Esta noche vamos a ver Romanos, capítulo 3 nuevamente; y siempre estoy bendecido por tener el privilegio de hacer esto. Estoy agradecido por la nueva vida que conocemos en nuestra iglesia, gente que está siendo bautizada cada domingo, la gente que está llegando a nuestra Iglesia constantemente. Y me doy cuenta de lo importante y fundamental de esta sección en particular de Romanos, de tal manera que toda persona debe entender la realidad de la doctrina de la salvación en su totalidad y en su riqueza.
El texto que quiero que vea es Romanos, capítulo 3, versículo 25. Romanos, capítulo 3, versículo 25. Y vamos a leer hasta el versículo 31.
Esto está hablando de Cristo Jesús y Su redención, como se indica en el versículo 24: “Mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. Porque Dios es uno, y Él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.”
Ahora, en la mente del apóstol Pablo hay un tema muy importante que él Juan enfrenta al desarrollar la doctrina de la cruz, la doctrina de la salvación y la obra de Cristo. Él tiene que explicar algo. Él tiene que explicar algo que es muy importante, es inmenso en su importancia y lo ha sido a lo largo de toda la historia de redención. Y es esto: “¿cómo es que en el pasado Dios ha perdonado el pecado? ¿Cómo es que en el pasado Dios ha pasado por alto el pecado? ¿Cómo es eso posible si Él es justo?
Si usted observa el versículo 25, el tema aquí, al final del versículo: “En la paciencia de Dios, en la tolerancia de Dios, Él pasó por alto los pecados previamente cometidos.” ¿Cómo pudo Él haber hecho eso y aun así ser justo?
Los paganos tenían sus dioses. Los paganos tenían sus deidades. Ellos eran caprichosos, ellos eran totalmente incoherentes. Por un lado, demandaban que se sometieran a sus reglas y ceremonias y leyes. Y por otro lado, haciendo lo que parecía ser injusto en sus propias esferas. De manera evidente en el mundo grecorromano, Dios es visto como una mezcla entre el bien y el mal. Y entonces, era fácil incluir al Dios de Israel, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob e inclusive el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, al menos al principio, de cualquier manera, en la misma categoría con el resto de las deidades, aparentemente muy incoherentes, que demandaban cosas de la gente por virtud de sus leyes divinas, esperando conducta justa y sin embargo, para sí mismos, siendo incoherentes y caprichosos.
Ahora, ¿por qué se acusaría de algo así al Dios de las Escrituras? Porque Dios había tolerado el pecado a lo largo de la historia del hombre. Y muchas personas injustas parecían prosperar. Y muchas personas injustas de hecho fueron bendecidas por Dios, entraron en una relación con Dios, disfrutaron de la salvación de Dios y la promesa de ser parte de Su Reino eterno. Y la única manera en la que eso podía suceder sería si Dios pasaba por alto su pecado.
Ahora, el Antiguo Testamento dice que Dios es misericordioso y que Dios es un Dios de gracia, y que Él demuestra misericordia, como hemos leído, la palabra chesed del Antiguo Testamento, la cual significa misericordia, que es un sinónimo de gracia y misericordia. Entendemos eso. Y ése es el significado de la frase al final del versículo 25, la paciencia de Dios mediante la cual Él pasó por alto los pecados cometidos previamente. La palabra anache es tolerancia, pasó por alto los pecados, esto es antes de Cristo, antes de la cruz, Dios se sujetó a sí mismo en toda esa historia redentora antes de Cristo a ciertas acusaciones, acusaciones que tenían que ver con Su justicia. En toda la historia del hombre pecaminoso desde la caída, en donde la gente creía en el Dios verdadero, Él pasó por alto el pecado de ellos. Inclusive lo hizo en Egipto y de ahí viene la palabra Pascua. Él retuvo el juicio en paciencia tolerante.
Y se usa lenguaje parecido en el capítulo 17 de Hechos, en el versículo 30 en donde dice: “En el pasado, Dios pasó por alto el pecado.” Significa que él no interfirió de manera activa mediante juicio especial como se demandaba. El juicio, el juicio divino como tal, definido como tal, revelado como tal, sólo era ocasional. Y entonces, hay una ausencia a lo largo de la historia redentora de un acto de juicio divino a nivel individual sobre los pecadores y para aquellos que creen, se pasa por alto su pecado aparentemente en su totalidad. La palabra es entonces es: ¿cómo es posible que Dios pasara por alto el pecado durante tanto tiempo? ¿Cómo es que Dios lo dejó durante tanto tiempo sin castigar? ¿Cómo es que Dios actualmente lo perdonó y trajo bendición y la promesa de salvación y el cielo, y todavía ser justo? Ésa es la pregunta.
Los judíos del día de Malaquías de hecho acusaron a Dios de injusticia. Ellos clamaron: “Todo el que hacen maldad es bueno a Tus ojos y el Señor se deleita en ellos. ¿Dónde está el Dios de justicia clamaron ellos. ¿Dónde está el Dios de justicia?”
