Abramos nuestras Biblias en 2ª de Timoteo capítulo 2. 2ª de Timoteo capítulo 2. Nos lleva de regreso al pasaje que hemos estado estudiando. Este maravilloso segundo capítulo de esta carta de Pablo, el mentor, a Timoteo, su hijo en la fe. Y conforme él llega a los versículos 8 al 13, él le habla a Timoteo acerca de motivos para el servicio sacrificial. La mayor parte de la carta de 2ª de Timoteo está involucrada con un llamado al servicio eficaz, fiel, valiente, continuo a Cristo. Como usted sabe, Timoteo había llegado a un punto bajo en su vida, estaba en un ministerio difícil, él no estaba haciendo todo lo que debería hacer estado haciendo, estaba dejando que su don fuera usado como debiera; y Pablo estaba muy preocupado por él, y entonces él le escribe esta epístola para alentarlo a que sirva espiritualmente de manera dedicada. Ahora, parte de esa demanda o sacrificio, bien puede demandar sufrimiento en algunos casos.
Y en esa sección, en los versículos 8 al 13, es una sección en la cual Pablo intenta motivar a Timoteo y a cualquiera que lee esto, incluyéndonos a nosotros, a un ministerio sacrificial. Ahora, a manera de introducción, permítame decir que cualquier estudiante cuidadoso del Nuevo Testamento sabe que cuando usted llega a confesar a Jesús como Señor, eso involucra su misión a Cristo y a su causa. Cualquier persona que nombra el nombre de Cristo, Jesús dijo, cualquiera que se identifica con él, obedecerá sus mandamientos, entramos entonces a una función de sumisión en términos de la causa de Cristo en el punto de salvación. La esencia de ser un discípulo es tomar su cruz y seguirlo. Él dijo, y eso literalmente significaba ir hasta la muerte, si eso era lo que se demandaba.
La cruz a la gente a la que Jesús le habló significaba muerte, eso era lo único que sabían que significaba una cruz, la gente moría en ella cuando Jesús dijo: “Tomen su cruz y síganme”, Él dijo en un sentido: “Síganme de manera sumisa, inclusive si les cuesta su vida misma”. Y ese podrá ser el precio. Jesús también dijo en Juan 15, que: “si me persiguieron a mí, me odiaron a mí, los van a perseguir y odiar a ustedes. El tiempo vendrá cuando inclusive la gente religiosa los rechazará, los van a expulsar de las sinagogas, los van a matar; eso posiblemente, simplemente va con el territorio”. En Hebreos capítulo 11 hay una lista de los grandes héroes de la fe, muchos de los cuales entregaron sus vidas por la causa del Mesías, quien todavía no había venido. Y somos llamados a entregar nuestras vidas por el Mesías, quien de hecho ha venido, y por quien esperamos que volverá a venir.
A lo largo de la historia de la iglesia entonces, desde las primeras enseñanzas de Jesús, ha sido aparente a cualquiera que estudia la Palabra de Dios, que seguir a Jesucristo involucra sacrificio; para algunos involucra el sacrificio de su vida en la muerte, para otros involucra el sacrificio de su vida en la vida, decirle no a sus ambiciones y deseos y voluntad personal, y todas las cosas que podrían estar en su propia lista de objetivos por causa de la voluntad de Cristo. Pero cuando usted ve a la iglesia es difícil para nosotros, creo yo, entender esto porque vivimos en medio de un ambiente tan cómodo; pero millones de millones de personas a lo largo de los años han muerto debido a la causa de Cristo. Ahora, hay siempre sus sacrificios que no involucran la muerte, tiempos de deserción; todos conocemos acerca de una persona cristiana en un matrimonio quien es desertada, abandonada por un no cristiano, y termina a cargo de sí mismo; claro que es una situación triste que con frecuencia sucede, un marido incrédulo deja a una esposa cristiana porque él no puede tolerar la fe de ella, y la deja para hacer lo que ella pueda hacer para cuidar de la familia, y apoyarlos.
Algunas veces esa es una forma de persecución que es peor de la muerte, porque la muerte llevaría a ese creyente a la presencia de Jesucristo. Y después está la persecución del rechazo y el aislamiento y la burla, y muchas formas de persecución que quedan cortas de la muerte. De cualquier manera, la obediencia fiel a Cristo va a causarnos a entrar en conflicto y contención con el mundo. La Palabra de Dios y una vida que exalta a Cristo, siempre va a motivar la enemistad de un mundo que rechaza a Cristo. El punto es este: que somos llamados a sufrir por Cristo; y Pablo le escribe a Timoteo en un tercer capítulo más adelante, que todos los que quieran vivir piadosamente padecerán persecución, así es. Si usted vive una vida piadosa en un mundo impío, va a haber una reacción negativa.
Ahora, al llegar a los versículos 8 al 31, Pablo está diciéndole a Timoteo: “Aquí hay una razón suficiente para sufrir”, esta es la idea de esta sección, “Aquí hay una razón suficiente para ser valiente, aquí hay una razón suficiente para arriesgar tu vida, y a arriesgar lo que Dios te llame a arriesgar. Bien podría ser la burla, podría ser el rechazo, podría ser el aislamiento, podría ser la deserción, podría ser la muerte; sea lo que sea, aquí hay suficiente razón para hacerlo”. En otras palabras, Pablo le está diciendo: “Timoteo, el valor, la dignidad de tu ministerio, va mucho más allá de cualquier consideración personal que te hará retroceder para protegerte a ti mismo”. Ahora, mantenga en mente también que esta es la última carta de Pablo, él ya no le escribe más porque su vida le es quitada, él es ejecutado; y él quiere asegurarse de que Timoteo, su hijo en la fe, va a tomar la estafeta del trabajo y va a continuar.
