solo somos soldados que operan, sino que somos soldados nobles, por así decirlo somos soldados heroicos. Somos el tipo de soldados que son recompensados, que llevan los reconocimientos y las medallas de valor y honor.

Como puede ver el cristianismo no es un acontecimiento de espectadores. El cristianismo no es un juego. El cristianismo es una guerra. Es difícil para nosotros entender eso porque vivimos en un ambiente que mientras que filosóficamente es hostil al cristianismo, legal y políticamente no lo es. Y entonces no estamos siendo golpeados constantemente por el sistema, ni tenemos que entregar nuestra vida por ser fieles a la fe, pero quiero decirle que es más difícil para nosotros ser todo lo que un soldado debe ser en este ambiente, porque tendemos a caer en los niveles bajos de la vida cristina que nuestra sociedad permite. Nuestra sociedad no demanda heroísmo, no demanda martirio, no demanda un sacrificio masivo. Ser un cristiano no lo va a mantener afuera de la universidad, no lo va a aislar socialmente en toda área, no le va a evitar que usted consiga un buen trabajo, no le va a restringir cuánto ingreso puede usted recibir, no lo va a llevar a la cárcel. Y por lo tanto para que usted sea heroico en este ambiente, de hecho es algo difícil, demanda una cantidad tremenda de compromiso personal interno. Será más fácil ser heroico en una sociedad opresiva, perseguida, en donde el heroísmo le fuera impuesto a usted, que lo que es ser heroico espiritualmente en el tipo de cristianismo que experimentamos.

Entonces tendemos a ni siquiera a reconocer que estamos en una guerra. Yo por primera vez supe que era una guerra hace algunos años atrás, cuando me pegó una mujer de manera violenta en las espinillas poseída de todo tipo de demonios, que me estaban gritando pidiéndome que me saliera del cuarto, reconociendo que sabían quién era yo y que no me querían ahí. Esa experiencia con las espinillas sangrando esa noche, me permitió ver por primera vez, reconocer de manera clara que estaba luchando contra huestes demoniacas que sabían exactamente quién era yo y qué estaba haciendo y que estaba involucrado en una batalla y mi vida nunca antes ha sido la misma. Hay un sentido en el que veo la extensión del Reino como un asunto totalmente serio, esta es la guerra.

Veo hacia atrás a los tiempos en los que he invertido en las vidas de personas y en un sentido he visto al enemigo trabajar tan fuerte, tan duro ante mi propio rostro. Me acuerdo de un profesor de filosofía en la Universidad de UCLA quien vino aquí, viniendo de un trasfondo judío y quería conocer a Cristo y le presenté el Evangelio. Le di seis meses de mi vida, un día a la semana reuniéndome a las seis de la mañana, entregándole mi vida a él y al final de ese tiempo él se fue y dijo “ya no quiero reunirme contigo.” Asistió a un seminario liberal, terminó siendo un rector episcopal, no sé dónde está él en referencia a la fe, pero no estoy seguro que él está en donde yo quería que él debiera estar cuando terminé con él.

Es una guerra y la batalla es por las mentes y los corazones y las almas de la gente. He entrado a casas a retirar a maridos que se han desviado de lugares en los que no debieran haber estado. He llamado por teléfono a hombres que han sido infieles a sus esposas y les he dicho que dejaran el lugar en donde estaban cuando pude conseguir el número de otra mujer con la que no deberían haber estado.

Usted reconoce que en el ministerio espiritual si tiene los ojos abiertos está en una guerra. Si usted no entiende eso, solo indica lo lejos que está del asunto y de la línea frontal. Demandas contra nosotros, amenazas contra nuestra vida, amenazas contra la viabilidad de nuestro ministerio, acusaciones. De hecho últimamente he oído, usted lo podrá ver quizás en los periódicos en las próximas semanas, va a haber un anuncio acerca del hecho de que soy un hereje, que alguien ha decidido publicar de manera pública. Y ese tipo de cosas simplemente apuntan a que esto es guerra. No me sorprende eso, lo espero. Esto es simplemente parte de la batalla.

Ahora hay un lado callado, sí, inclusive el apóstol Pablo en Primera Tesalonicense dijo “estudien para vivir en silencio,” pero los momentos en silencio me parecen estar ahí simplemente para que podamos recuperar el aliento para la siguiente hora de batalla, porque esto es la guerra y nunca parece irse. Los momentos de descanso, los momentos de silencio, los momentos de paz son únicamente para que recibamos una energía fresca y nueva para la guerra que esta allá afuera esperándonos.