En el Salmo 78, en el versículo 38, leemos esto: “Pero Él, siendo compasivo, perdonó la iniquidad de ellos y no los destruyó y con frecuencia Él contuvo Su enojo y no despertó con toda Su ira.” Y entonces, en este punto, alguien pregunta: “¿cómo es que Dios simplemente puede pasar por alto el pecado y todavía sea justo y todavía sea tanto? Alguien más se apresuraría a responder esta pregunta con esta respuesta: ‘bueno, los sacrificios del antiguo pacto, los sacrificios animales, los cuales eran parte del antiguo pacto, tomaron el juicio de Dios.” Los animales llevaron el juicio de Dios. Los animales murieron en el lugar de los pecadores. Eso se ha sugerido con mucha frecuencia; no obstante, esa realmente es una respuesta mala. Los animales no podían recibir el juicio de Dios por los hombres debido a que Hebreos 10:14 lo dice en términos que son claros, dice con respecto a Jesús: “Porque por una sola ofrenda, Él ha perfeccionado por todo el tiempo a aquellos que son santificados.”
Eso en contraste con el versículo 4: “Es imposible para la sangre de bueyes y cabras quitar el pecado.” Nunca hubo un sacrificio que pudiera quitar el pecado. Nunca hubo un sacrificio, un sacrificio animal que pudiera satisfacer el juicio de Dios.
Entonces, si usted ve el Antiguo Testamento y usted piensa que el sistema sacrificial del Antiguo Testamento quitaba de hecho el juicio por el pecado por parte de todos aquellos que creían, entonces usted entiende de manera equivocada ese sistema. Lo único que hacía era describir el sacrificio, esto es de Cristo, como leí en Hebreos 10:14, que sería la ofrenda que quitaría todo el pecado para todos los que creen en todos los tiempos.
Ahora, cuando usted regresa a Romanos 3 y el versículo 25 dice: “Dios puso como propiciación”. Esa es una satisfacción. Es el único sacrificio satisfactorio. Él es el propiciatorio. Él es la cubierta. Es el que apacigua a Dios, eso lo es lo que el verbo propiciar significa, satisfacer, aplacar. Él es el que propicia a Dios, satisface a Dios en Su sangre. En ese sentido, y esto es de lo que quiero hablar en esta noche, Cristo murió para Dios. Cristo murió para Dios. La mayoría de la gente piensa en la salvación como Cristo muriendo para nosotros; y claro, hay un sentido en el cual eso es absolutamente verdad y completamente verdad y no es algo falso, pero no es el retrato completo. La única manera en la que Cristo podía morir para nosotros sería que muriera de manera satisfactoria para Dios. Cristo entonces murió, en primer lugar, para satisfacer a Dios. Y una vez que Dios quedó satisfecho, entonces Su muerte podía ser aplicada nosotros.
Entonces, Dios presentó a Cristo públicamente como un sacrificio, una propiciación, una satisfacción para sí mismo porque Él tenía que demostrar Su justicia que hasta ese momento no se había demostrado. Realmente, no hay nada en el Antiguo Testamento que demuestre la justicia de Dios de la manera en la que la cruz lo muestra.
Usted preguntará qué hay acerca de la ley. Bueno, la ley demuestra la norma justa de Dios, pero no nos dice exactamente qué tan justo Él era. Ese es el por qué en Romanos 10 nos dice que los judíos, no entendiendo la justicia de Dios, establecieron su propia justicia. Bueno, la ley es un reflejo perfecto de la moralidad de Dios y la justicia de Dios. Lo que la ley no hace es mostrarle qué tan absolutamente recto es Él al demostrar que la única manera en la que Él puede perdonar a alguien es cuando hay un sacrificio satisfactorio, porque en el Antiguo Testamento no hay un sacrificio satisfactorio. Esa es la razón por la que los sacrificios se hacían cada mañana y diariamente durante milenios. Los sacerdotes eran simplemente carniceros, matando animal tras animal día tras día, mes tras mes y año tras año y siglo tras siglo.
Dios dice: “Ahora es momento de mostrar Mi justicia y Mi rectitud.” Entonces, se repite en el versículo 26. Cristo es mostrado públicamente como una propiciación, una satisfacción a Dios en Su sangre, en Su muerte, para demostrar, versículo 25, Su justicia. Y de nuevo lo dice en el versículo 26: “Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia en contraste al tiempo pasado cuando no hubo una demostración así.”
Francamente, si usted, dijéramos, hubiera estado viviendo entre los israelitas en Egipto y usted rociaba sangre en el marco de la puerta y el ángel de muerte pasaba por alto su puerta, y usted era librado de la muerte, usted experimentaba la liberación de Dios, la salvación de Dios. Dios pasando por alto y sin embargo, esta pregunta en su mente sería ¿cómo puede un Dios recto y justo pasar por alto esta casa, la cual están pecaminosa como la casa de al lado o cualquier otra casa, y todavía ser justo? Y eso viene en conexión directa con el versículo 26: “Con la mira de manifestar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” ¿Cómo puede Dios declarar justo a un pecador injusto? ¿Cómo puede Él perdonar el pecado y todavía ser justo?
Esa es la pregunta detrás de este pasaje. Se encuentra en el corazón mismo del Evangelio cristiano. La muerte de Cristo entonces fue para Dios. Y el primer punto que quiero presentarles es que fue para demostrar la justicia de Dios, la rectitud de Dios… Para demostrar la rectitud o justicia de Dios.
Y como dije, hasta la muerte de Cristo, no hubo una demostración final satisfactoria de la justicia de Dios. Usted podía ver que están justo era Dios mediante Su ley. Usted podía ver qué tan justo era Dios mediante actos ocasionales de juicio divino. Pero la pregunta todavía estaba en las mentes de la gente, ¿cómo puede Dios justificar a pecadores diciendo, como lo hizo con Abraham y Noé, que por gracia, por fe son declarados justos?… ¿Cómo Él podía hacer eso y permanecer siendo justos si el pecado de ellos no había sido pagado? La muerte de Cristo entonces es el acto mediante el cual Dios demuestra Su justicia.
