Bueno, abramos nuestras Biblias en un pequeño libro que necesitamos estudiar, 2 de Juan. El Nuevo Testamento termina con Primera de Juan, Segunda de Juan, Tercera de Juan, Judas y Apocalipsis. Segunda de Juan, ésta y Tercera de Juan van hacer nuestros focos de estudio en los próximos meses. No va a tomar mucho tiempo estudiar estas epístolas maravillosas, aunque contienen grandes principios e instrucción maravillosas.
Como he dicho con frecuencia, lo más importante, la realidad más importante es la Verdad divina, la Verdad divina. Es el elemento esencial más importante. Hace unas semanas atrás, estábamos estudiando el final del capítulo 10 de Lucas, la historia de María y Marta y cómo Marta estaba ocupada, usted recordará, con los preparativos de la casa y María estaba sentada a los pies de Jesús escuchando toda palabra que Él decía. Y Jesús mismo dijo: “María ha escogido la mejor parte. No le será quitada.” El mejor lugar en el que usted jamás podría estar es bajo la enseñanza de la Verdad de Dios. La Verdad es la prioridad.
Permítame darle un breve panorama de lo que la Biblia dice acerca de la Verdad divina. Dios es el Dios de verdad, según Deuteronomio 32:4, lo cual indica que Él es la fuente de la verdad. Cristo es la verdad y lleno de verdad, Juan 14:6, Juan 1:14. El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de verdad en Juan 14:17. La Biblia es llamada en Daniel 10:21, la Escritura de la Verdad. Somos salvos por la Verdad. Somos santificados por la Verdad. Amamos la Verdad. Somos juzgados por la Verdad. Somos liberados por la Verdad. Adoramos en la Verdad. Servimos a Dios en la Verdad. Nos regocijamos en la Verdad. Hablamos la Verdad. Pensamos en la Verdad. Deseamos la Verdad. Manifestamos la Verdad. Oímos la Verdad. Obedecemos la Verdad. Y en el sentido más amplio, caminamos en la Verdad. Esto quiere decir que conducimos nuestras vidas en la esfera de la Verdad. Determina cómo pensamos, y cómo hablamos y cómo actuamos. Andamos en la Verdad.
Con eso como trasfondo, permítame leer los cuatro versículos de apertura de 2 Juan. “El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor. Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.”
Cinco veces en esos 4 versículos tiene una palabra griega aletheia que significa verdad. De manera clara, entonces, Juan está escribiendo en la esfera de la Verdad. Él vive en la Verdad. En todo sentido, él es informado y controlado y motivado por la Verdad. Juan ha escrito esta breve carta para llamarnos a esa misma Verdad en un mundo de mentiras y mentirosos. Éste, por cierto, es el énfasis de su tercera carta. Si usted pasa a la tercera carta en la siguiente página ahí, usted lee esto: “El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.” Versículo 8: “Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.” Versículo 12: “Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.”
Ambas cartas son acerca de la verdad en un mundo de mentiras. La primera carta, 2 Juan es escrita a una dama. La segunda de la carta, 3 Juan es escrita a un caballero. La dama a quien la primera carta fue escrita no es nombrada. El caballero es Gayo, como leímos. Una carta a una dama, la otra a un hombre. Ambas exhortaciones claras a vivir en la verdad. Y en contraste a esto, existimos en una esfera de mentiras. Presidida por el archi mentiroso Satanás, quien es el padre de las mentiras. Domina a sus súbditos de tal manera que no entienden ni creen la Verdad. Él domina de tal manera al mundo que los hombres no hablan la verdad. De hecho, Jeremías 9:5 dice: “Son aptos en enseñarle a sus lenguas a mentir.” Óseas 4:1, el profeta dice: “/no hay verdad en ellos.” Isaías 59:4 dice: “No ruegan por la Verdad.” Jeremías 9:3 dice: “Ellos no son valientes por la verdad.” Primera de Timoteo 6:5 dice: “Ellos están privados de la verdad.” Segunda de Timoteo 3:8 dice: “Resisten la verdad.” Segunda de Timoteo 4:4 dice: “Vuelven sus oídos de la verdad.”
Los inconversos entonces son llamados, en el Salmo 58:3, aquellos que hablan mentiras. Viven en una esfera de mentiras. Ellos viven en una esfera de engaño y farsa. La condenación divina de todos los perdidos emitida en Romanos capítulo 1, versículo 25 dice que cambiaron la verdad de Dios por la mentira.” Así es como la gente vive en el mundo. Así es como todos nosotros vivíamos en el mundo antes de que Dios abriera nuestros corazones para entender la verdad. Usted lo volvió a oír, no es cierto, en los testimonios en esta noche. Un engaño tras otro, la gente busca un engaño que no satisface tras otro. Toda persona en el mundo vive en una de estas dos esferas. Viven la esfera de la verdad o viven en la esfera de las mentiras. El mundo entonces está dividido en dos grupos: aquellos que viven en la verdad y aquellos viven en mentiras.