Subráyelo entonces, un cristiano fuerte entiende que su identidad es un soldado, él es un soldado, usted es un soldado y usted está en una guerra con las fuerzas del infierno en contra de las cuales usted lucha en un combate íntimo. Ahora ser un soldado involucra varias cosas. Observe el versículo 3. En primer lugar él dice “sufre penalidades” o podría ser traducido mejor, sufre aflicción junto con o recibe tu parte del sufrimiento o recibe tu parte del trato duro, como JND Kelly prefiere traducirlo. En otras palabras, ve esta guerra y espera que vas a recibir tu parte de sufrimiento, vas a recibir tus heridas y tu dolor. Simplemente así es en la guerra, necesitas entenderlo. Hombre eso es importante que lo entendamos.

Creo que hay gente que anda por ahí promoviendo la idea de que cuando usted se convierte en cristiano, todo simplemente es perfecto, lo único que Jesús quiere que usted haga es que venga a entregarle su vida y él va a quitar toda la ansiedad, toda la dificultad, todas las pruebas. No oigo a nadie diciendo ven a Cristo y ponte la armadura y vete a la línea frontal y pelea una guerra de por vida con los demonios del infierno, pero ese es el punto, esa es la realidad. Y este tipo de enfoque barato a la salvación que le pide a la gente que venga a Jesús para que puedan eliminar todo el conflicto de su vida, simplemente no es verdad. Apila a muchos discípulos falsos, pero no está relacionado con la verdad. Pablo lo está llamando a usted a que reconozca que está en una guerra y eso provee muchas percepciones muy importantes que debe tener.

En primero lugar, por ejemplo en el versículo 4 él menciona la palabra milita, en eso está usted, no hay personas descansando en este ejército, no hay personas que están ahí atrás en la base, en el cuartel general, no hay personas que no están enlistadas, que no han sido preparadas, que no están uniformadas o que no están involucradas, usted está en la guerra ¿Y quiere saber algo más? No hay lugar más que la línea frontal. Esta guerra solo tiene una línea frontal y ahí estamos juntos en esa línea. Y entonces Pablo dice “todos estamos en el servicio activo todo el tiempo y siempre estamos en el frente de batalla y entonces todos esperamos tiempos difíciles.” Es una palabra hermosa, esa palabra [Inaudible] es una palabra larga porque es una combinación de varias palabras y literalmente significa sufrir junto con todos los demás

 

¿Usted cree que debe estar libre de algún sufrimiento? ¿Usted cree que debe evitar un conflicto en su vida? Está equivocado. Usted recibe su parte justa de dificultad, así como todos los otros soldados en la línea frontal y no hay ningún otro lugar más que la línea de batalla, la línea frontal, ningún otro lugar.

Dice usted, bueno no escojo pelear. Entonces usted está ahí acostado esperando a que le disparen. Si usted está descansando, usted está ahí en la línea frontal dormido y ese es un lugar muy peligroso. El soldado entonces está comprometido a recibir su parte justa de sufrimiento que el deber activo en la línea frontal trae.

En segundo lugar no solo recibimos nuestra parte justa de sufrimiento porque estamos involucrados en la línea frontal en el servicio activo todo el tiempo y eso se lleva a cabo toda nuestra vida hasta que dejemos este mundo. Pero en segundo lugar él dice versículo 4 “ningún soldado que milita se enreda o se mezcla,” es esa palabra empleco, se entrelaza, obtenemos la palabra implicar de la misma. Ningún solado que milita en el servicio activo se enreda en los pragmateia de la existencia diaria, vio, lo pragmático, los asuntos de la vida. Ese es un pensamiento muy, muy importante. Las cosas prácticas de la vida son minimizadas.