Él muestra que Él es muy diferente de los dioses caprichosos del mundo pagano… Muy diferente. Él ha pasado por alto el pecado en el pasado. Él ha perdonado el pecado a lo largo de toda la historia redentora. Él ha colocado a personas en un camino al cielo y los ha invitado a venir y ellos están allí. El cielo está ocupado aún antes de que Cristo venga. Dios es justo y el justificador de los pecadores. ¿Cómo puede ser Él ambos? Porque Cristo se convierte en un sustituto satisfactorio.
Ahora, hemos dicho esto muchas veces a lo largo de los años, un juez es injusto si él permite que un criminal sea pronunciado justo simplemente porque él quiere hacerlo sin que la justicia sea satisfecha sin una paga apropiada y la paga apropiada es lo único que es el hilastérion, la satisfacción, la propiciación. Y después, ese sacrificio de Cristo se convierte en esa satisfacción.
Entonces, en el Antiguo Testamento, un velo grueso está sobre la justicia de Dios. De hecho, en realidad en el Antiguo Testamento no hay un velo sobre la gracia de Dios, no hay un velo sobre la misericordia de Dios. De hecho, al final de Miqueas, capítulo 7, versículo 18, el profeta dice de manera clara: “¿quién es Dios como Tú que perdona la iniquidad y pasa por alto el acto rebelde del remanente de Su posesión?” Un Dios que se deleita en amor incambiable, un Dios que va a tener compasión, quien va a arrojar todos nuestros pecados a las profundidades del mar, ¿quién es un Dios como Tú? Un Dios de gracia, un Dios de misericordia, un Dios de perdón, un Dios de compasión. Dios inclusive se presenta a sí mismo así, ¿no es cierto?, en Éxodo, cuando Moisés lo ve en el monte y dice “voy a dejar que toda Mi misericordia y toda Mí compasión pase delante de ti.”
Uno de mis comentaristas favoritos es el comentarista francés de la generación pasada llamado Goday (??). Él dice esto: “Durante miles de años, el espectáculo presentado por la humanidad al universo moral entero era, por así decirlo, un escándalo continuo. La justicia divina parecía estar dormida. Uno inclusive podría haber preguntado si existía, los hombres pecaban aquí abajo y sin embargo vivían. Continúan pecando y sin embargo, llegaban a la seguridad de una edad madura. ¿Dónde estaba la paga del pecado? Era esta impunidad relativa que demandaba una manifestación solemne de justicia necesaria. Jesús murió por los hombres, pero de una manera mucho más asombrosa, Él murió para Dios.” Bueno, la muerte de Cristo resuelve el problema.
Observe Gálatas, capítulo 3 por un momento… Gálatas, capítulo 3 y versículo 13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose convertido una maldición por nosotros.” Él se convirtió en una maldición por nosotros. Esto es, Él llevó la maldición en nuestro lugar. O, en el lenguaje de 1 Pedro 1:18: “Siendo redimidos no por cosas perecibles como plata u oro de vuestra vana manera de vivir la cual heredaste de vuestros padres, sino con la sangre preciosa, la sangre como de un Cordero sin mancha y perfecto, la sangre de Cristo.”
Y ¿cómo es que Juan el Bautista presentó a Jesús en Juan 1:29? “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Esa es la razón por la que el escritor de Hebreos dice en el 10:14, como le leí hace un momento: “Mediante una sola ofrenda Él perfeccionó para siempre a los que son santificados.” Y después del sacrificio de Cristo, el sacerdocio llegó a su fin. Todos los sacrificios llegaron a su fin, porque no había nada que quedara para apuntar hacia adelante, porque el sacrificio final había sido presentado. El velo del templo fue rasgado de arriba hacia abajo y Dios fue satisfecho.
Entonces, Pablo explica las cosas. Cristo murió para Dios en el sentido de que Él murió para hacer público, para ser abierto, para demostrar, él usa esa palabra par de veces, Su justicia en el tiempo presente y para mostrar que Él puede ser justo, la misma palabra como justo, dikaiosuné, y Él puede ser el justificador de pecadores que creen en Jesucristo.
Zacarías dijo esto acerca de Dios en Zacarías 9:9, él dijo de Dios: “Él es justo y lleno de salvación. Él es tanto justo como el perdonador de pecados.”
Entonces, la cruz es una obra de Dios que se remonta en su aplicación. Es la obra de Jesucristo en la cruz que es la satisfacción que Dios demandó para los pecados de todos los que creyeron en Él a partir de Adán y en adelante. Y cuando en Hebreos 1:3 dice que Él hizo una purificación por los pecados, eran todos los pecados del pasado, como también todos los pecados del futuro, todos aquellos que habían sido cometidos, todos aquellos que están siendo cometidos y todos aquellos que serán cometidos por todos los que creen en Cristo. Él por lo tanto es el Cordero, dicen las Escrituras, inmolado desde antes de la fundación del mundo. Y entonces, la justicia y la misericordia se encuentran en la cruz, como dice el Salmo 85:10, “la misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado la una a la otra.”
