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Una de las responsabilidades que un predicador tiene es traer la Palabra de Dios a la Iglesia y al mundo y dar a Dios una voz para aclarar y discernir diferentes asuntos. Entonces, por un lado, somos llamados a la exposición de las Escrituras, explicando la Bibl ia, versículo a versículo, libro tras libro. Pero, por otro lado, también, somos llamados a hablar de los asuntos que enfrentamos en nuestra época que nos afectan y traer la verdad de Dios para evaluar la situación.

Y en esta noche tengo la responsabilidad, como ya por varias semanas, de hacer lo último, de hablar de un tema. Y para comenzar, quiero leer una porción de las Escrituras, abra su Biblia a 2 Corintios capítulo 5. No voy a realizar una exposición de este pasaje, pero quiero leerla porque quiero que esté en su mente.

Segunda de Corintios capítulo 5, versículos 17 al 20. Uno de los grandes pasajes en toda la Biblia que define nuestra prioridad y responsabilidad, deberes y mandatos como creyente. Este pasaje presenta la responsabilidad que los cristianos tienen el mundo.

Comenzando en el versículo 17: “De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Simplemente un comentario, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas, cuando una persona es una nueva criatura en Cristo. Eso es lo que hace la diferencia en la vida de las personas. “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”

Sin argumento, es claro lo que ese pasaje dice. Que la vida nueva está relacionada con estar en Cristo, que Dios ha buscado reconciliar a pecadores consigo mismo mediante Cristo y en esa reconciliación, producir una nueva criatura en la que todo es nuevo. Esa la realidad gloriosa es reconciliación con Dios; y Dios nos ha dado, según el versículo 18, el ministerio de la reconciliación.

En el versículo 19, nos ha dado la palabra o el mensaje de la reconciliación. Nosotros entonces somos embajadores de Cristo y de ningún otro. Y Dios está rogando mediante nosotros a los pecadores para que se reconcilien con Dios mediante Cristo, el mismo a quien hizo pecado por nosotros para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Sin falta de claridad, sin ningún argumento, ahí se encuentra el mandato para el cristiano en el mundo, el ministerio de la reconciliación con Dios mediante Cristo, lo cual trae justicia, transformación y una nueva criatura.

No obstante, en la actualidad, en el cristianismo, en su elemento evangélico, existe un énfasis en otro tipo de esfuerzo. Es un esfuerzo por producir moralidad. Y esto está creciendo rápidamente. A lo largo de los años, he hablado del tema en varias ocasiones, pero parece como si necesita volver a ser evaluado porque el interés se está incrementando en la actualidad. Hay un llamado a que los cristianos se involucren a llamar a nuestra nación a un nivel más elevado de moralidad. En involucrarnos con toda nuestra energía y con todos nuestros cursos, todo nuestro tiempo y dinero en un esfuerzo político mediante los medios masivos de comunicación, mediante grupos de presión para cambiar la moralidad de nuestro país. Muchos cristianos se están involucrando en este esfuerzo.  

En el año 2000, escribí un libro llamado Por Qué el Gobierno No Lo Puede Salvar. Pudo haber sido titulado de diferentes maneras, ése es el título que en la casa de publicaciones escogió, Por Qué el Gobierno No Lo Puede Salvar. Y lo que me veo tentado a decir en lo que quizás podría haber sido un título sarcástico habría sido: “si usted está hablando del tema de la salvación, el gobierno no va a ayudar”. Pero realmente estaba tratando de decir y lo dije en el libro, que para los cristianos el mandato no tiene que ver con algún tipo de modalidad cultural, el mandato tiene que ver con la salvación y el gobierno no juega función alguna.

Bueno, el libro no generó mucho interés. No muchas personas lo compraron, inclusive pocos lo leyeron, aunque llevaba un mensaje bíblico importante de que el mandato para los cristianos es lo que acabamos de leer, es el ministerio de la reconciliación, es la palabra de la reconciliación. No es moralidad lo que predicamos, es reconciliación mediante Cristo, testimonio del Evangelio.

En este libro expresé preocupación con respecto a la cultura moralmente destrozada en la que vivimos. No hay duda al respecto. Ciertamente, no agrada a Dios, no agrada a los creyentes. Ciertamente, no me agrada mí. Y expresé el hecho de que debemos desear la virtud y debemos desear la integridad y debemos desear la honestidad y la moralidad. Y esas cosas expresan la voluntad de Dios y la ley de Dios. Ciertamente, en toda manera y en toda oportunidad, yo apoyo una moralidad bíblica. ¿Qué cristiano podría hacer menos que eso? Es nuestra responsabilidad el confrontar el pecado, evaluar el pecado, llamarlo por lo que es, exhibirlo y atacarlo. ¿Qué predicador, que cristiano podría hacer menos que eso?

Ese realmente no es el punto. No tiene que ver si estamos en contra de la inmoralidad. Claro que estamos en contra de la inmoralidad. Tiene que ver con qué vemos como la solución. Ése es el punto. Claro que deseamos que la virtud verdadera y duradera caracterice a la gente. Claro que deseamos la justicia en lugar de la injusticia, pero el punto es cómo llegamos ahí. Para muchos, en la profesión cristiana en la actualidad, en la política, en los medios masivos de comunicación, en los grupos políticos de presión política, la intimidación pública se ha convertido en los medios. Gastar millones de dólares en elecciones, en eventos que tienen que ver con medios masivos de comunicación, una lista casi interminable de grupos de presión política, el esfuerzo se está haciendo por limpiar superficialmente a Estados Unidos. Pero la pregunta tiene que ser hecha: ¿es esta la solución? ¿Es este el mandato cristiano?