Ahora él no está hablando necesariamente de cosas malas, él simplemente está hablando de las cosas de nuestra existencia. Algunas personas viven para esas cosas, la vida entera de algunas personas está inmersa en cosas triviales, en cosas que no importan en absoluto. Y son como soldados que están en la línea frontal en medio de la batalla jugando juegos unos con otros. Vivimos en un frente de batalla que demanda que nos desenredemos de las cosas de la vida. En Lucas 9 usted recuerda la enseñanza de nuestro Señor alrededor del versículo 57 “conforme van por el camino alguien le dijo, te seguiré a donde quiera que vayas, yo estaré en tu ejército” y Jesús le dijo, “las zorras tienen hoyos, las aves del aire tienen nidos, el hijo del hombre no tiene dónde reposar su cabeza.” La implicación es que eso no es lo que tenía en mente, y el hombre se fue. Y le dijo a otro, “sígueme” y él le dijo, “oh, permíteme que primero vaya y entierre a mi padre.” Implicación mi padre ni siquiera ha muerto todavía, quiero quedarme aquí por un rato para recibir mi herencia y adiós número dos. Él dijo “deja que los muertos entierren a sus muertos, pero tú ve y proclama a todos lados el Reino de Dios” y otro le dijo, “te seguiré Señor, pero permíteme primero irme a despedir de aquellos que están en casa.” Y Jesús le dijo, “nadie después de que ha colocado primero su mano en el arado y mira atrás es apto para el Reino de Dios, más vale que saques lo trivial de tu vida,” es muy elemental. Un soldado es un soldado y un soldado es siempre un soldado. Usted no es un soldado 8 horas al día, digo, usted no dice mira, no me puedes disparar ahorita, estoy fuera de mi turno, no puedes hacer eso. Un soldado es un soldado en todo momento, un cristiano es un cristiano en todo momento. Un cristiano es un soldado en todo momento. Un soldado está en deber activo en todo momento. Un soldado en deber activo está en la línea frontal en todo momento y nunca hay diferencia alguna y más vale que se desenrede a sí mismo de las cosas de la vida que lo ocupan y hace que usted sea ineficaz.

Vamos, debemos estar consumidos con nuestro deber y el mundo va a pasar, pero no estamos involucrados en eso. Hombre eso no es fácil en nuestra sociedad, es muy difícil. Entonces él dice, eres un soldado, un soldado acepta su parte justa de trato duro, él lo espera. Un soldado reconoce que él está en deber activo en todo momento en la línea frontal, involucrado en batallas con demonios del infierno y como resultado de eso, no está involucrado con cosas mundanas que no van a hacer nada más que hacerlo vulnerable. En tercer lugar al final versículo 4 él dice, “afín de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” El soldado realmente hace lo que hace para agradar al comandante en jefe. Aquel que lo enroló aquí es el comandante en jefe, eso es lo que el escritor tiene en mente, Pablo. Él hace lo que hace para agradar a su Señor, es leal a su Señor, como Pablo dijo, sirviendo al Señor con toda humildad. Y después en el versículo 24 él dijo, “mira, me siguen hablando de las cadenas y de las aflicciones que me esperan, pero no me importa, simplemente quiero terminar el ministerio que el Señor me dio.” Ese es el espíritu, ese es el espíritu. Quiero ser un mayordomo, un administrador fiel, quiero cumplir con mi responsabilidad. Cristo claro fue el ejemplo perfecto de quien su padre dijo, tengo agrado. Y el gozo más grande del soldado sería oír por parte de su comandante en jefe, bien, buen soldado fiel. Si usted es un soldado, usted va a hacer lo que tenga que hacer para agradar a su comandante.

Nunca tuve un comandante. No fui enlistado, no estuve en el servicio militar porque estaba involucrado en el deporte en ese entonces. Y en ese entonces cuando usted era un alumno de universidad involucrado en el deporte, usted quedaba exento. Y probablemente me perdí muchas lecciones, pero aprendí algo acerca de mandar, de liderazgo a partir de algo de mi involucramiento deportivo. Me acuerdo cuando estaba en mi segundo año de universidad y me estaba preparando para jugar en mi primer juego de universidad de futbol americano. Fue un gran momento en mi vida. Estábamos jugando este juego en el famoso Tazón de las Rosas, no era el juego del Tazón de las Rosas, pero estábamos jugando ahí. Y estaba muy emocionado por entrar en ese primer juego. Recibimos la patada de salida y nuestra jugada de apertura era lo que llamábamos una derecha de poder 27, lo cual básicamente era correr con el tacle. Yo estaba atrás y yo debía abrir la brecha y derribar al linebacker, ese era mi trabajo. Bueno, esta era la primer jugada de fútbol americano universitario para mí, yo estaba nervioso, por no decir que estaba aterrado. Nunca había pegado nada más que bolsas y hombres de mi propio equipo y algunas veces había poca diferencia entre los domis y los hombres de mi equipo y las bolsas, pero ahora todo era real, todo contaba, todo importada. Y nunca olvidaré, es tan vivido para mí como quizás lo fue una semana después. Ese agujero se abrió de manera hermosa, era un equipo doble en contra del tacle y al final yo entré por ese agujero y realmente no quería entregar mi vida entera a este linebacker enorme. Usted saben los linebacker no son personas muy amables, creo que básicamente el mundo ha llegado a reconocer esa verdad, pero de cualquier manera ahí estaba este que tenía una reputación y decidí que no me iba a aventar ahí simplemente, lo empujé un poquito y él me aventó al piso y lo que pasó es que terminamos perdiendo seis o siete yardas. Esa no es la manera en la que usted quiere establecer su juego al correr en una serie de apertura. Bueno, terminó ahí el montón de cuerpos en el piso, incluyéndome a mí mismo y me di cuenta de que nadie supo lo que sucedió más tarde. Anoté un touchdown, ganamos el juego y pensé que ese fue el final de ese pequeño episodio.