Ahora, la función de la Iglesia es definida de manera clara en la Biblia. Un versículo lo resume, 1 Timoteo 3:15: “La Iglesia existe en el mundo para ser columna y baluarte de la verdad.” La Iglesia existe en el mundo para ser columna y baluarte de la verdad. Y si la Iglesia llega a abandonar la verdad, entonces deja de ser la Iglesia de Jesucristo. ¿Qué significa cuando el apóstol Pablo le escribe a Timoteo quien está pastoreando una Iglesia en Éfeso? ¿Qué significa cuando él dice que la Iglesia debe ser columna y baluarte de la verdad?
Ellos habrían entendido eso, porque en la ciudad de Éfeso estaba este edificio enorme construido a Diana, la diosa de los efesios. Diana se oye como un nombre hermoso, y de hecho lo es, pero éste dios en particular era el tipo de deidad más horrendo que podemos imaginar. De hecho, un animal y uno muy feo, en realidad. Pero el templo era inmenso. Era una de las siete maravillas del mundo junto con los jardines colgantes de Babilonia y las pirámides y otros. Y la gran característica que a usted le impactaba cuando veía el templo de Diana eran los pilares. Había 127 pilares: pilares enormes, de mármol sólido, grabados y después, cubiertos de oro y después, adornados con piedras preciosas. Cuando usted ve las ruinas de un tiempo antiguo en la actualidad, usted con frecuencia los ve blancos. Pero hubo una época en la que muchos de ellos estaban cubiertos de oro y tenían piedras preciosas incrustadas. Este era uno de ellos. Ciento veintisiete pilares, cada pilar fue donado al edificio del templo por un rey y llevaba el nombre de rey. Y fueron todos esos reyes que estaban pagando su tributo a la diosa, y algunas veces dios, Diana.
Ahora, esos pilares sostenían el techo, el cual era una estructura inmensa hecha de piedra. Debajo de ese pilar estaban los hedraioma, lo cual significa el sostén. Como dije, el piso es llamado, pero este es el hedraioma, el apoyo. Se refiere al cimiento. Entonces, usted tenía este cimiento enorme de piedra que sostenía a los 127 pilares de mármol sólidos y sostenía a este techo pesado. Ese edificio entero, esta estructura enorme con sus cimientos y sus pilares y su techo era un testimonio de Satanás. Era un testimonio de las mentiras, como el Vaticano. Era un monumento al engaño.
La Iglesia, por otro lado, es un monumento a la Verdad. Existimos para representar la Verdad. Esa es nuestra misión y ése es nuestro propósito. Y no sostener en alto y vivir la Verdad, al hacer eso, cesamos de ser la iglesia así como Israel dejó de sostener en alto vivir la Verdad y dejó de ser una nación testigo. Si hay algo que debe ocurrir en una Iglesia debe ser la centralidad de la Verdad, la Verdad revelada de la Palabra de Dios. La gente trata a la Iglesia de una manera tan ligera en la actualidad. Ellos entran y salen de la Iglesia sin tener un pensamiento que están interactuando con el Dios de la verdad que odia el engaño y las mentiras. Un escritor dice: “¿Acaso alguien tiene la idea más nebulosa de qué tipo de poder invocamos de manera tan ligera en nuestras oraciones? Las iglesias son niños jugando en el suelo con sus juegos de química mezclando químicos explosivos para matar un domingo por la mañana. Es una locura el usar sombreros de terciopelo para mujer para ir a la Iglesia. Todos deberíamos estar usando cascos. Los ujieres deberían proveer salvavidas y luces de emergencia. Nos deberían amarrar a las bancas porque el Dios adormecido al cual decimos que estamos adorando puede despertar y ofenderse.”
La Iglesia verdadera es la columna y el baluarte de la Verdad. Proclama la Verdad y la gente que ahí viene a oír la Verdad. Y la Verdad, claro, es la verdad revelada de Dios. La única Verdad que conoceremos es aquella que Dios nos ha revelado y entonces, por supuesto, eso está revelado en la Escritura. La responsabilidad solemne entonces de la Iglesia de manera excepcional, exclusiva, sin titubear, sin moverse, es sostener en alto esa verdad. La Iglesia no es el autor del mensaje de la verdad y la altera únicamente bajo su propio riesgo. La Iglesia es llamada a ser el cimiento y el sostén de la Verdad. Dicho de otra manera, la Iglesia tiene la administración, la mayordomía de las Escrituras. Ésa es nuestra administración.