Y esto, claro, nos lleva a ese versículo que citamos con tanta frecuencia, 2 Corintios 5:21: “Cristo al que no conoció pecado por nosotros le hizo pecado para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” Dios es salvado de la condenación por su propio estándar de justicia al demandar el requisito justo por el pecado en un substituto, esto es Cristo. Me encanta la manera en la que lo dice 1 Pedro 2:24: “Él mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo en la cruz para que nosotros muramos al pecado y vivamos para la justicia y después… Tomando de Isaías 53… Porque por Su llaga fuimos sanados.”
Ahora, ¿a quién se aplica esto? Regrese al texto de Romanos 3, al final del versículo 26: “al que es de la fe en Jesús.” A partir del tiempo de Jesús en el adelante, usted debe creer en Él. En el tiempo pasado, Dios pasó por alto eso. Pero ahora, desde que Cristo vino y murió y resucitó de los muertos, Hechos 17 dice: “Dios manda a todos los hombres en todo lugar a que se arrepientan y crean en Cristo.” La cruz entonces demuestra la justicia de Dios, que todos los pecados de todos los creyentes pasados serían y fueron pagados en la cruz por Cristo. Dios no podía simplemente pasar por alto el pecado, Dios no sólo podía perdonarlo y no castigarlo, recibiría su castigo apropiado y ese castigo vino sobre Cristo.
En ese sentido, entonces, Cristo murió para satisfacer la demanda justa de Dios y sólo cuando Dios fue satisfecho, podíamos nosotros cosechar los beneficios de Su muerte. Nunca hubo ningún beneficio espiritual de la muerte de ningún animal. De hecho, yo creo que fue el hecho de que era algo continuo eso, la frustración de eso, que causó que las personas tuvieran un deseo tan fuerte para que hubiera un sacrificio final que vino sólo en Cristo.
Entonces, la cruz es para Dios, es para la gloria de Dios porque revela la justicia de Dios. En segundo lugar, la justicia también exalta la gracia de Dios… Exalta la gracia de Dios. Si la salvación es un regalo gratuito por parte de Dios por gracia, si es dado a aquel que tiene fe, y si es dado por parte de Dios, quien ha quedado satisfecho por el sacrificio de Cristo, el versículo 27 entonces pregunta: “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? O por cuál método, por cuál medio. ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado, declarado justo, por fe sin las obras de la ley.”
Pablo simplemente está añadiendo el hecho de que la cruz es una obra de Cristo para Dios que le trae a Dios gloria al demostrar la justicia de Dios y también presenta de manera clara que la salvación es puramente por gracia, es una obra que Dios ha llevado a cabo en Cristo que no podemos ganarnos, sino únicamente recibir. No hay lugar por lo tanto, para la felicitación personal. Sólo Dios puede hacer una provisión así, sólo Dios puede determinar los términos. Él es el ofendido. Él ha sido el objeto del pecado. Él es el justo y el santo que ha sido atacado por nuestros pecados. Sólo Él puede determinar la satisfacción que Él demanda. Y se remonta al Antiguo Testamento, que lo único que va a satisfacer a Dios es sangre y la sangre de un sacrificio perfecto, esto es Cristo. Es un regalo de Su gracia, es dado a que ellos que no hacen nada, más que recibirlo por la fe.
Y entonces, Pablo pregunta en el versículo 27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? No está en ningún lugar. Está excluida. No hay nada por lo que nosotros podamos jactarnos porque por “gracia sois salvos por medio de la fe”, Efesios 2:8 y 9, “y esto no de vosotros, es don o regalo de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.” No hay nada de qué gloriarse porque opera en un principio. ¿Qué tipo de principio? ¿Qué tipo de medio? ¿En base a qué método opera la salvación? ¿Obras? No, sino un principio, un método, un medio de fe. ¿Acaso la salvación por obras elimina la jactancia? No. Si usted hiciera algo por ganarse su salvación, si usted hiciera algo por ganarse su salvación, entonces usted tendría derecho de jactarse. Este es un concepto amplio.
Debido a que la salvación está diseñada para glorificar a Dios, debido a que la salvación está diseñada para traer honra a Dios, alabanza a Dios, adoración a Dios, Dios por lo tanto la ha diseñado de tal manera como para excluir la jactancia. En 1 Corintios capítulo 1, leemos acerca de la predicación de la locura de la cruz, para los judíos es tropezadero, versículo 23, y para los gentiles, locura. En esa base ni los judíos ni los gentiles creían. Los gentiles veían la historia entera de la cruz como locura. Los judíos veían la historia de la cruz como algo escandaloso, blasfemo.
Entonces, realmente, está más allá de su capacidad el aceptar y por lo tanto, la única manera en la que la gente podría ser salva era si Dios interviniera por Su gracia soberana. Y entonces, Dios ha escogido las cosas necias del mundo. Dios ha escogido las cosas débiles del mundo. Dios ha escogido las cosas bajas del mundo. Dios ha escogido las cosas que no son para que, versículo 29, nadie se jacte delante de Dios.
“Más por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, quien nos ha sido hecho por Dios sabiduría de Dios y justificación y santificación y redención.” Todo viene de Dios, sabiduría de Dios, justicia de Dios, santificación de Dios, redención de Dios, para que nadie se jacte ante Dios. Para que, como está escrito, versículo 31, el que se gloría, gloríese en el Señor.