Bueno, el lunes llegamos al gimnasio para prepararnos para el entrenamiento y el letrero decía, “repórtense al cuarto de película.” Y estaba a punto de ser expuesto por primera vez al cuarto de las grabaciones de la película. Y entonces entramos ahí, comenzamos ahí, todos entramos, y yo pensé “bueno, no creo que vean la primera jugada, seguro que no van a ver la primera jugada.” La cámara empezó, usted sabe toma un poco de tiempo, pero así fue, tenían en la cámara, la primera jugada de la cámara estaba de mi lado del campo. Entonces yo estaba ahí abarcando la pantalla de manera entera, usted sabe, estaba ahí en donde usted podía ver y podía ver que yo le di nada más un toquecito a este hombre enorme con mi codo y me dejó en el piso. Y nunca lo olvidaré, el entrenador dijo, “detengan la proyección, veamos a MacArthur caballeros,” él dijo, “repitan eso.” Él lo repitió y lo repitió cinco veces, una tras otra y me dijo, “no vuelvas a hacer eso, ¿está claro?” Y dije “no señor, no volveré a hacer eso.” Y no lo hice y aprendí una gran lección. No me importaban las porristas, mis padres, los admiradores. Y estuve ahí el resto de mi carrera de fútbol americano buscando agradar a una persona ante la cual tenía que rendir cuentas cada lunes en el cuarto de grabaciones. Y yo quería más que nada en el mundo el reconocimiento de ese hombre.

Esa es una ilustración simple, pero se ha quedado conmigo toda la vida - digo - estoy contento porque la gente muestra amabilidad y valora al ministerio, pero le voy a decir una cosa, solo hay una persona en mi corazón y mente que importa cuando tiene que ver con la afirmación y el reconocimiento de lo que hago y ese es el comandante en jefe.

Un reportero me dijo en una ocasión “¿para quién preparas tus sermones?” Él dice, “los periódicos son escritos para los alumnos de segundo de secundaria.” Yo le dije, “bueno podrá sorprenderle, pero yo preparo mis sermones para el Señor para ser honesto, porque él es el que sabe si están en lo correcto o no.” Y si puedo terminar un día del Señor y colocar mi cabeza en la almohada y quedarme dormido con la confianza de que le ofrecí al Señor lo mejor, entonces soy una persona totalmente satisfecha. Porque él es el que afirma la validez de lo que ofrecí. Usted vive para servir al comandante. Usted nunca debe enredarse en buscar agradar a los hombres.

¿Usted se acuerda de la carta de Pablo a los Gálatas? ¿Busco agradar a los hombres? Lo habían acusado de ser alguien que agradaba a los hombres. Y después de unos cuantos versículos de apertura a los Gálatas, él les dijo, ahí está, ¿se oye como que quiero agradar a los hombres? Usted no debe hacer eso, Usted debe ser todo lo que debe ser, todo a todos los hombres, pero nunca hacer concesiones con su compromiso con el comandante. Debe haber una obediencia instante, intuitiva, dispuesta que busca deleitar al comandante a partir de un respeto amoroso y asombro debido a quien es él.

Usted es un soldado. ¿Y qué significa entonces en resumen? Bueno usted ha oído el llamado del Señor a la batalla. Usted se ha unido a la pelea. Usted siempre está en la línea frontal y usted está dispuesto a recibir su parte justa de lo que viene. No solo eso, sino que usted se ha separado de todos los enredos innecesarios de este mundo, todo lo pragmático de la vida, la red de actividades e intereses que el mundo le avienta a usted con el propósito expreso de debilitar su utilidad. Y usted está consumido de manera total con recibir la aprobación del Señor mismo.