Leemos tanto en el periódico acerca de esta y aquella iglesia. Leemos de todas las cosas que están sucediendo en la Iglesia Católica romana, particularmente con la preocupación del Papa. Todas las cosas que están pasando en la Iglesia anglicana conforme ordenan a obispos homosexuales y legalizan matrimonios del mismo sexo. Y todos los líderes de la iglesia se reúnen. Esas realmente no son iglesias en absoluto. Realmente, han tomado el nombre que no deben. Esa es la Iglesia del anticristo, no la Iglesia de Cristo. La Iglesia de Cristo sostiene en alto la Verdad; no destroza la Verdad, no minimiza la Verdad. No ataca la Verdad. No se burla de las Escrituras, no la sustituye por algo más. No negocia con la revelación divina.
La Iglesia verdadera siempre se ha aferrado a la Verdad, siempre. En medio de toda tormenta, en medio de toda persecución, en medio de todo rechazo - sea que sus enemigos ataquen desde adentro o desde afuera - la Iglesia siempre se ha aferrado a la Verdad. Y miles a lo largo de su historia han pagado el precio por la verdad en lugar de hacer concesiones con ella o abandonarla.
Y admito que nuestro desafío no es que podamos ser matados por la Verdad. De hecho, probablemente sería mejor en términos de aferrarnos a la verdad que ese fuera el caso, porque si la persecución abierta se desatara en contra de aquellos que creen la verdad, todos los hipócritas desaparecerían. Y las únicas personas que quedarían serían las personas que realmente son la gente de la verdad. La persecución nos ayudaría a aferrarnos a la verdad porque los santos verdaderos de Dios recibirían la gracia para soportar la persecución que viene cuando la verdad es atacada.
Tenemos algo peor que ser matados por la verdad. Podríamos ser rechazados por nuestra sociedad por la verdad. Podríamos ser considerados como ofensivos y divisivos. Podríamos ver vistos como personas fuera de este planeta, extraterrestres. Podríamos ser rechazados por aquellos que nos rodean y entonces, para evitar eso, hacemos concesiones o inclusive hacemos a un lado la verdad que ofende.
En este punto, le dije esta mañana, quiero decir simplemente una palabra personal. Este es John MacArthur, no el apóstol Juan. Pero la gente pregunta con frecuencia si me preocupa lo que la gente piensa acerca de lo que digo. Y honestamente puedo decir que no. De hecho, el pensamiento no pasa por mi mente. No estoy tratando de ser áspero, hosco, no estoy tratando de ser alguien que no es amoroso, no estoy tratando de no ser amable, no estoy tratando de ser grosero con la gente, ni ofender su entendimiento o sus sentimientos. Pero como puede ver, lo que los hombres piensan es de muy poca importancia para mí. No es una carga pesada para mí. Hay un peso mucho mayor que siento; y ese es el peso de la revelación de Dios. Eso es algo pesado para mí. La verdad de Dios me pesa mucho. Es el peso más grande que siento en mi vida. La gloria de Dios. La palabra en el Antiguo Testamento para gloria es la palabra en hebreo peso. Tengo una perspectiva de Dios y Su palabra más bien pesada. Me pesa y nada le llega al peso de eso. La opinión humana, la popularidad, lo que sea, tiene muy poco peso. Es algo insignificante comparado con el peso de la revelación de Dios que siento.
Dios ha exaltado Su palabra al nivel de Su Nombre, Salmo 138 lo dice. Es tan pesada como Dios es pesado. Y siento el peso de eso y esa es la razón por la que para mí el estudio y la predicación son tan intensos; porque esta es mi responsabilidad al sentir el peso de la verdad de Dios y después, entregárselas a ustedes. Este es mi llamado. Esto no es raro. No estoy solo en esto. Este es el llamado de todo hombre de Dios, de cada maestro de la Biblia, de cada líder en la Iglesia, cada pastor, anciano. Por lo menos esto es para lo que vive la Iglesia. Somos la columna y el baluarte de la verdad. Y es un tema de peso para mí. Nada es tan importante para mí como la verdad divina, porque es en la verdad divina que conozco a Dios. Es en la verdad divina que conozco en Cristo, el Espíritu Santo, la salvación, entiendo todo lo que necesito para comprender lo que importa.
Entonces, Juan también sintió mucho el peso de la verdad, probablemente mucho más que yo. Y él fue inspirado por el Espíritu Santo para darnos estas dos pequeñas cartas para recordarnos del peso de la verdad, para llamarnos a vivir en la verdad de Dios. Y hay algo que debe ser dicho por el punto en el que esto aparece en el Nuevo Testamento. Usted tiene dos cartas, 2 y 3 de Juan, llamándonos a vivir en la Verdad seguidas por Judas, la cual nos advierte acerca de los mentirosos, seguida por el libro de Apocalipsis, el cual nos promete que Jesús regresará; prepárense. Es como si el plan de Dios fuera para recordarles el vivir en la Verdad, advertirles acerca de los mentirosos y decirles que se aferraran a la Verdad hasta que Jesús llegue aquí. Y así es como termina el Nuevo Testamento. Un lugar bastante estratégico, yo diría, el de estas dos breves cartas.