De nuevo, esta es simplemente otra reflexión acerca de la soberanía de la salvación y el motivo por el que Dios lo ha diseñado de tal manera es para que Él reciba toda la gloria. Salmo 115:1: “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros sino a Tu Nombre da gloria por Tu misericordia, por Tu verdad.” Todo se resuelve en la gloria de Dios.
Romanos 1:5 dice que hemos recibido la gracia y el apostolado para traer la obediencia de la fe entre los gentiles por causa de Su nombre… Esto es, para Su gloria. Romanos 11 termina con esto: “porque de Él y por Él y para Él son todas las cosas, a Él sea la gloria por los siglos de los siglos, amén.” Y eso es después de once capítulos de la presentación de las glorias de la salvación. Es la doxología que responde a la sección entera de la salvación.
Fue David Brainerd, ese gran misionero a los indios estadounidenses, quien murió sin llegar a los 30 años, quien dijo: “yo no me voy al cielo para ser promovido, sino para darle gloria a Dios. No importa dónde esté en el cielo, tenga un asiento alto o bajo, sino que voy a vivir para agradar y glorificar a Dios. Mi cielo es agradar a Dios. Mi cielo es glorificarlo y estar totalmente enfocado y entregado a Su gloria.”
Entonces, el propósito eterno de la salvación es hacernos capaces de glorificar a Dios para siempre. Y podemos hacer eso cuando entendemos que la salvación que hemos recibido no es por ningún medio de obras, ningún principio de obras, ninguna ley de obras, ningún método de obras, sino que más bien es simplemente mediante un acto de fe. Versículo 28: “concluimos pues que el hombre es justificado, declarado justo por fe sin las obras de la ley.” Entonces, el apóstol Pablo dice: “Cristo murió para Dios, en primer lugar, en el sentido que Él despliega la justicia de Dios en y a través de Su muerte; y en segundo lugar, Él despliega la gracia de Dios en y a través de Su muerte.” Pablo nos está mostrando que Dios está siendo desplegado, manifestado en la muerte de Cristo y Dios queda satisfecho con ese sacrificio. “Mi esperanza está edificada -dice la canción- en nada menos que la sangre y justicia de Jesús. No me atrevo a confiar en la base más dulce, lo mejor de los humanos, sino a apoyarme de manera total en el hombro de Jesús.”
¿Qué tipo de fe demanda? ¿Qué tipo de fe es la fe salvadora? Ese ha sido un aspecto importante del ministerio a lo largo de los siglos, realmente, el distinguir la fe salvadora y diferenciarla de la fe no salvadora. De hecho, es todavía una pregunta muy importante en la actualidad. He predicado acerca de esto. He escrito acerca de esto. Y no estoy solo, este ha sido un tema de todos los ministros fieles a lo largo de todos los siglos. Es esencial que nos examinemos a nosotros mismos, 2 Corintios 13:5, para ver si tenemos la fe que verdaderamente es la fe en Jesús a la que se hace referencia al final del versículo 26.
¿Qué es la fe salvadora? ¿Cómo sabe que usted tiene la fe real?
Bueno, permítame darle algunas cosas que ni la prueba ni la reprueban. Número uno, la moralidad visible. La moralidad visible no es necesariamente prueba de que uno tiene fe salvadora. Muchos de los fariseos tenían moralidad visible. Por fuera, se veían muy morales. Jesús inclusive les dijo ‘ustedes están pintados de blanco, se ven blancos por fuera’. La moralidad visible puede ser una manifestación de un creyente, pero de nuevo, hay moralidad superficial, y sabemos, como también lo sabe cualquier persona, que hay hipócritas por todos lados. Se siembra cizaña entre el trigo. No necesariamente la verdadera santidad es moralidad externa.
En segundo lugar, el conocimiento intelectual. Eso tampoco prueba la fe verdadera. Los demonios tienen una teología absolutamente precisa. Ellos la entienden. Ellos inclusive tienen el sentido de temblar debido a la ferocidad del juicio divino. Mientras que el conocimiento de la verdad es necesario para la salvación, el conocimiento de la verdad no equivale a la salvación. Muchos dirán ‘Señor, Señor, hicimos esto en Tu Nombre y aquello en Tu Nombre’ y están afirmando algún tipo de conocimiento de Cristo y son rechazados. Mucho que conocen las Escrituras muy bien van directo al infierno.
En tercer lugar, el involucramiento religioso. El involucramiento religioso no necesariamente es una indicación de fe verdadera. Segunda de Timoteo 3 habla de aquellos que tienen forma de piedad, pero no tienen poder.
El ministerio activo, el ministerio activo, Judas fue un predicador público y un apóstata. Y de nuevo, Mateo capítulo 7, ‘hemos hecho esto y aquello en Tu Nombre’. Inclusive convicción de pecado. Félix templo bajo la predicación de Pablo, pero nunca dejó sus ídolos. El Espíritu Santo convence a los hombres de pecado y justicia y juicio y condena a muchos que nunca se arrepienten. Algunos inclusive confiesan de manera superficial sus pecados como aquellos que vinieron a ser bautizados por Juan el Bautista, arrepintiéndose y confesando sus pecados abiertamente y aceptando ese bautismo. Y ya para cuando usted llega al aposento alto en el día del Pentecostés, todos los que podían ser congregados desde Judea en el nombre de Jesucristo, usted llega a un total de ciento veinte personas. Debieron haber sentido alguna convicción de pecado bajo alguna predicación de Juan el Bautista y quizás, inclusive bajo la obra de convencimiento de pecado del Espíritu Santo; pero nunca llegó a florecer hasta llegar a ser fe salvadora real.