Después Pablo pasa a un tercer retrato, una segunda metáfora en el versículo 5, la de un atleta. El atleta, él se refiere en otros lugares a atleta, de hecho en Efesios 6 se refiere a los que luchan, a los que pelean. En Primera Corintios 9 él se refiere a los boxeadores y a los corredores, pero aquí él en cierta manera es genérico, él simplemente usa el verbo atleo en general, el verbo atleo significa competir en un certamen. Él dice “si vas a ser un atleta hay un principio básico al que debes adherirte.” Él dice “no puedes ganar el premio a menos de que luches legítimamente,” a menos de que guardes las reglas y la afirmación está cargada de información instructiva.

En primer lugar la esencia misma de ser un atleta del deporte es esfuerzo. Lo que separa a los ganadores de los perdedores no es siempre talento, sino es siempre esfuerzo y no solo el esfuerzo del certamen mismo, sino el esfuerzo mucho antes de que el certamen comience. Si alguien va a competir como un atleta hay un precio tremendo que pagar en términos de disciplina, en términos de preparación. Esto es simplemente muy básico, un atleta quiere ganar el premio. Digo - ¿quién quiere jugar baloncesto en una cancha sin canastas? ¿Simplemente estar rebotando la pelota hasta que usted se canse y se va? Alguien tiene que ganar. Usted no va a querer correr en una carrera sin que tenga una línea de meta. Usted no va a querer correr hasta que usted se canse y la gente aplauda su esfuerzo. Tiene que haber un ganador, tiene que haber una meta en mente.

El creyente fuerte entonces es un competidor quien se esfuerza por ganar. Ese es el retrato, es el retrato de la disciplina personal, es el retrato de la negación personal y el sacrificio personal y el esfuerzo tremendo. ¿Cuántas veces hemos visto a un atleta correr una carrera y literalmente llegan a la cúspide misma de su velocidad y llegan y cruzan la línea de meta y terminan totalmente agotados, con todas sus facultades humanas llegando hasta desmayarse y se desploman, habiendo gastado hasta el último miligramo de energía disponible? Ese es el atleta, pero su esfuerzo siempre está controlado por una cosa. Si va a ganar el premio, la Stefanos, la corona del ganador, del corredor, es la palabra para la corona del corredor, no diadema, la cual es la corona del rey. Si va a ganar el premio ¿él tiene que guardar qué? Las reglas, tiene que correr legítimamente. Ahora eso va simplemente más allá de las reglas del certamen.

Permítame darle una pequeña idea de lo que significa nominod alethes. ¿Qué significa? ¿Qué tiene que luchar legítimamente? ¿Qué es lo que realmente está diciendo aquí? Bueno en los juegos griegos, los juegos olímpicos, los juegos del istmo, fueran cuales fueran los juegos que eran y tenían muchos de ellos, habían tres prerrequisitos que todo atleta tenía que cumplir. Número uno él tenía que ser griego de nacimiento, él tenía que ser un griego de nacimiento. Número dos él tenía que prepararse durante 10 meses y estar de pie ante una estatua de Zeus y jurar que él se había preparado durante 10 meses. Y si no lo había hecho, entonces él le daba a Zeus la libertad de quitarle la vida. En tercer lugar él tenía que mantenerse dentro de las reglas de su certamen. Y si se descubría que él no era griego de nacimiento. Si se descubría que él no se había preparado durante 10 meses. Si se descubría que él de alguna manera había violado las reglas de su certamen, él era avergonzado y era descalificado de manera instantánea. Es ese retrato que Pablo tiene en mente en Primera de Corintios 9:27 por cierto cuando él dice que él era como un corredor y como un boxeador y que él temía que ministrar a otros, él mismo fuera descalificado. Esos griegos tenían que guardar las reglas, las reglas de la preparación, las reglas del nacimiento y las reglas de la competencia. Ahora esto describe un atleta profesional no a un amateur. Este es alguien quien durante 10 meses estuvo involucrado a nivel profesional en preparase, en entrenar para este certamen.