Antes de que veamos las palabras en sí en estos versículos de apertura, unos cuantos comentarios. Éstas son las epístolas más cortas en el Nuevo Testamento, ambas tienen menos de trescientas palabras griegas. Esta tiene unas doscientas, creo; doscientas cuarenta y cinco palabras griegas. Una carta muy breve. Cada una de estas dos cartas podría encajar como encajan en su papel, en una sola hoja de papiro. Y en ambas cartas, Juan dice que tiene más que decir pero no lo escribirá. Versículo 12: “Muchas cosas tengo que escribiros pero no lo quiero hacer en papel y tinta.” En 3 Juan, versículo 13: “Tenía muchas cosas que escribirles, pero no quiero escribirlas en papel y tinta.” Él les dice: ‘Miren, quiero ser breve porque voy a venir y les voy a decir el resto - una carta suficiente; una visita es mejor’.
Cartas muy breves; ambas escritas a individuos - una a una mujer, otra a un hombre. Ellas son clásicas en el sentido de que están en el estilo de correspondencia del Imperio Romano. Son ejemplos clásicos de correspondencia personal por la manera en la que son presentadas.
El apóstol Juan no es mencionado en ninguna de estas cartas, pero siempre se ha sostenido que él es el autor por parte de la tradición universal de mucho tiempo. Las primeras personas que leyeron las cartas sabían que venían de Juan y les dijeron a personas, y otras personas y otras personas. Y nunca ha habido una variación acerca de eso y entonces, se acepta de manera universal que Juan es el autor. Es muy probable que fueran escritas en el mismo tiempo o poco después de 1 Juan, la cual fue escrita al final de su vida. Él fue el último apóstol que vivió. El resto de ellos estaba muerto y fue alrededor del año 90, 95 d. C., al final de ese primer siglo, mientras que él estaba en el ministerio en Éfeso que él escribió las tres cartas y también recibió el Apocalipsis poco tiempo después de eso, probablemente en el año 96.
Ahora, en el motivo por el cual él las escribió y llama a las personas a vivir en la verdad es debido a la amenaza que siempre está presente de falsos maestros, nada más que la amenaza ahí es única. Usted podría decir: “bueno, si él estaba preocupado acerca de los falsos maestros, ¿por qué no envió la carta a la Iglesia en Éfeso allí o a la Iglesia en algún otro punto, en Asia Menor, Sardis, Pérgamo o lo que sea. ¿O por qué no la envió a la Iglesia universal? ¿Por qué le escribe una carta a una mujer, una carta un hombre y les advierte a ellos acerca de los falsos maestros y los llama a la verdad?
Bueno, él ya les había escrito una carta a todo el mundo y esa fue 1 Juan. Y ciertamente, no ha olvidado que 1 Juan fue principalmente básicamente dirigida hacia este problema de los falsos maestros -1 Juan 2:18: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Versículo 22: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.” Versículo 23: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.” Y nuevamente en el capítulo 4, él dice probad los espíritus, no crean a todos. Vean si son de Dios. “Muchos falsos profetas han salido por el mundo.” Versículo 3: “Todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios. Este es el Espíritu del anticristo.” Digo, en el corazón de toda la Escritura de 1 Juan estaba el tema de que los falsos maestros estaban presentes. Y estaban dando un estándar falso de salvación.
Y entonces, Juan en 1 Juan proveyó pruebas doctrinales y pruebas de conducta mediante las cuales usted puede evaluar la verdad. Y entonces, habiendo escrito la carta a todos en general - es en un sentido una epístola general, él ahora escribe estas dos cartas a una dama y un hombre. ¿Por qué? Porque en tiempos antiguos los predicadores viajaban y se quedaban en los hogares. Los hoteles eran lugares de enfermedad, de prostitución, eran inaceptables a menos de que alguien estuviera en una necesidad desesperada. Y aquellos que predicaban el Evangelio junto con cualquier otro maestro que viajaba eran itinerantes, se movían por todos lados y dependían de la hospitalidad.
Usted recuerda que cuando Jesús envió a los Doce, ¿usted recuerda que los envío de dos en dos en Galilea? Y Él les dio algunos criterios mediante los cuales podían determinar en qué hogares se quedarían y cómo enfrentarían eso. Y después, cuando envió a los setenta de dos en dos más adelante, Él les dio el mismo tipo de instrucción acerca de dónde debían quedarse y dónde no debían quedarse e ir a un lugar y si eran recibidos, debían quedarse ahí y demás. Así era como funcionaba. Usted viajaba por todos lados y predicaba y alguien le demostraba hospitalidad.