Ahora, estamos recordando los versículos 1 al 7, nuestro mensaje de las últimas dos semanas, Pablo le acaba de dar a Timoteo alguna exhortación muy fuerte para continuar haciendo lo que debe hacer; y le ha recordado en el versículo 2 que él debe ser un maestro, y le ha recordado que debe ser un soldado y pelear la batalla y no enredarse con el mundo, y hacer todo lo que pueda hacer para agradar a su comandante; él le ha recordado que él es un atleta, y un atleta tiene que trabajar duro, disciplinar su cuerpo, habiendo sido entrenado al máximo nivel, haciendo sacrificios, negarse a sí mismo para ganar; y después le ha recordado que él es un granjero, alguien que labra la tierra, quien de manera silenciosa, callada y paciente, de una manera más bien con deber, día tras día tiene que sembrar y preparar la tierra y después quitar los arbustos, y esperar por que venga la cosecha; es un trabajo duro, duro y solo. Y entonces en los versículos 1 al 7 le está llamando a Timoteo al trabajo.
En los versículos 8 al 13 él lo está motivando. ¿Por qué debe hacerlo? ¿Por qué debe ser un maestro fiel? ¿Por qué debe ser un soldado fiel, un atleta fiel y un granjero fiel? ¿Por qué toda la presión y la dificultad? ¿Por qué debe entregarse a sí mismo de manera total a esa causa? La respuesta viene en los motivos que son dados de los versículos 8 al 13. Antes de que veamos esto, permítanme tan solo recordarle que Timoteo estaba viviendo en una época en la que la iglesia estaba siendo perseguida; la persecución contra los cristianos estaba incrementándose y Timoteo estaba muy consciente de eso. Y bien podría ser que Timoteo sabía que su vida podría serle quitada debido a la causa de Cristo. La primera persecución amplia de cristianos se relacionó a ese acontecimiento tan famoso histórico, y ese fue el incendio de Roma, el 19 de julio del año 64 después de Cristo, el fuego que destruyó a Roma comenzó; ardió durante seis días y siete noches, y devastó la metrópolis de manera total de Roma. Todos los templos y altares y edificios públicos fueron destruidos. Pero más que eso, la mayor parte de la gente común y corriente de Roma vivía en edificios hechos de madera, y fueron incinerados.
De hecho, se quemó un paso tan increíble que Nerón se dice estaba de pie en una torre cerca de su palacio, y la vio arder con cierto gusto en su corazón por lo que él veía; él de hecho estaba emocionado por lo que es citado por los historiadores como “el amor de las llamas”. Fue aparente para la gente que Nerón mismo había comenzado el incendio. Como puede ver, a Nerón le encantaba construir y él quería incendiar a Roma aparentemente para que él la pudiera construir de nuevo, más grande y mejor para su propia gloria. La población en el holocausto fue reducida, como lo dice un escritor, a una hermandad enorme de miserables sin esperanza, sin hogares, miembros de familia quemados; estaban solos, privados de hogar, inclusive se dice que Nerón cuando vio las flamas disminuir, envió a hombres para volver a alimentarlas.
Ahora, cuando esto comenzó a emocionar a Nerón, tácito el historiador escribe, y cito: “Pero todos los esfuerzos humanos, todos los regalos generosos del emperador y las propiciaciones de los dioses, no quitaron la creencia siniestra de que la colusión fue el resultado de una orden por parte de Nerón. Como consecuencia –dice tácito–, para deshacerse del reporte, Nerón hizo a un lado la culpabilidad, y aplicó las torturas más serias en contra de una clase odiada por sus abominaciones, llamados cristianos, por la población”, fin de la cita. En otras palabras, él tenía que culpar a alguien para quitarse la culpabilidad de su espalda, y entonces él culpó a los cristianos. Las calumnias ya habían estado circulando acerca de los cristianos, y las persecuciones ya habían comenzado, y esto simplemente hizo que se incrementaran; el odio se incrementó, y Pablo, claro, estaba en medio de este odio de cristianos, y esa es la razón por la que estaba en la prisión en el tiempo mismo en el que él escribe esta carta, y Timoteo también estaba muy consciente de que la gente conocía la asociación de Timoteo con Pablo, lo conocían como un líder de los cristianos, y él podría también terminar como Pablo terminó, sentado en una cárcel hasta el momento de su ejecución; y entonces él tenía que estar dispuesto a enfrentar el sufrimiento si él iba a ser valiente.
Y Pablo no le iba a dejar alejarse y decir: “Bueno, simplemente creo que voy a dejar el ministerio por un rato hasta que baje el calor”, Pablo no le iba a dejar hacer eso, y él escribe de hecho, él le dice: “Sigue haciendo lo que siempre has hecho, hazlo de una manera más fuerte que jamás lo has hecho, sé valiente, sé valiente frente a cualquier persecución, cualquier sufrimiento”, sufrir por causa de Cristo para Pablo era un honor, y así también debía de ser para Timoteo. Ahora, ¿valía la pena? ¿Vale la pena arriesgar su vida? Observe el versículo 9: “En el cual sufro penalidades”; ahora esa pequeña frase Pablo dice: “En el cual sufro penalidades”, y la implicación aquí es que “así también tú, Timoteo, debes estar dispuesto”; por causa de proclamar el Evangelio, Pablo está dispuesto a soportar penalidades, eso es lo que la palabra significa. “He estado dispuesto a soportar un maltrato”. Es un verbo de tiempo presente, significa “continuamente”. “He estado dispuesto continuamente a soportar todo el maltrato que viene en contra de mí. Y Timoteo, tú también debes estar dispuesto”, y aquí hay cuatro razones. Muy bien.