Hay personas que creen que, si Estados Unidos se vuelven moral, Dios bendecirá a Estados Unidos. Hay personas que creen que, si Estados Unidos se vuelve moral y religioso, entonces Dios bendecirá doblemente a Estados Unidos. Entonces, coloquemos de regreso a Dios en el discurso público. Coloquemos de regreso la oración en las escuelas. Coloquemos los 10 mandamientos en la pared en lugares públicos, en donde sesionan las cortes. Detengamos el aborto, detengamos la homosexualidad que inunda todo lugar. Detengamos la pornografía, etcétera. Y si tan sólo podemos traer algún tipo de moralidad y mejor aún, algún tipo de compromiso con Dios, entonces seremos bendecidos.

Bueno, permítame explicar un punto muy claro desde el principio aquí. La moralidad y la religión no invitarán o asegurarán la bendición de Dios. Nunca lo han hecho y nunca lo harán. Un Estados Unidos más moral, un Estados Unidos más moral y más religioso no avanza en el favor divino ni un centímetro. Un Estados Unidos más moral y más religioso no escapará del juicio divino, así como el judaísmo fariseo en el tiempo de Jesús no escapó del juicio devastador de Dios en el año 70, cuando cientos de miles de judíos fueron matados por los romanos impíos. Y Jesús advirtió de eso en varias ocasiones.

Sólo hay una cosa que Dios bendice, sólo una. Y esta es que Él bendice la fe salvadora en y amor hacia Su Hijo, el Señor Jesucristo. Eso es lo único que Él bendice. Cualquier persona que no cree en y ama al Señor Jesucristo está entre los maldecidos. ¿Verdad? Como cristianos, claro que estamos a favor de la moralidad. No estamos a favor de la inmoralidad. Y podemos hacer algo de bien a nivel tópico, a cierto nivel superficial. Podemos, mediante medios políticos, debido a que vivimos en una República y en una democracia, podemos mitigar la indecencia pública en ciertas maneras. Podemos mitigar el escándalo público, podemos usar nuestros privilegios democráticos. Pero eso no contribuye al favor divino ni a nivel individual o colectivo. De hecho, en 1 Corintios 16:22 se dice de manera clara: “Si alguno no ama al Señor Jesucristo, sea anatema,” maldecido, juzgado, condenado. Sólo hay una cosa que Dios bendecirá y eso es fe en y amor por Su Hijo, el Señor Jesucristo.

Bueno, eso en cierta manera le presenta a usted el panorama. Y algunas de esas verdades están en mi libro, Por Qué el Gobierno No Lo Puede Salvar. Bueno, parece como si hasta donde yo puedo ver, difícilmente alguien leyó mi libro, pero eso está bien. Un hombre lo leyó y escribió un libro en contra de ese libro recientemente. Fui atacado seriamente por parte de un escritor, quien cuestionó la verdad de mi libro y también aparentemente cuestionó mi valentía porque no adopto posturas en el mundo político. Y entonces, quizás el libro ahora va a tener un mejor impacto, ahora que está bajo ataque. El nuevo libro en contra de este libro está siendo leído mucho. Y entonces, se me ha pedido que responda a él. Y entonces, esta es mi respuesta.

No estoy en contra de esas personas que odian la maldad y la impiedad. Yo estoy entre ellos. No tiene que ver con eso. Tiene que ver con la solución. Es algo así como 1 Timoteo 4:8: “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha teniendo promesa para esta vida presente y para la venidera.”

Digo, ¿entonces voy a pasar todo mi tiempo en trabajar con la gente a algún nivel de disciplina corporal, en cierta manera para refrenarlos de hacer lo que sus naturalezas caídas de manera fácil hacen? ¿Voy a preocuparme por la conducta superficial de la gente o voy a entregarme a esa piedad que es útil para todas las cosas, la piedad verdadera del alma que está conectada con la vida eterna? Es una cuestión de cuál es nuestro mandato y en dónde debe estar enfocada nuestra energía.

Pero es más que eso y quiero llevarlo más allá de eso porque estoy preocupado porque la gente está enredándose en esto. Y lo que los cautiva usted es el hecho de que usted odia el pecado y usted odia la inmoralidad, lo que está mal y la injusticia y lo que es miserable y la impiedad y todo eso.

Pero cuando usted es arrastrado por esto y esto se convierte en la meta que consume su vida en el nombre del entre comillas cristianismo, usted está seriamente apuntando en una dirección equivocada. Muchos cristianos profesantes están consumidos con el asunto de la moralidad pública. Hay un esfuerzo nuevo y creciente de lo que ahora se llama la derecha religiosa. Es algo así como puedo decirlo históricamente, una especie de neo liberalismo.

No fue hace muchos años atrás, cuando aquellos de nosotros que somos fundamentalistas, y usted ya no puede usar esa palabra o alguien pensará que usted es un terrorista islámico. Salen nuevas palabras cada día. Pero hace años atrás, nosotros, los que éramos creyentes en la Palabra de Dios, creo que tenemos que usar una frase. Estábamos condenando a los liberales debido a la denominación liberal, usted sabe, los metodistas, los presbiterianos y los episcopales y la Iglesia de Cristo y muchos otros. Las denominaciones liberales que se habían vuelto liberales y habían reemplazado al Evangelio salvador con el Evangelio social. Y yo crecí en una era en mi preparación del seminario cuando el ataque fuerte de aquellos que creían la Biblia era en contra de los liberales que habían reemplazado al Evangelio salvador y el Evangelio social.

Y ahora, en los evangélicos tenemos lo que es un neoliberalismo en donde la gente está haciendo a un lado el Evangelio salvador de nuevo a cambio de un Evangelio social. Pero la moralidad, le advierto, la moralidad condena, así como la inmoralidad. Y la moralidad no trae la bendición divina.