Bueno, esto apelaba mucho a los falsos maestros. Ellos decían que eran los verdaderos maestros del verdadero Evangelio, los verdaderos representantes de Dios. Se involucraban en un ministerio itinerante. Venían y llegaban a la ciudad y decían que eran los verdaderos predicadores de Dios. Eran extraños para la gente en la ciudad. Llegaban a los que estaban en la Iglesia. Se acercaban a los que profesaban a Cristo. Ellos también decían que predicaban a Cristo. Venían inclusive a la Iglesia. Buscaban un lugar donde quedarse. Ellos se quedaban allí y una vez estaban establecidos, ellos comenzaban a enseñar sus mentiras y buscaban tener convertidos y dañar a la Iglesia. Sin duda alguna, lo habían hecho en Corinto. Sin duda alguna, esos falsos maestros demonizados vinieron y entraron y estaban destrozando y haciendo pedazos a la Iglesia corintia. Y habían encontrado un lugar en donde quedarse en los hogares de las personas que estaban ahí; y desde ese punto de establecimiento, estaban sembrando las semillas de engaño mentiroso. Y entonces, usted tiene en 2 Juan, por ejemplo, en el versículo 10: “Sí alguno viniere a vosotros y no trae esta enseñanza, no lo recibáis en su casa, ni siquiera lo saluden.” Ustedes tienen que ser muy cuidadosos o de lo contrario terminarán participando en su obra mala.
Por otro lado, vea 3 Juan, versículo 6. Cuando vienen los predicadores verdaderos, aunque son extraños, versículo 5, cuando lleguen: “Hacen bien en enviarlos por su camino de una manera digna de Dios. Porque salieron por causa del Nombre aceptando nada de los gentiles. Por lo tanto, debemos apoyar a hombres así, para que seamos colaboradores con la verdad.”
Entonces, habrá predicadores itinerantes, a algunos de ellos, usted les abrirá su casa y a otros, no. Una vez que ellos se establecían en un hogar y podían aprovecharse de la debilidad de alguien o la falta de entendimiento de alguien, y desde ese punto en adelante, podían comenzar a promover sus mentiras y el engaño; y ellos se vuelven peligrosos y mortales. Bien pudo haber sido que esta dama de manera no intencional, ingenua, de hecho abrió su casa a algunos falsos maestros. Y esa es la razón por la que él dice ‘si alguien viene a usted y no trae la enseñanza, no lo reciba en su casa’. Y usted sabe, esto no era algo fácil porque los cristianos eran llamados a la hospitalidad, ¿verdad? Philoxenos en el griego, hospitalidad, eso significa amar a los extraños, amar a los extraños.
Pero la Iglesia, recuerde ahora, es la columna y baluarte de la verdad. Y no es que sólo debe temer de quien se mete al púlpito. Usted tiene que temer de aquellos que se meten en los hogares, la Iglesia tiene que ser protegida del engaño. No sólo por quién predica en el púlpito, no es probable que un comité de una Iglesia con la Verdad de pronto invite a un falso predicador y el liderazgo de la iglesia dirá ‘bueno, adelante, disfruta’. El liderazgo de la iglesia discierne bastante bien. Y eso lo que esperamos si es una Iglesia que enseña la Biblia, no van a permitir que eso suceda. Pero gente ingenua que quiere ser hospitalaria podría permitirle a los falsos maestros establecerse en su congregación con resultados desastrosos. Y después de todo, Romanos 12:13 dice que debemos practicar la hospitalidad. Debemos abrir nuestras vidas y nuestros hogares a los extraños.
Hebreos 13:2 inclusive va al extremo de decir no se rehúsen a mostrar hospitalidad a los extraños, porque mediante esto algunos han hospedado a ángeles sin saberlo. Y eso, por cierto, fue escrito 25 a 30 años antes de 2 Juan.
Entonces, bien pudo haber sido que esta dama estaba pensando ‘bueno, cuando vengan esos extraños, ésta es una oportunidad para mí para abrir mi hogar para estos hombres que proclaman representar al Dios verdadero y dicen ser parte de nosotros. Y voy a dejarles entrar porque quién sabe, podría estar hospedando ángeles sin saberlo’, como lo hicieron Abraham y Sara, usted recuerda en Génesis. Y Pedro dice, nadie menos de Pedro, líder de los apóstoles, hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones, 1 Pedro 4:9. En otras palabras, háganlo sin quejarse, porque lo tienen que hacer. Y de hecho, 1 Timoteo, capítulo 5 fue el apóstol Pablo quien escribió que una mujer no podía ser colocada en la lista de las viudas de una Iglesia cuando su marido muriera, si ella no había mostrado hospitalidad a los extraños. Y también, por cierto, 1 Timoteo 3:2 dice usted no puede ni siquiera puede ser un anciano pastor en la Iglesia si usted no es hospitalario.
Entonces, como usted ve, la hospitalidad había sido elevada a un nivel muy alto. Era un tema de virtud espiritual. Bien podía ser un asunto inclusive de hospedar ángeles sin saberlo. Usted debe hacerlo sin quejarse. Usted debía hacerlo si esperaba estar en la lista. Y es posible que esta mujer habría sido una viuda, porque su marido ni siquiera es mencionado, pero sí lo son sus hijos. Entonces, ella pudo haber pensado ‘estoy haciendo lo correcto’.