Y quiero que entienda usted estas cuatro razones. ¿Cuatro razones por qué? Razón número 1, la preminencia del Señor, la preminencia del Señor. Observe el versículo 8: “Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio”. Ahora, ese versículo se enfoca en la preminencia del Señor, la cual es una motivación contundente en el corazón de Pablo, y Pablo está diciendo: “Timoteo, de hecho tu servicio va a ser más agresivo, vas a tener más valentía, vas a poder soportar tu parte del maltrato, sufrir para Cristo, e inclusive morir para Cristo si te acuerdas quién es Él. No pierdas de vista la preminencia del que tú sirves”, esto es tan importante, tan importante. La palabra “acuérdate” de nuevo es una palabra que implica “continúa recordando”. Podría traducirlo usted: “Siempre mantenlo en tu memoria”.
En otras palabras, es un enfoque constante. “Nunca pierdas de vista a quién sirves”. Pablo dice en Hechos 20: “Sirviendo al Señor con toda humildad, y enfrentando la persecución de los judíos”. ¿Cómo él podía enfrentar todas esas persecuciones contra su vida? Porque él nunca perdió de vista a quién servía; él no servía a la iglesia como tal, él no servía a algún llamado en su propia vida, él no servía a alguna necesidad del ego, él no servía a alguna visión, él no servía a algún camino al éxito, él servía al Señor. El punto focal de su pensamiento era la preminencia de Aquel en cuyo servicio él vivía. “Acuérdate de Jesucristo, el maestro perfecto, el maestro perfecto quien es el maestro definitivo; acuérdate de Jesucristo, el soldado, el soldado más grande, quien peleó la batalla más grande, quien ganó la victoria más grande; acuérdate de Jesucristo, el más grande atleta, quien corrió la carrera más pura, quien ganó el premio más grande; acuérdate de Jesucristo, el verdadero sembrador de la semilla, el labrador de la tierra, el cosechador de la cosecha; acuérdate de Jesucristo, el preminente”.
Y Juan lo dice de esta manera, en 1ª de Juan 2:6: “Si decimos que permanecemos en Él, debemos andar como Él anduvo”; es algo simple, pero realmente es el enfoque de la vida. ¿Y qué hay acerca de Jesucristo que nos ayude a entender su preminencia? Observe de nuevo el versículo 8: “Acuérdate de Jesucristo, resucitado de los muertos”, literalmente habiendo sido resucitado de entre los muertos, habiendo sido resucitado de entre los muertos. Por cierto, ésta fue una resurrección selectiva, Él fue resucitado solo de entre los muertos. Pablo lo llama el “protótocos”, el preminente, el primogénito de entre los muertos. “Él, habiendo sido resucitado”, ese es un tiempo perfecto, y eso significa que algo pasó en el tiempo pasado con resultados continuos; y la idea aquí no es recordar la resurrección, esa no es la idea. Él no está diciendo: “Acuérdate de la resurrección”, él está diciendo: “Acuérdate que habiendo resucitado Cristo, quien ahora Él está (¿qué?) vivo”. Ese es el punto. El Cristo vivo. “Acuérdate del Cristo viviente”.
No servimos a un acontecimiento pasado, no servimos a una persona histórica que ya no vive; servimos a un Cristo vivo. “Mantén en tu memoria constantemente al Cristo viviente”. ¿Y qué se encierra en eso? Bueno, primordialmente su naturaleza como Dios, y su función como salvador. Cuando usted ve la resurrección, usted ve a Dios sacudiéndose las cadenas de la muerte, por así decirlo, escapando de las cadenas del infierno; como puede ver, es Dios quien puede destruir a satanás y la muerte, la cual es el arma más grande de satanás. Cuando usted ve la resurrección, usted ve la deidad conforme irrumpe de la tumba, pero también ve la obra de su salvación, su obra salvadora. Usted ve la resurrección la cual es el resultado de su muerte, y usted piensa en su muerte, y su muerte fue una muerte por el pecado. Entonces, “acuérdate de Jesucristo quien ahora está vivo de los muertos”, quiere decir: “Acuérdate de Jesucristo, Dios en carne humana, quien murió en una cruz, resucitó y ahora vive como Salvador, como el Dios viviente”.
Después él dice, en segundo lugar: “Acuérdate de Jesucristo, habiendo sido resucitado de los muertos, del linaje de David”, un término griego muy interesante dice: de la “espermathos” de David en el griego; en otras palabras, de los lomos mismos de David. ¿Qué quiere decir eso? Eso habla de su humanidad. David, siendo un hombre, y también desde el punto de vista de función de su realiza o de su dominio, su soberanía, su majestad, su realeza. Entonces, por un lado él dice – él le dice a Timoteo, y me encanta esto: “Si quieres tener un motivo, acuérdate del preminente al que sirves, su preminencia puede ser vista, uno, en su deidad y en su obra salvadora, la cual vemos en su resurrección; en su humanidad y en su realeza, la cual vemos en el hecho de que Él nació de la línea de David. Él es el Dios hombre, Él es el rey salvador, Él es Jesús, lo cual significa salvador, Él es Mesías o Cristo, lo cual significa rey; Él es Hijo de Dios, Él es hijo de hombre”. Hay tanto aquí.