El retrato entonces es muy claro. El creyente fuerte debe ser verdaderamente un cristiano nacido de nuevo. El creyente fuerte debe haberse preparado en los asuntos de negarse a sí mismo, haberse entregado a sí mismo a tiempo completo a la preparación espiritual, al entrenamiento espiritual. Él debe estar dispuesto a competir, él debe verse motivado a ganar, él debe verse obligado a ganar, él debe verse motivado por la recompensa. Y cuando esas cosas están en su lugar, él va a ser un competidor disciplinado. La victoria le pertenece a los disciplinados, es correcto.

¿Sabe una cosa? La mayoría de la gente nunca alcanza sus metas, nunca alcanza sus sueños, nunca alcanzan lo que podrían alcanzar con los dones que Dios les ha dado, porque nunca han aprendido a disciplinarse a sí mismos a los años duros de esfuerzo que demanda ser el mejor. Y amados, quiero decirles una cosa. La disciplina es la marca de la madurez espiritual. La persona disciplinada tiene control sobre sus deseos, tiene control sobre sus emociones, tiene control sobre sus estados de ánimo, tiene control sobre sus prioridades. Esa es la persona disciplinada.

Se realizó un estudio de jóvenes delincuentes y no delincuentes en Filadelfia. Una línea del estudio me impresiona, dijeron “la diferencia entre los jóvenes delincuentes y los jóvenes no delincuentes era la pausa entre la tentación y el acto.” ¿No es eso interesante? La diferencia entre un delincuente y un no delincuente era la pausa entre la tentación y el acto. Lo que usted hace en la pausa es lo que importa. El joven delincuente siguió el impulso, el no delincuente tomó la decisión correcta. La disciplina personal actúa en ese espacio y la persona disciplinada en la pausa entre la tentación y el acto, toma la decisión correcta. Esa es una vida disciplinada. Dice no a cosas que dañan su capacidad de competir, dice no a cosas que le quiten su fortaleza. Y entonces esto llama a la restricción personal, esto llama a la negación personal y al sacrificio personal y ese tipo de cosas que pertenecen a la metáfora atlética.

Entonces Pablo dice “Timoteo eres un maestro, tu trabajo consiste en transmitir la verdad. Eres un soldado, reconoce que siempre estás en una guerra y no te sorprenda cuando sufras, espéralo. En tercer lugar eres un atleta. Timoteo y esto va a demandar negación personal, trabajo duro, esfuerzo grande durante mucho tiempo y una disposición para ganar y ganar la recompensa.” Finalmente Pablo le dio una tercera metáfora.

Un cuatro retrato, versículo 6, él habla aquí acerca del granjero o de hecho el que labra la tierra, él dice “el labrador,” es el verbo capeao pero aquí aparece como participio objetival modificando la palabra granjero y la forma del verbo aquí significa trabajar al punto de quedar exhausto, de sudar, de quedar agotado. Él dice “Timoteo eres un granjero.”

Ahora ¿cuál es el punto aquí? Bueno en cierta manera el maestro tiene un gozo incorporado al enseñarles a sus alumnos. El soldado tiene la emoción de la victoria. El atleta tiene el momento de la coronación, de la premiación ¿Qué retrata la metáfora del granjero? Retrata a un hombre que trabaja al punto del agotamiento total y el deber perpetuo. No como un soldado que lleva los reconocimientos de su valentía, que conoce la gloria de la victoria. No como un atleta que lleva la corona sobre su cabeza y asciende a lugares donde recibe los reconocimientos de los hombres. El granjero ara y siembra y cosecha, temprano y tarde, él lucha contra el frio, él lucha contra el calor, él lucha contra demasiada agua, contra poca agua, contra los arbustos, contra los insectos, pacientemente, pacientemente espera. Trabaja por ver que llega al punto en el que recoge la cosecha y la mayor parte del tiempo lo hace por sí mismo. No hay gran emoción, no hay grandes emociones. Es una rutina perpetua de ver que es otra parte del ministerio.

Entiendo estos retratos, sé lo que es enseñar y entregarles su vida otros a quienes usted le enseña. Sé lo que es estar en el borde y en la batalla y ver la furia de la batalla y llevar las cicatrices y sufrir en la aflicción, entiendo eso. Y entiendo lo que es ganar y llevar la corona y conocer la emoción de ver la victoria, entiendo eso. Pero le voy a decir una cosa, lo que más entiendo es que el ministerio es una rutina perpetua, es deber. Usted ara, usted siembra, usted cosecha, usted ara, usted siembra, usted espera, usted ora, usted espera. No hay emoción de que hablar. No hay competencia a partir de la cual usted haga que su adrenalina empiece a fluir. Simplemente es trabajo duro, es correcto.