Jesús confrontó de frente a la gente más moral a nivel superficial en Su mundo, las personas más religiosas en Su mundo, los fariseos y los escribas. Y Él utilizó las palabras más fuertes, más intensas en contra de la derecha religiosa de Su día. Mateo 23, Jesús se dirigió a los líderes religiosos de Su época, la gente moral. La gente que eran los que guardaban de manera minuciosa la ley de Dios y la tradición humana y les dice en el versículo 13: “¡Ay!,” lo cual quiere decir condenación, juicio… “Están maldecidos escribas y fariseos, hipócritas…” En el versículo 14 repite eso; lo repite en el versículo 15; en el versículo 16, “¡ay de vosotros, guías ciegos!” Versículo 17, necios y ciegos. Versículo 19, hombres ciegos. Versículo 23 “¡ay de vosotros, de nuevo escribas y fariseos!” Versículo 24, “guías ciegos”. Versículo 25, “¡ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas!”. Versículo 26 ciegos, fariseos. Versículo 27, ¡ay de vosotros escribas y fariseos!; y así sigue en el resto del capítulo.

Después, al final del capítulo Él dice en el versículo 37: “Jerusalén, Jerusalén, matas a los profetas, apedreas a los que te son enviados”. Versículo 38 Él dice: “tu casa será dejada.” Y Él estaba viendo hacia adelante a la destrucción en el año 70 d. C., como también al juicio espiritual profundo.

Jesús nunca utilizó palabras como esas contra los que eran expulsados, aislados por la sociedad, las prostitutas, los criminales. De hecho, Jesús pasó Su tiempo con esas personas. Los parias de Su época. Los recaudadores de impuestos. Y dijeron, como aprendimos esta mañana, que Jesús era un glotón y borracho y amigo de recaudadores de impuestos y pecadores. La derecha religiosa fue la que llamó así a Jesús.

El moralismo nunca fue el mensaje de los profetas del Antiguo Testamento, nunca fue el mensaje del Mesías, nunca es el mensaje de los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento. Nunca ha sido el mensaje de Dios al mundo porque cuanto todo sea dicho y hecho, escuche lo que dijo Isaías: “todas vuestras justicias son como trapos de inmundicia.” Romanos, capítulo 3, es un capítulo muy importante porque describe la condición de la impiedad humana. Y en el capítulo 3, versículo 10 dice: “no hay justo ni aún uno. No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.”

Entonces, sea cual sea la justicia imaginaria que los hombres tienen, sea cual sea la moralidad superficial que pueda mostrar, al final, no son justos delante de Dios. No les gana nada. Nada. No hay nadie quien sea lo suficientemente bueno, no hay ni siquiera uno, dice el versículo 12. Toda persona, versículo 19 dice, toda persona bajo la ley, toda persona que vive bajo la ley a un grado u otro, descubrirá que sus bocas son cerradas, que no tienen defensa y que el mundo entero es responsable y culpable delante de Dios porque por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado a sus ojos.

Entonces, lo vuelvo a decir, usted puede volverse moral, usted puede cambiar, usted sabe que usted puede voltear su vida y tener algún tipo de lo que solía ser llamado ‘el volverse a armar moralmente’, atravesar por una crisis y decidir que se va a alejar de vivir una vida inmoral o que usted va a comenzar a vivir una vida mejor, una vida más limpia, limpiar su vida. Y eso no sirve de nada en su relación con Dios en absoluto.

Escuche, el mensaje bíblico no es que la humanidad está dividida entre los morales y los inmorales. O que la humanidad está dividida entre los buenos y los malos. O que la humanidad está dividida entre los virtuosos y los impíos. El mensaje de la Biblia es que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios y que no hay división. Todos son inmorales, malos, impíos. Es sólo cuestión de grado, o tipo o manifestación.

Sea cual fuera el grado externo de moralidad de alguien, todos son pecadores condenados que se dirigen al infierno. Usted podría ser el fariseo más moral en Israel, usted podría ser el rabino más moral, usted podría ser el clero más moral, usted lo puede tomar a partir de ahí, el mormón que vive de manera limpia con justicia propia y usted va al infierno con las prostitutas. A menos de que usted se haya reconciliado con Dios mediante Su Hijo Jesucristo y después, si usted se ha reconciliado con Dios mediante Su Hijo Jesucristo, usted se volverá una nueva criatura. Y las conductas antiguas son reemplazadas por las nuevas.

Entonces, si queremos cambio, ¿cuál es el medio? La moralidad no salva a nadie. La moralidad no demanda la bendición de Dios. En Romanos 2:11 y 12, dice: “porque no hay parcialidad con Dios.” Eso se oye como una especie de afirmación llena de esperanza al principio. Porque no hay parcialidad con Dios. Pero escuche esto: “pero todos los que han pecado sin la ley, también perecerán sin la ley. Y todos los que han pecado bajo la ley, también serán juzgados bajo la ley.”

¿Sabe lo que eso dice? Dice que sea cual fuere su relación con la ley de Dios, no le importa a Él. No le importa a Él, porque usted no puede guardar la ley para satisfacerlo porque, como aprendemos en Gálatas 3, si usted viola la ley en un punto, usted ha violado la ley entera. Romanos 10 Pablo dijo que los judíos al no entender la justicia de Dios buscan establecer su propia justicia. Y él dice que tienen celo por Dios, pero no según ciencia o conocimiento.

Entonces, usted podría tener la idea de que tratar de moralizar al país es algún esfuerzo noble y voy a admitir que una sociedad más moral haría la vida más fácil, en cierta manera. Pero, ¿cómo obtiene usted eso? ¿Cómo producir eso? No mediante la política, no somos un Reino de políticos, somos un Reino de sacerdotes. Y ¿qué es un sacerdote? Él es un reconciliador. Traemos a la gente a Dios mediante Cristo.

Ahora, acabo de comenzar a pensar y a hablar con algunas de las personas con las que trabajo acerca de algunos de estos asuntos. Y escribí algunos de los peligros de este esfuerzo de moralidad cultural. Simplemente le voy a dar una lista y hacer algunos comentarios.

La moralidad cultural, la llamaremos MC, la moralidad cultural, en primer lugar, y le voy a dar algunos de estos peligros para que usted pueda escribirlos conforme avanzamos, no es nuestra Comisión. No es nuestra Comisión. Acabamos de leer 2 Corintios 5:17 al 20, sobre cuál es nuestra Comisión, podemos añadir Mateo 28:19 y 20 o algún otro pasaje de la gran Comisión, “id por todo el mundo y predicad el Evangelio.” No es nuestra Comisión, entonces, desde el principio estamos haciendo algo que Dios no nos ha mandado a hacer. Esto, entonces, se convierte en una actividad que nos distrae. ¿Y quién es el que nos quiere distraer?