Y todo esto Pablo dice: “Es según mi evangelio, o según el Evangelio que me ha sido encomendado y proclamado por mí”. En otras palabras: “Timoteo, mantén tu enfoque en la preminencia de Jesucristo, como es proclamado en el Evangelio que he predicado. Él es Dios, Él es hombre, Él es salvador, Él es rey. Y si tú recuerdas continuamente a Jesucristo, eso se convierte en una motivación tremenda, en una motivación tremenda”. Ahora, permítame ahora darle algunas maneras prácticas en las que usted va a percibir la preminencia de Cristo y va a tener un efecto directo en su vida.
Escuche en primer lugar, cuando Pablo dice: “Acuérdate de Jesucristo, el Dios hombre, el salvador rey, quien habiendo tenido que sufrir muerte por causa de su propio Evangelio antes de que fuera resucitado, quien tuvo que sufrir humillación como hombre antes de que fuera exaltado como rey”, cuando él dice: “Acuérdate de Jesucristo”, en primer lugar lo que él está diciendo es: “Acuérdate que Jesucristo sufrió antes de que Él fue glorificado; fue humillado antes de que Él fue coronado; murió antes de que Él resucitó”; en otras palabras, Jesús mismo conoció dolor antes del placer; Él conoció la tristeza antes del gozo; Él conoció el odio antes de la adoración celestial; Él conoció la persecución antes de la exaltación; Él conoció a la muerte antes de un trono; y el punto es éste: ¿Acaso tú piensas que puedes escapar lo que Él no pudo escapar? ¿Él, quien fue perfecto? ¿Acaso tú vas a encontrar el camino a la gloria, lleno de rosas, cuando Él lo encontró lleno de espinas? ¿Acaso tú debes ser llevado a la gloria para experimentar el gozo del cielo, sin nunca haber conocido el dolor? ¿Eres tú mejor que Cristo?
En otras palabras el punto es: Acuérdate de Jesucristo, acuérdate de su camino a la gloria, acuérdate de que Él, el perfecto, tuvo que aprender la obediencia por lo que Él sufrió; Hebreos 5:8 lo dice. ¿Vas a esperar algo menos? ¿Vas a adoptar la basura del evangelio de la prosperidad que dice que Dios no quiere nada más que una especie de felicidad frívola, trivial en este mundo para todos sus hijos? ¿Acaso no debes esperar el ser alguien que comparte sus sufrimientos? Y entonces, cuando tú como creyente vas a predicar el nombre de Jesucristo, y hablas del nombre de Jesucristo, y confrontas al mundo con valentía – y le voy a decir algo, escuche con atención lo que voy a decir: Usted hace eso inclusive en Estados Unidos de Norteamérica, y la gente va a reaccionar de manera negativa a eso, si usted habla el verdadero evangelio, si usted llama a la gente a que se arrepienta de su pecado, siempre produce una reacción negativa en un corazón incrédulo; pero debe estar dispuesto a hacer eso.
Dice usted: “Bueno, quizá pueda sufrir un poco”, eso es bueno, porque usted no debe poder evitar lo que Cristo mismo no pudo evitar, ni tampoco debe vivir en alguna ilusión que tiene algunos derechos que Él ni siquiera tuvo. Entonces, al acordarse de Jesucristo, usted se está acordando de lo que Él tuvo que sufrir antes de su gloria; usted se acuerda de que Él fue odiado antes de que Él fue amado; Él murió antes de que a Él se le diera un trono; Él fue un hombre antes de que fuera exaltado a las glorias del Dios hombre. En segundo lugar, véalo de otra manera. No solo nos acordamos de Jesucristo en el hecho de que Él encontró que el camino a la gloria fue un camino a través del dolor y el sufrimiento, pero usted se acuerda de Jesucristo como el ejemplo supremo de cómo es que usted enfrenta ese sufrimiento. “Y Timoteo, cuando te enfrentes con la pared –por así decirlo– y confrontes a la gente que no ama a Cristo, y vivas la vida piadosa en una sociedad impía, y prediques con valentía la verdad, sigue el patrón de Jesucristo”.
¿Cuál es ese patrón? Escuche con atención a 1ª de Pedro 2:21: “Porque para esto habéis sido llamados, porque así como Cristo sufrió por vosotros, dejándonos ejemplos para que sigáis sus pisadas”. El versículo anterior dice: “Porque, ¿qué gloria hay si cuando pecáis sois maltratados si lo soportáis con paciencia? Pero si cuando haciendo lo bueno, sufrís y lo soportáis, esto es agradable con Dios”. Entonces, en un contexto de sufrir por causa de la justicia, usted sigue el ejemplo de Cristo. Y en el versículo 22 dice que no pecó ni se halló engaño en su boca, que cuando le maldecían no respondía con maldición, cuando sufría no amenazaba sino encomendaba la causa al que juzga, a Dios; justamente en otras palabras: “Sigue su ejemplo”. ¿Cómo es que Él aceptó el sufrimiento sin venganza, sin amargura, sin venganza? Simplemente se encomendó a sí mismo a Dios, y lo soportó por causa de la verdad. Ese es el punto. Él estableció el patrón, dice en Hebreos, por el gozo que fue puesto delante de Él, soportó la cruz, menospreciando el oprobio, y Él ahora está sentado a la diestra del Padre.