Pero siempre había algo y siempre habrá algo más importante que la hospitalidad. ¿Qué es? ¿Qué es? La Verdad. Lo digo nuevamente -la Verdad de lo más importante que hay. Inclusive los judíos tenían un dicho “Hay seis cosas, la primera de la cual un hombre come en este mundo y mediante la cual es el exaltado en el mundo venidero. Hay seis cosas, la primera de la cual un hombre come en este mundo y mediante la cual es él exaltado en el mundo venidero. Y la primera en la lista es esta: hospitalidad a los extraños.” Entonces, no sólo está en la médula de su experiencia cristiana, era parte de ser judío. Y entonces, quizás de manera bienintencionada, esta mujer lo había hecho y Juan lo había oído y le dio instrucciones a ella inspiradas por el Espíritu Santo, las cuales entonces se convirtieron en una carta personal inspirada con un impacto muy público.
En esa época de la primera Iglesia, este tipo de cuidado por las personas era un servicio esencial, una moneda tangible de mostrar el amor de Cristo con los extraños conforme iban de ciudad en ciudad con el Evangelio. Y ése era el plan de Dios. El tiempo de Dios fue perfecto y una de las cosas que existía en el mundo en el tiempo del Nuevo Testamento era la pax romana, la paz romana. Roma básicamente había derribado todos los muros entre los países en el mundo mediterráneo de tal manera que la gente podía cruzar las fronteras fin tener problemas. Y eso hizo que el Evangelio se esparciera rápidamente. Los romanos construyeron caminos por todos lados. Los caminos romanos, claro, son legendarios. Roma desarrolló leyes tolerantes. Roma borró las amenazas de las fronteras. Roma estableció soldados por todos lados para hacer que el viaje fuera seguro dentro del Imperio.
Bueno, los romanos hicieron todo eso para extender su gobierno; pero Dios lo uso para el rápido esparcimiento del Evangelio. Entonces, la Iglesia le daba la bienvenida a predicadores como Pablo, quien recibió hospedaje por parte de Lidia, como Jasón en Tesalónica, como Gayo en Corintio o Felipe el evangelista, a quien se le dio un lugar entre los creyentes en Cesárea, o un hombre llamado Mnasón en Jerusalén. Y eso era algo típico de hacer.
Bueno, los falsos maestros rápidamente se dieron cuenta de eso. Podían vivir bien como un predicador itinerante viviendo como una sanguijuela de la gente en todos lados adonde iban y diciendo simplemente lo suficiente como para seducir a las personas para que pensaran que ellos predicaban la Verdad. Y después, convirtiendo en presa a los cristianos ingenuos que los estaban amando de una manera amable, escuchando sus mentiras y trayendo corrupción y aflicción a la iglesia. Inclusive los paganos funcionaban así. Encontré a un escrito antiguo de Luciano, el poeta griego. En su Escritura, él presentó un retrato de palabras de los peregrinos, mostrando a un charlatán itinerante quien vivía de la grosura de la tierra al viajar a comunidades cristianas y estableciéndose para vivir de manera cómoda a expensas de los cristianos, presentándose a sí mismo como si fuera uno de ellos. Entonces, en el contexto de este tema de la hospitalidad, Juan escribe: “Ustedes tienen que tener cuidado por mantener la verdad. Vivimos en la verdad, nosotros vivimos en la verdad.”
La doctrina sana siempre es siempre la prueba de la comunión, siempre. La verdad, escuche atentamente, nunca es servida, la verdad nunca es honrada, la verdad nunca es respetada, la verdad nunca es ayudada por aquellos que la niegan o aquellos que la atacan. Nada es ganado al ser expuestos al error. No deje que entre en su Iglesia, obviamente. La Iglesia es el columna y baluarte de la verdad. No deje que entre en su casa. Usted no puede sostener la verdad en alto y darle la bienvenida a aquellos que buscan destruirla. Entonces, si nos volvemos algo defensivos aquí por proteger la verdad, usted entenderá nuestro mandato. La verdad importa más que cualquier otra cosa. Si la Iglesia pierde la verdad, no es la Iglesia. Romanos 16: “Saludaos unos a otros con ósculo santo”. Versículo 16, todas las Iglesias de Cristo saluden, gran afirmación de amor y afecto. Inmediatamente después: “Ahora, os exhortamos hermanos, mantengan su ojo en aquellos que causan divisiones y estorbos contrarios a la enseñanza que aprendisteis y vuélvanse de ellos. Porque dichos hombres son esclavos no de nuestro Señor Jesucristo, sino de sus propios apetitos; y mediante sus palabras de adulación y lisonjas, engañan los corazones de los ingenuos”.
Si usted está sentado en una Iglesia llena de engañadores, sálgase. Si usted está aferrándose a alguna afiliación denominacional que ha abandonado la verdad del Evangelio, sálganse. La verdad y las mentiras no son compatibles.