Otra medida falsa es certeza… Certeza. Muchas personas sienten que son salvas. Ella se pueden sentir de esa manera porque han sido bautizadas. Ella se pueden sentir de esa manera porque tienen sentimientos de empatía hacia Jesús. Ellas se pueden sentir de esa manera porque creen que, entre comillas, son espirituales. Y el mundo entero de legalistas debe creer que son salvos o de lo contrario no se meterían en todas las rutinas de su legalismo. Todos los fariseos estrechos de mente y los judíos ortodoxos y todas las personas que atraviesan, que se meten en sus ocasiones y acontecimientos religiosos; y someten sus vidas a este desempeño de ritual y moralidad deben creer que están siendo salvos mediante estas cosas y tienen cierta medida de certeza. Pero estar persuadido fuertemente de que usted es cristiano no significa que usted es un cristiano. Hay personas, supongo, que están más convencidas por su supuesta bondad de que son cristianos que cualquier otra cosa.
Otra evidencia falsa sería el tiempo de decisión, porque usted puede identificar un momento en el que -entre comillas- usted tomó una decisión, repitió una oración y eso no hace que la decisión sea válida. Muchas personas han pasado hacia el frente, han repetido una oración, las hemos oído, ¿no es cierto? Domingo por la noche, tras domingo por la noche escuchamos a personas que dicen que fueron bautizadas en el pasado, pensaban que eran cristianas y ellas no poseían la fe salvadora genuina.
Ahora, estas cosas marcan la fe salvadora. Creo que hay un momento, un momento de crisis de salvación genuina. Creo que si usted es un verdadero cristiano, usted tiene certeza de ello. Creo que usted ha enfrentado una convicción de pecado. Todas estas cosas son parte de la experiencia de un verdadero creyente, pero en sí mismas, no son evidencia suficiente. Estas cosas van a marcar a la fe salvadora, pero no pueden permanecer solas.
Si usted quiere hacer un pequeño inventario para saber si la fe que usted profesa es genuina, es fe que salva y por lo tanto, disfruta del don de la gracia, aquí hay algunas pruebas verdaderas.
Una, amor por Dios… Amor a Dios. Romanos 8:7 dice que la mente carnal está en enemistad en contra de Dios. La mente regenerada es liberada de la hostilidad hacia Dios y busca amar al Señor con todo el corazón, alma, mente y fuerzas. El creyente encuentra su deleite en las excelencias de Dios, quien es el afecto más alto y el primero de su alma renovada y regenerada. Dios es su felicidad primordial. Cristo es su gozo primordial. Hay una gran diferencia entre un amor así y la actitud egoísta que se enfoca en la felicidad de uno siendo dada por Cristo.
Dicho de otra manera, en Mateo 10:37 Jesús dijo esto: “Si amas a padre o madre más que a Mí, no eres digno de Mí. ¿Ama usted a Dios? ¿Ama a Su naturaleza? ¿Ama a Su persona? ¿Ama a Su gloria? ¿Ama a Su reino? ¿Ama a Su santidad? ¿Anhela usted hacer Su voluntad? El amor supremo a Dios es la evidencia decisiva de una fe salvadora genuina y transformadora. El salmista lo dijo de esta manera: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así el alma mía, brama por Ti, oh Dios.”
Una segunda evidencia de fe salvadora es arrepentimiento, un quebrantamiento constante por la pecaminosidad de uno. Un amor apropiado hacia Dios involucra un odio hacia el pecado que es consecuente. Entonces, ¿cómo sabe usted que es un verdadero creyente? Porque todos sus afectos y deseos y anhelos van hacia Dios y se alejan del pecado. Claro, el pecado está presente, el pecado está ahí, es poderoso en nosotros; pero lo odiamos. Lo resistimos. Lo odiamos. Este es el otro lado de la verdad de amar a Dios. Esto es lo que hace a David clamar en el Salmo 51: contra Ti, contra Ti sólo he pecado. Y en la agonía de su arrepentimiento es que él ha ofendido a quien él ama. El verdadero arrepentimiento involucra una confesión constante y un volverse del pecado. Es un estado constante de quebrantamiento.
Les estaba diciendo a los jóvenes en el Master's College el viernes, hice una serie durante toda la semana en la capilla ahí la semana pasada y hablamos de que una de las grandes realidades es que somos justos y pecaminosos al mismo tiempo. Pero que un verdadero creyente tiene aspiraciones santas y anhelos santos y vive en Romanos 7 y él se deleita en la ley de Dios y él anhela hacer las cosas que honran a Dios y encuentra un principio que opera en su imagen humanidad, en su carne que lo jala hacia abajo y lo debilita y él odia el pecado que está en él y lo ve como algo miserable y dice ‘Oh, miserable de mí, ¿quién me librará de este cadáver que estar pegado a mí?’