En otras palabras, Él estaba dispuesto a soportar la vergüenza pacientemente en silencio, sin venganza, porque Él vio la gloria por delante; Él es nuestro ejemplo, Él es nuestro patrón. Y entonces, conforme usted vive para Cristo y habla su verdad, y lo hace con valentía, usted recibe cualquier tipo de sufrimiento que venga, y sigue el ejemplo de Jesús; no es vengativo, no se amarga, lo acepta en silencio, y se encomienda a sí mismo a Dios, y espera el día en el que Dios le dé la gloria a aquellos que han sufrido. Entonces, acordarse de Jesucristo significa: uno, acordarse de que Él sufrió, ¿y por qué usted no? Acordarse, dos, cómo es que Él sufrió, y así es como usted también debe soportarlo. En tercer lugar, acordarse de Jesucristo también conlleva la idea de acordarse de que está vivo, acordarse de que Él es Rey, acordarse de que Él es el heredero legítimo al trono de David, quien Él ahora está sentado a la diestra del Padre en las alturas; Él está viviendo y Él está reinando.
Dice usted: ¿Qué significa eso? Viviendo, Él es nuestro Sumo Sacerdote; reinando, Él es el Soberano que controla todo; ¿por qué debo preocuparme por lo que suceda? ¿Por qué debo preocuparme por sufrir el odio de los hombres, la retribución de los hombres que odian el evangelio, quienes odian a Cristo? Cristo está ahí para darme empatía como Sumo Sacerdote, para darme compasión, para llevar mis heridas, para entender mis cargas, para conocer mis necesidades; y Él también está ahí para controlar todo, porque Él es Soberano. Saber, por un lado, que como hombre Él es el Sumo Sacerdote fiel, quien tiene empatía con los sentimientos de nuestras debilidades; y por otro lado, Él es el Dios, quien es Soberano, y es suficiente. Entonces puedo entregar mi vida, porque me acuerdo de Jesucristo, me acuerdo de que Él resucitó de los muertos, y habiendo resucitado de los muertos demostró que Él es Dios, quien es Soberano, y Él ha sido establecido Rey; y también me acuerdo que Él ha resucitado de los muertos, viviendo una vez como hombre en este mundo, puede entender mis cargas y mis heridas; y Él, quien sufrió, puede de manera compasiva, entender mi pequeña carga, mi pequeña cantidad de sufrimiento.
En cuarto lugar, y finalmente, si vemos esta perspectiva preminente de Cristo, todo se reduce a esto, amados, y tiene que entender esto: Debido a que Jesucristo es tan preminente, Él es el “prototocos”, el preminente quien vivió en este mundo; debido a que Él es el preminente, acuérdese de Él en el sentido general, en el sentido grande; acuérdese de la dignidad de su persona, y por lo tanto la dignidad de su causa. Nunca debemos titubear en entregar nuestras vidas a la causa de Cristo, que es una causa tan digna; si Él es el preminente –escuche esto–, entonces su causa es la causa preminente ¿no es cierto? Tiene que ser. Si Él es la personalidad más importante en el universo como Dios, como el Dios encarnado, entonces su causa es la más importante.
Entonces, ¿por qué no voy a entregar mi vida con valentía por la causa del más preminente? Entonces, como puede ver, si usted entiende la gloria de su persona, si usted entiende que Él es el Dios hombre, el Salvador, Rey, el Sumo Sacerdote fiel, el Gobernante Soberano; si usted entiende que su causa preminente salvadora es la causa más grande en el universo, entonces va a entregar con gusto su vida por esa causa, porque no hay causa que se acerque a ella. Entonces, acuérdate de Jesucristo, nacido de los muertos, resucitado de los muertos, de los lomos de David; y usted tiene el resumen de todo lo que Él es, y todo lo que Él vino a hacer. Si usted entiende eso, eso debería motivarlo a ser valiente. Me parece sorprendente que los hombres están dispuestos a morir por cosas mucho menores que esta causa ¿no es cierto? ¡Es sorprendente!
Los monjes se encienden a sí mismos por causas demoníacas; y aquí hay una causa por qué vivir, y aquí hay una causa por qué morir: el Preminente, con la causa preminente. Entonces, acuérdate de Jesucristo. Siempre he creído que una memoria bien entrenada es una que le permite olvidar todo lo que no vale la pena recordar; y recordar solo aquello que vale la pena recordar, y lo que vale más la pena recordar es la causa de Jesucristo. Para eso vive usted. Entonces, razón número uno: Para vivir una vida sacrificial, la preminencia del Señor. Razón número 2: El poder de la Palabra, el poder de la Palabra; vea el versículo 9. Esa afirmación entonces que mencionamos hace un momento, Pablo incluye aquí su propio testimonio, “en el cual sufro penalidades hasta prisiones, a modo de malhechor; más la Palabra de Dios no está presa”, qué gran afirmación. Me encanta esa afirmación. La Palabra de Dios no está presa. Entonces, Pablo dice: “Mira Timoteo, permítame decirte inclusive, yo estoy dispuesto a soportar maltrato, al punto de estar encarcelado como criminal, ¿por qué hago eso?, porque yo sé que aunque pueda yo estar encarcelado, la Palabra de Dios no puede ser encarcelada. Entonces estoy dispuesto a arriesgar mi vida, me pueden arrojar en la cárcel pero no pueden encarcelar la Palabra de Dios”.