En segundo lugar, desperdicia cantidades inmensas de recursos preciados: tiempo, dinero, energía humana. Los desperdicia. No importa si usted se va al infierno como una prostituta o como un policía. Sólo importa que usted se va al infierno. Todo este esfuerzo por limpiar a Estados Unidos, ¿podrá el leopardo cambiar sus manchas? ¿Puede el etíope cambiar su piel? Así lo dice el profeta, ¿puede usted convertirse en algo diferente de lo que usted es? Simplemente es un desperdicio de recursos.

Efesios 5:16 dice: “Aprovechen al máximo su tiempo porque los días son malos y entiendan cuál es la voluntad del Señor y no sean necios.” Y quiero decirle, yo sé cuál es la voluntad del Señor porque está aquí presentada. Es predicar el mensaje de la reconciliación, es predicar el Evangelio. Esa es la voluntad del Señor. Y hacer algo mas es ser necio, desperdiciar el tiempo. No estoy interesado en hacer que este país sea moral. Estoy interesado en traer a la gente al conocimiento salvador de Jesucristo para que Él pueda darles vida y entonces, ellos puedan volverse morales.

En tercer lugar, este esfuerzo por buscar la moralidad cultural termina fracasando de manera inevitable. Termina fracasando de manera inevitable porque usted no lo puede hacer. Nadie puede ser verdaderamente justo y moral delante de Dios fuera de la transformación de su alma por el Espíritu Santo mediante el Evangelio. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso.” Y si usted no cambia el corazón, lo único que hace es redirigir el pecado. Si algunos pecados se vuelven ilegales, entonces la gente va a cometer otros pecados o van a cometer los que quieran hacer en secreto. La moralidad cultural está programada para el fracaso.

En cuarto lugar, la moralidad cultural no entiende la naturaleza del Reino de Dios. No entiende la naturaleza del Reino de Dios. Escuche lo que Jesús dijo en Juan 18:36: “Mi Reino no es de este mundo.” No hay conexión. “Si Mi Reino fuera de este mundo, entonces Mis siervos estarían peleando.” Esto me parece interesante. Si Mi Reino fuera de este mundo, estarían involucrados en una batalla aquí para evitar que ustedes no me capturaran. Jesús dice “Mis siervos estarían peleando para que no fuera entregado a los judíos. Pero la realidad es que Mi Reino no es de esta esfera.”

Pasar Todo su tiempo y energía y esfuerzo peleando por algún elemento de la sociedad humana no entiende el punto. No entiende la naturaleza del Reino. El Reino es la esfera de la salvación en donde Dios gobierna y bendice a aquellos que están en Cristo. ¿Quiere traer bendición a esta nación? Entonces, predique en el Evangelio, porque no hay conexión entre una entidad nacional y el Reino de Dios.

Jesús lo dijo tan claramente como pudo decirlo: “Mi Reino no es de este mundo.” Dos realidades completamente separadas.

¿Por qué es que de alguna manera tenemos esta idea de que tenemos que apuntar a Estados Unidos políticamente en la dirección de la extensión del Reino de Dios? No tienen conexión en absoluto. He oído a gente decir: “si Estados Unidos sigue avanzando en la dirección en la que va, si el pecado es más y más aceptable en nuestra sociedad… si se vuelve más y más corrupta, va a afectar el impacto del Evangelio… Va a hacer que el evangelismo sea difícil de llevar a cabo si no es que ilegal… Tenemos que pelear por todas estas libertades para tenerlas para predicar el Evangelio.” No hay nada que pueda ser hecho, que haya sido de hecho, que sería hecho sobre la faz de la tierra por los hombres política o socialmente que tenga algún impacto en los propósitos de Dios en la redención.

En quinto lugar, este esfuerzo coloca la responsabilidad en el hombre, en lugar de Dios. Gente bien intencionada, tratando de hacer lo imposible. Yo soy una persona bastante realista y no me molesta llevar a cabo una tarea difícil si lo puedo hacer. Pero realmente, no quiero pasar mi vida tratando de hacer lo que sé que no puedo hacer. Y lo que sé que no puedo hacer mediante mi propia ingenuidad. Yo no, en mí mismo, con mi capacidad persuasiva de oratoria, con mi pasión, con mi disciplina personal y mi ética laboral, yo no tengo la capacidad o la habilidad de hacer que la gente sea moral. Yo no puedo hacer que este país sea moral. Simplemente, es una batalla que no puedo ganar porque aquellos que están acostumbrados a hacer el mal, dice Jeremías 13:23, no pueden hacer el bien.

Números seis, este esfuerzo por buscar la moralidad cultural crea moralidad sin teología. No me gusta nada sin teología. Yo quiero teología en todo. No me gusta nada sin teología porque yo no puedo entender nada fuera de la revelación de Dios en cualquier asunto. Mi entendimiento del mundo está totalmente sujeto a lo que las Escrituras dicen.

Pero en esta moralidad cultural, esta especie de esfuerzo religioso de derecha que está creciendo, hay una ignorancia severa de la teología. Algo de ignorancia de Dios, ignorancia de Su Palabra, Su ley santa. De tal manera que están tratando de alcanzar algo que no tiene base teológica. Simplemente es cuestión de dinero, discurso persuasivo, eventos de medios masivos de comunicación, grupos de presión forzando a la gente a hacer cosas. Así no es como usted lo hace. Hay una ignorancia tan severa de la Verdad de Dios, una ignorancia tan severa de la verdad de Dios. Hubo un caballero que está involucrado en esto que estaba siendo entrevistado. Y le hicieron algunas preguntas muy profundas y él respondió: “bueno, yo no soy teólogo, entonces, no sé de eso.” Bueno, usted debe conocer lo suficiente como un teólogo para saber de eso.