En Gálatas, capítulo 1, versículos 8 y 9, “aunque alguno nosotros o un ángel de cielo os predicara a vosotros un Evangelio contrario al que os hemos predicado, sea anatema… Sea maldito”. Versículo 9: “porque ahora estoy buscando ¿el favor de los hombres o de Dios? ¿Estoy buscando agradar a los hombres? Si todavía estoy tratando de agradar a los hombres, no sería un esclavo de Cristo.”
Escoja. ¿Qué es lo que lo hace sentir el peso? ¿Usted siente el peso de la Palabra o siente el peso de la opinión humana? Cualquier persona que esté predicando algo diferente de la verdad es maldita. En 2 Tesalonicenses capítulo 3, versículo 6: “Os mandamos hermanos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que evitéis a todo hermano que lleva una vida desordenada y no según la tradición que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis cómo debéis seguir nuestro ejemplo, porque no actuamos de una manera indisciplinada entre vosotros.” Inclusive si encuentra a una persona que se desvía en su conducta, manténgase alejado.
Ahí en el versículo 14: “Si alguno no obedece nuestra instrucción en esta carta, esto es la revelación de Dios, a esté señaladlo no os asocié con él para que pueda avergonzarse.” Nada es ganado, nada es ganado al mezclar el error con la verdad. Siempre es destructivo. Esa es la razón por la que Tito 3:10 dice: “Al hombre que cause divisiones después de una y otra amonestación, deséchalo sabiendo que este hombre está pervertido y está pecando, habiéndose condenado a sí mismo.” Usted encuentra alguien que toma una postura opuesta a la verdad, usted lo confronta, usted atraviesa por el proceso disciplinario y usted lo saca porque está torcido. Él está pecando y en esto se encuentra su propia condenación.
Otro pasaje que se dirige a esto, 2 Corintios 6: “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué comunión tiene la justicia con la injusticia?… ¿Que comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía tiene Cristo con Belial?… ¿Que tiene un creyente en común con el incrédulo? ¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor… No toquéis lo que es inmundo.” Todo en la Escritura nos llama como en la Iglesia a separarnos de las mentiras.
Y esto nos lleva de regreso a uno de los pasajes que fue citado nuestro bautismo, Salmo 1. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.” El punto es que no tiene ningún lugar o interés alguno en meditar en nada más.
Esa es la razón por la que no me interesó ir a un seminario liberal. Se me había pedido que fuera a la escuela de teología en California del Sur, una universidad muy liberal, para completar un título de doctorado. Y fui ahí y vieron mis registros académicos y me dijeron que tenía demasiada Biblia para obtener un doctorado en teología. Entonces, vas a tener que poderle leer, creo que fueron 200 o 300 libros para poder cumplir con el requisito para entrar a este título. Y al mismo tiempo, yo pensé ‘bueno, quizás sólo necesita atravesar por esto’. Y me dijeron que la mayoría de éstos estaban en francés y alemán. Y entonces, me fui a la universidad comunitaria de Glendale, Patricia se acordará bien de esto; y aprendí alemán, pensando voy a aprender alemán y después haré eso. Y después de eso, pensé voy a aprender francés y después voy a leer esos libros. Y después de hacer ese esfuerzo noble en el alemán, fui para las primeras tareas del curso. El primer curso que ellos querían que hiciera era ‘La ética de Jesús en las películas’, lo cual era un título torpe, no tenía interés en eso. Y el segundo tenía que ver con tratar de ‘encontrar al Jesús real’. Y fui con el director y le dije: “¿sabe una cosa?, ni siquiera voy a terminar antes de comenzar. Ya conozco la verdad. No voy a pasar el resto de mi esfuerzo educativo aprendiendo mentiras”
No habría sido útil. Habría corrompido mi convicción. Habría atacado mi resolución. De hecho, eso es exactamente lo que 2 Timoteo dice, versículo 15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse que usa bien la palabra de verdad.” Me encanta eso. ¿Cómo va usted a manejar la palabra de Verdad?, versículo 16, evita las vanas palabras porque llevan más a la impiedad y su palabra carcomerá como gangrena entre los cuales están Himeneo y Fileto, hombres que se han desviado de la verdad.” Mantente alejado de eso. El versículo 21 lo resume. Si quieres ser un instrumento para honra, santificado, útil al maestro, preparado para toda buena obra, el versículo 21 dice que tienes que limpiarte de estas cosas. ¿Qué cosas? El efecto de las palabras mundanas, vanas, impiedad que se esparce como gangrena, que corrompen la verdad.
Todo eso nos lleva de regreso a 2 Juan. Juan dice: “La verdad es todo. Amo en la verdad con todos los que conocen la verdad, por causa de la verdad. La gracia y la misericordia y la paz vienen en la verdad y el amor; y me da gusto encontrar que algunos de tus hijos están caminando en la verdad.”