Ahora, el término “presa” podría significar “cadenas”, el término puede ser traducido a veces cadenas o prisión; ahí atrás en el capítulo 1, ¿se acuerda en el versículo 16?, donde Pablo dice que “Onesíforo no se avergonzó de mis cadenas”; Pablo estaba en la cárcel en Roma, en ese foso apestoso, miserable, en el suelo, en la prisión mamertina que le describía hace meses atrás; él estaba ahí esperando la ejecución junto con muchas otras personas, en un ambiente vil, sin ningún tipo de salubridad normal; la gente ahí apilada en una especie de foso, en el piso, viviendo ante el temor de la muerte; y sin duda alguna, él estaba ahí con personas que no estaban cómodas junto con él, ni él ni la de ellos; él dice el evangelio que él estaba predicando “me ha llevado al encarcelamiento, a las cadenas”, probablemente él estaba en cadenas; “penalidades” es la palabra aquí, que se puede traducir “cadenas”; él siente la vergüenza de esto, como se indica la palabra “malhechor”, ¿lo ve ahí?
Encarcelamiento como un criminal, ese es un término técnico, era usado en el idioma griego de manera técnica para ladrones, traidores, asesinos; de hecho es traducida en Lucas 23 como la palabra malhechor, ¿se acuerda de esa palabra malhechor? Es usada en Lucas 23 para describir a los dos ladrones como los conocemos, que estaban muriendo uno a cada lado de Jesucristo, eran criminales; las cortes los habían juzgado dignos de muerte. Pablo entonces, se está llamando a sí mismo un criminal; él había entonces sido colocado en la cárcel, no como un criminal religioso, sino simplemente clasificado con el resto de los criminales. Y el hecho mismo de que él usa esa palabra tan fuerte y técnica, “katergos”, tiene inherente en ella la idea de que hay una cantidad tremenda de vergüenza; estoy seguro de que hubieron algunas personas que estaban contentos, algunas personas inclusive que de alguna manera eran rivales de Pablo en la iglesia, que estaban contentos de que Pablo estaba en la cárcel, y querían criticarlo por estar ahí; pero había vergüenza involucrada al estar ahí, no solo entre la población, sino como dije, quizás inclusive entre los cristianos que malentendieron la integridad de Pablo; había vergüenza en ser un criminal; él usa la palabra para expresar la palabra que él sintió.
Ahora, escuche con atención a lo que voy a decir. Algunas personas dirían: “Mira Pablo, ¿por qué sigues predicando y te metes en esa prisión? Digo, si tan solo suavizaras el mensaje, y dejaras de confrontar a todo mundo, y dejaras de predicar en lugares públicos, y atacaras a personalidades públicas, si tan solo te callaras y te metieras por la parte de atrás de la ciudad, y simplemente repartieras folletos, nadie va a saber que estuviste ahí; tienes que ser sutil, pero mira lo que has hecho, te metiste a la prisión, Pablo, y ahora tu ministerio realmente está echado a perder”. Ahora, hay personas que piensan así, hay personas en la actualidad que viven en bajo la ilusión que la única razón por la que el Evangelio tiene libertad en Estados Unidos es porque Estados Unidos es libre; y entonces hay gente que quieren pasar su tiempo entero en la acción política, tratando de mantener Estados Unidos libre, para que el Evangelio pueda continuar saliendo; y no quiero discutir contra eso, pero está esta idea de que si no tuviéramos una democracia en Estados Unidos, el Evangelio nunca podría salir, y la Palabra de Dios nunca podría lograr nada, y entonces tenemos que trabajar muy duro por mantener a Estados Unidos libre para que Dios pueda continuar proclamando su verdad.
Y quiero decirle algo. Tiene que ver de nuevo este versículo, Pablo dice: Yo puedo estar en la cárcel, pero la Palabra de Dios no está (¿qué?) encarcelada”. Más vale que usted entienda esto: Nunca hay una justificación por hacer concesiones con el Evangelio para hacerlo inofensivo, para que no perdamos el derecho de predicarlo; porque si lo hacemos inofensivo, entonces de qué sirve predicar un Evangelio inofensivo, eso no es un evangelio en absoluto. Predicamos la verdad con valentía, decimos lo que debe ser dicho, no quitamos palabras; usted debe hablar la verdad. Dice usted: “Sí, ¿pero qué va a pasar si todos comenzamos a proclamar con valentía a Cristo en todos lados?”, cosas van a empezar a pasar, quizás los encarcelen, ¡eso es maravilloso! Si Dios los quiere en un ministerio de cárcel que así sea. Pablo en su primer encarcelamiento estaba en la cárcel, y él escribe a los filipenses, y al final de la carta a Filipense, la cual escribió desde la cárcel en su primer encarcelamiento, él dice: “Todos los nuevos creyentes implícitos, todos los nuevos cristianos en la casa de César os saludan”. Claro. Mientras que Pablo estuvo en la cárcel, él estaba ganando a gente para Cristo. ¿Usted cree que estuvo mal para Pablo estar encadenado con un soldado?
Imagínense cómo era que un soldado no regenerado estuviera encadenado al Apóstol Pablo. Él convertía a uno, y le ponían uno nuevo, y él convertía a ese, y así seguía como puede ver. Pablo le dice a Timoteo, de hecho en el capítulo 4, que predique la Palabra a tiempo y fuera de tiempo, “todo el tiempo redarguye, reprende, exhorta, y nunca la suavices, sino que sé fiel, valiente, sé sacrificial aun si eso significa cadenas y muerte”, ¿por qué?, porque la Palabra de Dios nunca, nunca estará presa. ¡Qué promesa! De hecho, en el versículo 9 dice que la Palabra de Dios nunca ha estado implícito, nunca estará encarcelada. ¿Se acuerda usted del gran himno escrito por Martin Lutero? Castillo fuerte es nuestro Dios, ¿se acuerda de esas dos líneas? El cuerpo pueden matar, pero la verdad de Dios ¿qué?, todavía permanece.