Estoy muy preocupado por esfuerzos por buscar la moralidad que no están basados ni dirigidos por la teología, porque no tienen el motivo correcto. Usted escucha que la gente dice todo el tiempo: ‘bueno, tenemos que proteger a nuestros hijos’. Bueno, eso es el algo razonable. Ese no es el motivo más elevado para lo que hacemos. Mi objetivo al proclamar la Verdad no es proteger a mis hijos, esa es mi responsabilidad delante de Dios. Y lo haré. No estoy tratando de crear un ambiente nacional que de alguna manera va a incubar a mis hijos. Se oye bien. Pero mi motivo es la gloria de Dios y la honra de Dios. Y algunas veces estoy tan inmerso, consumido con el honor de Dios que me siento muy cómodo en orar como David y lo hizo: “mata a todas las personas malas, Dios, mátalos a todos porque están deshonrando Tu nombre y son impíos y son nuestros enemigos y para Tu propia gloria.” Es como la gente en el capítulo 6 de Apocalipsis, bajo el altar, “¿hasta cuándo, oh Señor vas a dejar que esto siga antes de que Tú lo detengas y seas glorificado?” Si usted no conoce teología, usted está fuera de control. Este es un movimiento que podría usar algunas inyecciones bastante serias de teología sana.

Número siete, no entiende este movimiento en la moralidad cultural, no entiende que la sal y la luz, como se indica en Mateo 5, somos la sal de la tierra, la luz del mundo, no entiende que la sal y la luz no son influencia moral, sino testimonio del Evangelio y el poder de una vida sana. Ellos siempre dicen “bueno, tenemos que ser la sal y la luz. Tenemos que ser la sal y la luz. Tenemos que estar la sal y la luz.” Bueno, la imagen de Jesús en el sermón del monte con respecto a la sal y a la luz es la imagen de que brilla la verdad. Esa es la luz. Y lo que preserva la vida piadosa. Somos luz cuando proclamamos la luz y manifestamos nuestras obras buenas, eso es lo que dice, y glorificamos a nuestro Padre que está en los cielos. Y somos sal cuando estamos preservando debido a la virtud y a la piedad de nuestras vidas.

Bueno, número ocho y simplemente le estoy dando a usted una especie de mirada rápida de esto. Número ocho, la moralidad cultural es peligrosa porque no tiene modelo del Nuevo Testamento que seguir fuera de los fariseos. Entonces, si usted va a tratar de encontrar un patrón en el Nuevo Testamento para este esfuerzo, usted terminará como los fariseos. Ellos eran los morales.

¿Y sabe usted lo que Jesús dijo de ellos? Mateo 23:15, Él dijo cuando terminen de convertir a alguien a su moralidad, “…le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” ¡Guau! ¡Guau! Entonces, si usted está buscando un modelo en el Nuevo Testamento para la moralidad cultural, usted terminará con los fariseos. Ellos eran legalistas; yo no sé usted, no creo que yo me regocijaría en vivir en una sociedad dominada por los fariseos. Dominada por los mandatos de los legalistas que creen que son buenos por sí mismos, que son crueles, sin misericordia, que colocan cargas pesadas sobre la gente, ¿verdad? Y no las ayudan a llevarlas, Jesús dijo.

Jesús les dijo un día, mientras que tomaban piedras para apedrear a una mujer adúltera: “el que esté libre de pecado, arroje la primera piedra.” Las piedras comenzaron a caer. No creo que me gustaría vivir en este tipo de ambiente. No hay modelo en el Nuevo Testamento para la acción política. Jesús no trató de derrocar la esclavitud, ni tampoco Pablo, ni tampoco ninguno en el Antiguo Testamento. Tanto Jesús como Pablo no obstante dijeron “si eres un esclavo, sé un buen esclavo. Sé un esclavo fiel. Sé un esclavo honesto, sirve a tu amo bien”. Haz inversiones sabias, hazlo para el Señor y el Señor te recompensará. Y si estás en una situación difícil, dura, conocerás Su gracia.

Número nueve, esta moralidad cultural -y esta es una muy importante- crea uniones impías en la que los incrédulos y los enemigos del Evangelio son bienvenidos. Son bienvenidos. Usted puede encontrar a muchos no cristianos que estarán de acuerdo con que deberíamos tener un país más moral, ¿verdad? Usted también podría incluir a los musulmanes en eso. También ciertamente podría incluir a los mormones, hay mucho de eso. Involucrar a los católicos romanos. Usted puede involucrar a los judíos, aquellos que son ortodoxos, comprometidos con el Antiguo Testamento. Entonces, ahora usted tiene una alianza como la de los evangélicos y católicos juntos con el propósito de crear una moralidad cultural. Usted crea estas uniones impías y usted hace exactamente lo que 2 de Corintios 6 dice que no haga, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? …Salid de en medio de ellos, y apartaos.”

Pero, ¿qué sucede? Usted está tratando de alcanzar algo mediante el sistema legal o mediante el sistema de las Cortes o mediante la presión política o mediante la intimidación de medios masivos de comunicación y para que su poder se incremente a un nivel en donde usted puede ejercer presión en la sociedad, usted abraza a personas que están de acuerdo con usted en este tema. Usted se involucra con otras personas que son antiaborto, anti homosexual, anti eutanasia, quienes están en contra de la pornografía y usted une a todos y usted va a alcanzar esto con estas personas y algo sucederá de manera inmediata y es lo siguiente: el Evangelio es oscurecido, porque si usted proclama el Evangelio en ese ambiente, usted hará que explote su organización en la que usted pasó tanto tiempo y dinero en unir. El Evangelio entonces se volvería destructivo.