Decimos que si existe una fe verdadera, será motivada por un amor a Dios y una tristeza constante sobre el pecado. Los verdaderos penitentes son los creyentes verdaderos. ¿Posee una convicción firme de la maldad del pecado? ¿Le parece que el pecado como algo malo, amargo? ¿Acaso la convicción de la maldad se incrementa en mi vida de manera coherente? ¿Tengo un amor que va incrementándose hacia el amor y un mayor odio hacia el pecado? ¿Lo odio meramente por sus efectos? ¿O usted lo odia porque ofende al Dios que usted ama? ¿Que lo entristece más, sus pecados o la aflicción que enfrenta en su vida? ¿Qué le molesta más, sus pecados o que las cosas no salen como usted quiere que salgan en su vida? ¿Qué sacrificios está dispuesto a hacer usted para ser librado de sus pecados? ¿Acaso sus pecados parecen ser muchos y graves? ¿Descubre usted el pecado en mil formas? ¿Llora usted por los pecados de su corazón? ¿Lucha usted contra la ignorancia que está en usted, las tendencias de justificarse a sí mismo en su carne? El rechazo del hecho de que el pecado es tan engañoso que si usted no observa con profundidad y honestidad en su corazón, usted va a pensar que usted es mejor de lo que es. ¿Llora por sus pensamientos vanos y sus afectos carnales? ¿Le entristece en su corazón que ha pecado contra Dios? Porque cuando Dios toca un corazón, Él quebranta ese corazón. Él derrama en él el Espíritu de gracia. No hay unos cuantos suspiros pasajeros contra el pecado. Hay un dolor que rasga el corazón por la tristeza contra el pecado que nunca se va y sólo crece y se hace más y más fuerte.
Entonces, ¿cómo sabe que su fe es real? Su amor a Dios, su odio al pecado y en tercer lugar, humildad genuina. Humildad genuina. En donde hay fe salvadora verdadera, hay una actitud de bienaventuranza. Junto con el quebrantamiento y el lloro por su pecado, hay mansedumbre. Mansedumbre. Jesús dijo: “si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” El Señor recibe al que tiene el Espíritu quebrantado y contrito. Él rechaza al orgulloso, dice Santiago, y le da gracia a los humildes. Todos necesitamos como el hijo pródigo en Lucas 15, versículo 21, quien regresó y dijo ‘no soy digno de ser llamado Tu hijo’. Hay una humildad real. Hay un quebrantamiento real. Ésta el tipo de humildad que menosprecia el inclusive ofender al Señor, llegar a menospreciar Su nombre.
En cuarto lugar, el tipo de fe que salva, el tipo de fe que es la fe que Dios está entregada, está enfocada en la gloria de Dios. Busca la gloria de Dios en todo. La verdadera fe salvadora se refleja a sí misma en una vida que está enfocada en traer honra a Dios en toda manera posible, en vivir para Su gloria. Y podemos decir que esa bendición al final de Romanos 11, le damos toda la gloria a Él. Podemos decirlo en la manera que se repite una y otra vez en el Nuevo Testamento, Filipenses, capítulo 1, Filipenses, capítulo 3, Efesios, capítulo 3 “toda la gloria para Él… Toda la gloria para Él.” Este es el otro lado de la humildad. El odio al pecado es el otro lado de amar a Dios y la devoción a la gloria de Dios es el otro lado de ser humilde. El amor abnegado, sería otra manera de decirlo, si usted está escribiendo una lista. La gente que tiene una fe salvadora manifiesta esa fe salvadora en amor hacia otros; separación del mundo, esa sería otra evidencia. Primera de Corintios 2:12: “pero nosotros no hemos recibido el Espíritu del mundo sino el Espíritu que es de Dios.” O en el lenguaje de 1 Juan 2, si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Y de manera consecuente, si el amor del Padre está en usted, usted no va a amar al mundo.
Otra evidencia, una evidencia verdadera es progreso espiritual, crecimiento espiritual, madurez espiritual. Si a usted no le preocupa ser más como Cristo, realmente hay dudas de si su fe es una salvadora.
Y quizás, finalmente, simplemente resumiéndolo, obediencia… Obediencia. “Si permanecéis en Mi Palabra seréis realmente Mis discípulos.” Y la implicación es que si usted continúa oyendo y obedeciendo ‘Mi Palabra’. Estas son las marcas del cristiano real. Y el cristiano real es el que tiene fe en Jesús. No es algo que usted se puede ganar, es sólo un regalo que puede recibir por gracia a través de la fe.
Entonces, de regreso a Romanos 3. Esta fue tan sólo una pequeña desviación, pero una importante. Cristo murió por Dios, para desplegar la justicia de Dios. Cristo murió por Dios para desplegar Su gracia. Es un regalo que debe ser recibido sólo por fe y nunca puede ser ganado. Cristo murió por Dios, para desplegar la coherencia de Dios. Versículo 29 y 30: “¿es Dios solamente el Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, es también Dios de los gentiles porque Dios es uno y el que justifica por la fe a los de la circuncisión y por medio de la fe a los de la incircuncisión.” Literalmente, Dios es uno y por lo tanto, Él va a justificar a los circuncisos por la fe y a los incircuncisos por la fe. No hay dos estándares, no hay dos caminos de salvación.
Si Dios es un Dios misericordioso y Salvador, si Dios es un Dios de gracia y no hay obras, entonces usted no tiene que convertirse en un judío y guardar la ley para ser salvo. Ese es el punto. No hay dos maneras de ser salvo. Los judíos no son salvos al guardar la ley y los gentiles son salvos de otra manera. Dios es el Dios de todos los hombres, judío y gentil. Isaías 54:5 dice: “el Dios de toda la tierra será Él llamado.” Jeremías 16:19: “las naciones vendrán a Ti de todos los confines de la tierra.” Zacarías 2:11: “muchas naciones serán unidas al Señor y serán Mi pueblo.”