Estuve en las catacumbas en Roma, qué experiencia; bajamos al suelo, y allá abajo en el suelo hay una gran área de asamblea, en donde la iglesia se congregaba al mismo tiempo; simplemente un hoyo, un agujero, ahí debajo de Roma; hay más de 600 kilómetros de catacumbas abajo, ahí diez generaciones de cristianos están sepultados en esas catacumbas. Todas esas catacumbas en las que usted camina, y simplemente son pequeños túneles, tienen pequeñas repisas por todos lados a lo largo de las catacumbas, en donde colocaron los cuerpos de cristianos que morían; se estiman que sepultaron entre 2 y 4 millones de cristianos ahí durante un periodo de 300 años, diez generaciones de ellos. Hay inscripciones en las paredes, inclusive las puede ver ahí; está la señal del pescado, la cual es la más común. Mi inscripción favorita es “la Palabra de Dios, no está presa”.
Nos pueden matar, nos pueden matar, pero no pueden detener la Palabra de Dios. Juan Bunyan, ¿se acuerdan de Juan Bunyan, quien escribió desde la cárcel el Progreso del Peregrino? Juan Bunyan predicó el Evangelio, lo encarcelaron. ¿Sabe lo que pasó cuando Juan Bunyan estaba ahí en la cárcel de Bedford? Él estaba en una celda adentro de una pared muy alta, la pared estaba afuera, adentro estada el edificio, él estaba en una celda; en el día las multitudes se congregaban afuera de la pared, no podían ver por arriba de la pared, Juan Bunyan llegaba a la ventana de su celda y predicaba desde ahí, su voz se oía al otro lado de la pared; la Palabra de Dios no está presa. Quiero decirle que en 1949 hubieron 700 mil cristianos en China; 1949, 700 mil cristianos. En los años 50’s la revolución comunista vino, la cual era conocido o fue conocida como la revolución cultural, 30 millones murieron; fue una masacre, fue un baño de sangre, muchos de ellos eran cristianos; 700 mil cristianos, de una nación de millones de millones, de millones de personas; y en los 50’s los cristianos, la mayoría de ellos, fueron masacrados. Y quiero decirle una cosa: desde principios de los 50, durante 35 años han estado bajo el reinado de terror del comunismo; y en la actualidad en China se estima que hay entre 30 a 100 millones de cristianos.
Dice usted: ¿Cómo es que eso pasó? La Palabra de Dios no está ¿qué?, no está presa. La escena política no tuvo nada qué ver de manera absoluta con lo que el poder de la Palabra de Dios pudo lograr. Estaba leyendo un pequeño libro llamado “La iglesia en China”, pensé que compartiría con usted un par de cosas, simplemente para darle algo de una idea del poder de la Palabra de Dios, sin importar en dónde o cuándo se congregaban, ni en qué circunstancias, la iglesia en casas está constituida de una cosa: de personas; algunas veces la ausencia de aquellos que no están ahí es tan importante como la presencia de los que están ahí. Un joven maestro de ciencias naturales, no estuvo en una reunión, un cristiano que se rehusó a enseñar la teoría de la evolución de Darwin como la verdad; ella le dijo a los oficiales que Darwin era anti-Dios, y que la teoría de la evolución no era verdad. Durante semanas trataron de persuadirla; ella no bajó la guardia, su respuesta siempre fue la misma: “No somos monos, somos hombres y mujeres hechos a imagen de Dios”.
Más adelante, ella gritaba las mismas palabras, con dientes rotos y labios sangrientos. En la actualidad, ella limpia la escuela, y se le prohíbe asistir a las reuniones de casa con otros creyentes. También está el hueco notorio dejado por el doctor Amado, quien se reusó a confesar que el presidente Mao era más grande que Cristo; él fue golpeado y fue dejado inconsciente por parte de la guardia roja; lo cubrieron con una sábana y lo dejaron acostado ahí en el suelo del hospital; le dijeron que ellos regresarían en unos cuantos días, y regresaron y su respuesta fue: “Mi Cristo es más grande que el presidente Mao. Mi Cristo es Señor de señores, y Rey de reyes; mi Cristo ha recibido el nombre que es sobre todo nombre en el cielo, en la tierra, y debajo de la tierra”, más golpes, y la misma respuesta: “Mi Cristo es más grande”. Después de varios días, decidieron terminar esta herejía de una vez por todas; lo desnudaron, lo hicieron ponerse de pie en una pequeña banca que tenía unos cuantos centímetros de ancho; ahora ellos gritaron: “Si tu Cristo es mayor que tu presidente Mao, que te salve a ti. Nuestro presidente Mao te puede salvar, simplemente admítelo”.
Bueno, para acortar la historia, él recitó la historia de Daniel y sus tres amigos en el horno de fuego; y mediante algún tipo de fortaleza sobrenatural estuvo de pie en ese pedazo de madera de unos 8 centímetros de ancho, con todo músculo en su cuerpo doliéndole por casi 24 horas, al final de ese tiempo lo quitaron, lo arrastraron y lo colgaron. La guardia roja pelearon entre sí mismos, dice, estaban aterrados; algunos querían hacerlo pedazos antes de que muriera, después de que alguien cortó la cuerda el hombre, el doctor, cayó al piso, predicó su último mensaje: “Así como yo estuve colgado ahí –dijo él– mi corazón estaba derritiéndose por ustedes”, y después él murió, así como su predecesor Esteban había muerto antes de él.