Entonces, eso lleva al número 10. Este esfuerzo por buscar la moralidad cultural lleva a una aceptación del inclusivismo. Y lo que quiero decir con eso es que comienza a estirar los límites del Reino de Dios para alcanzar a estas personas que no están en Cristo. Y hemos atravesado por eso, no es cierto, en los últimos dos años. Usted tiene a personas diciendo “oh, tú sabes, ciertamente habrá judíos bien intencionados en el cielo y habrá personas de la Iglesia católica en el cielo y habrá mormones en el cielo, van a haber algunas personas,” y le he leído a usted citas de todo el mundo, desde Billy Graham a lo largo de diferentes personas, quienes como usted sabe están diciendo “¡claro, habrá gente que experimentará la misericordia más amplia!”

Esto es parte de la razón por la que escribí el pequeño libro Por qué un Único Camino. Es tan importante. Pero si usted ha gastado todo su tiempo trabajando en esta moralidad cultural, usted ha entregado todo su dinero y usted ha incluido a todas estas personas para que usen el dinero y el poder para que usted alcance su objetivo, usted no puede meter el Evangelio porque el Evangelio va a deshacer todo lo que usted ha hecho.

Tan pronto como usted les dice a estas personas: “por cierto, vas camino al infierno; por cierto, realmente necesitamos tu dinero y queremos tu energía y queremos tu poder y queremos tu influencia política, queremos esto y queremos aquello, pero también queremos que sepas que no estás en el Reino de Dios.” Tan pronto como dices eso, acabas de destruir tu organización. Entonces, no dices eso. Y eventualmente, lo que haces es que simplemente te metes en esta idea inclusiva y esto encaja de manera maravillosa con el posmodernismo que dice que no existe algo tal como la verdad absoluta de cualquier manera. Y si hay verdad absoluta, no podemos conocerla.

Entonces, tu verdad es mi verdad, tu verdad es tu verdad, crea estas alianzas morales en las que tú incluyes a gente que no cree en el Evangelio y Pablo dice “si conoces a alguien que te da otro evangelio del Evangelio que les he dado, sea anatema.” Él lo dice dos veces en Gálatas 1. Usted no puede hacer eso en ese ambiente. Usted tiene que caminar por una línea fina o de lo contrario va a destruir toda su organización. Usted no puede predicar el Evangelio. El Evangelio es oscurecido.

Bueno, hay unas cuantas cosas más en que pensar. Tengo tiempo para un par de cosas más. Número once, este esfuerzo por buscar la moralidad cultural se vuelve selectivo al escoger qué pecados atacar. Se vuelve muy selectivo en cuanto a los pecados que ataca. Yo no noto que realmente confronten fuerte el orgullo, ¿usted? No veo que se realice un esfuerzo religioso fuerte en la derecha religiosa en contra del materialismo. No he visto un esfuerzo fuerte inclusive en contra del divorcio. De hecho, rara vez dicen algo en contra del adulterio. Realmente están en contra de la homosexualidad, eso es tan horrible y anormal. Realmente, están en contra de la pedofilia, eso es anormal, horrendo. Están en contra de matar bebés, eso es seguro. ¿Quién se puede imaginar hacer eso? Están en contra de la inmundicia y la pornografía. Y hay cierta satisfacción en su moralidad. Por eso, hay muchas cosas de las que no hablan.

En un punto en Estados Unidos el promotor más grande de la derecha religiosa, el vocero nacional, un político bien conocido, mientras que él estaba confrontando esto en Estados Unidos, estaba también involucrado con una mujer que no era su esposa. Es algo selectivo. Y permítame colocar el dedo donde el realmente necesita estar. No enfrenta el peor pecado en el mundo. El peor pecado en el mundo.

Usted pregunta si sé cuál es el peor pecado en el mundo. Claro. Y usted también lo sabe. Usted sabe cuál es el peor pecado en el mundo. ¿Usted no cree que lo sabe? Claro que sí. ¿Cuál es el más grande mandamiento? ¿Cuál es el mandamiento más grande? “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, mente, alma y fuerzas. Por lo tanto, ¿cuál es el pecado más grande? Quebrantar ese mandamiento. ¿Cómo está usted? Usted ha cometido el pecado más grande.

¿Quiere usted hablar de moralidad? Hablemos de eso. ¿Quiere hablar del pecado? No seleccionamos los cinco que podemos atacar fácilmente porque usted sabe, no cometemos esos cinco. Hablemos del hecho de que usted ha quebrantado el mandamiento más grande y por lo tanto, ha cometido el pecado más grande que cualquier ser humano puede cometer y ése es el pecado que lo envía a usted al infierno eterno. Usted no ha amado al Señor su Dios con todo su corazón, alma, mente y fuerzas. Y como R.C. Sproul dijo en una ocasión: “usted sabe que usted no ha guardado ese mandamiento en ningún momento en su vida durante cinco segundos.” Usted no puede guardar ese mandamiento. Es imposible.

Bueno, hablemos de eso. Si usted quiere condenar la moralidad de Estados Unidos, entonces condenemos a la nación entera por no amar a Dios. Y ése no sólo es el primer y más grande mandamiento, ése es el resumen de los mandamientos.

El segundo mandamiento es amar a su prójimo como a usted mismo. Y usted no puede guardar ese durante cinco segundos. Entonces, si vamos a volvernos morales, entonces vayamos a donde necesitamos ir, porque eso, escribió el apóstol Pablo, es el resumen de toda la ley. ¿Por qué tenemos que ser selectivos y escoger ciertos pecados? Si vamos a llamar a Estados Unidos a la moralidad, entonces confrontémoslos en donde necesitan ser confrontados. Y confrontemos nuestros propios corazones en donde necesitan ser confrontados. Y digamos que hemos quebrantado el primer y más grande mandamiento y hemos quebrantado el segundo; y lo hacemos todo el tiempo. Por lo tanto, estamos todos condenados al infierno y en una necesidad desesperada de gracia y perdón y salvación. Ése es el mensaje.