En esto consiste todo. Todo tiene que ver con la verdad. La verdad. Vamos a estar estudiando esta pequeña epístola. No voy a tener tiempo en esta noche para desarrollar esto. Pero le voy a dar cinco cosas en esta pequeña carta que tienen que ver con la verdad.
En primer lugar, la próxima vez le voy a hablar acerca de vivir en la verdad. ¿Qué quiere decir eso? Después, voy a hablarle acerca de amar en la verdad. Y después, vamos a ver el ser leales a la verdad. Y después, vamos a ver el buscar la verdad. Y después, vamos a cerrar nuestra esta pequeña carta aprendiendo más acerca de la verdad. Viviendo, amando, siendo leales, buscando y aprendiendo.
Esta es una postal, realmente lo es. Es una postal. Comparada con Lucas, es una postal. Pero no es un mensaje pequeño. Es un gran mensaje. Y la dinamita aquí viene en un paquete pequeño, pero es dinamita. Este no es tan sólo uno llamado a reconocer la verdad; esta es una exhortación a vivir en ella, amarla, ser leal a ella, a buscarla y aprenderla. Esta está llena de advertencias acerca de lo que sucederá si usted no obedece lo que está aquí. Y esto, amigos míos, está en el corazón de todos los temas de la Iglesia. Si no conocemos la Verdad y no queremos vivir para la Verdad y no somos la columna y baluarte de la Verdad, entonces la Iglesia tiene un sistema inmunológico deficiente. Carecemos de discernimiento. Y si carecemos de discernimiento, moriremos de mil enfermedades.
No podemos vivir con un compromiso bajo con la Verdad divina. No podemos tener una puerta abierta para aquellos que engañan al interpretar de manera equivocada de representar de manera equivocada la verdad. De todas las cosas que deben ser protegidas, la Verdad es lo más importante. Usted pierde la Verdad, usted pierde la verdad acerca de Dios, usted pierde la verdad acerca de Cristo, la verdad acerca del Espíritu Santo, la verdad acerca del hombre, la verdad acerca del pecado, la verdad acerca de la salvación, la Verdad… Cuando usted pierde la Verdad, usted pierde todo. Necesitamos ser soldados por la Verdad, ¿no es cierto? Proteger la Verdad es crítico. No sólo predicamos la Verdad, contendemos por ella. Peleamos por ella.
Bueno, usted entiende un poco qué es lo que la carta le va a decir. Va a pasar un poco de tiempo antes de que podamos entrar porque Tom Pennington me pidió que viniera y lo instalara, lo estableciera y en Dallas y decidió que debido a que él me dio 16 años, yo le daría un domingo o algo así por gratitud y amor a él. Y estoy tan emocionado por hacer eso. Pero la próxima vez que nos congreguemos el domingo por la noche, regresaremos a esta epístola y describiremos lo que es vivir en la Verdad.
Padre, gracias por tan sólo abrir nuestros ojos en esta noche a lo que es elemental, pero que es partido de manera tan trágica. La Iglesia es columna y baluarte de la Verdad. No me interesa la opinión de nadie, ni siquiera la mía. No me interesa lo que un Comité o Concilio decida. No me interesa llegar a una concesión o conciliar. No me interesa hacer una concesión con aquellos que creen las mentiras. Somos la columna y baluarte de la Verdad en el mundo. Este es el santuario en donde la gente debe poder venir y oír la verdad. Ciertamente, no las mentiras o inclusive que la verdad sea despreciada o disminuida o sustituida con alguna psicología centrada en el hombre. Mantennos fieles a la Verdad como iglesia y como individuos. Danos a todos discernimiento. Ayúdanos a nunca abrir nuestras mentes ni nuestros hogares ni abrir nuestras vidas a aquellos que vienen a engañar. Danos a todos discernimiento. Vivir en la verdad es realmente vivir en el conocimiento de Ti, el verdadero conocimiento de Ti. Vivir en la verdad hace posible que podamos adorarte por el Dios que Tú eres, adorarte por el Señor Jesucristo que eres, adorarte por el Espíritu Santo que eres. Vivir en la Verdad informa todo.
Te damos gracias porque nos has dado Tu Verdad. Te damos gracias porque podemos tenerla en nuestras manos, tenemos la mente de Cristo y por la tanto, la mente de Dios. Sabemos lo que Tú piensas acerca de todo lo que nos has revelado a nosotros. Y vivimos en esa verdad y contenderemos por esa Verdad y proclamaremos esa Verdad. Y aquellos que no lo hacen y abandonan esa Verdad pueden llamarse a sí mismos la Iglesia, pero ya no son la columna y baluarte de la Iglesia y por lo tanto, ya no cumplen esa responsabilidad en el mundo, la cual es su responsabilidad y sólo su responsabilidad, el sostener en alto Tu Verdad gloriosa. Y decimos lo que Jesús dijo: “Tu Palabra es verdad.” Te damos gracias por ella en el nombre de Tu Hijo. Amén.
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