Oigo a los hombres decir “no quiero ir a ese ministerio, hombre hay mucho problemas ahí.” Eso es más razón por la que usted debiera ir. Muchas personas temen el trabajo duro. Le he dicho a tantos jóvenes “con lo que debes estar comprometido para ser exitoso en el ministerio es mucho trabajo duro, agotador, trabajo por ti mismo, completamente solo.” Y algunas veces viene la cosecha como tú esperabas y algunas veces no es así y nadie va a aplaudir cuando pase y nadie va a venir y te va a ayudar cuando no pase.

 Bueno ¿por qué lo hace? Versículo 6, ese tipo de trabajador duro, él usa la palabra dei, es necesario que en primer lugar para participar de los frutos, él necesita trabajar primero. En otras palabras lo que Pablo está diciendo es mira el hombre que trabajó más duro es el primero en la fila para recibir el fruto. Por eso lo hace, la bendición le espera a aquel que trabaja más duro.

¿Quiere usted la bendición de Dios en su ministerio? Yo no estoy hablando del futuro, estoy hablando del ahora y el futuro. ¿Quiere usted la bendición de Dios en su ministerio? Trabaje duro, sea diligente. Me atrevería a decir que muy pocas personas, muy pocas personas conocen lo que es estar literalmente agotado en el trabajo del Reino y como resultado pocas personas conocen lo que es compartir en el gran fruto de lo que el Señor quiere traer.

No quiero ir más allá de las Escrituras, pero le voy a decir una cosa, todas las otras cosas espirituales siendo equivalentes, yo creo que las recompensas más grandes vienen a aquellos que trabajan más duro, es correcto. Siempre hay esas personas que se sientan esperando a que venga su barco y nunca viene, nunca viene. Y después están otros que viven su vida entera construyéndolo. Y de nuevo, como dije, no estoy diciendo que esto es recompensa futura. Estoy hablando ahora. Si usted quiere tener una vida y ministerio que sea bendecido por Dios ahora y que también será recompensado eternamente, entonces trabaje duro, trabaje hasta que quede agotado, entregue su vida a esto.

Entonces el cristiano fuerte se ve a sí mismo como un granjero dispuesto a trabajar duro, agotándose a su mismo por ver resultados, siendo paciente hasta que el éxito viene, lleno de expectativa del gozo del fruto ahora y para siempre. Y le voy a decir una cosa, el ministerio es tan emocionante porque usted puede compartir el fruto. Y entonces cuando usted piensa que algún día el Señor lo va a recompensar, nos va a recompensar y vamos a arrojar esas recompensas a sus pies en adoración, es un privilegio.

Bueno las imágenes son muy vívidas, escuche, permítame resumirlo. Escuche con atención. Cada una de estas en un sentido tiene la idea de negación personal. El maestro que pasa su vida produciendo otros maestros. El soldado que pasa su vida en los deberes de la batalla. El atleta que restringe su vida por causa del esfuerzo máximo. Y el granjero que literalmente entrega su vida para producir su cosecha. El Señor nos está llamando a entregarnos aquí. Visto desde otro ángulo, hay algunas cosas que debemos soportar al entregarnos a nosotros mismos, sufrimiento, disciplina, agotamiento. Hay algunas cosas que debemos evitar todo el enredo del mundo y romper las reglas, la impiedad, el pecado. Hay algunas cosas que debemos obedecer y esas son las reglas que Dios ha establecido y las ordenes de nuestro comandante y las leyes de sembrar y cosechar. Y hay algunas cosas que debemos disfrutar, la victoria, el fruto. Y entonces somos llamados a ser fuertes en el Señor. Es un retrato rico aquí y no hay manera en la que Pablo quiere que Timoteo o nosotros lo malentendamos.