Bueno, número doce. Este esfuerzo por buscar la moralidad cultural no entiende la naturaleza verdadera de la batalla espiritual. No entiende la naturaleza verdadera de la batalla espiritual. Hablan de esto como batalla espiritual. Esto es batalla espiritual. Esto no es batalla espiritual. No es batalla espiritual estar involucrado en esfuerzos humanos políticamente por cambiar leyes. ¿Qué es la batalla espiritual? Segunda de Corintios 10, la batata espiritual es derribar toda ideología humana con la Verdad de Dios. Eso es batalla espiritual. Y sacar a cautivos y llevarlos a la obediencia a Cristo. Sumisión a la Verdad de Dios mediante la Palabra de Dios.

La guerra espiritual verdadera es simplemente esto: usted tiene un mundo entero de personas que piensa de manera equivocada, y su manera de pensar los condena. Ellos piensan de manera errónea acerca de sí mismos. Piensan de manera equivocada acerca de Dios. Piensan de manera equivocada acerca de Cristo si es que siquiera piensan en Él en algún punto. Necesitan pensar de manera diferente. Necesitan conocer la Verdad. Necesitan conocer el Evangelio. Necesitan conocer la verdad acerca de sí mismos, la verdad acerca de Dios, la verdad acerca de Cristo, la verdad acerca de Su obra, la verdad acerca de la salvación, la gracia, el perdón. Necesitan conocer esa verdad y ahí es en donde usted trae esa verdad a esa persona y usted se involucra en la guerra con su mente para que usted pueda traer la Verdad para confrontar su manera de pensar equivocada. Esa es la guerra espiritual real. Es una batalla ideológica. Pero la guerra real es traer la verdad de Cristo a aquellos que están en el error.

Entonces, ¿qué es lo que debe estar haciendo la iglesia? Estar predicando el mensaje entero de la redención en Jesucristo, el mensaje que es glorioso, completo y llevar este gran mensaje a estas personas que están refugiándose en estas fortalezas ideológicas que literalmente van a matarlos, a menos de que alguien derribe los muros, esas fortalezas mentirosas con la Verdad. Esa es la guerra espiritual real. No es una política, sino que es por las mentes y las almas eternas de las personas y tiene que ver con la Verdad. Librarlos del error a la Verdad.

Esto es importante, número 13, no creo que tengo demasiados sermones con tantos puntos. Trece, este asunto de moralidad cultural es peligroso porque hace de aquellos a quien se nos manda a amar, a alcanzar de manera amorosa con el Evangelio, los convierte en el enemigo en lugar de que sean el campo misionero. ¿Se han dado cuenta de eso? Los incrédulos, la gente inmoral, los que están en la pornografía y los homosexuales y los que están en el aborto y cualquier otra persona se vuelve objeto de odio. Se vuelven los enemigos. No son los enemigos. Son el campo misionero. Son el campo misionero. Pienso de nuevo en Jonás. Los ninivitas eran personas miserables. Digo, realmente estaban mal. Ellos eran paganos. Ellos mataban a sus enemigos y apilaban sus cráneos en pirámides. Ellos llenaban ríos de cadáveres. Cubrían pilares en edificios con la piel que quitaban de un gobernante conquistado. Eso es algo horrendo. Impíos, aborrecedores de Dios, enemigos de Israel y Dios le dice a Jonás: “Jonás, ve a predicarles.” Él dice: “Ah… no lo voy hacer.” Y él se dirige a más de 3000 km en la dirección opuesta. Ese es un pensamiento repulsivo, ¿predicar perdón a un ninivita?

Eventualmente, después de haber sido tragado y vomitado - francamente cualquier pez habría vomitado a un profeta amargado como Jonás - él fue a Nínive y predicó, seiscientas mil personas probablemente, y el lugar entero se arrepintió. Y entonces, él realmente estaba enojado. Lo estaba. Él era miserable. Él estaba tan enojado que quería morirse. Ese es el peligro severo en el moralismo. Él era un racista, Jonás lo fue. Y él era un legalista. Él no quería que ninguno de estos gentiles impíos, miserables a quienes él había crecido odiando, fueran perdonados.

Siempre quiero asegurarme de que los pecadores en mi mundo sepan que yo los amo lo suficiente como para ofrecerles el perdón. Nunca quiero que piensen que yo los odio. Hay un odio santo del pecado y el pecador. Pero Jesús inclusive podía llorar por ellos. Y también nosotros debemos llorar por ellos.

Bueno, dos más, número catorce: la moralidad cultural trae persecución y odio de cristianos por las razones equivocadas. Hombre, podría hablar de eso durante mucho tiempo. Claro, podría hablar casi de cualquier cosa por mucho tiempo. Pero en particular de esto. Como usted sabe, los cristianos están siendo condenados en los medios masivos de comunicación, están siendo perseguidos por las razones equivocadas, no porque estamos predicando el Evangelio. Me acuerdo en una ocasión cuando Georgie Vins estuvo en este púlpito, éstos eran los días cuando Rusia todavía estaba cerrada al cristianismo y Georgie Vins era uno de los líderes en la Iglesia clandestina en Rusia y él salió y vino aquí a nuestra Iglesia y habló y su hija fue su intérprete.

Y yo le hice la pregunta, le dije yo aquí, “¿Georgie, eres perseguido en Rusia? ¿Eres perseguido por el régimen comunista?” Y él estaba diciendo cómo eran perseguidos y estaban en la cárcel, siendo matados y contando toda la historia. Yo le pregunté: “¿alguna vez protestas por este tipo de trato? ¿Alguna vez haces algo por traer esto a la gente? ¿Usas algún tipo de medio que normalmente nosotros en Estados Unidos usamos para elevar la conciencia de la gente, de la nación, por estas injusticias, etc.?” Y nunca olvidaré lo que él me dijo. Él dijo: “¿sabes una cosa? Hemos determinado como Iglesia que, si vamos a sufrir, será siempre y únicamente porque hemos proclamado el Evangelio de Jesucristo.” Y eso es correcto. Primera de Pedro 4:14 dice: “si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.” La gente que se llama a sí misma cristiana en la actualidad está siendo vituperada por el mundo por sus posturas políticas y por su enemistad y hostilidad hacia la gente quien es la gente a quien debemos alcanzar.