¿Usted cree que eso mató a la iglesia? En absoluto, en absoluto. Ni siquiera tienen las Escrituras, eso es fascinante para mí; ni siquiera tienen la Biblia, y la Palabra de Dios no está presa. La parte de las Escrituras que tienen la han escondido en sus corazones y tiene fragmentos. En 1966 la guardia roja hizo un esfuerzo intenso por quemar todas las Biblias, los himnarios, y el resto de la literatura cristiana; hicieron su trabajo bien. En la actualidad, no es raro ver a un grupo de varios cientos de personas con solo una Biblia, una sola Biblia. “Sé de una villa –dice un reportero– en donde hay 5 mil creyentes, cuatro predicadores, y no hay una Biblia completa; una persona tiene un Nuevo Testamento, el cual comienza con el capítulo 13 de Marcos, y sigue a lo largo del libro de Tito”, y aún sí la Palabra de Dios no está presa. “Tengo 3 mil personas en una iglesia en casa que visito y enseño, tenemos 3 Biblias y dos Nuevos Testamentos, eso es todo”, y la Palabra de Dios no está presa. No es cuántas Biblias tiene usted, es cuánto cree usted ¿no es cierto? Es el poder de la Palabra de Dios, el poder del Espíritu de Dios.
Estas Escrituras, dice el escritor de Hebreos, “es viva y eficaz, y más cortante que ¿qué?, que toda espada de dos filos”. La Palabra de Dios no está presa. Como puede ver, esa es la razón por la que predicamos sin temor, esa es la razón por la que proclamamos con valentía a Cristo en los medios masivos de comunicación, a cualquier persona que pregunta confrontando con la verdad, hablando la verdad; y si es la verdad la que hablamos, no nos preocupamos acerca de las consecuencias. La Palabra de Dios no está presa, y el Cristo quien es preminente tiene una causa que vale la pena cualquier tipo de sufrimiento. La Palabra de Dios no está presa.
Andrew Melvin fue uno de los primeros predicadores de la reforma escocesa. Un día el regente Morton envió por él y denunció sus escritos conforme él estaba proclamando la verdad. “Nunca habrá silencio en este país –dijo él– hasta que una docena de ustedes sean colgados o expulsados de este país”. “Señor –respondió Melvin–, amenace a sus propios colaboradores de esa manera; a mí me da lo mismo si yo me pudro en el aire o en el suelo; la tierra es del Señor, la tierra es de mi Padre; en donde quiera que yo esté he estado listo para entregar mi vida, cuando no estaba ni siquiera a la mitad de lo desgastado que estoy, conforme a Dios le agrade. He vivido fuera de su país 10 años, como también en él; sin embargo, Dios será glorificado. No estará en su poder el colgar o expulsar del país la verdad de Dios”. Fin de la cita. Es ese el espíritu, esa es la valentía.
La prueba moderna más grande de que la Palabra de Dios no está presa es la historia de la iglesia en China; 700 mil cristianos bajo persecución terrible, homicidio, privación, sin el derecho de congregarse y predicar; sin la Biblia, 35 años después se convierten entre 30 a 100 millones de creyentes. Usted no puede encarcelar la Palabra de Dios, y eso significa que si usted predica y proclama, y alguien lo coloca a usted en la cárcel, nada ha cambiado. La Palabra de Dios es igualmente poderosa. Sin importar lo que le pase al predicador, como alguien dijo, “sepulte a sus predicadores, pero su obra continúa”; no importa lo que le pase al predicador, la Palabra continúa. Y entonces, le digo, y simplemente le voy a dar esos dos puntos; veremos los siguientes dos la próxima vez. El motivo para el servicio sacrificial depende de que me acuerde de la preminencia de Cristo, y de que tenga la confianza de que la Palabra de Dios no está presa. Entonces, ¿qué temo?
Me pueden encarcelar, pero no pueden encarcelar la Palabra de Dios. Bien podría ser que si la iglesia llegara a recibir la persecución que debiera recibir en Estados Unidos si realmente confrontara este sistema impío con la verdad bíblica de una manera valiente, si la gente dejara de hacer concesiones con el mensaje y realmente comenzáramos a predicar a Cristo de manera pura y verdadera, el sistema se volvería hostil en contra de nosotros, y en la hostilidad de ese sistema quién sabe si Dios pudiera traer el verdadero avivamiento que parece estar tan lejano.
Hagamos un pacto en esta mañana con ser fieles, con ser valientes; acordarnos de Cristo, y acordarnos de que su Palabra no puede estar presa. Inclinémonos juntos en oración. Padre, te damos gracias en esta mañana, de nuevo por el alto llamado que es nuestro en Cristo. Gracias por el privilegio de inclusive nombrar su nombre, el privilegio de predicar su verdad, el privilegio de dar testimonio, de hablarles a otros del Evangelio. Danos valentía, y ayúdanos a saber que no solo hay hostilidad ahí afuera, hay personas cuyos corazones están preparados para recibir el mensaje, para oír la verdad, para creer y ser salvos. Oro porque a partir de esta congregación levantes a aquellos que tengan gran valentía, gran valentía que hablarán la verdad, no solo entre aquellos que ya creen, sino entre aquellos que no creen.
Danos una plataforma aún más amplia, y oportunidad de proclamar a Cristo, para que seamos fieles, siervos fieles y honorables, maestros fieles, soldados, atletas, granjeros, que hacen el esfuerzo por entregarse de manera sacrificial, negándose a sí mismos, por ganar el premio, por recibir la recompensa, por la gloria de Aquel al que servimos, Aquel en cuyo nombre oramos, nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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