Entonces él llega a una conclusión en el versículo 7, obsérvela. “Considera lo que te digo.” Deténgase en ese punto por un momento. Rara vez este tipo de versículo ocurre Nuevo Testamento. Noeo significa pensar, ponderar, entender. “¿Entiendes lo que te estoy diciendo Timoteo? Piénsalo, piénsalo.” Ahora permíteme que haga eso por un momento, si eres tan amable pondera esto. Observa tu propia vida y pregúntate ¿Soy un cristiano fuerte? ¿Me entrego a mí mismo a guardar y proclamar la verdad como un verdadero maestro? ¿Estoy consumido con ellos? Piénselo y después hágase esta pregunta ¿me niego a mí mismo para servir a mi comandante y entregar mi vida como un verdadero soldado a costa de lo que sea? Y después hágase esta pregunta ¿me niego a mí mismo para servir a mi comandante y entrego mi vida como un verdadero soldado a costa de lo que sea? ¿Siempre estoy en la línea frontal de la batalla? Piénselo, ¿es así? ¿Estoy desenredado de las cosas triviales de este mundo? Piénselo.

Y después en términos de un atleta, hágase esta pregunta ¿me disciplino a mí mismo para tener éxito en ganar la carrera espiritual? ¿Entiendo la negación personal? ¿Entiendo el sacrificio personal? ¿Entiendo el esfuerzo? ¿Entiendo que debo obedecer la palabra de Dios y guardar las reglas para que no sea descalificado? ¿Soy un atleta que corre para ganar? Piense en eso ¿Soy un siervo de Cristo que trabaja duro? ¿Sudo al producir una cosecha espiritual como la de un granjero verdadero? Hágase esta pregunta. Eso es lo que él quiere decir cuando él dice “considera lo que te digo, considéralo.” ¿Cómo te mides con esto?

Y después viene esta palabra versículo 7, “porque el Señor te dará entendimiento en todo aspecto” es lo que él quiere decir. Piénsalo y el Señor te dará la respuesta. Siéntate y contémplalo y él te mostrará donde estás. Escuche, aquí terminé, depende de usted. Si usted tiene la integridad espiritual para hacer un inventario de su vida, el Señor le va a mostrar en donde está usted. Él le dará entendimiento, El abrirá su mente.

Salmo 119:73 el salmista dijo, “dame entendimiento para que pueda aprender tus mandamientos.” Piénselo y véase a sí mismo y el Señor le mostrara lo que está ahí. El hilo en común a lo largo de estas, realmente maravilloso, realmente maravilloso, recompensa. El maestro es recompensado en el discipulado. El soldado es recompensado en la victoria. El atleta es recompensado al ganar. El granjero es recompensado al probar, al gustar del fruto. Y entonces de manera implícita en todas estas Timoteo hay algo maravilloso allá afuera. Nos recuerda de Hebreos 6:10, “porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aun.” ¿No es eso maravilloso? El Señor no olvidará su labor. El Señor no olvidará su ministerio y si usted es un cristiano fuerte, Él lo recompensará por eso.

Inclinémonos en oración. Padre si vamos a ser fuertes en todas estas maneras, entonces debemos conformarnos al estándar de construcción que tú has diseñado y que Pablo nos ha presentado aquí. Recuerdo las palabras del poeta que dijo sean fuertes, no estamos aquí para jugar, para soñar, para desviarnos. Tenemos trabajo que hacer y cargas que levantar. No eviten la lucha, enfréntenla, es el regalo de Dios. Sean fuertes, no digan que los días son malos, no culpen, no evadan la responsabilidad y doblen las manos. ¡Qué vergüenza! Pónganse de pie, hablen fuerte y valientemente en el nombre de Dios. Sean fuertes, no importa lo profundamente arraigado que sea la maldad, lo difícil que sea la batalla, lo largo que sea el día. No desmayen, continúen peleando porque mañana vienen la canción, recompensa la canción el día cuando cantemos en tu presencia. Ayúdanos a ser maestros, soldados, atletas, granjeros fieles, que ven más allá del dolor del momento al peso eterno de gloria, sabiendo que ninguna dificultad en esta vida que lleguemos a enfrentar, ningún sacrificio realizado aquí será olvidado. Ninguna prueba que hayamos soportado para tu gloria dejará de ser recompensada. Padre danos esa perspectiva eterna. Ayúdanos a conocer los gozos de la victoria, el sabor dulce del fruto y la expectativa de la recompensa eterna. Y que te agrades de nosotros como tú te agradas de tu Hijo quien sirvió como el maestro supremo, el soldado más grande que jamás perdió una batalla y que destruyó al enemigo de manera total. El atleta más digno que corrió la carrera más pura y ganó el premio más grande. Y el granjero verdadero que trae toda cosecha. Que seamos como él. En su nombre oramos. Amén.

 

 

 

 

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