Dios es el Dios de toda la gente, porque Dios es uno. “No me avergüenzo del Evangelio de Cristo,” Romanos 1:16, “porque es poder de Dios a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al gentil.” Un Dios debe significar que sólo hay un camino de salvación. Si Dios es un Dios, entonces Él es el Dios de todos los hombres, judío y gentil. Por lo tanto, usted no puede ser salvo al guardar la ley. Los judíos pensaban que eran los únicos que podían ser salvos porque tenían la ley. Pero Dios más bien va a justificar a los circuncisos por la fe y a los incircuncisos por la fe, porque Dios es uno y por lo tanto, tiene un camino de salvación.
Hay personas en la actualidad- entre comillas- en el mundo evangélico que creen que necesitamos ser salvos por la fe en Jesucristo, pero que los judíos son salvos al guardar la ley. Sólo hay un Dios. Sólo hay un camino de salvación, Noé fue salvo por que él halló gracia a los ojos del Señor. Moisés fue salvo porque él halló gracia. Abraham fue salvo por la fe, fue un regalo de gracia para aquellos que creyeron en Dios, que se arrepintieron de su pecado y creyeron que Dios era un Dios perdonador y clamaron a Él porque perdonara su pecado; aunque ellos no sabían quién sería el sacrificio en el futuro, quien sería el que satisfaría la justicia de Dios.
Lea los héroes de la fe en Hebreos 11: “Por fe, por fe, por fe, por fe,…” ¿Qué es, una fe nebulosa? No, es fe en el Dios vivo y verdadero y Su revelación. Nunca ha habido ninguna de otra manera de ser salvo más que por la fe.
Entonces, la cruz es el sacrificio que salva el judío y al gentil demostrando la coherencia de Dios. La muerte de Cristo que provee salvación para todos los que simplemente creen demuestra Su gracia y claro, el sacrificio de Cristo a favor de los pecadores pasados, presentes y futuros, demuestra Su justicia.
Y finalmente, la cruz, la muerte de Cristo confirma o demuestra la ley de Dios. El versículo 31 formula la pregunta: “Luego, ¿por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, me genoito, el negativo más fuerte en el idioma griego: no, no, no. Simplemente estamos diciendo que no son salvos por la ley. No estamos diciendo que la ley es mala. No estamos diciendo que no presten atención a la ley; la ley es santa, la justa y buena. La ley es tan pura y justa como la naturaleza de Dios, porque es una reflexión de Su voluntad. No anula la ley. No invalida la ley sino que más bien confirmamos la ley.
¿Cómo es que la salvación por gracia establece la ley y la confirma? ¿Cómo es que la muerte de Cristo confirma o establece la ley? La establece de este modo, y usted regresa a donde comenzamos, la ley es tan pura y tan santa que demanda castigo por toda violación. Dicho de otra manera, todo lo pecado jamás cometido por toda persona que jamás ha vivido en la historia del mundo será castigado. Así de inviolable es la ley… Todo pecado jamás cometido será castigado, sea que el pecador mismo será castigado o el sustituto Cristo fue castigado a favor del pecador; pero todo pecado será castigado.
Debido a que la salvación no viene por la ley, no invalida la ley, la ley ha mantenido en alto un estándar, una norma justa demandando que todo pecado sea castigado. La ley es establecida y por lo tanto, todo pecador impenitente, todo pecador incrédulo será castigado por su pecado, pero entre aquellos que creen, todo pecado fue castigado en Cristo, quien en unas cuantas horas, cuando la oscuridad vino al calvario, como vimos en nuestro estudio de Lucas, absorbió el castigo infinito porque Él es una persona infinita. Nada refleja más la gloria de Dios que Su ley santa.
Entonces, cuando usted ve la muerte de Jesucristo, usted ve que fue para Dios, para darle a Él gloria como justo. Para darle a Él gloria como un Dios de gracia. Para darle a Él gloria como alguien coherente, para darle a Él gloria como santo, como SU ley es santa. Cristo entonces satisfizo a Dios y debido a que Él murió una muerte satisfactoria para Dios, Dios nos da salvación.
Señor, Te damos gracias de nuevo en esta noche por Tu Verdad, por Tu Palabra preciosa. Es un gozo interminable, un privilegio de Sus verdades y dejar que cautiven nuestros corazones de manera fresca y nueva. Gracias por estas personas preciadas, preciadas. ¡Qué privilegio es estar entre aquellos que Te aman, que aman Tu Verdad! Señor, ciertamente es verdad, no obstante, que hay algunos aquí en esta noche quienes quizás tengan una fe falsa que no salva. Y estén dependiendo de cosas superficiales y sintiéndose seguros, cuando no deben sentirse así. Señor, simplemente oramos que las cosas que fueron dichas, que las cosas que son verdad puedan cautivar sus corazones y que puedan ser despertados del sueño trágico y peligroso de una fe falsa para que vengan a una fe verdadera en Cristo.
Te damos gracias, oh Dios, porque Tú quedas satisfecho con Cristo y de esta manera, Tú quedas satisfecho con aquellos que son por la fe en Cristo. Te damos gracias por nuestra comunión el día de hoy. Qué día maravilloso ha sido. Te damos gracias porque Tú te has unido con nosotros y Te has revelado a nosotros a través de Tu Palabra. Minístranos a través de Tu pueblo. Ahora, úsanos conforme partimos; oramos en el nombre de Tu Hijo. Amén.
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