Bueno, dos más… Está moralidad cultural invierte el orden divino. Invierte el orden divino. Esto es, hace de la moralidad el poder para la salvación. La idea es que, si podemos tener un Estados Unidos más moral, entonces más gente va a creer el Evangelio. Si podemos limpiar el país, va a dar una mayor oportunidad para el Evangelio. Y realmente eso es lo contrario del orden divino. La moralidad no es el poder para la salvación, la salvación es el poder para la moralidad, ¿verdad? Entonces, si queremos cambiar la nación, ¿en qué necesitamos estar trabajando? En el Evangelio.

Y finalmente, y no voy a desarrollar esto porque ya lo he hecho en el pasado, este esfuerzo por buscar la moralidad cultural no entiende la ira de Dios… No entiende la ira de Dios. En Romanos 1 se nos dice que cuando Dios está enojado, airado en contra de una nación que se ha vuelto contra Él, cuando ellos, habiendo conocido a Dios no lo glorificaron como a Dios, ¿se acuerda de eso? Cuando Dios está enojado en contra de una nación que ha tenido la Verdad y le han dado la espalda a la Verdad, dice tres veces, los entregó, los entregó, los entregó. Esa es una forma del juicio de Dios. Él los entregó a la inmoralidad sexual, en primer lugar, Él los entregó a la homosexualidad en segundo lugar, Romanos 1; y después, Él los entregó a una mente reprobada, inútil, torcida.

Vemos a nuestra nación, vemos cómo la inmoralidad sexual está por todos lados, vemos cómo la homosexualidad está por todos lados y vemos la mente reprobada por todos lados. Esto es evidencia de la ira de Dios. ¿Puedo yo, mediante mi esfuerzo político, revertir la ira de Dios? No sé lo que Dios está haciendo en el mundo, pero se cuál es mi mandato. Mi mandato tiene que ver con el Evangelio y únicamente el Evangelio.

Bueno, en resumen, el moralismo confunde y no entiende la prioridad para los cristianos en el mundo. Representa de manera equivocada el mensaje divino de que el hombre moral o inmoral está condenado y debe ser salvo y sólo puede ser salvo mediante creer en el Evangelio. Y recuerde esto: fueron los judíos eran muy morales, muy religiosos, que eran muy quisquillosos por guardar estándares justos quienes se unieron a los romanos idólatras inmorales, desfilando sus pecados y juntos, mataron a Cristo. Es gente muy moral la que está tratando de matarnos… Volando aviones y chocándolos contra nuestros edificios.

No sobrestime la moralidad. Por cierto, los morales y los inmorales combinados en matar a Jesús, y en Su muerte, Él proveyó una salvación que ambos necesitaban desesperadamente.

Entonces, ¿a qué somos llamados? Bueno, Pablo dijo esto, Romanos 1, “porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego.” No me avergüenzo del Evangelio. Ése es el poder de Dios para salvación.

En conclusión, digo esto, es admirable promover la virtud. Es admirable promover la conducta moral y la conducta ética. Inclusive es admirable promover la economía de mercado libre. Creo que es bíblico. Inclusive es bueno promover límites en el gobierno, sentencias fuertes contra los criminales. Y cuando todas estas cosas están en su lugar en una nación, la vida es más cómoda y superficialmente, se disfruta más y es más fácil. Pero eso no tiene nada que ver con la salvación… Nada que ver con la transformación del alma y por lo tanto nada que ver con la transformación divina.

Un pasaje para cerrar, Filipenses 3. Voy a dejar esto grabado en su mente. Filipenses 3. Pablo, en el versículo 4 dice: “si alguien tiene de qué confiar en la carne, yo mucho más.” ¿Quiere conocer un hombre moral? ¿Quiere conocer un hombre moral? Aquí hay un hombre moral. “Yo fui circuncidado al octavo día, porque eso fue lo que la ley prescribió. Yo fui de la nación de Israel, el pueblo escogido, yo fui de la tribu de Benjamín, una tribu notable y muy honorable. Un hebreo de hebreos.” ¿Qué quiere decir con esto? Kosher, siguiendo toda tradición. “En cuanto a la ley, fariseo.” ¡Guau! Minucioso en su obediencia. “En cuanto a celo, fui perseguidor de la Iglesia.” Y después esto: “en cuanto a la justicia que es en cuanto a la ley, fui hallado,” ¿qué? Irreprensible. Aquí está un ciudadano ejemplar. Ahora, todo eso se oye bien, pero en el versículo 7 él dijo: “pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como,” ¿qué?, “pérdida.” ¿Sabe por qué? Eso estaba condenándolo.

Su moralidad le dio la ilusión de que las cosas estaban bien con Dios. Entonces, en el versículo 8 el dice: “y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura.” La palabra es estiércol. Eso fue la moralidad, estiércol comparado con Cristo.

Entonces, nuestro llamado es a predicar el Evangelio de Jesucristo hasta los fines de la tierra. El poder transformador del Evangelio va a producir nuevas criaturas. Y para esas nuevas criaturas, como ya lo hemos experimentado, todas las cosas son hechas nuevas. Esa es la manera en la que Dios ha diseñado operar.

Gracias de nuevo Señor por la Palabra que nos habla de asuntos que enfrentamos. Oramos por muchas personas queridas, muchos amigos queridos que están involucrados apasionadamente en este tipo de esfuerzos. Tanto tiempo y energía puede desviarse de las cosas más necesarias. ¡Oh Dios, cómo oramos porque Tú levantes una gran fuerza de personas que prediquen de manera incansable el Evangelio de salvación! Entonces, y sólo entonces, puede la gente, una nación, ser cambiada. Y oramos, oh Dios, porque Tú mantengas nuestro enfoque claro. Y ayúdanos a ser esos embajadores con el ministerio de la reconciliación que proclaman la Palabra de la reconciliación para que la gente que oye pueda creer y para que, creyendo, se conviertan en nuevas criaturas para quien todo es nuevo. En el nombre de Cristo, amén.

 

 

 

 

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